Download Enfermedad de Crohn
Transcript
Enfermedad de Crohn DESCRIPCIÓN La enfermedad de Crohn se engloba dentro de la llamada enfermedad inflamatoria del intestino que abarca la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. En ambos casos de trata de una situación inflamatoria de la mucosa gástrica, de etiología desconocida que aparece y desaparece de forma recurrente y puede dar origen a complicaciones extradigestivas Las características epidemiológicas de la colitis ulcerosa y de la enfermedad de Crohn son muy parecidas. La incidencia de la colitis ulcerosa es del 11 por 100.00 en los EE.UU, Canadá y Países Escandinavos y la de la enfermedad de Crohn del 7 por 100.000. Los países del sur de Europa, Sud Africa y Australia muestran una incidencia mucho menor. En España, incidencia es de 0.5 a 0.8 casos nuevos por 100.000 habitantes y año, siendo mayor en las áreas urbanas. Ambas enfermedades son más frecuentes en los individuos de raza blanca, en particular en los judíos (pero no en los que habitan Israel, lo que sugiere que puede haber factores ambientales implicados) y en los caucásicos, siendo los asiáticos los menos afectados. La prevalencia de la colitis ulcerosa es la misma en hombres y mujeres mientras que la enfermedad de Crohn se observa algo más frecuentemente en las mujeres. Las áreas urbanas y los mayores niveles de vida muestran una prevalencia superior que las áreas rurales y clases menos favorecidas económicamente. Ambas condiciones son más frecuentes entre miembros de la misma familia. Si un paciente padece enfermedad inflamatoria del intestino, el riesgo de que alguno de sus parientes más próximos la padezca es del aproximadamente el 10%. Si ambos padres padecen la enfermedad, los hijos tienen un 36% de probabilidades de ser afectados en algún momento de su vida. En estudios realizados entre gemelos se observó una concordancia del 8% para la colitis ulcerosa y del 67% para la enfermedad de Crohn. Todo ello sugiere que, si bien no hay transmisión hereditaria, deben existir factores genéticos que condicionan el desarrollo de la enfermedad. La enfermedad de Crohn se suele presentar en la segunda o tercera décadas de la vida aunque se puede aparecer a cualquier edad. La colitis ulcerosa se presenta preferentemente entre los 20 y 40 años y entre los 60 y 80 años. El efecto del tabaco es diferente para cada una de estas condiciones: el riesgo de colitis ulcerosa en los fumadores es un 40% el del los no fumadores. Por el contrario, la enfermedad de Crohn es dos veces más frecuente entre los fumadores que entre los no fumadores y los ex-fumadores tienen un riesgo mayor que los fumadores activos o que los que nunca han fumado. De igual forma, los anticonceptivos constituyen un factor de riesgo para la enfermedad de Crohn, pero no para la colitis ulcerosa. La apendicectomía parece proteger frente a la enfermedad de Crohn pero no frente a la colitis ulcerosa. Otros factores de riesgo asociados a la enfermedad inflamatoria del intestino son algunos alimentos: el elevado consumo de carbohidratos, en particular el de azúcar refinado, favorece el desarrollo de la enfermedad, mientras que las frutas y verduras y los ácidos grados omega-3 muestran el efecto contrario. En la última década se ha generado un interés considerable por una posible asociación entre la exposición a los virus de la rubeola y subsiguiente desarrollo de una enfermedad inflamatoria intestinal. Sin embargo, varios estudios en los que se intentó aislar el virus en el tejido intestinal de pacientes con enfermedad de Crohn han fracasado. La enfermedad de Crohn puede manifestarse en cualquier sitio del aparato digestivo, si bien muestra una preferencia hacia el intestino delgado y el colon. ANATOMIA PATOLÓGICA Macroscópicamente, la anatomía patológica de la enfermedad de Crohn se caracteriza en su fase activa por lesiones aftosas (*) , a menudo con tumefacción mucosa y submucosa debida principalmente a un edema submucoso intenso, con pérdida de los pliegues transversales normales. También aparecen pequeñas zonas superficiales de ulceración hemorrágica que con el tiempo se convierten en fisuras. En la enfermedad crónica establecida, la mucosa presenta un patrón de empedrado (*) debida las profundas úlceras fisuradas entre zonas de mucosa edematosa. La pared intestinal esta engrosada por el edema y fibrosis y a menudo se observan estenosis (*). Los ganglios linfáticos regionales suelen estar aumentados de tamaño. Por otra parte, la enfermedad no es continua sino se presenta a tramos intercalados entre intestino normal. Histológicamente, la enfermedad de Crohn se caracteriza por inflamación de todas las capas, edema submucoso y úlceras que profundizan en la pared intestinal y forman fisuras de cicatrización fibrosa. A menudo se observan ganulomas no caseificantes (*), aunque su presencia es muy variable según las biopsias y el número de cortes realizados. Estos granulomas son agregados bien definidos de histiocitos epiteloides. Ocasionalmente, puede verse una necrosis central, pero una verdadera caseación hace cuestionable el diagnóstico de enfermedad de Crohn. Las úlceras aftoides (*) producen una biopsia caracteristica por presentarse al lado de criptas normales que no muestran ningún proceso inflamatorio ni depleción de mucina (a diferencia de lo que ocurre en la colitis ulcerosa en la que las úlceras ocurren sobre un fondo inflamatorio considerable) DIAGNOSTICO Colonoscopia: la colonoscopia es la prueba de elección para el diagnóstico de la enfermedad de Crohn (*). También esta prueba es importante para determinar el curso de la enfermedad y la respuesta al traramiento. Sin embargo, como ninguno de los hallazgos endoscópicos es específico de la enfermedad de Crohn, el diagnóstico final se consigue mediante la combinación de los resultados clínicos, endoscópicos e histológicos. En la enfermedad de Crohn a diferencia de lo que ocurre en la colitis ulcerativa (*), las lesiones endoscópicas están dispersas y son asimétricas y heterogéneas. Es tipica la presencia de segmentos de mucosa normal interpuestos entre áreas anormales, si bien este hecho debe ser confirmado mediante biopsia. En el 50% de los casos, el recto no está afectado. La presencia de pequeñas ulceraciones en la válvula ileocecal o en el ileo terminal es prácticamente patognomónica de la enfermadad de Crohn. Diagnóstico por imágenes: a pesar de la amplia difusión de la endoscopia, las imágenes radiológicas siguen jugando un importante papel en el diagóstico. evaluación y tratamiento de la enfermedad de Crohn. Rn el pasado, los estudios con bario eran la única forma de poder estudiar el intestino delgado y el colon. Hoy día, se dispone de una amplia bateria de pruebas, que incluyen la tomografía computarizada, la resonancia magnétic nuclear, la ultrasonografía y las imágenes con radionucleídos Exámenes radiográficos: se disponen de varios métodos de estudio: la radiografia seriada del intestino delgado (*) , la enteroclisis, el enema de bario, las series del tracto digestivo superior. En el primer caso, el paciente ingiere una papilla de bario y se hacen radiografías a intervalos de 20-30 minutos. Cuando el bario alcanza el colon (30 a 90 minutos), bajo control fluoroscópico, el radiologo comprime vigorosamente el intestino delgado mientras que el paciente adopta diversas posturas. En en caso de la enteroclisis (*), se pasa un tubo a través de la nariz, el esófago y el estómago hasta llegar al yeyuno, justo después del ligamento de Treitz. Se infla entonces un pequeño balón para mantener el tubo en posición y, bajo control fluoroscópico se infunden 200 a 250 ml de una papilla de bario especial y 750 a 1.000 ml de una solución de metilcelulosa. Estas soluciones ocasionan una distensión y recubrimiento de las paredes del intestino delgado El enema de bario de doble contraste es una herramienta muy útil para evaluar la enfermedad inflamatoria intestinal. Permite determinar el diámetro y la extensión de las constricciones colónicas y la presencia de fístulas. Además permite ver zonas del intestino que a las que no llega la colonoscopia. La técnica de doble contraste consiste en introducir a través de un tubo rectal una suspensión viscosa de sulfato de bario y, bajo control fluoroscópico se inyecta aire hasta que todo el colon se distiende y el bario queda adherido a sus paredes. El enema de bario simple es también útil en el examen del colon cuando se sospecha obstrucciones o fístula, pero no detecta alteraciones de la mucosa y pequeñas úlceras Las series radiográficas del tracto digestivo superior se llevan a cabo haciendo que el paciente ingiera una papilla de bario bastante fluída. En las radiografias de simple contraste solo se administra el bario o una solución de contraste mientras que en las de doble contraste de después del bario se administran 4 a 6 g, pastillas efervescentes lo que ocasiona la distensión del tracto digestivo superior. Las series permiten una evaluación de esófago, estómago y partes iniciales del intestino delgado Tomografía computarizada: la TC se ha mostrado muy útil como complemento de los estudios radiográficos. Estos últimos son mejores para comprobar la extensión de las lesiones mucosas, mientras que las TCs determinan mejor la afectación de las paredes intestinales y la extensión de las lesiones extraluminales. En estas pruebas, el paciente es tratado con 750-1000 ml de una solución al 3% de un contraste 60-90 minutos antes de prueba y una dosis adicional de 250 ml al comienzo de la misma. En estas condiciones se consigue una opacificación adecuada del estómago y del intestino delgado. En los casos en los que se sospeche una afectación rectosigmoide, la solución de contraste puede ser administrada por vía rectal. Ocasionalmente se ha utilizado bario diluído. Sin embargo, tanto los contrastes iodados como el bario aparecen en blanco en las TCs interfiriendo con algunas las lesiones más sutiles. Por ello, muchos autores consideran mejor la administración de agua como medio de contraste. La administración intravenosa de un medio de contraste puede ser necesaria para evaluar el grado de afectación extraluminal. En los escáneres de TC estandar, el abdomen debe ser examinado desde el diafragma hasta el perineo. La tomografía espiral, con una rápida infusión del medio de contraste permite la obtención de imágenes del abdomen a intevalos de 5 mm en menos de 30 segundos, lo que minimiza los artefactos que pueden ser introducidos por la respiración del paciente. Hoy día, el desarollo de escáneres de TC con filas de multidetectores (MDCT, multidetector-raw CT) permiten la obtención de 4 a 16 imágenes en menos de un segundo a intervalos de 0.5 a 1 mm Resonancia magnética: la aplicación de la resonancia al tracto ha estado tradicionalmente limitada por los movimientos del peristaltismo intestnal y por la ausencia de agentes de contraste apropiados. Hoy día, los modernos aparatos son tan rápidos que pueden obviarse los problemas asociados al movimiento. Además, se han desarrollado contrastes (p.ej. bromuro de perfluorooctilo y aceites vegetales) . Varios estudios sugieren que la RM puede ser una herramienta útil, en particular para revelar el ensanchamiento de las paredes intestinales Ultrasonografía: la ultrasonografía es una técnica no invasiva que está popularizándose en el estudio del tracto digestivo, sobre todo en niños. La sonografía del radiante inferior derecho utilizando los modernos transductores de 3.5 o 5 MHz permite una buena visualización del intestino delgado distal. Pueden verse bastante bien el grosor de la pared intestinal (*) y la ecotextura. La aplicación de la sonografía Doppler en color permite diferencar el engrosamiento activo de la pared intestinal (hay un aumento del flujo sanguíneo) del engrosamiento pasivo/fibrosis Gammagrafía: la gammagrafía con leucocitos marcados con indio y tecnecio permite determinar en que sitios del intestino se localiza la inflamación. A diferencia del galio-67 que se excreta intestinalmente lo que dificulta la interpretación de los resultado, los leucocitos marcados con indio y sobre todo con tecnecio-99m-hexametilpropilamina oxima se están utilizando con frecuencia creciente en el cribado de los pacientes con enfermedades inflamatorias del intestino PRUEBAS INMUNOLOGICAS Se han desarrollado recientemente algunos marcadores serológicos que pemiten diferenciar entre la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn, así como para llevar a cabo su estratificación y también como herramientas para comprender su inmunopatología. Los anticuerpos del Saccharomyces Cerevisiae basados en el polisacárido manano son marcadores serológicos específicos de la enfermedad de Crohn: otros anticuerpos antiglicanos (ACCA - anticuerpos anti-carbohidrato quitobiósido - , ALCA - anticuerpos anti-carbohidrato laminarobiósido- y ASCA - anticuerpos anti-Ig unidosanticovalentemente al manano- son específicos de la enfermedad de Crohn. El uso combinado de estos marcadores por enzima-inmunoensayo (ELISA) permite distinguir entre la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa con una especificadad del orden del 90% CASO CLÍNICO Coincidiendo con la frecuencia en cuanto a edad y sexo, presentamos el caso de una paciente de 19 años que consulta por un cuadro de fiebre termometrada de 39ºC, acompañada de anorexia, pérdida de peso de aproximadamente 3 Kg a lo largo de 4 meses, dolor abdominal periumbilical no cólico, sin náuseas ni vómitos, no relacionado con la ingesta de alimentos; además presenta episodios de diarrea, en número de dos a tres al día, de consistencia blanda, no acompañada de productos patológicos (moco, sangre o pus). Presenta amenorrea desde hace 5 meses y no tolera ingesta de hierro. Como antecedentes personales destaca apendicectomía que no fue confirmada histológicamente y peritonitis con posterior absceso de pared. Un año antes había presentado episodios de diarrea autolimitada, que podría coincidir con el primer síntoma de la enfermedad, por lo que el diagnóstico diferencial se debe establecer además de con cuadros de apendicitis aguda, con patología ginecológica y ciertas neoplasias1. No se le conocen alergias farmacológicas; no padece hipertensión arterial ni diabetes mellitus. No presenta artralgias, lesiones cutáneas, aftas, tos, disnea, sudor o prurito. No se encuentran datos que hagan sospechar la existencia de manifestaciones extraintestinales. A la exploración física presenta buen estado general y se encuentra bien hidratada. Peso 40,3 Kg, talla 163 cm (IMC: 15). Palidez cutáneomucosa; no se palpan adenopatías ni bocio. Auscultación cardiopulmonar normal, excepto soplo pulmonar. Abdomen y extremidades sin hallazgos patológicos de interés. Las exploraciones complementarias muestran los siguientes datos: - Analítica: hemoglobina 7,7; volumen corpuscular 77; reticulocitos 3,5%; leucocitos 10.700 con neutrofilia; plaquetas 545.000; VSG: 139; tromboplastina normal; hierro 19; ferritina 497; transferrina 108; PCR 186; proteínas totales 5,7; alfa1 6,2%; alfa2 16%; gamma 27%; IgA 612; IgG e IgM normales; sistemático de orina normal; factor reumatoide, anticuerpos antinucleares, antigliadina IgG e IgA y antiendomisio IgA normales o negativos; serología de brucella, lúes, citomegalovirus IgM, anticuerpos heterófilos y VIH negativa; citomegalovirus IgG 258; hormonas tiroideas normales. - Coprocultivos y parásitos en heces: negativos. - ECG: ritmo sinusal a 115 latidos por minuto; eje a 60°; sin alteraciones de la repolarización. - Colonoscopia: normal hasta ciego; estenosis en válvula íleo-cecal. - TAC abdómino-pélvico: ligera hepatomegalia; riñón derecho con nefrolitiasis calicilar superior e hidronefrosis grado II por atrapamiento ureteral presacro; engrosamiento en íleon terminal y en un asa de intestino delgado situada en la región pélvica, con pequeñas imágenes hidroaéreas y trayectos lineales en su pared; masa presacra de 5 x 6,7 x 5,9 cm, de bordes mal definidos, con contenido aéreo, concentración de la fosfatasa alcalina y de la gamma-glutamiltranspeptidasa que, cuando acompañan a la enfermedad del colon, reflejan generalmente una colangitis esclerosante primaria. En algunas ocasiones hay esteatorrea, lo que, junto a signos clínicos de malnutrición, nos ayuda a sospechar un síndrome de malabsorción4. La radiografía con enema de bario en el intestino delgado con enfoque en el íleon terminal muestra la naturaleza y extensión de la lesión. Es característico el signo de la cuerda con estenosis ileales notables y separación de las asas intestinales. Un enema de doble contraste con aire y bario y la enteroclisis muestran las úlceras aftosas. La colonoscopia y la biopsia confirman el diagnóstico. En la fase inicial se puede visualizar la mucosa eritematosa y la presencia de úlceras aftoides; cuando la enfermedad evoluciona y la inflamación es más importante, se objetivan úlceras mayores a lo largo de la luz intestinal, cuya unión y confluencia da lugar a la imagen en empedrado que alterna con mucosa sana1. La gastroscopia identifica la participación gastroduodenal. No se necesita rutinariamente la tomografía axial computarizada. Esta técnica es la más sensible y específica para la constatación de complicaciones de la enfermedad1. La ecografía puede ayudar a delimitar patología ginecológica en las mujeres. La remisión espontánea o un tratamiento médico pueden producir un intervalo asintomático prolongado, pero la EC establecida se cura excepcionalmente; en general, se caracteriza por exacerbaciones intermitentes. Con tratamiento médico correcto y quirúrgico la mayoría de los pacientes evoluciona favorablemente. La mortalidad asociada a la enfermedad es muy baja y continúa descendiendo. Los pacientes con EC colónica tienen un riesgo de cáncer colorrectal a largo plazo igual al de la colitis ulcerosa. Un 70% de los pacientes requiere cirugía. No existe tratamiento curativo: - Los espasmos y la diarrea pueden aliviarse con la administración oral de anticolinérgicos (inicialmente antes de las comidas); difenoxilato, 2,5 a 5 mg; loperamida, 2 a 4 mg; tintura de opio desodorizada, 0,5 a 0,75 ml (10 a 15 gotas), o codeína, 15 a 30 mg. - Los casos de colitis aguda grave pueden evolucionar a un megacolon tóxico. Los muciloides hidrófilos (las preparaciones de metilcelulosa o psilio, por ejemplo) ayudan a veces a prevenir la irritación anal al aumentar la consistencia de las heces. - La sulfasalazina beneficia sobre todo a los pacientes con colitis e ileocolitis leve a moderada, y tiene alguna eficacia en la ileítis; puede asimismo mantener la remisión de la enfermedad, aunque no se ha demostrado que evite la recurrencia tras la cirugía. - La mesalamina (ácido 5-aminosalicílico), la porción activa de la sulfasalazina, está disponible en varias formulaciones orales diseñadas para liberarse en varios segmentos del intestino delgado y el colon; es especialmente útil en pacientes que no toleran la sulfasalazina. En dosis hasta de 4 g/d, la mesalamina es eficaz para inducir y mantener la remisión y parece muy prometedora su acción en la inhibición de la recidiva postoperatoria. El tratamiento con corticosteroides actúa en las etapas agudas de la EC, reduce espectacularmente la fiebre y la diarrea, alivia el dolor y la sensibilidad a la presión abdominal y mejora el apetito y la sensación de bienestar. Deben administrarse inicialmente dosis grandes de prednisona oral (40 a 60 mg/día). La dosis equivalente de hidrocortisona (200 a 300 mg) puede administrarse mediante infusión continua intravenosa a los pacientes hospitalizados por enfermedad grave. La dosis diaria de prednisona se reduce gradualmente tras una respuesta satisfactoria, de modo que después de 1-2 meses sea de 10 mg. El tratamiento prolongado con corticosteroides generalmente origina más daño que beneficio. Deben evitarse si hay infecciones manifiestas (fístulas, En España la incidencia se sitúa en torno a 0,81,8 casos por 100.000 habitantes y año. La prevalencia es unas 10 veces la incidencia1,2. Presenta dos picos en cuanto a la edad de inicio de la enfermedad: uno de ellos se sitúa entre los 15 y 25 años y el otro entre los 50 y los 80 años. Es más frecuente en mujeres1,2,4. Como ya hemos dicho, la etiología es desconocida, aunque se piensa que existe una cierta predisposición genética sugerida por la existencia de determinados haplotipos y la asociación con ciertos síndromes, como el síndrome de Turner, el síndrome de Hermansky-Pudlak y la glucogenosis tipo 1b. A esta predisposición genética acompañan ciertos factores ambientales, principalmente de tipo infeccioso y dietético (el tabaco es uno de los factores a tener más en cuenta), los cuales parecen actuar a través de reacciones inmunológicas1,5,4. La clínica de la EC varía dependiendo del segmento intestinal afecto; el íleon terminal es la porción digestiva más afectada1. La forma de presentación es diarrea crónica, dolor abdominal, fiebre, anorexia, pérdida de peso y una sensación de plenitud en el cuadrante inferior derecho del abdomen. En muchos pacientes lo primero que se observa es un abdomen agudo que simula apendicitis aguda u obstrucción. Un tercio de los pacientes tiene antecedentes de enfermedad perianal, especialmente fisuras y fístulas. Las manifestaciones extraintestinales pueden presentarse antes, durante o después de la clínica y diagnóstico de la EC. No todas acompañan a la enfermedad activa y pueden clasificarse de tres formas: colitis dependientes, secundarias a la afectación del intestino delgado y procesos asociados1. Los trastornos asociados más frecuentes son: espondilitis anquilosante, sacroileítis, uveítis y colangitis esclerosante primaria. El antígeno HLAB27 se relaciona con complicaciones extracólicas de la colitis ulcerosa, cálculos renales por trastornos del metabolismo del ácido úrico, deterioro de la dilución y la alcalinización de la orina, absorción excesiva del oxalato de la dieta, infecciones del tracto urinario (especialmente en el caso de fistulización hacia el tracto urinario), hidrouréter e hidronefrosis debida a compresión ureteral por extensión del proceso inflamatorio intestinal. Otras complicaciones son la malabsorción, especialmente en presencia de una resección intestinal extensa, o la hiperproliferación bacteriana por una obstrucción crónica del intestino delgado; cálculos biliares asociados a la dificultad de la reabsorción ileal de las sales biliares; amiloidosis, secundaria a la enfermedad inflamatoria y supurativa de larga duración. También deben mencionarse las complicaciones tromboembólicas debidas a hipercoagulabilidad asociada, con alteración de los niveles de factores de la coagulación y anomalías en las plaquetas. En los niños predominan las manifestaciones extraintestinales; el síntoma inicial puede ser artritis, fiebre de origen desconocido, anemia o retraso del crecimiento y el dolor abdominal y la diarrea pueden estar ausentes. En el adulto las manifestaciones extraintestinales suelen ser las iniciales: artritis periférica, epiescleritis, estomatitis aftosa, eritema nodoso y pioderma gangrenoso. En la exploración física en la EC destaca de forma frecuente un abdomen doloroso predominantemente en fosa ilíaca derecha, donde en ocasiones se palpa una zona indurada e incluso un plastrón, por lo que reiteramos que es obligado hacer diagnóstico diferencial con la apendicitis1. En todo paciente con síntomas inflamatorios y obstructivos antes descritos y sin síntomas gastrointestinales destacados, con fístulas o abscesos perianales, con artritis, eritema nodoso, fiebre, anemia, retardo del crecimiento, sin otras explicaciones aparentes, el diagnóstico de confirmación se basa en los hallazgos endoscópicos, radiológicos y/o histológicos compatibles con la EC1. Analíticamente el dato más frecuentemente encontrado es la anemia, acompañada en una proporción importante de casos de leucocitosis, trombocitosis y elevación de ciertos reactantes de fase aguda1. También se puede hallar elevación hipodenso tras el contraste, que sugiere absceso y desplaza la unión recto sigma hacia la izquierda. Se realiza precaterización de uréter derecho y laparotomía con los siguientes hallazgos: íleon inflamatorio, con zonas de estenosis y adherido a pared abdominal, con perforación cerca del Douglas; absceso con una cavidad retroperitoneal y otra en pelvis menor. Se realiza apertura y drenaje y se extrae líquido peritoneal con cultivo positivo para Candida albicans y Pseudomona areuginosa. Cultivos de orina: negativos. El peritoneo parietal está inflamado, engloba el uréter derecho y produce dilatación del mismo. Se libera el uréter en toda su longitud y se practica resección ileocecal con anastomosis. La paciente presenta mejoría tras la administración de hierro parenteral, esteroides, y metronidazol, y comienza tolerancia por vía oral. Enfermedad de Crohn. Perforación intestinal. Absceso retroperitoneal. Hidronefrosis derecha. Estenosis ureteral derecha. Actualmente se reconocen bajo el concepto de enfermedad inflamatoria crónica intestinal tres procesos: la enfermedad de Crohn (EC), la colitis ulcerosa y la colitis indeterminada, que incluye características clínicas, radiológicas, endoscópicas e histológicas de las dos anteriores1. La EC es un proceso inflamatorio crónico, de etiología desconocida, que se caracteriza por inflamación transmural de la pared del tracto gastrointestinal con inclusión del mesenterio y de los ganglios linfáticos adyacentes, y por una distribución discontinua o salteada de las lesiones a lo largo del tubo digestivo1. En algunos casos las lesiones afectan de tal modo a la pared intestinal que producen una fibrosis extensa, intercalada, con aspecto característico de adoquinado. La diseminación transmural de la inflamación conduce a linfedema, fístulas, abscesos mesentéricos y obstrucción. Se pueden producir granulomas en los ganglios linfáticos, el peritoneo, el hígado y en toda la pared intestinal en forma de nódulos miliares. Los segmentos de intestino afectados están delimitados. La EC afecta: al íleon (ileítis)3; al íleon y colon (ileocolitis), con predilección por el lado derecho; en un 20% de los casos afecta sólo al colon (colitis granulomatosa); ocasionalmente se afecta todo el intestino delgado2,3. DIAGNÓSTICO PRINCIPAL COMENTARIO CASOSCLÍNICOS 302 Ehipodenso tras el contraste, que sugiere absceso y desplaza la unión recto sigma hacia la izquierda. Se realiza precaterización de uréter derecho y laparotomía con los siguientes hallazgos: íleon inflamatorio, con zonas de estenosis y adherido a pared abdominal, con perforación cerca del Douglas; absceso con una cavidad retroperitoneal y otra en pelvis menor. Se realiza apertura y drenaje y se extrae líquido peritoneal con cultivo positivo para Candida albicans y Pseudomona areuginosa. Cultivos de orina: negativos. El peritoneo parietal está inflamado, engloba el uréter derecho y produce dilatación del mismo. Se libera el uréter en toda su longitud y se practica resección ileocecal con anastomosis. La paciente presenta mejoría tras la administración de hierro parenteral, esteroides, y metronidazol, y comienza tolerancia por vía oral. Enfermedad de Crohn. Perforación intestinal. Absceso retroperitoneal. Hidronefrosis derecha. Estenosis ureteral derecha. Actualmente se reconocen bajo el concepto de enfermedad inflamatoria crónica intestinal tres procesos: la enfermedad de Crohn (EC), la colitis ulcerosa y la colitis indeterminada, que incluye características clínicas, radiológicas, endoscópicas e histológicas de las dos anteriores1. La EC es un proceso inflamatorio crónico, de etiología desconocida, que se caracteriza por inflamación transmural de la pared del tracto gastrointestinal con inclusión del mesenterio y de los ganglios linfáticos adyacentes, y por una distribución discontinua o salteada de las lesiones a lo largo del tubo digestivo1. En algunos casos las lesiones afectan de tal modo a la pared intestinal que producen una fibrosis extensa, intercalada, con aspecto característico de adoquinado. La diseminación transmural de la inflamación conduce a linfedema, fístulas, abscesos mesentéricos y obstrucción. Se pueden producir granulomas en los ganglios linfáticos, el peritoneo, el hígado y en toda la pared intestinal en forma de nódulos miliares. Los segmentos de intestino afectados están delimitados. La EC afecta: al íleon (ileítis)3; al íleon y colon (ileocolitis), con predilección por el lado derecho; en un 20% de los casos afecta sólo al colon (colitis granulomatosa); ocasionalmente se afecta todo el intestino delgado2,3. COMENTARIO CASOSCLÍNICOS 302 EActualmente se reconocen bajo el concepto de enfermedad inflamatoria crónica intestinal tres procesos: la enfermedad de Crohn (EC), la colitis ulcerosa y la colitis indeterminada, que incluye características clínicas, radiológicas, endoscópicas e histológicas de las dos anteriores1. La EC es un proceso inflamatorio crónico, de etiología desconocida, que se caracteriza por inflamación transmural de la pared del tracto gastrointestinal con inclusión del mesenterio y de los ganglios linfáticos adyacentes, y por una distribución discontinua o salteada de las lesiones a lo largo del tubo digestivo1. En algunos casos las lesiones afectan de tal modo a la pared intestinal que producen una fibrosis extensa, intercalada, con aspecto característico de adoquinado. La diseminación transmural de la inflamación conduce a linfedema, fístulas, abscesos mesentéricos y obstrucción. Se pueden producir granulomas en los ganglios linfáticos, el peritoneo, el hígado y en toda la pared intestinal en forma de nódulos miliares. Los segmentos de intestino afectados están delimitados. La EC afecta: al íleon (ileítis)3; al íleon y colon (ileocolitis), con predilección por el lado derecho; en un 20% de los casos afecta sólo al colon (colitis granulomatosa); ocasionalmente se afecta todo el intestino delgado