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Pep Alsina. (2004). Eufonía. [Versión electrónica]. Revista Eufonía 30 Educación musical para una educación de calidad Pep Alsina El presente artículo es una llamada al alcance de unos acuerdos determinados respecto al concepto, la finalidad y la función de la educación musical en la educación general. Esta necesidad deriva de las distintas formas de entender la educación musical, por un lado, y de su papel en la educación general, por el otro. Las opiniones al respecto tanto del profesorado como de la administración y de la sociedad son múltiples, variadas y a menudo discrepantes. Obviamente no existe un colectivo o un profesional que posea toda la verdad; por esta razón y con la finalidad de llegar a los acuerdos necesarios, nos debemos acoger más a los criterios compartidos que a las diferencias de opinión: buscar y valorar aquello que nos une, en lugar de aquello que nos separa. Palabras clave: educación musical, calidad educativa Musical Education for an education of quality The present article is a call within reach of some determined agreements respect of the concept, the objectives and function of musical Education in general Education. This need stems from the distinct ways of understanding musical Education on the one hand and its role in general Education on the other. The opinions in respect of this, as much the teachers' as administration's and that of society are multiple, varied and often differ. Obviously there is no collective body or professional that holds the truth and for this reason and with the aim of reaching necessary agreements we should hold more to those criteria which are shared than the differences of opinion: search and value that which unites instead of that which separates us. Una mejor educación con más música La expresión "una mejor educación con más música" está extraída del plan experimental que se aplicó en las escuelas suizas. Con ella se pretendía subrayar que la enseñanza de la música determina una mejor educación. En efecto, la educación musical tiene influencias en el desarrollo personal del alumno y en su aprendizaje. El proyecto experimentado en las escuelas suizas fue dirigido por especialistas y los resultados dejaron claros determinados principios. Wolf (1997, p. 79) los consideró brevemente en las siguientes líneas: En primer lugar, la supresión de horas lectivas de materias troncales no afectó en absoluto el rendimiento de los alumnos. Por otra parte, se observaron efectos positivos a nivel social (cohesión del grupo). Un estudio complementario dentro del proyecto demostraba que la enseñanza musical significaba una ayuda en el contexto de la enseñanza general -por ejemplo, ayudaba a los alumnos a expresarse mejor, incrementaba su capacidad de concentración, etc. De alguna forma, la educación musical es parte o fragmento responsable de cada uno de los cuatro pilares de la educación del futuro y que el Informe Delors (1996) concretó en aprender a ser, aprender a conocer, aprender a hacer y aprender a convivir o vivir juntos. Siguiendo a Maideu (1983, p. 13), "no podemos imaginar un proceso educativo correcto sin música". Al margen de que la educación musical pueda resultar útil para la adquisición de otras habilidades o destrezas ajenas a la misma música, debemos considerar que es integradora de las facultades humanas ya que, desde la simple vivencia sensorial hasta las experiencias musicales más profundas, potencia el desarrollo corporal y estimula facultades como la inteligencia, la memoria, la voluntad o la comunicación desde el ámbito más íntimo, personal y comprometido. Sin embargo, no todo el desarrollo humano reside en el desarrollo individual. El ser humano siente la necesidad de conferir a su individualidad un significado social. Aquí se encuentra la necesidad, y una de las mayores virtudes, del arte en general y de la música en particular (1) . De acuerdo con Fischer (1989, pp. 6-7), el ser humano quiere ser algo más que él mismo. Un ser humano en toda su plenitud, que absorbe todo lo que está fuera de él y lo incorpora a su personalidad: Sabe que sólo puede alcanzar la plenitud, la totalidad, si toma posesión de aquellas experiencias de los demás que puedan ser potencialmente suyas. Ahora bien, lo que el hombre aprende como potencial suyo abarca todo cuanto la humanidad en general es capaz de hacer. El arte es el medio indispensable para esta fusión del individuo con el todo. Refleja su infinita capacidad de asociarse con los demás, de compartir las experiencias y las ideas. El arte es necesario para el ser humano, a pesar de que éste no llegue a discernir el sentido y el alcance de tal necesidad. Jean Cocteau (citado en Fischer, 1989, p. 5) resumía con esta paradoja, la necesidad del arte y su función en el mundo contemporáneo: "La poesía es indispensable, pero me gustaría saber para qué". Si acordamos que el ser humano siente algún tipo de necesidad respecto al arte, entonces deberemos convenir que esta necesidad exige la existencia de una educación artística y musical. A pesar de que empiece a satisfacerse en el niño, nueve meses antes del nacimiento de la madre (Willems, 1975, p. 25), debe garantizarse en la educación obligatoria, ya que "la escuela es el único lugar donde todos los niños tienen la oportunidad de recibir educación musical" (Mehlig, 1997, p. 94). Así, para asegurar cierto grado de calidad en la educación ésta requiere la presencia de la educación musical. La calidad en la educación La expresión "calidad educativa" es una de las empleadas más habitualmente por los profesionales de la educación y los responsables políticos. A pesar de ello, el consenso respecto a cómo alcanzarla no es fácil. Hace algún tiempo, por ejemplo, el debate en torno a las humanidades generó nuevas discrepancias y despertó viejas controversias entre la comunidad educativa respecto a la calidad de la educación y, lo que es peor, se relacionó directamente dicha calidad con la habitual jerarquía que estratifica las áreas curriculares según su "importancia" (2) . De acuerdo con la condición humana que debe poseer una educación que pretenda ser de calidad, es preciso recordar que la música "no está fuera del hombre, sino en el hombre. Todos los grandes espíritus y los grandes educadores lo entendieron así" (Willems, 1975, p. 13). Que la música, juntamente con todas las demás disciplinas que configuran el currículo, debe ser también protagonista de los indicadores y los criterios para decidir si una educación es de calidad. De acuerdo con Marchesi (2000, p. 184): Lo " humano " no se identifica con los " humanismos " ni las " humanidades " ... el cultivo de éstas no tiene el monopolio de una educación realmente humanista. La educación de los afectos y de la sensibilidad, las experiencias artística y musical, la educación física y deportiva, la formación en valores, la solidaridad, el conocimiento y el respeto de alumnos de otras culturas o con distintas capacidades son también elementos que conforman una educación que realmente humaniza. No se puede evaluar la calidad de la educación, ni mucho menos alcanzar un sistema educativo de calidad, si los límites o los criterios empiezan y acaban en determinadas disciplinas consideradas socialmente "instrumentales". Es necesario que se reconozcan las dos limitaciones fundamentales que presentan las distintas disciplinas y que se asuman plenamente para poder elaborar y valorar el currículo escolar: su extrema parcialización y su insuficiencia en la respuesta a todos los contenidos de aprendizaje necesarios para alcanzar unas finalidades educativas que pretenden la formación integral de las personas (Zabala, 1999, p. 58). La calidad de la educación fue uno de los principales objetivos de la LOGSE (3) . Sin embargo, los resultados proporcionados por el Instituto de Evaluación y Calidad (INCE) en 1998 respecto al nivel educativo del alumnado de secundaria activaron el debate en torno a la pérdida de calidad que había supuesto la reforma educativa. Demasiado a menudo, estas críticas se basaron en la simplificación del concepto de calidad educativa a partir del nivel obtenido por los escolares en pruebas de evaluación externa y, nuevamente, respecto a determinadas áreas. El nivel del alumnado no es un indicador de la calidad educativa en términos absolutos. Los criterios y los indicadores de la calidad educativa no pueden esquematizarse y sintetizarse en ciertos niveles de exigencia por parte del profesorado o a ciertos niveles mínimos de adquisición por parte del alumno o la alumna (4) . Aún menos pueden caricaturizarse hasta el extremo de presentar como medida de la calidad de enseñanza los resultados de pruebas académicas de carácter puntual. El concepto de calidad educativa, en cambio, debe vincularse con el contexto histórico y los objetivos que cada sociedad otorga a su sistema educativo. Por consiguiente, se vincula con los fines de la educación: para qué se educa, a qué metas se desea que conduzca la educación. Para Onrubia (1997, p. 51): La calidad de la enseñanza es la promoción del pleno desarrollo personal y la adecuada integración social del conjunto de alumnos, compensando y ajustándose a las diferencias entre ellos, y que conlleva, al menos en el ámbito del planteamiento curricular, un amplio conjunto de opciones y propuestas coherentes con ese objetivo y que tienden a facilitarlo. La calidad educativa dista de tener una definición simple, única y unánimemente aceptada pero, en todo caso debe pasar por la capacidad del sistema educativo para planificar, proporcionar y evaluar el currículo óptimo para cada alumno entre una diversidad de individuos que aprenden. Es decir, por el reconocimiento de una doble función: individual o de desarrollo integral de cada alumna o alumno, y social o de preparación del alumnado para que pueda actuar autónoma, responsable y libremente en un determinado marco cultural y social (Onrubia, 1997, pp. 48-49). La calidad educativa es compleja porque también es compleja la educación; no puede plantearse desde el punto de vista de todo o nada sino como proceso de conquista de grados progresivos; y siempre debe estar en función del contexto, de las condiciones existentes y de los recursos disponibles. Respecto a esto, Onrubia (1997, p. 51) expone que: La estrategia combinada de las características anteriores, la reflexión conceptual sobre los objetivos a largo plazo del proceso y sobre las opciones, planteamientos y referentes conceptuales de estos objetivos puede ayudar, por un lado, a aprovechar y explotar mejor los recursos existentes, y por otro, servir como instrumento desde el cual valorar las necesidades del propio contexto, detectar eventuales carencias, plantear a las instancias competentes las demandas que sean pertinentes, y reivindicar las medidas políticas y administrativas más adecuadas para el cumplimiento de tales objetivos. Calidad para todos los alumnos y alumnas. Calidad para todas las áreas "La política de la calidad determina casi siempre su contrario: una cantidad descalificada" (Gramsci en Sacristán, 1988, p. 472). La calidad está también en la cantidad: Sostener la " calidad " contra la cantidad significa, ni más ni menos, esto: mantener intactas determinadas condiciones de vida social en que algunos son pura cantidad, otros calidad. ¡Y cuán agradable es tenerse por representantes titulados de la calidad, de la belleza, del pensamiento, etc.! No existe ninguna señora de la alta sociedad que no crea que cumple esta función de conservar la calidad y la belleza sobre la tierra! (Gramsci,1983, p. 81) La calidad de la enseñanza también se encuentra en que ésta llegue a toda y a todos y sea para todos y para todas. El intervencionismo o paternalismo, en materia de educación, no puede pretender sino apuntar hacia un control del pensamiento: que no seamos capaces de pensar por nosotros mismos sino de reproducir los esquemas que nos vienen dados. De la mano de Gramsci debemos afirmar de nuevo que debemos ser impulsores de la escuela libre, de la escuela dejada a la iniciativa privada y a los gobiernos locales. La libertad en las escuelas es posible sólo si la escuela es independiente del control del Estado. Sólo será posible mejorar la calidad educativa a partir de una reflexión profunda sobre aquello que tenemos y aquello que queremos. Si la educación musical no es simplemente un adorno estético de la educación sino un engranaje necesario para que esta progrese y adquiera calidad, es preciso situarla en el lugar que le corresponde en función de las finalidades de la educación. Finalidades de la educación En los párrafos anteriores he apuntado que la calidad educativa se debe vincular con los fines de la educación, en relación con el contexto histórico y los objetivos otorgados por la sociedad a su sistema educativo. Posiblemente, no habrá discrepancia entre los profesionales de la educación sobre su finalidad. Por citar solamente algunas opiniones podemos decir que la educación: debe consistir en la formación de todos los ciudadanos y de todas las ciudadanas, para que sean capaces de dar respuesta a los problemas que les planteará una vida comprometida en la mejora de la sociedad y de ellos mismos. (Zabala, 1999, p. 43) O que: el fin de la escuela del siglo xxi, pensada como " otra escuela " , es construir una cultura orientada hacia el pensamiento crítico que pretenda dotar al sujeto individual de un sentido más profundo de su lugar en el sistema global y de su potencial papel protagónico en la construcción de la historia. (Rigal, 1999, p. 163) O bien, que "la finalidad última de ésta es promover el crecimiento de los seres humanos" (Coll, 1992, p. 22). Pero, probablemente, habrá desacuerdos en el momento de definir y explicar en qué consiste el crecimiento educativo y, sobre todo, en el momento de decidir el tipo de acciones pedagógicas más adecuadas para promoverlo (Coll, 1992, p. 22). Para Subirats (1999, p. 172), la educación debe ir mucho más allá de la transmisión de conocimientos ya que "tiene que formar individuos capaces de buscar y manejar por su cuenta los conocimientos que les sean precisos". En esta línea, Marchesi (2000, p. 174) opina que los alumnos: deben aprender a conocer por ellos mismos y a valorar la importancia de aumentar sus conocimientos a través de todas sus experiencias de aprendizaje y establece que la educación debe basar su acción en tres capacidades que van a ser determinantes en la configuración del currículo del futuro: el desarrollo de la sensibilidad y de la vida afectiva, el deseo de saber y el compromiso moral (p. 169). En otras palabras, existen otras formas de "cortar" o parcelar el conocimiento y el currículum escolar que podemos hallar si enfrentamos las tres R de la literatura anglosajona (Reading, wRiting y Reckoning -lectura, escritura y cálculo) a las tres S (Sensibilidad, Sabiduría y Solidaridad). Detengámonos aquí para destacar algunas de las interpretaciones que Marchesi da a estos conceptos y que atañen directamente a la educación musical. Respecto al primero, el desarrollo de la sensibilidad y de la vida afectiva, plantea que: Es preciso recuperar el modo más vital de educar a los niños, en donde la expresión, la música, el juego, las narraciones y los cuentos sean el eje organizador de su actividad durante el tiempo que están en la escuela. (p. 171) Respecto al segundo objetivo, el deseo de saber, plantea la dicotomía entre aquellos profesionales que opinan que la educación primaria debe centrarse prioritariamente en el desarrollo de las habilidades básicas de los alumnos (lectura, escritura y cálculo, a las que últimamente podemos añadir las lenguas extranjeras) y aquellos que apuntan a prestar mayor atención a la imaginación, la creatividad, la expresión y el descubrimiento y el respeto a las diferencias individuales del niño (p. 174). Es cierto que el tercer objetivo, el compromiso moral, tiene una estrecha relación con: la presencia de las actitudes en todas las áreas curriculares, la incorporación de los temas transversales al currículo y la inclusión de una materia, la reflexión ética, en el último curso de la educación secundaria obligatoria. (p. 178) Pero, desde la educación musical, añadamos que la música es una de las principales transmisoras de valores en el alumnado, primordialmente en el momento de la adolescencia, cuando la música que consumen las alumnas y los alumnos lleva una importante carga ideológica (5) . En relación con las finalidades de la educación, Zabala (1999, pp. 43 ss.) distingue cuatro dimensiones de desarrollo de la persona que van estrechamente relacionadas con ellas: la dimensión social, la dimensión interpersonal, la dimensión personal y la dimensión profesional. • La dimensión social la define como la participación activa en la transformación de la sociedad, lo cual significa comprenderla, valorarla y intervenir en ella, de manera crítica y responsable, con el objetivo que ésta sea cada vez más justa, solidaria y democrática. • La dimensión interpersonal la formula como el saber relacionarse y vivir positivamente con las demás personas, cooperando y participando en todas las actividades des de la comprensión, la tolerancia y la solidaridad. • La dimensión personal la expresa como conocerse y comprenderse a sí mismo, las demás personas y la sociedad y el mundo donde se vive, capacitando al individuo para ejercer responsable y críticamente la autonomía, la cooperación, la creatividad y la libertad. • La dimensión profesional la concreta en disponer de los conocimientos y de las habilidades que permitan a las personas ejercer una labor profesional adecuada a sus necesidades y capacidades. Es en esta dimensión, la profesional, donde la sociedad a menudo pone mayor empeño en el momento de relacionar las finalidades de la educación y es, a partir del hecho de tomar esta dimensión como fundamental, cuando se jerarquizan las áreas o cuando aparecen errores de valoración de la calidad educativa. Justamente, la educación no puede centrarse únicamente en una sola dimensión sino que debe considerar la importancia de todas ellas. Al respecto, Subirats (1999, p. 172) es contundente cuando afirma que: se puede seguir utilizando el sistema educativo para una función principal, la de selección de las personas con relación al mercado de trabajo y legitimación de las diversas posiciones sociales en función de los logros educativos, lo cual significaría olvidar que, ya en el momento actual, hay otras funciones sociales que necesitan el apoyo de la educación para poder avanzar. Según las aportaciones de los autores y autoras anteriores, citados intencionalmente porque actúan desde campos lejanos a la educación musical, la música tiene un papel fundamental en la educación. Las características y el grado de participación de la educación musical en la calidad educativa serán desarrollados en las páginas siguientes. Los múltiples propósitos de la educación musical La música ocupa un lugar destacado en la configuración y desarrollo de todas las culturas. Bajo estilos y géneros diferentes, no existe ningún pueblo que considere que la música es algo que pertenece a los demás sino que todo grupo, comunidad o sociedad, establece elementos de identificación con "su música" y de diferenciación con "las otras músicas". De forma análoga, la música es uno de los ingredientes esenciales para el individuo. El ser humano, en la medida en que se lo permiten sus capacidades, se identifica con aquella música que considera próxima y que, al mismo tiempo, le acerca y le diferencia a todos los demás seres humanos. De estas dos inferencias, podemos establecer que los múltiples propósitos de la educación musical se dirigen principalmente al desarrollo del individuo respecto a sí mismo y del individuo respecto a su entorno familiar, social y cultural. En este sentido, las finalidades de la educación musical se sitúan al mismo nivel y apuntan hacia la misma dirección que las finalidades de la educación. La educación musical, sus propósitos o finalidades (personal, social, interpersonal, profesional, etc.), debe tomar en consideración las funciones de la música en la sociedad que la genera o la acoge. Música y sociedad se reflejan una en la otra ya que comparten unos mismos principios estructurales: el análisis de la relación entre la música y la sociedad es interesante, no tanto para dilucidar el tipo de relación entre una y otra sino para explicar las estructuras de ambos. En este sentido, Blacking (1994, p. 50) observa que "fijarse en la función que ejerce la música dentro de la sociedad es necesario solamente en la medida en que esto nos puede ayudar a explicar las estructuras" y afirma que "los análisis funcionales de la estructura musical no se pueden separar de los análisis estructurales de su función social" (p. 54). Desde esta perspectiva podemos extender las apreciaciones de Blacking y considerar la participación de la música y la sociedad en la educación y en los procesos cognoscitivos. El autor se aproxima a éste pensamiento cuando propone que: la mejor manera de comprender los estilos musicales de una sociedad determinada será considerarlos expresiones de procesos cognoscitivos que se pueden ver en acción en la formación de otras estructuras. (p. 49) Los usos y funciones de la música en la sociedad se pueden resumir en estética, juego, auto-expresión, comunicación y política (Kaemmer, 1993, pp. 150 ss.). Al respecto, Campbell y Scott-Kassner (1995, p. 3-4), mantienen vigentes las propuestas de Merriam (1964) cuando exponen las funciones que, en mayor o menor grado, están presentes en la música de todas las culturas. Estas funciones, afirman, tienen una especial relevancia en la educación musical. • Expresión de emociones y sentimientos a través de canciones, danzas, etc. • Goce estético, tanto emocional como intelectual, con la profundidad e intensidad propias de un lenguaje que, por su carácter no verbal, permite percibir y expresar aquello que con palabras sería inalcanzable. • Entretenimiento y juego, de fácil acceso, mediante el contacto que se establece con la música de fondo de películas, programas televisivos o medios de comunicación. • Comunicación, establecida por el significado que la familia o el entorno social próximo imprime a la música. Las ideas o sentimientos implícitos se transmiten al niño o la niña. • Representación simbólica, originada por la relación existente entre aspectos como los textos de las canciones y el significado que para cada cultura tienen los sonidos musicales. • Respuesta física, provocada por el mensaje implícito en el lenguaje musical significativo. • Conocimiento y aceptación de normas sociales, a partir de rimas cantadas o canciones de carácter moralizante o actitudinal. • Validación del concepto de pertenencia a una comunidad, social o religiosa, a través de los cantos y rituales que incluyen en sus juegos y de las canciones tradicionales. • Contribución a la continuidad y estabilidad de la cultura, mediante los valores inmersos en las canciones y la música de su entorno. • Contribución a la integración social, gracias a la utilización de la música como elemento de unión entre las personas. A través de la música, los niños y las niñas se reconocen como miembros de un grupo escolar, social o cultural. Tratada brevemente la educación musical en relación con la sociedad, veamos algunos apuntes en relación con el desarrollo personal, donde también tiene un papel clave e innegable. Swanwick (1991, p. 42) establece una relación clara entre las artes y el desarrollo del pensamiento para entender su función última y su papel en la educación. La educación, dice: no se reduce a la simple posesión de " experiencias " o a la adquisición de un repertorio de destrezas y realidades. Está relacionada con el desarrollo de la comprensión, de la intuición: con las cualidades de la mente. El análisis que realiza Maideu (1983, p. 12), apunta a que la negación de una educación musical en la educación general es la negación del desarrollo pleno de las facultades volitivas y emotivas del ser humano: Nos preocupamos mucho de que nuestros niños tengan un cuerpo sin taras y bien desarrollado, que su inteligencia sea despierta y capaz, que sus conocimientos sean amplios básicamente y entendidos, que su lenguaje sea preciso y limpio. Esto está muy bien, pero no es todo. Sin querer estamos haciendo dicotomías en la persona, estamos jerarquizando facultades y, obviamente, estamos olvidando algunas de ellas. No existe equilibrio ni armonía en el desarrollo educativo. Si la inteligencia y el raciocinio tienen la vía de la lengua oral y escrita para comunicarse, para enriquecerse y para crear, ¿por qué a nuestra volición y a nuestra emotividad no se le proporciona su propia vía para comunicarse y para crear? La música, dentro del mundo de la educación tiene un papel absoluto y, al mismo tiempo, integrador importantísimo e innegable. La ausencia de la educación musical, o su menoscabo en la política educativa, es un peligro, no sólo para el desarrollo personal sino, también, para el desarrollo social y político. En el mismo sentido sugerido por Platón en República (6) , Maideu (1983, p. 12) alerta sobre la importancia que para la sociedad y la política, posee la educación musical de la persona: Efectivamente, la vía más profunda de comunicación y de creación de las facultades del ámbito de la emotividad pura es la música: sin ella la persona ahoga o enrarece su mundo más íntimo y su vida emotiva, y en lugar de conducirlo al pleno dominio de todas las facultades que lo identifican, le crea un desequilibrio que puede convertirse en morboso. La gente siente esto, quizá inconscientemente; por ello se usa tanta música, más de fuera que de dentro de nuestro pueblo el cual, abandonado educacionalmente en este aspecto, se deja " colonizar " sin poder tener, por la misma razón, libertad de criterios. En relación con la dimensión personal, es vital referirse a las propuestas de Gardner en torno a la teoría de las inteligencias múltiples (7) . Gardner (1995, p. 47) critica severamente el hecho de que la inteligencia lingüística y la inteligencia lógica ocupen un pedestal pedagógico en la escuela y de que la educación tome como referencia, en la mayoría de los tests de diagnóstico de la "inteligencia", estas parcelas de la inteligencia. El autor observa que: concentrarse de forma exclusiva en las capacidades lingüísticas y lógicas durante la escolaridad formal puede suponer una estafa para los individuos que tienen capacidad en otras inteligencias. Un repaso de los roles adultos, incluso en la sociedad occidental dominada por el lenguaje, muestra que las capacidades especial, interpersonal o cinético-corporal, a menudo desempeñan un papel fundamental. (p. 47) Para Marchesi (2000, p. 194), este hecho entraña el riesgo de que: los métodos de enseñanza que utilizan los profesores sólo se adapten a los alumnos que tengan un estilo de aprendizaje compatible con este modo de enseñar, por lo que bastantes alumnos, incluso interesados en el aprendizaje, se encuentren con dificultades para progresar. Gardner, a partir de la teoría de las inteligencias múltiples, propone "cinco puertas de acceso" a un problema o un nuevo aprendizaje (8) . Citado en Marchesi (p. 195), los puntos de acceso y sus características se resumen a continuación. El punto de acceso narrativo permite aproximarse al concepto de que se trata a partir de una narración o un relato. El punto de acceso lógico-cuantitativo enfoca el concepto a través de consideraciones de orden numérico o el razonamiento deductivo. El punto de acceso fundacional examina las facetas filosóficas y terminológicas del concepto. El enfoque estético pone énfasis en los rasgos sensoriales. En el enfoque experimental existe una actividad manual o aplicada. Al margen de la relación entre la música y el lenguaje verbal, matemático y filosófico, se puede observar un papel esencial de la educación musical en la aproximación al enfoque estético y al enfoque experimental. La educación musical es un punto de acceso inevitable si se espera mejorar la calidad educativa. Es ineludible porque la podemos encontrar en gran parte de los principios de calidad del sistema educativo recogidos en la LOCE, aunque le pese a la Ministra. Bibliografía APMUSEM (2001): "Carta abierta: compañeras y compañeros" en Eufonía. Didáctica de la música, n. 21. Barcelona. Graó. BLACKING, J. 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Graó. Dirección de contacto Pep Alsina Departamento de Expresión musical. Universitat de Barcelona. 1. La definición de arte escapa a las pretensiones de este artículo. En todo caso comparto con P. Tatarkiewicz (1990, p. 61) que "nuestro siglo ha llegado a la conclusión de que conseguir una definición de "arte" que sea de una gran amplitud no es solo muy difícil, sino imposible". 2. El 15 de junio de 2000, por ejemplo, la mayor parte de las asociaciones de profesores de música españolas, apoyadas por la International Society for Music Education (ISME), dirigía una carta a la Ministra de Educación y Cultura donde, debido al Decreto de Humanidades, se veía en la necesidad de recordar la importancia de la educación musical en la educación integral (APMUSEM, 2001). 3. En el marco de la educación, el término calidad, aparece por primera vez en el documento de reforma educativa que el ministro José María Maravall presentó en 1987 para su discusión y que, posteriormente, condujo a la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE). Tanto en la Ley General de Educación (LGE) de 1970 como en la Ley Orgánica del Derecho a la Educación (LODE) de 1984, no hay ninguna referencia a la calidad de la educación, ni en las propias leyes, ni en las normas posteriores. 4. Para A. Marchesi (2000, pp. 45-46), incluso debe relativizarse el concepto de nivel ya que éste, no se halla solamente en determinadas áreas sino que se debe buscar en el conjunto de ellas: "el significado del nivel educativo tiende indefectiblemente a reducirse a lo que los alumnos aprenden. Y lo que los alumnos aprenden, a su vez, se resume en sus conocimientos en los ámbitos tradicionales del saber: lengua, matemáticas y ciencias sociales... Bastantes personas cuando hablamos de estos temas me manifiestan su disgusto por lo que actualmente saben los alumnos. No son capaces, me comentan, de situar los ríos de España o de establecer determinadas fechas o sucesos históricos fundamentales. Yo estoy de acuerdo en que posiblemente muchos de ellos no lo sepan. Pero saben otras cosas: más idiomas extranjeros, mejor manejo de los ordenadores, más capacidad de trabajo en equipo, más habilidad para buscar información, más sensibilidad artística, más solidaridad". 5. Debido al peso específico que la música posee en la vida del alumnado fuera del marco escolar, la educación en valores desde la educación musical debe considerar a menudo lo que es llamado educación informal para, sin poder llegar nunca a abordar la amplitud de ésta, tratarla desde la educación formal o no formal. En palabras de C. Small (1997, p. 42) "el gran reto de los profesores de música de hoy en día radica en la manera necesaria de proporcionar este tipo de contexto social para la interacción musical formal e informal, que lleve a un desarrollo real y a la musicalización de toda la sociedad". Para aclarar la diferencia entre educación formal, no formal e informal, A. Parcerisa (1997, p. 44), siguiendo a P.H. Coombs (1985) y J. Trilla (1993), afirma que "todos los procesos intencionalmente educativos quedarían del lado de lo formal y no formal, y, consiguientemente, los no intencionales quedarían ubicados en el sector informal". 6. "Los que vigilan nuestra república deben cuidar que no escape la menor infracción de las reglas contra cualquier innovación en el sistema establecido de educación, en el cuerpo o en el alma... Tal innovación no ha de ser alabada, ni debe ser entendido así el poeta. La introducción de nuevos modos en la música es algo de que hay que guardarse como peligro para todo el tejido de la sociedad". (Platón, República, 424b) 7. Las siete inteligencias se seleccionaron a partir de varias fuentes distintas como: "conocimiento del desarrollo normal y del desarrollo en individuos superdotados; información acerca del deterioro de las capacidades cognitivas bajo condiciones de lesión cerebral; estudios de poblaciones excepcionales, incluyendo niños prodigio, sabios idiotas y niños autistas; datos acerca de la evolución de la cognición a través de los milenios; estimación de la cognición a través de las culturas; estudios psicométricos, incluyendo análisis de correlaciones entre los tests; y estudios psicológicos de aprendizaje, en particular medidas de transferencias y generalización entre tareas. Únicamente las inteligencias candidatas, que satisfacían todos, o la mayoría de los criterios, se seleccionaban como inteligencias genuinas" (H. Gardner, 1995, pp. 33-34). Son: inteligencia musical, inteligencia cinético-corporal, inteligencia lógico-matemática, inteligencia lingüística, inteligencia espacial, inteligencia interpersonal e inteligencia intrapersonal. 8. "Pienso que cualquier tema rico y enriquecedor -cualquier concepto que valga la pena enseñar- puede enfocarse como mínimo de cinco modos distintos que, grosso modo, se proyectan a partir de las inteligencias múltiples. Podemos pensar en el tema si imaginamos una habitación con por lo menos cinco puertas o puntos que nos permiten acceder a ella. Los estudiantes divergen en relación con el punto de acceso que es el más apropiado para ellos y con qué trayectorias son las más cómodas de seguir una vez han entrado ya en la habitación. La conciencia de estos puntos de acceso puede ser de ayuda para que el maestro o profesor presente nuevas materias atendiendo a los modos en los que una gama de estudiantes pueden dominarlas con facilidad; entonces, a medida que los estudiantes exploran otros puntos de acceso, tienen la posibilidad de desarrollar aquellas múltiples perspectivas que resultan ser el antídoto mejor para el pensamiento estereotípico." (H. Gardner, 1993, p. 243).