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ISSN 1668 4737 Archivos Departamento de Antropología Cultural IX - 2011 Introducción Olaf Blixen y la mitología comparada americana CIAFIC ediciones Centro de Investigaciones en Antropología Filosófica y Cultural de la Asociación Argentina de Cultura Archivos, Vol. IX - 2011 ISSN 1668 4737 Directora: Dra Ruth Corcuera Miembros del Consejo Editorial: Dr. Eduardo Crivelli - Universidad de Buenos Aires, Argentina Dr. John Palmer - Brookes University, Oxford, Inglaterra Dr. Tadashi Yanai - Universidad de Tenri, Nara, Japón Dra. María Cristina Dasso - Universidad de Buenos Aires, Argentina Archivos es la publicación periódica del Departamento de Antropología Cultural del Centro de Investigaciones en Antropología Filosófica y Cultural (CIAFIC), que por este medio busca servir a la tarea del conocimiento y la reflexión sobre las culturas. Con esta finalidad, tiene como cometido difundir las investigaciones del Departamento, publicar colaboraciones que versen sobre antropología cultural y rescatar trabajos cuyo valor se considera meritorio para la disciplina. 8 2013 CIAFIC Ediciones Centro de Investigaciones en Antropología Filosófica y Cultural Asociación Argentina de Cultura CONICET Federico Lacroze 2100 - (1426) Buenos Aires www.ciafic.edu.ar e-mail: ciafic@fibertel.com.ar Dirección: Lila Blanca Archideo Impreso en Argentina Printed in Argentina Homenaje al Dr. Olaf Blixen INTRODUCCIÓN OLAF BLIXEN Y LA MITOLOGÍA COMPARADA AMERICANA Los estudios de mitología muestran un punto de inflexión en su desarrollo histórico, ya que desde el periodo Romántico, el estudio del mito se encaminó decididamente a su tratamiento comparativo. Esto quiere decir que, aunque los estudios de tipo comparativo fueran abundantes desde tiempo atrás, específicamente desde el siglo XIX hallamos análisis realizados en aras de una mirada general sistematizando la comparación de las diversas tradiciones culturales conocidas. A la vez, el creciente campo de datos relevados en diversas sociedades de todos los continentes fue frecuentemente visitado y cotejado al efecto de responder a los interrogantes de corte filosófico que se planteaban en torno de la naturaleza y función del mito. Esta metodología de trabajo se supo desenvolver en el contexto de distintas escuelas de pensamiento en cuyo seno se trató el tema del mito, o bien de escuelas que fueron desarrolladas en base a trabajos de autores específicos. Nos referimos a corrientes que se conocen bajo denominaciones tales como la escuela “de mitología comparada natural”, la “antropológica”, la “ritualista”, la “funcionalista”, la “simbolista” y la “estructuralista”[1]. La corriente natural o solar-meteorológica surgió de los trabajos de Max Müller (1823-1900). Su denominación se debe a que, para el autor, los mitos se referían, de modos más o menos explícitos, a fenómenos naturales y meteoros tales como la tormenta, el rayo, el sol, la luna. Müller, un filólogo alemán dedicado a los estudios védicos, fue un pionero en el empleo sistemático de los estudios comparados del mito, las lenguas o las religiones. Nacido y formado en Alemania Introducción. Olaf Blixen y la mitología comparada americana, pp.5-32 5 bajo la influencia filosófica de Hegel y Schelling, su estadía en Oxford, originalmente por un corto período -que se habría de volver permanente-, resultó el contexto de sus desarrollos teóricos: en 1854 es nombrado profesor de Lenguas Modernas Europeas en Oxford y hacia 1860, sin poder acceder al cargo de Profesor de Sánscrito en la Universidad, seguiría adelante con su dedicación a la edición completa del Rig Veda, originalmente alentada por su profesor de sánscrito, el francés Eugene Burnouff. Sus clases y libros sobre filosofía y mitología fueron progresivamente orientándose hacia un público más amplio, accediendo a un abundante reconocimiento en la Inglaterra victoriana. Cuando estuvo a cargo de la nueva cátedra de Filología Comparativa en 1868, formó un núcleo orientalista en cuyo seno tuvieron lugar las traducciones de Los libros sagrados orientales (51 vols., 1879-1910). Müller escribió también A History of Ancient Sanskrit Literature So Far As It Illustrates the Primitive Religion of the Brahmans (1859), Lectures on the Science of Language (1864, 2 vols.), Chips from a German Workshop (1867-75, 4 vols.), Introduction to the Science of Religion (1873), India, What can it Teach Us? (1883), Biographical Essays (1884), The Science of Thought (1887), Six Systems of Hindu Philosophy (1899), y sus Gifford Lectures (Collected Works, vols. 14):Natural Religion (1889), Physical Religion (1891), Anthropological Religion (1892), y Theosophy, or Psychological Religion (1893). La base metódica que tenían en vista los análisis del mito en este contexto, era aquella de la Gramática Comparada, disciplina que había establecido una metodología positiva que le permitió penetrar en el pasado indoeuropeo. La Filología, sobre esta base, conoció un progreso marcado en este lapso. La comparación y la etimología, en este orden, aclaraban para los seguidores de esta escuela, el sentido de los nombres divinos. Procedían, pues, a través de una estratigrafía de la palabra y del sentido léxico (Garcia Gual, loc.cit.:211). Tras la publicación de su Comparative Mythology, Adalbert Kuhn publicó su Origen del fuego y de la bebida divina, en donde se continuaban y difundían las premisas naturalistas postuladas por Müller, que también encontraron reconocimiento en El origen de la mitología (1860) de F. L. W. Schwartz. La influencia de Müller en los círculos intelectuales de la época se dio especialmente en la escuela 6 María Cristina Dasso alemana de la Volkerpsychologie. Numerosos helenistas suelen ser considerados seguidores de la escuela de mitología comparada, como Ludwig Preller, A. H. Krappe y Paul Decharme. Para estos autores, la mitología es un modo de discurso conformado en los procesos de constitución del habla. Su origen reside prioritariamente en la experiencia de asombro del hombre ante los grandes fenómenos cósmicos. “La mitología no es más que un dialecto, una antigua forma del lenguaje. La mitología se refiere, sobre todo, a la naturaleza, y, muy particularmente, dentro de este dominio, a aquellos fenómenos que parecen tener el carácter de la ley y el orden, que parecen llevar el sello de un poder y de una sabiduría superior; pero era aplicable a toda cosa: nada es excluido de la expresión mitológica; ni la moral, ni la filosofía, ni la historia, ni la religión se han sustraído a la magia de esa antigua sibila. Pero la mitología no es la filosofía, ni la historia, ni la religión, ni la ética. Es, para usar una expresión escolástica, un quale y no un quid, una forma, y no algo sustancial. Esa forma, como la poesía, la escultura y la pintura, era aplicable a casi todo lo que el mundo antiguo podía admirar o adorar.”[2] Siguiendo las pistas de las evoluciones morfológicas y de las interferencias semánticas, se pensaba que el especialista en mitología comparada podría extrapolar los valores primeros que, en los inicios de los procesos de formación del lenguaje, expresaban el contacto e interacción del hombre con la naturaleza. Para Müller, los mitos constituían una creación propia de la infancia de la humanidad, en la edad mitopeica (también periodo mítico o mito-poético) evidenciando la importante influencia del evolucionismo y la clasificación de estadios de la Humanidad. Efectivamente, el valor de los mitos residía en el hecho de que eran considerados portadores de los “orígenes del sentimiento religioso universal”. Así, del nombre del fenómeno natural se derivarían categorías de pensamiento y luego taxonomías del accionar humano capaces de producir la antropomorfización de entes y fenómenos naturales. Siguiendo esta senda, el autor arriba a la noción del mito que emerge desde el nombre y carga lo que concluye siendo una “inmensa metáIntroducción. Olaf Blixen y la mitología comparada americana, pp.5-32 7 fora vacía” (como señalara Émile Durkheim[3], caracterizándolo como “enfermedad del lenguaje”). Esto quiere decir que, según esta perspectiva, los mitos siguen leyes inmutables que manifiestan una lógica imperfecta e ineludible. Al nombrar el fenómeno natural o el ente, éste comienza a participar de la existencia humana. “Como el lenguaje estaba formado por elementos humanos que traducían estados humanos, no se pudo aplicar a la naturaleza sin transfigurarla.”[4] Esta consideración de las “tesis naturalistas” de la mitología tuvo un rápido florecimiento e igualmente veloz fue su declinación[5] alentada por un reduccionismo cada vez más acentuado que dejaba a la vista una simplificación forzada del texto mítico. La escuela antropológica, por su parte, tuvo en sus orígenes los aportes de los ingleses Edward Tylor, Andrew Lang y H. Spencer. Basándose en los datos que en gran volumen aportaba la creciente etnografía, Tylor sostuvo que el mito tiene su origen en la necesidad del hombre “primitivo” de explicarse los fenómenos incomprensibles de la naturaleza. A diferencia del origen implícito en las necesidades humanas, Lang consideraba que el mito retiene una “supervivencia” de instituciones y prácticas que habían existido realmente en el pasado. Por este motivo, ese indicio mítico de rituales efectivamente producido en la antigüedad lo llevaría a postular el ritualismo, que es la doctrina que ve en el mito un paralelo oral del ritual. La tesis de Lang tiene antecedentes en la obra de W. Robertson Smith y James Frazer. Este último, autor de La rama dorada, planteó su hipótesis rectora, que es la de una evolución del pensamiento humano desde un estadío primitivo en la magia, atravesando otro de mayor organicidad en la religión, para finalmente acceder al pensamiento racional de la ciencia. Entre los más destacados autores que abrevaron en el ritualismo cabe citar a A. Van Gennep, los autores de la Escuela de Cambridge de filología clásica (Jane Harrison, Gilbert Murray, F. M. Cornford y A. B. Cook), Lord Raglan y Stanley Hyman. El ritualismo alcanzó una 8 María Cristina Dasso posición dominante en el ámbito académico durante los años 30 y 40 del siglo XX, extendiéndose también a los estudios sobre Cercano Oriente y el Antiguo Testamento. Es oportuno mencionar aquí la tradición de Pettazzoni y la Religionswissenschaft, la cual fue tratada en profundidad en el ámbito de la Historia de las Religiones, tomando inclusive la problemática de los mitos cosmogónicos y antropogónicos, como es el caso de Ugo Bianchi, quien se concentra en su aspectos funcionales y especulativos[6] En el ámbito americano, Baldus ofrece enfoques semejantes[7]. Cuando comenzaron a intensificarse los estudios de campo en las sociedades indígenas, dicha hipótesis fue criticada intensamente. Clyde Kluckhon, G. S. Kirk, y C. Lévi-Strauss, entre otros, ofrecieron nuevos enfoques acerca de la relación entre mito y rito, y nuevas evidencias que cuestionaban la necesidad de esta relación. La importancia de las conclusiones de Bronislaw Malinowski en las islas Trobriand, hicieron dudar de que el mito cumpliera primordialmente una función explicativa. Sus trabajos consideraron el mito en la Antigüedad así como también en las culturas ágrafas contemporáneas donde encontraba “una resurrección, en el relato, de lo que fue una realidad primordial que se narra y que responde a una profunda necesidad religiosa, a aspiraciones morales, a coacciones e imperativos de orden social, e incluso a exigencias prácticas”[8]. El mito, según estos asertos, codifica e impone las creencias y las normas de conducta, fundamenta rituales, provee una explicación racionalizada de las instituciones sistematizando, en suma, una religión primitiva y su sabiduría. Por este motivo alude a una realidad viviente que se advierte en el ritual y cumple una función socio-psicológica en la cultura primitiva. Este es el funcionalismo en la ciencia del mito. La orientación simbólica en el estudio de la mitología aparece desarrollada principalmente en las obras de C. G. Jung, M. Eliade, J. Campbell, J. Kérenyi, entre otros. Jung descubrió que existían elementos que se repetían en los sueños y vivencias individuales de sus pacientes: “fantasías (incluyendo sueños) de un carácter impersonal —escribe Jung—, que no pueden reducirse a experiencias en el pasado del individuo y que no pueden por ende ser explicadas como algo ad- Introducción. Olaf Blixen y la mitología comparada americana, pp.5-32 9 quirido individualmente. Estas imágenes de fantasía tienen, sin duda, sus análogos más cercanos en los tipos mitológicos. Debemos, pues, suponer que corresponden a ciertos elementos estructurales colectivos (y no personales) de la psique humana en general (...)”[9]. Esa ubicuidad de temas y procesos lo llevaría a sostener que el mito es una suerte de sueño que la humanidad comparte, pues proviene de las zonas más profundas de la mente: un inconsciente transpersonal. Este sueño colectivo está poblado de personajes que representan aspectos organizados y diferenciados que son los arquetipos, como el arquetipo del cruce, el arquetipo del héroe, el viejo sabio, entre otros. En suma, Jung llamó “arquetipos” a estas formas cargadas de sentido que son contenidos mentales innatos o generales en la especie humana. Arquetipos y motivos míticos confluían tan frecuentemente en su definición, que operaron el traslado de las ideas de Jung a la ciencia del mito. También M. Halbwachs en su trabajo de 1925 interviene en estos debates, y al efecto define a la religión como un todo interdependiente formado por creencias y ritos vinculados a cosas sagradas[10]. Siguiendo a Durkheim, rechaza la teoría animista de Tylor y la naturalista de Müller, ya que una y otra explicación residen en la ilusión y la fuerte imaginación, en tanto que lo sagrado tiene su fuente directa en la realidad, como intenta demostrar a través de los ejemplos australianos, donde el clan es mejor percibido en su forma simbólica –que es el tótem-, cuya sacralidad reside en su representación de la sociedad. El totemismo es, pues considerado el origen de las ideas de alma, espíritus y dioses. También en el siglo XX, Mircea Eliade fue uno de los más importantes estudiosos del mito y el simbolismo mitopoyético. Sus ideas estuvieron influidas -al menos en parte- por los conceptos de la escuela simbólica. El autor interroga las concepciones fundamentales de las sociedades arcaicas que, pese a conocer también ciertas formas de “historia”, se esfuerzan por no tenerla en cuenta. En este ámbito aparece el mito pues, al estudiar esas sociedades tradicionales -que gestionan su existencia por fuera de la modernidad-, un rasgo llamativo lo constituye el hecho de que ellas se rebelan contra el tiempo con10 María Cristina Dasso creto, histórico; concurrentemente el autor resaltó la nostalgia de un retorno periódico al tiempo de los orígenes -el tiempo mítico. El sentido y la función de los arquetipos y la repetición se revelan, por ende, en la voluntad de las sociedades de rechazar el tiempo concreto: su hostilidad a toda tentativa de “historia” sin regulación arquetípica. En este punto es que el autor también hallaría que el inconsciente era más “mítico” que la vida consciente; por eso “no siempre es necesario conocer la mitología para vivir los grandes temas míticos”[11]. Su estudio de la mitología lo llevó a postular la existencia de una peculiar “ontología arcaica”: Todo ritual tiene un modelo divino, un arquetipo; el hecho es suficientemente conocido para que nos baste con recordar algunos ejemplos: “Debemos hacer lo que los dioses hicieron al principio”. (…) “Así hicieron los dioses; así hacen los hombres.”(…) Este adagio hindú resume toda la teoría subyacente en los ritos de todos los países. Encontramos esta teoría tanto en los pueblos llamados “primitivos” como en las culturas evolucionadas[12]. En este contexto del pensamiento mitológico, las cosas o los actos sólo son reales en la medida en que repiten un modelo paradigmático: “El producto bruto de la Naturaleza, el objeto hecho por la industria del hombre, no hallan su realidad, su identidad, sino en la medida en que participan en una realidad trascendente. El acto no obtiene sentido, realidad, sino en la medida en que renueva una acción primordial” (Eliade, loc.cit: 8). En concordancia, la función principal de los mitos consiste precisamente en “revelar los modelos ejemplares de todos los ritos y de todas las actividades humanas significativas: tanto la alimentación o el matrimonio, como el trabajo, la educación, el arte o la sabiduría”[13]. Entretanto, una de las críticas a la escuela simbolista destaca que, al tratar los símbolos y arquetipos como un lenguaje universal, se descuida el análisis de los contextos culturales e históricos concretos[14]. La recuperación de un riquísimo universo semántico quedaba oculto en la idea de mitos como “cuentos fantásticos” (como expresaba Introducción. Olaf Blixen y la mitología comparada americana, pp.5-32 11 Frazer), o intentos fallidos de explicar la naturaleza del mundo y del hombre (de acuerdo a Tylor), o racionalizaciones de la costumbre (asimilable a los postulados de Durkehim, Malinowski o Radcliffe Brown. El análisis estructural avanzaría en este camino, emergiendo como otra perspectiva concentrada en el tema mítico. Los enfoques estructuralistas del mito brotan de su analogía con el lenguaje. Así como el lenguaje se compone de oposiciones significativas entre fonemas, por ejemplo, los mitos emergen de las oposiciones significativas entre ciertos términos y categorías. Alegan que el pensamiento primitivo es lógicamente consistente aun cuando los términos de las oposiciones no nos resulten familiares, ya que forman parte del mundo en que estas culturas existen. Esta lógica se basa en categorías empíricas (crudo-cocido, río abajo-río arriba,) o en objetos. Algunos estructuralistas como Claude Lévi Strauss enfatizan la existencia de los mismos patrones que operan en los mitos de todo el mundo. La teoría del mito que elabora Lévi-Strauss[15] no se forja en oposición al pensamiento racional occidental. Más bien, destaca una “lógica de lo concreto” en el pensamiento mítico. Según este enfoque, los mitos tienen como objeto solucionar los problemas que el pensamiento descubre en la realidad. Los problemas son los que precisamente se plantean como oposiciones que, irreductibles (como naturaleza/ cultura), son capaces de yuxtaponerse a pares de opuestos que representarían variaciones atenuadas de la primera oposición, y entre aquellos últimos es capaz de emerger un elemento mediador. En los mitos, un mismo mensaje puede ser transmitido a través de diversos “códigos”: alimentarios, sistemas de especies animales y vegetales, sexuales, etc. Este pasaje entre códigos reafirma que los mitos son transformaciones de otros mitos, donde cada mito remite a otro, y así circularmente: “Y si se pregunta a qué último significado remiten estas significaciones que se significan una a otra, pero que a fin de cuentas es sin duda necesario que se remitan todas juntas a alguna cosa, la única cosa que sugiere este libro es que los mitos significan el espíritu que los elabora...”[16]. 12 María Cristina Dasso Mediante trasformaciones que involucran a las oposiciones, las identificaciones e inversiones, la dinámica de los mitos tiene lugar como un continuum. Es pertinente, claro, preguntarse por el origen o la hermenéutica que tales ordenamientos lógicos suponen, ya que pueden tanto ser adjudicados al observador como al grupo social, e incluso dar cabida a otras oposiciones igualmente válidas[17]. Asimismo, otros planteos se han concentrado en el sentido de un lenguaje ideal. Como señala Drummond: “The parallel I have drawn between structural analysis and ideal language philosophy leads directly to the problem of meaning implicit in the work of Levi-Strauss and explicit in that of Maranda: do we understand myth by abstracting it and making logical models of our abstractions, or by studying it as ordinary language discourse, ambiguities and all? I hope to demonstrate that it is possible to do both, but first it is necessary to examine the alternative to a metalinguistic mythology”[18]. El lenguaje ideal, que concibe al sentido como una propiedad lógica contenida en el lenguaje –que se aclara o resuelve sus ambigüedades al volcarse como lenguaje lógico matemático -, invita por cierto a indagar en la reacción filosófica que esta propuesta fue capaz de generar. Por tal motivo, el autor propone conciliar el aspecto estructural levistraussiano enfocado en la relación entre elementos proposicionales –identidad, conjunción, disyunción, etc. -, con el aspecto procesual de su narración -“una relación tiene significado en el proceso de ser afirmada por un narrador” (Drummond loc.cit.: 846)-, adicionando así el fértil concepto de Wittgenstein de “significado como uso (meaning-as-use)” que involucra asimismo un aspecto intencional. A la inversa de los estructuralistas en su búsqueda de una estructura subyacente de los mitos, el ruso V. Propp ya había investigado los cuentos folklóricos realizando una descomposición del relato en una serie de elementos básicos. Estos elementos consistían en un tipo de acción ocurrente en una misma secuencia. Introducción. Olaf Blixen y la mitología comparada americana, pp.5-32 13 Por otra parte, las asociaciones entre simbolismo y funcionalismo prosperaron más de lo que hubiera pensado Malinowski, pues muchos autores, tomando en cuenta su énfasis en la vida social concreta de estas sociedades, hollaron este doble camino por vías más o menos eclécticas. Por ejemplo, Walter Burkert (Garcia Gual, loc.cit: 230 ss), historiador de las religiones alemán que llevó adelante un desarrollo notable de la propuesta de Propp al estudiar los mitos griegos, detectó ciertos patrones de acción que eran recurrentes y podían relacionarse con “programas de acción” biológica o cultural[19]. Por ejemplo, el programa que denomina “la tragedia de la muchacha”, donde enumera los pasos de pubertad, desfloramiento, embarazo, parto. Sostenía que la persistencia de éste y otros patrones reconocibles que perduran en el tiempo se debe a que se hallan fundados en necesidades humanas básicas para la supervivencia. En el ámbito americano, la distribución transcultural de mitologemas fue también objeto del interés de Boas: “The analysis of one definite mythology of North America shows that in it are embodied elements from all over the continent, the great number belonging to neighbouring districts, while many others belong to distant areas”[20]. Boas era proclive a señalar numerosos factores variados capaces de operar en un largo tiempo. MITOLOGIA COMPARADA AMERICANA “Debe ponerse en relieve que, en el campo de la etnología comparativa, la confrontación de textos y temas mitológicos desempeña un importante papel, como lo mostró para América Ehrenreich (1905) en su clásico estudio. Por desgracia, estas investigaciones han sido descuidadas en América, sea por seguir modas más llamativas y, ocasionalmente, más prestigiosas, sea por el afán, perfectamente lícito y justificado, de bucear en otros aspectos de la creación mítica. O, en fin, porque el análisis comparativo requiere, como condición sine qua non, un manejo de datos en abundancia tal que lo convierten en tarea especialmente trabajosa, aunque su utilidad, para los fines a los que está destinado, no deba ser puesta en tela de juicio”[21]. 14 María Cristina Dasso Alvarsson subraya también los aportes al conocimiento etnográfico americano subrayando: “Entre los más tempranos quien han tratado de resumir nuestro conocimiento etnográfico sobre el continente figuran por ejemplo Paul Ehrenreich que nos educó sobre la distribución de mitos (1905. Ehrenreich, Paul Max Alexander, 1905, “Die Mythen und Legenden der Südamerikanische Urvölker.” Berlin: Supplement zu Zeitschrift für Ethnologie.), Roberto Lehmann-Nitsche (1919-1930, “Mitología sudamericana”, (en Revista del Museo de La Plata, Volúmenes 24-28, La Plata), quien le siguió con su serie sobre “Mitología sudamericana” unas décadas más tarde, igual que su colega Theodor KochGrünberg (1920 Koch-Grünberg, Theodor, 1920, Indianermärchen aus Südamerika).”[22] Analicemos brevemente a cada uno de los mencionados: Paul Ehrenreich, berlinés nacido en 1855, recorrió el Brasil oriental (1884-85) en un viaje tras el cual publicó acerca de los Botocudos, analizados desde un enfoque antropológico, etnográfico y lingüístico. Luego tomaría parte de la duodécima expedición alemana al Xingu bajo la dirección de Karl Von den Steinen, recorriendo luego el Mato Grosso y Goias. Muchos de sus escritos sobre el tema figuran entre las primeras noticias del interior brasilero. Lenguas de Chavantes y Cherentes, Kayapo, Karaya, Apiaka de Tocantins, Paumari, Yamamedi, entro otros, dan la prueba de los relevamientos lingüísticos realizados por el etnógrafo. Su obra posterior, Die Ethnographie Sudamerikas im Beginn des XX Jahreunderts unter besonderer Berucksichtigung der Naturvolker (1904) También en portugués: Ehrenreich, Paul. 1906. A ethnographia da America do Sul ao começar o seculo XX. Revista do Instituto Historico e Geographico de São Paulo, vol. XI: 280-305) ofreció una visión de conjunto de los pueblos sudamericanos y sus agrupamientos. Luego continuaría sus viajes en otros continentes. A partir de estas últimas experiencias cultivaría su interés en la mitología comparada de las Américas y el mundo antiguo, dejando el legado en su obra de 1905 ya citada, y de 1910, Die allgemeine Mythologie und ihre ethnologischen Grundlagen. Fue asimismo Director de Introducción. Olaf Blixen y la mitología comparada americana, pp.5-32 15 la famosa periódica Baessler-Archiv, dedicada a la especialidad de Etnología, donde se difundieron numerosos trabajos al respecto. Otro estudioso alemán, Theodor Koch-Grünberg (1872-1924) comenzó sus incursiones acompañando a Hermann Meyer de Leipzig durante su expedición a la región Xingú (1898-1900) y viajó por la parte noroeste de la región amazónica (1903-05) y por el norte de Brasil y el sur de Venezuela (1911-13) estudiando a las culturas indígenas. Pero buena parte de sus materiales de estudio fueron difícilmente accesibles hasta que en l999 sus hijos entregaron sus obras póstumas a la Philipps-Universität Marburg, donde su análisis constituyó un proyecto de investigación. También Erland Nordenskiöld desarrolla exhaustiva y metódicamente un estudio comparado de la mitología americana. “Con más detalle, demostró que las culturas de la selva amazónica habían sido menos afectadas por el imperialismo inca, que los pueblos más fácilmente alcanzados del Gran Chaco. Además indicó que los pueblos indígenas chaqueños tendrían que tener un origen en común con los pueblos de la Patagonia y la Tierra del Fuego, como los onas. La influencia andina y amazónica sobre las culturas del Gran Chaco, fue ante todo incorporaciones aisladas, en su mayoría “artículos de lujo”. También indicó una arcaica relación –evidencia de un pasado en común- entre los indígenas del Gran Chaco y la Patagonia con varios pueblos norteamericanos, como los de California y las praderas. En los últimos volúmenes de Comparative Ethnographical Studies, Nordenskiöld toma datos lingüísticos e históricos de los idiomas para demostrar como las rutas de comercio y la influencia cultural habrían sido difundidas por las Américas; el mensaje escondido de los quipus incaicos; y en particular el enigma de la escritura pictográfica de los Cunas. Un vistazo a la astronomía andina y las invenciones endémicas de los amerindios son otras dos contribuciones de esa serie. Nordenskiöld llegó a tener un impacto sin igual en los estudios de los indígenas de Latinoamérica - el famoso Handbook of South American Indians (Steward, editor, 1946-1949) es evidencia suficiente.” (Alvarsson loc.cit.:57ss) 16 María Cristina Dasso Nordenskiöld suscribía la idea de reconstruir secuencias temporales apoyándose en difusiones espaciales en Sudamérica. Con la ayuda de un método cartográfico original, asociado más tarde con “la escuela sueca” (Herskovits, 1949: 175), Nordenskiöld seguía la difusión de los diferentes elementos culturales por todo el continente. Al mismo tiempo estudiaba la relación entre la difusión espacial y el ambiente físico en el cual los elementos culturales están arraigados. Esto le hizo posible colocarlos en ambientes culturales históricamente fijos. De hecho, este autor alentó un enfoque ecológico que recién sería más aceptado tras su muerte, ocurrida en 1932. En artículos de los años diez, veinte y treinta, Nordenskiöld llamó la atención de los investigadores sobre el hecho de que en Sudamérica existían elementos culturales que también se hallaban difundidos en Norteamérica pero, llamativamente, ausentes en las zonas intermedias[23]. Estos fenómenos eran significativos para el autor: “sólo pueden ser explicados por la existencia de restos de un antiguo estrato cultural en estas regiones tan alejadas la una de la otra, estrato que ha desaparecido en las zonas intermedias” (1926: 299)”. Nordenskiöld había expuesto su teoría sobre la estratificación cultural de América (1912), y sus tesis influirían en los americanistas en general, apoyadas por trabajos de otros estudiosos como Wissler, Boas y Graebner, por ejemplo. Pero, ciertamente Nordenskiöld fue quien más tempranamente expuso el tema (1910). El mapa sobre la estratificación cultural de Wissler “The Relation of Nature to Man in Aboriginal America” es correspondiente con la tesis de Nordenskiöld (Wissler, 1926: 206). También Kroeber apoyó la reconstrucción de la historia cultural de América[24] (Kroeber, 1948: 781). Los paralelos entre California, Tierra del Fuego y el Gran Chaco fueron posteriormente ampliados por von Hornbostel, Lowie y Métraux[25]. Erich von Hornbostel trabajó sus postulados basado en el reconocimiento de un estilo de música definido, presente tanto entre los habitantes de la Tierra del Fuego y de Patagonia como en el Sur de California[26], en tanto Robert Lowie profundizaba su estudio con mitología comparada entre Tierra del Fuego y California, e incluso otras Introducción. Olaf Blixen y la mitología comparada americana, pp.5-32 17 partes de Norteamérica, como el mito de los hermanos divinos, “el padre lascivo” cuyas semejanzas “coinciden tan llamativamente que exigen una explicación”[27]. Alfred Mètraux ha documentado, igualmente, analogías entre Gran Chaco y Norteamérica[28], y profundizó especialmente esta perspectiva a través de la recolección de mitos. Durante la década de 1930 publicó diversos trabajos sobre la mitología de los grupos chaqueños. En su decurso analiza comparativamente una serie de relatos sobre el mito de los mellizos[29], que previamente había estudiado entre los tupinambá[30]. En este estudio, el autor pondera las conclusiones que, al respecto, ya habían esbozado Ehrenreich y Roberto Lehmann Nitsche[31]: “Superfluo sería después del sagaz estudio de Ehrenreich el querer enumerar los argumentos que prueban el carácter solar y lunar de los Hermanos o Mellizos divinos que aparecen como principales protagonistas de tantos mitos americanos”. Lehmann-Nitsche no alude al estudio de Ehrenreich publicado en Berlín en el año 1905 al tratar de restituir el elemento lunar en la leyenda del Kakuy, ni basa la restitución en las concordancias mesológicas que hemos reseñado hasta aquí, bastándole para su propósito cerciorarse de que en la versión jíbara el protagonista varón es la Luna y que en algunas variantes rioplatenses de la versión guaraní del Urutaú, el protagonista es el Sol. Atribuye prioridad a estas versiones, sin contemplar la posibilidad del caso inverso puesto que las narraciones jíbaras presentan un contenido adaptado a circunstancias locales, como veremos al estudiarlas en particular, mientras que la leyenda del Kakuy conserva primordialmente alegorías de los hábitos de vida del ave, atestiguando así mayor fidelidad al motivo mítico generador de la leyenda. (…). Se expresó así: “Las tres leyendas ecuatorianas del Aóho, nombre jíbaro y onomatopéyico para nuestro Urutaú-Cacuy”... “tienen una importancia particular, pues permiten reconstruir las leyendas del Urutaú”. Ahora queda evidenciado que el amante perdido, “el guerrero”, “el cacique” de los textos rioplatenses, desde el principio es el mismo Sol. “Las variantes ecuatorianas -sigue diciendo Lehmann-Nitsche- permiten llegar a otras conclusiones aún más importantes. Es sabido que la mitología comparativa moderna ha descubierto el cartabón para mu18 María Cristina Dasso chas leyendas primitivas, en el cosmos y en el movimiento de los astros, y efectivamente, los mitos ecuatorianos y algunos rioplatenses hablan todavía de Sol (y de Luna) como héroes protagonistas de un drama. Ahora bien; considerando a estas leyendas como primitivas y originales, de las cuales las argentinas del Urutaú o Cacuy sólo deben ser epígonos profundamente alterados, llegamos a deducir que la pareja que actúa en nuestras leyendas tiene por modelo a Sol o Luna y a un ave nocturna de grito fantástico, de suerte que el hermano que en el mito del Cacuy desea vengarse, es primitivamente un héroe lunar y la hermana por él castigada, un ave de las Caprimulgidae”. Con un enfoque semejante al de Nordenskiöld, Mètraux consideraba que la comparación de relatos míticos era análoga a la de los objetos materiales. La importancia de la comparación residía en poder –por su medio- detectar contactos entre grupos. En este objetivo colaboraría decididamente la lengua, ya que a través del análisis de términos post-coloniales se haría posible rastrear las rutas de los grupos indígenas desde los tiempos del Descubrimiento, como también las rutas de las migraciones realizadas. El suizo se sentía comprometido con las comunidades que estudiaba y aunque se manifestaba satisfecho con los objetos recogidos para sus colecciones confesaba grandes desilusiones. “Los indios están acabándose, la viruela negra los diezmó y a gran pena pude encontrar unas pocas tolderías con unos cuantos indios agonizando... los que sobreviven están casi todos desfigurados por la viruela Si sigue así, dentro de un año no habrá más indios en esta región”. (…). En este viaje logró reunir uno de los corpus de mitos sudamericanos más considerables, la mitología de las tribus seminómadas del Chaco presentaba respecto a los indios de las planicies norteamericanas una similitud extraordinaria. Mientras que la organización social le pareció menos interesante[32]. Metraux, en el seguimiento comparativo de relatos míticos, descomponía cada narrativa en «temas», «motivos» o «episodios», y luego perseguía sus transformaciones en otras narraciones de diferentes grupos. Así, cada estudio, con el objeto de reconstruir las vías de difusión ordenando variaciones y transformaciones, permitía conjetuIntroducción. Olaf Blixen y la mitología comparada americana, pp.5-32 19 rar la versión original del mito: “Solamente con trabajos de la índole del que trato de llevar a cabo aquí, llegaremos a poder caracterizar con toda seguridad la mitología propia de cada grupo lingüístico y podremos establecer el itinerario que han seguido ciertos motivos” (Métraux, 1932 loc.cit.:134). En este contexto, otros elementos, como por ejemplo la cerámica, se volvía un importante respaldo de las conexiones que Métraux intentaba trazar. Más tarde, los trabajos de J. Bierhorst y J. Wilbert & Karin Simoneau representaron unos de los más abarcativos esfuerzos de fines del siglo XX referidos a la investigación en mitología comparada amerindia. Wilbert y Simoneau, empleando el índice de motivos folklóricos de Aarne-Thompson[33] lograron aislar un buen número de motivos para América Central y meridional, reuniendo para ello los registros narrativos preexistentes de las etnias analizadas. Por último, Bierhorst[34] proveyó una descripción sistemática de la mitología de todas las regiones del continente americano, diseñando áreas folklóricas y poniéndolas en relación con ciertos temas característicos de cada una. Avanzando en nuestra sumaria introducción al estudio comparativo de los mitos en el área americana, es preciso resaltar que el mismo es valorado en la actualidad por su potencial auxilio en la tarea compleja de develar la antropodinamia americana que generó el poblamiento del continente en diversas etapas. Este es el valor central que señala Yuri Beretzkin: “the commonly used methods of reconstruction of the early prehistory of the American Indians do not promise, for the present, any quick resolution of the problem of the peopling of the New World. It is only natural to seek new potential sources of information. One of them is Amerindian mythology. Dozens of thousands of folklore and mythological texts were recorded in the American continent. This source of data shows two advantages, it is independent from others and can reveal facts that cannot be reconstructed by methods of all the rest disciplines”[35]. Al respecto, destaca el enfoque de P. Roe[36], quien es el único que, a su juicio, “corre el riesgo” de sugerir una reconstrucción histórica profunda por su medio, ya que en general es muy difícil superar 20 María Cristina Dasso el límite que considera a los mitologemas como el producto de un desarrollo cultural en un ambiente dado, constituyendo una barrera que deja sin explicación por qué dichos mitologemas son también recolectados en áreas donde las configuraciones ambientales y culturales son completamente diferentes (Berezkin, loc. cit.:54). Es claro que, en este ámbito, el mitologema, el motivo o la unidad de trabajo de esta mitología comparada, otorga un papel central a su adecuada definición. Y el mérito de J Wilbert y K Simoneau consistió en introducir “mesura” en el contexto (Berezkin, loc. cit.:55) El propio autor intenta, por su parte, por medios informáticos, organizar el panorama de motivos con el empleo de isomitemas (los temas estrictamente definidos agrupados en ‘isomythemes’ que conducen a diseñar un mapa mitológico que busca ser más confiable que las producciones anteriores: “For the present, more than 500 Central and South American Indian themes, distributed between 13 provisional thematic groups, are included into the catalogue (Berezkin 1996). (…)The number of published texts checked is about 15000. They were recorded among almost 350 ethnic and local Indian groups of Latin America. (…)The evidence suggests, however, that since the number of themes in the catalogue reached 300–400 and data on the mythology of all major areas were included, the system acquired stability and the new data does not influence significantly the alignment of well-represented traditions (…) It was necessary to operate with the units of comparable thematic diversity; traditions represented by less than 40 themes of the sample list run too far away from all the rest, distorting the picture. Such poorly known traditions had to be combined into composite ones. As far as it was possible, only the traditions that basically share their sets of themes were included into one composite areal block. (…) During millennia, groups were splitting and merging, incorporating substratum populations, influenced by their neighbours, etc. During such processes, the patterns of transmittance of mythology and of language were different. So, the units enumerated below are selected taking in consideration first all mutual proximity of the respective oral literatures, then their territorial proximity and only after that the linguistic affiliation of tribal groups. (Berezkin, loc. cit. pp.55-56). Introducción. Olaf Blixen y la mitología comparada americana, pp.5-32 21 Una vez diseñados los mapas, se advierte que las mitologías más alejadas de las de Mesoamérica son las del Oriente Brasileño- y no las Fueguinas, como podría presumirse. Las áreas de Mesoamérica y Fueguinos comparten ciertos temas como una continuidad que se ha concebido en el contexto del cinturón Pacífico. Formando otros contextos urdidos de modo similar, el Ecuador y los Andes Septentrionales de un lado, y los Andes Centrales, del otro, se advierte cómo se mantienen cercanos a Mesoamérica aunque con conexiones diferentes que avanzan hasta Amazonia y Guyana en el primer caso, y hasta el Cono Sur, en el segundo caso. Las mitologías de Amazonia oriental, Guyana y Chaco forman un mismo bloque con las de Brasil oriental –aunque Guyana y el Chaco se aproximan un poco a Mesoamérica ya que comparten ciertos temas que las ponen en contacto con el Cinturón Pacífico. Esboza, por último, una zona Central constituida por mitologías bien representadas que abarca sectores occidentales y septentrionales de las tierras bajas de Sudamérica, y parte de sus Tierras Altas. Son estas mitologías, según indica el autor, las que podrían coincidir con la meta –cosmología de Roe. Teniendo en cuenta la naturaleza hipotética de estas tendencias que se señalan, se trata de comprender conjuntos de datos muy complejos que eluden inmiscuirse en problemáticas locales y paralelismos narrativos (donde la incidencia de la interacción cultural reciente puede ser muy pronunciada). El mayor objeto de semejantes estudios es ir definiendo corrientes pobladoras del continente americano siguiendo el sendero de estas distribuciones de mitologemas. En este punto, la obra de Blixen adquiere su enorme relevancia y expone, ante nuevos enfoques, su permanente valor. Olaf Blixen (1922- 2010) nacido en Montevideo, doctor en Derecho y Ciencias Sociales, fue adquiriendo en su carrera un interés dominante por la Etnología. Erudito humanista, dominaba numerosas lenguas y su interés por la lingüística y la filología fue dando progresivo espacio a la investigación etnológica. Contando con una abundante obra escrita previa, su vuelco a la etnografía puede ubicarse alrededor de 1980. En este ámbito, un nuevo espacio de gran impor22 María Cristina Dasso tancia lo constituiría su dedicación a la mitología, donde confluían su agudeza intelectual, su preocupación lingüística y la inagotable consulta de fuentes que escudriñaba exhaustivamente. Como señala Alvaro Mones: “Buena parte de sus contribuciones aparecieron entre 1966 y 2001 en la revista Moana que él publicaba y de cuyos 23 títulos él es autor de 22. Debido a su nueva especialización, a partir del volumen 4 sustituye el subtítulo de “Estudios de Antropología Oceánica” por el de “Estudios de Antropología”. Reproducimos aquí las obras que consideramos constituyen hitos marcadamente valioso entre sus investigaciones mitográficas, a la vez que pretendemos ofrecer una muestra que expone la naturaleza de sus trabajos de investigación. En ellos se advierte un conjunto de virtudes que rara vez se aúnan en una sola mente, como ha sido el caso de nuestro autor. Blixen, característicamente, selecciona un motivo mítico, lo enmarca esquemáticamente en el pensamiento antiguo, para luego sumergirse en su detección en variantes del pensamiento americano. Es decir que procede desde la explicitación del motivo en sus rasgos generales -al efecto de describir los tipos que agrupa- y se dedica luego al análisis etnográfico del mito en el seno de las comunidades que lo narran. Su trabajo, pues, consiste en una heurística etnohistórica, etnológica y lingüística que en cada caso otorga un peso de envergadura a las prudentes conclusiones que formula. La prudencia y el rigor metodológico construyen, en el autor, bases sólidas para el análisis que concierne no sólo a la narrativa, sino también refuerza su valor como fuente para otras disciplinas y otros abordajes del mito. Esta extraordinaria conjunción virtuosa en la materia, se hallará en los volúmenes que se presentan. Un intelecto depurado, entrenado y minucioso como el de Olaf Blixen hace su epifanía en el tratamiento de las versiones de los motivos míticos americanos. Se trate de motivos de amplia extensión continental o no, la crítica del estudio que lleva a cabo es capaz de problematizar y hacer emerger nuevas pistas para las investigaciones del presente. Introducción. Olaf Blixen y la mitología comparada americana, pp.5-32 23 Se observa este aspecto en el desarrollo que lleva a cabo con el motivo de la cabeza ominosa o persecutoria, cuyos itinerarios deberán ser, algún día, profundizados tomando en cuenta aspectos tan sutiles como los que el autor analiza, considerando inclusive sus valoraciones éticas y realzando su valor estético: La cabeza ominosa de la mitología americana es, por lo tanto, una personalidad variable y polifacética, lo cual le confiere unos visos de humanidad que no tendría si, a lo largo de su vastísima área de dispersión, se hubiera mantenido fiel a su caracterización demoníaca, que es la que parece responder mejor al modelo ancestral más común. Esa variabilidad que hace resaltar más lo proteico de una trama que se muestra muy apropiada para introducir incidentes y desarrollos inesperados o pintorescos, hace que muchas versiones, cuando han sido recogidas con el debido respeto a su desarrollo y su forma, sean obras de alto valor estético dentro de la narrativa primitiva.” ARCHIVOS desea dedicar este homenaje al Dr. Olaf Blixen con tres volúmenes que resaltan algunos de los estudios que fueron oportunamente publicados en Moana, valiosa publicación que sostuvo con su esfuerzo personal. El deseo de difundir más aún su obra[37], hoy capaz de ponerse a circular por caminos virtuales, obedece a la esperanza de que produzca el indudable beneficio de atraer la atención de los estudiosos sobre la obra incansable de este distinguido investigador. El hecho de que pueda ser consultado en este soporte de redes de la web permitirá, esperamos, no solo su re-lectura, sino alimentar una genuina curiosidad por su obra de parte de los investigadores más jóvenes y probablemente alejados de las bibliotecas donde residen sus obras. Estos potenciales depositarios de los indudables méritos sostenidos en sus indagaciones podrán por este medio acceder a las respuestas y –especialmente- a los interrogantes americanos que tan valiosos aportes han sabido plantear en las lindes del siglo veinte y veintiuno. Al efecto de apreciar la trayectoria académica del autor, en estos volúmenes comenzaremos con la exposición de algunos de sus trabajos más recientes. El primero, de 1999, titulado La luz y las tinieblas. 24 María Cristina Dasso El día y la noche en la mitología sudamericana. (Moana, Estudios de Antropología, 5(3)) y el estudio de 1997 sobre Mitos antropogónicos de los indios sudamericanos (Moana, Estudios de Antropología, 5(2)). Le sigue el volumen X con el exhaustivo trabajo que se concentra en la introducción de la muerte en la humanidad: La vida breve. La introducción de la muerte entre los hombres según la mitología sudamericana. (Moana, Estudios de Antropología, 4(4)) de 1993; también El árbol de la abundancia y el origen mítico de las plantas cultivadas en América del Sur. (Moana, Estudios de Antropología, 4; 1992). Por último el volumen XI de ARCHIVOS tratará los estudios que Olaf Blixen realizó en torno de motivos de mayor especificidad, tales como Las manchas de la luna y sus explicaciones míticas en Sudamérica (Moana, Estudios deAntropología, 4(2)), La cabeza persecutoria en Sud América. Consideraciones hermenéuticas y comparativas a propósito de un texto ocaina (Amazonia peruana). (Moana, Estudios de Antropología, 5(1)) y su reflexión La valoración de la Barbarie, (originalmente publicada en Scripta Ethnologica vol.6, Buenos Aires, 1981), estudios con los cuales esperamos difundir merecidamente este material y análisis sobre los temas míticos y su rastreo en las culturas americanas. Dra. María Cristina Dasso BIBLIOGRAFÍA DEL DR.OLAF BLIXEN** 1942 Moral activa, pp.1-83. Sin pie de imprenta, Montevideo. 1951 Poesías selectas de CATULO. Traducción por OLAF BLIXEN. Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias, 7:178-201. Montevideo. Texto bilingüe latín/español. 1952 CATULO. Poesías selectas. Traducción y notas de OLAF BLIXEN, acompañadas del texto latino. (Conclusión). Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias, 6(9):260-283. Montevideo. ** Se siguen en este acapite los lineamientos de Alvaro Mones en su valiosa "Bio-bibliografia de Olaf Blixen" en: http://mnhn.gub.uy/innovaportal/file/3672/1/blixen_1922_2010_2.pdf Introducción. Olaf Blixen y la mitología comparada americana, pp.5-32 25 1954 La traducción literaria y sus problemas.Facultad de Humanidades y Ciencias, Montevideo. 1955 La lingüística en el Uruguay; sus objetivos inmediatos. Boletín de la Sociedad de Antropología del Uruguay, 1(1):5-9. Montevideo. 1956 Acerca de la supuesta filiación Arawak de las lenguas indígenas del Uruguay, Boletín de la Sociedad de Antropología del Uruguay, 2, 1 (2): 23-40. Montevideo. 1958 El poema LXVI de CATULO (La trenza de Berenice). Traducción y comentarios. Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias, 16:82-95. Montevideo. 1964 La glotocronología: examen crítico de su validez. Cuadernos de Antropología, 2:1-16. Centro de Estudios Arqueológicos y Antropológicos Americanos, Montevideo. 1965 La colección etnográfica Dikuana (Makiritare) del Museo Nacional de Historia Natural. Comunicaciones Antropológicas del Museo de Historia Natural de Montevideo, 1(4):1-31, láms. 1-5. 1966 BLIXEN, O. & M. A. KLAPPENBACH. 1966. Notas sobre tatuajes y pinturas corporales de los makiritare. Comunicaciones Antropológicas del Museo de Historia Natural de Montevideo, 1(5):1-7, láms. 1-2. 1966a. Lenguaje honorífico y comportamiento reverente en Samoa y Tonga. Comunicaciones Antropológicas del Museo de Historia Natural de Montevideo, 1(6):1-39. 1966b. Lenguaje honorífico en Uvea (Wallis) y sus conexiones en Polinesia occidental. Moana, Estudios de Antropología Oceánica, 1(1):1-15. Montevideo. 1967 BLIXEN, O. & A. A. PESCE. 1967. Observaciones sobre pinturas corporales de los Menkronontire (Kayapó). Comunicaciones Antropológicas del Museo de Historia Natural de Montevideo, 1(7):1-7, láms. 1-2. 1967 Acerca del léxico honorífico de Fortuna (Horn). Moana, Estudios de Antropología Oceánica, 1(2):7. Montevideo. 1968 Armas de los Kayapó Menkronontire. Comunicaciones Antropológicas del Museo de Historia Natural de Montevideo, 1(8):1-11, láms. 1-5. 26 María Cristina Dasso 1969 La dispersión del lenguaje honorífico en Oceanía. Moana, Estudios de Antropología Oceánica, 1(3):1-17. Montevideo. 1971 El poblamiento de Polinesia: algunos resultados de la arqueología. Runa, Archivo para las Ciencias del Hombre, 12(1-2):363-391. Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, Buenos Aires. 1972 1972a. Tradiciones pascuenses, I. Ure a Vai a nuhe. Moana, Estudios de Antropología Oceánica, 1(4):1-11. Montevideo. 1972b. La oclusión glótica del pascuense y algunas observaciones sobre la posición del pascuense dentro del grupo de lenguas polinesias. Moana, Estudios de Antropología Oceánica, 1(5):1-20. Montevideo. 1973 1973. Tradiciones pascuenses, II. Ure o Hei y los tres espíritus vengadores. Tuapoi. La vieja del brazo largo. La niña de la roto. Moana, Estudios de Antropología Oceánica, 1(6):1-11. Montevideo. 1974 1974a. Arcos y flechas. Boletín del Museo Nacional de Historia Natural, 1(4):13. Montevideo. 1974b. Tradiciones pascuenses, III. Ure a Ohovehi. Moana, Estudios de Antropología Oceánica, 1(7):1-12. Montevideo. 1975 Las mazas. Boletín del Museo Nacional de Historia Natural, 1(8):5-9. Montevideo. 1976 1976a. El matá. Boletín del Museo Nacional de Historia Natural, 1(14):9-10. Montevideo. 1976b. Vocabulario de la lengua de las islas del Señor de Mayorga (Vava’u), compuesto durante la estadía de la fragata Princesa, en 1781. Comentario y notas. Moana, Estudios de Antropología Oceánica, 1(8):1-10. Montevideo. 1977 1977a. La cerbatana. Boletín del Museo Nacional de Historia Natural, 1(15):37, figs. 1-4. Montevideo. 1977b. La segunda expedición española a Tahití (1774-1775). El Día, Suplemento Dominical, 46, 27.02.1977. Montevideo. 1977c. Los templos polinesios. El Día, Suplemento Dominical, 46(2307). 31.12.1977. Montevideo. Introducción. Olaf Blixen y la mitología comparada americana, pp.5-32 27 1977d. La expedición española de 1770 a la isla de Pascua según el relato del piloto JUAN HERVÉ. Moana, Estudios de Antropología Oceánica, 1(9):1-18. Montevideo. 1977e. El heva de los antiguos pascuenses. Moana, Estudios de Antropología Oceánica, 1(10):1-14. Montevideo. 1977f. Piedras grabadas de la isla de Pascua. Moana, Estudios de Antropología Oceánica, 1(11):1-13, láms. 1-2. Montevideo. 1979 1979a. El relato mítico del hijo del sol (Polinesia occidental). pp.1-35. Departamento de Antropología, Facultad de Humanidades y Ciencias, Montevideo. 1979b. Figuras de hilos. Boletín del Museo Nacional de Historia Natural, 2(25):6-10, figs. 1-4. Montevideo. 1979c. Figuras de hilo tradicionales de la isla de Pascua y sus correspondientes salmodias. Moana, Estudios de Antropología Oceánica, 2(1):1-106, figs. 1-24. Montevideo. 1980 1980a. Sobre el llamado “Complejo Charrúa”. Boletín del Museo Nacional de Historia Natural, 2(28):1-6. Montevideo. 1980b. Tradiciones pascuenses, IV. Historia de Moko a rangi roa. Moana, Estudios de Antropología Oceánica, 2(2):1-21. Montevideo. 1981 1981a. Sobre un majador hallado en la isla de Pascua. Moana, Estudios de Antropología Oceánica, 2(3):1-4, fig. 1. Montevideo. 1981b. La valoración de la barbarie. Scripta Ethnologica, 6:23-39. Centro Argentino de Etnología, Buenos Aires. 1983 1983a. La pintura corporal. Boletín del Museo Nacional de Historia Natural, 2(40):17-20, 1 fig. Montevideo. 1983b. Tradiciones pascuenses, V. Historia de Tuki-haka-he-vari. Moana, Estudios de Antropología Oceánica, 2(4):1-24. Montevideo. 1987 ‘I te matamu’a. Fundamentos de la cosmovisión polinesia. Moana, Estudios de Antropología Oceánica, 3:1-399. Montevideo. 1988 Los akuaku. Comunicaciones Antropológicas del Museo de Historia Natural de Montevideo, 2(13):1-24. 1990 1990a. El homicida de la pierna punzante. Análisis comparativo de un tema de la mitología americana. Comunicaciones Antropológicas del Museo de Historia Natural de Montevideo, 2(15):1-23, 1 mapa. 28 María Cristina Dasso 1990b. La profecía de Renga Varevare a Te Niu. Courier Forschungsinstitut Senckenberg, 125:63-71, 1 fig. Frankfurt am Main. 1991 1991. La mujer estrella. Análisis de un mito sudamericano. Moana, Estudios de Antropología, 4(1):1-27, 1 mapa. Montevideo. 1992 1992. Las manchas de la luna y sus explicaciones míticas en Sudamérica. Moana, Estudios de Antropología, 4(2):1-43, 1 mapa. Montevideo. 1993 El árbol de la abundancia y el origen mítico de las plantas cultivadas en América del Sur. Moana, Estudios de Antropología, 4(3):1-67, 1 mapa. Montevideo. 1994 La vida breve. La introducción de la muerte entre los hombres según la mitología sudamericana. Moana, Estudios de Antropología, 4(4):1-74, mapas 1-2. Montevideo. 1995 La cabeza persecutoria en Sud América. Consideraciones hermenéuticas y comparativas a propósito de un texto ocaina (Amazonia peruana). Moana, Estudios de Antropología, 5(1):1-38. Montevideo. 1996 BLIXEN, O. HANKE, WANDA. Dos años entre los cainguá. Scripta Ethnologica, 18:193-195. Centro Argentino de Etnología, Buenos Aires. 1997 Prólogo in MONES, A. & M. A. KLAPPENBACH. Un ilustrado aragopnés en el Virreinato del Río de la Plata: FÉLIX DE AZARA (1742-1821) Estudios sobre su vida, su obra y su pensamiento. Anales del Museo Nacional de Historia Natural, (2)9:i-vi. Montevideo. BLIXEN, O. & A. MONES. 1997. NICOLÁS ALTUCHOW. Noticia bio-bibliográfica. Comunicaciones Antropológicas del Museo de Historia Natural de Montevideo, 2(18):33-36, 1 fig. El viaje a las Islas de la Sociedad llevado a cabo por la fragata El Aguila en 17741775, según el diario de JUAN PANTOJA Y ARRIAGA. Revista del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay, 27:259-285. Montevideo. Mitos antropogónicos de los indios sudamericanos. Moana, Estudios de Antropología, 5(2): 1-103, 1 mapa. Montevideo. 1999 1999a. La luz y las tinieblas. El día y la noche en la mitología sudamericana. Moana, Estudios de Antropología, 5(3):1-106, 1 mapa. Montevideo. Introducción. Olaf Blixen y la mitología comparada americana, pp.5-32 29 1999b. Tradiciones ocainas. pp.1-262. Ciudad Argentina, Buenos Aires. 2001 Mitología de los meteoros. La lluvia, el rayo, el trueno y el arco iris entre los indios sudamericanos. Moana, Estudios de Antropología, 6(2):1-71, mapas 1-2. Montevideo. 2008 2008a. Ante la notificación del desalojo de la sede del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay. Revista del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay, 30:11-14. Montevideo. 2008b. Texto de la disertación del Presidente del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay Dr. OLAF BLIXEN en el acto de homenaje al Profesor FERNANDO O. ASSUNÇAO. Revista del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay, 30:255-260. Montevideo. 2009 BLIXEN LERENA, O. 2009. Fundamentos para la incorporación de la Academia de las Islas Filipinas a la Asociación Iberoamericana de las Academias de la Historia. Revista del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay, 31:143-145. Montevideo. Notas [1] Garcia Gual, Carlos, 2004. Introducción a la Mitología Griega Alianza Editorial, Madrid, pp.201 y ss. [2] Max Müller, Mitología comparada, Edicomunicación, Barcelona 1996, p. 123. [3] Durkheim, E, Las formas elementales de la vida religiosa, ed.cit., pp.149-150 [4] Müller, The Science of Thought, I, p. 327 y Physical Religion, pp.125 ss. [5] Evans -Pritchard E.1991. Las teorías de la religión primitiva, Ed. S.XXI, Madrid, p.45. [6] Bianchi U. 1960 Teogonie e Cosmogonie.Universale Studium 69. Roma. [7] Por ejemplo, Baldus, Herbert 1932: Die Allmutter in der Mythologie zweier Südamerikanischer Indianer Stämme. Archiv für Religionswissenschaft 29 (3/4): 285-292. [8] Malinowski, B. 1982: Magia, ciencia, religión. Ariel, Barcelona. p. 129. [9] Jung, C. 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[17] Acosta, Rinaldo en. Toporov, Vladimir N, Viacheslav V. Ivanov, Eleazar M. Meletinski (GA Levinton, M. N. Sokolov, N. V. Braguinskaia, M. B. Meilaj, E. G. Rabinovich, N. V. Erofeeva, E. S. Novik, S. A. Tokarev, M. Ia. Iusim, S. S. Averintsev, S. Iu. Nekliudov, P. A. Grintser, Iu. M. Lotman, Z. G. Mints, O. Iu. Besstmertnaia, A. L. Riabinin y B. L. Riftin). Árbol del mundo. Diccionario de imágenes, símbolos y términos mitológicas.La Habana, Casa de las Américas / UNEAC, 2002. XVI La Habana, 2002), pp.V-XV. [18] Drummond, Lee (1977) “Structure and Process in the Interpretation of South American Myth: The Arawak Dog Spirit People” en American Anthropologist, 79, pp.845-846. [19] Burkert,W 1979 Structure and History in Greek Mythology and Ritual. [20] Boas, F. (1896) ‘The growth of Indian mythologies’, Journal of American Folk-Lore 9(32):1–11. p. 9. [21] Blixen, O. (1990) El homicida de la pierna punzante: análisis comparativo de un tema de la mitología americana, Comunicaciones antropológicas del Museo de Historia Natural de Montevideo 2(15):1–22. Pag.13 [22] Alvarsson,JA 2004.The contribution of cultural anthropology to a better understanding of present-day LatinAmerica. En Anuario Americanista Europeo, nro 2, pp.55-71. p. 56 [23] Nordenskiöld, Erland, 1910, “Spiele und Spielsachen im Gran Chacoun in Nordamerika.” Zeitschrift für Ethnologie; -1912a, “Une contribution à la connaissance del’anthropo-géographie de l’Amerique”. En Journal de la Société des Américanistes de Paris, n.s. 9:19-15; 1912b, De sydamerikanska indianernas kultur-historia. Stockholm: Albert Bonniers Förlag. (Traducción al inglés publicada en 1999); 1926 (1910), Indianliv i El Gran Chaco, Sydamerika. Stockholm: Åhlén & Åkerlunds. Nordenskiöld, Erland, 1918-1938, Comparative Ethnographical Studies. Göteborg: Elanders Boktryckeri. Nordenskiöld, Erland, 1931, “Origin of the Indian Civilizations in South America”, (in:) Comparative Ethnographical Studie, Vol. 9. Göteborg: Elanders Boktryckeri. [24] A. L. Kroeber. 1948. Anthropology (Harcourt, Brace & Co. New York). [25] Hultkrantz, Á. 1991.Algunas consideraciones acerca del concepto de Nordenskiöld sobre estratificación cultural en America. En Boletín Museo del Oro. No. 30. Banco de la República. Biblioteca Virtual del Banco de la República. Introducción. Olaf Blixen y la mitología comparada americana, pp.5-32 31 [26] von Hombostel, E. 1936. Fueguian Songs. En American Anthropologist, Vol. 38, Nro. 3, pp.357–367, July-September 1936 [27] Lowie Robert H.(1940) American Culture History. En American Anthropologist n.s, 42. pp.420 ss. [28] Mètraux, A. (1939) Myths and tales of the Matako Indians (the Gran Chaco, Argentina).en Etnologiska studier, 9, Göteborg. [29] Métraux, Alfred 1946b: Twin Heroes in South American Mythology. Journal of American Folklore 59:114-123. [30] Metraux, A. 1932 «Mitos y cuentos de los indios chiriguano», Revista del Museo de La Plata, 33 (9), pp.119-184. [31] Lehmann-Nitsche, R.(1922) Las aves en el folklore sudamericano. El Hornero 2:276-289.Asoc. Ornitológica del Plata. Bs. Aires. [32] Elena Perilli de Colombres Garmendia, Elena Alfred Metraux y la Universidad Nacional de Tucumán) en http://www.archivo.unt.edu.ar/attachments/054_perilli.pd [33] Cf. Aarne, Antti und Thompson Stith 1961: The Types of the Folktale. Helsinki: Suomalainen Tiedeakatemia; Thompson, Stith 1955: Motiv-Index of Folk-Literature. A Classification of Narrative Elements in Folktales, Ballads, Myths, Fables, Mediaeval Romances, Exempla, Fabliaux, Jest-Books, and Local Legends. Kopenhagen: Rosenkilde and Bagger/ Indiana University Press (6 Bände). [34] Bierhorst, J. (1985) The Mythology of North America. New York: W. Morrow; Bierhorst, J.(1988): The Mythology of South America. New York: W.Morrow; Bierhorst, J. (1990) The Mythology of Mexico and Central America. New York: W. Morrow. [35] Berezkin, Yuri E. (1996-7) “The fourth source of data: Amerindian Oral Literatures and the Peopling of Central and South America” en Arx 2–3 (1996–97), 53–63. p.54. [36] Roe, P.G. (1989) ‘Of rainbow dragons and the origins of designs: Waiwai and the Shipibo Ronin Ehua’, Latin American Indian Literatures Journal 5(1):1– 67.; Roe, PG. (1991) ‘Gift of the birds: avian proto-cultural donors and ogres in Waiwai mythology’, in PREUSS, M.H. (ed.): Past, Present, and Future. Selected Papers on Latin American Indian Literatures including the VIII International Symposium. Culver City: Labyrynthos, pp.89–110. [37] Deseo compartido de modo manifiesto por otros especialistas, entre ellos Enrique Margery Peňa (cf. Margery Peňa E. 2003. Estudios de Mitología Comparada Indoamericana. San José, Editorial de la Universidad de Costa Rica.) Introducción. pag.xv ss.; es destacable que, para este autor, son precisamente Blixen, Bierhorst y Berezkin los iniciadores de una nueva etapa en el estudio de Mitología comparada de los pueblos indígenas de America.(p.xiv). 32 María Cristina Dasso