Download Islam e inmigración: elementos para un análisis y propuestas de
Document related concepts
Transcript
12:11 Página 1 “Hablar de inmigración e Islam en ANA I. PLANET CONTRERAS España resulta prácticamente Profesora de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid inevitable en la actualidad... Hablar de reconocimiento de derechos en el ámbito de la pluralidad religiosa nos ayuda, sin JORDI MORERAS Universidad Rovira i Virgili Tarragona embargo, y como primer paso, a no desenfocar en demasía nuestra aproximación, pues la práctica religiosa y el reconocimiento de ISLAM E INMIGRACIÓN los derechos y deberes de los individuos en ese ámbito, sean ciudadanos, sean residentes legales, forman parte de los derechos fundamentales que han de ser respetados y valorados para proponer la construcción de una sociedad más sólida e igualitaria.” CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS Y CONSTITUCIONALES 18/4/08 ISLAM E INMIGRACIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS JORDI MORERAS 17 FORO INMIGRACIÓN Y CIUDADANÍA FORO A. I. P. C. 10,00 € FORO 17 17 17 FORO INMIGRACIÓN Y CIUDADANÍA ISLAM E INMIGRACIÓN CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS Y CONSTITUCIONALES CONSEJO EDITORIAL Luis Aguiar de Luque José Álvarez Junco Bartolomé Clavero Carlos Closa Elías Díaz Santos Juliá Francisco J. Laporta Javier Moreno Luzón Francisco Rubio Llorente Joan Subirats Humet Joaquín Varela Suanzes-Carpegna Ana I. Planet Contreras Jordi Morerasz ISLAM E INMIGRACIÓN CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS Y CONSTITUCIONALES Madrid, 2008 Centro de Estudios Políticos y Constitucionales Plaza de la Marina Española, 9 28071 Madrid http://www.cepc.es Catálogo general de publicaciones generales http://www.060.es Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidas la reprografía y el tratamiento informático. © ANA I. PLANET CONTRERAS y JORDI MORERAS © CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS Y CONSTITUCIONALES NIPO: 005-08-060-4 ISBN: 978-84-259-1417-1 Depósito legal: M. 17.164-2008 Diseño de cubierta: Área Gráfica Roberto Turégano Fotocomposición e impresión: TARAVILLA Mesón de Paños, 6 - 28013 Madrid taravilla@telefonica.net ÍNDICE ÍNDICE Página Islam e inmigración: elementos para un análisis y propuestas de gestión por ANA I. PLANET CONTRERAS ................................................... III. Introducción .................................................................. III. El Islam, una religión objeto de estudio ........................ III. Pluralidad y complejidad en el pensamiento y la práctica islámica actuales. Estar en minoría, vivir en Occidente ..... IV. El Islam y Europa: migración, integración y conflictos ... IV. La institucionalización del Islam en Europa .................. VI. El Islam en España y su proceso de institucionalización ... VII. A modo de anexo: Islam y ciudadanía, aproximaciones a la comunidad musulmana inmigrante en España ........... ¿Conflictos por el reconocimiento? Las polémicas en torno a los oratorios musulmanes en Cataluña por JORDI MORERAS ........................................................... III. III. III. IV. IV. VI. Introducción .................................................................. Las nuevas geografías de lo religioso ............................. El componente contextual del conflicto ......................... La ubicación espacial de los oratorios musulmanes ....... El análisis estructural de los conflictos .......................... Un balance provisional .................................................. 9 9 11 15 23 29 40 48 53 53 56 61 63 69 76 7 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN Islam e inmigración: elementos para un análisis y propuestas de gestión Ana I. Planet Contreras Profesora de Estudios Árabes e Islámicos Universidad Autónoma de Madrid I. INTRODUCCIÓN En las sociedades europeas, que han visto crecer el número de musulmanes en sus calles, son muchos los interrogantes que se plantean sobre estos nuevos conciudadanos. Teniendo en cuenta la abrumadora mayoría de los inmigrantes laborales entre los musulmanes residentes en España, son más las políticas y acciones destinadas a su inserción laboral y a su incorporación a nuestro país como inmigrantes que aquellas relacionadas con sus necesidades religiosas. Pese a ello, sin embargo, en el lenguaje cotidiano y en la representación pública que se hace de estos inmigrantes se han impuesto una serie de categorías que nos hacen referirnos a ellos más en términos religiosos/culturales («los musulmanes») que en términos de origen nacional («los marroquíes», «los paquistaníes»). Inmigración y religión se confunden, se mezclan y dificultan la comprensión del fenómeno, lo que tiene también su impacto en la expresión y la gestión de las necesidades individuales y colectivas. Inmigración y pluralismo religioso han ido de la mano en España y en otras experiencias de países vecinos. De hecho, el interés por 9 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS el Islam que se da en la actualidad, con proliferación de seminarios, encuentros y publicaciones se justifica por la más o menos reciente presencia de musulmanes en territorio europeo asociada a los movimientos migratorios, olvidando la presencia histórica del Islam en determinados territorios. Ante la realidad de la presencia del Islam en territorio europeo —lejos ya las consideraciones que se tenían al respecto cuando se reflexionaba sobre el Islam como una realidad remota en el tiempo o lejana en el espacio—, son muchas las preguntas que nos planteamos, entre ellas ¿existe una identidad musulmana?, ¿es religiosa o cultural? ¿hay una nación islámica? Para profundizar en estas respuestas tiene una utilidad limitada hacer una historia del pensamiento islámico a lo largo de la historia, pero sí interesa ver, al menos, cómo se desarrolla en la actualidad el debate y el discurso al respecto entre los propios musulmanes, sea en países de mayoría islámica o, con mayor interés, en las sociedades europeas en las que están instalados por causa de las migraciones. Efectivamente, hay muchas maneras de ser y de decirse musulmán y en Europa —tierra de libertad y elección— hay muchos modos de ser musulmán, pudiéndose elegir entre múltiples formas de adhesión, de distanciamiento o de ruptura. Desde el punto de vista legal, España ha desarrollado desde la Constitución de 1978 un marco jurídico para regular la relación del Estado con las religiones minoritarias, que se inspira ampliamente en el existente para la Iglesia católica —el llamado modelo concordatario— y que obliga al Estado a reconocer el hecho religioso islámico pese a su carácter minoritario y a cooperar con los representantes de esa religión manteniendo el principio de aconfesionalidad del Estado. A la complejidad del marco jurídico —aún incompleto hoy en día— se une la complicación que deriva del hecho de que la mayoría de los musulmanes en España residentes son extranjeros, con un tiempo relativamente corto de instalación en el país y con estrechos lazos con el país de origen que se hace muy visible también en el ámbito de lo religioso. Con ese marco jurídico en la mano y con una realidad social compleja de pluralismo religioso 10 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN insuficientemente conocida, desde el Ministerio de Justicia, a través de su Dirección General de Asuntos Religiosos, se tutela el derecho a la expresión religiosa, partiendo del reconocimiento de dicha pluralidad, y apostando por la normalidad de la presencia del Islam y de otras religiones en la España del siglo XXI. II. EL ISLAM, UNA RELIGIÓN OBJETO DE ESTUDIO Si bien la Sociología nos enseña que las religiones se ven modificadas en sus desarrollos cotidianos y se van adaptando para dar respuesta a las necesidades de los creyentes, con mucha frecuencia en el análisis del Islam y de las sociedades musulmanas contemporáneas nos encontramos con dificultades de comprensión que derivan del modo en que estas realidades han sido estudiadas por los especialistas. La propia pluralidad del Islam en la actualidad, que se explica más en términos sociológicos que en términos de creencia, dificulta la tarea. El explicar la variedad de prácticas religiosas o de tradiciones culturales que se pueden englobar bajo el término de «islámico» nos lleva a mantener una actitud de valoración ante determinadas prácticas, considerándolas en términos de ortodoxia o heterodoxia respecto a un Islam «ideal» situado fuera del tiempo o del espacio y, por tanto, inexistente en términos prácticos, a lo que añadimos en tiempos muy recientes otras etiquetas como «moderado» o «extremista», «progresista» o «conservador», «moderno» o «tradicional», «integrable» o «inintegrable» muy difíciles de utilizar correctamente. Cuando se trata de identificar y calificar como tales a los inmigrantes procedentes de países de mayoría islámica, los «musulmanes en Europa» las cuestiones de percepción adquieren una importancia vital pues afectan a sus procesos de incorporación y a la sociedad de acogida en su conjunto. Como ya hemos señalado en alguna ocasión, en el debate sobre el Islam, su fe, su práctica, sus valores y su incorporación a los sistemas sociales y jurídicos tanto en los aspectos teóricos como en 11 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS los prácticos se pone de manifiesto, fundamentalmente, la complejidad de la aceptación de los sistemas de representación y de valores de otras religiones y las muchas caras de su incorporación en el proceso de construcción de sociedades multiculturales. En el caso del Islam a esto se añade la existencia de enraizadas consideraciones apriorísticas que insisten en que la fe y la práctica del Islam son o pueden ser incompatibles con nuestro ordenamiento, nuestras normas sociales o, incluso, con los derechos humanos. Todo ello produce una resistencia a la incorporación del Islam que está marcando las estrategias de incorporación de los inmigrantes musulmanes en nuestra sociedad. Para participar en ese debate no deberíamos entrar en disquisiciones teológicas pues no se trata tanto de entender los aspectos de fe y la doctrina del Islam, sino de reflexionar sobre lo que significa el Islam dentro de una sociedad, siguiendo la propuesta de la Sociología de las religiones. Durkheim, precursor del estudio sociológico de la religión, se interesó fundamentalmente por el papel que la religión tiene en las sociedades humanas. Tratándose de un científico social que plantea una actitud intelectual secular, intentó dejar fuera del análisis lo trascendental y no científico de la religión, es decir, los aspectos teológicos, para centrarse en la expresión colectiva de la fe, del culto, de los rituales. Considerar que la religión es la institución por antonomasia de las sociedades humanas y que ayuda a dar permanencia a otras instituciones ya había sido planteado con anterioridad por otros pensadores, entre ellos el precursor de la Sociología, Ibn Jaldún. La religión como elemento de cohesión de la sociedad en el planteamiento de Durkheim basándose en el positivismo de Comte, dio lugar a la llamada Sociología de las religiones, con la que se aspiraba a comprender de modo científico la naturaleza y el papel de la religión en la sociedad. El estudio de las religiones de Durkheim se inicia con el de las llamadas religiones «primitivas» y, en especial, con los intentos de determinar el papel integrador que tienen en sus sociedades. No avanzó mucho, sin embargo, con las religiones monoteístas entre las que se encuentra el Islam. 12 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN Pero la ciencia no se hace de espaldas a la sociedad y hay que señalar que las relaciones Iglesia-Estado en Francia a finales del siglo XIX afectaron de modo decisivo al desarrollo del estudio de las religiones. La creación de la sección quinta de la Escuela Práctica de Altos Estudios en 1886 dedicada al estudio de las «ciencias religiosas» —en la que se formarán especialistas en Islam como Louis Massignon o Henri Corbin— o el inicio de la publicación de la revista L’Année Sociologique en 1912 son ejemplos del interés suscitado por la materia. Sin embargo, el estudio de esta Escuela así como los esfuerzos de la mencionada revista se centrarán mucho más en el análisis de «las otras religiones», es decir, de las no monoteístas, que en el cristianismo, el judaísmo o el Islam. De las tres, el Islam será de entre ellas la que menos esfuerzos concentre inicialmente. Los primeros estudios científicos que se desarrollan sobre Sociología del Islam dentro de la Sociología de las religiones, hechos desde la perspectiva de las ciencias sociales y no desde la teología, se hacen a finales del siglo XIX, aunque hubo algunos trabajos precursores durante la expedición de Bonaparte a Egipto en 1798. Los especialistas en Islam de la escuela francesa son inicialmente poco numerosos y centran sus investigaciones en el estudio de la práctica religiosa en Argelia. No será hasta 1930 cuando empiecen a ser publicados trabajos de mayor envergadura como el realizado por Louis Massignon sobre las prácticas místicas en el Islam o los realizados por Robert Montagne, enmarcados en la «fenomenología de la religión» el primero y en el estudio de la religión como elemento de la cultura magrebí el segundo. Siguiendo a Montagne, Jacques Berque centrará sus estudios sobre el Islam en las sociedades árabes. Eran dos las preguntas a las que se quería dar respuesta: ¿qué significa el Islam en una sociedad musulmana? y ¿qué significa el Islam en las sociedades árabes contemporáneas?. La dificultad de convertir una religión viva y próxima en un objeto de estudio lastrará el esfuerzo por conocer estas sociedades tan próximas geográficamente a Europa. 13 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS Una aportación esencial en la llamada Sociología del Islam es la realizada por Weber. En su Sociología de las religiones, que inició con el estudio de la ética protestante entre los siglos XVI-XVII y fue ampliando a las que llamaba las «religiones universales» o Weltreligionen (confucionismo, hinduismo, budismo, cristianismo e Islam —para el judaísmo reserva un lugar especial en tanto que base del cristianismo y el Islam—), realizaba un estudio comparado de la ética en las diferentes religiones. Su aproximación a las religiones se realizó no desde los aspectos de la creencia sino desde la representación que el hombre hace de la creencia y que desarrolla en unas u otras prácticas sociales y pretendió determinar el grado de racionalidad de esas prácticas. Lo que más llamó la atención a Weber es la poca importancia que el Islam da a los aspectos rituales, o mejor dicho, la poca importancia que se otorga a lo ritual en el texto sagrado del Islam que es el Corán. La Sociología del Islam de Weber centra su interés en el estudio de las estructuras políticas en el mundo musulmán (patrimonialismo, sultanismo, ética de la conquista militar), las relaciones entre el individuo y las formas de organización estatal y el componente normativo de la sharía o ley de inspiración religiosa que podría explicar la relación del individuo con las diferentes instituciones y formas estatales. Si algo nos enseña la Sociología de la religión, es que las religiones no están confinadas a la sociedad o tradición cultural en el seno de la cual surgen ni al momento en el que lo hacen. De hecho, para que una religión permanezca y mantenga su sentido de la realidad en términos sociológicos a lo largo del tiempo ha de sufrir un proceso de reformulación y reinterpretación que evite que pierda su sentido en los sistemas de valores de las sociedades en las que arraiga y se desarrolla. Las religiones se ven modificadas en sus desarrollos cotidianos y se van adaptando para dar respuesta a las necesidades de los creyentes. Tal es la variedad resultante que algunos autores han llegado a plantear la posibilidad de emplear el término «Islames» para enfatizar las diferencias existentes entre tradiciones religiosas dentro del Islam, escapando con ello de actitudes orientalistas en permanente búsqueda de una ortodoxia islámica. 14 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN En los estudios orientalistas europeos y americanos sobre el Islam ha primado el enfoque que considera el Islam como una religión «escrituralista» y dogmática, basada en un texto sagrado, el Corán, que es el elemento conformador de las sociedades musulmanas de todo tiempo y lugar. Siguiendo este criterio se ha ido buscando en las diferentes prácticas religiosas la esencia del Islam, encontrándose cierta dificultad en analizar estas diferencias al no poder aplicar al Islam términos como ortodoxia o heterodoxia. Ha venido primando un enfoque que podríamos denominar «teologocéntrico», por retomar la expresión del orientalista Maxime Rodinson. En estas aproximaciones subyace la idea de que el Islam y sus textos son la variable explicativa por excelencia para comprender las sociedades árabes y musulmanas, fortaleciendo la idea de que las sociedades musulmanas son monolíticas, estáticas y resistentes al cambio. Este enfoque ha resurgido con fuerza entre aquellos que «despiezan» el Corán buscando en el texto sagrado incitaciones al odio y a la violencia y a las acciones terroristas contra musulmanes y no musulmanes. Estas ideas subyacen, también, en las aproximaciones sociológicas al Islam que llamo «de consumo rápido» y que insisten en el monolitismo, el estatismo y la resistencia al cambio de los musulmanes. Todo ello influye, como la profecía que se cumple a sí misma, en los procesos de incorporación del Islam y los musulmanes a las sociedades europeas —y quizás también en las occidentales en su conjunto pese a las diferentes posiciones hacia la religión que se encuentran en Europa y en Estados Unidos—. III. PLURALIDAD Y COMPLEJIDAD EN EL PENSAMIENTO Y LA PRÁCTICA ISLÁMICA ACTUALES. ESTAR EN MINORÍA, VIVIR EN OCCIDENTE Los movimientos humanos y el desarrollo de la comunicación hacen cada día más pequeño el mundo. La globalización ha supuesto el desarrollo de una cultura desterritorializada que afecta a una religión que, como todas, tienen vocación globalizadora. El impacto 15 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS de la globalización sobre el Islam es paradójico porque de un lado está más expuesto que nunca a la contaminación de Occidente —si queremos emplear los mismos términos que aquellos que plantean una relación Islam-Occidente en términos de conflicto de civilizaciones— mientras que, al mismo tiempo, se dan las mejores condiciones para difundir el mensaje, debatir y discutir sobre él, especialmente en las sociedades donde la libertad de expresión y religión son celosamente vigiladas. En las sociedades europeas occidentales, como ya otros han señalado, se da al mismo tiempo un proceso aparentemente paradójico de secularización acompañado de un aumento de la espiritualidad, todo ello en un marco de libertad de expresión y de conciencia que abre las oportunidades a la existencia de un debate y de una práctica religiosa amplia y variada. Las tendencias dominantes actuales en términos de pensamiento entre los musulmanes que viven en Occidente son de dos tipos. Las primeras se caracterizan por su continuísmo y por basarse en la transmisión de conceptos y prácticas aprendidas. En las segundas se reflexiona sobre lo transmitido y se propone una reforma, de mayor o menor calado según las circunstancias. Entre los primeros están aquellos que se apoyan en la tradición, en su respeto y en el vivir de acuerdo a ello tal y como les ha sido trasmitido en sus familias y en las instituciones educativas y religiosas de sus países de origen. Como el origen de los inmigrantes musulmanes instalados en Europa es muy variado —toda la región de Norte de África y Oriente Medio, a lo que se añade algunos países de África negra y asiáticos— ello nos da desde el origen una pluralidad, observable en escuelas de pensamiento y práctica, tradiciones y también en experiencia de relación religión-Estado. Por otro lado están aquellos que renuncian parcialmente a esa tradición trasmitida y pretenden una relación nueva con el texto sagrado y con las tradiciones, empleando en su construcción tanto unas lecturas nuevas de base religiosa como las experiencias vividas en sus países de origen y en el de residencia. De la combinación de ambas tendencias con los elementos aportados desde el origen y la experiencia individuales, resulta un cuadro complejo y variado de pensamiento islámico. 16 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN Muchos de los musulmanes instalados en Europa se limitan a vivir la religión del modo más parecido posible a como la han aprendido en sus países de origen o, en el caso de los nacidos o socializados en Europa, en el seno de sus familias o sus comunidades de referencia. Otros siguen buscando, profundizando en la tradición transmitida, aplicando criterios de relectura de determinadas tradiciones, tomando como ejemplo de vida al profeta Muhammad. Son especialmente visibles por su atuendo y su manera de vivir el Islam aquellos que siguen la doctrina Deobandi que nació en la India en 1866 en torno a una institución llamada Dar al-Ulum. De esa inspiración surgen movimientos violentos como la Yamaat Islami, o como los tabliguis conocidos como los Testigos de Jehová del Islam. Estos últimos son un movimiento pietista y apolítico que busca la ortodoxia. Originalmente son una secta deobandi fundada en 1924 por Mohamed Ilyas y que se basa en que cada musulmán puede ser vehículo de valores y prácticas. La misión diaria del musulmán es, pues, dar testimonio de su fe en todos los ámbitos de su vida. Se sienten vagabundos que no encuentran su lugar y se relacionan entre ellos a través de visitas organizadas, de pocos días de duración, a otros grupos cercanos, que se van complicando y alargando hasta llegar a auténticas peregrinaciones. Su centro de expansión y proselitismo en la actualidad es occidente, especialmente los musulmanes aculturizados de segundas y terceras generaciones o los nuevos musulmanes en búsqueda del Islam. Resultan muy visibles porque son estrictos con el atuendo y la práctica diaria —ropajes como en época del Profeta, barba y perfume, hábitos higiénicos y de alimentación— y extremadamente atractivos por la simplicidad aparente del mensaje que trasmiten y por la lealtad y vinculación al grupo que proponen, que incluye un contacto mínimo con los que a él no pertenecen. Entre aquellos que pretenden el desarrollo de un Islam de nueva lectura están los reformistas. Hay que recordar que reformistas han existido en todo momento en el Islam y que las lecturas y relecturas del texto y las tradiciones han sido propuestas por numerosos pensadores a lo largo y ancho de la historia del Islam, siendo 17 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS intrínseca a su propio devenir. Muchos han sido los movimientos de inspiración reformista que se han dado en la historia moderna y contemporánea en las sociedades musulmanas, dos de los cuales son los que están actualmente en vigor con mayor presencia en Europa. Hostiles a formas intelectuales del Islam, wahhabíes y salafíes pugnan hoy en día por imponer su lectura —la última, la más correcta, la más adecuada—, buscando dejar de lado lecturas previas que han cristalizado en escuelas de pensamiento y práctica jurídica, con poca variación desde el siglo XI y difíciles de adaptar al momento actual. Estos grupos quitan importancia a la tradición tal y como nos ha llegado y proponen una vuelta a los textos. El wahabismo es una forma especialmente rigorista dentro del Islam sunní que fue concebida por el teólogo Mohamed ibn Abd alWahhab (1703-1792). El texto en el que se recoge su doctrina es el libro Kitab at-tawhid («el libro del monoteísmo») y resulta, en resumen, una propuesta para liberar al Islam de las innovaciones, las herejías o las idolatrías que se encontraban presentes en su práctica entre algunas tribus beduinas de la Península Arábiga y por extensión en todo el mundo musulmán. Tanto unos como otros están en contra del culto a los santos —muy presente en la práctica norteafricana del Islam—, la edificación de tumbas o la construcción de lugares de culto excesivamente ornamentados y suntuosos. El wahhabismo está muy extendido en la actualidad al ser una escuela seguida por el Reino de Arabia Saudí, que emplea no pocos recursos económicos en mantener centros culturales, cátedras de estudios, programas de formación o construcción de mezquitas dentro y fuera del mundo árabe, incluyendo Europa. La presencia de este Islam en Europa, no por ser el Islam que practican los musulmanes que aquí viven, sino por ser el Islam con mayores recursos materiales, constituye un foco de tensión porque entra en colisión con los modos de practicar el Islam de los inmigrantes y puede llegar a imponerse por la infraestructura con la que cuenta. En cierto modo, se podría decir, está conformándose como el Islam ortodoxo, como la vara de medir de la práctica musulmana actual. 18 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN En cuanto a los grupos llamados salafistas conviene señalar que no deben ser confundidos con el movimiento intelectual y político que fue el salafismo y que a finales del siglo XIX, en pleno contacto con la Europa que se modernizaba, produjo destacados intelectuales que hicieron un esfuerzo intelectual para que las sociedades musulmanas no hicieran del Islam una rémora del progreso sino un motor para el mismo. Entre ellos están los todavía muy leídos Mohamed Abdu, Rida y al-Afgani y que aportaron elementos interesantes al proponer una nueva manera de entender el Islam a la luz del progreso y el contacto con occidente. Los salafistas, de un modo parecido a como lo hacen los wahhabíes, cierran la tradición en los salaf o compañeros del Profeta y remiten al musulmán de hoy en día a una serie de normas, de lo que está permitido (halal) y lo que está prohibido (haram) coincidiendo con aquéllos en el poco espacio que dejan al individuo y a su modo personal de vivir el Islam. Resultan, también, muy estrictos en la forma de vestir y en los modos de vivir el Islam. Gran parte de los musulmanes occidentales practican el Islam como en sus países de origen o están inmersos en procesos de secularización similares a los que viven las sociedades occidentales. Otros participan de movimientos conservadores, como los antes expuestos, pero también existe dentro del Islam en occidente en la actualidad —quizás más en Estados Unidos que en Europa por la existencia de una élite de origen diverso y ser más las oportunidades en la Universidad y en institutos— un buen grupo de pensadores que podríamos denominar reformistas y que reflexionan sobre la realidad del Islam en Occidente. Y ¿cuáles son los temas abordados por estos reformistas? Evidentemente, por estar en Occidente, todo lo relacionado con estar en minoría y con la sempiterna división entre lo que es tierra de Islam (dar al-Islam) y tierra de no Islam (dar al-harb) y los derechos y obligaciones respecto a esa tierra. El debate sobre cómo proceder como musulmán cuando uno se encuentra lejos de su tierra de origen, en un Estado donde el Islam no es la religión minoritaria y gobernado por gobernantes que no 19 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS son musulmanes, es un viejo debate dentro del Islam. En la actualidad se asiste al resurgir de estas discusiones, que se producen entre musulmanes que viven en Europa pero también entre individuos con proyectos de vida trasnacionales. Los debates afectan a cuestiones teológicas y a cuestiones prácticas como pueda ser la relación con no musulmanes, la vestimenta y la práctica islámicas, la participación política o cuestiones relacionadas con lo económico, el tipo de trabajo que se puede desempeñar, la relación con los bancos, etc. En 1997 el Sheij Faysal Mawlawi propuso en un folleto que le encargó una de las organizaciones de musulmanes en Francia más activa, la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia (UOIF) que era necesario avanzar en la vieja distinción entre tierra de Islam (dar al-Islam) y tierra de no Islam (dar al-harb), proponiendo una tercera categoría que fuera «la tierra del pacto» o del «compromiso de prédica» (dar al-ahd o dar al-dawa). Su argumento se basaba en que un país donde viven musulmanes no puede considerarse dar el harb por mucho que sus gobernantes y sistemas de gobierno no sean islámicos. Esa tierra se convierte, pues, en tierra de proselitismo en donde se refuerza el sentido de pertenencia a la comunidad. Detrás de ese debate se esconde otro, en el que también participan especialistas no musulmanes, sobre qué es un gobierno islámico en el siglo XX. Rachid Gannouchi, tunecino, perseguido por sus ideas, relee en los años ochenta del pasado siglo la idea de democracia en el contexto de la filosofía islámica para concluir que no hay en la actualidad ningún gobierno islámico y que los musulmanes deben ser pragmáticos en términos políticos. Su propuesta se basa en la del filósofo valenciano andalusí el Chatibi para señalar que si un buen gobierno protege las necesidades básicas del hombre, es decir, su fe, su vida y su razón, entonces el musulmán no tiene problema para vivir bajo ese gobierno. Teniendo en cuenta que en Occidente todo ello está garantizado, concluye que no hay problema alguno para los musulmanes que allí viven y deciden participar en las instituciones. 20 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN Hay alguna otra propuesta con mayor impacto en los medios como la de Tareq Ramadán, filósofo suizo de origen egipcio que tras leer la tradición islámica y reflexionar sobre el modo de vida y gobierno de las democracias europeas no ve necesario el desarrollo de una ley de minorías como se había dado en otros tiempos y lugares. Su propuesta es clara: los musulmanes pueden expresar lo que son a través de la participación. En ese sentido, un gobierno no islámico donde se puede participar es mejor que uno islámico en el que no se puede. Tanto democracia como libertad de pensamiento son también principios islámicos. Para Ramadán lo primero es «clarificar la naturaleza de la articulación que existe entre las prescripciones de las referencias islámicas y la realidad concreta de la ciudadanía en un país europeo». Parte de la evidencia de que cada país tiene un marco jurídico y de que vivir en un país es parecido a firmar un contrato, cuyas condiciones legales aceptas al firmarlo. Como minoría de origen inmigrante, los musulmanes instalados en Europa se enfrentan a problemas relativos a la legislación, relativos a la cultura y, las más de las veces, relativos a la situación económica y social que deriva de su situación de inmigrantes. La complicación nace de que esos problemas son confundidos muchas veces por los propios musulmanes que no valoran objetivamente su situación. Para el pensador suizo, una vez se vive en Occidente hay que ser consciente de que el individuo se puede amoldar y se debe amoldar, aceptando las propuestas de la nueva sociedad siempre que no sean contrarias a la religión. En su lectura, según la sharía o ley islámica los musulmanes pueden vivir en Occidente y deben respetar las leyes del país. Es obligación del musulmán estudiar cada situación en la que se pueda presentar una dificultad, pues los marcos jurídicos aplicados a la religión no son únicos ni cerrados y suelen ofrecer margen para la interpretación. En ese contrato de ciudadanía hay una cláusula de conciencia que es la obligación de implicarse en la sociedad en la que viven y adaptarse a ella, así como el compromiso de no minar los fundamentos de la nación que los acoge. 21 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS Pero estas propuestas no son únicas. En Occidente —tanto en Estados Unidos como en Europa— y muy ligadas a debates también presentes en los países islámicos se han desarrollado corrientes de pensamiento que proponen de un modo u otro una relectura del Islam a la luz de hoy. Sobre la relación del creyente con el texto sagrado, con el Corán, ha nacido una escuela, presente tanto en Estados Unidos o Francia como en Paquistán que propone la deconstrucción del texto coránico, tarea ardua y compleja en la medida en que la renovación en la interpretación del texto coránico es todavía tema tabú. El paquistaní Fazlur Rahman, a caballo entre EEUU y su país de origen, rechaza la idea de que no se puede aplicar en su integridad el Corán porque la sociedad en la que se vive no sea plenamente islámica. De hecho piensa que el declive del Islam vino con la consideración absoluta del texto y que el problema es el uso de suras y aleyas (capítulos y versículos) aisladas. Para ello propone un método histórico para leer el Corán, el mismo empleado por el egipcio Nasr Hamid Abu Zayd, para revisar la cuestión de la dote que en su momento buscaba igualar a hombres y mujeres pero que ahora ya no cumple esa función. También trabaja de ese modo el franco-argelino Mohamed Arkoun que propone refundar los textos pero no volviendo a las fuentes sino con una metodología que tiene que ver con una teoría de la historia. Este método histórico lo emplea de igual modo Khaled Abu el-Fadl para criticar el wahabismo que oscurece la tradición y niega la variedad de las fuentes. Para los wahhabíes, apunta, los usul al-fiqh o fuentes de derecho jurisprudencial se han convertido en inmutables, cuando lo único inmutable es el Corán. También critica el concepto de maslaha como bien común que acaba siendo un argumento de gobiernos despóticos para evitar la participación política de sus gobernados. En definitiva, el contacto con Occidente produce cambios y hace que se transformen los términos del debate. La pregunta de quién debe gobernar la comunidad musulmana que se hacía en los primeros momentos del Islam ha dejado paso al debate sobre la compatibilidad de democracia e Islam. 22 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN De todo lo anteriormente expuesto, una pequeñísima muestra de cómo se trabaja y debate en los círculos islámicos preocupados por la adaptación del Islam a los tiempos actuales, se puede concluir que no son pocos los referentes en los que pueden mirar aquellos que quieren hacer propuestas sobre cómo vivir el Islam en la época actual. Pero la realidad es que también abundan los pensadores y políticos que usan el Islam como ideología y que lo están reduciendo en su complejidad, llevándolo a términos políticos para esgrimirlo como arma de oposición a gobiernos dentro y fuera del universo islámico convirtiendo los textos sagrados en manuales de ética islámica, en un elenco de cosas lícitas y no lícitas (halal versus haram). El problema es que unos y otros están presentes de modo distinto en lo público, abundando más las referencias a los segundos y a la violencia con la que apoyan sus argumentos que los primeros, cuyos debates y esfuerzos tienen en ocasiones poco impacto en las sociedades musulmanas teóricamente concernidas. IV. EL ISLAM Y EUROPA: MIGRACIÓN, INTEGRACIÓN Y CONFLICTOS Como señalaba antes, son muchos los problemas a la hora de analizar el modo de integrarse de los musulmanes residentes en Europa, que nacen como en la caverna, de los errores de las apariencias. Ser asimilado o permanecer como extranjero no son estados que puedan valorarse mediante la apariencia. Tanto asimilarse como mostrarse afirmando la diferencia hasta llegar a una posición sectaria son posturas instintivas y las dos actitudes son una reacción ante el entorno. Efectivamente, el debate sobre el modo de proceder en la integración de los inmigrantes en las sociedades de acogida es extenso y complejo y lo que aquí se apunta no es más que una aportación a ello. La pregunta que nos hacemos es: ¿Qué se puede hacer cuando en el proceso de integración de inmigrantes aparece un elemento de índole religioso-identitario? En principio, si la sociedad de aco23 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS gida es una sociedad que reconoce la pluralidad y protege la libertad de creencia no habría más problema. Pero nos queda entonces reflexionar sobre la capacidad real tanto en los aspectos prácticos como en los simbólicos de las sociedades actuales de mantener esa identidad religiosa diversa, quedando clara la necesidad de presentar al individuo migrante un espacio para la reflexión individual y colectiva en el que debatir sobre esa condición de minoría que le corresponde. Hemos visto que el espacio de debate intelectual existe, por mucho que sea un debate que en muchas ocasiones se realiza en ámbitos marginales de la academia y en algunas instituciones y que tenga problemas para su difusión entre los interesados, pero es un debate del que se pueden extraer algunas conclusiones. Efectivamente, de la lectura de los textos de estos autores y de la observación de la realidad que nos rodea podemos concluir que es necesario fijar la identidad musulmana en Occidente y que esta fijación no debería hacerse exclusivamente como una reacción al entorno. Frente a los modos europeos de hacer frente a la diversidad cultural que proviene de la inmigración hay una reacción de los intelectuales y también de los líderes religiosos tanto de las comunidades inmigradas como en los países de origen, en una suerte de «mercado de ideas» en el que se proponen soluciones y recetas para que los inmigrantes musulmanes vivan en Europa. Así, frente a la propuesta integracionista de Holanda o Gran Bretaña se plantea reaccionar comunitariamente, reforzar la comunidad para preservar la identidad, creando una comunidad religiosa y cultural en el país de acogida que evite su disolución; por su parte, frente a la propuesta asimilacionista de Francia se pretende proteger la identidad musulmana y construir un estatuto individual de ciudadano musulmán. La realidad en un caso y otro es que, antes las dificultades de la integración como inmigrantes muchos han optado y optan —especialmente en los primomigrantes y en determinados individuos de las segundas y terceras generaciones— por encontrar refugio en la vida comunitaria viviendo en la emigración del modo más parecido posible a la vida en el país de origen, imitando y recreando prácti24 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN cas sociales, culturales y religiosas, «importando», sin mayor esfuerzo adaptativo normas, costumbres, valores y prácticas. Más allá de modelos, en nuestro análisis proponemos como hipótesis de partida que en muchas ocasiones la expresión religiosa —o, más bien, el exceso de religiosidad apreciable en algunas de estas comunidades inmigrantes— que se hace por parte de las poblaciones inmigradas tiene mucho que ver con el marco legal existente —en este caso, el marco de la normativa sobre libertad religiosa—, con el tipo de infraestructura de culto que se encuentren, con el grado de reconocimiento/no reconocimiento de su expresión religiosa o con el estereotipo existente sobre ella. Todo ello se agudiza cuando se trata de religiones que no han estado ausentes o son completamente ajenas a la propia historia de la nación que acoge y de su ideología nacional, como puedan ser algunas expresiones religiosas orientales, sino de religiones que, de alguna manera, han tenido aquí una presencia, formando parte de esa «historia común» tantas veces releída y manipulada por mitos que aún tienen cierta vigencia. Esa «historia común», más o menos mitificada como es el caso del al-Andalus hispano, ha servido como sustrato de pensamientos y creencias e, incluso, de propuestas de acción tanto de la sociedad de acogida como de los individuos practicantes de esa fe como son —en este caso— algunas comunidades de nuevos musulmanes o conversos. No es aquí el lugar para analizar el impacto psicológico que tiene la inmigración sobre los individuos y la inevitable deconstrucción/reconstrucción que se produce como consecuencia de ese desplazamiento a otro país pero sí puede hacerse una referencia que nace de la observación de la expresión de la religión en contexto migratorio y que está en relación con lo antes expuesto. En la práctica religiosa en contexto migratorio se pueden considerar varias fases. En una primera fase, que se podría llamar de abandono temporal en términos de práctica religiosa, son otras las prioridades y, junto a la necesidad de cubrirlas y la voluntad de no destacarse en la sociedad de acogida, la expresión religiosa se ve limitada a las celebraciones sociales y a las festividades más señaladas. En un 25 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS segundo momento, en la fase llamada de recuperación o reencuentro que se desencadena con la llegada de la familia en caso de producirse la reagrupación o con el establecimiento de una familia en el país de residencia, puede darse un acercamiento a los aspectos grupales de la práctica, convirtiéndose en ocasiones la práctica religiosa en espacio reivindicativo. A ello nos referimos cuando decimos que no es infrecuente que el propio marco legal y el modo de expresión de la pluralidad religiosa en la sociedad de acogida puedan incidir en estos aspectos, viviéndose en ocasiones una religión exagerada en sus formas, dogmática en sus afirmaciones y beligerante en sus propuestas. En una tercera fase, de reafirmación y estabilización, es cuando se hacen más visibles los rasgos de esa práctica religiosa, cuando gana en importancia tanto la práctica privada como la grupal, las reivindicaciones asociadas a su presencia ya sea en términos de infraestructura, ya de adecuación de costumbres o prácticas religiosas. En esos momentos es cuando se producen distintos discursos dentro de la comunidad religiosa, se establecen las actitudes y pautas grupales mayoritarias y se avanza hacia un lugar u otro de la institucionalización cuando ésta no se ha producido o cuando, de haberlo hecho, no parece haber tenido en cuenta el componente que estos creyentes inmigrantes aportan —mayor o menor gusto por un rito u otro, tipo de reuniones o práctica grupal, presentación a las sociedad en su conjunto...—. La realidad es que la continua llegada de inmigrantes procedentes de países de mayoría musulmana hace que estas tres fases acaben confundidas, acortándose en el tiempo la primera por la existencia de una cierta infraestructura de acogida dentro de la propia comunidad inmigrada que provee de los servicios necesarios en la primera fase y haciendo que se avance a la segunda e incluso a la tercera sin un tiempo de adecuación suficientemente largo. De hecho, esto puede estar influyendo en los nuevos llegados, que se «comunitarizan» antes de entrar en contacto con la mayoría de la sociedad de acogida, produciéndose una integración rápida en la comunidad de referencia sobre cuyos efectos se podría discutir. Sin embargo, la mayoría toman distancia frente a ello y se reservan 26 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN unas prácticas culturales y religiosas que salen del Islam pero que no son su única referencia. Entre aquellos que practican las formas se multiplican: hay muchas maneras de ser y de decirse musulmán. En Europa se puede ser musulmán también de muchas maneras y es una cuestión de elección, dándose la posibilidad de elegir entre múltiples formas de adhesión, de distanciamiento o de ruptura. De especial interés está resultando la reflexión sobre los procesos de construcción identitaria de los jóvenes musulmanes en Europa, entendiendo como tales a aquellos que han nacido o han sido educados aquí, las llamadas segundas generaciones. Como apunta Olivier Roy, entender lo que es la comunidad musulmana instalada en Europa pasa por entender que la pluralidad no reside en los orígenes sino en las estrategias grupales e individuales para inscribir la fe islámica en la sociedad en la que viven. Lo interesante de las nuevas generaciones es que en esas estrategias se interrogan sobre la ciudadanía y hacen una elaboración individual del binomio ciudadanía/ser musulmán. En la investigación llevada a cabo por Nancy Venel en Francia, de lo observado se desprenden cuatro tipos de actitud. Por un lado estarían los «franceses practicantes» que consideran que para «ser francés» se debe compartir la cultura, la mentalidad y la historia. Sin renunciar a la cultura familiar, sitúan en primera línea la nacionalidad francesa y sus vínculos con el país, que actualizan con la participación política y con la interiorización de la separación esfera pública-esfera privada. Ciudadanía construida sobre un simbolismo republicano clásico, los vínculos con la otra orilla del Mediterráneo son también simbólicos. Rasgo común a todos ellos es un proceso de escolarización exitoso. En segundo lugar estarían los «acomodadores» que no quieren asimilarse a la francesa sino que proponen una doble afirmación identitaria como franceses y como musulmanes al mismo tiempo, desarrollando una doble pertenencia universal y particular. Denuncian la discriminación religiosa y combaten activamente la exclusión simbólica del Islam en la construcción del Estado francés, sobre todo la gestión colonial del Islam que lleva a considerar sospechosos de deslealtad a los 27 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS musulmanes. Su máxima sería «ser un buen musulmán, ser un buen ciudadano» y pese a no ser partidarios de la gestión comunitarista del Islam, practican una cierta endogamia relacional. En tercer lugar están los «contratadores» que no quieren ser reducidos a una identidad religiosa y hablan de un sentimiento de pertenencia global a la raza humana más allá de cualquier etiqueta. Tienen en la religión un elemento marginal de su dimensión ciudadana y mantienen con el Islam una relación afectiva o cultural más que de creencia. Han vivido en familias inmigrantes que han mantenido una relación a distancia tanto con la religión como con las tradiciones. Un cuarto grupo serían los «neocomunitaristas» que sitúan el ser musulmán delante de cualquier otra pertenencia y que han hecho de su musulmanidad un argumento en la construcción de una ciudadanía de contestación. El Islam compensa la falta de compromiso en otros ámbitos y la pobreza de otros posibles elementos de identidad, concibiendo su participación en la sociedad como un lobby, con demandas asociadas a la religión que muestran una vinculación con la umma o comunidad de creyentes en un espacio protegido, un nicho de identificación en el interior de un espacio nacional del que se sienten excluidos. Tanto los condicionantes familiares de partida como el entorno de socialización, especialmente el entorno escolar, son determinantes a la hora de optar por una estrategia u otra de vivir ser musulmán en contexto europeo. Por último, cabe señalar que junto a la variedad de procedencia y de relación con lo religioso, la realidad del Islam europeo es que está afectado a partes iguales de elementos de trasnacionalidad y de globalización. En general se trata de un Islam minoritario y sin Estado, en el seno del cual se asiste a un proceso paralelo de aculturación y de reconstrucción identitaria. La reformulación de lo religioso se debe en parte a la desculturalización que puede acompañar una trayectoria migratoria de larga duración. En cualquier caso, se trata de modos nuevos de plantear no la religión ni la creencia sino la religiosidad, el modo en que el creyente cree, valga la redundancia, y vive su relación con la religión. 28 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN Quizás lo más novedoso del fenómeno es que quien eso plantea no está en un universo desculturalizado o aculturalizado, ni lucha contra una cultura dominante que, en principio, se muestra abierta a otras aportaciones, sino que se debate entre múltiples elementos que le pueden llevar a una crisis de referencia cultural. Pero el problema esencial, a mi juicio, es que el que realiza esta reflexión no cuenta con el conocimiento de partida necesario y lo hace desde la experiencia vital de encontrarse desarraigado, en algunos casos, o fuertemente politizado por una visión compleja de la situación política y las desigualdades existentes en el país de origen, lo que da como resultado una actitud hacia el mundo que le rodea que le anima a aferrarse a un modo de leer la religión, subrayando el rasgo religioso de su conducta y olvidando las posibilidades de una construcción ciudadana propia de las sociedades europeas actuales. V. LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ISLAM EN EUROPA El Islam vivido hoy en día en los países europeos tiene entre sí enormes semejanzas y algunas diferencias. De origen inmigrado mayoritariamente, aunque instalados en los países de acogida de Europa occidental en momentos políticos y económicos distintos, los inmigrantes musulmanes han encontrado y encuentran en ellos dificultades similares para institucionalizar el Islam, actualmente convertido en símbolo de la expresión de su identidad como inmigrantes. Y digo bien como inmigrantes pues si es cierto que el Islam es una religión que ha tenido problemas de representación simbólica en Europa, y mucho más en España, lo que está dificultando una correcta gestión y representación no es tanto el «choque» cultural o religioso de una religión distinta a la mayoritaria, sino el que sea una religión que aparezca casi exclusivamente asociada con inmigración Algunas de las dificultades son compartidas con otras religiones minoritarias en las que el componente inmigrante no ha sido importante hasta fechas muy recientes. 29 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS El problema de fondo que subyace a las dificultades de representación y construcción de una imagen positiva del Islam en el seno de una sociedad multicultural es considerar o no esta religión como parte de la cultura europea, o, como algunos proponen, plantear la presencia en nuestro territorio del antagonista por excelencia, el musulmán, convertido el inmigrante musulmán en un caballo de Troya de supuestas expansiones y ataques a la identidad e historia europeas. Los inmigrantes musulmanes se instalan en estados relativamente homogéneos en términos de religión —cristianos, católicos o protestantes—, con un grado de secularización de las sociedades relativamente avanzado y con una separación Estado-Iglesia de derecho o de hecho, en Estados que permiten demandar derechos relacionados con su fe a individuos y, en algunas ocasiones, a grupos y comunidades religiosas. Rasgo común a las sociedades europeas ha sido la fuerte resistencia al reconocimiento de estas comunidades, a su visibilización y a su incorporación en términos religiosos a la Europa del siglo XXI. El Islam en Europa está presente más por la práctica, por la presencia en las calles de individuos y espacios de reunión y de culto que por la legislación, excepción hecha de España o Austria, países donde el marco jurídico es previo a la presencia de las comunidades musulmanas inmigradas a las que nos venimos refiriendo. En la Francia metropolitana en 1950 apenas era medio millón el número de residentes musulmanes, ligados en su mayoría al territorio argelino. En la actualidad las cifras, complejas de calcular teniendo en cuenta los procesos de adquisición de nacionalidad, los matrimonios mixtos y el problema de la consideración de su descendencia en términos religiosos, así como la inmigración ilegal, se habla de entre tres millones y medio y cinco millones de musulmanes de origen norteafricano, siendo la comunidad de origen inmigrado más antigua de Europa. Si algo ha caracterizado al Islam francés es precisamente las dificultades de relación del país con la antigua colonia, Argelia, la compleja relación del Estado con el hecho religioso que dio lugar en 1905 a la ley de la laicidad así como las fuertes tendencias asimilacionistas de la República Fran30 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN cesa, con un discurso de construcción de nación claro al respecto desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Es grande la diversidad ideológica y son más de mil las asociaciones de musulmanes según la ley de 1901 y diez según la de 1905 sin incluir las asociaciones ligadas a la inmigración. En general cabría hablar de tres tipos de asociaciones: las que giran en torno a las grandes mezquitas, las tipo paraguas o que agrupan diversas entidades y las asociadas a partidos o a grupos transnacionales con vocación política. En términos de espacios de culto las cifras actuales hablan de nueve mezquitas y 1300 oratorios. Los intentos por institucionalizar el Islam francés y dotarlo de un órgano de interlocución estable han sido muchos. Desde que en 1981 la histórica Gran Mezquita de París, intentara crear el Consejo Superior de Asuntos Islámicos, las iniciativas por emancipar el Islam de Francia del Islam argelino se han sucedido. En 1983 fue creada la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia y en 1985 la Federación Nacional de Musulmanes de Francia. Ambas iniciativas supusieron un intento de cambio en la gestión del Islam francés que hasta entonces había estado, por así decirlo, subarrendado a Argelia. En 1990 se creó el CORIF, con escasa capacidad de convocatoria y efectividad, regresando paulatinamente la interlocución a la Mezquita de París y a un Instituto que se había creado al efecto en 1985. En 1994 le fue concedida la responsabilidad sobre el sacrificio ritual musulmán, con toda la dimensión económica y religiosa que ello implicaba. En 2003, el entonces Ministro de Interior, ministerio encargado del culto y los asuntos religiosos en muchos países de Europa, Nicolas Sarkozy, puso en marcha la elección de un Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM), en su búsqueda de una nueva fórmula de representación del Islam en Francia. Después de celebrarse elecciones a Consejos regionales así como para elegir al Presidente de este Consejo en el ámbito nacional, fue designado como Presidente el siempre presente rector de la mezquita de París, el argelino Dalil Bubaker. En Francia, como en otros países europeos se ha ido produciendo un desplazamiento del interés a la hora de gestionar el Islam en 31 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS el territorio. De las primeras demandas en los años sesenta que afectaban a la petición de oratorios, la realización de rezos en el trabajo y en los locales vecinales de vecindarios de protección oficial se pasa a una institucionalización en asociaciones que además de canalizar demandas van marcando pautas y modos de vida. El Islam ha sido usado desde el inicio como elemento de negociación para discutir en la mejora de las condiciones de vida de inmigrantes y como elemento de negociación en conflictos. En la Alemania reunificada, el Islam constituye la segunda religión del país, con más de tres millones de musulmanes, dos tercios de los cuales son turcos. Es el proceso de institucionalización de estos últimos el que ha sido más estudiado. Son muchas las infraestructuras existentes para una comunidad que ha llegado al país de modo organizado, con reclutamiento en origen hasta 1993, y con importantes procesos de reagrupación familiar. A la comunidad turca inmigrada se le ha unido a partir de 1980 un contingente musulmán de refugiados políticos procedentes de Afganistán, Bosnia y algunas repúblicas asiáticas. Todo ello, junto con el paro y el crecimiento de los partidos políticos de extrema derecha y marcado tinte xenófobo, ha hecho crecer los ataque racistas, produciéndose una «turquización» paralela de la comunidad turca, una parte de los cuales tiene una participación social y política en el país muy limitada, viviendo en un microcosmos cerrado que mira más a Turquía que a lo que sucede dentro del país de acogida. En la actualidad en Alemania hay más de 2.200 oratorios regentados por asociaciones que además de los religiosos proveen de otros servicios a la comunidad, como guarderías. Solamente en Berlín hay más setenta lugares de culto islámico, el noventa por ciento de ellas de turcos. Si por algo destaca el Islam en Alemania es por la base étnica de la mayoría de sus espacios de culto, asociaciones y federaciones. Los numerosos problemas de interlocución con estas federaciones han llevado a la constitución en otoño de 2006 de una Conferencia Permanente sobre Islam que reúne periódicamente a quince representantes de los musulmanes alemanes junto con 32 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN especialistas y políticos, en un intento de debatir en profundidad los elementos que más les afectan. En Gran Bretaña, el fin de la colonización en Asia y luego en África, hizo trasladarse a la metrópoli a un número importante de musulmanes que junto con las sucesivas oleadas de inmigración, las conversiones y las nacionalizaciones hacen difícil cuantificar el número actual de éstos. De origen asiático, una buena parte de ellos son sunníes hanafíes, con influencias hindúes y algunos grupos deobandis derivados en tabliguis y ahmadíes. Entre los musulmanes existen grupos de intelectuales de clase media con una rica vida asociativa y presencia en la comunidad y fuera de ella, incluyendo tres Lores en la Cámara de los Lores. En el año 2000 se censaban en el país más de mil oratorios, de sensibilidad y práctica muy variada y sólo parcialmente representada en el Consejo del Islam Británico. La apuesta por el mantenimiento de los vínculos en el seno de la comunidad y la legislación británica en el ámbito de la educación ha propiciado la creación de colegios, institutos de secundaria e instituciones de formación superior con una amplísima oferta. En Holanda el último de los debates tiene que ver con la educación de los líderes de la comunidad al haberse detectado un fenómeno no previsto como es la existencia de una comunidad musulmana con enormes diferencias entre los inmigrantes recién llegados y los que fueron inmigrantes pero constituyen ya una segunda o tercera generación. Los choques generacionales y lo complejo del contacto con la cultura de origen de padres o abuelos están haciendo difícil la construcción de una identidad musulmana holandesa. Desde los años 90 se percibe la tensión entre los que quieren mantener vínculos estrechos con los países de origen —Surinam, Turquía y Marruecos— y los que apuestan por hacer un Islam holandés (representados unos y otros en dos de las grandes federaciones existentes, el Islamic Council y el Dutch Muslim Council). Al tratarse el Estado holandés de un Estado laico que no coopera directamente con las religiones, el contacto con los musulmanes en el ámbito público y para el desarrollo de políticas de integra33 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS ción respetuosas con esta religión se desarrolla fundamentalmente en las asociaciones de vecinos, en las juntas escolares o en los ambulatorios, proliferando los espacios de mediación y contacto intercomunitario. En la vecina Bélgica el tratamiento que hace del Islam la administración se enmarca en el desarrollo de una política de minorías que potencia el vínculo comunitario como la enseñanza de lengua y cultura de origen, el apoyo a instituciones de inmigrantes o la inclusión de la enseñanza del Islam en la escuela. Las leyes que regulan la relación Estado-religión animan a las confesiones a crear asociaciones y desarrollar actividades aunque se da una creciente participación en política no relacionada con la comunidad de origen o su representación. Pese a las diferencias en el tratamiento del Islam y de los musulmanes de los países europeos que hemos esbozado brevemente, y que se explican en parte por la procedencia y constitución de las comunidades musulmanas en estos países, así como por el tratamiento jurídico y el marco legal de su organización, la realidad es que son muchos los elementos comunes. Algunos de ellos tienen que ver con aspectos internos de la comunidad, como son el modo de ejercerse la autoridad religiosa o la organización de los estudios y la formación o el mantenimiento de espacios de culto y la organización de la alimentación halal; otros, sin embargo, afectan a la comunidad en su interacción con el entorno, y se centran en cuestiones de interlocución, representatividad de los órganos de interlocución y consecuente participación en la elaboración de políticas. Tras los atentados de Nueva York en 2001, y los posteriores en Madrid y Londres, la atención se ha centrado en las mezquitas y en las personas que las organizan y dirigen a la comunidad con sus discursos y sermones. Múltiples historias sobre la existencia de imames radicales que utilizan las salas de oraciones de mezquitas y salas de oraciones periféricas y no tan periféricas —como el caso de la mezquita de Finsbury Park en Londres y del Imam Abu Hamza— para radicalizar a sus seguidores, algunas de las cuales han finalizado con la detención de estos imames, han llevado la cuestión de los imames, su formación y su papel en la comunidad y en la sociedad 34 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN en general a primera línea del debate. De igual modo que sucede con la mezquita, el papel del imam en contexto no islámico es distinto al que puede tener en un país islámico donde no deja de ser un funcionario del Ministerio de ello encargado. En Europa el imam es un personaje elegido por el comité de mezquita —normalmente los promotores del espacio de culto— que tienen en cuenta para ello su mejor formación o mayor disponibilidad de tiempo o, en algunos casos, es ofrecido y financiado por alguna organización internacional islámica. Sea un caso u otro, el diferente entorno, las nuevas necesidades de la comunidad y, por qué no, las múltiples preguntas que la sociedad de acogida se hace sobre los que allí se reúnen hacen pesar en la necesidad de una formación en Europa para los nuevos imames y la reconversión o puesta al día en determinadas materias de los que proceden de otros países, empezando por la lengua hablada en el país de instalación. La primera duda viene sobre a quién compete organizar la formación y si el nivel universitario es el ideal. Si la formación es desde la universidad se corre el riesgo de que no sea bien recibida por las comunidades, por lo que se considera buena la combinación Universidad-comunidades. Pero existe también una resistencia de las universidades a impartir estos estudios que va desde la oposición ideológica de La Sorbona en París —expresada por los sindicatos más que por los docentes— hasta las dificultades económicas que en Holanda se proponen subsanar abriendo una línea especial de financiación para las universidades que ofrezcan estos estudios. La posibilidad de estudios mixtos, con un año de estancia en alguna reputada Universidad árabe es la que parece más idónea. En el caso de Turquía, se plantea la peculiaridad de que el Estado turco está haciendo un esfuerzo económico y organizativo a través de su Diyanet o Ministerio de Asuntos Religiosos para enviar a las comunidades a imames procedentes de su organización, es decir, imames funcionarios, que residen en Europa por un período que va desde los dos a los cinco años. Alemania y Francia tienen experiencias distintas en este sentido, valorando mucho más la primera que la segunda el aporte oficial turco. 35 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS La segunda pregunta tiene que ver con el propio estatuto y función del imam, el fundamento de su autoridad en el seno de la comunidad, la dificultad de combinar eso con su carácter de empleado de la comunidad y la baja remuneración. Es necesario reflexionar sobre el grado de implicación y el contacto que pueden llegar a tener con la sociedad y cómo proceder a una renovación de estos imames cuando es un empleo mal remunerado y con escaso prestigio social. En estrecha relación con lo anterior, junto con el debate sobre el imam y su papel han surgido las preguntas sobre las mezquitas y oratorios, siendo el problema central que se debate cómo hacer que estos centros ofrezcan servicios para los musulmanes pero sean a su vez lugar de integración y no de guetto. Una primera reflexión es entender qué significa la mezquita en una sociedad musulmana y fuera de ella. Una mezquita —para que sea así reconocida y superando la cuestión formal de los elementos arquitectónicos que la componen— es el lugar donde se practica el Islam. En el caso de países no islámicos puede ser, además, el lugar donde se aprende a ser musulmán, el lugar donde se recibe educación en Islam y en la lengua del país de origen de los padres, el lugar al que se acude buscando ayuda social y el lugar donde vive el líder espiritual que es el imam. Cuando no existe una infraestructura de mezquitas, cuando es necesario ir abriendo estos espacios para subvenir a las necesidades de la comunidad, surge la reflexión sobre cómo debe organizarse una mezquita y quién debe organizarla. Además de los fondos para la construcción o para el alquiler de los espacios y las cuestiones de su apertura, cabe hacerse la reflexión sobre la línea ideológica que marca tanto el tono del discurso como las actividades y el proyecto de sociedad que subyace a esas propuestas. Surge aquí la cuestión de los comités de mezquita y la escasa visibilidad de esos comités cuya presencia se limita a los días de culto o de fiesta pero cuya propuesta es la que hace funcionar la mezquita. En muchos de ellos se detecta una excesiva tradicionalización, un aferrarse a la mezquita exigiendo que guarde formas y modos de pro36 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ceder que eran propios del país de origen, dando escasa autonomía al imam, creándose problemas de liderazgo dentro y fuera de la comunidad, dificultando una correcta percepción de la mezquita por la sociedad no musulmana. Incorporar la mezquita al tejido del barrio implica cambiar la percepción y percibirla como parte del proceso de integración de esa población inmigrada originaria de países islámicos que se pretende incorporar a la sociedad global. La interlocución de la comunidad con el Estado, la administración y la sociedad civil es un asunto también muy complejo sobre el que los Estados europeos debaten. Quién puede hablar en nombre de la comunidad y sobre qué principios sustentar esa interlocución está teniendo respuestas diversas en Europa. Además del caso español, sobre el que volveré más adelante, que propone la creación de un órgano a ello dedicado que sea el signatario del Acuerdo de cooperación entre el Estado y los musulmanes, hay otras propuestas para construir interlocución. En el Reino Unido, desde los atentados del 7 de julio, se ha optado por profundizar en los órganos de interlocución, añadiendo nuevas instancias de interlocución y diseñando un Plan Global para los musulmanes con el que poner a disposición de las comunidades recursos financieros antes dispersos. Junto a los fondos para el desarrollo de proyectos, el país está inmerso en una revisión de la legislación y se ha producido la intensificación de los programas contra la exclusión, con la creación de una nueva Comisión sobre Cohesión e Integración. En el Consejo Islámico Británico —Muslim British Council— se integran organizaciones de diversas tendencias, son elegidos los órganos de dirección y se hace un esfuerzo por mostrar el Islam a la sociedad inglesa en su conjunto, con programas dedicados a las escuelas y los medios de comunicación. En Francia desde 2003 se ha iniciado un modelo de representación por elección de representantes en Consejos Departamentales que forman parte de un Consejo Francés del Culto Musulmán —Conseil Français du Culte Musulman—. El Ministerio de Interior ha apoyado el proceso electoral y colaborado en su organización. Se 37 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS basa en los lugares de culto y en el número de fieles asistentes para lograr la máxima representatividad. Junto al Consejo se ha creado también una Fundación para proveer de fondos proyectos de integración. Hay otros aspectos que afectan a la comunidad musulmana y a su incorporación a la sociedad europea que van ganando espacio en nuestras calles, en nuestra opinión pública. Uno particularmente interesante y que llama mucho la atención de los investigadores es la aparición, ligada al hecho de ser musulmán, de patrones de conducta y vestimenta asociados a ese Islam «europeo», y es el consumo asociado al Islam. Organización de la peregrinación o vestimenta quedan en segundo lugar cuando se trata de trabajar en el llamado «consumo halal», esto es, consumo con acuerdo a lo lícito dentro del Islam, siendo la alimentación y la banca los dos aspectos que más interés tienen. Tanto en uno como en otro se necesita una autoridad religiosa que verifique que el producto se adecua realmente a las prescripciones de licitud. En el caso de la banca, proliferan los bancos con servicios para la comunidad —esencialmente préstamos que no lo son por el complejo tratamiento que se da a los intereses e inversión en fondos verdes que no se emplean ni en producción de armas ni en determinados productos— y la autoridad para ello es una autoridad transnacional que reside en los países de origen de esos bancos o en convenios dedicados a ello. Las cosas son mucho más complicadas cuando afectan al comercio de la alimentación y a la producción de alimentación según esos cánones. El consumo halal está creciendo, fundamentalmente por lo que los especialistas denominan «rearme identitario» y los propios musulmanes lo consideran una moda con relativo fundamento teológico. Los problemas que la alimentación halal plantea son, de un lado, técnicos y, de otro, teológicos. Por encima de ellos planea, en el caso europeo, los límites sanitarios en el sacrificio ritual de los animales así como la dificultad de asegurar la trazabilidad del producto hasta su llegada al consumidor. La realidad es que la mayoría de carne comercializada como halal actualmente en Europa no 38 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN lo es y lo que funciona es la confianza en el comercio tradicional —«si el que me vende la carne es musulmán y dice que la carne es halal yo lo creo y no me preocupo de más»—. Desde el Consejo Francés del Culto Musulmán se está promoviendo una reflexión sobre la cuestión adaptada a la situación en Europa y a su normativa sanitaria en materia de sacrificios dentro del marco teológico del Islam. Lo antes expuesto, debe, sin embargo, releerse en términos de globalización. Las distancias se han reducido y el público de los canales emitidos por satélite, pese a vivir en países con realidades políticas y sociales muy diversas, contempla las mismas imágenes y asiste a los mismos debates. Como ya apuntara Olivier Roy, la mundialización del Islam se está apoyando en esta construcción mundial realizada por los medios. En Europa, además, están proliferando las iniciativas paneuropeas que apuestan por la organización de los musulmanes europeos en proyectos que no tengan en cuenta las fronteras estatales, buscando la interlocución con instituciones como la Unión Europea o el Consejo de Europa. En este proceso de institucionalización en el nivel europeo surgió a finales de los años noventa una iniciativa para conseguir una autoridad religiosa islámica, con la creación del Consejo Europeo por la Fatua y la Jurisprudencia. Lejos de resolver la cuestión de la independencia de los musulmanes europeos del Islam vivido y establecido desde los centros de poder religioso tradicionales —sea Arabia Saudí, sea Egipto—, estas iniciativas continúan apoyándose en esos centros, de donde proceden los teológos implicados y con los que mantienen una continuidad teológica total. Surgen, además, otras propuestas más novedosas con los medios empleados —Internet y canales por satélite— y con un discurso dedicado fundamentalmente a los jóvenes de la segunda y tercera generación, como es la del predicador egipcio Amr Khaled actualmente instalado en Gran Bretaña. Los interrogantes que planteo sobre estas iniciativas tienen que ver no sólo con la profundidad real de su planteamiento ideológico que pretende ser novedoso y adaptado a la vida actual del musul39 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS mán en Europa —para lo que se encargan relecturas de la tradición como la mencionada antes sobre la tierra de Islam o de confrontación solicitada por la federación francesa UOIF—, así como por la vocación trasnacional que en ocasiones parece creada no por los elementos comunes de reflexión sino por un intento de traspasar las legislaciones y marcos de interlocución nacionales para conseguir una interlocución en el nivel europeo. VI. EL ISLAM EN ESPAÑA Y SU PROCESO DE INSTITUCIONALIZACIÓN La situación del Islam en España en la actualidad tiene algunos elementos comunes con la situación en otros países europeos, con una doble peculiaridad: lo reciente de la llegada de los inmigrantes procedentes de países de mayoría islámica y la existencia de un marco jurídico administrativo previo a la llegada de éstos, con el que se intenta gestionar la presencia de la religión islámica en nuestra sociedad. Pese a los largos siglos de historia islámica y a la proximidad geográfica e histórica con los países musulmanes norteafricanos, en la actualidad la comunidad musulmana es poco numerosa comparando con otras en Europa aunque sean muchos los vestigios de la civilización hispanomusulmana presentes en el territorio. Como sucede en el resto de países europeos, la cuantificación de la población musulmana en su conjunto es tarea ardua y compleja —y hasta cierto punto, inútil, salvo si se acometiera una inversión en infraestructuras de culto o se procediera a la financiación del culto, por ejemplo—. La aparición de un Islam español en época actual se inicia con la concesión de la nacionalidad española a ciudadanos de países arabo-islámicos con los que el régimen de Franco había establecido relaciones de cordialidad política desde finales de los años cuarenta. La mayoría de ellos fueron estudiantes en la Universidad española, arraigados en España al finalizar sus estudios. Este mismo proceso de adquisición de la nacionalidad española afecta a otros ciudadanos procedentes de países de mayoría de población musulmana, destacando las concesiones de nacionalidades a marroquíes 40 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN —ligeramente distorsionadas por las nacionalidades de marroquíes residentes en Melilla y Ceuta—, que, pese a todo, no suman ni siquiera los 30.000 en la última década. La comunidad musulmana de nacionalidad española está compuesta por esos «nuevos españoles» unidos a los «nuevos musulmanes» que son los españoles convertidos al Islam. Resulta igualmente complejo dar una cifra para estos conversos. Sus comunidades son especialmente activas en Andalucía —Córdoba, Granada y Sevilla—, en Barcelona y en Valencia y en sus proyectos resaltan la importancia de la llamada España musulmana y la riqueza en términos culturales del Islam español. Sin embargo, el Islam en España es fundamentalmente un «Islam inmigrado», lo que ha marcado y marca de modo definitivo tanto la práctica del Islam en nuestro país como la gestión que hacen las Administraciones concernidas. La dificultad de contar con cifras exactas sobre esta población es grande, además de resultar dudoso considerar como musulmanes en la práctica a toda esta población. RESIDENTES EN ESPAÑA PROCEDENTES DE PAÍSES DE MAYORÍA MUSULMANA Argelia Egipto Malí Marruecos Mauritania Túnez Bangladesh Irán Irak Jordania Líbano Pakistán Siria Senegal Gambia TOTAL 45.813 2.566 17.094 582.923 9.271 1.544 6.480 2.334 880 1.088 1.250 42.105 2.129 36.955 17.393 769.825 Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Padrón 1 de enero de 2007. 41 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS En 1992 se firmó el Acuerdo de cooperación del Estado español con la Comisión Islámica de España. Previo a la ley, se había dado un proceso de organización y creación de órganos de interlocución. Fruto de esa organización y de largas horas de discusión había sido la presentación en abril de 1989 por parte de la «Asociación Musulmana en España» de una petición oficial de reconocimiento del notorio arraigo de la religión islámica en España, requisito necesario para la propuesta legislativa. En paralelo, el disperso movimiento asociativo de los musulmanes en España se había organizado para formar el órgano de interlocución que es la Comisión Islámica de España. La Comisión Islámica, formalmente constituida en abril de 1992, agrupaba en el momento de su constitución a las entidades que formaban parte de dos federaciones, la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas y la Unión de Comunidades Islámicas de España. El proceso de constitución de esa Comisión ya puso de manifiesto las dificultades para conseguir una voz única que representara a los musulmanes residentes en España. Siendo entonces todavía poco numerosos los musulmanes procedentes de la inmigración, nuevos españoles y nuevos musulmanes no consiguieron limar sus diferencias y optaron por unirse en una única entidad denominada Comisión Islámica de España manteniendo dos federaciones distintas y de posiciones prácticamente irreconciliables. La bicefalia de esta Comisión marcará de modo definitivo la vida de la Comisión y el seguimiento del Acuerdo por ella firmado con el Estado español el 28 de abril de 1992 el Acuerdo. La finalidad de esta Comisión es doble: por un lado, convertirse en el único interlocutor frente al Estado a efectos de la negociación, firma y seguimiento del Acuerdo de cooperación y, por otro, facilitar la práctica del Islam en España de acuerdo con los preceptos del Corán y la Sunna o tradición del Profeta. A esta Comisión se preveía que pudieran irse incorporando las Comunidades islámicas que lo desearan, siempre que estuvieran inscritas en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia, aceptaran los contenidos del Acuerdo de cooperación, solicitaran la incor42 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN poración y fueran aceptadas por la Comisión. La realidad es que la incorporación de nuevas entidades religiosas a la Comisión se ha hecho casi exclusivamente por la vía de las federaciones y que son contadas las entidades que forman parte en la Comisión sin formar parte de las federaciones. En la actualidad, habiendo crecido de manera espectacular el número de musulmanes residentes en España, y tras largas vicisitudes de ambas federaciones que han llevado a un estancamiento numérico y de propuestas en la FEERI tras una crisis interna por el liderazgo aún no resulta, y a un crecimiento un tanto artificial de la UCIDE que intenta mantener en contacto a las comunidades con el núcleo central de Madrid tanto con el despliegue en el territorio de colaboradores como con la celebración anual de Congresos nacionales y locales, en la Comisión Islámica no están incluidos importantes grupos de comunidades dispersos por todo el Estado. En los últimos cinco años han nacido federaciones en Cataluña —el Consell Islamic Cultural de Catalunya, recientemente inscrito en el Registro del Ministerio de Justicia—, en Baleares, en Valencia, en la Comunidad de Madrid o en Ceuta. La existencia de estas federaciones, que han solicitado la incorporación como tales en la Comisión Islámica, se explica tanto por razones administrativas de búsqueda de una mejor interlocución con las Administraciones autonómicas, como por razones ideológicas o de falta de sintonía con las Federaciones existentes. El Acuerdo de Cooperación del Estado español con la Comisión Islámica de España, ley 26/1992 de 10 de noviembre publicado en el Boletín Oficial del Estado del 12 de noviembre de 1992 es similar a los que se firmaron con las Entidades Religiosas Evangélicas y con la Comunidad Israelita, y regula de un modo general un buen número de cuestiones: la estructura de la Comisión Islámica, la gestión de los espacios de culto y del personal religioso, el desarrollo económico del Acuerdo y los ámbitos de cooperación previstos que son la asistencia y la educación. Se inspira en el modo concordatario que tiene el Estado español de cooperar con las religiones, a las que reconoce su importancia en la sociedad española y 43 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS para las que plantea relaciones de cooperación desde la aconfesionalidad del Estado. Incluye, también, una reflexión no explícita sobre el modo de entender el Islam, su práctica y su institucionalización. El Acuerdo está estructurado en una exposición de motivos, catorce artículos, tres disposiciones adicionales y una disposición final. El principal requisito para ser objeto de los derechos y obligaciones recogidas en el Acuerdo es el de la pertenencia a una asociación inscrita en el Registro de Entidades Religiosas. La certificación de fines religiosos exigida para el registro de las entidades asociativas religiosas en el mencionado Registro es expedida por la Federación a la que pertenezca, o por la Comisión Islámica en caso de que no perteneciera a ninguna federación (art. 1, puntos 1, 2 y 3). Los espacios de culto, elemento esencial de la ordenación de una práctica religiosa, se definen en el Acuerdo como «edificios o locales destinados de forma exclusiva a la práctica habitual de la oración, formación o asistencia religiosa islámica» (art. 2), y pueden ser inscritos si así lo desean sus responsables —no de modo obligatorio como en algún momento se propuso— en el Registro de Entidades Religiosas, gozan de inviolabilidad y quedan exceptuados de la ocupación temporal y servidumbres contemplados en la Ley de Expropiación Forzosa. Para los cementerios se añade a lo anterior la posibilidad de destinar parcelas para los enterramientos islámicos en los cementerios municipales o de crear cementerios específicos, estando sometidos los traslados a lo dispuesto en la legislación local y de sanidad. Se prevé de igual modo la exención de impuestos de las mezquitas y locales destinados a la Comisión. En el Acuerdo también se contempla el régimen laboral aplicable a los dirigentes religiosos islámicos e imames en cuestión de seguridad social, servicio militar y protección del secreto profesional (art. 3 y 4). Por último, se recogen los derechos del musulmán en España: derechos educacionales que garantizan a los alumnos musulmanes el derecho a recibir enseñanza religiosa islámica en los centros de educación infantil, primaria y secundaria, y a que sea impartida por profesores seleccionados por la Comisión Islámica 44 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN (art. 10); derecho a la asistencia religiosa en el ejército, los establecimientos penitenciarios y los centros hospitalarios (art. 8); derecho de los internos en centros públicos a recibir alimentación de acuerdo con las particularidades de la ley islámica y la denominación halal de ciertos productos (art. 14) y derechos laborales, como puedan ser la posibilidad de solicitud de interrupción de la jornada laboral de los musulmanes los viernes, desde las trece treinta hasta las dieciséis treinta, así como de concluir su jornada una hora antes de la puesta del sol durante el mes de Ramadán, debiendo ser recuperadas las horas con posterioridad, todo ello mediando el mutuo acuerdo y con posibilidad de ser recogido en convenios colectivos. También se reconoce el derecho a que los matrimonios celebrados según el rito musulmán, tengan efectos válidos en el ordenamiento jurídico español tras efectuarse su inscripción en el Registro Civil correspondiente siempre y cuando los contrayentes reúnan los requisitos exigidos por el Código Civil (art. 7). La aplicación del Acuerdo y el seguimiento de su desarrollo normativo corresponden al Estado, a través de su Ministerio de Justicia y la Dirección General de Asuntos Religiosos y a la Comisión Islámica. Teniendo claros los principios de la cooperación del Estado con las confesiones religiosas y buscando la garantía del respeto de la libertad de culto de las minorías religiosas, los esfuerzos para avanzar en el mejor reconocimiento de la minoría musulmana en España se pueden realizar en dos planos distintos. Por una parte, en su aspecto normativo, velando por la aplicación del marco jurídico existente y su desarrollo; por otra, normalizando la presencia de las comunidades musulmanas, alejando de ellas sospechas sobre violencia o falta de integración, abriendo los mecanismos de interlocución y cooperación. Todo ello precisa de una interlocución amplia y de un trabajo de acercamiento a la realidad cotidiana de estas comunidades. La primera tarea, es, por supuesto, sacar a la luz comunidades, asociaciones o centros de culto que no están inscritos en el Registro de Entidades Religiosas ni en otros registros de asociaciones y que, por lo tanto, no pueden beneficiarse de la legislación ni ser objeto de acercamiento institucional. 45 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS El Acuerdo de cooperación es una Ley orgánica para la que se prevé un desarrollo normativo posterior. Los dos ámbitos en los que ha habido mayor desarrollo en los últimos años son el educativo y el asistencial, así como en el reconocimiento de la función del imam como elemento esencial en la organización de la comunidad y de su carácter de trabajador con derecho a cotización en la Seguridad Social como personal religioso. En el ámbito educativo recogido en el artículo 10 del Acuerdo eran dos asuntos los que necesitaban mayor elaboración. Por un lado, había que determinar el contenido de la asignatura de enseñanza islámica, además de decidir el régimen de los profesores encargados de impartirla, tanto el régimen económico como el de su relación con el centro docente. Durante la negociación del Acuerdo en 1992, los representantes de la Comisión Islámica habían solicitado que la religión islámica fuera una materia curricular y que los profesores formaran parte del claustro de profesores. La Administración desestimó ambas propuestas, dejando a los profesores de Islam en el mismo lugar que los profesores de otras confesiones religiosas. Cuatro años después de la firma del Acuerdo fueron reguladas ambas cuestiones, publicándose en 1996 el currículo de enseñanza islámica en los centros docentes públicos y concertados con el Estado así como un convenio sobre la designación y régimen económico de las personas encargadas de la enseñanza religiosa islámica en los centros de educación primaria y secundaria. Completado el marco normativo quedaba, sin embargo, por llevar a la práctica esa enseñanza, lo que se inició en el curso 2004-2005 en Ceuta y Melilla y un curso más tarde en territorio peninsular. Las dificultades de negociación con las autoridades educativas de las comunidades autónomas que tienen transferida la enseñanza de la religión y la remuneración de su profesorado hacen compleja la empresa. En el ámbito del reconocimiento de la tarea de los imames y dirigentes religiosos de las comunidades, el Real Decreto 176/2006 de 10 de febrero, recoge los términos y condiciones de inclusión en Régimen General de la Seguridad Social de los dirigentes religiosos e imames. 46 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN En el ámbito de la asistencia religiosa en prisiones, el Real Decreto 710/2006 de 9 de junio, desarrolla tal asistencia, marcando los términos de su desarrollo, el derecho a solicitar tal asistencia y el modo de acceso a las prisiones de los asistentes. Pero más allá del desarrollo normativo, se necesitaba hacer un esfuerzo de cooperación con las comunidades religiosas minoritarias, discriminadas a lo largo de la historia respecto a la Iglesia dominante y con enormes necesidades materiales para llevar a cabo sus propuestas culturales y cultuales. En diciembre de 2004 el Consejo de Ministros aprobó la creación de la Fundación Pluralismo y Convivencia, un instrumento de cooperación con las religiones con notorio arraigo en nuestro país, desde donde se apoya el desarrollo de proyectos educativos, culturales y de integración de las comunidades pertenecientes a las tres religiones minoritarias con las que el Estado tiene firmados Acuerdos de cooperación, la comunidad musulmana, la evangélica y la judía. Esta Fundación, cuyo patronato preside el Ministro de Justicia, trabaja dando apoyo tanto a proyectos de fortalecimiento institucional como a proyectos finalistas de las comunidades. En los escasos tres años de existencia, habiéndose abierto ya cuatro convocatorias anuales, son muy numerosas las comunidades que se han beneficiado de las subvenciones, destinadas fundamentalmente, a realizar actividades culturales y de acercamiento al barrio y al pueblo. Estos proyectos son inicialmente formulados por las comunidades, y reformulados con ayuda de los técnicos de la Fundación que aseguran su seguimiento y van depurando y ayudando a perfeccionar la propuesta. En 2005 fueron 84 las entidades que solicitaron proyecto, aprobándose finalmente 88 proyectos de 82 comunidades (existe la posibilidad de que cada comunidad solicite más de un proyecto). El montante total fue de 448.186 euros —lejos de los algo más de 3 millones de euros solicitados. En 2006 fueron 142 las comunidades que solicitaron proyecto y del total de 158 proyectos solicitados fueron subvencionados 145, con un montante de 809.340 euros. En 2007, 228 comunidades presentaron proyectos, aprobándose para su ejecución subvencionada 230 proyec47 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS tos de 225 comunidades, por un total de 1.041.280 euros. En la última convocatoria, para proyectos que se ejecutarán en 2008, han sido 260 las entidades que han presentado solicitud, aprobándose 257 proyectos de 252 comunidades con un importe global de 1.292.922 euros. VII. A MODO DE ANEXO: ISLAM Y CIUDADANÍA, APROXIMACIONES A LA COMUNIDAD MUSULMANA INMIGRANTE EN ESPAÑA En junio de 2006 se publicó la última encuesta elaborada por The Pew Global Project Attitudes con el llamativo título de «The great divide: how westerners and muslims view each other» cuya presentación en los medios dio lugar a confusos titulares («España; más antimusulmana y antijudía»). La encuesta, cuya ficha técnica para España fue la de una encuesta no telefónica en español y árabe a 979 individuos (402 de ellos musulmanes), con un margen de error de 4% para público general y 5% para musulmanes, pretendía medir el grado de enfrentamiento en las imágenes que musulmanes y occidentales tienen en varios países del mundo: Estados Unidos, Rusia, Nigeria, China, Japón, India, Turquía, Indonesia, Paquistán, Jordania, Egipto, Inglaterra, Francia, Alemania y España. En mayo de 2005 se había realizado una primera encuesta sobre la materia, telefónica, y centrada en la valoración del extremismo islámico —«Islamic Extremism: Common Concern for Muslim and Western Publics»— y algunas de sus respuestas fueron empleadas como comparativas para la de 2006. En ambas investigaciones se evidenciaba una separación, una especie de desencuentro permanente, de existencia de miradas cruzadas, que nos hacía pensar en la comunidad musulmana residente en España como en una comunidad cerrada y con una visión positiva de lo que le rodeaba que, a su vez, mantenía una visión poco positiva sobre la comunidad musulmana. Las entrevistas del estudio de 2006 se hicieron en el mes de abril, después de la llamada crisis de las caricaturas, y buscaban 48 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN valorar el impacto en la «visión del otro» de los atentados de Londres, la crisis de las caricaturas y la guerra en Irak y Afganistán. Las preguntas incluían opiniones generales acerca de musulmanes, judíos y cristianos (por ejemplo, preguntas como: «¿Tiene usted una opinión muy favorable, favorable o poco favorable de musulmanes, de judíos y de cristianos?»), la valoración de la democracia como un producto occidental y el modo en que hace las cosas Occidente, las relaciones en estos días entre musulmanes y países occidentales, las causas de la falta de prosperidad de los países musulmanes, el extremismo... Plantear en términos dicotómicos la cuestión de musulmanes y occidentales puede sesgar el resultado pues actúa de modo determinante en cada una de las preguntas realizadas. Hablar de integración desde la perspectiva de la violencia y la situación política internacional, también. Dos recientes estudios de opinión realizados por Metroscopia en septiembre de 2006 y en julio de 2007, encargados por tres Ministerios relacionados con la inmigración y con el pluralismo religioso —Interior, Trabajo y Asuntos Sociales y Justicia—, muestran otro tipo de resultados que nos ayudan a valorar el proceso de integración de esta comunidad, teniendo en cuenta, ante todo su carácter de inmigrantes. De instalación relativamente reciente —el 50% con entre dos y diez años de residencia—, trabajadores en su mayoría (76%), se consideran adaptados a la vida y costumbres españolas, en porcentaje de hasta el 95% para los que llevan aquí más de diez años. De España valoran especialmente la libertad, el nivel asistencial del Estad, el nivel de vida y el respeto de las creencias (78%). En cuanto a la religiosidad personal, las encuestas hablan de personas que se consideran religiosas (7,6 en una escala de 10), 41% de ellos muy practicantes. En la explotación de la encuesta se puntualizaba que el modo de autodefinirse religiosamente de esta comunidad se parecía bastante a como lo hacía la población española hace treinta años (en 1976 el 48% de la población española se definían como católicos muy practicantes). El 13% de los encuestados dice —y decía en 2006— encontrar 49 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS obstáculos para practicar la religión, siendo la falta de mezquitas el obstáculo más mencionado (8%). El 90% consideran que no debe utilizarse la violencia para difundir o defender creencias religiosas. Hablar de inmigración e Islam en España resulta prácticamente inevitable en la actualidad como hemos visto. Hablar de reconocimiento de derechos en el ámbito de la pluralidad religiosa nos ayuda, sin embargo, y como primer paso, a no desenfocar en demasía nuestra aproximación, pues la práctica religiosa y el reconocimiento de los derechos y deberes de los individuos en ese ámbito, sean ciudadanos, sean residentes legales, forman parte de los derechos fundamentales que han de ser respetados y valorados para proponer la construcción de una sociedad más sólida e igualitaria. BIBLIOGRAFÍA ALI, AWSAF, «An Approach to the Islamization of Social and Behavorial Sciences», en The American Journal of Islamic Social Sciences, vol. 6, núm. 1 (1989), pp. 227-238. AUBARELL, GEMMA, y MORERAS, JORDI, Les expressions de l’autoritat religiosa islàmica, Iemed, Barcelona 2005. BARRIOS BAUDOR, GUILLERMO, y JIMÉNEZ-AYBAR, IVÁN, «La conciliación entre la vida laboral y la práctica de la religión musulmana en España: un estudio sobre la aplicación del Acuerdo de cooperación con la Comisión Islámica de España y otras cuestiones relacionadas», en Estudios financieros. Revista de trabajo y seguridad social, núm. 274 (2006), pp. 3-42. BENZINE, RACHID, Les nouveaux penseurs de l’Islam, Albin Michel, París 2004. BRAVO LÓPEZ, FERNANDO, «Culturalismo e inmigración musulmana en Europa», en PLANET, ANA I., y RAMOS, FERNANDO (eds.), Relaciones hispanomarroquíes: una vecindad en construcción, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, Guadarrama 2005, pp. 305-351. CARRÉ, OLIVIER, «A propos de Weber et l’Islam», en Archives des Sciences Sociales des Religions, núm. 61/1 (1986), pp. 139-152. CESARI, JOCELYNE, When Islam and democracy meet: muslims in Europe and in the United States, Palgrave-Macmillan, Nueva York 2004. DASETTO, FELICE (ed.), Paroles d’Islam individus, sociétés et discours dans l’Islam européen contemporain. Islamic words: individuals, societies 50 ANA I. PLANET CONTRERAS ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN and discourse in contemporary european Islam, Maisonneuve&LaroseEuropean Science Foundation, París 2000. GERHOLM, TOMAS & GEORG L ITHMAN, INGVE, The new Islamic presence in Western Europe, Mansell Publishing Limited, Londres 1988. JIMÉNEZ-AYBAR, IVÁN, El Islam en España. Aspectos institucionales de su estatuto jurídico, Colección Canónica, Navarra Gráfica Ediciones, Pamplona 2004. KHALID, SULAIMAN, «Sociology, Islam and Islamic sociology», en Islamic Culture, vol. LXXV, núm. 2, abril 2001. KHOSROKHAVAR, FARHAD, L’Islam dans les prisons, Balland, París 2004. KÜNG, HANS, El Islam. Historia, presente, futuro, Trotta, Madrid 2006. LÓPEZ GARCÍA, BERNABÉ, y PLANET, ANA I., «Islam in Spain», en HUNTER, SHIREEN T. (ed.), Islam, Europe’s Second Religion. The new social, cultural and political landscape, Praeger, Connecticut-Londres 2002, pp. 157-174. MORERAS, J., Musulmanes en Barcelona: espacios y dinámicas comunitarias, CIDOB, Barcelona 1999. NIELSEN, JORGEN, Muslims in Western Europe, Edinburg Univesity Press, Edinburgo 1995. PEDERSEN, L., Newer Islamic movements in Western Europe, Ashgate 1999. PLANET, ANA I., «Sistema de valores en el Islam», en Sistemas culturales multiétnicos y derecho de integración, Cuadernos de Derecho Judicial, Consejo General del Poder Judicial, núm. XX, Madrid 2006, pp. 33-55. — «Islam y escuela», en LÓPEZ GARCÍA, BERNABÉ, y BERRIANE, MOHAMED (dir), Atlas de la inmigración magrebí en España. Atlas 2000, UAM-DGM, Madrid 2004. — «L’enseignement de l’Islam dans le système éducatif espagnol», en SANGUSTÍN, FLOREAL, Le fait religieux, est-il enseignable? Toulousse 2000, pp. 229-39. — «Asociacionismo e Islam: el “Acuerdo de Cooperación del Estado español con la Comisión Islámica de España” y sus repercusiones en Ceuta y Melilla», Awràq, vol. XVIII, Madrid 1997, pp. 171-194. RAMADÁN, TAREQ, Musulmans dans la laïcité, responsabilités et droits des musulmans dans les sociétés occidentales, Tawhid, Lion 1994. — El Islam minoritario. Cómo ser musulmán en la Europa laica, Bellaterra, Barcelona 2002. ROQUE, MARIA-ANGELS (ed.), El Islam plural, Icaria-Antrazyt-Iemed, Barcelona 2003. 51 ISLAM E INMIGRACIÓN: ELEMENTOS PARA UN ANÁLISIS Y PROPUESTAS DE GESTIÓN ANA I. PLANET CONTRERAS ROY, OLIVIER, El Islam mundializado. Los musulmanes en la era de la globalización, Bellaterra, Barcelona 2002. SHADID, W. A. R., y VAN KONINGSVELD, P. S. (eds.), Muslims in the margin: Political responses to the presence of Islam in Western Europe, Kampen: Kok Pharos, 1996. TATARY BAKRY, RIAY, «El Islam en España, hoy», en DE LA QUADRA SALCEDO, TOMÁS (ed.), La nueva realidad religiosa española: 25 años de la Ley orgánica de libertad religiosa, Ministerio de Justicia, Madrid 2006, pp. 131-158. VERNEL, NANCY, Musulmans et citoyens, Le Monde-Puf, París 2004. INFORMES Pew Global Attitudes Project, The Great Divide: How Westerners and Muslims View Each Other, junio 2006. Estudio de opinión en 2007 entre La comunidad musulmana de origen inmigrante en España realizado por Metroscopia para el Gobierno de España, Ministerio del Interior y Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid, octubre 2006. Estudio de opinión en 2007 entre La comunidad musulmana de origen inmigrante en España realizado por Metroscopia para el Gobierno de España, Ministerio del Interior, Ministerio de Justicia y Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid, octubre 2007. 52 JORDI MORERAS ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? ¿Conflictos por el reconocimiento? Las polémicas en torno a los oratorios musulmanes en Cataluña Jordi Moreras Universidad Rovira i Virgili Tarragona I. INTRODUCCIÓN En el análisis de los conflictos en nuestras sociedades contemporáneas, aún se presupone que éstos vienen a alterar un supuesto orden social existente, por lo que es preciso erradicarlos rápidamente para reestablecer en el menor tiempo posible ese orden alterado. Ante la disfuncionalidad de todo conflicto, parece que no cabe otra alternativa que su eliminación. Tal perspectiva, heredera de la interpretación funcionalista de la acción social basada en la evitación del conflicto y en la consecución de un orden normativo y estable, contrasta con otras interpretaciones que muestran los conflictos como indicadores de la existencia de equilibrios de poder subyacentes, ya sea entre individuos, grupos o instituciones, a través de los cuales, éstos establecen relaciones de complementariedad y contingencia. El enfoque alternativo de esta segunda perspectiva se centra, no tanto en la determinación y erradicación del conflicto, sino en la resolución del mismo, que supone la construcción de un nuevo equilibrio de poder. Si no existieran los conflictos, ese supuesto orden social existente perdería una excelente oportunidad para reafirmarse. Un ejem53 ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? JORDI MORERAS plo de esto lo encontramos en las sociedades de reciente inmigración, como la española, en que algunas interpretaciones no dudan en considerar globalmente la inmigración como un factor potencial de perturbación del orden social preexistente y que, por tanto, es preciso encauzar y gestionar para evitar que tal potencialidad conflictiva se convierta en realidad. Lo que consiguen tales análisis, es reedificar ese supuesto orden social, favoreciendo implícitamente su reconstrucción, y dotándolo de una dimensión notoriamente estructural, a pesar de que su fundamento sigue siendo plenamente coyuntural. Una de las bases sobre las que frecuentemente reposa este orden social es la cultura política, que —se argumenta— ha de ser compartida por todos aquellos que forman parte de la comunidad política, es decir, del Estado-nación. Pero las culturas políticas nacionales también son realidades cambiantes, tradiciones re-inventadas, cuyo carácter homogéneo interno es harto cuestionable, y que responden a convenciones históricas elaboradas a partir del consenso político alcanzado en un momento determinado. Más que conjuntos inalterables, las culturas políticas son fruto de acuerdos provisionales, resultado de disputas y negociaciones entre diferentes grupos sociales, unos dominantes que desean mantener su estatus, y otros dominados que reclaman igualdad de oportunidades. Ante la llegada de la nueva inmigración, diferentes argumentos plantean que la cultura política requiere ser reformulada y reactualizada, precisamente en base a la resolución de los conflictos que le plantean estas nuevas presencias. Lo que está en juego no es la inmutabilidad o pervivencia de unos valores eternos, sino su capacidad para ser re-elaborados conjuntamente con las expresiones de una nueva ciudadanía, dando alternativas positivas a los conflictos que tales nuevas convivencias acaben generando. Los conflictos en torno a la apertura de oratorios musulmanes, plantean profundos interrogantes al contenido y forma de la cultura política española o catalana. En primer lugar, y en cuanto que son identificados por su componente religioso, topan abruptamente con la distinción entre esfera pública y esfera privada, que excluye por 54 JORDI MORERAS ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? definición toda expresión religiosa en lo público. En España, ciertamente, no existe una tradición de laicidad tan asumida como en otros países europeos, a pesar de que el grado de secularización de la sociedad es muy importante y el nivel de la práctica religiosa se sitúa entre los más bajos de Europa (especialmente en Cataluña). Ello no impide que la sociedad española se identifique con una tradición religiosa mayoritaria, como es la católica, lo que acaba relativizando el asentamiento y desarrollo de otros cultos minoritarios. Hablar de religión en España y en Cataluña sigue siendo hablar en singular de una religión, la Iglesia católica. La paradoja que se expresa en las polémicas generadas en torno a los (supuestos) conflictos que plantea esta presencia musulmana, se encuentra en algunas de las opiniones vertidas en los últimos años en la prensa que proclamaban la defensa de la aconfesionalidad del Estado para rechazar las subvenciones públicas para la apertura de mezquitas, o para criticar el uso del hiyab islámico en las escuelas públicas. Estos alegatos no siempre concluían recordando la situación de asimetría existente en el modelo de relaciones Estado-confesiones religiosas vigente en España, que permite que la Iglesia católica reciba aportaciones económicas por parte del Estado, o que la educación religiosa católica siga estando presente en el sistema público. Nos encontramos ante un laicismo selectivo que se muestra beligerante contra determinadas minorías religiosas, pero que al mismo tiempo expresa una cierta condescendencia con la tradición mayoritaria, de la que quizás no se destacan tanto sus aspectos confesionales sino otros de carácter histórico e identitario. En segundo lugar, la aparición de oratorios musulmanes expresan una doble voluntad por parte de estos colectivos de origen musulmán: la de mantener viva la referencia islámica, tanto individual como colectivamente, en su proceso de asentamiento postmigratorio, así como la de querer formar parte y participar en esa comunidad política de ciudadanos, de la manera que se recoge en este principio de cultura política ciudadana. Ambas voluntades se interpretan por parte de la sociedad española como opuestas entre 55 ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? JORDI MORERAS si, como polos que se repelen mutuamente, a pesar de que adquieren un carácter profundamente complementario. Los colectivos musulmanes, a lo largo de estos conflictos, están expresando una evidente demanda de reconocimiento social (por encima del legal, ya que simplemente solicitan que le sea aplicado el marco legal existente en materia de libertad religiosa), solicitando un lugar en la sociedad española. Pero tal como veremos a continuación, éstos no son los únicos actores implicados en estos conflictos que se encuentran en búsqueda de reconocimiento social: las plataformas vecinales en contra de la apertura de un oratorio musulmán en su barrio se convierten también en actores que pugnan por obtener ese reconocimiento de la sociedad. De ahí que sea preciso desarrollar una aproximación mucho más comprensiva respecto a los discursos, prácticas y estrategias que desarrollan los diferentes actores implicados, de cara a conseguir sus objetivos inmediatos. En este texto, desarrollaremos algunos de los elementos que tal aproximación debería de contemplar, comenzando sugiriendo el carácter cambiante de las nuevas geografías de lo religioso en nuestras ciudades, para a continuación analizar contextual y estructuralmente los componentes que confluyen en estas polémicas vecinales. II. LAS NUEVAS GEOGRAFÍAS DE LO RELIGIOSO Si, de acuerdo con la sugerente afirmación de Daniel Innerarity, el espacio público es «esa esfera de deliberación donde se articula lo común y se tramitan las diferencias» (Innerarity, 2006: 14), su representación física más fiel parece ser el espacio urbano. El espacio de la ciudad, imaginado como escenario de la participación social y política, se convierte en objeto de atención preferente por parte de las ciencias sociales desde principios del siglo XX, pero también por parte del poder político que ha asumido, a través de la planificación urbanística y territorial, la responsabilidad de orde56 JORDI MORERAS ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? nar y dotar de símbolos y significados a este espacio público. La ciudad, como realidad heterogénea, constituye un espacio de disputa y de resignificación continuada por parte de aquellos grupos que viven en ella, subvertiendo aquellos usos y órdenes que habían sido establecidos por parte de los planificadores urbanos. El espacio público, más que un fait accompli, se convierte en un ámbito de transacción social, en donde cada actor ha de negociar su lugar, y en donde los grupos e individuos estructuran su relación con el poder, ya sea para acatarlo o para contestarlo. Lo urbano, desde una perspectiva global, no sólo se convierte hoy en día en el espacio en donde confluyen y se encuentran prácticas deterritorializadas (en donde ser de «aquí» o de «allí» es cada vez más difícil de determinar), sino también en el ámbito en donde se discuten y renegocian las dimensiones actuales de la noción de ciudadanía. Ante la transformación multicultural y cosmopolita de las ciudades, la planificación urbana ni puede ignorar su heterogeneidad estructural, ni su condición de espacio en disputa por parte de aquellos grupos que se declaran en desacuerdo respecto a los contenidos sobre los que se basa esta planificación. Lo diverso religioso también tiene su lugar en el espacio de la ciudad. La vinculación entre lo religioso y lo urbano es prolongada en el tiempo y compleja en el espacio. Los centros históricos de las grandes ciudades europeas fueron pensados como agrupamientos urbanos que orbitaban en torno a templos religiosos principales. La emergencia a partir del siglo XIX de una voluntad racionalizadora en la ejecución de una planificación urbana no dependiente de estos centros religiosos, sugirió nuevas morfologías urbanas más acordes con las transformaciones que comenzaban a experimentar las ciudades. La planificación ha sido el principal instrumento de los poderes municipales para proyectar sobre este espacio público aquellas expectativas de uso y definición del mismo, de cara a proponer modelos particulares de entender la ciudad. La funcionalidad de esta planificación no descartaba la creación de nuevos espacios religiosos en la ciudad, si bien éstos eran redefinidos en forma de «equipamientos» necesarios para sus habitantes, poniéndose al ser57 ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? JORDI MORERAS vicio de la trama urbana y no al revés, como había sido hasta entonces. No obstante, ante la emergencia de nuevos espacios de culto y de nuevas simbologías religiosas en el espacio urbano, se genera una nueva complejidad para el desarrollo de esta planificación urbana. Y es que al querer llevar a cabo una planificación coherente con la multiculturalidad de la ciudad, acaban acudiendo aquellos principios y valores con los que previamente se habían definido tales propuestas de ordenación urbana, lo que supone generar notables contradicciones. Las planificaciones urbanas en las actuales ciudades europeas no superponen nuevos proyectos sobre las simbologías religiosas preexistentes, puesto que éstas pasan a ser interpretadas como patrimonio cultural, lo que contribuye a mantener respecto a ellas una identidad positiva que, en todo caso, les aisla de los debates públicos que puedan generarse respecto a lo religioso. En este contexto, la presencia de nuevos símbolos religiosos sugiere nuevos interrogantes. Pero, ¿a quién interrogan con más insistencia: a los símbolos civiles o a los símbolos religiosos que aún perviven? La respuesta a tal cuestión depende de cada contexto local en base a trayectorias históricas de interacción cotidiana entre lo civil y lo religioso. Diferentes estudios muestran cómo la aparición de nuevos espacios de culto en la trama urbana, es interpretada como expresión de una presencia cultural ajena a esta sociedad, y como unos símbolos religiosos que contrastan con los existentes. En la construcción de estas nuevas alteridades religiosas, la apertura de oratorios musulmanes genera reacciones contrarias, ante lo que se identifica como un signo visual de intrusión en un contexto cultural que se considera vinculado con otra referencia religiosa. Otros espacios de culto, ya sean templos hindús o pagodas, también son objeto de discusión política a nivel local, respecto a su emplazamiento, dimensión y estética. En el marco de un contexto urbano concreto, una perspectiva comparada entre los nuevos espacios de culto muestra su evolución territorial, así como su encaje social. Las reacciones contrarias a estas nuevas presencias —especialmente en el caso de los 58 JORDI MORERAS ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? oratorios musulmanes—, son indicativas de la ambigüedad de los discursos oficiales en favor del reconocimiento multicultural del espacio público. Pero al mismo tiempo, las negociaciones que se establecen por parte de estos actores religiosos y los responsables políticos locales, para poder llevar adelante sus proyectos comunitarios y modificar las primeras respuestas que en clave de ordenación urbanística limitaban la apertura de estos locales, muestra cómo la planificación del territorio se convierte en un reto de primera magnitud para poder incorporar estos nuevos espacios y símbolos en la trama urbana. La visibilidad de los espacios de culto es la estrategia que desarrollan las comunidades minoritarias para afirmar su voluntad de integración social. No obstante, cuando la manifestación pública de tales espacios y expresiones religiosas es interpretada por parte de la opinión pública, como indicativa de una integración defectuosa, la invisibilidad supone una contraestrategia de protección. En el caso de las comunidades musulmanas en Europa, su carácter de invisibilidad social condiciona decisivamente su acceso al espacio público. No obstante, esta tendencia parece modificarse, a partir del momento en que las autoridades políticas locales empiezan a desarrollar una atención preferente por los proyectos de construcción de grandes centros culturales islámicos, al ver en ellos una oportunidad para atraer la confianza (y el voto en las elecciones municipales) de las poblaciones musulmanas. La renovada politización de las propuestas de planificación urbanística, así como del desarrollo de ordenanzas de regulación y uso del espacio público, es interpretado como indicador del imperativo neoliberal de control del espacio público que parecen haber asumido las administraciones locales en los últimos tiempos. Éstas, como forma de poder intervenir ante un conjunto de nuevas presencias religiosas que se han desarrollado de manera autónoma, no dirigida, con el único fin de atender una demanda comunitaria concreta y, frecuentemente, al margen de las planificaciones de usos de este espacio público, plantean como primer ámbito de respuesta argumentos de tipo normativo y regulador. La búsqueda de alternativas 59 ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? JORDI MORERAS jurídico-administrativas1, se prioriza por encima del desarrollo de otras estrategias para abordar de manera política y dialogada las dimensiones de este encaje social, mucho más costosas de conseguir y mucho más inestables. Ahora bien, en las respuestas que se proponen a esta nueva realidad religiosa, se argumentan una serie de principios que, formulados en clave de oposición binaria, insisten de manera recurrente sobre el carácter de alteridad de estas expresiones. Los principales binomios que ordenan estas respuestas políticas son: centralidad-periferia, propio-ajeno y visible-invisible. Volvemos a insistir de nuevo en el argumento de que la planificación urbanística no suele poner en cuestión los símbolos y espacios de la tradición religiosa principal, lo que contrasta con el imperativo regulador que se propone respecto las nuevas expresiones religiosas, ya sea para intervenir sobre las condiciones de sus espacios de culto, como para sugerir emplazamientos en la trama urbana alternativos a los actuales. En este sentido, en los argumentos políticos que plantean la necesidad de intervenir sobre estos espacios, se suele afirmar que su ubicación actual no es la adecuada, a pesar de que tales locales cumplen la condición de ser espacios de proximidad respecto a las zonas en donde reside su colectivo de referencia. La cuestión del emplazamiento tiene una lectura en base al impacto social de estos equipamientos sobre la población autóctona, que puede reaccionar de manera negativa ante la presencia de estos espacios de culto. Como forma de evitar una situación de rechazo y de conflicto social abierto2, la opción de periferizar e invisibilizar el emplazamiento de estos espacios de culto, ya ha sido formulada en alguna ocasión. Situar en un plano periférico e imperLos trabajos de Juli Ponce Solé proporcionan argumentos e instrumentos de tipo legal para la intervención a nivel local de la pluralidad religiosa (Ponce Solé 2003). 2 Reproduciendo lo que a través del acrónimo inglés NIMBY («not in my backyard», no en mi patio trasero), serviría para hacer referencia a las reacciones contrarias por parte de un sector de la ciudadanía, que considera que la instalación de un espacio como éste puede ser perjudicial para su nivel de vida y bienestar. 1 60 JORDI MORERAS ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? ceptible a la visión de la mayoría, a un espacio que en contexto migratorio actua como institución de reproducción comunitaria de un colectivo concreto, es dificultar su reconocimiento social, por lo que cabría buscar otras alternativas más adecuadas, o en todo caso, garantizar que esta separación física será paliada a través de otras iniciativas para mantener vinculado a este colectivo con el resto de la sociedad. En todo caso, respuestas como éstas, denotan la ausencia de un planteamiento político claro y decidido en este tema, que depasa la cuestión meramente normativa y reguladora, y que no sólo tiene una dimensión en clave de zonificación (es decir, considerar y definir previamente los usos y características formales que se atribuyen a un espacio concreto de la trama urbana). La tendencia hacia un cierto «adhocratismo», es decir, definir las intervenciones en el mismo momento en que se plantea una cuestión concreta y no previamente, no es el mejor punto de partida para intervenir de manera efectiva sobre esta pluralidad religiosa, de manera que todos los actores sociales implicados vean reconocidos sus intereses particulares, y para comprender mejor las dimensiones plurales de estas nuevas geografías urbanas de lo religioso. III. EL COMPONENTE CONTEXTUAL DEL CONFLICTO La interpretación de toda situación social definida como conflictiva comienza analizando las opiniones que lo juzgan como tal. Siempre se ha considerado que los actores en un conflicto tenían su propia versión de los hechos, y que el análisis del mismo no debería de descuidar las opiniones de unos y otros. Pero lo cierto es que, dependiendo del enfoque de estas interpretaciones, acaban siendo unas opiniones las que prevalecen sobre las otras, ya sea porque se juzga que son más pertinentes, o más relevantes (porque así lo expresa la mayoría), o porque son manifestadas por aquellos actores más precarizados por este conflicto. Con ello, implícitamente se está buscando definir quién o quienes son los «culpables» de 61 ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? JORDI MORERAS que este conflicto se haya desarrollado, recuperando de nuevo la idea negativa del conflicto como alterador del orden social. Pero, en cambio, si lo que se destaca del conflicto es su función reguladora de equilibrios de poder, intesesa conocer las percepciones de los diferentes agentes implicados, no tanto para componer un prisma con las lentes de cada uno de ellos (lo que reforzaría las visiones particulares y parciales), sino para, en primer lugar, ubicar el conflicto en un determinado contexto social (como forma de interrogarse sobre porqué el conflicto se genera en éste y no en otros ámbitos, o porqué es ahora y no en otro momento en que se expresa), y en segundo lugar, para ubicar a esos actores en un contexto relacional (que pueda mostrar las implicaciones de la interacción entre los mismos, como motor que genera este conflicto). El conflicto se presenta, pues, como una construcción social elaborada en base a la incompatibilidad o la falta de acuerdo entre los intereses de diferentes individuos, grupos o instituciones, que comparten un mismo ámbito social. De ahí el interés por su estudio, como elemento de transformación social, y como revelador de esos precarios equilibrios de intereses. Esta visión de conjunto ha de permitir, además, identificar a aquellos actores no aparentes en un conflicto, pero que también intervienen en el mismo, condicionando su evolución futura. La determinación de los actores, es una tarea complicada, dado el carácter ambivalente y difuso que algunos adoptan. En las polémicas que comentaré a continuación, se ha tendido a identificar un triángulo básico de actores, en cuanto éstos se situaban y se expresaban públicamente en el conflicto de una manera evidente: por un lado, aparecen los individuos o colectivos musulmanes implicados directamente en tales circunstancias; por otro, los individuos o colectivos que actuan como la contraparte de los anteriores (ya sean colectivos vecinales o profesionales de la educación); y, por último, se encuentran las administraciones públicas locales, los ayuntamientos, que son interpeladas doblemente por los anteriores actores. Los tres vértices de ese triángulo muestran diferentes enfoques del conflicto, al estar definidos en base a lógicas e intereses no 62 JORDI MORERAS ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? necesariamente coincidentes. Tras ellos se sitúan otros actores secundarios, que también incorporan nuevas lecturas e interpretaciones de ese conflicto. Más que tres perspectivas diferentes, lo que encontramos son tres conjuntos de perspectivas, que incorporan en su interior diferentes lecturas e interpretaciones que, a pesar de compartir un mismo origen o una misma lógica, se encuentran en debate interno. IV. LA UBICACIÓN ESPACIAL DE LOS ORATORIOS MUSULMANES Las polémicas en torno a la apertura de oratorios musulmanes en Cataluña han adquirido una especial notoriedad desde el año 2001 (véase gráfico 1). No todos los oratorios de Cataluña (en la actualidad, se calcula que existen entre 170 y 180) se han visto inmersos en estas polémicas, que parecen afectarlos en el momento en que la comunidad local manifiesta su voluntad de abrir uno de nuevo, o cuando se pretende trasladar el ya existente a otro con mayor capacidad o mejores condiciones. Es decir, en el momento en que se rompe la invisibilidad social que protege estos espacios comunitarios, y se hacen presentes en el espacio público. Esto no deja de ser una disfunción grave del modelo de acogida de la inmigración en esta sociedad, que a pesar de interpretar la integración en clave de participación social, acaba promocionando implícitamente una integración basada en la discreción y en la invisibilidad social. Este gráfico nos muestra cómo la confluencia de conflictos alrededor de la apertura de estos espacios de culto, ha modificado sustancialmente la dinámica que se proyectaba desde mediados de los años noventa, y que constituia el principal periodo de apertura de oratorios musulmanes en Cataluña. A partir del año 2003 esa curva se redefine, y el número de nuevas mezquitas se reduce considerablemente. Por el camino, algunos de los proyectos comunitarios presentados por representantes musulmanes locales, o bien fueron abandonados o bien todavía se encuentran pendientes de resolución. 63 ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? JORDI MORERAS GRÁFICO 1 EVOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS EN TORNO A ORATORIOS MUSULMANES EN CATALUÑA (1974-2006) Fuente: Elaboración propia. Cualitativamente, se observa una progresión en estas polémicas, no sólo por el hecho de que en ocasiones han hecho uso de un mayor grado de violencia física o simbólica (de los graffitis xenófobos a los incendios provocados), sino porque han pasado de estar protagonizados por pequeños grupos radicales a movilizar una reacción vecinal, que ha adoptado otros mecanismos de presión social ante los poderes públicos locales (véanse las fotos 1 y 2). Éstos interpretan con preocupación estos casos, tanto por lo que supone por la posible fractura social que pueden estar generando, como por las consecuencias políticas que se pueden derivar de estos conflictos. Si a ello añadimos el tener que hacer frente a cuestiones relativamente novedosas (como son las relaciones con las minorías religiosas, que los poderes públicos locales en Cataluña nunca han 64 JORDI MORERAS ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? FOTO 1 FOTO 2 Fuente: Jordi Moreras. 65 ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? JORDI MORERAS considerado como de su competencia) y que, hasta ahora, no han estado presentes en sus agendas políticas, es fácil entender que las administraciones locales implicadas suelan reaccionar con cautela y discreción. Tal como decíamos anteriormente, el análisis detallado de estos conflictos muestra la participación de otros actores que los que aparentemente componen el triángulo vecinos-musulmanes-poderes públicos. El siguiente listado es un intento por reconstruir la pluralidad de actores que intervienen activamente en los mismos: • Promotores de las quejas vecinales. Aquellas personas individuales o colectivos que ven que la aparición de un espacio de culto musulmán puede ser contrario a sus intereses, son los que acaban instigando las quejas vecinales, a través del uso intensivo del rumor. En la mayoría de las ocasiones, éstas no siempre se identifican claramente, aunque sí se evidencían los intereses económicos, inmobiliarios, sociales y políticos que se hayan detrás. • Plataformas ad-hoc. Las quejas vecinales se estructuran en torno a plataformas creadas ad-hoc contra la aparición de un centro musulmán en su municipio. Este primer grado de organización espontánea de la protesta, muestra un liderazgo difuso, que casi nunca coincide con estos instigadores en la sombra. Es a través de ellos, que el poder local identifica los rostros de esta protesta vecinal, como primer paso para poder establecer contactos y negociaciones para encontrar una alternativa viable al conflicto. • Asociaciones de vecinos y sociedad civil. Los líderes vecinales se encuentran doblemente condicionados ante estas polémicas: en primer lugar respecto a su propio liderazgo, en cuanto que se ven superados por una dinámica de protesta que a veces no son capaces de vehicular, y en segundo, respecto al posicionamiento a adoptar propiamente ante la aparición de estos centros de culto. En los municipios en donde existe una larga tradición de movimientos sociales, la sociedad civil se ha 66 JORDI MORERAS ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? implicado en acciones para responder a estas protestas, y ha reclamado de los respectivos ayuntamientos un compromiso más claro ante esta cuestión. • Representantes musulmanes. Los representantes musulmanes también se han visto superados por estas polémicas que no querían provocar de ninguna manera. Como promotores de la búsqueda de una nueva ubicación para la mezquita comunitaria, ellos mismos también han adquirido un compromiso ante su propio colectivo para gestionar su apertura —tras haber solicitado de ellos su contribución económica—, pero que ahora se ve frenada por estas polémicas. Los contactos frecuentes que, a partir de ahora, se mantienen con los representantes vecinales y los ayuntamientos para encontrar una alternativa, definen un primer paso, condicionado por la frágil confianza que se mantiene entre las partes. En ocasiones, esta representación del colectivo se muestra heterogénea y poco coordinada, lo que dificulta la marcha de las negociaciones. • Poderes públicos municipales. Evaluan las consecuencias de sus decisiones, partiendo de su voluntad por reestablecer el consenso y diálogo entre las partes. Lo que se quiere evitar es una fractura social y la reproducción de nuevas tensiones, por lo que la polémica adquiere un relevante rango político en el interior de la jerarquía municipal, ocupándose de ella ámbitos próximos a la alcaldia. El tema se incorpora plenamente dentro de la agenda política municipal, y se intenta encontrar una alternativa posibilista para situar la ubicación definitiva de un espacio de estas características. La búsqueda de esta alternativa supone una puesta a prueba de la solidez de las coaliciones políticas que gobiernan estos municipios, pudiendo generar fisuras en esa colaboración. • Oposición política. La posible rentabilidad política que una polémica de estas características puede provocar como mecanismo para desgastar la acción de gobierno local, es uno de los factores que también está presente en estos conflictos. A pesar de que en la mayoría de las ocasiones, las fuerzas polí67 ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? JORDI MORERAS ticas de la oposición han apoyado al equipo de gobierno, si bien con matices y críticas puntuales, también se observan casos en que fuerzas políticas (ya establecidas o emergentes) pretenden extraer un claro beneficio político de esta polémica. • Medios de comunicación. El papel de los medios de comunicación como propagadores de las polémicas existentes ha sido criticado por parte de los responsables municipales, que se han quejado frecuentemente de la falta de profesionalidad y el tratamiento superficial que éstos han elaborado de los conflictos locales. Lo cierto es que algunos de estos casos han sido claramente magnificados por la prensa, habiendo que distinguir claramente entre una prensa local —más conocedora de la realidad municipal y comarcal concreta— y una más regional, más generalista, que incorpora estas polémicas junto a otras que aparecen en otros municipios catalanes. También hay que decir que la prensa ha prestado más atención a los argumentos de los promotores de estas quejas vecinales o de los representantes musulmanes, frente a los que se formulan desde los poderes públicos locales, lo que favorece una interpretación de una oposición a dos bandas (vecinos versus musulmanes), que no puede sintetizar la complejidad de tales polémicas. • Actores externos. No hay que olvidar a aquellos actores que han intervenido desde el exterior de la polémica: desde ámbitos políticos (desde la dirección del partido político que ocupa la alcaldía, pasando por las reacciones de otros líderes y fuerzas políticas), desde administraciones de rango estatal, autonómico o comarcal, asociaciones de carácter diverso (cultural, social, de apoyo a colectivos inmigrados), sin olvidar a los expertos e intelectuales, que han nutrido de opinión a los medios de comunicación, aportando a veces interpretaciones sugerentes, pero también despertando nuevas polémicas mediáticas que contribuyeron a hacer más compleja la resolución de estos conflictos. 68 JORDI MORERAS ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? V. EL ANÁLISIS ESTRUCTURAL DE LOS CONFLICTOS A través de un análisis estructural de algunas de estas polémicas (en base a cinco casos ocurridos en Cataluña entre abril de 2000 y noviembre de 2004) se podrían determinar cuatro momentos, a partir de los cuales poder analizar las dinámicas sociales que se configuran, así como las estrategias de acción que desarrollan los diferentes actores implicados. En un estadio preliminar, los diferentes conflictos estudiados muestran como una constante la referencia al contexto social y migratorio preexistente en esos barrios. En los discursos de los diferentes actores aparece la cuestión migratoria, que a veces es interpretada como la causa que ha traído al barrio nuevos problemas sociales añadidos a los ya existentes. La percepción de una presencia inmigrante como potencialmente problemática, es el argumento que exponen algunas voces para explicar el malestar vecinal existente. En este contexto, que algunos actores no dudan en considerar como marcado por la tensión social, algún hecho puntual o concreto (ya sea una pelea entre jóvenes, una agresión o un conjunto de robos, en los que estuvieran implicados inmigrantes y autóctonos), sirve como hecho detonante clave para que se expresen las primeras protestas públicas. La existencia de un supuesto proyecto —que a veces tan sólo es eso— de apertura de un espacio de culto musulmán, se muestra en los últimos tiempos, como el principal argumento de movilización vecinal en contra de esta presencia inmigrante. La negativa vecinal se adelanta, incluso, a la materialización del proyecto, y la información de que un grupo de personas inmigradas busca un local en la zona, ya es motivo suficiente para la especulación y el rumor3. El resultado de estas movilizaciones ha Esta «vigilancia preventiva» que han mostrado algunos actores ha llevado a situaciones, cuanto menos, ridículas. Así, iniciativas para abrir un espacio comercial (como un locutorio o un video-club) o un espacio religioso de otras confesiones (como un templo sikh), han alertado a los vecinos que, antes de contrastar tales informaciones, ya se atrevieron a decir «no a la mezquita». 3 69 ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? JORDI MORERAS sido doble: por un lado, la presión social ha hecho abandonar, en más de una ocasión, las propuestas preliminares de apertura de estos oratorios, y por otro, la extensión de las movilizaciones, en forma de efecto dominó hacia otros municipios, ha supuesto que se incremente la atención respecto a esta presencia musulmana en otras localidades. En la fase de desarrollo del conflicto, a partir de la protesta vecinal, es donde los diferentes actores expresan sus argumentos y estrategias. Las protestas suelen limitarse al barrio en donde se preveía la apertura de este espacio de culto, si bien la protesta también se extiende a otros barrios, conforme se rumorea que éstos se consideran como espacios alternativos para tal ubicación. Los argumentos principales que justifican estas movilizaciones insisten de nuevo en la situación preexistente en el barrio, recordando las problemáticas sociales presentes, y anunciando que la futura apertura de una mezquita podría agravarlas aún más. Tres han sido las razones habituales que han esgrimido las protestas vecinales para posicionarse contra esta apertura: primero, por las molestias a los vecinos (ruidos) que, según ellos, provocan provocan estos centros; segundo, por la degradación urbanística (pérdida del valor de las viviendas) que supone la aparición de estos espacios en sus barrios; y tercero, porque se conviertan en polo de atracción para nuevos residentes musulmanes (ocupación del espacio público). A pesar de que éstos son argumentos harto cuestionables4, cumplen con su función de nutrir los rumores propagados por estos actores contrarios a esta presencia. 4 De los tres argumentos, es el de la pérdida de valor de las viviendas el que ha sido contestado por los propios profesionales de este ámbito, que atribuyen la oscilación de precios de las viviendas a otros factores, entre ellos las prácticas especulativas o el alquiler de viviendas que no disponen de las condiciones de habitabilidad mínimas a inmigrantes. Por el contrario, las comunidades musulmanas de la província de Girona han denunciado que empresas inmobiliarias han subido los precios de los locales de una manera desproporcionada, para evitar que éstos pudieran ser alquilados o comprados para instalar en ellos un oratorio musulmán (Diari de Girona, 14 de diciembre de 2001). 70 JORDI MORERAS ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? Por otro lado, las estrategias que se utilizan en estas protestas son muy variadas: desde la protesta formal al Ayuntamiento del municipio a través de instancias dirigidas a la alcaldía, a la recogida de firmas (con encabezados que incorporan textos que declaran que ésta no es una reacción racista, sino respuesta a las molestias —anteriormente expuestas— que un centro de estas características originaría en el barrio), al uso de octavillas sin firmar y con claras proclamas xenófobas, pasando por colgar carteles y pancartas (que, en ocasiones, han formulado la vinculación directa entre el oratorio musulmán y la venta de droga), al recurso a los medios de comunicación (a los que denunciar la situación existente), pasando por la constitución de plataformas ciudadanas, y organizar manifestaciones y concentraciones para reclamar el cierre y/o retirada del proyecto de apertura. Todas estas estrategias tienen como finalidad última, no tanto dirigirse a aquellos que promueven la creación de este espacio de culto (que, no obstante, se ven fuertemente presionados por esta respuesta ciudadana), sino a los poderes públicos locales. De una manera explícita, se quiere presionar al Ayuntamiento (y, en concreto, en la figura del Alcalde, personalizando así la protesta), para que no otorgue la licencia de apertura a esos centros. En las reclamaciones que hacen los vecinos, frecuentemente no aparece ninguna alternativa para la apertura de la mezquita local, sino que lo único que se busca es su cierre, o el abandono del proyecto inicial. Desde la perspectiva de los promotores de estas movilizaciones, ambos caminos supondrían la resolución del conflicto existente. No así para los colectivos musulmanes, que seguirían sin contar con un local adecuado para su práctica religiosa comunitaria. Lo que aparentemente ha dejado de ser un conflicto para unos, se mantiene (y se agrava) para otros. Hoy en día se define un panorama de resolución de estos conflictos, que muestra por un lado la evidencia de que algunos casos continúan pendientes de resolver, dado que los responsables políticos locales alegan la falta de un marco legal claro que establezca las condiciones de estos equipamientos religiosos. Como forma de dotar de cobertura legal a esta dilación en la 71 ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? JORDI MORERAS resolución de estos casos, algunos consistorios han utilizado el recurso de las moratorias administrativas, determinando que durante un tiempo concreto (aproximadamente de dos años), estarían dispensados de otorgar licencias de apertura para centros de culto5. Por otro lado, es cierto que una serie de ayuntamientos han entendido que su obligación era resolver estos conflictos, de una manera en que las partes pudieran satisfacer algunas de sus demandas. Las respuestas, básicamente, se han concretado en dos direcciones: o bien proponiendo y desarrollando una iniciativa para reubicar estos oratorios en espacios urbanos periféricos (en su mayoría, polígonos industriales), o bien, tras una larga negociación con los representantes vecinales, conseguir que el colectivo musulmán pudiera acceder a aquellos espacios cuyo permiso de apertura habían solicitado. Tanto en un caso como en otro, las inauguraciones de estos locales suelen adoptar un tono fundamentalmente discreto, a pensa sin cobertura mediática, lo que denota la preocupación ante la repercusión pública de estos actos (fotos 3, 4, 5 y 6). Hoy en día, cuando alguna de las polémicas analizadas todavía permanecen abiertas, ya sea con negociaciones aún pendientes, o con alternativas provisionales, se hace muy difícil establecer un balance que identifique cuáles han sido las buenas y las malas prácticas en la resolución de las mismas. No obstante, es posible apuntar tres constataciones, a valorar de cara al futuro: — en primer lugar, hay que reconocer de que la presión vecinal ha conseguido, en más de una ocasión, reformular las primeras decisiones políticas para encontrar una alternativa a la demanda planteada por los colectivos musulmanes. Los intentos por hallar otros locales alternativos en donde ubicar estos oratorios, han topado con el mismo grado de protestas, lo que ha forzado a los ayuntamientos a proponer que estos La aprobación, en febrero de 2008, por parte del Parlamento de Cataluña de un anteproyecto de ley sobre espacios de culto, ha despertado muchas expectativas municipales para que este instrumento legal les dote de mecanismos para intervenir sobre estos casos. 5 72 JORDI MORERAS ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? FOTO 3 FOTO 4 73 ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? FOTO 5 FOTO 6 Fotos: Jordi Moreras. 74 JORDI MORERAS JORDI MORERAS ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? espacios se situen en zonas industriales o periféricas, alejadas del núcleo urbano. La deslocalización espacial y simbólica de los oratorios musulmanes que suponen estas alternativas es tan evidente, como lo serán —probablemente— los efectos en el grado de participación social de estos colectivos en la vida del municipio; — en segundo lugar, y como consecuencia derivada de la anterior, es el convencimiento por parte de los poderes públicos locales de los difíciles equilibrios y negociaciones que incorpora tener que abordar estas nuevas realidades, ante las que la prudencia parece dictar adoptar decisiones posibilistas que no enunciar grandes proclamas ideológicas. Esto es indicador de la inexistencia de una reflexión profunda respecto a esta cuestión, apenas considerada por la política local, y que requiriría tanto plantear iniciativas para gestionar la pluralidad religiosa, como expresar una clara voluntad de reconocimiento y asunción de la misma; — por último, comienza a generarse en el seno de los colectivos musulmanes un sentimiento de desconfianza y frustración, ante las reacciones ciudadanas contrarias y ante el papel vacilante de muchos responsables políticos locales. Se abren dos caminos, el de implicarse en convencer a los ámbitos no musulmanes de la función social y comunitaria de estos centros musulmanes (ardua tarea, que supone un cambio de orientación de estos mismos centros, que se dirigen básicamente hacia su propio colectivo de referencia, así como conseguir la predisposición de los otros interlocutores), pero también el de iniciar un proceso de repliegue comunitario, aislándose del contexto social en donde se ubican, encontrando en el colectivo los recursos necesarios para la propia supervivencia, y dejando de lado todas las posibilidades de participación social. 75 ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? JORDI MORERAS VI. UN BALANCE PROVISIONAL Ya sean reales o potenciales, la existencia de conflictos en el proceso de asentamiento del islam en Cataluña, vendría a confirmar las sospechas, socialmente asumidas, de que tal presencia presenta aspectos «irremediablemente problemáticos». Pero de hecho —y dando la vuelta a este mismo argumento—, las polémicas sobre la ubicación de las mezquitas nos indican claramente que es esta sociedad la que reacciona problemáticamente ante estas nuevas realidades en su espacio público. Tal como se acostumbra a afirmar, nos encontramos ante un problema de integración social, en este caso por incumplimiento del compromiso de una de las partes (la sociedad receptora), que no asume ni tan siquiera el derecho de estos colectivos a expresar en libertad su opción religiosa. Probablemente tenemos un problema, pero quizás no tanto de adaptación del islam, sino de su aceptación como minoría religiosa. Las señales de alerta que estas polémicas han encendido, indican una posible crisis en el modelo de acogida de la inmigración en Cataluña. Apenas en una década, la inmigración ha dejado de ser un factor coyuntural para adquirir un formato mucho más estructural y, probablemente, nos encontramos ante una crisis de crecimiento: nos hemos hecho adultos de golpe (como sociedad multicultural), después de una muy corta adolescencia (como sociedad de inmigración) y todavía tenemos bien presente nuestra larga infancia (como país de emigración). La asunción del carácter estable de estas presencias, la incorporación de factores culturales y religiosos, y la inevitabilidad del conflicto que se deriva de los desencuentros de una convivencia diversa, ya no se formulan como hipotéticos panoramas de futuro, sino como realidades presentes en el ámbito cotidiano. En vista de las observaciones anteriores, me resisto a cualificar estos conflictos como religiosos, a pesar de que ésta sea la clave que se propone desde determinados sectores para comprender sus dinámicas internas. Quizás aún hace falta más trabajo de análisis 76 JORDI MORERAS ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? para elaborar una interpretación más global de sus múltiples dimensiones, pero sugiero que probablemente estamos ante lo que podríamos denominar como conflictos por el reconocimiento y por la relevancia de determinados grupos sociales en el espacio público. Atribuir tales reacciones —que, sin duda, adoptan posicionamientos radicales y sin alternativa—, ante la apertura de oratorios musulmanes, a la expresión de prejuicios racistas y xenófobos por parte de algunos sectores de la ciudadanía, no aporta nada nuevo. Algunos querrían ver en ellos, el indicador de que en estos barrios se ha superado el «umbral de la tolerancia», falacia pseudocientífica que suele ser citada cuando no se es capaz de proponer interpretaciones alternativas ante las disfunciones del sistema social. El análisis de los discursos y los argumentos que expresan los colectivos contrarios a esta presencia, permiten dar nuevas pistas para interpretar estas polémicas. Recordemos que buena parte de tales discursos se dirigen a los poderes políticos locales. Éstos, como instituciones encargadas de salvaguardar el bien público, también se convierten en una de las principales instancias de reconocimiento social de los colectivos que forman parte de tales municipios. De ahí que detrás de las quejas por la ubicación de un oratorio musulmán, algunos colectivos esten reclamando activamente la atención de estos responsables políticos, ante el temor de que sus demandas fueran relegadas a un segundo plano, frente a las de otros colectivos. En sus argumentos se plantea una exigencia a los responsables públicos, para que escuchen sus demandas, estableciendo un supuesto de prioridades, tanto en las actuaciones a realizar («para el barrio es más prioritario un ambulatorio que no una mezquita», es un afirmación harto frecuente) como respecto a los colectivos a los que hay que atender en primer lugar («los políticos deben escuchar a sus compatriotas, antes que a aquellos que han venido de otras partes»). Es interesante observar en estos casos, la certeza que manifiestan los autóctonos ante un supuesto derecho de preferencia ante los recién llegados, una especie de privilegio que acompaña la condición de autóctono, y que la llegada de la inmigración parece poner en cuestión, ya que se interpreta como 77 ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? JORDI MORERAS la pérdida de su relevancia social enfrente a los recién instalados. Ante estas demandas también se expresa un evidente desencanto ante el rol de la clase política, y ante las iniciaciativas que ésta propone a nivel local. En otras ocasiones (Moreras, 2002 y 2005), he analizado someramente la forma en que se elaboran las respuestas políticas en torno a esta presencia musulmana. En las reacciones sociales que éstas generan, se incorporan —sea de manera implícita o explícita— referencias a otras situaciones previas en la relación entre autoridades locales y ciudadanía —en forma de cuentas pendientes—, y que contribuyen a acumular un mayor grado de respuesta social. En ocasiones, estas polémicas se han convertido en formidables excusas para poder expresar públicamente el desencanto de una parte de la ciudadanía de un barrio, frente a las decisiones (o la ausencia de ellas) que los responsables políticos han adoptado hasta el momento. En definitiva, nos encontramos ante un género de movilización ciudadana que, aprovechando un argumento sencillo que consigue un elevado grado de adhesión social (en uno de los casos analizados, como forma de encabezar la recogida de firmas contrarias a la presencia de ese espacio de culto, se incluía el siguiente enunciado: «Vecino, vecina ¿qué prefieres para el barrio: una guardería o una mezquita?»; el resultado fueron más de 3000 firmas en pocas semanas), y que además explota al máximo su potencialidad como forma de presionar a los responsables políticos, tanto a través de argumentos numéricos (el ya citado recurso a la recogida de firmas), como de presencia reivindicativa en el espacio público (mediante manifestaciones, concentraciones ante la mezquita o el ayuntamiento, pintadas, pancartas, octavillas, etc.). Nominalmente se trata de formas de participación ciudadana (como repertorios de acción colectiva, en palabras de Charles Tilly), pero que no sólo rompen con las normas pactades de participación (adoptando estrategias de presión muy intensas), sino que además proclaman su disposición a pasar una factura política a aquellos responsables políticos que no cedan a sus reivindicaciones. 78 JORDI MORERAS ¿CONFLICTOS POR EL RECONOCIMIENTO? El tratamiento de estos retos depende, en buena parte, de la percepción que se elabore del conflicto, así como de las alternativas que se propongan para su superación. El principio de evitación del conflicto, de relegarlo a ámbitos discretos para alejarse del espacio público no es la mejor manera de tratarlos. Aprovechar su capacidad para revelar los equilibrios de poder existentes en la sociedad o en el interior de los colectivos inmigrantes, así como su componente transformador, es la base para hacer propuestas anticipativas (y no meramente paliativas) al conflicto. Los conflictos, en definitiva, son el espejo en donde las sociedades se reflejan; quizás la imagen que muestren no sea de su agrado, pero forman parte, inevitablemente, de su realidad cotidiana, y por tanto es mejor asumirlos que negarlos sistemáticamente. BIBLIOGRAFÍA CITADA INNERARITY, Daniel (2006), El nuevo espacio público, Madrid: Espasa Calpe. MORERAS, Jordi (2002), «Islam y ámbito político local: una lectura desde la antropología política», en F. J. GARCÍA CASTAÑO-C. MURIEL (eds.), La inmigración en España. Contextos y alternativas (Actas del 3er. Congreso de Inmigración en España), Granada: Universidad de Granada-Laboratorio de Estudios Interculturales, pp. 277-290. — (2005), La regulació dels espais de culte musulmà. Propostes d’acció per l’àmbit local, Barcelona: Diputación de Barcelona-Servicio de Políticas de Diversidad y Ciudadanía. PONCE SOLÉ, Juli (2003), «Inmigración, religión y Derecho urbanístico», en Cuadernos de Derecho Local, núm. 3: 56-71. 79