Download DIRECCIÓN DE AGRUPACIONES MUSICALES ESCOLARES
Document related concepts
Transcript
DIRECCIÓN DE AGRUPACIONES MUSICALES ESCOLARES PARA MAESTROS. CREATIVIDAD E IMPROVISACIÓN. Rafael Prieto Alberola. Universidad de Alicante. Título: Dirección de Agrupaciones Musicales Autor: © Rafael Prieto Alberola I.S.B.N.: 84-8454-093-6 Depósito legal: A-1403-2001 Edita: Editorial Club Universitario www.ecu.fm Printed in Spain Imprime: Imprenta Gamma Telf.: 965 67 19 87 C/. Cottolengo, 25 - San Vicente (Alicante) www.gamma.fm gamma@gamma.fm Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información o sistema de reproducción, sin permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright. INDICE INTRODUCCIÓN. ........................................................................................ 5 PRIMERA PARTE: Dirección musical......................................................... 7 1. El director musical. ................................................................................ 7 1.1. La dirección de agrupaciones musicales escolares. ........................ 7 1.2. El director musical. Breve reseña histórica..................................... 9 1.3. La preparación del director musical.............................................. 10 1.4. Selección del repertorio. ............................................................... 12 1.5. El estudio de la partitura. .............................................................. 13 1.6. El estudio gestual. ......................................................................... 15 1.7. El ensayo y la labor pedagógica del director musical................... 16 BIBLIOGRAFÍA. ................................................................................ 20 SEGUNDA PARTE: Instrumentos y Agrupaciones Musicales. ................. 23 2. El coro. ................................................................................................. 23 3. La voz humana. .................................................................................... 24 3.1. Los maestros y la voz.................................................................... 30 3.2. Clasificación de las voces. ............................................................ 32 3.3. Extensión de las voces: ................................................................. 33 3.4. Ejercicios....................................................................................... 34 4. Detección de errores............................................................................. 38 5. Ejercicios de práctica de las figuras musicales y de los intervalos. ..... 38 6. Tipos de agrupaciones instrumentales más conocidos......................... 47 7. Los instrumentos musicales. ................................................................ 56 7.1. Instrumentos de cuerda. ................................................................ 56 7.2. Instrumentos de viento mas usuales.............................................. 60 7.3. Instrumentos de percusión e instrumental escolar. ....................... 71 7.4. Instrumentos electrónicos. Informática musical. .......................... 94 8. La transcripción y la transposición. ..................................................... 95 9. Bibliografía. ......................................................................................... 98 TERCERA PARTE: La Creatividad y la Improvisación............................. 99 10. La Creatividad musical y su didáctica. .............................................. 99 10.1. Introducción. ............................................................................... 99 10.2. Metodología. ............................................................................. 102 10.3. Actividades................................................................................ 106 10.4. Evaluación................................................................................. 108 11. La improvisación musical y su didáctica. ........................................ 112 11.1. Introducción. ............................................................................. 112 11.2. Pedagogía de la improvisación. ................................................ 114 11.3. Actividades................................................................................ 119 12. Creatividad e Improvisación. A modo de Epílogo........................... 126 13. Actividades creativas y de improvisación........................................ 128 14. Bibliografia. ..................................................................................... 151 INTRODUCCIÓN. El principal objetivo de las clases de música en la enseñanza obligatoria debe ser el de colaborar eficazmente a la formación integral del alumno. El alumno de Magisterio Musical tiene ante sí un formidable mundo musical en el que además de poder disfrutar haciendo música, puede utilizar este arte magnífico para ayudar a sus futuros alumnos los niños a desarrollarse integralmente. Pensamos que la formación de estos futuros profesionales (actualmente alumnos de Magisterio Musical), requiere la máxima atención por parte de todos los estamentos implicados: la administración estatal y autonómica, los órganos de gobierno universitarios, los profesores y también los mismos alumnos. Los problemas de masificación, heterogeneidad de los grupos, escasez de medios y decrecimiento de los créditos dedicados a las asignaturas de música en esta carrera, sólo se pueden paliar si todos colaboramos en la misma dirección, la de mejorar la calidad. Un maestro de música no debe ser un analfabeto musical, y esto es exactamente lo que se puede conseguir si no existe una prueba de admisión y se dedican cuatro créditos y medio a asignaturas como Lenguaje Musical. Pero no es esta la única carencia. Este trabajo pretende ayudar a los alumnos de Magisterio Musical a fortalecer y ampliar sus bases musicales en facetas tan importantes como las de Dirección musical, actividad muy frecuente en su futura profesión. El Maestro-Director (=Pedagogo-Musical) debe conocer el medio en que se mueve, las técnicas de dirección básicas, la voz y los instrumentos más habituales. Hemos planteado este trabajo comenzando, en la primera parte, por un estudio de la labor del director musical. En la segunda se describen las agrupaciones musicales y los instrumentos más usuales, dedicando especial énfasis al estudio de la voz humana, como instrumento fundamental en la música y en la educación musical. La tercera parte está dedicada a un estudio conceptual y metodológico de aspectos de la educación musical de tanta importancia y actualidad como son la creatividad y la improvisación musical escolar, dedicando una amplio capítulo a una selección de actividades encaminadas a desarrollar la musicalidad del estudiante. Este librito es, sobre todo, un trabajo de recopilación y selección de conocimientos, teorías y experiencias que hemos adquirido a través del estudio de la bibliografía específica, la asistencia y participación en cursos 5 nacionales e internacionales y todo ello matizado y completado por nuestra experiencia como docente y como director musical de agrupaciones musicales en los últimos veinte años. 6 PRIMERA PARTE: Dirección musical. 1. El director musical. 1.1. La dirección de agrupaciones musicales escolares. Todos conocemos la encomiable labor que los maestros de música realizan en la educación obligatoria para conseguir que sus alumnos, que no tienen por qué ser músicos profesionales en el futuro, y por lo tanto no estar motivados para ello, realicen actividades musicales. Algunos más que otros, hemos conocido los tremendos esfuerzos que esta labor conlleva, pues no sólo consiste en motivar y conseguir que los alumnos aprendan y se comporten adecuadamente en una actividad musical, sino que además en muchos casos hay que luchar con la falta de medios, instrumentos, equipos de música, de sonido etc. pero sobre todo, y lo que es más grave, con la falta de cooperación de algunas instituciones y con la incomprensión de algunos padres. A pesar de todo, la afición y la entrega del maestro de música supera todas estas dificultades y con gran esfuerzo, consigue poner en marcha una labor docente que en ocasiones “se ve obligado a justificar” con el “festival fin de curso” para “contentar” a todos los implicados en la educación de los niños. En ese momento de la “puesta en escena” o “concierto” de los alumnos, el maestro además de intentar motivar a los alumnos “interpretes”, trata de que los demás alumnos, padres y representantes de las instituciones, acudan. Su objetivo es hacer música y hacerla de la mejor manera posible. Si consigue que los alumnos “interpretes” asistan, se preocupará por conseguir que todos los materiales necesarios estén disponibles, a veces tendrá que improvisar y salir del paso ante imprevistos de última hora, se preocupará de que los alumnos arriba y abajo del escenario adopten un comportamiento adecuado, que no se pongan nerviosos y que cometan los menores fallos posibles. Si todo va bien acabará exhausto pero satisfecho por la labor conseguida. Pero algunos de estos maestros se preguntarán: Además de solventar todos estos problemas, ¿estoy yo en condiciones de DIRIGIR musicalmente este concierto?. Existen estudios ( Guifford 1993, Byo 1994 y Durrant 1994) que ponen de manifiesto la inseguridad de muchos maestros de música al 7 acabar sus estudios universitarios en varias facetas pero especialmente en la de dirigir. En la mayoría de los casos realizarán esta labor de forma autodidacta, pero seguro que a muchos de ellos les gustaría conocer los “secretos” básicos de la labor del director musical. Pero aquí viene el problema: ¿a donde ir?, ¿a quién pedir ayuda?. Cualquiera que se interese en estos temas descubrirá enseguida la falta de atención que se presta a estos estudios en las universidades. Durrant (1994) comentando la situación en Ingaterra, dice que “a pesar de que los colegios buscan maestros que puedan dirigir no se presta suficiente atención a estos estudios en las universidades inglesas”. Aunque el mismo autor reconoce que en USA dedican más horas a la preparación del maestro como director, Scott (1998) se queja de que sólo se dedique “un par de cursos” en las universidades norteamericanas a este fin. Leman (1992) catedrático de dirección musical en la Universidad de Cincinnati está convencido de que la preparación del maestro como director musical es “vital”. En nuestro país solamente se conocen tres formas de aprender estos “secretos”: matriculándose en un conservatorio con un proyecto a largo plazo, buscando un profesor particular o asistiendo a cursillos. De las tres, esta última opción es la más usual, ya que es la más económica en cuanto a tiempo y dinero, el profesor particular además de ser caro, resulta en la mayoría de los casos inaccesible por falta de tiempo o porque vive en un lugar alejado. La alternativa del Conservatorio significa como hemos dicho, un proyecto a largo plazo ya que al aspirante a director se le exigen muchos cursos: solfeo, armonía, contrapunto, composición, instrumento, además de muchas otras asignaturas para poder permitirle matricularse en el primer curso de dirección de orquesta. Estamos hablando de largos años de estudios para los cuales no siempre se dispone de los medios suficientes de afición, tiempo y dinero y todo esto en el caso de que algún conservatorio no muy alejado geográficamente, disponga de un profesor de esta disciplina. Conocemos estas inquietudes y valoramos los grandes esfuerzos que los maestros realizan para formarse en este campo de forma autodidacta. Existe poca bibliografía y la que está disponible es de origen estadounidense (Durrant 1994). Este es el motivo de este trabajo, no pretendemos que nadie crea que con estas breves indicaciones uno se convierte de la noche a la mañana en un director de orquesta o coros, pero sí desearíamos que estas sugerencias que aportamos ayudaran a los maestros a comprender que con un esfuerzo planificado, con la ayuda de un profesor e incluso de forma autodidacta, pueden conseguir un nivel aceptable para dirigir una agrupación escolar. No es nuestra intención infravalorar los estudios del 8 conservatorio, al contrario, pensamos que son muy útiles pues cuanto más conozca la música mejor maestro será en esta disciplina, pero nuestro objetivo simplemente es ayudarles a que no se descorazonen ante un mundo nuevo que aparece ante ellos y para el cual no disponen de preparación. 1.2. El director musical. Breve reseña histórica. En un bajorrelieve de la necrópolis de Sakkarah (Egipto), cuya antigüedad se calcula hacia el 2.700 antes de J.C., se representa a un grupo de músicos en actitud de tocar sus instrumentos y, junto a ellos, otra figura moviendo las manos (quironimia) para indicar lo que deben tocar. La quironimia ha sido utilizada por el director musical a lo largo de la historia, un ejemplo que se conserva en la actualidad es la dirección del Canto Gregoriano. Aristógenes de Tarento en el 350 a. de J.C. escribió el tratado de música más antiguo de los que se conocen. Por los pocos documentos que nos han llegado, sabemos que en la antigua Grecia el encargado de dirigir la música era el Corifeo quien marcaba el ritmo con los pies sobre planchas de madera o metálicas. A finales del siglo IV cuando surge la primera Schola Cantorum, la función del director es asumida por el “primicerius” que emplea la técnica quironímica. En el siglo XII con la “música mensurata” es el “cantor figuralis” el encargado de cuidar que las figuraciones o meslismas del “discantus” concuerden con las notas del “cantus firmus”. En el siglo XVII, Lully ingresa en la “banda de los 24 violines del Rey Sol”, llegando a director. Es uno de los primeros ejemplos de director autoritario, “en más de una ocasión rompió un violín sobre las espaldas de quien no se conducía como él quería...sus huestes no podían menos que respetarle y temerle”. Murío a consecuencia de la gangrena que le produjo en un pie un golpe recibido por el bastón con el que enérgicamente llevaba el compás contra el suelo durante el Te Deum de acción de gracias por la feliz convalecencia de una enfermedad de su señor Luis XIV. G. P. Telemann (1681-1767) solía llamar “compases perros” a los primeros compases de una obra hasta que los músicos consiguen ponerse de 9 acuerdo en el tempo. Ph. E. Bach aconsejaba que empezara el clave tocando unos compases hasa que la orquesta hubiera captado el tempo. A partir del siglo XVII quien dirige es el propio compositor. Johann Stamitz (1717-1758) recibe en Manheim el nombramiento de Koncertmeister con un gran estipendio. En el XVIII es el primer violín o cembalista quien dirige. Johann Adam Hiller (1728-1804) asume la dirección de los Grossen Konzerts que dieron origen a los conciertos de la Gewandhaus. En el siglo XIX, por primera vez, aparece la moderna figura del director profesional. En 1868 Wagner estrena su obra Los Maestros Cantores dirigida por el célebre director Hans von Bülow. En la última década del siglo XIX Charles Gounod publica un libro sobre el “Don Giovanni” de Mozart en donde dedica un apéndice a la cuestión del director. Hans Richter en 1890 sorprendió al público de Bruselas dirigiendo un concierto que inesperadamente produjo una impresión extraordinaria. La orquesta era la misma que ya había sido dirigida otras veces por maestros como Rubinstein, Saint-Saens, Tchaikowsky, Rimsky-Korsakov, etc. Unos pocos ensayos habían bastado a Richter para transformar el estilo de tocar, el fraseo, la expresión, los matices del conjunto instrumental hasta el punto de que las obras clásicas escuchadas a menudo parecieron nuevas a un público entendido. 1.3. La preparación del director musical. No cabe duda de que la formación del director musical es muy compleja. Que además hay aspectos de esta profesión que se pueden aprender y otros que son innatos y por tanto imposibles de enseñar. Chesterman (1970) entrevistó a grandes directores como Otto Kemplerer, quien aseguraba que “en principio no se puede aprender ni enseñar a dirigir. Yo te puedo explicar en pocos minutos como mover el brazo en un compás cuaternario y en uno ternario, pero eso es todo lo que te puedo decir”. George Solti calificaba a la dirección como “un tema realmente místico”. Eugene Ormandi afirmaba que “el director nace, no se hace”. Nosotros estamos más de acuerdo con la opinión de Ricardo Muti cuando establece que la dirección “es una combinación de muchas cosas misteriosas con algunas que son explicables”. Algunos autores también inciden en las bases 10 psicológicas de la preparación del director, entre las que tienen especial interés las teorías estéticas de Langer, Reimer y Meyer (Durrant 1994). Una forma de enfocar este tema para llegar a unas conclusiones en forma de objetivos a conseguir por el aspirante a director, sería ponernos en el lugar de los que van a evaluar su labor: Los músicos de la agrupación y el público, que sólo evaluará las características relativas al concierto, sin olvidarnos de la propia autoevaluación del director. 1. ¿El director ha seleccionado la música adecuadamente de acuerdo a las características de los músicos del grupo y a las futuras y previsibles audiencias? 2. ¿El director conoce profundamente la partitura y tiene un criterio claro y justificado de lo que quiere? 3. ¿ El director posee las técnicas musicales necesarias para transmitir lo que quiere a los músicos? 4. ¿El director posee las técnicas verbales (sólo en el ensayo) y psicológicas para transmitir y convencer a los músicos de lo que quiere conseguir? 5. ¿El director planifica el ensayo y pone los medios para que sea motivante y productivo? 6. ¿La actitud y el gesto del director son los adecuados a la música que se interpreta en el concierto? El punto 2 se analizará en los párrafos donde comentamos el estudio de la partitura. Acerca del punto 3 podemos decir que la preparación técnica de un director es muy compleja y podríamos resumirla así: 1. La educación del oído es muy útil para poder aprender las obras sabiendo con la simple lectura como deben sonar, también para evaluar y en su caso corregir los fallos que se produzcan en el ensayo. La habilidad de detectar errores es “una de las cualidades mejor valoradas” a la hora de dirigir sobre todo “si se trata de grupos de aficionados” (Kahn 1973, Tabbel 1980). Se entiende como implícito un profundo conocimiento del lenguaje musical para poder leer midiendo y entonando perfectamente el texto escrito. Jones (1990) estima que “la 11 formación auditiva tal como se imparte en las universidades americanas es inadecuada”. Para desarrollar esta habilidad, Grove (1996) aconseja que se estudie la partitura al mismo tiempo que se escucha una buena grabación de ella. Es imprescindible en opinión de Ulrich (1993) que el director esté “en condiciones de cantar cualquier línea musical en cualquier momento del ensayo”. 2. Conocimiento de las formas musicales, la armonía, el contrapunto, la fuga y la composición para poder analizar, comprender y evaluar los resultados de una música escrita o interpretada. 3. Conocimiento de la voz y de los diferentes instrumentos de la orquesta: sus posibilidades técnicas y expresivas, sus limitaciones y dificultades. 4. Gran sentido del ritmo y del movimiento rítmico corporal. 5. Dotes psicológicas de líder motivador. 6. Amplia cultura general y específicamente de historia de la música con ideas claras sobre las características de la interpretación de los diferentes estilos. 1.4. Selección del repertorio. Si analizamos cada uno de estos ítems veremos que es imprescindible que el director seleccione la música de forma adecuada al nivel y a los gustos de los músicos del grupo. Cooksey (1992) defiende la necesidad de programar no sólo la música que le gusta al director sino también aquella que sirva para mejorar el nivel musical y estético de los alumnos. Si la música es de un nivel técnico superior al de los músicos, los músicos se acomplejaran y se sentirán incapaces de que la obra suene adecuadamente. Si por el contrario es demasiado fácil para ellos, se aburrirán. Si es de un nivel técnico adecuado pero pertenece a una estética con la que la mayoría de los músicos no se sienten a gusto, tampoco funcionará bien. Es decir en cualquiera de los tres casos, el músico perderá motivación y el resultado no será bueno. Sin olvidarnos de los problemas que puede acarrear el “cambio de voz” de los niños a la hora de seleccionar repertorio con tesituras adecuadas. Otro aspecto a considerar a la hora de confeccionar un programa es el público al que va dirigido y la ocasión. Habrá que tener en cuenta si el 12 público es culto y por lo tanto conoce las obras fundamentales de la música y conviene ofrecerle un repertorio que no esté demasiado oído para que les interese. Si por el contrario no les gusta demasiado la música y no están habituados a escucharla, puede ser adecuado seleccionar obras de poca complejidad. Influyen aspectos como la edad, la cultura y por supuesto el lugar y el motivo del concierto. No es lo mismo interpretar música al aire libre que en un espacio cerrado, en una iglesia o en un auditorio, en un salón reducido o en un gran teatro. También es necesario considerar el motivo del concierto. Si el público va exclusivamente a escuchar el concierto o éste forma parte de una celebración extramusical, si el público está inmerso en un ambiento festivo, lúdico, o por el contrario estamos hablando de un recital en el Conservatorio ante alumnos y profesores de música. Esto no quiere decir que no haya que manifestar el mismo respeto por cualquiera de este tipo de actos, pero está claro que debemos seleccionar un repertorio adecuado a cada circunstancia. 1.5. El estudio de la partitura. El objetivo fundamental de este estudio es conseguir una representación mental lo más auténtica posible del resultado sonoro futuro. Esta es una condición imprescindible para dirigir cualquier música. No es recomendable necesitar escuchar previamente una versión grabada de la obra antes de dedicarse a su estudio. Existen al menos dos razones para manifestar lo anterior. 1. No es bueno acostumbrarse a depender de una audición previa para poder entender una obra. ¿Qué pasaría si fuese una obra inédita?, además aunque esté grabada, no siempre vamos a disponer de la grabación. 2. Es la mejor forma, si no la única, de desarrollar el oído interno tan valioso para cualquier músico y en especial para el director. En referencia a la absoluta necesidad del estudio previo de la partitura Kaplan (1985), establece la obligación “de conocerla tan a fondo que se convierta en parte de ti” y Aaron Copland (1963) afirmaba que “nadie tiene derecho a ponerse delante de una orquesta o coro a menos que tenga un claro concepto de lo que quiere transmitir”. La metodología que recomendamos comienza por un análisis tan concienzudo como sea posible del material escrito. Este análisis puede estructurarse así: 1. Tonalidad principal y modulaciones si las hay. 13 2. Análisis armónico básico: acordes que rigen en cada momento. En este primer estudio de la armonía sólo queremos conseguir un esquema de la armonía sin pormenizar, es decir conocer en cada momento en que acorde o región armónica estamos, al mismo tiempo que detectamos la modulación y las cadencias fundamentales. Más adelante entraremos en analizar la armonía detalladamente y acorde por acorde. 3. A continuación se establecen claramente diferenciados, los temas, fragmentos, frases, semifrases, periodos y motivos que contiene la música escrita. Anotamos aquellos/as que consideramos más característicos y/o más relevantes. 4. En este momento estamos en condiciones de intentar memorizar las líneas melódicas y rítmicas más relevantes. Es decir iremos cantando, sin solución de continuidad, los diferentes temas más relevantes que configuran la obra, estén en la voz que estén, con lo cual tendremos una reproducción de lo que sería esta obra “a una sola voz”. 5. Memorizamos la línea del bajo y volvemos a cantar la línea melódica o melódico-rítmica a resaltar. (Añadiendo cada una en lo que podríamos llamar línea más relevante). 6. Posteriormente cantamos cada una de las voces, mientras que simultáneamente escuchamos interiormente la línea del bajo. Después hacemos lo mismo con las demás voces entre ellas. Se trata, como afirma Ulrich (1993) de “escuchar internamente la partitura”. Otros autores como Brunner (1996) y Battisti y Garofalo especifican, con el fin de aprender correctamente la partitura, la importancia de los aspectos de “sonoridad, balance, dicción, tempo, entonación melódica, ritmo, entradas, cortes, ligaduras, orquestación, textura, dinámica, articulación, conjunción y términos expresivos” (Battisti y Garofalo 1990), o “el contexto histórico y el estilo” (Demorest (1996), ya que “ el conocimiento histórico da a la interpretación autenticidad y convicción” (Decker y Kirk 1988). Todo este análisis y su consecuente reflexión nos lleva a adoptar unos criterios de interpretación claramente fundamentados, sobre el que basaremos nuestra actividad como directores musicales de una obra. Antiguamente los autores no escribían en la partitura tantas indicaciones como modernamente se ha venido haciendo. Este factor junto a otros, como 14 por ejemplo la falta de claridad en un manuscrito, olvido o negligencia del compositor, transcriptor o arreglista, puede exigirnos que tengamos claro no sólo las notas, sino también los matices, las articulaciones, y todos los detalles expresivos fundamentales para la música. Este trabajo previo nos ayudará a este fin. Mientras que esto no esté claro no debemos ponernos delante de una agrupación con la intención de dirigirla. 1.6. El estudio gestual. Nuestra experiencia profesional nos induce a exponer, a este respecto, una serie de recomendaciones para evitar que el alumno de dirección cometa los errores más usuales. 1. El director debe permanecer en silencio, nada de hablar, cantar o llevar la pulsación con el pie. Si realmente siente en lo más profundo de su ser la música que está interpretando, no será difícil que sus ojos, su rostro y todo su cuerpo expresen lo que él siente en su interior. Es muy conveniente memorizar la partitura y mirar a los músicos, aunque se tenga en el atril como referencia breve para casos muy concretos. 2. No utilizar las manos en forma paralela todo el tiempo. Este recurso puede ser válido en ocasiones en que la sonoridad lo requiere, como los fragmentos de tipo homofónico que se producen en algunos tutti con matiz forte. 3. La mano derecha (en el caso de los zurdos, puede servir la izquierda igualmente) sirve para dar la “entrada” llamada también “golpe al aire”. Con este gesto el director indica el tempo, el matiz y la articulación. Es decir, de la velocidad con que marque el golpe al aire, dependerá el tempo con el que la orquesta ejecute la obra. Si el movimiento de dar la “entrada” es amplio, el resultado será que la orquesta utilizará un matiz “forte” o “fortísimo” y si el movimiento es reducido, el resultado será que el grupo musical responderá en matiz “piano” o “pianisimo”. El hecho de que los movimientos de la mano sean angulares o redondeados, conseguirá que la agrupación produzca un sonido más “staccato” o más “legato” respectivamente. 4. La otra mano (en nuestro caso la izquierda) servirá para dar entradas a las diferentes voces cuando intervienen en diferentes momentos, también la utilizaremos para realzar un crescendo o diminuendo, es la adecuada para enfatizar alguna voz, diferenciar los planos sonoros, insistir en el matiz y marcar los acentos principales. Por último servirá para todas las necesidades musicales que no se hayan citado, como por ejemplo, cortar un calderón, etc. 15 5. El director debe marcar anticipadamente todo lo importante que va a ocurrir en el resultado sonoro. Marcar anticipadamente no significa acelerar la pulsación, sino utilizar los tiempos o partes inmediatamente anteriores al sonido para mostrar toda la información que el músico necesita, además de su partitura, para interpretar la música adecuadamente. En la música anacrúsica, a veces, existen dudas de cuando hay que dar el “golpe al aire”. La opinión más generalizada sin ser la única, es que hay que marcar un tiempo o parte antes de que suene la música. Si la música empieza en una figura de tiempo, la señal la daremos en el tiempo anterior, si comienza en una figura de igual o menor duración que la mitad de un tiempo, puede ser suficiente con marcar ese tiempo completo, siempre que la música no vaya muy rápida, si este es el caso o si la música empieza en una fracción de tiempo mayor que la mitad, conviene siempre marcar el tiempo anterior. Hay que analizar cada caso, como por ejemplo cuando interesa subdividir por ser el movimiento muy lento o al contrario agrupar más de una pulsación en un movimiento de brazo como por ejemplo los compases llevados “a 1”. En cualquier caso para decidirnos debemos tener claros dos criterios: 1. No hacer más de lo necesario o imprescindible. 2. Dar la información necesaria o imprescindible para que el grupo tenga seguridad y sepa con claridad que es lo que debe hacer. 1.7. El ensayo y la labor pedagógica del director musical. Es muy importante cuidar los aspectos psicológicos de esa relación que se establece entre el director y los músicos y entre éstos mismos. La interrelación entre los individuos es tan compleja, especialmente a este nivel artístico en la que los sentimientos salen a veces a flor de piel, que si no se consigue un buen clima de trabajo, se puede ir al traste cualquier proyecto musical. El director es la imagen modelo representativo de la orquesta. La puntualidad, la actitud respetuosa y rigurosa ante la música y los músicos harán que la orquesta se caracterice por éstas u otras virtudes o defectos. En síntesis el director debe autoanalizarse para comprobar si su actitud es la idónea. La planificación adecuada, el establecimiento de objetivos para cada ensayo y el diseño de las estrategias para conseguirlos, la evaluación de los 16 resultados y las conclusiones y toma de decisiones y su puesta en práctica el próximo ensayo son fundamentales para mejorar el nivel del grupo musical. El director musical es también un pedagogo y ahí es donde su labor se asemeja a la del maestro de música, de hecho se ha instaurado en las diferentes culturas y desde los principios de la historia de la dirección, la palabra Maestro referida al director musical. Su labor pedagógica se desarrolla en el ensayo. Como pedagogo tratará de “enseñar” o mostrar su versión o su idea de la música que se va a interpretar y lo hará de forma secuenciada, sometiendo su trabajo a una evaluación continua en donde partiendo del respeto debido a la partitura y a los integrantes del grupo musical, corregirá todos aquellos defectos o resultados musicales inadecuados a los objetivos que se ha propuesto y que a ser posible deben ser consensuados por todo o la mayoría del grupo, sin dejar de tener claro que el responsable último ante los músicos y el público es él, por lo tanto su opinión es la que, en caso de desacuerdo, debe prevalecer. Dicho en lenguaje exclusivamente pedagógico, el director deberá: 1. Ser responsable del diseño curricular incluyendo los objetivos y los contenidos: la partitura seleccionada, la metodología y la evaluación: el ensayo. 2. Conocer los contenidos que enseña: la partitura seleccionada. 3. Ampliar y actualizar sus conocimientos sobre la disciplina que enseña: la música. 4. Desarrollar sus conocimientos y habilidades pedagógicas para transmitir y convencer de la adecuación de objetivos y contenidos: técnicas pedagógicas del director en el ensayo. 5. Secuenciar el aprendizaje y utilizar una metodología motivante: el ensayo gratificante. 6. La actitud personal y el respeto a la disciplina y a los alumnos, en el caso del director, los músicos que integran el grupo musical. 9. El Maestro en su faceta de director musical. Una vez vistas las similitudes entre las dos labores profesionales podemos basar nuestra reflexión en dos premisas: 17 1. Es necesario que se prepare al maestro de música de forma integral y como consecuencia de esto cuidar su preparación como director musical, pues aunque sea a nivel elemental, no es adecuado que los niños tengan un mal ejemplo de lo que es un director musical ni que las actuaciones de grupos escolares no reciban, dentro de su nivel, un total respeto por parte de todos. En primer lugar, el maestro no debe dirigir creyendo que su labor es ponerse delante de los niños a intentar mover la mano llevando el compás y convertir el ensayo en una repetición constante de “lo mismo hasta que salga bien”, sin saber por qué sale mal y sin saber poner los medios adecuados para remediarlo. En ese respeto estamos involucrados especialmente los que preparamos a los maestros para su trabajo. 2. Sin ser contradictorio con lo anterior, nos parece adecuado pensar que el respeto a la preparación del maestro de primaria como director no exige todos los conocimientos ni las enseñanzas que se le piden a un director de orquesta sinfónica profesional. Aunque sea muy deseable que el maestro posea unos conocimientos de música tan amplios como sea posible, para dirigir una agrupación musical en primaria, en donde se respete el trabajo que debe realizar el maestro en su faceta de director musical, debe conocer sólo unas bases elementales pero imprescindibles: 1. Educación auditiva para poder evaluar y corregir los fallos que se puedan producir o elegir un acorde o una nota cuando sea necesario. Conocimientos del Lenguaje Musical hasta el nivel de poder leer una partitura escolar entonando y midiendo perfectamente a primera vista. 2. Conocimiento de la armonía elemental a nivel analítico y la práctica de armonizar melodías escolares con acordes de I, IV y V grado. 3. Conocimiento de la técnica y práctica de los instrumentos escolares: voz, flauta dulce, instrumentos de percusión escolar y del teclado o la guitarra a nivel de acompañamiento elemental con acordes de I, IV y V grado. Así mismo, es muy conveniente que el director conozca al menos teóricamente, los instrumentos más usuales de la orquesta y de la banda de música. 4. Gran sentido del ritmo y del movimiento corporal expresivo. Conocimiento y práctica de la técnica básica de la dirección musical. 18 5. Dotes pedagógicas motivadoras incluyendo el facilitar un ambiente positivo y relajado pare evitar la inhibición y la ansiedad que produce el concierto, no tanto en los niños, pero si en los alumnos más adultos. Ely (1991), para solucionar estos problemas, sugiere técnicas de relajación y de feed-back positivo. 6. Capacidad creativa para componer o improvisar una línea melódica o un acompañamiento elemental. No queremos dejar de citar a Gumm (1991) quien identificó 8 dimensiones del estilo de enseñanza musical validas también para identificar a un buen director/maestro: “independencia del alumno, autoridad del profesor, ambiente positivo, interpretación musical estética, motivación no verbal, dinámica de grupos, aprovechamiento del tiempo, aprendizaje de conceptos musicales” (Gumm 1991:76), ya que, como afirma Wis (1998), “uno de los aspectos más importantes del trabajo es el equilibrio entre preparar (a corto plazo) para el concierto y (a largo plazo) a los alumnos como músicos completos. (Wis 1998). Para preparar todos estos temas recomendamos la bibliografía que se presenta al final de este capítulo. Si observamos estas 6 características y las comparamos con las del director profesional, veremos que coinciden incluso en la numeración que hemos elegido, con las oportunas adecuaciones a los distintos niveles, y también que la nº 6 es distinta, ya que al director profesional se le exige un conocimiento profundo de los estilos musicales y al maestro, como profesionalmente solo se va a dedicar al estilo que podríamos llamar “música escolar”, no. Sin embargo al director profesional no se le exige la capacidad creativa e improvisadora del maestro de música, ya que éste se encontrará en momentos en que la dinámica del aula, le exija dar respuesta con creatividad escrita o improvisada a los problemas que puedan surgir. Por ejemplo la necesaria “atención a la diversidad”, que en el aula de música se produce constantemente con alumnos más y menos dotados. También encontraremos obras escolares que requieren, por la plantilla de que dispongamos en el aula, alguna o algunas voces añadidas o, por el contrario, alguna reducción y consecuente adaptación de la partitura original. Por esta razón, incluimos en este manual una segunda parte dedicada a tratar estos temas. 19 Nuestra experiencia de varios años en la formación de maestros especialistas en educación musical y como profesor superior de dirección de orquesta y coros, nos permite afirmar que estos objetivos elementales que constituyen las características que debe poseer un maestro en su faceta de director musical, se pueden conseguir en pocos años dependiendo de un diseño curricular y metodología adecuados y también de las aptitudes naturales y el trabajo constante del alumno. Insistimos en que cuanto más preparación tenga el maestro en éste y otros campos mucho mejor. No recomendamos que el maestro se enfrente al reto de dirigir sin poseer esta preparación previa. No estamos de acuerdo con los que piensan que el objetivo del “festival de fin de curso” es sólo complacer a los padres. Creemos que se le debe un gran respeto desde todos los ámbitos implicados: el maestro, la institución, los padres y los alumnos. Tampoco creemos que sea imprescindible seguir los largos años de estudios profesionales de la carrera de dirección de orquesta en un conservatorio para dirigir un grupo escolar. Por varias razones: 1. El maestro necesita mucho tiempo para su preparación como tal y esto le impide dedicarse a un estudio tan profundo de la música como se exige para conseguir un título superior de dirección de orquesta o coros. 2. Los conservatorios, en el caso de que dispongan de profesor de dirección, exigen como requisito de acceso a los estudios especializados de dirección, el haber superado antes muchos cursos, que significan muchos años de estudios musicales previos en los que se dedican a muchas asignaturas importantísimas para un director profesional pero no imprescindibles para un maestro de música en primaria. BIBLIOGRAFÍA. Sugerencias de lectura (Obras de estudio): BLANQUER, A. Formas musicales. BOADA, O. (1998). Iniciación al teclado. Dinsic: Barcelona. BOSSU, H. Y CHALAGUIER, C. (1986). La expresión corporal. Método y práctica. (Trad. F. Garcia Prieto). Martínez Roca: Barcelona. CASELLA 20 DEL MAR, N. (1997). A conductor’s miscellany. Claredon Press. DEL MAR, N. (1997. Conducting Berlioz. Clarendon Press. LLACER PLA Formas musicales. GALLO, J.A., GRAETZER, G., NARDI, H., y RUSSO, A. (1979). El director de coro. Manual para la dirección de coros vocacionales. Ricordi: Buenos Aires. GUALLAR, J. (1997). Introducción a la armonía. Dinsic: Barcelona. GUNTHER, S. (1996). The Complete conductor. OUP. USA. FISH, A. y LLOYD, N. (1974). Fundamentals of sight singing and ear training. Dodd, Mead & Company: New York. KENNETH, H, P. (1997). Basic techniques of conducting. OUP. USA. KÜHN, C. (1988). La formación del oído. Labor:Barcelona. PISTON, W. Orquestación. PRICE, G. (1994) Mejora tu canto. (Trad. De Joan Bofill). Dinsic: Barcelona. PÉREZ GUTIERREZ, M. (1980). El universo de la música. Sociedad general española de librería: Madrid. SWANWICK, K. (1979). A basis for music education. Nfer-Nelson: Windsor. SWAROWSKY, H. (1979). Dirección de orquesta. Defensa de la obra. (Trad. De Miguel Angel Gómez Martínez). Real Musical: Madrid. Referencias: ARNOLD, J.A. (1995). Effects of Competency-Based Methods of Instruction and Self-observation in Ensemble Directors’ use of Sequential patterns. 21 BARNICLE, S.P. (1994). Acoustics, performance and your concert hall. Music Educators Journal. BATTISTI, F. y GAROFALO, R. (1990). Guide to Score Study for the Wind Band Conductor. Journal of Research in Music Education. Vol. 86. BRUNNER, D. L. (1996). Carefully crafting the choral rehearsal. Music Educators Journal. Vol. 83. BYO, J.L. (1994). Improving Conducting with video scripts. Music Educators Journal. Vol. 85. CROWE, D.R. (1996). Effects of Score Study Style on Beginning Conductor’s Error-Detection Abilities. JRME. Vol 44. DEMOREST, S. M. (1996). Structuring a musical choral rehearsal. Music Educators Journal. Vol. 82. DURRANT, C. (1994). Towards a Model of Effective Communication: A case for Structural Teaching of Conducting. Journal of Research in Music Education. Vol. 46. ELY, M.C. (1991). Stop Performance Anxiety. Music Educators Journal. Vol. 83. GUIFFORD, E. (1993) LEPPLA, D. A. (1989). The Acquisition of Basic Conducting Skills by Beginning Conductors: A Comparison of the Effects of Guided and unguided videotaped modelling. SANDENE, B. (1994). Awakening Students to the Art of Conducting. SCOTT, D. E. (1992). An investigation of the Effects of visual diagnostic skills development on the acquisition of Basic Conducting Skills. ULRICH, J. (1993). Conductor’s Guide to Succesful Rehearsals. Music Educators Journal. Vol 87. WIS, R. M. (1998). Invite, instruct, inspire. Teaching Music. Vol. 5. 22 SEGUNDA PARTE: Instrumentos y Agrupaciones Musicales. 2. El coro. En la antigua Grecia, el coro era el canto que acompañaba a la danza y el lugar donde se danzaba. También recibe este nombre la parte de la iglesia donde se cantan los oficios divinos y los sitiales donde los religiosos se sientan para cantarlos. Otra de las acepciones de la palabra es la de pieza musical. Aquí nos vamos a referir con esta palabra a la agrupación musical de personas que cantan en común. El coro actual es el heredero de las antiguas escuelas (scholae) formadas por estudiantes del “quadrivium”, los cuales, ya en la época paleocristiana, dominaban la técnica y el arte del canto. El coro puede cantar sin acompañamiento instrumental (a capella) o acompañado por un instrumento como pueda ser el piano, el órgano o la orquesta, entre otros. Existen dos grandes grupos: coros mixtos (voces femeninas o de niños y masculinas) y coros de voces iguales. El coro mixto se compone de voces de: soprano, (voz superior de mujer o niño), alto o contralto (voz inferior de mujer o niño), tenor, (voz superior de hombre) y bajo (voz inferior de hombre). Esta composición se puede ampliar con las voces de mezzosoprano (voz intermedia de mujer) y barítono (voz intermedia de hombre). El coro de voces iguales: coro de niños (escolanía), coro de mujeres y coro de hombres. La composición básica de un coro de niños es de dos voces: soprano y contralto y sus posibles subdivisiones. Su repertorio se compone de piezas a dos o tres voces, y raramente a cuatro. Un cuarteto, octeto (ochote) son grupos de cuatro u ocho cantantes respectivamente. A partir de este número se llama coro de cámara siendo veinte su número máximo de miembros. La gran masa coral puede constar de entre 40 a 60 cantores. A partir de ahí, se llega al gran coro llamado también “orfeón” con un número ilimitado de personas que habitualmente llega a cien. 23 3. La voz humana. En el grupo coral la única fuente de producción del sonido son las voces de sus componentes. La voz humana es el instrumento musical mas portentoso y sutil que existe además del más fácil de transportar. Al no necesitar de ningún intermediario artificial (piano, trompeta, clarinete, etc.) ningún otro se le puede comparar en capacidad expresiva ni en la gama de sonoridades que puede producir. Este indiscutible hecho ha definido la historia de la creación musical durante varios siglos, y aún hoy, donde la más sofisticada tecnología está al servicio de la construcción de nuevos instrumentos, la voz humana mantiene el privilegio de seguir siendo insustituible. El cuerpo humano posee los medios de convertir una columna de aire, previamente aspirado, en un sonido modulado y articulado por cada uno de los elementos que componen dicha maquinaria, originando el lenguaje hablado o cantado. Casi nadie, salvo los profesionales de los medios audiovisuales se preocupa de emitir correctamente la voz en el lenguaje hablado. Sin embargo, el conocimiento y la utilización adecuada del sistema vocal es una necesidad en el canto. Aunque las exigencias técnicas para un cantante solista no son las mismas que para un cantor de coro, si que conviene que el coralista las tenga en cuenta para mejorar su labor. Una de los aspectos negativos que primero resaltan de la audición de un coro es la falta de cuidado en la emisión de sus voces, producto muchas veces del desconocimiento de los recursos naturales que todo cantor tiene y puede utilizar. Como suele ser habitual, en el canto, no obtiene mejores resultados el que tiene mejores dones naturales sino el que mejor los utiliza a través del trabajo constante. El instrumento vocal está formado por: - El aparato respiratorio. - El aparato de fonación. - Los resonadores. El aparato respiratorio lo constituyen la nariz, la boca, la tráquea, los pulmones y el diafragma. Su función consiste en aspirar el aire necesario para después expulsarlo convertido en sonido. El secreto de una buena técnica vocal se encuentra en la respiración. De poco sirve tener una hermosa voz si no se sabe respirar correctamente. Parece fácil, pero la mayoría de la gente no sabe respirar bien. Si a la mayoría de las personas se les pide que respiren profundamente, en muchas ocasiones se pondrán rígidos y aspirarán con gran esfuerzo, levantando los hombros, para acabar 24 expulsando el aire de forma ruidosa. Lo más adecuado es sencillamente aumentar la respiración natural que es la que se realiza inconscientemente durante el sueño. Una forma de comprobarlo es colocar una mano sobre el estómago y otra sobre las costillas, estando acostado. Al respirar relajadamente se nota la dilatación de la caja torácica y se observa que los hombros no intervienen en absoluto en el proceso. La respiración profunda llena por completo los pulmones, haciendo descender el diafragma y dilatando las costillas. La respiración se produce en tres tiempos. 1. La inspiración consiste en que el aire, inhalado por la nariz o por la boca, pasa por la tráquea y llega a los pulmones. 2. La suspensión o bloqueo es un pequeño instante en el cual el aire permanece retenido en los pulmones. 3. La espiración tiene lugar en el momento en el que el aire es expulsado. El diafragma, que es un músculo transversal situado entre la cavidad torácica y la abdominal, juega aquí un importante papel ya que este órgano constituye la base más importante de la respiración. Elier Gómez lo llama el “ilustre desconocido” y lo define como “un tabique fibroso-muscular que separa el tórax del abdomen y que, por su colocación estratégica, actúa como émbolo o pistón, que moviliza especialmente el aire de la respiración, pero además colabora efectivamente en la dinámica circulatoria y digestiva”. Durante la inspiración el diafragma desciende, permitiendo la dilatación de los pulmones. En el transcurso de la suspensión permanece inmóvil ayudando al bloqueo del aire, y durante la espiración actúa como un fuelle empujando hacia arriba a los pulmones. Por la acción del diafragma y de los músculos intercostales, la caja torácica aumenta su diámetro en la zona media y baja, en el momento de la inspiración, y al cesar la fuerza de los músculos que intervienen en la inspiración, éste tiende a recobrar su posición de reposo, realizando una presión hacia el centro que sirve para expulsar el aire. Sabiendo utilizar el diafragma, se puede controlar perfectamente el aire que entra, y dosificar el que sale imprimiéndole la fuerza necesaria. Un antiguo adagio italiano dice: “Chi sa respirare, sa bien cantare”, aunque no sea del todo cierto, sí es importante recordarlo. Se puede respirar de tres formas. La respiración clavicular es la peor, ya que al inspirar se elevan los hombros manteniendo rígida la cavidad torácica. Es la típica en estados de ansiedad, pues impide una buena entrada de aire. La respiración costal, que es la típica en estado de reposo, ayuda en 25 la inspiración pero limita la cantidad de aire que entra en los pulmones. Finalmente, la respiración diafragmática es la mejor de todas para la relajación y para el ejercicio del canto. Es la más natural y es la que se realiza inconscientemente durante el sueño, y permite una mayor y mejor entrada de aire. Cuando se toma el aire, se hincha el abdomen. Una vez que se domine con naturalidad la respiración diafragmática, se debe utilizar continuamente mientras se canta. Una excesiva preocupación por hacerlo bien puede dar al traste con el fin que se persigue. Es mejor tomar el aire por la nariz ya que el aire inspirado se transforma al pasar por la nariz en aire caliente, húmedo y limpio. La respiración diafragmal llamada también costo-abdominal produce beneficiosos efectos para la salud mental y física como lo demuestra el ser la más utilizada por las técnicas de relajación más conocidas en el mundo como es, por ejemplo, el Yoga. Un ejemplo muy utilizado, para representar el mecanismo de la inspiración y de la espiración, es el de un globo, que hay que llenar dirigiendo el aire hasta el fondo para llenarlo totalmente y, después, presionando lateralmente para que salga todo a través de un pequeño orificio, podemos conseguir con los dedos en la zona de la boca del globo, que salga de manera constante y controlada. Si no lo hacemos así, saldrá todo el aire de un golpe y rápidamente nos quedaremos sin él. El objetivo es economizar, controlar el aire y disponer de él para poder cantar una frase larga sin necesidad de tomar aire de nuevo, es decir conseguir aumentar el “fiato”. Llenar en exceso los pulmones, oprime y causa malestar. Vaciarlos completamente una vez acabada una frase, obliga a llenarlos de nuevo, además hace perder un tiempo precioso antes de iniciar otra frase. Como vemos, la adecuada utilización del diafragma es la clave de una correcta técnica de respiración. El aparato de fonación lo constituyen la laringe y las cuerdas vocales. La voz se produce en la laringe, que en los hombres forma lo que conocemos como “nuez" y en su interior se encuentran las cuerdas vocales. Si no existieran las cuerdas vocales, el sonido sería plano e insignificante. Las cuerdas vocales son dos pequeños músculos que vibran con el paso del aire. Cuando están en posición de reposo, las cuerdas vocales permanecen abiertas dejando pasar el aire libremente y se cierran en el momento de la emisión. El glotis es la hendidura que forman las cuerdas vocales. Según sea la separación de las cuerdas vocales, se producen los sonidos graves (mayor separación) o agudos (menor). Por esta razón es muy importante dosificar el aire especialmente en las notas que necesitan mayor cantidad de aire, como son las graves. Los repliegues vocales son susceptibles de cambiar su 26 longitud, su tensión, su proximidad, en el momento de la fonación, se acercan. Estos cambios influyen en el tono de los sonidos y en la intensidad de los mismos. Según sean graves o agudos los sonidos, la laringe varía su posición. Desciende en los graves y se eleva en los agudos. Los órganos de la boca modifican el color y la sonoridad de la voz. También depende de ellos y de su posición y soltura, la libertad y la facilidad en la articulación. La mandíbula inferior, libre de toda contracción, debe ascender y descender con soltura, sin alterar el sonido. La lengua debe ser blanda y pasiva en los sonidos tenidos y firme y vivaz en la articulación. Debe volver siempre rápidamente a su lugar habitual, que es el fondo de la mandíbula inferior con la punta apoyada entre los incisivos inferiores. El paladar blando o velo del paladar tiene una misión importante en la producción de la voz cantada: al elevarse bloquea las fosas nasales, deja el fondo de la garganta libre y asegura un sonido “redondo” opuesto al estridente o áspero. Los labios deben tener toda la firmeza y soltura requeridas para la pronunciación. Igual que un violín tiene su caja de resonancia, la voz humana también tiene las suyas. El sonido producido por la laringe y modulado por las cuerdas vocales necesita un "amplificador” que lo enriquezca. Aquí es cuando entran en juego los resonadores. Su función es la de robustecer el sonido. La cavidad torácica es una caja de resonancia y da origen a lo que se denomina registro de pecho, cuando se usa como único resonador. Por encima de la laringe hay una cavidad en forma de embudo llamada faringe que se convierte en el primer amplificador de la voz y está comunicada directamente con los principales resonadores, que son la cavidad bucal y la cavidad nasal. Estas cavidades determinan el volumen y el color de la voz y están separadas por el velo del paladar, que ha de elevarse ligeramente para que la voz llegue sin obstáculo desde la laringe hasta los resonadores faciales, como ocurre involuntariamente cuando se bosteza, originando así una gran amplitud de la cavidad bucal. Colocar adecuadamente la voz en los resonadores faciales es lo que, técnicamente, se denomina impostación. El sonido resultante se conoce con el nombre de registro de cabeza, y aunque pierde fuerza en relación con el de pecho, gana en agilidad y sutileza. Existe también el llamado registro de centro que es el resultante de utilizar, al mismo tiempo, los resonadores faciales y la cavidad torácica. El falsete es un registro sonoro producido por la mezcla parcial de las vibraciones de las cuerdas vocales y los sonidos armónicos naturales que la voz humana posee, utilizando como resonadores las fosas nasales. Lo suelen emitir los tenores en la entonación de notas muy agudas. Los resonadores más importantes son los faciales: paladar óseo, región de la 27 faringe y sobre todo los senos, cavidades óseas diseminadas por detrás de la cara, entre la mandíbula superior y la frente. Esta región que se llama “la máscara” es la mas importante en la resonancia vocal. “Cantar en la máscara”, “cantar hacia delante”, significa cantar utilizando los resonadores de la cara. Antiguamente eran muy populares los “castrati” que se utilizaban para cantar las voces más agudas dedicadas hoy a las voces de mujer. En el canto, la emisión de la voz se basa en la articulación y el fraseo. Por articular se entiende la diferenciación entre distintos sonidos, sean sílabas o no. La buena articulación depende exclusivamente de un correcto uso del velo del paladar, lengua, dientes y labios, en perfecta combinación. Obviamente, articular correctamente influye de forma directa en la pronunciación del texto, que siempre ha de ser clara y comprensible. El fraseo es el arte de "ligar" con lógica los acentos y el ritmo de todas y cada una de las frases que componen una melodía. De la misma forma que se hace al hablar, se deben dejar sentir las divisiones, períodos y descansos de cada frase y procurar el correcto encadenamiento de unas con otras. El fraseo depende casi exclusivamente de la respiración, ya que la adecuada dosificación del aire permite lograr la expresividad y cadencia que cada frase o grupo de frases necesitan. Es muy importante cuidar con rigor este aspecto técnico del canto, porque, si no es así, se puede perder el sentido del texto y la estética de la música. Excepcionalmente se puede respirar en el transcurso de una frase. Esto puede ocurrir en algunas piezas de polifonía clásica donde el canto de un “amén” puede ocupar varios compases, pero siempre vigilando en qué momento se hace para evitar una acentuación incorrecta. Otro aspecto de gran importancia lo constituye la emisión de las vocales. Con la entonación de las vocales se consiguen lo que podríamos llamar sonidos "naturales", y a pesar de que cada una de ellas tiene sus peculiaridades sonoras, en el canto se debe procurar siempre un sonido redondo en todas. Con la emisión de la "A" se obtiene la entonación normal por excelencia, ya que todo el sistema vocal se encuentra en la mejor disposición para desarrollar al máximo la capacidad sonora de la voz, independientemente de su timbre y extensión. Para conseguir una emisión similar con el resto de las vocales, se debe adoptar la posición de “bostezo” que antes citábamos, evitando deformar su sonido excesivamente. En el idioma castellano, la vocal cuya emisión varía ostensiblemente en el canto es la “I”, que se debe pronunciar como la "U" francesa. Las consonantes, sean guturales, labiales o dentales, son un apoyo que proporciona relieve y agilidad a las vocales y, por su solidez, actúan como un resorte, proyectándolas hacia adelante. Para ejercitarse en el uso de las consonantes hay que dotar de una gran flexibilidad a los labios, lengua y mandíbula, 28 evitando toda rigidez en cualquiera de estos tres elementos. La afinación es otra de las cuestiones fundamentales de la técnica vocal. La colocación de una nota, entonada en su sitio justo, evidencia un sentido musical muy saludable. Es algo natural en muchos cantantes, y su peor enemigo es la pereza. En muchas ocasiones el nivel de afinación de un coro no sólo depende de la calidad de sus voces, sino del grado de tensión con el que se cante. Cualquier mínima distracción influye negativamente en este sentido. La articulación es la parte mecánica de la palabra y la dicción es la manera más o menos estética de articular, de pronunciar las palabras. Una buena articulación permite que el oyente entienda la letra. Si además está impregnada de una buena dicción se conseguirá un adecuada interpretación en el sentido de transmisión de sentimientos. Algunos grandes profesores de canto como Madaleine Mansion aconsejaban a sus alumnos claramente que: El sonido debe comenzar en el preciso instante en que se inicia nuestra espiración y detenerse con el canto. Para cantar no es necesario aspirar mucho aire, sino saberlo emitir con economía. Las inspiraciones profundas solo deben ser practicadas en los ejercicios respiratorios. Todo el aire debe transformarse en sonido. No se debe oír ni ver cuando respira el cantante. Para elevar el velo del paladar, la boca debe estar en la posición de bostezo y el aire debe estar en contacto con los resonadores. La correcta emisión vocal cuenta con la ayuda de una buena articulación. Las consonantes pronunciadas con energía, contribuyen a la precisión del ataque, y las vocales tienen el poder de colorear la voz y darle relieve. La profesora Mansion decía: “cantad siempre para la última fila de la sala” es decir, proyectar el sonido para que lo oiga la audiencia independientemente de en que lugar de la sala esté sentada. Esto no significa que se cante fuerte pues Mansion advertía: “cuando cantáis fuerte, se os oye, cuando cantáis piano se os escucha”. También afirmaba que “sería muy deseable que en el transcurso de los estudios, se hayan tenido numerosas ocasiones de actuar en público, afrontándolo en la intimidad, pues para muchos, el trac es una temible trampa”. 29 3.1. Los maestros y la voz. Uno de los primeros problemas que se ve obligado a afrontar el maestro una vez que ha conseguido su primer trabajo, son las afecciones de garganta, las ronqueras, afonías etc. Debido todo ello al abuso de la voz hablada, en la mayoría de los casos forzada por las características de la clase de primaria en la que la típica algarabía, unida a la falta de experiencia en como afrontar estas situaciones y sobre todo en como utilizar la voz para no dañarla, producen en los maestros efectos lamentables. Todos estos problemas se podrían paliar utilizando adecuadamente la voz hablada. Por eso este capítulo de esta asignatura es tan importante para todos los maestros en general y no solo para los de música. La misma profesora Mansion aconsejaba que al hablar, se vigilase la “altura” de la voz. Las mujeres, en general, la apoyan demasiado en las notas graves y la cansan, ocasionándose graves daños. Al hablar como al cantar, es necesario emplear los resonadores superiores. En la intimidad, es mejor acostumbrarse a hablar sobre notas un poco más agudas que las que se emplean habitualmente. No conviene olvidar que son los labios y la lengua los que articulan: por tanto, deben mantenerse firme y dóciles. Si se articula cuidadosamente al hablar, se necesitará mucha menos voz para ser oídos. Es preferible hablar siempre que se pueda en voz baja, reservando los grandes efectos de voz para los acentos de fuerza y no abusar de ellos. Si el maestro o maestra siente, a lo largo de su intervención que se le cansa la voz, deberá aprovechar una pausa para adoptar la posición bucal del “bostezo reprimido”; a continuación se puede continuar hablando “por encima del paladar” y articulando. “No malgastéis vuestro capital vocal en charlas, escenas domésticas o inútiles llamadas telefónicas” (Mansion). La misma autora realiza las siguientes sugerencias a los profesores: Quered a cada uno de vuestros alumnos. Tratad de conocerlo. Buscad siempre fomentarle la tendencia hacia lo bello. A menudo no gusta la buena música por ignorancia. Alentad siempre a los tímidos. La confianza en sí mismos los hará rendir al máximo. Mantened por medio del ejercicio la flexibilidad de vuestra voz, con el fin de poder brindar a vuestros alumnos ejemplos cantados (Mansion). La mayor parte de los fallos son el resultado de técnicas deficientes de control de la respiración, ataque y resonancia. 30