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EL ESTUDIANTE UNIVERSITARIO: SUGERENCIAS DIDÁCTICAS PARA LA PROMOCIÓN DEL COMPORTAMIENTO INTELIGENTE. Licenciatura Héctor Octavio Silva Victoria silva.unam@gmail.com Edgar Rocha Hernández rochahdez.unam@gmail.com Mauricio Javier Torres Flores mauriciotorressic@gmail.com Facultad de Estudios Superiores Iztacala, UNAM RESUMEN La palabra inteligencia se puede definir como la capacidad para entender, comprender o para resolver problemas. Pensando que capacidad es una metáfora proveniente de otro ámbito en donde se describe el hecho de que un objeto pueda almacenar algo y funja como recipiente, la inteligencia se ha usado para describir a las personas como recipientes que pueden almacenar conocimiento, y como tal utilizarlo en la circunstancia apropiada. Con base en lo anterior “la inteligencia”, más que propiedad de los individuos, es un concepto que tiene mayor utilidad en referencia o descripción del comportamiento de los individuos, como comportamiento inteligente. En la enseñanza de la ciencia, por ejemplo, no es raro encontrar que las condiciones de enseñanza-aprendizaje se focalizan en la repetición de conceptos e invariancia de las técnicas didácticas, siendo estas las formas tradicionales de enseñar en un plantel escolar. Lo anterior sugiere que para hacer probable desempeños inteligentes es necesario: a) Entrenar a los estudiantes, inicialmente a formas de comportamiento efectivas antes situaciones que tengan una única manera de cumplir con los requisitos solicitados por la situación problema. b) Variar las condiciones de entrenamiento (formas o modos de comportarse) y la complejidad funcional de las interacciones. c) Retroalimentar de manera clara y sin ambigüedades, relacionando el desempeño real con el esperado, evitando retroalimentar cada uno de los desempeños del individuo, permitiéndole entrar en contacto con su propio desempeño ocasionalmente, facilitando la formulación de las reglas por las que su desempeño es o no el esperado o por qué. INTRODUCCIÓN En el escenario educativo existen estudiantes, algunos de los cuales se puede decir que su comportamiento es inteligente y otros no (al margen del término técnicos de inteligencia). Por ello es pertinente empezar este manuscrito ilustrando algunos usos de la palabra inteligencia, con ello reduciendo al máximo las confusiones conceptuales sobre a que se referirá este manuscrito por “inteligencia”. La palabra inteligencia puede ser rastreada hasta el latín intellegentía usada para describir la capacidad de pensar, por su parte el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española (edición) define el término inteligencia como la capacidad para entender, comprender o para resolver problemas. En el caso a la solución de problemas parece ser un aspecto que está relacionado estrechamente, con lo que se ha denominado inteligencia, entendida como una entidad, proceso, factor o facultad. Esta suposición data del siglo XIX y se vincula con la tradición teórica interesada en las diferencias individuales, en particular con aquella relacionada comportamientos. con la herencia en la conformación de ciertos Pensando que capacidad es una metáfora proveniente de otro ámbito en donde se describe el hecho de que un objeto pueda almacenar algo y funja como recipiente, la inteligencia se ha usado para describir a las personas como recipientes que pueden almacenar conocimiento, y como tal utilizarlo en la circunstancia apropiada. Pensar lo anterior permite explicar al lego qué es inteligencia, pero utilizar esta clase de explicaciones para generar evidencia empírica que permita desarrollar tecnología, no haría otra cosa que demostrar que hemos sido víctimas de la metáfora. DESARROLLO Aun con el argumento anterior, algunas posturas actuales en esta línea de argumentación, suponen que la inteligencia: a) es una capacidad que condiciona la obtención de un adecuado nivel de rendimiento en cualquier situación en la que se desempeña un individuo, b) es una facultad cuya funcionalidad es adaptativa por excelencia (que se ajusta a las demandas de la situación problema, resolviéndola y cumpliendo con los requisitos mínimos esperados, y que a su vez, es heredada), c) no es propiedad exclusiva de los seres humanos, aunque es en estos organismos donde muestra una mayor complejidad y con efectos relevantes(por el uso del lenguaje), y d) tiene una estrecha relación con la estructura y el funcionamiento del cerebro y, en general, del sistema nervioso. Lo anterior justifica que al hablar de individuos “inteligentes” se refiera, implícitamente, de “individuos mejor capacitados”, lo que encuentra relevancia en las técnicas de exclusión, marginación e ingreso de algunas instituciones sociales como la militar o la académica, en estudios superiores o de grado. Ribes (1981, 1989 y 1990)propone un modelo explicativo para describir al sujeto comportándose de manera inteligente fundamentado en una clasificación del comportamiento, en términos de variabilidad y efectividad de la actividad de los individuos, en donde define cuatro tipos de comportamiento, a saber: a) inteligente, como la resolución de problemas de modo variado, no rutinario, en un espectro amplio de situaciones, b) habitual, como la conducta orientada a la resolución de problemas de modo rutinario, invariante y con escasas posibilidades de ajuste a otras situaciones, c) exploratoria o creativa en la que no necesariamente se resuelven problemas pero se varia el modo de resolverlo; es variada, no estereotipada ni rutinaria. Y d) tonta, como aquel comportamiento en el que no se resuelven problemas, esto es, no se ejecuta de modo variable, es repetitiva y estereotipada. Con base en lo anterior “la inteligencia”, más que propiedad de los individuos, es un concepto que tiene mayor utilidad en referencia o descripción del comportamiento de los individuos, como comportamiento inteligente más que como propiedad de los individuos. Parece obvio, al margen de las teorías actuales dentro de la enseñanza de la ciencia y otras disciplinas, que si se pretende enseñar un desempeño inteligente dentro de la práctica de dicha disciplina, el entrenamiento a los futuros profesionales no puede restringirse a la enseñanza de productos lingüísticos como conceptos, definiciones, fechas etc., antes bien, debe fundamentarse en la incorporación del individuo que aprende a situaciones que simulen las de la práctica profesional y el entrenamiento a solucionar problemas de manera innovadora (no imitando el comportamiento de otros, aunque este fuese la figura del docente), variada (diferentes maneras de desempeñarse tanto en situaciones diferentes como en situaciones similares) y efectiva, esto es, cumpliendo con los requisitos que la situación problema demanda (Carpio, Pacheco, Canales y Flores, 1998)Por tal, la inteligencia es, según Morales (2014), una tendencia, la tendencia a solucionar diferentes problemas. En la enseñanza de la ciencia, por ejemplo, no es raro encontrar que las condiciones de enseñanza-aprendizaje se focalizan en la repetición de conceptos e invariancia de las técnicas didácticas, siendo estas las formas tradicionales de ubicar la enseñanza por parte de aquellos que recién son incorporados al cuerpo docente en un plantel. Ello, sumado al hecho innegable de que en el modelo actual de enseñanza, se parte del supuesto de que quién domina una disciplina es igualmente bueno en la enseñanza de esta (igualan el qué enseñar con el cómo enseñarlo), promueve que la conducta del docente se torne rutinario, invariante y con escasas posibilidades de ajuste a otras situaciones, lo que en el apartado anterior definimos como conducta habitual. Una consecuencia casi lógica del desempeño repetitivo e invariante (habitual) del docente de educación superior por ejemplo, es la generación de desempeño repetitivo e invariante (habitual) de sus estudiantes. Puede resultar problemático que lo único que puedan hacer los estudiantes sea repetir lo aprendido en clase y sean incapaces de resolver problemas novedosos o generar planteamientos diferentes, si consideramos que los objetivos educativos de las últimas décadas están orientados a la formación de agentes de cambio social (Morales, 2014). Ahora bien, desde una postura interconductual de lo psicológico, la inteligencia, es descrita no como una facultad o capacidad mental que los organismos tienen en menor o mayor grado, sino como término que describe una tendencia a solucionar problemas (satisfacer criterios o demandas conductuales) de manera efectiva y variada, permite evaluar a la persona inteligente en términos de su desempeño, a partir de la solución de distintos problemas, en diferentes situaciones o mediante distintas formas de comportamiento (Ribes, 1998, 2000). A partir de este concepto, Varela y Ribes (2002) sugirieron que las personas aprenden (dominan determinadas habilidades en ámbitos específicos) según el grado de variabilidad (en términos funcionales) de la situación a la que se enfrentan y según el criterio que se le impone a la persona, así como a partir de las variaciones en la forma de desempeñarse un individuo. Lo anterior sugiere que para hacer probable desempeños inteligentes es necesario a) variar las situaciones a las que, quien aprende, es expuesto (a veces en el laboratorio, otras en el aula, unas exponiendo, otras debatiendo y otras escribiendo ensayos, por ejemplo), b) variar el nivel de complejidad de la tarea a satisfacer (a veces pedir la memorización de algunos términos, otras contrastar dos o más, unas veces dando ejemplo de un tema, otras relacionando conceptos con una teoría, entre otros ) y, c) a partir de las variaciones morfológicas del desempeño de un individuo (a veces ponerlo a hablar, otras a escribir, a veces a escuchar o tras a leer y subrayar, etc.). La necesidad de comportamiento inteligente en las aulas de clase no solo se ha manifestado teóricamente en los artículos antes citados, la investigación empírica sugiere evidencia a favor de las premisas antes mencionadas. Por ejemplo, durante el desarrollo de experimentos para generar evidencia a favor de el Modelo Interconductual de Comportamiento Creativo (Carpio, Canales, Morales , Arroyo y Silva, 2007)se obtuvo evidencia para fundamentar y sistematizar una teoría del desarrollo psicológico, que esquematiza el desarrollo de habilidades y la tendencia a desarrollar nuevas habilidades en diversas situaciones, satisfaciendo nuevos criterios conductuales, lo que se conceptualizo como competencia (comportamiento inteligente). Los experimentos que fundamentaron tal análisis conceptual permitieron concluir que: a) el desarrollo de formas de actividad efectiva más rápida,se da en situaciones cuya manera de cumplir con las demandas sean de una única manera, independientemente de la secuencia de exposición (Cepeda, 1993; Irigoyen, Carpio, Jiménez, Silva, Acuña y Arroyo, 2002), b) la variabilidad en las condiciones del entrenamiento constituyen un factor crítico en la promoción del comportamiento creativo (interfiere en el aprendizaje de nuevas formas de comportamiento mas no lo impide), c) los mejores resultados obtenidos fueron con retroalimentación extra situacional (en situaciones novedosas). D) La variabilidad en condiciones de entrenamiento promueve el ajuste ante situaciones novedosas; entre más variados los criterios a satisfacer, más variada la forma de comportamiento y más variada la complejidad funcional de dichas interacciones más factible es la evolución de la tendencia a resolver problemas en situaciones novedosas. (Carpio, Morales, Canales, Arroyo, Pichardo y Silva (2005); Carpio, Pacheco y Canales, 1998; Silva, Arroyo, Irigoyen, Jiménez y Carpio, 2005; Ribes, 1981, 1989,; Varela y Quintana, 1995; Varela y Ribes, 2002, e) el comportamiento inteligente promueve el comportamiento creativo, f) retroalimentar ocasionalmente el desempeño del individuo favorece el desempeño efectivo en pruebas de transferencia o al final del entrenamiento (Irigoyen, Carpio, Jiménez, Silva, Acuña y Arroyo, 2002; Ribes y Martínez, 1990), g) la retroalimentación extra situacional permite poner en contacto al individuo con su propio desempeño, por tal, promueve de mejor manera la generación de problemas en cuando existen variadas formas de cumplir con un criterio, y h) existe mayor ajuste a problemas novedosos con instrucciones extra situacionales, por su posible énfasis en propiedades situacionales. CONCLUSIONES Los puntos anteriores justifican una serie de sugerencias para la educación formalizada que permita el desarrollo de estrategias para la planificación educativa, los cuales se pueden sintetizar de la siguiente manera: a) Explicitar instrucciones, claras y evitando ambigüedades, que enmarquen los qué hacer, cómo hacerlo y para qué hacerlo, antes del desempeño del estudiante. b) Entrenar a los estudiantes, inicialmente a formas de comportamiento efectivas antes situaciones que tengan una única manera de cumplir con los requisitos solicitados por la situación problema. c) Variar las condiciones de entrenamiento (formas o modos de comportarse) y la complejidad funcional de las interacciones. d) Retroalimentar de manera clara y sin ambigüedades, relacionando el desempeño real con el esperado, evitando retroalimentar cada uno de los desempeños del individuo, permitiéndole entrar en contacto con su propio desempeño ocasionalmente, facilitando la formulación de las reglas por las que su desempeño es o no el esperado o por qué. Referencias Carpio, C., Arroyo, R. y Silva, H., Canales, C. & Morales, G. (2007). “Inteligencia, creatividad y desarrollo psicológico”. Acta Colombiana de Psicología, 10, 2, 41-50. Carpio, C., Morales, G., Canales, C., Arroyo, R., Pichardo, A. & Silva, H. (2005). Efectos del entrenamiento en identificación de criterios de ajuste lector en estudiantes. Enseñanza e Investigación en Psicología. 10(2), 239-252. Carpio, C.; Pacheco, V.; Canales, C. y Flores, C. (1998). Comportamiento inteligente y juegos de lenguaje en la enseñanza de la psicología. Acta Comportamentalia. 6(1), 47-60. Carpio, C., Pacheco, V., Canales, C. y Flores, C. (2005). Aprendizaje de la Psicología: un análisis funcional. En: Carpio, C. y Irigoyen, J. (Eds.) Psicología y Educación. Aportaciones desde la teoría de la conducta. (1-32). México, UNAM Cepeda, M. L. (1993) Efectos de la variabilidad en criterios de entrenamiento sobre pruebas de transferencia y formulación de reglas. Tesis inédita de maestría. Universidad Nacional Autónoma de México. Irigoyen, J.J., Carpio, C., Jiménez, Silva, H., Acuña y Arroyo, R. (2002) Variabilidad en el entrenamiento con retroalimentación parcial en la adquisición de desempeños efectivos. Enseñanza e investigación en psicología, 7 (2), 221-234 Morales, G. (2014) Enseñanza de la ciencia y comportamiento inteligente: el caso de Psicología Iztacala. Tesis de doctorado en pedagogía. Facultad de filosofía y letras Ribes, E. (1981) Reflexiones sobre el concepto de inteligencia y su desarrollo. Revista Mexicana de Análisis de la Conducta, 7, 107-116 Ribes, E. (1989) La inteligencia como comportamiento, un análisis conceptual. Revista Mexicana de Análisis de la Conducta, 15 (3)., 51-68 Ribes, E. y Martinez, H. (1990) Interaction of contingencies and rule instruction in the performance of human subjects in conditional discrimination. Thepsychological record, 40 (4) Ribes, E. y Varela, J. (1994) Evaluación interactiva del comportamiento inteligente. Revista Mexicana de Análisis de la Conducta, 20, 83-97 Silva, H., Arroyo, A., Irigoyen, J.J., Jiménez. M. y Carpio, C. (2005) Teoría del desarrollo y comportamiento creativo: Algunas evidencias experimentales. En C. Carpio y J.J. Irigoyen (Eds). Psicología y educación: Aportaciones desde la teoría de la conducta. México, UNAM Varela, J. y Quintana, C. (1995) Comportamiento inteligente y su transferencia. Revista Mexicana de Análisis de la Conducta, 21 (1), 47-66 Varela, J. y Ribes, E. (2002) Aprendizaje, inteligencia y educación. En E. RibesPsicología del aprendizaje. México, El Manual moderno, pp. 191-204