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Mitológicas ISSN: 0326-5676 caea@sinectis.com.ar Centro Argentino de Etnología Americana Argentina Gancedo, Mariano MITO Y RITUAL EN EL BUDISMO NICHIREN Mitológicas, vol. XXVIII, 2013, pp. 33-57 Centro Argentino de Etnología Americana Buenos Aires, Argentina Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=14629368002 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto MITOLOGICAS, Vol. XXVIII, Bs. As., pp.. 33-58 MITO Y RITUAL EN EL BUDISMO NICHIREN Mariano Gancedo* Summary: The author describes and analyzes two core aspects of all religious phenomena such as myth and ritual. In this case, these subjects are approached considering Nichiren Buddhism practice in the Metropolitan Area of Buenos Aires. The objective is to define the dynamic interaction between both dimensions, identifying the quality of the historicized myth that sustains the sacred operatory that is the key in this worldview. In this way, this sacred action is analyzed through the meanings that are assigned by practitioners. Thus, the myth that supports this practice is used to add to that emotional adherence both in historic and theoretic terms. Key words: Nichiren Buddhism, myth, ritual, religious experience. Comentarios preliminares El emplazamiento en nuestro hemisferio de religiosidades tales como el hinduismo o el budismo, en sus distintas acepciones, se corresponde a un fenómeno originado en los países centrales que luego se extendió a su periferia de influencia cultural. Por esto, más allá de las críticas o virtudes que se le tributan al movimiento New Age es preciso reconocer en éste fenómeno la mayor profusión de imágenes, saberes y prácticas -de raigambre oriental- que se haya visto en la historia occidental. Dicho contacto no ha sido precedentemente nulo, si bien estuvo acotado a determinados círculos sociales tales como los burócratas coloniales, los soldados de ocupación, los comerciantes de ultramar o los intelectuales y artistas de vanguardia. Sin embargo, es en el siglo XX y, en el marco de dicho movimiento, en que se advierte una apropiación masiva de aspectos culturales -por parte de clases medias y altas occidentalespropios de las tradiciones religiosas del Oriente (Carozzi, 2001). Entre estas cabe mencionar al budismo el cual representa una corriente filosófica, religiosa y espiritual con más de dos mil quinientos años de existencia. La apropiación moderna de esta cosmovisión responde, entre otras cosas, al acercamiento forzoso entre Occidente y Oriente, producto del fin de la Segunda Guerra Mundial y del incremento de presencia norteamericana en Japón y Corea. Asimismo, este contacto fue estimulado por académicos estadounidenses atraídos por las filosofías orientales, consagradas * Licenciado en Ciencias Antropológicas (UBA). CAEA. E-mail:marianogancedo@yahoo.com.ar 34 definitivamente como parte de la cultura norteamericana a través de la generación babyboomer y del movimiento hippie. (Carozzi, 2001) Este proceso no fue unilateral sino que también tuvo su correlato ante la llegada -a Europa y los EE.UU- de intelectuales (1) y religiosos originarios del Asia, quienes intentaban difundir allí sus propias tradiciones y escuelas religiosas. Esto sucedió en paralelo al desplazamiento de grandes masas migratorias que con sus bagajes culturales partieron de los países asiáticos hacia destinos disímiles, entre ellos las Américas. Un ejemplo de esto son los migrantes japoneses quienes representan un porcentaje importante dentro de la población norteamericana, peruana y brasileña, tanto antes como luego de la Segunda Guerra Mundial (Stallings et al, 1994). Exceptuando a quienes heredan estos saberes en tanto tradicionales, la percepción de la heterogeneidad inscripta en el budismo es clara para quienes han atravesado experiencias de conversión -como por ejemplo al budismo zen, el tibetano o el Nichiren- y, tangencialmente, por quienes se hallan fuertemente inmersos en la red que sostiene al movimiento Nueva Era (Carozzi, 2001; Merlo, 2007). Ahora bien, la expansión global de la Soka Gakkai se explica a partir de varios de esos aspectos y ésta organización, a su vez, es responsable de la difusión del Budismo Nichiren más allá de las fronteras del Japón. Aun así, cabe aclarar que dichos fundamentos no serán trabajadas en el presente artículo, si bien es necesario tenerlos en cuenta ya que también hacen a la totalidad del fenómeno aquí abordado. Es decir, los sentidos y prácticas que MARIANO GANCEDO comprende el Budismo Nichiren difundido por la organización Soka Gakkai en Argentina; más precisamente en el área metropolitana de Buenos Aires. Esta organización responde a la operatividad de los aspectos antes enunciados; representando además un caso de interés si se busca estudiar la emergencia de nuevas expresiones e institucionalizaciones religiosas en el marco de nuestra propia cultura occidental y latinoamericana. Uno de los caracteres destacados en el caso estudiado es la ausencia de especialistas religiosos, siendo éste un ámbito calificado como laico. Aun así y, a pesar de esta ausencia, todas las actividades desarrolladas en éste ámbito tienen como fundamento la promoción de una cosmovisión determinada sustentada en la interpretación del budismo que hizo el sacerdote Nichiren Daishonin (1222-1282); a la que muchos de sus practicantes definen como “su” religión. Esta calificación no es exclusivamente un sentido atribuido por los sujetos sino que, amparándonos en otros autores (Turner, 1980; Eliade, 1980; Gennep, 1986; Leeuw, 1964), podemos afirmar que asumir esta variante del budismo lleva a incorporar y reproducir dos elementos centrales de todo fenómeno religioso, como lo son el mito y el ritual. El primero se encuentra representado en las creaciones mitopoiéticas propias del budismo así como en la mitificación de sucesos históricos en los que el protagonista es Nichiren Daishonin y, en menor medida, sus discípulos tanto sacerdotes como laicos. En cuanto a lo segundo hacemos referencia a la práctica que funda la condición de MITO Y RITUAL EN EL BUDISMO NICHIREN iniciado en este budismo, es decir, la invocación de un mantra que sintetiza las nociones, valores y poderes insertos en el texto que es sagrado (2) para estos sujetos. Nos referimos a la invocación de la expresión “Nam – Mioho- Rengue – Kyo” la cual detona en el practicante su propia budeidad. Para dar cuenta de los elementos mencionados –sentidos/mito y prácticas/ritual-, en primer lugar se dará cuenta del devenir tanto histórico como filosófico-especulativo del budismo. Esto nos servirá como un trasfondo significativo desde donde comprender el papel que se le atribuye a Nichiren Daishonin -fundador de la escuela- en las representaciones que circulan entre los practicantes de esta variante. Por esto nos resulta interesante retomar la noción de mito en tanto un relato verdadero, ejemplar, arquetípico y sagrado que le concede sentido y explicación a las actividades y conductas de un determinado grupo humano, así como a la sociedad y al mundo en su conjunto (Gusdorf, 1969; Eliade, 1972; Leeuw, 1964). Asimismo, se atribuye a estas narrativas una impronta metatemporal ya que lo relatado en él se torna presente a través del ritual (Bórmida, 1969; Cazeneuve, 1978; Eliade, 1972; Gusdorf, 1969; Jensen, 1966; Leeuw, 1964). También se le ha asignado a tales relatos un carácter cambiante, en función de que las explicaciones allí insertas, que pueden resultar tanto etiológicas como cosmológicas (Eliade, 1972; Gusdorf, 1969). Luego de abordar la dimensión mitopoiética del budismo en general y del Budismo Nichiren, en particular, nos introduciremos en la descripción del daimoku identificando los elementos que configuran esta práctica, es decir, la invocación del mantra 35 frente al objeto de veneración (3). Finalmente, analizaremos los alcances comprendidos por esta vivencia religiosa a partir del relato de una practicante con más de 30 años de pertenencia a la Soka Gakkai. El valor metodológico que implica la recurrencia a una sola entrevistada se funda en la trayectoria personal de la misma. Ana, la persona en cuestión, fue testigo de la expansión que tuvo esta organización durante la década del ´80. Sin embargo, lo central de su contribución para este trabajo es que encarna la voz de alguien que ha atravesado un proceso de conversión al Budismo Nichiren. En su relato podremos identificar el papel que ha jugado para ella la práctica de daimoku, es decir, esa acción sacralizada que convoca la dimensión mítica y ritual del Budismo Nichiren. Los avatares del Budismo Todo libro o articulo dedicado al budismo no deja de pasar la ocasión de exponer, aunque sea sucintamente, el relato acerca de cómo Siddhartha Gautama –el Buda históricoabandonó lujos y privilegios propios de su condición nobiliaria para recorrer un riguroso camino de búsqueda espiritual. Dicho tránsito, se dice, fue marcado inicialmente por los ascetismos más extremos de la época para luego ser abandonados en pos de una nueva disciplina que evadiera ambas dicotomías. Es decir, tanto los placeres principescos como las restricciones de los gurúes. Esta disciplina floreciente, de la que Sidharta fue el fundador, es el budismo o “Camino del Medio”. 36 Como bien afirma Eliade (1996), el budismo no es extraño a las grandes preguntas y objetivos presentes en otras religiones de origen pan-indio tales como el jainismo o el hinduismo. Al igual que en aquellas tradiciones, el Buda reflexionó acerca de las problemáticas referidas al ciclo de reencarnaciones y la forma de ponerle fin a tal suceso existencial y cósmico. Esta es la antigua búsqueda por reintegrar en un todo indistinto la purusha (espíritu) y la pakriti (materia), especulación y problemática que es central en la filosofía Samkhya y en la tradición yóguica (Eliade, 1996; Saizar, 2003). Asimismo, los planteos originales del Buda histórico se referían a la superación del ciclo transmigratorio mediante el estado de nirvana, que implica la superación de esa dicotomía espíritu-cuerpo. Si bien es una condición que resulta descriptivamente inexpresable en términos discursivos que no sean más que metafóricos. El factor clave en su exposición era que concebía a dicho estado como asequible para todos los que adoptasen la disciplina budista comprendido en las “Cuatro Nobles Verdades” (4) y en el “Noble Óctuple Camino” (5). De esta manera, el Buda impugnaba un orden socio-religioso hegemonizado por el ritualismo brahmánico y su esquema de castas. Se estima que la supuesta iluminación de Siddharta, el hecho que le atribuye su condición de Buda, ocurrió cuando éste tenía 30 años. A partir de ese momento comenzó a gestarse la expansión geográfica de esta escuela heterodoxa dentro del predominante Brahmanismo. Poco a poco la India fue subyugada por esta cosmovisión más inclusiva y humanitaria, lo cual se vio a su MARIANO GANCEDO vez favorecido por la conversión de grandes gobernantes de la época como el emperador Asoka (6) y el rey Kanishka (7). La aparición de la dinastía Gupta (8) marcó la vuelta de los grandes reinos de origen indio, observándose en estos una amplia tolerancia hacia el budismo. Aunque comienza a emerger un neo-brahmanismo que irá recuperando espacios hasta que finalmente, con las invasiones musulmanas del siglo XIII, adquiere su denominación actual de hinduismo. Y se convierte así en un estilo de pensar (Douglas, 1998) de resistencia frente al invasor musulmán y extranjero. Por su parte, los nuevos sultanatos tomaron como foco de agresiones a templos y monumentos, así como los escritos y los sacerdotes vinculados al budismo, siendo una excepción el reinado de Akbar (9). La importancia de este repaso histórico radica en que representa el primer periodo de vida del budismo y el único en el que aparece como un sistema de pensamiento y práctica ascética internamente homogéneo. Las características propias de este primitivo budismo se encuentran hoy en la vertiente Theravada (10). El aspecto que califica a esta expresión es el énfasis puesto en la vida monástica en tanto único medio para alcanzar la iluminación y el nirvana. En la actualidad podemos reconocer la presencia de esta vertiente en países como Birmania, Vietnam y otros del sudoeste asiático. Doscientos años después de la muerte de Buda se advierte la actividad de los primeros misioneros budistas en zonas del Asia colindantes a la India. En este periodo comienzan a presentarse ciertas fisuras internas dentro de este sistema filosófico las cuales, finalmente, quedan MITO Y RITUAL EN EL BUDISMO NICHIREN expresadas en el segundo concilio budista celebrado en la India durante el año 360 a. C.. El producto de este encuentro fue la aparición de la corriente Mahayana -o “Gran Vehículo”- en la cual se le confiere preeminencia a una nueva figura heroica dentro del budismo, es decir, el Bodhisattva (Conze, 1951). En este contexto comenzaron a desarrollarse liturgias que comprendían la veneración de la figura del Buda histórico y de tantos otros de sus discípulos en su calidad de bodhisattvas. Se establecía además que estas acciones rituales también eran consideradas como herramientas efectivas dentro de un itinerario espiritual orientado al logro de la budeidad y del nirvana. Con ello se explica esa denominación de “Gran Vehículo” dado que la condición de Buda se considera al alcance de todos, incluso de los sujetos que no siguiesen la vía monástica. Esta expresión del budismo es predominante en países como China, Japón y Corea. Ahora bien, esta historia no termina aquí sino que se destaca el surgimiento de una tercer gran corriente de pensamiento dentro del universo budista. Esta es la llamada Vajrayana o “Vehiculo del Diamante” en la que se observa el sincretismo entre los budismos precedentes –Hinayana y Mahayana- y elementos propios de los shamanismos de la zona del Himalaya como Tíbet, Nepal y Mongolia (Reinhard, 1976; Aziz, 1976). Hoy en día esta vertiente persiste en dichos territorios encarnada en lo que se dio en llamar Budismo Tibetano. Cabe decir que la vía monástica así como la exacerbación de una liturgia con fines salvacionistas -reinterpretados 37 en términos reencarnacionistas- conviven en esta expresión. A partir de estas corrientes podemos establecer una linealidad en el desarrollo del budismo aunque es necesario advertir que actualmente estas expresiones siguen persistiendo a través de distintas escuelas. Es común dentro del budismo que estas escuelas sean denominadas en tanto linajes, es decir, un conjunto coherente y distintivo de especulaciones filosóficas y de técnicas meditativas desarrolladas por un maestro, quién la trasmite a sus discípulos y estos, a su vez, hacen lo propio con los suyos. En ese sentido, es clave para toda vertiente budista el reconocimiento del vínculo maestro-discípulo como elemento estructurante, comunicante y legítimante respecto a un grupo concreto de enseñanzas. De este modo, no podemos afirmar que cada una de estas corrientes se presente como superadora de las precedentes ya que cada una de ellas persiste en pequeños micro-espacios cosmovisionales encarnados por esos linajes. Es así que la aparente linealidad pierde carácter dado que incluso en pleno periodo de desarrollo del Vajrayana, por ejemplo, se observa la aparición de linajes afiliados a la corriente Mahayana. Este recorrido nos permite contextualizar el estudio del Budismo Nichiren, que surge dentro de la corriente Mahayana en el Japón del siglo XIII. Momento en el que ocurre uno de los tan característicos interregnos marcados por guerras feudales que experimentó, a lo largo de su historia, la sociedad de dicho país. Las bases de este linaje se remontan a cinco siglos antes ya que los postulados que 38 sostiene fueron desarrollados a partir de premisas y observaciones presentes en la escuela T´iant´ai de origen chino. Vertiente que previamente al Budismo Nichiren tuvo su correlato japonés en el linaje Tendai; siendo ésta la escuela protagonista de la primer gran difusión del budismo dentro del Japón. Tanto la escuela T´iant´ai, como la Tendai y la Nichiren basan sus enseñanzas en uno de los tantos sutras atribuidos al Buda histórico. En el caso de estos linajes nos referimos al llamado “Sutra del Loto” en el cual supuestamente se condensan las enseñanzas ofrecidas por el Buda antes de finalizar su vida y alcanzar el nirvana. En este documento dicha figura advierte a sus discípulos que lo allí expuesto revestiría utilidad para los hombres de un tiempo futuro –no el contemporáneo al Buda histórico-, en el que su mensaje sería difundido por la acción de otra figura que detentaría esa misma condición sagrada. En ese sentido, la consideración de este sutra encubre una expresión profética a partir de la cual se produce el anclaje de la historia de Nichiren Daishonin dentro del devenir mítico e histórico del budismo. Trasfondo mítico de una creencia La figura de Nichiren Daishonin es interesante de abordar ya que el relato de su vida y su producción literaria representan dos importantes fuentes de sentidos para quienes se inician en la práctica de este budismo. Por un lado, informa al neófito acerca de nociones inscriptas en la filosofía de esta escuela a través del relato MARIANO GANCEDO de las vivencias de dicha figura, así como por el estudio de su producción intelectual -las cartas a sus seguidores -Gosho-. Mientras que, por otra parte, esos elementos –relato biográfico y cartas-, también estimulan reflexiones y consejos acerca de eventos existenciales y cotidianos a los cuales recurren los budistas insertos en la Soka Gakkai. En otra oportunidad (Gancedo, 2012) trabajamos sobre la narrativa referida a la historia de Nichiren en tanto un factor que instruye acerca de su filosofía, además de fomentar en los sujetos marcos de interpretación para reflexionar sobre su propia vida. También hemos reconocido en ese momento que se presentan, dentro de la Soka Gakkai, ciertos paralelismos sutiles entre la figura de, por un lado, Nichiren y sus discípulos y, por otro, de quienes han sido los tres presidentes de esta organización. Reconocer los alcances del relato de vida de Nichiren es identificar los sentidos expresados en su historia así como la forma en que ésta circula entre los practicantes. Sin embargo, su fundamento más fuerte es el trasfondo mítico que lleva a resignificar su biografía en tanto una fuente de sentido veraz y sagrado, es decir, como un mito. Todo neófito advierte la impronta de la figura de Nichiren, siendo su vida narrada a los nóveles practicantes cuando estos se integran a la actividad ritual del grupo. Esto en razón de que tal figura se reconoce como parte de una tradición en la que -para los integrantes de la Soka Gakkai- él representa la culminación de lo profetizado por el Buda histórico en el “Sutra del Loto”. En ese sentido, cabe decir que el MITO Y RITUAL EN EL BUDISMO NICHIREN tiempo que nos separa de ésta última figura fue segmentado y clasificado por la tradición budista en función del impacto que tendrían sus enseñanzas frente al devenir de los sucesos históricos. Es así que los dos mil quinientos años de existencia que detenta el budismo se encuentran divididos en tres grandes ciclos. En principio el “Primer Día de la Ley”, que comienza con el despertar del Buda y se extiende supuestamente por los siguientes mil años posteriores a la muerte de dicha figura. Este período se representa como aquél en el que se dio la mayor prevalencia del budismo, por ello la iluminación se pensaba como una consecuencia lógica de la práctica de esta filosofía, que entonces era inherente a una forma de vida monástica. Luego tiene lugar el “Día Medio de la Ley” el cual comprende el segundo milenio de existencia del budismo; siendo una etapa caracterizada por un budismo firmemente establecido en las sociedades a las que había arribado. Sin embargo, se destaca como una fase donde impera una práctica netamente formalista y carente de una comprensión profunda acerca de las enseñanzas del Buda. Finalmente se habla de un tercer periodo, marcado por guerras constantes y la fragmentación del budismo en múltiples linajes o escuelas. Esta etapa es llamada el “Último Día de la Ley” y se extendería por los siguientes diez mil años. En este contexto aparece la figura de Nichiren Daishonin, según los practicantes de la Soka Gakkai; representando así un tiempo mítico que de hecho es compartido tanto por el fundador de esta doctrina como por sus seguidores laicos 39 actuales. Dentro de los relatos budistas se sostiene que esta segmentación responde a que el mensaje del Buda debía transmitirse dosificadamente a la humanidad haciendo hincapié, alternativamente, en diferentes aspectos teóricos o prácticos comprendidos por su filosofía. De alguna forma, esta reinterpretación de la historia humana permite concederle una validez indefectible a toda variante budista. Por eso es común que tanto los practicantes del Budismo Nichiren como los de otras vertientes repitan una expresión que metafóricamente le concede trascendencia a la filosofía budista, más allá de la coyuntura histórica o cultural en que ésta se emplace. Para ilustrar esto reproducimos lo expresado por un entrevistado: Investigador- ¿Qué actualidad tiene el budismo en nuestro contexto? Bernardo- El budismo es como un zapato, cambia según el momento y se ajusta al pie. Cuando tenemos dos años usamos un talle, cuando somos adolescentes otro distinto, más grande, y a medida que crecemos volvemos a cambiar el talle. Pero siempre es un zapato, cubre el pie, puede ser de otros colores o materiales, pero es un zapato. El budismo es así en relación a los seres humanos. En un momento, cuando estaba vivo Shakyamuni, la humanidad podía usar un tipo de zapato, o un tipo de budismo. Buda lo que transmite es todo su conocimiento pero de una manera que tenía efecto en los hombres de su tiempo. La humanidad cambia y quizás en esa época había que remarcar algo en particular, por ahí había más gente preparada para entenderlo. 40 Ahora, desde la época del Daishonin, vivimos en el “Ultimo Día de La Ley”, acá hay guerras, poco interés por los demás, ignorancia sobre la Ley; acá el mensaje cambia, todos podemos ser budas y ya no necesitamos convertirnos en monjes. El cambio verdadero se da con la invocación de “Nam Mioho Rengue Kyo”. Por eso se llama (al budismo de Nichiren) Budismo Verdadero”.(Bernardo, artista plástico y miembro de Soka Gakkai) La enumeración de estos ciclos le asigna al budismo una validez metatemporal y transespacial, con las cuales se evaden posibles críticas referidas a la factibilidad del emplazamiento de este sistema filosóficoreligioso en sociedades radicadas fuera de las fronteras geográficas -y de la historia- del Asia. Asimismo, dichos ciclos configuran una trama mítica que lleva a concederle a Nichiren Daishonin la capacidad de elevarse frente a la posteridad como un héroe cultural de dicha tradición y de la historia humana resignificada en los términos de esta cosmovisión. De esta manera, el relato de su vida queda afincado en un espacio y tiempo míticos concebidos por un heterogéneo universo budista que ha buscado reintepretar su propio desarrollo -como corpus de saberes- dentro de la historia humana. Este anclaje con el entramado cosmogónico del budismo no es un aspecto que le atribuye unilateralmente la calidad de mito al relato de vida de Nichiren Daishonin. Al contrario, se observa que dicha narrativa recaba una serie de sucesos a partir de los cuales esta figura denotaría una calidad sagrada y así MARIANO GANCEDO obtendrían sus enseñanzas y vivencias el mismo calificativo. Una noción central dentro de este budismo es la capacidad de lograr la budeidad inherente a todos los seres. Ante lo cual surgen dos interrogantes: ¿cómo es esto posible? y ¿qué nos permite advertir que ello realmente sucede en un sujeto? Para responder a estas preguntas el practicante tiene a su alcance la vida de Nichiren quién, a diferencia del Buda histórico, procedía de una familia humilde. Este dato no es menor frente a tradiciones monásticas como la presente en el Japón de aquel siglo, en la que el ascenso en jerarquía y conocimientos dependía excepcionalmente del mérito del novicio. Nichiren es una de esas excepciones y eso lo atestigua su ascenso dentro de la orden Tendai así como la posibilidad que tuvo de transitar por distintos templos y escuelas para ampliar sus conocimientos, sin que ello provocara una ruptura con su propia escuela. Visto así, como un hombre esforzado y triunfante dentro del campo religioso de su tiempo, pareciera que Nichiren era otro ejemplo de un sacerdote brillante. Sin embargo, se relata que todo este camino tenía un sentido particular para él ya que, habiendo nacido en un momento turbulento, deseaba profundamente convertirse en el hombre más sabio del Japón con el objeto de encontrar la solución a los problemas de su patria y, de forma extensiva, a los de todos los seres humanos. Su itinerario por esos templos, así como su invocación frente a la estatua del Bodhisattva Kokuzo (11), estaban orientados a ese fin. En esto vemos dos aspectos que comprende luego su propuesta budista, es decir, el estudio como MITO Y RITUAL EN EL BUDISMO NICHIREN práctica constante a la par de la invocación. Luego de esta experiencia de formación Nichiren realizó su propia interpretación del budismo en general y del Sutra del Loto en particular. Como hombre de su tiempo y ajeno a los intereses concretos de los estamentos nobiliarios, le repugnaba la situación política de su país. Las guerras interminables, las hambrunas y las amenazas de conquista por parte de los mongoles con base en China, tenían presa del pánico y desmoralizados al pueblo japonés. Pero lo que se dice que era más preocupante para Nichiren era observar que había una multiplicidad de escuelas budistas, asentadas y desarrolladas a lo largo de cinco siglos, que resultaban estériles frente a los sucesos relatados. En otras palabras, había una filosofía y una práctica budista que refería a la paz y a la compasión así como masivas adhesiones a las distintas escuelas presentes en el Japón aunque, a pesar de ello, tal saturación no revestía un impacto concreto en la vida diaria. Lo que según Nichiren atestiguaba la multiplicidad de conflictos bélicos, políticos y religiosos de su época. Por ello creía que las enseñanzas budistas debían ser actualizadas y su aporte personal al respecto era brindar una correcta interpretación del Dharma (“Ley de Causa y Efecto”) para el “Ultimo Día de la Ley”. El “Sutra del Loto” es el texto del que parte y le atribuye a éste todos los elementos necesarios, en términos filosóficoespeculativos, para fundar esa interpretación. Dicho documento refiere alegóricamente a un supuesto concilio celebrado por el Buda miles de años antes de que surja el mundo tal como lo conocemos. En ese encuentro 41 éste personaje convocaba a los bodhisattvas correspondientes a la tierra para tomarles un juramento. Este consistía en que una vez llegado el momento aquellos reencarnarían para guiar a los seres sensibles hacia el nirvana. En esta narrativa se habla de que habría un tiempo en la historia humana en la cual seria central la figura de cierto bodhisattva –Juryo-, quién tomaría la posta del Buda y difundiría su mensaje a todos sin distinciones. Nichiren se identificó -y fue identificado- con dicho personaje por eso, al volver a su templo de origen, declaró su propia interpretación del “Sutra del Loto”, cambió su nombre por el de Nichiren (12) y, finalmente, invocó por primera vez el mantra que hoy en día continúan repitiendo sus seguidores (Nam Mioho Rengue Kyo). Con esto se observa la etiología de esta práctica central del Budismo Nichiren. La validez de su enseñanza responde -para sus seguidores- a la efectividad que ésta detenta en términos pragmáticos. Aun así, su origen, explicitado mediante un lenguaje mítico, es el que le concede su fundamento último y sacralizado. Cabe decir que si consideramos a tal relato de vida como un mito es preciso someterlo a un análisis más pormenorizado en relación con lo que éste comprende. Por ello, es válido otorgarle un carácter de mito historificado o de historia mitificada (Turner, 1988) ya que reinterpreta en términos de una narrativa mítica –los ciclos mencionados- una serie de sucesos históricos concretos. Esta noción brindada por Turner (1988) que enfoca los mitos de contacto en las sociedades indígenas, ha sido ampliada a la vida de Cristo, escrita en los Evangelios y 42 a las biografías de santos católicos, que fundan el uso de ensalmos para ejercer una terapia ritual en el presente (Idoyaga Molina, 2001; Idoyaga Molina y Sacristán Romero, 2008). Esta conceptualización ha permitido advertir cómo se forja la relación entre mito e historia, de modo tal que el primero se torna en conciencia histórica, política y social y, al mismo tiempo, guía de acción para las sociedades nativas y grupos religiosos. Por otra parte, al relatarse este antecedente mítico-histórico los adeptos hacen especial hincapié en las implicancias que preveía dicha figura respecto a las adhesiones a esta nueva lectura del “Sutra del Loto”. Las consecuencias serían incontables críticas y persecuciones y así fue en el caso de Nichiren ya que una vez expuesta su visión, en el marco de su propia escuela, fue expulsado de la misma. A partir de ese momento comienza a presentarse en distintos debates e incluso a desafiar a las distintas escuelas a que participen de estos. Esta parte del relato exhibe la necesidad de percibir y reflexionar acerca de vivencias representadas como obstáculos inherentes a esta conversión religiosa que, indefectiblemente, atravesaría todo seguidor de su filosofía; denotando esa identidad de experiencias la certeza de sus postulados. Como hemos visto, la asunción de esta nueva interpretación del “Sutra del Loto” por parte de Nichiren marca el comienzo de una serie de persecuciones y críticas dirigidas a él y a sus enseñanzas. Ello no es ajeno a los relatos actuales de los practicantes y en el campo surgieron comentarios en los que MARIANO GANCEDO se resignifican eventos vividos a partir de la inserción en esta vertiente religiosa. Así refería una mujer sus años como practicante: “Al principio es impresionante lo que produce invocar. El beneficio no deja de llegar; consigues trabajo, solucionas temas personales o familiares, lo que sea que te propongas. Aunque también hay pequeños obstáculos como la critica o la burla de los demás. Después, si uno sigue con la constancia de la práctica, empieza a pasar algo que parece muy loco que es que no dejan de pasar cosas que en otro momento uno las hubiera vivido como una tragedia. Es un poco lo que decía el Daishonin, empieza a reaccionar todo lo que podemos decir que es “negativo”, tanto desde el interior de la persona como de su medio. Como si todo el cambio que uno estuvo realizando es puesto a prueba. Es ahí que la practica no debe decaer sino afianzarse y aumentar, porque todo ese movimiento que nos afecta es en realidad la reacción de nuestras resistencias y las del medio a nuestro cambio interno” (Griselda, maquilladora profesional, integrante de Soka Gakkai) Esto también resulta apreciable en el relato de vida de Nichiren, sobre todo cuando observamos su accionar más allá de las disputas religiosas. Se destaca que esta figura también fue muy critica de las autoridades políticas de su tiempo, conducta que provocó los dos exilios por él sufridos (13). Sin embargo, estas condenas fueron superadas gracias al misterio y el prestigio que se condensaban en su figura, especialmente MITO Y RITUAL EN EL BUDISMO NICHIREN ante dos hechos que marcaron su proyección pública en tanto hombre de una calidad distinta al común de los mortales. En primer lugar se observa la serie de cartas que envía al emperador y sus funcionarios, en las que les advierte que era preciso retornar a las enseñanzas budistas y, específicamente, adoptar la interpretación por él desarrollada. De no asumirse ese desafío les informaba que se avecinaban grandes calamidades para el Japón. Luego de esto sucedieron dos eventos que al contrastarse con esas advertencias llevaron a reconocer en Nichiren el don de la profecía, es decir, un atributo de los arhat (14). Estos fueron una gran hambruna que sufrió el Japón y la primera tentativa de desembarco por parte del ejército de Kublai Khan (15). El segundo hecho se encuentra representado en un frustrado intento de ejecución en el cual las autoridades, habiendo capturado a Nichiren, deciden sumariamente condenarlo a muerte. En el relato de su vida se cuenta que él comienza a invocar y antes de que caiga la espada sobre su cabeza se presenta una gran luz en el cielo. Sus verdugos, atemorizados, deciden escapar dando lugar al suceso que según sus seguidores revela su condición de Buda del “Ultimo Día de la Ley”. Ya no seria entonces visto como un bodhisattva sino como el Buda mismo, lo cual nos informa que dicha condición trasciende la identidad concreta de un sujeto determinado, si bien se funda originariamente en ella. Este hecho precedió a su segundo exilio en la isla de Sado, en el cual sufrió las penurias 43 del clima y la escasez de recursos para vivir. A pesar de esto logró sobrevivir lo que es explicado por los practicantes en razón de su calidad sagrada así como por la caridad espontánea de los habitantes de esta isla que, impresionados por la personalidad de Nichiren, se convirtieron en sus seguidores. Es en este lugar donde comienzan a llegar sacerdotes de las distintas escuelas con el objeto de desafiarlo en nuevos debates. Se cuenta que refutadas las ideas de estos últimos muchos decidieron despojarse de sus hábitos simbolizando con ello su reconocimiento de lo predicado por Nichiren. Finalmente, se expidió un decreto gubernamental en el que se le otorgaba el perdón que lo liberaba de su exilio. Aun así, ello no significó un aplacamiento de las actitudes contestarías o del interés proselitista de esta figura y de sus seguidores, lanzando a su retorno una gran campaña de Shakubuku (16). Esto sucedió en el año 1274 el cual también es recordado porque se instala definitivamente y, hasta su muerte (1282), en las cercanías del Monte Minobu hacia donde peregrinaban muchos de sus seguidores laicos con el fin de recibir sus enseñanzas. Entre estas personas se destacan algunas que son mencionadas asiduamente por los practicantes laicos más experimentados así como en los diarios y revistas (17) difundidos por la Soka Gakkai. Estos fueron Shijo Kingo y Nanjo Tokimitsu, figuras paradigmáticas entre los practicantes laicos por su lealtad a Nichiren y a sus enseñanzas así como por sus sacrificios familiares, económicos y políticos para sostener a esta figura aun en sus exilios. 44 La expansión del Budismo Nichiren tuvo entonces un nuevo apogeo, en especial entre los campesinos, lo cual dio lugar a nuevas persecuciones por parte de los señores locales. Esta situación desembocó en la detención de veinte campesinos a quienes se presionó para que abandonaran su fe en el “Sutra del Loto” reinterpretado por Nichiren. Todos ellos se negaron a tal acto y sus líderes fueron decapitados. Este hecho es recordado como la “Persecución de Atsuhara” que motivó en Nichiren la inscripción del Dai Gohonzon (“Gran Objeto de Veneración”), que consiste de un pergamino donde transcribió el mantra en caracteres chinos y japoneses; así como de la enumeración de los diez estados existenciales (18), los nombres de distintos budas y bodhisattvas y los de otros seres mencionados originalmente en el “Sutra del Loto”. Dicho objeto corporifica las enseñanzas de Nichiren y la “Ley de Causa y Efecto”. Su papel es, como veremos luego, importante en la liturgia de este budismo y representa para sus seguidores el acto que justifica en última instancia todo lo vivido por Nichiren. Se afirma que esta es la verdadera obra de su vida la cual, a su vez, representa el canal mediante el que se estructura el ritual diario de la invocación. El interés de Nichiren era que con esta creación se fortaleciera la práctica de sus seguidores, aun frente a sucesos tan traumáticos como el relatado. Observamos así la etiología de otro elemento clave en la práctica ritual del Budismo Nichiren. Finalmente, redacta el “Documento para MARIANO GANCEDO perpetuar la Ley que Nichiren propagó durante toda su vida”, en el que designa como su sucesor a su discípulo más leal, Nikko Shonin. Con esto se reproduce esa propensión, comentada anteriormente, vigente en la tradición budista y en la cual todo maestro perdura gracias a la correcta transmisión de sus enseñanzas encarnadas en la figura del discípulo. Esta relación –maestro/ discípulo- expresa la legitimidad de este espacio religioso-monástico frente a otras escuelas o linajes budistas. Con estas dos grandes obras –la inscripción del Gohonzon y la designación de un sucesor- termina la vida de Nichiren, quien muere pacíficamente a la edad de sesenta y un años. Reproducción doméstica del Dai Gohonzon Hasta aquí hemos observado detalles del relato de vida de Nichiren tales como su pasado humilde, su destacado esfuerzo de formación escolástica, su ejemplo de práctica y los obstáculos que ésta despertaba en su entorno MITO Y RITUAL EN EL BUDISMO NICHIREN 45 y en el de sus seguidores. Todos estos aspectos, imbricados con la noción de esos ciclos y la mención de sucesos excepcionales, nos permiten advertir caracteres presentes en éste y los más disímiles mitos. Podemos decir entonces que en éste relato se reconoce tanto una cosmología referida a la reinterpretación de la historia humana así como una etiología que explica el surgimiento y justificación del mantra que expone Nichiren y su creación del Dai Gohonzon. Asimismo, se evidencian hitos narrativos en los cuales se destacan conductas arquetípicas que determinan la valoración de esta figura; primero como un bodhisattva y, en segundo lugar, en tanto un Buda. Cabe agregar que también se observa cierta ejemplaridad ínsita en las conductas y posiciones que tomó Nichiren a lo largo de su vida; marcando con ello un camino a seguir que contempla las acciones esperadas en todo practicante así como la consideración de obstáculos cotidianos reactivos a la adhesión a esta escuela. Los cuales indefectiblemente harán mella o fortalecerán el compromiso del practicante en relación con las proposiciones del Budismo Nichiren. certeza histórica en relación con la existencia de Nichiren, lo cual le otorga mayor autoridad a su persona en términos mitopoiéticos que no entran en contradicción con los propios de la tradición judeocristiana localmente institucionalizada. En ese sentido, la figura histórica de Jesucristo, así como los milagros que han salvado del cadalso a muchos santos de esta tradición, no son radicalmente distintos a los sucesos relatados Resulta llamativo, en un primer momento, que esta narrativa se vea apropiada por sujetos que en la gran mayoría de los casos prescinden de una herencia cultural afín a esta clase de estructura mítica y su simbología. A pesar de esto, la calificación de este relato en tanto mito historificado permite reconocer una construcción narrativa que trasunta verosimilitud para el practicante occidental que no es de origen oriental. Esto se debe a que inspira cierta evaluar si una enseñanza es compatible con la razón, y finalmente la “prueba documental”, que certifica si la producción doctrinal concuerda con los textos fundamentales de una determinada tradición cosmogónica. La invocación del mantra “Nam Mioho Rengue Kyo” intenta satisfacer la primera de estas pruebas con el objeto de que el practicante obtenga una comprobación fáctica del poder inscripto en la práctica y la filosofía de Nichiren, pero en relación con las propias desde la perspectiva de los practicantes locales. Lo cual no implica un sincretismo sino una predisposición de apertura cosmovisional que se verá consagrada o descartada en función de los resultados obtenidos y atribuidos a la constancia que le concede a la invocación el practicante. Sonido, gesto e imagen sacralizados Entre los integrantes de la Soka Gakkai se afirma que existen tres pruebas fundamentales para establecer la veracidad de cualquier religión. Estas serian la llamada “prueba real”, donde se advierte la efectividad de una práctica espiritual, la “prueba teórica”, que resulta de 46 vivencias y anhelos de quien invoca. A modo de ejemplo transcribimos la opinión de una entrevistada: I-¿Que significa cada palabra del mantra? A-“Nam” es una expresión de respeto, “Myo” es místico, “ho” es ley, “renghe” habla de causa y efecto y “kyo” se refiere a todos los sonidos del universo, también implica vida y muerte, o habla de la eternidad de la vida. I-¿Y hacer Daimoku es invocar Nam Mioho Renghe Kyo? A-Exactamente y, a través de esta invocación, uno que vendría a ser como un microcosmos, al emitirlo se fusiona con el Myoho Renghe Kyo del universo, con el macrocosmos. Mientras invocas manifiestas todos lo que contiene el universo. I-¿Lo bueno y lo malo? A-Lo bueno y lo malo, más que nada lo bueno, lo positivo. Lo que seria malo o negativo también se manifiesta pero para que lo puedas transformar, por eso el budismo habla de transformar veneno en medicina, ¿que significa esto?, bueno, por ejemplo, ante una enfermedad severa, ¿que hace uno? , se aferra a ese Nam Mioho Rengue Kyo, lo invoca con toda su fuerza, a la vez lo que hace esa invocación es que el organismo todo, la sangre, el ritmo cardiaco, todo, fluye de otra manera, moviliza. Por eso hay gente que quizás tiene una vida chata y ve que cuando comienza a invocar se asusta porque se dan cosas que estaban adormecidas. Nam Mioho Rengue Kyo lo que hace es remover eso viejo, algo que es necesario para lograr la revolución humana, necesario para la purificación de la propia MARIANO GANCEDO vida, de los seis sentidos, el oído, la vista, que el oído escuche mejor, nuestra vista vea mejor, etc., me refiero a los 5 sentidos mas un sexto que es la percepción. Es muy amplio, e incluso es verdad que uno quizás al principio no tiene fe en la práctica, solo se puede enganchar por el ritmo, la música, la pronunciación, lo que sea, pero con la práctica diaria uno cae en la cuenta de que algo provoca en la propia vida. Igual, es algo que precisa de que cada uno ponga lo suyo, su tiempo, su dedicación, etc., porque es una práctica que tiene que comprobarse desde la propia experiencia. Por esto se pone el ejemplo de una rica torta, yo te puedo contar que esta hecha de vainilla, manteca, harina, etc., te paso todos los ingredientes, pero hasta que vos no lo probas no sabes si es o no rica. Por esto la teoría es linda pero se comprueba con la propia vida. Después viene la parte conceptual, mejor dicho, es ahí cuando lo teórico cobra una nueva dimensión, después de esa experiencia personal. (Ana, gestora, integrante de Soka Gakkai) El primer contacto que se tiene con esta vertiente budista ocurre cuando algún practicante “pasa la Ley” a un lego. Tal acto comprende la comunicación de dicho mantra, generalmente escrito en un papel, junto con la descripción de las disposiciones corporales y rítmicas que deben realizarse en consonancia con la invocación. La circunstancia que da lugar a esta transmisión responde a la explicitación de cierto malestar en el marco de una conversación informal. Ante esto, se suscita en el practicante el deber de comunicar esta praxis sacralizada MITO Y RITUAL EN EL BUDISMO NICHIREN 47 a modo de consejo. Esto no comprende una explicación demasiado detallada acerca de la mecánica inscripta en la práctica, ni tampoco una pormenorizada narración de la dimensión mítica antes mencionada. Sólo se apela a que el lego, inicialmente, realice la invocación en su ámbito doméstico aunque orientada a la consecución de algún beneficio que éste pueda valorar en el corto plazo y en función de sus propias vivencias. Por esto, las primeras motivaciones que fundamentan la práctica del iniciado refieren a cuestiones mundanas tales como mejorar su situación laboral, superar alguna enfermedad o una crisis emocional y familiar. Metas concretas que le permitan al lego identificar la efectividad de la invocación de forma utilitarista. Es esta instancia de ponderación del acto y sus consecuencias la que reviste ese carácter de “prueba real” sin la cual, aun comulgando intelectualmente con las proposiciones de éste budismo, resultaría estéril en tanto práctica espiritual. Los resultados pueden ser ambiguos en vista de lo comentado por varios practicantes ya que algunos de ellos sostienen una efectividad acostumbradas en este último a lo largo de su historia de vida previa a su adhesión budista. Para estos inexpertos en la práctica el consejo es que realicen la invocación del mantra por un tiempo corto, hasta que se sientan cómodos haciéndolo, o más extenso en función del compromiso con su propio deseo. Se les dice que deben reproducir esta acción con ciertas disposiciones corporales tales como casi inmediata, otros destacan que tal resultado se advierte con el tiempo -al tener lugar una invocación diaria y continua-, mientras que ciertos sujetos marcaban que la prueba era palpable en vista del reconocimiento que hacían sus allegados con respecto a cambios de conducta percibidos en el practicante. Por ejemplo, al demostrar mayor aplomo frente a problemáticas diarias o al exhibir modos de expresarse y de actuar que contrastan con formas de proceder prenden en el momento de la invocación, alguna ofrenda alimentaria -desde frutas hasta alimentos empacados como galletas-, floreros con plantas cuyos colores simbolizan la eternidad de la vida y algún recipiente con agua con el cual se expresa la noción de pureza. Asimismo, se dispone junto a estos elementos el libro con la liturgia que siguen los integrantes de la Soka Gakkai y una campana semiesférica llamada kane que se golpea con un pequeño madero. estar sentados en una silla o en el piso sobre sus talones. La posición corporal les exige a los practicantes mantener sus espaldas rectas y unidas las palmas de sus manos a modo de plegaria, aunque también como símbolo de respeto a la misma acción que se realiza. En vista de carecer del Gohonzon, se les aconseja a estos principiantes que invoquen frente a una pared en la que eventualmente podrían ubicar el objeto de veneración si deciden recibirlo. En el caso de los practicantes más experimentados, que ya han recibido el Gohonzon, se advierte la realización de esta acción sacralizada frente a un altar donde es entronizado dicho objeto. Entre los honores que se le brindan a esta imagen encontramos velas y sahumerios que se 48 MARIANO GANCEDO Todos estos accesorios se posicionan en una mesa -o mueble- cuya función exclusiva es contener a los mismos, siendo un espacio que no puede ser profanado con otras utilidades. Dicho mobiliario se encuentran debajo del butsudan, que es un armario de escasas dimensiones, aunque las suficientes como para contener en su interior el pergamino que reproduce el Gohonzon inscripto por Nichiren. Este armario posee puertas que solo se abren en el momento de invocar y realizar la liturgia (gonyo). En el hogar de los practicantes se puede reconocer el protagonismo doméstico que tiene el espacio consagrado a este altar. A continuación ofrecemos una imagen de muestra: Disposición ante el Butsudan Poseer el Gohonzon representa un compromiso con la filosofía de Nichiren tanto como un medio para facilitar la invocación. Sin embargo, los practicantes más experimentados sostienen que ello no implica algo sustancialmente determinante en el momento de invocar dado que lo central radica en la expresión del mantra en voz alta y de la decisión personal con que ello se hace. Asimismo, destacan como una disposición más efectiva -que la posesión de éste objeto de veneración- a la continuidad en la práctica y, en todo caso, a la participación en las invocaciones grupales que una vez por semana tiene lugar en cada vecindario donde se encuentra algún practicante más experimentado, quién abre las puertas de su casa con ese fin. Esto ocurre cuando el novel practicante, luego de obtener una “prueba real”, decide acercarse a la sede de la Soka Gakkai, donde le toman sus datos con el fin de recomendarle uno de estos ámbitos cercano a su domicilio. Una entrevistada -Ana- con más de 30 años de práctica, anteriormente catequista católica, refería al respecto: Investigador- ¿Se precisa del Gohonzon si o si para hacer daimoku? ¿Es parte del ritual? Ana-No, lo que si, lo que hace el Gohonzon, es más conexión, mas fusión. Mi casa puede estar hecha un desbole (desorganizada), de todo, de orden, de ánimos, lo que sea, pero la parte del altar siempre va a haber alguien que se encargue, en este caso yo, de que este impecable, ¿en que sentido?, que siempre haya una ofrenda. I-¿Es el eje de tu casa el altar? A-Sin dudas, totalmente, porque es mi vida, o sea, vos recién dijiste una palabra –ritual- que generalmente no se usa porque tiene cierta carga. I-¿Vos no lo sentís como un ritual? A-No, lo tomo como una ceremonia, la ceremonia de entronizar el Gohonzon en mi MITO Y RITUAL EN EL BUDISMO NICHIREN casa, la ceremonia de que siempre este limpio, la ceremonia de hacer daimoku, la ceremonia de la liturgia, de hacer gongyo. Todo eso es una ceremonia, ¿para qué? Es una ceremonia hacia mi propia vida, que es en definitiva la vida del universo, como te dije, esto es un microcosmos. Estos espacios de carácter más intimista (han) son de suma importancia en la enculturación con respecto a esta doctrina ya que allí se puede aprehender el modo correcto de invocar (hacer daimoku) y de hacer la liturgia (gonyo). Ésta última se realiza dos veces en el día, una por la mañana y otra al anochecer. Se encuentra precedida por la invocación (daimoku) orientada hacia algún objetivo y luego se recita una oración silenciosa con la que se honra a las “funciones de la vida y del ambiente” (shoten zenjin); comprendiendo esta definición a todas las expresiones de vida existentes, tanto naturales como supra-naturales. Al terminar esta oración se procede a recitar en voz alta dos fragmentos del “Sutra del Loto”, es decir, una parte del capítulo segundo Hoben (“Medios Hábiles”) y otro del capitulo dieciséis llamado Juryo (“Duración de la Vida”). Esta recitación es rítmica y durante la práctica grupal se tiene la impresión de estar inmerso en un murmullo susceptible de estimular un estado que podríamos calificar como “estado alterado de conciencia” (19) (James, 1902). Al finalizar esta parte de la liturgia se procede con el resto de las oraciones silenciosas (tres más): la primera es un agradecimiento a lo hecho por Nichiren y sus discípulos en pos de 49 la expansión de este budismo, la segunda trata de honrar a la Soka Gakkai y sus presidentes por el esfuerzo dedicado al kosen rufu (la paz mundial) y la última, de carácter heterogéneo, implica una instancia de pedido en relación con los propios deseos, una salutación a los difuntos y la contribución personal y mística del practicante respecto a la paz mundial y la felicidad de todos los seres humanos. Cada una de estas oraciones se ve precedida y sucedida por tres invocaciones de Nam Mioho Rengue Kyo, si bien vale aclarar que aquella oración destinada a las funciones de la vida y del ambiente solo se hace presente en la liturgia vespertina, a modo de protección antes de salir del hogar. Al finalizar la liturgia, en el caso de estar en la práctica grupal, se abre una instancia de socialización en la cual los participantes comparten sus experiencias personales y cómo éstas han sido beneficiadas por su invocación. Las bondades que le atribuyen los practicantes a esta rutina sacralizada son cambiantes en cuanto a los logros que éstos le asignan al daimoku y el gonyo, si bien el practicante experto concibe que ello ocurre en razón de una mecánica específica consistente en la armonización del microcosmos -contenido en la propia persona- con el macrocosmos que comprende la totalidad de lo existente. Dicha totalidad es abordada por estos budistas como una realidad donde, tanto lo visible como lo invisible, se encuentra regido por una ley universal de causa y efecto que explica el nacimiento, desarrollo, muerte y el nuevo nacimiento de los entes que pueblan 50 éste y otros mundos. En el caso del sujeto invocante, el daimoku, y su complementario -el gonyo-, apuntan a coordinar estos cosmos interdependientes. El objetivo es permear de esa normativa universal la propia existencia del practicante, logrando con ello aplacar la alternancia interna de los llamados tres mil aspectos (20) (ichinen sanzen), para promover así la paulatina hegemonía de uno de ellos en particular, es decir, la budeidad. Calidad definida por una entrevistada en los siguientes términos: I-Cuando se habla de la budeidad, ¿a que se refiere este término? A-Se refiere a sacar lo mejor de uno, el mejor estado de vida, si bien son chispazos de budeidad y no un estado constante, eso es ichinen sanzen. Cuando uno invoca tiene esos chispazos. Se alcanza en esos momentos la sabiduría para afrontar los obstáculos. Los sentidos se abren, uno se torna más perceptivo. La invocación hace que fluya la energía, la fuerza vital, así lo tétrico puede dejar de serlo, parece todo más liviano, uno asume otra postura que apunta a resolver ese obstáculo, fluye un optimismo, uno verdadero no uno ingenuo, es, como dice el budismo, una felicidad absoluta no momentánea. Uno toma un problema al invocar, con tal decisión, que eso va a transformarse. (Ana, gestora, integrante de la Soka Gakkai) Algo llamativo de estas reuniones es que quien dirige la invocación grupal no es necesariamente el anfitrión o el practicante con más experiencia. Este rol se encuentra abierto a MARIANO GANCEDO quienes quieran o sean invitados a cumplir esa función de forma circunstancial. Ello muestra que la ausencia de especialistas religiosos no ha decantado en la replicación de una formal y novedosa jerarquía laica con funciones específicas en el contexto ritual; conformando así un espacio de práctica en el cual todos los participantes son potencialmente aptos para revestir la calidad de conductores de dicha acción. Con esto se ratifica en el plano exotérico la noción de budeidad inherente a todos los seres humanos. Hasta aquí hemos visto la presencia de una acción recurrente, recursiva y simbólica cuyo fundamento es el marco de creencias que encarna el Budismo Nichiren. Es decir, advertimos elementos que permiten atribuirle el calificativo de ritual a una acción que, si bien no es categorizada de ese modo por los practicantes, no deja de ser percibida en esos términos por la disciplina antropológica. También observamos la disposición de una instancia liminal consagrada a través del ritual, pero que se encuentra precedida y sucedida por etapas pre y pos liminares en las que los practicantes recobran su representatividad dentro del grupo practicante si bien ella no resulta palpable en el mismo momento de la invocación. Como dijimos, la carencia de conductores rituales o de especialistas religiosos, enfatiza esa noción de communitas (Turner, 1969) en la cual se explicita una ruptura en relación a estructuras que, sin dudas, se reconocen en una institución tal como es la Soka Gakkai. Sin embargo, la alternancia de conductores durante el ritual MITO Y RITUAL EN EL BUDISMO NICHIREN 51 exhibe que ese rol es superfluo en el marco de la práctica ya que todos los participantes son representados como potenciales budas así como iguales frente a la acción de los que estos llaman “la Ley”. Lo central de esta instancia es que la misma acción ritual proyecta una identidad entre esa fuerza totalitaria y la expresión de esta entidad abstracta que tiene lugar en el mismo cuerpo del invocante. Esta invocación se encontraría implicando una operatoria de lo sagrado encarnado en el poder contenido por el dharma, al cual podrimos concebir como una kratofanía (Elíade, 1980). Al respecto afirmaba la misma entrevistada: practicantes y aquellos más experimentados. Esta refiere al hincapié que hacen los segundos respecto a la noción de “fe” como elemento determinante de la efectividad última de la invocación. Con este concepto se explicita ese compromiso personal que deposita el practicante al hacer daimoku, denotando ello que es éste sujeto quien dispone la emergencia de ese “algo más” o ese plus de significado que es definido I-En el momento que invocas, ¿sentís que convocas algún poder? A-Claro, obvio, a esa energía vital que sale de lo profundo de mi ser, pero el tema es que la ceremonia lo que hace es que esa energía la saque yo en lugar de ser, no se, como una hoja que la lleva de acá para allá el viento. Es encontrar una determinación, cuando invoco yo quiero ser fuerte como un roble o un algarrobo, como le decimos a las reuniones, yo quiero ser I- Después de haber practicado tanto tiempo, ¿que lugar tiene la fe en todo esto? A-Ahora, en mi propia vida y experiencia, todo gira en torno a la fe I-¿Y como definirías a la fe? A-Una situación donde no hay lugar para los lamentos, que se descubre ante la concreción de lo que se invoca, y si eso no sucede es porque falta más práctica, más determinación en la invocación. Y ojo, a veces sucede que la como ese árbol frondoso con raíces profundas, ese tipo de ser humano quiero ser yo. Y no que se me pase la vida sin haber comprendido el porqué de muchos sufrimientos, tanto en mi vida como en la de los demás. Los sufrimientos justamente son el resultado de no profundizar, de dejarse llevar por la ignorancia, la estupidez, la oscuridad. Para finalizar cabe agregar que se evidencia una distinción entre los nóveles no ocurrencia de lo invocado también me esta diciendo algo, como por ejemplo que no es tal o cual tema un aspecto central de mi vida. La misma invocación también te lleva a descubrir como afrontar un problema que parece sin solución. I-Con todos estos años de práctica habrás visto gente que provenía de distintas formaciones religiosas o experiencias espirituales. ¿Notas ciertas diferencias? como la tónica de lo numinoso (Otto, 1998). Es decir, la presencia de un poder que excede y comprende tanto lo racional como lo irracional inscripto en la praxis religiosa. Tal afirmación es reconocida por la practicante entrevistada: 52 A-Si, más que nada en relación a quienes previamente eran practicantes de otra religión y aquellos que se acercaron por curiosidad con algo más exótico. Noto que a estos últimos les cuesta más al principio la práctica, son más de entrar por el lado teórico, más racional, pero quien tuvo una experiencia religiosa previa sabe que no todo es razón, es muy difícil de explicar sin experimentar. Uno tiene que comprender, a ver, uno entiende con la cabeza pero comprende con la propia vida. Ahí esta la diferencia con otra religión. Conclusiones El objeto de este artículo ha sido describir y analizar dos aspectos que son centrales en todo fenómeno religioso –el mito y el ritual- y que aquí han sido trabajados en relación con el Budismo Nichiren. En efecto, hemos analizado el relato de vida de Nichiren de modo tal que se ha hecho evidente la configuración de éste en términos mitopoeiéticos. Así podemos interpretar elementos comprendidos por esta narrativa tales como conductas arquetípicas y ejemplares, explicaciones etiológicas y cosmológicas -que no siempre se presentan simultáneamente en todo mito- y, asimismo, su representación como fuente de sentido veraz y actual. Al respecto de esta última afirmación cabe decir que ello responde a dos cuestiones. En primer lugar, al reconocimiento de este relato en tanto mito historificado o historia mitificada, es decir, sucesos históricos que, reinterpretados en el MARIANO GANCEDO marco mítico precedente, replican los elementos antes mencionados. Determinando así la fusión de mito e historia que fundamenta la emergencia de nuevas formas de conciencia social o existencial en tanto guía de acción para los sujetos. En especial si estos últimos se encuentran en una situación que requiere abordar una nueva realidad vivida frente a la cual sus herencias culturales no conllevan una explicación acabada de la misma. En segundo lugar, se destaca el papel del ritual –tanto el daimoku como el gonyo- como aspecto que actualiza lo recabado en ese mito. Ello sucede en vista de que aquel es su fundamento teórico mientras que el ritual es su fundamento pragmático. En ese sentido, la descripción del aspecto ritual exhibe los valores y nociones que entran en juego dentro de esta cosmovisión y cómo estas son puestas a prueba en el día a día del practicante. De este modo, observamos la retroalimentación existente, si bien paulatina en el itinerario de cada practicante, entre la dimensión mítica y ritual. Y ello no ocurre solamente en religiones localmente institucionalizadas sino también en aquellas que implican una experiencia de conversión y, más aún, en aquellas que tiene lugar en el marco de religiosidades catalogadas como alternativas. La dinámica existente entre ambos aspectos –mito y ritual- es interesante como foco de análisis dado que permite observar el emplazamiento de nuevas religiosidades desde una perspectiva que toma en cuenta, tanto aspectos generalizables a todo fenómeno religioso, como la experiencia vivida por sus adeptos. De esta manera, es posible apreciar 53 MITO Y RITUAL EN EL BUDISMO NICHIREN cómo ciertos conceptos elaborados por cientistas sociales tienen un asidero en instancias vividas y explicitadas -o explicitables- por los mismos sujetos estudiados. integrada por jinetes nómades de las estepas centrales del Asia. Gobernó la parte norte del subcontinente indio. 8 Notas 1 Por ejemplo el Dr. Suzuki y Taisen Deshimaru, entre otros. 2 El “Sutra del Loto” . 3 El Gohonzon u “Objeto de Veneración” 4 a) Toda existencia es sufrimiento, b) el origen del sufrimiento es el deseo, c) el sufrimiento puede extinguirse al extinguir su causa, d) para eso se requiere seguir el “Noble Óctuple Camino”. 5 Esto es: Sabiduría mediante 1) visión o comprensión correcta y 2) pensamiento determinación correcta. Conducta ética a partir de un 3) hablar correcto, 4) actuar correcto y 5) medio de vida correcto. Finalmente el Entrenamiento de la mente gracias a un 6) esfuerzo correcto, 7) consciencia del momento correcta y 8) meditación correcta. 6 304-232 a.C. Reinó sobre la mayor parte del subcontinente indio. 7 Siglo II d.C. Rey de la dinastía Kushan, El Imperio Gupta fue uno de los mayores imperios políticos y militares en la historia de la India. Existió entre el 240 y el 550 d. C. y ocupó la mayor parte de la India del norte así como Pakistán oriental (Bangladesh). 9 1542-1605.Yalaluddin Muhammad Akbar, también conocido como Akbar el Grande, fue un gobernante del Imperio Mogol desde 1556 hasta 1605. 10 Es la escuela más antigua del budismo, relativamente conservadora, y la más cercana al budismo temprano. Podría definirse como una ortodoxia de tal expresión. 11 En Japón se dirigen oraciones a esta figura que simboliza la sabiduría, la capacidad de memoria y las habilidades artísticas. También se perpetra su figura con el fin de superar obstáculos. 12 Su nombre originalmente era Zennichimaro, más tarde Zeshō-bō Renchō y finalmente Nichiren. Generalmente es conocido como Nichiren Daishōnin. El nombre surge de la contracción de dos términos; nichi, que es sol, y ren que es la contracción, a su vez, de la expresión 54 13 MARIANO GANCEDO renghe que refiere a la flor de loto. Monte Izu e isla de Sado, respectivamente. 14 En la tradición budista esta expresión califica a quienes han logrado un entendimiento acabado acerca de la verdadera naturaleza de la existencia contenida en la “Ley de Causa y Efecto”. Lo cual implica haber alcanzado el nirvana y por esto no volver a nacer. El budismo considera que el convertirse en arhat es la meta del progreso espiritual, condición que comprende la adquisición de ciertos poderes sagrados. 15 1215-1294. Fue el quinto y último tiempo. Estos son: 1) Infierno (caracterizado con la noción defuria), 2) Hambre (en tanto codicia), 3)Animalidad (impulsos instintivos sin control), 4) Ira ,5) Humanidad (como control de esos impulsos instintivos mediante la razón), 6) Éxtasis (es el estado de alegría por la concreción de algún deseo), 7) Aprendizaje (toda actividad orientada a reformar la propia vida mediante lo aprehendido de los antecesores en la práctica), 8) Comprensión Intuitiva (similar al aprendizaje aunque se diferencia de este en tanto comprende esa reforma individual a partir de la observación directa que hace el practicante de los fenómenos que lo rodean), 9) Bodhisattva (estado signado por la misericordia y el interés de salvar a otros del sufrimiento) y 10) Budeidad (implica advertir la realidad última de la existencia, es un estado permanente de dicha absoluta). Gran Khan (1260-1294) del Imperio Mongol y primer emperador chino de la Dinastía Yuan (1271-1294).Era nieto de Genghis Khan. 16 17 18 Esta expresión refiere a la actividad proselitista de estos budistas. Implica la comunicación del mantra así como de las disposiciones rituales afines. 19 Refiere a estados de vigilia que pueden o no ser inducidos mediante recursos alucinógenos, el sueño o de experiencias rituales, entre otros. Con este estado se dispone de una nueva percepción del mundo circundante. 20 Para los seguidores de la filosofía de Nichiren, los Diez Estados están sometidos a una posesión mutua, es decir, a una alternancia, incluso solo en ínfimos Argentina Seikyo (publicación en formato de diario bimestral) y BAE -Budismo en Acción- (en formato de revista anual). Los Diez Estados hacen referencia a diez condiciones que se manifiestan en una entidad de vida en el curso del MITO Y RITUAL EN EL BUDISMO NICHIREN instantes. A su vez implica la noción de los diez factores de la vida (apariencia, naturaleza, entidad, poder, influencia, causa interna, relación, efecto latente, efecto manifiesto y coherencia del principio al fin) y los tres estados de la existencia (plano de los cinco componentes –es decir la personalidad-, el plano de los seres vivos y el plano del medioambiente). El múltiplo de estas unidades (10x10x10x3) da como resultado la cifra de tres mil que hace referencia a los aspectos y fases cambiantes que asume la existencia. Bibliografía Aziz, B. 1976 Reincarnation reconsidered or the Reincarnate Lama as Shaman. En: Spirit possession in the Nepal Himalayas. J. Hitchcock & R. Jones (editors). Nueva Delhi: Vikas Publishing House. Bórmida, M. 1969/70 Mito y Cultura. RUNA, XII. Carozzi, M.J. 2001 Nueva Era y Terapias Alternativas. Construyendo significados en el discurso y la interacción. Buenos Aires: Ediciones de la Universidad Católica Argentina. 55 Cazeneuve, J. 1978 Sociología del rito. 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El objetivo es definir la interacción dinámica que existe entre ambos, identificando así el carácter de mito historificado que fundamenta la operatoria de lo sagrado que es central en esta cosmovisión. Asimismo, se analiza dicha acción sagrada de modo tal que se advierte cómo ella cobra sentido para los practicantes. De este modo, el mito que fundamenta esta práctica es recurrido con posterioridad para ampliar esa adhesión emocional pero en términos teóricos e históricos.