Download Comentario Analítico, Exegético y Homilético
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
“Comentario Analítico, Exegético y Homilético” Marcos Alex Donnelly MARCOS 7:14-23 “14 Y llamando a sí a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended: 15 Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre. 16 Si alguno tiene oídos para oír, oiga. 17 Cuando se alejó de la multitud y entró en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola. 18 Él les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, 19 porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos. 20 Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. 21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, 22 los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. 23 Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre” Pasaje Paralelo: Mateo 15:10-20 I. ANÁLISIS Habiendo hablado a los fariseos y escribas (delante de los discípulos), el Señor ahora llama a la multitud, y se dirige a ellos (v.14). Afirma que lo que contamina al hombre no es lo que come, sino lo que sale de él (v.15). Los discípulos no entendieron lo que el Señor quiso decir. Pensando que se trataba de una parábola, piden mayores explicaciones (v.17). El maestro les pregunta cómo era posible que ellos tampoco entendieran algo tan sencillo (v.18). Marcos observa que con estas palabras, Cristo estaba declarando ‘limpio’ todo alimento (v.19b). Las cosas que realmente contaminan al hombre, no son los alimentos que ingiere, sino aquellas cosas que salen de su mente y de su corazón (v.20-23). ANÁLISIS TEXTUAL Introducción (contexto, v.14) 1. Lo que se Come no Contamina (v.15-19) a. No contamina, porque no afecta la vida (no entra al corazón); v.15a, 18-19a. b. En consecuencia , toda comida era y es ‘limpia’ (v.19b) 2. Lo que Contamina es que lo que Sale de la Persona (v.20-23) a. Sale del corazón b. Afecta la vida del hombre y de los que le rodean. 291 II. EXÉGESIS Verso 14 “Y llamando a sí a toda1 la multitud…” Hasta este momento, el Señor estaba hablando con los fariseos y escribas, quienes se habían acercado para cuestionarlo por la forma en que los discípulos estaban comiendo (sin lavarse ceremonialmente)2; ver v.1-2, 5-6. Pero ahora, el Señor llama a la multitud (que estaba cerca, seguramente esperando que Él terminara de hablar con los líderes judíos), porque quería aprovechar este momento para enseñarles algo importante. Si seguimos la variante textual, ‘palin’, ‘otra vez’ (ver nota 1 al pie de la página), la indicación sería que durante la conversación con los líderes religiosos, la gente se había alejado un poco. Por eso, al dirigirse nuevamente a ellos, el Señor los llama, para que se acerquen a escucharle. “…les dijo: Oídme todos, y entended” La forma en que el Señor habla, parece dar a entender que estaba muy en serio. El Señor no solo quería que escucharan, sino que entendieran lo que estaba diciendo. El entendimiento espiritual viene por escuchar las palabras de Cristo, que son las palabras de Dios mismo. Hay que retener estas palabras en la mente y en el corazón, meditando en ellas, para que así el Espíritu Santo las use para guiarnos a toda verdad. Lamentablemente, los fariseos eran ‘ciegos’ (ver Mat 15:14), y no podían entender Sus palabras. La seriedad con la cual el Señor habló, se debía a la importancia del tema. Los fariseos y escribas estaban afirmando que la pureza espiritual tenía que ver con cosas externas (como lavarse las manos, ceremonialmente, etc.). Cristo quiso enseñar que la limpieza espiritual se basa en lo interno, no lo externo. Verso 15 “Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar…” Esta es una afirmación bastante categórica, por parte del Señor. Algunos la consideran una de las declaraciones más revolucionarias que Cristo jamás hizo. Lo que dijo iba en contra de todo el énfasis que los fariseos y escribas del primer siglo, ponían en lo externo. Como Barclay indica en su comentario, el origen de los fariseos se debía a la convicción profunda que cosas externas podían contaminar al ser humano. Esa convicción se basaba en la importancia que ellos asignaban a las leyes de limpieza que hallamos en el Antiguo Testamento (particularmente en el libro de Levítico). Durante el tiempo de los Macabeos, el rey Antíoco Epífanes decidió erradicar la fe judía. Veamos lo que Barclay dice al respecto: Algunos manuscritos antiguos tienen la palabra, ‘palin’ (‘otra vez’), en lugar de ‘panta’ (‘toda’). Por eso, la BDLA traduce, “Y llamando de nuevo a la multitud”. La NVI traduce, “De nuevo Jesús llamó a la multitud”. 2 El Señor dejó de hablar con los fariseos porque sabía que no entenderían, por su ceguera espiritual (ver Mat 15:14). 1 292 “Una de las cosas que les exigía a los judíos era que comieran cerdo; pero ellos estaban dispuestos a morir a centenares antes que hacer eso. ‘Sin embargo, muchos de Israel estaban plenamente decididos y firmes en sí mismos a no comer ninguna cosa inmunda. Por tanto, elegían antes morir que contaminarse con comidas, para no quebrantar el pacto santo; así es que morían’ (1 Macabeos 1:62s). 4 Macabeos 7 cuenta la historia de una viuda y sus siete hijos. Se les exigió que comieran carne de cerdo. Ellos se negaron. Al primero, le arrancaron la lengua, le cortaron los extremos de sus miembros, y luego le asaron vivo en una gran caldera; al segundo, le arrancaron el pelo y el cuero cabelludo; así los torturaron a todos, uno tras otro hasta la muerte, mientras su anciana madre los miraba y los animaba a ser fieles. Murieron antes que comer una carne que era para ellos inmunda” (Barclay, Marcos, p. 204). ¡Estos eran los héroes de los fariseos! Y ahora Cristo no solo estaba cuestionando (implícitamente) la razón por la cual estos héroes de antaño se habían sacrificado, sino negando completamente su validez. Con razón los fariseos se ofendieron (ver Mat 15:12). Aun para la gente común y corriente, lo que Cristo dijo aquí fue muy radical. Los escribas y fariseos, no contentos con simplemente aplicar la ley de Moisés, añadieron una serie de ‘tradiciones’ acerca de cómo evitar la ‘impureza’ espiritual (v.3-5). Lamentablemente, estas ‘tradiciones’ ponían todo el énfasis en cosas externas, y los líderes judíos se habían olvidado de la importancia de lo espiritual. Por eso el Señor habla en forma tan dogmática, para contrarrestar este énfasis equivocado de los líderes religiosos. “…pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre”. Estas palabras parecerían muy extrañas a los oídos de la multitud. Ellos estaban tan acostumbrados a pensar que el peligro de la contaminación espiritual radicaba en el contacto con cosas externas, que se olvidaron que la verdadera contaminación espiritual procedía de sus propios malos pensamientos y deseos. Los líderes judíos consideraban que el ser humano (especialmente el judío) era básicamente bueno, y que su problema era simplemente el peligro de la contaminación espiritual por contacto con el pecado externo. Sin embargo, el Señor consideraba que el corazón del hombre (¡aun del judío!) era pecaminoso, y que su problema era que constantemente procedían de su interior, pensamientos y acciones, que lo ‘contaminaban’ a los ojos de Dios. El corazón del hombre es como un vaso con agua, ambos sucios y contaminados. Si lavamos solo el vaso, no conseguiremos de ninguna manera que el agua esté limpia. Se necesita una limpieza y purificación de ambos. NOTA En el evangelio de Mateo, antes de la pregunta de los discípulos acerca de lo que Cristo había dicho, ellos le informaron que los fariseos se habían ofendido por Sus palabras (Mat 15:12). La respuesta de Cristo fue tajante y profunda: “Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada. Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo” (Mat 15:13-14). 293 Verso 17 “Cuando se alejó de la multitud y entró en casa…” Habiendo terminado de hablar a la gente, el Señor se apartó de la multitud, y entró en una casa. Posiblemente, en la casa de Pedro, en la ciudad de Capernaum. “…le preguntaron sus discípulos sobre la parábola” Los discípulos estaban presentes cuando el Señor habló a la multitud, pero no entendieron lo que el Señor quiso decir. A ellos les parecía que estaba hablando en parábolas (ver Marcos 4:1012, 33-34). Por eso, cuando estaban a solas con Él, en casa, le pidieron más explicaciones. Según Mateo, el que hizo la pregunta fue Pedro (Mat 15:15). A los discípulos, les parecía que el Señor estaba hablando en parábolas, por dos razones: i. Viviendo en el primer siglo, y siendo gente del pueblo, la manera de pensar de los discípulos estaba moldeada por las prácticas de los fariseos, y las enseñanzas de los escribas (eso incluía el cumplimiento de rituales para asegurar la limpieza externa). Por eso los discípulos no podían entender por qué el Señor estaba negando la validez de esto. ‘¡Seguramente estaba hablando en ‘parábolas’!’, pensaron; ‘en forma figurada’. ii. El Antiguo Testamento enseña la necesidad de cumplir una serie de rituales externos, para estar limpios ante los ojos de Dios. Por ende, resultaba muy difícil para los discípulos, tomar literalmente las palabras de Cristo. Esto confirmó en sus mentes que el Señor estaba hablando en forma figurada, y no literal. Verso 18 “El les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento?” Al usar la palabra, “También”, el Señor indica que los discípulos no eran los únicos que no habían entendido lo que el Señor había dicho. ¿Quiénes serían las otras personas que no entendieron? ¿Los fariseos y los escribas, o la multitud? La pregunta del Señor parece indicar sorpresa; especialmente cuando notamos la palabra, “así”, que significa, ‘tan (sin entendimiento)’. ¿Cómo era posible que ellos no entendieran Sus palabras? Evidentemente, el Señor esperaba que, habiendo ya pasado tanto tiempo con Él, escuchando Sus enseñanzas, los discípulos pudieran haber entendido lo que acababa de decir a la multitud. Se sobreentiende que el Señor no les exigía que se lavaran ceremonialmente, como lo hacían los fariseos, antes de comer. ¿No habían reflexionado sobre ello? ¿No habían pensado de lo que eso implicaba? Lamentablemente, a pesar del tiempo que ya habían pasado con el Señor, los discípulos seguían bajo la influencia de la formación (cosmovisión) del judaísmo del primer siglo. NOTA: Dios nos juzgará conforme a las oportunidades que hemos tenido, de aprender; y también según los beneficios que nos ha dado, de inteligencia, etc. 294 Versos 18b-19 “¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina?” Esta es la explicación de por qué las cosas externas no contaminan al ser humano. No lo hacen, porque no entran al corazón – y el corazón es el centro de la personalidad, la esencia del hombre; no el estómago. Aquí vemos la importancia del corazón, ante los ojos de Dios. Salomón dijo, “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Prov 4:23). Ver también Sal 139:23; Jer 17:9; Deut 8:14. Los líderes judíos se preocupaban mucho por sus cuerpos, y habían inventado una serie de ‘tradiciones’, para ayudarse a mantener el cuerpo estrictamente ‘limpio’. Pero se olvidaron que en las Escrituras, Dios había puesto el énfasis sobre el corazón, no sobre el cuerpo. Pero si el corazón era realmente lo importante, entonces ¿por qué había tantas leyes en el Antiguo Testamento que tenían que ver con el cuerpo, y no con el corazón? Leyes como de la lepra, el flujo de sangre, el contacto con los muertos, etc. Aunque estas leyes tenían que ver con el cuerpo, en realidad el propósito de Dios era que tratar con el corazón y el alma. Su intención era que Su pueblo entendiera que todas estas leyes representaban, en forma figurada, asuntos internos, del corazón y del alma. Lamentablemente, los fariseos y escribes se preocuparon tanto por la purificación de su cuerpo, que eso se tornó lo primordial, y confundieron el verdadero propósito de la ley (ver Gál 3:24; Heb 9:9-10). “Esto decía3, haciendo limpios todos los alimentos” Aquí tenemos una afirmación muy importante. En el Antiguo Testamento, hay varias leyes acerca de animales limpios e inmundos (Lev 11); estas leyes prohibían a los judíos comer ciertas carnes. Los judíos guardaban esas leyes estrictamente. Tenemos un claro ejemplo de ello en Hch 10:9-16. Cuando Dios le mandó a Pedro comer la carne de animales que la ley de Moisés indicaba era ‘inmunda’, Pedro reaccionó fuertemente, y se negó a comer. Estaba actuando como un buen judío, celoso por guardar la ley de Moisés. Sin embargo, Dios le dijo, “Lo que Dios limpió, no lo llames tú común” (Hch 10:15). Debemos notar, que en el texto original (griego), las palabras, “Esto decía”, no existen. Han sido añadidas en las traducciones al español, para ayudarnos a entender el sentido del texto original. Algunos, notando la ausencia de estas palabras, afirman que debiéramos traducir el texto: “y sale a la letrina, limpiando todos los alimentos”. De ser así, lo que Señor estaría diciendo es que la razón por la cual los alimentos no afectan (espiritualmente) a la persona, es porque el estomago sirve para limpiar todos los elementos nocivos de la comida, eliminándolos del cuerpo. Sin embargo, dicha interpretación, aunque superficialmente atractiva, sufre de dos grandes defectos: uno contextual y el otro gramatical. En primer lugar, debemos notar que el argumento de Cristo es que, dado a que la comida no toca el corazón de la persona, ésta no puede contaminarlo. El hecho que el estómago sirve para eliminar los elementos nocivos de la comida, no afecta en nada esta afirmación. Es decir, la razón por la cual la comida no afecta espiritualmente a la persona no se debe, a que el estómago limpia la comida, sino a que la comida no toca el corazón. Lo que el estómago hace con la comida es irrelevante, para el razonamiento de Cristo. 3 En segundo lugar, las palabras, “haciendo limpios” (‘katharizon’), es el participio masculino singular, que concuerda con Cristo, que es el sujeto de la oración (“Él les dijo…”, v.18). Si “haciendo limpios” estaba relacionado con la palabra “vientre”, Marcos tendría que haber usado la forma femenina del participio (NOTA: Aunque, el sustantivo, ‘vientre’, es masculino en español, en griego, es femenino, al igual que ‘letrina’). 295 Obviamente Pedro había escuchado lo que Cristo dijo, aquí en Marcos 7:18. Sin embargo, debemos notar que hasta el incidente narrado en Hch 10, Pedro aun no había entendido las implicancias de estas palabras de Cristo. Fue el viaje a la casa de Cornelio, y lo que experimentó en ella cuando predicó el evangelio, que cambió la mente de Pedro (Hch 10:25-28). Poco a poco fue entendiendo, no solo que ahora (como judío), podía juntarse con los gentiles, sino que también tenía la libertad de comer cualquier carne. Ni el contacto físico con los gentiles, ni el ingerir la carne de animales ‘inmundos’, lo contaminaría espiritualmente. NOTA: Dado a que Pedro fue el autor intelectual del evangelio de Marcos, el comentario que Marcos da al fin del v.19, aclara la implicancia de lo que Cristo dijo en el verso 18. Refleja las nuevas convicciones de Pedro, luego del incidente de Hch 10. Hay una pregunta importante que debemos hacer aquí, y es la siguiente: ¿Estaba el Señor, en ese momento, abrogando la ley que prohibía a los judíos comer la carne de animales inmundos? Al parecer, sí; aunque recordamos que Cristo dijo que no vino para abrogar la ley, sino para cumplirla (Mat 5:17). Otra posible interpretación es que el Señor no estaba precisamente anulando esas leyes, en ese momento; sino que estaba poniendo las bases para dicha anulación, que se daría una vez que el Nuevo Pacto estuviera establecido, con Su muerte y resurrección. Hoy en día, hay ciertos grupos religiosos que insisten en que el creyente no debe comer la carne de animales descritos como ‘inmundos’ en la ley de Moisés (por ejemplo, los Adventistas, los Testigos de Jehová, etc.). Claramente, dichos grupos no están tomando en serio, o no están entendiendo la profundidad y las implicancias de lo que Cristo dijo aquí, y lo que hizo luego en la cruz. Verso 20 “…lo que del hombre sale, eso contamina al hombre…” Cuando el Señor dice: “lo que del hombre sale”, está hablando de lo que sale de su corazón; es decir, sus deseos y acciones pecaminosas las cuales ‘contaminan’ al hombre espiritualmente. Estos pecados son evidentes ante los ojos de Dios, y además promueven una vida pecaminosa, ante los ojos de los hombres, que también desagrada al Señor. En los siguientes dos versos, el Señor señala varios de los pecados que salen del corazón y que ‘ensucian’ la vida del ser humano. Verso 21 “Pero de dentro, del corazón de los hombres salen los malos pensamientos…” Aquí está la ‘fuente’ contaminada (el “corazón”), y también el ‘agua’ contaminada que sale de ella (los “malos pensamientos…”). Estos “malos pensamientos” son más que simplemente ideas fugaces, provocadas por la ‘carne’ y el ‘mundo’. Tienen que ser ‘pensamientos’ que se detienen en la mente, y que se saborean en el corazón, llevando a la persona a considerar ciertas acciones pecaminosas. Es interesante notar que la palabra “pensamientos” (griego, ‘dialogismos’) significa, ‘dialogar’ consigo mismo. Así que, es más que simplemente, ‘pensar’; es quedarse pensando y meditando sobre el asunto, y tenerlo como el centro de nuestros pensamientos por un buen tiempo. 296 Satanás puede poner muchos pensamientos en nuestras cabezas, pero ellos no nos contaminan, si es que los rechazamos. Tenemos el ejemplo de las tentaciones de Cristo. El pensamiento de convertir piedras en pan pasó por Su mente, pero no fue un pecado, porque no nació en Su corazón. Tampoco permitió que ese pensamiento se enraizara en Su mente. Más bien, lo rechazó, y así tuvo la victoria. “…los adulterios, las fornicaciones…” ¿Por qué comienza el Señor con pecados sexuales? Podría ser porque son los más comunes en la raza humana; o, porque eran dos de los pecados que los fariseos y escribas cometían constantemente (por lo menos, en sus mentes). Es interesante notar que muchos de estos pecados están en la forma plural, indicando que el corazón no solo tiende a producir uno o dos pecados, sino muchos de ellos; dando como resultado una vida de constante pecado. Por supuesto, no todos cometen todos estos pecados; pero el ser humano es propenso a uno u otro. No hay ser humano, aparte de la gracia de Dios, que no sea culpable constantemente de cometer al menos uno de estos pecados. Verso 22 “la envidia” Literalmente, ‘un ojo malo’; es decir, ‘una mala mirada’. La mirada es ‘mala’, porque ve lo que otro tiene, y quiere tenerlo; es una mirada envidiosa. La lista de pecados en estos dos versos son comparables a la lista de “las obras de la carne”, en Gál 5:19-21. Son el fruto de un corazón no regenerado. ¡Este era el problema con los escribas y fariseos! Daban la impresión de tener una tremenda santidad, pero en realidad no eran hijos del Dios santo; no tenían corazones regenerados; y por ende, aunque se mostraban muy escrupulosos en cuanto a los ritos de la limpieza ceremonial, sus mentes y corazones estaban llenos de pecado y maldad. Verso 23 “Todas estas maldades de dentro salen…” El Señor cataloga correctamente las cosas previamente mencionadas en los dos versos anteriores, como “maldades”. Es una lista escalofriante, pero muy realista, del comportamiento humano, producto de corazones malvados. También identifica correctamente el origen de tales cosas – salen del corazón del hombre. El ‘mundo’ y Satanás incentivan estos pecados; pero solo pueden hacerlo con éxito, porque algo está mal dentro del hombre – en su corazón. NOTA: El corazón y sus deseos están muy ligados a la carne; por eso, la mejor forma de contrarrestar estos pecados es crucificando la ‘carne’ (es decir, sacrificando los deseos de ese malvado corazón). Hay que atacar la fuente y la raíz de los pecados, y no solo los pecados mismos. 297 III. HOMILÉTICA TEMA: “La Contaminación Espiritual” Introducción Vivimos en un mundo lleno de pecado. Es muy fácil contaminarnos espiritualmente. La Biblia nos manda ser ‘santos’ (1 Ped 1:15-16), y a no contaminarnos con el pecado. Dios es santo, y Él no puede mirar el pecado. ¿Cómo podemos evitar la suciedad del pecado, para mantener una buena comunión con Dios? En este pasaje Cristo nos enseña dos cosas importantes acerca de la contaminación espiritual. 1. La Contaminación No se Debe a Cosas Externas a. Nada de afuera del hombre (sea comida o suciedad material) puede contaminar al hombre espiritualmente (v.15a, 18b). b. No lo contamina, porque esas cosas no tocan al corazón del hombre, que es el centro de su ser y voluntad (v.19). Conclusión: Toda comida es declarada ‘limpia’ (v.19b). 2. La Contaminación se Debe a Algo Interno a. Las cosas que salen del hombre son las que lo contaminan (v.15b, 20). b. Lo contamina porque esas cosas salen de su corazón, y reflejan su estado pecaminoso (v.21-23). Conclusión: La lista de cosas que salen del corazón del hombre (v.21-23) nos condena a todos (Rom 3:10-18). Conclusión “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Prov 4:23). 298