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CAPÍTULO 17 METABOLISMO DEL MÚSCULO 17.1 COMPOSICIÓN BIOQUÍMICA DEL MÚSCULO Como en todo tejido animal encontramos en la constitución del tejido muscular sustancias orgánicas e inorgánicas. El músculo presenta en general un 75% de agua; 19% de proteína; 2,5% de lípidos; 1,2% de carbohidratos; 2,3 de otros compuestos solubles y un 0,65% de minerales. El contenido proteico del músculo es alto, lo que hace a este producto uno de los principales alimentos proteicos en la dieta. El agua se encuentra distribuida, según los espacios ya señalados, dentro de las células musculares (LIC) y por fuera de las mismas. La cantidad de agua del músculo puede variar en dependencia de factores externos, sobre todo, estados de hidratación. Las principales proteínas del músculo están en las miofibrillas conocidas como miosina y actina, responsables de la contracción del músculo, que pueden alcanzar hasta un 10% del músculo, o sea, prácticamente del 50 al 55% de todas las proteínas del músculo. En el sarcoplasma existen otras proteínas, sobre todo globulinas y mioglobina, así como un sin número de enzimas en el citoplasma; las mitocondrias y otras estructuras de la célula muscular contienen proteínas. Asociado al retículo sarcoplasmático, la membrana celular y sobre todo el tejido conectivo se encuentran el colágeno y la elastina, proteínas pertenecientes al grupo de las escleroproteínas caracterizada por su extraordinaria dureza. Los principales lípidos del tejido muscular están representados por ésteres de glicerol con los ácidos grasos. Los ácidos grasos presentes en estos ésteres son el oleico, el palmítico y el esteárico; pueden aparecer otros ácidos grasos saturados o insaturados. También el tejido muscular contiene un alto número de fosfolípidos, sobre todo fosfoglicéridos, plasmalógenos y esfingomielinas, y acompañando a las grasas sustancias solubles en los solventes grasos, colesterol, derivados del colesterol y las vitaminas liposolubles (A. D, K y E). Los glúcidos principales del tejido muscular son el glucógeno, la glucosa 6 fosfato y otros productos intermediarios de metabolismo de los glúcidos entre los que se destacan el ácido láctico y el ácido pirúvico. Otras sustancias de carácter soluble presentes en el músculo son la creatina, nucleótidos, aminoácidos, dipéptidos, ATP y algunos minerales tales como el calcio, fósforo, sodio, potasio, magnesio y otros. Es de destacar la presencia en concentraciones altas del ATP, así como del ADP y AMP. El ATP aporta la energía para la concentración muscular como señalaremos más adelante. 17.2 CONTRACCIÓN MUSCULAR Antes de acometer el estudio de la contracción muscular desde el punto de vista bioquímico es necesario recordar algunos de los principios de la estructura de las células musculares y el sarcómero, unidad contráctil del músculo. Las células musculares son sumamente largas y multinucleadas. El mayor espacio está ocupado por las miofibrillas las cuales están en el sarcoplasma rodeadas por el sarcolema. La célula muscular contiene también un retículo endoplásmico, llamado retículo sarcoplasmático, formado por muchas invaginaciones tubulares en forma de T y de gran importancia en la transmisión del impulso nervioso. Las miofibrillas están formadas por miofilamentos organizados en unidades que se repiten, denominadas sarcómero. Los miofilamentos pueden ser de dos tipos, gruesos y finos, los gruesos están formados, fundamentalmente, por miosina y los finos por la actina, dos proteínas de actividad contráctil, Desde el punto de vista histológico el sarcómero está separado por dos líneas Z, consta de dos zonas, una llamada banda A (de anisotrópicas, con doble refracción) y las bandas I (de isotrópicas, uniformes). La porción central de la banda A, llamada zona H es menos densa que el resto de la banda. Las bandas I sólo contienen filamentos delgados (actina) mientras que la A contiene filamentos gruesos (miosina) y filamentos delgados, dispuestos según un patrón hexagonal: cada filamento grueso rodeado de 6 filamentos finos. Los filamentos finos no llegan a la zona central de la banda A. Por otra parte se ha podido demostrar que de los filamentos gruesos a nivel de la banda A, salen proyecciones que se extienden hasta los filamentos finos. A manera de resumen presentamos un esquema sobre estos aspectos en la figura 17.1 Estas estructuras sufren intensos cambios durante la contracción. En efecto, durante la contracción muscular los sarcómeros de acortan desde un 20 a un 50% También se ha determinado que durante la contracción los filamentos gruesos permanecen con la misma longitud, al igual que los filamentos de la zona I, por lo que se deduce que los cambios de longitud del músculo son debido a deslizamientos de los filamentos gruesos y delgados unos sobre otros, pudiendo llegar los filamentos finos a formar una zona central más densa en la zona H. Las dos proteínas principales que participan en la contracción muscular son la actina y la miosina; además existen otros compuestos proteicos en menor proporción llamados tropomiosina y troponina. La miosina posee un peso molecular de unos 460.000 con una estructura terciaria formada por una prolongada molécula que contiene una "cabeza" globular. En su conjunto está formada por dos cadenas polipeptídicas idénticas, pesadas y ligeras. Una propiedad extremadamente importante de la miosina es su actividad ATP ásica pudiendo hidrolizar el ATP en ADP y P. Esta actividad ATP ásica se activa por el calcio (Ca2+) y se inhiben por el magnesio, (Mg2+). Esta actividad enzimática de la miosina radica en la porción de su cabeza formada por un octapéptido. Se ha determinado que puede unir al ATP. La miosina puede unirse por dos centros específicos con la actina formado la actinomiosina. Por otra parte la actina está formada por dos cadenas polipeptídicas llamadas G y F que se enrollan para formar los ligamentos delgados. Una propiedad de la actina es que pueden fijar el Ca y ATP. Las moléculas de actina se pueden unir a zonas de las cabezas de miosina para formar puentes transversales, estructuras que parecen púas. La actinomiosina se puede disociar en presencia de ATP y Mg. En el músculo en reposo la concentración de Ca es muy baja y alta la de ATP y Mg. El mecanismo exacto de la contracción muscular es muy complejo y no bien esclarecido en su totalidad. Los aspectos más sobresalientes son los siguientes: Dos proteínas (la tropomiosina y la troponina) y el calcio regulan la interrelación miosina actina. La tropomiosina es una proteína fibrosa que se encuentra enrollada a lo largo de la actina bloqueando los sitios de unión de la actina con la miosina, mientras la troponina es de tipo globular y se encuentra combinada con la tropomiosina a intervalos de todos los filamentos finos, manteniendo la estructura inhibidora de la tropomiosina sobre la actina. La troponina es calcio receptora. Al llegar procedente del nervio motor un impulso nervioso que produce la despolarización del sarcolema, éste se transmite, casi instantáneamente, por el sistema T hasta todos los sarcómeros. Esta onda de despolarización en todo el retículo sarcoplasmátcio trae como consecuencia un aumento de su permeabilidad con un escape de iones de Ca de la cisterna del retículo, el cual se combina con la troponina y produce ciertos cambios conformacionales, activando las interacciones alostéricas de esta proteína con la tropomiosina y como consecuencia de ello, se produce un movimiento estructural de la tropomiosina que libera los sitios activos de la unión de la actina con la miosina lo cual determina la unión de dichas moléculas, formando un complejo actina - miosina. Previamente la miosina que tenia unida por su "cabeza" una molécula de ATP había experimentado un cambio estructural, debido a la energía liberada por la hidrólisis del ATP, de forma que su cabeza se encontraba menos flexionada en relación con el eje central y unida al ADP. El desplazamiento de la actina (filamentos finos) a lo largo de la miosina (filamentos gruesos) produciéndose el acortamiento de la fibra muscular (contracción), al tiempo que el ADP y el P abandonan el sitio en la cabeza de miosina, y la salida del calcio de su sitio en la troponina se inicia el proceso de relajación y preparación para la nueva contracción del sistema. Todo este proceso, aunque sujeto a algunas rectificaciones en el futuro, constituyen los aspectos centrales de la contracción muscular. En la figura 17.2 se presenta un esquema sobre lo anteriormente expuesto. Línea ATP ATP Z Durante este proceso se produce la hidrólisis del ATP señalándose que se hidrolizan dos moléculas de ATP por cada puente transversal. Debemos recordar que la cabeza de miosina tiene ATP ligado. La relajación del músculo se induce por la salida del Ca por transporte activo con gasto de energía en forma de ATP, hacia la cisterna del retículo. Se señala que la hidrólisis de una molécula de ATP produce energía requerida para el transporte de dos moléculas de Ca. De lo anteriormente expresado se concluye que la energía del ATP es requerida tanto para la contracción como para la relajación del músculo. Debemos aquí recordar que aunque la energía necesaria para la síntesis del ATP proviene fundamentalmente de la glucólisis, es a partir de la fosfocreatina formada por el músculo en reposo, que regenera el ATP consumido en grandes cantidades durante la contracción muscular. 17.3 METABOLISMO ANAEROBIO DEL MÚSCULO El principal elemento usado por el músculo para la contracción muscular es el ATP. En condiciones normales el ATP es formado por el mecanismo de fosforilación oxidativa producto de la energía liberada como resultado de la oxidación de la glucosa. Es de señalar que en condiciones normales el músculo consume del 30 al 40% del oxígeno de la respiración el cual puede incrementarse hasta un 80 o 90% en la actividad intensa del mismo La energía de la glucólisis es usada también para la síntesis del fosfágeno a partir de la creatina, según analizamos en el aspecto correspondiente al metabolismo proteico Según estos criterios existe una relación entre la creatina, el ATP y la glucólisis la cual podemos representar (figura 17.3). Se debe recordar que para la oxidación de la glucosa es necesaria la presencia del sistema oxidativo representado por la cadena respiratoria y el aporte de O 2 para completar el proceso. De esta manera cuando, producto de la contracción muscular intensa o como veremos a continuación por falta de oxígeno, la célula muscular no puede oxidar totalmente a la glucosa, el metabolismo del músculo deviene anaerobio y el producto final es el ácido láctico. Según podemos observar en la figura 17.4. En condiciones normales este ácido láctico es usado para la síntesis del glucógeno por el hígado, el cual es enviado en forma de glucosa al músculo manteniendo el nivel del glucógeno muscular, según vemos en la figura 17.5. Ácido Ácido Ácido Cuando ocurre la muerte física que trae como resultado un déficit en el aporte de oxígeno a la célula se produce, durante cierto tiempo, una continuidad de la glucólisis anaerobia, en este caso irreversible, sin posibilidad de recuperación. La glucólisis post mortem es idéntica a la glucólisis en el animal vivo. De esta manera transcurre la conversión del glucógeno en ácido láctico hasta que el pH ligeramente ácido (5,4 a 5,5) comienza a inactivar la enzima de su degradación, que por otra parte, ya prácticamente está agotado, esto como es lógico, en dependencia del nivel inicial de glucógeno es muy importante, el cual se ve afectado por exceso de ejercicio y por trastornos en la alimentación, enfermedades, etc. 17.4 CAMBIOS BIOQUÍMICOS POST MORTEM Los cambios bioquímicos post mortem en el sistema muscular son intensos, variados y muy rápidos. El metabolismo del músculo es de tipo aerobio en condiciones normales, pero está muy adaptado a las condiciones de anaerobiosis que es la que predomina en estos casos. La muerte trae como primera consecuencia el fallo en el aporte de oxígeno a la célula (anoxia) que determina la inactivación del sistema oxidativo dependiente de los citocromos y la síntesis de ATP por la vía de la fosforilación oxidativa. Al producirse la disminución del ATP y el incremento del fósforo inorgánico se estimula la vía de la glucólisis anaerobia con producción de ácido láctico y descenso del pH sanguíneo. La disminución del pH o del nivel de ATP afecta el metabolismo celular y la imposibilidad de mantener la armonía celular, sobre todo de las membranas, que repercute en la salida del agua y en el inicio de un proceso de desnaturalización de las proteínas. De especial significación en este proceso resulta la alteración de los lisosomas, que con su batería de enzimas hidrolíticas comienza el trabajo de hidrólisis y autolisis post mortem. La desnaturalización de las proteínas afecta a la mayoría de las proteínas estructurales y enzimáticas de la célula. La membrana del lisosoma es afectada por varios factores en este caso concreto por el pH ácido y la desnaturalización de las proteínas. La liberación de estas enzimas produce grandes cambios en los componentes bioquímicos, entre otros la proteolisis, la degradación del glucógeno, la hidrólisis de ácidos nucleicos y de otros componentes. De igual manera, al producirse el agotamiento del ATP se detiene el transporte activo con cambios significativos en los principales iones. Otros cambios que se producen son: el incremento de ácido inosínico, amoniaco y fosfatos, así como el incremento de aminoácidos libres, glucosa, lípidos y otros compuestos. La rigidez cadavérica o rigor mortis es consecuencia de la contracción muscular después de la muerte, influenciada por varios factores, sobre todo las reservas de glucógeno, pH y la temperatura del ambiente. Cuando el glucógeno es escaso aparece rápidamente, al igual que cuando el pH es bajo. Los procesos bioquímicos relacionados con la rigidez cadavérica no son del todo conocido, aunque sin duda debe estar relacionado con el ATP, pues ya señalamos que este compuesto es necesario tanto para la contracción como para la relajación muscular y en especial para los procesos de transporte activo relacionados con la salida del calcio y con ello el inicio de la fase de relajación muscular. El transporte intracelular del Ca desde el sarcoplasma al retículo sarcoplasmático es requerido para el inicio del proceso de relajación muscular. Este mecanismo se verifica por un sistema de la ATPasa transportadora de calcio que concentra calcio en las cisternas del retículo sarcoplasmático a expensas de la hidrólisis del ATP, producido por la vía de la fosforilación oxidativa dependiente del trasporte electrónico, que como es lógico, requiere de oxígeno molecular. Es por ello que la falta de O2 provocaría el fallo del transporte activo y con ello la imposibilidad de la salida de calcio, manteniendo la célula muscular en estado de contracción.