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Panorama I Filosofía moderna: “Exponga el Renacimiento, la Revolución científica y el Racionalismo” Se denomina Época Moderna al tiempo histórico que transcurre desde la caída del Imperio bizantino, a manos del Islam en 1453, hasta la Revolución Francesa en 1789. Dentro de la Época Moderna suelen distinguirse tres períodos diferenciados: el Renacimiento, que abarcaría los siglos XV y XVI; el Barroco en el siglo XVII, y la Ilustración, que se circunscribiría al siglo XVIII. La historia de la Época Moderna se caracterizó en sus inicios por el progresivo aumento del poder de los monarcas, la constitución de los estados nacionales europeos, su división en católicos y protestantes, y la continua guerra de unos contra otros por la hegemonía política, económica y religiosa en Europa. Asimismo, esta época se define por la progresiva independencia del Estado respecto a la Iglesia y por la crisis del Antiguo Régimen como consecuencia de las revoluciones políticas, sociales y económicas del siglo XVIII. Estas revoluciones condujeron a Europa a un nuevo sistema económico (el capitalismo), a un nuevo tipo de sociedad (la sociedad industrial) y a un nuevo marco político (la democracia parlamentaria). Suele considerarse al Renacimiento (siglos XIV y XV) la etapa inicial, un periodo de transición entre la Edad Media y la Modernidad, pues muchos de los fenómenos del Renacimiento tienen su origen en la Edad Media, por ejemplo la emergencia de Estados nacionales, el crecimiento de la burguesía y por ello del individualismo, o la recuperación de los estudios de autores clásicos. Además, los acontecimientos del periodo renacentista tendrán una enorme repercusión en la sociedad europea de los siglos siguientes: la caída de Constantinopla, el descubrimiento de América, la generalización del uso de la pólvora, o la invención de la imprenta, por ejemplo. En el Renacimiento se recuperó el pensamiento de los filósofos griegos: Platón, y Aristóteles principalmente, pero también Demócrito, Sócrates, la escuela estoica, el epicureísmo y el resto de escuelas helenísticas. La diversidad de autores que se inspiraron en los antiguos griegos presenta algunos rasgos comunes, como el antropocentrismo, frente al teocentrismo medieval, y el naturalismo, una exaltación del valor de la naturaleza como objeto de estudio que tendrá mucho que ver con el nacimiento de la nueva ciencia. El pensamiento renacentista se caracteriza por tres rasgos principales: a) Un retorno al estudio del hombre. Los filósofos renacentistas pretenden recuperar el antropocentrismo griego, frente al teocentrismo medieval. b) Una actitud racionalista. La verdad, el bien y la justicia debían lograrse desde la razón humana, sin enfrentarla con la religión. Esta actitud dio lugar a un pluralismo interpretativo del dogma religioso, y al inicio de un proceso de racionalización de lo religioso que conducirá, en la Ilustración, al deísmo. c) Una nueva mentalidad de aprecio del mundo. Frente a un cierto desapego del mundo y las riquezas, propio de la mentalidad medieval, en el Renacimiento se consideró bueno el progreso económico. En este espíritu, la ciencia empírica fue considerada el tipo de conocimiento adecuado para lograr entender y dominar el mundo. La “Nueva Ciencia” será la base de la Revolución científica, que supondrá una creación genuinamente moderna, acabará desbancando al antiguo aristotelismo del ámbito científico, y ofrecerá al hombre moderno una visión del mundo alternativa a la medieval: el heliocentrismo y el mecanicismo acabarán generalizándose en la conciencia del hombre europeo gracias a los trabajos de Copérnico, Kepler, Galileo, Newton y muchos más. La oposición filosófica y científica entre la ciencia antigua medieval y la moderna fue uno de los principales episodios de la época moderna. Galileo supo demostrar la validez del heliocentrismo formulado por Copérnico, y superar la visión aristotélico-ptolemaica del universo. Fue la figura más destacada, no sólo por sus aportaciones a la astronomía y a la física, sino porque supo teorizar sobre el método científico. Cuatro debían ser los pasos a seguir, según Galileo: 1. Formulación de la hipótesis. 2. Deducción de las consecuencias de la hipótesis. 3. Comprobación de las consecuencias mediante observación y experimentación. Panorama I Filosofía moderna: “Exponga el Renacimiento, la Revolución científica y el Racionalismo” 4. Formulación matemática de la ley. No fue sólo la física la que progresó y se definió como un saber científico independiente de la filosofía y la religión. También otras ciencias empíricas, como la química y las ciencias naturales, iniciaron su andadura. Al lado de estas ciencias, las matemáticas experimentaron un gran desarrollo y fueron el complemento ideal de las ciencias empíricas a la hora de formular las leyes científicas que se descubrían. El saber científico fue visto como un saber útil, práctico, que unido con la técnica podía transformar las condiciones de vida de las personas. Francis Bacon supo expresar esta idea afirmando que la ciencia da poder y es el instrumento adecuado para el dominio de la naturaleza. Uno de los resultados de la nueva ciencia será la idea moderna de la autonomía de la razón, que será vista como un principio supremo que no debería estar sometido a ninguna otra instancia, salvo sus propias leyes y la experiencia. La idea medieval de philosophia ancilla theologiae irá perdiendo su primer plano, y la Razón exigirá su plena libertad con la Ilustración en el s. XVIII. Durante la época moderna hay diferentes maneras de entender el funcionamiento de la Razón humana: una de ellas será la escuela racionalista originada en Descartes y continuada por Malebranche, Spinoza y Leibniz, confían plenamente en sus capacidades y apuestan porque la Razón extraiga la certeza de sus propias leyes, en lugar de tener que acoplarse a unos datos sensibles demasiado volubles. Optan por las matemáticas como modelo de saber, por su seguridad a priori, y conciben la ciencia deductivamente, como un proceso seguro que debería partir de axiomas indudables. Todos ellos afirman que en la mente humana existen ideas innatas, y tienen una confianza muy grande en las posibilidades de la Razón humana, cuyos límites consideran muy lejanos o inexistentes. El fundador del racionalismo fue el filósofo francés René Descartes. Su filosofía inauguró una actitud de duda sobre todos los conocimientos filosóficos anteriores, constituyendo a la razón humana en el único fundamento a partir del cual podemos admitir verdades. Para el filósofo francés lo primero que podemos decir es que existe nuestro pensamiento y las ideas en él contenidas. La existencia real e independiente del mundo es una cuestión que habremos de demostrar. El racionalismo postula una nueva autonomía individual, no sólo especulativa, sino también ética y política. Esto se traduce en una confianza en el poder de la razón para llevar a cabo grandes transformaciones de la realidad. A partir de ahora se creerá posible llegar a descubrir la verdad con el uso de la propia razón (autonomía especulativa), o lograr derivar de uno mismo las reglas para dirigirse en la vida (autonomía moral), o llegar a participar en el poder político para alcanzar el autogobierno (autonomía político). Todo ello frente a la actitud anterior de heteronomía especulativa (la razón subordinada a la fe), heteronomía moral (los principios morales vienen de mandatos ajenos al individuo) y heteronomía política (el individuo es gobernado por un poder absoluto y ajeno). Esta anhelada autonomía no se logró de un modo completo en ese siglo, ni fue formulada en su integridad por Descartes, pero el camino quedó ineludiblemente trazado a partir de é1. La polémica entre racionalistas y empiristas, se planteó principalmente en relación con el problema de los límites y el alcance del conocimiento humano. Para los racionalistas la verdad se deriva de la razón, por lo que el método válido para alcanzarla será la deducción, y el modelo de ciencia a seguir las matemáticas.