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OCT1234 PROBIÓTICO Y PREBIÓTICOS PARA LA SALUD ANIMAL Resumen En el presente trabajo se realiza una revisión sobre aspectos generales relacionados con los microorganismos probióticos y prebióticos para la salud animal, los más usados describen para tales efectos. empleados obtenidos Se y los mecanismos de acción que se aborda además los compuestos más como prebióticos en animales, enfatizando en los resultados con el empleo de oligosacáridos como los beta-glucanos y los fructanos en la mejora de los indicadores de salud y bioproductivos en condiciones de producción. Palabras clave: Probiótico| Prebiótico| glucano | fructano| salud animal PROBIÓTICO AND PREBIÓTICOS FOR THE ANIMAL HEALTH Abstract The present work is about general aspects related with of probiotics and prebiotics for animal health, the most widely used microorganisms and mechanisms of action described for that purpose. It also addresses the compounds most used as prebiotics in animals, emphasizing the results obtained with the use of oligosaccharides as the beta-glucans and fructans in improving health indicators and bioproductive in production conditions. Key words: Probiótico| Prebiótico| glucan | fructan| animal health Introducción La obtención de nuevos productos de reconocida necesidad en la salud animal constituye una de las estrategias científicas actualmente, donde agropecuaria es la que se desarrollan aplicación de la biotecnología en la rama una tendencia que se acrecienta en la búsqueda de soluciones para garantizar alimentos más seguros y con mayor calidad a la población. (Alvichez-Morales y col., 2002; Laeville, 2007) Debido a los métodos de manejo intensivo de hoy, los animales de granja son muy susceptibles a un desbalance bacteriano entérico, que conduce a una insuficiente conversión de los nutrientes y a un retardo en el crecimiento. Durante años, los antibióticos han representado una herramienta importante para el tratamiento de enfermedades infecciosas en los animales y por consiguiente, se han suministrado a los animales de granja como Aditivos Antibióticos Promotores de Crecimiento (AAPC). (Brizuela, 2009) Sin embargo, el uso continuo de estos productos en forma indiscriminada, ha derivado la aparición de cepas bacterianas resistentes, proceso que se potencializó producto de la capacidad de transferir la resistencia entre bacterias, de ahí que cada día se limite más su empleo en la producción animal con importantes implicaciones económicas en el sector zootécnico, ya que conlleva a un aumento de los costos de producción. Estos inconvenientes se podrían atenuar con alternativas eficaces al uso de antibióticos, entre las que se destacan como principales opciones los probióticos, prebióticos y enzimas. (Brizuela, y col., 2011; Hemfel y col., 2012) Los resultados beneficiosos de la administración eficaz de estos productos en el alimento al ganado vacuno, cerdos, y pollos se traducen en una salud general reforzada, aumento más rápido de la tasa de crecimiento como resultado de una nutrición mejorada, y aumento en la producción de carne, leche y huevos. 1. Probióticos Los cultivos probióticos se han asociados históricamente con las leches cultivadas y los productos lácteos, de los cuales existe suficiente evidencia de los efectos positivos en la salud humana y el bienestar general (Crittenden, 2009; Magalhaes y col., 2011). El término probiótico que significa para la vida, se utiliza actualmente para nombrar bacterias asociadas con efectos beneficiosos para los humanos y animales. Es por ello que se ha definido internacionalmente a los probióticos como microorganismos vivos que al ser ingeridos en cantidades adecuadas ejercen una influencia positiva en la salud o en la fisiología del hospedero, más allá de la inherente a la nutrición en general (FAO, 2002) La microbiota intestinal tiene funciones metabólicas, tróficas y protectoras, y puede ser modificada por condiciones patológicas o también por la administración de probióticos exógenos (Gibson y Roberfroid, 1995). En los últimos 20 años se ha reportado que la implantación en el colon es la característica crítica que debe poseer una cepa probiótica para poder influenciar el medioambiente intestinal (Candela y col., 2010).Las enfermedades entéricas son de mucha importancia en lo que concierne a la industria pecuaria, debido a la pérdida de productividad, incremento de mortalidad y la contaminación asociada a los productos para consumo humano (Alvidrez-Morales, y col., 2002; FAO, 2007). Se ha demostrado que los probióticos tienen potencial para reducir las enfermedades entéricas en las aves de corral y otros animales de granja, y la subsiguiente contaminación de los productos alimenticios derivados de estos (Stern y col., 2006; Frizzo y col., 2006; Huggins y col., 2008). El estrés que el animal sufre a temprana edad en los sistemas de crianza se debe principalmente a la contaminación ambiental de bacterias, patógenas o no, que colonizan el intestino. De esta forma, se crea una exclusión competitiva que determina el establecimiento de microorganismos, y una vez instalados, generan un ambiente mediante la producción de metabolitos que resultan tóxicos para el organismo competente. Esto afecta directamente al rendimiento de los animales de granja y motiva el estudio de nuevas alternativas de control. (Gardiner y col., 2004; Ferreira y col., 2011; Pedroso y col., 2012) El desarrollo de productos probióticos obedece mayormente a la necesidad de sustituir el empleo de antibióticos en la alimentación animal, los que son usados para mantener un buen balance en la microbiota del tracto gastrointestinal (TGI) y para eliminar microorganismos patógenos ayuda a reducir las lo que enfermedades gastrointestinales frecuentes en animales (Brizuela y col., 2009 ). Sin embargo, los antibióticos no sólo contribuyen a la destrucción de la microbiota intestinal beneficiosa, sino que también, producen efectos residuales en los productos alimenticios de origen animal. Los probióticos pueden soportar condiciones específicas ocurridas en el TGI; éstos pueden resistir por más de 4 horas a las enzimas proteolíticas, los bajos valores de pH (1,8-3,2) prevalecientes en el estómago y la concentración de bilis, jugos pancreáticos y mucus presentes en el intestino delgado (Collado, 2009). Además, las cepas bacterianas que van a ser usadas en la obtención de probióticos, se supone que deben resistir a los antibióticos administrados en la dieta animal, y además producir sustancias antimicrobianas, tales como ácido láctico, peróxido de hidrógeno y bacteriocinas, entre otras (Mac Farland y col., 2006 ; Ferreira y col., 2011) 2. Microorganismos usados como probioticos Las especies microbianas más comúnmente utilizados como probióticos son las bacterias ácido lácticas (BAL) Propionibacterium y algunas especies del género Bacillus, la levadura Saccharomyces cerevisiae. Las BAL, se trata de una clase funcional que designa un grupo heterogéneo de bacterias Gram positivas, no patógenas, no toxigénicas, fermentadoras, caracterizadas por producir ácido láctico a partir de carbohidratos, lo que las hace útiles como cultivos iniciadores para la fermentación de alimentos. Además, comparten otros rasgos comunes como ser aerotolerantes, no forman esporas, no reducen el nitrato y no producen pigmentos (Crittenden, 2009). El grupo se subdivide en función de los productos de su metabolismo en bacterias homo y heterofermentativas. Las homofermentativas se caracterizan porque el único producto de la fermentación de los carbohidratos es el ácido láctico, mientras que las segundas pueden originar, además, dióxido de carbono, etanol o ácido acético. (Galdeano y Perdigon, 2006; Obed, 2011) En este grupo, se engloban los organismos pertenecientes a los géneros Aerococcus, Lactobacillus, Pediococcus, Carnobacterium, Alloiococcus, Leuconostoc, Oenococcus, Enterococcus, Vagococcus, Tetragenococcus, Streptococcus, Lactococcus, Bifidobacterium y Propionibacterium. Todos ellos, excepto dos últimos géneros, pertenecen al Phylum Firmicutes; Clase Bacilli; y Orden Lactobacillales, mientras que los géneros Bifidobacterium y Propionibacterium se adscriben al Phylum Actinobacteria; clase Actinobacteria; y órdenes Bifidobacteriales y Actinomycetales. Dentro de las BAL, los géneros más utilizados para la obtención de alimentos y bebidas fermentadas son Lactococcus, Lactobacillus, Leuconostoc, Oenococcus y dentro del género Streptococcus la especie S. thermophilus. Las especies del género Lactobacillus, se han empleado para la conservación de alimentos durante miles de años; pueden ejercer una función doble, actuando como cultivos iniciadores o agentes fermentadores de alimentos, y además generar, efectos beneficiosos a la salud. Los lactobacilos se han demostrado que establecen competencia por el nicho ecológico y los nutrientes de con las especies patógenas, inhiben el crecimiento microorganismos patógenos al disminuir el pH local y producir sustancias antimicrobianas como las bacteriocinas y peróxido de hidrogeno, compiten por la adherencia con los patógenos mediante la producción de expolisacáridos y la formación de biopelículas, favoreciendo la producción epitelial de mucina e incrementando la función de la barrera en la mucosa, intestinal, vaginal y oral. Por último, se está ensayando el uso de bacterias lácticas como vectores vivos de vacunación oral mediante la expresión de genes que codifican antígenos inmunogénicos de microorganismos patógenos. (Saarela y col., 2009) Por otra parte, dado que el género Bifidobacterium produce ácido láctico, ácido acético en proporción de 2:3 aunque es taxonómicamente diferente de las otras BAL, habitualmente se lo agrupa entre las BAL. El género Propionibacterium por su parte, tiene como principal producto al ácido propanoico, que presente actividad antimicrobiana. Se supone que el aumento de bifidobacterias colónicas es beneficioso para la salud humana gracias a la producción de compuestos que inhiben a los patógenos potenciales, reducen los niveles sanguíneos de amoníaco, y producen vitaminas y enzimas digestivas como las fitasas. (Obed, 2011) Considerando la prevalencia de las BAL en los alimentos fermentados, el bajo nivel de infección y que son parte de la microbiota normal de mucosas se les atribuye que su potencial patógeno es bastante bajo. En términos estrictos, el génerico “probiótico” se debe reservar para los microorganismos vivos que han demostrado en datos experimentales producir un beneficio a la salud. La balanza entre beneficios y riesgos está claramente inclinada hacia los primeros ya que el riesgo de infección por el consumo de probióticos sería similar al de la infección por cepas comensales. (FAO, 2010) Es importante destacar que las BAL se consideran como organismos GRAS (General Regarded As Safe). Las investigaciones sobre las BAL sugieren que tendrían una serie de beneficios potenciales a la salud; pero los efectos descritos solo pueden ser atribuidos a las cepas analizadas en cada estudio, y no se pueden generalizar a toda la especie ni a todo el grupo de BAL u otros probióticos. El hecho que los efectos son específicos para cada cepa implica que se deben registrar los resultados sanitarios de cada cepa específica y que los mismos no pueden ser utilizados como prueba para avalar el uso de otras que no se han incluidas en un estudio. Además, se debe tener en cuenta el papel de las sustancias de vehículo o relleno. En general, la evidencia clínica más fuerte a favor de los probióticos está relacionada con su uso en mejorar la función del intestino y estimular el estado inmunitario en los humanos y animales. Otros estudios han avalado su uso en la prevención profiláctica de la vaginosis y en la salud bucal. Hoy en día con el advenimiento de la disposición de genomas completos de microorganismos, la biotecnología ofrece nuevos retos y perspectivas para la selección de microorganismos con fines probióticos y su utilización en la mejora de la sanidad vegetal, animal y humana. (Reid y col., 2003; Haghighi y co.l, 2006; Huggins y col., 2008; Hempel y col., 2012) Los microorganismos que se pueden utilizar como probióticos se deben seleccionar en base a una serie de requisitos que éstos deben poseer. En particular hay que considerar: - La seguridad biológica: no deben causar infecciones de órganos o de sistemas; - La capacidad de ser toleradas por el sistema inmunitario del organismo huésped, y, por lo tanto, deben ser preferiblemente de proveniencia del hospedero - La capacidad de resistir la acción de los ácidos gástricos y de las sales biliares para llegar vivas en grandes cantidades al intestino; - La capacidad de adherirse a la superficie de la mucosa intestinal y de colonizar el segmento gastrointestinal - La sinergia con la microflora endógena normal; - El efecto barrera: este término define la capacidad de producir sustancias que tengan una acción trófica sobre el epitelio de la mucosa intestinal; - La capacidad de potenciar las defensas inmunitarias del huésped A partir de estos patrones se han adoptados en la búsqueda de nuevas cepas probióticas. Al mismo tiempo, están disponibles muchos métodos para estudiar las características fisiológicas de las cepas probióticas, tales como los perfiles de fermentación de carbohidratos y de la actividad enzimática. Otras pruebas específicas como la habilidad de hidrolizar sales de bilis o de producir sustancias antimicrobianas pueden ser de interés, dependiendo del propósito de uso de la cepa (Lima y col., 2007). Por otra parte, el conocimiento de que el uso de probióticos puede sustituir las terapias con antibióticos como métodos menos agresivos, ha dado como resultado una nueva visión en la industria farmacéutica, al contemplar una tecnología integral que abarca ecosistemas específicos, desde el aislamiento de probióticos de seleccionar y caracterizar a las bacterias responsables de la acción probiótica, producirlas a escala industrial, procesarlas y reintroducirlas a la dieta animal. En muchos casos, el uso no selectivo de probióticos distribuidos por casas comerciales ha dado como resultado una baja eficiencia en el aumento de la producción, esto es debido probablemente, a que los probióticos adquiridos proceden de otras regiones geográficas o incluso de otras especies animales. En este sentido, el uso de probióticos tiene una serie de exigencias según la especie que se trabaje, debido a que las condiciones del sistema digestivo en los animales varía entre especies, por eso el uso de probióticos se hace selectivo al suministrársele al bovino, equino, ovino, cerdos y aves diferenciándose del tipo de probiótico a utilizar en cada una de ellas . La especificidad en la especie animal es un factor importante que interfiere en la colonización y en la adhesión in vivo por parte de los microorganismos. Esto indica que las cepas bacterianas aisladas de la microbiota indígena de una determinada especie no necesariamente deben colonizar el mismo sitio de otra especie animal. (Bocourt, y col., 2004; Gardiner y col., 2004) Debido a que el desempeño de los probióticos puede variar entre los animales de una misma especie, es ventajoso que el mismo esté formado por una mezcla de varias cepas, ya que la función de un probiótico constituido por varias cepas puede ser más efectiva y consistente que la de una cepa, debido a que las multicepas tienen la posibilidad de complementar sus efectos expresando sus propiedades probióticas en forma sinérgica. Además, es más probable la colonización de un sistema complejo como el gastrointestinal con un probiótico conformada por varias especies o cepa. De ahí que surge la necesidad de buscar continuamente cepas probióticas autóctonas, mejores adaptadas y con características específicas que contribuyan al mejoramiento de la sanidad animal (Frizzo y co.l, 2006). 2.1 Caracterización e identificación de las BAL A fin de asegurar la inocuidad de las cepas de probióticos y la certeza de los efectos benéficos de los mismos, previamente probados en numerosas publicaciones, los expertos de la FAO y la OMS en el 2002 redactaron nuevas guías para la evaluación de probióticos; estas incluyen como primer punto una identificación no sólo hasta género, sino hasta conocer la cepa específica de los microorganismos presentes en los alimentos o las dietas animal. La caracterización e identificación de cepas ácido lácticas utilizando métodos bioquímicos es notoriamente dificultosa y un procedimiento largo, pues requiere de pruebas bioquímicas tediosas además de presentarse el problema de gran parecido con un gran número de grupos de especies que son propensas a la transferencia de plásmidos entre ellos. Se han desarrollado diversos métodos para la identificación de cepas probióticas que incluyen el análisis morfológicos de las colonias, el análisis bioquímicos por medio de pruebas de fermentación de carbohidratos y actualmente el análisis genético para la diferenciación de especies. Se ha descrito que algunas técnicas moleculares pueden ser de utilidad en la identificación de los microorganismos en cuestión, entre las que destacan aquellas basadas en la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y polimorfismos de longitud de fragmentos de restricción (RFLP) que resultan extremadamente valiosos tanto para la caracterización específica como para la detección de tales cepas (Theunissen y Britz, 2005). El método de amplificación de polimorfismo de ADN al azar (RAPD), es un método rápido de generación de patrones de bandas, generalmente se utiliza para la diferenciación intra-e inter-especies dentro del género Lactobacillus. La normalización y mejora de las condiciones y el mantenimiento de consistencia muy elevada en todos los parámetros se consideran los aspectos más importantes en la aplicación de RAPD. (Singh y col., 2009). Yeung y col., 2003, reportaron un 80% de coincidencia entre el método de fermentación de carbohidratos (API) y el método molecular (análisis de la secuencia de la subunidad 16S del DNA ribosomal) al identificar cepas de L. rhamnosus; en cambio, algunas cepas identificadas como L. acidophilus por API fueron identificadas molecularmente como L. delbrucki y L. crispatus, y en un caso una de las cepas fue identificada como Streptococcus sanguis. Sin embargo, dentro del mismo estudio se encontraron algunas coincidencias, todas las cepas identificadas en las etiquetas como L. casei fueron identificadas como L. paracasei tanto por métodos fenotípicos como genotípicos. En un estudio realizado por Annuk y col., 2003, un tercio de los lactobacilos identificados difirieron al ser identificados por API y PCR. En el caso del grupo de lactobacilos homofermentativos obligados, la técnica molecular reasignó cinco de nueve cepas, cabe señalar que en dicho estudio, 2 de 5 cepas (40%) de L. acidophilus no pudieron ser confirmadas por el método molecular y una cepa de L. rhamnosus fue identificada como L. paracasei. Boyd y col., 2005 encontraron que más de la mitad de los lactobacilos analizados (L. jensenii y L. gasseri) se han identificados erróneamente como L. acidophilus utilizando el API 50 CH al identificar dichas cepas utilizando sondas de DNA. Se reportó que hay un alto nivel de variabilidad fenotípica entre especies probióticas de lactobacilos y que sugiere, en combinación con una limitada base de datos para la identificación de estas especies, el uso limitado de este método y de otros métodos fenotípicos de identificación Al igual que esos autores, se sugiere que las diferencias se deben fundamentalmente a que la base de datos del método API no está actualizada con respecto a la taxonomía más reciente, lo que conducirá a una errónea identificación o a resultados confusos (Nigatu, 2000). Hay que destacar que la taxonomía de las bacterias ácido lácticas ha evolucionado en los últimos años. De agrupar a los integrantes por las características fenotípicas tales como fermentación de carbohidratos, tinción de gram y morfología, se agrupan de acuerdo a las características genotípicas como la secuencia de la subunidad del 16S del DNA ribosomal (Janssen, 1996, Ben Amor y col., 2007). Lo anterior trajo como consecuencia que algunas cepas que estaban agrupadas en una especie mediante el método fenotípico ahora estén formando parte de otras especies según los métodos genéticos. Por otro parte, Martínez y col., 2008 identificaron mediante la técnica de Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR) cepas de microorganismos probióticos del género Lactobacillus aisladas de alimentos y suplementos, previamente identificadas por métodos bioquímicos. De 12 cepas analizadas, solamente se pudieron identificar 11 (91, 6%) por PCR ya que una (8,3%) de ellas no pudo ser identificada con los juegos de iniciadores probados. El 58,3% coincidieron en la identificación por ambos métodos; 2 de ellas pertenecen a L. casei subsp. rhamnosus y 5 a L. acidophilus. Los resultados muestran que hay discrepancias entre la identificación molecular y la bioquímica de las especies de lactobacilos analizadas. Lo que trae como consecuencia la necesidad de utilizar técnicas específicas que permitan una buena identificación de estos microorganismos para asegurar el aprovechamiento adecuado de los efectos benéficos de los probióticos. Por lo que la introducción de estas técnicas en la práctica diaria contribuir al control de calidad microbiano de estos puede probióticos comerciales, aspecto que se ha descuidado en el pasado. Es de gran importancia que estos productos estén etiquetados correctamente y se indiquen con claridad el tipo de microorganismos que contienen, ya sean probióticos o no probióticos y que los microorganismos utilizados estén bien documentados con respecto a la seguridad, funcionalidad y el tipo de beneficio a la salud que promueve dado al creciente consumo de alimentos funcionales en humanos y en la dieta animal. Debido a su importancia práctica en la fermentación, bioprocesamiento, la agricultura, la alimentación, y, más recientemente, en la medicina, las BAL son objeto de amplias esfuerzos de secuenciación genómica (Klaenhammer, y col, 2007). 3. Modo de acción de los probióticos Se reportan varios mecanismos sobre el modo de acción de los probióticos. Según Fuller, 1989, Blum y col., 1999 estos pueden agruparse de la siguiente forma: Efectos (beneficiosos) Mecanismos Supresión de microorganismos patógenos 1- Producción de sustancias microbiana 2- Competencia por nutrientes 3- Competencia por los sitios de adhesión Alteración del 1-Producción de enzimas metabolismo microbiano intervienen en la digestión. que y del hospedero 2-Disminución de la producción de sustancias tóxicas 3-Mejoramiento de la función de la pared intestinal Mejoramiento de la 1- Aumento de los niveles de anti- respuesta inmune del cuerpos hospedero 2- Incremento de la actividad de los macrófagos Competencia con el 1- Consumo de glucosa. hospedero por 2- Consumo de aminoácidos nutrientes. 3.1 Producción de sustancias antimicrobianas. Las bacterias ácido lácticas empleadas como probióticos producen muchos tipos de metabolitos los cuales pueden afectar a los microorganismos patógenos. El ácido láctico producido por las bacterias lácticas reduce el pH en el contenido luminal lo cual se observa perfectamente en el estómago de cerdos neonatales. El ácido acético y el peróxido de hidrógeno producido por cepas heterolácticas pueden ser tóxicos para muchas bacterias, lo cual se ha comprobado en experimentos “in vitro” con coliformes, salmonelas. Campylobacter jejuni y clostridios, aunque las evidencias “in vivo” son aún discutibles. (Stern y col., 2006) Se conoce también que estas bacterias producen sustancias antimicrobianas denominadas bacteriocinas que son activas contra los siguientes agentes patógenos: Bacillus subtilis, B. cereus, B. stearothermophilus, Candida albicans Clostridium perfringens, Escherichia coli, Klebsiella pneumoniae, L. bulgaricus , L. Fermenti, L. helveticus, L. lactis, L. leichmannii, L. plantarum, Proteus vulgaris, Pseudonomas aeruginosa, P. flourescens, Salmonella typhosa,, S. schottmuelleri, Shigella dysenteriae, S. paradysenteriae, Sarcina lutea, Serratia marcescens, Staphylococcus aureus, Streptococcus faecalis, S. Lactis, Vibrio comma (Gibson y col., 2001; López y col., 2008) 3.2 Competencia por sitios de adhesión Se plantean que los probióticos asociados a la superficie mucosal podían competir con otros microorganismos por ocupar los nuevos sitios de unión disponibles. La exclusión de patógenos requiere que las bacterias probióticas tengan la habilidad de reconocer y unirse al mismo epítope de este o posiblemente a un lugar muy cercano a él, lo cual requiere de una gran especificidad (Miles, 1993). En el caso particular de exclusión de Salmonella causante de serios problemas y pérdidas económicas a la avicultura, se ha relacionado la competencia por los sitios de adhesión a la pared intestinal mecanismo de especial importancia en la patogenicidad debido a que la adhesión es el primer paso en el proceso de infección (Stavric y col., 1991) Los lactobacilos que crecen relativamente lentos pero atacan la pared intestinal pueden colonizar e inocular el contenido luminal. Se ha demostrado que L. plantarum tiene la habilidad de adherirse y colonizar la mucosa intestinal. Si las BAL ocupan los receptores de adhesión en la superficie, los microorganismos patógenos que descansan en estos pueden ser eliminados. Este principio es válido si los patógenos y las BAL tienen mecanismos de ataque paralelo. (Bocourt y col., 2004; Huggins y col., 2008) 3.3 Estimulación del sistema inmune. El tejido linfático asociado al intestino delgado está por debajo de la capa de células de la mucosa y constituye la primera barrera de defensa específica del hospedero contra la exposición de antígenos de bacterias patógenas y otros antígenos de la dieta. Las inmonoglobulinas secretorias principalmente IgA y IgG están acomplejadas con la mucina de las células globet y son el principal mecanismo de protección específica. Los linfocitos los cuales segregan IgA provienen de las regiones linfoides de las placas de peyer. Se piensa que el sistema de IgA es activado por antígenos locales cercanos a la superficie mucosal. Las células epiteliales sintetizan un receptor para este péptido conocido como un componente secretorio facilitando la unión de IgA a la mucina y la distribución sobre la mucosa exteral como una capa protectora. Los macrófagos y las células citotóxicas son los responsables para las reacciones de inmunidad mediada por células en el intestino. (Perdigon y col., 1995; Aattouri y col., 2002) Es obvio, que la flora intestinal y el tejido linfoide interactúan juntos, los anticuerpos regulan la colonización de patógenos en el epitelio y ciertas bacterias indígenas pueden existir en estrecha asociación con estos anticuerpos acomplejados a la mucina, contribuyendo evidentemente al efecto defensivo. Además, se cree que la flora intestinal estimula la defensa inmune del tejido linfoide aunque no se conoce cómo el sistema inmune puede distinguir entre bacterias indígenas y patógenas. Se especula que de cierto modo la flora indígena tiene antígenos comunes con el hospedero La existencia de interacción entre los microorganismos y el sistema inmune se ha comprobado en animales convencionales equipados con una flora indígena completa, los cuales presentan mayores niveles de inmunoglobulinas y actividad fagocítica que su contraparte libre de gérmenes.(Cross, 2002) A principios de la década pasada se señaló la influencia de los probióticos sobre la respuesta inmune. Es esencial que las BAL vivas sobrevivan después de atravesar el tracto gastrointestinal, para poder expresar así sus propiedades inmunomoduladoras. ciertas cepas de BAL En este sentido, se ha observado que actúan sobre las reacciones de hipersensibilidad retardada, producción de anticuerpos, activación funcional de macrófagos (Perdigón y col., 2001) 4. Ventajas de utilizar los probióticos en animales Beneficios con la administración constante del producto: - Prevención de las diarreas por inhibición de la flora causante. - Disminución de la mortalidad que estas diarreas provocan en animales de corta edad. - Prevención de las enfermedades en general y principalmente pulmonares, anorexias, etc, ligadas al estado sanitario deficiente del animal con tránsito intestinal acelerado o que ha padecido diarreas. - Mejor absorción de los nutrientes de los formulados alimenticios con el consiguiente aumento del índice de conversión y su significado económico en ganancia de peso. - Control higiénico ambiental de las naves de producción. Las heces provenientes de intestinos no contaminados, se evita el reciclado de bacterias nocivas entre animales. Correcta fermentaciones intestinales, se logra homogeneizar y mejorar la textura y olor de las heces aptas como fertilizantes. - La mejora general en los lotes de animales se observa muy rápidamente, en términos de 3 o 4 días. - Al mejorar la resistencia inmunológica del animal, se disminuye la utilización abusiva de antibióticos, su costo y dificultad de administración. - Particularmente en el tratamiento de aves ponedoras, se evita la transmisión de salmonelosis a través de los huevos. - En aves ponedoras se verifica rápidamente un engrosamiento en la pared de los huevos contra su espesor habitual, debido al incremento de calcificación del animal mejor nutrido. Hay que destacar además que una mejora de las condiciones sanitarias con los que se maneja los animales en los establecimientos de producción, utilizando a los probióticos como suplementos alimenticios y terapéuticos no medicamentosa mejorará la inocuidad de las materias primas obtenidas en la producción primaria y, por tanto contribuirá a garantizar la seguridad de los alimentos de origen animal que a partir de ellas se producen. 5. Prebióticos Los prebióticos son aquellos compuestos que selectivamente estimulan grupos microbianos benéficos, favoreciendo principalmente una microbiota deseable y con esto la digestibilidad de los alimentos que son incorporados en la dieta de los animales trayendo consigo el crecimiento y desarrollo del organismo Los efectos de los prebióticos parecen depender del tipo de compuesto y su dosis, de la edad de los animales, de la especie animal y de las condiciones de explotación (Pedroso y col., 2007). Debido a que estos compuestos son sustancias totalmente seguras para el consumidor, es de esperar que su utilización se incremente en el futuro, y que continúen las investigaciones para identificar las condiciones óptimas para su uso Los prebióticos no se metabolizan en el intestino superior, sino más bien por la microbiota en el colon. Como fuente de energía principal, los prebióticos estimulan el crecimiento de microorganismos beneficiosos, tales como bifibacterias, por esta razón los prebióticos se conocen en primer lugar como factores bifidogénicos. También otros grupos microbianos se podrían estimular también ejemplo los lactobacilos. Este estímulo es seguido por la acumulación de metabolitos, principalmente los ácidos grasos de cadenas cortas AGCC (acetato, butirato, propionato) responsable del mantenimiento de una microbiota deseable dinámico e innatas / marcadores inmunológicos específico importantes para la salud del huésped. Los prebióticos que se comercializan actualmente son el almidón resistente, disacáridos tales como lactitol, xylitol, lactulosa y oligosacáridos galactooligosaccharides (GOS), mananoligosaridos (MOS), xylo– oligosacaridos (XOS), fructo-oligosacarides (FOS), y la inulina, entre otras. (Magalhães y col., 2011). La inulina y fructanos comercializados. Ellos comparten son los prebióticos más estudiados y la misma naturaleza. Son hidratos de carbono y, como tal, se clasifican de acuerdo a su grado de polimerización, es decir, de acuerdo con el número de unidades de monosacáridos combinados. También se clasifican como no digerible, como el átomo de carbono anomérico (C1 o C2) de la unidad de monosacáridos del oligosacárido tiene una configuración que hace que sus enlaces osídicos no sean susceptible a las enzimas hidrolíticas humanos. La inulina (3-60 restos de azúcar) y fructooligosacáridos (3-20 restos de azúcar) son β lineal 2 → 1 fructanos que están presentes en una variedad de plantas (Roberfroid, 2002; Cani y col., 2004) Para las aves los prebióticos más estudiados como aditivos alimentarios son los oligosacáridos principalmente los mananoligosacarios (MOS), los GOS y FOS. Los GOS y MOS son obtenidos de pared celular de levaduras, constituidos principalmente de carbohidratos y de proteínas En este sentido, Lavielle, 2007, Pedroso y col, 2007 reportaron el uso de formulaciones orales basadas en el Beta 1,3 glucano particulado insoluble lineal aislados de la pared celular de Sacharomyces cerevisiae como prebióticos en aves con resultados favorables. Se evidenció que en pollos y gallinas tratadas, el empleo de estas formulaciones incrementó la respuesta humoral a las vacunas y el desempeño productivo y viabilidad. Se apreció un comportamiento favorable incluso en aves sometidas a regímenes de manejo variable. El beta1-3 glucano provocó en pollos el incremento de IgAs e IgG sérica. Asimismo, Lavielle y col., 2009 evaluaron el efecto del tratamiento con formulación sobre la dinámica de crecimiento en pollos de engorde. Realizaron en este experimento 2 ensayos, mayo esta (GA) y en dos épocas del año en en noviembre (GB). En ambos ensayos se conformaron 3 grupos con diferentes tratamientos con una dosis de 10mg/Kg, tratados con 2 aplicaciones de 10mg/Kg de la formulación con intervalo de una semana entre las aplicaciones y el grupo control. El tratamiento se aplicó a los 10 días de edad, el peso fue evaluado semanalmente hasta los 42 días. En los tratados se apreció un peso promedio significativamente superior a los testigos, con diferencia en el momento de incremento significativo del peso entre los dos grupos tratados. A los 35 días de edad comenzó el incremento para GA y a los 21 días de edad para GB, esta diferencia se atribuye a la época del año en que fue realizado el ensayo GB con una temperatura ambiente promedio menor para GB. Los resultados se corresponden con otras investigaciones Pedroso y col 2012 descritas por en las que se evidenció el efecto favorable del tratamiento con esta formulación sobre la salud y la respuesta inmune en diferentes animales. Se evidencia el efecto positivo de los Beta glucanos sobre la inmunidad, la salud y expresión de caracteres productivos independientemente de la formulación elaborada, el esquema de aplicación empleado y la especie animal. A partir de las evidencias experimentales de varios grupos de investigación, hace referencia sobre un posible mecanismo de acción que sustenta los resultados obtenidos y demuestran las potencialidades del empleo de las formulaciones del beta glucano en bovinos y aves. Por otro lado, los prebióticos pueden tener un papel en la tasa de crecimiento, el sistema inmunológico y en el establecimiento de una microbiota intestinal más favorable en peces y camarones, sin embargo por lo general los resultados no son concluyentes (Yousefian y Amiri, 2009). No obstante, hay un potencial para aumentar el uso en esta área ya que los consumidores están más preocupados por la cuestión de la resistencia a los antibióticos relacionada con la ingesta de alimentos. Las enfermedades infecciosas han afectado negativamente a la industria de los US de híbrida rayada (Morone chrysops × M. saxatilis) y se han realizado estudios para evaluar el impacto en la salud de los peces consumo de diferentes suplementos. El prebiótico Grobiotic ® -AE incorporado en la dieta, en un en el es ensayo por siete semanas, incrementado la eficiencia alimenticia. Sin embargo, no se observó ninguna mejora en el crecimiento en comparación con el grupo control. (Li y Gatlin, 2004). En un experimento adicional realizado en peces sub-adultos se observó un aumento significativo de la supervivencia de los peces alimentados con una dieta que contenía 2% del prebiótico cuando fue somete a un reto frente a Mycobacterium mannum. Aunque los mecanismos no están esclarecido, el autor indicó que el reporte demuestra prebiótico en el manejo de los peces el primer efecto positivo del (Li, 2005). En otro estudio se demostró que el crecimiento, la eficiencia alimenticia, la supervivencia y la inmunidad no específica fueron mejorados en truchas arco iris las cuales fueron alimentadas con una dieta que contenía MOS (2 g kg-1) (Staykov y col., 2007; Grisdale-Helland y col., 2008). El efecto beneficioso de los prebióticos también se ha observado en el cultivo de camarones. En un período de seis semanas de ensayos con FOS suplementado con una concentración de 0,025 - 0,80%, se observó una mejoría en la supervivencia de camarón blanco (Litopenaeus vannamei) cultivadas en agua de baja salinidad en un sistema de recirculación (Li y col 2007). Según Merrifield y col., 2010, el prebiótico es altamente deseable en granjas de salmónidos en el uso potencialmente y conllevó a la mejora de la salud, la resistencia a las enfermedades, el crecimiento, composición corporal, balance microbial, reducción de malformaciones y una morfología intestinal mejorada. Recientemente, el yacón (Smallanthus sonchifolius), un cultivo andino, también conocido como un componente de los cultivos del Nuevo Mundo (alimentos que no se encuentra en ninguna otra parte del mundo antes de 1493 se ha redescubierto y evaluada su funcionalidad y entre ellas, su capacidad prebiótica (Ojansivu y col 2010; Rodrigues y col., 2011; Rodrigues y col., 2012). La planta produce raíces tuberosas similares a la patata dulce, sin embargo, en vez de almidón, la energía se almacena como FOS. La raíz contiene 0,3-3,7% de proteínas y 70-80% de materia seca es sacáridos, principalmente FOS con grado de polimerización de 3 a 10 (trisacáridosdecasacáridos) (Goto y col., 1995). A diferencia de otras fuentes comerciales de FOS, el yacón es tan rico en este ingrediente prebiótico que una dosis eficaz puede ser garantizada por una cantidad moderada de consumo de la raíz. Otra característica importante es que el rendimiento de yacón en el campo es superior a otras fuentes actualmente convencionales (Ojansivu y col., 2010). Hojas y raíces de este cultivo transportan una plétora de compuestos bioactivos y algunas de las reivindicaciones son: actividades antioxidantes, anti- glucémico, bacterianas, anti-hongos, estimulación del sistema inmune y microbial del colon, entre otros. anti- la estimulación En las dos últimas décadas se produce un aumento de los datos sobre el uso de prebióticos en la salud animal y manejo de la nutrición y las raíces de yacón se han intentado en algunos de estos estudios. El efecto de la suplementación con FOS en ovejas obomasum sobre microbiota fecal se evaluó en un cruce, equilibrado de estudio de dos cuadrados latino. (Li y col., 2010). Diez ovejas fistuladas fueron alimentados en cinco periodos consecutivos (dos animales por dieta, por período) con uno de las cinco dietas (sin prebiótico, arabinogalactano, fibrulina, Raftilosa o yacón). Se tomaron muestras de heces frescas antes, durante y después de la suplementación en cada período y se analizaron el pH, materia seca, bifidobacterias, lactobacilos, Escherichia coli, anaerobios totales, y reducción de sulfuro por clostridios. Ocurrió un aumento de las bifidobacterias fecales después de 9 días de la administración de Fibrulina, Raftilosa y yacón. Cuando se compararon con el control, el tratamiento Raftilosa aumentó 2,128 log CFU / g de heces (P <0,01), seguido por Yacón 0,990 log CFU / g (P <0,05) y con Fibrulina 0,925 log CFU/g (P <0,05). El número de lactobacilos se incrementó en el mismo período, tanto en los tratamientos con Raftilosa (1,286 log UFC / g, p <0,05) y con el yacón (1,138 log UFC / g, p <0,05). La reducción de sulfuro clostridial y E. coli no fueron afectados por los tratamientos y no hubo cambios en el pH o materia seca detectados entre los tratamientos. Estos fueron los primeros datos que proporcionan evidencia de la eficacia de los FOS como bifidogénico en rumiantes. El Yacón también se ha utilizado para administrar en la nutrición de las aves. Se realizó un estudio con el pato Muscovy (Cairina moschata) criados tradicionalmente en Perú y producidos de forma intensiva. La harina de Yacón como prebiótico se evaluó en ciento cincuenta patos Muscovy machos de siete semanas de edad alimentados con concentraciones que van desde 0,25 a 0,75% del prebiótico. Este último porcentaje resultó el mayor en la ganancia de peso corporal en comparación con el control (0% prebiótico). Los autores concluyeron que la adición de 0,75% de la harina de yacón podría ser una alternativa para el uso de antibióticos durante la fase de engorde de las aves bajo producción intensiva (Fuentes y co.l, 2012). El metano y el CO2 son los principales gases de efecto invernadero aumentado por la producción ganadera. El metano es esencial para la degradación eficaz de la materia orgánica, sin embargo, también representa un medio de pérdida de energía absorbida por los animales, ya que esto da como resultado la producción de la actividad de la microbiota intestinal, una favorable modulación podría disminuir la producción del metano y de CO2 Esta hipótesis se ha probado en un estudio in vitro donde la hierba para ensilado de barba (Brachiaria brizantina) y el elefante (Pennisetum purpureum) con adiciones de yacón en los niveles de 10 a 70% fueron probados en animales canulados (Carneiro y col., 2012). Tres vacas Holstein canuladas en rumen recibieron estas dietas basadas en forrajes. El fluido ruminal se recogió en porciones iguales de cada animal, se inocularon en una solución tampón y se incubaron. Después de 48 h de incubación de la muestra fue tomada bajo vacío y se analizaron para determinar CO2 y CH4. Aunque el tratamiento que contiene ensilaje de Brachiaria brizantina no mostraron ninguna disminución en los dos gases, el tratamiento que contiene 70% de yacón en Panissetum purpureum se observó cierta disminución en comparación con el control (sin yacón): (12,30% CH4 x 9,19% CH4) y (35,20% CO2 x 33,08% CO2) para el control y el yacón, respectivamente. Se trata de una información preliminar y el primer estudio que aborda un rol potencial del prebiótico en la mitigación del CH4 y CO2 por lo que se justifica una evaluación más profunda Por otro lado, ya que los modos de acción de los probiótico y los prebióticos no son excluyentes, ambos se pueden utilizar simultáneamente constituyen los denominados simbióticos para obtener un efecto sinérgico Si a un alimento con probióticos se le adicionan fibras bioactivas (prebióticos) el alimento es considerado un alimento funcional simbiótico. Estas fibras son capaces de mantener la viabilidad de las bacterias probióticas en su paso a través del tracto gastrointestinal y de estimular selectivamente el crecimiento y/o actividad de una o un grupo limitado de bacterias en el colon. Conclusiones A fin de reducir el uso indiscriminado de antibióticos en la producción animal, se ha explorado el uso de diversas alternativas entre las que se encuentran probióticos, prebióticos y simbióticos los cuales representan un avance terapéutico potencialmente significativo y seguro. Los probióticos son microorganismos vivos que al agregarse como suplemento en la dieta, favorecen la digestión y ayudan al mantenimiento del equilibrio de la flora microbiana en el intestino. Los prebióticos son ingredientes no digeribles de la dieta que estimulan el crecimiento o la actividad de uno o más tipos de bacterias benéficas en el colon. Los simbióticos combinan en sus formulaciones principios prebióticos y probióticos que actúan sinérgicamente. 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