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MERCEDES DE JESÚS MOLINA SANTIDAD EN LA VIDA COTIDIANA LA NIÑA MERCEDES MOLINA La experiencia de su niñez, fue semejante a la de todo niño, toda niña de su época. Abrigada por el amor de sus padres y hermanos; la quinta y última hija de los Molina y Ayala aprendió del ejemplo de ellos a ser firme en sus propósitos, leal en sus sentimientos, y que la verdad habite en sus labios. Su niñez marcó y forjó su personalidad, los valores que la familia influyó en ella, ayudó a que las relaciones con sus semejantes sea positiva y dignificante. La orfandad formó parte de su niñez, realidad que influirá más tarde en algunas de sus opciones LA AMIGA MERCEDES MOLINA En su adolescencia y juventud destacan las buenas y sanas relaciones con ellos y ellas, con la sociedad entera. Como toda joven contó con un grupo de amigas, todas afines por trabajar en búsqueda de la igualdad social, en el respeto al criterio del otro, con una profunda vida espiritual y de unión con Dios; sensibles al dolor, a la soledad, a la pobreza Se enamoró hasta comprometerse en matrimonio, más cuando encuentra al Amor de los Amores, retira su palabra empeñada en matrimonio para ser la esposa de alguien que no sabe de violencia o infidelidades. Es totalmente de Jesús primero como laica y luego como Religiosa. Es la amiga en quien se puede confiar, con quien se puede contar en toda circunstancia, es la que sabe de secretos y los guarda en su corazón; es la que se adelanta e influye más con su testimonio que con su palabra o discursos. LA VISIONARIA MERCEDES MOLINA La Señorita Mercedes Molina, es la mujer en quien Dios deposita una confianza plena y total, hace que deguste de visiones que hablan de Dios: “visión del Rosal”, “visión de Jesús con la cruz a cuestas”, “visión del Niño Jesús”, “Visión de la Gloria”, “Visión de San Luis Gonzaga”. Su alto espíritu de contemplación y discernimiento, hicieron que comprenda lo que Dios quería para ella y para su pueblo. Nunca se consideró privilegiada por estos dones, al contrario, se sintió llamada a hacerlos vida, para dar vida y vida en abundancia. LA MISIONERA MERCEDES MOLINA Cuando recibe una carta de P. Domingo García s.j. su director espiritual (año 1870) a dejar su Patria (Guayaquil) y dirigirse como misionera a la inaccesible selva Amazónica Ecuatoriana, escuchó la voz de Dios que le llamaba, nada tenía que arreglar, toda su inmensa riqueza había repartido entre los más necesitados; no poseía nada, era pobre hasta el extremo; para viajar preciso era tener algo con que afrontar los gastos e imprevistos del mismo. Salió voluntariamente a mendigar en las calles de Guayaquil. Enviada al Pueblo Shuar para anunciar al Dios vivo, fue incansable en su misión; sostenida por la fuerza de la oración diaria y la comunión con sus semejantes, vivió su vocación como tantos laicos, sacerdotes, religiosos, religiosas, viven en plenitud la vocación misionera. Pasó a la otra orilla, traspasando fronteras, más allá de lo conocido, constituyéndose así en la primera misionera Ecuatoriana Ad Gentes. LA MADRE DE HUÉRFANAS MERCEDES MOLINA Su corazón se adhería a la inocencia sin apoyo, a la niñez huérfana, pobre y sin amparo. En su niñez y adolescencia experimentó la orfandad de papá y mamá, realidad asumida sin resentimientos ni rencores; esa dolorosa experiencia enterneció su corazón y potencializó su maternidad, amaba a sus niñas huérfanas cual tierna madre. Cuando abandona la lujosa casa de su hermana María en Guayaquil, se dirige como voluntaria a la “Casa de las recogidas” un hogar para niñas huérfanas. Al regreso de la misión, en Cuenca se hace cargo de un Orfanato por petición del Señor Obispo Toral; los apuntes de su vida manifiestan que las Señoras, llevaban a sus hijas no tanto por necesidad más porque tuvieran tal maestra y modelo para formar sus corazones en la virtud. Es ella la madre abnegada, responsable, que acompaña, escucha, corrige, comprende, cura, condesciende cuando tiene que hacerlo, forma el corazón de cada niña, respetando su personalidad y procesos; es la madre que tiene autoridad moral e influye positivamente en los suyos. LA DEFENSORA DE LA MUJER MERCEDES MOLINA Se conmovía su corazón al ver las lágrimas del arrepentimiento, defendía a la mujer, a las jóvenes expuestas al peligro. No sólo daba consejos cuando se acercaban a confiarle sus penas, preocupaciones e ilusiones, les ayudaba a buscar caminos de solución. En Cuenca, una mujer que se encontraba bajo el cautiverio de un hombre, suplicó a Mercedes le proporcione medios para separarse, y así sucedió. Al darse cuenta este Señor que Mercedes había intervenido en la decisión, intentó asesinarla, quedando paralizado su brazo y todo su cuerpo inmóvil, el momento que iba a efectuar su venganza. LA MAESTRA MERCEDES DE JESÚS MOLINA La pedagogía de Mercedes de Jesús Molina, fue la misma del Maestro de Galilea “Jesús”. Tomaba para sí las niñas más pequeñas, que a veces se dormían sobre sus rodillas. A su cargo también estaban las niñas de carácter más difícil a quienes con ternura y firmeza les inculcaba la manera de comportarse, cuidando sus reacciones. La cristiana educación fue el pilar fundamental de la educación sistemática que desde los inicios ofreció el Instituto, constituyéndose en eje transversal en las obras educativas Marianitas. LA FUNDADORA MERCEDES DE JESÚS MOLINA En la plenitud de la vida “45 años”, luego de su experiencia misionera, funda el primer Instituto Femenino de Religiosas en Ecuador con el nombre de Hnas. de Mariana de Jesús, conocidas como “Marianitas”. La fundación del Instituto es el culmen del seguimiento a Jesús desde su estado laical; es la contribución más grande de Mercedes a la Iglesia Universal. Cuando funda el Instituto un 14 de abril de 1873 en Riobamba, pasa a llamarse Mercedes de Jesús Molina, porque en su corazón purificado con el llamado “cerco diabólico” por muchos años, no tiene cabida otro sentimiento ni otro ser que Jesús. Siendo la madre y fundadora de la Congregación, renuncia a ser la superiora, proponiendo que una de sus jóvenes religiosas, le sucediera en la dirección de la Congregación. Diez años vive como religiosa, dedicada a la oración, penitencia, ayuno, al cuidado de sus niñas huérfanas, al acompañamiento de sus hermanas; a ser la portera; a ser la regla viva que seguían sus religiosas. Un 12 de junio, a los 55 años de edad muere santamente, rodeada por el amor y respeto de sus hijas: religiosas y niñas huérfanas. LA INTERECESORA DEL PUEBLO MERCEDES DE JESÚS MOLINA Un signo de la cercanía de Dios con el ser humano es su presencia misteriosa que se percibe y se alcanza a comprender desde la fe. Dios acoge las súplicas de todos sus hijos e hijas. La intercesión de una persona virtuosa con una súplica incesante alcanza de Dios un milagro. Mercedes de Jesús Molina intercedió ante Dios para que una niña que por equivocación ingirió veneno, vuelva a la vida, intercesión que llegó al corazón de Dios, devolviéndole la vida, cuando fue dada por muerta. Este milagro obtenido a través de la intercesión de Merceditas, fue el que le llevó a la beatificación el 1ero. De febrero de 1985, cuando San Juan Pablo II visitó a Ecuador. Oremos todos para que se obre otro milagro que lleve a la Canonización es decir a declarar Santa de la Iglesia a Mercedes de Jesús Molina Hna. Marina Aguilar Vázquez Religiosa Marianita Celebremos con gozo y acción de gracias el día de su nacimiento al cielo “12 de junio”