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ISBN 978-987-688-139-5 Sociedades, Territorios y Política. Siglos XX-XXI Seminario Temático dictado en la Universidade Estadual de Feira de Santana. Bahía. Brasil. 2014 Celia Basconzuelo y María Virginia Quiroga Compiladoras Sociedades, Territorios y Política. Siglos XX-XXI : Seminario Temático dictado en la Universidade Estadual de Feira de Santana. Bahía. Brasil. 2014 / Alicia Lodeserto ... [et al.] ; compilado por María Virginia Quiroga ; Celia Basconzuelo. - 1a ed. . - Río Cuarto : UniRío Editora, 2015. Libro digital, PDF Archivo Digital: descarga y online ISBN 978-987-688-139-5 1. Sociedad. 2. Política de Ordenamiento Del Territorio. 3. Ciencia Política. I. Lodeserto, Alicia II. Quiroga, María Virginia , comp. III. Basconzuelo, Celia, comp. CDD 320 Sociedades, Territorios y Política. Siglos XX-XXI Seminario Temático dictado en la Universidade Estadual de Feira de Santana. Bahía. Brasil. 2014 Celia Basconzuelo y María Virginia Quiroga (Compiladoras) 2015 © UniRío editora. Universidad Nacional de Río Cuarto Ruta Nacional 36 km 601 – (X5804) Río Cuarto – Argentina Tel.: 54 (358) 467 6309 – Fax.: 54 (358) 468 0280 editorial@rec.unrc.edu.ar www.unrc.edu.ar/unrc/comunicacion/editorial/ Primera edición: Septiembre de 2015 ISBN 978-987-688-139-5 Ilustración de tapa: América II. Eliseo González Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 2.5 Argentina. http://creativecommons.org/licenses/by/2.5/ar/deed.es_AR Uni. Tres primeras letras de “Universidad”. Uso popular muy nuestro; la Uni. Universidad del latín “universitas” (personas dedicadas al ocio del saber), se contextualiza para nosotros en nuestro anclaje territorial y en la concepción de conocimientos y saberes construidos y compartidos socialmente. El río. Celeste y Naranja. El agua y la arena de nuestro Río Cuarto en constante confluencia y devenir. La gota. El acento y el impacto visual: agua en un movimiento de vuelo libre de un “nosotros”. Conocimiento que circula y calma la sed. Consejo Editorial Facultad de Agronomía y Veterinaria Prof. Laura Ugnia y Prof. Mercedes Ibañez Facultad de Ciencias Humanas Prof. Pablo Dema Facultad de Ciencias Económicas Prof. Ana Vianco y Prof. Gisela Barrionuevo Facultad de Ingeniería Prof. Jorge Vicario Facultad de Ciencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales Prof. Sandra Miskoski y Prof. Julio Barros Biblioteca Central Juan Filloy Bibl. Claudia Rodríguez y Prof. Mónica Torreta Secretaría Académica Prof. Ana Vogliotti y Prof. José Di Marco Secretaria Académica: Director: Equipo: Equipo Editorial Ana Vogliotti José Di Marco José Luis Ammann, Daila Prado, Maximiliano Brito, Ana Carolina Savino y Daniel Ferniot Índice Presentación ………………………………………………………………………… 5 PRIMERA PARTE: LOS MÓDULOS TEMÁTICOS I. Globalización, acumulación capitalista y territorio, por Alicia Lodeserto……………………………………………………………………… 9 II. Sociedad movilizada e identidad política en América Latina, por María Virginia Quiroga……………………………………………………………… 27 III. Participación ciudadana y territorio, por María Belén Rolfi…………………………………………………………………….. 48 IV. Territorialidad y política por Celia Basconzuelo…………………………………………………………………… 88 Sociedades, Territórios e Política 3 SEGUNDA PARTE: LOS APORTES MONOGRÁFICOS V. Seriam eles populistas? Uma analise sobre o Peronismo na Argentina (1946-1955) e Governo de Vargas no Brasil (1930-1954), por Nilza Brito................................................................................................................ 107 VI. A atual fase da globalização e suas implicações na organização do território por Wellington Santana de Andrade…………………………………………………… 116 TERCERA PARTE: LA ACTIVIDAD DE EXTENSIÓN VII. La Universidad Feira de Santana en su región, por Jésica Díaz y Sabina Luna………………………………………………………….. 131 PALABRAS FINALES ………………………………………………………………... 136 Sociedades, Territórios e Política 4 Presentación Encontrar un espacio institucional y académico para la reflexión sobre los problemas sociales y políticos por los que atraviesa o atravesó América Latina es un gran desafío; pero cuando se concreta, las posibilidades que por sí mismo genera son incalculables. Esta es la experiencia que nutre nuestra labor científica interdisciplinar desde hace varios años con los colegas del área de geografía pertenecientes a la Universidade Estadual da Bahía, Brasil. En esta ocasión un subsidio otorgado por la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación Argentina (SPU), hizo posible la participación de colegas de la UNRC, provenientes de la historia y la ciencia política, en el dictado de un Seminario Temático que se impartió a los alumnos de la carrera Planeamiento Territorial de la Universidade Estadual de Feira de Santana (UEFS), en el Estado de Bahía. Los lineamientos teóricos de dicho Seminario constituyen el resultado de investigaciones llevadas a cabo en el marco de un Proyecto PIP, subsidiado por SECYT-UNRC, que nos ha permitido centrar los estudios en la problemática histórica y contemporánea de la relación entre sociedad y territorio. El contenido de cada uno de los módulos, que comprende las problemáticas del capitalismo y la globalización, y en ese marco las expresiones colectivas, las prácticas de las organizaciones sociales y la variante argentina del populismo en su relación con el territorio y la política, integra la primera parte de esta obra. Por otra parte, la redefinición de los planteos presentados por los docentes en dicho Seminario, la investigación bibliográfica y/o empírica posterior a cargo de los alumnos y su plasmación por escrito en monografías forma parte de la segunda sección de este volumen. Asimismo, acompañó esta actividad de posgrado, la tarea encaminada por dos alumnas de la Facultad de Ciencias Humanas que desarrollaron, por su parte, una actividad de extensión y de investigación preliminar, cuyos resultados se condensan también al final de esta obra. Sociedades, Territórios e Política 5 1. Pensar los estudios sociales en articulación con el territorio y la política implica aunar dos campos problemáticos que atraviesan la configuración histórica de cada sociedad. Así, el territorio contribuye a plantear desde la perspectiva de la territorialidad, claves importantes para analizar e interpretar procesos actuales (la globalización y su impacto en los territorios estatales y en cada lugar) así como los históricos (relaciones de poder que atraviesan los territorios desde la escala nacional a la local). Por su parte, la política y lo político constituyen una de las tramas de configuración social y del poder desde las dimensiones nacionales hasta las más particulares y locales. A su alrededor se definen y reconstruyen las identidades, las prácticas políticas y las variadas formas de participar en la política, sea en la construcción o en la redefinición de lo público. Tal particularidad temática amerita un enfoque interdisciplinario con las ventajas que el mismo puede ofrecer. Es ampliamente reconocido que la interdisciplinariedad constituye uno de los aspectos esenciales en el desarrollo científico actual, por tanto no se concibe la explicación más o menos integrada de los problemas sociales desde una concepción científica sin haber logrado establecer una relación dialógica con las disciplinas afines. Por caso, existen puntos de contacto en el análisis social atravesado por el vector del territorio y de la política. Por ello, la comunicación entre las disciplinas supone un intercambio conceptual y a la vez metodológico que permita abordar luego los estudios de caso. Éstos representan una de las alternativas de abordaje de la investigación cualitativa en las ciencias sociales, y supone el análisis minucioso de un proceso individual que explica intensivamente un caso, que puede ser entendido como unidad empírica pero servir a la vez a una construcción teórica. Así, en función de estas premisas teóricas se diagramaron los módulos temáticos específicos que son relatados en la primera parte del volumen. 2. Este curso propuso como objetivo general, incentivar en los estudiantes de posgrado una actitud analítica y crítica respecto de los temas planteados que se fundamente en el análisis interdisciplinario. Sociedades, Territórios e Política 6 Los objetivos específicos estuvieron encaminados, por un lado, a examinar las implicancias territoriales de la globalización en la tensión por el excedente de producción entre proyectos políticos hegemónicos y proyectos políticos alternativos en América Latina. Por el otro, analizar la constitución y consolidación de la identidad política de algunos movimientos socio-territoriales de América Latina en la transición del siglo XX al XXI. Se procuró, además, analizar comprensivamente las transformaciones que la participación ciudadana ha experimentado desde la década del noventa, poniendo especial atención en la dimensión territorial de la acción social y de las estrategias de gestión estatal. Finalmente, se analizaron las perspectivas teóricas acerca de la territorialidad y lo político en intersección con el análisis histórico del primer peronismo. En su conjunto, estos temas constituyeron el aporte de los profesores a cargo del Seminario y se hallan relatados en la primera parte de la obra. En la segunda, se ha incorporado dos de los trabajos de investigación presentados por los alumnos cursantes del Seminario y pertenecientes a la UFS. 3. Finalmente, esta actividad de investigación se complementó con una tarea de extensión, llevada a cabo por dos alumnas de la Facultad de Ciencias Humanas, pertenecientes a la carrera de Ciencia Política en un caso e Historia en el otro. El objetivo fue recuperar desde el punto de vista del patrimonio fotográfico universitario, las imágenes de la institución donde se trabajó. Ellas señalan lugares y sucesos, permiten ver la distribución interna de sitios de investigación y enseñanza, revelando así el sentido identitario de esa universidad brasilera. El conocimiento de esas imágenes, que ilustran el contexto en el cual se desarrolla la actividad universitaria, permite obtener una idea del “nosotros” que identifica a los miembros de esa comunidad. Como se verá, con dicho material cierra la presentación de esta publicación y nuestra experiencia en la Universidade Estadual de Feira de Santana. Río Cuarto, julio de 2015. Sociedades, Territórios e Política 7 Los módulos temáticos Sociedades, Territórios e Política 8 I GLOBALIZACIÓN, ACUMULACIÓN CAPITALISTA Y TERRITORIO Alicia Lodeserto (UNRC) 1. Introducción La historia del capitalismo muestra que la mundialización no es una característica novedosa, sino que por el contrario la tendencia a la universalización está en la naturaleza del sistema. Ya Hobson y Lenin lo sintetizaron para el siglo XX cuando expresaron que el grado de concentración y monopolización obliga a los capitalistas a la búsqueda de lucrativas posibilidades en los mercados ultramarinos y conduce a los Estados capitalistas al reparto del mundo. Cada ciclo, cada momento de la mundialización es, por lo tanto, producto de la convergencia de las contradicciones inmanentes a la valorización del capital y de las acciones políticas destinadas a eliminar o neutralizar esas contradicciones. Toda fase de mundialización capitalista se desenvuelve con rasgos propios que la particulariza y distinguen de sus predecesoras. La globalización es una de ellas. Este trabajo explora su naturaleza histórico-espacial con el objetivo de examinar las implicancias territoriales que este proceso anuda, través del desarrollo de cuatro ejes que estructuran el análisis: 1. la globalización como concepto; 2. la globalización como expansión capitalista cuya fuente de explicación puede encontrarse en el concepto de tendencia decreciente de la tasa de ganancia de Marx; y las implicancias territoriales de la globalización según las nociones de “ajustes espaciotemporales” y “acumulación por desposesión” de Harvey. 2. Globalización: una revisión del concepto Nuestro tiempo ha sido designado como un tiempo de globalización, no obstante, ésa designación requiere alguna aclaración. ¿Qué significa que éste sea un tiempo de globalización?, la respuesta a la pregunta puede remitir a cuatro definiciones del vocablo que califica la época –tomando a su referente como criterio de selección-: Sociedades, Territórios e Política 9 1) Según el Fondo Monetario Internacional: La globalización económica es un proceso histórico, el resultado de la innovación humana y el progreso tecnológico. Se refiere a la creciente integración de las economías de todo el mundo, especialmente a través del comercio y los flujos financieros. En algunos casos este término hace alusión al desplazamiento de personas (mano de obra) y la transferencia de conocimientos (tecnología) a través de las fronteras internacionales (FMI, 2000). Ello implicaría, entonces, la existencia un mercado mundial cada vez más amplio e integrado, donde la libre circulación de capitales, mano de obra e intercambios comerciales se traduciría en un crecimiento de la economía mundial. 2) La Organización de Naciones Unidas destaca el carácter histórico y multidimensional de la globalización entendiendo que se trata de la “creciente gravitación de los procesos financieros, económicos, ambientales, políticos, sociales y culturales de alcance mundial en los de carácter regional, nacional y local” (ONU, 2002). De manera que el concepto remitiría al entrelazamiento de estructuras económicas, productivas y financieras dado por un crecimiento en el número de transacciones transnacionales para crear una división internacional del trabajo en la cual la creación de riqueza nacional viene a depender de los agentes económicos de otros países. Vuelve a designar la integración y la interdependencia económica pero alude también a una subordinación de los Estado nacionales a los poderes económicos transnacionales. 3) En “Un mundo desbocado, Los efectos de la globalización en nuestras vidas” Anthony Giddens (2000), piensa que la globalización es la intensificación a escala planetaria de las relaciones sociales que enlazan localidades muy distantes, de modo tal que lo que ocurre en una está determinado por acontecimientos sucedidos a muchas millas de distancia y viceversa. La perspectiva del sociólogo británico coloca como centro-motor del proceso de globalización a las nuevas tecnologías de la información puesto que ellas habrían permitido no sólo acercar sociedades distantes sino también acelerar la transmisión de información científica, cultural, estadística, económica y financiera. En tanto que se trata de acercar lo Sociedades, Territórios e Política 10 distante y acelerar las comunicaciones, cabe deducir, para las sociedades contemporáneas, la emergencia de un régimen de historicidad donde el presente es el instante y un sentido de espacialidad donde desaparecen las distancias. (Hyussen, 2001) 4) En una lectura puntualmente económica y desde el marco teórico del desarrollo endógeno, el economista chileno Sergio Boisier (2005: 48) señala que “el término globalización es un descriptor de la actual fase tecno-cognitiva del desarrollo del capitalismo, y como tal esta incrustada en la lógica del sistema capitalista”. De modo que la globalización sería resultado del desarrollo de la ciencia y la técnica que modifica las formas de producción y sus productos pero no la racionalidad del sistema. Boisier considera que la globalización revaloriza el territorio por tres razones principales: primero, porque lleva a imaginarnos “ciudadanos del mundo” aunque en la vida real somos “ciudadanos locales”, viajeros de la proximidad (nuestra vida diaria ocurre, según el autor, en un radio que no supera los 500 km2); segundo, porque la revolución científica y tecnológica segmenta funcional y territorialmente los procesos productivos; y tercero, porque confronta las tendencias a la homogeneización de la cultura, por una parte, y a la revalorización de la diferencia y la identidad, por el otro. En conjunto, las concepciones anteriores permiten componer un cuadro de significado para el término globalización que puede ser resumido en los siguientes aspectos: • Interdependencia económica basada en la liberalización de los flujos de capitales, bienes y servicios. • Entrelazamiento entre sociedades distantes que conlleva una modificación de la percepción del tiempo y el espacio. • Nuevas formas de producción y de productos fundadas en una revolución tecnológica y científica, que hace del desarrollo una gestión permanente de la innovación. • Ampliación planetaria del mercado capitalista. • Es, al mismo tiempo, homogeneización de la cultura y promoción de la reivindicación de la diversidad cultural. Hoy, la etnia ha asumido valor político volviéndose etnicidad. Sociedades, Territórios e Política 11 En palabras de Comas D’Argemir (2002) globalización –como todo término- no es un concepto neutro: evoca interdependencia, enlazamiento, integración, comunicación pero deja en segundo plano las formas de poder y de relación desigual que también cristalizan a escala planetaria. En las décadas del sesenta y setenta se hablaba de “imperialismo”, “subdesarrollo” o “dependencia” y ellos también revelan interdependencia pero colocan en primer lugar los mecanismos de dominación que configuran toda relación entre sociedades en marcos de expansión capitalista. Así, globalización sería un término suave, light, descafeinado (usando la expresión de Zizek, 2007) para decir imperialismo o, en otras palabras, etapa actual del capitalista. 3. Globalización y crisis capitalista (1973-2008) En el Tomo III, Sección XXII de El Capital, Marx (2000) expone la contradicción fundamental e íntima del Capitalismo: la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Parte de entender la composición orgánica del capital, es decir, la proporción entre capital constante y capital variable en la composición del capital, y observa que el crecimiento mayor de capital constante sobre el variable produce una reducción de la rentabilidad capitalista, cuestión que explicaría la tendencia a la disminución de la cuota de ganancia. Esta contradicción se resuelve, según Marx, en la destrucción de capital y fuerza de trabajo o la aplicación de contra-tendencias como son el aumento del grado de explotación (crecimiento del plusvalor), la reducción de los salarios, el abaratamiento de elementos que componen el capital constante, la expansión del comercio exterior y el aumento de capital ficticio. Sintéticamente, el problema de fondo del sistema capitalista es la dificultad de valorización de capital y ello se expresa como excedente de capital y fuerza de trabajo. De modo que la expansión geográfica, la conquista y colonización es una opción frente a la crisis de sobreacumulación. La globalización es la forma que ha asumido la ampliación planetaria de las relaciones de producción capitalista en los últimos cuarenta años, respondiendo, justamente, a Sociedades, Territórios e Política 12 la tendencia decreciente de la tasa de ganancia según predijera Marx. No es la primera fase de mundialización en la historia de este sistema: en el siglo XV, la conquista de América y, en el XIX, la colonización de Asia y África, implicaron globalización. Sin embargo, y aun compartiendo rasgos, la actual etapa se distingue de las anteriores por el claro predominio de las finanzas en el mercado mundial. Lo que ocurre entre 1970 y 1990 es una expansión sin límites de la relación capitalista, a través de una sofisticación e intensificación de los mecanismos financieros como medio de sostenimiento de la rentabilidad burguesa. En 1986, Mandel publica “Las ondas largas del desarrollo capitalista. Una interpretación marxista”, donde retoma el concepto de ondas largas -que ya había desarrollado diez años antes en “El capitalismo Tardío”- para examinar los factores del fin del boom de la posguerra y el inicio de un nuevo ciclo recesivo. Mandel sostiene que el capitalismo ingresa en 1914 en una fase de crisis estructural de la que aún no ha salido. En este contexto el boom de la posguerra, es un episodio coyuntural de la crisis estructural. El autor plantea que las causas y las razones de la crisis emergente en 1970 encuentran su raíz en las mismas condiciones que habían permitido el crecimiento acelerado en 1950. Es decir, la expansión del crédito y el aumento de la deuda tanto privada como pública, y por ende la inflación permanente, son las condiciones directas de la denominada “edad de oro del capitalismo”.1 Pero, a comienzos de los años setenta, es justamente aquella inflación permanente la expresión de su declive puesto que el traspaso de capitales desde la esfera productiva a las finanzas -que distingue la etapa globalizada- señalaría no sólo la necesidad de mecanismos artificiales para sostener el crecimiento de la ganancia, sino también ficticios. Los primeros indicios de recesión aparecen en la economía de Estados Unidos en una combinación de desajustes financieros (inflación creciente, balanza de pagos desequilibrada y déficit presupuestario), desaceleración del crecimiento económico, declive de los sectores 1 Las técnicas moderadamente inflacionistas permiten superar el crack de 1929 para dar lugar a un cuarto de siglo de crecimiento acelerado. El crédito contribuye a la creación de un mercado de consumo, por lo menos en los sectores inmobiliarios y automotriz, que permite a las empresas expandirse a expensas de endeudarse (Mandel, 1986: 69). Sociedades, Territórios e Política 13 industriales, y procesos de desinversión (Aracil, Oliver y Segura, 1998). La industria norteamericana disminuye su ritmo de producción, la economía de Estados Unidos pasa a depender de insumos manufacturados importados (especialmente de Alemania y Japón) y se produce una fuga de dólares que salen de Estados Unidos para depositarse en inversiones directas en otros países, préstamos desde la banca privadas o el gobierno y plazas offshore. En 1971, Nixon declara la inconvertibilidad del dólar, poniendo fin a la paridad oro-dólar establecida en Bretton Woods. Aquel sistema de cambio había servido a Estados Unidos en la posguerra en tanto permitía direccionar la afluencia de oro pero a comienzos de los setenta la enorme salida de reserva obliga a una línea política económica tendiente a desalentar la huida de dólares y las importaciones desde los nuevos competidores en el mercado mundial: Alemania y Japón. Esta decisión destinada a limitar la salida de reservas, en los hechos liberaliza todo el sistema monetario internacional, poniendo en competencia a las principales monedas. Asimismo, la novedad de las plazas offshore es consecuencia de esta crisis de rentabilidad del capital que no alcanza a realizarse en la esfera productiva norteamericana, busca hacerlo a través de un mecanismo que perfila la mundialización posterior: zonas francas extraterritoriales con mano de obra barata y libre de impuestos. De modo que las nuevas plazas offshore y los paraísos fiscales se constituyen en emergentes y primer laboratorio de la globalización. Ellos están en el origen de la fabricación internacionalizada y de la acumulación financiera (Hobsbawm, 1995). Los choques petroleros2, a través de los cuales los precios del petróleo pasan de tres a doce dólares en 1973 y a treinta y dos en 1979 (Aracil et al, 1998) favorecen el tránsito hacia una acumulación basada en la renta financiera y la especulación, a través de otorgarle a 2 Entendemos que esta particular circunstancia en la que la OPEP eleva los precios del crudo debe ser designada como “choque petrolero” más que como “crisis del petróleo”. El término “crisis” encubre la verdadera dimensión política del acontecimiento y hasta parece encubrir el origen estadounidense del declive de la economía mundial. El aumento de los precios del petróleo no es el nudo ni origen de la desaceleración mundial, por el contrario se trata de una ofensiva del mismo Estados Unidos –en vinculación con la burguesía petrolera Saudí- para sostener su hegemonía. Sociedades, Territórios e Política 14 Estados Unidos el privilegio de reciclar dólares y reinsertarlos en la economía mundial (Harvey, 2005). Si se revisan sus consecuencias puede encontrarse que en lo inmediato conducen al colapso de las economías del petróleo, especialmente las europeas y la japonesa que, en ese momento, consumían el setenta por ciento del petróleo árabe; en el mediano plazo provocan una disminución de las ganancias de los países exportadores de materias primas; y en el largo plazo establecen el desarrollo de procesos de estanflación que desalientan la inversión productiva mientras favorecen conductas especulativas. Si a la revisión de las consecuencias se le agrega el análisis de los perjudicados y beneficiados de los dos choque petroleros puede concluirse que, en lo inmediato, los perjudicados directos son Alemania y Japón -dos economías que, desde mediados de los sesenta, se presentan como las primeras competidoras de la industria norteamericana-; en el mediano plazo los países exportadores del Tercer Mundo –especial y paradigmáticamente los latinoamericanos- que quedan sometidos a un endeudamiento endémico; y finalmente los países beneficiados son los de la OPEP que atesoran una enorme cantidad de dólares y depositan en la banca occidental, y el mismo Estados Unidos que, en palabras de Harvey, “obtienen el privilegio” del reciclado de petrodólares y de reinsertarlos en el mercado mundial. De este modo los dos choques petroleros se presentan como la ofensiva del imperialismo de los Estados Unidos que frente a las dificultades de acumulación que presenta el capital productivo, asientan su economía en las finanzas. (Harvey, 2005) En la década de los ochenta el proceso se completa con el abandono del keynesianismo y la adopción de la ideología política del neoliberalismo. A partir de aquí los cortes históricos son fundamentalmente políticos, dirigidos a la apertura de los mercados al comercio internacional. El neoliberalismo de Reagan y Thatcher desregulan los movimientos de capital y tasas de interés; el cambio de dirección y conducción en las altas esferas de poder del FMI y el Banco Mundial (puede verse Stiglitz, 2007) así como la decisión de Deng Xiao Ping de autorizar la propagación de mecanismos de mercado e industrializar una región de China con la ayuda extranjera, son los primeros síntomas de la ofensiva liberal que se complementarán, después, Sociedades, Territórios e Política 15 en dos acontecimientos fundamentales: el Consenso de Washington de 1989 y el desmembramiento de la Unión Soviética en 1991. El primero, define los principios del nuevo modelo: eliminación del déficit presupuestario como mecanismo para solventar gastos sociales, reforma fiscal, apertura financiera y liberalización de los tipos de interés destinados a generar libertad en los flujos de capital, liberalización comercial reduciendo las barreras arancelarias, desregulación y privatización, apertura a la entrada de inversiones económicas directas. (Lettieri, 2003: 469-479) Y el segundo, abre un enorme mercado a la expansión del capital que había permanecido cerrado desde 1917. Del proceso histórico descrito puede deducirse que: 1) En el origen de la globalización, se encuentra la acción política combinada entre Estados Unidos, Gran Bretaña y los países de la OPEP. Por ella, Estados Unidos reasienta su hegemonía sobre la base de la expansión del capital financiero en el mundo y, por medio de la desactivación de la competencia en el mercado internacional que ofrecen los productos de la industria alemana y japonesa. Estados Unidos puede morigerar sus dificultades hegemónicas obligando a las economías emergentes de los años sesenta a disminuir su ritmo de producción fabril y aumentar sus costos. El capitalismo supera un primer límite que había constreñido su expansión en el mercado: desregula los flujos financieros. 2) La crisis de la deuda es un perverso mecanismo de resubordinación de las periferias. Por ella, las economías periféricas -especialmente las latinoamericanas- ingresan a la globalización en una situación de absoluta dependencia que profundiza la debilidad y vulnerabilidad de estas regiones. En 1987 el crack de las bolsas de valores, comenzando por Nueva York, permite a Estados Unidos elevar las tasas de interés y terminar estrangulando las economías deudoras. 3) El neoliberalismo se constituye en una violenta pero indispensable ofensiva política que permite y concreta simultáneamente el dominio del capital financiero en el mercado mundial a través de otorgarle plena libertad de circulación y movimiento, como Sociedades, Territórios e Política 16 también establecer una correlación de fuerzas completamente favorable al capital. Ella coloca en competencia mundial a los trabajadores sobre la base de la ampliación del desempleo, la pauperización y la precarización de la condiciones de vida. El capitalismo supera así los límites que el viejo Estado de Bienestar había impuesto en cada país a la explotación salvaje de los trabajadores, 4) En el irrevocable carácter planetario que adquiere el sistema después de la incorporación de China, la Unión Soviética y los países del este europeo al mercado, el capitalismo supera un límite más que había constreñido su expansión desde 1917: la existencia de espacios cerrados a la reproducción del capital. El comienzo del siglo XXI se hace bajo las condiciones de un capitalismo en crisis. En sus inicios se registran los coletazos de la crisis asiática de 1997, el atentado a las Torres Gemelas en 2001 que conduce a una tragedia aún mayor en la guerra contra Afganistán e Irak, y finalmente, el reciente colapso de las “hipotecas subprime”. La crisis y la guerra están en la matriz histórica del primer decenio del nuevo siglo. Desde finales de los años noventa, el sistema parece haber ingresado en un nuevo ciclo recesivo que obliga a asegurar la subordinación de regiones desde donde el capital obtiene plusvalor. El mecanismo recesivo conjuga dos dimensiones críticas: 1) Una crisis hegemónica, puesto que Estados Unidos muestra dificultades para sostener su liderazgo internacional. Su principal consecuencia es la intensificación de las políticas de militarización y guerra de ese país con el doble objetivo de contrarrestar la tendencia recesiva de su economía mediante un dispendioso gasto militar (que algunos analistas califican de keynesianismo militar) y de revertir la relativa decadencia hegemónica en regiones estratégicas y conflictivas. (Gambina, 2008) 2) Una crisis financiera, resultante de la expansión desmesurada del mercado financiero internacional de alto riesgo que ha afectado a bancos y empresas de Estados Sociedades, Territórios e Política 17 Unidos, Europa y Japón estimulando un colapso crediticio y, por ende, una crisis de financiarización o, en otras palabras, del sistema económico global. Aquí el análisis puede centrarse en las dos recientes crisis de la economía mundial: la crisis asiática de 1997 y la de las “hipotecas subprime” en 2007. Ambas tienen su origen en los desequilibrios de la estructura financiera internacional, se manifiestan como crisis de sobreliquidez y expresan las dificultades del capitalismo en la globalización para crear valor y plusvalor. (Gambina, 2014) Se diferencian en su epicentro: mientras que la primera se inicia en una región periférica del planeta, la segunda nace en las mismas economías centrales obligando a una fuerte reacción intervencionista de los principales Estados del mundo –olvidando todo imperativo neoliberal-. En 1997, el colapso de las monedas asiáticas pone fin al, hasta ese entonces, elogiado modelo económico de los “Tigres Asiáticos”. A la devaluación del bath tailandés le sigue una serie de devaluaciones competitivas en Malasia, Indonesia y Filipinas afectando también a Taiwán, Hong Kong, Singapur y Corea del Sur. (Paredes Rodríguez, 1999) El modelo de crecimiento asiático asentaba, desde los años ochenta, en dos factores capaces de desarrollar la región pero también de vulnerarla ante el mínimo síntoma de inestabilidad. Por una parte, una exportación muy competitiva con arreglo a salarios muy bajos, y por otra, una fuerte inversión extranjera garantizada por la paridad de las monedas locales con el dólar. (Aracil et al, 1998: 236) En 1996 la fuerte disminución de las exportaciones del sudeste asiático, el incremento del déficit comercial en sus balanzas de pagos así como un atraso cambiario en las monedas asiáticas frente al yen japonés desestabiliza las economías de toda la región. Diez años después, la economía y las finanzas mundiales vuelven a sufrir un nuevo desplome, pero en esta oportunidad más intenso y preocupante porque encuentra su origen en las mismas economías centrales. (Blackburn, 2008) Entre marzo de 2007 y octubre de 2008, el sistema financiero internacional vive una secuencia de serias convulsiones que lo colocan al borde del colapso. Como consecuencia, la tarea interbancaria se reduce progresivamente y se derrumba la cotización del dólar, afectando las transacciones bursátiles de las Bolsas de todo el mundo que, entre enero y octubre de 2008, sufren una estrepitosa caída. En una incontenible cadena Sociedades, Territórios e Política 18 de transmisión, la crisis financiera y bursátil incluye severos efectos sobre el ritmo de la producción, empleo y consumo mundiales dejando en evidencia su carácter orgánico, estructural y sistémico. El análisis muestra que los mismos medios que, durante treinta años, actuaron en la expansión de la fase globalizada están, en el presente, en la génesis de la crisis. La enorme amplificación del crédito y la consecuente –desmesurada y excesiva- creación de capital ficticio explican el estallido de las finanzas mundiales en 1997 y 2007, pero también dan cuenta de su carácter sistémico: hoy, como hace tres décadas, el sistema sigue teniendo las mismas –o más profundas- dificultades para generar el valor en general suficiente para sostener en alza la tasa de ganancia y restituir la acumulación capitalista. (Sotelo Valencia, 2008) Dos conclusiones derivadas pueden señalarse: 1) el modelo de acumulación predominante en el último cuarto del siglo XX, la globalización neoliberal, hoy exhibe sus límites. Reapuntalar el sistema exige e implica asegurar la subordinación de aquellas áreas desde donde el capital obtiene plusvalor. Para Estados Unidos significa el triple desafío de recomponer la confianza en una población afectada por el desempleo y el embargo inmobiliario, sostener la competitividad internacional del dólar respondiendo a las exigencias de sus grupos empresariales y financieros que operan tanto en el país como en el exterior – particularmente en China-, y afianzar su influencia en regiones económica y geopolíticamente estratégicas. 2) Tras años de exclusión, despojo, desarraigo y, ante el evidente fracaso de las políticas neoliberales en el marco de la crisis sistémica, ha ido profundizándose una conflictividad social que se expresa tanto en revueltas de hambre, movimientos de desocupados, de trabajadores rurales y campesinos, de poblaciones indígenas como también en la guerra –en especial en Oriente Medio- y en el enfrentamiento entre burguesías. (Lodeserto et al, 2010) 4. Globalización y territorio Sociedades, Territórios e Política 19 Harvey sostiene que lo que denomina “ajustes espacio-temporales” resolverían las contradicciones internas de la acumulación; y ello se debe a la tendencia del capitalismo a producir crisis de sobreacumulación, lo cual puede entenderse teóricamente mediante la noción de caída de la tasa de ganancia. “Ajuste espacio-temporal”, dice el geógrafo, es la metáfora de las soluciones a las crisis capitalistas a través del desplazamiento temporal de inversiones de capital en proyectos de largo plazo y a través de la expansión geográfica. De manera que la producción del espacio, la explotación de nuevos recursos, la apertura de espacios dinámicos a la especulación de capital, de penetración de relaciones sociales e institucionales en formaciones sociales pre-existentes brindan diversos modos de absorber los excedentes de capital y trabajo. La expansión y reorganización capitalista también supone la destrucción de capital puesto que aquel fijado en un sitio que no puede o no quiere moverse, permanece para ser devaluado. (Harvey, 2007) En el mismo texto y sentido de argumentación, Harvey propone el concepto de acumulación por desposesión para actualizar el de acumulación originaria de Marx, afirmando que todos los rasgos resaltados por esa noción han estado presentes en la geografía histórica del capitalismo: el sistema de crédito y el capital financiero han sido factores influyentes en la depreciación, el fraude y el robo; el vaciamiento de empresas a través de fusiones y adquisiciones; la promoción de niveles de endeudamiento; el fraude corporativo; la desposesión de activos (como los fondos de pensión); los derechos de propiedad intelectual; la depredación de bienes ambientales globales; la mercantilización de la cultura, las historias y la creatividad individual; la privatización de activos previamente públicos en una nueva oleada de cercamiento de los bienes comunes. La acumulación por desposesión es, entonces, omnipresente, sin importar la etapa histórica que se trate. (Harvey, 2007) La globalización es, así, un “nuevo imperialismo”, ajuste espacio-temporal a la crisis de sobreacumulación manifiesta desde 1970. Las sucesivas oleadas de acumulación por desposesión es la marca distintiva del nuevo imperialismo. De modo que: si la expansión geográfica del régimen del capital es inherente al sistema, si la desposesión es omnipresente y Sociedades, Territórios e Política 20 si ambos son respuesta a las crisis periódicas del capitalismo, entonces hay un paisaje de la globalización cuyos rasgos podrían sintetizarse en: a) Una altísima concentración financiera e industrial. En la actualidad se contabiliza que son sólo unas ciento cincuenta empresas transnacionales las que manejan la inversión extranjera directa y el comercio y unos cincuenta bancos y entidades financieras los que dominan el colosal movimiento de capitales. (Phillip y Soeiro, 2012) b) La hipertrofia del mercado financiero a partir de la existencia de una enorme cantidad de capitales que a diario circulan por el mundo especulando con divisas, bonos, títulos, acciones y papeles de deuda. Su predominio se expresa en la expansión inusitada de los fondos de inversión, los fondos de pensiones y jubilaciones, así como también la sofisticación que han adquirido los sistemas e instrumentos financieros con el desarrollo de fondos de alto riesgo y productos derivados. Se trata de un capital con gran volatilidad y velocidad de circulación capaz de arrasar con enteras economías regionales en su desplazamiento espasmódico. c) Frente a la monopolización más acentuada que haya conocido la historia del capitalismo, la globalización se caracteriza por la exclusión de inmensas mayorías de la población empobrecida. El capital, con grandes posibilidades para desterritorializarse y deslocalizarse, se ubica en aquellas regiones donde encuentra ventajas comparativas y mano de obra barata que permiten altas tasa de plusvalor. Este ha sido el caso del mercado asiático – especialmente chino- que ofrece a las empresas trasnacionalizadas elevados índices de rentabilidad sobre la base de la desruralización y la pauperización. (Xing, 2002) Como dice Husson, la globalización es un fenómeno excluyente que polariza a las sociedades entre aquellas que pueden incorporarse al mercado mundial y las que no. (Husson, 2006) Al mismo tiempo, la globalización y la crisis capitalista son fuente de una geografía del hambre. Gambina (2013) señala, remitiendo al Informe del hambre de 2011 de la Organización de Naciones Unidas, que la volatilidad de capitales y los precios elevados de los Sociedades, Territórios e Política 21 alimentos continuarán y probablemente se incrementen, haciendo que las poblaciones de países pobres sean más vulnerables a la inseguridad alimentaria. Se trata de un problema acuciante, que afecta particularmente a los países pobres -inclusive aquellos que tienen ventajas en la producción de alimentos- y termina configurando un mapa de la desigualdad cuya medida es la muerte: la población actual es de siete mil millones, se produce alimento para doce mil millones pero hay casi mil millones de hambrientos. (ONU, 2012) d) El desarraigo derivado de la desestructuración, fragilidad y pérdida de los lazos sociales y familiares en trabajadores expulsados de los circuitos productivos como de las redes ordinarias de intercambio social. (Castel, 2004) El caso de los trabajadores migrantes (ya se trate de migraciones internas o internacionales), quizás sea paradigmático puesto que a la pauperización, la exclusión, la descalificación, se suma el desarraigo. Según el comunicado de prensa del 11 de septiembre de 2013 de las Naciones Unidas el número de migrantes internacionales ha ido incrementándose de forma acelerada en las últimas décadas, llegando en 2013 a unos 232 millones. La movilidad también es global, dirigiéndose en las cuatros direcciones: sur-norte, sur-sur, norte-sur, norte-norte. Los datos presentados por el informe de migraciones 2013 de la OIM muestran que los adultos mayores que se desplazan de sur a norte representan el 40% del total mundial, el 33% se desplaza entre países del sur, el 22% entre países del norte y el 5% de norte a sur. (OIM, 2013) Es decir, dos tercios de los migrantes internacionales provienen de países pobres, de bajos a medianos ingresos. Los problemas de las poblaciones migrantes son múltiples y variados, por ejemplo, la misma Organización Internacional ha calificado a 2014 como el más mortífero desde el año 2000 cuando comenzó a recabar esa información estimando un total de 4.868 migrantes que perdieron la vida en peligrosas travesías de traslado, principalmente en aguas del mar Mediterráneo, en la Bahía de Bengala, en la frontera entre México y Estados Unidos y en el Cuerno de África. También revisten gravedad lo problemas por violación de los derechos humanos, el Informe del Relator Especial de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA en 2008, por ejemplo, denunciaba distintos casos de desconocimiento de los derechos humanos de trabajadores migrantes, como por ejemplo situaciones de Sociedades, Territórios e Política 22 explotación de nicaragüenses en Costa Rica, de bolivianos en Argentina o expulsiones masivas y racialmente discriminatorias en República Dominicana. La situación de los indocumentados es profundamente más dramática, no sólo por las cifras que alcanzan (se estiman unos 11.7 millones en EEUU y unos 72 mil en Europa en 2012) sino también por las condiciones de traslado y tráfico. La descripción muestra que la expansión de los vínculos globales se hace sobre la base del desarrollo desigual y la apropiación asimétrica de la renta mundial que condena a regiones enteras al subdesarrollo mientras que moderniza otras. La desruralización, la asfixia económica, la exclusión obligan a amplias regiones del sur de Asia, América Latina y África a una intensificación de los flujos migratorios, cediendo trabajadores al mercado global. e) Finalmente podríamos señalar la aplicación de tecnologías alternativas en la extracción de recursos que intensifican la forma tecno-productiva-destructiva de explotación de la riqueza natural. Volviendo a Harvey: el capital busca salidas a la crisis de rentabilidad mediante, entre otras, la apertura de nuevos y más baratos complejos de recursos. En la actualidad, por ejemplo, el fracking (o fractura hidráulica) como método de extracción de petróleo y gas perforando rocas de esquistos del subsuelo, -aunque sin ser más barato- es parte de la reacción capitalista frente a la crisis energética mundial que se prolonga desde 1973. El descubrimiento de reservas de esquistos en Estados Unidos ha permitido a la industria petrolera producir más generando un impacto en el precio del crudo, al tiempo que los productores de petróleo convencional, que antes lo abastecían, se han visto compelidos a la búsqueda de nuevos mercados. (Merino García, 2013) Sin reparar en el daño medioambiental, la técnica del fracking reestructura el escenario mundial de la producción y explotación de minerales poniendo en competencia a viejas y nuevas economías petroleras por no perder cuotas de mercado a su producción. 5. Conclusiones Sociedades, Territórios e Política 23 El término globalización evoca interdependencia, integración, comunicación y acercamiento entre sociedades distantes pero el examen de su naturaleza histórica permite observarla en su imbricación con la dinámica del capitalismo. Harvey la denomina “nuevo imperialismo”, “ajuste espacio-temporal” a la crisis de sobreacumulación y tendencia decreciente de la tasa de ganancia inherentes al sistema. Su dos características distintivas son: el predominio de la esfera financiera en la economía mundial dado por una desmesurada creación de capital ficticio y políticas que han favorecido conductas especulativas, y la “acumulación por desposesión” que hace del despojo una constante en la geografía histórica del capitalismo. (Harvey, 2005) Entonces, hay un paisaje de la globalización que, además de interdependencia, revela las formas de poder y dominación de la fase capitalista: enorme concentración y monopolización de capitales en empresas multinacionales; enorme volatilidad y capacidad de deslocalización del capital dejando tierra arrasada en cada movimiento espasmódico; penetración de la relación capitalista en sociedades preexistentes, que se ven no sólo compelidas a reestructurar sus modos de propiedad y producción sino también a la migración que conlleva el despojo de los lazos de parentesco contenedores de la vida; pauperización y empobrecimiento de amplias regiones, volviéndolas más vulnerables a la inseguridad alimentaria actual; intensificación de la forma tecno-productiva-destructiva de la naturaleza que pone en riesgo –en pos de la rentabilidad- la biodiversidad y sostenibilidad del planeta. 6. Referencias Bibliográficas Achcar, G. (2008). Estados Unidos: ¿poder en decadencia o hiperpotencia?. 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Introducción El presente artículo recoge los contenidos explayados durante el módulo “Sociedad movilizada e identidad política” en el marco del seminario “Sociedades, Territorios y Política. Siglos XX y XXI”. El mismo fue dictado para el Mestrado en Planejamento Territorial de la Universidad Estadual de Feira de Santana, Bahía-Brasil, durante los días 2 al 5 de septiembre de 2014. Esta propuesta plantea un acercamiento al contexto latinoamericano reciente desde tres ejes problemáticos: acción colectiva, política e identidad; así como las posibles relaciones entre dichos campos-problemas. En ese sentido, se parte de la presunción de que en el proceso de acción colectiva, los sujetos y las sociedades van construyendo y redefiniendo su identidad. La misma adquiere carácter eminentemente político porque pone en cuestión el ordenamiento y la distribución de los recursos en una sociedad. Esos cuestionamientos se extienden hasta convertir al territorio en el epicentro del conflicto social y, al mismo tiempo, en un elemento clave para la construcción de equivalencias entre demandas diversas. Desde nuestra óptica, el territorio no implica solamente una plataforma para la organización colectiva o un espacio de construcción de lazos sociales; sino el centro de la disputa y la reivindicación de los recursos naturales en tanto bienes públicos. En esta línea de exposición, el objetivo central de esta presentación apunta a analizar la constitución y consolidación de la identidad política de algunos movimientos socio3 El presente módulo fue dictado en idioma portugués. Sociedades, Territórios e Política 27 territoriales de América Latina en la transición del siglo XX al XXI. En función de ello se desarrollan los siguientes contenidos: Sociedad en movimiento. Breve recorrido por las principales corrientes de interpretación y análisis de la movilización social. a). Los recursos y las oportunidades políticas, b). La identidad colectiva, c). Los movimientos socio-territoriales en América Latina. Aproximaciones a la teoría de la hegemonía de Ernesto Laclau: Identidades políticas a) Demandas articuladas; b) Antagonismos; c) Tradiciones. Ejemplos empíricos de constitución y redefinición de las identidades políticas en América del Sur. a). La Central de Trabajadores de la Argentina. b). Las organizaciones de productores de coca en Bolivia. La pertinencia y relevancia de esta propuesta radica en que posibilita una mirada analítica interdisciplinar sobre problemas que se encuentran en los márgenes entre historia, ciencia política, geografía, sociología, entre otros campos disciplinares. Asimismo, se abordan temáticas actuales, que suscitan debates claves para comprender el devenir actual de la movilización social latinoamericana. 2. La sociedad movilizada En general, durante las últimas décadas del siglo XX comenzaron a manifestarse diversos colectivos organizados que reivindicaban los derechos de la mujer, derechos del medio ambiente, el derecho a la paz, también a la diversidad sexual, entre otras cuestiones. Esos grupos expresaban algunas novedades: se trataba de nuevos actores, diferentes a la clase trabajadora-obrera; que recurrían a nuevos canales de movilización, por fuera de sindicatos y partidos políticos; y empleaban nuevos repertorios de acción, más dinámicos y flexibles (distintos de las huelgas y las elecciones regulares, procurando encontrar visibilidad en el escenario público y llamar la atención de los medios masivos de comunicación). Sociedades, Territórios e Política 28 En América Latina el crecimiento de la acción colectiva fue propio de los años noventa, en una clara reacción a la profundización neoliberal y sus lesivas consecuencias: pobreza, desempleo, privatización, enajenación de recursos, excesiva apertura al capital extranjero. En ese contexto los colectivos organizados fueron ganando visibilidad y fortaleza, y consiguieron, lentamente, colocar sus demandas en la agenda pública. Ahora bien, tenemos una sociedad movilizada pero no encontramos acuerdos sobre cómo estudiar a esa movilización. Se presenta, entonces, la cuestión misma de la definición de la acción colectiva: ¿qué son los movimientos sociales? ¿Y las protestas? ¿Qué pasó con los sindicatos y los partidos políticos? Partimos de un primer acuerdo: la acción colectiva designa las acciones de dos o más personas que tienen como objetivo influir, en mayor o menor medida, en el espacio público. De este modo, acción colectiva constituye la expresión más abarcadora, por sobre la de movimientos sociales, protestas o sindicatos. Éstos refieren a diferentes manifestaciones de acción colectiva que mostrarán características específicas de acuerdo con la perspectiva que se adopte para su estudio. Para precisar mejor esta cuestión, necesitamos de una mirada rápida y general sobre el abanico de corrientes de estudio; luego, introduciremos la propuesta teórica con la que trabajamos. Hacia los años setenta encontramos dos enfoques predominantes para abordar la temática de la acción colectiva. En primer lugar, el enfoque norteamericano o de la acción estratégica, también denominado institucional/organizacional-comportamentalista. El interés se centra principalmente en la organización, los participantes y sus motivaciones. Las mismas responderían a consideraciones racionales, evaluando la disponibilidad de recursos internos (canales, repertorios, líderes) o externos (las oportunidades del contexto). Con estas premisas se abordó el estudio de casos, principalmente en los Estados Unidos, como por ejemplo el movimiento negro, el movimiento pro derechos civiles, el movimiento contra la guerra de Vietnam, los sindicatos y movimientos estudiantiles, entre otros. Sociedades, Territórios e Política 29 Las bases de esta corriente se plasman en el libro de Dough McAdam, Mayer Zald y John Mc Carthy (1999), donde los autores señalan tres factores claves para considerar en el análisis: - Estructuras de movilización: implica fundamentalmente el problema de la organización. “Al hablar de estructuras de movilización nos estamos refiriendo a los canales colectivos tanto formales como informales, a través de los cuales la gente puede movilizarse e involucrarse en la acción colectiva” (McAdam et al, 1999: 24). Aquí también se incluyen, como otro elemento clave para el análisis, los denominados repertorios de acción. Éstos apuntan a los instrumentos disponibles para la acción colectiva, la expresión o metodología que ésta adquirirá: paro, obstrucción, marcha, petitorios, asambleas, recurrencia a los medios masivos de comunicación. - Estructura de oportunidades políticas: Sidney Tarrow (1998) advierte que ninguna de las teorías clásicas que analizaban la acción colectiva especificaban las condiciones políticas en las cuales las personas con pocos recursos y los trabajadores explotados podrían movilizarse para defender sus intereses, faltaba prestar atención al problema de las oportunidades políticas y los constreñimientos. Con fines analíticos y metodológicos Mc Adam et al (1999: 50-65) desagregan el concepto de “estructura de oportunidades políticas” señalando que puede hacer referencia por ejemplo al grado de apertura del sistema político, a la estabilidad/inestabilidad en las alineaciones entre las elites e, incluso, a la capacidad represiva del Estado. - Marcos de interpretación: se analizan los marcos culturales o identitarios, los significados compartidos. Es decir, “esfuerzos estratégicos conscientes realizados por grupos de personas en orden a forzar formas compartidas de considerar el mundo y a sí mismas que legitimen y muevan a la acción colectiva” (Mc Adam et al, 1999: 27). Se trata de la noción que más se acerca a la de identidad colectiva, cuidadosamente trabajada por Alberto Melucci en el enfoque europeo, aunque no constituye el interés central de este enfoque. Sociedades, Territórios e Política 30 Entre las principales objeciones a esta perspectiva se ha señalado que coloca demasiada atención en las consideraciones racionales, en detrimento de las valoraciones y significados compartidos. Si se considera la afectividad y lo simbólico, se lo hace en términos de recursos que mejoran el juego estratégico. Asimismo, varios de los autores de esta tradición fallan al no reconocer que los movimientos sociales también pueden incidir en la ampliación de la estructura de oportunidades políticas. En ese sentido, la articulación entre movimientos y realidad política supone una relación de influencias y condicionamientos mutuos. En segundo lugar, el enfoque europeo o de los nuevos movimientos sociales, también conocido como perspectiva cultural-identitaria, parte de enfatizar la novedad de los actores colectivos en el marco de la sociedad postindustrial. Se trataba de nuevos protagonistas actuando al margen de organizaciones políticas y sindicales. Ese análisis de los procesos macro-contextuales se complementa con una mirada en torno a la producción simbólica al interior de los movimientos sociales. Una organización colectiva supone: identidad, solidaridad, comunicación. En esta línea, Alain Touraine advierte que un movimiento social constituye un conflicto entre grupos que iba más allá de una lucha de intereses y ponía en tela de juicio un sistema de poder, lo que también suponía una referencia positiva a las orientaciones culturales de una sociedad (Touraine, 1997: 100-103). Desde la óptica de Alberto Melucci, un movimiento social se define como una acción colectiva que apela a la solidaridad en tanto que “capacidad de un actor para compartir identidad colectiva”, explicita un conflicto social (una relación entre actores enfrentados por la lucha en torno a los mismos recursos) y rompe los límites del sistema en que se produce (Melucci, 1994: 173). Así, el pensador italiano reconoce que la acción colectiva también se situaba en el terreno de la producción simbólica al interior de la vida cotidiana e implicaba el desarrollo de una identidad colectiva. Ésta suponía la construcción y producción de significados, creencias, valoraciones y decisiones compartidas, una forma de ver y entender el mundo. Sociedades, Territórios e Política 31 Entre las objeciones a esta perspectiva se señala la permanente identificación de una “novedad” que, en realidad, no sería tan nueva. Es decir, en varias ocasiones se trata de actores que ya se manifestaban en la escena pública, aunque quizás con menor incidencia, y que traían viejas demandas. En ese sentido, hay una continuidad del sistema capitalista y por tanto de la lucha de clases. También se objetó la denominación “social” que se atribuye a las nuevas organizaciones y movimientos porque pretendería soslayar las discusiones en torno al poder y al Estado. En un tercer lugar podríamos identificar una perspectiva que cobra especial interés en el contexto latinoamericano, el enfoque de los movimientos socio-territoriales. El mismo parte de reconocer que nuestra región presenta especificidades que la distinguen de Europa o de Estados Unidos, donde surgieron los enfoques centrales para el análisis de la acción colectiva y los movimientos sociales. En esa línea América Latina presenta otra realidad política, social, cultural y económica. Asimismo, los enfoques tradicionales fueron receptados en un contexto teórico e histórico diferente; teórico por la crisis de los paradigmas críticos: marxismo y teoría de la dependencia; e histórico por las transiciones a la democracia. En adición a ello, los casos latinoamericanos relativizan la supuesta “novedad de los movimientos sociales”: numerosas luchas pasan por lo concreto de la reproducción de la vida material, combinan viejos y nuevos repertorios, y los actores son sólo nuevos en tanto antes no eran visibles en la escena pública. La noción de movimientos socio-territoriales es propia de las investigaciones de autores como Ana Esther Ceceña, Bernardo Mançano Fernandes, Raúl Zibechi, Norma Giarracca o Maristella Svampa, entre otros. Esta perspectiva caracteriza a los movimientos sociales latinoamericanos a partir de cuatro dimensiones comunes: territorialidad, acción directa, estructura flexible y asamblearia, y tendencia a la autonomía. (Svampa, 2006) Primero, el territorio no es entendido sólo en términos de materialidad, espacio de auto organización y de construcción de nuevos lazos sociales, sino como lugar de disputa y Sociedades, Territórios e Política 32 centro para la reivindicación de los recursos naturales en tanto bienes públicos. Mançano Fernandes (2005) enfatiza que el territorio es, al mismo tiempo, una convención y una confrontación, y luego agrega: Movimento social e movimento socioterritorial são um mesmo sujeito coletivo ou grupo social que se organiza para desenvolver uma determinada ação em defesa de seus interesses, em possíveis enfrentamentos e conflitos, com objetivo de transformação da realidade (Fernades, 2005: 279). En segunda instancia, la acción directa apunta a la irrupción de estos sujetos colectivos en los espacios públicos. Estos grupos que antes quizás canalizaban sus reivindicaciones vía partidos políticos o sindicatos tradicionales, ahora desarrollan sus propias formas y canales de expresión; haciendo uso de distintos repertorios de acción se organizan y movilizan para dar visibilidad a sus demandas. En tercer lugar, los movimientos socio-territoriales desarrollan estructuras flexibles y tienden a la toma de decisiones a través de asambleas y consensos. Ello dejaría entrever con mayor claridad el entrelazamiento medios-fines que describió Laraña (1999); es decir, las estructuras organizativas son vistas como un fin en sí mismas. El cuarto punto se relaciona con el intento por mantener agendas propias, con relativa autonomía respecto de los gobiernos y partidos políticos. Sin embargo, estos actores colectivos no siempre se manifiestan alejados de las contiendas electorales, y pueden llegar a presentar sus demandas utilizando los canales de la democracia liberal representativa. A los fines de nuestra presentación interesa destacar que los movimientos socioterritoriales tienen carácter político porque cuestionan el ordenamiento y la distribución de recursos de una sociedad y establecen complejas articulaciones con el Estado y los gobiernos. A su vez, convierten al territorio en el centro del conflicto social y, al mismo tiempo, en un elemento clave para la construcción de equivalencias entre demandas diversas. En ese sentido, es importante analizar a los movimientos sociales como expresión de una identidad política. Sociedades, Territórios e Política 33 Ello nos aproxima a las categorías de otra tradición de investigación política: la teoría de la hegemonía de Ernesto Laclau. 3. Aproximaciones a la teoría laclauniana de la hegemonía La teoría de la hegemonía en la versión de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe se presenta como un esquema teórico de importancia creciente para el análisis político contemporáneo. El mismo parte de asumir una concepción discursiva de los objetos, identidades y relaciones sociales. No hay significados independientes que respondan a una esencia natural única, sino que éstos dependen de su contexto de emergencia y de las relaciones establecidas con otros elementos del contexto. Esta postura a menudo ha sido criticada por “idealista”, al negar la existencia material de los objetos. Pero Laclau y Mouffe (2004) argumentan que la suya es una concepción material de discurso: todo discurso comprende las instancias del habla, “lo que se dice”, y las prácticas sociales, “lo que los actores hacen”. [El] hecho de que todo objeto se constituya como objeto de discurso no tiene nada que ver con la cuestión acerca de un mundo exterior al pensamiento, ni con la alternativa realismo/idealismo. Un terremoto o la caída de un ladrillo son hechos perfectamente existentes en el sentido que ocurren aquí y ahora, independientemente de mi voluntad. Pero el hecho de que su especificidad como objetos se construya en términos de fenómenos naturales o expresión la ira de dios depende de la estructuración de un campo discursivo… lo que se niega es (…) la afirmación de que ellos puedan constituirse como objetos al margen de su condición discursiva de emergencia (Laclau y Mouffe, 2004: 123). Entonces, la estructura determina los significados de los objetos e identidades, aunque se trata de una estructura abierta, con fallas y desajustes. La unidad de los significantes se constituye a partir de la diferencia con un elemento excluido. El elemento excluido bloquea la plena constitución de la identidad pero, al mismo tiempo, es su condición de posibilidad. Es un exterior constitutivo: Sociedades, Territórios e Política 34 (…) en tercer lugar, la única posibilidad de tener un verdadero exterior sería que el exterior no fuera simplemente un elemento más neutral, sino el resultado de una exclusión, de algo que la totalidad expele de sí misma a fin de constituirse (para dar un ejemplo político: es mediante la demonización de un sector de la población que una sociedad alcanza un sentido de su propia cohesión) (Laclau, 2005: 94). En la concepción laclauniana, la falta -ubicada al nivel de las estructuras- es también presentada al nivel del sujeto. Allí resulta fundamental la herencia de Jacques Lacan, ya que se trata básicamente de un “sujeto de la falta”, quien siempre necesita de otro para poder constituirse. El sujeto se reconoce porque reconoce a los otros. Es en esta línea de argumentación que destaca el rol del antagonismo en la constitución de identidades individuales y colectivas. La centralidad del antagonismo se manifiesta, por ejemplo, en la unión de diferentes grupos movilizados para hacer frente al neoliberalismo. Éste se presentaba como un “otro”, su profundización traía consecuencias cada vez peores. Los diversos colectivos priorizaron el antagonismo con el modelo por sobre sus reivindicaciones particulares. Así, en el escenario de la crisis de 2001, en Argentina, el piquete luchaba junto a la cacerola. En definitiva, para establecer una identidad política es importante tanto la construcción de equivalencias entre demandas diversas, cuanto la construcción de antagonismos. En consecuencia, la identidad política no es un fenómeno pre-constituido, tampoco constituye un reconocimiento otorgado de arriba hacia abajo. Es producto de un proceso de lucha, con disputas y tensiones. Además, la identidad política no es única, puede variar en contextos y coyunturas diferentes. En este sentido, Gerardo Aboy Carles (2011) identifica dimensiones para analizar la constitución de una identidad política: • Dimensión representativa, (homogeneización interna): proceso de construcción de unidad entre demandas diversas insatisfechas. Las distintas demandas serán equivalentes en relación a aquello que las niega, la institucionalidad que no les hace lugar. • Dimensión de alteridad (diferenciación externa), supone el trazado de una frontera con un otro excluido. La partición entre “nosotros” y “ellos”. Sociedades, Territórios e Política 35 • Dimensión de las tradiciones: herencias, apropiaciones y reocupaciones que delinean un campo parcialmente estructurado y sedimentado. Una identidad enlaza su ser presente con un pasado y un porvenir. En síntesis, tenemos dos procesos simultáneos: construcción de equivalencias entre demandas diversas pero comúnmente insatisfechas y, a la vez, el trazado de una frontera con los responsables de tal insatisfacción. Ello en el marco de la recuperación y articulación de tradiciones políticas que van delimitando una épica propia de cada organización. Resulta pertinente analizar esas dimensiones en el gráfico de la teoría laclauniana de la hegemonía. Se trata de un esquema que Laclau presenta en su libro La razón populista y también en la obra Contingencia, hegemonía y universalidad en coautoría con Judith Butler y Slavoj Zizek. Figura N° 1: El discurso zarista en la teoría de la hegemonía Fuente: Laclau, 2005: 186 Este gráfico representa el discurso de la Rusia Zarista: (Z) refiere al zarismo como sistema opresivo, es el enemigo público, separado, por una frontera política (la línea divisoria clara), de una serie de demandas sociales de diversos sectores de la sociedad (D1, D2, D3 por ejemplo pan, tierra y paz). Cada una de estas demandas tienen, de un lado, una particularidad, una especificidad, que las hace diferentes a las otras (parte inferior del semicírculo que muestra el diagrama) y, de otro lado, tienen un elemento común que las hace equivalentes entre sí (parte superior del semicírculo que muestra el diagrama), su oposición al régimen zarista. (Laclau, 2005: 165) Esto conduce a que una demanda intervenga (D1), represente a Sociedades, Territórios e Política 36 las otras demandas, y se convierta, tendencialmente, en el significante de toda la cadena. Pero esto depende de la frontera dicotómica, si ésta desaparece la cadena de equivalencias entre demandas se rompe. A continuación, proponemos analizar, a partir de ese gráfico y de esas categorías teóricas, la experiencia de casos específicos en América Latina. 4. La CTA en Argentina La Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) nació como un sindicato alternativo ala burocracia sindical de la Confederación General de los Trabajadores (CGT) y en abierta resistencia al modelo económico y social profundizado en la Argentina de los años 90. La CTA surge en un momento histórico importante en la República Argentina, cuando el neoliberalismo avanzaba en forma avasallante y la CGT estaba literalmente plegada al modelo (…) surge en un momento estratégico, con un planteo muy claro de no embanderamiento ni político ni partidario pero autonomía 4 también de los grupos económicos y del poder de dominación (Entrevista a Maffei , 2008). La novedad de la CTA fue la articulación de organizaciones formales e informales, con y sin reconocimiento oficial. Es por ello que sostenemos que la Central no fue sólo un sindicato de trabajadores formales, sino también de aquellos en condiciones precarias o desempleados. El lema de la CTA intentaba reflejar esa amalgama: “Es trabajador aquel que vive de su trabajo, que quiere vivir de su trabajo y que ha vivido de su trabajo”.En esa línea, la diversidad de demandas de las múltiples organizaciones enroladas en la CTA confluyó en la consigna de “trabajo para todos”, tal como muestra la siguiente figura: 4 Ex Secretaria General de CTERA e integrante en varias oportunidades de la Mesa Nacional. Entrevistada por la autora en San Salvador de Jujuy, 2008. Sociedades, Territórios e Política 37 Figura N° 2: Equivalencias en torno a la CTA Los ´90 y su continuismo CTA “Trabajo para todos” CTERA AMMAR FTV ATE CONADU Fuente. Elaboración propia sobre la base de Laclau, 2005 Es decir, la CTA fue construyendo equivalenciales ante la insatisfacción de múltiples demandas que polarizaban con el neoliberalismo; es por ello que podría hablarse de acciones conjuntas entre sus distintas expresiones -tal como muestra la figura Nro. 2-. De este modo, por ejemplo, la Confederación de Trabajadores de la Educación Argentina (CTERA) demandaba mejoras en la educación primaria y media y una recomposición salarial; la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR) solicitaba el reconocimiento de las meretrices como trabajadoras y la no represión; la Federación Tierra y Vivienda (FTV) se movilizaba por empleo y ayuda económica; la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) lo hacía por aumento de salarios y defensa del patrimonio del Estado; la Federación Nacional de Docentes Universitarios (CONADU) reclamaba también mejoras salariales y mayor presupuesto universitario. No obstante, inicialmente, esta diversidad de demandas se nucleaba en torno a la CTA a partir de la construcción de antagonismos semejantes y en pos de la consigna “trabajo para todos”. Todos los delegados veníamos de luchas sectoriales que nos enorgullecen y que nos llevaron esfuerzo. Elegimos una prioridad, algo que nos unificara a todos por encima de lo sectorial y el problema principal es trabajo para todos, el problema principal es enfrentar la desocupación que nos fractura, y elegimos así un tema de toda la Central, donde sin desconocer las iniciativas sectoriales nos proyectara a una sola 5 cosa (Entrevista a De Gennaro , en Ceceña, 2001: 6). 5 Secretario General de la CTA desde mediados de la década de los 90 hasta 2006. Desde entonces, Secretario de Relaciones Institucionales de la Mesa Nacional de CTA, y a partir de diciembre del 2011 asumió como Diputado Nacional por Unidad Popular (UP). Sociedades, Territórios e Política 38 Vale considerar que la construcción equivalencial de la CTA entre demandas diversas se desarrolló en oposición a la CGT y su connivencia con el gobierno de Carlos Menem en los años noventa. Es por ello que –en el gráfico Nro. 2- identificamos una frontera clara que separa a la CTA de las expresiones asociadas a la implementación y profundización de las reformas neoliberales. El escenario se presentó más complejo hacia el año 2003, a partir de la asunción de Néstor Kirchner a la presidencia. Desde entonces la Central mostró algunas dificultades para erigir una posición homogénea frente a la nueva gestión. Por un lado, el propio presidente consideraba elementos que la CTA ya venía demandando (distribución de la riqueza, soberanía popular o la problemática del desempleo); y a la vez se comprometió firmemente a evitar la represión de la protesta social. A su vez, el discurso del kirchnerismo colocaba a la CTA en pie de igualdad con la CGT e invitaba a que las dos centrales trabajen en conjunto con el gobierno. Ello despertó algunas voces de apoyo al interior de la CTA: Nosotros nos metimos con los K, con conciencia de que esto era un proceso de avance y acumulación del pueblo argentino. El gobierno se pone al hombro las grandes aspiraciones, las esperanzas del pueblo que vienen de su historia y empieza a resolver en materia económica, memoria, verdad y justicia. Eso hace que construya 6 una mayoría que le está costando mucho a la derecha debilitar (D´Elía , en Gómez y Massetti, 2009: 38-39). Por otro lado, es preciso advertir que continuaba la estigmatización de las protestas y se acentuó la división entre las organizaciones que apoyaban al gobierno y aquellas que no. Cabe destacar que la personería jurídica, en tanto reconocimiento oficial que la CTA reclamaba desde hacía varios años, fue negada en 2005por el gobierno de Kirchner argumentando que existían impedimentos legales amparados en la Ley de Asociaciones Sindicales.7 6 Dirigente de la FTV, afín al kirchnerismo y funcionario del gobierno durante el período 2003-2006. En noviembre de 2008 parece haber habido un avance en la lucha por el reconocimiento jurídico, puesto que la Corte Suprema dictó un fallo a favor de ATE en el que determinó que no es necesario estar afiliado a un gremio con personería gremial para ser delegado. 7 Sociedades, Territórios e Política 39 El gobierno, tanto de Néstor como de Cristina Kirchner ha tenido con nosotros una actitud dual, te invita a los actos formales, a la casa de gobierno, sienta al Secretario General nuestro al lado del de CGT, pero mientras tanto seguimos siendo ilegales o 8 clandestinos (Entrevista a Juan Carlos Giuliani , 2008). El siguiente diagrama –Nro. 3- muestra la existencia de dos construcciones discursivas diferentes que se disputan la significación del campo de demandas. Por un lado, la cadena equivalencial de la CTA que se presentó como la propuesta alternativa y autónoma de los sectores populares que habían levantado su voz frente a las reformas neoliberales. Por otro lado, en torno a la figura de Néstor Kirchner se fue conformando otra cadena equivalencial que tomaba varios ejes de la CTA (redistribución de la riqueza y soberanía popular, por ejemplo), los cuales pasaron a formar parte de la nueva construcción discursiva. El sentido de esas demandas se vio entonces en disputa, o como diría Laclau (2005), su sentido permaneció suspendido. Figura N° 3: Equivalencias y Diferencias. Kirchnerismo y CTA Fuente: Elaboración propia sobre la base de Laclau, 2005. Autoritarismo de los ´70 - neoliberalismo de los ´90 - caos 2001 Redistribución Unidad PJ normalidad Soberanía popular Gobierno de Kirchner CTA Redistribución Trabajo Personería Autonomía Soberanía popular . 8 Ex Secretario General de CTA-Córdoba y miembro de la Mesa Nacional de CTA a partir del año 2006. Entrevistado por la autora en Río Cuarto, 2009. Sociedades, Territórios e Política 40 La Central encontró dificultades para posicionarse ante un gobierno que evidenciaba disponibilidad para negociar, tomaba algunas de sus demandas y profundizaba la implementación de planes sociales y microcréditos. Estas condiciones generaron un clima ambiguo donde ya no se podía marcar el antagonismo de tiempos anteriores -que había favorecido la construcción de cadenas equivalenciales-. De allí que la frontera en este caso, entre la CTA y el kirchnerismo, no esté claramente definida -por ello se la marcó con líneas punteadas en la figura Nro. 3-. El contexto actual es aún más complejo, en tanto la CTA se ha dividido entre una Central que apoya al gobierno –liderada por Hugo Yasky- y otra disidente –liderada por Pablo Micheli-. A su vez, la CGT también se ha dividido con ese mismo criterio: una rama que apoya al gobierno –liderada por Antonio Caló- y otra opositora – liderada por Hugo Moyano-. 5. El MAS-IPSP y las organizaciones cocaleras en Bolivia El actual partido de gobierno en Bolivia, Movimiento Al Socialismo – Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP), se constituye a partir de una articulación de organizaciones sindicales y movimientos sociales que quieren participar de la vida política y deciden presentarse como una opción electoral. Para dar cuenta de ese proceso es necesario analizar, en primer lugar, el crecimiento de las organizaciones de productores de coca y, luego, la expansión del MAS como instrumento o estrategia política que responde directamente a esas bases. Siguiendo a Pablo Stefanoni y Hervé Do Alto (2006), en sus comienzos los productores de coca enfrentaron la erradicación de cocales y la represión en forma dividida, ya que se constituían en seis Federaciones.9 Luego, hacia 1992, avanzaron en la creación de 9 Las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba: Federación Especial de Trabajadores Campesinos del Trópico de Cochabamba; Federación Única de Centrales Unidas, Federación de las Yungas del Chapare, Sociedades, Territórios e Política 41 una Coordinadora que se erigió como máximo órgano de los movimientos campesinos y cocaleros en el valle central boliviano. Este proceso también se vio alentado por la creciente emigración de trabajadores “relocalizados” hacia el Trópico Cochabambino, los cuales aportaron su capital militante heredado de su experiencia en sindicatos obreros-mineros. Los nuevos productores de coca, llamados “colonos”, contribuyeron para que el movimiento cocalero aumentara su resonancia al interior de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) y se involucrara en los debates en torno a la tesis del Instrumento Político. El siguiente gráfico Nro. 4 representa dos procesos en cuestión. Primero, la construcción de equivalencias entre las organizaciones que no recibían respuesta del poder del Estado, el cual pretendía la erradicación forzosa de los cocales -o su sustitución por producciones alternativas- y la estigmatización del cultivo de coca como un eslabón más en la cadena del narcotráfico. Las Seis Federaciones y su Coordinadora defendían a la hoja de coca desde su dimensión económica, es decir, como medio para la reproducción de su vida material; pero también como símbolo de la identidad indígena-campesina. Así lo expresó, por ejemplo, el dirigente Dionisio Núñez durante la entrevista que mantuvimos: Defender la coca es como la hostia para los católicos. Ha sido la esencia de nuestra cultura, jugaba un rol importante en nuestro pasado y era parte de nuestra identidad cultural y si queríamos reivindicar eso y defender nuestro territorio había que defender la coca. Otra cosa hubiese sido la defensa del café, que las culturas indígenas no sienten como parte suyo…Entonces cuando se hablaba de su erradicación nosotros decíamos quieren erradicar toda nuestra identidad (Entrevista 10 a Núñez , 2009). El segundo proceso que podemos identificar en el gráfico alude al trazado de fronteras con los partidos tradicionales en connivencia con intereses de capitales extranjeros, cuya respuesta ante el problema de la coca era: erradicar y militarizar. Federación de Colonizadores de Chimoré, Federación de Colonizadores de Carrasco Tropical y Federación Mamoré. 10 Dirigente sindical del Consejo de Federaciones Campesinas de los Yungas (COFECAY), de la provincia Sur Yungas. Diputado por el MAS-IPSP en el período 2002-2006, actualmente involucrado en la Campaña Coca Soberanía. Entrevistado por la autora en Agosto de 2009. Sociedades, Territórios e Política 42 Figura N° 4: Discurso equivalencial de la Coordinadora. Las bases del MAS-IPSP Fuente. Elaboración propia sobre la base de Laclau, 2005 Hasta aquí tenemos equivalencias y diferencias, pero sólo concentradas en el espacio local: el área rural de Cochabamba, más específicamente el Trópico de Cochabamba.11 Luego, para comprender el crecimiento del MAS es preciso considerar que la lucha por la defensa de la hoja de coca se fue articulando con otras luchas sociales en Bolivia. Entonces, la articulación equivalencial y las diferenciaciones se fueron expandiendo. Las reivindicaciones de los cocaleros se articulan con las de los pueblos originarios, exigiendo respeto a su cultura y a sus derechos tras siglos de olvido, y además se enlazaron con la defensa de los recursos naturales (la tierra, el agua, el gas). Recordemos que en el contexto boliviano del siglo XXI encontramos dos grandes conflictos sociales en vinculación con la defensa de los recursos naturales y la crisis de representación, nos referimos a la Guerra del Agua (año 2000) y a la Guerra del Gas (año 203). En el marco de dichos sucesos los antagonismos se trazaron no sólo con los gobiernos de turno, que no defendían la soberanía nacional, sino con el modelo neoliberal y el colonialismo interno. Las demandas por la defensa de los recursos fueron representadas como luchas por la dignidad nacional, tal como muestra la Figura N° 5. Identificamos una demanda que adquiere 11 El Trópico de Cochabamba abarca la Región Tropical del Departamento de Cochabamba (centro-este de Bolivia), incluyendo la región de Tiraque Tropical, Carrasco y Chapare. Sociedades, Territórios e Política 43 una extensión mayor y pasa a simbolizar algo que va más allá de las propias demandas articuladas, esto es, un significante común que sobredetermina el campo de demandas que reúne. En esta línea, la coca como reivindicación fundamental expandió su significación para convertirse en un eslabón más en la lucha por la soberanía y la dignidad nacional. La “dignidad” se presentó como un significante tendencialmente vacío que cobijaba distintas demandas y luchas, no sólo de los productores de coca -aunque éstos desempeñaran un rol de liderazgo- sino también de los trabajadores urbanos y de las clases medias que reivindicaban su derecho al agua y al gas, por ejemplo. A su vez, estas demandas se inscribieron en la misma cadena equivalencial que resistía la mala administración de los gobiernos locales y la injerencia de las empresas transnacionales. Figura N° 5: Articulaciones en torno al MAS-IPSP Fuente: Elaboración propia sobre la base de Laclau, 2005 Repasando lo hasta aquí desarrollado, el MAS-IPSP fue creciendo y consolidándose, primero acotado a la región del Trópico cochabambino y luego con proyección nacional. En este recorrido resultaron cruciales las luchas sociales y políticas que se fueron desatando en Bolivia, la capacidad de organización y convocatoria de las organizaciones cocaleras, y el panorama general de crisis de representación. Así, la extensión de la cadena equivalencial en Sociedades, Territórios e Política 44 torno al MAS-IPSP supuso que las reivindicaciones de los pueblos originarios se enlazaran con la defensa de los recursos naturales y de la hoja de coca como símbolo de la dignidad nacional, frente a la radicalidad de las reformas neoliberales. El MAS-IPSP desarrolló un amplio discurso que reeditaba algunos aspectos del viejo nacionalismo, pero adicionándole un tinte indigenista. Ello le permitió articular múltiples sujetos y antagonismos. De este modo, logró el triunfo en las elecciones presidenciales de diciembre de 2005, pero eso constituye otra historia que abordaremos en otra oportunidad. Por ahora nos ha interesado mostrar cómo podemos interpretar la emergencia y consolidación del MAS-IPSP a partir de las categorías explicitadas en apartados anteriores. 6. Consideraciones finales A lo largo de esta presentación se pretendió mostrar que las perspectivas teóricas para el análisis tienen que desarrollarse en vinculación con contextos y casos específicos. No se trata de categorías rígidas o abstractas, sino que deben adaptarse a las diferentes coyunturas y re-inventarse permanentemente. De allí por ejemplo las dificultades para aplicar los modelos europeos o norteamericanos en los análisis de los casos latinoamericanos. A su vez, los estudios sobre la temática de la acción colectiva y la constitución de identidades políticas deben combinar factores internos (organización, recursos, líder) y externos (oportunidad política), relativizando sus fronteras. En particular, la perspectiva de las identidades políticas contribuye a la comprensión de las expresiones de acción colectiva latinoamericanas que son heterogéneas y políticas. Heterogéneas porque en su complejo devenir comparten caracteres de movimiento social, protesta, sindicato; sin constituir solo uno de esos fenómenos con todas las características que se les atribuyen. La CTA, por ejemplo, se ubicaría a mitad de camino entre organización socio-territorial y sindical; y el MAS-IPSP se presenta simultáneamente como sindicato, movimiento social y opción electoral. Sociedades, Territórios e Política 45 Se trata, a su vez, de expresiones colectivas con carácter político porque inauguran fuertes cuestionamientos al sistema imperante y buscan repercutir directamente en la distribución de roles y lugares sociales. ¿Por qué los indios para el hacha y el machete? ¿Por qué sólo los profesionales formados en el exterior para la política? ¿Por qué la movilización social como desestabilizadora? ¿Por qué los desocupados no pueden reivindicar sus derechos laborales? Es en esta línea que hemos defendido también una concepción política del territorio, como centro del conflicto social actual y, al mismo tiempo, elemento clave para la construcción de equivalencias. Finalmente, la perspectiva de las identidades políticas permite identificar si una organización puede articular demandas diferentes, si consigue dividir el espacio político o consolidar identidades mayores. Eso contribuye a la comprensión de por qué en algunos casos las demandas de los movimientos sociales o socio-territoriales son incorporadas al sistema, mientras que en otros casos esas demandas representan grandes desafíos para el sistema imperante. 7. Referencias Bibliográficas: Aboy Carlés, G. (2011). Los movimientos sociales y los estudios de identidades. En Di Marco, G. Movimientos sociales, identidades y ciudadanía. Buenos Aires: UNSAM. Ceceña, A. E. (2001). El Nuevo Pensamiento y la transformación de la lucha en Argentina. Entrevista con Víctor De Gennaro. Chiapas (11), Instituto de Investigaciones Económicas. México DF: UNAM. Recuperado de: http://www33.brinkster.com/revistachiapas/chiapas-pres.html Fernandes, B. M. (2005). Movimentos socioterritoriais e movimentos socio espaciais: Contribuição teórica para uma leitura geográfica dos movimentos sociais. OSAL, 6 (16). Buenos Aires: CLACSO, pp. 273-283. Gómez, M. y Massetti, A. (2009). Los movimientos sociales dicen: conversaciones con dirigentes piqueteros, Buenos Aires: Nueva Trilce. Laclau, E. (2005). La razón populista. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. Laclau, E. y Mouffe, C. (2004). Hegemonía y estrategia socialista. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. Laraña, E. (1999). La construcción de los Movimientos Sociales, Madrid: Alianza. Sociedades, Territórios e Política 46 Mcadam, D., Mc Carthy, J. & Zald, M. (1999). Movimientos Sociales: perspectivas comparadas. Madrid: Istmo. Melucci, A. (1994). Asumir un compromiso: identidad y movilización en los movimientos sociales. Revista Zona Abierta, (69), Madrid, pp. 153-180. Stefanoni, P., Do Alto, H. (2006). Evo Morales: De la coca al palacio. La Paz: Malatesta. Svampa, M. (2006). Movimientos sociales y nuevo escenario regional: inflexiones del paradigma neoliberal en América Latina. Cuadernos de Socio-Historia, (19/20). La Plata. Recuperado de: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.3612/pr.3612.pdf Tarrow, S. (1998). Power in movement. Nueva York: Cambridge University Press. Touraine, A. (1997). ¿Podremos vivir juntos? Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. Entrevistas Giuliani, Juan Carlos (2008), noviembre, sede del CISPREN, Río Cuarto. Maffei, Marta (2008), octubre, Constituyente Social, San Salvador de Jujuy. Nuñez Tangara, Dionisio (2009), agosto, en café Alexander de La Paz y en La Asunta (Yungas). Sociedades, Territórios e Política 47 III PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y TERRITORIO Vinculaciones entre organizaciones socio-territoriales y Estados municipales María Belén Rolfi (UNRC-UNSL-CONICET) 1. Introducción En el marco del Seminario Sociedades, Territorios y Política. Siglo XX y XXI se dictó el Módulo II denominado “Participación Ciudadana y Territorio. Vinculaciones entre organizaciones socio-territoriales y Estados municipales”. En este bloque temático las categorías analíticas de participación y territorio se constituyeron en los principales ejes de discusión. El proceso de reflexividad que se llevó a cabo, conjuntamente con los alumnos de la Maestría en Planeamiento Territorial de la Universidad Estadual de Fiera de Santana, incluyó un recorrido histórico y conceptual con la intención de dar cuenta de las configuraciones y reconfiguraciones que tales nociones, en tanto categorías conceptuales, pero también como realidades sociológicas, han experimentado desde mediados de la década del cincuenta del siglo pasado en la Argentina. Para ello se propuso una perspectiva de análisis que pretendió tomar distancia de aquellas lecturas normativas referidas a la participación ciudadana y avanzar en interpretaciones que abordan dicho fenómeno en clave de relación entre el Estado y la Sociedad civil, es decir, desde una mirada socio-política que se complementó con un abordaje socio-territorial. 2. El laberinto semántico de la participación12 12 Esta primera parte del artículo se ha desarrollado tomando como principal referencia el capítulo “La relación Estado-sociedad civil como desafío teórico: Una propuesta analítica para repensar la noción de participación”. (Rolfi, M. B, Chaboux, M. A., 2014) Sociedades, Territórios e Política 48 El concepto de participación13 se presenta como polémico, polisémico, de naturaleza pluridimensional e histórica. Su complejidad semántica se hace más visible en tanto se trata de un término directamente asociado a nociones también polémicas, tal es el caso de las ideas de Estado y Sociedad Civil, en las que subyacen perspectivas teóricas diferentes e incluso divergentes entre sí. El laberinto de sentidos que supone la participación se torna aún más sinuoso si se pretende adjetivarla con términos también polisémicos: es el caso de los calificativos que frecuentemente la acompañan cuando se habla de, por ejemplo, participación ciudadana, popular, comunitaria, social, entre otras. (Oszlak, 2009) Asimismo, y de acuerdo con la bibliografía especializada, parece no existir una teoría general acerca de la participación, y por tanto, no es posible encontrar un acuerdo en lo que respecta a su definición. A pesar de la multiplicidad de sus significados, existe un consenso en torno a la deseabilidad de la participación, ya que cuenta con una valoración positiva por ser considerada un pilar fundamental para la ampliación de la democracia y el ejercicio de la ciudadanía. Resulta importante destacar que aquella ausencia de una teoría comprehensiva sobre participación coexiste con una tendencia a definirla en abstracto, sin considerar el contexto en el que tienen lugar prácticas participativas concretas. Esta tendencia ha dificultado una correcta interpretación y sistematización de las transformaciones que la participación, su naturaleza y alcance, han experimentado en su devenir histórico. (Avritzer, 2009) Estas problemáticas afectan también a las nociones de Estado y sociedad civil con las que se asocia la idea de participación; ambas se encuentran atravesadas por un extenso debate. Es por ello que resulta de interés, como una primera aproximación al tema que nos convoca, hacer una breve referencia a la concepción que se asume sobre estos términos, en tanto se 13 Como una primera aproximación y a los fines de acordar en una definición en sentido amplio de la participación, en el presente trabajo, nos referimos con este término a todas aquellas prácticas socio-políticas que exceden el momento electoral, y que con diferentes lenguajes, matices, mecanismos, actores y objetivos, se despliegan sobre el conjunto del entramado social interpelando a la relación Estado-Sociedad. Sociedades, Territórios e Política 49 considera que dicha conceptualización tiene implicancias de tipo teóricas y de alcance empírico en lo referente a la participación. En el caso de la idea de Estado, es Mabel Thwaites Rey (1999) quien advierte que no existe una teoría sobre el sistema estatal, sino múltiples enfoques que lo incluyen como principal eje analítico. En lo que respecta al concepto de sociedad civil, el mismo se encuentra inmerso en una enorme confusión conceptual, pues no existe un corpus teórico propiamente dicho en torno a él. De hecho, en su terreno disciplinar se entrecruzan las coordenadas de la filosofía política, la sociología de los movimientos sociales, la teoría de la democracia, la antropología y la sociología políticas. Si esto es cierto dentro del campo analítico, lo es también para los actores sociales. De allí surge la “necesidad de debatir teóricamente las potencialidades analíticas de un concepto que hoy por hoy pertenece al imaginario de numerosos actores sociales” (Olvera, 1999: 17). Se destaca, además, una tendencia a importar construcciones teóricas que no responden a las realidades latinoamericanas, sino que remiten a los contextos de surgimiento que la sociedad civil experimentó en los países europeos y anglosajones. Estos terminan siendo presentados como tipos ideales que son contrastados con las realidades de Nuestra América, intentando determinar correspondencias o desvíos. Todo ello resulta en una reducción de la riqueza empírica y teórica de los fenómenos estudiados, al presentar como homogéneas realidades que responden a temporalidades y espacialidades que le otorgan una impronta particular. Tomando en cuenta lo dicho hasta aquí, el próximo apartado se propone problematizar la noción de participación, considerando su devenir histórico en el escenario latinoamericano. Para este análisis, se recupera su carácter complejo y contradictorio, asumiendo que dicho concepto se reactualiza continuamente, adopta nuevas características y comporta permanentes controversias. Es, en definitiva, un dispositivo conceptual abierto e inacabado, capaz de designar sujetos y objetos y, a la vez, transformarlos. Reconocer a la participación como parte de una lucha política implica otorgarle densidad teórica y empírica a Sociedades, Territórios e Política 50 una categoría que puede permanecer dentro de los márgenes de lo instituido, o bien avanzar hacia una nueva gramática social. 3. Sociedad civil y Estado, una compleja articulación 3.1. Consideraciones previas: acerca de la elección epistemológica En esta presentación se asume una perspectiva alternativa a la liberal clásica, por lo que se concibe al Estado y a la sociedad como un fenómeno relacional. A lo largo del presente trabajo intentaremos encontrar en esta premisa un asidero analítico-experiencial. El enfoque crítico que aquí proponemos intenta realizar un aporte a la comprensión de los múltiples matices que puede presentar dicha interacción. (Rofman, González Caravajal & Anzoategui, 2010) Se pretende entonces realizar una aproximación a abordajes teóricos superadores de lecturas reduccionistas sobre los fenómenos sociales, las que han prevalecido en el análisis de la relación entre Estado y sociedad civil. Se trata de una cuestión anclada en una controversia epistemológica referida a tradiciones teóricas que han pretendido hegemonizar el campo del análisis social y que han pensado la relación Individuo-Sociedad en términos dicotómicos, perdiendo de vista que “el dominio primario del estudio de las ciencias sociales no es ni la vivencia del actor individual, ni la existencia de alguna forma de totalidad societaria, sino prácticas sociales ordenadas en un espacio y un tiempo” (Giddens, [1984] 2011: 40). Perspectivas holísticas, tales como el funcionalismo y el estructuralismo, desde siempre han tendido a pensar el binomio estructura social-acción humana poniendo el acento en la primera, entendiéndola como una construcción material que existe al margen de los individuos y constriñe sus comportamientos, lo que deviene en un imperialismo del objeto. Por otra parte, encontramos enfoques individualistas que hacen hincapié en la acción del sujeto aislándolo de las dimensiones estructurales, como lo son la hermenéutica y las sociologías comprehensivas, perspectivas que terminan por generar un imperialismo del Sociedades, Territórios e Política 51 sujeto. Ambos puntos de vistas se presentan en la teoría social como insuficientes, ya que proporcionan explicaciones parciales de los fenómenos que estudian. Para superar estas dos “ambiciones imperiales” (Ibíd.: 40) es que se adhiere a teorías de síntesis14, las cuales proponen, en términos generales y desde sus propias improntas, un análisis interactivo y contingente de la acción, considerando a ésta y a la estructura como elementos ya no contrapuestos sino dinámicamente complementarios. Atendiendo a estas advertencias epistemológicas, recurrimos a las ideas de Bob Jessop para poder pensar al Estado y a la sociedad civil desde su complejidad. Para ello, este autor se apoya en diversas corrientes teóricas que terminan por confluir en su Enfoque Estratégico Relacional15. El mismo propone un diálogo entre estructura y agencia, a través del cual “las estructuras incorporen una dimensión de ‘selectividad estratégica’ al tiempo que la actuación de los agentes adquiera una ‘inscripción estructural’ y potencialmente ‘estructurante’” (Bermúdez, Groisman & Mazzalay, 2007: 15). En este punto es necesario reconocer la importancia nodal de la noción de “selectividad estratégica”16 para el análisis de la dinámica estatal que desarrolla Jessop; la misma hace pie en el poder transformador del 14 Tales como la Teoría de la Estructuración (Giddens), la Teoría de los Campos Sociales (Bourdieu), la Teoría de la Acción Comunicativa (Habermas) y el Enfoque Estratégico Relacional (Jessop). Es este último el que desarrollaremos en la presente sección. Las teorías síntesis forman parte del esfuerzo de la teoría social contemporánea por despegarse de la dicotomía entre objetivismo y subjetivismo. 15 Es importante advertir que aquí no se pretende revisar de manera exhaustiva el corpus teórico de este autor, en tanto su obra excede las posibilidades de este trabajo, dado que no sólo se nutre de múltiples vertientes teóricas, sino que también asume un anclaje epistemológico complejo. Para una revisión más profunda de la producción de Jessop se pueden consultar algunas de sus publicaciones traducidas al castellano: “El futuro del Estado capitalista (2009); Capitalismo(s): discursos y materialidad en las formaciones sociales capitalistas contemporáneas (2007); y ¿Narrando el futuro de la economía nacional y el Estado Nacional? Puntos a considerar acerca del replanteo de la regulación y la re-invención de la gobernancia” (2006). 16 En una entrevista, cuando se le preguntó al autor por este concepto, el mismo respondió que: «La idea de selectividad estratégica hace referencia al modo en que la arquitectura específica del Estado facilita que determinadas fuerzas sociales utilicen el poder estatal para promover sus intereses y valores frente a otras fuerzas sociales con distintos propósitos y horizontes de acción. Muchos teóricos del Estado tratan las restricciones asociadas con un régimen político concreto como si fueran absolutas, y no dejaran espacio para la maniobra estratégica. Otros piensan que una fuerza social puede hacer cualquier cosa cuando se hace con el control del Estado. Mi enfoque rechaza ambas posiciones: creo que existen límites que varían de un régimen político a otro y también que las distintas fuerzas sociales pueden sortear parcialmente estas constricciones» (Jessop, entrevistado por López, 2009). Sociedades, Territórios e Política 52 sujeto y en su capacidad de leer estratégicamente las estructuras, que son constrictivas y a la vez habilitantes. 3.2. Sociedad civil: la deconstrucción de un concepto Autores como Alberto Olvera, advirtiendo la mencionada ausencia de una teoría comprehensiva sobre la sociedad civil, bregan por la elaboración de un cuerpo teórico crítico y autóctono que abandone perspectivas deterministas importadas de manera acrítica. Una propuesta teórica en tal sentido cuestiona el positivismo hegemónico en la ciencia política contemporánea y apunta a una vía de contacto entre las ciencias sociales y las necesidades, expectativas y discursos de los actores sociales reales. (Olvera, 1999) Si se persigue el objetivo de no extraer conclusiones de manera apresurada mediante la aplicación de conceptos abstractos a realidades concretas (Cortés, 2012), se torna imprescindible la utilización de herramientas conceptuales que cuenten con la agudeza necesaria para detenerse en las especificidades y contradicciones de América Latina. La noción original de sociedad civil fue pensada, en el campo de la filosofía política, para definir un espacio social plural, constitutivo de una forma de vida y de un potencial crítico en relación al Estado y al mercado. Las definiciones empíricas no operacionalizan el concepto sino que lo reducen a uno de sus componentes, generalmente a las redes asociativas autónomas. (Olvera, 2006: 8) En este sentido, uno de los principales atributos asignados a la sociedad civil en los países centrales ha sido la idea de autonomía; la misma es la resultante de la propia trayectoria histórica de estas naciones. Dicha especificidad es transformada en una condición inherente a la sociedad civil por la tradición liberal, la que supone, en términos generales, un Estado mínimo, claramente diferenciado de la sociedad y situado en un contexto de estabilidad a nivel político, económico y social; características que no necesariamente son extrapolables. Sociedades, Territórios e Política 53 De hecho, en América Latina a diferencia de Europa, la sociedad civil no se constituyó por oposición a regímenes monárquicos absolutistas, sino que se enmarcó en un contexto particular relacionado con un pasado colonial. Así, su origen estuvo fuertemente tutelado por el propio Estado, cuya formación fue lenta y conflictiva a la vez que la creación del mercado local fue consecuencia de la instauración de un capitalismo dependiente. Siguiendo a Martín Cortés (2012: 215), este proceso histórico convirtió al Estado Latinoamericano en “Estado productivo”, dado que “constituyó un elemento central a la hora de articular las sociedades latinoamericanas como sociedades capitalistas, aún en su carácter dependiente. Los enfoques para estudiar la sociedad civil y el Estado deben proponerse como una teoría cercana a los datos. En este sentido, la dimensión política de la sociedad civil latinoamericana y la compleja relación que la misma establece con el Estado y con el patrón de desarrollo económico, se constituyen en datos ineludibles a la hora de intentar conceptualizarla. Si en América Latina la sociedad y el Estado desde sus orígenes se han visto mutuamente implicados, resulta necesario problematizar sobre aquellas definiciones que plantean que la sociedad civil constituye: un conjunto complejo de múltiples comunidades y asociaciones diversas, que quieren permanecer diferentes y autónomas, es decir, que son exteriores al sistema jurídico-político del Estado y al sistema económico del Mercado, y no se rigen por ninguna otra lógica sistémica, sino por sus propios valores e intereses, o su ethos particular. Los agrupamientos plurales de la sociedad civil no tienen como fin ni el acceso al poder del Estado, ni la acumulación de capital, aunque no pueden permanecer ajenos, o desconectados de esos dos sistemas (De Zan, 2006: 99). Si bien en esta comunicación se comparte la idea de que la sociedad civil no es un conjunto homogéneo, sino que, por el contrario, se caracteriza por su pluralidad interna, lo que se discute con definiciones como las de arriba descriptas es su reivindicación del carácter pospolítico de la sociedad civil que conduce a considerarla como la depositante del sentido de solidaridad de los tiempos presentes, por definición o por esencia, o como un espacio de refugio ético a salvo de cualquier lógica sistémica que intente colonizarla. A diferencia de esta Sociedades, Territórios e Política 54 postura, sostenemos que al interior de la sociedad civil pueden reproducirse las mismas disputas políticas que en el Estado o en el mercado. (De Piero, 2005) Al respecto, Alberto Olvera (2006: 11), intenta prevenirnos contra una noción de sociedad civil demasiado estrecha o funcionalista, advirtiendo que: La sociedad civil no es un actor colectivo, no es un espacio único o unificado, no se limita a ONG’s y no constituye una especie de actor histórico, transformador por naturaleza. Es, por el contrario, un resultado contingente de la construcción de la modernidad que sólo se consolida plenamente con la democracia y el Estado de Derecho; si bien porta la promesa de una relación crítica con los sistemas económico y político, la actualización de ese potencial resulta contingente y no necesaria. Dentro de la sociedad civil coexisten intereses contrapuestos y contradicciones económicas, políticas y culturales. (…) Sin embargo, en el fondo de esta categoría existe un contenido normativo que la vincula con la autonomía, el autocontrol, el debate y la construcción de consenso, razón por la cual este concepto continúa y continuará siendo un referente simbólico de las luchas por la democratización de la vida pública. De acuerdo a lo dicho hasta aquí, es posible señalar que habitualmente los análisis que versan sobre la sociedad civil no logran realizar una clara distinción entre el plano normativo y el empírico; incluso terminan por confundir ambas dimensiones, lo que obscurece aún más la comprensión de esta categoría. Lejos de ser una exquisitez teórica, tal diferenciación resulta sustancial, más aún, podría decirse que “la unidad de la sociedad civil es aparente tan sólo desde un punto de vista normativo” (Arato, 1996: 10). Siguiendo igual línea argumental, Adriana Rofman (2009) rescata el potencial analítico del denominado enfoque socio-político, ya que la perspectiva normativa entendida de manera absoluta termina por convalidar un esquema reduccionista y simplificador de los procesos sociales en cuestión. 3.3. El Estado y sus significados. Hacia un concepto politológico de Estado No se puede pensar en la noción de participación sin hacer referencia al Estado. Aún las formas participativas que han pretendido desarrollarse por fuera del sistema político, siempre se han encontrado con la necesidad de pensar al Estado como un actor referencial a la hora de definir sus repertorios de acción, puesto que directa o indirectamente, casi la totalidad Sociedades, Territórios e Política 55 de los conflictos lo involucran, ya sea como el principal interlocutor o al menos como el mediador entre los distintos colectivos. “De ahí que pueda afirmarse, junto con Miliband (1992), que el Estado es aquello contra lo cual ‘los hombres chocan al enfrentarse con otros hombres’” (Ouviña, 2002: 1). Una vez problematizada la importancia que tiene el Estado a la hora de abordar procesos participativos, se hace necesario avanzar en su discusión teórica. En tal sentido, Bob Jessop, desde el Enfoque Estratégico Relacional, piensa al Estado en clave neogramsciana (el Estado en su sentido integral, como sociedad política más sociedad civil) y lo define como: un conjunto socialmente regularizado, enraizado y estratégicamente selectivo de instituciones, organizaciones, fuerzas sociales, y actividades, organizado alrededor de (o involucrado en) la toma de decisiones colectivamente vinculantes para una comunidad políticamente imaginada (Jessop, 2006: 10). A partir de ello, asegura que el sistema estatal abarca mucho más que las instituciones jurídico-políticas, involucrando, además, importantes aspectos socio-culturales. Esta conceptualización es fruto de un camino de reflexiones teóricas alimentadas por otras corrientes; de hecho Jessop admite como sus inspiraciones principales, además del pensamiento de Antonio Gramsci, al Institucionalismo, a los aportes de Nicos Poulantzas, a los de la Escuela Francesa de la Regulación y al trabajo de Claus Offe.17 A partir de la década del ’90 al esquema teórico descripto el autor inglés incorpora un componente semiótico, dado que considera que el Estado como relación social no puede referirse exclusivamente a las relaciones de fuerza, sino que también deben considerarse los discursos generalizados y naturalizados en la conciencia de las mayorías. (Brand, 2011: 150) Adscribe así a la concepción del Estado como “comunidad políticamente imaginada”.18 El mismo es, simultáneamente, actor, terreno de lucha y discurso. De esta manera, ampliando la capacidad 17 Para una revisión más amplia de los aportes que han nutrido el pensamiento jessopiano, véase (Bermúdez, Groisman, & Mazzalay, 2007). 18 Sobre esta noción, ver: Anderson (1993). Sociedades, Territórios e Política 56 explicativa de las herramientas conceptuales de las que dispone, Jessop ofrece claves para interpretar los contextos actuales. En América Latina también encontramos autores que trabajan estas líneas teóricas; tal es el caso de Álvaro García Linera (2010: 8), quien propone una conceptualización del Estado que se encuentra en sintonía con estas discusiones, dado que refiere al mismo como relación-Estado.19 Esta categoría se expresa a partir de tres ejes analíticos: el Estado como correlación política de fuerzas sociales, como materialidad institucional y como idea o creencia colectiva generalizada.20 Además, entiende que existe una vasta bibliografía que refiere al Estado como continuidad y reproducción, pero al igual que Jessop adopta una concepción que permite pensar la posibilidad de transformación en el marco de las correlaciones de fuerzas típicas de este modo de relación. Un común denominador de los autores citados es el esfuerzo por comprender al Estado “tal cual es”, es decir, de manera dinámica. Entienden que se trata de un Estado que reclama para su análisis la consideración de su densidad histórica; rechazando cualquier definición en abstracto que lo reduzca a una categoría formal. De acuerdo con tales interpretaciones, el Estado carece de coherencia interna, a la vez que es el resultado siempre 19 Esta conceptualización podría considerarse deudora de la noción de Estado esgrimida por el marxista grecofrancés Nikos Poulantzas, quien cuestionó aquellas visiones “simplificadoras y dogmatizantes” en torno a la cuestión estatal. “El Estado capitalista no debe ser considerado como una entidad intrínseca, sino como una relación, más exactamente como la condensación material de una relación de fuerzas entre clases y fracciones de clase, tal como se expresa, siempre en forma específica, en el seno del Estado” (…) El Estado es, también, un campo y un proceso estratégicos, donde se entrelazan nidos y redes de poder, que se articulan y presentan, a la vez, contradicciones y desfasajes entre sí. De ello derivan tácticas cambiantes y contradictorias cuyo objetivo general o cristalización institucional toman cuerpo en los aparatos estatales” (Poulantzas, 1979: 155/163-164). 20 El Estado es entendido, por una parte, “como una correlación políticas de fuerzas entre bloques y clases sociales con capacidad de influir, en mayor o en menor medida, en la implementación de decisiones gubernamentales, o si se prefiere, como construcción de una coalición política dominante; por otra parte, como una maquinaria donde se materializan esas decisiones en normas, reglas, burocracias, presupuestos, jerarquías, hábitos burocráticos, papeles, trámites, es decir, como institucionalidad. Estos dos primeros componentes hacen referencia al Estado como relación material de dominación y conducción política. Y, en tercer lugar, el Estado como idea colectiva, como sentido común de época que garantiza el consentimiento moral entre gobernantes y gobernados. Con este tercer componente, nos referimos al Estado como relación de legitimación política o, en palabras del profesor P. Bourdieu, como monopolio del poder simbólico” (García Linera, 2010: 8). Sociedades, Territórios e Política 57 contingente de una correlación de fuerzas que si bien tiende a un equilibrio inestable, nunca logra suturar por completo el conflicto y las posibilidades de transformación. Lo que haga el Estado dependerá siempre del resultado de los conflictos sociales y su capacidad de hacer del instrumento estatal una herramienta para la organización social. “El Estado no es un ente de voluntad que puede operar al margen de su contexto y de sus posibilidades. Tiene la autonomía que le marcan las luchas sociales” (Monedero, 2008:24). Esto refuerza la lectura del Estado y la sociedad civil como mutuamente implicados, mirada que se basa en la comprensión gramsciana de las relaciones de poder que estructuran el funcionamiento tanto del sistema estatal como del societal. En este apartado hemos querido resaltar que pensar al Estado en estos términos implica un esfuerzo intelectual, a la vez que abre nuevos espacios analíticos. En tal sentido, se ha intentado poner de manifiesto que la cuestión estatal, su forma de ser y de actuar, se presentan como un objeto de análisis complejo, ya que: (…) detrás de cada concepción del Estado existe una forma de interpretar a la sociedad y al poder político que no es una mera descripción de ‘lo real’, sino que importa valoraciones que a su vez recortan e influyen sobre la realidad que se pretende describir. Porque toda construcción discursiva -en este caso la descripción ‘teórica’ de la naturaleza del Estado- conlleva una valoración que, inevitablemente, se pone en juego como estrategia de lucha política (Thwaites Rey: 1999: 2-3). Situar al Estado en primer plano, como realidad y como concepto, implica reivindicarlo como actor fundamental que puede intervenir en la reproducción del capitalismo global, o puede ser parte de aquellas estrategias emancipadoras que pretenden reinventarlo. 3.4. Desandando los caminos de la participación. La participación en perspectiva histórica: matrices sociopolíticas Sociedades, Territórios e Política 58 3.4.1. La matriz sociopolítica clásica o nacional popular. Entre la integración y la transformación revolucionaria Hemos pretendido poner en discusión el vínculo que une a la noción de participación con las de Estado y sociedad civil en tanto fenómeno relacional; la complejidad de esta articulación conceptual y empírica se reactualiza si se tiene en cuenta que se trata de tres nociones históricamente situadas y socialmente construidas. Reconocer la historicidad de las categorías estudiadas permitirá, por un lado, romper con la tentación de un análisis esencialista; y por el otro, dimensionar que la participación se encuentra imbricada en procesos socio-políticos, culturales y económicos más amplios. Para realizar un balance histórico acerca de la participación, apelamos a la categoría analítica de matriz sociopolítica que propone Manuel Garretón (2002), a la que define de acuerdo a la particular configuración de las relaciones entre: i) Estado, ii) régimen y partidos políticos, y iii) sociedad civil o base social. La primera esfera es conceptualizada como el “momento de unidad y dirección de la sociedad”; el sistema de representación o estructura político-partidaria es el “momento de agregación de demandas globales y de reivindicaciones políticas de los sujetos y actores sociales”; mientras que su base socio-económica y cultural constituye el “momento de participación y diversidad de la sociedad civil” (Ibíd.: 9). La mediación institucional entre estos elementos es denominada régimen político. La noción de matriz sociopolítica se presenta como flexible, cambiante e histórica. Sus componentes se articulan entre sí de manera diferente de acuerdo con las características de los diversos escenarios contextuales en los que se despliegan. Es necesario advertir que, si bien en términos analíticos se reconoce el paso por diferentes matrices, la relación EstadoSociedad-en-movimiento se expresa de manera diacrónica, sin una orientación unívoca, aunque la vida social siempre está compuesta por líneas de continuidad. Es así como el Estado-relación expresa en sus propias narrativas la continuidad histórica de las luchas políticas que lo constituyeron en el pasado, y de aquellas que lo interpelan en el presente. (Panizza, 1988) Sociedades, Territórios e Política 59 Manuel Garretón (2002), entiende que desde la década del ’30 hasta los ’70, con especificidades de acuerdo a los países y períodos de que se trate, primó en Latinoamérica una matriz sociopolítica denominada indistintamente clásica, político-céntrica o nacional popular. En este paradigma, la posición estructural era el elemento determinante en la conformación de los actores sociales y de la acción colectiva, cuya forma privilegiada era la política (más movimientista que representativa), y la parte más débil de la matriz era el vínculo institucional entre sus componentes, es decir, el régimen político. En el marco de la sociedad industrial, edificada sobre el vínculo entre el capital y el trabajo, el Estado Nacional desempeñaba un rol referencial para todas las acciones colectivas, pero mantenía una débil autonomía en relación con la sociedad y pesaban sobre éste todas las presiones y demandas tanto internas como externas. En cuanto a los agentes intervinientes en los procesos participativos, existía un actor social central, al que Garretón define como el Movimiento Nacional Popular, representado generalmente por la figura paradigmática del movimiento obrero, en tanto sujeto histórico. La acción colectiva, en este período, se caracterizaba por su carácter contestatario y su apelación ideológica y política; estos aspectos permeaban repertorios participativos orientados a propiciar transformaciones radicales a favor de la igualdad y la justicia social. Tales acciones se inscribían en un proyecto social superador: la participación no constituía una actividad individual, sino que se presentaba como parte de una unidad mayor, siendo un mecanismo apropiado para alcanzar el cambio social. (Garretón, 2002; Pérez Rubio & Foio, 2008) En este punto, resulta importante establecer algunas distinciones en cuanto a las principales modalidades participativas y sus objetivos tanto implícitos como explícitos, durante este período. Adriana Rofman (2013) establece algunas distinciones interesantes entre lo que denomina la participación comunitaria, la participación popular y la concertación social. En un contexto en que las políticas sociales se concebían subordinadas jerárquicamente a las políticas productivas, las primeras eran abordadas como una suerte de subproducto natural del crecimiento de la economía (Franco, 1988). En lo que respecta a las estrategias de la participación comunitaria, éstas eran vistas como resortes apropiados para extender los beneficios del progreso a las comunidades marginales o en situación de pobreza. Sociedades, Territórios e Política 60 Este enfoque responde a un clima ideológico epocal legitimado por organismos internacionales, tales como la Organización de Naciones Unidas (ONU) que elaboró numerosos informes al respecto. El adjetivo comunitaria indicaba los límites de esta propuesta de organización de los sectores populares, ya que definía como contexto de la participación a la comunidad, una noción que alude a un espacio social pequeño, acotado territorialmente y homogéneo en cuanto a su composición y problemáticas, en lugar de apuntar a la intervención en la sociedad. Este recorte termina por legitimar una forma participativa despolitizada, ya que el contexto de intervención era reducido, los objetivos terminaban por asumir un carácter instrumental y no se cuestionaban las causas profundas de las condiciones de marginalidad. Es así como “la lucha contra la pobreza” no constituyó un mero procedimiento técnico para categorizar beneficiarios, sino que reveló el encuadre ideológico subyacente, tendiente al disciplinamiento social: Durante el régimen de facto de Onganía (1963-1970), frente a la proscripción de los partidos políticos, el desarrollo de comunidades, vinculando al Estado subsidiario con las asociaciones intermedias y las comunidades y sin mediación política, intentó constituirlas en actores políticos (Rosenfeld y Cardarelli, 1998: 33). La radicalización de los procesos políticos que se vivió en América Latina en la década de 1970, fue protagonizada por movimientos populares contestatarios. La participación política se salió del marco estrecho del sistema político electoral al que había estado referido durante la primera mitad del siglo XX, ya que los objetivos de los actores de la sociedad civil para la intervención de los asuntos públicos se formulaban en términos de la transformación revolucionaria de la estructura económica y social.21 “El trabajo barrial se constituyó en una tarea central de la militancia, dado que la organización territorial ‘del 21 Son las perspectivas latinoamericanistas las que conciben a la participación popular como un instrumento de lucha revolucionaria, uniendo su desarrollo teórico a la praxis política. Entre las propuestas más relevantes encontramos la noción de educación popular de Paulo Freire y la de Investigación Acción Participativa de Fals Borda. Desde estos posicionamientos la participación es entendida como una estrategia orientada al cambio y a la transformación social, tendiente a la abolición de la explotación, la dominación y el verticalismo en las relaciones sociales y políticas. Sociedades, Territórios e Política 61 pueblo’ era el fundamento del nuevo poder enfrentado al sistema institucional” (Ibíd.: 39). De esta manera la participación popular presentaba una visión reñida en relación a los procesos participativos comunitarios, puesto que las estrategias de intervención popular cuestionaban las relaciones de dominación y de dependencia a las que estaban sujetos los sectores subalternos. El desarrollo de mecanismos de articulación entre el Estado y la sociedad, sin embargo, no se restringía a la problemática de la atención asistencial de las condiciones de vida, sino que también organizaba institucionalmente la interacción en torno a intereses sectoriales; pujas corporativas entre el capital y el trabajo con intermediación del Estado. Rofman (2013) denomina a esta tercera modalidad participativa concertación social. Dentro del Estado social son creadas las condiciones institucionales para la “normalización” del conflicto entre las clases, quitando a este último la forma de una confrontación “desnuda” –y en cierto sentido prepolítica, si por política se entiende en este caso la forma de mediación que la idea de ciudadanía aporta– sin no obstante eliminar, de hecho, el conflicto en sí. De un lado la “legalización” de la clase obrera –se termina su radical externalidad respecto de los circuitos de integración política y social y se desactiva el potencial inmediatamente revolucionario de los movimientos de masa a través de su reinscripción en la red de relaciones contractuales que recorre y satura todo el espacio social. Del otro, el reconocimiento de parte del Estado de las cuestiones específicas del trabajo como intereses generales de la colectividad en el cuadro universalista de la “Nación” (Chignola & Mezzadra, 2012:10). Es posible advertir la manera en que este esquema permitía el procesamiento de las demandas dentro de los márgenes del modelo de desarrollo capitalista; postura ideológica que mantiene fuertes diferencias con la propuesta revolucionaria de la participación popular. Cada una de estas modalidades participativas si bien responden a un contexto específico no han desaparecido en la actualidad, por el contrario las mismas subsisten aunque con matices y reacomodamientos propios de los cambios de época. De hecho, estas experiencias han cristalizado en un conjunto de metodologías y estrategias de intervención social. Sociedades, Territórios e Política 62 Frente a la radicalización política, a la instauración de gobiernos de izquierda y al inminente avance del comunismo tras la Revolución Cubana, que a decir de Sarlo (1988), traducía la revolución al castellano, América Latina fue el escenario de una serie de procesos dictatoriales, pergeñados para contener esa tendencia y que se extendieron durante la década del ’60 y del ’70, desarticulando la matriz nacional y popular. El intento del autoritarismo por cambiar el rol del Estado, así como los cambios en la economía y en la sociedad, transformaron las posibilidades de participación, principalmente a través de la represión, la marginalización y la informalización de la economía. En lugar de los movimientos organizados, la principal acción colectiva durante las dictaduras fueron las movilizaciones sociales que tendían a enfatizar su dimensión simbólica por sobre la orientación reivindicativa o instrumental. Es significativo, en este sentido, el rol de liderazgo simbólico alcanzado por el Movimiento de Derechos Humanos. Éste fue el germen de lo que podríamos llamar el Movimiento Social Central del período de ruptura de la matriz nacional popular bajo los autoritarismos: el Movimiento Democrático (Garretón, 2002: 11). El terrorismo de Estado que se practicó en el Cono Sur puso a la sociedad contra el Estado. La coincidencia histórica entre la implantación neoliberal a partir de mediados de los ’80 y los procesos de redemocratización en la mayor parte de América Latina, abrió un espacio para repensar el tema de la sociedad civil y de la participación ciudadana en una clave distinta. Gran parte del discurso de la transición a la democracia se fundó en una revalorización de la sociedad civil como promotora de la lucha por los derechos políticos y como opositora moral a los autoritarismos de todo signo. El papel que se le atribuyó en dicha transición dio lugar a una lectura liberal de la relación Estado-sociedad: la de la oposición entre una virtuosa sociedad civil y un malvado Estado que articulaba todos los males del poder. (Olvera, 2006: 13) 3.4.2. La matriz sociopolítica neoliberal: Entre el cambio y la permanencia Sociedades, Territórios e Política 63 El posterior retorno de la democracia a América Latina trajo consigo ciertas novedades, puesto que los procesos de democratización se vieron condicionados por la emergencia y consolidación de una sociedad de mercado, que respondía a las exigencias del Consenso de Washington, requisito ineludible para la inserción de estos países a una globalización excluyente. El cambio del rol del Estado vino acompañado por transformaciones económicas, dando lugar a un régimen de acumulación post-fordista. Es conocido que el neoliberalismo se constituyó durante más de treinta años como proyecto hegemónico por sobre el proyecto democrático-participativo, el que quedó confinado a experiencias de resistencia a escala local. Para entender la consolidación del neoliberalismo es preciso reconocer que contó con una correlación de fuerzas a su favor. La misma articuló el impulso de la ortodoxia transnacional y la anuencia de los gobiernos nacionales, interesados en cumplir rigurosamente con los procesos de reorganización estructural y de reorientación estratégica (desnacionalización, desestatización e internacionalización) (Jessop, 2006), prescritos por los Organismos Internacionales, a los fines de formar parte de la competencia global promotora de la “acumulación por desposesión” (Harvey, 2005). Todo ello se expresó, por un lado, en el descompromiso del capital respecto a la salud de los “equilibrios” sociales y políticos nacionales, y por el otro, en un imaginario que se sostuvo en la posibilidad del progreso indefinido. (La Serna, 2012) En lo que respecta a los actores de la sociedad civil, en esta matriz se diversificaron, a la vez que sus demandas adquirieron nuevos contenidos que ya no pudieron ser articulados en un movimiento social central. Situación que se vinculó con la emergencia de una nueva cuestión social (Rosanvallon, 2004), producto del final de la sociedad salarial.22 En este escenario tiene lugar el fenómeno de la exclusión social que genera, entre sus principales consecuencias, una redefinición de las identidades sociales resultantes de la dinámica impuesta por la matriz Estado-céntrica. 22 Pierre Rosanvallon (2004) aborda la nueva cuestión social entendiendo que uno de sus rasgos principales es la escisión entre lo económico y lo social, en el contexto de la crisis del Estado providencia. Así, se produce una disociación entre la producción y la redistribución, entre la competitividad y la solidaridad, en el marco de un proceso de desocupación masiva y de larga duración. Sociedades, Territórios e Política 64 Los excluidos no forman parte de una clase objetiva, sino que son, por el contrario, una ‘no clase’. De modos extremadamente diversificados, los fenómenos de exclusión son manifestaciones de las diferencias y no de la aglomeración social. Así, pues, la exclusión no constituye un fenómeno monolítico (Ibíd.: 195). Esta sociedad fragmentada aparece como fuertemente desigual y escindida en mundos con lógicas diferenciadas que segmentan los imaginarios colectivos y políticos. (Castel, 1997 citado en García Delgado & Nosetto, 2004) Sin embargo, a pesar de los procesos de desintegración y diferenciación que han impactado sobre el mundo social y sus actores, a lo largo de la década del ’90 se produce “el retorno de la sociedad civil”23 (Reigadas, 2007). Su resurgimiento se encuentra en el centro de una marea de cambios en la cultura política contemporánea. Es que en este período se redefinen los modos de concebir a la sociedad civil, a los actores colectivos y a sus formas de manifestación en el espacio público. La movilización en torno a las diversas problemáticas propias de la ya mencionada nueva cuestión social, da como resultado la “emergencia de un abanico de movimientos sociales que pueblan la escena política, cuyas demandas heterogéneas exigen de las políticas públicas respuestas muy variadas, y que apelan a recursos de acción novedosos” (Rofman, 2007: 3). Estos mecanismos de visibilización en el espacio público poco tienen que ver con los movimientos sociales que protagonizaron la acción colectiva durante los períodos anteriores, cuyos reclamos y prácticas participativas giraban en torno a un eje de conflicto particular: el de la relación capital-trabajo durante la matriz nacional popular; o el de la relación democracia-dictadura durante la transición democrática. Andrew Arato explica que la sociedad civil se expresa a través de diferentes lenguajes, es por ello que emprende la tarea de distinguir a “la sociedad civil como movimiento de la sociedad civil como institución, siendo la primera una especie de sociedad civil constituyente de la última, que es la versión constituida e institucionalizada” (Arato, 1996: 7).24 Los nuevos movimientos sociales se diferencian de sus predecesores por carecer 23 “Con esta expresión se hace referencia a la irrupción en la escena política de un conjunto de actores que no forman parte del sistema político, pero que se reclaman portadores legítimos de intereses universalizables, con responsabilidad sobre la gestión de lo público” (Rofman, 2009). 24 Cohen y Arato desarrollan una noción de sociedad civil basada en las ideas de Habermas. Según estos autores la misma tendría dos componentes principales: “por un lado, un conjunto de instituciones que definen y Sociedades, Territórios e Política 65 de un actor unificador o de una articulación política partidaria definida. Por su parte, las orientaciones de las organizaciones de la sociedad civil hacia el Estado también se transforman: desde una posición de cuestionamiento a la autoridad estatal se desplazan hacia una exigencia de mayor participación en el proceso de las políticas públicas, pasando de la confrontación a la asociación: La diversificación de la problemática social y la consiguiente ampliación del abanico de actores involucrados en la gestión de política estatal, hace evidente la heterogeneidad social y territorial de la cuestión social y lleva a jerarquizar lo local como referencia espacial para la gestión de las políticas sociales (Rofman, 2007: 3). Mientras que en el paradigma nacional popular, en su versión más politizada, la intervención en el territorio estaba en consonancia con la búsqueda de la transformación social y con la lucha contra la dimensión estructural de la desigualdad; en esta nueva matriz, la participación adquiere un carácter micro-social. Siguiendo a Oscar Oszlak (2009), es posible afirmar que esta nueva matriz sociopolítica construye una particular agenda social problemática, que impacta sobre el contenido y orientación de las políticas públicas y, en especial, de las políticas sociales. El modelo universalista y homogeneizante, formulado e implementado centralmente desde el nivel nacional, propio del período del Estado Social, es reemplazado por un repertorio múltiple de intervenciones focalizadas, cuya implementación descansa en un entramado institucional que incorpora a diversos actores en momentos y roles diferentes del proceso de gestión. Estas políticas focalizadas generaron una transformación de los derechos sociales, que devinieron ya no en una intensificación de la ciudadanía por aumento del plexo jurídico de derechos, sino que se constituyeron en un elemento desciudadanizante. (García Delgado & Nosetto, 2004: 176) En tal contexto surge, siguiendo la línea argumental propuesta por Pierre Rosanvallon (2004), la categoría de discapacidad defienden los derechos individuales, políticos y sociales de los ciudadanos (...); por otra parte, estaría el conjunto de movimientos sociales que continuamente plantean nuevos principios y valores, nuevas demandas ciudadanas, así como vigilan la aplicación efectiva de los derechos ya otorgados. Tendríamos así, que la sociedad civil contendría un elemento institucional definido básicamente por la estructura de derechos de los Estados de Bienestar contemporáneos, y un elemento activo, transformador, constituido por los nuevos movimientos sociales” (Arato, 1994; citado en Olvera, 1998). Sociedades, Territórios e Política 66 social.25 Las políticas sociales focalizadas fueron la respuesta del neoliberalismo a la extrema pobreza e instalaron la idea de asistencia permanente y la identidad del asistido despojado de su ciudadanía, dependientes del favor de gobiernos y ONG’s. (Coraggio, 2007) El profundo y especial alcance que adquirió el neoliberalismo, puede comparase con el alcance, también intenso y extenso, de su propia crisis. Se trata de una crisis civilizatoria integral: financiera, laboral, alimentaria, ecológica, energética. A nivel mundial, “afecta a la manera de organizarnos (los Estados nacionales), a la manera de pensar (la modernidad) y a la forma de organizar la economía (el capitalismo)”. (Monedero, 2012: 17) Es que frente al neoliberalismo y al orden del discurso que éste logró imponer, con el correr de los años se fueron construyendo narrativas alternativas encarnadas en la figura de los Movimientos Sociales. Una gran efervescencia social contraria al neoliberalismo generó un escenario de oportunidades políticas que favorecieron la asunción de gobiernos progresistas o de centroizquierda, los que reconfiguraron el mapa político existente. La caracterización del tipo de Estado que a partir de estos procesos se ha ido conformando y su definición, habilitan una discusión difícil de zanjar. A pesar de que existe un acuerdo general sobre el “regreso del Estado al primer plano” (Skocpol, 1985), se evidencia una controversia respecto a la superación definitiva del neoliberalismo. En este sentido, hay quienes afirman que el neoliberalismo en tanto proyecto político sigue vigente; por ello, el desafío de las propuestas alternativas es doble: trabajar sobre las “huellas” que dejó el período de auge neoliberal y lidiar con la constante presencia de un neoliberalismo camaleónico, que se presenta siempre capaz de reinventarse. (Smith, 2009) Lo cierto es que el Estado y su proceso de reconfiguración abren una serie de interrogantes sobre lo nuevo y lo viejo, lo que cambia y lo que permanece, lo equivalente y lo distinto (Thwaites Rey, 2010); en definitiva: sus rupturas y continuidades. 25 El autor entiende que, así como en el Siglo XIX había tenido lugar la idea de desocupación, en los años ochenta se introdujo la noción de discapacidad social para manejar poblaciones que ya no podían insertarse normalmente en la sociedad. Esta categoría “incluye diversas formas de marginalidad, llegando incluso a designar a los trabajadores que no se adaptan a las mutaciones tecnológicas” (Rosanvallon, 2004: 117). Sociedades, Territórios e Política 67 4. Hacia un abordaje socio-territorial. El encuentro-desencuentro entre disciplinas Como ya hemos expuesto la relación entre Estado y sociedad civil sólo puede ser comprendida a partir de sus arreglos espacio-temporales. Una vez realizado un recorrido histórico que tuvo como eje analítico a la noción de participación, resulta necesario avanzar en las implicancias territoriales de los procesos participativos, pero para ello es ineludible, en un primer momento, reconocer las vicisitudes que el abordaje socio-espacial ha debido afrontar al momento de dar cuenta de los fenómenos sociales contemporáneos. De hecho el propio Michelle Foucualt, en diferentes pasajes de su obra, ha problematizado en torno a la preeminencia que el tiempo ha tenido sobre el espacio a lo largo del siglo veinte: “el espacio fue tratado como lo muerto, lo fijo, lo no dialéctico, lo inmóvil. El tiempo, por el contrario, fue rico, fecundo, vivo, dialéctico”. La conclusión a la que arribó el autor francés fue expresada del siguiente modo: “tenemos que pensar (nos) en términos espaciales” (1980; 1986, citado en Tirado & Mora, 2002). En tal sentido, es posible reconocer que desde la década del ochenta las Ciencias Sociales evidencian un marcado “giro hacia la espacialidad” (Lindón & Hiernaux, 2010: 278). En este proceso, las nociones de territorio, espacio y lugar han dejado de ser abordadas metafóricamente como meros elementos de localización, y emergen ahora como dimensiones analíticas fundamentales para la comprensión de fenómenos sociales cada vez más complejos, reconociendo que entre Sociedad y Espacio hay una implicancia de doble vía. En contraposición al anunciado “fin de la geografía” (Virilio, 1997), que sobrevendría al avance de la globalización y a los denominados procesos de desterritorialización del capital, lejos de desaparecer, las categorías geográficas parecen mutar y complejizarse cada vez más; poniendo en jaque los presupuestos clásicos de la geografía tradicional, que reducían el concepto de espacio a la dimensión material de los objetos, por lo que el interés estaba puesto en su distribución física sobre la faz de la tierra. El espacio no se Sociedades, Territórios e Política 68 problematizaba, era un a priori que simplemente existía en su materialidad, y, por lo tanto, en su abordaje se omitían, sin más, sus aspectos simbólicos y subjetivos. La aplicación de la razón cartesiana a su definición y análisis, ha hecho pensar al espacio en la esfera de lo absoluto. La fragmentación de su abordaje llevó a la construcción de un espacio mental regido por la geometría y la técnica y, por ende, menospreciando la dimensión de la vida cotidiana. De hecho, “el papel del espacio en relación a la sociedad ha sido frecuentemente minimizado por la geografía (...) se puede decir que ésta se interesó más por la forma de las cosas que por su formación” (Santos, 1996: 12, citado en Manzanal, 2007: 35). En un contexto en el que las certezas que ordenaban el mundo más o menos hasta los años setenta parecen haber desaparecido, las sociedades contemporáneas, de riesgos manufacturados, han perdido sus seguridades ontológicas y con ellas se han desvanecido los principios teóricos y metodológicos que habían instituido una rígida división entre el mundo interior subjetivo y el mundo exterior objetivo. La densidad y la complejidad son ahora las características del mundo actual de las que debe ocuparse el analista social. Dado que ya no pueden asirse desde los mismos postulados que les daban certezas en un pasado no tan remoto (Lindón & Hiernaux, 2010), las Ciencias Sociales intentan construir nuevos patrones de comprensión de los fenómenos que estudian. Este escenario ha reactualizado las discusiones sobre la relación entre temporalidad y espacialidad. El espacio, que había sido interpretado durante la denominada “larga noche espacial” (Ibíd.) como una categoría menor frente a los análisis históricos, cobra una centralidad creciente. Es así como en un avance hacia una fuerte conciencia tempo-espacial, en las últimas décadas las Ciencias Sociales asisten a un giro no sólo lingüístico y cultural, sino también espacial. El espacio ha sido “reafirmado” en la teoría y análisis social contemporáneo (Soja 1989) de tal manera que, hoy, las proposiciones “lo social y lo espacial son inseparables” y “la forma espacial de lo social tienen efectividad causal” (Massey 1994:255), son ampliamente aceptadas entre teóricos sociales. Esto quiere decir que lo espacial debe ser abordado no simplemente como producto de procesos sociales, (esto es, el espacio como Sociedades, Territórios e Política 69 “socialmente construido”), sino también como parte de la explicación de estos procesos sociales (esto es lo social como “espacialmente construido”) (Auyero, 2002: s/p.). Para enfrentar los desafíos investigativos que representan estos reacomodamientos epistemológicos, resulta necesario superar conceptos puros y unilaterales hoy desprovistos de potencial explicativo. Este retorno del territorio (Santos, 2005) nos invita, entonces, a reflexionar sobre la participación social en la Argentina reciente y su proceso de territorialización, valiéndonos de las herramientas teóricas y epistemológicas surgidas del encuentro entre la geografía humana y la teoría social. 5. Territorialización de la acción social: el caso de la Asamblea Popular Los Boulevares (Córdoba-Argentina) Los procesos de territorialización de la participación social en la Argentina reciente, cuyos antecedentes más inmediatos nos remontan a mediados de la década del noventa, responden a lo que Denis Merklen (2010; 2004/2005), ha dado en llamar “la inscripción territorial de los sectores populares”. El autor entiende que: …el territorio adquiere en esta etapa importancia renovada en la socialización política y en la socialización a secas de las clases populares. Mientras los sindicatos perdían su peso, las organizaciones barriales aparecían en el paisaje político y social de la Argentina, poniendo en evidencia la fuerza latente del territorio urbano (Merklen, 2004/2005:46). La nueva relación que estos grupos sociales movilizados mantuvieron con lo político y con la política26, siguiendo las distinciones propuestas por Cornelius Castoriadis (2008; 26 A lo largo de su obra, el autor greco-francés propone una distinción entre ambos términos-conceptos. Ante el uso indiferenciado de estas categorías, Castoriadis introduce la siguiente discriminación analítica: Lo político quedaría así reservado a aquellas decisiones emanadas del poder explícito, entendido éste último como la instancia capaz de emitir imperativos sancionables y al menos en parte conscientes o reflexionados. Tal poder se encuentra presente en todas las sociedades, y en las nuestras, en particular, se encarna en las instituciones del Estado, cuyo objetivo es restablecer el orden, asegurar la vida y la operación de la sociedad hacia y contra lo que en acto o en potencia la ponga en peligro. La política, en cambio, refiere a aquella actividad lúcida y reflexiva Sociedades, Territórios e Política 70 2010), “se descentran hacia lo local (o el barrio), donde los más desprotegidos encontraron una fuente de ‘reafiliación’, medios de subsistencia e incluso una base de recomposición identitaria” (Merklen, 2004/2005). Por otro lado, es necesario reconocer las transformaciones acontecidas en los aparatos del Estado y la importancia que los territorios asumieron para las gestiones gubernamentales al momento de generar estrategias cuyo principal objetivo fue contener la crisis y tratar de recuperar la perdida y tan mentada “gobernabilidad”. Para ello las políticas implementadas oscilaron entre la puesta en marcha de programas sociales focalizados, que consistieron en el otorgamiento de subsidios -planes sociales según el modelo del workfare (trabajo forzoso)- , dictaminado por los organismos internacionales (Svampa & Pereira, 2009:237), y acciones directas que no excluyeron el uso del aparato represivo del Estado. Es posible advertir el modo en el que sistema estatal (en sus tres niveles) experimentó una correlación de fuerzas específica que mostró a los sectores no corporativos de la sociedad civil presionando y protagonizando intensas luchas populares que llevaron al Estado-aparato a canalizar sus demandas en clave de pacificación social, realizando concesiones que pretendían restablecer la “normalidad” del orden institucional, a pesar de que éste sufrió considerables reacomodamientos como consecuencia de la movilización social. Las autoridades estatales nacionales, provinciales y en especial las municipales, por su proximidad territorial, se convirtieron en administradoras de instituciones que concentraban recursos indispensables para la subsistencia. De un modo general, estos dispositivos de asistencia social, al tomar como interlocutores a las organizaciones y a los líderes locales en cierta manera condujeron la política del barrio y complejizaron las estrategias de intervención de las organizaciones sociales involucradas, puesto que éstas orientada al análisis crítico de la institución dada de la sociedad. La misma es puesta en duda como tal y en sus diferentes aspectos y dimensiones. La política es, entonces, proyecto de autonomía: actividad colectiva reflexionada y lúcida tendiendo a la institución global de la sociedad como tal. (Castoriadis, 2008; 2010) Sociedades, Territórios e Política 71 debieron combinar, en permanente tensión, acciones tendientes al reconocimiento y a la reivindicación, con otras basadas en la negociación y la colaboración con el Estado para obtener aquellos recursos indispensables en un contexto de emergencia social. A partir del caso de la Asamblea Popular Los Boulevares de la ciudad de Córdoba fue analizado situadamente este proceso, como así también el devenir de este tipo de organizaciones socio-política, poniendo especial atención en su inscripción territorial y en su dinámica participativa, tomando como categorías referenciales a las nociones de territorio y lugar. La primera para hacer alusión a las relaciones de poder y a la dimensión política, en sentido amplio, de las prácticas espaciales consideradas y la segunda para poner de relieve el espacio vivido, la experiencia espacial y la construcción de identidades. Ambas nociones pudieron ser distinguidas de manera más o menos taxativa sólo en el plano estrictamente analítico. Si tenemos en cuenta que lo distinguible no es necesariamente separable, (Castoriadis, 2010), es en términos empíricos donde se tornan evidentes los matices y las articulaciones que devienen de ambos conceptos y que han sido reconstruidos a partir de los registros narrativos recolectados. Es mediante el análisis comprensivo de la entrevista realizada a una de las referentes de la organización social mencionada que se arribó a las conclusiones que se presentan a continuación. Como primera medida, y en lo concerniente a las implicancias metodológicas de esta reflexión, es importante destacar que a partir de la entrevista, considerada como técnica de recolección de datos, es posible reconstruir el sentido social de la conducta individual. Interpretada de este modo la entrevista permite la obtención de información primaria, cuyo contenido se encuentra atravesado por una relación no excluyente pero sí dinámica y conflictivamente entrelazada entre estructura social y agencia humana, entre integración social e integración sistémica, o lo que es igual, “(...) la naturaleza de una interacción en situaciones de co-presencia y la conexión entre éstas y los influjos ‘ausentes’ que conciernen a la explicación de una conducta social” (Giddens, 2011:173). Sociedades, Territórios e Política 72 La Asamblea Popular Los Boulevares se constituyó como tal durante una de las etapas más álgidas de la historia nacional: nos referimos a la denominada “crisis del 2001”.27 En realidad la Asamblea es una organización político-social que se conforma en base a la crisis del 2001. Cuando en diciembre se desata la crisis nosotros hacía rato que veníamos viendo… porque vivíamos en el barrio (Liliana, militante social y una de las referentes de la Asamblea, entrevista personal, 13/05/2014). Fueron algunos vecinos de este barrio, situado en la zona sur de la ciudad capital, quienes, en diciembre de ese año, en el momento más difícil de un proceso de intenso deterioro político, económico y social, decidieron reunirse para buscar caminos de solución a la problemática más acuciante de aquellos tiempos: “el hambre”. L:…“Del hambre había que hablar. Pero cómo solucionábamos el hambre si nosotros económicamente también estábamos mal…” L:-…También la crisis nos desplazó de otro barrio, de clase media acomodada, perdimos la casa con mi compañero y justo nacía nuestra primera hija, nuestra única hija, que nació en ese contexto, en ese año, y fue durísimo. Entonces nos desplazó a éste barrio, fuera del cordón…fuera del Anillo de Circunvalación…28 Para nosotros fue patético… Cuando nosotros llegamos acá había siete asentamientos que eran durísimos. Los niños empezamos a ver que no tenían zapatillas y los que tenían zapatillas, no tenían talones las zapatillas, caminaban sin eso…” 27 “La crisis de 2001 quizás haya sido el peor derrumbe social de la historia argentina. No se trató, desde ya, de una mera crisis económica, sino que se puso en juego la posibilidad de la continuidad del Estado nacional como entidad con capacidad de autogobierno. Hacia fines de aquel año, la disolución de los vínculos políticos, económicos y sociales llegó a un punto tal que no podían garantizarse las condiciones para la supervivencia “normal” de amplias franjas de la población. El colapso del aparato productivo, bancario y de las finanzas públicas fue sólo la expresión económica del derrumbe de toda la sociedad. A diferencia de un cataclismo, no fue un producto de la naturaleza, sino de la acumulación de políticas contrarias a los intereses básicos de la Nación” (Aronskind, 2011: s/p). 28 El Anillo de Circunvalación es la principal marca de un proyecto urbanístico segregacionista que la ciudad de Córdoba comenzó a delinear en la década del ’50 y que se concretó durante los ochenta. Tal Anillo contiene la traza urbana, compactando el crecimiento de la ciudad dentro de sus límites. Como resultado de este trazado el espacio urbano cordobés queda dividida de manera tal que “los barrios vinculados a las zonas industriales localizadas en el Sur, Sureste y Suroeste contrastan urbanística, económica y estéticamente con las áreas residenciales del aristócrata Noroeste cordobés” (Cervio, 2014: 22). La política urbana dispuesta por el Estado municipal para la periferia es la extensión con baja densidad. Las urbanizaciones se emplazan mayoritariamente por fuera de la Av. Circunvalación y a varios kilómetros del centro de la ciudad. En su interior, el Estado provincial despliega una amplia variedad de instituciones de control y disciplinamiento corporal (comedores, escuelas, dispensarios, etc.) que atentan contra las posibilidades de los pobladores de movilizarse por otros circuitos de la ciudad, así como de vivenciar encuentros con otras clases (Cervio, 2010). Sociedades, Territórios e Política 73 De acuerdo con el fragmento transcripto es posible registrar la manera en que la historia de vida de Liliana, nuestra entrevistada, sintetiza buena parte de las transformaciones que la estructura social argentina experimentó durante aquella época. De hecho, la historia de vida, como recurso metodológico y opción epistemológica, constituye una expresión de la permanente interacción entre la historia personal y la historia social. La narración y la reflexión sobre las vivencias hacen posible el encuentro “entre el tiempo del sujeto y el tiempo del mundo, entre la finitud de la vida personal y la infinitud de la historia humano social” (Puyana & Barreto, 1994: s/p.). En este caso nos permitió reconocer los alcances del proceso de pauperización que sufrieron los sectores medios en la Argentina finisecular. De esta manera los registros biográficos se refieren a contextos específicos y describen vivencias y experiencias individuales que no por eso se encuentran desenganchadas de las realidades macro-sociales circundantes; por el contrario se presentan como un vínculo dialéctico y significativo. Agnew lo expresa del siguiente modo: La macroescala estaría manifiestamente presente en las rutinas y prácticas de la vida diaria. Pero es a su vez producto agregado de las consecuencias, intencionadas e inintencionadas de las situaciones en microescala. Agregación, consecuencias intencionadas y representaciones están presentes a la vez, más que sólo una de ellas (1987: 20, citado en Lois, 2010). En palabras de Haesbaert (2013) miles de argentinos sufrieron un sostenido proceso de desterritorialización, no en el sentido de la “libre” circulación o movilidad ascendente del capital, sino como la pérdida de control sobre el propio territorio. De hecho, la capacidad de movilidad, según Bauman (2001), se ha convertido en una fuente irrefutable de estratificación social. Es así como: los globales dispondrían de un acceso a la movilidad ilimitado que les permitiría elegir destino y asegurarse la producción de distancia; mientras que los locales se hallarían en un espacio restrictivo, imposibilitados de desplazarse o condenados a ser expulsados del lugar que desearían ocupar (Castro Orellana, 2009: 179). Sociedades, Territórios e Política 74 Pero también es cierto que tales condiciones de precarización, de pérdida, de desplazamiento, tal contexto constrictivo, es, simultáneamente, y con todas las contradicciones que ello supone, una condición habilitante en la construcción de nuevos territorios, territorios de lucha y de resistencia que también tienen grados variables de influencia ante el poder explícito y el orden instituido. Liliana vivencia en un primer momento a este proceso de desterritorialización como un hecho “patético”: el desplazamiento fuera de los límites de aquella ciudad visible y enunciable que es parte de las representaciones dominantes del espacio urbano. Sin embargo, a medida que se produce su encuentro con otros vecinos que también tienen experiencia militante y comparten trayectorias en las luchas populares, y mediante su referenciación consciente en un intenso proceso de aprendizaje vinculado con las necesidades y las estrategia de supervivencia de los sectores más desfavorecidos por la crisis, se comienzan a delinear acciones comunes, prácticas políticas inscriptas en cartografías de segregación, atravesadas por condiciones materiales y simbólicas de exclusión, pero que al mismo tiempo intentan su recusación, pretendiendo construir otras formas de habitar la ciudad que se les niega, disputando el código hegemónico de producción y lectura del espacio. L:… Mirá vos… yo ahí aprendí tantas cosas…. Como que se podía cocinar…conocí el famoso ladrillo con resistencia, ahí cocinaba la gente porque no pagaba luz. No había cables forrados, entonces, todo el mundo estaba enganchado a la luz, entonces todo el mundo tenía la “cocinita eléctrica”, que era con el ladrillo con resistencia. Bueno, todo aprendizaje del barrio…de la militancia… Los repertorios de acción asumidos incluyeron el corte y la ocupación de las calles del barrio, sus espacios públicos y sus lugares significativos, tal fue el caso de la parroquia que cobijo a cientos de vecinos que comenzaron a aglutinarse con motivo de los planes sociales; una herramienta que a decir de Merklen, permitió satisfacer necesidades urgentes de los vecinos y de la organización, como así también luchar por el reconocimiento de los derechos conculcados. Sociedades, Territórios e Política 75 L: “Entonces…empezamos a ver el tema de los Planes Jefes, entonces no teníamos a dónde juntarnos, en la calle primero, pero en la calle era tanta gente la que venía, te estoy hablando de más de cuatrocientas personas. Entonces comenzamos a… dice uno de ellos: podemos pedirle la llave al cura y entramos a la Iglesia y si no nos la da, la tomamos. Así, literalmente. Porque…la gente afuera, ya empezaba a hacer frío. Entonces agarramos y el cura nos dio la llave… Resulta que no teníamos acercamiento con la Iglesia de acá, pero resulta que la Iglesia de acá es una Iglesia que ha caminado en la opción por los pobres y en la Teología de la Liberación”. Es así como comienza un proceso de territorialización29 de las prácticas de este grupo de vecinos, apropiándose del barrio como “nano-territorio”, delineando prácticas insurgentes que lograron anclarse en un espacio de proximidad. L:… Bueno, ahí alquilamos un lugar (…) que había sido como una escuela cooperativa y tenía muchas aulas, y ahí comenzamos a funcionar. Y entonces comenzamos… Había ropero, cayó un médico que dijo que él iba a atender… Alquilamos eso y lo arreglamos, ahí había guardería, biblioteca, se daba apoyo escolar, había médico, cine, un cine grande…reciclamos todas las butacas de un cine que habían cerrado… Todas estas acciones de organización y de coordinación que se inscriben en el territorio barrial y lo convierten en un espacio referencial, remiten tanto a la idea de territorio como a la de lugar. En cuanto a éste último, se trata de un concepto que revaloriza al sujeto y a su experiencia cotidiana de habitar el espacio con toda la carga de sentido que dicha experiencia lleva consigo. Se asocia fundamentalmente a la idea de espacio vivido, aquel que es percibido a través de los sentidos, de las ideas, en diferentes instancias que articulan el espacio personal y el del grupo. “El espacio se transforma en lugar a medida que lo conocemos mejor y lo dotamos de valor” (Tuan, 1986:6). Se trata, entonces, de espacios delimitados que, para los sujetos, representan certezas y seguridades otorgadas por lo conocido, inscriptas en sus propios registros biográficos. Son espacios definidos a partir de la apropiación simbólica e identitaria que allí sucede (Schneider & Tartaruga, 2006). L: …No hay casa que no conozcamos, no hay casa que no conozcamos la problemática, la familia, te puedo decir, todo, todo el barrio… 29 Rogério Haesbaert (2013) entiende este término en el sentido de un proceso de dominio (políticoeconómico) y/o de apropiación (simbólico-cultural) del espacio por los grupos humanos. Sociedades, Territórios e Política 76 Resulta interesante el modo en el que a partir de la creación de la Asamblea y de la organización de los vecinos, la relación que Liliana construye con el barrio, como así también, la manera en la que se resignifican las condiciones de exclusión allí existentes, convierten a este espacio en un verdadero lugar. En los términos propuestos por Lopes de Souza (2013), en rigor, se genera un proceso de relugarización, es decir, (…) la atribución de nuevos significados a los espacios (o mejor a los lugares, ya que se trata de resignificar un espacio ya dotado de sentido). Eso puede ser hecho con ayuda de las representaciones de los paisajes, de nuevas adjetivaciones y de nuevas descripciones, de revisiones de la historia (reescribir la narrativa de la “historia del lugar”: releer el pasado, influenciar en el futuro30 (Lopes de Souza, 2013: 125). El autor advierte que muchas veces, una “relugarización” substancial exige una nueva toponimia y sus nuevos calificativos precisan resistir y luchar para afirmarse (trinchera simbólica) contra la indiferencia y el preconcepto. La Asamblea de los Boulevares es protagonista de un proceso participativo que insistió en construir puentes de contención ante un Estado desarticulado y a partir de ello recusar aquel imaginario dominante que circunscribe la periferia al espacio de la marginalidad, el territorio donde reside el trabajador que “no trabaja”, donde habita la sobrepoblación. En Los Boulevares han construido un sentido del lugar que reivindica una tarea constante, pequeña, pero potente, que lucha contra aquellos sentidos impuestos desde la “ciudad formal”, construyendo así una verdadera trinchera simbólica. Esta búsqueda de un espacio diferenciado, articulado en múltiples expresiones de resistencia, se convierte, además, en una práctica política concreta en relación al espacio. El propio López de Souza en su libro Los conceptos fundamentales de la investigación socio-espacial (2013) destaca un aspecto de considerable importancia: los 30 La traducción es nuestra. Sociedades, Territórios e Política 77 conceptos de territorio y lugar terminan por constituir una categoría híbrida. El geógrafo lo expresa del siguiente modo: …los lugares son menos o más claramente, menos o más fuertemente, casi siempre territorios. Y esto es así porque las identidades socio-espaciales se asocian, siempre, con relaciones de poder espacializadas, en las que se nota la finalidad de defender las identidades y un modo de vida (o también, y no es raro usando eso mismo como pretexto, el propósito de defender los privilegios de un grupo o el acceso privilegiado a ciertos recursos)31 (2013:121). Para este autor brasilero el territorio es “el espacio definido y delimitado por y a partir de relaciones de poder” (Lopes de Souza, 1995: 78). El mismo funciona como un campo de fuerzas, una tela, una red de relaciones, que a la par de su complejidad interna, define al mismo tiempo, un límite, una alteridad. El territorio es multidimensional, pero asume para sí como elemento constitutivo su carácter político. Podría definirse como “una red compleja de relaciones de poder/saber que se expresan en paisajes materiales y discursivos de dominación y resistencia” (Oslender, 2002). “Lo que importa en el estudio del territorio es quién domina, gobierno influencia en ese espacio y cómo” (Lopes de Souza, 2013). En cuanto al poder, éste se presentaría desprovisto de todo sustancialismo: el mismo no es una cosa, no funciona como un sistema de suma cero, ni radica de modo exclusivo en alguna fuerza heterónoma; el poder es una relación que se caracteriza por su ubicuidad. El concepto de poder que subyace a esta concepción sería el de un elemento relacional presente en todas las interacciones sociales, más que un atributo exclusivo del Estado o de las instituciones sociales y políticas. La dialéctica entre poder y estructuras sería continua, y las diferentes situaciones especificarían el poder de los agentes, sin ser algo exclusivamente coercitivo, sino también productivo y habilitador (poder para) (Lois, 2011). A partir del análisis de las acciones y procesos participativos en los que se ve involucrada la Asamblea, es posible reconocer diversos actores territoriales, todos ejerciendo poder y delineando múltiples territorialidades, maneras específicas de concebir al espacio que 31 La traducción es nuestra. Sociedades, Territórios e Política 78 no están exentas de conflictividades. Así, a lo largo de su relato, Liliana hace mención a los punteros políticos, al “cura”, a los militantes y a los aparatos del Estado. L: [En la primera sede de la Asamblea] estuvimos dos años hasta que los punteros políticos de partidos políticos tradicionales les cobraban diez pesos a la gente, con un cuadernito los anotaban y…no iban a trabajar y presentaban planilla de asistencia al trabajo como Plan Jefas…Entonces nos quitaron el 90 % de los militantes y si la organización quería seguir abierta tuvimos que hacer la opción de trasladarnos a un lugar más chico, que fue éste… Decidimos quedarnos y sostuvimos la organización hasta el 2007 que comenzamos de nuevo a ver más militancia, pero se borró la militancia y la gente empezó a tener después del 2004 también empleos, y entonces ya se olvidaba que había pasado hambre, porque lamentablemente la memoria para esas cosas es corta ¿no? Y nos quedamos acá, sostuvimos la organización, después vinieron más compañeros a militar, muchos iban y venían… También al momento de delinear su propio proyecto político, las discusiones al interior de la Asamblea y las que remiten a la construcción territorial de su propuesta políticosocial se ven atravesadas por relaciones de poder, por relaciones de alteridad que al tiempo que establecen diferencias pretenden reafirmar su apropiación territorial, constituyéndose como marcadores de identidad. La conquista de nuevos espacios políticos, la lucha diaria que no se concibe como estrictamente social, y que por esa misma razón, no descarta la articulación con otros movimientos políticos, pero que al mismo tiempo establece fronteras materiales y simbólicas que pretenden dar cuenta del control sobre el propio territorio y que demuestran las intensas disputas que lo configuran y reconfiguran en el devenir de la construcción política y de la militancia. Todo ello se delinea como parte de un proceso que es abierto y a la vez permanente. L:… Acá no trabajamos con proyectos. Consideramos que esos son proyectos “onegenistas” (desarrollados por ONG´S). Tenemos grandes discusiones con las ONG´S porque esta es una organización política y social. Esta fue la diferencia por la que nunca pudimos articular trabajos con los que trabajan en los proyectos extensionistas… Porque las ONG´S hacen proyectos extensionistas. El problema que siempre tuvimos con las ONG´S es ése, que la discusión de fondo es para qué vienen a trabajar si no van a transformar nada… El tema es cuando transformamos para mañana, cuando creemos que podemos transformar… Sociedades, Territórios e Política 79 L: Cuando nosotros trabajamos la candidatura de Carolina32, nosotros trabajamos en un Mesa de la 14 (de la Sección) e iban un montón de ‘espacios K’ que hay de la 14, había de todo ahí, te encontrabas con los universitarios, te encontrabas con la Jauretche, te encontrabas con la Evita, te encontrabas con el viejo PJ, convertido al Kirchnerismo, vos decis, ¿cómo haces? Punteros en los barrios que decían “yo tengo una organización” y que en realidad lo que habían hecho era trabajar en distintas etapas en los últimos 15 años y vos tenes un trabajo distinto, otra discusión…Entonces logramos hacer una franja donde desde la Avenida Claret hasta la Voz del Interior (lugares referenciales que delimitan el Barrio Los Boulevares) sólo trabajábamos nosotros, que no ingresara nadie, bueno, tener ese espacio del territorio delimitado para nosotros. Tuvimos que estar sacándonos los ojos para poder debatir eso… Como puede advertirse, los límites que el enfoque normativo impone a los procesos participativos no dan cuenta del tipo de experiencias que pretenden incidir en el sistema político, tal es el caso de la Asamblea Los Boulevares, la cual entiende que su lucha debe darse tanto dentro como fuera del sistema estatal-ahora más afín al ideario popular- y que no descarta su articulación con estructuras partidarias específicas. Como colectivo social se reconocen identificados con la política del gobierno nacional y su intención parece ser “permear” al Estado y a sus instituciones de aquellas significaciones sociales que han acompañado sus reivindicaciones, intentando forjar una épica militante alternativa que evite su retracción a un rol periférico. Para ello disputan el territorio como espacio de puja electoral, de construcción de poder político-partidario, al tiempo que llevan adelante acciones ancladas en el sentido de la política, entendida como aquella actividad lúcida y reflexiva orientada al análisis crítico de la institución dada de la sociedad (Castoriadis, 2010). Es así como desde lo local, desde el barrio, se pretenden modificar relaciones sociales basadas en la violencia, la dependencia y la heteronomía. L: Y yo creo que hubo muchos avances acá, nosotros trabajamos mucho con el tema de los pibes, acá era muy roja la situación en las villas. Hoy los pibes no están tan sentadas en la calle fumando, seguro que los vas a ver, no podes controlar una 32 Se refiere a quien fuera Rectora de la Universidad Nacional de Córdoba desde el año 2007 hasta 2013 y candidata electa como diputada nacional por dicha provincia, representante del Frente para la Victoria, fuerza político-partidaria que sostiene el proyecto kirchnerista. Sociedades, Territórios e Política 80 población de 25.000 habitantes, una organización que es un puntito en el mapa y sin recursos. Pero se ha trabajado mucho ése tema, se ha trabajado mucho el tema del Código de Faltas33, todo eso… Hemos trabajado mucho todo eso. En la época que se comenzó a hablar mucho, en la época de Bloomberg, trabajamos mucho con la Secretaria de Derechos Humanos de la Municipalidad… 6. A modo de conclusión La intención del Módulo temático fue introducir a los alumnos del Seminario en las implicancias teóricas e históricas de los procesos participativos que han tenido lugar en Argentina desde mediados de la década del cincuenta del siglo pasado. Durante tal recorrido los participantes del curso pudieron establecer comparaciones con la realidad socio-histórica brasilera, aportando miradas y reflexiones desde sus pertenencias disciplinares, siendo la mayor parte de ellos especialistas en geografía. Entendemos que desandar el camino por el que ha transitado la participación, nos permite reflexionar sobre la necesidad de complejizar el análisis y la comprensión de esta práctica social. En tal sentido, uno de los principales objetivos fue organizar el laberinto semántico que la atraviesa. Para ello es fundamental abordar el fenómeno participativo como parte de procesos políticos más amplios, situados en coordenadas espacio-temporales espcecíficas y que forman parte de la relación-tensión entre Estado y Sociedad Civil. Siguiendo a Pérez Rubio & Foio (2008), es posible afirmar que en dichos procesos se ponen en juego disputas por los sentidos de la participación, por los actores que están autorizados a participar y por los mecanismos diseñados para tal fin. Consideramos que este arsenal teórico-metodológico permite visibilizar y problematizar el conflicto, las contradicciones y la disputa política siempre presentes y 33 Se denomina así a una ley de la provincia de Córdoba, aprobada por la Legislatura con el número 8431. Su propósito radica en castigar algunas conductas (las “faltas”) que perjudican la vida cotidiana y así facilitar la convivencia. Pero en realidad, hoy el Código incluye muchos comportamientos que no afectan a nadie y que son, en muchos casos, el ejercicio de derechos que están en la Constitución Nacional. (Etchichurry, 2010) Sociedades, Territórios e Política 81 subyacentes en la participación. De manera que esta propuesta puede constituirse en una alternativa a los habituales estudios que abordan al fenómeno participativo con una mirada simplificadora y normativa que supone, ya sea celebrar acríticamente la participación, o bien, rechazarla asimilándola a la pura manipulación y al clientelismo. Las experiencias participativas no son ‘formas puras’ de la expresión de los sectores populares -tal cosa no existe en la realidad-; pero no son tampoco un mero reflejo de iniciativas ajenas (la manipulación ‘pura’ tampoco existe en la realidad). Son, al contrario, el producto del entrecruzamiento de iniciativas que disputan entre sí el sentido de los procesos emprendidos (Unda, 2007: 21). La intersección entre participación y territorio nos remontó a la crisis orgánica de la Argentina finisecular que estalló durante el 2001. Es en este período que los sectores populares y los sectores medios empobrecidos se recluyeron en el espacio barrial y protagonizaron acciones de resistencia y organización. El barrio asumió, así, los contornos tanto del territorio como del lugar y las acciones emprendidas pretendieron recusar un orden urbano excluyente y segregacionista al tiempo que se delinearon proyectos socio-políticos que se debatieron y debaten entre la autonomía y la integración al sistema estatal. El análisis del caso presentado tuvo como intención convertirse en un catalizador del debate, lograr reunir las perspectivas presentadas en un proceso participativo concreto de carácter local y establecer puntos de convergencia y de divergencia entre la realidad argentina y la brasilera en el marco más amplio de Nuestra América. Referencias bibliográficas Anderson, B. (1993). 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Introducción El objeto de estudio de este módulo es el peronismo histórico (1945-1955) a partir de una perspectiva teórica que centra en la categoría de “territorialidad”, identificando las perspectivas de análisis que resultan de utilidad para un análisis histórico y permiten interpretar mejor el complejo proceso del peronismo histórico, particularmente las prácticas de posicionamiento político desarrolladas en las multiescalas territoriales (territorios nacionales, provincias, departamentos, municipios). Se promueve así un enfoque interdisciplinario que aproxima la historia política con la geografía política crítica y la ciencia política. En segundo lugar, dicho enfoque conlleva un abordaje de perspectivas acerca de lo político y la política, que serán entendidas aquí desde el aporte de Chantal Mouffe: lo político como antagonismo y la política como hegemonía. Desde el punto de vista metodológico se parte de un análisis conceptual para orientar el trabajo descriptivo donde se consideran en un nivel decreciente la territorialización de los denominados territorios nacionales, las autonomías municipales frente a la intervención de los comisionados municipales y la intervención a las gobernaciones; arribando en una segunda instancia al nivel explicativo donde se propone interpretar la lógica de lo político-territorial en la etapa del peronismo histórico, a partir del enfoque interdisciplinario y sobre la base de los conceptos “territorio” y “territorialidad”. 34 El presente módulo fue dictado en idioma portugués. Sociedades, Territórios e Política 88 2. Perspectivas teóricas sobre el concepto de territorio y territorialidad No voy a detenerme aquí en la trayectoria del concepto territorio, sobre todo desde Ratzel a La Blache y su retorno en la década del ’70, además del punto de inflexión que significó la obra de Raffestin en los ’80 en cuanto desligarlo del Estado-nación y asociarlo a los múltiples poderes. Tampoco se trata de hacer de la espacialidad una categoría omnicomprensiva y explicativa del desenvolvimiento socio-histórico de las sociedades, sino de desarrollar las herramientas teóricas más adecuadas para una mejor compresión de la dinámica histórica, que contribuya a complementar y enriquecer el análisis desde este campo disciplinarlo. En nuestra hipótesis sostenemos que el “territorio” es una categoría coconstitutiva de la dinámica de construcción del poder peronista. El objetivo de este apartado es discutir dos conceptos y luego mostrar cómo hacerlos operacionales en el análisis del peronismo histórico. 2.1. El concepto de territorio según RogérioHaesbaert ¿Por qué se ha elegido el texto de Haesbaert (2011) para nuestro estudio sobre el peronismo? Porque el autor aborda el territorio con sentido histórico y además integra una perspectiva social, política, económica y cultural. A diferencia de otros geógrafos que trabajan con una concepción estrecha de territorio, (asociándolo al poder del Estado, por ejemplo), Haesbaert bajo la inspiración de Gramsci y Bordieu amplía su concepción del poder: en sentido material, pero también simbólico. El autor aporta entonces una perspectiva geográfica del territorio, no parcial (ni únicamente política, económica o cultural) sino integrada, articulada, conectada. Sociedades, Territórios e Política 89 En este punto cabe considerar su concepto relacional del territorio. - Lo define en referencia a las relaciones sociales, en sentido amplio. Es decir, no es relacional en el sentido de ser definido dentro de un conjunto de relaciones históricosociales, sino en el sentido de incluir una relación compleja entre procesos sociales y espacio material. - Otra dimensión de su carácter relacional incluye la temporalidad. Si es relación social, otra característica del territorio es su historicidad. Lo define en relación al contexto histórico en que está inserto: “Es imprescindible por tanto que contextualicemos históricamente el territorio con el cual estamos trabajando”. “Es imprescindible diferenciarlo en la especificidad de cada período histórico. - Esa experiencia integrada del territorio es posible gracias a la articulación en red, a través de las múltiples escalas, desde lo local a lo global. (multiterritorialidad) En segundo lugar, cabe considerar el concepto de territorio como relación espacial del poder. En sus palabras: O território é o resultado de um processo de territorialização que envolve um domínio (aspecto político) e uma apropriação (aspecto cultural simbólico) dos espaços pelos grupos humanos (...) E numa dimensão mais concreta, é politicoeconômico: dimensão material (...) O território envolve ao mesmo tempo uma dimensão simbólica através de uma identidade territorial atribuída pelos grupos sociais como uma forma de controle simbólico sobre o espaço onde vivem como uma forma de apropriação (Haesbaert, 2011: 94-95). Por lo tanto, el territorio es entendido a partir de la imbricación de múltiples relaciones de poder: el poder en su naturaleza estrictamente política, como poder material, como poder de las relaciones económico-políticas) a un poder más simbólico de las relaciones y que refiere a las representaciones. Ello posibilita comprender los lazos complejos entre espacio y poder. En tercer lugar, podemos considerar un concepto de territorialidad calificada como “tradicional” (dentro del esquema teórico que propone el autor para las múltiples Sociedades, Territórios e Política 90 territorialidades, la cual no admite sobre posición de jurisdicciones y defienden una mayor homogeneidad interna, como la lógica clásica del poder y control territorial del Estado Nación sobre la base también de una uniformidad cultural. 2.2. El concepto de territorio según Marcelo Lopes de Souza Este geógrafo es profesor en el Departamento de Geografía de la Universidad Federal de Río de Janeiro, y coordina un grupo de investigación cuyo objetivo principal es la relación entre las relaciones sociales y el espacio. Estudió geografía y Sociología Urbana. Aquí consideramos dos textos de su autoría: “O territorio: sobre espaço e poder, autonomía e desenvolvimento” (1995) y “Os conceitos fundamentais da pesquisa sócio-espacial” (2013). Una de sus tesis relevantes es que el territorio no es sinónimo de espacio. Sin embargo, puede ser definido a partir del espacio: O espaço social, delimitado e apropriado politicamente, emquanto território de um grupo, é o apoio material catalisador da existência e um aspecto cultural-simbólico (Lopes de Souza, 2013: 89). Por otro lado, considera que el territorio se define a partir del espacio y el poder (sería ésta una apreciación restrictiva), aunque se torna amplia en la medida que cree posible considerar las diversas dimensiones como la social, política, cultural y económica). O território é um espaço definido e delimitado por e a partir das relações de poder. Não pode ser confundida com o poder do Estado-nação. O que é o poder? Não é violência, nem dominação. Entendimento mútuo, consentimento (Ibídem). Sociedades, Territórios e Política 91 De manera entonces que el territorio es un espacio definido y delimitado por y a partir de relaciones de poder. El espacio -entendido como espacio social- es anterior al territorio. Asimismo, sostiene que el territorio es un instrumento de ejercicio de poder. La cuestión primordial es conocer quién domina o influencia en el espacio y cómo domina o influencia en ese espacio. Así como el poder está omnipresente en las relaciones sociales, el territorio está presente en toda espacialidad social. Afirma también que los territorios son en el fondo relaciones sociales proyectadas en el espacio antes que espacios concretos. Pueden formarse y disolverse, constituirse y deconstruirse de modo rápido a través de una escala temporal más amplia que incluye décadas o siglos. El sustrato espacial puede permanecer, pero el territorio tener una existencia regular o periódica, estable o inestable. Hay territorios continuos y territorios discontinuos. Suele presentarse una superposición de diversos territorios con formas variadas y límites no coincidentes y pueden existir contradicciones entre las diversas territorialidades por cuenta de los desacuerdos y contradicciones entre los respectivos poderes. (Lopes de Souza, 1995: 96) 3. Una territorialidad peronista En este bloque nos preguntamos ¿de qué modo el peronismo construyó una territorialidad? Entendemos que hubo una territorialidad peronista (en el sentido de que se desarrollaron relaciones espacializadas de poder material y simbólico). Sociedades, Territórios e Política 92 Para ello, debe explicarse qué importancia tenía el territorio dentro de la concepción de las políticas públicas del peronismo? Ya desde la posguerra el territorio tenía una importancia fuerte para el Estadonación. Adquirió relevancia política ya que sobre él descansaba la acción del Estado. El territorio era la base, el fundamento del Estado Nación. Además tuvo importancia estratégica, en la medida que se hablaba de “zonas de seguridad”. Esa dimensión política del territorio quedó puesta de relieve en varios documentos de la época: uno de ellos la Revista Mundo Peronista que en su número de diciembre de 1951 dedicaba un extenso texto a fundamental la importancia política de la soberanía territorial. La expresión aludida por nosotros territorialidad peronista parte de considerar la existencia de escalas territoriales que eran diferentes en su significación político institucional: Los Territorios Nacionales: dependían del poder ejecutivo nacional, no tenían • autonomía ni tampoco representación política Las Provincias: son Estados con autonomía • • Los Departamentos y Municipios: unidades administrativas comprendidas dentro de cada provincia • Los Barrios: espacios suburbanos dentro de la ciudad Ahora bien, ¿cómo operó el peronismo en cada una de esas escalas? • En los Territorios Nacionales. Allí no había tradición de autonomía política ni partidos fuertes. El mecanismo apelado fue el de la inclusión política mediante su Sociedades, Territórios e Política 93 provincialización. Obtuvieron así la categoría de “Provincias” siete de los ocho territorios nacionales existentes en aquel entonces. La secuencia comenzó en1951 -curiosamente en contexto electoral de la segunda presidencia de Perón- y benefició a La Pampa (que pasó a denominarse Eva Perón) y Chaco (Presidente Perón). En 1953 fue Misiones y en 1955 Neuquén, Rio Negro, Formosa, Chubut y Santa Cruz. Desde ese momento el único territorio nacional que continuó manteniendo aquella categoría fue Tierra del Fuego hasta el año 1990. Otro mecanismo empleado fue la mayor presencia del Estado Nacional a través de su penetración material con guarniciones militares, los Planes quinquenales, las obras públicas, salud y educación. Precisamente un mensaje del poder ejecutivo aclaraba cuáles eran los pasos a seguir con los Territorios Nacionales: Por eso el Poder Ejecutivo encara la posibilidad de ir paulatinamente preparando los territorios para poder sufrir esa transformación; y esa preparación es de dos órdenes: de bienestar económico, con el desarrollo de obras públicas; de su sanidad; de su enseñanza y de un mejoramiento jurídico-político en el orden gubernativo, legislativo y municipal (…). La provincialización es un problema que el país deberá encarar; pero no antes de haber preparado esos territorios para que puedan absorber la modificación sin graves inconvenientes y tropiezos iniciales. Por eso el poder Ejecutivo ha planeado... numerosas medidas tendientes a llevar ese mejoramiento económico, jurídico y político (Presidencia de la Nación, Secretaría Técnica, Plan de Gobierno 1947-1951, Tomo I: 33). El segundo aspecto que revistió la territorialización concierne al problema de la ciudadanía. En este sentido los habitantes territorianos alcanzaron el status de ciudadanos, en tanto el peronismo agregaba otra identidad: la del “pueblo trabajador”. La ciudadanía devenía en derecho electoral y este no era un dato menor teniendo en cuenta que casi 1.200.000 habitantes no habían emitido nunca su voto y lo harían a partir de 1951 junto a otro cualidad que también se daba en el resto del país: la elección directa para presidente. En relación con la ciudadanía cabe preguntarse por las comunidades aborígenes existentes en el sur, las que fueron referidas a una Comisión Honoraria de Reducciones de Indios y pertenecieron a la órbita de la Secretaría de Trabajo y Previsión. Sociedades, Territórios e Política 94 Cabe acotar que tal como han demostrado varios estudios, si bien el peronismo modificó el status de los territorios, ya desde fines del siglo XIX venía bregándose por las demandas electivas y la posibilidad de que esas áreas fueran provincializadas. Por otra parte, como toda construcción territorial de poder implica una apropiación simbólica, el peronismo dotó de su propia identidad política a dicha inclusión territorial. Y para ello debemos considerar el mito de “la Comunidad Organizada”. Así, se explica que en 1954 el Ministro del Interior manifestara elípticamente la necesidad de adscribir políticamente al justicialismo como condición previa a la provincialización: El sentimiento acorde de aprobación y solidaridad que se ha podido comprobar en todos los sectores de la población y fuerzas vivas de los territorios nacionales con la política de gobierno desarrollada en los mismos por el Excmo. Señor Presidente de la Nación y, en especial, con la de su provincialización a efectuarse gradualmente... ha determinado que se procediera en el transcurso del presente año a la provincialización del territorio de Misiones (Memoria de la labor de los Ministerios, Informe del Ministerio del Interior, año de 1954, Tomo I; sesión del 1º de mayo de 1954: 78). En 1955 Perón afirmaba en el Congreso Nacional que la sanción de la ley de provincialización: (...) importará borrar, de una vez y para siempre diferencia entre los habitantes de la Patria incompatibles con el estado actual de su evolución política y permitirá Sociedades, Territórios e Política 95 afirmar, por fin, la igualdad integral de los argentinos (Congreso Nacional, Cámara de Senadores, Diario de Sesiones. Sesión del 18 de Mayo de 1955: 115). Pero más adelante el mismo Perón expresó el objetivo esencial de esta medida: con este proyecto se tiende a afianzar, en el orden de nuestras instituciones políticas, la efectividad de la Doctrina Nacional y por ende se contribuye a una mayor grandeza de la patria (Ibídem: 116). En 1952, efectivamente, se había sancionado la Doctrina nacional. • La intervención política en las Provincias y Municipios. La práctica intervencionista tuvo como resultado neutralizar las autonomías. En los gobiernos de provincia actuaba el interventor federal y en los municipios, los Comisionados Municipales. Así, en cierto modo, quedaban erosionadas las bases de acción de las elites locales. Toda esa práctica era parte, a su vez, de un modelo de Estado. La capacidad reguladora del Estado en el campo social y político fue resultado de una construcción institucional progresiva pero conflictiva, por lo tanto no fue homogéneo y hubo negociaciones a niveles locales. • Los territorios de base. El peronismo mostró una gran capacidad para disputar ese nivel de base de los territorios, los barrios. Y para ello resultaron funcionales las Unidades Básicas. ¿Cómo trabajaban las Unidades Básicas? En ellas existía la posibilidad de la elección directa, mayor militancia, mayor cantidad de votos, ofrecer soluciones a demandas vecinales. (Da Orden y Melon Pirro, 2011) Allí tenía lugar la actividad preelectoral, podían gestionarse bibliotecas, pero sobre todo era un centro de adoctrinamiento. Precisamente, en 1954 se estableció que el deber de todo afiliado era conocer y divulgar la Sociedades, Territórios e Política 96 doctrina y las 20 Verdades. El adoctrinamiento partía de la Escuela Superior Peronista que tenía escuelas regionales en cada capital de provincia. También estaban los Ateneos que ofrecían cursos de capacitación peronista para los dirigentes de las UB. No podríamos desconocer en este punto la acción de las UB femeninas: hacían militancia, tareas sociales con apoyo de la Fundación Eva Perón que llega hasta los barrios. Carolina Barry ha estudiado las UB femeninas y también el Partido. Señala, al respecto, que en la opinión de la época se entendió que la participación de las mujeres en la esfera pública estaba definida a partir de su espacio en la esfera privada, como una extensión del rol doméstico a la vida política. Por ello, se consideró que los locales femeninos debían alentar a las mujeres para que aprendieran a tejer, coser, cocinar y otras tareas que se consideraban propias de su condición sexual. Adicionalmente, las principales preocupaciones de ellas debían estar guiadas por los asuntos sociales y asistenciales, áreas donde ya venían participando con anterioridad. Y una característica tan femenina como la seducción era comprendida como un elemento útil para la actividad política, tanto para convencer a aquellos que pensaran diferente como para reforzar el compromiso de quienes ya apoyaban al gobierno. (Barry, 2009) 4. La construcción simbólica de la territorialidad En el siguiente apartado se explicará este diagrama conceptual que tiene por objeto poner de relieve las implicancias teóricas de la unanimidad política, a través de las identidades políticas más fuertes que acuñó el peronismo. Entre ellas, la de la Comunidad Organizada. Sociedades, Territórios e Política 97 Unanimidad política Comunidad organizada Doctrina Partido Al respecto, podemos considerar la existencia de dos relatos. El primer relato comprende el de “la Comunidad Organizada”. ¿En qué contexto emerge tal discurso? La crisis del ’30 significó la crisis de un modelo de Estado asociado al liberalismo, asociado a la democracia liberal, a la lógica de los partidos políticos. En el intento de construir una nueva hegemonía se buscará articular desde arriba [desde el Estado] la voluntad colectiva. Avanzará un nuevo modelo de Estado: el de Bienestar, o Estado Social. El concepto se elaboró entre 1949 y 1952 y los ejes discursivos fueron: La unidad y organización de la sociedad, desestimando el conflicto y potenciando el ideal de la armonía social. ¿Cómo se lograría tal objetivo? A través de una concepción de gobierno como sinónimo de “conducción”: El justicialismo concibe al gobierno como el órgano de la concepción y planificación, y por eso es centralizado; al Estado como organismo de la ejecución, y por eso es descentralizado, y al pueblo como el elemento de acción, y para ello debe también estar organizado (Perón, 1954: 162). ¿Quiénes integran esa Comunidad. La idea de Comunidad aparece como superadora del individuo capitalista y de las luchas de clases: Sociedades, Territórios e Política 98 Cuando hablamos de una “comunidad organizada”, nos referimos a un gobierno, un Estado y un pueblo que orgánicamente deben cumplir una misión común. Los habitantes de la Nación solamente pueden realizarse en la comunidad organizada (Perón, 1951: 32). Para el peronismo el ciudadano no era el votante individual sino el que se expresaba en el marco de una Comunidad Organizada. Para todos aquellos que perseguían un ideal unánime que eliminara la expresión de la divergencia era el reducir al mínimo las expresiones diferentes. (Ajmechet, 2012) Las demandas populares debían canalizarse a través de organizaciones (políticas, corporativas, sindicales). Las organizaciones sociales tenían funciones sociales, no políticas: La Comunidad Nacional se organizará socialmente mediante el desarrollo de las asociaciones profesionales en todas las actividades de ese carácter y con funciones prevalentemente sociales. La Comunidad Organizada es realizable en la idea de ser Conducida. Por eso la idea de reelección presidencial. La misión en común deviene de una Doctrina. El movimiento tenía que ser adoctrinado y en el mismo sentido la sociedad. La Doctrina se concibe como funcional a la organización: El punto de partida de toda organización consiste en organizar a los hombres espiritualmente, que todos los hombres comiencen a pensar y a sentir de una manera similar, para asegurar una unidad de concepción que es el origen de la unidad de acción. El alma de la Patria es la Doctrina nacional; (…) promueve la unidad de acción, base indispensable de la unidad nacional (Escuela Superior Peronista, 1954: 20). El segundo relato comprende la difusión de la Doctrina Justicialista, que fue impartida mediante los cursos de adoctrinamiento que se realizaron desde 1951 en la Escuela Sociedades, Territórios e Política 99 Superior Peronista y cuyo objetivo era en primera instancia la formación de los cuadros políticos del Movimiento. El l7 de octubre de 1950 el General Perón anunció al Pueblo argentino, reunido en la Plaza de Mayo las 20 Verdades del Peronismo. Allí se dice: 13. Un gobierno sin doctrina es un cuerpo sin alma. Por eso el peronismo tiene su propia doctrina política, económica y social: el Justicialismo. La Doctrina vino a reforzar el concepto de Comunidad Organizada, pues se entendía que la Doctrina Nacional era el conjunto de los principios fundamentales cuya unidad de concepción promovía la unidad de acción, base indispensable de la Unidad Nacional. La Doctrina Nacional debe orientarse hacia la realización de la armonía y el equilibrio entre los derechos del individuo y los derechos de la sociedad para que la Comunidad posibilite el máximo desarrollo posible de los fines individuales de sus componentes. Esa Doctrina se presenta discursivamente como omnicomprensiva: 15. Como doctrina política, el justicialismo realiza el equilibrio del derecho del individuo con el de la comunidad. 16. Como doctrina económica, el justicialismo realiza la economía social, poniendo el capital al servicio de la economía y ésta al servicio del bienestar social. 17. Como doctrina social, el justicialismo realiza la justicia social, que da a cada persona su derecho en función social. La Doctrina se la entiende en términos “nacionales”: (…) defínese como Doctrina nacional adoptada por el Pueblo argentino, la Doctrina Peronista o Justicialismo, que tiene como finalidad suprema alcanzar la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nación. Esa misma Doctrina es la que orientaría la producción cultural de la sociedad: Sociedades, Territórios e Política 10 0 La cultura nacional, conformada según la Doctrina Nacional, debe ser como la misma doctrina: simple, práctica, popular, cristiana y humanista. La acción cultural de la Nación ha de tener como objetivo otorgar una nueva conformación a la cultura argentina según los principios fundamentales de la Doctrina Nacional. Las actividades culturales (científicas, técnicas, históricas, artísticas y deportivas) deben contar con el auspicio permanente del Gobierno, del Estado y de las organizaciones concurrentes del Pueblo. La educación debe tener como finalidad realizar la formación moral, intelectual y física del Pueblo sobre la base de los principios fundamentales de la Doctrina Nacional. Entre 1951 y 1952, la concepción ideológica de Perón empezó a trascender de la órbita del Movimiento Político Peronista. Ganó espacio en la opinión pública, tanto en las producciones habidas dentro del peronismo (Revista Mundo Peronista) como a través de los medios orales de comunicación, como la radio. A través de ellos las noticias cobraban alcance nacional, pero también todos aquellos aspectos que el régimen quisiera instalar en la opinión general. 5. La función del Partido ¿Cómo se entendió primeramente el partido? En la Carta orgánica del Partido (1947) se lo definía como “la unidad espiritual y doctrinaria”. Luego, operó un proceso organizativo mediante el desarrollo de las estructuras organizativas del partido peronista, la formación de comandos tácticos integrados por gobernadores, sindicalistas, integrantes del PP masculino y femenino, que ponían en práctica las orientaciones impartidas por los interventores partidarios. Diversas investigaciones locales permiten afirmar que si bien el Partido tuvo una organización centralizada, fue débil. La reducción a la unidad no fue una tarea fácil. Los Sociedades, Territórios e Política 10 1 militantes competían por posiciones de liderazgo y en los espacios locales llegaron a plantearse disputas. Sin embargo, ello encontró su punto límite en 1951, momento a partir del cual se impuso mayor acción política de disciplinamiento. Comando estratégico (Perón, consejo superior del PP M y F y la CGT) Comando táctico (Provincial) (Gobernador, Interventor del PP, delegada del PP F y CGT local) Subcomandos tácticos (Departamental) (Intendente) Unidades básicas territoriales Hacia 1954 se advertía una mayor intersección entre Partido y Gobierno. Quien estaba a cargo del consejo superior del Partido era vicepresidente y además Secretario de Asuntos Políticos. Desde aquí se tomaban todas las decisiones en materia de acción político y vínculos con los partidos y gobiernos de las provincias. Para concluir, queremos citar estas palabras que pertenecen a Perón y definen bien qué debería entenderse por el peronismo: Sociedades, Territórios e Política 10 2 ¿Qué es el peronismo?, han preguntado algunos legisladores en el Congreso, hace pocos días. El peronismo es humanismo en acción; el peronismo es una nueva concepción en lo político, que descarta todos los males de la antigua política: es una concepción, en lo social, que iguala un poco a los hombres, que les otorga iguales posibilidades y les asegura un porvenir para que en esta tierra no haya ninguno que no tenga lo que necesita para vivir, aun cuando sea necesario que los que están derrochando a manos llenas lo que tienen no dispongan de ese derecho, en beneficio de los que no tienen; lo económico, procura que todo lo argentino sea para los argentinos y que se reemplace la política económica que decía que esta era una escuela permanente y perfecta de explotación capitalista, por una escuela de economía social donde la distribución de nuestra riqueza, que arrancamos nosotros a la tierra y elaboramos nosotros, pueda distribuirse proporcionalmente entre todos los que intervienen para realizarla con su esfuerzo. Eso es peronismo. Y el peronismo se aprende, no se dice: se siente o no se siente. El peronismo es una cuestión del corazón más que de la cabeza. Afortunadamente, yo no soy de los presidentes que se aíslan sino que vivo con el pueblo, como he vivido siempre; de manera que comparto con el pueblo trabajador todas sus vicisitudes, todos sus éxitos y todos sus fracasos. Yo siento íntima satisfacción cuando veo que un obrero va bien vestido o asiste con su familia al teatro. Estoy entonces tan satisfecho como me sentiría yo en la misma situación del obrero. Eso es peronismo (Perón, 1948). 6. Lo político y la hegemonía Estas consideraciones que hemos visto en las fuentes directas del peronismo permiten introducir la problemática de la hegemonía que, entre otros autores abordó Chantal Mouffe (2007). La autora adscribe a la posición teórica que reconoce la dimensión antagónica constitutiva de lo político. Y en este sentido afirma: Concebir el objetivo de la política democrática en términos de consenso y reconciliación no solo es conceptualmente erróneo, sino que también implica riesgos políticos (…) La creencia en la posibilidad de un consenso racional universal ha colocado al pensamiento democrático en el camino equivocado (Mouffe, 2007: 1011). De manera entonces que no debería negarse lo político, ni por ende la dimensión conflictual de la vida social. Ahora bien, ¿cómo debe interpretarse la existencia de las posiciones contrarias? El antagonismo debe ser interpretado como una confrontación política entre adversarios, en vez de percibir al oponente como un enemigo. Sociedades, Territórios e Política 10 3 Por otro lado, entiende que lo político se vincula a los actos de institución hegemónica. Afirma la autora: “todo orden es político y está basado en alguna forma de exclusión” (Mouffe, 2007: 25). Una argumentación clave para nuestro análisis es su consideración de que “el antagonismo puede ser transformado de tal manera que posibilite una forma de oposición nosotros/ellos que sea compatible con la democracia pluralista” (Ibídem: 26). Precisamente, entendemos, que éste fue el déficit al cual se sometió -sin éxitoel primer peronismo cuyo desenlace fue el derrocamiento de 1955 y una nueva interrupción del proceso democrático en Argentina. 7. Referencias Bibliográficas Ajmechet, S. (2012). El peronismo como momento de reformas (1946-1951). Revista SAAP, 6 (2). Recuperado de: www.scielo.org.ar/pdf/rsaap/v6n2a02 Barry, C. (2009). Evita capitana. El Partido Peronista femenino, 1949-1955. Buenos Aires: Eduntref. Da Orden, M. L. & Melon Pirro, J. C. (comps.) (2011). Organización política y Estado en tiempos del peronismo. Rosario: Prohistoria ediciones. Haesbaert, R. (2011). O mito da desterritorialização. Río de Janeiro: Bertrand. Lopes de Souza, M. (1995). 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Estado y partido peronista en Córdoba: una interpretación. En Tcach, C. (coord.). Córdoba Bicentenaria: claves de su historia contemporánea. (pp. 249-272). Córdoba: Centro de Estudios Avanzados y Editorial de la Universidad Nacional de Córdoba. Sociedades, Territórios e Política 10 4 Salomón, A. (2012). Los Comisionados Municipales: Figuras cooptativas del gobierno peronista bonaerense (1945-1948). Anuario de la Escuela de Historia Virtual, 3 (3), (pp. 154-174). Buenos Aires. Fuentes: Escuela Superior Peronista (1954). Apuntes de Organización Peronista. Recuperado de: archivoperonista.com/…/apuntes/1954/apuntes-organización-peronista-es Las 20 Verdades del Justicialismo. Recuperado de: www.archivohistorico.educ.ar/sites/default/files/VI_47.pdf. Perón, J. D. (1948). Declaración de Principios. Recuperado de: www.elhistoriador.com.ar/documentos/ascenso_y_auge_del_peronismo/doctrina_p eronista.php. Perón, J. D. (1954). Política y estrategia. 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A proposta é discutir o conceito de Populismo observando como esta estratégia política foi adotada pelos governos argentinos entre os anos de 1946-1955. Neste período observou-se uma reacomodação da politica argentina sob a liderança de Domingo Perón, que em seu plano político adotou estratégias para reorganizar o estado argentina dentro de perspectivas capitalista e ao mesmo tempo usando de métodos de fortalecimento do aparelho estatal. A realidade argentina no pósguerra, apresenta semelhanças com a política que seria implementada no Brasil no período da nova republica a partir dos anos de 1930. Nesse contexto o grande líder politico que surge no Brasil é Getúlio Vargas, que semelhante a Domigo Perón aplica ao estado brasileiro um plano politico de fortalecimento do estado nacional, reestruturação deste estado e ao mesmo tempo dedica uma atenção “especial” ao “povo”. Em ambos os casos, é comum a apontar os governos de Peróm e Vargas como Populistas atribuindo a estes uma nomenclatura própria: Peronismo e 35 Estudante do Curso de Pós Graduação em Planejamento Territorial – Universidade Estadual de Feira de Santana Sociedades, Territórios e Política 10 7 Varguismo. A questão é, seriam eles populistas? O que é Populismo? A seguir vamos rever conceitos de Populismo e relacioná-los com os governos citados anteriormente. 2. Populismo: uma política para o povo? Weffort (1980) apresenta uma reflexão bastante pertinente no que se refere ao populismo, especialmente, o modelo populista aplicado no Brasil a partir de 1930. Segundo Ferreira: “o populismo foi um modo determinando e concreto de manipulação das classes populares mas também foi um modo de expressão de suas insatisfações” (Ferreira, 1980: 62). A explicação bem sintética trazida por Weffort aponta dois elementos determinantes no modo de governo populista: de um lado a manipulação e autoritarismo frente a população e do outro o amparo a demanda desta mesma população. No Brasil, após a revolução de 1930 a dualidade de ação da politica populista ficou bastante evidente, quando Getúlio Vargas assume o poder estatal. A crise das oligarquias, desgastada em seu processo histórico contribuiu para que o estilo de governo populista se ampliasse consideravelmente. A complexidade de um conceito para o modo de governo populista é visível e inegável e, por isso, uma analise a esse respeito exige cuidado para se evitar equívocos. O mesmo Weffort afirmou que: embora a manipulação tenha sido uma das tônicas do populismo, seria demasiado – sumário e abstrato caracterizar apenas como manipulação um estilo de liderança política – e, em certo sentido, um tipo de regime político (...). O populismo foi, sem duvida, manipulação de massas, mas a manipulação nunca foi absoluta. Se fosse, estaríamos obrigados a aceitar a visão liberal elitista que, em ultima instancia, vê no populismo uma espécie de aberração da historia alimentada pela emocionalidade das massas e pela falta de princípios dos lideres (Weffort, 1980: 62). O que Weffort apresenta, é a duplicidade da identidade populista. Este estilo de governo, que ganho força, também em outros países, além do Brasil, no período pos guerra, é de uma complexidade evidente e altamente contraditória se visto superficialmente. A atuação populista esta calçada com bases fortes de manipulação, não somente das massas, Sociedades, Territórios e Política 10 8 isso seria impossível para aplicabilidade um governo forte, num período em que o sistema liberal e capitalista esta tomando novas formas. Deste modo quando Weffort aponta a manipulação ela não esta restrita as massas, mas é vista somente nesta direção, talvez, pela nomenclatura atribuída a este regime de governo. O Populismo visualiza,busca atender, dentro de suas perspectivas, as demandas populares, contudo, é um sistema que direciona de forma centralizada estas ações. O poder do estado fica atrelado a figura de seus lideres populistas. Como Weffort expôs a manipulação não é absoluta, e aparece também de certa maneira, como consentida pela massa, se lhes é suprida suas necessidades. Deste modo, pode ser atrevido subjugar que não existem governos populistas sem um povo que o aceite. O que é também perceptível na atuação destes governos populistas é a utilização de elementos abstratos, sentimentos e emoções que convencem a população da necessidade de determinados lideres para a resolução de seus problemas. Weffort (1980), acrescenta de forma determinante um conceito para a prática populista, que se aproxima dos casos que tratamos neste texto, sejam eles o Peronismo na Argentina e o Varguismo no Brasil. 3. Exemplos de atuação do modelo Populista: Peronismo na Argentina e Varguismo no Brasil Definir o modelo de governo populista como um mecanismo de manipulação e ao mesmo tempo como uma forma de aproximação das massas, é uma forma de analisar dos diversos contextos que se apresentar na América Latina, especialmente no pós guerra. O governo Peronista na Argentina, pode ser considerado um exemplo do modelo populistas. É neste contexto, que o partido peronista, vai ao passo que reestruturas as bases politicas, econômicas e sociais na Argentina, cria uma teia de aproximação popular inegável. São muitos os exemplos de grupos que se criam durante o governo de Domingo Perón e que recebem especial ajuda da Primeira Dama Eva Perón. Grupos, historicamente excluídos, são reconhecidos e legitimados durante os governos Peronistas. Sociedades, Territórios e Política 10 9 Um exemplo, que colabora para classificar o governo de Domingo Perón como um modelo politico populistas é a criação dos Partidos Peronista Feminino (1949), este partido possuía uma organização própria e autônoma, “consentida” pelo Partido Peronista, na figura de Domingos Perón e com a atuação de Eva Perón. Contudo a criação deste partido, não tinha somente o objetivo de dar voz e autonomia às mulheres, mas também seus próprios interesses político. Segundo Barry (2000), a política de governos peronista que se sustentava na população (na massa), enxergava no Partido das Mulheres não só um campo de eleitorado, mas uma forma de controle social, capaz de fortalecer os anseios do governo peronista na Argentina. A autonomia política que o governo peronista consentia ao Partido Feminino, a tantos outros movimentos na Argentina caracteriza-se como um mecanismo de manipulação destes grupos. Por outro lado, esta autonomia promovia entre a massa a sensação de participação nas decisões do país, e a inclusão destes grupos no contexto político, ouvindo e buscando atender suas demandas. Esta duas faces do governo peronista, e esta estratégia que ao tempo que manipula e favorece, enquadra-se perfeitamente no que Weffort, conceituou Populismo no contexto brasileiro. As semelhanças nas estratégias são visíveis e inegáveis. O modelo adotado por Perón na Argentina foi favorecido em certa medida pelo contexto social, político e econômico que o país se encontrava. Segundo Rodríguez, o contexto da América Latina contribui para a implantação de uma política de massa: O peronismo apresenta certa semelhança com as políticas adotadas pelos diferentes governos na América Latina, em relação ao processo de re-acomodação do capitalismo em nível mundial, no período de “entre guerras” e “pós-guerra”. Assim, foram implementados planos de governo que transcenderam a fronteira do “nacional” (Rodríguez, s/d: 1). Citamos, a título de exemplo, algumas medidas adotadas pelo peronismo no período que vai de l946 a l955: Sociedades, Territórios e Política 11 0 a) Intervenção estatal na esfera econômica. b) Nacionalização da economia. c) Substituição de importações. d) Re-acomodação da burguesia agrária e sua participação na industrialização do país. O aparelho estatal criou as condições para o desenvolvimento de uma indústria nacional. Vale acrescentar que a política populista também, apresenta em certa medida, uma política nacionalista. A tentativa de Perón é de restabelecer a Argentina adotando planos que supervalorizem o nacional. O aparelho estatal aparece como “grande mestre” que visa reestruturar a situação de caos. Estas medidas chegam ao povo, e convence a massa da legitimidade do governo e sua tentativa de alcançar a população. Outro aspecto que merece destaque no modelo populista argentino é o tratamento dado ao setor educativo. Para os governos populistas, e para o partido peronista o investimento e ações voltadas para a educação é uma forma de aproximação de uma demanda totalmente popular e de interesse desta população. As ações de Perón voltadas para a educação tinham claramente o interesse de controle das camadas populares. No âmbito educativo, o peronismo mostrou um interesse por ampliar as vagas em todos os níveis do ensino, contradizendo a política liberal e laica dos períodos anteriores. Utilizou os meios de comunicação - cinema, jornal e rádio-, e o aparelho escolar como órgão difusor de suas idéias. O governo procurou dominar o aparelho educativo, para tanto se valeu de complexas estratégias que não obedeciam aos modos institucionais tradicionais. Assim, criou uma série de organizações paralelas, ao sistema oficial, com o objetivo de controlá-lo. A reflexão de Rodríguez apresenta um ponto, também comum no modelo populista, a contradição com a política liberal. Muitos governos populistas, quando Sociedades, Territórios e Política 11 1 implantam seus governos adotam políticas de cunho nacionalista e ferem a logica liberalista, daí muitas vezes estes governos têm uma oposição elitista e liberalista. No tocante da educação, o peronismo enxergou neste sistema uma forma de “controlar” e ao mesmo tempo programar suas idéias, substituindo os modos tradicionais, criando inclusive organizações paralelas ao sistema formal de educação. É importante analisar que estas modificações, em muitos casos, colaboraram para o desenvolvimento social das camadas mais empobrecidas, novamente a política populista cumpriu seu objetivo. Não é interesse definir a Peronismo como um modelo exclusivamente populista, seria um equívoco, uma vez que o conceito para populismo é bastante complexo. O que a analise a respeito da politica peronista adotado na argentina apresenta é uma aproximação de praticas típica de governos populistas, que emergiam após a década de 1940 em toda a América Latina. De forma conclusiva e utilizando as reflexões de Sidicaro (2008), o governo de Perón pode ser caracterizado como uma forma de governo elitista que se relaciona com as massas, ora viabilizando suas demandas, ora controlando e manipulando esta massa. A realidade argentina no que diz respeito a governos que se aproximam do modelo populista não é singular. Um dos exemplos mais marcantes deste período foi o governo de Getúlio Vargas, iniciado em 1930, e que passa por diversas fases, incluído ai a fase populista. O conhecido Varguismo (nome usado para nomear a politica de Getúlio Vargas) é um período complexo no contexto social, politico e econômico. Getúlio Vargas, soube utilizar de todos os setores sociais, inclusive das massas, para efetivar seu modelo de governo. Em muitos momentos foi visto como vilão, em muitos outros como um herói e “pai dos pobres”. Octavio Ianni apresenta uma reflexão que abarca toda essa complexidade: A combinação dos interesses econômicos e políticos do proletariado, classe media e burguesia industrial é um elemento importante do período getuliano. Essa combinação efetiva a tática de interesses destina-se a favorecer a criação e expansão do setor industrial, tanto quanto do setor de serviços. Em concomitância, criam-se instituições democráticas, destinadas a garantir o acesso dos assalariados a uma Sociedades, Territórios e Política 11 2 parcela do poder. Na verdade, criam-se as condições de luta para uma participação maior no produto. Em plano mais largo, trata-se de uma combinação de forças destinadas a acelarar os rompimentos com a “sociedade tradicional” e os setores externos predominantes. Em verdade, foi com base no nacionalismo desenvolvimentista, como núcleo ideológico da política de massas – em que se envolvem civis e militares, liberais e esquerdistas, assalariados e estudantes universitários- que se verifica a interiorização de alguns centros de decisão importante para a formulação e execução política econômica. A crescente participação do Estado na economia é, ao mesmo tempo, uma exigência e uma consequência desse programa de nacionalização das decisões (Ianni, 1988: 55-56). A análise de Ianni (1988) aponta as características básicas do varguismo, lembra também o modelo peronista da Argentina, nos seguintes pontos: a) a visão de desenvolvimento econômico nacional; b) a expansão da indústria; c) o favorecimento das classes media e baixa; d) o rompimento com as bases da sociedade tradicional (oligárquica e agraria); valorização das classes populares como o proletariado. A politica populista de Vargas mantinha as veias do conceito clássico de populismo: ao tempo que visava o desenvolvimento e apoderamento de estado, bem como a centralização deste poder estatal, cumpria também uma agenda popular, abrindo espaço para que as reivindicações da massa fossem ouvidas e em certa medida atendidas. Existia uma contrapartida na manutenção deste favorecimento das massas populares. Ser um governo populista garantia a Getúlio Vargas a permanência no poder, quando este modelo não mais pode ser mantido rompeu-se a Era Vargas, e um novo modelo, agora ditatorial sem implanta no contexto Brasileiro. Ianni (1988), ainda afirma que: por todas estas razões a politica de massas foi a vida e morte do modelo getuliano de desenvolvimento nacional. Quando não teve mais contrapartida nas diretrizes da politica econômica, tornou-se inconveniente (Ianni, 1988: 67). Por estas e tantas outras razões o modelo populista, não pode ser entendido como um governo “do povo”, este modelo, amplia a visão para as massas, ouve e contempla suas demandas, porém tira desta relação o poder necessário para a manutenção de projetos políticos e econômicos especifico, que podem ou não contempla a população, mas que tem Sociedades, Territórios e Política 11 3 como principal objetivo a manutenção do poder em lugar especifico, ou seja, nas mãos do estado. 4. Considerações finais Os modelos de governo tanto argentino sob a liderança de Domingo Perón, como o brasileiro centrado na figura de Getúlio Vargas, foram governos que recorrem a pratica populista para alcançarem seu modelo ideal de estado. É um equivoco enquadrar os dois exemplos no complexo conceito de Populismo, porem as semelhanças e características em que ambos os modelos apresentam permite entende-lo como governos que adotaram algumas estratégias de cunho populistas. Estas estratégias tinham em seu objetivo, contemplar as massas com certos “poderes” moderados e controlados, observar e atender as demandas desta massa, mas, também contar com o apoio popular para a implementação de um projeto de governo nacional, em que seus maiores lideres políticos -neste caso Perón e Getúlio- fossem vistos e aceitos como maior representação do estado nacional. 5. Referencias bibliográficas Barry, C. (2000). Mujeres Peronistas: centinelas de la austeridad. Responsabilidad y rol de las mujeres peronistas y las unidades básicas femeninas en la implementación del Plan Económico de Austeridad y el Segundo Plan Quinquenal. Universidad Católica Argentina. Recuperado de: historiapolitica.com/datos/biblioteca/Barry1.pdf Ferreira, J. (2001). O populismo e sua história: debate e critica. Rio de Janeiro: Civilização Brasileira. Henriques, A. (1998). Ascensão e queda de Getúlio Vargas. Rio de Janeiro: Record. Ianni, O. (1968). O colapso do populismo no Brasil. Rio de Janeiro: Civilização Brasileira. Rodríguez, M. V. (s/d) Peronismo: movimento popular democrático, ou populismo autoritário? (1945-1955). Universidade Católica Don Bosco. Recuperado de: http://www.histedbr.fe.unicamp.br/navegando/artigos_pdf/Margarita_Victoria_Ro driguez_artigo.pdf. Sidicaro, R. (2008). Las elites políticas peronistas y la democracia (1946-1955). Revista Estudios Sociales (35), Universidad de Buenos Aires. Sociedades, Territórios e Política 11 4 Tcach, C. y Philp, M. (2010). Estado y partido peronista en Córdoba: una interpretación. En Tcach, C. (coord.). Córdoba Bicentenaria: claves de su historia contemporánea. (pp. 249-272). Córdoba: Centro de Estudios Avanzados y Editorial de la Universidad Nacional de Córdoba. Vargas, G. (2005). Getulio Vargas: diario. Sao Paulo-Rio de Janeiro: Siciliano. Weffort, F. (1980). O populismo na politica brasileira. Rio de Janeiro: Paz e Terra. Sociedades, Territórios e Política 11 5 VI A ATUAL FASE DA GLOBALIZAÇÃO E SUAS IMPLICAÇÕES NA ORGANIZAÇÃO DO TERRITÓRIO Wellington Santana de Andrade (UNEB-UESC) 36 1. Introdução Este artigo é fruto da participação como ouvinte no curso de extensão: Sociedades, Territórios e Política. Séculos XX e XXI, ministrado na Universidade Estadual de Feira de Santana (UEFS) de 2 a 5 de Setembro de 2014, pelas professoras da Universidade Nacional do Rio Cuarto (UNRC). A ideia é trazer uma discussão da atual fase da globalização e suas implicações na organização do território. A globalização atual é marcada pela junção da ciência, técnica e informação, a qual implica diretamente na organização dos diferentes espaços geográficos e territórios. Santos e Silveira (2011: 19), pontuam: “Por território entende-se geralmente a extensão apropriada e usada”. Vale destacar que no sistema capitalista a apropriação e o uso do território se dão de forma desigual e com o processo de globalização da economia, a divisão social e territorial do trabalho aguçou ainda mais a desigualdade nos diferentes territórios. Atualmente com os meios técnicos, científicos e informacionais os grupos econômicos hegemônicos de alguns países centrais a exemplo, dos Estados Unidos, da União Europeia e Japão, instalam seus complexos industriais em um determinado espaço geográfico e espalham filiais por países como Brasil, China, Índia, Argentina, entre outros, 36 Graduado do curso Licenciatura Plena em Geografia pela Universidade do Estado da Bahia (UNEB), Departamento de Educação - Campus XI. E especializando em Ensino de Geografia pela Universidade Estadual de Santa Cruz (UESC). Sociedades, Territórios e Política 11 6 objetivando aproveitar a mão-de-obra barata, matérias-primas, incentivos fiscais, mercado consumidor, apoios estatais, estruturas adequadas para produção, circulação e comercialização de mercadorias. Costa (2008: 36) diz: como o grande capital está hoje dividido em três polos (a chamada Tríade Imperial: EUA, União Europeia e Japão), certamente as disputas entre os blocos serão mais intensas que as tentativas de regulação, o que deverá resultar em acirramento da concorrência e da luta por mercados. Então, com a apropriação dos instrumentos técnicos, científicos e informacionais, as corporações tem ampliado seus poderes de dominação sobre as economias periféricas, pois, os grupos econômicos hegemônicos dos países centrais estabelecem critérios que os países emergentes devem seguir para conseguir se inserirem na lógica da globalização, pelo fato de muitos capitais que são investidos nos países emergentes serem provenientes da iniciativa privada enraizadas nas economias centrais. Cabe destacar que, a partir da década de 1970 a maioria dos países aderiram ao modelo econômico neoliberal. No sistema neoliberal é o próprio mercado que regula a economia, o Estado de Bem Estar Social torna-se mínimo. Neste sentido, o papel do Estado é importante para regulação e garantia dos direitos de propriedade privada, a iniciativa desta detém o poder de execução de muitos serviços que são rentáveis para os grupos empresariais, os quais antes eram responsabilidade do Estado, ainda ocorre a precarização do trabalho e intensificação do processo de terceirização dos serviços, redução do salário do trabalhador, corta-se postos de trabalho e muitas pessoas são obrigadas a ocupar o setor informal da economia. Diante disto, grande parcela da população fica economicamente e sócioespacialmente marginalizada, sem condições de ter uma vida digna, o que acaba gerando em alguns casos, pressão social, impulsionando o surgimento e mobilização de diversos movimentos sociais, a exemplo de associações, sindicatos, organizações não governamentais, em busca de reconquistar os direitos perdidos e conquistar novos direitos. Sociedades, Territórios e Política 11 7 A partir do exposto, precisamos refletir como a globalização atual implica na organização dos diferentes territórios. Nessa perspectiva, o objetivo geral deste artigo é desenvolver um texto reflexivo sobre os impactos da atual globalização na organização do território. Nesta direção, os objetivos específicos traçados foram: apresentar características da globalização enfatizando a fase atual; refletir as implicações da globalização na organização do território e debater algumas consequências da nova organização territorial para sociedade. A metodologia para construir esse artigo foi a participação como ouvinte no curso de extensão: Sociedades, Territórios e Política. Séculos XX e XXI, ministrado na Universidade Estadual de Feira de Santana (UEFS) de 2 a 5 de Setembro de 2014, pelas professoras da Universidade Nacional do Rio Cuarto (UNRC), levantamento bibliográfico, destacando-se entre os autores consultados, Costa (2008), Costa (2011), Santos (2009), Santos (2011), Santos e Silveira (2011), Vieira e Roedel (2002), Santos (2005), que propiciaram a ampliação/aprofundamento nas reflexões das ideias lidas e discutidas durante o curso. 1. Características da globalização na contemporaneidade A globalização é um fenômeno da economia mundial que se intensificou nas últimas décadas do século XX até os dias atuais. Desde o século XV, com as grandes navegações, o homem já tentava conquistar novos territórios, novos mercados consumidores, porém, os mecanismos e os instrumentos eram diferentes dos atuais. Costa (2008: 20-21) nos diz: (...) a globalização é um fenômeno do nosso tempo, uma singularidade originária do capitalismo que foi construída a partir da segunda metade do século 20, quando as corporações iniciaram a aventura da internacionalização da produção. Diferencia-se da primeira e da segunda revolução industrial, porque já nasce sem a possibilidade Sociedades, Territórios e Política 11 8 de desenvolver todo seu potencial das forças produtivas e se viabilizar plenamente, em função das limitações estruturais do capitalismo nesta etapa da história. Com as revoluções industriais37 ocorridas nos séculos XVIII, XIX e XX respectivamente, a partir do desenvolvimento da ciência e da tecnologia, o homem foi aprimorando suas ferramentas, ou seja, melhorando sua capacidade de dominação da natureza e organização territorial, visando principalmente os interesses capitalistas. Costa (2008: 20-21) afirma: a globalização incorporou inovações tecnológicas radicais que proporcionaram ao capitalismo um enorme desenvolvimento, mas o sistema global de produção não possui condições de se desenvolver plenamente em função de suas próprias contradições e, especialmente, da insuficiência mundial de demanda solvável. Diante do exposto, fica evidenciado que a atual fase da globalização iniciada a partir da década de 1970 do século XX, com a terceira revolução industrial, possibilitou o aprimoramento da ciência, informática e a criação da internet. Ou seja, a junção da ciência e da técnica favoreceu o homem desenvolver mecanismos nos quais as informações, as transações financeiras e comerciais acontecem de maneira rápida, com mais facilidade, vinte quatro horas por dia, o que possibilita o capitalista acumular riquezas com mais eficiência. Como nos coloca Santos (2009: 238): “o terceiro período começa praticamente após a segunda guerra mundial, e sua afirmação, incluindo os países de terceiro mundo, vai realmente dar-se nos anos 70”. É a fase a que R. Richta (1968) chamou de período técnicocientifico, e que se distingue dos anteriores pelo fato da profunda interação da ciência e da 37 Etapas da industrialização: podem-se distinguir três períodos no processo de industrialização em escala mundial: 1760 a 1850 – A Revolução se restringe à Inglaterra, a "oficina do mundo". Preponderam a produção de bens de consumo, especialmente têxteis, e a energia a vapor. 1850 a 1900 – A Revolução espalha-se por Europa, América e Ásia, Bélgica, França, Alemanha, Estados Unidos, Itália, Japão, Rússia. Cresce a concorrência, a indústria de bens de produção se desenvolve, as ferrovias se expandem; surgem novas formas de energia, como a hidrelétrica e a derivada do petróleo. O transporte também se revoluciona, com a invenção da locomotiva e do barco a vapor. 1900 até hoje – Surgem conglomerados industriais e multinacionais. A produção se automatiza; surge a produção em série; e explode a sociedade de consumo de massas, com a expansão dos meios de comunicação. Avança a indústria química e eletrônica, a engenharia genética, a robótica. Recuperado de: http://w3.ufsm.br/fuentes/index_arquivos/rev.pdf. Sociedades, Territórios e Política 11 9 técnica, a tal ponto que certos autores preferem falar de tecnociência para realçar a inseparabilidade atual dos dois conceitos e das duas práticas. Como se pode perceber na citação exposta acima, a partir da terceira revolução industrial que o autor chama de terceiro período, a junção entre ciência e técnica ocorre de maneira intensa, o objetivo principal é aperfeiçoar os mecanismos de produção, comercialização e acumulação de riquezas a nível mundial, a partir da interdependência entre os diferentes países. Santos (2009: 238) alerta que: essa união entre técnica e ciência vai dar-se sob a égide do mercado. E o mercado, graças exatamente à ciência e a técnica, torna-se um mercado global. A ideia de ciência, a ideia de tecnologia e a ideia de mercado global devem ser encaradas conjuntamente e desse modo podem oferecer uma nova interpretação à questão ecológica, já que as mudanças que ocorrem na natureza também se subordinam a essa lógica. Então, a atual fase da globalização foi projetada principalmente para atender a lógica do mercado, isso em escala mundial, na qual os países dominadores estabelecem políticas de produção, comercialização e acumulação, mas vale ressaltar que muitos países periféricos economicamente não possuem estruturas adequadas para favorecer a lógica do mercado e acabam ficando marginalizados. A fase atual da globalização, também intensificou o processo de informação. Que tem ocorrido de maneira instantânea, na qual um determinado fato que ocorre em um país da Ásia é noticiado em grande parte do mundo em questão de segundos. Santos (2009: 238) destaca: neste período, os objetos técnicos tendem a ser ao mesmo tempo técnicos e informacionais, já que, graças à extrema intencionalidade de sua produção e de sua localização, eles já surgem como informação; e, na verdade, a energia principal de seu funcionamento é também a informação. Já hoje, quando nos referimos às manifestações geográficas decorrentes dos novos progressos, não é mais de meio técnico que se trata. Estamos diante da produção de algo novo, a que estamos chamando de meio-técnico-cientifico-informacional. A partir do exposto, o atual período da globalização tem como foco principal articular a interdependência entre os mercados mundiais, favorecendo a produção, a Sociedades, Territórios e Política 12 0 circulação de mercadorias e capitais, além da acumulação de riquezas nas mãos de grandes grupos econômicos. Como exemplo, a internet possibilita as pessoas do mundo se relacionarem por meio das redes sociais, adquirir produtos comercializados por lojas virtuais e pagar faturas sem sair de casa, o que é interessante devido à facilidade e rentável para os capitalistas, pois o mercado virtual mundial tem expandido as transações comerciais e financeiras, possibilitando a geração de lucros. Portanto, a globalização tem como foco principal intensificar as trocas comerciais e fluxos de capitais, entre os diversos países. Vale destacar, que muitos países ficam a margem do processo da globalização por diversos motivos, a exemplo, escassez de matérias primas, mercado consumidor insignificante comparado a outros países, não possuem estruturas adequadas para instalação de indústrias, produção, circulação de mercadorias e principalmente comercialização. Ainda, é preciso ressaltar que alguns grupos econômicos dos países centrais, a exemplo, Estados Unidos, União Europeia e Japão, pensam a política territorial de instalação das empresas e das técnicas que favorecerão a lógica de mercado a nível mundial. 2. As implicações da globalização na organização do território Com o processo de globalização a organização do território mundial ganhou configurações novas, a exemplo de complexos industriais e bancários instalados em determinados locais para atender a lógica do mercado. Ou seja, por meio de decisões de grupos econômicos, pensam-se onde serão instaladas as indústrias matrizes e onde serão instaladas as filiais fora das fronteiras nacionais. Como foi discutido, o meio-técnicocientífico-informacional possibilitou a interligação mundial, o que tornou viável uma empresa ser instalada em um determinado país e gerir suas filiais em outras partes do mundo, nesse processo modifica-se a relação tempo-espaço. Santos (2011: 79) afirma: Sociedades, Territórios e Política 12 1 no mundo da globalização, o espaço geográfico ganha novos contornos, novas características, novas definições. E, também, uma nova importância, porque a eficácia das ações está estreitamente relacionada com sua localização. Os atores mais poderosos se reservam os melhores pedaços do território e deixam o resto para os outros. Por isso, a lógica da globalização vai influenciar a organização do território a partir da territorialização das indústrias diante das diversas possibilidades, mão-de-obrabarata, disposição de matérias-primas, estrutura adequada para se produzir, escoar mercadorias e principalmente a oferta de mercado consumidor. Vale frisar que uma característica da globalização é a indústria ou fábrica se apropriar dos símbolos do local, na qual a mesma se instala para que os consumidores se identifiquem com o produto e compre. Costa (2011: 259) diz: se territorializar se envolve sempre uma relação de poder ao mesmo tempo concreto e simbólico, e uma relação de poder mediada pelo espaço, ou seja, um controlar de processos sociais, é evidente que como toda relação de poder, a territorialização é desigualmente distribuída entre seus sujeitos e/ou classes sociais e, como tal, haverá sempre, lado a lado, ganhadores e perdedores, controladores e controlados. A partir disso, é importante destacar que a configuração territorial na globalização se dá de maneira desigual, na qual há espaços que são instalados complexos industriais com tecnologias de ponta, associados a complexos bancários para fornecer créditos e empréstimos aos grandes grupos industriais. Nesse sentido, a globalização financeira tornou-se uma realidade, na qual as indústrias precisam do apoio dos bancos para desenvolver seu sistema produtivo e vice-versa. Costa (2008: 28) nos afirma: a globalização financeira é um processo que está ligado à internacionalização da produção. As instituições financeiras, que nos países centrais já estavam ligadas aos trustes e cartéis, seguiram o caminho das corporações transnacionais produtivas em uma aventura de criação do valor fora das fronteiras nacionais. Diante das colocações supracitadas, grupos empresariais desenvolveram mecanismos, a exemplo do truste, monopólio, oligopólio, aquisição de empresas menores, apoiados pelos Estados Nações, os quais foram os responsáveis pela criação de blocos Sociedades, Territórios e Política 12 2 econômicos como Mercosur, Nafta, União Europeia, entre outros, visando aumentar a produção, circulação e comercialização de mercadorias, no intuito de gerar riquezas, as quais ficam concentradas nas mãos de poucos grupos econômicos hegemônicos. Com isso, a organização territorial acontece de maneira concentrada e centralizada, ou seja, os investimentos para criação dos meios produtivos acontecem nos territórios dos diferentes países de maneira pontual, no qual são instalados complexos de indústrias e bancos, atendendo critérios que já foram especificados, como oferta de mão de obra, matérias-primas, mercado consumidor significativo, incentivos fiscais, boa infraestrutura, entre outros elementos. Esses complexos são geridos por especialistas preparados, que com o apoio do meio-técnico-científico-informacional planejam as estratégias de crescimento das corporações transnacionais. Nesse viés, a instalação de complexos industriais e financeiros em determinados espaços geográficos, se dão pelos interesses de grupos econômicos hegemônicos, os quais, estabelecem metas de produção, circulação e comercialização de mercadorias e também da circulação de capitais, visando o domínio do mercado mundial, favorecendo o acúmulo de riquezas para os grupos econômicos. A partir disto, torna-se importante destacar dentro deste contexto de novas configurações territoriais promovidas pela fase atual da globalização, a Divisão Territorial e Internacional do Trabalho, na qual, áreas são projetadas e especializadas na produção de determinados objetos, peças, alimentos, entre outros, devido às condições favoráveis e também criadas pelas forças políticas. Tomando como exemplo o Brasil, na década de 1970 houve a construção de centros industriais, a exemplo da Zona Franca de Manaus no Estado do Amazonas, e do Polo Petroquímico em Camaçari na Bahia. Neste mesmo período foram criados polos para produção de alimentos como frutas, cebola, entre outros, em larga escala de maneira irrigada, no médio Rio São Francisco, região de Juazeiro -Bahia e PetrolinaPernambuco. E também, foi incentivada a instalação de agroindústrias na região Oeste da Sociedades, Territórios e Política 12 3 Bahia, principalmente nos munícipios de Barreiras, Luiz Eduardo Magalhães e São Desidério, devido ao cultivo da soja, do algodão e outros produtos, destinados para abastecer outras regiões do Brasil e também atender o comércio exterior. Nesse sentido, a concentração de investimentos em locais específicos para favorecer a produção dos itens desejados, por um lado é importante para os empresários da indústria, porém, por outro gera a acentuação das disparidades sócio-espaciais, o que é prejudicial para população menos favorecida, pois a mesma precisará se deslocar para esses centros em busca de trabalho e de melhores condições de vida, causando o inchaço urbano. Dessa forma, a aglomeração de pessoas nestas áreas de concentração de indústrias e agroindústrias em busca de sobrevivência, favorecerá o surgimento e a intensificação do processo de favelização, pois, muitos não poderão pagar para morar em locais com infraestruturas adequadas, ou seja, ocuparão terrenos abandonados e construirão suas moradias sem planejamento. Também, a falta ou precariedade de oferta de serviços básicos essenciais como saúde, educação, segurança, lazer, cultura, emprego, entres outros, favorecerá o aparecimento de grupos criminosos organizados, que poderá elevar o índice de violência nestas áreas. 3. Consequências das novas organizações territoriais para sociedade Os meios técnicos e científicos são desenvolvidos por sujeitos de maneira independente para fins diversos, a exemplo da melhoria da produção agrícola familiar e principalmente pelos cientistas, dos quais, muitos são financiados pelas grandes corporações industriais, as mesmas visam primeiramente à produção e acumulação de riquezas para grupos econômicos, mas a população é beneficiada de certa forma, pois se utiliza da internet, dos meios de comunicações, dos avanços da ciência e da tecnologia. Costa (2008: 28) ressalta: Sociedades, Territórios e Política 12 4 do ponto de vista produtivo, a globalização da produção possibilitou a emergência de novos ramos industriais, como as tecnologias da informação, a microeletrônica, a robótica, a engenharia genética, a nanotecnologia, a internet, entre outros, cuja configuração possibilitou ao capitalismo reestruturarem o sistema produtivo e dar um salto de qualidade na produção mundial, mediante a flexibilização produtiva. Porém, é prejudicada pelo fato de muitas corporações destruírem os recursos naturais no intuito da exploração de matérias primas para abastecer a indústria. Também, os meios-técnico-científicos são pagos e grande parcela da população não pode pagar para ter os instrumentos tecnológicos e os serviços oferecidos, a exemplo do acesso as informações, as quais são selecionadas para atender diferentes interesses e classes sociais, ou seja, boa parte da população fica marginalizada socialmente. Vieira e Roedel (2002: 24) afirmam que: a crescente integração dos mercados mundiais em rede, viabilizado em grande parte pelo avanço tecnológico, ao mesmo tempo que oferece novas oportunidades de negócios, tem, igualmente, aumentado as tensões estruturais principalmente nos países periféricos. Observa-se uma pressão em direção às mudanças, o que tem gerado, desse modo, um reforço das contradições entre ricos e pobres. Diante disso, o desenvolvimento a nível mundial é desigual, ou seja, há países com mais aparatos técnicos/estruturais e também tem países com pouca estrutura técnica. Ainda, é importante ressaltar que as desigualdades ocorrem entre as classes sociais no contexto do lugar e também, entre regiões dentro de um mesmo país, o que vai interferir desigualmente na forma e intensidade dos efeitos da globalização nestes locais. É importante dizer que com os interesses econômicos das politicas da globalização, muitas pessoas no mundo são prejudicadas pelo fato de serem excluídas do processo de produção e consumo. Segundo Santos (2011: 114): o território tanto quanto o lugar são esquizofrênicos, porque de um lado acolhem os vetores da globalização, que neles se instalam para impor sua nova ordem, e, de outro lado, neles se produz uma contraordem, porque há uma produção acelerada de pobres, excluídos, marginalizados. Sociedades, Territórios e Política 12 5 Com isso, outro ponto importante a ser destacado são as políticas econômicas desenvolvidas pelos países centrais, baseadas na concepção de economia política neoliberal e impostas aos países de economia periférica em troca de benefícios aos mesmos, a exemplo, instalação de indústrias multinacionais e transnacionais, entre outros, no território destes países. Nesse sentido, algumas características do neoliberalismo são o Estado mínimo, a regulação da economia pelo próprio mercado, a livre concorrência, a garantia do cumprimento das leis e da ordem, as quais serão responsabilidades do Estado. Costa (2008: 13) alerta: o Estado, ao se retirar da economia, e vender as propriedades públicas para a inciativa privada, passaria a cuidar das funções que lhes seriam específicas: proteger os contratos privados, promover os mercados competitivos, garantir a propriedade. Com a iniciativa privada operando os instrumentos do sistema, haveria mais competição e maior eficiência econômica. Estes postulados, que passaram a ser conhecidos como neoliberalismo, representam a síntese ideológica da globalização. Diante da citação exposta, a venda das empresas públicas para inciativa privada, a desregulamentação da economia, a precarização dos trabalhadores, cortes de postos de trabalhos formais e a terceirização dos serviços, são algumas características do neoliberalismo. Com isso, muitas pessoas têm seus direitos negados, perdem seus trabalhos, o Estado perde força na questão de implementação e execução de políticas públicas para atender a população carente, e a inciativa privada amparada na legislação sob a tutela do Estado, é quem dita “às regras” do sistema. A partir disto, educação, saúde, segurança, cultura, lazer, entre outros elementos fundamentais para o bem estar social, tornaram-se mercadorias, quem usufrui dos melhores serviços é quem pode pagar. Muitas pessoas sem trabalho ou que trabalham em condições informais, precárias, ficam marginalizadas, usufruem às vezes de algumas políticas públicas fornecidas pelo Estado, que não são suficientes e eficientes devido às poucas condições estruturais para atender grande contingente de pessoas. Sociedades, Territórios e Política 12 6 Neste cenário de percas de direitos sociais e aumento de pessoas excluídas socioeconomicamente a nível mundial, emergem os movimentos sociais da globalização contra hegemônica. Segundo Santos (2005: 7): a globalização contra hegemônica centra-se nas lutas contra a exclusão social”. Neste sentido, diversos movimentos sociais estabelecem formas de articulação visando lutar para garantir à conservação de recursos naturais, reivindicar melhor distribuição de renda, combater a ideia de padronização imposta pelo sistema capitalista, defender a garantia de serviços básicos para sobrevivência humana, entre outros elementos importantes. A partir do exposto, o sociólogo português Boaventura de Sousa Santos destaca o Fórum Mundial Social (FSM) como um evento contra hegemônico, caracterizando-se a partir de manifestações sociais globais contrárias ao modelo de globalização capitalista. O FSM reuni diversos movimentos sociais de diferentes países para debater demandas particulares, que diz respeito a determinado movimento social e também globais, que são referentes aos interesses dos mais diversos coletivos sociais. A partir disto, criam-se pautas e bandeiras de lutas e pensam-se alternativas para as problemáticas geradas pelas relações capitalistas de produção. Nesta direção, Santos (2005: 23) coloca: o FSM constitui uma das mais consistentes manifestações de uma sociedade civil global contra hegemônica e subalterna em vias de surgimento. Na sua definição mais ampla, o FSM é o conjunto de iniciativas de troca transnacional entre movimentos sociais e ONGs onde se articulam lutas sociais de âmbito local, nacional ou global, travadas (de acordo com a Carta de Princípios de Porto Alegre) contra todas as formas de opressão geradas ou agravadas pela globalização neoliberal. Sendo assim, percebe-se que diante das contradições produzidas no contexto da globalização capitalista, a qual tem como princípio homogeneizar as relações sociais, culturais e políticas, no intuito de produzir riquezas para grupos hegemônicos economicamente, surgem movimentos sociais de resistências à lógica produtiva imposta pelo sistema capitalista, o que é importante para defender interesses dos mais diversos Sociedades, Territórios e Política 12 7 grupos sociais, visando recuperar direitos perdidos e também conquistar novos, além de garantir a pluralidade social, política e principalmente cultural. 4. Considerações Finais A globalização em sua fase atual iniciada na década de 1970 com a terceira revolução industrial deu-se a partir do aprimoramento e junção da ciência com as técnicas da informação, a exemplo, da informática e a criação da internet, o que possibilitou a interligação comercial e cultural entre diferentes países. É preciso ressaltar que a globalização impacta de maneira desigual nos territórios dos diferentes países, pois, as políticas de investimentos são pensadas pelos grupos econômicos dos países centrais levando em consideração critérios favoráveis para obtenção de lucros. Esses grupos econômicos hegemônicos são em sua maioria compostos por corporações dos Estados Unidos, União Europeia e Japão. Também, os países periféricos de economias emergentes, a exemplo do Brasil, Índia, Rússia, China, entre outros, ficam subordinados aos países de economias centrais, seguem um conjunto de políticas ditadas pelos mesmos em troca de investimentos de capitais privados e empréstimos. A partir do exposto, precisa ficar claro que algumas políticas no sentido econômico baseadas na concepção neoliberal prejudicam a população, pois, empresas públicas passam a ser privatizadas, com isso as políticas sociais perdem força, muitas pessoas perdem seus postos de trabalho, o que instigará as pessoas marginalizadas socioeconomicamente se organizarem em movimentos sociais, sindicatos e associações para reivindicarem seus direitos. Sociedades, Territórios e Política 12 8 Por fim, ficou perceptível que a globalização atual tem sido um fenômeno importante para interligar os diferentes países, as pessoas tem a oportunidade de trocar experiências, a exemplo, trabalhistas, educacionais e compartilhar elementos das diferentes culturas por meio das tecnologias da informação. Mas, não podemos ser ingênuos, pois o foco principal da globalização é o domínio dos diversos territórios favoráveis à produção e acumulação de riquezas por grupos econômicos hegemônicos a nível mundial. Para além dessa realidade, a globalização precisa ser humanizada no sentido de favorecer o bem estar das diferentes nações nos diversos territórios e o fator econômico deve ser um dos vieses e não o principal. 5. Referências Costa, E. (2008). A Globalização e o capitalismo contemporâneo. São Paulo: Expressão Popular. Costa, E. & Haesbaert, R. (2011). Desterritorialização e Mobilidade. En Haesbaert, R. 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Recuperado de: http://www.revistaoutubro.com.br/edicoes/07/out7_03.pdf Sociedades, Territórios e Política 12 9 universitaria extensión La Sociedades, Territórios e Política 13 0 VII LA UNIVERSIDAD DE FEIRA DE SANTANA EN SU REGIÓN Jésica Díaz38 y Sabina Luna(UNRC) 39 La Universidad Estatal de Feira de Santana (UEFS) es una institución de educación superior con sede en la ciudad de Feira de Santana, Bahía. En la actualidad la universidad ofrece 27 cursos de pregrado y también varios cursos de pos graduación. Posee siete módulos en los cuales se desarrollan las actividades académicas, además tres Centros Administrativos, un Centro de Informática, un parque de deportes, un predio dedicado a la Biblioteca, el Centro de Educación Básica, la Residencia Universitaria, el Observatorio Astronómico, una Estación Climatológica, el Centro de Treinamento Xavantes, la Sede de Educación Ambiental, el Centro Universitario de cultura y Artes, el Museo Casa del Sertão y seis Clínicas Odontológicas. Los cursos de grado se dictan en humanidades, ciencia y tecnología, ciencias exactas, naturales y de la salud y letras y artes. 38 Estudiante avanzada de la Licenciatura en Historia de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Estudiante avanzada de la Licenciatura en Ciencia Política de la UNRC. Ayudante de Segunda en la asignatura Proyectos Políticos y Sociales Argentinos y Latinoamericanos. 39 Sociedades, Territórios e Política 13 1 La actividad de extensión se inició con un registro fotográfico de la Ciudad de Salvador de Bahía, luego de la ciudad Feria de Santana y de la universidad. El recorrido por el campus universitario permitió la toma de fotografías de la entrada, los Módulos 1, 2 y 3, el Centro de Educación Básica (jardín dónde asisten hijos de los miembros de la comunidad universitaria), Parque Deportivo (canchas de fútbol y básquet, destinadas a la comunidad y donde realizan las prácticas los estudiantes de Educación Física), el Vivero, el edificio en donde se encuentran laboratorios, aulas y el Museo de Ciencias Naturales, que está en proceso de construcción. Además de los Laboratorios de Productos Naturales (LAPRON), de Ciencias Exactas (LABEXA), de Física (LABOFIS), de Tecnología (LABOTEC); del Centro Integrado de Odontología “Prof, Ms. Jose Sobreira Filho” (CION), y de los Centros Sociedades, Territórios e Política 13 2 de Pos- graduación en Salud Colectiva, e Ingeniería Civil y Ambiental. El registro fotográfico se completó con el Centro de Informática; Biblioteca Central “Julieta Carteado”, Administración Central y Rectorado, Comedor Universitario, Centro de Administración Universitaria, Automotores, Puerta de salida para las Residencias universitarias, Departamento de Medicina, Auditorio Central. Entrevista a tres trabajadores de la limpieza, dos estudiantes Thiago (Ciencias Económicas) y Zenaide (Letras Vernáculas), y al Rector de la Universidad José Carlos Barreto de Santana, quien nos llevó a la Asesoría Especial de Relaciones Institucionales. Una segunda actividad consistió en la realización de entrevistas a los estudiantes Luis (Ingeniería Civil), Edson (Geografía), Liz (Psicopedagogía), Amanda (Enfermería) y a cinco miembros que conforman el Directorio General de los Estudiantes (DCE). Sociedades, Territórios e Política 13 3 A lo largo de la estadía en la Universidad Estadual de Feria de Santana (UEFS) y a partir de las actividades que ya detallamos, podemos puntualizar algunas conclusiones: En referencia a la relación entre estudiantes y política: • Que el estudiantado mantiene luchas vinculadas a lo estrictamente universitario, por un comedor universitario económico y de calidad, el no al aumento del transporte público, fotocopias gratuitas, seguridad dentro del campus, reestructuración en los planes de estudio, entre otras. • Que la vinculación de la UEFS con la sociedad se basa en pasantías y prácticas realizadas en diferentes instituciones y empresas privadas, por lo general rentadas, situación que difiere a la de la Universidad Nacional de Río Cuarto en la que tiene fuerte peso las prácticas socio-comunitarias. • Que la militancia universitaria está más ligada a la Universidad que a las estructuras partidarias. • Que los estudiantes eligen sus representantes por carrera y por universidad a través de una votación directa. • Que en el cursado del Seminario pudimos conocer la mirada de los estudiantes brasileros que tomaron clase allí, los mismos expresaron una visión influida por lecturas de lo “local” que luego se materializa en sus trabajos de tesis. • Que en la UEFS hay una baja asistencia de estudiantes negros, y la política de cuotas es muchas veces ocupada por aquellos que se denominan “café con leche” (hijos que tienen uno de sus progenitores negros). • Que en las carreras como medicina o economía el cupo para estudiantes negros es muy bajo. En referencia a los mensajes observados en las paredes de la UEFS, puede concluirse: • Que las paredes de las edificaciones de la UEFS se encuentran, en su mayoría, pintadas Sociedades, Territórios e Política 13 4 prolijamente, con carteleras específicas destinadas a publicitar universidades privadas, cursos de postgrado, eventos específicos y sólo en dos casos pudimos observar propaganda política partidaria. • Que las temáticas de los grafitis y stencil expresados en las paredes se refieren a Jesús, a criticar al “machismo”, a la falta de poesía, al capitalismo y al pedido de paz y libertad, aunque debemos destacar que no hay una gran cantidad de paredes intervenidas y que las mismas se ubican en el sector que ocupan los módulos tres y cuatro. • Que en el interior de los módulos, al igual que en el exterior del edificio que ocupa el Rectorado se identificaron escritos que han sido tachados y ocultados bajo una nueva capa de pintura. • Que en el edificio del Rectorado hay dos paredes con cuatro grandes murales cada una, todos ellos de artistas locales y de diversas temáticas. • Que el sector dedicado a historia del arte en la Universidad se encontraba en el módulo cinco. En sus pasillos había una exposición que tiene como fecha el año 2004. • Que había un ordenamiento de las paredes y los lugares que podían ser intervenidos y los que no. • Que las actividades artísticas se encontraban fuera del campus de la UEFS ya que el Centro Universitario de Cultura y Arte (CUCA) estaba en el centro de la ciudad. Sociedades, Territórios e Política 13 5 Palabras finales Iniciamos este trayecto de formación en el posgrado y de extensión universitaria convencidas de que la universidad pública tiene una responsabilidad social que deviene de su compromiso con la construcción cultural de la nación a la cual pertenece y de su inserción en un mundo globalizado, en cuyo contexto no puede extraviar la pluralidad, la autonomía la excelencia académica, la interdisciplinariedad y además aprovechar la potencialidad que hoy ofrecen políticas universitarias que alientan -como el caso de la Secretaría de Política Universitarias de la República Argentina- el trabajo en Redes Académicas. Esta potencialidad de los estudios y las actividades impulsadas por las instituciones públicas resulta estratégica, para el entorno regional donde la universidad actúa, para el propio país pero además también para ese proyecto de articulación regional Mercosur- cuya potencialidad plena aún resta un camino por recorrer. En ese trayecto, la Universidad púbica acompaña, alienta y por qué no marca rumbos y horizontes donde el trabajo colectivo, interdisciplinario y de relevancia académica posiciona saberes, competencias y alternativas. Sociedades, Territórios e Política 13 6 Sociedades, Territorios y Política Siglos XX-XXI Seminario Temático dictado en la Universidade Estadual de Feira de Santana. Bahía. Brasil. 2014 Celia Basconzuelo y María Virginia Quiroga Compiladoras Pensar los estudios sociales en articulación con el territorio y la política implica aunar dos campos problemáticos que atraviesan la configuración histórica de cada sociedad. Así, el territorio contribuye a plantear desde la perspectiva de la territorialidad, claves importantes para analizar e interpretar procesos actuales (la globalización y su impacto en los territorios estatales y en cada lugar) así como los históricos (relaciones de poder que atraviesan los territorios desde la escala nacional a la local). Tal particularidad temática amerita un enfoque interdisciplinario con las ventajas que el mismo puede ofrecer. Esta obra sintetiza, en ese sentido, los aportes brindados a partir de un curso de posgrado dictado en la Universidade Estadual de Feira de Santana, Bahía, Brasil, que tuvo como finalidad general incentivar en los estudiantes de posgrado una actitud analítica y crítica respecto de las temáticas de la territorialidad en la globalización y propender los temas planteados que se fundamente en el análisis interdisciplinario. Por ello es que también la obra recoge los aportes escritos de los destinatarios del curso. ISBN 978-987-688-139-5 2015