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SECCIÓN II Aplicación de un enfoque de seguridad ambiental al cambio climático Evaluación de los ecosistemas del milenio Recuento de las funciones y de los servicios de los ecosistemas En todo el mundo, los ríos, los humedales y los lagos brindan innumerables bienes y servicios a las poblaciones locales. El cambio climático generará impactos en estos sistemas de fuentes de sustento. Más importante aún, las respuestas de adaptación también podrían conducir a sistemas menos saludables, menos flexibles y menos útiles. Cuando se pierden los servicios de los ecosistemas, su reemplazo es muy costoso. El mantenimiento de las funciones de los ecosistemas debe ser un propósito específico de la respuesta. Formas de vulnerabilidad humana 1. Exposición a sustancias y a entornos peligrosos. 2. Debilidad: Predisposición de las personas, edificios, comunidades o actividades a un daño más grande. 3. Falta de protección contra sustancias activas peligrosas y para las personas y los objetos más débiles. 4. Desventaja: Falta de recursos y atributos para incidir en los riesgos o responder ante el peligro. 5. Falta de resiliencia: Capacidad limitada o nula para evitar, soportar o contrarrestar y recuperarse de un desastre. 6. Impotencia: Inhabilidad de influir en las condiciones de seguridad, o de adquirir los medios de protección y de ayuda. Fuente: Hewitt, K., 1997: p.27 La vulnerabilidad se arraiga en las capacidades deterioradas de adaptación “Las condiciones económicas y de otra índole mantienen la vulnerabilidad. A ésta la reproducen las actividades que sustentan condiciones inseguras de vida para algunos, o que los desempoderan. La vulnerabilidad sólo cambia si estas condiciones se transforman”. “El problema de la vulnerabilidad se arraiga en las capacidades deterioradas (además de la indefensión y la desventaja estructural)”. Hewitt, K. 1997:27 “Un ‘entorno seguro’ es el objetivo[...], pero también el medio. Se demostrará que la reducción de la vulnerabilidad ante los desastres está ligada a un mayor acceso a los recursos y al empoderamiento de los grupos marginales”. Blaikie, P. et al., 1994 Los bienes y los « males » públicos Un bien público es, en su forma más pura, un bien que combina propiedades y características de ser no exclusivo y de ser consumido por de una amplia gama de usuarios sin que se deterioren. Estos bienes públicos puros —o no rivales— son de hecho muy pocos e intermitentes. Los bienes públicos nacionales y locales son bienes y servicios cuyos beneficios tienden a trascender las fronteras entre las generaciones, entre el ámbito público y el privado, y entre los ricos y los pobres. Entre estos bienes públicos, se pueden mencionar los sistemas naturales, tales como el clima, los ecosistemas y las aguas subterráneas, al igual que los hábitats construidos de las ciudades, los caminos, y el legado cultural y las tradiciones. Por lo tanto, la mayoría de los bienes públicos está sujeta a aspectos externos y a presiones de los consumidores en competencia, lo cual conduce a su captura y abuso, tendiendo así a reducir su disponibilidad, calidad y confiabilidad. Como bienes de libre acceso, los recursos naturales tienden a ser subvalorados, sobreexplotados, y sujetos a crecientes elementos externos: la erosión, la contaminación y la degradación, que son los “males públicos” por excelencia. Límites biosféricos para el crecimiento Citando a Smil (1994): “Si permanecemos y prosperamos en este planeta, debemos conciliar nuestras necesidades con los límites biosféricos. Nuestras acciones continuarán transformando el medio ambiente, pero debemos, sin esperar mucho tiempo, llegar a niveles de interferencia que sean compatibles con la preservación a largo plazo de las críticas funciones biosféricas”. Los cambios de magnitud son un aspecto crucial en cualquier análisis sobre los cambios ambientales globales. Existe la necesidad de distinguir verdaderamente a los fenómenos globales que ocurren a nivel planetario, tales como cambios en el equilibrio de la radiación de la Tierra y una disminución relativamente rápida del ozono estratosférico. También surgen otros procesos como fenómenos dominantes en todo el mundo, pero a nivel regional, nacional y local. Los problemas ambientales regionales van desde la erosión acelerada del suelo, y el agotamiento y la contaminación de los mantos acuíferos, hasta la deforestación, la pérdida de la diversidad biológica, y la salinización de los suelos en las tierras de riego. Los cambios globales y locales están entrelazados e integrados Los factores decisivos que impulsan los patrones de interacción podrían imponer perturbaciones en un caso y el crecimiento demográfico en otro, y los factores de mercado en otro más. Hacemos distinciones entre las alteraciones a nivel local, a nivel meso (es decir, en el ámbito regional y nacional) y a nivel global. Sin embargo y por lo general, es difícil atribuirle la culpa a un desastre individual por alguna presión global específica. Se aduce que las acciones para reducir los desastres deben coordinarse a nivel local, nacional y global, y que existe la necesidad de una mayor integración entre las ciencias físicas y sociales. En este contexto, se considera que la agenda de los derechos humanos es un medio para lograr que avancen los esfuerzos dirigidos a la reducción de desastres. Escalas integradas de los bienes públicos El patrimonio universal, o bienes globales, se refiere a los sistemas de apoyo de la vida planetaria (el cambio global, los ciclos bio-geo-químicos —CO2, NO, SO, los océanos y la diversidad biológica) Los bienes públicos regionales y nacionales se refieren a los bienes ambientales regionales tales como los mares, las cuencas y los sistemas regionales. Los bienes públicos locales se refieren a una amplia gama de recursos y servicios que suministran los sistemas gestionados localmente (acuíferos, bosques, humedales, áreas verdes, etc.) Estas tres escalas están integradas y entrelazadas de una forma sinérgica y sistemática. Temas cruciales ‘interescalares’ Los cambios de escala son un aspecto crucial de cualquier análisis sobre los cambios ambientales globales. Existe la necesidad de distinguir verdaderamente los fenómenos globales que se producen a nivel planetario, tales como los cambios en el equilibrio de radiación de la Tierra y una disminución relativamente rápida del ozono estratosférico. Otros procesos surgen como fenómenos dominantes en todo el mundo, pero a nivel regional, nacional o local, tales como la nitrificación de las masas de agua, el blanqueamiento de los corales, la deforestación y la pérdida de la diversidad biológica. El pasado ya no es una guía adecuada para el futuro Las estrategias de adaptación deberán tomar en cuenta una base evolutiva de los recursos. Debe abandonarse la práctica estándar de confiar en los flujos históricos como herramienta. Nuevas formas de predecir la disponibilidad de los recursos hídricos –la gestión del riesgo. ¿Pueden la estructuras existentes enfrentar una mayor frecuencia de las inundaciones? Existe una creciente preocupación sobre la seguridad pública. ¿De qué forma debe asignarse el agua escasa durante las sequías? Existen crecientes indicios de conflictos en el futuro (intra e interestatales) en torno al agua. Una definición de trabajo sobre la resiliencia (de Gunderson y Holling) 1.“La cantidad de perturbaciones que puede absorber un sistema y aún permanecer dentro del mismo estado de dominio de atracción”. 2. “El grado al que el sistema es capaz de auto-organizarse (versus la falta de organización, o una organización forzada por los factores externos)”. 3. “El grado al que el sistema puede desarrollar y aumentar su capacidad de aprendizaje y de adaptación”. EL CICLO ADAPTATIVO DE HOLLING 1. Renovación/ restauración Dominan las especies pioneras, rápidos cambios en el alcance y la composición de las especies 4. Destrucción creativa de los ecosistemas -Descomposición, degradación, cambios estructurales y funcionales, redistribución de los elementos en otros sistemas 2.Crecimiento/ desarrollo de las complejidades -Mayor endemismo, un mayor nivel trófico, auge comunidades florísticas 3. Sistemas desgastados e inestables / inicia la entropía. Una mayor frecuencia de plagas, incendios forestales y otras perturbaciones. La resiliencia es una función de complementariedades ‘interescalares’ Holling presenta el argumento convincente de que el grado de resiliencia se determina por un juego intrincado entre los ritmos y las escalas. En sus propias palabras: “Los períodos de cambio gradual y los períodos de rápida transformación coexistan y se complementan mutuamente”. CAMBIO RÁPIDO, CAMBIO LENTO Desastres principales CICLOS LARGOS (Siglos, décadas) CICLOS CORTOS meses) (Décadas, años, Eventos pequeños La resiliencia como un elemento decisivo de la mitigación Cuando se le relaciona con la preparación en casos de desastres, la resiliencia se vincula con la capacidad de predecir, prepararse y recuperarse de los eventos dañinos. Pero esto también supone la capacidad de identificar el umbral que constituye el límite de la capacidad de un sistema para absorber los cambios repentinos en algún componente climático, geológico o biológico de un ecosistema. Las sociedades tradicionales han mostrado un mayor grado de adaptación a los ciclos de los cambios ambientales, al poner en práctica regímenes de uso flexible de los recursos (Berkes, F. 1997). Se deben conducir más investigaciones sobre estos sistemas de conocimiento tradicional para aplicarlos a una gestión ambiental más sensata en otras partes. El ciclo adaptativo de Holling en los ecosistemas depende de El potencial inherente de un sistema que está disponible para el cambio, ya que el potencial determina el alcance de las opciones posibles en el futuro. A grandes rasgos, se puede considerar que esta propiedad es la “riqueza” del sistema. La controlabilidad interna de un sistema; es decir, el nivel de conexión entre las variables y los procesos de control interno; una medida que refleja el grado de flexibilidad o de rigidez de tales controles, tal como su susceptibilidad o no frente a una perturbación. La capacidad de adaptación; es decir, la resiliencia del sistema, una medida de su vulnerabilidad a los choques inesperados o impredecibles. Se puede considerar a esta propiedad como opuesta a la vulnerabilidad del sistema. (Holling, 2001:394). Cuatro factores críticos para la adaptación al cambio climático Aprender a vivir con el cambio y con la incertidumbre; Fomentar la diversidad para la resiliencia; Combinar los diferentes tipos de conocimiento para el aprendizaje; y Crear oportunidades para la autoorganización con miras a lograr la sostenibilidad socio-ecológica (Folke, C et al., 2001)