Download Desafíos críticos de la Psicología social latinoamericana
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Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá aamaya@javeriana.edu.co 1 Son varios los orígenes de la corriente crítica en América Latina. Hay que reconocer que la coyuntura social y política de este continente en los años sesenta y setenta propició su presencia en varios ámbitos del pensamiento como en la Teoría de la Dependencia en sociología, en la Pedagogía del Oprimido, en la Teología y Filosofía de la Liberación, entre otros. No se puede desconocer que esta corriente llegó también a los orígenes de la Psicología social de la liberación y por eso mismo no resulta sencillo hacer visible la dimensión crítica separada de su dimensión histórica; una y otra se mantienen muy relacionadas. La Psicología social de la liberación surge en América Latina como respuesta a 2 la crisis de la Psicología social de los años setenta y como una gran orientación sociopolítica e inclusive como un nuevo campo de trabajo para y con poblaciones oprimidas, en el contexto de las problemáticas asociadas a la adopción de modelos de desarrollo que han favorecido la creciente pobreza y exclusión. Y como bien lo sintetiza Mark Burton, “Los contextos sociopolíticos claves para este trabajo han incluido la represión y la guerra civil en El Salvador (Martín Baró, Gaborit); las repercusiones de las dictaduras en Chile, Argentina y otros países (Lira, Becker, Langer y otros); la experiencia de comunidades marginadas y/o migratorias pobres en Venezuela (Montero, Sánchez, Weisenfeld y otros), Puerto Rico (Serrano García), Costa Rica (Dobles, Cordero) y Brasil (Maurer, Lane, Quintal de Freitas y otros). También otras contribuciones se han desarrollado en México (Jiménez, Vázquez, Flores), Estados Unidos (Aron, Corne, Lykes, Sloan, Prilleltensky y Watts), Cuba (González Rey, Tovar y otros) y España (a través de comentarios realizados por Blanco y de la Corte Ibáñez). A parte de estos autores, hay otros que trabajan explícitamente o implícitamente dentro de una orientación amplia que se puede denominar psicología social de la liberación (p. e., Seedat en África del Sur; Bishop, Drew, Veno, Thomas y otros en Australia y Nueva Zelandia; Kagan y otros en Bretaña)”. (Burton, Mark, 2002) Ignacio Martín Baró fue el fundador e impulsor de la Psicología de la liberación latinoamericana. Con la intención de postular la crítica como el elemento articulador del ejercicio profesional y facilitar el reconocimiento de esta dimensión, a continuación esbozaremos brevemente tres desafíos con los cuales 3 se puede pensar y hacer críticamente desde el contexto latinoamericano según la perspectiva de este psicólogo y sacerdote jesuita, que lejos de ser concluyentes constituyen puntos de partida para continuar la reflexión. La Psicología de Martín Baró planteó una camino particular a la crítica frente a otras miradas críticas en otros contextos. En ese sentido, tres son los desafíos que han caracterizado la Psicología social de la liberación como crítica: parte de la realidad y quiere ser vehículo de liberación, mantiene un marcado compromiso político para que el conocimiento producido sea útil a las mayorías excluidas, y abre la Psicología a una tarea central: la desideologización de la experiencia cotidiana. De origen español pero vinculado profundamente a los diferentes proyectos alternativos de sociedad y creyendo en la transición a la democracia de América Latina, Martín-Baró mantuvo una postura política desde donde postuló como punto de partida para el estudio y la acción en la Psicología social no necesariamente las teorizaciones sobre el comportamiento, el inconsciente, los grupos, las relaciones, la subjetividad, que no dejaron de ser importantes, sino las problemáticas de la realidad del mundo latinoamericano y las posibilidades transformadora frente a ellas. Desde este contexto fue capaz de concebir al ser humano no como individuo, sino agente de sus propias acciones, constructor de la realidad, responsable de su propio destino y de los procesos sociales en los que participa, teniendo en cuenta los condicionantes sociales e históricos que lo constituyen. Y la acción humana no como simple concatenación de movimientos sino como “la puesta en ejecución de un sentido”. (Martín-Baró, 1989) 4 Veamos con mas detalle los tres desafíos críticos arriba propuestos. El primero de ellos consiste en tomar como punto de partida del ejercicio profesional la propia realidad del contexto cotidiano, y con las mismas herramientas de la Psicología hacer de ella vehículo de liberación de esta misma realidad. En su perspectiva, antepone la comprensión de la realidad a los esquemas teóricos, evitando poner limitaciones a su comprensión cuando este camino va en sentido inverso como ha sucedido en la Psicología tradicional que habitualmente va de la teoría a la realidad. Para facilitar este camino, Martín Baró propuso asumir cierto “realismo crítico” que permitiera ir de la especificidad histórica de los problemas al análisis científico y a la investigación, es decir, de la realidad a las teorías, “tratando de ir del hecho a la teoría y haciendo que sea aquél el que plantee problemas a ésta, señalando la limitaciones y sugiriendo las posibles vías de su desarrollo” (De la Corte, 1999) 5 El punto de partida crítico de la Psicología social latinoamericana inspirada en Martín-Baró es la praxis liberadora, es decir, se trata de una Psicología que reconoce y está comprometida con las luchas sociales de los pueblos que buscan liberarse de un sistema social explotador y opresivo para construir una sociedad más libre y justa. Es por esta razón que la Psicología de la liberación ha estado ligada a los movimientos populares y a procesos organizativos y es por esta razón también que las bases teóricas que orientan la misma práctica profesional liberadora se ha ido produciendo desde contextos de emergencia quedando mas cerca de una Psicología de la praxis latinoamericanana que de aquella académica o de corte hermenéutico. El segundo desafío crítico de la Psicología de la Liberación consiste en mantener un compromiso político para que el conocimiento producido sea útil a las mayorías excluidas. La Psicología social sigue siendo presa de la supuesta neutralidad científica, mantiene una escasa relevancia social, resulta muchas veces abstracta e insensible ante su contexto cotidiano, no reconoce las implicaciones morales, sociales y políticas de la actividad profesional, y se mantiene mas pendiente de sus problemas epistemológicos y metodológicos que de los conflictos y carencias sociales. Ante esta problemática Martín Baró mantuvo un marcado compromiso político con una opción preferencial por las inquietudes, problemas y aspiraciones históricas de las mayorías populares. En este sentido De la Corte sugiere en la perspectiva de Martín-Baró dos posibilidades: en primer lugar, la apuesta por una Psicología comprometida en donde sea el psicólogo quien decida cuáles son las repercusiones sociales que le gustaría que tuviera su actividad científica, y en segundo lugar la apuesta por una Psicología de la liberación para que el conocimiento psicosocial sea útil a las mayorías excluidas. (De la Corte, 1999) 6 En este sentido nos reta a descentrarnos del status científico y social de la disciplina para asumir que son los problemas sociales los que deben orientar la actividad científica, por lo tanto resulta necesario situarse mas cerca de la propia realidad, es decir, ante los problemas que impiden a las mayorías populares su constitución histórica y liberadora, tomar opción por una determinada comprensión de la vida social y privilegiar la transformación del mundo sobre la explicación científica. Para Martín Baró el papel de la Psicología social crítica consiste en desenmascarar el papel legitimador del sistema y la razón de ser de la ciencia no es necesariamente la comprensión -como lo es para algunas perspectivas europeas y norteamericanas-. La razón de la ciencia es la verdad y la verdad histórica frente a un sistema social jerárquico y excluyente; y en ese contexto, el conocimiento psicológico tiene una potencia comprensiva y puede ser un conocimiento útil a las mayorías excluidas. Pero “(...) si la Psicología latinoamericana quiere ser verdaderamente vehículo de liberación, ello le exige como condición esencial el que ella misma se libere de sus propias cadenas. En otras palabras, realizar una Psicología de la liberación exige primero la liberación de la misma Psicología” (Martín-Baró, 1986) El tercer desafío crítico consiste en asumir como una de las tareas centrales la desideologización de la experiencia cotidiana. Las instituciones y los medios de comunicación ocultan la realidad del modelo social vigente y falsean, manipulan y controlan la opinión pública de las mayorías populares en perjuicio de éstas, sesgando así el conocimiento social y obstaculizando la interpelación que puedan hacer. Frente a este problema, Martín-Baró propuso como una de las tareas centrales de la Psicología social asumir el rol de agente de cambio social teniendo como 7 propósito adoptar un papel desideologizador que facilite a las mayorías excluidas comprender su propia realidad desde su propia experiencia cotidiana, y fortalecer la sociedad civil para incorporar a ella a estas mayorías. Martín Baró creía en la democratización de nuestros países y para favorecerla postuló la ideología como uno de los objetos de estudio asignando la tarea de la “desideologización”, pues creyó firmemente que “...una ciencia social crítica busca hacer a los seres humanos más concientes de sus propias realidades, más críticos de sus posibilidades y alternativas, más confiados en su potencial creador e innovador, más activos en la transformación de sus propias vidas; En una palabra, más autorrealizados como tales”. (Martín-Baró, 1983) Reconoció también que “...la realidad que se presenta en los discursos dominantes, en los marcos de referencia de la Psicología y de los medios de comunicación no se puede formalizar en la conciencia de la propia realidad cotidiana de la mayoría de las personas de los sectores populares. Lo propio de nuestra realidad, así como los aspectos más cruciales de su propia existencia, de su propia historia, no son ni siquiera tangencialmente considerados” (Martín-Baró 1983) Afirmó también que la mentira institucional de los discursos dominantes niega, ignora y disfraza aspectos fundamentales de experiencia original, favoreciendo la constitución de “un ficticio sentido común, engañoso y alienador, pábulo para el mantenimiento de las estructuras de explotación y las actitudes de conformismo”. (Martín - Baró, I. 1986). Por eso una de las tareas centrales de la Psicología social como crítica es desideologizar la experiencia cotidiana. Y “desideologizar significa rescatar la experiencia original de los grupos y personas y devolvérsela como dato objetivo, lo que permitirá formalizar la conciencia de su propia realidad verificando la validez del conocimiento adquirido” (Martín-Baró, 1986). 8 Esta desideologización debe realizarse en lo posible “en un proceso de participación crítica en la vida de los sectores populares, lo que representa una cierta ruptura con las formas predominantes de investigación y análisis.” (Martín-Baró, 1985a, 1985b). Y esta desideologización se favorece con el nuevo rol que debe desempeñar el psicólogo: conocer a profundidad los problemas del país, así como sus necesidades sociales y culturales específicas. Pues se trata de “mostrar con precisión científica lo que diversos grupos de la población sienten en cada momento frente a los principales problemas del país”. Con lo anterior, abogó por impulsar una opinión pública crítica para abrir la conciencia colectiva a nuevas alternativas históricas. (Martín-Baró, 1990) En los anteriores apartados se ha hecho una breve introducción a tres desafíos orientados a concretar la crítica como elemento articulador del ejercicio profesional planteado en la Psicología de la Liberación de Ignacio Martín-Baró. Lejos de resultar conclusivos, vale la pena reconocer que en los últimos años se ha visto en la región una Psicología social más vinculada a los problemas de la realidad de las mayorías, con un compromiso político transformador y con mayores posibilidades conciencizadoras, sin embargo el aumento de la exclusión y la marginación en nuestro continente plantea exigencias mayores para mantener la crítica frente a la cultura establecida y lograr incidir en la transformación de los presupuestos del orden social opresivo. 9 Bibliografía Banch, M.A, (1994) La propuesta teórica de Ignacio Martín-Baró para una Psicología Social latinomaricana, En: Revista Antrhropos No.156, Barcelona. Burton Mark, (2002) Psicología de la liberación. Aprendiendo de América Latina, Journal of Community and Applied Social Psychology. Disponible en: http://homepages.poptel.org.uk/mark.burton/MarkBurtonPSL versionfinal2.doc De la Corte, L., (2001) Memoria de un compromiso. 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