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FORMACIÓN PROFESIONAL COMO CLAVE DE LA ESTRUCTURA PRODUCTIVA Y SOCIETARIA1 Prof. Dr. Santiago García Echevarría Universidad de Alcalá I. Consideraciones Previas La formación profesional constituye, sin duda, una referencia que va más allá de la propia dimensión socio-técnica de los procesos de formación e implica de manera directa al ámbito económico-empresarial dentro de un contexto que es, sin duda, específico de la formación profesional. Es un problema de la política de orden de una sociedad. Esta dimensión societaria del ordenamiento de la formación profesional le diferencia de manera muy notable de los demás contextos educativos de una Sociedad, bien sea el Universitario o cualquiera de las otras manifestaciones en el transcurso del desarrollo educativo de la persona. La formación profesional es una encrucijada que implica fundamentalmente a la Sociedad en pleno. No es un escalón o fase del sistema educativo. Las dimensiones económicas, de trabajo y técnicas son piezas angulares de la formación profesional respecto a la educativa. La realidad socio-económica y política de los últimos años, en muchos de los Países Europeos, lo está demostrando de manera impecable con graves consecuencias en el contexto societario y su propia sostenibilidad. Es la Formación Profesional la asignatura pendiente desde hace décadas en España y constituye una de las referencias claves para un proceso de cambio sostenible. Cualquiera de las otras áreas societarias son, sin duda, significativas y relevantes, pero la Formación Profesional es el anclaje básico en todo lo que supone no solo el desarrollo técnico, económico y social, sino el Societario por excelencia. Tiene una categoría ineludible, no es un mero aspecto educativo en su versión tradicional. Involucra a las empresas, a la economía, a la ordenación del trabajo, al desarrollo de la persona joven configurando su perspectiva de futuro. La realidad socioeconómica que estamos viviendo en este ámbito está repercutiendo de manera muy acusada durante las últimas décadas, lo cual se ha acuciado, en particular, con la crisis financiera y económica de los últimos tres años. Son, sin duda, múltiples los elementos que determinan el impacto sobre el paro juvenil, pero, sin duda, el proceso de formación profesional es uno de los factores claves del mismo, tanto su forma, contenidos como su función de integración de los jóvenes en el contexto societario que se les abre. 1 Este texto corresponde a la ponencia presentada en la Cámara de Comercio Alemana para España el pasado 24 de mayo de 2011 en el Espacio de Encuentro Hispano-‐Alemán 2011 “Formación Dual, perspectivas en España”. 1 Es curioso observar como la OECD hasta hace muy pocos meses no ha querido ver la dimensión que tiene el impacto del proceso de formación profesional en sus informes. Hasta el último informe de hace muy pocos meses bajo la denominación “Lernen für die Arbeitswelt”, esto es, aprender para el “mundo del trabajo”, reconoce por primera vez, la aportación que significa el Sistema Dual de Formación Profesional. Tiene que plantearse cómo se configura el desarrollo de la persona joven en su dimensión societaria en base a su integración en el trabajo vía formación. Hasta ahora se ha distraído la OECD permanentemente con la indicación de que Alemania es un País que tiene una cifra muy baja de Universitarios, ya que se sitúa en el 36% frente al 54% de los otros Países de la OECD. Y ello porque verdaderamente no ha considerado la dimensión socio-técnica, económica y, en particular, societaria de la Formación Profesional hasta hace unos meses. Puede verse incluso que hasta este momento no ha aparecido ni siquiera en su publicación “Bildung auf einen Blick”2. Vamos a recoger unas breves referencias para situarnos en ese contexto de forma que nos permita evaluar esta dimensión societaria de la formación profesional en el contexto de un País. Para ello he querido diferenciar tres preguntas La primera es ¿cúal es la contribución real de la formación dual?, lo que pudiera sintetizarse en tres puntos: - En primer lugar, el proceso de integración de los jóvenes en el mercado de trabajo. Las últimas informaciones, de hace muy pocas semanas, indican que este año el 75% de los jóvenes que han terminado la formación dual se han quedado en las mismas empresas que los ha formado. Y si se mira un par de años atrás, en el año 2008, puede apreciarse la situación de empleo en la figura 1. Según sectores el ámbito de integración es enorme y oscila entre el 61% alcanzando incluso el 87%. Cuestión decisiva en el momento actual y en el pasado. Figura 1. Formación Profesional e Integración de los jóvenes. 2 IWD, “Newsletter” del 8-‐09-‐2010, Institut der deutschen Wirtschaft, Colonia 2 - La que implica, en segundo lugar, un gran impacto en los Costes de Coordinación entre empresa y Sociedad en lo que afecta al “Mercado laboral”(!) y a los costes de la Formación Profesional dual. Por lo que no se trata en este proceso “formaciónintegración” de un “mercado laboral” tradicional, sino de un proceso resultado de la cooperación entre “empresa-trabajo-educación” impulsando eficientemente su integración societaria. - Un tercer aspecto es que la Formación Profesional constituye el factor clave para reducir el paro juvenil. Cuando se aprecia en una comparación internacional, no debe olvidarse que contribuye al desarrollo societario, desde la “política de orden” a la “cohesión social” y su sostenibilidad, como podemos ver a continuación y consolida, sin duda, tanto el ámbito empresarial como su identificación corporativa. Algunos datos relevantes son los que antes se han mencionado, el 75% de los jóvenes que acaban de terminar se han incorporado a la empresa, sin problema ni trauma alguno y el resto encuentra ubicación de manera inmediata. Solo un 36% de los jóvenes se orienta hacia la Universidad, por lo que tenemos una pirámide invertida con respecto a Países como España donde dentro del conjunto de la OCDE el 56% se orienta a la Universidad, mientras que en Alemania es el 56% de los jóvenes los que realizan la formación profesional dual. Resumiendo pueden señalarse que la Contribución de la Formación Profesional Dual significa una: - Contribución decisiva a la integración de los jóvenes en el mercado de trabajo - Factor decisivo para reducir el paro juvenil en la comparación internacional - Contribución a la cohesión social y su sostenibilidad - Consolidación empresarial e identificación corporativa Lo que implica que hay unas claves básicas a la hora de valorar la formación profesional dual: - En primer lugar, junto a su gran prestigio técnico y social en los Países CentroEuropeos permite una cualificación flexible y conforme a las exigencias del mercado y es uno de los factores decisivos del gran compromiso empresarial. - Se genera una situación estable de formación e, incluso lo que se ha demostrado positivamente en los Países que llevan a cabo una formación profesional dual durante esta enorme crisis. Lo cual no debe olvidarse cara al futuro. Las claves de la Formación Profesional Dual en los Países Centro-Europeos pueden señalarse como las siguientes: - Gran prestigio - Cualificación flexible - Cualificación conforme al mercado - Gran compromiso societario empresarial - Situación estable de la Formación Profesional (incluso durante la crisis) 3 Vamos a tratar este tema bajo tres consideraciones básicas: - Una primera en torno a la dimensión societaria de la economía - Una segunda en lo referente a la relación del entorno y la empresa y su carácter integrador, y Una tercera que es el problema de la formación profesional como reto de la configuración de la empresa. II. La dimensión societaria de la economía: clave para la Institucionalización de la Formación Empresarial Es importante ver como el Presidente de un País como Alemania3 señala, en un importante discurso que es importante que todos los jóvenes en Alemania tengan una plaza para poder formarse, que con todos los esfuerzos que han de hacer las empresas para reducir costes, no se deben eliminar las plazas de formación para no seguir un camino equivocado: “Por eso es tan importante que todos los jóvenes en Alemania tengan una plaza para poder formarse. En todos los esfuerzos que necesariamente han de hacer las Empresas para reducir costes, eliminar las plazas de formación es para mí un camino equivocado. Los representantes de la economía se han obligado con el pacto sobre la formación a proporcionar suficientes plazas de formación. Si nuestros líderes económicos quieren conservar su credibilidad han de cuidar para ello de que se cumplan también estos compromisos”. Los representantes de la economía se han obligado con el Pacto sobre la Formación a proporcionar suficientes plazas de formación. Si nuestros líderes económicos quieren conservar su credibilidad han de cuidar para ello de que se cumplan también estos compromisos lo cual reafirma esta dimensión societaria de la formación profesional planteada en términos del primer mandatario de un País. Ello exige fundamentalmente una distinta concepción de la economía. La economía posee una categoría societaria, no es un mero instrumento de la Sociedad. Los instrumentos son el Mercado y el Estado, ninguno de los dos son fines, sino que el fin es la Sociedad y la economía es una de las piezas fundamentales en esa Sociedad. Esta dimensión societaria de la economía, en la manera de interpretar la misma, puede señalarse con Utz4 “El objetivo de la economía es satisfacer las necesidades individuales y colectivas de todos los miembros de una Sociedad para lograr el desarrollo humano, esto es, el “bien común”. Pero esta definición de economía no es exclusiva de un representante de la ética económica, sino que también lo es del Presidente de los Empresarios Alemanes como se puede leer en su discurso5: “Yo me declaro a favor de la afirmación de que la finalidad de la economía no está en la misma economía, sino en su contribución humana y societaria. Por eso el mercado es un instrumento regulador no un fin en sí mismo”. 3 Köhler, H. (2007) “El Empresario en la Sociedad”, ob.cit.,p3 Utz, A.F. (1997) “Ética Económica”, ob.cit., p.26 5 Keitel, H.P. (2009) “El Futuro…”, ob.cit., p.4 4 4 Figura 2. Empresa y Entorno. Si no partimos en una Sociedad de concepciones de la economía que persigan como objetivo el desarrollo integral de la persona jamás se podrá entender el proceso de formación profesional dual. Esto es esa categoría societaria que define fundamentalmente las piezas claves del ordenamiento de la sociedad. El objetivo de toda acción empresarial, económica y social es precisamente el desarrollo de la persona y este desarrollo integral de la persona, como miembro de una empresa, o miembro de una sociedad, como individuo, constituye la pieza fundamental para el desarrollo de una Sociedad abierta y democrática. La sostenibilidad en el desarrollo integral de la persona constituye, a su vez, la base de la productividad6. La productividad no es un mero elemento técnico, es un elemento que corresponde a esos valores en los que se asienta esa capacitación de la persona que hace posible que incremente, esas capacidades. Por eso no se trata meramente de un “contrato laboral”, sino que se trata de coordinar a estas personas entre generaciones y dentro de la misma generación, no solo por la vía de una mera situación contractual, que no constituye la base fundamental de referencia, sino de compartir valores básicos que van a hacer posible la sostenibilidad de la empresa y de la Sociedad. Y el funcionamiento de una economía en la que verdaderamente no se despilfarre, sino que verdaderamente seamos capaces de lograr esas capacidades cualitativas y cuantitativas que hacen posible dar una respuesta a las necesidades de las personas. Esta categoría societaria puede apreciarse de manera muy clara en la valoración que realiza el propio Presidente de la República Federal de Alemania, el Sr. Kohler7 en uno de sus importantes discursos en el que plantea el compromiso societario de la empresa en todo lo que corresponde a la formación profesional como pieza de anclaje básico de la Sociedad, de la persona y de la propia empresa dando prioridad al Pacto establecido. Así en esa relación empresa-entorno lo define de forma muy clara: “Dirigir una empresa no termina en la puerta de la fábrica… Casi todos saben, cuánto debe el éxito a las condiciones marco de la Sociedad. Sin estabilidad política y jurídica, sin infraestructuras públicas, sin paz social, sin confianza en el futuro y sin el sentido de lo común le falta a la empresa la base de su éxito”. 6 7 García Echevarría, S. “La Productividad…”, ob.cit. Köhler, H. (2007) “El Empresario en la Sociedad”, ob.cit., p.4 5 Pero ello exige, como se ha señalado, asumir otro concepto de economía de la cual estamos muy lejos. Supone una clara comprensión de la categoría societaria de la economía, de un “orden económico y social” en el cual la economía es pieza importante de ese contexto en el que se puede enjuiciar, valorar y apreciar, tanto el valor de la libertad empresarial como la responsabilidad que le corresponde en cada caso. Y el “mercado laboral” de los jóvenes en el que en ese ordenamiento económico y social 75% de ellos se integra en su “propia empresa”, en la que se han formado, constituye, sin duda, la garantía de futuro de esa empresa, del futuro del desarrollo integral de la persona y también del futuro de esa Sociedad estableciendo las bases de una cohesión social que garantice sus sostenibilidad. En realidad no hay afortunadamente un “Mercado Laboral” (!) en la integración del joven en la formación profesional dual. Todo ello va más allá de “lo económico”, se trata de lo societario en lo que hace posible que se den las condiciones de desarrollo de las empresas y, consecuentemente, se genere una Cultura de Productividad y Competitividad en el contexto de un sistema de cooperación que haga posible, con los menores costes de coordinación, el responder a las necesidades de esa Sociedad. Figura 3. Cooperación Económica. Si recordamos la definición señalada de Utz8, como representante muy significativo de la ética económica tenemos que el objetivo de la economía es el de satisfacer las necesidades individuales y colectivas de todos los miembros de una Sociedad, esto es, el desarrollo societario y su contribución al desarrollo de las Instituciones y, por lo tanto, el establecimiento de redes en las cuales se integren las personas. Es curioso observar que esta definición de economía abierta a la Sociedad, como parte integrante de la Sociedad, es la misma que define, como ha señalado el Presidente de la Federación de los Empresarios Alemanes9 en la que de manera muy clara señala que se declara a favor de la afirmación de que la finalidad de la economía no está en la misma economía, sino en su contribución humana y societaria situando el mercado en el lugar que le corresponde, como mero instrumento y no como fin. Y éste es uno de los grandes errores en todo el diseño de la Actuación en torno al “mercado laboral” para integrar al joven, pues se refleja en su fracaso con graves consecuencias para el joven, para la empresa y para la sociedad. 8 9 Utz, A.F. (1997) “Ética Económica”, ob.cit, pp26ss Keitel, H.F. (2009) “El Futuro de la Economía Social de Mercado”, ob.cit. 6 III. Entorno y Empresa: Carácter Integrador de la Formación Profesional Se debe insistir en la interpretación que da sobre la importancia decisiva menconada de la relación entre entorno y empresa el ex Presidente de la República Federal Alemana Prof. Köhler que de manera determinante señala la dimensión societaria de la empresa. Señala a empresarios y directivos que la empresa no tiene futuro sino tiene un entorno favorable, esto es, si las condiciones que se dan en la Sociedad en la cual desarrolla su actividad no le garantiza su eficiencia, su misión de colaborar en el desarrollo de una Cultura de la productividad de los recursos escasos para contribuir a la solución de los problemas de las personas en la Sociedad, lo que constituye el punto de referencia básico. Sin confianza no es posible tener éxito y esa confianza significa compartir Instituciones, no prioritariamente por la vía contractual, sino por la vía de los valores, del sistema de valores. El éxito de toda empresa se encuentra en su entorno, en la Sociedad en la que se desarrolla, nunca tendrá éxito si no encuentran las condiciones favorables para su desarrollo basándose en la confianza que se genera en el sentido de lo “común”, que son el impulso y el desarrollo de las Instituciones. Figura 4. Orden Económico-Social. Y el entorno es el orden social, es el orden de sociedad el cual no se compone solo de “lo económico”, sino que también entra en la dimensión del ordenamiento de Sociedad que hace posible el funcionamiento de “lo económico”, de sus personas. Cuando hablamos de “lo económico” estamos hablando de largo plazo, estamos hablando de la creación de valor, estamos hablando del desarrollo de las personas y no solamente del resultado, de la eficiencia económica y social. La racionalidad integral en Eucken10 no es solo consecuencia de “lo económico”, sino que es la integración de “lo económico” y el “ordenamiento de Sociedad” que hace posible que se configure ese entorno en el cual pueda realizarse el éxito de la empresa. Una economía de mercado socialmente sostenible significa fundamentalmente un “sistema de valores” y este sistema de valores, a partir del cual se armoniza la capacidad de cada uno de los individuos con sus potenciales, el desarrollo de los mismos y el compartir para alcanzar su desarrollo. Como pieza fundamental se debe a la utilización de los recursos escasos de los que se va a disponer. 10 García Echevarría, S. (2010) “La Productividad…”, ob.cit., pp2ss 7 Este desarrollo de la persona, (véase figura 3), con sus potenciales, precisa de cooperar con los demás. Y aquí está el quiz de la cuestión económica. Cómo se organiza esa cooperación. Lo tradicional, en las últimas décadas, o mejor dicho siglo, ha sido esa dimensión contractual basada en la desconfianza y que, consecuentemente, a través de la contratación se han tratado de buscar las oportunidades mejores y, consecuentemente, una orientación fuertemente individualista generando sistemas, sobre todo, en las últimas dos décadas de “compensaciones” que ha llevado a esa racionalidad individual y que ha acabado en una de las mayores crisis económicas y financieras. Aquí estamos hablando de que esa cooperación esté basada en una economía de amistad, esto es, en compartir valores a partir de ese sistema u orden económico que refleja los valores correspondientes a una economía, como antes se ha definido, en el contexto de una sociedad abierta y democrática para compartir conocimientos, lograr el desarrollo integral de las personas, generar instituciones y asumir la responsabilidades individuales y comunitarias. Esto es, lo que tiene la primacía a la hora de “ordenar” una Sociedad, esto es la Formación Profesional Dual. El empresario, el aprendiz, la sociedad, se implican en el desarrollo de las personas que secundariamente lo formalizarán en un contrato, pero ese no es el marco de acción, sino es la Institucionalización contractual consecuente del funcionamiento de la confianza en la relación entre las personas. Por lo tanto, cuando estamos hablando de una formación profesional dual, de ahí la cita que se ha señalado del ex Presidente de la República Federal Alemana Köhler, de que o se comparten esos valores o no es posible verdaderamente desarrollar una economía de mercado sostenible, basada en la confianza que permita, por lo tanto, reducir los enormes costes de coordinación para satisfacer las necesidades de las personas. IV. Formación Profesional como reto configurador de la empresa No cabe la menor duda que son múltiples las implicaciones de la Formación Profesional dual, tanto en cuanto al proceso de integración de las personas dentro de una empresa, como también en cuanto a la sostenibilidad y estabilidad en su desarrollo personal y la creciente capacitación. Ello implica, al propio tiempo, generar unas Culturas de identificación “comunitaria” que obliga necesariamente e imprime además un diálogo en el desarrollo compartido y establece también pautas de conductas identificadoras con objetivos compartidos dentro de esa compañía. La identificación corporativa ha sido y constituye también uno de los hechos diferenciadores importantes con las consecuencias de un impacto significativo en un bajo absentismo, una mayor flexibilidad y otras condiciones de implicación de la persona en los procesos de trabajo y en el desarrollo empresarial. Sientan las bases para una eficiente formación continua de la persona en la empresa. Se genera esa atracción natural de la persona por su propio desarrollo, su contribución al “bien común” que estabiliza las Instituciones. La formación a lo largo de la vida profesional no se puede imponer, debe ser parte constitutiva de la propia persona y ello nace, se genera y comparte en la formación inicial, primacía de la persona en el contexto social y comunitario. Lo que se aprecia claramente es otra trayectoria distinta de empresa y persona. Ciertamente que se trata en el caso de Alemania de un país con un 85% de las personas entre 25 y 64 años que tienen una formación, desde formación profesional, al bachillerato y muchas otras formaciones hasta la Universitaria. Con este alto porcentaje de formación implica, al propio tiempo, fuertes posibilidades de desarrollo continuo de las personas dentro de la empresa. 8 Figura 5. Formación Continua. Como puede apreciarse el porcentaje de desarrollo de personal cara al futuro es la clave del desarrollo de las empresas y de las personas. Sobre todo, muy en particular, en la constancia y permanencia de esa sostenibilidad que lleva a la persona a involucrarse con su desarrollo y sus contribuciones a la empresa. El diálogo y la flexibilidad constituyen puntos de referencia en los diseños organizativos y, consecuente, también en los costes de coordinación. Lo que en otros Países significa una ruptura permanente de paz social, en estos significa una continuidad permanente de estabilidad dentro de las organizaciones. Lo cual se aprecia también en el hecho de que el número de personas que interrumpen la formación profesional dual se encuentra en torno a un 24% que son motivo, sin duda, de preocupación, sobre todo, a niveles políticos y societarios, de que un número de aproximadamente 70.000 personas tengan y necesiten realizar algún tipo de desarrollo ya que no han sido capaces de superarse en la formación profesional dual. Figura 6. Interrupciones en la Formación. 9 Todo este proceso tiene un coste significativo para la empresa y para el Estado. La primera financia la formación: socio-técnica en la empresa retribuyendo al aprendiz, asumiendo los costes de infraestructuras y el mantenimiento de cientos de miles de monitores que forman a los jóvenes en la empresa y el Estado asumen el coste de las Escuelas que cumplimentan la formación integral de la persona. Y ello tiene para el mundo de la empresa un coste y este coste significa en parte las retribuciones que como puede verse en el gráfico número 7 varía de sector a sector de manera muy notable y corresponde, el primer año, a una inversión significativa, pero se va luego amilorando por la capacidad de contribución de la persona en formación al desarrollo también de la propia compañía. Las utilidades que generan van más allá de las meramente económicas y constituyen, sin duda, la plataforma básica para el desarrollo de esa empresa y de esa Sociedad en términos de cohesión social y de una paz social que permita coordinar con eficiencia los recursos escasos. Figura 7. Retribuciones en la Formación. Por ello cuando, se habla de una Cultura de la Competitividad y de la Cultura de la Productividad, como piezas angulares del desarrollo del País, éstas están ancladas básicamente y de manera muy sustancial en los dos pilares básicos: en el ordenamiento económico de una economía de mercado socialmente sostenible y, en segundo lugar, en los procesos de formación profesional dual. Estas dos columnas vertebran, sin duda, una estructura socioeconómica estable y en este momento, como consecuencia de la crisis, la preocupación por el mantenimiento del sistema de valores que ha servido durante décadas y, por otra parte, el desarrollo de las peculiaridades objetivas que implican las nuevas tecnologías y la globalización de la economía, son los dos elementos que en los últimos años y en la actualidad han estado permanentemente en el debate empresarial y en el debate político. 10 V. Valoración y propuestas 1. La crisis financiera y económica de los últimos 3 años ha resaltado los problemas tanto Institucionales como procesales del desarrollo económico y social que afecta de forma directa al desarrollo integral de la persona. Y otra de las características que resalta es la creciente complejidad tanto de los problemas económico-sociales como la creciente implicación societaria. La realidad es más compleja y exige de soluciones, de capacidad de dirigir procesos e Instituciones complejas y no realizar el clásico reduccionismo tradicional vía burocratización y generación de sistemas sin la persona. 2. La propia dinámica de la crisis pone en primer plano del debate lo Mercado y Estado como si fuesen los fines. En el proceso actual son como siempre instrumentos y no fines, ya que éstos se encuentran en el desarrollo de las Sociedades y en la economía que debe ser el soporte socio-económico y técnico para cubrir tanto las necesidades individuales como las que afectan al “bien común”, esto es, en gran medida las dimensiones Institucionales. Precisamente la recuperación de la persona y de “lo común”, de la Institución son hoy la clave. 3. La formación profesional tiene en sí esa categoría societaria que va más allá de lo socioeconómico y técnico. No es necesariamente una alternativa del sistema educativo, sino que involucra a la persona joven en el contexto societario a una pronta edad. Implica un entramado formativo pero integrado con las implicaciones sociales de las relaciones en una “Comunidad” como la empresa y su sostenibilidad como parte constitutiva de la economía y de la sociedad. Me refiero aquí a un sistema definido como “formación profesional dual”, esto es, se actúa en el proceso formativo empresarial, técnico, económico creando “comunidad”, “lo común”, por un lado, y en lo formativo en el contexto educativo societario. 4. El proceso de iniciación en el mundo del trabajo vía aprendizaje integral en el contexto de las relaciones sociales permite el desarrollo humano y social en el que se desarrolla el joven aprendiendo a contribuir y percibir, la libertad y responsabilidad en el trabajo con los demás. La cooperación entre personas e Instituciones es una parte sustantiva del aprendizaje para que la persona de forma consciente se implique en su propio desarrollo individual y colectivo asegurando su devenir en una primera etapa de inicio profesional. Aprender socialmente genera esa Cultura individuo-comunidad que consolida la personalidad y la confianza en una edad pronta. 5. La “formación profesional dual” es una ruptura con el sistema unilateral, es integradora y exige de la cooperación de la empresa, del joven, de la economía y del propio Estado. Esta exigencia de cooperación es característica de un proceso complejo como es el dotar al joven con un inicio social y profesional que asegure las bases de confianza en las Instituciones, asuma e integre las relaciones sociales como clave del proceso de compartir valores y proceda permanentemente a su continua formación: lo que no puede hacerse por otra vía que la cooperación. 11 6. El impacto de la continuidad en el desarrollo de la persona que salta de la formación escolar a la vivencia social del aprendizaje es enorme. No puede existir un “mercado de trabajo juvenil” en su sentido clásico. Tiene que poder ser asumido sin traumas en el mundo del trabajo en una formación compartida hasta la madurez personal y profesional para que pueda actuar en condiciones que le generen expectativas y confianza en sus propias capacidades, en su aprendizaje social e Institucional, generando otra visión de la comunidad, de una empresa, de su legitimización y disponiendo de las bases propias para continuar personalmente en su desarrollo. 7. Para la persona joven como para la empresa y para la Sociedad es una apuesta en el largo plazo configurando un entorno empresarial y una Sociedad generadoras de un sistema de valores que genera formas eficientes humanas, económicas y sociales que garanticen el éxito. Ninguna persona debe estar al margen del desarrollo de sus potenciales, pues toda persona como individuo desarrolla sus potenciales sociales en relación con los demás generando, creando valor. Para ello se precisa de la cooperación entre empresas, sindicatos, economía y sociedad que hagan posible una “formación profesional dual” de alto prestigio que integre a la persona joven, de forma atractiva, en la sociedad. Esta es la gran contribución de la “Formación Profesional Dual” con la aportación a la empresa y sindicatos configuradores de la Sociedad bajo otra visión más orientada al desarrollo de la persona en el marco de una Cultura de la Productividad como base de la interpretación ética de la economía en su categoría societaria. 12 VI. Bibliografía GARCÍA ECHEVARRÍA, S. (2010), “La Productividad de los Recursos: una asignatura pendiente” en: Conferencias y Trabajos de Investigación, Nr.328, IDOE, Universidad de Alcalá, Alcalá de Henares. KEITEL, H.P. (2009), “El Futuro de la Economía Social de Mercado” en: Documentos a Debate, Nr.26/Abril/2009, Universidad de Alcalá, Alcalá de Henares. KÖHLER, H. (2007), “El Empresario en la Sociedad” en: Documentos a Debate, Nr.5/Febrero/2007, Universidad de Alcalá, Alcalá de Henares. UTZ, A.F. (1997), “Ética Económica”, Unión Editorial, Madrid. http://dspace.uah.es/jspui/handle/10017/2414 13