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UM-Tesauro I(6) 1 ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA CAPACIDAD DE LAS NEURONAS RECEPTORAS OLFATIVAS PARA TRANSPORTAR DISTINTOS MATERIALES HACIA EL CEREBRO INTRODUCCIÓN Actualmente el sistema olfativo es objeto de especial atención en razón de varias notables características de considerable importancia médica y neurobiológica. La investigación sobre el sistema olfativo hizo recientemente espectaculares progresos. Las estructuras olfatorias exhiben una sorprendente complejidad. El examen de la literatura existente revela que los estudios más numerosos son de naturaleza bioquímica o de biología molecular. Desafortunadamente mucha menos atención está siendo dedicada a la anatomía dinámica de su actividad eléctrica, que probablemente es muy rica en información. En un futuro próximo enfocaremos nuestra atención hacía esa actividad. En estas reflexiones nos ocuparemos de una de las propiedades más llamativas de las neuronas receptoras olfatorias: la capacidad de transportar hacia el cerebro diversas substancias ajenas al organismo. Esto hace que el cerebro aparezca peligrosamente vulnerable. Transporte de substancias desde las neuronas receptoras olfatorias hacia el cerebro El epitelio olfativo posee notables características que constituyen poderosos motivos para generar interés sobre el mismo. Algunos derivan de excepcionales propiedades de sus neuronas receptoras olfativas (NRO). En conexión con este tema, un sorprendente descubrimiento fue el referido a la capacidad de esas neuronas de transportar numerosas substancias hacia el interior del cerebro cuando son depositadas o penetran en la cavidad nasal1. Weiss D.G. and Buchner K. 1988. Axoplasmic Transport in Olfactory Receptor Neurons. In: Molecular Biology of the 1 Debido a esa propiedad y a su localización anatómica, las NRO constituyen un posible punto de penetración de substancias extrañas. De hecho, diversos materiales son transportados al bulbo olfativo luego de su instilación nasal. La lista de materiales2 que pueden ser transportados desde la mucosa olfatoria hacia el bulbo olfativo es realmente llamativa: aluminio, cadmio, cobalto y oro. Lectinas, virus, colorantes, aminoácidos, drogas. Variadas substancias: peroxidasa del rábano, inmunoglobulinas, solventes. Todos esos materiales pueden posteriormente ser transportados en dirección anterógrada o retrógrada hacia el interior del sistema nervioso central3. Las substancias depositadas en la cavidad nasal pueden ser transportadas transneuralmente hacia centros superiores del cerebro por medio de los egresos neuronales del bulbo olfativo. Substancias marcadoras y virus colocados en contacto con las NRO fueron detectadas en el núcleo olfativo anterior, tubérculo olfativo y corteza piriforme. Merece destacarse que todas esas estructuras envían axones hacia el bulbo olfativo. Hay otro hecho de gran importancia: el transporte de substancias hacia centros nerviosos superiores puede ocurrir en forma retrógrada a partir del bulbo olfativo por medio de los axones que lo inervan desde otras regiones cerebrales. Estas regiones están representadas por: a) la rama horizontal de la banda diagonal que es un importantísimo punto de origen de axones colinérgicos dirigidos hacia el bulbo olfativo. b) el locus coeruleus una importante fuente de inervación adrenérgica hacia el bulbo olfativo. c) Olfactory System. Eds Margolis F.L and Getchell T. W. Plenum Press. 2 Ver referencias en: Baker H., 1995. Transport phenomena Within the Olfactory System. In: Doty RL. Handbook of Olfaction and Gustation. R..L. Doty Ed. Marcel Dekker, Inc, New York, pp. 1-81. 3 Ver referencias en: Doty RL., 1995. Handbook of Olfaction and Gustation. R.L. Doty Ed. Marcel Dekker, Inc, New York. UM-Tesauro I(6) el núcleo del rafe que le suministra axones serotoninérgicos4. Debe recordarse que estos centros a su vez envían axones a muchas otras regiones cerebrales. Debido a estas conexiones anatómicas se admite que a través de esas vías muchas substancias pueden ser ampliamente distribuidas por el cerebro. Debido a los hallazgos arriba mencionados se desarrolló una teoría sobre el transporte transepitelial de substancias5. Según estos investigadores el atractivo de tal teoría deriva de dos características anatómicas del sistema olfativo: 1) Las NRO contactan tanto con la luz de la cavidad nasal como con los bulbos olfativos suministrando una vía unineuronal para la llegada de substancias tóxicas al sistema nervioso central. 2) El epitelio olfatorio está separado del hipocampo por solamente dos sinapsis. A partir de ambas estructuras (bulbo olfativo e hipocampo) el transporte axónico estaría en condiciones de enviar substancias tóxicas a diversas regiones cerebrales. Merece destacarse que las conexiones centrales del nervio olfativo son caracteristicamente difusas, ampliamente dispersas, interconectadas mutuamente y con otros sistemas sensoriales en una intrincada red de fibras de correlación”6. Esto permitiría una amplia dispersión de materiales dentro del cerebro. Las consecuencias médicas de estos fenómenos son de vasto alcance. Por ejemplo, Ferreira Moyano y Barragán7 sugirieron que el transporte de agentes patógenos podría estar involucrado en la génesis de la enfermedad de Alzeheimer y de otras enfermedades del sistema nervioso central. Lewis et al. (op. cit.) consideran que la posibilidad de que substancias tóxicas Ver referencias en: Farbman A. I., 1992. Cell Biology of Olfaction. Cambridge University Press. 5 Lewis J.L. , Hahn F. F., Dahl A., 1994. Transport of Inhaled Toxicants to the CentralNervous System. In "The Vulnerable Brain and Environmental Risks. Volume 3, Toxins in Air and Water. Edited by Robert Isaacson and Karl E. Jensen. 6 Herrick, J., 1933. The functions of the olfactory parts of the cerebral cortex. Proc. Nat. Ac. Sci., 19: 7-14. 7 Ferreira Moyano H. and Barragan E., 1989. The olfactory System in Alzheimer´s Disease. Intern. J. Neuroscience, Vol 49. pp 157-19. 4 2 inhaladas alcancen el sistema nervioso central es particularmente preocupante en el contexto de: 1) un medio ambiente con creciente polución aérea. 2) la neurotoxicidad de metales como el aluminio8. 3) El hecho de que ese metal se encuentre presente en el 8 % de la corteza terrestre y que, por lo tanto, pueda alcanzar una concentración relativamente alta como polución aérea. Otro motivo del interés enfocado sobre el epitelio olfativo es que si bien diversas substancias penetran en el sistema nervioso central, el transporte no es el mismo en todos los animales estudiados. Esto sugiere la existencia de algún tipo de barrera protectora existente en el epitelio mismo. De hecho, hay uniones estrechas entre las neuronas receptoras olfativas y las células sustentaculares9. Puesto que no todo lo inhalado llega al sistema nervioso central esto sugiere la existencia de una barrera nasoencefálica. Las propiedades de esa hipotética barrera constituyen un fascinante tema de investigación. Presumiblemente, la capacidad de transportar materiales está relacionada con el hecho de que los tejidos nasales y el epitelio olfativo representan un notable ejemplo de sitios privilegiados para la interacción entre materiales extraños y los sistemas biológicos. La fisiología del olfato, la toxicología de inhalación y la investigación sobre el metabolismo de compuestos extraños comparten intereses comunes por tales tejidos. La cavidad nasal tiene una amplia variedad de enzimas del metabolismo xenobiótico. Las mismas se encuentran en la mucosa nasal a niveles comparables con los del hígado. Ha sido propuesto que esa actividad metabólica podría desempeñar un papel en la fisiología del olfato. Perl P.T. and Good P.F., 1987. Uptake of aluminum into central nervous system along nasal-olfactory pathways. Lancet 1: 1028. 9 Costanzo R.M. and Morrison E.E., 1989. Three dimensional scanning electron microscopic study of the normal hamster olfactory epithelium. J. Neurocytology 18 (3) v. 381- 391. 8 UM-Tesauro I(6) Al considerar esa peculiar y extraña propiedad repetidas veces, una idea apareció con fuerza en nuestra mente: obviamente, la capacidad de introducir materiales dentro del cerebro (algunos de ellos tóxicos) no debió aparecer, durante la evolución, con el fin de transportar substancias peligrosas. Por supuesto la preocupación suscitada por la patogénesis derivada de esa incorporación cerebral está ampliamente justificada y reviste un gran interés médico. Sin embargo, es razonable suponer que debe haber aparecido para el transporte de compuestos fisiológicos originados en el organismo. Estas substancias podrían cumplir alguna función todavía desconocida. Cabe preguntarse cuáles son las substancias del organismo que podrían ser necesarias para el cerebro. También cabe preguntarse desde qué regiones del organismo llegan a los receptores olfativos. Con el fin de dar respuesta a esas preguntas y estimular la investigación proponemos tres hipótesis a saber: Primera hipótesis El epitelio olfativo podría ser alcanzado por substancias liberadas a partir de estructuras que vierten su secreción en la cavidad nasal por medio de los conductos lácrimo-nasales. Éstas son: a) Las glándulas lagrimales. b) Las glándulas de Harder en los animales que las poseen. Se sabe que las mismas producen, entre otras substancias, melatonina y lípidos complejos. c) Las glándulas nictitantes en los animales que las poseen. También la circulación sanguínea puede ser portadora de substancias susceptibles de ser captadas por las NRO. Al respecto, debe recordarse la existencia de substancias odorantes que, transportadas por la sangre, originan percepción olorosa. Pensamos que el estudio de los efectos sobre el bulbo olfativo de la presencia o ausencia de los productos de esas estructuras podría ser fructífero. De acuerdo con este razonamiento, nuestro grupo de trabajo está estudiando actualmente los efectos de la ablación bilateral 3 de algunas de esas glándulas sobre la actividad eléctrica del bulbo olfativo. Experimentos preliminares dieron resultados promisorios. Esta línea de investigación representa un primer paso para averiguar la participación del transporte axónico de las neuronas olfativas no en la toxicología ambiental sino en la fisiología normal. Segunda hipótesis: Los fluidos intersticiales y cerebroespinales podrían ser fuente de substancias que tienen como diana el epitelio olfativo. Al respecto ha sido demostrada la existencia de drenaje de los fluidos extracelulares cerebrales hacia la sangre y la linfa. A partir del espacio subaracnoideo craneal, dichos fluidos pueden drenar hacia el seno sanguíneo dural por medio de las vellosidades subaracnoideas. También alcanzan estructuras extracraneales por las prolongaciones del espacio subaracnoideo a lo largo de los nervios craneales (olfatorio, trigémino, acústico y óptico)10. Sorprendentemente, la ruta más importante en los animales comunes de laboratorio está formada por las hojas aracnoides del nervio olfatorio. Esta vía se continúa a través de la lámina cribiforme y llega a la mucosa olfatoria11. Tercera hipótesis: Para comprender esta hipótesis debe recordarse que el cerebro ha sido clasificado como un sitio inmunologicamente privilegiado. Hace algunos años la opinión predominante era que el cerebro estaba aislado del sistema inmunitario. Se admitía clasicamente que ese aislamiento era altamente beneficioso pues protegía al cerebro de ser transformado en un campo de batalla inflamatorio. Varios investigadores pensaron que ese privilegio se debía a la ausencia del brazo aferente del sistema inmunitario. La falta de un sistema linfático convencional en el cerebro reforzaba esta opinión. Sin embargo Cseer y Knopf (op. cit.) Ver referencias en: Cseer H.F. Knopf P.M., 1992. Cervical lymphatics, the blood-brain barrier and the immunoreactivity of the brain: a new view. Immunology Today, Vol 13, No 12. 11 Bradbury M (1981). Lymphatics and the central nervous system. TINS, 100-101. 10 UM-Tesauro I(6) encontraron evidencias que sustentaban una nueva concepción de la inmunorreactividad cerebral. Esta concepción postulaba una comunicación regulada y continua entre el cerebro y el sistema inmunitario. Esa comunicación se establecía a través de los linfáticos cervicales (brazo aferente del sistema inmunitario) y era ayudada por mecanismos reguladores (brazo eferente de la barrera hematoencefálica). Considerando estos puntos de vista es que proponemos nuestra tercera hipótesis: La capacidad de las NRO de transportar materiales hacia el cerebro podría representar otro brazo eferente altamente selectivo del sistema inmunitario. En otras palabras, las NRO podrían constituir una ruta adicional del sistema inmunitario. De hecho algunas substancias de la respuesta inmunitaria transportadas por la sangre podrían introducirse dentro del cerebro no solamente a través de la barrera hematoencefálica sino por medio de las NRO. Pensamos que la investigación destinada a dilucidar las acciones sobre las NRO de los productos provenientes de las estructuras arriba mencionadas (glándulas lagrimal, de Harder, nictitante y sangre) podría ser fructífera. Siguiendo estas líneas de razonamiento nuestro equipo de investigación está actualmente investigando los efectos de la supresión bilateral de algunas de esas glándulas sobre la actividad eléctrica del bulbo olfativo. Al respecto algunos experimentos preliminares suministraron resultados promisorios. Esta línea de investigación representa un primer paso para dilucidar la participación del transporte axónico olfativo en la fisiología normal. Sugerimos que la actividad eléctrica del bulbo olfatorio podría ser un instrumento adecuado para estudiar los efectos del transporte axónico. El bulbo olfativo es la primera estación de relevo de las neuronas receptoras olfativas. Está altamente desarrollado y es de considerable tamaño en la mayoría de los animales de laboratorio. El acceso a dicho bulbo es facilitado por el hecho de que en muchos de los mamíferos 4 de laboratorio no está cubierto por los hemisferios cerebrales. Esto facilita muchos tipos de procedimientos experimentales (aplicación tópica de drogas, lesiones localizadas, depresión invasora, enfriamiento, aislamiento del resto del cerebro, inyección de drogas, etc.). El bulbo olfativo puede ser facilmente aislado tanto de las neuronas receptoras olfativas como del sistema nervioso central por supresión de sus ingresos y sus egresos. Esta supresión puede ser llevada a cabo por procedimientos químicos (sulfato de zinc) o ablación quirúrgica combinada con la sección transversal completa del pedúnculo olfatorio. Este procedimiento crea una preparación experimental en la que millones de neuronas continúan funcionando y generando una actividad oscilatoria. Esto constituye un excelente modelo para estudiar una amplia variedad de problemas neurobiológicos. Siendo la primera estación integradora y de relevo de la vía olfativa, el bulbo es la primera estructura del sistema nervioso central capaz de ser influenciada por el arribo de las substancias transportadas por las NRO. Esto puede originar una cascada de efectos sobre el metabolismo, bioquímica, neurotransmisores, sinapsis, etc. Entre estos efectos los cambios en los potenciales de campo locales podrían convertirse en una importante herramienta de investigación. Siguiendo estos datos, sugerimos que el estudio de esos potenciales representa un método simple para aumentar nuestro conocimiento de los efectos del transporte axónico. El estudio de los diferentes tipos de potenciales locales de campo descriptos en distintas especies animales podría resultar útil en lo que a estos efectos se refiere. Desafortunadamente el estudio de los potenciales locales de campo no está muy de moda a pesar del hecho de que probablemente dichos potenciales son muy ricos en información. Pueden estudiarse los diversos tipos de potenciales locales de campo de los bulbos olfativos. Éstos son: 1) Ondas inducidas12 2) Actividad intrínseca12 12 Adrian, E., 1950. The electrical activity of the mammalian olfactory bulb. EEG clin. Neurophysiol., 2: 377-388. UM-Tesauro I(6) 5 3) Potenciales lentos de Ottoson13 4) Descargas del despertar 14 5) El ritmo Rino-Central 15 Todos estos potenciales pueden ser estudiados para investigar los efectos del transporte axónico luego de haber elegido el modelo animal más conveniente. JORGE M. AFFANNI Director del Instituto de Neurociencia y Profesor Titular de Fisiología, Facultad de Medicina, Universidad de Morón. Argentina. *** 13 Ottoson, D., 1959. Studies on the potentials in the rabbit's olfactory bulb and nasal mucosa. Acta Physiol. Scand. 47: 136-148. 14 Hernández-Peón, R., A. Lavin, C. Alcocer-Cuarón and J.P. Marcelin, 1960 Electrical activity of the olfactory bulb during wakefulness and sleep. Electroenceph. clin. Neurophysiol., 12: 41-58. 15 Affanni,J.M. and L García Samartino L., 1984. Comparative study of electrophysiological phenomena in the olfactory bulb of some South American marsupials and edentates. In: L. Bolis, R.D. Keynes and S.H.P. Maddrell (Eds.). Comparative Physiology of Sensory Systems. Cambridge University Press, Cambridge, pp. 315-333.