Download DERMATITIS ATÓPICA
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
DERMATITIS ATÓPICA Solicitada acreditación a la Comisión de Formación Continuada de las Profesiones Sanitarias de la Comunidad de Madrid-SNS Formación en Pediatría General Ac t ua l i z ac i ó n Clínic a y Ter a péut ic a DERMATITIS ATÓPICA COORDINACIÓN AUTORES Dr. Luis Sánchez Santos Dra. María Pilar Blanco-Ons Fernández Pediatra. Centro de Salud de Arzúa. A Coruña Pediatra. Centro de Salud de BoqueixónVedra Dr. José Antonio Couceiro Gianzo Jefe del Servicio de Pediatría del Complexo Hospitalario de Pontevedra. Responsable de la Unidad de Enfermedades Infecciosas Pediátricas Dra. Marta González Sabín Dermatóloga. Hospital Universitario de Cabueñes. Gijón. Asturias Dra. Carmen Ortega Monzo Jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario de La Ribera. Alzira. Valencia. Dermatóloga pediátrica en Dermilase El Programa ACTION es una actividad de FORMACIÓN CONTINUADA y ACREDITADA Para poder evaluarse y optar al diploma acreditativo deberá dirigirse a la aplicación virtual: www.formacionimc.com © SEPEAP Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria www.sepeap.org Coordinación editorial: Alberto Alcocer 13, 1.º D 28036 Madrid Tel.: 91 353 33 70 • Fax: 91 353 33 73 www.imc-sa.es • imc@imc-sa.es ISBN: 978-84-7867-417-6 Depósito Legal: M-23369-2016 Ni el propietario del copyright, ni el coordinador editorial, ni los patrocinadores, ni las entidades que avalan esta obra pueden ser considerados legalmente responsables de la aparición de información inexacta, errónea o difamatoria, siendo los autores los responsables de la misma. Los autores declaran no tener conflicto de intereses. Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, transmitida en ninguna forma o medio alguno, electrónico o me cánico, incluyendo las fotocopias, grabaciones o cualquier sistema de recuperación de almacenaje de información, sin permiso escrito del titular del copyright. Formación en Pediatría General Ac t ua l i z ac i ó n Clínic a y Ter a péut ic a Índice general •Prólogo 5 • Etiopatogenia y fisiopatología de la dermatitis atópica 7 Dra. Marta González Sabín • Manifestaciones clínicas y diagnóstico de la dermatitis atópica19 Dra. María Pilar Blanco-Ons Fernández •Tratamiento del brote leve-moderado: hidratación en profundidad y reparación. Control de síntomas 31 Dra. Carmen Ortega Monzo • Tratamiento del brote moderado-severo 39 Dr. José Antonio Couceiro Gianzo • Test de evaluación para acreditación 57 Formación en Pediatría General Ac t ua l i z ac i ó n Clínic a y Ter a péut ic a Prólogo La formación continuada de los profesionales de la salud es, en sus objetivos concretos, algo rápidamente cambiante y, por tanto, cada vez más necesario. En el caso de la Pediatría, su fin primordial y último es favorecer, a través del ejercicio de nuestra profesión, la salud integral de los niños, un estado de bienestar físico, mental y social que el doctor Francisco Prandi definía genéricamente como “una forma de vivir autónoma, solidaria y alegre”. Es clave para asegurar que podamos llevar a cabo nuestro trabajo de manera competente. Sin ella se menoscaba la posibilidad de asistencia de calidad, además de limitarse la difusión de cultura investigadora, de docencia bien informada y de gestión eficaz. Es, sin duda, un elemento esencial de cualquier organización. Tanto es así, que puede afirmarse que las mejores organizaciones serán las que tengan a sus profesionales mejor formados, organizados y dotados para el desempeño de sus funciones. Es en ese sentido en el que la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) entiende como una de sus principales misiones ofrecer al pediatra en ejercicio o en preparación proyectos de formación de calidad y que él pueda sentir como necesarios en su consulta. Y desde esa idea se irán componiendo y distribuyendo los textos que conforman el Programa ACTION, un ambicioso proyecto desde el que se quiere revisar y sintetizar la mejor información disponible sobre temas pediátricos básicos y de actualidad. Desde una vocación de excelencia, abordará materias puramente clínicas y otras más conceptuales, técnicas o de apoyo, todas presentadas desde una propuesta docente de carácter generalista. El nivel de estos módulos debiera medirse por la calidad y actualidad de las referencias bibliográficas, el número de trabajos originales, ensayos clínicos y metaanálisis manejados, la presencia Programa ACTION • Dermatitis atópica 5 de consensos nacionales o internacionales y el prestigio de los expertos que aparecen citados. También por la orientación práctica y de valor resolutivo que le den a su exposición. Junto a la acreditación por parte de la Comisión de Formación Continuada (CFC), esas serán las claves que justifiquen y den prestigio al proyecto. Desde la Junta Directiva de la SEPEAP y desde la Fundación Prandi queremos hacer constar en estas palabras introductorias nuestro agradecimiento a los coordinadores y autores de estos materiales, responsables directos de sus contenidos, que por su vinculación al tema de que tratan, por su amplio currículo docente, con su vocación pedagógica y su actitud de participación en lo que son deberes comunes de todos los pediatras, nos señalan la manera mejor de afrontar los problemas de la infancia. 6 Venancio Martínez Suárez Presidente de la SEPEAP Prólogo Formación en Pediatría General Ac t ua l i z ac i ó n Clínic a y Ter a péut ic a Etiopatogenia y fisiopatología de la dermatitis atópica Dra. Marta González Sabín DEFINICIÓN La dermatitis o eccema atópico es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que se define principalmente por la combinación de intenso prurito asociado a lesiones eccematosas recurrentes. Aunque es una entidad que presenta también una alta prevalencia en la edad adulta, es una enfermedad que generalmente va a debutar en la infancia y va a ser mucho más frecuente en este grupo de edad(1). Las causas finales del desarrollo de la dermatitis atópica no son completamente conocidas(1, 2). La etiopatogénesis de la dermatitis atópica es probablemente multifactorial. Actualmente se considera que la alteración en la función barrera es el factor patogénico mayor, que, unido a la interacción con factores genéticos, inmunológicos y medioambientales, da lugar al inicio y progreso de la dermatitis atópica(1-6). La atopia se define como una tendencia personal o familiar a un estado crónico de hipersensibilidad y producción de inmunoglobulina E (IgE) en respuesta a la exposición a alérgenos comunes en el medio ambiente. Esta tendencia va a predisponer al desarrollo de las “enfermedades atópicas”. El concepto de Programa ACTION • Dermatitis atópica 7 “marcha atópica” describe la tendencia de la dermatitis atópica a preceder al desarrollo de asma, rinitis alérgica y alergias alimentarias(3, 7-11). Entre los pacientes con dermatitis atópica, aquellos que presentan las formas más severas de la enfermedad y que desarrollan anticuerpos IgE específicos contra alérgenos ambientales son los que tienen más posibilidades de “progresión de la marcha atópica”, desarrollando asma o rinitis(11). ALTERACIONES EN LA FUNCIÓN BARRERA Los mecanismos fisiopatológicos más importantes implicados en el desarrollo de la enfermedad son las anomalías en la estructura y la función de la epidermis y la inflamación cutánea secundaria a una alteración de la respuesta del sistema inmune a ciertos antígenos presentes en la epidermis(1). En nuestro organismo, el correcto funcionamiento de nuestra piel es esencial, ya que funciona como una barrera física, química e inmunológica que nos protege de las agresiones externas y minimiza la pérdida de agua y otros componentes(1, 2, 7, 9, 11). Las dos estructuras más importantes en esta función barrera de la piel son el estrato córneo y las proteínas de adhesión celular de la epidermis(1, 2, 7, 9). Aquellas mutaciones capaces de provocar una alteración en genes esenciales en el mantenimiento de la función barrera de la piel van a estar fuertemente asociadas con el desarrollo de formas severas y crónicas de dermatitis atópica y de ictiosis, y adicionalmente con elevaciones en la cifra total de IgE(2, 4). En los pacientes con dermatitis atópica existen alteraciones en el estrato córneo, como una deficiente hidratación y un aumento de la pérdida transepidérmica de agua, modificaciones en la composición lipídica, elevación del pH, actividad aberrante de serín-proteasas y reducción de la diversidad de la microbiota de la piel a favor de un aumento de la presencia de Staphylococcus aureus. La alteración de la función barrera va a ser el resultado de la combinación de diferentes y numerosos factores hereditarios y exógenos. La filagrina es una proteína estructural fundamental para el desarrollo y mantenimiento de la barrera cutánea. Es una proteína polifuncional presente en la epidermis que experimenta un procesamiento proteolítico complejo durante el proceso de descamación fisiológica de la piel(2, 7). La participación en ese proceso contribuye a los numerosos papeles de la filagrina en el mantenimiento de la 8 Etiopatogenia y fisiopatología de la dermatitis atópica función barrera y termina con la liberación del factor de hidratación natural, que contribuye a la retención de agua y a la hidratación cutánea(2, 7, 8, 11). La filagrina, por su participación en diferentes procesos, va a ser esencial para el mantenimiento de la función barrera, de modo que su déficit va a dar lugar a alteraciones en la diferenciación de los queratinocitos y en la integridad y cohesión de la capa córnea, en los mecanismos de adhesión celular, de retención de agua, de formación de lípidos, de mantenimiento del pH, de expresión de citoquinas proinflamatorias y de control del crecimiento de Staphylococcus aureus (1, 2, 7). Se han descrito numerosas mutaciones diferentes en el gen de la filagrina, pero todas ellas son mutaciones de pérdida de función. En la población general, la prevalencia de mutaciones en la filagrina es del 7% en la población europea y del 3% en la población asiática(7). La deficiencia de filagrina puede ser el resultado de estas mutaciones inactivantes, pero también puede estar en relación con numerosos factores, como el daño mecánico, la colonización de la piel por microorganismos, la humedad ambiental baja o una alteración en la expresión de las citoquinas en la piel. La expresión de citoquinas de las células Th2, como IL-4, IL-13, IL-17, IL-22, IL-25 o IL-31, así como los factores previamente enumerados, son capaces de modular de forma secundaria la expresión de filagrina, lo que explica el hecho de que, aunque las mutaciones en el gen de la filagrina estén presentes en solo uno de cada tres pacientes caucásicos con la enfermedad, la alteración de la función barrera esté presente prácticamente en todos los pacientes(1, 2, 4, 7, 11, 12). De este modo, en muchos pacientes con dermatitis atópica sin mutaciones en la filagrina existiría un déficit de la misma adquirido a causa de un “ambiente Th2”. Esto causará mayor alteración del estrato córneo, con entrada de antígenos y mayor polarización inmune hacia Th2, estableciéndose un círculo vicioso(7). El descenso de la filagrina se va a asociar con un estado de inflamación subclínica, con aumento de células Th2, que da lugar a un incremento de permeabilidad de la piel, lo que aumenta la posibilidad de sensibilizaciones tras el contacto percutáneo con alérgenos, disminuye el umbral inflamatorio tras el contacto con irritantes y facilita el desarrollo de procesos infecciosos(1, 2, 4, 7). La alteración del estrato córneo va a permitir la entrada de alérgenos, que son capturados y procesados por las células de Langerhans de la epidermis, que migran a los ganglios linfáticos para promover una respuesta Th2, produciéndose Programa ACTION • Dermatitis atópica 9 citoquinas Th2, como IL-4, IL-5 e IL-13, un aumento de la producción y activación de mastocitos y eosinófilos y producción de IgE específicas de alérgeno(7). Estudios recientes han demostrado que los portadores de mutaciones en la filagrina tienen un mayor riesgo de progresión de la marcha atópica, con un riesgo mayor de desarrollar asma, rinitis alérgica y alergia alimentaria al cacahuete que aquellos pacientes no portadores de la mutación. La filagrina no se expresa en la mucosa bronquial, nasal ni digestiva, por lo que las respuestas alérgicas que se producen en estas mucosas parecen venir de una sensibilización sistémica a alérgenos que han penetrado a través de una barrera cutánea alterada, lo que explica que la dermatitis atópica sea habitualmente la primera manifestación clínica de la “marcha atópica”(7, 11, 12). Pero las mutaciones en la filagrina no solo se relacionan con un mayor riesgo de padecer la enfermedad, sino que también se relacionan con formas de dermatitis atópica más severas y más crónicas(2, 4, 7). Solamente un 20% de los paciente europeos son portadores de la mutación, pero si se divide la enfermedad según la gravedad, se observa que entre los pacientes graves la cifra de portadores de alguna mutación puede ascender hasta el 50% de los casos(7). Pero las mutaciones de la filagrina no son la única causa de la pérdida de la función barrera de la epidermis. Existen otros factores hereditarios o intrínsecos, como la variación en el número de copias de la filagrina; las modificaciones epigéneticas en la metilación del ADN o mutaciones en dos proteínas desmosómicas (los desmosomas son un conjunto de proteínas de unión que actúan como un sistema de anclaje para el citoesqueleto de la queratina y facilitan la adhesión celular), la corneodesmosina y la desmogleína-1, que se han relacionado con el desarrollo de dermatitis atópica severa; y otros factores exógenos, como el uso de jabones, detergentes, el traumatismo secundario al rascado frecuente, ambientes con baja humedad, y el contacto con proteasas exógenas, como las que proceden de los ácaros(1, 2, 4). Las alteraciones en la función barrera predisponen a la colonización por Staphylococcus aureus, que va a contribuir a la exarcebación y cronificación del proceso mediante la producción de proteasas, el estímulo de vías de señalización del sistema inmune innato y la liberación de enterotoxinas que actúan como superantígenos que activan células T(2, 4, 7, 9). 10 Etiopatogenia y fisiopatología de la dermatitis atópica FACTORES AMBIENTALES El incremento de la prevalencia de la dermatitis atópica en los últimos 50 años no puede ser únicamente explicado por una deriva genética, lo que apoya una fuerte influencia del medio ambiente, como lo demuestran los estudios de migración de población(3, 7). Los factores medioambientales implicados son marcadores indirectos de urbanización y de buen estatus socioeconómico(3). Existen múltiples factores que es conocido que aumentan el riesgo y la prevalencia de padecer la enfermedad. En los últimos años ha adquirido mucho protagonismo “la hipótesis de la higiene”, que promulga que la menor exposición de los niños a infecciones y a endotoxinas bacterianas en las regiones más desarrolladas puede evitar una adecuada maduración del sistema inmunológico y dar lugar a una respuesta anormal a ciertos alérgenos ambientales(8, 9). Esta hipótesis se explica por una regulación cruzada entre los subtipos de linfocitos T helper, de modo que la ausencia de infecciones da lugar a un descenso en la estimulación de los linfocitos Th1, lo que conduce a un predominio de la función de las células Th2(9). Algunos de los factores inductores están directamente relacionados con la hipótesis de la higiene, como vivir en el ambiente urbano, pertenecer a una familia de tamaño reducido, tener niveles de higiene básica altos o la exposición durante el embarazo o la infancia a varios ciclos de tratamiento con antibioterapia de amplio espectro. Otros factores bien conocidos son la historia familiar de dermatitis atópica, el nivel socioeconómico y educativo parental elevado, el nacimiento por cesárea, el aumento de la edad materna, el ambiente tabáquico frecuente, los climas fríos, el uso de ropa de fibras ásperas, la polución del ambiente y el estrés psicosocial(3, 9). Además de estos, existen otros factores que parecen estar relacionados con el descenso del riesgo y de la prevalencia de la enfermedad, como el crecimiento en un ambiente rural, la lactancia materna, la asistencia a la guardería o la alimentación con fórmulas completamente hidrolizadas y otros factores protectores igualmente relacionados con la hipótesis de la higiene, como el contacto precoz con animales, padecer infecciones a temprana edad o las vacunas(3, 8, 9). Otros factores que han sido estudiados, pero no han demostrado datos concluyentes, son la infestación por parásitos, la dieta y la toma de probióticos materna, las restricciones dietéticas, el régimen dietético ordinario, la alimentación orgánica, la edad de introducción de alimentación sólida, los suplementos dietéticos con Programa ACTION • Dermatitis atópica 11 antioxidantes, los ácidos grados esenciales o probióticos, el control estafilocócico, la reducción en la exposición a polvo domiciliaria, los suavizantes de la ropa o la dureza del agua(1, 3, 5). La relación entre la dermatitis atópica y las alergias alimentarias es compleja. Al contrario de lo que muchos pacientes y sus familias consideran, rara vez la dieta sola es capaz de desencadenar la enfermedad, por tanto, la realización de forma rutinaria del test de alergia alimentaria en todos los casos no está indicada. La presencia de una alergia alimentaria concomitante o implicada en el empeoramiento de la enfermedad solo debe ser considerada en aquellos pacientes con una historia compatible con una alergia alimentaria o en aquellos que presenten un eccema moderado o severo que no responde adecuadamente al tratamiento tópico(3, 12). La sensibilización a algunos alimentos es muy común en la dermatitis atópica, alcanzando cifras de hasta el 60%, muy superiores a las observadas en la población general, pero no es sinónimo de alergia alimentaria relevante clínicamente. Los alimentos más frecuentemente implicados en estas sensibilizaciones son los huevos, los cacahuetes, la leche de vaca, el pescado y las avellanas(3, 9, 12). GENÉTICA El principal factor de riesgo para el desarrollo de la enfermedad es una historia familiar de “enfermedades atópicas”, asma, rinitis, alergias alimentarias y, sobre todo, dermatitis atópica, de modo que estudios realizados en gemelos monocigóticos llegan a sugerir una concordancia en estos próxima al 80%, mientras que la concordancia en gemelos dicigóticos es del 20%(1-3, 7). Hasta ahora se han identificado 32 loci de susceptibilidad, aunque se estima que estos solo explican el 20% de las herencias(1). Actualmente, el factor de riesgo genético mejor conocido son las mutaciones en el gen de la filagrina, aunque no todos los pacientes con dermatitis atópica son portadores de una mutación en la filagrina, ni todos aquellos portadores de la mutación van a desarrollar la enfermedad, por lo que las mutaciones en este gen no son ni necesarias ni suficientes para el desarrollo de esta(1). Otros genes que confieren susceptibilidad al desarrollo de la enfermedad participan en mecanismos inmunes, sobre todo en las vías de señalización de la inmunidad innata y en la activación y función de las células T(1, 2). 12 Etiopatogenia y fisiopatología de la dermatitis atópica ALTERACIÓN EN LA RESPUESTA DEL SISTEMA INMUNE Las células del sistema inmune innato van a jugar un papel principal en la inmunopatogénesis de esta enfermedad. Cuando existe un defecto en la función barrera, las células dendríticas y el epitelio denudado están expuestos a los irritantes de origen exógeno y a los patógenos(2). En la dermatitis atópica, la presentación de antígenos la realizan células dendríticas dérmicas, células de Langerhans y células dendríticas inflamatorias epidérmicas, que presentan un receptor de alta afinidad por IgE. Numerosos alérgenos van a ser capaces de unirse a estas IgE, inducir activación y agregación de mastocitos y dar lugar a la producción de reacciones alérgicas inmediatas y a la inducción de reacciones retardadas mediadas por células T. En algunos casos, estas respuestas por células T pueden estar dirigidas directamente contra antígenos propios(1, 4, 7, 9). En individuos genéticamente predispuestos, las células epiteliales activadas, sobre todo las células dendríticas, se encargan de la elaboración de linfopoyetina estromaltímica, IL-33 e IL-25, para activar a las células Th2(2). La IL-4 e IL-13 inducen cambio de clase de antígenos a favor de IgE, contribuyendo al empeoramiento de la función barrera al reducir los niveles de filagrina y la expresión de péptidos antimicrobianos(2, 4, 9). Adicionalmente, se elabora IL-31, que es altamente pruritógena y conduce al intenso rascado, aumentando la degradación de la función barrera y activando al sistema inmune, siendo ambos mecanismos que potencian la enfermedad(2, 7). Clásicamente, la inflamación asociada a la dermatitis atópica sigue un proceso bifásico, de modo que la respuesta inicial es eminentemente dirigida por las células y las citoquinas Th2, mientras que en las lesiones crónicas existe una respuesta inflamatoria mixta Th1/Th2(12). Los principales implicados en el proceso de la inflamación cutánea son los linfocitos CD4. Los pacientes con dermatitis atópica muestran cambios de inflamación subclínica en la piel sin lesiones, estando presente un incremento de células Th2, Th22 y Th17 y de citoquinas proinflamatorias. Cuando los brotes progresan tiene lugar un engrosamiento de la epidermis, un aumento de citoquinas y una importante infiltración de células Th2 y células dendríticas epidérmicas. En las lesiones crónicas, el infiltrado inflamatorio está compuesto principalmente por células Th1 y Th2, estando presentes las células Th17 y Th22 Programa ACTION • Dermatitis atópica 13 en una concentración mucho menor que en las formas agudas. Tras el tratamiento y la curación clínica de las lesiones, siguen persistiendo alteraciones inmunológicas y estructurales que contribuirán a la recurrencia de las lesiones en las mismas localizaciones(1, 4, 12). La inflamación cutánea y la disregulación en la respuesta inmune son capaces de afectar a la estructura y a la función de la epidermis, dando lugar a alteraciones en las proteínas de adhesión, en los lípidos y en la actividad de las proteasas(1). Estos dos últimos procesos, la alteración de la función barrera y la inflamación cutánea, no van a actuar de forma independiente, sino sinérgica, de forma que las agresiones a la barrera epidérmica, de forma intrínseca, van a activar la inflamación a través de la activación de queratinocitos que producen quimiocinas que atraen células T y que activan la respuesta inmune innata. Además, existe evidencia de que la conjugación de una barrera cutánea dañada y las alteraciones en la respuesta del sistema inmune van a promover el desarrollo de sensibilizaciones alérgicas percutáneas(1). Los pacientes con dermatitis atópica presentan una susceptibilidad aumentada a las infecciones bacterianas, virales y fúngicas. En estos pacientes existen ciertas alteraciones del funcionamiento del sistema inmune innato a nivel de la piel que favorecen la colonización cutánea y nasal por Staphylococcus aureus, lo que contribuye a la exacerbación y la severidad de la enfermedad(9). El prurito intenso es una de las características esenciales de la dermatitis atópica. Las intensas excoriaciones que los enfermos se realizan contribuyen a la progresión de las lesiones cutáneas y facilitan la sobreinfección. Este intenso prurito asociado puede dar lugar a una activación adicional a través de una ruptura mecánica del epitelio secundaria al intenso rascado, dando lugar a una progresión clínica(2). En la dermatitis atópica, a diferencia de lo que ocurre en la rinitis alérgica o en la urticaria, los receptores de la histamina 1 y 2 no parecen ser mediadores importantes del prurito. La interleucina-31 es una citoquina expresada por las células Th2 y es un potente pruritógeno, habiéndose observado una expresión aumentada de esta citoquina en las lesiones de dermatitis atópica(2). CUIDADOS ESENCIALES DE LA PIEL Actualmente no existe curación para la dermatitis atópica. El objetivo del tratamiento es la mejora en la calidad de vida de los pacientes mediante la dismi- 14 Etiopatogenia y fisiopatología de la dermatitis atópica nución de la sintomatología asociada y la disminución del número de brotes, y minimizar las complicaciones infecciosas y los efectos adversos potenciales secundarios al tratamiento(1, 2). La terapia básica de la enfermedad abarca el uso tratamientos no farmacológicos, como los emolientes y los baños, y ciertas estrategias de prevención de la exposición a agentes de provocación o desencadenantes específicos o no específicos(7, 9, 10). Existen factores a los que clásicamente se ha atribuido la capacidad de desencadenar brotes o de reagudizar la enfermedad y que deben ser evitados, como alérgenos de contacto o inhalados, algunos alimentos en pacientes con alergias alimentarias, los perfumes y los cosméticos de higiene personal con conservantes, los residuos de detergente en la ropa tras el lavado, los ácaros del polvo doméstico, las prendas de lana u otras telas irritantes y prendas muy ajustadas o antitranspirantes, los climas con temperaturas y niveles de humedad extremos, los cambios repentinos de temperatura, la escasa frecuencia de corte de las uñas de los pacientes, las infecciones, la colonización microbiana de la piel y el estrés emocional. El papel en la provocación de los brotes de estos agentes no ha sido actualmente bien definido, por lo que las recomendaciones para cada paciente deberían ser individualizadas y basadas en una historia de empeoramiento de la clínica tras la exposición a una determinada sustancia(1, 10). En estos pacientes es recomendable un baño corto diario (5-10 minutos), con agua templada (27-30 °C) y con un gel sin jabón (syndets), sin perfumes y con un pH neutro-bajo(1, 10). Los limpiadores con jabón que tienen un pH elevado y contienen agentes tensoactivos deben ser evitados, ya que pueden causar irritación, dermatitis de contacto y aumentar la xerosis cutánea(10). Los geles con sustancias antisépticas no están, en general, recomendados por la escasa duración de su acción antiséptica y por falta de estudios clínicos extensos que apoyen su uso. El uso de limpiadores y emolientes basados en ingredientes naturales cuyo efecto sobre piel atópica no sea conocido, debe ser desaconsejado, ya que algunos de estos ingredientes pueden dar lugar a dermatitis de contacto. Los baños diarios contribuyen a aumentar la hidratación, a mejorar la penetración de los tratamientos tópicos y pueden ayudar a desbridar las escamas y costras y a disminuir la carga de la colonización por Staphylococcus aureus. Aunque la recomendación general es de un baño diario, en algunos casos, durante los brotes de la enfermedad, puede ser beneficioso el aumento a dos Programa ACTION • Dermatitis atópica 15 baños cortos diarios(6, 10, 11). Tras el baño se debe secar al paciente con una toalla suave, evitando la fricción, y proceder a la aplicación inmediata de un emoliente(10). La aplicación de emolientes de forma precoz tras el baño resulta esencial para mantener la hidratación, ya que el agua se evapora rápidamente de la piel y da lugar a una importante pérdida transepidérmica de la misma(9). La intensa xerosis generalizada de los pacientes y el importante papel en la enfermedad de la pérdida de la función barrera cutánea justifican que el tratamiento diario con emolientes sea uno de los pilares básicos en la terapia de esta enfermedad. Los emolientes disminuyen la sequedad cutánea mediante el aporte de lípidos exógenos y la reducción de la pérdida de agua gracias a la formación de una película oclusiva(1, 2). Las guías de tratamiento recomiendan el uso diario de emolientes como tratamiento de primera línea tanto durante los brotes como en las fases de remisión. Además, está demostrado que su empleo diario disminuye el prurito y las necesidades de tratamiento inmunosupresor tópico o sistémico, contribuyendo a disminuir el empleo de corticoterapia(2, 6, 7, 9, 10, 13, 14). Los emolientes deben ser empleados al menos dos veces al día en toda la piel y en cantidad suficiente, incluyéndose la aplicación de los emolientes tras el baño. Aunque, en general, durante los brotes agudos se recomienda el uso de los emolientes con mayor frecuencia y en combinación con el tratamiento antiinflamatorio indicado, existe una cierta controversia en este tema, existiendo escuelas en las que durante los brotes agudos solo recomiendan el uso de tratamiento antiinflamatorio, prohibiendo el uso de emolientes hasta que el brote se haya resuelto. El uso exclusivo de emolientes durante los brotes agudos, sin el tratamiento antiinflamatorio correcto, podría aumentar la susceptibilidad a infecciones bacterianas o virales. Los emolientes deben ser escogidos en función de la clínica, la tolerancia, las necesidades y las preferencias del paciente. El mantenimiento del uso de los emolientes tras la resolución de los brotes agudos permite la obtención de periodos de remisión más prolongados(1, 6, 10, 14). En estos pacientes, el mayor efecto oclusivo de los emolientes va a ser una característica recomendable al contribuir a mejorar la función barrera y disminuir la pérdida de agua, considerándose, por lo tanto, las pomadas, así como la vaselina líquida o sólida, más efectivas que las cremas. Sin embargo, el uso de emolientes altamente oclusivos, como la vaselina, va unido a peores características cosméticas, lo que va a derivar en un cumplimiento terapéutico mucho mayor en pacientes que emplean emolientes menos oclusivos, como las cremas. Adicionalmente, el uso de emolientes altamente oclusivos puede dar lugar en algunos casos 16 Etiopatogenia y fisiopatología de la dermatitis atópica al desarrollo de foliculitis. Las lociones son poco útiles en estos pacientes, ya que su alto contenido en agua contribuye a su rápida evaporación. Para evitar reacciones de contacto irritativas o alérgicas se recomienda el uso de emolientes con pocos ingredientes y sin perfumes ni conservantes(1, 2, 6, 10). El añadir ciertos aditivos, como la urea, la glicerina, las ceramidas o el propilenglicol, puede contribuir a conseguir mejorías clínicas y aumentar la cantidad de agua retenida en el estrato córneo. La urea es el mejor conocido y del que más autores apoyan su uso, de modo que existen numerosos estudios que demuestran los beneficios clínicos, como el aumento de la hidratación del estrato córneo y el descenso de pérdida transepidérmica de agua mediante el uso de emolientes que contienen urea al 5-10%, aunque en algunos casos puede producir prurito o escozor como efecto adverso(13). El uso de emolientes que contienen glicerina o propilenglicol, o combinaciones entre ellos, no ha demostrado claramente mejorías clínicas respecto al uso de otros emolientes, pero sí parece que puedan contribuir a disminuir la pérdida transepidérmica de agua y a aumentar la hidratación del estrato córneo(13). Algunos estudios que comparan emolientes con urea y glicerina parecen demostrar una superioridad a favor de la urea en ambos aspectos(13). Sobre el papel de otros constituyentes, como lactato, aceite de oliva, aceite de girasol destilado o ceramidas, existen escasos estudios con datos concluyentes que apoyen su uso. La urea es el constituyente mejor estudiado y sobre el que actualmente existe evidencia científica más sólida, por lo que los emolientes con urea deben considerarse los emolientes “de primera línea”(13). El uso de emolientes que contengan proteínas intactas, como avena o cacahuetes, puede aumentar el riesgo de desarrollo de alergias(12). No se ha demostrado beneficio con el uso de emolientes que contengan principios antisépticos o antimicrobianos(1). BIBLIOGRAFÍA 1. Weidinger S, Novak N. Atopic dermatitis. Lancet. 2015 Sep 11. 2. L yons JJ, Milner JD, Stone KD. Atopic dermatitis in children: clinical features, pathophysiology, and treatment. Immunol Allergy Clin North Am. 2015 Feb;35(1):161-83. 3. Jordan HF, Todd G, Sinclair W, Green RJ. Aetiopathogenesis of atopic dermatitis. S Afr Med J. 2014 Oct;104(10):706-9. Programa ACTION • Dermatitis atópica 17 4. P eng W, Novak N. Pathogenesis of atopic dermatitis.Clin Exp Allergy. 2015 Mar;45(3):566-74. 5. G arnacho-Saucedo G, Salido-Vallejo R, Moreno-Giménez JC. Actualización en dermatitis atópica. Propuesta de algoritmo de actuación. Actas Dermosifiliogr. 2013;104(1):4-16. 6. Simpson EL. Atopic dermatitis: a review of topical treatment options. Curr Med Res Opin. 2010 Mar;26(3):633-40. 7. A rmengot-Carbo M, Hernández-Martín Á, Torrelo A. The role of filaggrin in the skin barrier and disease development. Actas Dermosifiliogr. 2015 Mar;106(2):86-95. 8. C onde-Taboada A, González-Barcala FJ, Toribio J. Dermatitis atópica infantil: revisión y actualización. Actas Dermosifiliogr. 2008;99:690-700. 9. P lötz SG, Wiesender M, Todorova A, Ring J. What is new in atopic dermatitis/eczema? Expert Opin Emerg Drugs. 2014 Dec;19(4):441-58. 10. K im JE, Kim HJ, Lew BL, Lee KH, Hong SP, Jang YH, et al. Consensus Guidelines for the Treatment of Atopic Dermatitis in Korea (Part I): General Management and Topical Treatment. Ann Dermatol. 2015 Oct;27(5):563-77. 11. B antz SK, Zhu Z, Zheng T. The Atopic March: Progression from Atopic Dermatitis to Allergic Rhinitis and Asthma. J Clin Cell Immunol. 2014 Apr;5(2). 12. V estergaard C, Deleuran M. Advances in the diagnosis and therapeutic management of atopic dermatitis. Drugs. 2014 May;74(7):757-69. 13. L indh JD, Bradley M. Clinical Effectiveness of Moisturizers in Atopic Dermatitis and Related Disorders: A Systematic Review. Am J Clin Dermatol. 2015 Oct;16(5):341-59. 14. N g JP, Liew HM, Ang SB. Use of emollients in atopic dermatitis. J Eur Acad Dermatol Venereol. 2015 May;29(5):854-7. 18 Etiopatogenia y fisiopatología de la dermatitis atópica Formación en Pediatría General Ac t ua l i z ac i ó n Clínic a y Ter a péut ic a Manifestaciones clínicas y diagnóstico de la dermatitis atópica Dra. María Pilar Blanco-Ons Fernández INTRODUCCIÓN La edad de comienzo más frecuente de la dermatitis atópica (DA) es a lo largo de los 2 primeros años de vida, si bien es infrecuente antes de los 3 meses de edad, aunque puede comenzar más tarde, en edad preescolar o incluso escolar. El síntoma cardinal de la DA es el prurito, que constituye, junto con las lesiones cutáneas (eccema, prúrigo y liquenificación), la base del diagnóstico. Las lesiones cutáneas asientan sobre una base de piel seca y su localización varía a lo largo de la edad, aunque en todos los casos evoluciona con curso crónico en brotes o exacerbaciones, que suelen asociarse a antecedentes personales o familiares de atopia. En el 60% de los casos los síntomas se manifiestan en el primer año de vida, un 85% antes de los 5 años y en más del 40% de los casos desaparecen antes de llegar a la edad adulta. Programa ACTION • Dermatitis atópica 19 LESIONES ELEMENTALES Se distinguen tres lesiones elementales: zzEccema: una piel con eritema, edema, vesiculación, exudación y costra. zzPrúrigo: pequeñas pápulas con vesiculación que desaparecen por rascado y dejan erosiones. zzLiquenificación: placas de piel engrosada, mal delimitadas, con surcos marcados. A su vez, estas lesiones se pueden presentar en tres estadios: zzAgudo: lesiones eritematosas con pápulas, vesículas, exudado y escoriaciones, intensamente pruriginosas. zzSubagudo: pápulas eritematosas, descamativas, con excoriaciones. zzCrónico: liquenificación, engrosamiento de pliegues, pápulas hiperqueratósicas y cambios de pigmentación. Si bien la dermatitis atópica puede iniciarse y finalizar a cualquier edad, para describir la enfermedad y orientar el diagnóstico es muy útil la división por etapas. Por ello, diferenciamos tres variedades clínicas: DA del lactante, niño y adolescente-adulto. FORMAS CLÍNICAS DERMATITIS ATÓPICA DEL LACTANTE Abarca el periodo de edad entre los 2 meses y los 2 años. En algunos casos los lactantes desarrollan lesiones de eccema seborreico, que de forma gradual va adquiriendo el aspecto de la dermatitis o eccema atópico. La localización más habitual es en la cara, respetando las zonas alrededor de los ojos, la nariz y la boca (figura 1). Son también frecuentes en el cuero cabelludo, el cuello, las orejas, el dorso de las manos (figura 2) y las zonas de extensión de las extremidades. El prurito es un síntoma constante. Las lesiones suelen ser pápulas o placas eritematosas y edematosas, muchas veces con erosiones, exudación y costras. Es raro que se aprecien vesículas (desaparecen por rascado). 20 Manifestaciones clínicas y diagnóstico de la dermatitis atópica Figura 1 Elaboración propia. Figura 2 Elaboración propia. Programa ACTION • Dermatitis atópica 21 Los pliegues retroauriculares e infraauriculares frecuentemente están comprometidos; el cuero cabelludo también puede ser afectado con prurito, eritema y descamación. Es clásico el compromiso de áreas extensoras, dorso de manos, dorso de pies y tronco, sin compromiso del área genital. La sobreinfección bacteriana secundaria es frecuente. DERMATITIS ATÓPICA DEL NIÑO Comprende el periodo de edad entre los 2 y los 12 años. Puede manifestarse de novo a esta edad o ser la evolución de la fase de lactante. Las lesiones son menos exudativas y se caracterizan por placas liquenificadas en áreas flexurales, especialmente fosa antecubital (figura 3) y poplítea. Las lesiones son eccematosas con vesículas, pero el intenso prurito hace que enseguida se transformen en erosiones, con exudación y formación de costras. Figura 3 Elaboración propia. Las formas clínicas tipo prúrigo son comunes a esta edad, con pápulas escoriadas, con vesículas o microcostras en su superficie, en las zonas extensoras de extremidades. 22 Manifestaciones clínicas y diagnóstico de la dermatitis atópica DERMATITIS ATÓPICA DEL ADOLESCENTE-ADULTO Incluye a los pacientes mayores de 12 años, con DA desde la niñez, o bien inician la enfermedad a esta edad. La dermatitis es más localizada y tiene una distribución similar a la de la fase infantil, incluso con lesiones similares, afectando a nuca, zona antecubital y fosa poplítea (dermatitis flexural), también cara, cuero cabelludo, cara de flexión de muñecas y zonas de extensión de las piernas. El compromiso de manos y pies es frecuente. Las lesiones son las placas de liquenificación, consistentes en un engrosamiento de la piel, con aumento de su reticulado normal y muy frecuentemente excoriaciones como consecuencia del rascado crónico. DIAGNÓSTICO Como hemos visto y dada la gran variedad de formas de presentación clínica, varios grupos han intentado unificar criterios diagnósticos; clásicamente se han utilizado los criterios diagnósticos de Hanifin y Rajka publicados en 1980 (tabla 1). El Grupo de Trabajo Británico publicó más tarde unos criterios algo más sencillos (tabla 2). En la práctica clínica podemos establecer el diagnóstico basándonos en los siguientes criterios: 1. Prurito: más o menos intenso, pero siempre presente, induce a rascado y aparición o agravamiento de lesiones, favoreciendo la sobreinfección. 2. Lesiones de morfología y distribución características: las lesiones funda- mentales son eccema, prúrigo y liquenificación sobre una base de xerosis; pueden presentarse en diferente estadio: agudo, subagudo o crónico. 3. Duración de los síntoma: al menos 6 semanas, cursando en brotes o exacer- baciones, por lo general, más frecuentes en invierno. 4. Historia personal o familiar de atopia (dermatitis, asma o rinoconjuntivitis alérgicas o alergia alimentaria). No existen datos histológicos ni test de laboratorio específicos(5). Los niveles de IgE no son usados en la evaluación de rutina de los pacientes con DA (no todos los pacientes con criterios clínicos de DA presentan sensibilización IgE-mediada). Programa ACTION • Dermatitis atópica 23 Tabla 1. C riterios de Hanifin y Rajka para el diagnóstico de dermatitis atópica Criterios mayores • Prurito. • Morfología y distribución características: – Liquenificación en flexuras en adultos. – Afectación de cara, flexuras y superficies de extensión en niños y jóvenes. – Combinación de estos patrones en niños y adultos. • Carácter crónico y recidivante. • Historia personal o familiar de atopia. Criterios menores • Xerosis. • Ictiosis/exageración de pliegues palmares/queratosis pilar. • Reactividad cutánea inmediata (tipo I) a los test cutáneos. • Elevación de valores séricos de IgE. • Edad precoz de comienzo. • Tendencia a infecciones cutáneas y déficit de la inmunidad celular. • Tendencia a dermatitis inespecíficas de pies y manos. • Eccema de pezón. • Queilitis. • Conjuntivitis recidivante. • Pliegue infraorbitario de Dennie-Morgan. • Queratocono. • Catarata subcapsular anterior. • Ojeras u oscurecimiento periocular. • Palidez facial o eritema en cara. • Pitiriasis alba. • Pliegues en parte anterior del cuello. • Prurito provocado por la sudoración. • Intolerancia a la lana y los solventes de las grasas. • Acentuación perifolicular. • Intolerancia a algunos alimentos. • Evolución influenciada por factores ambientales y emocionales. • Dermografismo blanco. Han de cumplirse tres o más criterios mayores y tres o más criterios menores. Tomado de Ridao i Redondo M. Pediatría Integral. Dermatitis atópica. 2012 Abril;XVI(3). 24 Manifestaciones clínicas y diagnóstico de la dermatitis atópica Tabla 2. Criterios diagnósticos de la DA (Grupo Británico) Manifestación esencial Dermatitis pruriginosa (o relato de rascado por los padres). Manifestaciones asociadas (al menos, tres) • Historia de afectación de pliegues cubitales, poplíteos, tobillos o cuello (y mejillas en niños menores de 10 años). • Historia personal de asma y/o fiebre del heno, o historia familiar de atopia en familiares de primer grado en niños menores de 4 años. • Historia de sequedad cutánea generalizada en el último año. • Eccema flexular visible (o en mejillas, frente y región extensora de extremidades en niños menores de 4 años). • Inicio antes de los 2 años (no válido si el niño es menor de 4 años). Condiciones de exclusión El diagnóstico de DA requiere la exclusión de otras enfermedades, como la escabiosis, la dermatitis seborreica, la dermatitis alérgica de contacto, la ictiosis, la psoriasis y las inmunodeficiencias. Tomado de Ridao i Redondo M. Pediatría Integral. Dermatitis atópica. 2012 Abril;XVI(3). “El diagnóstico de DA se basa exclusivamente en criterios clínicos: lesiones de eccema, prúrigo y liquenificación sobre una base de piel seca (xerosis)” DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL Los principales diagnósticos diferenciales de la DA incluyen: zzDermatitis seborreica: su presentación suele ser más precoz que la DA, se presenta desde los 15 días de vida, origina placas de eritema con escamas de aspecto graso en el cuero cabelludo, la frente, pabellones auriculares, cejas, cuello, tronco y pliegues axilares e inguinales. No es pruriginosa. zzDermatitis de contacto, irritativa o alérgica: lesiones limitadas al contacto con el irritante (dermatitis por saliva y dermatitis simple del pañal) (figura 4); alérgeno o zonas fotoexpuestas (fotosensibilidad). En caso de sospechar que el agente desencadenante actúa por un mecanismo alérgico, puede corroborarse por medio de pruebas epicutáneas. Programa ACTION • Dermatitis atópica 25 Figura 4 Elaboración propia. zzEnfermedades eritematoescamosas: psoriasis, pitiriasis rosada y pitiriasis rubra pilaris. zzEscabiosis: lesiones pápulo-vesiculosas (vesículas perladas) y surcos acarinos en palmas, plantas, espacios interdigitales y muñecas. Provoca intenso prurito de predominio nocturno; observar la enfermedad en otros miembros de la familia es de gran ayuda al diagnóstico. zzInfecciones micóticas de piel lampiña: son lesiones eritematoescamosas, anulares, con bordes activos y su crecimiento es centrífugo. La pitiriasis versicolor es rara en la infancia, no suele localizarse en la cara ni en las extremidades, con excepción de los brazos, no confundirla con la pitiriasis alba. zzInfecciones bacterianas: –Impétigo: infección bacteriana superficial de la piel. Puede ser costroso o ampollar. –SEPE (síndrome estafilocócico de la piel escaldada): exantema eritematoso y ampollar seguido de una descamación residual provocado por las toxinas epidermolíticas A y B de Staphylococcus aureus. zzInfecciones virales: como el eccema herpético (erupción variceliforme de Kaposi): infección viral diseminada por virus herpes humano (HHV). 26 Manifestaciones clínicas y diagnóstico de la dermatitis atópica zzEnfermedades hereditarias: como la ictiosis vulgar, de herencia autosómica dominante, escamas más gruesas en la superficie de extensión de los miembros e hiperlinearidad palmo-plantar. zzInmunodeficiencias: –Síndrome de Wiscott-Aldrich: dermatitis eccematoide, trombocitopenia e infecciones recurrentes. –Síndrome de hiper IgE: dermatitis eccematoide, IgE > 5.000 U, eosinofilia periférica, infecciones cutáneas y sistémicas recurrentes. zzDermatitis herpetiforme (DH): lesiones vesiculares o eccematoides, pruriginosas y simétricas sobre la superficie de extensión de los miembros. Manifestación cutánea de la celiaquía. zzEnfermedades metabólicas: –Acrodermatitis enteropática: dermatitis periorificial y acral por déficit de zinc. –Fenilcetonuria: aspecto normal hasta los 4 meses, dermatitis tipo atópica en el 20 a 50% de los casos. Cambios esclerodermiformes en los brazos, el tronco, las piernas y las nalgas. Hipopigmenación cutánea. –Déficit de carboxilasas (déficit de utilización de la biotina): dermatitis periorificial, acidosis metabólica, hiperamoniemia, alopecia. VALORACIÓN DE GRAVEDAD La DA afecta al bienestar físico, emocional y psicosocial de los niños que la sufren y a la calidad de vida del paciente y sus familias. Los pacientes pueden presentar alteraciones en sus relaciones familiares y sociales tanto por la apariencia provocada por las lesiones como por la irritabilidad, los trastornos del sueño, la necesidad de mayor atención y tiempo en el cuidado personal. A fin de poder cuantificar dicho compromiso, se han desarrollado diferentes instrumentos para medir la gravedad de la enfermedad y el impacto en la calidad de vida; los más frecuentemente empleados son el puntaje de gravedad de DA Scoring Atopic Dermatitis (SCORAD) y el índice de extensión y gravedad de DA (EASI). Programa ACTION • Dermatitis atópica 27 El Grupo de Trabajo Europeo de Dermatitis Atópica diseñó el denominado SCORAD (figura 5), que es el instrumento de valoración de gravedad de la enfermedad más ampliamente validado y es el más utilizado en Europa. Evalúa tres aspectos: Figura 5 28 Manifestaciones clínicas y diagnóstico de la dermatitis atópica zzExtensión de la enfermedad: – Valora la extensión del área afectada a través de la regla de los 9. zzCaracterísticas clínicas (intensidad de las lesiones): –Eritema. –Edema/pápula. –Exudado/costra. –Excoriación. –Liquenificación. –Sequedad: • 0: ausente. • 1: leve. • 2: moderada. • 3: grave (máximo 18). zzSíntomas subjetivos (prurito y pérdida de sueño): – Con escala visual analógica: 0 a 10 (máximo 20). Se establecen tres grados: zzLeve: puntuación de 0 a 25. zzModerado: puntuación de 25 a 50. zzGrave: puntuación mayor de 50. Se desarrollaron varios índices para cuantificar el efecto de la DA sobre la calidad de vida. Algunos de ellos son: zzChildren’s Dermatology Life Quality Index (CDLQI): índice de calidad de vida en dermatología pediátrica. zzInfant’s Dermatitis Quality of Life Index (IDQOL): índice de calidad de vida en dermatitis de la infancia. zzDermatitis Family Impact (DFI): índice de impacto familiar de la dermatitis. zzChildhood Atopic Dermatitis Impact Scale (CADIS): para niños menores de 6 años. Valora los síntomas, las limitaciones en la actividad, el comportamiento del niño y las funciones social y familiar. Programa ACTION • Dermatitis atópica 29 BIBLIOGRAFÍA 1. P érez-Cotapos ML, Zegpi MS, Sáenz de Santa María ML. Dermatitis atópica. Rev Med Clin Condes. 2011;22(2)197-203. 2. Hanifin JM, Rajka G. Diagnostic features of atopic dermatitis. Acta Derm Venereol (Stockh). 1980;(Suppl. 92):44-7. 3. Williams HC, Burney PG, Hay RJ, Archer CB, Shipley MJ, Hunter JJ, et al. The UK Working Party’s Diagnostic Criteria for Atopic Dermatitis I. Derivation of a minimum set of discriminators for atopic dermatitis. Br J Dermatol. 1994;131:383-96. 4. Guía de tratamiento y diagnóstico de la dermatitis atópica (2.ª edición). Documento de consenso de expertos. Coordinador. Prof. M.A. Martín Mateos (2011). Editorial Ergon. ISBN: 978-84-8473-959-3. 5. Giachetti A, Fernanda Greco M, Scacchi MF, Flores RM, Castro C. Consenso Nacional de Dermatitis Atópica 2013. Comité Nacional de Dermatología. 30 Manifestaciones clínicas y diagnóstico de la dermatitis atópica Formación en Pediatría General Ac t ua l i z ac i ó n Clínic a y Ter a péut ic a Tratamiento del brote leve-moderado: hidratación en profundidad y reparación. Control de síntomas Dra. Carmen Ortega Monzo INTRODUCCIÓN La piel actúa como una barrera entre el medio externo y el interno. Nos protege de los agentes agresores exógenos(1), ejerciendo un equilibrio en la eliminación de sustancias y en la pérdida de agua transepidérmica. También interviene regulando la temperatura corporal. En la dermatitis atópica (DA) tenemos una piel con marcada xerosis de forma generalizada y una alteración en la función barrera que es necesario restablecer. FILAGRINA La filagrina es una proteína estructural que tiene un importante papel en esta función barrera. Esta proteína favorece la formación del factor humectante natural (FHN) responsable de retener el agua en el estrato córneo y la formación de ácidos orgánicos transurocánico y pirrolidona-5 carboxílico, responsables de mantener el pH ácido en el estrato córneo. El déficit de filagrina va a alcalinizar el pH de la piel, lo que conlleva una liberación de medidadores proinflamatorios por los queratino- Programa ACTION • Dermatitis atópica 31 citos(2). Esto, a su vez, va a favorecer la entrada de alérgenos a través de esta piel que tiene su barrera alterada y ya no puede ejercer su función eficazmente. En los pacientes con DA se encuentran con mayor frecuencia mutaciones en el gen de la filagrina. Pero, aunque no haya mutaciones en el gen de la filagrina, sí que se sabe que en las lesiones de dermatitis aguda de la DA hay una inflamación predominantemente Th2 en respuesta a la entrada de antígenos externos a través de la barrera cutánea alterada, y esto reduce de forma significativa la expresión de filagrina. Por todo ello, es muy importante en un primer escalón restablecer el buen funcionamiento de la barrera epidérmica, ya que cualquier alteración va a desencadenar una cascada de factores que actuarían como un círculo vicioso en la evolución y agravamiento de las lesiones. También cabe destacar que los pacientes con mutaciones en el gen de la filagrina presentarán mayor gravedad clínica, un inicio más temprano, mayor persistencia de la DA en el adulto y favorecerá en un futuro que el paciente tenga mayor posibilidad de padecer asma, rinitis alérgica o alergias alimentarias, así como 10 veces más riesgo de padecer eccema herpeticum(2). LOS CUIDADOS BÁSICOS DE LA PIEL Los cuidados básicos de la piel son la primera estrategia para protegerla, prevenir y eliminar las infecciones, y de esta forma normalizar la respuesta inmunológica y la inflamación. El baño aporta hidratación a la piel retirando las escamas, costras y sustancias irritantes, como pueden ser el sudor y los alérgenos(3). La aplicación de emolientes tras el baño es crucial para mantener una hidratación más prolongada, porque el agua se evapora fácilmente en la piel, resultando una gran pérdida de agua transepidérmica. Las recomendaciones para el baño serían una vez al día lo máximo, y no debe exceder los 5-10 minutos, incluso mejor si es ducha. Si se prolonga más, algunos estudios indican que se produce alteración de la barrera cutánea. Se debe realizar un secado suave, sin frotar, con toallas que no raspen. Se recomienda el agua caliente o tibia (2730 °C) para evitar temperaturas extremas. Los datos sobre el uso de aditivos en el baño para el tratamiento de la DA son limitados(4). En la DA, la piel tiene una predisposición a aumentar su pH, y esto tiene varios efectos en la barrera cutánea: descamación de corneocitos, inducción de la inflamación, secreción de cuerpos lamelares y alteración de la defensa antimicrobiana. 32 Tratamiento del brote leve-moderado: hidratación en profundidad y reparación… Las sustancias limpiadoras sin jabón, como los syndets y soluciones acuosas, que contienen un pH neutro o bajo son menos alergénicas, no irritan y no llevan fragancias, por lo que son muy recomendables. Los limpiadores con jabón, con elevado pH y que contienen surfactantes deben evitarse porque pueden causar sequedad de la piel, irritación y dermatitis de contacto. Los limpiadores con antisépticos no son recomendados debido a su duración limitada de acción y no está comprobada su efectividad. FACTORES DESENCADENANTES Reconocer los factores desencadenantes o que exacerban los brotes también es un paso importante para hacer una evitación personalizada. Estos factores pueden variar con la edad, el ambiente y con cada estilo de vida social y cotidiano. El clima, la polución, la ropa, la presencia de ácaros del polvo en las casas, cosméticos, ciertas comidas, cambios de dieta, estresantes picológicos (sudor, infecciones…), el estrés emocional y cambios bruscos de temperatura son ejemplos de ello. En un estudio reciente multicéntrico se observó que los desencadenantes más frecuentes eran los perfumes y productos de higiene personal, seguidos por la ropa, los ácaros del polvo y los cambios bruscos de temperatura(5). En cuanto a la alimentación, hay escasa evidencia sobre la influencia de la dieta sobre la atopia. Algunos autores piensan que determinados alimentos en menores de 2 años pueden influir posteriormente en la parición de DA, como pueden ser el huevo, la leche de vaca, los cacahuetes, el trigo y la soja, por lo que sería mejor evitarlos en edades tempranas. El uso de prebióticos, probióticos y simbióticos está muy controvertido, y hay poca evidencia de sus resultados. Deberían evitarse dietas ricas en ácidos grasos poliinsaturados y consumir dietas ricas en antioxidantes. Los suplementos con ácidos grasos omega-3 y 6 podrían ser beneficiosos en la prevención de la DA. De cualquier forma, la dieta debe ser variada y no hacer restricciones excesivas para evitar problemas de desnutrición(6). La vitamina D también aumenta la expresión de la filagrina, y en paciente con DA y déficit de vitamina D mejora la evolución del proceso si se dan suplementos. Programa ACTION • Dermatitis atópica 33 XEROSIS Un punto importante a destacar entre las medidas que se deben seguir es una buena hidratación de piel, ya que la xerosis es un síntoma cardinal en la DA, resultante de la disfunción de la barrera epidérmica. Los emolientes son imprescindibles para el control a largo plazo de la DA. Estos se usan para combatir la xerosis y la pérdida de agua transepidérmica, y los agentes tradicionales contienen diferentes cantidades de emolientes, oclusivos y/o humectantes. Aunque estos a menudo contienen agua, solo ofrecen un efecto transitorio, mientras que otros componentes aportan los principales beneficios. Los emolientes (p. ej.: glicol, gliceril estearato) lubrican la piel, los agentes oclusivos (p. ej: vaselina, dimeticona, aceites minerales) forman una capa que retarda la evaporación del agua, mientras que los agentes humectantes (p. ej.: glicerol, ácido láctico y urea) atraen y retienen el agua. El aceite de girasol destilado, rico en ácidos grasos esenciales, sobre todo ácido oleico y ácido linoleico, es muy beneficioso en cuanto al cuidado de la piel atópica. Estos favorecen la expresión de la filagrina, mejorando la función de la barrera epidérmica, reduciendo la inflamación y potenciando el metabolismo lipídico. De esta forma también reducen la colonización por Staphylococcus aureus y la mayor vulnerabilidad a sus toxinas, rompiendo ese círculo vicioso que comentábamos. Por otra parte, una buena hidratación se considera un gran ahorrador de corticoides, ya que evitamos de alguna forma que se inicie el brote o, por lo menos, disminuir el número de ellos. La aplicación de emolientes que es importante que se realice después del baño porque es cuando mayor pérdida de agua puede haber. Si con una aplicación al día de emolientes observamos que la piel todavía se aprecia muy seca, sería conveniente repetir la aplicación, es decir, dos veces al día. Se debe aplicar de forma generosa. En caso de estar en brote agudo no es conveniente aplicar el emoliente en esas zonas, ya que puede irritar más la piel, y volveremos a aplicarlo cuando disminuya la sintomatología (5). En los niños hay que evitar emolientes con ureas porque les aumenta el prurito. Sin embargo, hay emolientes, como el Dermaveel�, que contienen ingredientes activos, como la ectoína, que actúan de forma sinérgica aliviando los síntomas tanto a nivel del prurito como de la inflamación y la sequedad, que están entre el corticoide tópico y los emolientes. En definitiva, los ensayos clínicos han demostrado que la hidratación de la piel disminuye los signos y síntomas de la DA, incluyendo el prurito, el eritema, la fisuración y la liquenificación. 34 Tratamiento del brote leve-moderado: hidratación en profundidad y reparación… PRURITO El prurito es el síntoma dermatológico predominante en la DA y representa uno de los grandes retos para el profesional que lo trata. El impacto clínico del prurito afecta tanto al dominio físico como al dominio emocional y psicológico, tanto en el niño como en sus familiares. Presenta un efecto negativo sobre su calidad de vida, ya que reduce su calidad de sueño e interfiere en su actividad diaria en el colegio y en su relación con los demás. La piel de estos niños presenta una mayor pérdida de agua, menor hidratación y menor función reguladora para protegerla. El rascado por el intenso prurito altera una barrera cutánea ya dañada y agrava más la situación, permitiendo la penetración de alérgenos y antígenos microbianos por las grietas que se producen. Poco a poco, el daño crónico causado por el rascado incontrolado lleva a infecciones y formación de cicatrices y posteriormente se asociará a la marcha atópica, con mayor riesgo de asma y rinitis alérgica en etapas posteriores de la vida si no se trata correctamente. Por tanto, el control del prurito es otro de los pilares en el tratamiento de la DA, y debe ser el objetivo terapéutico prioritario para los lactantes y niños que la padecen. La fisiopatología del prurito no está clara. Se sabe que en la patogenia de los trastornos cutáneos exacerbados por el estrés, como la DA, participan neuropéptidos con actividad tanto a nivel cerebral como de piel. Se piensa que la sustancia P, un neurotransmisor que juega un papel fundamental en la transmisión del dolor periférico y central, contribuye a la transmisión del picor central a través de su receptor de neuroquinina I(7). La sustancia P produce un aumento de los leucotrienos; por ello, se ha pensado que los antileucotrienos, como el montelukast, podrían ser beneficiosos para su control. También se ha utilizado el cromoglicato disódico, pero no por su papel de estabilizador del mastocito, sino como inhibidor de la activación de las fibras nerviosas que recogen la sensación del prurito. Se suele pautar en emulsión en concentraciones que oscilan entre el 1-10%, obteniéndose mejores resultados con mayores concentraciones. Es bien tolerado y no presenta efectos adversos(6). Sin embrago, parece ser que la histamina no es el determinante principal en el prurito atópico. Los antagonistas del receptor de la histamina 1 en las dosis habituales no suelen ser eficaces para el control del picor crónico asociado a la DA. Las guías actuales solo recomiendan el uso de antihistamínicos orales con efecto sedante para mejorar el sueño. Como el prurito se piensa que es debido a la inflamación, además de la aplicación de emolientes en piel sana, cuando aparezcan los primeros signos de brote Programa ACTION • Dermatitis atópica 35 deberá aplicarse tratamiento farmacológico para evitar lo antes posible que se inicie el ciclo picor-rascado-lesión. No debería utilizarse antihistamínicos tópicos, porque, además de no ser efectivos, pueden sensibilizar y provocar irritación. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO El tipo de tratamiento farmacológico que debemos pautar dependerá de la localización de las lesiones, tipo de eccema (agudo, subagudo, crónico) y grado de afectación. Los corticoides tópicos son el tratamiento de elección que se ha utilizado durante mucho tiempo y siguen siendo los más utilizados. Si las lesiones son en cara (sobre todo párpados y perioral), cuello o pliegues, utilizaremos corticoides de baja potencia. Si las lesiones son agudas y exudativas, emplearemos corticoides de potencia media y en excipientes poco grasos, como las emulsiones o las cremas. En placas eccematosas más crónicas emplearemos corticoides potentes y en excipientes más grasos, como las pomadas o los ungüentos(5, 7). El corticoide se aplicará en poca cantidad, solo en zona con lesión y el tiempo necesario, sin exceder los 7-10 días en general para evitar efectos secundarios. El uso habitual de la combinación de antibiótico tópico con corticoide no es recomendable; en todo caso, utilizarlas en un corto espacio de tiempo (7 días), en lesiones no muy extensas y al inicio del tratamiento, para después pautar corticoide solo. Si el área es extensa y requiere antibiótico, mejor pautarlo vía oral. El uso indiscriminado del tratamiento antibiótico tópico puede llevar a resistencias y a sensibilizaciones del producto, como ha pasado con la gentamicina y la neomicina(6). En los últimos años ha aparecido un nuevo arsenal terapéutico, los inmunomoduladores tópicos. Los inhibidores de la calcineurina, el tacrolimus y el pimecrolimus son eficaces y seguros en el tratamiento de la DA. Estos fármacos actúan inhibiendo la síntesis de citoquinas proinflamatorias. Solo están aprobados para ser utilizados en la DA y se utilizan como alternativa a los corticoides tópicos, aunque son más lentos. No se deben dar en menores de 2 años. El tacrolimus es un derivado macrólido que se utiliza vía sistémica como fármaco inmunosupresor en pacientes trasplantados desde finales de los 80. En el año 2000 se comercializa su presentación vía tópica en pomada al 0,03% y al 0,1% para el tratamiento de la DA moderada-severa en mayores de 2 años el primero 36 Tratamiento del brote leve-moderado: hidratación en profundidad y reparación… y en adultos el segundo. En el 2001 aparece el pimecrolimus en crema al 0,1%, un derivado de la ascomicina, para uso en DA leve-moderada en mayores de 2 años. En un principio se asoció el tratamiento con inhibidores de la calcineurina con un aumento de linfomas, pero hasta la fecha no ha habido ningún estudio que lo demuestre y no parece que realmente haya una asociación. Son medicaciones bastantes seguras y eficaces, siendo ahorradores de corticoides. El principal efecto secundario del tacrolimus es que, en ocasiones, puede provocar una irritación que dura entre 30-90 minutos, pero con las sucesivas aplicaciones desaparece en 1 semana. En algunos pacientes puede dar un síndrome pseudogripal, pero es muy poco frecuente. Solo se absorbe en piel afecta y las concentraciones sanguíneas son insignificantes. Sus ventajas están en que no provoca atrofia cutánea ni púrpura, se puede aplicar con mayor seguridad en zonas como párpados, cara y pliegues. No presenta taquifilaxia. Su mayor inconveniente es el precio. La pauta de tratamiento sería la aplicación dos veces al día durante 3 semanas y después una vez al día hasta la desaparición de los síntomas. Los estudios indican que la actividad antiinflamatoria del tacrolimus se puede comparar a la de los corticoides de potencia media, mientras que la actividad del pimecrolimus es menos potente que la del tacrolimus. Ambos son efectivos en el tratamiento del prurito asociado que sufren estos pacientes. TRATAMIENTO PROACTIVO Cuando desaparecen las lesiones activas, la piel del paciente atópico todavía presenta inflamación subclínica; por ello, además de una adecuada hidratación, se puede realizar lo que se llama un “tratamiento proactivo”. Este consiste en aplicar el tacrolimus una vez al día dos veces por semana durante 6-8 semanas en las zonas donde suelen aparecer los brotes, como pudieran ser huecos poplíteos o cubitales, si es el caso. De esta forma se espacian los periodos libres de enfermedad, y están sobre todo indicados cuando el paciente presenta más de cuatro brotes al año(4, 6). ADHERENCIA AL TRATAMIENTO A pesar de que muchos de los padres aseguran un seguimiento de las medidas de higiene e hidratación y de las pautas de tratamiento, se han realizado estudios donde se pone de manifiesto que solo un 37% aplicaba los fármacos Programa ACTION • Dermatitis atópica 37 tópicos desde el principio hasta el final, con lo que muchos no lo terminan, y otro porcentaje lo hace cuando puede o cuando se acuerda. Será importante averiguar el porqué de estos problemas de adherencia al tratamiento, quizá por el temor a los efectos secundarios de los corticoides o a la falta de información sobre cómo aplicarlos. Es necesario que se realicen programas educativos dirigidos a mejorar el conocimiento de la enfermedad y de los riesgos/beneficios asociados a los tratamientos farmacológicos, y enfatizar sobre la importancia de realizar el tratamiento y medidas diarias de forma regular(8). BIBLIOGRAFÍA 1.Madison KC. Barrier function of the skin: ”la raison dëtre” of the epidermis. J Invest Dermatol. 2003;121:231-41. 2.Armengol-Carbo M, Hernández-Martín A, Torrelo A. Filagrina: papel en la barrera cutánea y en el desarrollo de patología. Actas Dermosifiliogr. 2015;106(2):86-95. 3.Jung Eun K, Hyun Jeong K, Bark-Lynn L, Kyung Ho L, Seung Phil H, Yong Hyun J, et al. Consensus Guidelines for the treatment of Atopic Dermatitis in Korea (part 1). General management and topical treatment. Ann Dermatol. 2015 Oct;27(5):563-77. 4.Eichenfield LF, Tom WL, Berger TG, Krol A, Paller AS, Schwarzenberger K, et al. Guidelines of care for the management of atopic dermatitis. J Am Acad Dermatol. 2014 jul;116-32. 5.Torrelo A. Dermatología en Pediatría general. Biblioteca Aula Médica. Libros princeps. 2004. 6.G. Garnacho-Saucedo G, Salido-Vallejo R, Moreno-Giménez JC. Actualización en dermatitis atópica. Propuesta de algoritmo de actuación. Actas Dermosifiliogr. 2013;104(1):4-16. 7. Blume-Peytavi U, Metz M. Atopic dermatitis children. treatment of pruritus. articulo de revisión. Journal of European Academy of Dermatology and Venereology. 2012 Nov;26(supl. 6). 8.Ortiz FJ, Torrelo A, De Lucas R, González MA, Alomar A, Vera A, et al. Dermatitis atópica desde la perspectiva del paciente: desencadenantes, cumplimiento de las recomendaciones médicas y control de la enfermedad. Estudio DATOP. Actas Dermosifiliogr. 2014;105(5):487-96. 38 Tratamiento del brote leve-moderado: hidratación en profundidad y reparación… Formación en Pediatría General Ac t ua l i z ac i ó n Clínic a y Ter a péut ic a Tratamiento del brote moderado-severo Dr. José Antonio Couceiro Gianzo INTRODUCCIÓN La dermatitis atópica es una enfermedad cutánea inflamatoria pruriginosa crónica, más frecuente en niños, que sigue un curso en brotes y a menudo se asocia con niveles elevados de IgE e historia familiar de alergia tipo I, rinitis alérgica y asma. Se estima una prevalencia de dermatitis atópica de alrededor de un 17-18% de la población, aunque solo un 15-37% de ellos tienen un diagnóstico médico, y de estos, aproximadamente un 20% tiene una forma moderada y un 2% severa(1). Existen diferentes escalas para definir la severidad de la dermatitis atópica, entre ellas la Severity Scoring of Atopic Dermatitis o índice SCORAD y la Eczema Area and Severity Index o EASI, ambas utilizadas ampliamente para estandarizar ensayos clínicos, pero con escaso empleo rutinario en la práctica clínica, donde la severidad se describe más frecuentemente de acuerdo con la presencia de lesiones cutáneas extensas y repercusión física y/o emocional que compromete la calidad de vida. La dermatitis atópica que aparentemente no responde a emolientes o corticoides tópicos de mediana potencia (clase VI y VII) se considera difícil de tratar o refractaria al tratamiento. En estos casos es importante la elaboración de una historia clínica completa que permita una reevaluación del diagnóstico inicial considerando otras condiciones que pueden ser confundidas con dermatitis atópica. Los criterios diagnósticos de Programa ACTION • Dermatitis atópica 39 Hanifin y Rajka (tabla 1) y los más valorados criterios del Reino Unido (tabla 2) son actualmente los más empleados. La distribución atípica de las lesiones, la ausencia de prurito, la respuesta insuficiente a tratamientos tópicos adecuados, los antecedentes clínicos personales de infecciones sistémicas o síntomas gastrointestinales o los antecedentes familiares significativos deben alertar sobre diagnósticos alternativos, como enfermedades autoinmunes, inmunodeficiencias, déficits nutricionales o linfoma cutáneo de células T (tabla 3). Tabla 1. Criterios diagnósticos de DA El diagnóstico requiere al menos de tres criterios mayores más tres menores Criterios mayores 1. Prurito con o sin excoriación. 2. Liquenificación y linealidad flexural en adultos. Dermatitis de cara y superficie extensora en los niños. 3. Dermatitis crónica o recurrente. 4. Historia familiar o personal de atopia (asma, rinoconjuntivitis, urticaria de contacto, dermatitis atópica) respiratoria o cutánea. Criterios menores • Xerosis. • Ictiosis/palmas hiperlineales/queratosis pilar. • Edad de comienzo temprano. Susceptibilidad a infecciones cutáneas bacterianas y virales. • Dermatitis de manos y pies. • Eccema de pezón. • Queilitis. • Conjuntivitis recurrente. • Pliegue infraorbitario. • Oscurecimiento periorbital. • Palidez facial/eritema facial. • Eritrodermia. • Pitiriasis alba. • Pliegue anterior del cuello. • Acentuación perifolicular. • Dermografismo blanco/blanqueamiento retardado. • Daño a la inmunidad celular. • Queratocono. • Catarata subcapsular anterior. Hanifin y Rajka (1980). Modificados en 1997 por The Joint Task Force on Practice Parameters. (AAAAI, ACAAI, JCAAI). 40 Tratamiento del brote moderado-severo Tabla 2. Criterios del Reino Unido para el diagnóstico de DA (1994) Lesiones de la piel con prurito durante el último año, más al menos tres de los siguientes criterios 1. H istoria de dermatitis en pliegues. 2. Antecedente personal de rinitis o asma (o historia de un familiar de primer grado con enfermedad atópica para los menores de 4 años). 3. Comienzo de la enfermedad antes de los 2 años. 4. Signos de dermatitis de los pliegues (o compromiso de cara o cuero cabelludo en menores de 4 años de edad). TABLA 3. Diagnóstico diferencial Características Entidades Dermatosis crónicas Dermatitis seborreica Escamas amarillentas y untuosas. Prurito ausente. Presente desde los 15 días de vida hasta los 3 a 6 meses. Cuero cabelludo, zona centrofacial y caudal. Dermatitis de contacto irritativa Agente irritante primario: dermatitis por saliva y dermatitis simple del pañal. Lesiones localizadas. Psoriasis Poco frecuente en niños pequeños. Agente sensibilizante: níquel, cromo, tatuajes con henna. Pitiriasis rubra pilaris Queratodermia palmo-plantar amarillo-anaranjada. Pápulas foliculares en la superficie de extensión de los miembros. Infecciones Escabiosis o sarna eccematizada Túneles. Epidemiología y distribución característica de las lesiones. Lesiones pápulo-vesiculosas, palmo-plantares. Puede observarse compromiso interdigital y muñecas. Es frecuente observar la enfermedad en otros miembros de la familia. Programa ACTION • Dermatitis atópica 41 TABLA 3. Diagnóstico diferencial (continuación) Características Entidades Dermatoficias de la piel lampiña Lesiones eritematoescamosas pruriginosas, anulares, con bordes netos. El crecimiento es centrífugo y la curación central. Impétigo Infección bacteriana superficial de la piel. Puede ser costroso o ampollar. SEPE: síndrome estafilocócico de la piel escaldada Exantema eritematoso y ampollar seguido de una descamación residual, provocado por las toxinas epidermolíticas A y B de Staphylococcus aureus. Exantema asimétrico periflexural de la infancia (exantema laterotorácico, APEC) Niños de 1 a 4 años. Comienzo unilateral, erupción eccematosa morbiliforme o escarlatiniforme, más frecuente en invierno y primavera. Trastornos congénitos Sindrome de Netherton Ictiosis linear circunfleja. Dermatitis eccematoide pruriginosa. Tricorrexis invaginata. Queratosis pilar familiar Pápulas hiperqueratósicas foliculares. Ictiosis vulgar Herencia de DA. Prurito mínimo o ausente. Incidencia 1/250. No es congénita. Escamas más notables en la superficie de extensión de los miembros e hiperlinearidad palmo-plantar. Disminución o ausencia de filagrina o su precursor, profilagrina. Inmunodeficiencias Síndrome de Wiscott-Aldrich Trombocitopenia. Dermatitis eccematoide. Infecciones recurrentes. 42 Tratamiento del brote moderado-severo TABLA 3. Diagnóstico diferencial (continuación) Entidades Síndrome de hiper-IgE Características Dermatitis eccematoide. IgE > 5.000 U. Infecciones cutáneas y sistémicas recidivantes. Eosinofilia periférica marcada. Inmunodeficiencia combinada severa (deficiencia inmunitaria humoral y celular) Eritrodermia. Trastornos metabólicos Acrodermatitis enteropática (déficit de Zn) Fenilcetonuria (acumulación de fenilalanina) Dermatitis periorificial y acral. Paroniquia. Alopecia. Diarrea. Dermatitis inespecífica. Hipopigmentación. Cambios esclerodermiformes. Pelagra (déficit de niacina) Dermatitis de distribución particular. Déficit de carboxilasas (déficit de utilización de la biotina) Demencia Diarrea. Dermatitis eccematoide periorificial. Alopecia. Acidosis metabólica. Hiperamoniemia. Otros Dermatitis herpetiforme Pénfigo foliáceo Injerto vs. huésped Dermatomiositis Linfomas T cutáneos Programa ACTION • Dermatitis atópica 43 En más de un 50% de los pacientes remitidos al especialista por fracaso del tratamiento se identifica como causa principal su administración inadecuada, por lo que las medidas dirigidas a una mejor información y adherencia son primordiales. Algunos factores ambientales pueden resultar exacerbantes y deben ser descartados, como la excesiva sequedad o calor ambiental, la xerosis o la exposición a sustancias irritantes (suavizantes, detergentes, jabones). Otros motivos a considerar como posibles causas del fracaso en el tratamiento son las reacciones de hipersensibilidad al mismo, las infecciones cutáneas secundarias, la concomitancia de alérgenos alimentarios o aeroalérgenos y determinados factores psicosociales. Tanto los principios activos como los adyuvantes pueden producir una irritación química directa o por hipersensibilidad inmune. Los emolientes que contienen urea, el tacrolimus y el pimecrolimus, algunos antibióticos tópicos (bacitracina, neomicina), así como los tioles, aminas primarias, alquenos y halogenados de alquilo, producen respuestas de hipersensibilidad retardada. Entre ellos destacan el propilenglicol, formaldehído y sesquiolato de sorbitán, además de estabilizadores químicos, como etilenadiamina, e incluso corticoides halogenados (butirato 17 hidrocortisona y valerato 17 betametasona). En cualquier caso, los más frecuentemente implicados son el sulfato de níquel, la fragancia mix I, la p-fenilenedinamina, el tiomersal y el cloruro de cobalto. Las infecciones secundarias pueden exacerbar la dermatitis atópica. Debemos considerar por su frecuencia la posible sobreinfección por Staphyloccocus aureus, además de Streptoccocus A o C, virus del herpes simple (VHS) y, cuando se localizan en cara y cuello, Malassezia, aunque esta última es más frecuente en niños con dermatitis seborreica. Los brotes inducidos por alimentos pueden estar implicados con dermatitis atópica moderada o severa hasta en un tercio de los lactantes y en un 5-10% del resto de los niños, por lo que sobre todo los menores de 3 años podrían beneficiarse de una prueba de exclusión(2). El polvo doméstico y otros aeroalérgenos pueden desencadenar también brotes de dermatitis atópica y las medidas dirigidas a su control pueden, por tanto, reducir su severidad. 44 Tratamiento del brote moderado-severo Algunos aspectos psicosociales que puedan implicar estrés emocional, tales como frustración, ansiedad, disfunción familiar, bullying y otros, deben ser también considerados. A pesar de su curso natural en brotes, la mayoría de los pacientes presentan mejoría clínica y control de su enfermedad con intervenciones no farmacológicas (empleo de emolientes), terapia convencional tópica (corticoides e inhibidores de la calcineurina) y, cuando es preciso, modificaciones ambientales y ocupacionales. La fototerapia se recomienda cuando fracasan las medidas anteriores. Los agentes inmunomodulares sistémicos están indicados y recomendados en casos en que los regímenes tópicos optimizados con emolientes, terapia antiinflamatoria tópica y/o fototerapia no controlan adecuadamente los signos y síntomas de la enfermedad y se ha descartado dermatitis de contacto. La fototerapia también puede emplearse en pacientes cuya situación médica, física y/o psicológica están afectadas de forma importante e influyen en su vida laboral, escolar o de relación. Los datos científicos revelan que, a pesar de su uso frecuente, los antihistamínicos y antibióticos sistémicos parecen ser beneficiosos solo en determinadas circunstancias. FOTOTERAPIA Los tratamientos con luz ultravioleta son tratamientos de segunda línea en formas severas del adulto y adolescente, de uso restrictivo en niños, aunque de probable similar efectividad y tolerancia(3). Múltiples formas de fototerapia son beneficiosas: luz solar, ultravioleta de banda estrecha (UVB-BE), ultravioleta A1 (UVA1), psoralenos tópicos y sistémicos con psoraleno ultravioleta A (PUVA), ultravioleta A de banda ancha (UVA-BA), ultravioleta B de banda ancha (UVB-BA), ultravioleta A y ultravioleta B (UVAB) y terapia Goeckerman UVB-BA con carbón crudo, pero no es posible determinar cuál es superior. La guía de cuidado para el manejo de la dermatitis atópica de la Academia Americana de Dermatología le atribuye una fuerza de recomendación B y un nivel de evidencia II. Aunque no se pueden hacer recomendaciones definitivas entre las diversas formas de fototerapia en términos de eficacia, la luz solar parece menos efectiva que las fuentes artificiales de luz. Las últimas revisiones sistemáticas apoyan Programa ACTION • Dermatitis atópica 45 la preferencia de UVA-BE y UVA1 en el tratamiento de la dermatitis atópica. UVB-BE estrecha la longitud de onda alrededor de los 311 nm y UVA1 limita la emisión a 300-400 nm. Aunque UVB-BE es, en general, el más frecuentemente recomendado, UVA1 podría ser más efectivo en los casos de exacerbaciones agudas. Para UVA1 se recomiendan dosis medias de 65 J/cm2 (máximo 130 J/cm2) y luz fría para evitar un excesivo calentamiento de la piel. UVA-BA y UVAB tienen riesgos aumentados de efectos secundarios, y UVAB puede además tener problemas de disponibilidad. En general, las dosis se individualizan de acuerdo con la dosis productora de mínimo eritema y los tipos cutáneos de Fitzpatrick. Los protocolos y sus actualizaciones deben ser realizadas y revisadas por un médico experto en técnicas de fototerapia. Muchas variables pertinentes determinan la modalidad de luz elegible para un paciente determinado, y se deben conocer y considerar factores clave de la historia y exploración física del paciente. La fototerapia se puede administrar de forma intermitente o más continuadamente como mantenimiento en la enfermedad refractaria o crónica. Se puede emplear como monoterapia o en combinación con emolientes y esteroides tópicos. Su administración con inhibidores de la calcineurina es cuestionable porque su ficha técnica sugiere limitar la exposición a la luz natural y artificial durante su uso. La fototerapia podría disminuir la necesidad de esteroides tópicos y del empleo de un inmunomodulador tópico. La incidencia real de eventos adversos de la fototerapia en la dermatitis atópica es desconocida, pero se estima baja. Se debe ser cauteloso, como con cualquier otro tratamiento, y recordar que las diferentes formas de fototerapia tienen distintos patrones de riesgo que el clínico debe conocer. Entre los efectos adversos más comunes a considerar se encuentran el daño actínico, la inflamación y eritema local, el prurito y las quemaduras. Menos comunes son el cáncer de piel, el melanoma (especialmente con el empleo de PUVA), los léntigos, las erupciones por fotosensibilidad (especialmente erupción polimorfa por luz), la foliculitis, la fotoonicolisis, la reactivación de herpes zóster y la hipertricosis facial. Las cataratas se relacionan con terapia UVA, y la adición de psoralenos orales a UVA frecuentemente produce cefalea, náuseas y vómitos, y más raramente hepatotoxicidad. La fototerapia en niños y adolescentes que no responden a tratamientos tópicos multimodales es apropiada. Aunque no existen estudios de efectos adversos a largo plazo en niños con dermatitis atópica tratados con fototerapia, varios 46 Tratamiento del brote moderado-severo estudios documentan su seguridad y efectividad tanto para fototerapia UVA como UVB. La UVB-BE entre 311 y 313 nm es segura y efectiva, y más fácil de administrar y segura que PUVA. La longitud de onda y la pauta de tratamiento deben individualizarse. Algunos aspectos psicosociales, tales como el miedo a las lámparas y máquinas, y las incertidumbres y temores de los padres deben tenerse en consideración en la edad pediátrica. En determinadas circunstancias puede ofrecerse la fototerapia UVB-BE ambulatoria, que ha mostrado buenos resultados (C-III). Aunque los diferentes tipos de láser y la fototerapia extracorpórea se han empleado con diferentes resultados en pacientes con dermatitis atópica severa, en este momento no se recomiendan como tratamientos rutinarios. AGENTES SISTÉMICOS Están indicados y recomendados en dermatitis atópica cuando los tratamientos tópicos optimizados y/o la fototerapia no consiguen un adecuado control de la enfermedad o ante un deterioro de la calidad de vida del niño. Distinguiremos entre inmunosupresores sistémicos, biológicos y otras opciones terapéuticas. Entre los inmunosupresores sistémicos, los más empleados y eficaces son la ciclosporina, la azatioprina, el metotrexato, el mofetil micofenolato, los corticoides sistémicos y la leflunomida. La escasez de estudios comparativos hace difícil determinar su eficacia relativa. Entre los biológicos existen series con omalizumab, rituximab, infliximab, alefacept, etanercept, interferón-gamma, mepolizumab y dupilumab, pero la falta de datos concluyentes impide su recomendación rutinaria. INMUNOSUPRESORES SISTÉMICOS Ciclosporina A Es un inhibidor de la calcineurina que bloquea la activación de las células T y reduce la producción de interleukina-2. Se considera una opción de tratamiento off-label efectivo para niños con dermatitis tópica refractaria a tratamiento tópico convencional. La guía de cuidado para el manejo de la dermatitis atópica de la Programa ACTION • Dermatitis atópica 47 Academia Americana de Dermatología le atribuye una fuerza de recomendación B y un nivel de evidencia I-II(4). Su efecto aparece entre las 2-6 semanas del inicio de su administración. Las dosis pediátricas oscilan entre 3 y 6 mg/kg/día hasta dosis entre 150 y 300 mg/día en el adulto. El empleo de dosis iniciales mayores se ha relacionado con un control más rápido y de una superficie corporal afecta más extensa, en concomitancia con una mejoría de aspectos relacionados con la calidad de vida, como el prurito y las alteraciones del sueño. En cualquier caso, las dosis inicial y de mantenimiento deben establecerse considerando diversos factores, entre los que se incluyen la severidad de la enfermedad y otras morbilidades. La formulación en microemulsión ha demostrado un comienzo de acción más rápido y una mayor eficacia inicial frente a las formulaciones convencionales. La ciclosporina debe pautarse dividida en dos dosis y administrarse a la misma hora cada día. La eficacia a largo plazo no ha podido determinarse, aunque los protocolos con dosis menores a largo plazo han mostrado que pueden ser efectivos. En general, una vez obtenido y sostenido el aclaramiento del brote, debe interrumpirse la administración de ciclosporina, y mantener la remisión con emolientes, productos tópicos y/o fototerapia. La ciclosporina A tiene un perfil de efectos adversos conocido que deben ser monitorizados (infecciones, nefrotoxicidad, hipertensión, tremor, hipertricosis, cefalea, hiperplasia gingival, incremento del riesgo de cáncer cutáneo y linfoma). En Pediatría se ha comprobado que tanto los tratamientos de largo plazo durante 12 meses como los intermitentes de corto plazo de 3-6 meses son eficaces, pero debe considerarse individualmente la mejor eficacia y efectos sostenidos en la administración continua y la prescripción de las dosis menores eficaces. Azatioprina Es un análogo de purina que inhibe la producción de ácido desoxirribonucleico (ADN) y la proliferación de las células T. Puede ser recomendado para el tratamiento off-label de la dermatitis atópica refractaria. La guía de cuidado para el manejo de la dermatitis atópica de la Academia Americana de Dermatología le atribuye una fuerza de recomendación B y un nivel de evidencia II. Varios estudios han demostrado su eficacia en monoterapia para mejorar tanto la calidad de vida como los signos y síntomas de la enfermedad. 48 Tratamiento del brote moderado-severo La dosis pediátrica más comúnmente empleada es 2,5 mg/kg/día en una sola toma, con un amplio rango hasta dosis máximas de 4 mg/kg/día. Sus efectos secundarios son bien conocidos: náuseas, vómitos y otros gastrointestinales, además de cefalea, reacciones de hipersensibilidad, elevación de enzimas hepáticas y leucopenia. Se recomienda la determinación previa de la actividad de la enzima tiopurinametiltransferasa (TPMT), del recuento de células sanguíneas y de la función hepática. Los niños con niveles mayores de TPMT pueden responder peor al tratamiento y tener un mayor riesgo de hepatotoxicidad, y aquellos con niveles menores de TPMT pueden obtener respuestas clínicas con dosis menores, pero con un riesgo mayor de mielosupresión. La TPMT es una enzima inducible cuyos niveles pueden variar con el tiempo, por lo que, además de la monitorización clínica, del recuento celular y de la función hepática, debe programarse una determinación regular de la actividad TPMT, especialmente en caso de no respuesta o cambios en la respuesta. La actividad TPMT no altera el riesgo de intolerancia gastrointestinal o de síndrome de hipersensibilidad, pero una mayor actividad enzimática reduce el riesgo de mielotoxicidad. Es preferible un incremento gradual de las dosis para maximizar los efectos beneficiosos, limitando sus efectos secundarios. Ocasionalmente se puede precisar de hasta 12 semanas para alcanzar un beneficio clínico completo. En general, una vez obtenido y sostenido el aclaramiento del brote, debe interrumpirse la administración y mantener la remisión con emolientes, productos tópicos y/o fototerapia. No se recomienda la fototerapia concomitante por el riesgo aumentado de daño del ADN y la posible fotocarcinogénesis, especialmente con exposición a UVA. Metotrexato Es un antimetabolito del ácido fólico que bloquea la síntesis de ADN, ARN y las purinas, y puede afectar negativamente a la función de las células T. Varios estudios muestran su seguridad, buena tolerancia y efectividad en el control de la dermatitis atópica severa. Se recomienda off-label en el tratamiento de la dermatitis atópica refractaria. La guía de cuidado para el manejo de la dermatitis atópica de la Academia Americana de Dermatología le atribuye una fuerza de recomendación B y un nivel de evidencia II. Programa ACTION • Dermatitis atópica 49 La dosis oscila entre 7,5 y 25 mg pautadas semanalmente, aunque esta puede dividirse en tres partes suministradas con un intervalo de 12 horas. Puede administrase vía oral, pero debe tenerse en cuenta la mejor biodisponibilidad de la administración parenteral (intramuscular o subcutánea). En cualquier caso, la dosis debe individualizarse para alcanzar y mantener un adecuado control de la enfermedad. El tiempo medio hasta conseguir un efecto máximo es de 10 semanas, con una eficacia mínima posterior tras 1216 semanas de incremento progresivo de la dosis, por lo que en niños que no respondan a dosis suficientes (15 mg/semana) tras 12-14 semanas se debe considerar retirar el tratamiento. En general, una vez obtenido y sostenido el aclaramiento del brote, debe interrumpirse la administración y mantener la remisión con emolientes, productos tópicos y/o fototerapia. Los efectos adversos son conocidos. Las náuseas y otros síntomas gastrointestinales podrían obviarse con su administración parenteral. Otros efectos adversos severos son la supresión medular y la fibrosis pulmonar. La supresión medular puede ser revertida con la reducción o discontinuación de su administración. La fibrosis pulmonar puede producirse a corto o largo plazo, por lo que niños con enfermedad pulmonar previa pueden considerarse no candidatos adecuados y, en cualquier caso, deben realizar estudios de función pulmonar antes del inicio del tratamiento. Se recomienda una suplementación con ácido fólico para reducir la toxicidad hematológica y gastrointestinal. Su dosis oscila entre 1 y 5 mg/día y debe evitarse su administración coincidente con metotrexato. Micofenolato mofetilo Es un inmunosupresor que bloquea la biosíntesis de las purinas por inhibición de la dehidrogenasa de inosinamonofosfato. Es también reconocida como una alternativa de tratamiento sistémico off-label para la dermatitis atópica refractaria. Los datos sobre su eficacia son inconsistentes, pero algunos estudios le atribuyen una eficacia y efectos secundarios comparables al tratamiento con ciclosporina A, con una mayor duración de la remisión clínica tras la interrupción del mismo(5). La guía de cuidado para el manejo de la dermatitis atópica de la Academia Americana de Dermatología le atribuye una fuerza de recomendación C y un nivel de evidencia III. No existen datos suficientes que permitan recomendar dosis y duración óptimas de tratamiento en dermatitis atópica. 50 Tratamiento del brote moderado-severo En niños mayores de 2 años se proponen dosis de 600-1.200 mg/m2, entre los 3 y 12 años de 40-50 mg/kg/día y en adolescentes de 30-40 mg/kg/día. La dosis de adulto oscila de 0,5 a 3 g/día. Se administra por vía oral, dividida en intervalos de 12 horas. No existen datos de eficacia y seguridad a largo plazo, aunque se han publicado estudios de 24 meses sin efectos deletereos. El micofenolato es en general bien tolerado y son los efectos gastrointestinales en forma de náuseas, vómitos y dolores abdominales los efectos colaterales más comunes. Los síntomas gastrointestinales pueden intentarse obviar con las formulaciones con cubierta entérica, y tanto estos como la cefalea y astenia no son dosis-dependientes. Menos frecuentemente pueden producir alteraciones hematológicas (anemia, leucopenia, trombopenia) y genitourinarias (urgencia, poliuria, disuria). Existe también un teórico aumento de la susceptibilidad a infecciones virales o bacterianas y del riesgo potencial de cáncer cutáneo y linfoma. Esteroides sistémicos Aunque los esteroides sistémicos se prescriben para obtener una rápida mejoría de la sintomatología, el efecto rebote y el aumento de la severidad tras la interrupción de su administración, sumados a los efectos adversos potenciales a corto y largo plazo, hacen que los esteroides sistémicos deban ser considerados únicamente como alternativas de tratamiento a corto plazo en tanto en cuanto se inician u optimizan otras terapias sistémicas o fototerapia. Aunque se acepta comúnmente la eficacia de los esteroides sistémicos, pocos estudios la apoyan(6). La guía de cuidado para el manejo de la dermatitis atópica de la Academia Americana de Dermatología le atribuye una fuerza de recomendación B y un nivel de evidencia II. Los esteroides sistémicos no se recomiendan en tratamientos continuados o intermitentes crónicos, pero pueden considerarse para tratamiento agudo transitorio en casos severos, rápidamente progresivos o debilitantes, mientras se inician otros fármacos inmunomoduladores no esteroideos o fototerapia(7). La formulaciones más comúnmente empleadas son prednisona, prednisolona y triamcinolona. Programa ACTION • Dermatitis atópica 51 La dosis debe basarse en la superficie corporal, aunque habitualmente se emplean dosis de 0,5 a 1 mg/kg. Entre los efectos adversos más comunes destacan la hipertensión arterial, intolerancia a la glucosa, gastritis, ganancia ponderal, pérdida de mineralización ósea, supresión adrenal, labilidad emocional y descenso del crecimiento lineal. Debe valorarse la necesidad de profilaxis antibiótica, suplementación de calcio y vitamina D e inmunización de recuerdo. Durante su administración se deben monitorizar la tensión arterial, los exámenes oftalmológicos, la función del eje hipotálamo-hipófiso-adrenal y la velocidad de crecimiento. BIOLÓGICOS Incluyen citoquinas recombinantes, anticuerpos monoclonales y proteínas de fusión que modulan la función inmune. Interferón gamma Es una citoquina fundamental en la cascada del sistema inmune innato y adaptativo que estimula la producción de células natural killer e incrementa la actividad oxidativa de los macrófagos. Puede considerarse un tratamiento alternativo para la dermatitis atópica refractaria que no ha respondido o en los casos de contraindicación a otras terapias sistémicas o fototerapia. La guía de cuidado para el manejo de la dermatitis atópica de la Academia Americana de Dermatología le atribuye una fuerza de recomendación B y un nivel de evidencia II. No existen datos suficientes sobre su eficacia. Las dosis empleadas son similares a las indicadas en la enfermedad granulomatosa crónica y la osteopetrosis maligna. Se administra tres veces por semana por vía subcutánea. Se recomienda una monitorización también similar a la de sus indicaciones de ficha técnica, con bioquímica sanguínea y análisis de orina pretratamiento y cada 3 meses(8). Otros biológicos son: omalizumab (anti-IgE), rituximab (anti-CD20), infliximab (antiTNF-alfa), alefacept (proteína de fusión que se une a CD2 e inhibe la activación de las células T reduciendo selectivamente las células T de memoria), etanercept (proteína de fusión que funciona como un antagonista del receptor TNF), mepolizumab (anti-IL-5), dupilumab (anticuerpo monoclonal humano completo que se une a la subunidad alfa del receptor IL-4). Los datos para determinar su 52 Tratamiento del brote moderado-severo eficacia en el tratamiento de la dermatitis atópica son limitados(9). En la tabla 4 se resumen algunas de las recomendaciones actuales para el tratamiento sistémico de las formas moderadas y severas de dermatitis atópica. Tabla 4. Eficacia y seguridad de tratamientos sistémicos para DA moderada-severa Tratamiento Recomendación Ciclosporina A Opción de primera línea para tratamiento a corto plazo. Azatioprina Opción de segunda línea para tratamiento de DA moderada-severa. Metotrexato Tratamiento de tercera línea en adultos con DA severa. Interferón gamma Tratamiento de tercera línea en adultos con DA severa. Micofenolato mofetilo Recomendación débil como tratamiento de mantenimiento de DA severa tras inducción de remisión con ciclosporina A. Corticoides sistémicos No recomendados actualmente para DA moderadasevera. Inmunoglobulina IV No recomendada actualmente para DA severa. Pimecrolimus sistémico Puede ser una opción terapéutica de uso a corto plazo para DA moderada-severa. Medicina tradicional china No recomendada actualmente para DA moderadasevera. Mycobacterium vaccae No se recomienda para el tratamiento de DA severa. Timopentina No se recomienda actualmente para el tratamiento de DA severa. Programa ACTION • Dermatitis atópica 53 OTRAS OPCIONES TERAPÉUTICAS Inhibidores de la calcineurina Únicamente se dispone de tacrolimus en formulación sistémica, y los datos que permitan recomendar su indicación en el tratamiento de la dermatitis tópica son insuficientes. Otros tratamientos sistémicos Inhibidores del factor de necrosis tumoral alfa, inmunoglobulinas intravenosas, teofilina, papaverina y timopentina. Fotoféresis extracorpórea Consiste en la irradiación y reinfusión de las células mononucleares periféricas del paciente tras su exposición a 8-metoxipsoraleno. ANTIBIÓTICOS Aunque se puede aislar Staphylococcus aureus hasta en un 90% de los adultos con dermatitis atópica frente a un 5% de la población sin dermatitis, la relevancia clínica de la colonización parece paciente-dependiente. La apariencia clínica de la infección local activa y de un brote pueden ser difíciles de distinguir, aunque la presencia de exudado purulento y pústulas puede sugerir el diagnóstico de una infección bacteriana secundaria. Aunque el recuento de colonias se reduce tras la administración de antibióticos tópicos o sistémicos, al cabo de días o semanas de su interrupción se alcanzan recuentos similares. Además, la demostración de la persistencia por periodos más prolongados de los antígenos de Staphylococcus tras su erradicación incompleta pudiera estar implicada en un aumento de las resistencias bacterianas. El empleo de antibióticos sistémicos no se recomienda en el tratamiento de la dermatitis atópica no infectada. Los antibióticos sistémicos son apropiados y pueden recomendarse para su uso en niños con evidencia clínica de infección bacteriana junto a otros tratamientos estándar apropiados para la dermatitis atópica (incluyendo corticoides tópicos). Por otra parte, aunque la infección por VHS o eccema herpético es menos frecuente, se trata de una urgencia dermatológica por su gran morbilidad y requiere tratamiento con antivirales sistémicos. 54 Tratamiento del brote moderado-severo La guía de cuidado para el manejo de la dermatitis atópica de la Academia Americana de Dermatología le atribuye a la administración de antibióticos sistémicos en dermatitis atópica no infectada una fuerza de recomendación B y un nivel de evidencia II, en dermatitis atópica infectada A-II y en tratamiento esteroideo tópico concomitante C-III. ANTIHISTAMÍNICOS ORALES No hay evidencia suficiente para recomendar el uso general de antihistamínicos como parte del tratamiento de la dermatitis atópica. Los antihistamínicos con acción sedante a corto plazo e intermitente pueden ser beneficiosos para evitar trastornos del sueño provocados por el prurito, pero no deben reemplazar el tratamiento tópico de la dermatitis. Los antihistamínicos no sedantes no se recomiendan como un tratamiento de rutina en ausencia de urticaria u otras condiciones atópicas, como la rinoconjuntivitis. La guía de cuidado para el manejo de la dermatitis atópica de la Academia Americana de Dermatología le atribuye al uso de antihistamínicos sistémicos sedantes una fuerza de recomendación C y un nivel de evidencia III, y a los no sedantes A-II. BIBLIOGRAFÍA 1.Willemsen MG, Van Valburg RM, Dirven-Meijer PC, Oranje AP, Van der Wouden JC, Mocd H. Determining the severity of atopic dermatitis in children presenting in general practice: and easy and fast method. Dermatol Res Pract. 2009;2009:357046. 2.NIADID- Sponsored Expert Panel. Boyce JA, Assád A, Burks AW, Jones SM, Sampson HA, Wood RA, et al. Guidelines for the diagnosis and management of food allergy in the United States: report of the NIAID-sponsored expert panel. J Allergy Clin Immunol. 2010;126:S1-58. 3.Garritsen FM, Brower MW, Limpens J, Spuls PI. Photo(chemo) therapy in the management of atopic dermatitis and updated systematic review with implications for practice and research. Br J Dermatol. 2014;170:501. 4.Sidbury R, Davis DM, Cohen DE, Cordoro KM, Berger TG, Bergman JN, et al. Guidelines of care for the management of atopic dermatitis. J Am Acad Dermatol. 2014;71:327-49. 5.Haeck IM, Knol MJ, Ten Berge O, Van Velsen SG, De Bruin-Weller MS, BruijnzeelKoomen CA. Enteric-coated mycophenolate sodium versus cyclosporin A as long-term treatment in adult patients with severe atopic dermatitis: a randomized controlled trial. J Am Acad Dermatol. 2011;64:1074-84. Programa ACTION • Dermatitis atópica 55 6.R inger J, Alomar A, Bieber T, Deleuran M, Fink-Wagner A, Gelmetti C, et al. Guidelines for treatment of atopic eczema (atopic dermatitis), part II. J Eur Acad Dermatol Venereol. 2012;26:1176-93. 7. Arkwright PD, Motala C, Subramanian H, Spergel J, Schneider LC, Wollenberg A, et al. Management of difficult-to-treat-atopic dermatitis. J Allergy Clin Inmunol: In Practice. 2013;1:142-51. 8.Spergel JM. Management of severe refractory atopic dermatitis (eczema). UpToDate; 2015 (acceso 31 de diciembre de 2015). Disponible en http://www. uptodate.com. 9.Roekevisch E MD, Spuls PI, Kuester D, Limpens J, Schmitt J. Efficacy and safety of systemic treatments for moderate-to-severe atopic dermatitis: A systematic review. J Allergy Clin Immunol. 2014;133:429-38. 56 Tratamiento del brote moderado-severo Formación en Pediatría General Ac t ua l i z ac i ó n Clínic a y Ter a péut ic a Test de evaluación para acreditación El Programa ACTION es una actividad de FORMACIÓN CONTINUADA y ACREDITADA. Para poder evaluarse y optar al diploma acreditativo deberá dirigirse a la aplicación virtual: www.formacionimc.com Ac t DERMATITIS ATÓPICA ua l Con la colaboración de i z ac i ón Clínic a y Ter a ic a péut Solicitada acreditación a la Comisión de Formación Continuada de las Profesiones Sanitarias de la Comunidad de Madrid-SNS La evaluación se compone de 20 preguntas tipo test con 5 opciones de respuesta, siendo una de ellas la válida. El criterio de evaluación exigido para obtener los créditos correspondientes será el 80% de respuestas correctas. Programa ACTION • Dermatitis atópica 57 19281 PED 06/2016 01 Con la colaboración de