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Desde la panza Si señora, si señor… desde la panza. En tiempo de gestación, ya se ha comprobado que la música llega al bebé. Esto tiene su manera de entenderse, si pensamos que al futuro bebé, no le da igual si la mamá fuma o si no lo hace, si la mamá come sano, o si no, si toma ciertos medicamentos, o si no lo hace, porque por preservado que esté, la conexión con su entorno existe. Y su entorno, su “medio ambiente”, su “casita”, no es sólo el útero, sino todo el cuerpo de su madre, y este cuerpo tiene alma, este cuerpo siente, este cuerpo ríe, llora y sueña. Pues bien, a este nuevo ser no le resulta indiferente, si la mamá está triste, si la mamá está estresada, ansiosa, o si vive un embarazo con alegría, relajada y feliz. Desde esta lógica, se puede aceptar que además de viajar como vibración hasta él a través del cuerpo de la mamá, como sucede cuando le canta, cuando pone una cajita de música o una guitarra sobre la panza, la música llega e incide en su desarrollo por caminos más indirectos, pero no menos significativos. Pongamos un ejemplo en lo siguiente: Una música que alegra a la mamá, genera aumento del ritmo cardíaco. Los pulmones ingresan más aire. La sangre se oxigena mejor. Esta lleva oxígeno a todas las células del cuerpo. También este buen aire, le llega a todas las células del bebé para que evolucionen debidamente. Si la mamá se pone a bailar, ¿qué creen ustedes que pasa adentro? Obviamente, adentro también “se armó el baile”. Movimientos rítmicos, armoniosos, al compás de la música que sigue la mamá, van dando señales a este nuevo habitante. Parámetros de tiempo, altura, intensidad, principios de equilibrio y armonías, quedarán como huellas indelebles en los cimientos de esta nueva vida en proceso. ¡Hola Mundo! “Aquí Estoy… ¡hola mundo! Esta sala es mi primera casa temporal. Esta es mi mami, mi papi, mis hermanos, mi médico, mi amiga, la bebé que ha nacido un rato antes que yo. Todo este revuelo de aromas, voces, luces, y sonidos me estaban esperando. La enfermera de la noche, tiene una voz suave, pero la de la mañana es muy seria y habla gritando. Eso no me gusta. Prefiero escuchar la voz de mi mami, cuando me inventa canciones, y me mira a los ojos. Mi papá quiere que yo escuche música Rock Metálico, que no está mal, pero se le va la mano con el volumen, y la verdad me molesta un poco. Me encanta también que me cante él mismo esas canciones. Es medio desafinado, pero eso a mi no me importa. Total tengo otras voces para escuchar. Hay algunos buenos cantantes en la tele, o cuando viajamos en el auto, o cuando mi hermano pone música mientras juega. Ellos afinan y yo voy a aprender a afinar así.” La bienvenida Que feo cuando al llegar, nadie te saluda. Tanto peor si no te miran o si te ponen mala cara. ¡Y qué horror si te gritan! Imaginen llegar a este plano de la realidad, desde un mundo acuático, en donde los sonidos llegan amablemente, amortiguados por el líquido. Dependiendo del lugar en que toque nacer y de tantas otras cosas, nuestra bienvenida al mundo de los sonidos, puede ser como una dulce melodía susurrada con amor, o un momento patético, como el que usted podría padecer, si para ir a trabajar es despertado por un “trompetazo en la oreja”. Principalmente en las grandes ciudades, el silencio es un bien preciado y poco frecuente, aún para los recién nacidos. Sin embargo, mamás y papás, algo se puede hacer. Con la noticia del embarazo en curso, suelen empezar los preparativos, para acondicionar el lugar que tendrá el bebé. Sea una familia de condición económica humilde o no, cada quien se sentirá impulsado a poner “lo mejor posible” este lugar. La cuna, la ropa, el cambiador, la mantita, la decoración de las paredes, las cortinitas, y todo los que se ve, es motivo de atención. ¿Y lo que no se ve? Lo que no se ve, entre otras cosas esenciales, es el sonido. Por eso, es de cuidar a la hora de preparar el espacio para el nuevo bebé, ese “entorno invisible”. Siendo que los recursos son diferentes en cada familia, siempre se puede mejorar este entorno. Consideremos al ubicar la cuna, cuál es la ubicación de las distintas “fuentes sonoras” de la casa. Por ejemplo, el televisor, el equipo de música, el lavarropas, la licuadora y demás artefactos. Si tenemos la opción de elegir, consideremos también si el lugar del bebé queda próximo a la pared o a la ventana de algún vecino ruidoso y busquemos alguna alternativa. Este entorno sonoro invisible, afectará para bien o para mal el humor del bebé, su disposición a la hora de alimentarse, su descanso. ¿Cuál es la mejor música para el bebé? Pues querida mamá, querido papá, “toda la música” podría ser la mejor música. En principio, debemos permitirnos salir del rubro “Música Infantil” para considerar toda aquella que en principio nos parezca agradable para nosotros mismos y a partir de allí arriesguemos acercarla a los oídos del bebé. Música clásica, música folklórica, rock, tango, española, africana, brasilera y tanta otra que no acabaríamos de enumerar, puede ser apta y aún muy recomendable si tenemos cierto criterio acerca de qué, cómo, dónde, cuándo y para qué utilizarla. Aunque el mismo sentido común o instinto de las mamás suele ser eficaz, vale tener en cuenta por ejemplo algunas cuestiones puntuales: El volumen o intensidad del sonido, suele ser en estos tiempos (sobre todo en las ruidosas ciudades como Buenos Aires) un parámetro “desquiciado”. Basta con observar a quienes van caminando o en el tren o en el colectivo, o en el auto, escuchando música a un volumen tal que, seguramente traerá problemas de salud. Las señales de televisión, sobre todo a la hora de las promociones de programación y en algunos cortos publicitarios, “lanzan” agresivos caudales sonoros. Todo esto nos empuja, sin advertirlo, a hablar cada vez más fuerte. Luego, quien está tratando de seguir una novela o el noticiero, sube el volumen, para que nuestra voz no lo distraiga. Y así el sonido compite con el sonido, con nosotros como víctimas de esta lucha por prevalecer. Por estas tendencias culturales, es que debemos cuidar muy especialmente este parámetro y regular entonces el volumen de modo razonablemente moderado. Digamos que hasta una apacible obra musical para piano, puede “crispar” al bebé, si la ponemos a un volumen exagerado. Otras cuestiones a tener en cuenta, tienen relación con el ritmo. La lógica más simple dice que si estamos atentos a cada situación podremos evaluar si poner música “rápida o lenta”. Obvio es que a la hora de dormir, no aparece como muy recomendable poner “cumbia, cuarteto chacarera o heavy metal” y sí en cambio, alguna “nana”, una música clásica lenta, alguna Tonada mendocina o un Blues suave. Y tengan en cuenta, que la música que a ustedes les emocione, les identifique, les conmueva, les dará la oportunidad de compartir con sus hijos, esos momentos emotivos. ¿Qué instrumentos musicales le puedo comprar? “Puede comprarle toda la tienda de música, o hasta donde le alcance el dinero o hasta donde crea tener espacio para guardarlos en casa”. Quiero decir con esto, que con la debida asistencia de un adulto, sería ideal que cada niño pudiera experimentar el contacto con muchos instrumentos de manera exploratoria, percibiendo variedad de timbres, de intensidades, formas y texturas, como estímulo a su sensorialidad. He comprobado una y otra vez, como se entusiasman los bebés cuando sentados a “Upa” frente al piano, ponen sus manos sobre el teclado. Lo mismo cuando les acerco la guitarra y pueden explorarla, recorrerla, sintiendo el olor de la madera, pulsando las cuerdas. Si pensamos en instrumentos que los bebes puedan manejar con cierta independencia y espontaneidad, debemos considerar primero, que no presenten elementos, texturas o formas que pudieran ocasionar algún daño a sí mismos o a otros en su manipulación. Por ejemplo los cascabeles en ciertos sonajeros podrían desprenderse al llevarlos a la boca. Las flautas, pueden lesionar los ojos cuando las toman los bebés y manipulan erráticamente. Más adelante, a partir del año, sugiero que empiecen a jugar con la Armónica. Hay algunas de muy buen sonido, tamaño pequeño, económicas, que ellos pueden manejar sin riesgo. Poco a poco, intentarán soplar y esto es ya un excelente ejercicio para activar y estimular todo el “Aparato Fonador”, ejercitando de manera espontánea y lúdica el Diafragma los músculos intercostales, la lengua, lo que será un aporte significativo en el proceso de desarrollo del lenguaje y de la voz hablada y el canto. Hay dispositivos de juego y estimulación visual, motriz y auditiva, dispuestos en formatos seguros, higiénicos, que se fijan a la cuna o al cochecito. Si son de buena calidad, pueden ser una alternativa a tener en cuenta. Finalmente, en relación a los instrumentos, debiéramos priorizar los de percusión. Tamborcitos, Maracas, Panderos, Xilofones. Y siempre con supervisión y asistencia del adulto, pensemos en instrumentos exóticos como el “Udu”, “la Kalimba”, y tantos otros típicos de Africa, India o Europa. Si bien son muy difíciles de conseguir, al menos algunos pueden encontrarse con un poco de dedicación. Para estas búsquedas sugiero echar mano a Internet. También pueden buscar algo de esto en algunas buenas Ferias de Artesanos, como las de San Telmo o Recoleta, en Buenos Aires o como la de El Bolsón, en Rio Negro, o en las casas de artesanías de Merlo, Provincia de San Luis. ¿A qué edad conviene mandarlo a un profesor de música? Durante el primer año de vida, no habrá mejor Profesor de Música que mamá y papá, los abuelos y los hermanitos. La música llegará a ellos como una percepción asociada íntimamente a ese entorno afectivo, y será entonces “Puente sonoro” por el que transitará el afecto, junto con cada sonido. Si llegado el momento de iniciar vida preescolar, los padres pudieran elegir una institución, Sugiero consideren como una riqueza el encontrar un Jardín que cuente con Profesor de Música y/o con maestras con alguna calificación en esta materia. Creo que los Talleres de Música, también pueden ser una opción o un complemento si la actividad que se propone es amena, y el clima de juego satisfactorio, minimizando todo aquello que pudiera ser vivido como una exigencia, una imposición, como un “Tenés que aprender”. Y qué bueno, si al taller no sólo va nuestro hijo, sino que vamos también nosotros a jugar a compartir, a crear y ¡a divertirnos con la música! ¿Para qué sirve la estimulación musical a mi bebé? No sólo desarrollará su oído musical, sino que a través del música, recibirá también afecto, acompañará y estimulará su evolución psicomotriz, mejorará su lenguaje, tendrá un lenguaje no verbal para expresar su emociones, y vivirá en contacto con todo lo que el arte tiene guardado en su esencia: principios de belleza, de armonía, de equilibrio, que serán parte de su “patrimonio personal” para toda la vida. La medicina ha aportado abundante información a esta altura de las cosas, como para saber que el cerebro, que refiere a su Hemisferio derecho todo aquello vinculado a las emociones, encuentra en la música un maravilloso recurso para su desarrollo. Y también es sabido, que por el otro lado, el pensamiento lógico, el manejo del cálculo, la comprensión racional, son potenciales que también son favorecidos por la experiencia musical temprana. Y como he escuchado decir a más de un Pediatra y a más de un Psicólogo: “La música y el arte generan alegría en los niños y esta es también una maravillosa y eficaz vacuna que inmuniza, que previene y que cura toda suerte de males”. ¡Yo no sé nada de música y soy re desafinada! No sé quien le ha dicho eso. Probablemente no sea cierto. Habría que indagar debidamente. Además y suponiendo que así fuera, se lo digo una vez y con convicción: eso no importa. Cante con su bebé. Se sorprenderá al notar que puede imitar algunas partes de sus melodías. Mueva sus piernitas, sus brazos, siéntelo y acuéstelo suavemente al ritmo de un vals, tómenlo en brazos y baile con él la música que a usted más le divierta. Invente canciones para despertarlo, para bañarlo, para dormir. Cuéntele cosas cantando mientras los mira a los ojos y lo acaricia. En la dieta diaria, por favor, ¡que no falte la música! Algunas ideas entre miles y miles y… A la hora de ir a dormir puede ser una opción poner Música instrumental lenta, de los grandes compositores universales Como Beethoven, Vivaldi, Brahms, Schubert, Debussy, Ravel, Bach, por citar solo a algunos pocos entre tantísimos más. Para la mañana, acompañando un rato de juegos, de estimulación motriz Vamos con los mismos compositores, pero eligiendo obras o partes de obras movidas. Buen momento para ritmos rápidos de nuestro folklore, como Chacareras, Gatos, Cuecas Carnavalitos, y vamos también con el variado espectro del Rock de todo tipo, la Bachata, el Cuarteto, las Marchas, y todo aquello que induzca a mover el cuerpo. A la hora del baño, algo alegre y moderadamente movido. Ritmos moderadamente movidos, pero no demasiado. Preferentemente inclinados a los “suave y blando” como sensación subjetiva. Por ejemplo el ritmo de Vals, ya que propone movimientos circulares, continuos, ondulantes, afines a lo que el agua también “sugiere”. Y no puede dejar de recomendar mi CD “Pimpilimpausa” Tiene dos creaciones instrumentales propias de 12 minutos continuos cada una. La primera “Pimpilimpausa” como el nombre del CD, es movida y sirve para acompañar cualquier momento del día con un estímulo ameno, movido pero no sobre acelerado. La otra obra del CD con el nombre de “Pompas de jabón”, es ideal para relajar, para hacer masajes, para calmarlo si está molesto, y por supuesto para la hora de dormir. Si desean contactarme para alguna consulta, les invito a escribirme a danielallaria@yahoo.com.ar Visiten también www.cancionesdedaniel.com.ar www.duendeflo.com www.fundacionconexa.org