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Octubre de 2005 <> Número 7 Depósito Legal: AL-61_2004 ISSN: 1697-8005 Canibalismo y sacrificios humanos en las cartas de Hernán Cortés. Sandra del Peral García. La primera carta de relación es una carta de Estado, pues va dirigida a la reina doña Juana y al emperador Carlos V, fechada el 10 de julio de 1519. El contenido de esta carta es informativo y de justificación político-jurídica respecto a la ruptura con el gobernador de Cuba, Diego Velázquez. En ella aparece por primera ve una descripción de los sacrificios practicados en la sociedad azteca: Queman en las dichas mezquitas inciensos y algunas veces sacrifican sus mismas personas, cortándose unos a otros la lengua, y otros las orejas, y otros acuchillándose el cuerpo con unas navajas. Toda la sangre que de ellos corre la ofrecen a aquellos ídolos, echándola por todas las partes de aquellas mezquitas, y otras veces echándolas hacia el cielo y haciendo otras muchas maneras de ceremonias, por manera que ninguna obra comienza sin que primero hagan allí sacrificio. Y tienen otra cosa horrible y abominable y digna de ser punida, que hasta hoy no habíamos visto en ninguna parte, y es que a todas las veces que alguna cosa quieren pedirle a sus ídolos para que más aceptases su petición, toman muchas niñas y niños y aún hombres y mujeres de mayor edad, y en presencia de aquellos ídolos los abren vivos por los pechos y les sacan el corazón y las entrañas, y queman las dichas entrañas y corazones delante de los ídolos, y ofreciéndoles en sacrificio aquel humo. Llama la atención como Cortés habla de mezquitas en lugar de templos, por analogía a los musulmanes, pues hacía poco tiempo que se habían conquistado los reinos moros de la península. El autosacrificio que nombra aparecía también en otra sociedad como la inca. Pero lo que más sorprende a este cronista es el hecho de que se tomaran a las personas débiles de dicha sociedad (ancianos y niños) para matarlos en honor a los dioses. Mientras que en otras crónicas se relata el ofrecimiento de los elementos extraídos del cuerpo a los puntos cardinales en honor a la divinidad (Historia general de las cosas de Nueva España), aquí tan sólo se ofrece el humo procedente de la quema de las víctimas. Además estos sacrificios aparecen como algo cotidiano y necesario en la vida de estas gentes puesto que ninguna obra comienza sin que primero hagan allí sacrificio. Estos rituales sirven de excusa a Cortés para pedir a los reyes de España una conquista de las nuevas tierras descubiertas para acercarlas a la religión cristiana. Para Cortés Carlos V es visto como el único emperador de todo un mundo unido y pacificado en la religión cristiana, y a ese imperio hay que incorporar las nuevas tierras descubiertas. La segunda carta, fechada en Segura de la Frontera el 30 de octubre de 1520, ya no tiene un significado tan oficial, sino que es, más bien, como ocurre con todas las demás, exposición personal y privada de... muy humilde siervo y vasallo que los muy reales pies y manos de vuestra alteza besa. Fernán Cortés. El contenido de esta carta es enormemente denso, se hace relato sistemático de la formulación de la base de resistencia austera, primeras alianzas con indígenas, primeros contactos con embajadas enviadas por Montezuma. Se aprecia el juego de diplomacia respectivamente desplegada por el Tlacatecuhtli y el capitán 57 Octubre de 2005 <> Número 7 Depósito Legal: AL-61_2004 ISSN: 1697-8005 Cortés; se describe toda la ruta hasta la gran recepción en Tenochtitlan y se plantea el primer gran tema político, el problema de la transmisión de la soberanía, revelador de un eminente sentido de la modernidad. Al comienzo de esta carta se vuelve a hacer referencia a los sacrificios humanos y a la oposición que la gente manifiesta a Montezuma por obligarlos a cumplir con una costumbre con la que no están de acuerdo: dijeron que querían ser vasallos de vuestra majestad y mis amigos, y que me rogaban que los defendiese de aquel señor que los tenía por fuerza y tiranía, y que les tomaba sus hijos para los matar y sacrificar a sus ídolos. Al llegar a Temixtitan Cortés cuenta que hice limpiar aquellas capillas donde los tenían, porque todas estaban llenas de sangre que sacrifican, y puse en ellas imágenes de Nuestra Señora (...) y les defendí que no matasen criaturas a los ídolos, como acostumbraban, porque, además de ser muy aborrecible a dios, vuestra sacra majestad por sus leyes lo prohíbe (...) en todo el tiempo que yo estuve en dicha ciudad, nunca se vio matar ni sacrificar criatura alguna. Cortés presupone, al ver la sangre en los templos, que allí se hacían sacrificios humanos pero aún no ha sido testigo directo de ninguno. Añade un dato nuevo sobre los sacrificios: los bultos y cuerpos de los ídolos en quien estas gentes creen, son de muy mayores estaturas que el cuerpo de un hombre. Son hechos de masa de todas las semillas y legumbres que ellos comen, molidas y mezcladas unas con otras, y amánsalas con sangre de corazón de cuerpos humanos, los cuales abren por los pechos, vivos, le arrancan el corazón, y de aquella sangre que sale de él, amansan aquella harina, y así hacen tanta cantidad cuanta basta para hacer aquellas estatuas grandes. Los sacrificios humanos no sólo sirven para honrar a los dioses sino que son utilizados también para hacer las estatuas que los representan en la tierra y a las que les ofrecían más corazones, que asimismo les sacrificaban, y les untaba las caras con sangre. Estando en la provincia de Tepeaca, Cortés hace esclavos a algunos indígenas con el pretexto de que son violentos, rebeldes que fueron tomados por la fuerza, y que además comen todos carne humana. Este argumento recuerda a los dados por Sepúlveda en su libro Democrates secundum; para Sepúlveda es legítimo dominar por la fuerza de las armas a los hombres cuya condición natural es tal que debería obedecer a los otros, si rechazan dicha obediencia y no queda ningún otro recurso, y que es legítimo desterrar el abominable crimen que consiste en comer carne humana, que es una ofensa particular a la naturaleza, y a poner fin al culto de los demonios, el cual, más que cualquier otra cosa, provoca la ira de Dios, con el monstruoso rito del sacrificio humano. Cortés a lo largo de este libro se muestra como un defensor de la religión de su imperio intentando imponérsela a los estas personas del Nuevo Mundo. Por tanto la guerra contra los infieles se justifica porque abre el camino para la propagación de la religión cristiana y facilita la tarea de los misioneros. Y también me movió a hacerlos dichos esclavos por poner algún espanto a los de Culúa y por que también hay tanta gente, que no se hiciese grande el castigo y cruel en ellos, nunca se enmendarían jamás. Es evidente que Cortés ya desde su primera cata de relación intenta buscar casus belli para la invasión y los encuentra ya en Cozumel en los sacrificios humanos y la sodomía. 58 Octubre de 2005 <> Número 7 Depósito Legal: AL-61_2004 ISSN: 1697-8005 La tercera carta, fechada en Coyoacan (uno de los barrios de Tenochtitlan) el 15 de mayo de 1522 es enviada por Cortés como capitán y justicia mayor del Yucatán, llamada la Nueva España. El relato se refiere a las operaciones militares para la conquista violenta de la ciudad de Tenochtitlan, decidida desde el momento de la expulsión de los españoles de dicha ciudad. Toda la operación de sitio, construcción de los bergantines, afianzamiento de relaciones y alianzas con tribus y ciudades indígenas, ataque y la heroica defensa de los indígenas bajo la dirección del nuevo Tlacatecuhtli, Cuauhtemoc, convierte esta carta en una verdadera novela de caballerías, encontrándose, incluso, fórmulas estructurales muy características de tal modo literario. En esta carta aparece un sacrificio perpetuado por los indígenas de Tesuico a españoles, y hallamos la sangre de nuestros compañeros y hermanos derramada y sacrificada por todas aquellas torres y mezquitas (...) y de ellos mataron y tomaron a vida para traer a Tesuico a sacrificar y sacarles los corazones delante de sus ídolos. Cortés no fue testigo de este sacrificio sino que fue informado por un alguacil mayor que tomó como esclavos a muchas mujeres y niños por este hecho. En esta carta se relata un suceso subrayado por todos los cronistas el asedio de la capital mexica. Estando ya Cuahutemoc reducidos a sus nativos cuarteles de Tlaltelolco, y los españoles deseosos de culminar la conquista, sin verle aún término, dada la feroz resistencia de los asediados, se produce el desastre. Sandoval y Pedro de Alvarado se aceleraron y fueron emboscados; Alderete se confió, dejando sin cumplir la orden de Cortés de cegar las zanjas por las que iban avanzando: avanzó demasiado deprisa y no pudo retroceder, por haber reabierto los indios los canales. Cortés, atrapado en unas de las zanjas, pudo salvarse, pero los indios tomaron vivos tres o cuatro españoles, que luego fueron sacrificados(...) Los de la ciudad, que hubieron la victoria, por hacer desmayar al alguacil mayor y a Pedro de Alvarado, todos los españoles vivos y muertos que tomaron los llevaron a Tlatelulco, que es el mercado y en unas torres altas que allí estaban, desnudos los sacrificaron y abrieron por los pechos, sacándole los corazones para ofrecérselos a sus ídolos; lo cual los españoles del real de Pedro de Alvarado pudieron ver bien de donde peleaban, y en los cuerpos desnudos y blancos que vieron sacrificar conocieron que eran cristianos. Merece la pena subrayar como una dificultad más para la credibilidad del testimonio el que Cortés hable de que la visualización se produjo mientras los españoles se hallaban aún combatiendo con los indios. Quizás halla que explicar el fallo de Cortés por un descuido narrativo o por un intento de dramatizar al máximo la situación. La cuarta carta de relación está fechada en la ciudad de Tenochtitlan el 15 de Octubre de 1524. El contenido de esta carta se refiere a la organización de la expansión hacia los tres sectores geográficos que constituyen la esencia del territorio de México. El otro gran tema que destaca en esta relación es el diseño de las disposiciones del gobierno, donde, destaca el genio político de Cortés. Hay una única referencia al canibalismo practicado por un indio de los que viajaba con Cortés. De nuevo el hecho narrado es de segunda mano: y ofrecióse que un español halló un indio de los que traía en su compañía, natural de estas partes de México, comiendo un pedazo de carne de un indio que 59 Octubre de 2005 <> Número 7 Depósito Legal: AL-61_2004 ISSN: 1697-8005 mataron en aquel pueblo cuando entraron en él, y vínomelo a decir. Como castigo a este caníbal lo queman para hacer justicia pues ya había avisado que esta práctica era errónea y había que desterrarla. En la quinta carta de relación se dirige a su majestad para nombrarle dos cosas por las que ha de recibirlo, una de ellas es que ha puesto debajo de su real yugo tantas provincias pobladas de tantas y tan nobles villas y ciudades y quitando tantas idolatrías y ofensas en ellas como en ellas a nuestro Creador se han hecho y traídos a muchos de las naturales a su conocimiento y plantado en ellas nuestra santa fe católica. 60