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PAUTA DE LECTURA Las invitamos a leer atentamente estas palabras del Padre Kentenich dirigidas especialmente a la juventud femenina. Luego, entre todas, respondan las siguentes preguntas: ¿Cuál es el llamado más importante que nos está haciendo el Padre con este texto? ¿Cómo estamos viviendo HOY lo que nos pide el Padre? «Mi querida juventud de Schoenstatt: Toda nuestra juventud femenina aspira al lema: ”¡Se María hoy para el mundo!”. Supongo que estos días han hablado mucho de la Madre de Dios, y han sido introducidas más profundamente a la Alianza de Amor. Si yo sello la Alianza con alguien, debo conocer a ese “alguien”. En lo que cantaron se muestra la imagen de una joven auténtica, en especial, bajo el punto de vista de la pureza. Me dirijo ahora, a la generación joven: ¿Qué aspecto tiene una pequeña María, en nuestro tiempo actual? Les nombraré algunas características. Resumiendo puedo decir: Una pequeña María debe tener: - una inteligencia clara, - un corazón sumamente cálido - una manera de ser alegre - y una voluntad inquebrantablemente fiel ¿Qué aspecto tiene la inteligencia clara de una joven?, ¿qué cabecita tiene una joven de su edad? Creo que podemos decir que no tiene mucha claridad. Si queremos caracterizar esta edad, debemos mirar desde la cabeza hasta el corazón y desde allí, aún mucho más profundo, hasta lo subconsciente. En estos años, solemos ser un “atado de instintos”. Ésta no es una imagen muy linda, pero sin embrago, debemos serlo. Generalmente se enciende el corazón para miles de cosas sin que la cabeza lo regule. Estamos alegres, pero más exactamente, somos revoltosas. A esta edad nos parecemos a un potro retozón. ¿Quieren que lo interprete positiva o negativamente? ¿Qué aspecto tiene ahora una cabecita clara e inteligente frente a la descripta? Deberíamos aspirar a poseerla ya que estamos consagrados a la Madre de Dios en manera especial, y nos queremos parecer a Ella. Por eso, en primer lugar, debemos mirar a la Madre de Dios. ¡No creo que podamos representar tan fácilmente el ideal de inteligencia clara y femenina como lo vemos encarnado en la madre de Dios. Les demostraré: imagínense una vez que ustedes hubiesen sido la Madre de Dios. Arrodillada y recogida en su alcoba, rezando en cuanto lo puede una joven-. Sigan imaginándose: el ángel lleva el mensaje de que Dios la había elegido para ser Madre del Mesías, tan esperado por el pueblo judío. ¿Qué hubieran hecho ustedes? Seguramente, estarían electrizadas ante un suceso tan grande e inesperado. El corazón se les hubiera enardecido tanto que la cabeza no hubiera sido capaz de pensar. Compárenlo con otras situaciones de su vida. ¡Cuántas veces recibimos un mensaje que nos conmueve de tal manera el corazón que la cabeza nos imposibilita pensar! ¿Qué hace la Madre de Dios en este momento tan importante de su vida? Nos podemos imaginar la situación. En la Edad Media, y también ya en los primeros siglos del cristianismo, los teólogos solían decir: lo que sucedió en Nazaret fue de tanta importancia para la tierra y el cielo que todos los moradores del cielo esperaban con ansias la contestación de la niña, la mujer elegida. María conservó su capacidad de razonar. Nos dice la Sagrada Escritura: “Ella reflexionó sobre el significado de este saludo”. Ella pensó en el contenido del mensaje y cuando no llegó a ningún resultado, cuando no pudo resolver la problemática, uso del segundo medio: Ella preguntó. Ella preguntó al ángel: “¿Cómo sucederá esto si no conozco varón?” En esto tenemos todos los puntos esenciales que debemos aplicar en todas las situaciones de la vida. Reflexionar y preguntar. La contestación del ángel no es una contestación así como nosotras la hubiéramos esperado, ¡Para Dios nada es imposible! El ángel se refiere a los pensamientos y a los planes de Dios que para nosotros están llenos de misterios. El parece decir: Dios es el que ha enviado el mensaje, y si Él lo ha hecho, estará todo bien; más no necesitas saber. A María le alcanzó la respuesta ya que vivió completamente en el mundo del Más Allá. Ella no conoce los detalles pero sabe que el mensaje viene de Dios. Por eso, da la contestación: “Ecce Ancilla Domini, fiat mihi secundum verbum tuum”. Ella dice su “fiat”: “hágase”; y no: yo quiero. Ella dice Fiat y no Volo. Vemos acá que la Madre de Dios no perdió la cabeza en situaciones más importantes de su vida. María conservó clara su cabeza. Primero reflexionó: “¿Cómo puede ser esto? Para mí significa que no debo ceder enseguida a promesas y juramentos de fidelidad. Mantener la cabeza clara, pensar, reflexionar y preguntar. Pero si no llego a una conclusión, preguntar. También debemos reflexionar y preguntar cuando nos decidimos por el estado virginal. La desición por un determinado estilo de vida es siempre de suma importancia para nosotras. En nuestras vidas pasamos por momentos que estamos dispuestos a todo. Siempre debemos esperar un poco, investigar, reflexionar y preguntar. ¿Qué aspecto tiene una pequeña María? Ella debe tener una inteligencia clara. Al mirar la imagen de la Madre de Dios, constatamos también que Ella tuvo un corazón muy cálido. Ya por naturaleza, la mujer posee un amor afectivo muy grande. Es lo más hermoso que Dios le ha regalado. En la educación actual se deja de lado la educación de los sentimientos y se les llena el intelecto de conocimientos. Este saber científico llena la inteligencia superficialmente. Y como no se valoran debidamente los sentimientos, muchas veces los jóvenes luchan con instintos desordenados. ¿Qué aspecto tiene el amor de la Madre de Dios? Piensen en las bodas de Caná. Según las costumbres de aquel entonces, habrá ayudado en cuanto se presentó la oportunidad. Muy pronto notó que los recién casados se encontraban en una situación desagradable y enseguida quiso ayudarlos. Se despertó su amor y su compasión, y pide un milagro a Jesús. Mediten esta pequeña escena: aquí vemos su amor cálido, que no es solamente bondadoso, sino que siente profundamente el sufrimiento humano. Ahora quisiera entrar en detalles solamente para decirles: cuiden su corazón para que sea siempre un corazón sensible y noble. Recuerdo una hora análoga en la vida de Jerusalen: la de Getsemaní. Cristo sucumbió en el monte de los olivos, al ver el sufrimiento terrible que le aguardaba. No debemos avergonzarnos de llorar de compasión por algo que nos conmueve. Vivimos en un tiempo sin amor: todos giran alrededor de sí mismos. ¡Cuan importante es, en un tiempo así, el cultivo de los sentimientos tiernos, la transformación de nuestro corazón, en un corazón de María! Ustedes se dan cuenta que quiero mostrarles a la Madre de Dios con sus sentimientos sencillamente humanos, para que les sea fácil tener una relación profunda con Ella. Si queremos hacernos santas, no queremos prescindir de los sentimientos humanos. Si queremos ser santas, si queremos ser imágenes perfectas de la Madre de Dios, nuestros sentimientos y nuestro corazón no deben ser rudos ni faltos de sensibilidad. María tenía un corazón alegre. ¿Encontramos la alegría en la vida de la Madre de Dios? ¿Fue Ella una hija de la alegría, una portadora de la alegría? Si nosotros queremos imitar a la madre de Dios en su aspiración a la santidad, debemos conquistarnos y aceptar una naturaleza de sol y regalar sol a los demás, en nuestro ambiente. ¿Encontramos la alegría en la Madre de Dios? La contestación es el Magnificat. El Magnificat expresa de una manera especial todo lo que ha conmovido el corazón de la Madre de Dios. El Magnificat expresa de manera especial todo lo que ha conmovido el corazón de la Madre de Dios hasta sus últimas raíces. “Mi alma canta las grandezas del Señor, y mi espíritu exulta en mi Dios y Redentor. Éste es el afecto fundamental de su vida. Como contestación al mensaje del ángel, descubre su ideal personal. Y en él podemos ver la alegría constante. Esta alegría es alimentada por el conocimiento de sus propios límites: “Él ha mirado la pequeñez de su esclava”. Ella se siente feliz de experimentar sus propios límites para glorificar la grandeza y misericordia de Dios por medio de su pequeñez e impotencia, para amarlo aún más. ¿Dónde hemos visto la alegría de María en su vida? A nosotros nos basta saber que la madre de Dios tuvo un corazón indeciblemente alegre. Mediten nuevamente el Magnificat. La Madre de Dios, siempre ha nadado en el mar de la misericordia de Dios. Eso ya nos dice la primera parte del Magnificat: “Cosas grandes hizo en mí…” ¿En qué habrá pensado al decirlo? Seguramente en todas las misericordias que Dios le había regalado. Éste es el camino que también yo debo recorrer. Constantemente estoy rodeada de las misericordias de Dios. ¡No tomen las cosas con tanta naturalidad! Relacionen todos los sucesos de su vida con el Padre Dios. Luego, la Madre de Dios dice: “Eleva a los pequeños”. A los pequeños los atrae hacia sí. El hombre actual, no quiere ser pequeño. El hombre actual quiere ser cocreador, quiere estar al lado de Dios durante el gobierno del mundo. No vivencia su condición de criatura sino que quiere ser creador. Debemos permanecer pequeños frente a Dios. Sólo entonces sabremos vivir según los deseos y planes, sólo entonces comprenderemos su manera de gobernar el mundo, que está siempre ordenado por la bondad y la misericordia. Resumamos: la Madre de Dios poseía un corazón alegre. La Alianza de Amor que hemos sellado con Ella, nos da derecho a pedir para cada una de nosotras, su corazón heroicamente alegre. Pero entonces, debemos tomar en serio nuestra Alianza de Amor. La Madre de Dios también tiene una voluntad fiel, un corazón fiel y afectos fieles. Lo podemos estudiar. ¡Fidelidad! ¡Cuan fiel fue Ella al Salvador! Ella estaba bajo la cruz. Ella quedó fiel a la misión del Salvador; Ella confesó su fe en la misión. Por eso la llamamos Virgo Fidelis. También frente a nuestra Familia, se mostró como Virgo Fidelis. Y alegremente podemos decir: nuestra familia contestó a su fidelidad con fidelidad. Sabemos por propia experiencia cuán traicionero puede ser nuestro pobre corazón. Cuántas veces debemos reconocer: lo que ayer adorábamos, lo destruimos hoy. Vemos nuevamente cuan importante es el intercambio de corazones en la Alianza de Amor. Mi corazón inclinado a la infidelidad se cambia por un corazón inmensamente fiel. Para finalizar, les repetiré la palabra del hacia el Padre: “Creo firmemente que nunca perecerá quien permanece fiel a su Alianza de Amor”. Esta palabra tiene un doble contenido: quien queda fiel a la Madre de Dios, recibe la gracia de la perseverancia y se identifica más y más con el ideal de la pequeña María. La Alianza de Amor, crea una tierra maravillosa. “Yo conozco esa tierra maravillosa, es la pradera asoleada con los resplandores del Tabor…” ¡Sí, una verdadera tierra maravillosa! Si queremos ser imágenes de la madre de Dios, a pesar de nuestra naturaleza quebrantada, formemos como comunidad una tierra maravillosa, especialmente en el tiempo actual. Decimos también: ¡queremos ser una colonia del cielo!. “Yo conozco esta maravillosa tierra, es la pradera asoleada por los resplandores del tabor; donde reina nuestra Señora Tres Veces Admirable en la porción de sus hijos escogidos, allí donde retribuye fielmente los dones de amor, manifestando su gloria y regalando una fecundidad ilimitada. Ese es mi terruño, mi tierra de Schoenstatt!”» (P.Kentenich, “Se trata de Ti”, Charla: Juventud Fundadora: ¡Sé maría para el mundo!, 1966)