Download Adaptaciones, exaptaciones y el estudio de la forma
Document related concepts
Transcript
Adaptaciones, exaptaciones y el estudio de la forma Marta Linde Medina Adaptaciones, exaptaciones y el estudio de la forma Marta Linde Medina Universitat de les Illes Balears Adaptaciones, exaptaciones y el estudio de la forma Memoria presentada para optar al grado de Doctor en Biología por: Marta Linde Medina Firma del director Dr. Miquel Palmer IMEDEA, UIB-CSIC Fotografía de la cubierta: Detalle de las bóvedas de la catedral de San Marcos (Venecia), donde se pueden observar los “spandrels” o pechinas. © J. Campos Palma, 2006 PARA LOS MIOS PARA W.J. BOCK Y S. J. GOULD “Estaba tan absorto en sus ideas que a menudo se olvidaba de comer o de bañarse. Pero una vez –cuenta la leyenda- precisamente cuando estaba tomando un baño, se le ocurrió el principio conocido como el “principio de Arquímedes” [...] Entusiasmado por su descubrimiento salió del agua y se puso a correr completamente desnudo por las calles de Siracusa gritando “¡Eureka!”, “¡Eureka!”, es decir “¡Lo he encontrado!”. Durante el asedio de la ciudad que duró casi dos años, del 214 al 212, se dice que Arquímedes inventó ingeniosas máquinas de guerra para mantener alejado al enemigo [...] Pero ni siquiera sus inventos lograron detener a las legiones romanas que finalmente conquistaron y saquearon la ciudad. Sin embargo, Arquímedes no se vio turbado por el alboroto y, mientras los legionarios incendiaban Siracusa, estaba tranquilo en el jardín de su casa intentando resolver un problema dibujando figuras geométricas en la arena. Cuando entró un soldado que tenía la orden de llevarle en presencia del cónsul Marcelo, Arquímedes ni siquiera escuchó sus palabras y le pidió que se apartara para que no borrara sus dibujos. El legionario irritado le mató con su espada, aunque tenía órdenes expresas de Marcelo de no matarlo. Arquímedes murió porque no quiso escuchar la llamada y las órdenes del poder. Este gesto que le costó la vida puede considerarse como el símbolo del completo desinterés con el que los científicos trabajaron durante muchos siglos”. Federico Di Trocchio Las mentiras de la ciencia Alianza editorial Madrid, 1997 PARA ARQUÍMEDES ÍNDICE INTRODUCCIÓN 2 OBJETIVOS DE LA TESIS 4 CAPITULO I: ORIGEN DE LA CONTROVERSIA ¿QUÉ ES UNA ADAPTACIÓN? METODOLOGÍA DE LA TESIS 24 8 10 CAPITULO II: ESQUEMA MORFOLOGICO DE BOCK Y VON WAHLERT 30 RASGO (“FEATURE”) 30 FORMA (“FORM”) 32 FUNCIÓN (“FUNCTION”) 32 FACULTAD (“FACULTY”) 34 EL PAPEL BIOLÓGICO (“THE BIOLOGICAL ROLE”) 28 EL ORGANISMO LOS FACTORES AMBIENTALES 36 36 (“UMGEBUNG”) 36 HÁBITAT ESPECÍFICO (“UMWELT”) 37 EL ENLACE ORGANISMO-MEDIO AMBIENTE 37 EL SYNERG (“THE SYNERG”) 37 EL NICHO (“THE NICHE”) 38 HÁBITAT i CAPITULO III: DISECCIONANDO LA FORMA 40 INTRODUCCIÓN: TRABAJOS ECOMORFOLÓGICOS EN PECES MÉTODOS 42 48 ADQUISICIÓN DE DATOS 48 DESCRIPCIÓN DE LA FORMA ANÁLISIS ESTADÍSTICO HÁBITOS ALIMENTARIOS 49 52 53 FILOGENIA MOLECULAR DE LA FAMILIA SPARIDAE 56 SECUENCIAS PARA EL ANÁLISIS 56 ALINEACIÓN DE LAS SECUENCIAS ANÁLISIS FILOGENÉTICO MATRIZ DE DISTANCIAS GENÉTICAS INERCIA FILOGENÉTICA 57 58 60 60 CORRESPONDENCIA ENTRE LOS PATRONES MORFOLÓGICOS Y ECOLÓGICOS RESULTADOS 62 62 REDUCCIÓN DE LAS DIMENSIONES DEL MORFOESPACIO 62 MODELOS DE VARIACIÓN DE LA FORMA PREMAXILAR DENTICIÓN 64 64 68 CORRECCIÓN FILOGENÉTICA DE LA SIMILITUD FENOTÍPICA RELACIONES ECOMORFOLÓGICAS DISCUSIÓN 70 75 PATRONES ECOMORFOLÓGICOS 76 CARACTER ADAPTATIVO DEL PREMAXILAR Y LA DENTICIÓN PATRONES EVOLUTIVOS 77 81 CAPITULO IV: CONCLUSIONES BIBLIOGRAFIA 69 84 92 ii Quiero dar las gracias a M. Palmer, J. Gomez-Zurita y S. Stefanni por su ayuda en la realización de este trabajo y a B. Morales por sus sugerencias y por permitirme el acceso a las instalaciones del IMEDEA. Parte del material analizado se recolectó durante el desarrollo del proyecto “MEDER: Evaluación de las pesquerías demersales del Mediterráeno” dirigido por E. Massutí (Instituto Español de Oceanografia de las Islas Baleares) y diferentes proyectos dsetinados al seguimiento de las reservas marinas de las Islas Baleares dirigidos por F. Riera (“Conselleria d’Agricultura i Pesca les Illes Balears”). Introducción INTRODUCCIÓN “It may be possible, in the near future, [...] to determine the influence of function, of surrounding structures, of phylogeny, and so forth in the molding of anatomical features” (Bock and von Wahlert, 1965, p. 269) En el famoso artículo titulado “The Spandrels of San Marco and the Panglossian Paradigm: A critique of the Adaptationist Programme”, Gould y Lewontin (1979) apoyan la visión pluralista de Darwin, resaltando la importancia de otros factores, además de la selección natural, en la evolución de los organismos. En consecuencia, contrariamente al pensamiento estrictamente adaptacionista, defienden la idea de que la forma de las estructuras no puede ser explicada exclusivamente por la selección natural. Esta visión pluralista conduce a la siguiente cuestión, en palabras de Gould: “...if we now have available only the modern structure with its mix of primary adaptations and secondary exapted spandrels [cambios debidos a los mecanismos de desarrollo] -the usual situation in biology when we do not have fossil record of actual historical stages leading to a present structure- then how can we identify and allocate the proper statuses?” (Gould, 1997, p. 10752). En otras palabras, las estructuras que observamos hoy en día son fruto de la historia. Durante su evolución, éstas han podido ser moldeadas por varios procesos (selección natural, desarrollo, deriva genética). Además, han podido experimentar varios episodios adaptativos, y por tanto, haber sido moldeadas por fuerzas selectivas pasadas. Pero si normalmente sólo conocemos las fuerzas actuales, ¿hasta qué punto somos capaces de explicar su forma?. En respuesta a esta pregunta, Gould y Vrba (1982) desarrollaron una terminología que reflejaba esta limitación. Los autores conservaron el término “adaptación” sólo para aquellas estructuras que 1) actualmente son útiles para el organismo (es decir, siguen adaptadas a las condiciones ambientales) y además 2) se originaron para llevar a cabo la función actual. La primera condición 2 Introducción constituye lo que se denomina el criterio de la utilidad; la segunda, el criterio del origen histórico. La razón de esta decisión parece clara: sólamente en estos casos, las fuerzas selectivas actuales son suficientes para explicar la forma. Los autores propusieron el término “exaptación” para aquellas estructuras que son útiles para el organismo pero que no fueron seleccionadas para llevar a cabo su función actual, es decir, no cumplen el criterio del origen histórico. El término exaptación indica que la estructura ha sido moldeada por más de una fuerza, de modo que las fuerzas selectivas actuales no son suficientes para explicar su forma. Adaptaciones y exaptaciones, es decir, estructuras útiles para el organismo en la actualidad, fueron agrupadas bajo el término “aptación”. Esta terminología ha provocado un gran impacto entre los biólogos evolutivos. Por una parte, ha intensificado la disputa sobre qué criterio es más apropiado para definir una adaptación (Sober 1984; Fisher 1985; Coddington 1988; Thornhill 1990; Harvey and Pagel 1991; Baum and Larson 1991; Reeve and Sherman 1993; Lauder et al. 1993; Griffiths 1996; Amundson 1996; Wilkins 1998; Autum et al. 2002; Bock 2003). Las opiniones al respecto son contradictorias. Para algunos autores el criterio histórico es fundamental, independientemente de que la estructura siga adaptada o no a las condiciones ambientales (Williams, 1966, Sober, 1984, Tornhill, 1990). Otros defienden que lo único importante es determinar si la estructura es útil actualmente para el organismo, independientemente de su pasado (Bock 1980; Fisher 1985; Reeve and Sherman 1993). Introducción OBJETIVOS DE LA TESIS Los objetivo de esta tesis son demostrar que: 1) Los avances en el método comparativo (Felsenstein 1985; Harvey and Pagel 1991; Diniz-Filho et al. 1998; Orzack and Sober 2001; Rohlf 2001; Hansen and Orzack 2005), en combinación con los nuevos métodos morfométricos (Rohlf and Marcus 1993), cumplen la predicción de Bock y von Wahlert (1965). 2) Esta posibilidad representa una alternativa a la pregunta formulada por Gould (1997) que requiere una revisión de la terminologia de Gould y Vrba (1982), actualmente parte integral de la teoría evolutiva (e.g. Jones et al. 2005; Gotea and Makalowski 2006; Strömberg 2006). El trabajo está compuesto de cuatro capítulos. En el capítulo I se expone la controversia existente sobre el concepto de adaptación y la importancia de las diferentes fuerzas evolutivas en el modelado de los seres vivos, introduciéndose la propuesta de esta tesis. En el capítulo II se repasan algunos conceptos teóricos sobre la interacción organismo-ambiente necesarios para la aplicación de la metodología propuesta. En el capítulo III se desarrollan los métodos morfométricos y comparativos mediante su aplicación al aparato trófico de los espáridos. Finalmente, en el capítulo IV se expone la resolución de esta tesis en torno a la terminología necesaria para describir la forma. Por otra parte, los defensores del adaptacionismo consideran antiadaptacionista la postura de Gould y colaboradores, ya que bajo esta nueva terminología, prácticamente cualquier rasgo es una exaptación. Esta interpretación es errónea ya que el hecho de que abunden las exaptaciones no significa que la selección natural no haya sido una fuerza evolutiva importante, como defienden los adaptacionistas, y apoya el propio Gould, sino que simplemente resalta la importancia del desarrollo como fuerza evolutiva. A raiz del artículo de los “spandrels” se han desarrollando varios métodos comparativos para incorporar la componente histórica en el estudio de las adaptaciones (Felsenstein 1985; Coddington 1988; Harvey and Pagel 1991; Baum and Larson 1991; Lauder et al. 1993; Diniz-Filho et al. 1998; Martins 2000; Orzack and Sober 2001; Rohlf 2001; Hansen and Orzack 2005). 3 4 Felix Qui Potuit Rerum Cognoscere Causas Virgilio (Feliz aquel que ha sido capaz de comprender las causas de las cosas) “HMS Beagle in the seaways of Tierra del Fuego”, pintado por Conrad Martens durante el viaje del Beagle (1831-1836), en “The Illustrated Origin of Species by Charles Darwin” de Richard Leakey (1979). Capítulo I Origen de la controversia ¿QUÉ ES UNA ADAPTACIÓN? El estudio de las adaptaciones ha ocupado un papel central en el desarrollo de la teoría de la evolución, sin embargo, ya eran objeto de estudio antes de que se formulasen las primeras teorías evolutivas (ver Bock, 1990). Durante este período preevolutivo, una adaptación se definía como una estructura ajustada a las condiciones ambientales que rodean al organismo, y aunque el concepto era claro, no existía ninguna propuesta sobre la causa de su existencia. Durante centenares de años, la única explicación sobre la existencia de adaptaciones se formuló desde el campo de la Teología Natural, dedicada a demostrar la existencia de Dios mediante el estudio de la naturaleza, su Creación. El razonamiento de los teólogos naturalistas sobre la complejidad y el diseño de las adaptaciones derivó en el “argumento del diseño” (“argument from design”) que se convirtió, en ese momento, en una de las pruebas más consistentes sobre la existencia de Dios. William Paley fue uno de sus máximos representantes. En su obra “Natural Theology” publicada en 1802, Paley desarrolló este argumento haciendo uso de la famosa analogía entre un reloj y su fabricante: “[...] when we come to inspect the watch, we perceive [...] that its several parts are framed and put together for a purpose, e.g. that they are so formed and adjusted as to produce motion, and that motion so regulated as to point out the hour of the day; that if the different parts had been differently shaped from what they are, or placed after any other manner or in any other order than that in which they are placed, either no motion at all would have been carried on in the machine, or none which would have answered the use that is now served by it [...] the inference we think is inevitable, that the watch must have had a maker -that there must have existed, at some time and at some place or other, an artificer or artificers who formed it for the purpose which we find it actually to answer, who comprehended its construction and designed its use.” Según Paley, los seres vivos presentan diseños aún más complejos que un reloj. Dondequiera que hay diseño, hay un creador y sólo un diseñador inteligente puede haber dado lugar a tales adaptaciones, al igual que sólo un relojero inteligente puede fabricar un reloj: “The marks of design are too strong to be got over. Design must have had 10 Capítulo I Capítulo I Origen de la controversia a designer. That designer must have been a person. That person is God.” Esta explicación sobrenatural sobre la existencia de las adaptaciones prevaleció hasta que, en 1859, Darwin publicara su teoría de la selección natural. Mediante esta teoría, Darwin demostraba que el diseño de los seres vivos podía explicarse como el resultado de un proceso natural sin necesidad de inWilliam Paley. Teólogo vocar la existencia de un creador. Como señala Ayala ingles y máximo represen(2000), Darwin completó la revolución copernicana, tante del “argumento del consistente en demostrar que el universo está goberdiseño” nado por leyes naturales, extendiendo este propósito al mundo de los seres vivos. En “El origen de las especies” Darwin expresa su argumento sobre la teoría de la selección natural de la siguiente forma: “Let it be borne in mind how infinitely complex and close-fitting are the mutual relations of all organic beings to each other and to their physical conditions of life. Can it, then, be thought improbable, seeing that variations useful to man have undoubtedly occurred, that other variations useful in some way to each being in the great and complex battle of life, should sometimes occur in the course of thousands of generations? If such do occur, can we doubt (remembering that many more individuals are born than can possibly survive) that individuals having any advantage, however slight, over others, would have the best chance of surviving and of procreating their kind? On the other hand, we may feel sure that any variation in the least degree injurious would be rigidly destroyed. This preservation of favourable variations and the rejection of injurious variations, I call Natural Selection.” Origen de la controversia progresivamente a las condiciones ambientales, originando las adaptaciones que hoy en día se observan en la naturaleza. Charles Darwin formuló la primera explicación natural sobre la existencia de adaptaciones (© The Bettmann Archive) Uno de los objetivos de Darwin a lo largo de su carrera científica fue demostrar que la selección natural ha sido el mecanismo de cambio evolutivo más importante, pero no descartó la existencia de otros procesos. La actitud pluralista de Darwin a la hora de abordar este tema queda patente en el siguiente párrafo, incluido en la última edición del “El Origen de las especies” (1872): “As my conclusions have lately been much misrepresented, and it has been stated that I attribute the modification of species exclusively to natural selection, I may be permited to remark that in the first edition of this work, and subsequently, I placed in a most conspicuous position –namely at the close of the Introduction- the following words: “I am convinced that natural selection has been the main, but no the exclusive means of modification”. This has been of no avail. Great is the power of steady misinterpretation”. Darwin cita como mecanismos alternativos las leyes de correlación del crecimiento (“laws of the correlation of growth”) (caracteres relacionados genética u ontogenéticamente) y la modificación directa del ambiente sobre los organismos (es decir, la plasticidad fenotípica). Es decir, a lo largo de la evolución pudieron aparecer variaciones favorables que conllevaron a un aumento del éxito reproductivo de sus portadores. Generación tras generación, estos organismos fueron seleccionados y sus variaciones adaptativas fueron trasmitidas a su progenie, mientras que los organismos menos adaptados a las condiciones ambientales, tuvieron menor éxito reproductivo y perecieron. Mediante este mecanismo de selección, los organismos se ajustaron Sin embargo, a finales del siglo XIX algunos seguidores de Darwin (entre los cuales se cita a Wallace como principal promotor) tendieron a magnificar el papel de la selección natural, reduciendo al mínimo la importancia de otros mecanismos. Según estos, se considera que la selección natural ha sido la principal fuerza directiva de la evolución. En consecuencia, cualquier cambio experimentado por un rasgo a lo largo de la historia es adaptativo, es decir, estaría moldeado exclusivamente por la selección natural. Bajo esta perspectiva, la selección natural explicaría prácticamente el 100 % de la variabilidad de una estructura; ningún otro factor sería necesario para explicar la forma de los organismos. 11 12 Capítulo I Origen de la controversia Capítulo I Origen de la controversia Este pensamiento seleccionista estricto predominó en los estudios de biología evolutiva durante varias décadas y dio lugar a lo que posteriormente Gould y Lewontin (1979) denominaron el “programa adaptacionista” (“the adaptationist programme”). En su popular obra “The Spandrels of San Marco and the Panglossian Paradigm: A critique of the Adaptationist Programme” estos autores critican la falta de rigor científico de los estudios evolutivos basados en la exclusividad de la selección natural y retoman la idea de Darwin sobre la importancia de otros mecanismos en la evolución de los seres vivos, resaltando la necesidad de adoptar una visión pluralista a la hora de explicar el cambio evolutivo. Según el programa adaptacionista, cualquier rasgo de un organismo era considerado a priori como una adaptación, es decir, como una estructura moldeada por la acción de la selección natural, y la investigación se centraba prácticamente en elaborar un argumento adaptativo plausible. En la elaboración de estos argumentos, la concordancia que guardaban en relación con la selección natural era el único criterio utilizado para aceptarlos. De acuerdo con Gould y Lewontin (1979), el programa adaptacionista partía de dos asunciones: · Los organismos pueden ser considerados como un conjunto de rasgos indepedientes, cada uno de los cuales ha sido optimizado paso por paso por la selección natural. · Pueden existir relaciones funcionales (“trade-offs”) entre ciertos rasgos que impidan que cada uno de ellos alcance el óptimo esperado. En estos casos, los rasgos presentarán la mejor solución frente a las diferentes demandas. La primera de las aunciones implica que cada rasgo esté codificado por un gen diferente y que solamente la mutación de este gen pueda variar su fenotipo. Esta asunción es errónea por dos razones. En primer lugar, exiten relaciones a nivel genético entre los distintos rasgos de un organismo, de modo que un mismo gen puede afectar el fenotipo de más de una estructura, y viceversa, una misma estructura puede ser modificada por la acción de varios genes. En segundo lugar, no se puede predecir el efecto fenotípico de un cambio genético a partir de la nueva secuencia de ADN; los posibles efectos de una mutación se hacen patentes a través de los procesos ontogenéticos. 13 Figura I-1. Hipótesis esquemáticas sobre la función genotipo-fenotipo. (a) El sencillo sistema mendeliano donde existe una relación directa entre el genotipo y el fenotipo. (b) Un modelo genético cuantitativo donde se comtemplan relaciones más complejas como la pleiotropía (parte superior) y la epistasis (parte inferior). (c) Modelo más realista donde las relaciones entre el genotipo y el fenotipo están mediadas por los procesos epigenéticos que tienen lugar durante el desarrolllo (modificado de Pligliucci, 2001) Con el redescubrimiento de las leyes de Mendel, después de la publicación de “El origen de las especies”, se pensaba que la relación entre el genotipo y el fenotipo era directa y que seguía este modelo tan simple como el de “un gen-un rasgo” (fig. I-1a). Sin embargo los organismos son entes integrados que evolucionan como un todo y no un conjunto de rasgos que varían de forma independiente. La relación funcional entre el genotipo y el fenotipo (“genotype-phenotype mapping function”) es mucho más compleja que la expresada por el modelo mendeliano. A nivel del genoma, existen interacciones entre los distintos genes. Un gen puede afectar directamente a más de un rasgo fenotípico, fenómeno denominado pleiotropía (“pleiotropy”), o indirectamente a través de su control sobre otros genes, fenómeno denominado epistasis (“epistasis”) (fig. I-1b). Como señala Hall (2003), a pesar de que estos fenómenos fueron descu14 Capítulo I Origen de la controversia biertos en las primeras décadas del siglo XX, muchos investigadores siguieron asumiendo, de hecho, una relación uno-a-uno entre el genotipo y el fenotipo. Desde la genética se elaboraron modelos complejos en los cuales se contemplaba la existencia de interacciones entre genes. Al igual que en el modelo mendeliano, el genoma ocupaba un papel central y se asumía que un cambio en el genotipo se traducía directamente en un cambio fenotípico, es decir, que las propiedades de los rasgos estaban detalladamente escritas en el genoma. Sin embargo, un zigoto se convierte en un individuo adulto mediante el desarrollo ontogenético, o como apunta Walsh (2003, p. 282): “Genotypes becomes phenotypes through the process of development”. El desarrollo de un organismo añade una componente nueva en la relación G→F, la componente epigenética, que queda omitida en los modelos extrictamente genéticos. Esta comFigura I-2. El fenotipo del rasgo (punto b) no ponente hace referencia a los proalcanza el pico adaptativo (punto a) porque cesos que tiene lugar más allá del existe un “trade-off”, o relación antagónica, entre dos rasgos o dos funciones de un mismo gen, a nivel celular. El fenotipo no rasgo. es simplemente el producto de la lectura del genotipo. El ADN es un código para la formación de proteínas, pero este código sólo toma forma dentro de un sistema celular. La célula, además de poseer la maquinaria necesaria para la lectura del genoma, activa y determina la función del gen. Fuera de un contexto celular, no hay actividad, no hay proteína, no hay efecto fenotípico. Las condesaciones celulares trasducen la información registrada en el genoma al fenotipo del organismo (Hall, 2003). Capítulo I Origen de la controversia predeterminado en su ADN sino que emerge durante el desarrollo mediante procesos epigenéticos (interacción célula-célula, induccción de tejidos, integración funcional). Puesto que la condición espacio-temporal de la célula determinará la función del gen, el efecto fenotípico de una mutación estará determinado por los procesos epigenéticos que tienen lugar durante el desarrollo (fig. I-1c). Los genes no contienen, a la vez, los materiales y los planos para la formación del organismo: “Genes provide the building blocks whose translation, elaboration, Figura I-3. El fenotipo del rasgo (círculo) no alcanza el pico adaptativo. En este caso, a diferencia del anterior (fig. I-2) no existe un “trade-off”. Esta posibilidad no es contemplada por el programa adaptacionista. and interpretation are the key phenotypic changes in ontogeny and phylogeny, and whose products provide the raw material for ontogeny and for the sequence of ontogenies known as phylogeny” (Hall, 2003, p. 221). Hay que tener en cuenta que la importancia de la célula en el desarrollo ontogenético no implica la desestimación del papel de los genes: “[both] determine in reciprocal contingency the structure (and function) of all regulatory sequences of transcription or translation; they co-define and co-construct“ (NeumannHeld, 1999, citado en Roberts, 2001). Salvo alguna excepción, todas las células de un organismo contienen el genoma completo. Sin embargo cada una de ellas sigue una vía de desarrollo distinta, porque cada una regula su actividad genética dependiendo del momento y el lugar del embrión donde aparece. Es decir, el destino de una célula no está La primera asunción del programa adaptacionista también implica que no hay límites en la formación de nuevos fenotipos, de manera que tarde o temprano se origine el fenotipo óptimo. Sin embargo no todas las formas imaginables (dentro de las leyes físicas universales) pueden ser generadas a lo largo de la evolución puesto que existen limitaciones (“constraints”) a nivel genético/epigenético. Si las mutaciones son aleatorias e introducen cambios en todas las direcciones, como propone la nueva síntesis, la seleción natural es la única componente que determina la dirección del cambio evolutivo. Sin embargo, teniendo en cuenta 15 16 Capítulo I Origen de la controversia Capítulo I Origen de la controversia que el desarrollo determina, en último lugar, los fenotipos disponibles, éste debe ser considerado una componente adicional en la determinación del cambio evolutivo: “panglosiana”, en alusión al Dr Panglos, personaje de la obra Cándido de Voltaire. Los autores resaltan el optimismo del Dr Panglos mediante un párrafo en el que éste explica a Cándido porque existen enfermedades venéreas: “However...it is clear that developomental reprogramming provides additional possible source of directionality...which might be effective even if the molecular-level changes caused by mutation were entirely random” (Arthur, 2000, p.55). “It is indispensable in this best of worlds. For it Columbus, when visiting the West Indies, had not caught this disease, which poisons the source of generation, wich frecuently even hinders generation, and is clearly opposed to the great end of Nature, we should have neither chocolate nor cochineal”. En cuanto a la segunda asunción, puesto que se asume que la selección natural es la única causa necesaria para explicar el fenotipo, la única explicación posible en caso de que un rasgo presente un fenotipo diferente al esperado es que éste mantenga una relación antagónica (“trade-off”), bien entre las diferentes tareas que desarrolla, bien con otro rasgo (fig. I-2 y I-3). Sin embargo, existen otras causas que pueden explicar porque una estructura no alcanza un pico adaptativo, como son la pleiotropia, el desarrollo o la deriva genética (“genetic drift”). Como apuntan Gould y Lewontin, el programa adaptacionista no niega la existencia de estos mecanismos, si no que reduce al mínimo su importancia para justificar, en la práctica, su exclusión en la explicación de la forma. Y añaden: “The adaptationist programme is truly Panglossian. Our world may not be good in abstract sense, but it is the very best we could have”. Esta visión del cambio evolutivo guiado únicamente por la selección natural es una visión muy simplista de como ha podido acontecer la historia evolutiva de los organismos. Como se ha comentado con anterioridad, esta visión no tiene en cuenta una serie de puntos claves que apuntan a la importancia de otros mecanismos, éstos son: · El desarrollo ontogenético tiene una importancia crucial como elemento intermedio entre la introducción de mutaciones y su efecto fenotípico. La selec- En definitiva, según el programa adaptacionista la selección natural es omnipotente y ha moldeado paso por paso cada uno de los rasgos de un organismo hasta obtener una forma idónea, y cuando no se alcanza la forma perfecta es por el bien del organismo. Gould y Lewontin tachan esta visión de la evolución de Figura I-4. La curva de “fitness” no presenta un pico, en consecuencia, el óptimo está representado por un conjunto de fenotipos (zona sombreada). Si varios de ellos son producidos, la fijación de uno u otro será fruto del azar. 17 Figura I-5. El término “spandrel” hace referencia al espacio triangular que se forma entre dos arcos ortogonales y un techo abovedado (izquierda) o entre dos arcos contiguos y un techo plano (derecha). En la basílica de San Marcos (Venecia), los “spandrels” están decorados con mosaicos que encajan admirablemente en estos espacios triangulares. Sin embargo, la forma de los “spandrels” es un subproducto arquitectónico, y no fueron diseñados para representar los mosaicos, como sin embargo, sugiere el gran ajuste de los dibujos. Gould y Lewontin (1979) utilizan este término para referirse a aquellos cambios fenotípicos que son subproducto de cambios localizados en una estructura asociada, y que por tanto, no deben su forma a su función biológica. 18 Capítulo I Origen de la controversia ción sólo actúa sobre los fenotipos existentes, no interviene en su formación. La variabilidad genética y el desarrollo determinan los fenotipos disponibles sobre los cuales actuará la selección. · El organismo es un ente integrado; los rasgos están relacionados a nivel genético/epigenético. Las características del desarrollo determinan el grado de dependencia de las estructuras, y por tanto, su transformación, su evolución. · La selección natural es uno de los dos mecanismos mediante los cuales se puede fijar el fenotipo de una población. La alternativa a la selección natural es la deriva genética. Mientras que la selección natural es la fijación de la variante fenotípica de la población que presenta mayor éxito reproductivo (mayor “fitness”), la deriva genética es la fijación de una variante fenotípica al azar. La genética de poblaciones predice que la deriva genética es más importante cuando la población es pequeña. En estos casos se considera la deriva genética como una fuerza antagónica a la selección natural. Sin embargo, la deriva genética también actuará cuando las variantes de la población no presenten diferencias en el “fitness”, independientemente del tamaño de la población (fig. I-4). · El progama adaptacionista sólo contempla el caso de que una estructura evolucione en relación a un mismo regimen selectivo. Sin embargo, una estructura puede ser el producto de fuerzas selectivas pasadas, que actuaron directamente sobre ella o que mediaron su cambio actuando sobre estructuras asociadas. La crítica de Gould y Lewontin (1979) caló muy hondo. El impacto fue tal que el término adaptacionismo, e incluso la palabra adaptación, tomaron una cognotación peyorativa: “One of us attended a seminar in the early 1980s at which the speaker announced that he would no use the word adaptation in his talk. Rather, to avoid controversy and association with the negative implications of adaptationism, he would use the word ‘banana’ whenever he meant adaptation” (Rose y Lauder, 1996, p. 2). Capítulo I Origen de la controversia tancia de considerar al organismo como un ente integrado, y por tanto, de considerar el desarrollo como fuerza evolutiva. En consecuencia, la variabilidad de una estructura no puede ser explicada exclusivamente por la selección natural; las estructuras también pueden ser moldeadas por factores internos. Es decir, la integración del organismo puede conducir a que una estructura varie como subproducto de un cambio adaptativo en otra estructura. En este caso, la forma de dicha estructura no puede ser explicada únicamente por su función biológica. Los autores denominan “spandrels” a estas variaciones (fig. I-5): “Because multicellular organisms are structurally complex and built of many integrated parts, any primary adaptation must generate a set of architecturally enjoined side consecuences, or spandrels. The number and complexity of these spandrels should increase with the intricacy of the organism under consideration.” (Gould, 1997, p. 10754). La cuestión que se plantean Gould y Lewontin es la siguiente: Lo que observamos en la actualidad es fruto de la historia. A lo largo de la evolución, una misma estructura ha podido ser moldeada por causas internas y externas. Además, las causas externas que han moldeado la estructura no tienen porque corresponderse con las que podemos observar examinando el organismo en su hábitat actual, ya que puede darse el caso de que en un pasado la estructura desempeñase un papel biológico distinto al que desempeña en la actualidad, y por tanto haya sido moldeada por varias fuerzas selectivas. Si una estructura ha sido moldeada por la acción de varias fuerzas, pero sólo conocemos las que actualmente están en vigor, ¿hasta qué punto podemos explicar su forma?: “But if we now have available only the modern structure with its mix of primary adaptations and secondary exapted spandrels -the usual situation in biology when we do not have fossil record of actual historical stages leading to a present structure- then how can we identify and allocate the proper statuses?” (Gould, 1997, p. 10752). Más importante aún, en el trasfondo del trabajo de los “spandrels” se sugiere una nueva definición del término adaptación que se publicará tres años más tarde (Gould y Vrba, 1982). En esencia, Gould y Lewontin resaltan la impor- Como respuesta a esta cuestión, Gould y Vrba (1982) reservan el término adaptación para aquellas estructuras que no han sido alteradas secundariamente como consecuencia de un cambio localizado en otra estructura (no han sido moldeadas por fuerzas internas) y que además han sido moldeadas a lo largo 19 20 Capítulo I Origen de la controversia de la evolución para la función que actualmente llevan a cabo. La razón de esta respuesta es clara, sólo en estos casos la función actual de la estructura sería suficiente para explicar su forma. Las demás estructuras: 1) aquellas previamente moldeadas para una determinada función, y posteriormente readaptadas para un nuevo uso, y 2) aquellas que deben parte de su forma a procesos internos, son denominadas exaptaciones (“exaptation”). Para estas estructuras, las fuerzas selectivas actuales no serían suficientes para explicar su forma. Ambas, adaptaciones y exaptaciones son agrupadas bajo el término, aptación (“aptation”) (Gould y Vrba, 1982). Gould y Vrba (1982) dan un vuelco a la situación, si antes todas la estructuras eran consideradas adaptaciones, con esta nueva definición prácticamente cualquier rasgo es una exaptación: “If ear bones and gill arches are regarded as the same trait...then ear bones are exaptations...because the bones no longer function to support gills. Indeed nearly every trait is an exaptation if we go back far enough in time”. (Reeve y Sherman, 1993, p. 3). Gran parte de la controversia que existe de hoy en día sobre el significado de la palabra adaptación y la metodología apropiada para su análisis, es debida a la terminología desarrollada por estos autores (Sober 1984; Fisher 1985; Coddington 1988; Thornhill 1990; Harvey and Pagel 1991; Baum and Larson 1991; Reeve and Sherman 1993; Lauder et al. 1993; Griffiths 1996; Amundson 1996; Wilkins 1998; Autum et al. 2002; Bock 2003). Según la definición propuesta por Gould y Vrba (1982), una estructura es una adaptación si se originó para llevar a cabo la función actual, y que además, sigue siendo útil para el organismo (sigue adaptada a las condiciones ambientales). Es decir, una adaptación debe haber sido originada y mantenida por la selección natural. Estos dos requisitos constituyen, respectivamente, lo que se denomina el criterio del origen histórico (“criterion of historical genesis”) y el criterio del uso actual (“criterion of current utility”). Capítulo I Origen de la controversia independientemente de su utilidad actual, otros defienden que para determinar el estatus de una estructura sólo es necesario saber si ésta aumenta actualmente el “fitness” del organismo, resaltando la inrelevancia de conocer su pasado (Bock 1980; Fisher 1985; Reeve and Sherman 1993). Según Reeve y Sherman (1993), detrás de esta discordia subyace la formación del investigador. Como apunta Antonovics (1987, citado en Reeve and Sherman, 1993): “Evolution, as a science, consists of two quite disparate disciplines, an inference of past evens and the study of present-day processes”. Los investigadores formados en paleontología o sistemática resaltan el aspecto histórico, los formados en ecología, el estado actual. Para los primeros una adaptación es una estructura que ha sido moldeada por la seleción natural; para los segundos, una adaptación es una estructura mantenida por la selección natural. Para Gould y Vrba (1982) una adaptación es una estructura moldeada y mantenida por la selección natural para el papel biológico que desempeña actualmente. Los organismos que observamos hoy en día son a la vez fruto de un tiempo pasado y presente, han evolucionado y siguen evolucionando. Reeve y Sherman (1993) señalan que para tratar ciertos aspectos de una estructura será necesario conocer su pasado, por ejemplo, para explicar su trayectoria evolutiva o su origen. Sin embargo, para saber por qué una determinada estructura predomina sobre otras en un determinado ambiente, será importante conocer la función presente de la estructura y su relación con el “fitness” del organismo, independientemente de como ésta llegó a tener su configuración actual. Algunos autores han sugerido la utilización del término adaptación para referirse el aspecto histórico de un rasgo y el adjetivo adaptativo (“adaptive trait”) para referirse a su “fitness”. Sober hace hincapié en esta diferencia: Esta definición ha recibido críticas totalmente contradictorias que reflejan la complejidad del asunto. Mientras que para unos autores es imprescindible conocer la historia evolutiva del rasgo (Williams 1966; Sober 1984; Thornhill 1990), “Adaptation and “fitness” (adaptedness) are complementary concepts. The former looks to the past, reflecting the kind of history that a trait has had. The latter looks to the future, indicating the chances that organisms have for survival and reproductive sucess. These retrospective and prospective concepts are mutually independent. An adaptation [criterio histórico] may cause problems for 21 22 Capítulo I Capítulo I Origen de la controversia the organisms that have it; a changed enviroment may mean that an adaptation is no longer advantageous” (Sober, 1984, p. 210). Según Reeve y Sherman (1993) el conflicto sólo puede resolverse elaborando una definición apropiada para cada tipo de cuestión y sugieren una definición basada sólo en el “fitness” para investigar por qué ciertos fenotipos predominan frente a otros en determinados ambientes. Si los fenotipos que predominan son aquellos que aumentan el “fitness” del organismo, estos fenotipos son considerados adaptaciones, si no es así, se trata de rasgos no adaptativos cuya frecuencia es debida a otros procesos como la deriva genética, migración, selección de una estructura asociada o cambios medioambientales recientes. La definición es la siguiente: “An adaptation is a phenotypic variant that results in the highest “fitness” among a specified set of variants in a given environment”. Según esta definición no importa la trayectoría que haya seguido la estructura, sólo es relevante conocer si actualmente su predominio es debido a la selección natural. En cuanto al estudio de la forma, el hecho de comprobar que una variante morfológica es más eficiente que otras en el desarrollo de una determinada tarea, potenciando la capacidad reproductora de sus portadores -es decir, demostrar el criterio del uso actual como proponen Reeve y Sherman (1993)- nos permitirá demostrar que la variante está adaptada a las condiciones actuales. Pero si el criterio histórico no se cumple, y otras fuerzas han actuado sobre la estructura dejando secuelas sobre su morfología, nos encontramos frente al problema expuesto por Gould y Vrba (1982), no se puede concluir que la estructura esté adaptada a las fuerzas actuales en su totalidad. Origen de la controversia nes ambientales (presentes y pasadas), a la integración con otras estructuras, a su filogenia y al azar. Si queremos explicar el 100 % de la variabiliadad de una estructura deberemos conocer todas las fuerzas que han influido sobre la pieza a lo largo de la historia; no será suficiente conocer los agentes selectivos actuales. Pero podemos enfocar el problema desde otra perspectiva. Puesto que en la mayoría de los casos sólo conocemos las fuerzas selectivas actuales, en vez de intentar explicar el 100 % de la variabilidad de la estructura, podemos analizar qué porcentaje de la variabilidad es explicado por dichas fuerzas. De esta forma no es necesario conocer el conjunto de fuerzas que han moldeado la estructura a lo largo de su evolución (información que en la gran mayoría de los casos no está disponible), y tampoco es necesario que se cumpla el criterio del origen histórico, porque ya no es necesario hacer referencia a la estructura en su totalidad, sino que mediante métodos tales como el usado aquí, se puede extraer sólo la porción de la estructura adaptada a las fuerzas actuales. Al no considerar la posibilidad de reconocer las secuelas de fuerzas pasadas, Gould y Vrba (1982) se ven forzados a desarrollar una terminología que refleje el pasado histórico de la estructura. Así, si sobre la estructura sólo han actuado las fuerzas actuales, se trata de una adaptación, si han actuado varias fuerzas selectivas y/o fuerzas internas, se trata de una exaptación. Sin embargo, si no nos referimos a la totalidad de la pieza, sino sólo a una porción de ésta, ya no es necesario utilizar un concepto de adaptación tan restricitivo como el propuesto por Gould and Vrba (1982). METODOLOGÍA DE LA TESIS La variabilidad morfológica de una estructura puede ser debida a las condicio- En la presente tesis se propone la utilización conjunta del método comparativo (Martins and Hansen 1996; Diniz-Filho et al. 1998; Rohlf 2001) y el análisis morfométrico (Kuhl and Giardina 1982; Rohlf 1990; Bookstein 1991; Rohlf and Marcus 1993) para fraccionar la forma de una estructura. El primero nos permite aislar los efectos de la filogenia, es decir, la similitud que pesentan las especies por el hecho mismo de estar emparentadas, pudiendo así evaluar el efecto independiente del ambiente. El segundo nos permite visualizar gráficamente los cambios de forma asociados a las variables ambientales, o en general, a cualquier variable predictoria. Esto último no es posible en los análisis morfo- 23 24 Frente a este problema, Gould y Vrba (1982) deciden usar el término adaptación sólo para aquellas estructuras cuya variabilidad morfológica se debe únicamente a las condiciones actuales, es decir, para aquellas estructuras que cumplen el criterio del origen histórico y del uso actual. Sin embargo, existe una solución alternativa que evita la necesidad de adoptar el concepto de adaptación de Gould y Vrba, y por tanto, evitando la confusión a la que ha conducido. Capítulo I Origen de la controversia lógicos tradicionales, porque los datos (generalmente longitudes) no conservan la geometría de la pieza. Además, para la obtención de patrones de correlación forma-ambiente interpretables desde un punto de vista biológico, se propone realizar el análisis siguiendo el esquema ecomorfológico desarrollado por Bock y von Wahlert (1965). A continuación, se expone el esquema ecomorfológico de Bock y von Wahlert (1965) que sirve de marco teórico a la metodología propuesta. Seguidamente, se desarrolla la metodología mediante su aplicación al estudio de la mandíbula de los espáridos (Pisces, Osteichthyes) 25 Comparación del esqueleto de varios primates, en “Evidence as to Man’s Place in Nature” de Thomas Huxley (1863). Capítulo II Esquema ecomorfológico En 1965, Bock y von Wahlert desarrollaron los fundamentos teóricos de la ecomorfología. En dicho trabajo se describen en detalle los elementos que intervienen en la interacción entre el organismo y su ambiente. Entre sus principales aportaciones, se clarifica la distinción entre el término “función” y “papel biológico”. y se resalta la importancia del comportamiento como nexo de unión entre la estructura y los factores ambientales. Siguiendo este esquema, se pueden distinguir qué cambios morfológicos están relacionados con el papel biológico de la estructura, y por tanto, representan una adaptación. A continuación se expone el esquema ecomorfológico de Bock y von Wahlert (1965) representado en la figura II-1. EL ORGANISMO RASGO (“FEATURE”) Un rasgo es cualquier parte o característica del organismo, sea ésta morfológica, fisiológica, comportamental, bioquímica, etc. Los rasgos morfológicos de un organismo son sus estructuras. Las comportamentales, el tipo de reacciones que exhibe el organismo frente a diferentes estímulos. Como fisiológicas, por ejemplo, están las variables que caracterizan los procesos fisiológicos. Como bioquímicas, los ciclos de reacciones químicas que ocurren en el organismo. Bock y von Wahlert (1965) definen un rasgo de la siguiente forma: cualquier parte o atributo de un organismo será un rasgo si figura como sujeto en una oración descriptiva del organismo. Un rasgo será cualquier subdivisión del organismo, la cual será específica del método de estudio. Normalmente los límites de un rasgo son arbitrarios. Por ejemplo, la aleta de un pez es tratada frecuentemente como un rasgo que forma parte del aparato locomotor. Las aletas de diferentes peces son comparadas entre si y clasificadas según su forma. La morfología funcional estudia las características de sus movimientos. Sin embargo, una aleta puede subdividirse en varios rasgos, éstos son: radios, músculos, estructuras cartilaginosas, tejido conectivo y ectodermo. A su vez, por ejemplo, los radios se subdividen en una base y un tallo, zonas segmentadas más flexibles y zonas sin segmentar, procesos posteriores e interiores que articulan el radio. 30 Capítulo II Esquema ecomorfológico Capítulo II (“FORM”) La forma de un rasgo es su apariencia. Según Bock y von Wahlert (1965): en cualquier oración que describa un rasgo de un organismo, su forma sería la clase de predicados de composición material y de disposición, forma y apariencia de estos materiales, siempre que estos predicados no hagan mención al medio ambiente del organismo. La forma en morfología podría referirse a la geometría de una estructura o al material del que está compuesta. En etología podría referirse al patrón de movimientos, incluyendo las estructuras implicadas. En fisiología, las estructuras que participan en los procesos fisiológicos o los valores de las medidas fisiológicas. Como forma en bioquímica se podrían considerar las moléculas, poros, canales, membranas que participan en determinados procesos bioquímicos, número y orden de las reacciones. Figura II-1. Esquema de las relaciones entre los elementos del organismo y el medio ambiente implicados en unaadaptación biológica. ∑ FORMA Esquema ecomorfológico Desde del punto de vista morfológico, un rasgo puede presentar varias formas. Las plumas que forman las alas de las aves cambian de forma durante el vuelo, y el cambio de forma en cada momento, determina exactamente su función. Otras estructuras que presentan varias formas son los músculos, el cristalino, el corazón o los pulmones. Cada cambio en la forma conlleva un cambio o una variación en la función de estas estructuras. Por ejemplo, los cambios de curvatura del cristalino producidos por el músculo ciliar, provocan variaciones en la distancia focal (una función) de la lente, que le permite enfocar finamente objetos situados a diferentes distancias. Cuando el corazón cambia de forma debido a los movimientos de contracción y dilatación del músculo cardíaco, se originan variaciones de presión que le permiten bombear la sangre. FUNCIÓN (“FUNCTION”) La función de un rasgo es su acción. Desde un punto de vista morfológico, sería como trabaja la estructura. Según Bock y von Wahlert (1965): en cualquier oración que describa un rasgo de un organismo, sus funciones serían la clase de predicados que incluyen todas las propiedades físicas y químicas que emergen de su forma (es decir, del material y su disposición) incluyendo todas las propiedades que emergen del incremento en la organización, siempre que estos predicados no hagan mención al medio ambiente del organismo. Bock y von Wahlert (1965) señalan que la palabra función se ha utilizado comúnmente tanto para referirse a las propiedades físico-químicas de los rasgos como al papel 31 32 Capítulo II Capítulo II Esquema ecomorfológico Esquema ecomorfológico biológico que realizan a lo largo de la vida del organismo. Como remarcan los autores, se trata de dos conceptos diferentes que deben distinguirse con claridad, para lo cual se deben emplear palabras diferentes. Así, proponen que la palabra “función” se utilice para referirse a las propiedades emergentes de la forma de un rasgo, mientras que el uso que hace el organismo de las facultades que ofrece un rasgo, sea denominado “papel biológico” (“biorole”) o función biológica. de compresión, tensión y distorsión. Cada una de estas funciones le confieren a los huesos la facultad de soportar carga, servir como estructura de anclaje para materiales elásticos y como armazón de protección. Así, los huesos sirven de soporte para el cuerpo del organismo, como puntos de anclaje de los músculos y como protección de los órganos vitales. Como indica la definición anterior, la función emerge de la forma del rasgo. La función de un hueso es inherente a su geometría, al material que lo compone y a su disposición interna, es decir, su función deriva de su forma. Forma y función son dos dimensiones inseparables de los rasgos fenotípicos. La forma y la función de un rasgo constituyen el denominado complejo forma-función. Como indica Wainwright (1988): Las dos componentes de un rasgo fenotípico descritas con anterioridad forman el complejo forma-función, también denominado facultad. Una facultad es la combinación de una forma y una función. Siguiendo a Bock y von Wahlert (1965) una facultad puede definirse como: en cualquier oración que describa un rasgo biológico de un organismo, sus facultades serían aquella clase de predicados que incluyen una combinación de forma (composición material y disposición) y una función (propiedades físico-químicas) del rasgo, siempre que estos predicados no hagan mención al medio ambiente del organismo. “In the real world that we all study –the living organisms- form and function are never separate. No form exist other than as a result of function. No form exist without a function, and no function exist without a formal cause and context...Our minds separate form and function as an analytical exercice: in our reductionist world, we take things apart to see how they work”. La forma de un rasgo puede estudiarse sin analizar cuales son sus funciones, al igual que pueden estudiarse las funciones de un rasgo sin conocer con exactitud su forma. De hecho, la morfología de vertebrados fue en sus principios una ciencia centrada principalmente en la descripción y en la anatomía comparada, sin tener en cuenta los aspectos funcionales de las estructuras (Bock, 1990). Por otra parte, la falta o una inadecuada descripción morfológica, ha conllevado a la realización de trabajos de morfología funcional en los cuales la forma de la estructura se trata como una caja negra (Bock, 1994). Pero si lo que se pretende es comprender la forma de vida de un organismo, se debe considerar la forma y la función de un rasgo como una unidad, puesto que las facultades que ofrece un rasgo son propias del complejo forma-función, y son precisamente las propiedades del complejo forma-función las que el organismo aprovecha para desenvolverse en la naturaleza. Un rasgo puede tener varias funciones incluso cuando sólo posea una forma. Los rasgos con varias formas poseen casi siempre varias funciones, o una misma función que varía. Un hueso mantiene su firmeza cuando se le aplican fuerzas 33 FACULTAD (“FACULTY”) La visión global de un rasgo conduce a su facultad, es decir, la utilidad que éste ofrece en el desarrollo de la vida del organismo. Puesto que el organismo hace uso de las facultades de un rasgo para llevar a cabo sus funciones biológicas, es la facultad la que entra en contacto con el entorno del organismo, la que entabla la relación entre el rasgo del organismo y el medio ambiente. En consecuencia, la facultad es la unidad sobre la que actúa el medio ambiente; es la unidad sujeta a selección natural y el aspecto del rasgo adaptado al medio ambiente. Cuando una facultad utilizada de un rasgo se modifica, la interacción entre el organismo y el medio ambiente experimenta un cambio. La facultad es la unidad evolutiva del rasgo. “Neither the form nor the function alone can be an adaptation or can comprise an evolutionary unit because natural selection cannot act upon just the form or the function of a feature. Neither component is sufficient by itself to interact with a factor in the enviroment of the organism; both must be present” (Bock y von Wahlert, 1965). Un rasgo puede presentar tantas facultades como funciones. Cuando un rasgo presenta una forma y varias funciones, la combinación de la forma con cada una de las funciones da lugar a una facultad. En el caso de tener varias formas y 34 Capítulo II Capítulo II Esquema ecomorfológico funciones, cada combinación de forma y función deriva en una facultad. La espina de la aleta dorsal de un pez, al igual que otras estructuras óseas, es resistente a la fuerza de compresión y sirve de soporte a la aleta. Su rigidez junto a su forma puntiaguda también la faculta para pinchar, de modo que puede ser utilizada como estructura de defensa. Un pez puede defenderse frente al ataque de un predador desplegando sus aletas impares, de modo que, de forma conjunta, aumenta de tamaño y levanta las espinas dificultando su captura. El poder defensivo de las espinas dorsales lo ilustran espectacularmente las especies del género Balistes, donde las tres espinas de la primera aleta dorsal se articulan de forma que, una vez desplegada la primera espina (la de mayor tamaño y muy robusta), ésta queda bloqueada y no es posible plegarla si no se acciona el tercer radio. En algunos casos, como por ejemplo en el género Trachinus y Scorpaena, las espinas de las aletas inyectan sustancias nocivas además de los daños mecánicos que producen al clavarse. Las escamas de los peces presentan dos funciones que son aprovechadas para desempeñar dos papeles biológicos. Su impermeabilidad permite aislar el cuerpo del medio ambiente. Su rigidez sirve de protección frente a lesiones mecánicas. Las aletas pectorales de los peces forman parte del aparato locomotor y pueden ser utilizadas como órgano de gobierno de los movimientos o como órgano propulsor. Es un rasgo que presenta modificaciones de forma, tamaño y posición, y que puede adquirir otras funciones como: locomoción terrestre y béntica, adhesión, excavación, planeo, camuflaje, defensa o copulación (Geerlink, 1989). Las características de las aletas pectorales de los peces voladores (fam. Exocoetidae) permiten que estos peces sean capaces de planear fuera del agua. Los peces voladores pueden utilizar esta facultad de sus aletas para escapar de sus predadores. Las especies de la familia Gobiesocidae poseen unas aletas pelvianas transformadas en un órgano adhesivo que les permite adherirse a las rocas. En este caso, las aletas pelvianas no están facultadas para la natación. Cuando un rasgo presenta varias facultades que son utilizadas por el organismo, debe adaptarse de forma que conserve cada una de sus facultades. Su adaptación será el resultado de un compromiso entre los diferentes factores am35 Esquema ecomorfológico bientares que actúan sobre éste. Un rasgo podrá estar mejor adaptado cuanto menor número de facultades deba mantener. EL PAPEL BIOLÓGICO (“THE BIOLOGICAL ROLE”) El papel biológico o función biológica de una facultad es el uso que hace el organismo de la estructura durante el desarrollo de su vida, es su significado biológico. Según Bock y von Wahlert (1965): en cualquier oración que describa un rasgo de un organismo, los papeles biológicos serían aquella clase de predicados que incluyan todas las acciones o usos de las facultades (los complejos forma-función) del rasgo por parte del organismo en el curso de su vida, siempre que estos predicados hagan mención al medio ambiente del organismo. Como señalan los autores, para averiguar el significado biológico de una facultad es imprescindible observar al organismo en libertad. El papel biológico no se puede averiguar mediante un estudio llevado en un laboratorio. Sin embargo, según Szalay (2000), también es posible deducir el papel biológico de ciertas estructuras presentes en organismos fósiles en base a los conocimientos ecológicos y funcionales de los organismos vivos. Cada facultad utilizada por el organismo posee al menos un papel biológico. Además, una misma facultad puede servir para más de un papel biológico. La aleta caudal sirve de órgano propulsor en los peces que presentan locomoción tuniforme (Lindsey, 1978). La facultad de propulsarse puede ser empleada por el pez para llevar a cabo varias funciones biológicas, por ejemplo: buscar un hábitat, cazar, escapar de los predadores, aparearse. Las funciones biológicas relacionan los rasgos del organismo con los factores medioambientales. Son las que determinan qué conjunto de factores ecológicos actúan sobre los rasgos, por tanto, son las que determinarán que cambios fenotípicos aumentarán la supervivencia, es decir, conducirán su adaptación. LOS FACTORES AMBIENTALES HÁBITAT (“UMGEBUNG”) El hábitat o “umgebung” de un organismo es el conjunto de factores ambientales, bióticos y abióticos, que podrían interaccionar con éste. El hábitat no es específico de un determinado organismo, si no que hace referencia a unas con36 Capítulo II diciones generales bajo las cuales pueden convivir un determinado número de seres vivos. El hábitat de un organismo puede definirse sin su presencia. HÁBITAT ESPECÍFICO (“UMWELT”) El hábitat específico o “umwelt” es el conjunto de factores ambientales, bióticos y abióticos, que en un momento dado están interaccionando con éste. El “umwelt” sólo puede descubrirse mediante la observación del organismo en su medio natural. Los factores que forman el “umwelt” son un subconjunto del “umgebung”. Un factor ambiental perteneciente al “umgebung” puede incorporarse al “umwelt” cuando el organismo establece una interacción entre sus facultades y dicho factor ambiental a través de las funciones biológicas, o cuando un nuevo factor ambiental actúa sobre el organismo. Un factor ambiental que deja de interactuar con el organismo, pasa de pertenecer a su “umwelt”, a formar parte del “umgebung”. EL ENLACE ORGANISMO-MEDIO AMBIENTE EL SYNERG Capítulo II Esquema ecomorfológico (“THE SYNERG”) La relación entre el organismo y el medio ambiente se produce a través de la interconexión que se forma entre una facultad y una fuerza selectiva. El papel biológico de la facultad determina cual será la interconexión que se establece, puesto que éste determina la fuerza selectiva que actúa sobre la facultad. Entonces, una interconexión está compuesta por el papel biológico de la facultad y la fuerza selectiva que actúa sobre ésta. Esta unión entre el papel biológico y la fuerza selectiva es denominada “synerg” para indicar la actuación mutua entre el organismo y el entorno. Según Bock y von Wahlert (1965): un synerg es el vínculo entre el organismo y su umwelt formado por una fuerza selectiva del umwelt y el papel biológico de una facultad. El medio ambiente actuará sobre el organismo dependiendo de su comportamiento. Un pez piscívoro puede ir en busca de sus presas, capturándolas mediante persecución, o puede permanecer inmóvil, a la espera, y capturar las presas al acecho. El tipo de presa es el mismo, pero la estrategia de captura es muy distinta. Cada una requiere una serie de habilidades distintas por parte del 37 Esquema ecomorfológico predador, y cada tipo de predador presentará unos rasgos fenotípicos distintos. Un pez piscívoro que persiga a su presa, necesitará contrarestar la capacidad de escape de su presa y poseer un aparato trófico que le permita retener la presa en la boca (p. ej., unas mandíbulas que se muevan con rapidez, unos dientes afilados). Un pez que cace al acecho, necesitará camuflarse con el sustrato, ser capaz de acelerar a gran velocidad para no dar tiempo a reaccionar a su presa, poseer un aparato trófico que le permita tragarse a su presa (p. ej., una boca grande que succione con fuerza). El modo de utilización del factor ambiental por parte del organismo determinará la fuerza selectiva que actuará sobre éste, de modo que determinará el synerg, y en consecuencia, la adaptación resultante. El uso del factor ambiental por parte del organismo está influenciado en gran medida por su historia evolutiva. EL NICHO (“THE NICHE”) El nicho de un organismo es el conjunto de las interacciones existentes entre sus rasgos y las fuerzas selectivas del medio ambiente, es decir, el conjunto de “synergs” que unen al organismo con su umwelt. Según Bock y von Wahlert (1965): el nicho de un organismo es definido como la suma de todos sus synergs. El nicho es la suma total de las relaciones entre el organismo y su “umwelt” El nicho viene definido por el uso que hace el organismo de los factores ambientales. Según este punto de vista, el nicho de un organismo solamente puede definirse en su presencia. Cuando el organismo desaparece, desaparece su nicho. No cabe la posibilidad de la existencia de nichos vacíos. Nuevos nichos aparecen a medida que las especies van evolucionando y van estableciendo “synergs”. Si el nicho de una especie cambia, ya sea porque hay un cambio en su “umwelt” o porque se modifica el uso que hace el organismo de algún factor ambiental, habrá una alteración de las fuerzas selectivas que actúan sobre el organismo, dando lugar a la posibilidad de desarrollar nuevas adaptaciones. 38 Colección de mandíbulas de espáridos. Capítulo III Diseccionando la forma INTRODUCCIÓN: TRABAJOS ECOMORFOLÓGICOS EN PECES El aparato trófico de los peces actinopterigios ha experimentado una gran radiación adaptativa a lo largo de la evolución. De los peces palaeoniscoideos a los acantopterigios, aumenta la red de conexiones entre las piezas óseas, aumentando la movilidad de las mandíbulas (Lauder, 1982; Schaeffer y Rosen, 1961). Las modificaciones del premaxilar jugaron un papel importante en el origen de las intensas radiaciones que acontecieron a nivel de los peces teleósteos y acantopterigios (fig. III-1a). Las principales modificaciones del aparato trófico de los teleósteos se localizaron en las mandíbulas y el palatino. Así, se mejora la unión entre el palatino y el dentario que pasa de estar formada por tejido conectivo a convertirse en una articulación en forma de ball-and-socket (una articulación formada por una esfera que encaja en una depresión cóncava). La rama descendente del premaxilar se extiende posteriormente por debajo del maxilar, excluyendo a éste de la abertura bucal y reemplazándolo funcionalmente (Schaeffer y Rosen, 1961) (fig. III-1b). A nivel de los acantopterigios se originó el mecanismo de protusión (movimiento anterior, anterodorsal o anteroventral del premaxilar y giro del dentario sobre su articulación con el esqueleto suspensorio de forma que la boca entera se mueve anterior, anterodorsal o anteroventralmente) (Motta, 1984) del premaxilar que caracteriza al grupo y que supuso un aumento del potencial adaptativo del aparato trófico. El mecanismo de protusión condujo a una gran diversidad morfológica de la mandíbula superior (Lauder, 1982). Parte del contenido de este capítulo está publicado en la revista Journal of Evolutionary Biology (2004) 17: 941-952. En la región marino costera, los cambios evolutivos de las mandíbulas parecen estar relacionados con un aumento en la capacidad manipuladora (Gosline, 1987). La estructura mandibular de los teleósteos inferiores, representada por el género Perca, parece estar adaptada a la captura de presas evasivas relativamente grandes mediante un comportamiento que combina el nadar hacia la presa, succionarla hacia la cavidad bucal y agarrarla con las mandíbulas. El movimiento de expansión de las cavidades oral y opercular que originan la corriente de succión hacia la boca, parece ser el movimiento más importante del proceso. En los teleósteos más evolucionados, el aparato trófico experimenta cambios que reducen su capacidad de succión, a favor de un aumento en la capacidad de ma42 Capítulo III Diseccionando la forma Capítulo III nipulación. La mejora de la capacidad de manipulación abrió la posibilidad de explotar nuevos recursos que no podían ser capturados mediante succión, como los organismos sésiles o los organismos bentónicos que viven entre las irregularidades del sustrato. En consecuencia a las nuevas demandas funcionales que conllevó la captura de este tipo de presas, los teleósteos desarrollaron especializaciones en la mandíbula y en los dientes, que utilizan para cortar, mordisquear, raspar, arrancar, etc. (a) (b) Palatino e hiomandibular: rayado oblícuo; maxila: rayado horizontal; premaxilar, negro; Abrebiaturas: br, arcos branquiales; cl, cleitro; hb, hioideo; iop, interopercular; md, dentario; op, opercular; pop, preopercular; pt, postemporal; scl, supracleitro; sop, subopercular. (c) Figura III-1a. Disposición de las piezas esqueléticas cuando la boca está abierta. Se han representado tres ordenes de peces actinopterigios que muestran las tendencias evolutivas del esqueleto suspensorio. A lo largo de la evolución, el esqueleto suspensorio se vuelve más complejo, estructural y funcionalmente, aumentando su potencial adaptativo. Nótese como la mandíbula superior (en color negro) que en un principio está sujeta a la base del cráneo, adquiere mayor grado de desarrollo y movilidad. Esqueletos de un paleoniscoideo (a), un holósteo (b) y un acantopterigio (c) (Schaefffer y Rosen, 1961). 43 Diseccionando la forma Figura III-1b. Diagrama de la evolución de la mandíbula superior. En la condición primitiva (parte superior), el premaxilar, de tamaño muy reducido, y el maxilar están dispuestos contiguamente; en el estado derivado (parte inferior), el maxilar está montado sobre el premaxilar. (Rosen, 1982 La gran diversidad del aparato trófico de los peces actinopterigios parece estar relacionada con la repartición del recurso alimentario. Según la revisión realizada por Ross (1986) sobre las comunidades ícticas, el recurso trófico es el factor más importante en la organización de las comunidades, especialmente, en los sistemas rocosos de los mares templados. En estas comunidades, es más importante la segregación de las especies a lo largo de un gradiente de variación trófica que a lo largo de otros gradientes. Dada la importancia del alimento en la estructuración de las comunidades y la diversificación del mecanismo alimentario, el estudio de las adaptaciones morfológicas relacionadas con la dieta ha sido un área de investigación en de44 Capítulo III Diseccionando la forma sarrollo. Algunos trabajos analizaron, a nivel descriptivo, la relación entre la forma y las características ecológicas de las presas (Keast y Webb, 1966; De Martini, 1969; Chao y Musick, 1977; De Silva et al., 1980; Kotrschal, 1989; Motta, 1989) o entre la forma y el comportamiento del predador durante la toma de alimento (Yamaoka, 1982; Yamaoka, 1983; Kanda y Yamaoka, 1995). Karr y James (1975) y Miles y Ricklefs (1984) proponen el uso del análisis de correlación para investigar cuantitativamente el modelo de covariación entre la morfología y la ecología. Wikramanayake (1991), Motta et al. (1995) y Winemiller et al. (1995), entre otros, aplican el análisis de correlación canónica para analizar la correlación entre la forma del cuerpo, de la boca y las preferencias de microhábitat y alimento entre varias comunidades de peces. El hecho de encontrar una correlación entre la forma y una fuerza selectiva no demuestra que exista una relación causa-efecto entre la forma y el medio ambiente, de modo que el método de correlación no es suficiente para descubrir el carácter adaptativo de la estructura (Bock, 1980; Motta y Kotrschal, 1992). Para pasar del modelo de covarianza entre la forma y la ecología a un modelo de causa-efecto, y así descubrir el carácter adaptativo del rasgo, es necesario investigar de que modo los cambios de forma influyen sobre el desempeño de la función biológica, y cómo determinadas funciones son más adecuadas frente a determinadas fuerzas selectivas (Wainwright, 1996). Los estudios de morfología funcional permiten encontrar el nexo causa-efecto entre los modelos de cambio morfológico y ecológico, necesario para demostrar una adaptación. Siguiendo esta línea de investigación, Wainwright (1988) estudia la morfología funcional de las placas faríngeas de un grupo de lábridos, determinando los parámetros importantes en la potencia de trituración, y propone la utilización de estos parámetros para explicar el consumo de presas duras por parte de los lábridos. Norton (1991), Norton y Brained (1993) y Norton (1995) llevan a cabo pruebas experimentales en el laboratorio, en las cuales se mide el éxito de la captura, la cinemática de ataque (distancia mínima entre el predador y la presa, velocidad de ataque) o la hidrodinámica del modo de alimentación (presión bucal y opercular) cuando el predador come diferentes tipos de presa, con el fin de testar hipótesis sobre la causa determinante de la composición de la dieta. Capítulo III Diseccionando la forma morfológicos entre el aparato trófico y la dieta. Estas causas pueden ser debidas a restricciones reales o metodológicas. Las posibles causas reales pueden ser ecológicas (disponibilidad del recurso, competencia), comportamentales (flexibilidad comportamental), fisiológicas (limitaciones sensoriales, incapacidad de digerir ciertos alimentos) y morfológicas (plasticidad fenotípica) (Motta y Kotrschal, 1992). Algunos ejemplos de causas metodológicas que pueden producir una falta de correlación pueden ser: no seleccionar las variables morfológicas apropiadas, no atinar con la fuerza selectiva más influyente, la utilización de métodos estadísticos no adecuados, falta de una hipótesis nula correcta para comprobar la relación ecomorfológica, falta de conocimiento sobre el modo de vida de la especie o falta de conocimiento sobre las características anti-predador de la presa (Motta y Kotrschal, 1992; Norton, 1995). Como indica Norton (1995) la mayor limitación de los estudios ecomorfológicos es el desconocimiento sobre la relación causa-efecto entre los patrones morfológicos y ecológicos. Otra limitación importante es la necesidad de contar con la filogenia del grupo. Dos especies pueden presentar rasgos fenotípicos similares porque han heredado estos rasgos a través de un ancestro común y no porque ambas especies han derivado adaptaciones similares frente a las mismas fuerzas selectivas. En un estudio ecomorfológico, solamente cuando la variación morfológica explicada por la filogenia (es decir, la similitud morfológica debida a un ancestro común entre las especies, o inercia filogenética) es tenida en cuenta, las relaciones entre el fenotipo y el uso del recurso pueden ser analizadas adecuadamente (Douglas y Matthews, 1992; Losos y Miles, 1994; Barbosa y Moreno, 1995). En los estudios comparativos, la información filogenética debe ser una parte integral del análisis (Felsenstein, 1985; Norton et al., 1995). Existen varias causas que pueden dificultar la investigación de patrones eco- Los espáridos son un grupo especialmente adecuado para investigar relaciones ecomorfológicas por 1) la gran diversidad morfológica que presentan, 2) la abundante información disponible sobre su ecología trófica y 3) sobre sus relaciones filogenéticas, debido a las recientes revisiones de la sistemática del grupo (Garrido-Ramos et al., 1995; Garrido-Ramos et al., 1999; Orell, 2000; Hanel y Sturmbauer, 2000; Summerer et al. 2001). Otros factores que facilitan el objetivo de la tesis son: 1) la valiosa información sobre morfología funcional del aparato trófico en peces (Alexander, 1967, 1970; Lauder, 1983; Lauder 45 46 Capítulo III Diseccionando la forma Diseccionando la forma y Clark 1984, entre otros), 2) la existencia de modelos ecomorfológicos que pueden ser útiles para orientar el estudio o contrastar los resultados (e.j., Kotrschal, 1989; Norton, 1991, 1995; Motta et al., 1995; Wainwright y Richard 1995, Winemiller et al., 1995, entre otros) y 3) la posibilidad de aprovechar las ventajas ofrecidas por las nuevas técnicas morfométricas (Rohlf y Marcus, 1993; Caldecut y Adams, 1998) para describir patrones morfológicos. Tamaño de la muestra Acrónimo Premaxilar Dentición Bo_boo 6 6 De_den 8 8 Di_ann 15 10 Di_pun 10 9 Di_sar 18 13 Di_vul 13 13 Li_mor 4 4 Ob_mel 6 5 Pa_aca 10 4 Pa_bog 5 6 Pa_ery 14 9 Pa_pag 9 8 Sa_sal 5 5 Sp_aur 9 8 (a) Especie Boops boops (Linnaeus, 1758) Dentex dentex (Linnaeus, 1758) Diplodus annularis (Linnaeus, 1758) Diplodus puntazzo (Cetti, 1777) Diplodus sargus (Linnaeus, 1758) Diplodus vulgaris (Geoffroy St. Hilaire, 1817) Lithognathus mormyrus (Linnaeus, 1758) Oblada melanura (Linnaeus, 1758) Pagellus acarne (Risso, 1827) Pagellus bogaraveo (Brünnich, 1768) Pagellus erythrinus (Linnaeus, 1758) Pagrus pagrus (Linnaeus, 1758) Sarpa salpa (Linnaeus, 1758) Sparus aurata Linnaeus, 1758 Tabla III-1. Lista de las especies incluidas en el estudio ecomorfológico del premaxilar y la dentición. Capítulo III (b) En el presente estudio se analiza cuantitativamente la influencia de la dieta sobre la forma del aparato trófico en un grupo de espáridos del Mediterráneo occidental. El método correlativo no es suficiente para desvelar la existencia de adaptaciones (Bock, 1980, Motta y Kotrschal, 1992), pero representa el primer paso en los estudios ecomorfológicos (Motta y Kotrschal, 1992), y a partir de cual, se pueden formular hipótesis de trabajo. En este sentido, este estudio representa el primer esfuerzo en la tarea de revelar posibles adaptaciones del aparato trófico de los espáridos. MÉTODOS ADQUISICIÓN DE DATOS Figura III-1. a) Vista labial de un premaxilar donde se muestra la disposición de las apófisis; b) localización de los “landmarks” (puntos rojos) seleccionados para alinear los contornos del diente y el premaxilar. 47 Se ha estudiado la morfología trófica de 14 especies de espáridos mediante el análisis del premaxilar y su dentición (tabla III-1). Se capturaron imágenes de 132 premaxilares y 108 dientes con una cámara analógica (Microm-ECV) provista de un objetivo macro 48 Diseccionando la forma Capítulo III Diseccionando la forma (Sigma). Las imágenes se digitalizaron mediante el programa Optimas. Todas las imágenes capturadas corresponden al lado labial del premaxilar izquierdo. Sobre la imagen de la cara labial del premaxilar, se trazó el contorno (“outline”) del hueso. 49 (b) Se determinaron las coordenadas x e y de 100 puntos para cada “outline” utilizando el programa tpsDig 1.31 software (Rohlf, 2001). Además, para cada “outline”, se tomaron las coordenadas de dos “landmarks” (puntos específicos de las formas biológicas que se localizan según criterios anatómicos o geométricos y que pueden ser reconocidos con facilidad en cada uno de los objetos) (Slice et al., 1996) (fig. III-1, III-2a). Todas las “outlines” se iniciaron en el “landmark 1” y se digitalizaron en el sentido de las agujas del reloj. Antes del análisis de la forma, los contornos se alinearon (trasladaron, rotaron y escalaron). El eje definido entre los dos “landmarks” se utilizó para reorientar los especímenes. El punto medio del eje se trasladó al origen y los contornos se rotaron hasta que el segundo “landmark” quedó alineado con el eje de abscisas. Para el escalado de los objetos, el “centroid size”, definido como la raíz cuadrada de la suma al cuadrado de las distancias de cada “landmark” al centro de gravedad (Bookstein, 1991, Slice et al., 1996), se igualó a la unidad. (a) La observación previa de las mandibulas de cada una de las especies permitió comprobar que los dientes anteriores de la fila labial, directamente relacionados con la captura de las presas, son los que muestran mayor diversificación morfológica, de modo que, para el análisis de la dentición, se seleccionó el primer diente de esta fila. En algunas especies, la fila labial presenta algunos pequeños dientecillos cónicos por delante de los dientes más desarrollados; en este caso, los dientes más pequeños no se han considerado y se ha seleccionado el primero de los dientes bien desarrollados. Se capturó una imagen de la vista frontal de cada diente sobre la cual se trazó el contorno del tallo, cerrando la curva a nivel de la incisión entre el pedicelo y el tallo mediante una línea recta (fig. III-1). Las mandíbulas procesadas fueron diseccionadas de especímenes adultos. Sólo se analizaron las hemimandíbulas enteras y los dientes bien implantados y que mostraban un reducido desgaste, lo cual disminuyó sustancialmente el tamaño potencial de la muestra. Figura III-2. Adquisición de datos para el análisis morfométrico de la forma.. Para extraer la forma de la pieza se han obtenido contornos (“outlines”) formados por las coordenadas xy de 100 puntos a partir de imágenes digitales (a). Antes de su análisis, los contornos deben trasladarse, rotarse y escalarse para poder ser comparados (b) (ver texto para más detalles). Capítulo III 50 Capítulo III Capítulo III Diseccionando la forma Diseccionando la forma Figura III-3. Análisis de la forma. Para el análisis de contornos cerrados, los puntos que definen el contoorno se ajustan a la función Elíptica de Fourier mediante el análisis eliptico de Fourier. Los parámetros que componen la función elíptica de Fourier , se utilizan como los descriptores de la forma de cada una de las piezas mandibulares. Mediante el análisis se pasa de una matriiz de contornos formada por tantas filas como nº de ejemplares analizados y 200 columnas (las coordenadas xy de los 100 puntos del contorno), a obtener una matriz de armónicos, formada por el mismo nº de filas que la anterior y un nº de columnas variable según el nº de armónicos considerados. El nº de armónicos seleccionado debe optimizarse teniendo en cuenta que: a medida que se incrementa el nº de armónicos, se aumenta la definición de la forma, pero a la vez se debe incrementar el tamaño de la muestra. DESCRIPCIÓN DE LA FORMA Para capturar la forma descrita por las coordenadas xy se llevó a cabo un análisis elíptico de Fourier (“Elliptic Fourier Analysis”, Kuhl y Giardina, 1982). Los puntos se ajustaron a la función elíptica de Fourier y los parámetros estimados para cada contorno se utilizaron como las variables morfológicas que definen la forma del especimen. Cuanto mayor es el número de elipses calculado para un contorno, más ajustada es su reconstrucción cuando se superponen todas las elipses computadas. Por otra parte, a medida que se aumenta el número de elipses, se aumenta el número de variables, lo que indirectamente conduce a tener que incrementar el tamaño de la muestra. A través de la representación gráfica de la superposición de armónicos, se comprobó que un número de 15 elipses reconstruía con precisión el contorno de los objetos (Fig. III-3). La matriz de armónicos constituida por tantas filas como número de ejemplares (132 para el premaxilar, 108 para los dientes), y 62 columnas (4n + 2; n = nº de armónicos) se obtuvo mediante el programa NTSYSpc (Rohlf, 1993). Debido al limitado número de piezas que se han podido analizar con respecto al número de variables morfológicas (62 variables), se llevó a cabo un análisis de componentes principales (PCA), basado en la matriz de varianza-covarianza, para reducir el número de dimensiones del morfoespacio y así poder aplicar análisis multivariantes. Llevando a cabo un análisis de componentes principales sobre la matriz de varianza-covarianza, la distancia entre ejemplares en el espacio morfológico definido por las variables originales se mantiene en el espacio definido por los “eigenvectors” (Ricklefs y Miles, 1995). Los tres primeros ejes del PCA representaron la mayor proporción de la varianza de las variables originales y se seleccionaron como variables morfológicas. En este punto del análisis, la forma de cada especimen queda definida por los tres valores correspondientes a cada una de las tres variables morfológicas resultantes del PCA. ANÁLISIS ESTADÍSTICO Para reconocer los patrones de cambio de forma de las especies se realizó un análisis discriminate de la “matriz morfológica”, formada por 3 columnas (los tres ejes del PCA) y 132 (en el caso del premaxilar) ó 108 filas (en el caso de los dientes) corespondientes al número de ejemplares. Este análisis busca variables no correlacionadas que son combinación lineal de las variables input y que 51 52 53 Suau y López (1976) 0 0.25 0 Sparus aurata 0.75 Verlarque (1985, 1990); Antolić et al. (1994) Manooch (1977); Chakroun-Marzouk y Kartas (1987); Fanlo et al. (1993) 0 0 0 0.25 1 Sarpa salpa 0 0 Pagrus pagrus 0.75 Ghannudi (1982); Rosecchi (1983); Ardizzone y Messina (1983) Morato et al. (2002) 0.25 0 0.25 0.75 0 Pagellus erythrinus 0 0 Pagellus bogaraveo 0.75 Domanevskaya y Patokina (1985); Morato et al. (2002) 0 0.5 0 Pagellus acarne 0.5 Fasola et al. (1997); Zabala et al. (1997) Froglia (1977) 0 0.5 0 0 1 0 Oblada melanura 0.5 0 Lithognathus mormyrus Sala (1996) Sala (1996) 0 0 0 0 Diplodus vulgaris 0 1 0.75 Diplodus sargus 0.25 Bell y Harmelin-Vivien (1983) Sala (1996) 0 0 0 0 0 1 Diplodus puntazzo 0.75 0.25 Diplodus annularis Morales-Nin y Moranta (1997) 0 1 0 Referencias Anato y Ktari (1983); Bell y Harmelin-Vivien (1983) 0.5 P MN 0 0 MB 0 En varios trabajos ecomorfológicos, se ha resaltado la importancia de la movilidad de las presas como posible fuerza selectiva en interacción con el diseño del pez. Así, Norton (1991, 1995), justificó experimentalmente la relación eco- Dentex dentex Barel (1983) resaltó que la clasificación taxonómica de las presas, usualmente utilizada en los trabajos de alimentación, no es adecuada para estudios ecomorfológicos y debe ser reemplazada por una clasificación que refleje las demandas funcionales que las presas presentan a los predadores. S HÁBITOS ALIMENTARIOS 0.5 Para observar gráficamente los patrones de cambio de forma definidos por los ejes canónicos se siguió el método descrito por Monti et al. (2001). Este procedimiento consiste en tres pasos: 1) calcular los parámetros de la regresión múltiple entre las variables armónicas (variables dependientes) y las variables canónicas (variables independientes); 2) Calcular las variables armónicas correspondientes a un determinado punto del espacio canónico utilizando la ecuación de la regresión. 3) Obtener las coordenadas xy correspondientes a las variables armónicas utilizando la inversa de la transformación elíptica de Fourier. Para visualizar los cambios de forma definidos por cada uno de los ejes canónicos, se ha recuperado la forma de la outline correspondiente al punto máximo y mínimo de cada eje. Para ello se ha combinado la utilización de los programas Excel y NTSYS. Boops boops Los valores canónicos correspondientes a los centroides de las especies (la media de los puntos correspondientes a los especímenes) se utilizaron como variables morfológicas en el análisis de correlación entre la morfología del aparato trófico y la ecología trófica de las especies. De este modo, la forma del premaxilar de cada especie ha pasado de estar representada por la ordenación de cada uno de los individuos en un espacio formado por 62 variables que describen la forma completa de la hemimandíbula, a estar representada por la configuración media de la población que reúne las características morfológicas que más la separa del resto de especies. Especie maximizan las distancias entre las especies (variables canónicas). En el espacio definido por las variables canónicas, las especies se ordenan según su similitud morfológica; cuanto más parecidas son dos especies, menor es la distancia espacial entre ellas. Diseccionando la forma Capítulo III Diseccionando la forma Tabla III-2. Clasificación de los hábitos alimentarios de las especies estudiadas según las categorías ecológicas de las presas. S: presas sésiles; MB: presas móviles bentónicas; MN: presas nectónicas; P: presas planctónicas. Capítulo III 54 Capítulo III Capítulo III Diseccionando la forma Diseccionando la forma morfológica entre la movilidad de las presas y la morfología corporal de los peces de la familia Cottidae. Mediante pruebas de alimentación llevadas a cabo en el laboratorio, se comprobó que los cótidos con boca pequeña utilizaban comportamientos de ataque similares a los predadores que se alimentan mediante succión, y tuvieron menor éxito en la captura de presas evasivas que los cótidos de boca grande, los cuales engullían (“ram feeders”) las presas. Según Norton, el ataque mediante engullición es más efectivo que el ataque mediante succión cuando se intenta atrapar a una presa que utiliza su habilidad locomotora para escapar del depredador. Poseer una mayor área de captura (boca grande) podría significar una mejora en la captura de presas evasivas para un predador que se alimenta engullendo. que utilizan los microhábitats ofrecidos por la compleja estructura del bentos (ej., poliquetos, gasterópodos, crustáceos, ofiuros, erizos, peces sedentarios), y “presas nectónicas”, representada por organismos que se mueven libremente en la columna de agua, cerca o más allá del fondo, y que escapan de los predadores mediante su capacidad locomotora (ej., cefalópodos, peces); la categoría “plancton” incluyó organismos de tamaño diminuto (mesoplancton) que viven en la columna de agua. En las especies pertenecientes a la familia Labridae, Wesneat (1994) investigó la relación ecomorfológica entre la cinemática del aparato trófico y el porcentaje de presas evasivas en la dieta. Los movimientos bucales tienen lugar mediante sistemas de palancas que transmiten el movimiento de los músculos y mueven las piezas bucales durante la depredación. Wesneat (1994) estudió la morfología funcional de estos sistemas de palancas y su relación con la habilidad para depredar sobre diferentes tipos de presa. El diseño de un sistema de palancas determina la fracción de la fuerza y de la velocidad de contracción del músculo que se transmite al movimiento de las mandíbulas. Existe una incompatibilidad en el movimiento de las mandíbulas, de forma que no es posible construir un mecanismo que favorezca a la vez ambos tipos de movimientos. Un mecanismo que maximice la transmisión de la fuerza generada por el músculo, minimiza la transmisión de la velocidad. Según el modelo ecomorfológico descrito por Wesneat (1994), las especies piscívoras, con un mayor porcentaje de presas evasivas en la dieta, presentaron unas mandíbulas con movimientos más rápidos que los observados en las especies depredadoras de invertebrados bentónicos. Los datos de alimentación se recopilaron de trabajos de especímenes adultos (tabla III-2) En el presente estudio, se ha seguido esta clasificación porque parece plausible que esté relacionada con las principales tendencias morfológicas de los espáridos. Por otra parte, en los trabajos de dieta revisados, usualmente se resume la alimentación de las especies de acuerdo con estas categorías ecológicas. La clasificación de los hábitos alimentarios se basó en las principales presas ingeridas por las especies. Para resolver el problema presentado por las especies que depredan sobre más de una categoría trófica, muestran cambios estacionales y/o difieren en la importancia de las presas que caracterizan la dieta de acuerdo el área de estudio, se han utilizado variables “fuzzy” (ter Braak y Smilauer, 1998) para construir la matriz ecológica de modo que los hábitos alimentarios de las especies pueden estar representados por más de una categoría (tabla III-2). En la determinación de los hábitos alimentarios, se han seguido las observaciones realizadas por los autores en referencia a las categorías ecológicas de las presas. FILOGENIA MOLECULAR DE LA FAMILIA SPARIDAE Secuencias para el análisis De acuerdo con estas observaciones, la clasificación de las presas de las especies estudiadas se realizó en base su estrategia de escape. Las presas se agruparon en cuatro categorías: la categoría “presas sésiles”, incluyó los vegetales y los animales que viven fijados al sustrato (ej., esponjas, bivalvos adherentes, cirrípedos, hidrozoos bentónicos, briozoos); la fauna móvil se dividió en “presas bentónicas”, que agrupa los organismos que viven asociados al sustrato y Los marcadores genéticos seleccionados para establecer las relaciones filogenéticas de los espáridos son secuencias parciales del gen mitocondrial citocromo b (Cyt-b) (aprox. 1,1 pKb) y del gen para la subunidad mayor (16S) del ARN ribosomal mitocondrial (ADNr 16S) (aprox. 480 pb). Las secuencias utilizadas han sido previamente publicadas y se encuentran accesibles en GenBank con los siguientes números de acceso: Boops boops (AJ319810, Cyt-b; AJ247268, ADNr 16S), Dentex dentex (AF143197; AJ247271), Diplodus annularis 55 56 Tabla III-3. Matriz de distancias filogenéticas en base a las secuencias de Citocromo-b y ADNr ribosómico 16S combinadas. Bo_boo De_den Di_ann Di_pun Di_sar Di_vul Diseccionando la forma Capítulo III Diseccionando la forma Capítulo III (continuación tabla III-3) Li_mor Ob_mel Pa_aca Pa_bog Pa_ery Pa_pag Sa_sal Bo_boo - De_den 0.39672 - Di_ann 0.33271 0.4152 - Di_pun 0.27018 0.329 0.18635 - Di_sar 0.28135 0.38862 0.19421 0.10663 - Di_vul 0.29106 0.33935 0.1499 0.11853 0.12465 - Li_mor 0.32465 0.38837 0.28169 0.22782 0.25008 0.25235 - Li_mor Ob_mel 0.30649 0.35484 0.20172 0.09807 0.13207 0.14258 0.22263 Ob_mel - Pa_aca 0.32174 0.40694 0.27163 0.19867 0.19667 0.19573 0.26589 Pa_aca 0.21362 - Pa_bog 0.32433 0.40222 0.28764 0.19935 0.20498 0.19932 0.2602 Pa_bog 0.21609 0.04054 - Pa_ery 0.4503 0.21118 0.38062 0.36839 0.39601 0.34838 0.37503 Pa_ery 0.38124 0.41357 0.3809 - Pa_pag 0.37852 0.16606 0.39749 0.32868 0.36597 0.32514 0.35871 Pa_pag 0.32661 0.40625 0.39271 0.15082 - Sa_sal 0.22059 0.40342 0.32854 0.26892 0.28996 0.25425 0.33634 Sa_sal 0.29251 0.30955 0.29732 0.39825 0.36512 - Sp_aur 0.33394 0.4328 0.30293 0.2375 0.21488 0.22898 0.27092 Sp_aur 0.22887 0.24904 0.26316 0.38286 0.3931 0.30669 Sp_aur Bo_boo De_den Di_ann Di_pun Di_sar Di_vul (AJ277366; AJ247286), Diplodus puntazzo (AJ277368; AJ247291), Diplodus sargus (AJ277369; AJ247293), Diplodus vulgaris (AJ277370; AJ247294), Lithognathus mormyrus (AF240712; AJ247285), Oblada melanura (AF240701; AF247399), Pagellus acarne (AF240713; AJ247281), Pagellus bogaraveo (AJ319818; AJ247283), Pagellus erythrinus (AJ276881; AJ247284), Pagrus pagrus (AF240729; AJ247277), Sarpa salpa (AF240704; AJ247269), y Sparus aurata (AF240735; AJ247279). Como grupo externo para el análisis, se han utilizado las secuencias homólogas para los mismos genes de Spondyliosoma cantharus (AF240705; AJ247280). - somal seleccionado. Tres nuevos “gaps” de alineamiento son necesarios en las posiciones 297, 351, y 362, sin que ninguno de ellos represente ambigüedad en las posiciones informativas que determinan. Análisis filogenético Debido al carácter codificante de las secuencias Cyt-b, el reconocimiento de posiciones homólogas entre las secuencias de cada especie es sencillo. En el caso del ADNr 16S, diferencias en longitud entre fragmentos homólogos obliga a introducir cuatro posiciones con “gaps” de alineamiento entre las posiciones 200 y 229, precisamente en una región hipervariable del fragmento del gen ribo- La reconstrucción filogenética basada en la combinación de ambos marcadores se ha obtenido aplicando el criterio de máxima verosimilitud, utilizando el programa PAUP* versión 4.0b10 (Swofford, 2002). Para la utilización de este criterio, y como paso previo a la estima de la filogenia, es necesario especificar un modelo evolutivo que explique los patrones de sustitución nucleotídica observados para el marcador utilizado. El modelo evolutivo correspondiente a la matriz combinada se ha deducido utilizando el programa ModelTest versión 3.06 (Posada y Crandall, 1998). Este método aplica dos estadísticos diferentes para la selección del modelo evolutivo que mejor se ajusta a un conjunto particular de datos, en este caso secuencias de ADN, éstos son: el test del criterio de máxima verosimilitud y el criterio de información de Akaike (CIA) (Akaike, 57 58 Alineación de las secuencias Capítulo III Diseccionando la forma Diseccionando la forma 1974). Con estos dos criterios, se evalúan un total de 56 modelos evolutivos distintos en los que varían diferentes parámetros relacionados con la dinámica de sustitución nucleotídica en secuencias de ADN: composición nucleotídica, tasas de sustitución de cada nucleótido respecto a las otras tres alternativas, heterogeneidad en las tasas de sustitución en diferentes regiones de la secuencia, y proporción de lugares invariables. Finalmente, se propone un único modelo evolutivo y se proporciona el valor estimado de los parámetros correspondientes para el conjunto de secuencias analizado. Figura III-4. Árbol filogenético de las especies estudiadas, según el criterio de máxima verosimilitud, basado en las secuencias parciales del citocromo b y ADNr (16S) (“Neighbor joining”-TBR). Capítulo III Los parámetros obtenidos con ModelTest se implementan en PAUP* para la estima de los árboles filogenéticos mediante el criterio de máxima verosimilitud. Las búsquedas en PAUP* fueron heurísticas y se realizaron mediante el método de “neighbor joining”. El árbol inicial se obtuvo mediante el algoritmo TBR (Fig. III-4) (Swofford, 2002). Matriz de distancias genéticas El mismo modelo evolutivo especificado por ModelTest 3.06 se ha aplicado para estimar las distancias genéticas de la matriz combinada, usando la opción “Show pairwise distances” en PAUP*. En la tabla III-3 se muestra la matriz de distancias filogenéticas obtenida para las 14 especies estudiadas. INERCIA FILOGENÉTICA En el análisis comparativo de taxones, las especies (es decir, las muestras en sentido estadístico) normalmente no son puntos independientes porque comparten caracteres transmitidos a través de la misma línea filogenética. En este caso, la aplicación de análisis estadísticos puede derivar en conclusiones erróneas (Felsenstein, 1985). En estas últimas décadas se han desarrollado varias metodologías para resolver el problema de la no independencia de los taxones en la biología comparativa (Felsenstein 1985; Harvey and Pagel 1991; Diniz-Filho et al. 1998; Orzack and Sober 2001; Rohlf 2001; Hansen and Orzack 2005). Diniz-Filho et al. (1998) desarrollaron un nuevo método para estimar y corregir la inercia filogenética, llamado “phylogenetic eigenvector regression” (PVR). El método extrae la variación del fenotipo explicada por la filogenia a través de un análisis de regresión múltiple. La variación residual, independiente de las relaciones parentales entre las especies, puede ser utilizada para evaluar 59 60 Diseccionando la forma Capítulo III hipótesis ecomorfológicas. El método consiste en llevar a cabo un análisis de coordenadas principales (PCORD) de la matriz de distancias filogenéticas, y realizar una regresión de los valores morfológicos y los primeros vectores extraídos por el PCORD (los primeros ejes sumarizan los principales patrones de variación de la matriz filogenética). probabilidades basada en 1999 iteraciones. Capítulo III Para comprobar que la matriz de distancias filogenéticas es representada adecuadamente por la matriz resultante del PCORD se aplicó un test de Mantel. La significación del estadístico “z” se calculó a partir de una curva teórica de Diseccionando la forma CORRESPONDENCIA ENTRE LOS PATRONES MORFOLÓGICOS Y ECOLÓGICOS Para comprobar la correlación entre la posición de las especies en el espacio morfológico y las correspondientes posiciones en el espacio ecológico se realizó un análisis de redundancias (RDA). El RDA busca variables ortogonales que sean combinaciones lineales de las originales y que al mismo tiempo expliquen la máxima variación, con la condición de que estas nuevas variables estén, a su vez, máximamente correlacionadas con las variables de un segundo conjunto de coordenadas. El RDA puede considerarse como la generalización multivariante del análisis de regresión. El método utilizado permite analizar el efecto (parcial) de una matriz de variables explicativas (hábitos alimentarios) sobre una matriz respuesta (forma de la estructura), utilizando la matriz de relaciones filogenéticas como covariables. La descomposición de la varianza entre las variables explicativas y las covariables se ha realizado según Legendre y Legendre (1998) y ter Braak y Smilauer (1998). La significación del análisis parcial de las variables explicativas fue determinada mediante el método de Monte Carlo (ter Braak y Smilauer, 1998), basado en 1999 iteraciones. RESULTADOS Figura III-5. Representación gráfica de las variables que definen la forma del premaxilar de cada ejemplar, en el espacio tridimensional formado por los tres primeros ejes del PCA. REDUCCIÓN DE LAS DIMENSIONES DEL MORFOESPACIO Los resultados obtenidos en los análisis de componentes principales (PCA) para las variables morfológicas (62 armónicos) del premaxilar y la dentición de las 14 especies estudiadas se muestran en la tabla III-4. En ambos casos, se seleccionaron los tres primeros ejes del PCA como las nuevas variables morfológicas que se utilizaron como input en el análisis discriminante. Figura III-6. Representación gráfica de las variables que definen la forma del diente de cada ejemplar, en el espacio tridimensional formado por los tres primeros ejes del PCA. 61 En el PCA aplicado a las variables morfológicas de la hemimandíbula, las tres primeras componentes principales explicaron el 88.6 % de la varianza total. La primera componente principal (pc1) explicó el 60.3 % de la varianza, la segunda componente (pc2) explicó el 23.6 %, y la tercera (pc3) explicó el 4.7 % (tabla III-4, fig. III-5). En el caso de la dentición, las tres primeras componentes principales explicaron el 94.4 % de la varianza presente en los datos morfológicos. La pc1 explicó el 51.6 % de la varianza total, la pc2 explicó el 22.9 %, y la pc3 explicó el 19.9 62 Diseccionando la forma Capítulo III Diseccionando la forma Capítulo III % (tabla III-4, fig III-6). Tabla III-4. Coeficientes de correlación (loadings) de los 3 primeros ejes del PCA de las variables morfológicas (15 harmónicos, 62 variables) MODELOS DE VARIACIÓN DE LA FORMA Premaxilar Premaxilar pc1 pc2 A0 0.4329 0.8923 0.0589 C0 0.9373 -0.2575 0.1087 A1 -0.9269 -0.3360 0.0345 C1 -0.9265 0.3099 0.1298 D1 -0.7989 0.4897 0.0178 A2 -0.3195 -0.5869 0.3795 B2 -0.7039 0.2385 -0.4426 D2 0.8771 -0.3448 -0.1517 A3 0.8200 0.1170 -0.4663 B3 0.9256 -0.0704 La figura III-7 muestra la distribución de las especies en el morfoespacio tridimensional definido por los ejes canónicos. Cada especie está representada por el valor de su centroide, correspondiente al valor medio de cada variable canónica correspondiente al conjunto de individuos de la especie. Especies de la misma línea filogenética ocuparon diferentes posiciones en el espacio canónico, indicando diferencias en la forma del premaxilar entre especies emparentadas, especialmente en la primera línea filogenética. Por el contrario, especies de diferentes líneas filogenéticas quedaron próximas en el morfoespacio, mostrando cierto grado de semejanza en la forma de la hemimandíbula. Las especies congéneres también ocuparon posiciones distantes. A nivel específico, el segundo y tercer 0.1739 5.673·10-4 2.220·10-4 % varianza 60.29 23.60 4.70 % varianza acumulada 60.29 83.88 88.58 “Eigenvalue” El análisis discriminante de las variables morfológicas del premaxilar mostró la existencia de grandes diferencias entre especies (Wilk’s Λ = 0.0058511, P = 6.46 x 10-182). Los tres ejes resultantes explicaron el 55, 24.7 y 20.4 % de la varianza explicada, respectivamente (tabla III-5). pc3 4.420·10-4 Dentición pc1 pc2 A0 0.1761 0.4108 0.8861 C0 -0.9662 -0.0217 0.2260 A1 -0.7411 -0.2038 -0.6334 B1 0.7355 -0.6724 -0.0273 C1 0.9656 -0.1966 -0.0939 D1 -0.7891 -0.4806 0.3657 A2 -0.2545 -0.7761 0.3938 B2 0.3280 0.7606 Vector canónico 1.719·10-4 1.490·10-4 % varianza 51.62 22.92 19.87 % varianza acumulada 51.62 74.54 94.41 “Eigenvalue” % Varianza explicada % Varianza acumulada 1 19.73 54.88 54.88 2 8.89 24.73 79.61 3 7.33 20.39 100.0 1 36.90 70.25 70.25 2 15.38 29.28 99.53 3 0.25 0.47 100.0 Premaxilar -0.2999 3.871·10-4 “Eigenvalue” Tabla III-5. Análisis discrimante de las variables morfológicas (3 factores) del premaxilar y la dentición. pc3 Dentición 63 64 Capítulo III Diseccionando la forma Capítulo III Diseccionando la forma Figura III-7. Ordenación de las especies en el espacio canónico formado por los ejes 1, 2 y 3, en base a la forma del premaxilar. Las especies representadas con el mismo símbolo pertenecen a la misma la línea filogenética (fig. III-4). eje canónico separaron las especies Diplodus annularis y Diplodus puntazzo de las especies D. sargus y D. vulgaris. Respecto a las especies del género Pagellus (pertenecientes a la primera línea filogenética) el primer y tercer eje separaron a P. acarne de P. bogaraveo. La especie Lithognathus mormyrus presentó las diferencias de forma más marcadas, quedando claramente separada por el primer eje de las demás especies de su línea filogenética. Mediante el método descrito por Monti et al. (2001) es posible recuperar la forma de la “outline” correspondiente a cualquier punto situado en el espacio canónico. Este procedimiento es de gran utilidad para visualizar los cambios de forma descritos por cada uno de los ejes canónicos, permitiendo reconocer las principales tendencias de cambio de forma que definen la ordenación de las especies estudiadas. La figura III-8 muestra las “outlines” correspondientes al valor máximo y mínimo de cada variable canónica. Las dos “outlines” de un mismo eje se han superpuesto para poder interpretar con mayor facilidad las diferencias de forma. El primer eje canónico expresa principalmente cambios en la anchura, longitud y disposición de la apófisis inferior. Los valores altos (curva negra) corres65 Figura III-8. Cambios de forma del premaxilar definidos por los ejes canónicos 1 (a), 2 (b) y 3 (c). Las outlines de color negro y color rojo corresponden al valor máximo y mínimo de cada eje, respectivamente. 66 Capítulo III Capítulo III Diseccionando la forma ponden a una hemimandíbula con una apófisis inferior delgada y alargada, cuyo eje longitudinal forma un ángulo obtuso respecto al borde anterior de la apófisis ascendente. Los valores bajos (curva roja) corresponden a una hemimandíbula con una apófisis inferior ancha y de longitud semejante a la de su apófisis ascendente, cuyo eje longitudinal forma un ángulo agudo respecto al borde anterior de la otra apófisis. La diferencia más destacada entre los valores máximo y mínimo del segundo eje canónico corresponde a un cambio en la longitud de las apófisis. Los valores altos corresponden a un premaxilar con una apófisis inferior alargada respecto a la apófisis ascendente, y a medida que se desciende hacia el valor mínimo, la apófisis inferior se acorta a la vez que la apófisis ascendente aumenta en longitud. El tercer eje representa diferencias en la anchura de la apófisis ascendente y la región del cuerpo. El valor máximo corresponde a una hemimandíbula ancha en la zona de la apófisis ascendente y del cuerpo; el extremo de la apófisis es romo Diseccionando la forma y el borde posterior del cuerpo es casi recto. El valor mínimo corresponde a un premaxilar que posee un cuerpo más estrecho, cuyo borde posterior presenta una concavidad pronunciada, y una apófisis ascendente delgada que termina en forma puntiaguda. Dentición El análisis discriminante de las variables morfológicas que definen la forma del diente anterior mostró diferencias muy significativas entre especies (Wilk’s Λ = 0.00129256, P = 1.183 x 10-127). Los ejes canónicos 1 y 2 combinados explicaron casi la totalidad de la varianza (99.53 %); la varianza explicada por el tercer eje fue muy baja (menor del 0.5%) (tabla III-5). La ordenación de las especies en el espacio canónico (fig. III-9) sugiere que la forma del diente está influenciada por la inercia filogenética: las especies de una misma línea filo- Figura III-10. Cambios de forma del diente definidos por los ejes canónicos 1 (a) y 2 (b). Las outlines de color negro y color rojo corresponden al valor máximo y mínimo de cada eje, respectivamente. genética ocupan posiciones próximas en el morfoespacio. Las especies de la primera línea filogenética mostraron mayor diversidad de formas de dentición, distribuyéndose a lo largo del primer y segundo eje canónico. El primer eje separó la especie Diplodus annularis de las demás especies del género. Esta especie presenta varias diferencias ecológicas con respecto a las otras especies analizadas. Por ejemplo, D. annularis es una especie típica de las praderas de posidonia, mientras que las otras especies viven preferentemente en fondos rocosos; es la de menor tamaño, pudiendo llegar como máximo a los 25 Figura III-9. Ordenación de las especies en el espacio canónico formado por los ejes 1, 2 y 3, en base a la forma del diente. Las especies representadas con el mismo símbolo pertenecen a la misma la línea filogenética (fig. III-4). 67 68 Capítulo III Capítulo III Diseccionando la forma Diseccionando la forma Tabla III-6. Resultados del análisis de coordenadas principales (“correspondence analysis”) aplicado a la matriz filogenética doble centrada. Factor 1 2 3 “Eigenvalue” % Varianza explicada % Varianza acumulada 0.2592 43.74 43.74 0.1019 17.20 60.94 0.0627 10.58 71.52 CORRECCIÓN FILOGENÉTICA DE LA SIMILITUD FENOTÍPICA Figura III-11. Ordenación de las especies según sus relaciones filogenéticas en el espacio definido por los tres primeros ejes del análisis de coordenadas principales aplicado a la matriz de distancias filogenéticas. Las especies representadas con el mismo símbolo pertenecen a la misma la línea filogenética (fig. III-4). cm, mientras las longitudes máximas de las otras especies están entre los 45 y los 60 cm (Riera et al., 1995); además también presenta una forma y una coloración diferente. El primer eje separó las especies pertenecientes a la segunda y la tercera líneas filogenéticas. Las especies de la segunda línea filogenética (Pagellus erythrinus, Pagrus pagrus y Dentex dentex) ocuparon posiciones cercanas al extremo positivo, mientras que las especies de la tercera línea filogenética (Boops boops y Sarpa salpa) ocuparon posiciones cercanas al extremo negativo. La figura III-10 muestra los modelos de cambio de la dentición expresados por el primer y segundo eje canónico (el tercer eje canónico se ha omitido porque tan sólo representa un 0.47 % de la variación de la forma). El primer eje canónico indica una variación en la dentición (del extremo negativo al positivo) de un diente de tipo incisivo, de tallo ancho y corto, con un margen irregular, hasta un diente de tipo puntiagudo de tallo estrecho y alargado. El segundo eje canónico expresa los cambios de forma comprendidos entre un diente cónico, con un tallo ancho desde la base y una corona de margen romo, y un diente alargado de tipo incisivo, con un tallo estrecho en su base, que va ensanchándose a nivel de 1/3 de su longitud. 69 El método descrito por Diniz et al. (1998), denominado “Phylogenetic Eigenvector Regression” (PVR), permite transformar la matriz de distancias filogenéticas (D) en una serie de “eigenvectors”, llamados vectores filogenéticos, que definen las relaciones filogenéticas entre las especies. Mediante regresión múltiple de la matriz fenotípica (Y) y la matriz formada por los vectores filogenéticos (X) es posible fraccionar la variación de la matriz Y en los componentes P y S. El componente P está formado por los valores estimados de la matriz Y y expresa la variación de la matriz morfológica explicada por la matriz filogenética. El componente S está formado por los residuales de la regresión y expresa la variación de Y que no queda explicada por el grado de parentesco filogenético. Para obtener la matriz de vectores filogenéticos a partir de la matriz de distancias filogenéticas (tabla III-3), se llevó a cabo un análisis de coordenadas principales sobre la matriz D (formada por las distancias filogenéticas) doble centrada. Los resultados obtenidos se indican en la tabla III-6. De los ejes resultantes (14 factores) se seleccionaron los tres primeros, los cuales explicaron el 71.5 % de la varianza de la matriz filogenética. Los ejes seleccionados, ordenados de mayor a menor, explicaron el 43.7%, el 17.2 % y el 10.6 % de la varianza de D. El grado de correlación entre la matriz doble centrada y la matriz de formada por los tres vectores filogenéticos seleccionados fue alto (r = -0.771) y estadísticamente significativo (test de Mantel: z = -9.2615, P < 0.001). En la figura III-11 se muestra la ordenación de las especies en el espacio tridimensional definido por los ejes filogenéticos obtenidos del análisis de coordenadas principales. Esta ordenación espacial es la que se correlacionará con las matrices morfológicas 70 Tabla III-7. Resultados del Test de Monte Carlo (1999 iteraciones) para el análisis de redundancias entre la forma y las variables explicativas (dieta y filogenia) [hipótesis nula = no existencia de correlación entre la forma y la dieta] (n.t.: no testable). Variables explicativas Covariable F P Tabla III-8. Resultados del análisis de redundancias entre de la forma y cada una de las variables explicativas (filogenéticas y ecológicas) Ejes canónicos Varianza explicada (varianza total=1) RDAparcial - 3.263 n.t. 0.737 Filogenia Dieta 0.862 n.t. 0.097 Dieta Filogenia 5.046 0.002 0.570 Filogenenia y dieta - 4.906 n.t. 0.808 Filogenia Dieta 3.233 n.t 0.266 Dieta Filogenia 1.488 0.240 0.122 1 2 3 total Premaxilar Premaxilar Filogenenia y dieta Diseccionando la forma Capítulo III Diseccionando la forma Capítulo III Forma-Filogenia Dentición “Eigenvalue” 0.095 0.016 0.010 Correlación entre ejes 0.844 0.359 0.252 % Varianza explicada 22.8 3.9 2.4 “Eigenvalue” 0.427 0.110 0.002 Correlación entre ejes 0.889 0.837 0.115 % Varianza explicada 51.3 13.3 0.2 Forma-Filogenia 0.256 0.046 0.003 “Eigenvalue” 0.872 0.549 0.877 51.8 9.3 0.7 “Eigenvalue” 0.112 0.013 0.000 Correlación entre ejes 0.693 0.408 0.119 % Varianza explicada 35.7 4.2 0.0 29.1 Forma-Dieta 64.8 del premaxilar y la dentición para extraer el efecto de la filogenia. Dentición RELACIONES ECOMORFOLÓGICAS Para comprobar la existencia de correlación entre la forma del aparato trófico y los hábitos alimentarios de las especies estudiadas, se llevó a cabo un análisis de redundancias (RDA). En la tabla III-7 se muestran los resultados del test de Monte Carlo, aplicado para comprobar la significación estadística de las correlaciones obtenidas mediante el RDA. En el caso de la hemimandíbula, el RDA parcial entre la forma y la dieta indicó la existencia de una correlación significativa (F = 5.046, P < 0.005), una vez eliminado el efecto de la filogenia (variables filogenéticas como covariables). La dieta explicó un 57 % de la varianza presentada por la forma del premaxilar. Correlación entre ejes 61.8 % Varianza explicada Forma-Dieta 39.9 En el correspondiente análisis, los dos primeros ejes canónicos explicaron el 64.6 % de la varianza de la forma de la mandíbula explicada por las variables ecológicas (que fue del 64.8 %). El tercer eje canónico añadió sólo un 0.2 % a la varianza explicada por los dos primeros ejes. El coeficiente de correlación entre los ejes canónicos derivados de las variables morfológicas y los derivados de las variables ecológicas fue alto para los dos primeros ejes (0.889 para el primer par y 0.837 para el segundo) (tabla III-8). Cuando se eliminó el efecto de la filogenia (matriz filogenética como covariable), la relación entre la forma del diente y la dieta no fue significativa (F = 1.488, n.s.). La dieta explicó el 12.6 % (este último porcentaje no fue significativamente diferente de cero) (tabla III-8). 71 72 El cuanto al RDA parcial entre forma-dieta, el primer eje explicó la mayor parte de la varianza de la dentición asociada a las variables ecológicas. El segundo eje presentó un “eigenvalue” muy bajo, de 0.013, mientras que el “eigenva- Diseccionando la forma Capítulo III Capítulo III Diseccionando la forma Tabla III-9. Coeficientes de correlación entre las variables morfológicas, filogenéticas, ecológicas y canónicas resultantes de los RDA parciales para el premaxilar y la dentición Premaxilar Dentición Variables canónicas RDAp 1 2 3 1 2 3 cva1 -0.056 -0.379 -0.244 -0.565 0.145 0.003 cva2 -0.545 0.042 -0.525 -0.631 -0.726 -0.106 cva3 -0.712 -0.495 0.632 0.031 0.123 -0.944 pcoor1 -0.279 -0.025 -0.237 0.154 -0.501 0.324 pcoor2 -0.609 -0.136 0.146 0.466 0.348 0.490 pcoor3 0.090 0.348 0.055 0.304 0.014 -0.821 cva1 0.904 0.143 -0.056 -0.163 0.278 0.226 cva2 0.140 0.930 0.327 -0.888 -0.320 -0.066 cva3 -0.262 0.075 -0.828 -0.093 0.178 -0.241 sésiles -0.208 -0.604 -0.075 -0.625 -0.047 -0.049 móviles bentónicas -0.482 0.246 0.091 0.540 -0.255 -0.009 móviles nectónicas 0.466 0.530 -0.066 0.067 0.407 0.001 plancton 0.651 -0.034 0.078 0.142 -0.026 0.116 Forma-filogenia Var. Morfológicas Var. Filogenéticas Figura III-12: “Triplot” correspondiente al RDA parcial (variables filogenéticas como covariables) de la forma del premaxilar que describe el patrón ecomorfológico entre esta esctructura y la movilidad de las presas. Las flechas correponden a las variables mofológicas (variables respuesta), los triángulos corresponden a las categorías ecológicas de las presas. Las especies representadas con el mismo símbolo, pertenecen a la misma línea filogenética (fig. III-4). Forma-ecología Var. Morfológicas originales, a fin de conocer que variables morfológicas y ecológicas influyen en la estructura del espacio canónico y descubrir las relaciones entre ambos conjuntos de variables. Por otra parte, se han representado gráficamente, mediante un “triplot” (ter Braak y Smilauer, 1998), las especies y los vectores de las variables morfológicas y ecológicas conjuntamente en el espacio canónico definido por los dos primeros ejes ambientales. Var. Ecológicas lue” del tercer eje fue 0. La correlación entre los espacios canónicos correspondiente a los dos primeros ejes fue de 0.693 para el primer par, y de 0.408 para el segundo par (tabla III-8). Para facilitar la interpretación de los modelos de covarianza entre las variables morfológicas y ecológicas se han calculado las correlaciones entre las posiciones de las especies en los espacios canónicos y sus posiciones en los espacios 73 En la tabla III-9 se muestran los coeficientes de correlación entre las variables morfológicas, ecológicas y canónicas del RDA parcial (filogenia como covariable) del premaxilar. En cuanto a las variables morfológicas, el primer eje del espacio canónico está muy correlacionado con los cambios de forma expresados por la variable cva1 (r = 0.904), mientras que el segundo eje canónico está altamente correlacionado con los cambios de forma definidos por la segunda variable morfológica, cva2 (r = 0.930). En cuanto a las variables ecológicas, el primer eje canónico está asociado principalmente a la variable “plancton” (r = 0.651), 74 Capítulo III Capítulo III Diseccionando la forma y en menor grado, está negativamente correlacionado con la variable “móviles bentónicas” (r = -0.482) y positivamente con la variable “móviles nectónicas” (r = 0.466). El segundo eje canónico muestra correlación negativa relativamente alta con la variable “sésiles” (r = -0.604), y una correlación positiva con la variable “móviles nectónicas” (r = 0.530). En la figura III-12 se muestra el “triplot” correspondiente al RDA parcial entre la forma del premaxilar y las características ecológicas de las presas. La alta correlación entre las variables cva1 y cva2 y, respectivamente, el primer y segundo eje canónico viene representada gráficamente por el ángulo que forman los vectores, que en este caso está muy próximo a cero para cada par de ejes, lo que indica una alta correlación. La relación entre el tipo de mandíbula y el tipo alimentación viene indicado por la dirección y sentido de los vectores morfológicos y la posición de los centroides de las variables ecológicas. Las especies que poseen unas mandíbulas con una morfología correspondiente a la indicada por los valores altos de la variable cva1 se alimentan principalmente de plancton; las especies que poseen valores negativos para esta variable, se alimentan principalmente de presas móviles bentónicas. Las mandíbulas que presentan una forma intermedia entre las variables cva1 y cva2, es decir, presentan valores intermedios para estas variables, están asociadas a la captura de presas nectónicas. Por último, las especies que poseen un premaxilar de forma similar al representado por los valores bajos de eje cva2, se alimentan principalmente de presas sésiles. En cuanto a la dentición, la forma del diente anterior está determinada principalmente por la inercia filogenética. No se ha encontrado una relación ecomorfológica significativa entre la forma del diente y el tipo de alimentación (tabla III-7). DISCUSIÓN Desde un punto de vista evolutivo, la forma del premaxilar y de la dentición siguen patrones de cambio distintos. El peso de la filogenia y de las demandas ambientales es diferente en cada uno de los casos. La forma del premaxilar está influenciada, en su mayor parte, por las características ecológicas de las presas, clasificadas de acuerdo con su grado de movilidad. La forma de la dentición correspondiente a la región anterior está determinada, en parte, por las relaciones 75 Diseccionando la forma filogenéticas. PATRONES ECOMORFOLÓGICOS Los resultados obtenidos sugieren la existencia del siguiente modelo ecomorfológico para el premaxilar: 1) las especies que se alimentan parcialmente de organismos planctónicos poseen un premaxilar delgado con apófisis estrechas y de diferente longitud, la apófisis descendente es alargada y forma un ángulo obtuso con la apófisis ascendente; 2) los peces mordedores de organismos sésiles poseen un premaxilar con una apófisis ascendente alargada y estrecha, y una apófisis descendente corta y más ensanchada; 3) los peces consumidores de presas nectónicas poseen un premaxilar con ambas apófisis de una anchura intermedia y con una apófisis inferior alargada, formando un ángulo aproximadamente recto con respecto a la apófisis ascendente; 4) las especies que consumen principalmente invertebrados móviles bentónicos presentan gran variabilidad en la forma del premaxilar, y en general presentan unas apófisis ensanchadas. ¿Qué facultades del complejo forma-función podrían estar relacionadas con estos cambios de forma?, y ¿qué papeles biológicos podrían estar asociados a estas facultades del premaxilar? Un cambio de forma relacionado con la anchura de las apófisis, fundamentalmente de la apófisis descendente, podría implicar una variación de la firmeza de la pieza frente a las fuerzas de compresión. Esta función del premaxilar podría ser utilizada por el organismo para la manipulación de presas bentónicas. Como indican Wainwright y Richard (1995) las especies manipuladoras poseen un mecanismo de apertura y cierre de la boca que favorece la transmisión de la fuerza de contracción del músculo, que les permite realizar potentes mordiscos. Unas mandíbulas robustas podrían ser más resistentes frente a las fuerzas de compresión que se generan en la cavidad bucal de especies manipuladoras, es decir, aquellas que se alimentan cortando, triturando o despedazando sus presas. La capacidad de manipulación que puede ofrecer una hemimandíbula podría ser utilizada para depredar tanto sobre organismos sésiles como sobre organismos bentónicos. Según los resultados de esta tesis, las especies que podrían utilizar esta facultad del premaxilar para la manipulación de las presas quedan ordenadas en la 76 Capítulo III Diseccionando la forma parte izquierda del espacio canónico (fig. III-10). Todas estas especies, excepto Sarpa salpa y Diplodus puntazzo poseen dientes molariformes que utilizan para procesar el alimento. D. puntazzo sólo presenta dientes molariformes durante su etapa juvenil. Por otra parte, unas mandíbulas ligeras podrían ser propias de especies que no generasen fuerzas de compresión en la cavidad bucal durante la alimentación. Este podría ser el caso de especies que se alimentan principalmente mediante succión o engullición. Las especies con premaxilares delgados ocupan la parte derecha del espacio canónico representado en la figura 10. Excepto Pagellus acarne, especie que consume mayoritariamente invertebrados bentónicos, las especies ordenadas en la mitad derecha de la gráfica no presentan dientes molariformes y la boca está compuesta de dientes de pequeño tamaño que ocupan una superficie estrecha de la hemimandíbula. Oblada melanura y Boops boops son dos especies planctívoras secundarias que poseen un premaxilar de consistencia muy ligera con unas apófisis delgadas. Estas especies posiblemente capturen los organismos planctónicos mediante succión, modo de alimentación típico de los peces planctófagos (O’Brien, 1987). Posiblemente Dentex dentex y Pagellus bogaraveo capturen las presas nectónicas mediante engullición, método de captura más eficaz para depredar presas evasivas (Norton, 1991) o combinando la succión con la engullición, es decir, el pez nada hacia la presa y la succiona al mismo tiempo, de modo que tanto la presa como el pez se mueven durante la captura (Alexander, 1967). Como señala Alexander (1967), probablemente este es el modo más empleado por los predadores que cazan sus presas en la columna de agua. Como señalan Wainwright y Richard (1995) el dentario de las especies engullidoras y suctoras presenta un sistema de palancas que facilita la transmisión de la velocidad de contracción del músculo y que permite que estas especies abran y cierren la cavidad bucal con rapidez, pero que no generen fuerza de compresión. 77 Capítulo III Diseccionando la forma CARACTER ADAPTATIVO DEL PREMAXILAR Y LA DENTICIÓN Existen varios ejemplos que resaltan la robustez de las mandíbulas como una propiedad relacionada con el tipo de dieta. Turingan et al. (1995) estudiaron las diferencias interpoblacionales de la dieta y de las características de las mandíbulas de varias especies de peces ballesta. En base a estudios realizados sobre las características funcionales de los huesos, estos autores midieron el peso de las piezas mandibulares como una medida indicativa de la firmeza del hueso frente a las fuerzas de compresión. Xanthichthys ringens (Linnaeus, 1758) se alimentó principalmente de organismos sésiles en una de las localidades, mientras que depredaba exclusivamente sobre plancton en una segunda localidad. Como comprobaron Turingan et al. (1995), la población que depredaba sobre plancton presentó unas mandíbulas menos consistentes que la población que consumía presas sésiles con caparazón. Cutwa y Turingan (2000) comprueban la existencia de diferencias interpoblacionales en la biomecánica del aparato trófico de Archosargus probatocephalus (Walbaum, 1792). El análisis del contenido estomacal de dos poblaciones reveló que en una de las localidades (laguna Mosquito) los peces consumían una mayor proporción de presas fijadas al sustrato y cubiertas de un caparazón duro. En asociación a esta variación en la dieta, los peces que habitan la laguna Mosquito poseían una musculatura adductora más desarrollada y unas mandíbulas más robustas. Para esta misma especie, Hernandez y Motta (1997) observan un incremento alométrico positivo de la masa muscular y de las piezas mandibulares del aparato trófico y un aumento de la fuerza generada por las mandíbulas. Como indican los autores, la alometría positiva de las mandíbulas, combinada con el incremento en el consumo de presas duras a lo largo del crecimiento, sugiere que la posesión de unas mandíbulas robustas es una característica esencial en Archosargus probatocephalus para triturar eficazmente sus presas. Turingan et al. (1995) también observaron diferencias interpoblacionales en la masa muscular adductora, el peso y la cinemática de las mandíbulas en dos especies de peces ballesta. En las dos especies, la población que captura un mayor número de presas sésiles con caparazón posee una musculatura y un sistema de palancas que, en conjunto, permiten ejercer un mordisco más vigoroso. 78 Capítulo III Capítulo III Diseccionando la forma En resumen, una musculatura más desarrollada y unas mandíbulas robustas permiten un mordisco más poderoso. La capacidad de morder con más fuerza aumenta el rango de presas bentónicas de caparazón duro que puede ser ingeridas. La potencia del mordisco determina la composición de presas duras en la dieta. Wainwright (1988) puso de manifiesto la existencia de esta relación ecomorfológica entre las características morfológicas de los huesos faríngeos de tres especies del género Halichoeres (Labridae) y el consumo de moluscos. La longitud de la boca es otra función del premaxilar que podría explicar el patrón ecomorfológico obtenido. La longitud de la boca determinará el área de captura del pez y la frecuencia del movimiento de apertura y cierre de la cavidad bucal. Estas propiedades de la hemimandíbula explicarían la ordenación de las especies con respecto al segundo eje del espacio canónico (fig. III-10) que separa las especies que se alimentan principalmente de presas nectónicas (Dentex dentex y Pagellus bogaraveo) de las especies que consumen organismos sésiles (Diplodus sargus, D. vulgaris, D. puntazzo y Sarpa salpa). Un aumento del área de captura podrá ser ventajoso para las especies que engullen presas evasivas, es decir, que nadan activamente hacia la presa y la rodean con sus mandíbulas. Por el contrario, unas mandíbulas pequeñas capaces de generar numerosos y rápidos mordiscos podrían ser útiles para las especies que se alimentan de pedazos de organismos sésiles, bien para trocear o para mantener una alimentación continuada. Una boca pequeña capaz de generar numerosos mordiscos se considera una adaptación a la alimentación herbívora, ya que permite mantener un consumo continuado de alimento, necesario para contrarrestar el bajo valor energético de los vegetales (Choat, 1991). El hecho de tener un área de captura reducida no sería gran inconveniente para estas especies puesto que pueden utilizar sus dientes anteriores para cortar o desmenuzar la presa y así poder ingerirla. De acuerdo con los resultados obtenidos, la movilidad de las presas explica parte de la variación de la forma del premaxilar (54 % de la varianza). Existe una parte de la variabilidad morfológica que no queda explicada por las fuerzas selectivas seleccionadas. Esta variación de la forma podría corresponder a cambios adaptativos relacionados con otras fuerzas selectivas, o relacionados con el ajuste interno del premaxilar en interacción con otras estructuras del aparato 79 Diseccionando la forma trófico. La inexistencia de paralelismo en la forma del diente entre especies que depredan sobre las mismas categorías de presas podría ser debido a que: 1) Otras fuerzas selectivas impuestas por las presas han jugado un papel importante en el proceso de adaptación del diente. 2) Dentro de cada categoría, cada especie capture y procese las presas de un modo distinto. Por ejemplo, Diplodus sargus y Sarpa salpa son dos especies que poseen incisivos y que depredan algas, sin embargo D. sargus además de utilizar sus incisivos para trocear las algas también es capaz de triturar sus presas (Vanderwalle et al., 1995). Por otra parte, la fila de fuertes incisivos en posición vertical que presentan las mandíbulas de Sarpa salpa es una característica común de peces herbívoros que cortan continuamente trozos de vegetales (Hobson, 1991). La diferencia en las tareas que desarrollan los incisivos (es decir, en su papel biológico) podría explicar la gran diferencia de forma que presentan estas dos especies. 3) Los dientes no jueguen un papel importante en la captura del alimento. En los peces que se alimentan principalmente mediante succión, los dientes no interaccionan con las presas, y por tanto, no es necesario disponer de una determinada dentición. Esta pérdida de la importancia de los dientes en la succión podría explicar la reducción y, en algunos casos, la pérdida de la dentición en especies planctívoras (Davis y Birdsong 1973). En el caso de los espáridos, Oblada melanura y Boops boops podrían reflejar esta situación. Ambas especies poseen un premaxilar de forma similar y una dentición de forma muy diferente, aunque ambas poseen un reducido número de dientes de pequeño tamaño. Estas especies pueden utilizar su dentición cuando descienden hacia el fondo y se alimentan de organismos bentónicos. La falta de correlación entre la forma de la dentición y la movilidad de lapresa no significa que el diente no esté adaptado al tipo de dieta, sino que dicha fuerza selectiva no es suficiente para explicar la variabilidad morfológica de la dentición. En base a las hipótesis planteadas, la forma del premaxilar podría aumentar el éxito de captura en determinadas situaciones. La robustez de las mandíbulas 80 Capítulo III Diseccionando la forma potenciaría la manipulación de organismos bentónicos. Una boca pequeña podría representar una mejora en la depredación de organismos sésiles, mientras un aumento del área de captura podría ser ventajoso para las especies suctoras o engullidoras. En cuanto a la dentición, los peces pueden utilizar sus dientes como herramientas para la realización de múltiples tareas relacionadas con la captura y el procesamiento de las presas, como por ejemplo: arrancar, triturar, agarrar, cortar, cribar, hacer palanca, morder, raspar o cavar. La variabilidad de funciones biológicas que puede desempeñar el diente complica la determinación de su caracter adaptativo. Liem (1980) agrupó los modos de alimentación en tres grandes categorías: alimentación por succión, alimentación por engullición y manipulación. En la alimentación por succión, los dientes no interactúan con las presas de modo que no intervienen en la captura del alimento. Esta pérdida del papel biológico de la dentición puede conducir a la reducción del tamaño y número de los dientes, o incluso, a su pérdida. Cuando el depredador se alimenta engullendo, los dientes pueden intervenir en la captura, apresando o sujetando a las presas, y en el procesado, raspando la pared del cuerpo para facilitar la actuación de los jugos gástricos. En este caso, los dientes pueden entrar en interacción con las presas, aunque el número de tareas que desarrollan posiblemente sea reducido. Capítulo III Diseccionando la forma forma sugiere que el premaxilar continúa adaptándose en relación a un nuevo comportamiento alimentario, el de manipulación. Este nuevo comportamiento requerirá que las mandíbulas cambien para aumentar la resistencia frente a las fuerzas de compresión generadas en la boca. Todas las especies parecen desarrollar la misma respuesta frente a esta presión selectiva: incrementar el rosor de las mandíbulas. Por el contrario, la dentición representarían un rasgo novedoso que ha experimentando un gran cambio morfológico durante la evolución de la familia Sparidae, y que seguramente ha sido un caracter importante durante su radiación adaptativa. En este caso, las especies han diversificado su dentición para depredar sobre diferentes tipos de presas, reduciendo así el solapamiento del nicho (“niche overlap”). La diversidad de fuerzas selectivas que pudieron tomar parte en la especialización de la dentición complica el reconocimiento del caracter adaptativo del diente. Las mandíbulas de los espáridos ilustran las tendencias evolutivas en la zona marino-costera de mares templados. El patrón general consiste en un aumento de la capacidad de manipulación que supone un aumento de la habilidad de depredar una gran variedad de presas bentónicas (Gosline, 1987). Sin embargo, un análisis morfométrico demuestra que la misma unidad funcional, el aparato trófico, puede dividirse en subunidades que evolucionan por distintos caminos. En la manipulación de las presas, la dentición juega un papel muy importante en el proceso de depredación. Los dientes pueden llevar a cabo una gran variedad de funciones biológicas útiles para capturar una gran diversidad de organismos bentónicos. PATRONES EVOLUTIVOS El premaxilar y la dentición representan un caso de evolución en mosaico. El premaxilar de los peces óseos ha cambido considerablemente durante unos 400 millones de años (Shaeffer y Rosen, 1961), a lo largo de la formación de una boca protusible. Sin embargo, todas las especies analizadas presentan el mismo tipo de premaxilar (donde los procesos ascendente y articular están unidos formando una misma rama). A pesar de esta “estabilidad”, un análisis de la 81 82 Muerte de Arquímedes. Ilustración sobre una pintura de E. Vimont, en “Beacon Lights of History”, vol. III, de John Lord (1902). Capítulo IV Conclusiones Ante la imposibilidad de diseccionar la forma de la estructutra, Gould y Vrba (1982) se vieron forzados a formular una definición de adaptación muy restritiva. Si adoptamos su terminología, prácticamente cualquier rasgo es clasificado como una exaptación. La posibilidad de diseccionar la forma nos permite extraer la porción de la estructura moldeada por determinadas fuerzas selectivas. En consecuencia, no es necesario que la pieza haya evolucionado bajo un único regimen selectivo (es decir, que cumpla el criterio del origen histórico) para ser clasificada como una adaptación. Consideremos el ejemplo teórico ilustrado en la figura IV-1. En la parte superior de la figura se ha representado la secuencia evolutiva de un rasgo que cumple los criterios requeridos por Gould y Vrba (1982) para ser clasificado como una adaptación. Un fenotipo (rectangulo blanco) util para realizar la función biológica f1 es seleccionado desde t0 hasta la actualidad por la fuerza selecitiva s1. El rasgo ha sido moldeado por una única fuerza selectiva, y en la actualidad, sigue desempeñando el papel biológico para el que fue seleccionado. En la parte inferior de la figura IV-1 se ha representado la secuencia evolutiva de un rasgo que ha sido moldeado por tres fuerzas selectivas: s1, s’ y s2. En t1, un fenotipo (rectangulo blanco) fue seleccionado por s1 para lllevar a cabo la función f1. En t2, una segunda fuerza selectiva (s’) actuó indirectamente sobre el rasgo, por ejemplo, a través de su acción sobre una estructura asociada (útil para desempeñar la función f’). La porción moldeada por s’ (porción gris) es un “spandrel” o subproducto, es decir, un cambio que se produce como consecuencia de la acción de la selección natural en otra estructura. En t3, el rasgo es útil para desempeñar la función f2, sin ser moldeado previamente, a la vez que deja de realizar su función original f1. En la actualidad, el rasgo ha sido moldeado por la fuerza selectiva s2 (porción rayada) para mejorar la función biológica f2. De acuerdo con Gould y Vrba (1982) el rasgo de la figura 1b es una mezcla de adaptación primaria, exaptación y adaptación secundaria. Según los autores, no es correcto clasificar este rasgo como una adaptación porque, en la actualidad, su papel biológico f2 no explica su forma. Para explicar la forma del rasgo, necesitamos conocer su historia evolutiva e identificar las fuerzas que lo moldearon. Contrariamente, si se sigue la definición no-histórica de adaptación (Bock 1980; Fisher 1985; Reeve and Sherman 1993), el rasgo de la figura IV-1b 86 Capítulo IV es una adaptación porque en la actualidad es útil para el organismo, independientemente de la trayectoria evolutiva que dio lugar a su configuración. Por ejemplo, para explicar por qué el premaxilar de los espáridos tiene forma de “L” será necesario conocer el pasado evolutivo del grupo, para saber cual ha sido su transformación e investigar que fuerzas han podido guiar su evolución (Rosen, 1982). Capítulo IV Conclusiones Conclusiones estructura. Figura IV-1. Esquema de secuencias evolutivas de un rasgo. En las flechas horizontales, el “input” superior representa la selección de un cambio que favorece la función de la estructura (f); el “input” inferior representa un cambio inducido por otra estrucutura; el “output” representa la pérdida de una función. La flecha vertical representa la acción de la selección naturral. La porción blanca está moldeada por la fuerza s1, la porción rayada, por la fuerza s2 y la porción gris, a la fuerza s’. Por otra parte, no toda la variación morfológica de las mandíbulas corresponde a cambios adaptativos en respuesta al tipo de dieta. Las mandíbulas son parte integrante de un conjunto de estructuras que actúan coordinadamente para llevar a cabo la captura. La forma de las piezas, además de adaptarse a las demandas funcionales de las presas, también debe ser adecuada para encajar en un determinado espacio cefálico y para articularse con otras estructuras del aparato trófico. Una característica morfológica que podría estar relacionada con el ajuste interno del premaxilar es el ángulo oblicuo que forman las apófisis (ascendente y descendente) de Oblada melanura y Boops boops. La ventaja de una boca oblicua posiblemente no es debido a que esta disposición suponga una mejora en el mecanismo de captura del alimento, sino que sea una consecuencia de la reducción en la longitud del morro, lo cual permite ver presas de pequeño tamaño situadas justo en frente (W. A. Starck, citado en Hobson, 1991). Para diseccionar la forma se deben contruir dos matrices: 1) una matriz repuesta formada por los descriptores morfológicos, y 2) una matriz explicativa formada por las variables ambientales y filogenéticas. El análisis de la forma mediante los métodos de morfometría geométrica (Kuhl and Giardina 1982; Rohlf 1990; Bookstein 1991; Rohlf and Marcus 1993), nos permitirá visualizar los cambios morfológicos asociados a un determinado régimen selectivo, facilitando la interpretación de los resultados (Monti et al. 2001). Para construir la matriz explicativa será necesario conocer el papel biológico del rasgo, a fin de seleccionar las fuerzas selectivas que han podido influir sobre su forma (Bock and Wahlert 1965). La incorporación de variables filógenéticas nos permitirá corregir el efecto filogenético, es decir, el parecido entre dos especies debido a que descienden de un ancestro común (Martins and Hansen 1996; Diniz-Filho et al. 1998; Rohlf 2001). A continuación, se lleva a cabo un análisis de correlación multiple (análisis de redundancias, RDA) para fracionar la varianza de la forma. Mediante este análisis se puede estudiar el porcentaje de la variabilidad morfológica explicado por un determinado régimen selectivo, una vez eliminada la variabilidad explicada por la filogenia (es decir, considerando dichas variables como covariables). Alternando el papel de las variables como “explicativa” o “covariable”, es posible conocer la influencia de cada una sobre la forma de la estructura (ter Braak and Smilauer 1998; Legendre and Legendre 1998). Mediante este análisis, podemos diseccionar la forma en cuatro fracciones: 1) cambios de forma no explicados por el modelo, 2) cambios de forma explicados sólo por la filogenia (independientes del ambiente), 3) cambios de forma explicados sólo por el ambiente (independientes de la filogenia) y 4) cambios de forma explicados conjuntamente por la filogenia y el ambiente. Ciertamente, el regimen selectivo actual no explica el 100 % de la forma de la estructura. En la presente tesis se porpone diseccionar la variabilidad morfológica de la pieza para extraer el porcentaje de la forma correlacionado con la fuerzas selectivas actuales, y clasificar como adaptación esta porción de la La primera fracción contiene cambios morfológicos debidos al desarrollo, cambios que no afectan a la función biológica del rasgo y cambios debidos a fuerzas selectivas no contempladas en el modelo. La segunda fracción contiene la similitud morfológica debida al ancestro común. La tercera fracción contiene los cambios morfológicos moldeados por fuerzas selectivas actuales (fracción sugerida como adaptación). La cuarta fracción contiene los cambios debidos a la 87 88 Capítulo IV Conclusiones acción conjunta de la filogenia y el ambiente, de modo que no es posible evaluar el efecto de cada una de las componentes por separado. El análisis correlativo no es suficiente para demostrar la existencia de adaptaciones (Martins, 2000). También será necesario saber la relación causa-efecto entre los patrones morfológico y ecológico. Sin embargo, bajo el enfoque desarrollado en esta tesis, un analisis correlativo representa una potente herramienta en el estudio de la forma, ya que permite formular hipótesis causa-efecto entre la forma y la ecología de los organismos y analizar la influencia conjuntamente de diferentes fuerzas evolutivas. En 1966 George Williams revisó y clarificó las ideas existentes en torno al término adaptación. Según apunta de Queiroz (1998), como perspectiva de futuro en este campo, Williams marcó los siguientes objetivos: “…I suspect that progress in teleonomy [the study of adaptations] will soon demand a standardization of criteria for demostrating adaptation, and a formal terminology for its description” (Willians, 1966, p. 260). Sin embargo, estos objetivos aún no han sido alcanzados. Bajo la perspectiva propuesta, se consigue una unificación del concepto de adaptación a la vez que se simplifica la terminología empleada para describir la evolución de los rasgos. Además se ofrece una definición de adaptación testable y una metodología válida para su análisis. Por todo ello, este trabajo representa un avance significativo en el estudio de las adaptaciones. Se concluye que: Capítulo IV Conclusiones entre una matriz de variables morfológicas y una matriz de variables explicativas, utilizando la matriz de relaciones filogenéticas como covariables, a fin de eliminar el efecto de la filogenia. 3) Esta alternativa reduce la terminología necesaria para describir la evolución orgánica. Una exaptación puede ser posteriormente moldeada para llevar a cabo su nuevo papel biológico. En este caso, ya no es necesario referirse a la estructura como una exaptación si sólo se hace referencia a este último cambio. Es decir, no es necesario que una estructura cumpla el criterio del origen histórico para ser clasificada como una adaptación. De este modo, una estructura que no fue originada para el papel biológico actual (una exaptación), puede ser clasificada como una adaptación tanto bajo el criterio del uso actual como bajo el criterio histórico, reduciendo la controversia actual sobre el concepto de adaptación. Adoptando este enfoque, no serán necesarios los términos “adaptación primaria” y “adaptación secundaria” descritos por Gould y Vrba (1982). 4) El método correlativo no es suficiente para demostrar una adaptación. Para ello, será necesario demostrar la relación causa-efecto del patrón ecomorfológico encontrado. Sin embargo, la metodología propuesta representa el primer paso en el estudio de las adaptaciones. 5) En definitiva, se propone una metodología que permite estudiar las adaptaciones bajo el enfoque pluralista defendido por Darwin, y posteriormente por Gould y colaboradores, donde no se atribuye a priori mayor o menor importancia a determinadas fuerzas evolutivas, sino que se explora conjuntamente la influencia de las diferentes fuerzas sobre la forma. 1) Recientes avances en el método comparativo, que permiten incorporar la información filogenética en modelos lineales, bien conocidos y desarrollados, en combinación con las técnicas de morfometría geométrica, permiten estudiar el efecto independiente de determinadas fuerzas selectivas sobre la forma, cumpliendo la predicción de Bock y von Walhert (1965). 2) La posibilidad de fraccionar la forma abre una nueva puerta en el estudio de las adaptaciones. No se puede explicar el 100 % de la variabilidad de una estructura si sólo se conocen las fuerzas selectivas actuales, pero sin embargo, se puede analizar el porcentaje de la forma explicado por dichas fuerzas. Para ello se propone llevar a cabo un análisis multivariante para estudiar la correlación 89 90 El pecado original, por Michelangelo (1512) (Capilla Sistina, Vaticano, Roma). Bibliografía Akaike, H. 1974. A new look at the statistical model identification. IEEE Trans. Autom. Contr. 19:716-723. Alexander, R. M. 1967. The functions and mechanisms of the protusible upper jaws of some acanthopterygian fish. J. Zool., London. 151:43-64. --- 1970. Mechanics of the feeding action of various teleost fishes. J. Zool., London. 162:145-156. Amundson, R. 1996. Historical development of the concept of adaptation. Pp. 11-51 in M. R. Rose and G. V. Lauder, eds. Adaptation. Academic Press, San Diego, CA. Anato, C. B. and Ktari, M. H. 1983. Regime alimentaire de Boops boops (Linné, 1758) et de Sarpa salpa (Linné, 1756), poissons teleosteens sparides du golfe de Tunis. Rapp. Comm. Int. Mer Mèdit. 28:33-34. Antolic, B., Skaramuca, B., Span, A., Musin, D., and Sanko-Njire, J. 1994. Food and feeding habits of a herbivore fish Sarpa salpa (L. ) (Teleostei, Sparidae) in the southern Adriatic (Croatia). Acta Adriat. 35:45-52. Ardizzone, G. D. and Messina, A. 1983. Feeding habits of Pagellus erythrinus (L. ) (Pisces, Sparidae) from the middle Tyrrhenian Sea. Rapp. Comm. Int. Mer Mèdit. 28:39-42. Autum, K., Ryan, M. J., and Wake, D. B. 2002. Integrating historical and mechanistic biology enhances the study of adaptation. Q. Rev. Biol. 77:383-408. Ayala, F. J. 2000. Debating Darwin. Biol. Philos. 15:559-573. Barbosa, A. and Moreno, E. 1995. Convergence in aerially feeding insectivorous birds. Neth. J. Zool. 45:291-304. Barel, C. D. N. 1983. Towards a constructional morphology of cichlid fishes. Neth. J. Zool. 33:357-424. Baum, D. A. and Larson, A. 1991. Adaptation reviewed: a phylogenetic methodology for studying character macroevolution. Syst. Zool. 40:1-18. Bell, J. D. and Harmelin-Vivien, M. L. 1983. Fish fauna of french Mediterranean Posidonia oceanica seagrass meadows. 2. Feeding habits. Tethys 11:1-14. Bock, W. J. and Wahlert, G. 1965. Adaptation and the form-function complex. 94 Bibliografía Bibliografía Evolution 19:269-299. de Queiroz, A. 1998. Adaptation. Syst. Biol. 47:538-541. Bock, W. J. 1980. The definition and recognition of biological adaptation. Amer. Zool. 20:217-227. --- 1990. From biologische anatomie to ecomorphology. Neth. J. Zool. 40:254277. --- 2003. Ecological aspects of the evolutionary processes. Zool. Sci. 20:279289. Bookstein, F. L. 1991. Morphometric tools for landmark data. Cambridge Univ. Press, London. Caldecut, W. J. and Adams, D. C. 1998. Morphometrics of trophic osteology in the threespine stickleback Gasterosteus aculeatus. Copeia 1998:827-838. Chakroun-Marzouk, N. and Kartas, F. 1987. Denture et régime alimentaire des espècies du genre Pagrus (Pisces, Sparidae) des côtes tunisiennes. Cybium 11:3-19. Chao, L. N. and Musick, J. A. 1977. Life history, feeding habits, and functional morphology of juvenile sciaenid fishes in the York River estuary, Virginia. Fish. Bull. 75:657-702. Choat, J. H. 1991. The biology of herbivorous fishes on coral reefs. Pp. 120-155 in Peter F. Sale, ed. The ecology of fishes on coral reefs. Academic Press, San Diego, California. Coddington, J. A. 1988. Cladistic test of adaptational hypotheses. Cladistics 4:322. Cutwa, M. M. and Turingan, R. G. 2000. Intralocality variation in feeding biomechanics. Environ. Biol. Fish. 59:191-198. Davis, W. P. and Birdsong, R. S. 1973. Coral reef fishes which forage in the water column. Helgol. Wiss. Meeresunters. 24:306De Martini, E. E. 1969. A comparative study of the ecology and comparative feeding mechanism morphology of the Embiotocidae (surf-fishes) as evidence of the family’s adaptative radiation into available ecological niches. The Wasmann J. Biol. 27:177-247. 95 De Silva, S. S., Cumaranatunga, P. R. T., and De Silva, C. D. 1980. Food feeding ecology and morphological features associated with feeding of four co-ocurring cyprinids (Pisces: Cyprinidae). Neth. J. Zool. 30:54-73. Diniz-Filho, J. A. F., Ramos de Sant, C. E., and Bini, L. M. 1998. An eigenvector method for estimating phylogenetic inertia. Evolution 52:1247-1262. Domanevskaya, M. V. and Patokina, F. A. 1984. Feeding of the large-eyed dogtooth, Dentex macrophthalmus, and spanish bream, Pagellus acarne (Sparidae), from the central-eastern Atlantic Ocean. J. Ichthyol. 24:107-112. Douglas, M. E. and Matthews, W. J. 1992. Does morphology predict ecology? Hypothsis testing within a freswater stream fish assemblage. Oikos 65:213224. Fanlo, M., Carrillo, J., and González, J. A. 1993. Régimen alimentario de Pagrus pagrus (L.) (Osteichthyes, Sparidae) en las islas Canarias. Publ. Espec. Inst. Esp. Oceanogr. 11:27-32. Fasola, M., Canova, L., Foschi, F., Novelli, O., and Bressan, M. 1997. Resource use by a Mediterranean rocky slope fish assemblage. Mar. Ecol. 18:51-66. Felsenstein, J. 1985. Phylogenies and the comparative method. Amer. Nat. 126:1-25. Fisher, D. C. 1985. Evolutionary morphology: beyond the analogous, the anecdotal, and the ad hoc. Paleobiology 11:120-138. Froglia, C. 1977. Feeding of Lithognathus mormyrus (L. ) in the central Adriatic Sea (Pisces, Sparidae). Rapp. Comm. Int. Mer Mèdit. 24:95-97. Garrido-Ramos M.A., de la Herrán R., Jamilena M., Lozano R., Ruiz-Rejón C., and Ruiz-Rejón M. 1999. Evolution of centromeric satellite DNA and its use in phylogenetic studies of the Sparidae family (Pisces, Perciformes). Mol. Phylogenet. Evol. 12:200-204. Garrido-Ramos, M. A., Jamilena, M., Lozano, R., Cárdenas, S., Ruiz-Rejón, C., and Ruiz-Rejón, M. 1995. Phylogenetic relationships of the Sparidae family (Pisces, Perciformes) inferred from satellite-DNA. Hereditas 122:1-6. 96 Bibliografía Bibliografía Geerlink, P. J. 1989. Pectoral fin morphology: a simple relation with movement pattern? Neth. J. Zool. 39:166-193. chosargus probatocephalus (Teleostei, Sparidae). J. Zool. , London. 243:737756. Ghannundi, S. A. 1980. A preliminary study of food composition of Pagellus erythrinus (L. ) off the Libyan coast. Bull. Mar. Res. Centre. 5:109-116. Hobson, E. S. 1991. Trophic relationships of fishes specialized to feed on zooplankters above coral reefs. Pp. 69-95 in Peter F.Sale, ed. The ecology of fishes on coral reefs. Academic Press, San Diego, California. Gosline, W. A. 1987. Jaw structures and the movements in higher teleostean fishes. Jpn. J. Ichthyol. 34:21-33. Gotea, V. and Makalowski, W. 2006. Do transposable elements really contribute to proteomes? Trends Genet. 22:260-267. Jones, A. C., Blum, J. E., and Pawlik, J. R. 2005. Testing for defensive synergy in Caribbean sponges: bad taste or glass spicules? J. Exp. Mar. Biol. Ecol. 32:67-81. Gould, S. J. and Lewontin, R. C. 1979. The spandrels of San Marco and the panglossian paradigm: A critique of the adaptationist programme. Proc. R. Soc. London B. 205:581-598. Kanda, M. and Yamaoka, K. 1995. Tooth and gut morphology in relation to feeding in three girellid species (Perciformes, Girellidae) from southern Japan. Neth. J. Zool. 45:495-512. Gould, S. J. and Vrba, E. S. 1982. Exaptation -a missing term in the science of form. Paleobiology 8:4-15. Karr, J. R. and James, F. C. 1975. Ecomorphological configurations and convergent evolution in species and communities. Pp. 258-291 in M.L.Cody and J.M.Diamon, eds. Ecology and evolution of communities. Belknap, Cambridge, Massachusetts and London, England. Gould, S. J. 1997. The exaptive excellence of spandrels as a term and prototype. Proc. Natl. Acad. Sci. 94:10750-10755. Griffiths, P. E. 1996. The historical turn in the study of adaptation. Brit. J. Philos. Sci. 47:511-532. Hall, B. K. 2003. Unlocking the black box between genotype and phenotype: cell condensations as morphogenetic (modular) units. Biol. Philos. 18:219247. Hanel, R. and Sturmbauer, C. 2000. Multiple recurrent evolution of trophic types in north-eastern Atlantic and Mediterranean seabreams (Sparidae, Percoidei). J. Mol. Evol. 50:276-283. Hansen, T. F. and Orzack, S. H. 2005. Assessing current adaptation and phylogenetic inertia as explanations of trait evolution: the need for controlled comparisons. Evolution 59:2063-2072. Harvey, P. H. and Pagel, M. D. 1991. The comparative method in evolutionary biology. Oxford Univ Press, Oxford. Hernandez, L. P. and Motta, P. J. 1997. Trophic consequences of differential performance: ontogeny of oral jaw-crushing performance in the sheepshead, Ar97 Keast, A. and Webb, D. 1966. Mouth and body form relative to feeding ecology in the fish fauna of a small lake, Lake Opicon, Ontario. J. Fish. Res. Bd. Canada. 23:1845-1874. Kotrschal, K. M. 1989. Trophic ecomorphology in eastern Pacific blennioid fishes: character transformation of oral jaws and associated change of their biological roles. Environ. Biol. Fish. 24:199-218. Kuhl, F. P. and Giardina, C. R. 1982. Elliptic Fourier features of a closed contour. Comput. Vision Graph. 18:236-258. Lauder, G. V. 1982. Patterns of evolution in the feeding mechanism of actinopterygian fishes. Amer. Zool. 22:275-285. --- 1983. Prey capture hydrodynamics in fishes: experimental tests of two models. J. Exp. Biol. 104:1-13. Lauder, G. V. and Clark, B. D. 1984. Water flow patterns during prey capture by teleost fishes. J. Exp. Biol. 113:143-150. Lauder, G. V., Leroi, A. M., and Rose, M. R. 1993. Adaptations and history. Trends Ecol. Evol. 8:294-297. 98 Bibliografía Bibliografía Legendre, P. and Legendre, L. 1998. Numerical ecology. Elsevier, Amsterdam. Lindsey, C. C. 1978. Form, function and locomotory habits in fish. Pp. 1-100 in W. S. Hoar and D. J. Randall, eds. Fish Physiology, vol. VII. NY, Academic Press W. S. Hoar and D. J. Randall), pp. 1–100. New York: Academic Press. Liem K.F. 1980. Adquisition of energy by teleost: adaptive mechanism and evolutionary patterns. Pp. 295-314 in M.A.Ali, ed. Environment physiology of fishes. Plenum Publishing Corporation, New York. Sci. 69(3): 1073-1087. Motta, P. J. 1984. Mechanics and functions to jaw protusion in teleost Fishes: a review. Copeia. 1984:1-18. --- 1989. Dentition patterns among Pacific and Western Atlantic butterflyfishes (Perciformes, Chaetodontidae): relationship to feeding ecology and evolutionary history. Environ. Biol. Fish. 25:159-170. Motta, P. J. and Kotrschal, K. M. 1992. Correlative, experimental, and comperative evolutionary approaches in ecomorphology. Neth. J. Zool. 42:400-415. Losos, J. B. and Miles, D. B. 1994. Adaptation, constrain, and the comparative method: phylogenetic issues and methods. Pp. 60-98 in P.C.Wainwright and S.M.Reilly, eds. Ecological Morpholoy . Univ. of Chicago Press, Chicago. Motta, P. J., Clifton, K. B., Hernandez, L. P., and Eggold, B. E. 1995. Ecomorphological correlates in ten species of subtropical seagras fishes: diet and microhabitat utilization. Environ. Biol. Fish. 44:37-60. Manooch III, C. S. 1977. Foods of the red porgy, Pagrus pagrus Linnaeus (Pisces: Sparidae) , from North Carolina and South Carolina. Bull. Mar. Sci. 27:776-787. Norton, S. F. 1991. Capture success and diet of cottid fishes: the role of predator morphology and attack kinematics. Ecology 72:1807-1819. Martins, E. P. and Hansen, T. F. 1996. The statistical analysis of interspecific data: A review and evaluation of phylogenetic comparative methods. Pp. 2275 in E.P.Martins, ed. Phylogenies and the comparative method in animal behavior. Oxford Univ. Press, NY, Oxford. Martins, E. P. 2000. Adaptation and the comparative method. Trends Ecol. Evol. 15:296-299. Miles, D. B. and Ricklefs, R. E. 1984. The correlation between ecology and morphology in deciduous forest passerine birds. Ecology 65:1629-1640. Monti, L., Baylac, M., and Lalanne-Cassou, B. 2001. Elliptic Fourier analysis of the form of genitalia in two Spodoptera species and their hybrids (Lepidoptera: Noctuidae). Biol. J. Linn. Soc. 72:391-400. Morales-Nin, B. and Moranta, J. 1997. Life history and fishery of the common dentex (Dentex dentex) in Mallorca (Balearic Islands, western Mediterranean). Fish. Res. 30:67-76. Norton, S. F. and Brainerd, E. L. 1993. Convergence in the feeding mechanics of ecomorphologically similar species in the Centrarchidae and Cichlidae. J. Exp. Biol. 176:11-29. Norton, S. F., Luczkovich, J. J., and Motta, P. J. 1995. The role of ecomorphological studies in the comparative biology of fishes. Environ. Biol. Fish. 44:287-304. Norton, S. F. 1995. A functional approach to ecomorphological patterns of feeding in cottid fishes. Enviro. Biol. Fish. 44:61-78. O’ Brien, W. J. 1987. Planktivory by freshwater fish: thrust and parry in the pelagia. Pp. 1-16 in W.C.Kerfoot and A.Sih, eds. Predation, direct and indirect impacts on aquatic communities. Univ. Press of New England, Hanover. Orrell T. M. 2000. A molecular phylogeny of Sparidae (Perciformes: Percoidei). PhD, The College of William and Mary (Virginia, USA). Pp 1-276. Orzack, S. H. and Sober, E. 2001. Adaptationism and optimality. Cambridge Univ. Press, New York. Morato, T., Solà, E., Grós, M. P., and Menezes, G. 2002. Feeding habits of two congener species of seabreams, Pagellus bogaraveo and Pagellus acarne, off the Azores (mortheastern Atlantic) during spring of 1996 and 1997. Bull. Mar. Pigliucci, M. 2001. Phenotypic plasticity: beyond nature and nurture. The Johns Hopkins Univ. Press, Baltimore (Maryand). 99 100 Bibliografía Posada, D. and Crandall, K. A. 1998. Modeltest: testing the model of DNA substitution. Bioinformatics 14:817-818. Reeve, H. K. and Sherman, P. W. 1993. Adaptation and the goals of evolutionary research. Q. Rev. Biol. 68:1-32. Riera, F., Oliver, J., and Terrasa, J. 1995. Peixos de les Balears. Consellaria d’Obres Públiques i Ordenació del Territori, Palma de Mallorca, Spain. Roberts, J. S. 2001. Interpreting the homeobox: metaphors of gene action and activation in development and evolution. Evol. Dev. 3:287-295. Rohlf, F. J. 1990. Morphometrics. Ann. Rev. Ecol. Syst. 21:299-316. Rohlf, F. J. and Marcus, L. F. 1993. A revolution in morphometrics. Trends Ecol. Evol. 8:129-132. Rohlf F. J. 1993. NTSYSpc (1.80). Stauket, New York, Exeter Software. --- 2001. tpsDig (1.31). New York, Stony Brook, Department of Ecology and Evolution, S.U.N.Y. --- 2001. Comparative methods for the analysis of continuous variables: Geometric interpretations. Evolution 55:2143-2160. Rosecchi, E. 1983. Regime alimentarie du pageot, Pagellus erytrhrinus, Linne 1758, (Pisces, Sparidae) dans le golfe du Lion. Cybium 7:17-29. Rosen, D. E. 1982. Teleostean interrelationships, morphological functions and evolutionary inference. Amer. Zool. 22:261-273. Ross, S. T. 1986. Resource partitioning in fish assemblages: a review of field studies. Copeia 352-388. Sala E. 1996. The role of fishes in the organization of a Mediterranean Sublittoral Community. PhD University of Aix-Marseille-II (Francia). Pp 1-180. Schaeffer, B. and Rosen, D. E. 1961. Major adaptive levels in the evolution of the actinopterygian feeding mechanism. Amer. Zool. 1:187-204. Bibliografía Sober, E. 1984. The nature of selection. MIT Press, Mass., Cambridge . Strömberg, C. A. E. 2006. Evolution of hypsodonty in equids: testing a hypothesis of adaptation. Paleobiology 32:236-258. Suau, P. and López, J. 1976. Contribución al estudio de la dorada, Sparus auratus L. Inv. Pesq. 40:169-199. Summerer, M., Hanel, R., and Sturmbauer, C. 2001. Mitochondrial phylogeny and biogeographic affinities of sea breams of the genus Diplodus (Sparidae). J. Fish. Biol. 59:1638-1652. Swofford, D. L. 2002. PAUP*. Phylogenetic Analysis Using Parsimony (*and Other Methods). Version 4. Sinauer Associates, Sunderland, Mass. Szalay F. S. 2000. Function and adaptation in paleontology and phylogenetics: why do we omit Darwin? Palaeontologia Electronica 3:25 ppter Braak, C. J. F. and Smilauer, P. 1998. CANOCO reference manual and user’s guide to Canoco for Windows: Software for Canonical Community ordination (version 4). Microcomputer Power, Ithaca, NY. Thornhill, R. 1990. The study of adaptation. Pp. 31-62 in M. Bekoff and M. Jamieson, eds. Interpretation and explanation in the study of behavior. Westview Press, Boulder Col. Turingan, R. G., Wainwright, P. C., and Hensley, D. A. 1995. Interpopulation variation in prey use and feeding biomechaniscs in Caribbean tiggerfishes. Oecologia 102:296-304. Vandewalle P., Saintin P., and Chardon M. 1995. Structures and movements of the buccal and pharhyngeal jaws in relation to feeding in Diplodus sargus. J. Fish. Biol. 46:623-656. Verlaque, M. 1985. Note preliminaire sur le comportement alimentaire de Sarpa salpa (L. ) (Sparidae) en Méditerranée. Rapp. Comm. Int. Mer Mèdit. 29:193196. Slice, D. E., Bookstein, F. L., Marcus, L. F., and Rohlf, F. J. 1996. A glossary for morphometric geometrics. Pp. 531-551 in L. F. Marcus, M. Corti, A. Loy, G. J. P. Naylor, and D. E. Slice, eds. Advances in morphometrics. Plenum, New York. Wainwright, P. C. 1988. Morphology and ecology: functional basis of feeding constraints in caribbean labrid fishes. Ecology 69:635-645. 101 102 Wainwright, P. C. and Richard, B. A. 1995. Predicting patterns of prey use from Bibliografía morphology of fishes. Environ. Biol. Fish. 44:97-113. Wainwright, P. C. 1996. Ecological explanation through functional morphology: the feeding biology of sunfishes. Ecology 77:1336-1343. Walsh, D. M. 2003. Fit and diversity: explaining adaptive evolution. Philos. Sci. 70:280-301. Wesneat, M. W. 1994. Transmission of force and the velocity in the feeding mechanisms of labrid fishes (Teleostei, Perciformes). Zoomophology 114:103118. Wikramanayake, E. D. 1990. Ecomorphology and biogeography of a tropical stream fish assemblage: Evolution of assemblage structure. Ecology 71:17561764. Wilkins, J. 1998. Ne plus ultra-darwinism: Adaptations, spandrels and the evolutionary explanations. Conference of Philosophy and Social Studies of Science, Australia. Williams, G. C. 1966. Adaptation and natural selection: a critique of some current evolutionary thought. Princeton Univ Press, Princeton, NJ. Winemiller, K. O., Kelso-Winemiller, L. C., and Brenkert, A. L. 1995. Ecomorphological diversification and convergence in fluvial cichlid fishes. Environ. Biol. Fish. 44:235-261. Yamaoka, K. 1982. Morphology and the feeding behaviour of five species of genus Petrochromis (Teleostei, Cichlidae). Physil. Ecol. Japan. 19:57-75. --- 1983. Feeding behaviour and the dental morphology of algae scraping cichlids (Pisces: Teleostei) in lake Tanganika. Afr. Stud. (Monograph) 4:77-89. Zabala, M., Garcia-Rubíes, A., Lousy, P., and Sala, E. 1997. Spawning behaviour of the Mediterranean dusky grouper Epinephelus marginatus (Lowe, 1834) (Pisces, Serranidae) in the Medes Islands Marine Reseve (NW Mediterranean, Spain). Sci. Mar. 61:65-77. 103 “No importa que te amen o te critiquen, te respeten, te honren o te difamen, que te coronen o te crucifiquen; porque la mayor bendición que hay en la existencia es ser tú mismo” Osho