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TESIS DE LICENCIATURA EN ECONOMÍA Tutor: Dr. Carlos Carballo Alumno: Eduardo Grüneisen Facultad de Ciencias Sociales y Económicas - 2005 - “Argentina y Australia: Caminos divergentes” Introducción Pág. 3 Review histórico Pág. 4 Similitudes y Diferencias Pág. 13 Comentarios Finales Pág. 22 Bibliografía Pág. 25 2 “Argentina y Australia: Caminos divergentes” En el siguiente trabajo de licenciatura intentaremos estudiar aquellas causas o razones que consideramos fundamentales para la explicación en la divergencia de los procesos de desarrollo de Argentina y Australia. Resulta enigmático para los economistas e historiadores aquellos senderos recorridos por ambos países; partiendo de un momento inicial similar para luego experimentar un comportamiento disímil en el tiempo. El mismo proceder fue forjado por decisiones, circunstancias, políticas y estructuras distintas que generaron sociedades estructuralmente diferentes, y en definitiva, países desiguales. Con este objetivo, se comenzará realizando un breve repaso estadístico y bibliográfico. Hemos acudido a las valiosas series estadísticas de Angus Maddison (2003) junto a diversos historiadores y economistas que han expuesto sus trabajos durante los últimos treinta años del siglo XX -período donde ya se advertían profundas diferencias. En este sentido, en la primera parte se examinaran aquellas tesis elaboradas por estudiosos respecto al tema en cuestión. En la segunda parte, efectuaremos un estudio sobre las características de ambas economías, denotando las similitudes que existieron a fines del siglo XIX junto con las diferencias que fueron surgiendo a lo largo del tiempo. Este apartado resulta de extrema importancia debido a que es en función de ello que surgen los pilares de nuestras conclusiones. Por último, desarrollaremos una sección con comentarios finales intentando realizar alguna explicación al problema que nos concierne. En su gran parte, utilizamos argumentos ya analizados en el repaso bibliográfico o en la sección anterior, pero interrelacionándolos entre ellos. Se hace especial énfasis en las estructuras sociales, políticas e institucionales, así como en la ubicación geográfica y las dotaciones de recursos de los dos países. 3 “Argentina y Australia: Caminos divergentes” Previo a comenzar, consideramos de importancia formalizar un repaso de los registros estadísticos para poder exponer los distintos senderos de crecimiento que tuvieron Argentina y Australia durante todo el siglo XX. Para ello, recurrimos a las series de A. Madisson (2003) junto con otras elaboradas por A. Guissarri (2003). En función del siguiente gráfico, puede observarse que en algún momento cercano a 1934 la Argentina se desprende del ritmo de crecimiento de Australia y desde entonces la brecha entre ambos se incrementa de manera exponencial. La variable manejada es el PIB per cápita, y se la considera para el período 1870-2001. La misma es utilizada como medida del bienestar y poder adquisitivo de los habitantes de un país, lo cual refleja claramente el desempeño del mismo. Mientras que en 1913 el ingreso per cápita de los argentinos era el 74 % de los australianos, un siglo después apenas representa un 20 %. PIB per cápita 25.000 15.000 10.000 5.000 0 18 70 18 77 18 84 18 91 18 98 19 05 19 12 19 19 19 26 19 33 19 40 19 47 19 54 19 61 19 68 19 75 19 82 19 89 19 96 1990 G-K dollars 20.000 Australia Argentina Fuente: A. Madisson, A. Guisarri 4 “Argentina y Australia: Caminos divergentes” Resultaría coherente y apropiado incluir a Canadá dentro del mismo estudio, dada sus similitudes en términos geográficos, poblacionales y económicos con los otros dos países en análisis. El inconveniente es que resulta de extrema dificultad aislar la performance de este país del efecto de los Estados Unidos. Los flujos de capital de este hacia Canadá, junto con el intercambio comercial y tecnológico entre ambas economías son elementos que determinaron el desarrollo canadiense ya desde comienzos del siglo XX. En este sentido, Canadá poseía el doble beneficio de la proximidad con el mercado de los Estados Unidos y el acceso a los mercados del Commonwealth. A raíz de ello, consideramos apropiado analizar, exclusivamente, aquellos senderos recorridos por Australia y Argentina durante el período que va de 1870 a 2001. A partir de un conjunto de condiciones iniciales similares, la diferencia en los procesos de desarrollo de cada país durante el último siglo ha despertado el interés de diversos historiadores y economistas. Existen numerosas explicaciones sobre los factores que han provocado la divergencia en el crecimiento económico de Argentina y Australia, como así también el período o etapa en el que la misma acontece. A continuación, se mencionarán algunas de las tesis más importantes de economistas e historiadores durante las últimas décadas en relación al tema. Uno de los primeros estudios acerca de la cuestión es el realizado por A. Smithies (1965). Para ese entonces, resultaba ya evidente la diferencia o brecha existente entre los países luego de la Segunda Guerra Mundial. El autor comienza destacando el rol de las exportaciones en ambas economías, valorizando también los fenómenos de la inmigración y la entrada de capitales provenientes de los países centrales con el objetivo de suplir las faltas naturales de capital y trabajo. Mientras que estas dos últimas variables tuvieron un comportamiento similar e inestable en ambos países, la diferencia principal consistió en el papel que cumplieron las exportaciones en la economía. En determinados períodos, las mismas otorgaron un estímulo directo al crecimiento a través de sus efectos multiplicadores sobre el resto de los sectores. Aún así, ambos países mostraron la capacidad de crecer sin la 5 “Argentina y Australia: Caminos divergentes” ayuda de estos estímulos, en aquellos períodos de reducido comercio internacional. Es por ello que el autor considera la importancia de las exportaciones por su capacidad para procurar las importaciones necesarias para crecer, así como también una garantía de solvencia ante los inversores extranjeros. Es aquí donde surge la diferencia, y la misma se debió a las políticas económicas llevadas a cabo por los gobiernos. En ambos casos, se trató de estrategias que fomentaron la sustitución de importaciones -mediante la aplicación de elevadas restricciones- discriminando claramente al sector exportador. Aún así, a pesar de ser equivalentes conceptualmente las políticas, los resultados producidos no fueron similares. El motivo radica en el distinto grado que implicó la política económica llevada a cabo. En el caso de Australia, a pesar de perjudicar las exportaciones, las mismas se vieron incrementadas a partir de la década del `40, producto de la fuerte inversión pública y privada en tecnología, maquinaria e infraestructura. Argentina, por el otro lado, llevó sus políticas proteccionistas –a través de Perón- a un extremo. Esto generó, básicamente, dos consecuencias negativas. En primer lugar, perturbó negativamente al sector exportador, con su posterior consecuencia sobre la incapacidad de adquirir las importaciones necesarias para tener un crecimiento sostenido. Como veremos en el próximo apartado, la Argentina se caracterizó por ser un importador de manufacturas y bienes de capital, aquellos bienes que pueden afectar el stock de capital de un país. Resulta claro que un déficit en estas inversiones genera un obstáculo en el crecimiento de mediano y largo plazo. En segundo lugar, la política proteccionista no implicó una genuina industrialización, sino que su objetivo primordial era adquirir apoyo político para permanecer por un tiempo ilimitado en el poder. Para ello se recurrió a sucesivos incrementos salariales que no trajeron más que inflación y falta de competitividad en el sector industrial. Por su parte, J. Fogarty (1985) considera que la diferencia entre ambos países puede explicarse, básicamente, debido a dos factores. En primer lugar, otorga especial atención a variables no-económicas que perduraron en Australia durante todo el siglo XX. A modo de ejemplo, se menciona el espíritu o cultura capitalista-emprendedora, la instauración de un “clima” orientado hacia la invención y la creatividad, y la capacidad de adaptación ante los 6 “Argentina y Australia: Caminos divergentes” cambios. En contrapartida, en la Argentina, se encuentra una ideología estanciera-liberal de corto plazo, con un fuerte predominio de sus intereses. El segundo factor a considerar es el grado de participación por parte del gobierno. En Australia, el mismo asumió un grado de responsabilidad e iniciativa en la promoción del desarrollo económico (infraestructura, tecnología, asistencia técnica y profesional) que no posee comparación alguna con la Argentina. Nuestro país careció de intervención estatal hasta mediados de la década del ´40, donde la misma resultó excesiva y perjudicial para la economía. En este sentido, Australia poseyó la capacidad de combinar políticas liberales con una equilibrada intervención estatal. Por su lado, G. Di Tella (1985) considera que el ritmo de crecimiento del PIB argentino comenzó a declinar a partir de la Primer Guerra Mundial. El motivo de ello se debe al cierre de la frontera agrícola, debido a que las tierras disponibles ya se encontraban completamente ocupadas para ese entonces. En momentos previos donde se incorporaban nuevas tierras, el efecto sobre el resto de la economía era considerable. Esto se debía no solo a la mayor producción en si misma –el país vivió un incremento notable en la producción de trigo y maíz durante el período de expansión de la frontera agrícola1- sino que también generaba la necesidad de invertir en puertos, caminos, ferrocarriles, pueblos y toda la infraestructura que acompaña a un proceso de este estilo. De esta manera, se fomentaba el ingreso de capitales extranjeros para poder paliar la falta de ahorro local. La actividad agrícola-ganadera, con una fuerte orientación hacia la exportación, resultaba ser la actividad con mayor dinamismo en la economía, ocasionando un efecto derrame sobre los otros sectores. El inconveniente resultó en que el proceso de expansión de la frontera no podía ser un fenómeno permanente y sostenido en el tiempo. Es así como a partir del cierre de la misma, hecho que ocurre a partir de 1914, los niveles de crecimiento disminuyen considerablemente. 1 La producción anual de trigo de la Argentina en 1891 era de 800.000 toneladas, mientras que la producción de maíz era de tan solo 120.000 toneladas. Para 1911, la producción anual se había incrementado exponencialmente hasta 4.000.000 y 3.500.000 toneladas, respectivamente. Los datos fueron extraídos de D. Muchnik (2003). 7 “Argentina y Australia: Caminos divergentes” C. Díaz Alejandro (1985) considera que Australia siempre ha sido rica y superior económicamente, en términos per cápita, que la Argentina. Esto es la consecuencia de una mayor dotación de recursos minerales, no encontrados en nuestro país. El punto principal que sostiene el autor se relaciona con los eslabonamientos. El sector minero, principalmente el oro, crea un enlace “hacia atrás” y “hacia delante” superior que en el caso de la producción agrícola o ganadera. De esta manera, las exportaciones de un país minero consolidan un proceso de desarrollo interno que afecta diversos sectores de la economía. Otro aspecto de importancia fue la política inmigratoria delineada por cada uno. En el caso de Australia, la misma fue de carácter restrictivo, en cuanto se limitaba a captar extranjeros de nacionalidad exclusivamente británica, creando una determinada escasez de trabajadores aunque con mayores ingresos per cápita y, principalmente, superior calificación. El contraste con Argentina resulta interesante debido a que allí la política era “poblar el país”, afectando directamente la cantidad y la cualidad de los trabajadores. No existía un criterio determinado en la selección o captación de inmigrantes, más que incorporar mano de obra. C. Solberg (1985) ha enfatizado que el principal obstáculo a un desarrollo interno integral y sostenible en la Argentina ha sido la falta de un arancel proteccionista, especialmente en lo que concierne a la industria. A raíz de la anterior afirmación, R. Cortes Conde (1985) considera que los aranceles no poseen un rol central. El argumenta que los mismos han sido más que compensados con las sucesivas devaluaciones de la moneda local durante todo el siglo XX. En su opinión, la principal explicación se debe a que la Argentina no creó una estrategia de industrialización orientada a la exportación, sino que favoreció la sustitución de importaciones. Como ya hemos visto, este proceso de sustitución no fue consistente, debido a factores políticos y de poder que obstaculizaron el mismo. W. Armstrong (1985) ha encarado la cuestión desde otra perspectiva: la estructura social interna, las relaciones entre las clases y la manera en que éstas han logrado influir en las políticas públicas. Existe aquí una diferencia importante al comparar Australia y Argentina. En el primer caso, tanto los grupos urbanos como los estancieros poseían un peso 8 “Argentina y Australia: Caminos divergentes” económico que lograba influir políticamente sobre el gobierno. Esto generaba una mayor diversidad en la toma de decisiones para las políticas económicas del país. Por el otro lado, en Argentina, el poder político del sector urbano era sumamente reducido. Los intereses de los terratenientes predominaban debido a que muchas veces las políticas económicas llevadas a cabo eran recomendadas, sino tomadas, por personas relacionadas con los intereses de la exportación. De esta manera, la oligarquía estanciera continuó acumulando cada vez mayor poder político y económico, logrando concretar los principales cambios que se producían en el país. La falla en esta opinión es que no contempla el hecho de que muchas veces la ideología planteada por los terratenientes poseía un claro consenso entre los distintos sectores. Así, no resultaban preferencias particulares sino una combinación de intereses de toda la sociedad, o por lo menos, una parte significativa de la misma. A. Taylor (1991) considera que la característica distintiva entre Argentina y Australia es la reducida capacidad de ahorro doméstico existente en el primero -rasgo que perdura hasta hoy en día. Esto se vio subsanado durante el período 1870-1913 debido a la fuerte entrada de préstamos extranjeros -provenientes, principalmente, de Londres- que financiaron la creciente acumulación de stock de capital en el país. La excesiva dependencia de este capital externo resultaba crucial teniendo en cuenta el reducido nivel de ahorro local, producto de las condiciones demográficas. La Argentina se caracterizó por tener una elevada tasa de dependencia, provocada por un alto crecimiento de la población debido a las altas tasas de natalidad tanto en población nativa como en los inmigrantes en su mayoría provenientes de países atrasados en el proceso de transición demográfica. Esto conformó una estructura demográfica con un gran porcentaje de consumidores -o desahorradores. Esto implicaba que aquellas personas que integraban la fuerza laboral, existente en cantidades limitadas, debían financiar el creciente gasto de jóvenes y ancianos que permanecían fuera del aparato productivo. Esto no era un obstáculo ante un escenario de libre movilidad de capitales como el existente previo a la Primer Guerra Mundial. Los inconvenientes comenzaron a partir del cese de capitales externos producto de la crisis internacional 9 “Argentina y Australia: Caminos divergentes” generada por la guerra, afectando directamente el stock de capital del país, y en consecuencia, su crecimiento en el mediano y largo plazo. A. Guisarri (2003) utiliza como factor o explicación de la divergencia entre ambas economías una variable institucional. En su caso particular, identifica al sistema electoral como variable que puede explicar sistemáticamente la decadencia del crecimiento en Argentina. En el caso de Australia, existió un sistema de circunscripciones uninominales, que ampliaba sucesivamente las franquicias electorales conformando así un sistema competitivo. De esta manera, se aseguraba el recambio en los liderazgos -con un mayor arco político- y el control republicano de los recursos públicos. En Argentina, se mantuvo hasta comienzos del siglo XX un sistema electoral de lista completa administrado discrecionalmente y, principalmente, sin demasiado acceso al poder por parte de la oposición. Sumado a ello, existía un porcentaje considerable de los ciudadanos que no tenían participación en la vida política como consecuencia de la falta de naturalización de los inmigrantes y de los fraudulentos métodos electorales vigentes2. Recién a partir de la sanción de la Ley Sáenz Peña en 1912, se logró ampliar la base electoral mediante el establecimiento de un voto obligatorio y secreto. Aún así, los comicios electorales se caracterizaron, generalmente, por ser poco transparentes ante los ciudadanos y la oposición. En línea con este último aspecto, D. Muchnik (2003) otorga crucial importancia al hecho de que Australia desconozca en su historia democrática de irrupciones institucionales, mientras que en el caso de la Argentina los golpes militares ocurrieron con relativa frecuencia durante el siglo XX. La continuidad en las instituciones, tales como la democracia, fortalece el imperio de un Estado de Derecho, generando un ambiente propicio y estable para atraer inversiones extranjeras, e incluso, capitales domésticos. En definitiva, es ello lo que permite generar un crecimiento sostenido en el largo plazo. 2 Los inmigrantes en la Argentina representaban, aproximadamente, el 30% de la población en 1914. Esto representa un porcentaje considerable para excluir en comicios electorales a nivel nacional. 10