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La reforma del mercado laboral español: ¿un enorme éxito o un fracaso total? Esta cuestión, de difícil respuesta, fue objeto de debate en una comida de negocios a la que asistí con un eterno candidato al Premio Nobel de Economía, un grupo de líderes empresariales españoles y algunos profesores y comentaristas de economía. Durante el postre, el portavoz de la comunidad empresarial alabó profusamente los logros de la reforma del mercado laboral español del 2012, a la que se refirió como “un enorme éxito”. Yo estaba sentado junto a uno de los expertos del mercado laboral español más reconocidos. Le miré y vi cómo agitaba la cabeza y dejaba cada vez más patente su disconformidad. Cuando llegó su turno, afirmó que, en su opinión, la reforma del mercado laboral español había sido “un fracaso total”. Cuando volvió a hablar, el líder empresarial aseguró, literalmente: “Quizá sea usted un experto, pero si insiste en que la reforma del mercado laboral español ha sido un fracaso total, solo se me ocurre pensar que no tiene ni idea de lo que está diciendo”. Así que, ¿tiene alguno de ellos la razón? ¿Ambos? ¿O los dos están equivocados? O puede que no lo sepamos porque nos enfrentemos a un ejemplo más del clásico problema de identificación en economía. Nunca sabremos cómo habría reaccionado el mercado laboral español a la recesión sin la reforma o a la reforma sin la recesión, por lo que es complicado distinguir los cambios en las relaciones laborales españolas atribuibles a cada uno de estos impactos simultáneos. Cuando volví al despacho, le pedí a mi ayudante algunos datos elementales, y esto es lo que descubrí. Pocos españoles trabajan, pero muchos buscan empleo Las encuestas del mercado laboral se elaboran, en la mayoría de los sitios, siguiendo las directrices de la Organización Internacional del Trabajo (OIT); realizan preguntas similares, y ofrecen resultados que se pueden comparar. Clasifican a las personas de 16 años o más en tres categorías: empleadas, desempleadas y no participantes. Las personas empleadas son aquellas que disfrutaron de un empleo pagado durante al menos una hora en la semana de referencia. Las personas desempleadas, aquellas que no tenían empleo pero lo buscaron activamente durante el mes anterior a la entrevista y que están disponibles para empezar a trabajar en las dos semanas siguientes a aquella. El resto son los no participantes. El Gráfico 1 ilustra las respuestas a encuestas de empleo realizadas en un grupo seleccionado de países de la UE, en la eurozona y en Estados Unidos en el segundo trimestre del 20131. En el panel A se presentan las tasas de empleo. Holanda encabeza el gráfico con una tasa de empleo de casi el 61% de su población en edad laboral. Los países europeos con más empleo y Estados Unidos tienen tasas superiores al 57%. En contraste, España, con una tasa del 43%, se encuentra casi 10 puntos por debajo de la media de la muestra, y solo supera a Italia y Grecia2. Gráfico 1. Categorías de la encuesta de empleo en el segundo trimestre del 2013 (personas mayores de 16 años) NL AT US DK GB DE IE FR PT EZ ES IT GR 60,9 58,6 58,6 58,3 57,8 57,2 52,1 MEDIA: 52,5 51,1 50,3 50,3 43,4 43,1 38,6 35 40 45 50 55 60 65 AT DE DK NL US GB FR IT EZ IE PT GR ES A: Empleados (%) 2,8 3,2 4,2 4,3 4,5 4,7 5,5 5,9 6,7 0 8,4 MEDIA: 7,0 10,1 14,3 15,5 10 5 15 B: Desempleados (%) NL US DK GB AT IE PT DE ES EZ FR GR IT 34,8 36,9 37,5 37,5 38,6 39,5 39,6 39,6 41,1 MEDIA: 40,6 43 43,4 47,1 51 45 25 35 55 C: No participantes (%) En el panel B se muestra la cuota de personas en edad laboral que representa el desempleo. En esta categoría, el rendimiento de España es deprimente. Se encuentra en lo más bajo de la muestra. Su cuota de personas desempleadas (16%) es más del doble que la de la media de la muestra (7%). Inmediatamente por encima de España encontramos a los tres países de la eurozona a los que se garantizó un programa de rescate. En contraste, los países del norte de Europa encabezan el gráfico, con cuotas de desempleo inferiores al 5%. Por último, en el panel C se refleja la cuota de personas en edad laboral que representan los no participantes. Curiosamente, España, con una cuota de no participantes del 41%, se encuentra tan solo a cuatro décimas del 1% por debajo de la media de la muestra; 6 puntos porcentuales por debajo del país con mejor rendimiento, Holanda; y 10 puntos porcentuales por encima del peor, Italia. Según estos datos, a los españoles les gustaría trabajar tanto como a los ciudadanos de los países del norte de Europa, pero parecen incapaces de encontrar ofertas laborales que les interesen. Si el objetivo de la reforma del mercado laboral del 2012 era aproximar la composición del mercado laboral español al de la media de la eurozona, ha fracasado manifiestamente en dos de estas tres dimensiones. Al menos de momento. Por consiguiente, en ningún caso parece adecuado denominarlo “enorme éxito”. España aún necesita generar 3,8 millones de empleos si desea que el 10% de su población en edad laboral salga del desempleo y comience a trabajar para normalizar sus cuotas de mercado laboral3. 1 La eurozona incluye los 13 primeros países que se unieron a la UE. 2Hemos excluido la eurozona de nuestros cómputos de la media de países. 3El lector interesado encontrará un buen análisis más técnico de las consecuencias de la reforma en http://www.bde.es/f/webbde/SES/Secciones/Publicaciones/InformesBoletinesRevistas/BoletinEconomico/13/Sep/Fich/be1309-art5.pdf Muchos españoles tienen empleos temporales, pocos trabajan a tiempo parcial, y muchos lo hacen de forma clandestina Puede que el objetivo principal de la reforma del mercado laboral español fuera mejorar la calidad del empleo y no su cantidad. Antes de la reforma, España tenía un mercado laboral notoriamente dual, con costes de despido que diferían ampliamente entre los trabajadores permanentes (45 días o más por año trabajado) y los temporales (12 días como máximo). Además, contaba con pocos empleos a tiempo parcial, lo cual es algo extraño teniendo en cuenta el tamaño y la intensidad laboral de su sector servicios. Por último, según Schneider (2012), en el 2012, España tenía una economía sumergida del aproximadamente el 20% del PIB4. Para descubrir si estos tres indicadores de calidad han mejorado, en el Gráfico 2 comparamos los datos españoles con los de los países de la muestra en el segundo trimestre del 2013. En dicho trimestre, España aún lideraba la clasificación de empleo temporal, con el 23% de su población activa con contratos que tenían que renovarse hasta 3 años como máximo. Esta cuota es 9 puntos porcentuales superior a la media de la muestra y 17 puntos porcentuales inferior a la del país de mejor rendimiento, que entonces era el Reino Unido (véase el panel A). Gráfico 2. Tipos de empleo en el segundo trimestre del 2013 US GB DK AT GR IE DE IT EZ FR NL PT ES 0 6,1 8,5 9,1 9,8 10 13,4 13,5 15,5 MEDIA: 16,5 13,8 20,4 0 5 10 21,8 23,1 15 20 25 A: Temporal (%) NL DE GB AT DK US IE EZ IT FR ES PT GR 50,9 27,5 27,1 26,4 26,1 25,1 24,2 22,7 18 17,9 16,4 14,5 8,2 30 0 15 B: Parcial (%) MEDIA: 23,5 45 60 AT US NL FR GB IE DE DK ES PT IT GR 7,9 8,4 9,8 11 11 MEDIA: 14,6 12,8 13,5 16,9 19,2 19,4 21,6 0 5 10 15 24,3 20 25 C: Sumergido (GDP%) Además, la cuota española de empleo a tiempo parcial (16%) sigue encontrándose en la parte inferior de la lista. Es 35 puntos porcentuales inferior al rendimiento estelar de Holanda; 7 puntos inferior a la media de la muestra, y solo superior a las cuotas de Portugal y Grecia (véase el Panel B). Por último, en el 2012, la economía sumergida de España seguía siendo relativamente importante. Era más de 4 puntos porcentuales superior a la media de la muestra; más de 11 puntos superior a la cuota de Austria, que era el país de mejor rendimiento; y solo superada por las economías sumergidas de Portugal, Italia y, de nuevo, Grecia. Estas tres estadísticas confirman que, en el segundo trimestre del 2013, el mercado laboral español seguía gravemente fracturado, y que los empleadores españoles seguían buscando la flexibilidad utilizando tres medidas con los peores incentivos y efectos colaterales: contratos temporales, horas extra, y contratación y negociación clandestinas. La cuota excepcionalmente importante de contratos temporales implicaba además que la calidad de los trabajos y la protección del desempleo se distribuían muy desigualmente en España, y la pequeña cuota de empleo a tiempo parcial indicaba que seguían existiendo enormes costes fijos para establecer relaciones laborales. En resumen, España se encuentra por debajo de la media de la muestra en las seis estadísticas del mercado laboral que se incluyen aquí. Se sitúa muy por debajo de la media en cinco de ellas, y ligeramente por debajo solo en una. Por tanto, sería difícil concluir que la reforma ha sido “un enorme éxito”. Nuestros datos confirman que aún queda mucho por hacer antes de que el mercado laboral español comience a parecerse al de la media de la eurozona, y más tiempo aún para parecerse a la de los países que presentan los mejores resultados. Otros cambios provocados por la reforma del mercado laboral español Es cierto que la reforma del mercado laboral del 2012 ha posibilitado otros cambios más sutiles. Ha acabado con la perversa extensión automática de convenios colectivos en ausencia de otros nuevos. Ha facilitado a las compañías esquivar los acuerdos nacionales, regionales o sectoriales con acuerdos de la propia empresa. Y ha facilitado a los empleadores redefinir tareas, desplazar a sus empleados y reorganizar sus efectivos. Todos estos cambios han aumentado el grado de libertad de los empleadores; y quizá a esto se refería el optimista líder empresarial cuando hizo su impactante comentario. Pero también es cierto que la destrucción de empleo sin precedentes acaecida a causa de la recesión, con más de 6 millones de desempleados en el peor momento, ha debilitado la posición negociadora de los trabajadores y los sindicatos, lo que, por sí mismo, ha generado un mercado laboral más flexible. Lo más probable es que la reforma del mercado laboral del 2012 no haya sido ni un “enorme éxito” ni un “fracaso total”. Lo más razonable parece ser entenderlo como un pequeño paso en la dirección correcta; en el largo, escarpado y sinuoso camino que pondrá las relaciones laborales en España a la altura de las del norte de Europa. ¡Anda! Ya estamos de nuevo en esa época del año, así que, antes de despedirme, me gustaría desearos una muy Feliz Navidad y un Año Nuevo cargado de felicidad… por ahora. Javier Díaz-Giménez, Profesor de Economía, IESE. 4 Véase F. Schneider (2012), "The Shadow Economy and Work in the Shadow: What Do We (Not) Know?", working paper 6423, IZA.