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Columna de Opinión ¿SOLICITARÁ LA INSTITUCIÓN IGLESIA CATÓLICA LA DEVOLUCIÓN DE SU CANAL DE TELEVISIÓN ANTE EL ENACOM? Sorpresivamente y de manera poco auspiciosa se está descubriendo que el Canal 21 de la Banda de UHF de televisión abierta, perteneciente a la actual Provincia San Francisco Solano, de la Iglesia Católica (hoy a cargo del Arzobispado de Buenos Aires), ha sido limitado en su autonomía e independencia y sólo tendría voz y presencia a través de un “Licenciatario Operador” de la televisión privada. El actual Canal ORBE 21 no supo afincarse en el espectro radioeléctrico tal y como lo indican las normas del servicio para el que fuera autorizado. A pesar de representar dicha emisora a la Iglesia Católica, tampoco pudo hacer que se lo vea, por lo menos, dentro de la mezquina asignación territorial otorgada (25 Km. de radio), cuando en realidad, tratándose de una emisora de televisión abierta le hubiera correspondido cubrir un área de servicio de 60 Km. de radio (Categoría “A”). Y lo que es todavía peor, pues ahora dicho canal 21 se somete a ocupar apenas un “pedacito de su propia frecuencia”, dado, que el resto de la misma ha sido re-asignada a TELEFE, con lo cual, la Persona Jurídica de Carácter Público no estatal (Iglesia Católica) pasa a ser “cautiva o esclava” de una Persona Jurídica de Carácter Privado como lo es la empresa antes citada. TELEFE, en su calidad de Licenciatario Operador de Televisión Digital abierta “indirecta”, no respetaría la definición del vocablo “radiodifusión” -universalmente aprobada y adoptada- que se señala en el Ítem 2012, de la Ley 23.478 (Convenio Internacional de Nairobi) el cual define que, sobre las frecuencias atribuidas a dichos servicios, las emisiones deben ser recibidas “directamente por el público en general”, y no a través de intermediarios, como en este caso lo sería dicha empresa mediante los servicios de multiplexación y distribución ofrecidos por la correspondiente Plataforma de Televisión Digital Terrestre. Se entiende que la Iglesia Católica, como Persona Jurídica de Carácter Público no estatal, debería levantar su voz –no solamente para proteger la emisora de la que es titular- sino, para defender los derechos propios y ajenos, consagrados constitucionalmente, dado que la Iglesia cumple un rol complementario a los del gobierno y –por lo tanto- su deber es constituirse como la –verdadera reserva moralen la que confía una población esperanzada en ver mejores valores que los referidos a las escaladas de poder. Que la Iglesia pueda exponer su independencia de criterio, una independencia que es mucho más importante que la que tienen los medios privados, puesto que estos últimos la tienen condicionada por los poderes de turno que, cada tanto, nos hacen dudar sobre la calidad de las libertades que –en realidad- deberíamos gozar los argentinos, católicos y no católicos. Este es un momento único e irrepetible, habida cuenta, que la Iglesia Católica se encuentra en una inmejorable posición para poner las cosas en claro a todos aquellos –radiodifusores y espectadores- que esperan una corrección del rumbo tomado en materia de radiodifusión, por parte de las máximas autoridades de la Nación. Al mismo tiempo, resulta que es –también- una tarea inherente a la Iglesia señalar a la comunidad sobre las irregularidades que se pudieran cometer. El medio que la institución católica tiene en sus manos no sólo está para cumplir con su tarea evangelizadora, también lo está para acompañar y/o criticar; para colaborar con los gobiernos y/o advertirle sus errores; o para abrir caminos de entendimiento a través de la palabra; y la palabra es la base de la comunicación, ya sea oral, escrita o audiovisual. La tremenda duda responde a que no se sabe si quienes están al frente del Canal ORBE 21 poseen los conocimientos necesarios como para ejercer la defensa en cuestión, porque, si al momento de dictarse las Resoluciones 35 y 38 AFSCA/2015 (mediante las cuales se produjo la enajenación de su propio espacio radioeléctrico y su traspaso a TELEFE), no supieron defender sus derechos de radiodifusores católicos ante semejante avasallamiento de un espacio perteneciente a la comunidad en su conjunto y a la comunidad católica en especial. Es de esperar entonces que -como Institución- la Iglesia Católica sepa asumir su situación actual desde una verdadera concepción técnica y legal, recordando que los argentinos hemos elegido vivir dentro del pluralismo democrático y con la total convicción de que “las libertades deben estar lo más cerca posible de lo absoluto” (Dr. Germán Bidart Campos – Abogado Constitucionalista), habida cuenta, que nuestras leyes sólo permiten “la ampliación de los derechos”, y no así, la “restricción” de los mismos. Para TELEMISION21 Edgardo Molo Asesor Técnico Legal Especialista en Radiodifusión Buenos Aires, Julio 2016