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El poder de las palabras Por: Andrew Matthews Nuestras palabras determinan lo que recibimos. Así como los pensamientos afectan nuestras circunstancias, también las palabras. Nuestras palabras forjan nuestra actitud y determinan lo que habremos de atraer y experimentar. Cuando nos interesamos seriamente en ser felices, tenemos cuidado al hablar. Porque así lo hemos decidido, hablamos positivamente sobre nosotros mismos y evitamos sobajarnos. No se trata de imaginar que uno es perfecto, sino de integrar uno de los elementos que nos hacen tomar conciencia de que no es posible sentirse bien con uno mismo si no dejamos de quejarnos de nuestra propia persona. Nadie más que tú mismo eres responsable de tus palabras. También tienes que asumir la responsabilidad de tus pensamientos; tienes que considerar muy seriamente qué tipo de pensamientos debes albergar en tu mente. Cuando una persona verdaderamente está harta de ser infeliz, modificará su actitud. Cambiará su manera de hablar. Se requiere disciplina y esfuerzo, pero el asunto es simple. Disciplinarnos para controlar lo que decimos y pensamos exige que nos diferenciemos de la muchedumbre. Tal es la naturaleza de la excelencia. Las palabras afectan nuestro poder personal. Las palabras que empleamos se filtran constantemente en nuestro subconsciente y se convierten en parte de nuestro carácter y de nuestra persona. Ellas revelan a los demás con exactitud qué tanta es nuestra seriedad y nuestro compromiso por obtener resultados positivos. Siempre que utilizamos la palabra «tratar», damos a entender que no tenemos el control de la situación. La expresión «no puedo» también menoscaba nuestro poder personal. Decir simplemente «no», en lugar de «no puedo», suele ser más exacto. Jamás olvidamos algo. Tenemos toda la información en la mente. El problema es evocarla. Las palabras afectan el subconsciente, y la memoria está estrechamente ligada a éste. Si de manera constante alimentas tu subconsciente con el programa «recuerdo las cosas», notarás que tu capacidad de evocación aumenta drásticamente. Una afirmación es un pensamiento positivo que evocamos repetidamente. Utilizar afirmaciones te permite elegir pensamientos de calidad e implantarlos en tu subconsciente para sentirte y actuar mejor. “La boca siempre habla de lo que está lleno el corazón.” Mateo 12 34 Puedes servirte de las afirmaciones para lograr resultados positivos en muchas de tus actividades. Las posibilidades son interminables. Utilizar las afirmaciones no quiere decir que ya no tengas la obligación de esforzarte para mejorar tu situación. Las afirmaciones son atajos para condicionar tu mente y obtener lo que deseas. Si decides integrarlas a tu vida diaria, advertirás que son herramientas sencillas y poderosas. Aprende a soltar lo que queremos que suceda y no, lo que no queremos que suceda. “De todo lo que has dicho te llenarás el estómago; comerás hasta saciarte de lo que ha salido de tus labios. La lengua puede dar vida y muerte; según como la uses, así serán sus frutos.” Proverbios 18 20-21 “Tus propias palabras te justificarán, y son tus palabras también las que te harán condenar.” Mateo 12 37 “Y luego se dice: Muy cerca de ti está la Palabra, ya está en tus labios y en tu corazón. Ahí tienen nuestro mensaje, y es la fe. Porque te salvarás si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos. La fe del corazón te procura la “justicia”, y tu boca, que lo proclama, te consigue la salvación. La Escritura ya lo dijo: El que cree en él no quedará defraudado. “ Romanos 10 8 - 11 Con cariño, Betty