Download Descargar PDF
Document related concepts
Transcript
Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 04/06/2017. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited. Eur Respir J 2005; 26: 556-568 Copyright©ERS Journals Ltd 2005 EDITORIAL Papel del virus de Epstein-Barr en los derrames pleurales de etiología desconocida: una interesante perspectiva clínica E. Martró y V. Ausina E derrame pleural es un proceso clínico relativamente frecuente que requiere un diagnóstico diferencial porque puede representar la primera manifestación de ciertas enfermedades; no obstante, en general, se observa como manifestación secundaria o complicación de otras enfermedades. Las causas primarias incluyen insuficiencia cardíaca, etiologías infecciosas (un 75% bacterianas y un 25% víricas), y procesos malignos (sobre todo, cáncer de pulmón y de mama), mientras que las otras enfermedades incluyen embolia pulmonar, cirrosis hepática, absceso subfrénico o pancreatitis 1. Además, los síntomas asociados con los derrames pleurales, caso de la tos, disnea y dolor torácico, son inespecíficos. Por esta razón, para que el clínico estreche su diagnóstico diferencial son necesarios la anamnesis del paciente, hallazgos en la exploración física y pruebas de laboratorio2. En la mayor parte de casos la causa del derrame pleural puede determinarse en función de la presentación clínica, las técnicas de diagnóstico por imagen y el análisis del líquido pleural. Dicho análisis es la prueba de mayor utilidad y, junto con la información clínica, suele permitir el diagnóstico del derrame pleural en ~75% de pacientes3. En general, después del hallazgo de células malignas o microorganismos puede obtenerse un diagnóstico definitivo en ~25% de casos. En ~50% de casos, sólo puede obtenerse un diagnóstico de presunción partiendo de la impresión clínica. Después de excluir una infección como causa del derrame pleural, en un mayor porcentaje de pacientes es posible una orientación clínica con un análisis del líquido pleural. En los casos en los que no puede obtenerse un diagnóstico, puede estar indicada la observación del paciente, un análisis repetido del líquido pleural, o procedimientos más cruentos. Incluso tras dichos procedimientos, como una toracoscopia, la causa del derrame pleural no puede establecerse en hasta un 15% de pacientes4. La toracocentesis está indicada en todos los derrames pleurales clínicamente significativos de origen desconocido y en aquéllos que no responden al tratamiento. El análisis bioquímico del líquido pleural permite su clasificación en trasudados (causados por un desequilibrio Correspondencia: V. Ausina, Servicio de microbiología, Hospital Germans Trias i Pujol, carretera del Canyet s/n Badalona 08916, España. Fax: 34 934978895. Correo electrónico: vausina@ns.hugtip.scs.es 8 VOLUMEN 7 NÚMERO 1 entre la presión hidrostática y la oncótica en el tórax) y exudados (debidos a alteraciones de los factores locales relacionadas con la acumulación de líquido pleural), y de acuerdo con la concentración de proteínas, de lactato deshidrogenasa y de colesterol en suero y líquido pleural. Por otra parte, en el líquido pleural, como ayuda en el diagnóstico, pueden determinarse células nucleadas, glucosa, pH, amilasa, y marcadores inmunológicos al igual que practicarse un examen citológico1. En los derrames purulentos debe practicarse un cultivo bacteriano, y debe investigarse la presencia de microorganismos, como Mycobaterium, hongos y parásitos, si se suscita su sospecha. El diagnóstico de los derrames víricos se basa principalmente en la información clínica, pero también pueden ser útiles los títulos séricos de anticuerpos, los cultivos víricos o la detección de anticuerpos específicos en líquido pleural1. Entre las causas víricas, en este número de la revista, Thijsen y cols.6 describen la detección del ADN del virus de Epstein-Barr (VEB) en un porcentaje elevado de derrames pleurales de causa desconocida. Los autores sugieren una posible contribución etiológica de este virus en los derrames pleurales y describen los posibles mecanismos relacionados con la reactivación del virus en líquido pleural. El VEB infecta a > 90% de la población en todo el mundo y, al igual que otros virus del herpes, es capaz de establecer una infección latente de por vida con una reactivación intermitente hasta una replicación lítica. El VEB se transmite principalmente a través de la saliva y la infección primaria suele ser subclínica presentándose en los primeros meses de vida y en la infancia. No obstante, en los países industrializados la infección no tiene lugar hasta la adolescencia o la edad adulta joven, provocando una mononucleosis infecciosa en > 50% de casos. Después de la infección primaria, el VEB persiste en el organismo en forma de infección latente en los linfocitos B memoria con una eliminación ocasional por la saliva7,8. El número de células con una infección latente por el virus permanece estable con los años, pero puede variar entre diferentes individuos9. En adultos sanos (portadores sanos) las cargas virales de VEB suelen ser indetectables, con 0,1-24 células B con una infección latente por millón de monocitos circulantes en sangre periférica10 y un reducido número de genomas víricos por célula infectada11. Sin embargo, las cargas virales pueden aumentar hasta 5.000-50.000 genomas por millón de monocitos en el momento del diagnóstico de procesos malignos relacionados con el VEB, caso de la enfermedad de EUROPEAN RESPIRATORY JOURNAL Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 04/06/2017. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited. E. MARTRÓ Y V. AUSINA PAPEL DEL VIRUS DE EPSTEIN-BARR EN LOS DERRAMES PLEURALES DE ETIOLOGÍA DESCONOCIDA: UNA INTERESANTE PERSPECTIVA CLÍNICA Hodgkin, enfermedad linfoproliferativa postrasplante y el linfoma asociado al sida12,13. A pesar de que el virus rara vez causa enfermedades en individuos inmunocompetentes, los genes latentes son potencialmente oncogénicos y el virus se ha asociado con una amplia variedad de enfermedades linfoides y epiteliales, tanto benignas como malignas. El VEB puede infectar a casi cualquier órgano y la infección puede asociarse a complicaciones, caso de la afectación neurológica, incluido el síndrome de Guillain-Barrè, miocarditis o insuficiencia hepática, entre otras14,15. La infección por VEB se ha detectado en el espacio pleural asociada a linfomas de células B, incluido el linfoma primario de cavidades, que se relaciona desde un punto de vista etiológico con el virus 8 del herpes humano16,17, y el linfoma asociado a piotórax18. No obstante, apenas se ha estudiado el papel del virus en los derrames pleurales no asociados con linfoma. La neumonitis intersticial se ha asociado con una infección crónica activa por VEB y la infección primaria, tanto en niños como en adultos, y se ha observado un derrame pleural como complicación excepcional de la infección por el virus19-21. En el interesante artículo de Thijsen y cols.6, los autores describen un porcentaje relativamente elevado (40%) de resultados positivos para VEB en líquido pleural mediante PCR en tiempo real entre pacientes con derrames pleurales. Este porcentaje es incluso más alto (59%) entre pacientes con derrames pleurales no explicados. Aunque los pacientes con un resultado positivo de la PCR tuvieron significativamente más probabilidades de presentar resultados positivos en suero, en 12 de 18 pacientes se identificó un resultado positivo de la PCR en líquido pleural pero no en suero. Además, los 3 pacientes con una carga viral en líquido pleural > 10.000 eqg (equivalentes de genoma)/ml fallecieron al cabo de 6 meses, mientras que, entre el resto, sólo fallecieron 16 de 57. Estos y otros hallazgos propiciaron que los autores concluyeran que el virus puede participar directamente en la patogenia del derrame pleural. Aun cuando el porcentaje de líquidos pleurales positivos para VEB fue significativamente mayor entre pacientes con un diagnóstico no explicado del derrame pleural, el ADN del VEB también se detectó en el líquido pleural del 15% de pacientes con un claro diagnóstico del derrame pleural (pacientes con trasudados, empiema o procesos malignos). Además, en pacientes con cargas virales bajas en líquido pleural, no pudo excluirse la posibilidad de que el ADN del VEB procediera de la infección latente de las células B presentes en el líquido más que de una replicación lítica. Por lo tanto, sería valioso disponer de información adicional de los pacientes incluidos en el estudio de Thijsen y cols.6 para contribuir a definir la importancia clínica de la presencia del virus en los derrames pleurales, como se sugiere más adelante. Diversas líneas de evidencia propiciaron que los autores6 llegaran a la conclusión de que la reactivación del VEB puede tener lugar localmente en líquido pleural: a) entre derrames pleurales VEB positivos, en 12 de 18 pacientes se identificó un resultado positivo de la PCR en el líquido pleural pero no en suero; b) en el 50% se identificó un resultado positivo de la PCR en el sobrenadante del líquido pleural, lo que sugiere la presencia del virus libre de células, y c) 2 de los pacientes con una carga viral > 10.000 geq/l en líquido pleural fallecieron de neumonía intersticial no explicada. Aun cuando se practicó una centrifugación para separar las células de los sobrenadantes para tratar de reducir a un mínimo la lisis celular, según lo afirmado por Thijsen y cols.6, el tratamiento de los sobrenadantes con ADNasa previa a la PCR garantizaría que el ADN detectado deEUROPEAN RESPIRATORY JOURNAL riva de las partículas víricas y no de la rotura de células infectadas. En los 18 pacientes con un resultado positivo VEB en líquido pleural para los que se dispuso de una muestra de suero, se demostraron pruebas de una infección previa de acuerdo con las pruebas serológicas usadas (anticuerpos heterófilos), inmunoglobulina (Ig)M frente al antígeno de la cápside vírica del VEB (VCA), IgC frente a VCA de VEB y antígeno nuclear de VEB (VEBAN). La evaluación de la presencia de anticuerpos precoces específicos de antígeno de VEB sería de valor para confirmar la posibilidad de una reactivación vírica. Se ha sugerido que la detección de anticuerpos específicos en líquido pleural sería un marcador del diagnóstico de una etiología infecciosa1. En el caso de la pleuritis tuberculosa, se ha descrito la detección de anticuerpos de lipoarabinomanano en líquido pleural como instrumento diagnóstico específico22. Los exámenes de líquido pleural de los pacientes incluidos en el estudio de Thijsen y cols.6 en busca de anticuerpos específicos de VEB proporcionarían información adicional para confirmar el papel que desempeña este virus en los derrames pleurales. Thijsen y cols.6 también valoraron la transcripción vírica en las células del sedimento del líquido pleural a través de la detección de VEB mediante hibridación in situ. Los resultados de los 6 pacientes con una carga viral > 1.000 geq/ml y el número suficiente de células para practicar el análisis fueron negativos probablemente porque el número de células infectadas fue reducido. Con el análisis de una segunda muestra, el paciente con la mayor carga viral en líquido pleural mostró una positividad para VEB en las células en el sedimento pero no se identificó EBNA-2 o la expresión de la proteína 1 latente de membrana. Los patrones de latencia y la reactivación vírica pudieron evaluarse por medio de PCR-RT para transcritos latentes y líticos, incluido el transactivador ZEBRA, la ADN polimerasa BALF 5 o la glucoproteína BLLF123. Esta técnica suele ser más sensible que la hibridación in situ para la detección de transcritos víricos. Las cargas virales en líquido pleural fueron relativamente reducidas en la mayor parte de pacientes (un 62% eran de 36-1.000 geq/ml; la mediana global fue de 454 geq/ml). Aunque los valores más altos probablemente reflejaron la replicación activa del virus en el líquido pleural, es difícil establecer el significado de los valores intermedios. Por esta razón, el sugestivo estudio de Thijsen y cols.6 abre el camino para conducir estudios adicionales usando PCR cuantitativa en pacientes con derrames pleurales explicados y no explicados con el objetivo de establecer un punto de corte de la importancia clínica de la carga viral del VEB en líquido pleural. A pesar de que no se dispone de directrices formales sobre cómo proceder con la evaluación de los derrames pleurales de causa desconocida4 y, en la práctica, la mayor parte de ellos resultan ser malignos2, en estos casos quizás la infección por virus de Epstein-Barr o su reactivación debería incluirse en el diagnóstico diferencial. BIBLIOGRAFÍA 1 Loddenkemper R. Pleural Effusion. In: Albert RK, Spiro SG, Jett JR, eds. Clinical Respiratory Medicine. 2nd Edn. Mosby Inc., Philadelphia, 2004; pp. 723-733. 2 Rahman NM, Chapman SJ, Davies RJ. Pleural effusion: a structured approach to care. Br Med Bull 2005; 72: 31-47. 3 Collins TR, Sahn SA. Thoracocentesis. Clinical value, complications, technical problems, and patient experience. Chest 1987; 91: 817-822. VOLUMEN 7 NÚMERO 1 9 Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 04/06/2017. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited. E. MARTRÓ Y V. AUSINA PAPEL DEL VIRUS DE EPSTEIN-BARR EN LOS DERRAMES PLEURALES DE ETIOLOGÍA DESCONOCIDA: UNA INTERESANTE PERSPECTIVA CLÍNICA 4 Light RW. Clinical practice. Pleural effusion. N Engl J Med 5 6 7 8 9 10 11 12 13 10 2002; 346: 1971-1977. Light RW. Diagnostic approach in a patient with pleural effusion. Eur Respir Mon 2002; 22: 131-145. Thijsen SFT, Luderer R, van Gorp JMH, Oudejans SJG, Bossink AWJ. A possible role for Epstein-Barr virus in the pathogenesis of pleural effusion. Eur Respir J 2005; 26: 662-666. Babcock GJ, Decker LL, Volk M, Thorley-Lawson DA. EBV persistence in memory B cells in vivo. Immunity 1998; 9: 395404. Miyashita EM, Yang B, Babcock GJ, Thorley-Lawson DA. Identification of the site of Epstein-Barr virus persistence in vivo as a resting B cell. J Virol 1997; 71: 4882-4891. Wagner HJ, Bein G, Bitsch A, Kirchner H. Detection and quantification of latently infected B lymphocytes in Epstein-Barr virusseropositive, healthy individuals by polymerase chain reaction. J Clin Microbiol 1992; 30: 2826-2829. Yang J, Tao Q, Flinn IW, et al. Characterization of Epstein- Barr virus-infected B cells in patients with posttransplantation lymphoproliferative disease: disappearance after rituximab therapy does not predict clinical response. Blood 2000; 96: 40554063. Miyashita EM, Yang B, Lam KM, Crawford DH, ThorleyLawson DA. A novel form of Epstein-Barr virus latency in normal B cells in vivo. Cell 1995; 80: 593-601. Rowe DT, Qu L, Reyes J, et al. Use of quantitative competitive PCR to measure Epstein-Barr virus genome load in the peripheral blood of pediatric transplant patients with lymphoproliferative disorders. J Clin Microbiol 1997; 35: 1612-1615. Fan H, Gulley ML. Epstein-Barr viral load measurement as a marker of EBV-related disease. Mol Diagn 2001; 6: 279-289. VOLUMEN 7 NÚMERO 1 14 Crawford DH. Biology and disease associations of Epstein- Barr virus.Philos TransRSoc LondB Biol Sci 2001; 356: 461-473. 15 Macsween KF, Crawford DH. Epstein-Barr virus - recent advan- ces. Lancet Infect Dis 2003; 3: 131-140. 16 Cesarman E, Chang Y, Moore PS, Said JW, Knowles DM. 17 18 19 20 21 22 23 Kaposi’s sarcoma-associated herpesvirus-like DNA sequences in AIDS-related body-cavity-based lymphomas. N Engl J Med 1995; 332: 1186-1191. Renne R, Zhong W, Herndier B, et al. Lytic growth of Kaposi’s sarcoma-associated herpesvirus (human herpesvirus 8) in culture. Nat Med 1996; 2: 342-346. Androulaki A, Drakos E, Hatzianastassiou D, et al. Pyothoraxassociated lymphoma (PAL): a western case with marked angiocentricity and review of the literature. Histopathology 2004; 44: 69-76. Cloney DL, Kugler JA, Donowitz LG, Lohr JA. Infectious mononucleosis with pleural effusion. South Med J 1988; 81: 14411442. Kimura H, Hoshino Y, Kanegane H, et al. Clinical and virologic characteristics of chronic active Epstein-Barr virus infection. Blood 2001; 98: 280-286. Chen J, Konstantinopoulos PA, Satyal S, Telonis J, Blair DC. Just another simple case of infectious mononucleosis? Lancet 2003; 361: 1182. Yokoyama T, Rikimaru T, Kinoshita T, Kamimura T, Oshita Y, Aizawa H. Clinical utility of lipoarabinomannan antibody in pleural fluid for the diagnosis of tuberculous pleurisy. J Infect Chemother 2005; 11: 81-83. Weinberger B, Plentz A, Weinberger KM, Hahn J, Holler E, Jilg W. Quantitation of Epstein-Barr virus mRNA using reverse transcription and real-time PCR. J Med Virol 2004; 74: 612-618. EUROPEAN RESPIRATORY JOURNAL