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Pasionistas SALMO 40 Esperé con ansia al Señor. Él se inclinó hacia mí y escuchó mi grito. Me hizo subir de la fosa fatal, de la charca fangosa; puso mis pies sobre la roca y aseguró mis pasos; me puso en la boca un cántico nuevo, una alabanza para nuestro Dios. Muchos, al verlo, temerán y confiarán en el Señor. ¡Dichoso el hombre que confía en el Señor! No se irá con los soberbios, ni con los que andan tras la mentira. ¡Cuántas maravillas has hecho, Señor, Dios mío! ¡Cuántos proyectos en nuestro favor! ¡Nadie se te puede comparar! Quisiera anunciarlos, hablar de ellos, pero superan todo número. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y en cambio me abriste el oído. Tú no pides holocaustos por el pecado. Entonces yo digo: «Aquí estoy -como está escrito en el libropara hacer tu voluntad». Dios mío, yo quiero llevar tu ley en mis entrañas. He proclamado tu justicia en la gran asamblea, y no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes. No he escondido tu justicia en mi corazón, he hablado de tu fidelidad y de tu salvación; no he ocultado tu amor y tu lealtad ante la gran asamblea. Y tú, Señor, no niegues tu compasión por mí; tu amor y tu lealtad siempre me protegerán. Porque me rodean desgracias innumerables; se me vienen encima mis culpas y no puedo huir; son más que los pelos de mi cabeza, y me falla el corazón. ¡Dígnate, Señor, liberarme! ¡Señor, date prisa en socorrerme! ¡Queden avergonzados y confundidos los que tratan de acabar con mi vida! ¡Huyan abochornados los que traman mi desgracia! ¡Queden mudos de vergüenza los que se ríen de mí! ¡Que exulten y se alegren contigo todos los que te buscan! Que los que aman tu salvación repitan siempre: «¡Grande es el Señor!». Yo soy pobre y desgraciado, pero el Señor cuida de mí. Tú eres mi auxilio y mi salvación. ¡Dios mío, no tardes! TÚ ME SONDEAS Y ME CONOCES, TÚ ME HABLAS A MÍ, SEÑOR. TÚ ME SONDEAS Y ME CONOCES, TÚ ME HABLAS A MÍ, SEÑOR. ¿A dónde iré yo sin tu Espíritu? ¿Dónde huir de tu rostro, Yahvé? Tú me proteges y me defiendes, y mi alma está viva por Ti. Tú me creaste para alabarte. Te doy gracias por siempre, Señor. (Grupo Kairoi - “JESÚS ES EL SEÑOR” - Ed. Paulinas)