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INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL ESCUELA SUPERIOR DE MEDICINA SECCION DE ESTUDIOS DE POSGRADO E INVESTIGACION “Prevalencia de puentes miocárdicos y su relación con aterosclerosis coronaria en población mexicana. Estudio anatómico e histológico”. TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO ACADÉMICO DE MAESTRO EN CIENCIAS DE LA SALUD PRESENTA: ADELINA ROJAS GRANADOS DIRECTOR DE TESIS DRA. ADRIANA BECERRIL MONTES DR. S. MANUEL ARTEAGA MARTÍNEZ MÉXICO, D. F. NOVIEMBRE 2009 2 3 4 INDICE Pag. ÍNDICE DE FIGURAS ………………………………………………………………...... 6 ÍNDICE DE TABLAS ………………………………………………………………….... 7 1. RESUMEN …………………………………………………………………………. 8 2. INTRODUCCIÓN ………………………………………………………………….. 11 Anatomía normal del corazón ……………………………………………. 11 2.1.1. Estructura del corazón ………………………………………... 11 2.1.2. Situación espacial y relaciones del corazón ………………... 12 2.1.3. Segmento atrial. Unión visceroatrial ………………………… 14 2.1.4. Unión atrioventricular …………………………………………. 16 2.1.5. Segmento ventricular …………………………………………. 20 2.1.6. Unión ventrículo-arterial. Segmento arterial ……………….. 25 2.1. Anatomía normal de las arterias coronarias ……………………………. 28 2.2.1. Arterias coronarias principales ………………………………. 28 2.2.2. Arteria coronaria derecha …………………………………….. 30 2.2.3. Arteria coronaria izquierda …………………………………… 35 2.2.4. Dominancia coronaria ………………………………………… 38 2.2.5. Anastomosis entre las arterias coronarias ………………….. 39 2.3. Aterosclerosis ……………………………………………………………… 40 2.4. Estado actual ………………………………………………………………. 41 2.5. Justificación del estudio …………………………………………………... 48 2.6 Preguntas de investigación ………………………………………………. 49 OBJETIVOS ……………………………………………………………………….. 50 3.1. Objetivo general …………………………………………………………… 50 3.2. Objetivo particular …………………………………………………………. 50 MATERIAL Y MÉTODOS ………………………………………………………... 51 2.2. 3. 4. 5 Material ……………………………………………………………………... 51 4.1.1. Biológico ………………………………………………………... 51 4.1.2. No biológico ……………………………………………………. 51 Método ……………………………………………………………………… 53 4.2.1. Tipo de estudio ………………………………………………… 53 4.2.2. Obtención del corazón ………………………………………... 53 4.2.3. Preparación del formol amortiguado ………………………… 53 4.2.4. Preparación del rojo oleoso ………………………………….. 54 4.2.5. Preparación del glicerol ………………………………………. 54 4.2.6. Disección de las arterias coronarias ………………………… 54 4.2.7. Registro fotográfico de las arterias coronarias …………….. 55 4.2.8. Estudio cuantitativo de las arterias coronarias …………….. 55 4.2.9. Estudio histológico de las arterias coronarias ……………… 56 4.2.10. Estudio estadístico …………………………………………….. 56 RESULTADOS ……………………………………………………………………. 57 5.1. Distribución por edad y sexo ……………………………………………... 57 5.2. Puentes miocárdicos ……………………………………………………… 57 5.3. Estudio histológico de las arterias coronarias ………………………….. 64 5.4. Estudio estadístico ………………………………………………………… 68 6. ANÁLISIS ………………………………………………………………………….. 69 7. CONCLUSIONES …………………………………………………………………. 78 8. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ……………………………………………. 79 4.1. 4.2. 5. 6 ÍNDICE DE FIGURAS Pag. Fig. 1 Corazón humano previo a la disección de las arterias coronarias …… 29 Fig. 2 Corazones humanos disecados ………………………………………….. 30 Fig. 3 Patrón de dominancia coronaria derecha ………………………………. 31 Fig. 4 Patrón de Dominancia coronaria derecha ..……………………………... 32 Fig. 5 Patrón de Dominancia coronaria izquierda ……………………………… 33 Fig. 6 Patrón de Dominancia coronaria izquierda ……………………………… 36 Fig. 7 Método de medición del ángulo de intersección de la fibra miocárdica con respecto al eje longitudinal de la arteria coronaria derecha ……… 56 Fig. 8 Corazón humano que muestra dos puentes miocárdicos ……………... 59 Fig. 9 Corazón humano con más de cuatro puentes miocárdicos …………… 60 Fig. 10 Corazón humano con tres puentes miocárdicos ……………………….. 61 Fig. 11 Corazón humano con un puente miocárdico ……………………………. 62 Fig. 12 Corte histológico de arteria interventricular anterior correspondiente al segmento prepontino ………………………………………………………. 65 Fig. 13 Corte histológico de arteria interventricular anterior correspondiente al segmento pontino ………………………………………………………….. 66 Fig. 14 Corte histológico de arteria interventricular anterior correspondiente al segmento pospontino ……………………………………………………… 66 Fig. 15 Corte histológico de la coronaria derecha no relacionada al puente miocárdico …………………………………………………………………... 67 Fig. 16 Corte histológico de la coronaria derecha no relacionada al puente miocárdico …………………………………………………………………... 68 7 ÍNDICE DE TABLAS Pag. Tabla 1 Incidencias reportadas por distintos autores ………………………….. 69 Tabla 2 Comparación entre número de puentes y longitud …………………… 73 Tabla 3 Comparación de porcentajes de puentes miocárdicos por distintos autores …………………………………………………………………….. 74 8 1. RESUMEN Las arterias coronarias son las primeras ramas de la aorta y su llenado es principalmente diastólico; son ramas arteriales encargadas de irrigar el miocardio, de distribución epicárdica, sin embargo pueden encontrarse inmersas dentro de tejido miocárdico. Los puentes miocárdicos son bandas de tejido muscular cardiaco que cubren a la arteria coronaria durante un segmento de su curso, reapareciendo sobre la superficie. A lo largo de más de dos siglos han sido de interés debido a sus implicaciones clínicas, pueden causar arritmias, bloqueos atrioventriculares, fibrosis, isquemia, infarto al miocardio y muerte súbita, aunque pueden cursas asintomáticos. Los puentes miocárdicos han sido asociados a presencia de aterosclerosis y propuestos como un factor para el desarrollo de la misma en el segmento prepontino y, en menor proporción en el pospontino, y factor protector de aterosclerosis bajo el puente. Este tema sigue siendo motivo de controversia, por lo que me pareció de interés estudiar la frecuencia de puentes miocárdicos en población no cardiópata y la presencia o no de lesiones ateroscleróticas en las arterias coronarias afectadas por puentes miocárdicos. La investigación fue realizada en 100 corazones de adultos de ambos sexos (80 masculinos, 14 femeninos y 6 desconocidos) de entre 14 y 93 años de edad, obtenidos por necropsia de sujetos muertos por hechos violentos. Los corazones fueron preservados en formol amortiguado. Por disección en cada uno de ellos se analizaron veinticuatro arterias del árbol coronario. Se encontró que la presencia de puentes miocárdicos para la población estudiada fue de 96% de los casos. Su localización más frecuente fue en la arteria interventricular anterior, seguida de la arteria del nodo sinoatrial izquierda, las arterias ventriculares anteriores y la arteria marginal derecha. Se encontraron corazones con puente miocárdico aislado (único) y corazones con hasta 12 arterias que presentaron por lo menos un puente. Con el objeto de buscar lesiones ateroscleróticas incipientes se tomó una muestra de 10 corazones sin lesiones aparentes de esta patología y se realizó análisis microscópico con métodos histoquímico e histológico. Ocho corazones no tuvieron lesiones ateroscleróticas, uno presentó fibroateroma temprano y otro sólo mostró lesiones ateroscleróticas en la arteria coronaria usada como control. 9 Se concluye que en la población estudiada los puentes miocárdicos son comúnmente observados y son más frecuentes sobre la arteria interventricular anterior, y que pueden presentarse en más de una arteria por corazón. Además los puentes miocárdicos no son determinantes para la formación de placas ateroscleróticas. SUMMARY Coronary arteries are the first branches of the aorta, and filling of coronaries is in diastolic phase of the contraction; the braches of coronaries arteries are responsible for supply the myocardium; have an epicardial distribution and may be embedded within myocardial tissue. Myocardial bridges are bands of heart muscle tissue that cover the coronary artery during a segment of its course, and reappearing on the surface after bridge. In the last two centuries the myocardial bridges have been of interest because of their clinical implications, they can cause arrhythmias, atrioventricular blockages, fibrosis, ischemia, myocardial infarction and sudden death, although they may be asymptomatic patients. Myocardial bridges have been associated with presence of atherosclerosis and proposed as a factor in the development of atherosclerosis in proximal segment to bridge and lower incidence in distal segment, and protective factor for atherosclerosis under the bridge. The issue remains controversial, so I find it interesting to study the frequency of myocardial bridges in normal population and the presence or absence of atherosclerotic lesions in coronary arteries affected by myocardial bridges. The study was made in 100 adult hearts of both sexes (80 male, 14 female and 6 unknown), between 14 and 93 years of age, obtained by autopsy of subjects with violent deaths. The hearts were preserved in buffered formalin. By dissection, in each heart were analyzed twenty-four coronary arteries of the coronary system. The study showed the presence of myocardial bridges in 96% of hearts. The most common location was the anterior interventricular artery, followed by the sinoatrial node artery, the left ventricular artery, and the right marginal artery. We observed hearts with solitary myocardial bridges (one) and hearts with up to 12 arteries that showed at least one bridge each one. In order to identify atherosclerotic lesions were sampled from 10 hearts without apparent lesions of this disease, and microscopic analysis was 10 performed hystochemical and hystologic methods. Eight hearts showed no atherosclerotic lesions, one heart presented early fibroatherome, and other heart presented only atherosclerotic lesions in control coronary artery. I concluded that in the population studied, the myocardial bridges are commonly observed and are more frequent on the anterior interventricular artery, and can occur in more than one coronary artery. In addition, myocardial bridges are not decisive for the formation of atherosclerotic plaques. 11 2. INTRODUCCIÓN 2.1. ANATOMÍA NORMAL DEL CORAZÓN (Anderson y Becker 1980; Anderson et al 2004) 2.1.1. ESTRUCTURA DEL CORAZÓN El corazón, órgano central del aparato circulatorio, es un músculo hueco que actúa como una bomba aspirante e impelente de la sangre. Su pared consta de tres capas principales: una interna, en contacto directo con la sangre, el endocardio; una externa o capa visceral del pericardio, el epicardio; y una intermedia, que es la capa contráctil, el miocardio. ENDOCARDIO: El endocardio reviste las cavidades atriales y ventriculares, así como todas las estructuras que se proyectan en el interior del corazón (valvas, cuerdas tendíneas y músculos papilares. EPICARDIO: Es la capa más externa del corazón. Está formado por tejido conjuntivo fibroblástico recubierto por una única capa de células mesoteliales. Superficialmente, contiene capilares sanguíneos, linfáticos y abundante inervación. En su profundidad, los vasos sanguíneos son de mayor calibre y hay una mayor cantidad de células adiposas, sobre todo en el tejido conjuntivo que rodea a los vasos coronarios. El tejido conjuntivo de la capa profunda se continúa con el tejido intersticial del miocardio. MIOCARDIO: Es la capa más gruesa del corazón, situada por debajo del epicardio y constituida por tres elementos fundamentales; esqueleto fibroso, fibras musculares cardiacas y tejido conjuntivo que une entre sí a los elementos contráctiles. Esqueleto fibroso. El esqueleto fibroso sirve de apoyo a numerosas fibras musculares, aunque quizá su función principal sea sostener las válvulas atrioventriculares y unirlas a la masa ventricular. Está formado por los anillos fibrosos que rodean los orificios atrioventriculares y arteriales, y por los dos trígonos fibrosos: derecho e izquierdo. El trígono fibroso derecho puede considerarse como el centro del esqueleto fibroso, por lo que también recibe el nombre de cuerpo fibroso central; está situado entre los dos anillos atrioventriculares y el anillo aórtico, y es atravesado 12 por el haz de His en su trayecto hacia el septum interventricular. El trígono fibroso izquierdo está situado por delante y a la izquierda del anillo atrioventricular izquierdo, entre éste y el borde posterior del anillo aórtico. Los dos trígonos fibrosos forman el punto de apoyo más sólido de los aparatos valvulares atrioventriculares. En el espacio comprendido entre ellos se inserta la valva anteroseptal atrioventricular izquierda, que está en continuidad con las sigmoideas aórticas anteroizquierda y posterior. El anillo aórtico queda, consecuentemente, situado en el centro del esqueleto fibroso, mientras que el pulmonar se encuentra alejado de él. Fibras musculares cardiacas. Constituyen el músculo cardiaco propiamente dicho, que está compuesto por fibras atriales y ventriculares. Las fibras ventriculares, en mayor cantidad e independientes de las atriales, son de dos tipos: propias para cada ventrículo y comunes para ambos ventrículos. Las fibras propias están unidas por sus extremos a los anillos fibrosos, y describen asas oblicuas respecto al eje del corazón; las más largas forman las capas superficiales, y las más cortas las capas profundas, formando una especie de saco muscular alrededor de cada ventrículo. Las fibras comunes envuelven y unen los dos sacos musculares formados por las fibras propias; nacen en los anillos fibrosos y se dirigen hacia el ápex del corazón, lugar donde se acodan e introducen hacia el interior del corazón, formando una especie de remolinos, uno en el ventrículo derecho y otro en el izquierdo. Las fibras atriales, en menor número que las ventriculares, se disponen circularmente alrededor de los orificios venosos y también son de dos tipos: propias para cada atrio y comunes para ambos. Las fibras propias son las más profundas, mientras que las fibras comunes son las más superficiales y rodean a los atrios. 2.1.2. SITUACIÓN ESPACIAL Y RELACIONES DEL CORAZÓN El corazón está situado en el tórax, ocupando la porción media del mediastino inferior. Se sitúa sobre el diafragma, entre los dos pulmones y por delante de la columna vertebral, esófago y aorta descendente; por detrás y arriba, está relacionado con la tráquea y bronquios principales. La mayor parte del corazón 13 ocupa el hemitórax izquierdo, apreciándose solamente un tercio de su masa a la derecha de la línea media, situación conocida con el nombre de levocardia. El corazón tiene la forma de una pirámide triangular, cuyo eje longitudinal está orientado oblicuamente hacia delante, abajo y a la izquierda. La base mira hacia atrás y a la derecha, estando compuesta por los atrios y la porción inicial de las grandes arterias, mientras que su vértice o ápex apunta hacia la región anterolateral del hemitórax izquierdo y está constituido por musculatura ventricular; esta situación es designada como levoápex. Muestra tres caras: una anterior o esterno-costal, adyacente a la superficie interna del esternón y cartílagos costales; otra inferior o diafragmática que descansa sobre el diafragma; y la otra posterosuperior, que se aloja en el lecho cardiaco del pulmón izquierdo. La unión entre las caras anterior y diafragmática forma un ángulo bien marcado, denominado borde o margen agudo del corazón, mientras que la correspondiente a las caras anterior y posterosuperior forman una amplia superficie, designada como borde o margen obtuso. CAVIDAD PERICÁRDICA. El corazón está encerrado en una bolsa o saco fibroso: el pericardio. Esta envoltura fibrosa está formada por dos hojas: la interna a pericardio seroso y la externa o pericardio fibroso propiamente dicho. El pericardio seroso, a su vez, está constituido por dos capas: la más interna se adosa firmemente a la superficie del corazón, formando el epicardio o pericardio visceral, mientras que la externa se fusiona al pericardio fibroso para constituir el pericardio parietal. Entre estas dos capas queda un espacio virtual denominado cavidad pericárdica, que contiene en su interior una pequeña cantidad de líquido que favorece el deslizamiento entre las capas provocado por los movimientos cardiacos. Las dos capas de pericardio seroso se continúan entre sí a nivel de la entrada y salida de los grandes vasos (arteriales y venosos), cerrando la cavidad pericárdica. Por el contrario, el pericardio fibroso se extiende por algunos milímetros a lo largo de los grandes vasos, más allá del pericardio seroso, mezclándose con la adventicia de dichos vasos. Debido a la disposición de la entrada y salida de los grandes vasos, se forman dos recesos en la cavidad pericárdica: el seno oblicuo y el seno transverso. El seno oblicuo o fondo de saco de Haller está situado detrás del atrio izquierdo, 14 estando limitado, a la derecha, por la vena cava inferior y las venas pulmonares derechas, y, a la izquierda, por las venas pulmonares izquierdas; la reflexión entre las venas pulmonares derechas e izquierdas forman el techo del seno. El seno transverso es un gran receso situado por delante de la cara anterior de los atrios y la inserción pericárdica en la aorta y la arteria pulmonar. 2.1.3. SEGMENTO ATRIAL. UNIÓN VISCEROATRIAL El segmento atrial está constituido por los atrios derecho e izquierdo, los cuales ocupan la posición posterobasal del corazón. Recibe la sangre procedente de las venas sistémicas y pulmonares, que después ingresa en los ventrículos a través de los orificios atrioventriculares. Los atrios derecho e izquierdo están separados entre sí por un tabique de escasos milímetros de grosor - el septum interatrial – y muestran características morfológicas específicas constantes, que los distingue entre sí, independientemente de la diversa situación espacial que pueden adoptar en las cardiopatías congénitas complejas. Ambos atrios muestran dos porciones bien definidas: la porción sinusal, lisa y paramedial, en la cual desembocan los sistemas venosos correspondientes, y la porción atrial primitiva u orejuela, de superficie irregular y lateralmente situada, que rodea al pedículo arterial del corazón. ATRIO DERECHO. El atrio morfológicamente derecho forma el borde derecho de la silueta cardiaca. Se sitúa por detrás, arriba y a la derecha del ventrículo derecho, y por delante y a la derecha del atrio morfológicamente izquierdo. Está constituido por dos porciones morfológicamente diferentes: la porción sinusal, en posición paramedial, y la porción atrial primitiva, representado por la orejuela derecha, en posición anterolateral. Externamente, la porción sinusal muestra una superficie lisa y recibe las venas cavas superior e inferior. Por el contrario, la orejuela derecha muestra una superficie irregular, apreciándosele una forma triangular con base amplia y vértice romo; se extiende hacia la izquierda y adelante, abrazando la base de la aorta. Esta característica morfológica externa es de gran importancia para la identificación del atrio derecho y, consecuentemente, del situs atrial. La unión entre la porción sinusal y la orejuela derecha está marcada externamente por un 15 surco, el sulcus terminalis, que internamente se corresponde con la crista terminalis; inmerso en este surco, en la zona de unión con la vena cava superior, se localiza el nodo sinusal. Internamente, la porción sinusal es totalmente lisa, apreciándose en ella los orificios de desembocadura de la vena cava superior, de la vena cava inferior y del seno coronario. En la entrada de la vena cava inferior se puede apreciar una válvula semilunar, la válvula de Eustaquio, mejor desarrollada en el feto y en el niño que en el adulto. El seno coronario se encuentra situado por delante y medialmente a la desembocadura de la vena cava inferior, y está resguardado por una pequeña válvula, la válvula de Tebesio. La orejuela derecha muestra una superficie interna tapizada por un grupo de músculos, que se extienden en forma de abanico desde la crista terminalis a la punta de la orejuela y que son denominados músculos pectíneos. Separando las dos porciones del atrio derecho está la crista terminalis, prominente banda muscular que recorre la pared cefalodorsal del atrio, desde el orificio de desembocadura de la vena cava superior al de la vena cava inferior. ATRIO IZQUIERDO. El atrio morfológicamente izquierdo es la más posterior de las cámaras cardiacas. Está situado atrás, arriba y a la derecha del ventrículo izquierdo, y por detrás y a la izquierda del atrio morfológicamente derecho. Este atrio también está formado por dos porciones diferentes: la porción sinusal o venosa, en posición paramedial, y la porción atrial primitiva, en posición lateral. Externamente, la porción sinusal o venosa es totalmente lisa y recibe las cuatro venas pulmonares: las dos derechas en su parte medial y las dos izquierdas en la lateral. La orejuela izquierda muestra una superficie irregular, es alargada con una base estrecha, un vértice puntiagudo y su borde festoneado; se extiende hacia delante, abrazando la cara anteroizquierda de la base de la arteria pulmonar principal. En la cara posteroinferior del atrio izquierdo e inmediatamente por encima del surco atrioventricular, se observa el seno coronario, el cual cruza hacia la derecha para desembocar en el atrio derecho. Internamente, el atrio izquierdo es prácticamente liso, apreciándose escasos músculos pectíneos en la zona de la orejuela, que confieren a esta región un carácter esponjoso. En la pared posterosuperior se aprecia la desembocadura 16 de las cuatro venas pulmonares, a través de orificios separados. A diferencia del atrio derecho, no existe ninguna estructura muscular que delimite con claridad las dos porciones del atrio izquierdo. SEPTUM INTERATRIAL. Los atrios están separados entre sí por el septum interatrial, el cual muestra características morfológicas específicas por sus caras derecha e izquierda. Externamente, el septum interatrial es señalado por un surco que se extiende por su cara posterosuperior, entre la desembocadura de las venas cavas y las venas pulmonares derechas; este surco es conocido con el nombre de surco de Waterston. La superficie septal atrial derecha en su mayor extensión está formada por el septum interatrial, completándose con una pequeña porción atrioventricular, en la vecindad con la válvula atrioventricular derecha, que separa al atrio derecho del ventrículo izquierdo. Más o menos en el centro se aprecia una depresión, la fosa oval, que presenta un limbo o anillo, y un piso o suelo; el resto de la superficie derecha es totalmente liso y uniforme. Las válvulas de Eustaquio y Tebesio se unen a la superficie septal atrial derecha en su porción posteroinferior, formando una comisura, a partir de la cual surge una banda fibrosa que se dirige hacia delante y abajo, para insertarse en el trígono fibroso central; esta estructura es el tendón de Todaro, de gran importancia ya que constituye el límite superior del triángulo de Koch, en cuyo vértice inferior se aloja el nodo atrioventricular. El límite inferior del triángulo de Koch está formado por la línea de inserción de la valva septal de la válvula atrioventricular derecha, y su base por el orificio del seno coronario. La superficie septal atrial izquierda es totalmente interatrial y, consecuentemente más pequeña que la superficie derecha. Esta cara es lisa en su totalidad, con excepción de una pequeña porción localizada en las proximidades de la desembocadura de la vena pulmonar superior derecha, que corresponde al foramen secundum embrionario. 2.1.4. UNIÓN ATRIOVENTRICULAR La unión entre los segmentos atrial y ventricular se realiza a través de los orificios atrioventriculares; normalmente son dos, uno derecho y el otro izquierdo, 17 provistos de una válvula que regula el paso de sangre de los atrios a los ventrículos correspondientes, e impide el reflujo en dirección inversa. Cada válvula está formada por un anillo valvular, velos valvulares o valvas y aparato tensor músculo-tendinoso. Externamente, la unión entre los segmentos atrial y ventricular queda señalada por un surco bien marcado, el surco atrioventricular; éste rodea completamente al corazón y aloja a las arterias y venas coronarias correspondientes. Las valvas están unidas por su base al anillo correspondiente y presentan un borde libre festoneado. Su cara superior o interna es totalmente lisa y mira hacia el atrio, mientras que la cara inferior o externa es irregular y mira hacia el ventrículo; en este último se insertan las cuerdas tendinosas del aparato tensor. Las válvulas atrioventriculares están separadas entre sí por una porción septal – el septum atrioventricular – que se continúa con los septa interatrial e interventricular en dirección cefálica y caudal, respectivamente. Los anillos valvulares atrioventriculares se unen al septum atrioventricular a un diferente nivel, quedando el izquierdo más alto que el derecho; esto determina que esta porción septal quede separando el atrio derecho del ventrículo izquierdo, de lo que deriva su nombre de septum atrioventricular. VÁLVULA ATRIOVENTRICULAR DERECHA. La válvula atrioventricular derecha o tricúspide está situada entre el atrio y el ventrículo derecho, quedando alojado su aparato tensor músculo-tendinoso en la cámara de entrada de este último. Está situada a la derecha y delante de la válvula atrioventricular izquierda, a la derecha de la válvula aórtica, y a la derecha y atrás de la válvula pulmonar. Su anillo muestra una forma más o menos redondeada, estando separada del anillo pulmonar por una gruesa banda muscular, la cresta supraventricular. Existe una considerable variación individual en el patrón anatómico de sus velos valvulares y de su aparato tensor, de manera que, lo que a continuación se describe, debe entenderse solamente como el patrón morfológico más frecuente. Normalmente presenta tres valvas que, por su ubicación, son consideradas como septal, anterosuperior y posteroinferior. En ocasiones es difícil de identificar e individualizar las tres valvas, debido a la presencia de hendiduras o 18 falsas comisuras que las dividen en varios festones. Están separadas por tres comisuras que son denominadas anteroseptal, anteroposterior y posterolateral. Además, aunque todas las valvas están insertadas en la unión atrioventricular derecha, no siempre puede identificarse un claro anillo fibroso, como se ve en la válvula atrioventricular izquierda, es más, la lámina fibrosa de las valvas atrioventriculares derechas se confunde o se continúa insensiblemente con el tejido adiposo del surco atrioventricular derecho. La valva septal es la más pequeña y menos móvil de las tres; en su porción más anterior (en la vecindad con la valva anterosuperior) está relacionada con el septum membranoso, siendo frecuente una variante anatómica que consiste en la ausencia de tejido valvular en ese sitio, sin aparente trastorno funcional. Esta zona es de gran importancia práctica y debe ser cautelosamente abordada por el cirujano, ya que en ella está localizado el tejido de conducción atrioventricular que surge del triángulo de Koch. La valva anterosuperior es la más grande; de forma irregularmente circular, abarca desde la comisura anteroseptal hasta la anteroposterior, y está apoyada en la cara posterior de la cresta supraventricular. La valva posteroinferior es la más irregular en cuanto a su forma y tamaño. El aparato tensor músculo-tendinoso presenta bastante variabilidad anatómica de un corazón a otro. Los músculos papilares principales que sirven de soporte a las valvas se implantan fundamentalmente en la trabécula septomarginal; de ellos, el más importante y constante es el músculo papilar anterior y, en menor grado, el músculo papilar medial (también llamado del cono o de Lancisi). El músculo papilar anterior es un músculo grande que se implanta, conjuntamente con la banda moderadora, en la pared libre del ventrículo derecho, quedando unido, a través de esta banda muscular, a la trabécula septomarginal; da soporte a la comisura anteroposterior, a la valva anterosuperior y a parte de la posteroinferior, mediante un amplio abanico de cuerdas tendinosas. El músculo papilar medial es un músculo pequeño, generalmente único, que se origina de la rama posterior del borde superior de la trabécula septomarginal; da inserción a la comisura anteroseptal, a la porción medial de la valva anterosuperior y a la porción anterior de la valva septal. El músculo papilar medial, en ocasiones, puede ser múltiple, formando un complejo de pequeños músculos o, en su defecto, como equivalente anatómico, un grupo de cuerdas tendinosas 19 implantadas directamente en la ramificación posterior del borde superior de la trabécula septomarginal. El resto de las valvas septal y posteroinferior, y la comisura posterolateral están sujetas por múltiples músculos papilares, más pequeños y en número variable, así como múltiples cuerdas tendinosas, que se implantan en las trabéculas superficiales del septo de entrada y pared posterolateral del ventrículo derecho. VÁLVULA ATRIOVENTRICULAR IZQUIERDA. La válvula atrioventricular izquierda o mitral está situada entre el atrio y el ventrículo izquierdo, quedando alojado su aparato tensor músculo-tendinoso en la cámara de entrada de este último. Está situada a la izquierda y detrás de la válvula atrioventricular derecha, y detrás de la válvula aórtica. Su anillo muestra una forma más o menos ovalada y está separado del anillo aórtico por un tabique conjuntivo muy delgado. Está válvula, aunque mostrando ciertas variaciones anatómicas, presenta una morfología más constante que la válvula atrioventricular derecha. Normalmente, existen sólo dos valvas: una anteroseptal o aórtica, y la otra posterolateral o mural; las valvas están separadas entre sí por dos comisuras: una anterolateral y la otra posteromedial. La valva anteroseptal o aórtica es la más grande de las dos; tiene una forma irregularmente cuadrilátera, de gran anchura (distancia borde libre-anillo) y se inserta, aproximadamente, en un tercio de la circunferencia total del anillo, el cual consta de una pequeña porción, en situación posterior, en la que la valva se inserta directamente en el septum (porción septal) y de otra porción, anteriormente colocada, que está en continuidad fibrosa con la válvula aórtica (porción libre), presentando las dos válvulas un anillo común unido al cuerpo fibroso central. La valva posterolateral o mural es más estrecha, pero más larga, insertándose aproximadamente en las dos terceras partes de la circunferencia del anillo valvular; usualmente tiene un borde característicamente festoneado, pudiéndose distinguir tres festones, divididos por hendiduras, denominados posteromedial, medial y anterolateral; sin embargo, es frecuente encontrar variaciones anatómicas de este patrón, pudiéndose observar dos, cuatro, o más festones. Ocasionalmente pueden encontrarse dos pequeñas valvas, situadas en las comisuras, denominadas valvas comisurales. 20 El aparato tensor de la válvula atrioventricular izquierda está formado por dos grupos de músculos papilares, situados justo debajo de las comisuras: uno en posición posteromedial y el otro anterolateral. Hay una considerable variación en la morfología de los músculos papilares, particularmente del posteromedial, pudiendo ser únicos (un solo pilar) o constituir un grupo de varias cabezas de diferente tamaño. Cada uno de estos músculos papilares da inserción a la comisura correspondiente y a la mitad vecina de cada una de las valvas. En cuanto a las cuerdas tendinosas, cabe distinguir fundamentalmente dos clases: las valvulares y las comisurales. Las cuerdas valvulares se insertan en la zona rugosa de ambas valvas (zona comprendida entre el borde libre y la línea de cierre valvular) y en las hendiduras de la valva posterolateral. Las cuerdas comisurales son dos, una para cada comisura. SEPTUM ATRIOVENTRICULAR. Se denomina septum atrioventricular a aquella porción del septum cardiaco que separa al atrio derecho del ventrículo izquierdo. Este septum por su cara derecha es atrial, y por la cara izquierda ventricular. Al principio es totalmente muscular, transformándose en su mayor parte en tejido conectivo al final de la etapa fetal o inicio de la vida postnatal. La presencia de este septum determina el característico desnivel en la inserción de la valva septal atrioventricular derecha y de la porción septal de la valva aórtica atrioventricular izquierda. 2.1.5. SEGMENTO VENTRICULAR El segmento ventricular está constituido por los ventrículos derecho e izquierdo, los cuales se sitúan por debajo y delante de sus atrios correspondientes. Los ventrículos están separados entre sí por un tabique que en su mayor parte es muscular, denominado septum interventricular, y muestran características morfológicas constantes que los distinguen entre sí, independientemente de su situación espacial en las cardiopatías congénitas. Cada ventrículo está formado por tres porciones: 1) Porción de entrada, que contiene la válvula atrioventricular correspondiente y está limitada por la inserción de su aparato tensor; 2) Porción trabecular y 3) Porción de salida, que soporta la válvula ventriculoarterial respectiva. 21 VENTRÍCULO MORFOLÓGICAMENTE DERECHO. Con el corazón in situ, el ventrículo morfológicamente derecho ocupa la posición más anterior de las estructuras cardiacas, inmediatamente por detrás del esternón; se sitúa por delante y a la derecha del ventrículo morfológicamente izquierdo, al que rodea por delante y de derecha a izquierda en el plano frontal, y de abajo arriba en el plano sagital. Tiene la forma de una pirámide triangular. Su vértice está dirigido hacia abajo, adelante y a la izquierda, formando junto con el ventrículo izquierdo el ápex del corazón en el recién nacido a término; esta característica se perderá en el transcurso de los primeros años de la vida, quedando el ápex finalmente formado, en el corazón adulto, sólo por el ventrículo izquierdo. La base mira hacia arriba, atrás y a la derecha; presenta dos orificios resguardados por su válvula correspondiente: la atrioventricular derecha y la arterial pulmonar. Externamente este ventrículo muestra un borde agudo, no existiendo puntos de referencia que señalen sus diferentes porciones. Internamente, la porción de entrada contiene la válvula atrioventricular derecha y su aparato tensor músculo-tendinoso, extendiéndose caudalmente hacia la porción trabeculada, considerándose como su límite, la zona de inserción de los músculos papilares. La porción trabecular se caracteriza por presentar trabéculas musculares gruesas, extendiéndose desde la inserción de los músculos papilares hasta el ápex ventricular. La porción de salida o infundíbulo es totalmente muscular y tiene la forma de un cono truncado de base inferior y vértice superior; sus paredes están formadas por: la pared libre ventricular anterior a ese nivel, el septum interventricular anterior o infundibular y la cresta supraventricular; su base corresponde a un plano imaginario tangencial al borde inferior de la cresta supraventricular y su vértice está constituido por la válvula pulmonar. Las válvulas atrioventricular derecha y pulmonar están separadas entre sí por una banda muscular prominente denominada cresta supraventricular, que lateralmente se continúa con la pared libre del ventrículo, a nivel del borde anteroderecho del anillo tricuspídeo, y medialmente se une al septum 22 interventricular, insertándose entre las dos ramas del borde superior de la trabécula septomarginal. En la superficie septal el ventrículo derecho está totalmente trabeculado; resalta una gruesa banda muscular en forma de “Y”, denominada trabécula septomarginal. Dicha trabécula en su extremo superior, a nivel del infundíbulo, se bifurca en dos ramas: una anterior que asciende hasta la válvula pulmonar, a la que sirve de soporte, y la otra posterior, que va a continuarse con el septum de entrada, originándose de ella el músculo papilar medial o del cono y cuerdas tendíneas para la valva septal atrioventricular derecha. Como ya se ha mencionado antes, entre las dos ramas de la trabécula septomarginal se inserta la porción septal de la cresta supraventricular, existiendo generalmente un rafe en su punto de unión, aunque a veces la cresta y la trabécula se continúan sin que quede ninguna huella de su unión. Hacia el ápex ventricular, la trabécula septomarginal se continúa con los músculos papilares principales que soportan las valvas anterior y posterior atrioventriculares derechas, existiendo una banda muscular prominente que, cruzando la cavidad ventricular, se extiende desde el extremo apical de la trabécula septomarginal hasta la base del músculo papilar anterior, denominada banda moderadora. En resumen, las características anatómicas internas más típicas del ventrículo morfológicamente derecho y que lo definen como tal, son las siguientes: trabéculas musculares gruesas, superficie septal totalmente trabeculada, trabécula septomarginal, banda moderadora, cresta supraventricular y músculos papilares anterior y medial o del cono. Algunas de estas estructuras no existen o resultan difíciles de identificar en determinadas cardiopatías congénitas, como ocurre con la cresta supraventricular y el músculo papilar medial o del cono. VENTRÍCULO MORFOLÓGICAMENTE IZQUIERDO. Con el corazón in situ, el ventrículo morfológicamente izquierdo ocupa una posición posterior e izquierda respecto al ventrículo morfológicamente derecho. En las secciones transversales de la masa ventricular, su cavidad ofrece un contorno circular que es abrazado por la cavidad ventricular derecha. Tiene la forma de un cono, el cual se estrecha caudalmente para formar el ápex del corazón en el adulto. En la base se aprecian dos orificios resguardados por su válvula correspondiente: el orificio atrioventricular izquierdo y el orificio aórtico. 23 Externamente, el ventrículo izquierdo muestra un borde romo y, al igual que ocurre con el ventrículo derecho, no se aprecian características que señalen sus diferentes porciones. Internamente, la porción de entrada contiene la válvula atrioventricular izquierda y su aparato tensor músculo-tendinoso. La porción trabeculada, menos característica que su homónima del ventrículo derecho, se extiende desde la inserción de los músculos papilares hasta el ápex ventricular y en ella se observan trabeculaciones finas. La porción de salida o infundíbulo, en contraste con el ventrículo derecho, no es una estructura totalmente muscular sino músculo-membranosa, debido a la continuidad fibrosa que existe entre las válvulas aórtica y atrioventricular izquierda; su vértice está formado por la válvula aórtica. Las porciones de entrada y salida forman un ángulo agudo, separadas sólo por la valva anteroseptal atrioventricular izquierda, no existiendo entre ambas porciones ninguna estructura muscular comparable a la cresta supraventricular del ventrículo derecho. La superficie septal ventricular izquierda es lisa en sus dos tercios superiores (o basales) y sin inserciones músculo-tendinosas, de manera que no existe equivalente anatómico de la trabécula septomarginal del ventrículo derecho. En resumen, las características internas más típicas del ventrículo morfológicamente izquierdo y que lo definen como tal, son: la trabeculación fina, la superficie septal lisa en sus dos tercios superiores y la continuidad fibrosa entre las válvulas aórtica y atrioventricular izquierda (comúnmente denominada continuidad mitro-aórtica). Como acontece en el ventrículo derecho, las características anatómicas descritas son constantes en el corazón normal, pero pueden alterarse en múltiples cardiopatías congénitas. SEPTUM INTERVENTRICULAR. El septum interventricular es en su mayor parte una estructura muscular, presentando una pequeña porción fibrosa o membranosa. Constituye la pared medial o interna de ambos ventrículos y por él discurren los vasos coronarios septales y el haz de His. Externamente, el septum interventricular está señalado por dos surcos: los surcos interventricular anterior 24 y posterior, que convergen en el corazón adulto a la derecha del ápex del corazón y que alojan los vasos coronarios septales anteriores y posteriores. Septum muscular. Como los ventrículos, el septum muscular se divide en tres porciones: septum de entrada, septum trabeculado y septum de salida. Clásicamente, se considera al septum muscular como una estructura curvada con su concavidad dirigida hacia el ventrículo izquierdo y su convexidad hacia el derecho; esto, aunque esencialmente correcto, es impreciso ya que lo que en realidad ocurre es que existen marcadas angulaciones entre sus diferentes porciones. Así, el septum de entrada forma un ángulo casi recto con el septum de salida; el primero está situado en el plano sagital y formando un ángulo de aproximadamente 45° con el plano transversal, mientras que el segundo se ubica en el plano frontal. El septum de entrada está situado en la región posterosuperior del septum interventricular, extendiéndose desde la crux cordis hasta el septum membranoso. Por la superficie derecha, el septum se sitúa inmediatamente debajo del anillo tricuspídeo, siendo totalmente interventricular. Por la superficie izquierda, debido a que la valva septal atrioventricular derecha se inserta a un nivel más bajo que la valva septal atrioventricular izquierda, la mayor parte es interventricular, pero una pequeña parte de él se interpone entre el ventrículo izquierdo y el atrio derecho: porción muscular atrioventricular (que no debe ser confundida con el septum membranoso atrioventricular) en cuyo interior se encuentra el haz de His. El límite caudal del septum de entrada, por el lado derecho, queda señalado por la inserción de los músculos papilares septales, mientras que su lado izquierdo no muestra ningún límite preciso. El septum trabeculado es totalmente interventricular y separa las porciones trabeculadas de ambos ventrículos, así como la parte más caudal de las porciones de salida o infundíbulos. En su parte más apical es trabeculado por ambas caras (trabéculas gruesas en su cara derecha y finas en la izquierda), mientras que en su parte cefálica o basal es liso por la cara izquierda y trabeculado por la derecha, distinguiéndose en esta última la trabécula septomarginal. 25 El septum de salida, también llamado septum anterior o infundibular, es en su totalidad interventricular, y separa los infundíbulos ventriculares. Está situado inmediatamente por debajo de los anillos valvulares aórtico y pulmonar, y por delante de la trabécula septomarginal, cuya ramificación anterior se pierde insensiblemente en él; caudalmente se continúa sin línea de demarcación con el septum trabeculado. Esta porción septal es lisa por ambas caras y aloja a las dos primeras arterias perforantes septales anteriores, ramas de la arteria coronaria descendente anterior, que además de su considerable calibre, tienen como característica relevante el ser los vasos más importantes para la irrigación de las ramas del haz de His. Septum membranoso. Constituye una porción muy pequeña del septum interventricular y es de constitución fibrosa, formando parte del esqueleto fibroso del corazón. Está localizado en la parte alta del septum interventricular, en la unión de los septa de entrada, trabecular y de salida. Por su cara derecha está situado inmediatamente por detrás de la trabécula septomarginal y cubierto por la valva septal atrioventricular derecha. Por su cara izquierda está ubicado inmediatamente por abajo del anillo valvular aórtico y, más concretamente, de la mitad posterior de la sigmoidea coronariana derecha y del rafe de ésta con la no coronariana. Cefálicamente se continúa sin línea de demarcación con el septum membranoso atrioventricular, que separa al ventrículo izquierdo del atrio derecho; es decir, por la superficie izquierda la porción membranosa ventricular tiene una porción interventricular (pequeña) y otra atrioventricular (mayor que la primera). Esta porción septal es de gran importancia práctica ya que, además de constituir el eje de unión entre los segmentos atrial, ventricular y arterial, está en íntima relación con el haz de His, el cual, alojado en la cima del septum atrioventricular corre adyacente al borde posteroinferior del septum membranoso. 2.1.6. UNIÓN VENTRÍCULO-ARTERIAL. SEGMENTO ARTERIAL La unión entre los segmentos ventricular y arterial se realiza a través de los orificios pulmonar y aórtico. Estos están provistos de una válvula que regula el paso de sangre de los ventrículos al segmento arterial del corazón y que impide 26 el reflujo sanguíneo en dirección inversa; cada válvula está formada por un anillo valvular y tres valvas sigmoideas. El segmento arterial está formado por la arteria pulmonar y la aorta, que surgen de la unión ventrículo-arterial. Para una mejor comprensión y mayor brevedad, estos dos apartados serán descritos simultáneamente. ARTERIA PULMONAR. La arteria pulmonar recibe la sangre procedente del ventrículo derecho, al cual está unido a través de la válvula pulmonar. La válvula pulmonar está situada por encima del infundíbulo del ventrículo derecho, y por delante, a la izquierda y a un nivel más alto que la válvula aórtica, estando relacionada con la pared libre del ventrículo derecho y alejada de los orificios atrioventriculares. Normalmente está constituida por tres hojuelas o valvas sigmoideas, carentes de músculos papilares y cuerdas tendinosas; las sigmoideas son aproximadamente del mismo tamaño, de forma semilunar y están unidas al miocardio del infundíbulo del ventrículo derecho a lo largo de un borde convexo. Dos de estas sigmoideas se sitúan frente a la válvula aórtica, sigmoideas posteroderecha y posteroizquierda, y la otra, hacia el borde o pared libre del anillo pulmonar, sigmoidea anterior. Ocasionalmente, pueden encontrarse corazones con válvulas pulmonares bicúspides o cuadricúspides, carentes de significado fisiopatológico. Distalmente, la válvula pulmonar se continúa con el tronco o arteria pulmonar principal, la cual finalmente se bifurca en dos ramas o arterias pulmonares derecha e izquierda, que se dirigen hacia el pulmón homolateral. La arteria pulmonar principal, por su extremo proximal o ventricular se sitúa en posición anterior e izquierda respecto a la aorta, sigue un curso oblicuo hacia atrás, hasta alcanzar una posición posterior e izquierda con respecto al arco aórtico, en donde da origen a las ramas pulmonares. Las ramas o arterias pulmonares derecha e izquierda se dirigen lateralmente hacia sus respectivos hilios pulmonares; presentan diferentes relaciones anatómicas según sea derecha o izquierda, relaciones que son constantes y que nos sirven para caracterizar al situs visceral. La arteria pulmonar derecha pasa entre los bronquios lobares superior y medio derechos, bronquio epiarterial, mientras que la arteria pulmonar izquierda pasa por encima del bronquio principal izquierdo, bronquio hipoarterial, característicos del situs solitus. 27 La conexión y relación proximal o ventricular de las grandes arterias es constante en el corazón normal, pero puede mostrar múltiples variaciones en las cardiopatías congénitas. La relación que existe entre las grandes arterias a nivel de su extremo distal es siempre constante. AORTA. La aorta recibe la sangre procedente del ventrículo izquierdo a la cual está unida a través de la válvula aórtica. La válvula aórtica está situada encima del infundíbulo del ventrículo izquierdo, y por detrás, a la derecha y a un nivel más bajo que la válvula pulmonar, estando enclavada en la muesca ventral que forman los orificios atrioventriculares, lejos de las paredes libres ventriculares. Presenta también tres hojuelas o valvas sigmoideas, carentes de aparato músculo-tendinoso; tienen la misma forma que las sigmoideas pulmonares, estando insertadas en el anillo fibroso derivado del cuerpo o esqueleto fibroso central del corazón. Dos de estas sigmoideas se ubican detrás de la válvula pulmonar, sigmoideas anteroderecha y anteroizquierda, y la otra, en el borde posterior del anillo aórtico, sigmoidea posterior. La porción posteroizquierda del anillo aórtico está en continuidad fibrosa con el cuerpo fibroso central del corazón, con la parte posterior del septum membranoso y con el anillo valvular atrioventricular izquierdo, formando con este último la llamada continuidad fibrosa mitro-aórtica. La porción proximal de la aorta, que contiene a las valvas sigmoideas, es denominada raíz aórtica, mientras que los espacios que existen entre las sigmoideas y la pared aórtica constituyen los senos de Valsalva. De los senos de Valsalva formados por las sigmoideas anteriores de la aorta (relacionados con la arteria pulmonar), surgen normalmente las arterias coronarias derecha e izquierda, por lo que son comúnmente denominados como senos de Valsalva coronarios de la aorta. Distalmente, la válvula aórtica se continúa con la aorta ascendente, que se va curvando hacia la derecha, adelante, a la izquierda y hacia atrás, sucesivamente; se continúa sin límite preciso con el arco a cayado aórtico, el cual sigue cruzando de derecha a izquierda y pasa por encima de la arteria pulmonar izquierda, para constituir la aorta descendente o torácica, que se ubica a la izquierda de la columna vertebral. De la cara convexa o superior del arco aórtico surgen el tronco arterial braquiocefálico derecho, la arteria carótida común izquierda y la arteria subclavia izquierda, sucesivamente; el tronco arterial 28 braquiocefálico derecho después de un corto trayecto, se divide en arteria subclavia derecha y arteria carótida común derecha. De la cara cóncava o inferior del arco aórtico, a nivel de la arteria subclavia izquierda, surge un conducto vascular denominado conducto arterioso, que se va a unir a la arteria pulmonar en la zona de transición entre el tronco principal y la rama izquierda; el conducto arterioso normalmente se oblitera en los primeros meses de la vida extrauterina, pudiendo desaparecer totalmente o permanecer como un cordón fibroso. 2.2. ANATOMIA NORMAL DE LAS ARTERIAS CORONARIAS (Anderson y Becker 1980; Anderson et al 2004; Angelini et al 1999; Hadziselimovic y Secerov, 1979; Nerantzis et al 1994; Saremi y Krishnan 2007; Zamir 1988). Las arterias coronarias son las encargadas de dar la irrigación a todo el corazón proporcionando el aporte sanguíneo necesario para la oxigenación de la totalidad del miocardio. 2.2.1. ARTERIAS CORONARIAS PRINCIPALES En el corazón humano normal, usualmente hay dos arterias coronarias principales: derecha e izquierda, que se originan directamente de la aorta, como sus primeras ramas y que ocupan una posición subepicárdica. A partir de su origen, estas arterias coronarias derecha e izquierda y sus ramificaciones principales mantienen su posición subepicárdica y se alojan en los surcos atrioventriculares e interventriculares, acompañadas por venas coronarias, vasos linfáticos y fibras nerviosas, generalmente inmersas en tejido adiposo lo que dificulta su identificación (Fig. 1). Conforme se van ramificando, las arterias coronarias menores se introducen entre las fibras miocárdicas adoptando un trayecto intramiocárdico. 29 Fig. 1. Corazón humano previo a la disección de las arterias coronarias. A. Vista anterior o esternocostal. B. Vista posterior o diafragmática. Obsérvense en ambas el trayecto de algunas de las arterias coronarias, inmersas en tejido adiposo y alojadas en los surcos interventriculares y atrioventriculares. AD: atrio derecho; AI: atrio izquierdo; Ao: aorta; AP: arteria pulmonar; VD: ventrículo derecho; VI: ventrículo izquierdo Las arterias coronarias principales surgen de la raíz de la aorta (Fig. 2), a nivel de la valva aórtica de los senos aórticos o de Valsalva que miran hacia la arteria pulmonar (anteroderecho y anteroizquierdo) y que por ello son comúnmente denominados como senos aórticos coronarianos. Normalmente, las arterias coronarias surgen del seno aórtico correspondiente a través de un ostium u orificio coronario localizado más o menos en el centro y ligeramente por encima del margen libre de la cúspide, aunque no es raro encontrar múltiples variaciones sin significado funcional. Cada arteria coronaria se origina de la pared aórtica en un ángulo diferente con respecto al eje longitudinal aórtico, la coronaria derecha usualmente se origina en un ángulo de 90 grados, mientras que la coronaria izquierda lo hace en un ángulo ligeramente menor. 30 AI AI Ao 6 3 AD AP 5 Ao 3 AD 1 1 VD 8 VI A Fig. 2. 7 VI VD 2 AP B Corazones humanos con las arterias coronarias ya disecadas, a las cuales se les ha quitado mediante disección cuidadosa el tejido graso que las envolvía. A. Vista anterior o esternocostal mostrando fundamentalmente el trayecto de la arteria interventricular anterior. B. Vista oblicua superior donde se aprecia la emergencia de las arterias coronarias principales a nivel de la raíz aórtica, así como múltiples ramificaciones atriales y ventriculares que van surgiendo en su trayecto. AD: atrio derecho; AI: atrio izquierdo; Ao: aorta; AP: arteria pulmonar; VD: ventrículo derecho; VI: ventrículo izquierdo; 1: arteria coronaria derecha; 2: arteria coronaria izquierda; 3: arteria interventricular anterior; 5: arteria circunfleja; 6: arteria del nodo sinoatrial; 7: arteria infundibular; 8: arteria marginal derecha 2.2.2. ARTERIA CORONARIA DERECHA Se origina del seno aórtico coronariano anteroderecho, siendo frecuente encontrar más de un ostium coronario con origen independiente de alguna de sus primeras ramas. Inmediatamente se aloja en el surco atrioventricular derecho, al cual rodea y sigue por la cara posterior del corazón hasta la crux cordis; en su trayecto, esta arteria da origen a diversas ramas colaterales atriales y ventriculares (Figs. 2 y 3). 31 1 6 1 1 8 8 A B 9 1 10 10 4 C Fig. 3. 1 4 D Patrón de dominancia coronaria derecha, mostrando el origen y trayecto de la arteria coronaria derecha. A. Vista anterior o esternocostal; obsérvense el origen y trayecto de la coronaria derecha (1), de la arteria del nodo sinoatrial (6) y de la arteria marginal derecha (8). B. Vista lateral derecha; nótense el trayecto de la coronaria derecha (1) y la emergencia y disposición de la arteria marginal derecha (8). C,D. Vista posterior o diafragmática, mostrando la terminación de la coronaria derecha (1), la emergencia de la arteria interventricular posterior (4), de la arteria del nodo atrioventricular (9) y de arterias retroventriculares izquierdas (10). Generalmente, la primera de estas colaterales es la arteria infundibular o del cono arterioso derecho, que cruza y se distribuye en la pared libre infundibular derecha (Fig. 3A); una de sus ramificaciones habitualmente rodea el orificio 32 valvular pulmonar y puede anastomosarse con una colateral de la arteria coronaria izquierda. En la misma zona surge, en el 55% de los casos, la arteria del nodo sinoatrial (Figs. 3A, 4B y 5B), la cual asciende por la pared anteromedial del atrio derecho hasta alcanzar el orificio de la vena cava superior para dar la irrigación al nodo sinusal o sinoatrial. 5 2 3 12 11 3 3 VI A VI B 11 5 3 5 VI C VI D Fig. 4. Patrón de dominancia coronaria derecha, mostrando el origen y trayecto de la arteria coronaria izquierda. A. Vista oblicua anterior izquierda; obsérvense la emergencia de la coronaria izquierda (2) y su bifurcación inmediata en arteria interventricular anterior (3) y arteria circunfleja (5), así como la emergencia de la arteria intermedia (11). B. Vista ventral o esternocostal; nótense la emergencia de algunas ramas diagonales (12) de la arteria interventricular anterior (3) y como esta última llega hasta el ápex ventricular (flecha) y lo rodea pasando a la cara posterior ventricular. C. Vista lateral izquierda mostrando la emergencia de la arteria intermedia (11) y de varias ramas ventriculares y atriales, tanto de la arteria interventricular anterior (3) como de la arteria circunfleja (5). D. Vista posterior o diafragmática mostrando la terminación de la arteria circunfleja (5) en la cara lateral del ventrículo izquierdo (VI). 33 6 1 7 7 1 VD A 8 8 VD B 6 1 7 1 VD C VD 1 8 D Fig. 5. Patrón de dominancia coronaria izquierda, mostrando el origen y trayecto de la arteria coronaria derecha (1). A. Vista anterior o esternocostal; obsérvense el trayecto de la arteria infundibular (7), de la rama marginal derecha (8) y de varias ramas ventriculares que se han originado de la coronaria derecha. B,C. Vista oblicua anterior derecha, mostrando el origen y trayecto de las arterias del nodo sinoatrial (6), infundibular (7), marginal derecha (8) y de varias ramas atriales y ventriculares. D. Vista posterior o diafragmática, mostrando el corto territorio de irrigación de la coronaria derecha (1), que no alcanza la cara posterior del ventrículo derecho (VD). La arteria coronaria derecha continúa su trayecto alojada en el surco atrioventricular anterior derecho y al llegar al borde derecho del corazón da origen a la rama arterial marginal derecha (Fig. 3 B), la cual corre a lo largo del margen agudo del corazón hacia el ápex, dando origen a varias pequeñas ramas 34 que se distribuyen por la pared libre ventricular derecha. Hay una rama, inconstante pero de importancia anatómica y clínica, que se origina en esta misma zona y que recibe el nombre de rama diagonal posterior, la cual puede originarse directamente de la arteria coronaria derecha o ser continuación de la rama marginal derecha; sea cual fuere su origen, atraviesa transversal o diagonalmente la pared posterior del ventrículo derecho y se aloja en el surco interventricular posterior, irrigando el tercio inferior del septo interventricular posterior sin importar la longitud de la arteria interventricular posterior. Después de emitir esta última rama, la coronaria derecha gira hacia el surco atrioventricular derecho posterior, extendiéndose hasta la crux cordis y dando origen, en el 90% de los individuos, a la arteria coronaria descendente o interventricular posterior, a la arteria del nodo atrioventricular y a varias ramas coronarias retroventriculares izquierdas (Figs. 3C,D y 4D); esta situación es conocida como dominancia coronaria derecha (Figs. 3 y 4). La arteria coronaria descendente o interventricular posterior se aloja en el surco interventricular posterior y desciende en dirección al ápex, para encontrarse finalmente con la arteria recurrente posterior (porción terminal de la arteria coronaria descendente anterior) a escasa distancia del ápex (Figs. 3C,D y 4D); en su trayecto da origen a las ramas perforantes septales posteriores que llevan la irrigación a la parte posterior del septum interventricular. La arteria del nodo atrioventricular se origina también a nivel de la crux cordis (Fig. 3D), pasa debajo del seno coronario, en la cima del septum de entrada ventricular, y termina en el área del nodo atrioventricular (triángulo de Koch); en 8 a 13% de los casos la arteria del nodo atrioventricular se origina de la porción terminal de la arteria circunfleja, y en 2 a 10% de ambas, de la arteria coronaria derecha y de la arteria circunfleja. Las ramas retroventriculares izquierdas (Figs. 3C,D y 4D), en número y extensión variable, van a irrigar la pared inferior del ventrículo izquierdo y parte del grupo de músculos papilares posteromediales de la valva atrioventricular izquierda. Durante todo su curso, la coronaria derecha da ramas adicionales 35 para el atrio y ventrículo derechos, que no reciben ninguna designación específica. 2.2.3. ARTERIA CORONARIA IZQUIERDA Se origina del seno aórtico coronariano anteroizquierdo, cruza el borde posterior del anillo pulmonar y alcanza el surco atrioventricular izquierdo, entre la arteria pulmonar y la orejuela izquierda (Figs. 2B y 4A); el tronco principal de esta arteria rara vez excede de 10 mm de longitud y se considera corto cuando es igual o menor a 5 mm. Después de este corto trayecto, la coronaria izquierda se divide en arteria coronaria descendente o interventricular anterior y arteria circunfleja (Fig. 4A); en aproximadamente el 30% de los corazones, entre estas dos arterias, existe una tercera rama denominada arteria intermedia o tercera arteria (Fig. 4A) que cruza oblicuamente la pared libre ventricular izquierda y que en ocasiones llega a tener un calibre similar o mayor a la arteria interventricular anterior. La arteria interventricular anterior gira hacia abajo en dirección al ápex, rodea la cara izquierda de la base de la arteria pulmonar principal hasta alcanzar el surco interventricular anterior, se aloja en él y desciende en dirección al ápex (Figs. 3A y 4A,B) inmersa en un ambiente de tejido adiposo (Fig. 1A), hasta alcanzar y rodear el ápex ventricular, continuando por el surco interventricular posterior por una corta distancia (Fig. 4D); esta porción terminal de la arteria interventricular anterior es conocida como arteria recurrente posterior o de Mouchet (Fig. 4D) y frecuentemente termina anastomosándose con la arteria interventricular anterior. En su trayecto, la arteria interventricular anterior da origen a una o más ramas diagonales, que cursan hacia la izquierda para irrigar el margen obtuso del corazón (Figs. 2A, 4A,B, 5A y 6A), así como varias ramas perforantes septales anteriores (de 6 a 8), que penetran dentro del septum interventricular e irrigan la mayor parte del septum interventricular; la primera o segunda de estas ramas perforantes septales es la de mayor calibre, dando importantes tributarias para la trabécula septomarginal y la rama derecha del haz de His. 36 2 2 5 5 3 3 11 11 12 12 VI A VI B 5 5 5 9 5 VI C VI 4 13 D Fig. 6. Patrón de dominancia coronaria izquierda, mostrando el origen y trayecto de la arteria coronaria izquierda. A,B. Vista oblicua anterior izquierda; obsérvense la emergencia de la coronaria izquierda (2) y su bifurcación inmediata en arteria interventricular anterior (3) y arteria circunfleja (5), así como la emergencia de la arteria intermedia (11) y de varias ramas diagonales (12). C. Vista oblicua posterior izquierda; nótense el extenso recorrido de la arteria circunfleja (5) y su importante ramificación para la irrigación de la pared posterior del ventrículo izquierdo (VI). D. Vista posterior o diafragmática mostrando el origen a partir de la circunfleja (5) de la arteria del nodo atrioventricular (9) y de la arteria interventricular posterior (4), así como la anastomosis de esta última con la arteria recurrente posterior (13) (rama de la interventricular anterior). La arteria circunfleja se aloja y sigue el surco atrioventricular izquierdo y su longitud depende de la extensión de las ramas retroventriculares izquierdas (originadas de la coronaria derecha) (Fig. 4C,D); en su trayecto esta arteria circunfleja da ramas ventriculares (ramas marginales) y atriales izquierdas; una 37 de estas ramas ventriculares suele ser muy grande, se ubica a lo largo del borde izquierdo (obtuso) del corazón y es denominada rama marginal izquierda (Fig. 4C). En aproximadamente el 10% de los corazones, la arteria circunfleja da origen a la arteria interventricular posterior y a la arteria del nodo atrioventricular, en vez de originarse éstas ramas de la arteria coronaria derecha, situación conocida como dominancia coronaria izquierda (Figs. 5D y 6C,D); en el 45% de los individuos la arteria circunfleja también puede dar origen a la arteria del nodo sinoatrial. ARTERIA DEL NODO SINOATRIAL. Esta arteria, debido a su importancia clínica debe ser considerada en forma particular, ya que lleva la irrigación al nodo sinusal o sinoatrial y es utilizada como un elemento anatómico de referencia para localizar dicho nodo del sistema de conducción cardiaco. Cuando esta arteria alcanza el nodo sinoatrial, en el 70% de los corazones queda situada más o menos en el centro del nodo, quedando rodeada por sus células; con menor frecuencia, la posición de la arteria es excéntrica con respecto al nodo. La arteria del nodo sinoatrial es usualmente una única rama, que puede originarse de la arteria coronaria derecha (60%) (Figs. 3A, 4B y 5B) o de la arteria circunfleja (40%). Según el origen y trayecto de esta arteria, se han descrito seis rutas distintas: 1) La arteria se origina de la porción proximal de la coronaria derecha y asciende por la cara anterior del atrio derecho hasta alcanzar la cara anterior de la vena cava superior (Figs. 3A, 4B y 5B); este es el origen y trayecto más frecuentemente reportado. 2) La arteria también se origina de la porción proximal de la arteria coronaria derecha y asciende la pared anterior del atrio derecho, pero al llegar a la vena cava superior la rodean por su cara medial y cruza por detrás de este vaso para llegar finalmente a su cara anterolateral. 3) La arteria se origina de la coronaria derecha, pero no de su porción proximal, sino a nivel del borde medial de la base del atrio derecho, y asciende por su cara lateral hasta alcanzar la vena cava superior. 4) La arteria se origina de la porción proximal de la rama circunfleja de la arteria coronaria izquierda, se dirige hacia la derecha y discurre por la pared anterior de los atrios hasta alcanzar la vena cava superior, a la cual cruza por su cara anterior. 5) La arteria también se origina de la porción proximal de la arteria circunfleja de la arteria coronaria izquierda, siguiendo un trayecto oblicuo hacia la derecha hasta 38 alcanzar el origen de la vena cava superior, y rodea a este vaso por su cara medial y posterior hasta llegar finalmente a su cara lateral en donde termina. 6) La arteria se origina también de la arteria circunfleja, pero más distal que el tipo anterior, a nivel del borde obtuso del corazón y de la base de la orejuela izquierda, ascendiendo por la cara lateral del atrio izquierdo hasta llegar a la vena cava superior. Sea cual sea el origen y trayecto ascendente de esta arteria del nodo sinoatrial, va a proporcionar la irrigación de esta importante parte del sistema de conducción cardiaco, para terminar en la unión cavoatrial donde, como ya se menciono, puede rodear a la vena cava superior por delante (precaval) o por detrás (retrocaval). El sitio más común de origen la arteria del nodo sinoatrial es en los dos primeros centímetros de la arteria coronaria derecha. 2.2.4. DOMINANCIA CORONARIA DERECHA, IZQUIERDA O BALANCEADA El concepto anatómico de dominancia coronaria derecha, izquierda o balanceada está relacionado fundamentalmente con la terminación de estas arterias en la cara posterior del corazón y se considera de importancia ya que la arteria coronaria dominante es la que usualmente va a dar origen a la arteria del nodo atrioventricular. Dominancia derecha. Es el patrón más frecuente de distribución coronaria y lo encontramos en aproximadamente el 90% de los corazones. En este, como ya descrito antes, la arteria coronaria derecha se dirige hacia la derecha, rodea el orificio tricuspídeo alojada en el surco atrioventricular derecho, llega por el surco atrioventricular derecho posterior hasta la crux cordis y en este punto da origen a la arteria interventricular posterior, a la arteria del nodo atrioventricular y a las ramas retroventriculares izquierdas (Figs. 3 y 4). Por su parte, la arteria coronaria izquierda se va a dividir inmediatamente después de su origen en arteria interventricular anterior y arteria circunfleja; esta última se aloja en el surco atrioventricular izquierdo en un corto trayecto, después del cual lo abandona y termina perdiéndose en la cara lateral o posterolateral del ventrículo izquierdo (Fig. 4C,D). En este tipo de distribución coronaria, el origen de la 39 arteria del nodo sinoatrial es indistinto o de la coronaria derecha o de la circunfleja. Dominancia izquierda. Este patrón de distribución coronaria lo encontramos en aproximadamente el 10% de los corazones. En este, la arteria coronaria izquierda también se va a dividir inmediatamente después de su origen en arteria interventricular anterior y arteria circunfleja (Fig. 6A,B), pero esta última va a tener un trayecto más largo que cuando existe dominancia derecha, va a rodear el orificio mitral, y va a llegar a través del surco atrioventricular izquierdo posterior hasta la crux cordis, donde va a dar origen a la arteria interventricular posterior y a la arteria del nodo atrioventricular, emitiendo durante su trayecto por la cara posterior ramas retroventriculares que llevan la irrigación a la cara posterior del ventrículo izquierdo (Fig. 6C,D). La arteria coronaria derecha se va a originar de manera normal del seno aórtico coronariano derecho, se va a dirigir hacia la derecha y a rodear al orificio tricuspídeo por un corto trayecto alojada en el surco atrioventricular derecho, hasta llegar al borde derecho del corazón donde termina perdiéndose (Fig. 5). También en este tipo de distribución coronaria, el origen de la arteria del nodo sinoatrial es indistinto o de la coronaria derecha o de la circunfleja. Patrón balanceado. En 0.5 a 1% de los corazones, tanto la arteria coronaria derecha como la arteria circunfleja van a alcanzar la cara posterior del corazón y a ese nivel cada una de ellas va a dar origen a una rama que desciende, paralela al surco interventricular posterior en dirección al ápex ventricular, sin alojarse ninguna de ellas en dicho surco. En este tipo de patrón coronario, la arteria del nodo atrioventricular puede indistintamente originarse de la coronaria derecha o de la circunfleja, aunque es más frecuente de la primera. 2.2.5. ANASTOMOSIS ENTRE LAS ARTERIAS CORONARIAS Es importante señalar la existencia de redes vasculares anastomóticas entre ambos sistemas arteriales coronarios, pudiendo existir anastomosis arterioarteriales y anastomosis arterio-venosas. Entre las anastomosis arterio-arteriales podemos distinguir dos tipos: las anastomosis interarteriales y las intraarteriales. Dentro de las primeras se 40 incluyen las anastomosis entre la coronaria derecha y la coronaria izquierda, o entre algunas de sus ramas; un ejemplo de éstas, es la encontrada entre la rama del cono arterioso derecho (rama de la coronaria derecha) y una pequeña arteria que se origina de la arteria interventricular anterior (rama de la coronaria izquierda), formando el llamado anillo de Vieussen’s. Otro ejemplo de este tipo de anastomosis es el que se forma entre la arteria interventricular anterior (rama de la coronaria izquierda) y la arteria interventricular posterior (generalmente rama de la coronaria derecha). Con respecto a las anastomosis intraarteriales, estas se dan entre ramas de una misma arteria coronaria; un ejemplo sería la anastomosis entre la rama interventricular anterior y la rama marginal izquierda, siendo ambas ramificaciones de la arteria coronaria izquierda. 2.3. ATEROSCLEROSIS La aterosclerosis anteriormente era considerada un desorden en la acumulación de lípidos, pero ahora se entiende también como un proceso caracterizado por una interacción dinámica entre disfunción endotelial e inflamación (Mahmoudi et al 2007). Insull (2009) señala que la aterosclerosis es una enfermedad de la pared arterial que ocurre en sitios susceptibles de las arterias coronarias, que inicia con retención de lípidos, oxidación y modificaciones que provocan inflamación crónica, y finalmente causando trombosis y estenosis. Las lesiones ateroscleróticas pueden causar estenosis con potencial isquemia distal, o pueden desencadenar oclusiones trombóticas de las principales arterias del corazón, cerebro, extremidades inferiores y otros órganos. Las lesiones empiezan en la capa íntima de las arterias y progresivamente afectan la pared de la arteria, incluyendo la media y la adventicia. La aterosclerosis se desarrolla progresivamente a través de la evolución continua de las lesiones en la pared arterial, fundamentalmente en la acumulación de lípidos acompañado de una respuesta inflamatoria. Como parte del curso natural de la aterosclerosis, puede existir regresión espontánea de las lesiones tempranas, pero en estadios intermedios y avanzados parece ser un proceso progresivamente continuo. El desarrollo de la aterosclerosis usualmente se describe en dos caminos que son diferentes pero complementarios. El primero como una serie extensa de 41 procesos histológicos y el segundo como una serie de diferentes clases de lesiones que son visibles al ojo humano. Actualmente las lesiones se dividen en lesiones de la íntima no ateroscleróticas, donde se incluye el engrosamiento de la íntima y la aparición de la estría grasa o xantoma de la íntima. El engrosamiento de la íntima se describe como que hay una acumulación de células de músculo liso en la íntima con ausencia de células espumosas. La estría grasa como acumulación subendotelial de células espumosas en la íntima, pero aisladas no organizadas, sin núcleo necrótico o capa fibrosa. Las lesiones ateroscleróticas progresivas se clasifican en cinco tipos de lesiones: 1) Inicia con un engrosamiento patológico de la íntima, donde existen células de músculo liso con una matriz rica en proteoglucanos con áreas de acumulación de lípidos extracelular sin necrosis y finalmente trombosis luminal; 2) Ateroma, capa fibrosa, núcleo necrótico con capa fibrosa, finalmente con erosión y trombosis luminal, sin comunicación de los trombos con el núcleo necrótico; 3) Delgada capa de fibroateroma, una delgada capa fibrosa infiltrada con macrófagos y linfocitos, células aisladas de músculo liso y núcleo necrótico, y finalmente ruptura, fibroateroma con disrupción de la capa, y trombosis luminal que comunica con núcleo necrótico. 4) Nódulo Calcificado, calcificación nodular eruptiva con placa fibrocalcificada; 5) Placa fibrocalcificada, usualmente placa rica en colágena con estenosis significativa que contiene áreas extensas de calcificación con células inflamatorias y puede estar presente un núcleo necrótico. 2.4. ESTADO ACTUAL Se denomina puente miocárdico a un segmento de una arteria subepicárdica que tiene un curso intramural en el miocardio o a un segmento de una arteria subepicárdica que está rodeada por fibras musculares (Loukas et al 2006), o bien una banda de tejido miocárdico que cubre un trayecto variable de cualquier arteria coronaria (Hermann et al 2004),y la arteria ha sido denominada arteria coronaria intramural, arteria tunelada (Loukas et al 2006) o intraparietal (Morales et al 1980; Sousa-Rodrigues et al 2006). 42 El primero en describir esta condición fue Reyman en 1737 y Black en 1805 (citados por Loukas et al 2006; Ferreira et al 1991; Villalonga 2003; Alegría et al 2005; Kosinski y Grzybiak 2001; Kosinsky et al 2004). Reyman observó que la vena cardiaca izquierda estaba cubierta, en un segmento, por una delgada capa de miocardio. Geringer (1951) realizó el primer reconocimiento de los puentes miocárdicos, seguido por la primera descripción angiográfica hecha por Portman e Ingrid (1960) (citado por Loukas et al 2006; Alegría et al 2005; Villalonga 2003; Ferreira et al 1991), quienes describieron la constricción sistólica transitoria de un segmento de la arteria coronaria (Noble et al 1976; T. Ishii et al 1986). El efecto milking o de “estrujamiento” en las arterias coronarias debido a los puentes miocárdicos durante la sístole fue descrito por Noble et al (1976) y observado mediante técnica angiográfica (Arnau et al 1999, Villalonga al 2003; Alegría et al 2005). Se ha reportado asociación de puentes miocárdicos con angina, isquemia miocárdica, arritmias, falla aguda en trasplante cardiaco, disfunción ventricular, fibrilación ventricular, e incluso muerte súbita (Alegría et al 2005; Arnau et al 1999; Ortega-Carnicer y Fernández-Medina 1999; Lima et al 2002). Alegría et al (2005) describe a los puentes miocárdicos como una anormalidad innata, en el cual un segmento de una arteria coronaria principal, de localización epicárdica, se encuentra cubierta por el miocardio; otros los reconocen como variantes de la circulación coronaria en que una arteria epicárdica se halla en el miocardio como parte de su curso (Loukas et al 2006; Villalonga et al 2003). Algunos más señalan que un puente miocárdico es una anomalía congénita (Ortega-Carnicer y Fernández-Medina 1999; Hermann et al 2004); angiográficamente se le ha descrito como una compresión sistólica de un segmento de la arteria coronaria epicárdica por una banda de miocardio y algunos reportes muestran una asociación de ésta condición con vasoespasmo, arritmias cardiacas e incluso muerte súbita (Ortega-Carnicer y FernándezMedina 1999). Representan un hallazgo relativamente frecuente con una incidencia que varía en función del método de estudio utilizado (angiográfico/autopsia) (Arnau et al 1999) y que varía del 5 al 86% mediante disección y de 0.5% a 33% por angiografía (Cay et al, 2006; Loukas et al 2006), porcentaje que se incrementa 43 hasta 40% con la administración de nitroglicerina (León et al 2006), ya que la sensibilidad angiográfica puede ser aumentada por la administración de agentes vasodilatadores (especialmente nitroglicerina) y agentes inotrópicos como el isoproteterenol o la dobutamina (Angelini 2004a; Ferreira et al 1991; Alegría et al 2005). También la frecuencia de puentes miocárdicos varía en los estudios angiográficos en razón de que no todos los puentes producen compresión sistólica, dependiendo de la longitud del puente miocárdico, del espesor del mismo y de la oblicuidad de las fibras miocárdicas (Arnau et al 1999; Ferreira et al 1991). La compresión sistólica de la arteria coronaria epicárdica envuelta por las fibras miocárdicas es considerado un hallazgo angiográfico (Alegría et al 2005; Angelini 2004a; Arnau et al 1999; Ortega-Carnicer y Fernández-Medina 1999; Duygu et al 2007; Lima et al 2002). Durante la coronariografía al observar el efecto “milking” o de estrujamiento debe prestarse atención a la diástole, si se observa la arteria coronaria de calibre normal debe considerarse estenosis ateromatosa o un espasmo coronario (Arnau et al 1999). Técnicas como la ultrasonografía intravascular y las imágenes doopler han demostrado que la compresión de las arterias cubiertas por puente miocárdico no es solamente un evento sistólico, sino que persiste durante la diástole (Alegría et al 2005). La perfusión coronaria es fundamentalmente diastólica, por lo que la presencia aislada de puente miocárdico no explica la existencia de isquemia. Se ha propuesto a la taquicardia como factor promotor de evento isquémico ya que reduce de forma importante el llenado coronario diastólico (Arnau et al 1999; Ortega-Carnicier y Férnandez-Medina, 1999); otros factores son el espasmo coronario y la trombosis local (Ortega-Carnicier y FérnandezMedina, 1999; Arnau et al 1999, Lima et al 2002). La arteria coronaria interventricular anterior, rama de la arteria coronaria izquierda, ha sido señalada como la arteria más comúnmente cubierta por fibras miocardicas (Loukas et al 2006; Alegría et al 2005; Villalonga 2003; Ferreira et al 1991; Kosinski y Grzybiak 2001; Kosinsky et al 2004; Lima et al 2002); también ha sido descrita como la arteria que frecuentemente se vuelve profunda y que reaparece en el miocardio como parte de su curso subepicardico (Ishii et al 1986). 44 Los puentes miocárdicos se han clasificado anatómicamente en dos grupos: superficiales y profundos, aunque algunos hablan también de un tercero, el incompleto. La diferencia entre los superficiales y los profundos estriba en que los profundos durante la sístole comprimen a la arteria tunelada, pudiendo torcerla y comprometer el flujo diastólico de esta arteria y esto resultar en isquemia (Ferreira et al 1991; Alegría et al 2005), son observados con menor frecuencia y tienen haces musculares más largos que la variante superficial, además no existe un contacto directo entre la adventicia de la pared de la arteria tunelada y el puente muscular; si la arteria descendente anterior está cubierta ocasionan una desviación de ésta fuera del surco interventricular anterior (Alegría et al 2005). La distinción entre puentes miocárdicos superficiales y profundos es importante en la isquemia y esta clasificación pretende demostrar porque algunos puentes miocárdicos no causan síntomas, y se considera que los puentes miocárdicos superficiales y profundos se forman in útero al mismo tiempo del desarrollo del corazón (Ferreira et al 1991). Mientras que los dos anteriores están formados por fibras de tejido muscular cardiaco, los puentes “incompletos” pueden aparecer asociados a enfermedades durante la etapa adulta y están formados por tejido graso, nervios y tejido conectivo, causando compresión de un segmento arterial durante la sístole (Mohlenkamp et al 2002). Las características morfométricas de los núcleos de las fibras que conforman el puente miocardico son diferentes de las células miocárdicas adyacentes, por lo cual se sugiere que estas fibras son menos funcionales que las adyacentes (Villalonga 2003); sin embargo será necesario preguntarnos ¿si esto es verdad, entonces cual es la razón de la existencia de la arteria del ramo lateral cuando la arteria coronaria interventricular anterior presenta puente miocardico profundo? Otros autores hacen referencias angiográficas y definen a el puente miocárdico como una variante anatómica caracterizada por una estrechez durante la sístole de algunos segmentos de arterias coronarias epicárdicas que corren en el miocardio (Duygu et al 2007). 45 Polacek y Zechmeister (1968) clasificó el miocardio que cubre en dos tipos: a) puente miocardico en donde la arteria se sumerge durante su curso, y b) puente miocárdico a manera de bucle muscular, donde el miocardio atrial abraza a la arteria durante parte de su trayecto en el surco atrioventricular (Ishii et al 1986). Polacek and Zechmeister (1968) examinaron una docena de especies de animales, dividiendo en tres grupos, en base a presencia o ausencia de puentes miocárdicos: Tipo A, cuando las arterias coronarias se hallan embebidas dentro del miocardio como es en el caso de los roedores (ratas y conejos); Tipo B, donde su localización es principalmente epicárdicas aunque pueden introducirse al miocardio como parte de su trayecto y reaparecer en la superficie, y como ejemplos los humanos, monos y perros; y el Tipo C, donde siempre se encuentran en la superficie (caballos y vacas) (Kosinski y Grzybiak 2001; Kosinsky et al 2004). El diagnóstico es clínicamente importante y debe ser considerado en pacientes con presencia de angina de pecho sin factores de riesgo y evidencia de isquemia (Alegría et al 2005). Los puentes miocardicos representan un factor de riesgo en las intervenciones quirúrgicas, en particular en los bypass aortocoronarias que afectan a la arteria interventricular anterior, sobre todo cuando no hay evidencia de compresión sistólica durante la angiografía, o durante el reemplazo valvular cardiaco. En ocasiones las arterias coronarias presentan trayectos intracavitarios, se ha reportado que la arteria coronaria derecha pasa a través del atrio derecho y que la arteria coronaria interventricular anterior dentro del infundíbulo ventricular izquierdo (Villalonga 2003). El pronóstico a largo plazo de los puentes miocárdicos aislados o múltiples de la coronaria interventricular anterior es, en la mayoría de los casos, favorable y benigno. Para algunos autores serán sintomáticos sólo aquellos con una reducción del diámetro luminal mayor del 75% (Arnau et al 1999). La ultrasonografía intravascular y los estudios de necropsia mostraron que el 88% de los pacientes con puentes miocárdicos desarrollan eventualmente placa aterosclerótica en el segmento proximal al puente. El desarrollo de la placa puede ser relacionado a una desaceleración súbita del flujo sistólico y un incremento del estrés en este sitio; en otras palabras el puente miocárdico 46 protege contra la formación de placas ateroscleróticas en este nivel (León et al 2006). El primer trabajo donde se expresa una asociación de los puentes miocárdicos con el fenómeno de aterosclerosis lo realiza Geringer (1951), quien reportó un engrosamiento de la íntima; además señala que para comprender el efecto del miocardio en el espesor de la íntima se debe reconocer que el crecimiento de la íntima es un fenómeno posnatal y continúa a lo largo de la vida; consideró que el espesor de la íntima está determinado por el sexo y la edad, variando enormemente de paciente a paciente y claramente influenciado por otros factores, y el más importante de estos factores es el estrés intravascular y un incremento en la presión intravascular invariablemente conducirá a hiperplasia de la íntima, en otras palabras él señala que la íntima es una capa funcional formada en respuesta y como una adaptación a los mecanismos de estrés a los que se somete el vaso; concluye que las estrecheces murales de la arteria interventricular anterior nunca producen ateromas con significancia clínica. Angelini et al (1983) concuerdan en que al parecer el puente es un factor protector para aterosclerosis y que prácticamente después del puente parecen no existir lesiones ateroscleróticas, no así en el segmento proximal al mismo; en una serie de 1100 angiografías que realizaron observaron que las lesiones fijas sobre la arteria interventricular anterior se presentaron en pacientes con puente miocardico (60%), y en pacientes sin puente miocárdico señala que la distribución de las lesiones sugiere que, durante la sístole, el flujo de la sangre puede traumatizar la pared de la arteria, especialmente donde las arterias se curvan. Ishii et al (1986) mencionan que Lee y Wu (1972), y Stolte et al (1977), encontraron que existía significativamente menos aterosclerosis bajo el puente miocárdico que en los segmentos proximal y distal. Isshi et al (1986) realizaron un estudio dividido en dos series: en la serie A de 107 necropsias, después de la fijación convencional del corazón sin disecar, seccionaron a la arteria interventricular anterior a una distancia de 10 mm del ostium de la coronaria izquierda, la dividió en bloques de 5 mm, y los bloques fueron preparadas para elástica de van Gieson. La serie B consistió de 105 necropsias, y en esta serie disecaron la arteria coronaria interventricular anterior, desde el ostium hasta el 47 ápex, lo mismo que la arteria coronaria derecha que fue disecada hasta la arteria interventricular posterior; el objetivo era identificar las diferentes lesiones ateroscleróticas asociadas al puente miocárdico. En la arteria interventricular anterior encontraron estrías grasas y las lesiones consistieron de placas fibrosas, calcificación y lesiones complicadas; la estría grasa y las lesiones estaban confinadas al segmento arterial antes del puente, y bajo el puente muy pocas lesiones ateroscleróticas, no especificando de que tipo; otras de sus observaciones es que raramente las lesiones ateroscleróticas estaban más allá del segmento proximal al puente y en el caso de la coronaria derecha la extensión de la estría grasa en la porción más allá del puente fue significativamente menor cuando se comparó con casos sin puente miocárdico. También reporta un engrosamiento de la íntima generalmente importante en el segmento proximal al puente en la arteria interventricular anterior y disminuye gradualmente distal al puente, y que el espesor de la íntima fue consistentemente menor bajo el puente. Estos resultados coinciden con los de Geringer (1951). Otros autores como Flynn et al (1994) coinciden en que el segmento bajo el puente parece proteger de la aparición de aterosclerosis. Ishii et al (1998) señalaron que desde la primera descripción hecha por Geringer, tiene que ser aceptado que la íntima del segmento arterial bajo el puentes está siempre libre de aterosclerosis, lo cual ha sido confirmado por estudios histopatológicos con microscopía, a pesar de los cambios ateroscleróticos proximales al puente en la íntima. El segmento pontino está completamente libre de cambios ateroscleróticos y considera que la íntima debajo del puente presenta sólo células de músculo liso y abundante colágena, esto en sujetos de la segunda a novena década de la vida; sugiere que dentro de los mecanismos para la aterosclerosis está el menor estrés que puede permitir la transferencia de lípidos a través de la pared arterial coronaria; cuando aumenta el estrés se observa ausencia de aterosclerosis. Möhlenkamp et al (2002) concuerdan en que el segmento proximal al puente miocárdico frecuentemente muestra formación de placa ateromatosa y que a diferencia del segmento proximal y distal al puente miocárdico, el segmento bajo el puente está ausente de células espumosas y de células modificadas de músculo liso; la explicación para esta observación es que las fuerzas 48 hemodinámicas son las causantes de la formación de placa aterosclerótica en la entrada al puente, pero lo explica de forma inversa a Ishii et al (1998), señalando que el menor estrés puede contribuir a la formación de la placa proximal al puente, mientras que un alto estrés puede ser un factor protector en el segmento tunelado, entendiendo el estrés como la contracción repetida del puente miocárdico . Angelini (2004b) hace referencia a un estudió japonés que concluye que un aumento en el estrés encontrado bajo el puente miocárdico, está relacionado a la ausencia de cambios ateroscleróticos en este nivel, en contraste con un incremento de los cambios ateroscleróticos antes y después del puente, particularmente antes del puente miocárdico. Lima et al (2002) señalan que autores como Edwards (1956) concluyeron que la porciones de las arterias coronarias relacionadas al segmento del puente no están protegidas de procesos aterosclerosis. Por todo lo anterior, aún no está claramente definido si el puente miocárdico es protector para la formación de placas ateroscleróticas después del puente y promotor de placa ateroscleróticas antes del puente miocárdico. 2.5. JUSTIFICACIÓN DEL ESTUDIO Se piensa que la presencia de Aterosclerosis es un factor de riesgo para isquemia cardiaca, trombosis e Infarto al miocardio, y dado que se ha encontrado una asociación entre puentes miocárdicos y presencia de ateromas mediante técnicas de imagenología cardiaca y que estás no permiten determinar la presencia de placas incipientes, resulta importante la descripción morfológica de las mismas. IMPORTANCIA CLÍNICA • Se ha reportado una asociación de esta condición con vasoespasmo, arritmias cardiacas e incluso muerte súbita • Además han sido descritos como un factor protector de aterosclerosis bajo el puente, pero formador de ateromas antes y después del mismo. 49 2.6. PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN ¿Qué tan frecuente es la presencia de puentes miocárdicos en población mexicana ? ¿ Existen cambios histológicos en los diferentes segmentos prepontino, pontino y pospontino de la arteria coronaria relacionados con aterosclerosis coronaria ? 50 3. OBJETIVOS 3.1. OBJETIVO GENERAL 1) Determinar la prevalencia de puentes miocárdicos en población mexicana. 2) Investigar la presencia de cambios histológicos compatibles con aterosclerosis en los tres segmentos relacionados al puente miocárdico. 3.2. OBJETIVO PARTICULAR 1) Describir la frecuencia y morfología de los puentes miocárdicos, así como su clasificación en superficiales y profundos. 2) Caracterizar las placas ateromatosas y su presencia en corazones aparentemente sin lesiones. 51 4. MATERIAL Y MÉTODOS 4.1. MATERIAL 4.1.1. BIOLÓGICO UNIVERSO DE ESTUDIO: Corazones humanos adultos de ambos sexos obtenidos de cadáveres del Servicio Médico Forense del D.F. entre el año 2006 y 2008, según convenio celebrado entre esa Institución y el Departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México. TAMAÑO DE LA MUESTRA: Se obtuvieron 100 corazones de ambos sexos: 80 de sexo masculino, 14 de sexo femenino y seis de sexo desconocido. La edad de las personas al momento del fallecimiento osciló entre 14 y 93 años. La causa de la muerte estuvo relacionada en todos los casos a hechos violentos y en ninguno había antecedente de problemas cardiovasculares. Una vez extraído el corazón del cadáver fue conservado en formol amortiguado al 10%. CRITERIOS DE INCLUSIÓN: Corazones humanos adultos de ambos sexos y cualquier edad, de personas fallecidas sin antecedentes de afección cardiaca. CRITERIOS DE EXCLUSIÓN: Corazones que se laceraron durante las maniobras de extracción o que por su estado de conservación no garantizaban una disección confiable de las arterias coronarias. VARIABLES INDEPENDIENTES: Edad, sexo, tiempo transcurrido desde el momento del fallecimiento hasta la obtención y fijación de la muestra. VARIABLES DEPENDIENTES: Patrón de distribución coronaria, anormalidades asociadas (depósitos de grasa periarterial, alteraciones coronarias, etc.). 4.1.2. NO BIOLÓGICO EQUIPO: Balanza electrónica digital Cámara fotográfica digital NIKON Coolpix 990 Cámara fotográfica digital OLIMPUS ateromatosas 52 Computadora PC Histocriotomo Impresora de inyección de tinta Lámpara fluorescente con lupa Microscopio binocular OLIMPUS Microscopio estereoscópico NIKON SMZ-10 INSTRUMENTAL: Bisturí del Nº 3 y Nº 4 Calibrador Vernier Digital Pinzas de disección Pinzas de relojero rectas Nº 5 Regla de plástico de 30 cm Tijera Iris recta Tijera Mayo Transportador de plástico CRISTALERÍA: Batería de Tinción Cubreobjetos Portaobjetos Probetas y vasos de precipitado de diferentes capacidades REACTIVOS Y MATERIALES DIVERSOS: Agua destilada Bandejas de plástico Cartuchos de tinta para impresora Cubrebocas Formaldehido en solución al 40% Fosfato de sodio dibásico anhidro BAKER Fosfato de sodio monobásico BAKER Glicerol Gelatina Guantes quirúrgicos no estériles 53 Mesa fotográfica de copiado con luz incandescente (4) Programas de computadora Rojo oleoso HE y Tricrómico de Gomori 4.2. MÉTODO 4.2.1. TIPO DE ESTUDIO: Prospectivo, transversal y descriptivo 4.2.2. OBTENCIÓN DEL CORAZÓN Con el cadáver colocado en posición decúbito dorsal, se realizaba con bisturí una incisión en “T” en la cara anterior de la pared del tórax. Mediante disección roma se separaban los tejidos blandos y se seccionaban los cartílagos costales a ambos lados para dejar expuesto al saco pericárdico, el cual se incidía. Se seccionaban las grandes arterias por arriba de sus válvulas, así como la entrada de las venas cavas y pulmonares y se retiraba el corazón de la cavidad torácica. Finalmente, el corazón se colocaba en un recipiente de plástico con el formol amortiguado para su fijación por inmersión. 4.2.3. PREPARACIÓN DEL FORMOL AMORTIGUADO La solución de formaldehido amortiguado para la fijación de los corazones se preparó de la siguiente forma (por cada litro de solución): Formol comercial (37-40%) 100 ml Agua destilada 900 ml Fosfato de sodio monobásico 4.0 g Fosfato de sodio dibásico anhidro 6.5 g Preparación: Primero se coloca el fosfato de sodio monobásico en el agua destilada hasta su completa disolución; después se agrega el fosfato de sodio dibásico anhidro, también hasta su completa disolución, y finalmente se agrega el formol comercial, siempre con agitación continua de la solución. 54 4.2.4. PREPARACIÓN DEL ROJO OLEOSO Solución Madre Rojo de aceite 0.5g Alcohol Isopropilíco 98% 100ml Solución de Trabajo Solución Madre 6ml Agua destilada 4 ml La solución de trabajo debe prepararse por lo menos una hora antes de usarse y como máximo 24 horas. Filtrar antes de usarse. 4.2.5. PREPARACIÓN DEL GLICEROGEL (50ML) 3.75g de gelatina (granetina) 25ml de agua destilada 25ml de glicerol Calentar a 60º centígrados agitando y al final agregar tres cristalitos de fenol o timol. 4.2.6. DISECCIÓN DE LAS ARTERIAS CORONARIAS Después de un periodo mínimo de 72 horas de fijación del corazón, se ponía éste a lavar en agua corriente. Una vez lavado se colocaba el corazón en una bandeja de plástico y, bajo visualización directa de la lámpara fluorescente con lupa, se quitaba cuidadosamente la grasa periarterial que acompaña a todas las arterias coronarias subepicárdicas desde su origen hasta su terminación; esta maniobra era realizada única y exclusivamente mediante disección roma con ayuda de pinzas de disección finas. 55 4.2.7. REGISTRO FOTOGRÁFICO DE LAS ARTERIAS CORONARIAS La mayoría de los corazones fueron fotografiados con la cámara digital NIKON para el registro de los hallazgos, colocándolos en la mesa fotográfica de copiado utilizando iluminación epicoscópica con cuatro lámparas fluorescentes. Las fotografías obtenidas se bajaban finalmente para su archivo en una computadora PC. 4.2.8. ESTUDIO CUANTITATIVO DE LAS ARTERIAS CORONARIAS Los corazones se dividieron en cinco grupos de edad: i. ii. iii. iv. v. 14 a 28 años 29 a 42 años 43 a 56 años 57 a 70 años y 71 a 93 años y en cada uno de los corazones se analizaron y midieron 24 arterias subepicárdicas: 1) Arteria coronaria derecha 13) Arteria diagonal derecha 2) Arteria marginal derecha 14) Arteria diagonal izquierda 3) Arteria diagonal posterior 15) Arterias perforantes septales 4) Arteria interventricular posterior 16) Arteria del nodo sinoatrial derecha 5) Arteria interventricular anterior 17) Arteria sinoatrial izquierda 6) Arteria circunfleja 18) Arteria del ramo lateral 7) Arteria intermedia 19) Arteria medial derecha 8) Arteria marginal izquierda 20) Arteria intermedia derecha 9) Arteria infundibular derecha 21) Arteria lateral derecha 10) Arteria infundibular izquierda 22) Arteria medial izquierda 11) Arterias ventriculares anteriores 23) Arteria intermedia izquierda 12) Arterias diagonales 24) Arteria lateral izquierda Cuando se encontró que existía uno o más puentes de miocardio en el trayecto de cualquiera de estas arterias coronarias subepicárdicas, se midió su diámetro prepontino y pospontino, utilizando el calibrador digital Vernier digital y se midió 56 el ángulo de intersección de la fibra miocárdica con respecto a la arteria comprometida mediante el transportador (Fig. 7). Fig. 7. Método de medición del ángulo de intersección de la fibra miocárdica con respecto al eje longitudinal de la arteria coronaria afectada 4.2.9. ESTUDIO HISTOLÓGICO DE LAS ARTERIAS CORONARIAS Se seleccionaron 10 corazones con puente miocárdico en la arteria coronaria interventricular anterior, dos de cada grupo de edad, que no tuvieran lesiones ateromatosas aparentes, y en cada uno de ellos se tomaron cuatro muestras: Tres de las muestras se tomaron de la arteria coronaria interventricular anterior: una antes del puente (prepontino), otra a nivel del puente (pontino) y la otra después del puente (pospontino). La última muestra – muestra control – se tomó de la arteria coronaria derecha que no tenía puente miocárdico. Todas las muestras cortes se cortaron por congelación a 10 mµ de espesor y se tiñeron con Hematoxilina y Eosina y Tricrómico de Gomori para caracterizar su estructura; además se les realizó histoquímica con Rojo Oleoso para detección de lípidos. 4.2.10. ESTUDIO ESTADÍSTICO Se analizaron los datos mediante frecuencias simples y medidas de tendencia central. Finalmente se le realizó análisis de varianza de una vía (ANOVA) para comparar el diámetro prepontino vs el diámetro pospontino de las veinticuatro arterias. 57 5. RESULTADOS 5.1. DISTRIBUCIÓN POR EDAD Y SEXO De los 100 corazones estudiados: 80 correspondieron al sexo masculino, 14 al femenino y en 6 no se pudo precisar el sexo. Las edades oscilaron entre 14 y 93 años de edad. La distribución de los corazones por grupo de edad puede ser apreciada en el siguiente gráfico: 35 32 30 25 21 20 18 14 15 9 10 5 0 14-28 5.2. 29-42 43-56 57-70 71-93 PUENTES MIOCÁRDICOS Se encontró presencia de uno o más puentes miocárdicos en 96 corazones (96%) y sólo en cuatro de ellos (4%) ninguna de sus arterias coronarias subepicárdicas estaba afectada por puentes. De los 96 corazones afectados, el total de puentes miocárdicos fue de 421 que afectaban a 365 arterias coronarias, con un promedio de 3.7 arterias afectadas por corazón, 4.2 puentes miocárdicos por corazón y 1.2 puentes miocárdicos por arteria afectada. De estos 96 corazones con puentes miocárdicos, su distribución según el número de arterias con presencia de puentes fue la siguiente: 10 corazones presentaron puentes en una sóla arteria, 21 corazones tuvieron dos arterias con presencia de puentes, 11 corazones con tres arterias afectadas por puentes, 13 corazones con cuatro arterias con puentes, 11 corazones con cinco arterias distintas con presencia de puentes, nueve corazones presentaron puentes en 58 seis arterias coronarias, siete corazones con siete arterias con puentes, siete corazones con ocho arterias en las que encontramos puentes, tres corazones con nueve arterias con presencia de puentes, dos corazones con 10 arterias afectadas con puentes, un corazón con 11 arterias con presencia puentes y finalmente un corazón con 12 arterias con al menos un puente. La siguiente gráfica muestra esta distribución: 25 21 20 15 11 10 10 13 11 9 7 7 5 3 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 2 1 1 10 11 12 Con respecto a la relación del número de puentes miocárdicos y cuál de las 24 arterias era la afectada, su distribución puede verse en la siguiente gráfica: a. coronaria derecha 2 a. marginal derecha 33 a. diagonal posterior 23 a. interventricular posterior 15 a. interventricular anterior 52 4 a. circunfleja 20 a. intermedia 29 a. marginal izquierda 26 a. infundibular derecha a. infundibular izquierda 1 34 a. ventriculares anteriores 5 a. diagonales a. diagonal derecha 6 a. diagonal izquierda 5 a. perforantes septales 2 a. nodo sinoatrial derecha 27 a. sinoatrial izquierda 46 3 a. ramo lateral 9 a. medial derecha 4 a. intermedia derecha 10 a. lateral derecha a. medial izquierda 5 a. intermedia izquierda 4 a. lateral izquierda 0 10 20 30 40 50 59 La frecuencia más alta de puentes miocárdicos se presentó comprometiendo a la arteria coronaria interventricular anterior, la cual se observó en el 54.2% de los corazones (52 de los 96 casos) (Figs. 8A, 9C y 10A,B). En algunos casos el diámetro de esta arteria no cambió significativamente antes y después del puente de miocardio (Fig. 10A,B), mientras que en otros el diámetro pospontino fue significativamente menor (Figs. 8A y 9C). Fig. 8. Caso No 85 con dos puentes miocárdicos: uno en la arteria coronaria interventricular anterior y el otro en la arteria coronaria interventricular posterior. A. Vista anterior del corazón; obsérvense el trayecto de la coronaria interventricular anterior (3) y el puente miocárdico que la cruza en su tercio medio, emergiendo después del puente con un diámetro notoriamente menor (3’). B. Vista posterior del corazón; nótese también el trayecto de la coronaria interventricular posterior (4) y el puente miocárdico que la cruza en su tercio medio, emergiendo después del puente con un diámetro notoriamente menor (4’). VI = ventrículo izquierdo Le siguieron en frecuencia los puentes miocárdicos que comprometían el trayecto de la arteria del nodo sinoatrial izquierda, los cuales se observaron en el 47.9% de los corazones (46 de los 96 casos), los puentes a nivel de las arterias coronarias ventriculares anteriores en el 35.4% (34 de los 96 corazones) (Fig. 10D), los puentes a nivel de la arteria marginal derecha en el 34.4% (33 de los 96 corazones), los de la arteria marginal izquierda en el 30.2% (29 de los 96 corazones), los de la arteria del nodo sinoatrial derecha en el 28.1% (27 de los 96 corazones), los de la arteria infundibular derecha en el 27.1% (26 de los 96 corazones) y los de la arteria diagonal posterior en el 24% (23 de los 96 corazones) (Fig. 9B). En la Fig. 11 puede verse un puente miocárdico de una arteria diagonal izquierda. 60 Fig. 9. Caso No 34 con más de cuatro puentes miocárdicos: uno en la arteria coronaria derecha, otro en la arteria diagonal posterior, otro en la arteria coronaria interventricular anterior y cuatro en ramas ventriculares posteriores. A. Vista oblicua anterosuperior del corazón; obsérvense el origen y trayecto inicial de la coronaria derecha (1) y el puente miocárdico que la cruza a escasa distancia de su origen, emergiendo después del puente con un diámetro más o menos similar (1’). B. Vista posterior del corazón; nótese el origen a partir de la arteria circunfleja de varias ramas ventriculares izquierdas posteriores (a) que se ocultan debajo de puentes de miocardio para resurgir poco más adelante; de igual manera se observa la arteria interventricular posterior (4) muy delgada, que a nivel de la crux cordis se oculta totalmente en el miocardio, así como una gran arteria diagonal posterior (b) que a escasa distancia del anillo atrioventricular posterior se oculta totalmente en el miocardio. C. Vista oblicua anteroizquierda; obsérvese el origen y trayecto de la arteria interventricular anterior y como la cruza un puente de miocardio que cambia notoriamente el calibre de esta arteria antes (3) y después del puente (3’). D. Vista posterior del corazón; nótese el trayecto de la arteria circunfleja (5) y el origen de las ramas ventriculares izquierdas (a) ya descritas en B. VI = ventrículo izquierdo 61 Fig. 10. Caso No 52 con tres puentes miocárdicos: uno en la arteria interventricular anterior, otro en la arteria interventricular posterior y el otro en la arteria infundibular derecha. A. Vista ventral del corazón; obsérvense el trayecto de la arteria interventricular anterior (3) y el puente miocárdico que la cruza inmediatamente por abajo del plano valvular pulmonar, emergiendo después del puente con un diámetro más o menos similar (3’). B. Vista lateral izquierda del corazón mostrando el trayecto y el puente de la misma arteria interventricular anterior. C. Vista posterior del corazón; obsérvese el origen y trayecto de la arteria interventricular posterior (4) y el puente de miocardio que la cruza, sin afectar notoriamente el calibre de esta arteria (4’). D. Vista lateral derecha del corazón; nótese el trayecto de la arteria infundibular derecha (7) y como esta se oculta debajo del miocardio del ventrículo derecho (VD). VI = ventrículo izquierdo 62 Fig. 11. Caso No 2 con un puente miocárdico a nivel de una arteria diagonal izquierda. A. Vista ventral del corazón. B. Vista anteroizquierda del corazón. Obsérvense en ambas que de la arteria interventricular anterior (3) surge una arteria diagonal izquierda (c) que se oculta debajo de fibras del miocardio del ventrículo derecho (VD) y sale después de un trayecto largo con notorio menor calibre que a su ingreso (c’) VI = ventrículo izquierdo En cuanto al número de puentes por grupo de edad se detectaron: 112 en el grupo de 14 a 28 años, 91 en el grupo de 29 a 42 años, 89 en el grupo de 43 a 56 años, 66 en el grupo de 57 a 70 años y 50 en el grupo de 71 a 93 años. Su distribución puede ser apreciada en la siguiente gráfica: 120 112 100 91 89 80 66 60 50 40 20 0 14-28 29-42 43-56 57-70 71-93 El promedio de puentes por grupo de edad fue el siguiente: para el grupo de 14 a 28 años fue de 3.5 puentes, para el grupo de 29 a 42 años de 4.3 puentes, para el grupo de 43 a 56 años de 4.9 puentes, para el grupo de 57 a 70 años de 63 4.7 puentes y para el grupo de 71 a 93 años fue de 5.5 puentes. Esta distribución puede ser también apreciada en la siguiente gráfica: 6 5.5 5 4.9 4.7 43-56 57-70 4.3 4 3.5 3 2 1 0 14-28 29-42 71-93 En cuanto al análisis por arteria coronaria, se midió a las 24 arterias coronarias la longitud del puente, el diámetro prepontino, el diámetro pospontino y el ángulo que se produce por la intersección de la fibra miocárdica en relación al eje de la arteria coronaria. Estos resultados pueden verse en la siguiente tabla: Longitud puente Diámetro prepontino Diámetro postpontino Ángulo 1) Arteria coronaria derecha 15.5 mm 2.6 mm 2.8 mm 87.5º 2) Arteria marginal derecha 17.0 mm 1.4 mm 1.2 mm 65.6º 3) Arteria diagonal posterior 19.9 mm 1.8 mm 1.4 mm 95.9º 4) Arteria interventricular posterior 20.2 mm 1.6 mm 1.5 mm 72.0o 5) Arteria interventricular anterior 20.9 mm 3.0 mm 2.2 mm 61.0o 6) Arteria circunfleja 7.8 mm 3.3 mm 2.8 mm 53.8º 7) Arteria intermedia 29.5 mm 1.8 mm 1.0 mm 37.7º 8) Arteria marginal izquierda 26.6 mm 2.3 mm 1.2 mm 37.6º 9) Arteria infundibular derecha 18.9 mm 1.3 mm 1.0 mm 55.2º 10) Arteria infundibular izquierda 5.7 mm 1.3 mm 0.7 mm 80.0o 11) Arterias ventriculares anteriores 21.5 mm 1.3 mm 1.1 mm 54.7º 12) Arterias diagonales 17.2 mm 1.4 mm 1.3 mm 44.0o Arteria 64 13) Arteria diagonal derecha 21.9 mm 1.7 mm 1.0 mm 65.0o 14) Arteria diagonal izquierda 17.4 mm 1.6 mm 1.2 mm 57.0o 15) Arterias perforantes septales 21.6 mm 1.7 mm 16) Arteria nodo sinoatrial derecha 20.0 mm 1.5 mm 1.3 mm 72.7º 17) Arteria sinoatrial izquierda 65.2 mm 1.7 mm 1.5 mm 131.8º 18) Arteria del ramo lateral 11.3 mm 2.3 mm 0.9 mm 25.0o 19) Arteria medial derecha 15.1 mm 1.3 mm 1.1 mm 71.7º 20) Arteria intermedia derecha 16.6 mm 1.4 mm 1.1 mm 83.8º 21) Arteria lateral derecha 17.1 mm 1.3 mm 0.7 mm 78.0o 23) Arteria intermedia izquierda 25.8 mm 1.5 mm 1.1 mm 44.0o 24) Arteria lateral izquierda 17.8 mm 1.4 mm 0.9 mm 26.3º 72.5º 22) Arteria medial izquierda Con respecto al tipo de dominancia de circulación coronaria, el número de puentes miocárdicos y si estos comprometían a arterias coronarias derechas o izquierdas, los resultados pueden verse en la siguiente tabla: Número de corazones con: Número de arterias con puente miocárdico Dominancia Derecha 86 Dominancia Izquierda Patrón Balanceado Total 5.3. Número de arterias con puente que afectan: Arterias izq. Arterias der. 307 151 156 8 19 11 8 6 39 19 20 100 365 181 184 ESTUDIO HISTOLÓGICO DE LAS ARTERIAS CORONARIAS GRUPO DE 14 A 28 AÑOS DE EDAD: De los dos corazones de este grupo, en el primero se encontró en el segmento prepontino engrosamiento e irregularidad de la íntima, capa muscular uniforme y ausencia de lesiones ateromatosas; en su segmento pontino la capa muscular fue más uniforme y también negativa a 65 lesión ateromatosa; el segmento pospontino fue negativo también a lesión ateromatosa. El segundo corazón de este grupo de edad presentó en el segmento prepontino: positividad con rojo oleoso a células espumosas distribuidas en diferentes capas y no aisladas, y con técnica convencional de HE y Tricrómica, la íntima se observó engrosada con pérdida de la lámina elástica interna en algunas zonas (Fig. 12). En su segmento pontino se observó igualmente positividad a células espumosas distribuidas de la misma manera que el segmento prepontino, así como pérdida de la continuidad en la elástica interna en algunas zonas (Fig. 13). El segmento pospontino fue negativo a lesiones no ateroscleróticas o ateroscleróticas (Fig. 14). La muestra control de la coronaria derecha fue negativo a lesiones no ateroscleróticas y ateroscleróticas (Fig. 15). Fig. 12. Corte histológico de la coronaria interventricular anterior correspondiente al segmento prepontino. A. Se observa un fibroateroma positivo a rojo oleoso (flecha) (10x). B. Se observa engrosamiento de la íntima con HE ({) (40x). C. Células espumosas del fibroateroma positivas al rojo oleoso (flechas) (100x). 66 Fig. 13. Corte histológico de la coronaria interventricular anterior correspondiente al segmento pontino. A. Corte histológico de la coronaria completa que muestra engrosamiento irregular de la íntima con fibroateroma localizado en el sitio de mayor engrosamiento de la íntima (flecha) (4x). B. Acercamiento del fibroateroma (flecha) (10x). C. Engrosamiento de la íntima observado en HE ({) (40x). Fig. 14. Corte histológico de la coronaria interventricular anterior correspondiente al segmento pospontino. A. Se observa engrosamiento irregular de la íntima sin fibroateroma ni lesiones no ateroscleróticas. Negativo a rojo oleoso (flechas) (10x). B. La misma observación con HE. Íntima ({) (40x). 67 Fig. 15. Corte histológico de la coronaria derecha no relacionada al puente miocardico. A. Se observa menor engrosamiento de la íntima, sin lesiones no ateroscleróticas ni ateroscleróticas. Negativo a rojo oleoso (flechas) (4x). B. Las mismas observaciones con HE a mayor aumento. Intima ({) (40x). GRUPO DE 29 A 42 AÑOS DE EDAD: Las tres muestras de la arteria relacionadas al puente miocárdico de los dos corazones fueron negativas con rojo oleoso, HE y Tricrómico de Gomori a lesiones no ateroscleróticas y ateroscleróticas. Lo que si se observó fue engrosamiento de la íntima en los segmentos pontinos de la arteria, y lo mismo fue visto en la muestra control de este grupo. GRUPO DE 43 A 56 AÑOS DE EDAD: Ambos corazones muestreados fueron negativos con rojo oleoso, HE y Tricrómico de Gomori a lesiones ateroscleróticas. GRUPO DE 57 A 70 AÑOS DE EDAD: Los dos corazones fueron negativos con rojo oleoso, HE y Tricrómico de Gomori a lesiones no ateroscleróticas y ateroscleróticas. Ambos presentaron engrosamiento de la íntima en los segmentos relacionados al puente, lo mismo que el control de este grupo. GRUPO DE 71 A 93 AÑOS DE EDAD: Ambos presentaron en el segmento prepontino, pontino y pospontino irregularidad de la íntima, muscular uniforme y ausencia de lesiones ateroscleróticas y a lesiones no ateroscleróticas. Uno de los controles fue negativo a lesiones, mientras que el segundo control fue positivo con placa aterosclerótica y núcleo necrótico (Fig. 16). 68 Fig. 16. Corte Histológico de la arteria coronaria derecha, no relacionada con el puente miocárdico en la que se observa una lesión aterosclerótica caracterizada por un núcleo necrótico. A. Núcleo necrótico (flecha) en relación con la placa de ateroma. Rojo oleoso (10x). B. Núcleo necrótico (*) en HE (40x). 5.4. ESTUDIO ESTADÍSTICO El análisis de varianza (ANOVA) mostró al comparar los diámetros arteriales prepontino vs pospontino, una diferencia estadística significativa en el factor grupos: (F (1,42)= 7.549; p<0.008). Longitud Diámetro prepontino Diámetro pospontino Ángulo 20.39661425 1.76047121 1.261076929 63.64554054 2.421746441 0.122270296 0.133524389 5.218247303 Promedio de Longitud de los puentes encontrados en las 24 arterias analizadas, diámetro prepontino y pospontino, así como el ángulo del puente expresando en grados (lado izquierdo de la gráfica). (*)=diferencia estadística entre el diámetro prepontino y pospontino; (p<0.008) 69 6. ANÁLISIS Con base en nuestros resultados de número de corazones y número de puentes por grupo de edad observamos que en el grupo de 14 a 28 años de edad se encontraron más puentes y representa el grupo con él número mayor de corazones; sin embargo observamos una relación inversa con relación al promedio de puentes por corazón, lo cual nos indica que probablemente se nace con puentes miocardicos, pero a lo largo de la vida, debido a las adaptaciones del corazón, al crecimiento y a las enfermedades degenerativas propias de la edad se forman puentes. Ferreira et al (1991), propone que los puentes se forman in útero, desde el momento mismo de la formación del corazón, pero no existe una serie seria de corazones fetales que apoye está teoría. En nuestro estudio de 100 corazones la prevalencia fue del 96%, siendo un resultado distinto a lo ya publicado (Tabla 1), debido a varias posibles causas: la primera es que en ningún estudio publicado se había hecho una descripción de 24 arterias coronarias, la gran mayoría de autores se limitan a la arteria interventricular anterior por ser la arteria más frecuentemente afectada, por otra parte en los artículos que dice “disecan todas las arterias”, en realidad sólo han considerado a las ramas principales de las arterias coronarias derecha e izquierda y en general no son más de siete las que han estudiado; finalmente, creemos también que deben considerarse diferencias raciales y poblacionales. Tabla 1. Incidencias reportadas por distintos autores. Modificada de Mohlenkamp Autor Número de Corazones Estudiados Con puente (%) Comentario Geringer 100 23 LAD Edwards et al 276 5 Todas las coronarias, 87% en la IVA Polácek 70 86 Incluyó bucles musculares sobre la coronaria derecha. 60% en IVA Lee and Wu 108 58 IVA Risse y Weler 187 18 Todas las coronarias, 88% en la IVA Ferreira et al Baptista y DiDio Ortale et al Kosinski y Grzybiak Kosinki et al SousaRodriguez et al 90 56 Todas las coronarias 82 54 Todas las coronarias, 35% en la IVA 37 56 IVA (7% venas coronarias con puente miocárdico) 100 41 Todas las coronarias 300 31.3 30 46.7 Todas las coronarias IVA, y dos coronarias, una ubicada en cara anterior de ventrículo derecho y la otra en cara posterior del ventrículo derecho. 70 Loukas et al 200 34.5 Todas las coronarias En nuestra serie de 100 disecciones encontramos puentes miocárdicos en más de 90%, por lo que consideramos que los puentes miocárdicos deben ser considerados como una variante de normalidad para la población mexicana en vez de una patología. Duygu et al (2007) son unos de los pocos autores, y probablemente los únicos, que se han atrevido a describir a los puentes miocárdicos como una variación anatómica. Autores como Angelini et al (2002) los consideran como una anomalía congénita y los refieren como estar presentes en menos del 1% de la población; sin embargo, en el mismo artículo señalan que si se realiza microdisección, los puentes miocárdicos pueden ser comúnmente encontrados. Geringer (1951), enfoca su estudio a la arteria interventricular anterior y al desarrollo de aterosclerosis. La primera observación morfológica de su trabajo es que la fibra que cubre al vaso coronario corre usualmente desde su ángulo derecho, observación que concuerda con Ferreira et al (1991) y con nuestras observaciones. Además propone que este fenómeno puede ser efectivo en el control y sobredistención del vaso; tal vez sea el primer autor en mencionar que puede existir una división de la arteria interventricular anterior y que uno de sus ramos corre sobre el epicardio, mientras que el otro presenta un puente muscular, ambos paralelos; probablemente es en este momento que surge el concepto de ramo lateral. Realizó micromedidas del lumen, la intima y la adventicia y tabuló el promedio de cada vaso; también clasificó arbitrariamente el grado de aterosclerosis en una escala del 0 al 5, donde en 0 no hay lesiones y en el 5 si hay lesiones necróticas severas. Sus observaciones respecto a la intima y la media se enfocan a explicar una asociación entre la debilidad de la íntima, sea por enfermedad o atrofia, como estímulo para el crecimiento de la media, y concluye menor presencia de ateromas con importancia clínica bajo el puente miocardico; esto parece lógico ya que la contracción repetida, fortalece la muscular de la media y ésta da mayor resistencia a la intima, sin embargo autores como Edwards (1956), señalan que las porciones de las arterias coronarias envueltas por fibras miocárdicas no están protegidas de procesos ateroscleróticos. Polacek y Zechmeister (1968) en 70 casos, presenta la incidencia más alta; todos concuerdan que la arteria coronaria interventricular anterior presenta más puentes miocárdicos. 71 En cuanto a la distribución por sexo Ishii et al (1986) observaron en tres series distintas (la mayor de 213 corazones masculinos y 217 femeninos), una frecuencia de puentes miocárdicos de aproximadamente 50% para hombres y 35% para mujeres, sin embargo no encontró diferencia estadística en la frecuencia de puentes miocárdicos por edad entre ambos sexos. Todos los autores reportan mayor incidencia en hombres. Loukas et al (2006) en una serie de 81 corazones, en la que 69 eran del sexo masculino y 12 del femenino, encontró que eran más frecuentes en hombres (59, 85.5%) que en mujeres (10, 14.5%). Ferreira et al (1991), reportó que de 90 corazones (56 masculinos y 34 femeninos) 50 tenían puente miocárdico y de estos 32 correspondían al sexo masculino; además reportó que de 41 puentes miocárdicos 31 eran superficiales (75.6%) y 10 profundos (24.4%), y señalo que los haces musculares de este tipo de puente son más largos que los superficiales. En nuestra población estudiada la gran mayoría presentó puentes miocárdicos superficiales, por este motivo es de esperar que fueran asintomáticos. Creemos que el poseer puentes miocárdicos no es una patología cardiovascular, pero si pueden coexistir puentes miocárdicos con patologías cardiovasculares. Nosotros encontramos una tendencia similar para ambos sexos. De los 96 corazones que presentaron puente miocárdico, 80 correspondieron al sexo masculino, 14 al femenino y 6 de sexo desconocido. De los 80 hombres 78 (97.5%) y de las 14 mujeres 13 (92.8%) presentaron puentes, por lo que es evidente que no hay diferencia. En el estudio de Loukas et al (2006) existe una interpretación errónea de los datos, ya que aunque según los datos que muestra del total de su población masculina el porcentaje de puentes es de 85.5%, pero su total de mujeres doce y de éstas diez equivale ajustado a su población por sexo a 83.3% del total de mujeres, lo cual sería similar a nuestros datos. La mayoría de los autores concuerdan que la arteria coronaria más afectada es la arteria interventricular anterior (Ferreira et al 1991; Loukas et al 2006; Sousa-Rodriguez et al 2006; kosinski y Grzybiak 2001; Kosinski et al 2004; Lima et al 2002). Baptista y Didio (1992), en 82 corazones encontraron puentes miocárdicos sobre la arteria interventricular anterior en 35.4% de los especímenes y sobre la arteria interventricular posterior en 6.1%. Nuestros resultados son distintos, ya que de los 100 corazones estudiados, en 52% estaba afectada la arteria interventricular anterior y en 15% se presentó puente miocárdico sobre la arteria interventricular posterior. Morales et al 72 1993 revisó 39 corazones y reportó que en todos la arteria interventricular anterior presentó puentes miocárdicos. Kosinski y Grzybiak (2001), en una muestra de 100 corazones, reportaron la arteria interventricular anterior como el sitio más común de puentes miocárdicos, seguida de la arteria diagonal y de la arteria interventricular posterior. Nosotros coincidimos en que la arteria interventricular anterior es la más afectada, pero nuestra muestra indica que en segundo lugar está la arteria sinoatrial izquierda y enseguida las arterias ventriculares anteriores y la arteria marginal derecha. Kosinski et al (2004) reportaron en 300 corazones 94 con puentes miocárdicos (PM) (31.3%), en los que encontraron en total 114 puentes sobre 6 arterias: interventricular anterior, interventricular posterior, arterias diagonales, arteria marginal izquierda, arteria marginal derecha y arteria circunfleja. Sobre la interventricular anterior encontró 80 puentes en 72 corazones, y el resto distribuido de la siguiente manera: sobre la arteria diagonal 15 puentes en 14 corazones, sobre la interventricular posterior 11 puentes en 10 corazones, sobre la marginal izquierda 6 puentes en 6 corazones, sobre la marginal derecha un puente en un corazón, y sobre la circunfleja un puente en un corazón. Su análisis fue: sobre la interventricular anterior el 70.2% de los puentes, sobre la arteria diagonal el 13.2%, sobre la interventricular posterior el 9.6%, sobre la marginal izquierda el 5.2% y sobre la marginal derecha y la circunfleja el 0.9%, respectivamente. Nuestros resultados mostraron mayor número de puentes: 421 en 96 corazones, pero expresado en porcentaje coinciden sólo en la arteria circunfleja. En base al estudio realizado por Kosinski et al (2004) se pueden distinguir cuatro tipos de configuración de la posición de los puentes miocárdicos: Tipo I, un solo puente en el corazón, Tipo II, dos puentes en el mismo corazón sobre la misma arteria, Tipo III, dos puentes en el corazón sobre arterias distintas, y Tipo IV, tres puentes en el corazón, dos sobre la misma arteria y uno sobre una diferente arteria. Estos autores reportaron una frecuencia del 79.7% para el tipo I, del 9.6% para los tipos II y III, y del 0.3% para el tipo IV. Nuestros datos no son comparables con los de estos autores ya que nosotros tenemos sólo cuatro corazones sin puente y de los noventa y seis restantes el 48% de los corazones presentó un puente por arteria, el 44% dos puentes por arteria y el 4% tres puentes por arteria. 73 Loukas et al (2006) estudió 200 corazones, los cuales correspondieron a 82 mujeres y 118 hombres, con un promedio de edad de 63 años (21 a 76 años); reportó 81 puentes miocárdicos en 69 corazones (34.5%), distribuidos en 7 arterias: arteria interventricular anterior (43.2%), arteria diagonal (17.2%), arteria marginal izquierda (7.4%), arteria interventricular posterior y circunfleja (6.1%), arteria coronaria derecha (18.5%), arteria marginal derecha (4.9%) y arteria interventricular posterior rama de la coronaria derecha (14.5%). La presencia de un solo puente fue notado en 59 (85.5%), y múltiples puentes fueron observados en diez (14.5%). Los vasos que más mostraron puentes miocárdicos fueron la arteria interventricular anterior y la circunfleja. La longitud de las arterias que reportó es mayor a la que nosotros encontramos, sin embargo la frecuencia de puentes miocárdicos que reportó es menor. La comparación de los datos de estos autores y los nuestros pueden ser observada en la Tabla 2. Tabla 2: Comparación entre el número de puentes miocárdicos y su longitud Rojas Granados 2009 Loukas et al (2006) LOCALIZACIÓN NÚMERO DE PM PROMEDIO DE LONGITUD (mm) NÚMERO DE PM PROMEDIO DE LONGITUD (mm) Interventricular Anterior 68 20.90 35 32 Diagonales 16 18.83 14 30 Marginal Izquierda 26 26.55 6 31 Interventricular Posterior de Coronaria Derecha 12 21.25 5 29 Coronaria Derecha 2 15.52 15 33 Marginal Derecha 33 17.02 4 32 Interventricular Anterior de Circunfleja 1 6.11 2 32 Estos mismos autores asociaron el patrón de dominancia coronaria del corazón con la frecuencia de afectación de las arterias coronarias. De sus 200 corazones estudiados, 110 (55%) tuvieron dominancia derecha, 66 (33%) dominacia izquierda y 24 (12%) patrón balanceado; de los 69 corazones donde encontró puente miocárdico, 17 tuvieron dominancia derecha (en 6 corazones estaba afectada la circulación izquierda y en 11 la circulación derecha), 46 presentaron dominancia izquierda (en 42 se afectaba la 74 circulación izquierda y en 4 la circulación derecha), y 6 corazones con patrón balanceado (4 que afectaban circulación izquierda y 2 la derecha). Nuestros resultados no son comparables con los de estos autores, ya que su universo de estudio fueron solo siete arterias, y en nuestro estudio frecuentemente estaban combinadas en un mismo corazón puentes miocárdicos que comprometían coronarias del lado derecho y del lado izquierdo. La longitud que reportaron Loukas et al (2006) de los puentes miocárdicos tuvo un rango de 12 a 49.5 mm, con una media de 31 mm (Tabla 2). Nuestros resultados mostraron un rango de longitud de 2.06 a 132.84 mm, con una media de 20.4 mm (Tabla 2). Otros autores han reportado longitudes distintas, por ejemplo Geringer (1951) encontró puentes desde 5 mm y Kosinski et al (2004) desde 3.6 mm. Sousa-Rodriguez et al (2006) en una muestra de 30 corazones de individuos adultos de ambos sexos, encontró una frecuencia de puentes miocárdicos de 46.7%, de los cuales en 12 corazones (40%) el puente se localizó en el surco interventricular anterior, Si bien es cierto que la diferencia de acuerdo a las incidencias reportadas en parte pueden ser atribuidas al cuidado en la disección, también debemos prestar atención a la población, no es lo mismo hablar de población europea, americana o asiática o latina. En la Tabla 3 se observan los porcentajes reportados hasta el momento por distintos autores. Tomada y Modificada de Loukas et al (2006): Tabla 3: Comparación de porcentajes de puentes miocárdicos por distintos autores Autor/año/total de corazones Interventricular anterior Visscher/1983/1 100 Ishii/1986/642 100 Ciampricotti/1988/1 100 Bezzera/1987/50 52 Vidal/1988/12 100 Bezzera/1989/90 Ferreira/1991/90 38.8 Diagonal Marginal izquierda Interventricular posterior de la circunfleja Coronaria derecha Marginal derecha Interventricular posterior de la coronaria der. 8 14 2 12 2 2 75 Kuhn/1991/2 100 Laifer/1991/1 100 Baptista/1992/82 35.4 Morales/1993/39 100 Virmani/1993/690 1.3 Kosinski/2001/100 3.6 7.3 6.1 33 5 3 1 4 Kosinski/2004/300 70.2 13.2 5.2 0.9 9.6 Sousa-Rodriguez/ 2006/30 40 Loukas/2006/200 43.2 17.2 7.4 4.9 14.5 6.1 18.5 Como ya James y Burch (1958) mencionaron, las arterias atriales merecen nuestra atención y de estás la arteria del nodo sinoatrial requiere especial mención en función de su importancia en el sistema de conducción del corazón. El recorrido de esta arteria es largo para llegar a la desembocadura de la vena cava superior y su unión con la base del atrio derecho. Esta arteria ha recibido distintos nombres, tal vez el más usado en la década de los 60’s fue el de “ramus ostii cavae superioris”. Estos autores mencionaron que es común que esta arteria surja en los primeros centímetros de la coronaria derecha o de la coronaria izquierda y que pueden existir distintos trayectos, pero fueron Kawashima y Sasaki (2003) los que describieron los seis trayectos posibles que puede seguir: tres cuando emerge de la arteria coronaria derecha y los otros tres cuando surge de la coronaria izquierda a partir de la arteria circunfleja. Sin embargo estos autores no hacen mención a los puentes miocárdicos que pueden cubrir parte de su trayecto y hacer difícil su observación y descripción; cabe señalar que esta variante de normalidad se presenta en ambos orígenes de esta arteria, que son superficiales y que cuando proviene de la Coronaria izquierda su longitud y el ángulo son mayores, y que un ángulo mayor de 90º modifica la dinámica del flujo en menor medida, de laminar a turbulento; en este sentido la interrupción del flujo sanguíneo durante la contracción del corazón se espera no sea súbita, sino que exista una reducción sostenida y por tanto no se detecte el puente miocardico, mediante angiografía, no mostrando efecto “milking” o de ordeñamiento. El resultado de ANOVA muestra una diferencia significativa entre la reducción del diámetro pospontino en relación al diámetro prepontino y nos indica probablemente una influencia del puente miocárdico sobre la reducción del diámetro arterial, reforzando lo 76 ya descrito donde el puente al constreñirse causa un reflujo retrogrado de sangre, lo que modifica la dinámica del flujo. Después de haber comparado nuestro estudio con estudios previos, nuestro trabajo difiere en algunos aspectos y toma relevancia ya que hicimos una evaluación más completa al incorporar arterias del sistema coronario que no se habían evaluado. Revisando 24 arterias coronarias por corazón, nuestro estudio demuestra que existe la presencia de puentes en otras arterias que deberían tomarse en cuenta para la evaluación clínica del paciente. La aterosclerosis coronaria en asociación con puentes miocárdicos se estudió primeramente en la arteria interventricular anterior; el segmento proximal al puente frecuentemente mostró formación de placa aterosclerótica y frecuentemente el segmento tunelado está libre de placa aterosclerótica (Mohlenkamp et al 2002). Angiográficamente Cay et al 2006 señaló que la placa aterosclerótica generalmente es encontrada en el segmento proximal al puente y bajo el mismo se encuentra libre. Mediante ultrasonido intravascular y doopler se pueden explicar los mecanismos de isquemia. Ge et al (1995) es el primero en mostrar que existe un alto estrés en la pared del segmento proximal al puente miocardico, lo cual explica la alta incidencia de aterosclerosis en este segmento; la presión en este segmento fue más alta que la presión de la aorta, y es de los primeros en tratar de dar una explicación al referir que probablemente la fuerza de contracción de la fibra miocárdica durante la sístole probablemente cause reflujo retrogrado de la sangre. Nuestros resultados coinciden con Geringer (1951) en el engrosamiento de la íntima, sin embargo nosotros encontramos que el engrosamiento no estaba localizado de manera aislada en el segmento prepontino, en menor medida afectaba el segmento pontino, y el pospontino. Geringer (1951) considera la estría grasa dentro de las lesiones ateromatosas. Actualmente se considera que la estría grasa en forma aislada en una o más capas no constituye una lesión aterosclerótica, más bien es una lesión no aterosclerótica, considerada así porque puede ser regresiva. Nosotros detectamos lo ya considerado como primeros cambios de engrosamiento de la íntima efecto del estrés muscular sobre la pared de la arteria. 77 Insull (2009) señala que los primeros cambios en la pared arterial no relacionados a lesiones ateroscleróticas, ocurren en las principales arterias coronarias, donde la íntima se engruesa como un proceso adaptativo normal en respuesta al estrés hemodinámico, nosotros encontramos que la íntima del segmento prepontino estaba engrosada de manera irregular y en menor grado la íntima del segmento pontino. Anteriormente se consideraba que el puente ocasionaba una reducción del diámetro arterial durante la sístole, ahora gracias a los estudios de dinámica de flujo se sabe que los puentes se caracterizan por una compresión sistólica del vaso coronario con una persistente reducción del diámetro diastólico (22-58%), un incremento en la velocidad del flujo y una reducción del flujo de reserva, y que la compresión sistólica ocasiona una reducción del diámetro del 70-95% (Bernhard et al 2006). No podemos decir que los puentes son factor determinante para la existencia de aterosclerosis, ya que encontramos sólo 30% de cada grupo de edad que no presentaba lesiones visibles ni a la inspección macroscópica. Si bien antes se decía que era un proceso observable en individuos después de los 40 años, hoy se sabe que es un proceso gradual que inicia tan tempranamente como en la infancia y juventud temprana y que gradualmente se desarrollará en los siguientes cuarenta años, por lo que los puentes miocárdicos no son factor determinante para el desarrollo de la placa ateromatosa, nosotros observamos que el corazón que presentó lesiones consistentes de fibroateroma temprano fue el de un individuo del grupo de edad de 24 a 28 años de edad que el segmento bajo el puente también presentaba las mismas lesiones. Lewis (2009) menciona que el desarrollo de aterosclerosis es resultado natural de la combinación de factores de riesgo; factores de riesgo modificables como el estilo de vida, dislipidemia, hipertensión, obesidad e inactividad física y los no modificables que incluyen historia familiar de enfermedad aterosclerótica, es probable que jueguen un papel más activo en el desarrollo de este proceso y no sea el puente el factor que determine la aparición de estas lesiones, muestra de ello es que el segmento coronario de un corazón de 71 a 93 años presentó lesiones ateroscleróticas y que los segmentos relacionados al puente estaban libres de ellas. 78 7. CONCLUSIONES Nuestro estudio nos permite alcanzar las siguientes conclusiones. 1) La población estudiada muestra una presencia elevada, 96%, de puentes miocardicos. 2) Los puentes miocárdicos son frecuentes y pueden ser encontrados en más de una arteria del sistema coronario. 3) La arteria coronaria interventricular anterior fue la arteria más afrecuentemente afectada por puente miocárdico. 3) El puente miocárdico disminuye el diámetro arterial del segmento pospontino. 4) Los puentes miocárdicos parece ser que no son un factor determinante para la formación de lesiones ateromatosas en la muestra. 79 8. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Alegría JR, Hermann J, Holmes DR Jr, Lerman A, Rihal CS. Myocardial Bridging. Eur Heart J 2005; 26: 1159-68. Anderson RH, Becker AE. Cardiac Anatomy. An integrated Text and Colour Atlas. Gower Medical Publishing. Londres, 1980. Anderson RH, Razavi R, Taylor AM. Cardiac anatomy revisited. J Anat 2004; 205: 15977. Angelini P, Villason S, Chan AV Jr, Diez JG. 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