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Titulo: Concepción marxista de la ética ambiental, condición para la sustentabilidad en el siglo XXI. Autora: Lic. Imirsy Valdivia Martínez. Dra. Susana Rufina Arteaga González. Institución: Universidad de Ciencias Pedagógicas “Félix Varela”. Dirección: Carretera de Maleza y Circunvalación. Teléfono: 209936. Email: imirsy@ucp.vc.rimed.cu y susana@ucp.vc.rimed.cu. Lugar: Santa Clara. Villa Clara. RESUMEN En este trabajo se aborda la necesidad de una ética ambiental a partir de los principios morales vigentes en la sociedad y de los valores humanos universales considerando que el hombre en tanto ser bío psico social es parte de la naturaleza, se distingue de ella por su conciencia, su capacidad creadora. Se discrepa de las concepciones de que la naturaleza es un ser moral pues la moral es propia de los seres humanos, es un potente mecanismo regulador de sus relaciones interpersonales y con la naturaleza pero la naturaleza en sí misma no posee dignidad en un sentido moral. La educación en valores morales es una vía importante para preparar al sujeto para la sustentabilidad en la medida en que se apropie de los valores morales que regulen su conducta en todos los sentidos y específicamente con la naturaleza. Una propuesta de educación moral que abarque los dos contextos: el social y el natural, que conduzca a desarrollar la capacidad reflexiva como vía para interiorizar los valores como condición para que logre regular la conducta ante sí mismo, ante la naturaleza y ante los demás, en tanto todos somos parte de la naturaleza. INTRODUCCIÓN Una problemática del mundo de hoy es la relación naturaleza - sociedad y en el contexto de esta relación se cuestiona la presencia de valores ambientales y de una ética ambiental, en este sentido se proyecta esta investigación. ¿Cuáles son los principales problemas en la relación actual del hombre con la naturaleza? Perspectivas de agotamiento en un futuro no muy lejano de los recursos no renovables: energéticos o de materia prima, el agua. Contaminación a escala tal que la naturaleza no está en condiciones de restablecer su equilibrio ecológico provocando cambios climáticos que constituyen una amenaza para la supervivencia de la especie y del planeta. Aumento de la población en la tierra que adquiere carácter de explosión demográfica. 1 Problemas sociales como la guerra, el hambre, las enfermedades que amenazan la vida en el planeta. La degradación del medio ambiente en este momento es tal que pone en peligro la propia existencia del hombre en su condición de ser bío- psico- social. Esto ha puesto en un plano importante la educación ambiental por una sustentabilidad y la problemática ética cobra una importancia mayor. ¿Es posible hablar de valores ambientales dentro del sistema de valores del sujeto? ¿La existencia de una Ética ambiental significa imprimir a la naturaleza en sí misma valores éticos? En este trabajo se trata de dar respuesta a este problema con el objetivo de fundamentar la presencia de una ética ambiental como parte de la ética del sujeto social e individual. Se sostiene la tesis de que la naturaleza por sí misma no es un sujeto ético, sino que es el hombre el que debe estar preparado con conocimientos científicos y valores éticos para regular su relación consigo mismo, con los demás, en tanto seres bio-psico-sociales y por tanto parte de la naturaleza y con la naturaleza misma. DESARROLLO La antropología filosófica ve al hombre en su integralidad, en su organización bío, psico social, como objeto de una investigación científica concreta en todas las formas de su actividad vital lo que implica la orientación axiológica, la praxis, el análisis objetivo y multilateral del rasgo determinante del ser humano, su esencia social y de la actividad objetiva, revelar y mostrar todo el sistema de sus vínculos y dependencias recíprocas en su determinación histórico concreta. Las concepciones particulares a veces reducen esta concepción a una visión unilateral, psicológica, biológica, de comportamiento, debido a la imposibilidad práctica de aplicar un principio filosófico general al análisis científico concreto. Este hombre solo existe en tanto individuo, como elemento concreto, como el conjunto de sus cualidades físicas y espirituales que se dan en su corporeidad, desarrolla sus potencialidades en la unidad de lo diverso y se concreta en una personalidad única e irrepetible. La concepción humanista ve al hombre como valor supremo, que desarrolla sus cualidades y valores y sus fuerzas creadoras que le permiten transformar la realidad y transformarse a sí mismo en su actividad práctica. Esta concepción humanista tiene su origen en la antigüedad en el estudio y cultivo de las artes vinculadas a la cultura antigua, las humanidades y la literatura greco romana. El humanismo cristiano es una respuesta a la explotación despiadada del hombre por el sistema esclavista. El régimen feudal vincula al hombre a la fe religiosa y en este sentido lo subordina a él. El antropologismo feuerbachiano ve al hombre como centro pero como ser pasivo, que recibe influencias del medio pero no le reconoce la capacidad de transformarlo, a través de la actividad humana, transformadora de la naturaleza sólo concibe como auténticamente 2 humana la actividad teórica, concibe al hombre como un ser abstracto, aislado, haciendo abstracción de su esencia histórica. Se limita a contemplar al hombre dentro de la sociedad civil. El humanismo burgués exalta la razón humana en contraposición a la idea de Dios y el movimiento cultural que es su expresión más rica, el Renacimiento, significa una vuelta al virtuosismo de los clásicos de la antigüedad, una protesta contra el oscurantismo religioso y la opresión de la personalidad por el sistema feudal, tuvo carácter progresivo y revolucionario en tanto canalizó las fuerzas más revolucionarias para la revolución que dio al traste con el surgimiento del Capitalismo, resaltando el valor del hombre como valor supremo y los valores de igualdad, libertad y fraternidad. Comprende al individuo como ser privado, y no como persona universalmente libre, degeneró en la medida en que se estableció el capitalismo como sistema, en el surgimiento del individualismo burgués, en la fragmentación y atomización del hombre, en el reconocimiento del hombre burgués y la anulación del hombre de las clases desposeídas, de los humildes, incluso de la propia naturaleza en aras del omnipotente poderío de la clase burguesa. En las concepciones premarxistas predominaba una concepción especulativa, abstracta, la esencia humana como algo dado de una vez y para siempre, ahistóricamente. El Marxismo resuelve este problema a partir de su concepción de la esencia humana como conjunto de relaciones sociales y por tanto la historia de los hombres es la historia de su propia actividad en la interacción con el mundo natural y social. Su carácter humanista se concreta en el análisis del hombre en su integralidad, en sus relaciones sociales, su papel activo y transformador tanto de la naturaleza como de sí mismo a partir de la actividad práctica en su determinación bío-psico-social, como un ser concreto, históricamente determinado, como expresión de sus relaciones sociales sin diluirse en ellas, como producto de su propia actividad. El individuo no se reduce a las relaciones sociales, vive en la naturaleza. Significa esto que el hombre no ha existido siempre sino que surge en un determinado momento histórico de la larga evolución de la materia en lo que intervienen tres elementos esenciales; el trabajo, las relaciones sociales y el lenguaje. La naturaleza es la materia en toda la diversidad de sus manifestaciones y formas de movimiento, es una realidad objetiva cuyo producto superior es el hombre. El nexo entre sociedad y naturaleza es contradictorio, el hombre es parte de la naturaleza en tanto ser biológico está sometido a las leyes de la naturaleza, por la ley de la herencia y en general por todas sus determinaciones biológicas, pero se distingue de ella por su psiquis, por su conciencia, por esa capacidad de reflejar la realidad en imágenes, por el carácter activo y creador de su conciencia; se vincula indisolublemente a ella a través de su actividad práctica y transformadora, toma de ella lo que necesita para su existencia y en este proceso transforma la naturaleza y se transforma a sí mismo. Es un ser social, producto de la vida en sociedad, se desarrolla en sociedad y sólo en ella alcanza su determinación. 3 El hombre se relaciona con su mundo a través de la actividad humana, entendida esta como un modo específicamente humano de relación del hombre con la naturaleza, es la forma concreta de existencia, desarrollo y transformación de la realidad social, en que la naturaleza le aporta los recursos para crear los bienes materiales indispensables para su reproducción como ser biológico y como ser social. El mundo es objeto de la transformación del hombre, es la parte del mundo que el hombre humaniza, que integra a su realidad inmediata, le pone su sello. Por lo que la actividad humana es también actividad práctica, material, transformadora, consciente, mediada por la práctica cognoscitiva y valorativa, el hombre acude a ella a partir de sus conocimientos y en ella adquiere nuevos conocimientos y a la vez valora, emite juicios sobre la efectividad de su acción sobre la naturaleza que dependen de su experiencia y conocimientos, su contenido es el cambio y la transformación de esa naturaleza y de la realidad social y de sí mismo. Federico Engels refiriéndose a este aspecto señaló: “Lo único que pueden hacer los animales es utilizar la naturaleza exterior y modificarla por el mero hecho de su presencia en ella: El hombre, en cambio, modifica la naturaleza y la obliga así a servirle, la domina. Y esta es, en última instancia, la diferencia esencial que existe entre el hombre y los demás animales, diferencia que, una vez más viene a ser efecto del trabajo”.(Engels. 1976: 375). La sociedad humana no puede existir sin producir los objetos que les son vitales para esta actividad transformadora, pero esta actividad sólo puede ser realizada en colaboración con la naturaleza actuando en correspondencia con las leyes objetivas que la rigen y controlando los efectos de su acción sobre ellas. Cada una de estas esferas tiene sus propias leyes de desarrollo pero la sociedad ha de tener en cuenta las leyes naturales. La producción material contrapone la sociedad al resto de la naturaleza, asegura su independencia y expresa su dominio sobre ella, es la mejor muestra de la permanente relación naturaleza-sociedad. En esta relación la naturaleza no desempeña un papel pasivo, tiene sus propias leyes las cuales deben ser tenidas en cuenta por el hombre. Tanto las leyes de la naturaleza como de la sociedad son leyes objetivas, existen fuera e independientemente de la conciencia del hombre, este las descubre, las utiliza en su beneficio para regular la transformación de la naturaleza, de la sociedad y de sí mismo, pero mientras las leyes de la naturaleza actúan como fuerzas ciegas, impersonales, al margen de la actividad y la voluntad de los hombres, las leyes de la sociedad actúan a través de la actividad de los hombres. Si bien los fenómenos sociales no pueden ser explicados por las leyes naturales pues cada esfera tiene sus particularidades y sus propias leyes de desarrollo no puede obviarse que el hombre, aunque como ser social lo determinante en su desarrollo son las leyes sociales, es un ser biológico y debe tener esto en cuenta en su acción en la naturaleza. Para el análisis de la problemática de la formación de valores se parte de esa especificidad del ser humano en tanto ser espiritual, consciente, que lo distingue de los animales. Se 4 tienen en cuenta las concepciones expuestas por varios autores como Fabelo (1996,7) que plantea dos planos de análisis, el objetivo que depende de las cualidades concretas de los objetos, fenómenos y procesos de la realidad; tiene un carácter cambiante, dinámico, dependiente de las condiciones históricas concretas y estructuradas jerárquicamente. A su conjunto le denomina sistema objetivo de valores. Y el subjetivo que se refiere a la forma en que ese sistema objetivo se refleja en la conciencia de cada sujeto conforma su propio sistema subjetivo de valores que puede corresponderse o no con el sistema objetivo, en dependencia de los intereses individuales y generales de la sociedad en que viven. Su función es la de reguladores internos de la actividad humana. Distintos autores cubanos en una u otra medida coinciden en esta clasificación, algunos no lo consideran como nivel pero parten de la objetividad de los valores, Fernando González Rey (1996, 49) se refiere a los valores formalizados y personalizados en franca alusión estos últimos a los valores asumidos, personalizados, interiorizados por el hombre, lo que implica el reconocimiento de la carga subjetiva que tienen. Según este autor cualquier relación social se constituye en valor, siempre y cuando tenga un significado social; a partir de esta concepción los valores pueden clasificarse en materiales y espirituales teniendo en cuenta la clasificación de las relaciones que hace el Marxismo. Otros autores se refieren a los valores culturales y éticos, morales, estéticos, vitales, materiales, intelectuales, religiosos, filosóficos. (Llorens, 1995:10). El grupo de CEFOVAL, de la Universidad de Ciencias Pedagógicas de Camagüey los agrupa en cinco subgrupos: (idiosincrasia, tradiciones, costumbres), artístico- estéticos, éticos, socioculturales ambientales y político- ideológicos con los que se coincide con la revista mencionada y la investigadora Nancy Chacón. Tomando de los diferentes autores en esta investigación se procede con la siguiente clasificación: Morales, políticos, estéticos, afectivos, religiosos, ambientalistas y jurídicos, sin descartar que cualquier relación social se constituye en valor siempre y cuando tenga un significado social, o sea, que no es una clasificación cerrada, sino convencional a los efectos del trabajo investigativo. Por su carácter de orientadores y reguladores internos, los valores morales forman parte del contenido movilizativo de los restantes valores, al estar presentes como premisas, son fundamento del acto de conducta en cualquier esfera de la vida y ocupan un lugar especial dentro del sistema, de ahí que un proyecto educativo no pueda subrayar la formación de valores morales. Estos dan sentido trascendente, autenticidad y coherencia al quehacer del hombre, en lo personal y en su convivencia con los demás y con la naturaleza. Son los que orientan la conducta, en base a ellos se considera cómo actuar ante las diferentes situaciones que se plantean en la vida. Se relacionan principalmente con los efectos que tiene lo que se hace con las personas, la sociedad o en el ambiente en general. Por tanto los valores ambientales parten de estos: 5 Responsabilidad en la protección de la naturaleza como condición de la existencia humana. Amor por la naturaleza expresado en sentimientos de afecto hacia ese don que nos produce placer y satisfacción material y espiritual. Colaboración o solidaridad con ella pues brinda los bienes necesarios para nuestra reproducción como ser biológico y social, asegura el contexto de partida de nuestra existencia. Justicia intergeneracional relacionada con la sostenibilidad, pensando en las generaciones subsiguientes. Se oponen a los antivalores de desequilibrio, destrucción, depredación, sobreexplotación y uso irracional, antropocentrismo irreflexivo e irresponsable. Por tanto se considera que los valores ambientales constituyen el significado social que conceden los hombres a la naturaleza y a su interrelación con ella que depende mucho de su conocimiento sobre la importancia de la naturaleza en su propia existencia y que se concreta en una actitud ante ella, de protección, respeto, sin egocentrismo antropológico a partir del criterio de que el hombre forma parte de la naturaleza en tanto ser biológico pero su condición de ser psicosocial le concede un lugar especial que no significa desoír las necesidades de esta. La moral en tanto normas que regulan las relaciones entre los hombres no es propia de la naturaleza en su condición esencial, pero no excluye que el hombre por ser parte de ella debe asumir una ética de sus relaciones con ella. En este sentido se parte de asumir la naturaleza como objeto moral, en tanto es un valor en sí mismo y sujeto de valores. Aunque coincidimos en que es objeto moral por su condición de contexto en que se mueve el hombre, interactúa con él, le ofrece condiciones para su vida, le aporta los recursos para crear bienes materiales, es condición para su propia existencia, las normas, principios y valores morales, por su alto papel regulador, guían la conducta del hombre también en este tipo de relación que es también una relación humana, pero la naturaleza no es sujeto moral, esa es una propiedad del hombre. Se discrepa de las concepciones de que la naturaleza es un ser moral pues la moral es propia de los seres humanos, es un potente mecanismo regulador de sus relaciones interpersonales y con la naturaleza pero la naturaleza en sí misma no posee dignidad en un sentido moral. Aunque no es un ser moral sí es objeto de respeto moral. La llamada ética instrumentalista, utilitarista o individualista postula el derecho del hombre a tomar de la naturaleza lo necesario para su existencia aunque tenga que sacrificarla. Esta concepción ha justificado la destrucción de la naturaleza en aras de un interés superior del hombre, no siempre moral. En las condiciones del consumismo de la sociedad capitalista este criterio ha reducido “el interés superior del hombre” a una objetivación sin precedentes en que el afán de posesión de bienes materiales y el hedonismo de las clases dominantes ha 6 desatado una acción totalmente descontrolada más en interés de los grandes propietarios que verdaderamente del hombre. Se trata hoy de lograr un equilibrio en ese intercambio hombre naturaleza en que el hombre como ser consciente calibre sus verdaderas necesidades y sea capaz de renunciar a la satisfacción de falsas necesidades en aras de proteger la naturaleza y dirigir sus acciones de acuerdo a sus principios morales teniendo en cuenta las necesidades, fines, objetivos, costos y beneficios morales. La educación en valores morales es una vía importante para preparar al sujeto para la sustentabilidad en la medida en que se apropie de los valores morales que regulen su conducta en todos los sentidos y específicamente con la naturaleza. Una propuesta de educación moral que abarque los dos contextos: el social y el natural, que conduzca a desarrollar la capacidad reflexiva como vía para interiorizar los valores como condición para que logre regular la conducta ante sí mismo, ante la naturaleza y ante los demás, en tanto todos somos parte de la naturaleza. Una actitud antivaliosa frente a la naturaleza es indicativa de igual actitud frente a otros hombres por tanto, en la medida que el hombre sea portador de auténticos valores morales, estéticos, los proyectará también hacia la naturaleza como parte de esa unidad. Existen diferentes definiciones de ética ambiental que de una manera u otra no precisan el contenido moral de los valores, son excesivamente generales y pueden ser aplicadas a fenómenos totalmente distintos. (Ver Valdés Menocal: 1996) Sin pretender dar una nueva definición se considera que la Ética ambiental expresa las normas morales existentes respecto al individuo consigo mismo y con los demás (el resto de la sociedad), en la unidad de lo individual y lo social extendidas a la naturaleza, a su medio ecológico, en tanto por su conciencia, su espiritualidad, se distingue de ella pero como ser biológico es parte de ella. Y por tanto, debe regular su conducta por las mismas consideraciones éticas. Una serie de normas morales tienen plena vigencia respecto a la naturaleza: No hacer a la naturaleza lo que no nos gustaría que nos hicieran a nosotros. Actuar respecto a la naturaleza de acuerdo al bien moral y evitando al máximo hacer el mal. El conocimiento de sí mismo (le agregaríamos y de la naturaleza) es lo más importante, al margen de la opinión ajena. (Sócrates). La virtud no se adquiere como producto de la razón sino vinculado estrechamente con la práctica (le agregaríamos: en la naturaleza, captando los mensajes que nos envía). 7 Obra de tal modo que trates a la humanidad (y a la naturaleza) tanto en la persona de cualquier otro, siempre como un fin en sí mismo y nunca solamente como un medio”. (Kant). Trata a la naturaleza como un medio para obtener bienes que necesitas pero solo lo que realmente necesitas, sin poner en peligro su existencia y la tuya. La libertad como autonomía es la capacidad de conducirse por las normas que dicta su propia conciencia entendidas ellas como universales. (Kant). Actúa con libertad frente a la naturaleza, actúa con conocimiento de causa y de los efectos de tus actos sobre ella, no actúes como un dominador. “Quien se convierte en gusano no puede quejarse de que lo pisoteen”. José Ingenieros. Si actúas como un animal irracional no te diferencias de ella y la vida te aplicará las mismas reglas. La naturaleza, al decir de Engels, tomará su venganza. Agregaríamos: Actúa con sentido de justicia frente a la naturaleza, a cada cual lo que corresponde, sé equitativo. José Martí, el héroe nacional cubano, plantea que “Hay carácter moral en todos los elementos de la naturaleza” (1976:25) y lo justifica a partir de que todos avivan este carácter moral en el hombre, aunque lo afirma categóricamente se refiere a esa toma de conciencia del hombre de la verdad que es “...la hermosura en el juicio; la bondad que es la hermosura en los afectos y la mera belleza que es la hermosura en el arte”. Asume la naturaleza como inspiradora, que cura, consuela y prepara al hombre para la virtud y solo se completa y se revela a sí mismo en esa íntima relación con la naturaleza. Plantea que la naturaleza enseña modestia pues luego de conocerla la virtud se hace fácil, ante su magnificencia Obra citada. Tomo 9:443). El Decenio de la Educación para el desarrollo Sostenible (DEDS; UNESCO, 2005-2014) promulgado por la Resolución 57-2002 de la ONU con el beneficio de ser congruente con otros procesos educativos como: Educación para todos (Dakar) y la Década de la Alfabetización. El énfasis fundamental está dado por el apoyo a las iniciativas locales, así como en el desarrollo de estructuras nacionales, regionales e internacionales que orienten las iniciativas locales. Como concepto fundamental la UNESCO señala que la Educación para el desarrollo sostenible (EDS) es un proceso para aprender a tomar decisiones que consideren en una perspectiva de largo plazo, la equidad social, la economía, y la calidad del ambiente de las comunidades, reconociendo que la educación desarrolla la capacidad de pensar cómo construir ese futuro. Este es un proceso que involucra a todos los sectores de la vida social. Los cinco objetivos fundamentales del decenio planteados por la UNESCO son: 8 1. Elevar el perfil del rol de la educación y el aprendizaje en la búsqueda del Desarrollo Sostenible. 2. Facilitar los vínculos, el intercambio y la interacción entre los participantes en la Educación para el Desarrollo Sostenible. 3. Proveer espacio y oportunidad para reafirmar y promover la visión y transición al Desarrollo Sostenible, mediante todas las formas de aprendizaje y conciencia pública. 4. Incrementar la calidad de la enseñanza y el aprendizaje en la Educación para el Desarrollo Sostenible. 5. Desarrollar estrategias a todo nivel para fortalecer capacidades en la Educación para el Desarrollo Sostenible. Dentro de los principales temas del decenio planteados por la UNESCO están los referidos a la Paz y derechos humanos; Equidad de género; Alivio a la pobreza; Diversidad cultural y lingüística; Transformación rural; Diversidad cultural y lingüística; Entendimiento intercultural; Promoción de salud; Conservación y protección del medio ambiente; Producción y consumo sostenible y lo referido a las llamadas Tecnologías de la información y la Comunicación, así como a la Diversidad cultural y lingüística. Para el desarrollo de este programa del decenio es necesario que todos los actores sociales implicados tomen en consideración las siguientes ideas: -Promover la educación como base para transitar hacia una sociedad humana sostenible. -Reorientación de los actuales programas educativos, desde preescolar hasta la educación superior, a fin de impulsar los principios, conocimientos, habilidades, perspectivas y valores relacionados con la sostenibilidad. -El desarrollo de la comprensión y la conciencia pública sobre la importancia de la sostenibilidad en todos los aspectos de la vida cotidiana. -La puesta en marcha de programas de capacitación, como un componente crítico para asegurar que el personal de todos los sectores del país posean el conocimiento y las habilidades para desempeñar su trabajo de una manera sostenible. Debe tenerse en cuenta que el concepto de Desarrollo Sostenible implica un pensamiento novedoso, flexible y disímil, lo que requiere de creatividad, plasticidad y meditación crítica para influir en los sistemas de participación pública para la toma de decisiones, de ahí que el tema referido a la Educación para la Paz y la convivencia pacífica, en la no violencia, esté incluido como condicionalidad de la sostenibilidad del desarrollo. CONCLUSIONES 1. Los valores ambientales son parte del sistema de valores del sujeto, su carácter sistémico justifica su nexo con otros valores y sobre todo con los valores morales, se desprenden de ellos pero adquieren fisonomía como tipo específico en tanto expresan el significado de la relación del hombre con la naturaleza, consigo mismo y con los demás como parte de ella. 9 2. El hombre es un ser moral y por tanto actúa respecto a la naturaleza guiado por el sistema de valores que ha asumido. 3. La naturaleza no es en sí misma un ser moral, es el hombre quien le confiere esa peculiaridad al darle un significado como contexto, condición de su propia existencia, como proveedora para satisfacer necesidades y como fuente de paz, tranquilidad y belleza. BIBLIOGRAFÍA 1. Arteaga González Susana R. Propuesta de una estrategia educativa para el trabajo de formación de valores en el nivel medio y superior. Tesis de maestría. Santa Clara. 1999. 2. Engels, Federico. Introducción a Dialéctica de la Naturaleza. Editorial Progreso. Moscú 1976. OE Tomo 3 pág. 39 3. ______________ El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre. Obras escogidas de Marx y Engels. Editorial Progreso. Moscú 1976.Tomo 3. Página 66. 4. Fabelo Corzo, José Ramón. Práctica, conocimiento y valoración. Editorial Ciencias Sociales. La Habana.1989. 5. Ingenieros, José. Las fuerzas morales. Edit. ORGUE. Buenos Aires. 1973. 6. Martí, José. Emerson. La Opinión Nacional. Caracas. 15 de junio de 1882.Obras completas. Tomo 23:25. La Habana. Editorial Ciencias Sociales.1975 7. Marx, Carlos y Federico Engels. Manuscritos económicos y filosóficos. 1844. 8. Valdés Menocal, Célida. La ética ambiental y nosotros. En: problemas Sociales de la Ciencia y la Tecnología. Colectivo de autores. Editorial Félix Varela. La Habana 2006. 10