Download info172. aproxalislam
Document related concepts
Transcript
UMNG – IEGAP # 172 SERIE INFORMATIVOS: Frente Externo Bogotá D.C., 16 de enero de 2014 APROXIMACIÓN AL ISLAM1 “Dios hace cumplir con la espada del poder, lo que no sería posible con el Corán” ……… Uthman Ibnattan (tercer Califa) Palabras clave: Islam, Califato, “choque de civilizaciones”, Chiitas, Sunnitas, Yihadistas, Estado Islámico. 1. ISLAM; EL INICIO En el año 610, Muhamed (Mahoma) oriundo de La Meca, en Arabia, e iniciado en algunas prácticas del judaísmo y el cristianismo, creyó recibir una orden el Arcángel San Gabriel: “Recita (Qur’an) en nombre del señor”. Profundamente religioso, Mahoma, se consideró el elegido para transmitir y propagar las revelaciones divinas que al recopilarlas constituyeron el Corán. El universo estaba gobernado por un señor absoluto (Alá) y Mahoma era su último profeta. Los hombres debían someterse al Islam (Mandato de Dios) y sus adeptos (Musulmanes) se encargarían de restablecer el verdadero monoteísmo profetizado por Abraham, Moisés y Jesús, rescatándolo de las concepciones del judaísmo y la concepción cristiana, para Mahoma imposible, de la Trinidad. 2. LA EXPANSIÓN Inicialmente rechazado en La Meca, Mahoma se expatrió (hériga) a Medina, llamada desde entonces la “Ciudad del Profeta”. Y desde allí inició la extensión del Islam. Primeramente por toda Arabia y luego hacia el oriente. Entre el 628 y el 643, Omar uno de los sucesores de Mahoma, había logrado extender el Islam y conquistar territorialmente toda el área geográfica comprendida entre el Mar Caspio y la Cirenaica en el Norte de África. Por 1 Este documento forma parte de la serie “Informativo” del Instituto de Estudios Geoestratégicos y Asuntos Políticos de la Universidad Militar Nueva Granada. Su elaboración final estuvo a cargo del BG. Gustavo Rosales Ariza, Director de este Centro Académico. Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente, los puntos de vista de la Universidad Militar Nueva Granada. supuesto la Mesopotamia por su valor comercial y estratégico fue parte de tales conquistas. Divisiones internas, generalmente culminadas con crueles baños de sangre, separaron –sin perder la doctrina- la unidad territorial. Así surgió muy pronto (661), con la dinastía Omeya, el califato de Damasco y posteriormente, con la inmolación de estos últimos, el de Bagdad, de los Abásidas, se transformaría en capital de un nuevo imperio. Para el siglo IX, el Islam era el dueño del Mediterráneo. Ya desde Bagdad o desde el califato de Córdoba, pasando por el norte de África, su dominio era total. Los poderes espirituales de un califa fueron absolutos. Bagdad, como la antigua Babilonia, fue realmente la capital del Asia. El legendario Harum Al-Rachid llegó a emular a su contemporáneo Carlomagno. El Golfo Pérsico y el Mar Rojo fueron para el Islam una especie de lagos interiores; los principales puertos del Mediterráneo del sur, del Mar de Omán, se hallaron bajo su control. Igualmente el Mar Negro y el Caspio. Continentalmente intentaban llegar hasta China y la India; por el Occidente solo una débil barrera, Bizancio, les limitaba la penetración a la cristiandad, y salvo los coptos de Egipto, todos se inclinaron ante Alá. En realidad los siglos IX y X marcaron la apoteosis del Islam de origen arábigo. Rodeados de una pompa fabulosa, los califas Abásidas de Bagdad lograron imponer allí el poder político y espiritual del Islam. La Arabia y concretamente La Meca quedaron relegados a lugares de peregrinación. El islam se fue extendiendo desde el siglo VII, muy concretamente a partir de la muerte de Mahoma en el 632 d.C. Inicialmente desde la península arábica hacia el norte sobre lo que hoy es Siria; luego se extiendo al Irak, al Irán y al sur de la antigua Unión Soviética. En el siglo siguiente se desplazó al Este conquistando Egipto, Todo el norte de África y pasó el Estrecho de Gibraltar a órdenes de Karik para ejercer entonces un dominio de ocho siglos sobre la mayor parte de la península Ibérica. Concentrando su política en el continente, Bagdad se alejó del mar. Las consecuencias fueron que el norte de África se apartara del Imperio dejando a éste en una situación de riesgo en momentos en que se alistaban para penetrar al Asia Central nuevas invasiones procedentes del oriente. El Islam presenta desde sus inicios dos grandes agrupaciones: la que conocemos con el nombre de Chiitas que son los seguidores de Alí, cuarto Califa, dentro del periódo de gobernantes que pertenecían a la familia política del profeta. Y el grupo denominado Sunnitas, apelativo que proviene de la expresión “sunna” (tradición) y que son los seguidores del suegro de Mahoma, Abú Bark, el primer Califa o sea el vicario de Mahoma en la tierra. Los Sunnitas constituyen la tendencia predominante; los Chiitas se ubican especialmente al sur del actual Irak. El Islam como ente político va a caracterizarse por ser absolutamente religioso; se trata de la extensión del islamismo sobre otros pueblos. Otra característica del Islam es que al extenderse los pueblos sometidos se arabizan y adquieren la cultura y los comportamientos del núcleo semita que los origina. Los cinco primeros califas pertenecieron a la familia de Mahoma. Mahoma se casó un poco tarde, pero tuvo varios matrimonios; sus hijos varones, dos, no tuvieron descendencia. De sus hijas una, según se afirma sí la tuvo. Hecha esta explicación, recordemos que en tan solo ochenta años, a partir de la muerte de Mahoma, el Islamismo no solamente se extendió como religión sino también como un poder político que va a tener como expresión principal al Califato de Bagdad, antecedido que fue por el Califato de Damasco. De su crecimiento cabe anotarse, por ejemplo, que en el año 637, es decir a tan solo cinco años de la muerte de Mahoma y como consecuencia de la batalla de Qadissiya, durante el reinado del segundo califa, Omar, y bajo la genialidad de la conducción militar de Kalid se conquistó Persia. El Imperio Persa que había durado tantos siglos fue aniquilado por el Islam bajo “la espada de Alá” como llamaron sus contemporáneos a Kalid. El nuevo imperio también desaparecería con la llegada de los turcos en sus dos vertientes, especialmente con la turca otomana; su área geográfica abarcaría, con capital en Constantinopla, prácticamente toda la península de los Balcanes, toda la de Anatolia, el Norte de África, Arabia y todo lo que hoy es el territorio de Irak. Ese imperio conocido como el imperio Otomano también y por desgaste de poder, luego de quinientos años de existencia, entraría en proceso de disolución. En efecto en el siglo XIX se produciría la independencia de muchos países en la península de los Balcanes tales como Bulgaria, Serbia, Rumania y Grecia. Después de la primera guerra Mundial, y como consecuencia del tratado de Sevres en 1920 y su posterior reajuste en 1923, el imperio Otomano como tal desaparecería, dando paso a la actual Turquía. La consecuencia más importante de la desmembración del imperio otomano fue la distribución de su territorio entre dos grandes potencias: Francia e Inglaterra. De conformidad con los acuerdos, el control sobre el Líbano y Siria le correspondió a los franceses, en tanto que el de Jordania, Palestina y el Irak, con sus grandes riquezas petroleras, quedó bajo la influencia inglesa. Esta situación se extendió hasta la segunda guerra mundial al final de la cual los Estados Unidos de Norte América, sucesor natural de Inglaterra, inició su actividad imperial sobre esa área geográfica. De Sumeria al Irak hemos podido apreciar que los pueblos y las áreas geográficas que habitaron esta zona, se han hallado constantemente bajo el dominio de una cultura que les ha sido extraña y que como en el caso de la Occidental están presentes divergencias de orden cultural, religioso y político que a la postre resultan incompatibles. Entre ellas el concepto occidental sobre los valores de la democracia. El escritor islámico Alí Belhad, anotó sobre el particular “La democracia es una palabra griega, desconocida en la lengua del siglo bendito… es pues, una palabra que ha nacido en la tierra de la impiedad, de la corrupción y de la tiranía” El fundamentalismo radical en el siglo XXI El atentado perpetrado por un grupo radical islámico contra diversos objetivos y con un trágico impacto mediático el 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos de N.A. dejó en claro que las reivindicaciones por la vigencia de los valores religiosos por parte de células extremistas no tendría límites, así hubiese que acudir al terrorismo. Observados retrospectivamente los hechos citados se nos presenta la inquietud de sí la prospectiva anunciada por Samuel Huntington sobre el “choque de civilizaciones” se ha convertido en un anuncio profético. En síntesis el analista estima que las causas principales de conflicto estarán originadas por aspectos de orden cultural. Se apreció que las civilizaciones difieren unas de otras siendo un aspecto diferencial de importancia lo concerniente con la religión; acudiendo a la historia se observa que las diferencias entre civilizaciones han sido causa de los conflictos más violentos y prolongados. Así lo podríamos considerar al observar que las acciones que realizan actualmente los grupos “Yihadistas”, entendidos estos como una de las ramas más violentas y radicales del Islam político que acude al terrorismo como una supuesta expresión de la “Guerra Santa”, están dirigidas especialmente contra la cultura occidental. El llamado Estado Islámico de origen “Yihadista” y de tendencia islámica sunnista pretende el establecimiento en un territorio ubicado entre Irak y Siria, de una nueva versión de un Califato con lo cual se crearía de facto un hecho geopolítico de trascendencia en el Próximo y Medio Oriente posible generadora de un conflicto mayor con efectos sobre la paz mundial.