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LIDERAZGO Y RESPONSABILIDAD SOCIAL ANTE LA CRISIS Jorge Yarce Basado en textos publicados en la Separata “Responsabilidad social empresarial de “La República” No nos podemos dejar aplastar por la ola de las proyecciones de las cifras económicas nada estimulantes que dan a entender que el problema será mayor de lo que pensamos. Pero así como es de grande la crisis, es de grande la necesidad de una reacción, de buscar en medio de la oscuridad y de las dificultades una salida, unas oportunidades. Si no, vamos a parar todos al hueco. Por eso necesitamos una buena dosis de liderazgo, En la actual crisis económica la responsabilidad social empresarial (RSE) adquiere una urgencia unido al liderazgo necesario para impulsar las empresas y ayudar a superar las dificultades y problemas que plantea la crisis. No se trata de una simple moda, pasajera, como ocurre con ciertas teorías de cambio que van de aquí para ya, creando una cierta efervescencia y que, al final, no echan raíces fuertes y son reemplazadas por una nueva tendencia. No se trata de pesimismos, de alarmismos, o de exageraciones. Según las proyecciones de The Economist (19 de febrero 2009), el PIB del mundo pasará del 3.8 en el 2007 al menos 0.9 en el 2009. El de USA del 2.0 en el 2007 al menos 2.0 en el 2009. El de Latinoamérica del 4.0 al 0.8. Y el de Colombia del 7.8 en el 2007 al menos 1.0 en el 2009. La avalancha económica hace que todas las cifras se queden cortas. La plata que ponen los gobiernos para el salvamento financiero no alcanza. Las cosas no van mejor, sino cada día peor. USA y las grandes economías del mundo están en plena recesión, descienden las ventas, se contraen los mercados, aumenta la inflación, crece el desempleo. Los bancos están pasando por la mayor destrucción de valoren un siglo. Por ejemplo el Citi Bank pasó de ser el banco más grande del mundo, con un valor de 255 billones de dólares, a valer 19 billones de dólares. No se trata de una crisis sino de una masacre del sistema financiero y de una herida mortal en el corazón del capitalismo. La sociedad es tarea de todos y en lo económico, de modo especial, de los empresarios. Éstos son los más grandes productores de riqueza, y normalmente tienen la vocación para impulsar el desarrollo, o para sacar a las sociedades de las crisis. A veces les toca volcar su acción a remediar lo que el Estado no alcanza a hacer, y todo aquello que de todas maneras les corresponde por justicia. La RSE encarna un propósito fundamental para aunar esfuerzos y responder a las expectativas de la sociedad frente a la crisis. También, para plantearse una vez más la urgencia en acortar la distancia que habitualmente se ha presentado entre ellas y su entorno social. PERO ¿QUÉ VAMOS HACER? Necesitamos visión, para no dejarnos arrastrar fatalmente por la recesión y por sus repercusiones directas en la economía colombiana. Para los líderes resulta siempre válidas las palabras de Charles Dickens: “El peor momento, es el mejor momento”. Hay que darle la vuelta a la situación y eso arranca de una actitud proactiva (¿cómo hago para atacar?), no simplemente reactiva (“a esto se lo llevó el diablo”). Estamos ante cambios económicos profundos, como si estuviéramos subido a los carros locos de un parque de Liderazgo y RSE ante la crisis-2 atracciones. Hay que saltar de ese carro y poner los pies en la realidad, aunque el golpe inicial nos deje maltratados. Si seguimos allá, nos matamos, vamos a la debacle total. Necesitamos realismo: conocer los hechos y cifras concretas de la economía y del sector, y del bolsillo familiar y personal para encender las alarmas que toca, no ver siniestros donde no los hay y tomar medidas urgentes, como en tiempos de guerra. Si fabrico o vendo cosas, ver cómo aumentar mi participación para mejorar las ventas y compensar el impacto de aspectos negativos sobre los cuales no puedo hacer nada (precio del dólar, precio del petróleo o de los commodities, tasas de interés, etc.). Si sé que los costos de la maquinaria han bajado, los créditos se han abaratado, y necesito modernizar tecnológicamente la empresa, es el momento de hacerlo. Y de presionar para que los bancos, con buenos proyectos, aflojen la plata, porque andan todos temerosos de las garantías (al perro no lo capan dos veces). Necesitamos creatividad, para acentuar la diferencia de mis productos en el mercado y para que mis estrategias de mercadeo y ventas correspondan a la guerra por los nichos de mercado. La inmovilidad de los inventarios me puede perjudicar, pero me puede sobrevenir la muerte por quedarme esperando a ver qué pasa. Necesito una buena dosis de imaginación, de innovación, de información sobre el sector, sobre lo que pasa en países parecidos al mío, etc. Y a nivel personal, no puedo dedicarme a vivir de unas rentas que me estoy comiendo o de lo que he aprendido hasta ahora, o de cómo he llevado mi vida y mi presupuesto familia. Tengo que hacer cosas distintas, dar el salto a lo desconocido, y poner a todo el mundo a trabajar al máximo sin contemplaciones. Hay que ganarle tiempo al desempleo, y a la falta de confianza de los clientes y de quienes hasta ahora me sacaban de aprietos. FORTALECER LA CONFIANZA Lo más grave es que estamos perdiendo credibilidad en el sistema, en los gobiernos, en las empresas, en los bancos, en los dirigentes empresariales, en los economistas, en los banqueros, en los educadores, en los padres, en los amigos, en los medios de comunicación, hasta en Dios. Insistimos en las ventajas de una actitud realista de gobierno y empresarios, de máxima alerta y, en cierto sentido, movilizarnos como si se tratara de una “economía de guerra”. Sobre todo reforzar la confianza porque hay síntomas de pérdida de credibilidad en el sistema financiero, de retracción del crédito, de temores crecientes. No faltan irresponsables que andan por internet anunciando que ya los bancos colombianos preparan el “corralito” como ocurrió en Argentina. Eso es absolutamente repudiable e infundado y auténtico terrorismo financiero. Frenar el crédito, disminuir la producción, bajar la competitividad, o que descienda dramáticamente la inversión, representa una falta tremenda de solidaridad. Ya ha existido habido demasiada poca solidaridad en el pasado, y demasiada gente haciendo demasiada plata a costa de los demás, como para que ahora no haya cambio de actitudes ante los peligros colectivos que nos amenazan. De todos modos hay que recortar gastos. Es muy conveniente empezar por los suntuarios y por los que no añaden valor a un momento de crisis recesiva. No siempre los de personal, que puedo necesitar para producir más. Si Ford y General Motor, echan miles de personas, ¿por qué no yo?, parecería lo natural. Y de pronto hasta es verdad. Pero hay que pensar en que si todo el mundo se contrae, se está formando un vacío que alguien tiene que llenar, una oportunidad que alguien puede aprovechar y ese alguien puedo ser yo. Aunque sólo sea para blindarme mejor de Liderazgo y RSE ante la crisis-3 cara a riesgos futuros que van a llegar de todas maneras, como el TLC. Si no estoy preparado, lo mejor que me puede pasar es que me compran la empresa a un mal precio, y lo peor, que tenga que cerrarla. ¿CÓMO MANEJAR NIVEL COLECTIVO? EL PESIMISMO se espera de uno, armándose de valor, de coraje para situarse entre los que van a pasar la turbulencia con el menor daño posible y de pronto hasta ganando más plata. Sobre todo en situaciones como la actual recesión. A Como nunca, cuidar el clima de trabajo y los demás aspectos de la cultura de la empresa y del campo laborar personal. Recordar que existe un capital económico, que está amenazado seriamente. Pero ese patrimonio sólo se defiende con el capital intelectual (humano, las personas y su experiencia, y estructural, el know how, toda la experiencia de la empresa). Además, hay un capital moral que lo integran los principios y valores de la organización, que hoy como nunca deben ser una plataforma de seguridad y de lanzamiento de los planes de emergencia de cara al inmediato futuro. En el fondo la causa de todos los problemas tiene que ver con la Ética. Es la hora de la solidaridad, de compartir riesgos, de trabajar en equipo, de no perder una sola energía, que puede ser decisiva para el plan de ataque, para convertir lo amenazante y peligroso en oportunidad de cambio. Así como la crisis global se produjo en el fondo por falta de valores, la salida sólo se obtendrá con gente que viva los valores y la ética en serio. Y que procure encontrar para los problemas extraordinariamente graves, como los actuales, soluciones que deben ser también extraordinarias. ¿Cómo programarse mentalmente para salir adelante en situaciones de crisis? Hay que hacerse a la idea de que hacer una empresa, sobrevivir con ella a una crisis, enfrentarse a una competencia feroz y despiadada, requiere espíritu emprendedor, una capacidad de grabarse y grabar en los empleados que el éxito sólo se logra dando mucho más de lo que Si uno hace lo de siempre, acaba en el cementerio empresarial con una buena lápida. O cambiamos, o nos cambian decía un político. Aquí podríamos decir: o ejercemos un liderazgo realista, con visión, creativo, con valores y optimista, o nos dejamos arrollar por los problemas y por los malos presagios sobre el futuro. Tratar de conocer la complejidad de la situación, ver posibles caminos, asesorarse, buscar sinergias, asociarse, y luego, tratar de hacer lo que parece imposible, porque lo posible ya está hecho hace muchos días y vemos los resultados tan pobres. Hay que apuntar más alto. Y en lo personal: austeridad, trabajar como nunca (diez o catorce horas diarias), estrujar hasta el último centavo, medidas espartanas en los hogares. No a los niños mimados y consentidos, a los hijos de papi pidiendo su mesada semanal fija como si no hubiera pasado nada. A apretarse el cinturón, a gastar menos en educación y en modas y en caprichos y en ropa de marca y en rumbas. Lo que todos ha hecho ya lo hace cualquiera. Hay que proponerse hacer lo que parece imposible. Ponerse manos a la obra, crecerse, no dejarse derribar por el desaliento. La pelea es larga, y habrá sitios para triunfos y fracasos. Pero la motivación alta: motivos extrínsecos o materiales, (salario, ventas, retribuciones, servicios, rentabilidad, etc.) pero también motivos interiores: satisfacción rendimiento, crecimiento personal en medio de la crisis y, sobre todo, motivos trascendentes: servir a los demás, los amigos, la comunidad, el servicio, la construcción de lazos duraderos. Liderazgo y RSE ante la crisis-4 OPORTUNIDADES, OPORTUNIDADES, OPORTUNIDADES Jorge Yarce Quiero señalar con este título, por partida triple, que es la hora de los empresarios pyme con una buena dosis de creatividad, de audacia, y de fe en todo lo que han hecho en sus empresas en el pasado, para dar la mejor respuesta a un ciclo recesivo de la economía, y contribuir a un contra-ciclo que en lugar de contraerlas las expanda. Es curioso anotar que en su origen etimológico la palabra problema, del griego “probal-lo”, significa algo que se pone delante de uno en el camino, pero que contiene en sí mismo la posible solución. En los problemas de ahora, en las empresas de ahora y en los empresarios que las dirigen está la solución. Hay que escarbar a fondo en ese capital intelectual para no dejarse devorar por los problemas, sino para afrontarlos con éxito. Por ejemplo, las amenazas del TLC, todavía pendiente de aprobar, son reales, pero la mejor defensa no es la trinchera, sino el ataque frontal. Examinar en qué nicho del mercado se está para moverse dentro del sector hacia posiciones de innovación tecnológica, factor que impulsa a la mayor parte de las empresas que disputan con éxito los mercados. Quien quiera estar de veras en la movida, en la pelea por los mercados, necesariamente tiene amarrarse a ese palo si quiere progresar. Un mundo de oportunidades para quien quiera avanzar transformándose productivamente, no sentándose a soñar si se es capaz de preparar su empresa para encontrar el gringo comprador que le eche mano a los esfuerzos de toda una vida, y sentarse a disfrutar de la renta. Esa gente no es la que el país necesita para afrontar el reto de hacer crecer el PIB. Oportunidades para buscar financiación para los cambios. Lo cual será posible si se tiene un buen proyecto, o mejor si se buscan alianzas con otras empresas afines que se complementen entre sí para asociarse y presentar proyectos de inversión compartida para crear redes empresariales o cadenas de valor ampliado que toquen las puertas de los bancos con cifras que resulten más atractivas. Pero el problema no es el dinero en sí, sino la necesidad de moverse a otros niveles para salir de las posiciones tradicionales de esperar a ver de qué tamaño es el golpe. O nos salvamos juntos o nos perdemos solos, ése es el dilema. Oportunidades para el talento humano de nuestro país, considerado por los demás como uno de los mejores de Latinoamérica, que sabe muy bien que así como las grandes empresas se han blindado mejor porque disponen de los recursos, las pyme son el gigante dormido de la economía al que hay que despertar para lograr su crecimiento en forma significativa. Oportunidades para que se impulse desde el sector privado la aplicación o la adopción de las políticas oficiales sobre competitividad y productividad, sobre masificación del crédito para las pyme en términos mucho más generosos, decididos y concretos. Oportunidades para cambiar la actitud de las pyme ante los grandes retos de la economía, presionados sin duda por el ciclo recesivo mundial, pero con la posibilidad abierta de que sólo quienes se atrevan a avanzar en nuevos desarrollos serán capaces de soportar la avalancha de fuera. El grito no es “’ ¡sálvese quien pueda!”, en realidad es “¡sálvese quien quiera!”…o sea, transformarse oportunamente para disputar nuevas posiciones de mercado con productos de calidad mundial.