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16 c e comercio exterior GENOMA 38 / página 16 Texto: Ing. Marcelo Regúnaga (*) La crisis financiera mundial y las exportaciones de la argentina El ex Secretario de Agricultura analiza para Genoma la situación de las exportaciones de la Argentina frente a la crisis financiera mundial. A pesar del contexto desalentador, para el sector, las oportunidades para la recuperación económica están disponibles. 2008, ha sido muy marcado, especialmente en el caso de los países industrializados. Pero la globalización ha implicado también importantes repercusiones en los países en desarrollo, lo que ha llevado a que en 2009 se observe una retracción general del valor del comercio mundial, como consecuencia de importantes caídas en los precios y en las cantidades demandadas. Por primera vez en muchos años se registrará una drástica caída en los volúmenes y en el valor de las exportaciones, cuya magnitud aún resulta difícil de precisar. La Argentina no está ajena a estas circunstancias. Luego de un largo período en el que se registraron aumentos notables en el valor de las exportaciones, las perspectivas para 2009 son poco alentadoras. Por primera vez en muchos años se registrará una drástica caída en los volúmenes y en el valor de las exportaciones, cuya magnitud aún resulta difícil de precisar. Parte de esta disminución prevista para 2009 es atribuible al cambio en el escenario internacional, especialmente por las declinaciones en los precios de los commodities agrícolas y del petróleo, y por las restricciones de demanda que enfrentan actualmente las exportaciones del sector automotriz y de otras manufacturas de origen industrial. Otra parte del problema es atribuible a causas internas, resultantes de los desincentivos y restricciones a las exportaciones de carnes, lácteos, cereales y granos y subproductos oleaginosos, cuyos efectos se vieron agravados por el impacto de una intensa sequía que ha afectado a las principales regiones productoras del país. En las últimas dos décadas, las exportaciones totales argentinas crecieron en forma sostenida y significativa: de 12 mil millones de dólares, en 1991, hasta casi 27 mil millones, en 2001, y a más de 70 mil millones en 2008. También merece destacarse que a partir de 1991 –favorecido inicialmente por el ingreso al Mercosur y luego por el escenario internacional muy propicio-, el crecimiento de las exportaciones no sólo estuvo basado en las de origen agropecuario, sino que adquirieron también un interesante dinamismo las exportaciones de manufacturas de origen industrial y de combustibles y energía. En el período 1998-2008 las exportaciones de productos de origen agropecuario crecieron 161%; las manufacturas de origen industrial aumentaron 155%; y las de combustibles y energía se incrementaron en 263%. El escenario internacional global proyectado para 2009 y 2010 es mucho menos auspicioso que el de los años previos. Pero el impacto de la crisis financiera en los precios y los volúmenes del comercio mundial no ha sido igual para los distintos bienes y servicios. Los alimentos en general, y los granos y derivados en particular, tienen un comportamiento de la demanda diferente al de otros bienes (automóviles, textiles, calzado, etc.); la sensibilidad a los cambios en los ingresos de la población de los primeros es menor (elasticidad ingreso más rígida). Es decir que el contexto internacional que enfrentan las exportaciones argentinas, luego de la crisis financiera mundial difiere sensiblemente de acuerdo al tipo de bienes de que se trate. En algunos casos, la caída de la demanda mundial limita seriamente las posibilidades de exportar, especialmente si la producción local no es altamente competitiva; éste no es el caso de los cereales y oleaginosos. Se considera oportuno destacar tres aspectos del escenario internacional post-crisis financiera actual, que son muy importantes para la Ar- GENOMA 38 / página 17 Existe una relación estrecha entre el ritmo de crecimiento de la economía mundial y la evolución del consumo y el comercio de bienes y servicios. Así es como en los primeros siete años del siglo XXI el dinamismo de la economía mundial, especialmente el correspondiente a los países en desarrollo, dio lugar a un importante aumento de la demanda y del comercio mundial. Si bien éste fue un fenómeno global que alcanzó a la mayor parte de los bienes y servicios, el gran dinamismo observado en los países emergentes -tales como China, India y otros del Sudeste de Asia, cuyos niveles de consumo por habitante de alimentos son significativamente menores a los de los países desarrollados-, resultó en un ritmo de crecimiento de la demanda de estos bienes, mayor al correspondiente a la producción. Ello dio origen a aumentos de precios y a un escenario internacional de mediano plazo muy favorable para la producción de alimentos. A este contexto internacional estructuralmente propicio para los exportadores de alimentos, se agregaron, en 2008, los efectos resultantes de la burbuja especulativa y de los aumentos inesperados en los precios del petróleo y de otros commodities, que dieron lugar a incertidumbres en cuanto a la seguridad alimentaria mundial y a la instrumentación de políticas tendientes a limitar los impactos negativos de los aumentos de precios sobre los consumidores en general, o bien, sobre los estratos de menores ingresos. Es decir políticas masivas de altos costos y con impactos negativos en la producción (la Argentina optó por esta alternativa); o bien políticas dirigidas a los más necesitados, que son más eficientes y que no implican desincentivos para la producción y el equilibrio de largo plazo entre la oferta y la demanda mundial. El cambio de escenario, a partir de la crisis financiera explicitada desde la segunda mitad de En el escenario internacional actual, la Argentina cuenta con una ventaja manifiesta frente a otros países que no disponen de la base de recursos naturales y de la competitividad desarrollada en las últimas GENOMA 38 / página 18 dos décadas en las cadenas agroindustriales. gentina: a) no se han registrado disminuciones significativas de los volúmenes del comercio mundial de cereales y del complejo oleaginoso (los principales productos de exportación del país), a diferencia de las dificultades que enfrentan las exportaciones de automóviles y otras manufacturas de origen industrial, tanto en el Mercosur como en otros destinos; b) los niveles de precios internacionales de los granos y derivados encontraron, en 2009, un piso relativamente alto cuando se los compara con los correspondientes a las décadas anteriores; c) las proyecciones de mediano y largo plazo muestran la continuidad de los factores de desequilibrio estructural entre la oferta y la demanda de alimentos, que dieron lugar a los aumentos de precios registrados a partir de 2001 (independientemente de la burbuja de 2008). Las cadenas agroindustriales argentinas, en particular las correspondientes a la producción y procesamiento de granos, son altamente competitivas a nivel global y han tenido, a lo largo de la historia, una importancia crucial en el crecimien- to económico, el empleo, el desarrollo territorial y la generación de excedentes comerciales y de recursos fiscales. Sus aportes han sido cruciales para la recuperación económica del país en los años recientes, luego de la crisis de 2001. Estas características del sector agroalimentario argentino son muy interesantes para contribuir a sortear las difíciles circunstancias en que se encuentra inmersa actualmente la economía mundial, dado que el comercio de granos sigue siendo un sector dinámico a nivel global. Por ello, el comercio mundial de agroalimentos brinda buenas oportunidades para la recuperación del crecimiento de las exportaciones de Argentina en el corto plazo y en las próximas décadas. Es decir, existe un contexto favorable y sustentable, que puede contribuir una vez más a promover un proceso de desarrollo armónico del interior del país, basado en ventajas competitivas sólidas. Recientemente, el Gobierno Nacional convocó a los diplomáticos argentinos residentes en el exterior para transmitir la alta prioridad que deben darle a las actividades de promoción del comer- cio exterior. Se trata de una iniciativa plausible. Pero para quienes estamos vinculados desde hace tiempo a los distintos foros e instituciones internacionales especializadas en estos temas, se nos hace muy difícil explicar los motivos por los cuales en los años recientes la Argentina no ha aprovechado las oportunidades excepcionales que brindó el comercio mundial de alimentos, como lo hicieron Brasil, Uruguay, Chile y Nueva Zelanda, entre otros países. En el escenario internacional actual, que es recesivo y altamente competitivo, la Argentina cuenta con una ventaja manifiesta frente a otros países que no disponen de la base de recursos naturales y de la competitividad desarrollada en las últimas dos décadas en las cadenas agroindustriales. Puede crecer basada en el dinamismo de su comercio exterior, si instrumenta políticas que impliquen crear un contexto favorable para la inversión y las exportaciones agropecuarias. El mercado está disponible y es creciente, los precios internacionales son atractivos para la competitividad del sector. No son necesarios subsidios ni apoyos especiales. Sólo se requiere que las políticas fiscales y comerciales internas dejen de discriminar en contra del sector. En síntesis puede señalarse que, a diferencia de las dificultades que enfrentan otros países -y también otros sectores económicos de la Argentina-, en los que el escenario internacional resultante de la crisis actual constituye una seria barrera para el crecimiento económico, porque se trata de amenazas no controlables y muy poco modificables por las decisiones unilaterales del país, en nuestro caso las oportunidades para la recuperación económica están disponibles. Las debilidades en la competitividad actual son resultantes de las políticas internas de desprotección comercial de la agricultura, por lo que pueden ser transformadas en fortalezas, que seguramente contribuirán a superar la caída del producto y de las exportaciones previstas para 2009. (*) Director Académico de la Unidad de Agronegocios e Industria Alimentaria del Centro de Educación Empresaria de la Universidad de San Andrés. Ex Secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos y ex Secretario de Comercio e Inversiones de la Argentina.