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5. LA CÉLULA PROCARIOTA Las células procariotas tienen la organización celular más sencilla, pero los representantes actuales, las bacterias, son organismos altamente evolucionados, que a lo largo de millones de años, han generado una notable diversidad metabólica y una gran adaptación a diferentes ambientes. Las características más destacadas son. - Poseen una membrana única, rodeada por una pared celular de composición y naturaleza propia de estos organismos. - Carecen de membrana nuclear y de orgánulos membranosos. - Tienen un reducido tamaño y solo forman organismos unicelulares. - La mayoría tienen formas celulares características: cocos, bacilos, espirilos, vibrios, etc. Veamos sus componentes: 1. Envolturas celulares. Son: Membrana plasmática: es una envoltura que rodea al citoplasma. Su estructura y composición son iguales que las de las células eucariotas (modelo unitario), variando sólo algunas de las moléculas que la componen. Una diferencia con la de las células eucariotas es que carece de colesterol. Presenta unos repliegues internos llamados mesosomas, en forma de vesículas, túbulos o laminillas, donde se localizan los enzimas respiratorios y los pigmentos fotosintéticos. Su función, como la membrana de cualquier célula es limitar la bacteria y regular el paso de sustancias. Los mesosomas incrementan la superficie de la membrana, sirven para sujetar el cromosoma bacteriano y poseen muchas enzimas que utilizan para dirigir la duplicación del ADN, realizar la respiración celular, la fotosíntesis y asimilar nitrógeno, nitratos y nitritos en las que son capaces de hacerlo. Pared celular: es una envoltura rígida y fuerte que da forma a la célula y la protege; se sitúa por fuera de la membrana plasmática. Su principal componente es la mureína o péptidoglucano, que es una gran macromolécula constituida por: - Un heteropolisacárido de cadena lineal, formado por unidades de un disacárido de N-acetilglucosamina y ácido N-acetilmurámico, unidas por un enlace O-glucosídico β (14). - Un tetrapéptido, de 4 aminoácidos distintos, que se enlaza al N-acetilmurámico. Estas cadenas se disponen de forma paralela y se unen transversalmente entre ellas mediante un pentapéptido de 5 glicinas, dando lugar a una malla molecular. Existen diferencias en la composición química de las paredes celulares, lo que se pone de manifiesto con la tinción de Gram, que utiliza un colorante fundamental, el cristal violeta, y otro de contraste, la safranina (rosa) . Las bacterias que se tiñen de violeta se dice que dan positiva la tinción de Gram, por lo que se les llama Grampositivas (Gram+), mientras que las que no retienen el colorante fundamental, se observan de color rosa y se llaman Gramnegativas (Gram-). Esta distinta coloración se debe a diferencias en la estructura de la pared celular. Las bacterias gramnegativas presentan una pared b i estratificada, bastante compleja. Una capa es el péptidoglucano, que constituye el 10% de la pared, y la otra, por fuera de la anterior es una membrana formada por una doble capa lipídica de fosfolípidos, y además contiene proteínas y lipopolisacáridos. La zona que separa la pared celular de la membrana se llama espacio periplasmático. A este grupo pertenecen bacterias como las de la sífilis o el tifus. Son las más abundantes y las que presentan mayor diversidad. Las bacterias grampositivas presentan una pared gruesa y uniforme, monoestratificada, que presenta una capa de péptidoglucano que constituye el 90% de la misma, a la que se asocian proteínas, polisacáridos y ácidos teicoicos. El espacio periplasmático es muy pequeño. A este grupo pertenecen bacterias como la del botulismo o la tuberculosis, y otras como Lactobacillus, que se utiliza en la fabricación de yogures. Las funciones de la pared celular son: debido a su rigidez, resiste la presión osmótica interna típica de las bacterias, lo que evita la entrada incontrolada de agua en un medio hipotónico. Actúa como una membrana semipermeable, regulando el paso de iones. La acción bactericida de las penicilinas se debe a que inhiben el crecimiento de la pared al bloquear el entrecruzamiento final de las cadenas peptídicas para formar la malla de péptidoglucano. La lisozima hidroliza el disacárido debilitando la pared. La destrucción de la pared deja indefensa a la bacteria. Cápsula bacteriana: es una capa gelatinosa que aparece en casi todos los grupos bacterianos patógenos. Es una cubierta rica en glúcidos de gran tamaño, y también presenta glucoproteínas. Se sitúa por fuera de la pared celular, es decir, es la capa más externa. La capacidad de producir cápsula es hereditaria y aunque no es un componente esencial, tiene un valor de supervivencia, pues sirve de protección frente a la desecación, la fagocitosis, la infección de un bacteriófago y la acción de los anticuerpos. Esta capa mucosa regula, también, los procesos de intercambio de agua, iones y sustancias nutritivas. Permite además la adherencia sobre distintas superficies y en las patógenas facilitan su fijación a las células del tejido hospedador. 2. Diferenciaciones externas. Son: Flagelos: son prolongaciones cuya longitud es varias veces la de la bacteria y aparecen en número de 1 a 100. Su función es permitir la locomoción de las bacterias que los poseen. Su estructura es distinta a la de los flagelos de las células eucariotas. Están unidos a la célula por un extremo y libres por el otro. Al microscopio electrónico se observan las siguientes zonas: - Un filamento rígido y ligeramente ondulado, formado por una proteína, la flagelina, con disposición helicoidal. No está rodeado de membrana celular como el de las eucariotas. - Un codo o gancho, que une el filamento a la superficie celular. - El corpúsculo basal: formado por dos anillos en las grampositivas y cuatro en las gramnegativas; en estas últimas , dos se sitúan a nivel de la membrana y los otros dos a nivel de la pared, con un eje o cilindro central que los atraviesa por su centro. El movimiento se produce por la rotación de uno de los anillos de la base, llamado anillo M o motor. Pili o fimbrias: son unas estructuras huecas, tubulares, muy numerosas, cortas, que se anclan en la pared de las bacterias gram-, (las gram+ no los poseen). Las fimbrias son cortas y muy numerosas, mientras que los pili son más largos y solo presentan 1 ó 2 por bacteria. Su función no tiene que ver con la movilidad: las fimbrias parece que intervienen en la fijación de la bacteria a un sustrato, mientras que los pili intervienen en el intercambio de moléculas con el exterior y de información genética con otra bacteria. 3. Citoplasma: sus componentes son: Citosol o hialoplasma: está formado por una matriz gelatinosa con un alto contenido en agua y de aspecto granuloso, que contiene proteínas y enzimas, y alberga al morfoplasma (conjunto de estructuras citoplasmáticas, todas ellas carentes de membrana). Es inmóvil, no existiendo corrientes citoplasmáticas ni emisión de pseudópodos. Morfoplasma: contiene: Ribosomas: son partículas globulares que aparecen libres en el citoplasma, con un coeficiente de sedimentación 70S, con dos subunidades de 30S y 50S. Su función es la síntesis de proteínas. Inclusiones: son gránulos de reserva dispersos en el citoplasma, sin membrana que las aísle. Acumulan diversos tipos de sustancias, tanto nutritivas como de desecho: polisacáridos, lípidos, polifosfatos (gránulos de volutina), azufre. Vesículas: son estructuras huecas y rígidas de cuerpo cilíndrico y extremos cónicos, formadas por proteínas. Son impermeables al agua y los solutos, pero dejan pasar los gases. Permiten la flotabilidad de las bacterias que las poseen. Plásmidos: son moléculas circulares de ADN bicatenario extracromosómico, que pueden ser transferidas entre células. Se replican con independencia del cromosoma bacteriano, aunque a veces se integran en él (entonces se llaman episomas). Se encuentran en todas las especies bacterianas en número variable, y también en algunos organismos eucariotas como levaduras y Drosophila. Se transmiten a las siguientes generaciones, y aunque no son imprescindibles para la vida de la célula, pueden aportar genes que les confieran propiedades beneficiosas. Cada célula puede tener más de un plásmido, iguales o distintos entre ellos. Se utilizan en ingeniería genética como vectores. Sirven para: aportar toda la información para la conjugación entre bacterias, conferir resistencia a los antibióticos, permitir nuevas fuentes de nutrientes, transformar a la bacteria en patógena. 4. Nucleoide: es la región del citoplasma en la que se encuentra el ADN. El cromosoma bacteriano es una sola molécula de ADN circular bicatenario, muy plegada y que suele estar unida a los mesosomas. Está asociado a proteínas similares a las histonas. Mantiene y conserva la información genética y dirige el funcionamiento de la bacteria.