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Anexo 1 del tronco "¿Que importa que el gato sea blanco o negro con tal de que cace ratones?" Den Xiaoping. Marketing estratégico de los canales de distribución. Resumen académico del libro de Georges Chetochine, El distribuidor no trabaja con un consumidor, trabaja con un cliente. Aquello que es cierto para la imagen de marca de un producto, es decir para un consumidor, no lo es para el emblema que se dirige tanto a los clientes que vienen por estar próximos, los flux, como a los que vienen de lejos porque se les promete una recompensa tangible que equilibrará las molestias del desplazamiento, los trafics. Existen dos marketing estratégicos en materia de distribución: la estrategia del marketing de entrada, que atrae a los clientes, y la del marketing de salida que los incita a comprar más. La relación cliente-comercio del consumidor al sistema cliente. El fabricante se interesa por promover su marca, por crear la necesidad, por conquistar su parte del mercado, por comunicar y por desarrollar su imagen en el consumidor. En cambio, aunque el distribuidor es plenamente consciente de que en cierta forma su cliente es un consumidor, la práctica cotidiana le ha enseñado que para comprender a este cliente es necesario prestar atención a otros conceptos explicativos y operativos. Además de su parte de consumidor, el cliente se define por dos conceptos: * El cliente shopper: es el aspecto del cliente que se interesa en saber "dónde hay que comprar y no qué comprar". Es donde se ubican todos los procesos de elección de emblemas y se hacen entrar en juego las nociones de precio, servicio, facilidad de acceso y distancia. Para atraer nuevos clientes el distribuidor debe comprender cómo funciona su shopper, las razones que lo llevan a atravesar la ciudad para ir hasta un determinado distribuidor y a negarse a atravesar la calle para comprar los mismos productos en otro, a pesar de estar más cerca. * El cliente buyer: se aplica al cliente que, una vez entró en el punto de venta, se aferra al a menudo difícil problema de la selección de los productos, de las promociones, de las novedades y de las ofertas que se le proponen. El buyer va a reaccionar con mayor o menor intensidad según la forma en que aprecie el punto de venta en donde está y siempre que allí encuentre, aún para las cosas simples, una facilidad de compra que lo conducirá a gastar sin calcular o, por el contrario, a cerrarse a todas las ofertas promocionales que haya en el punto de venta. Mientras que el marketing producto se basa esencialmente sobre materiales sicológicos, el marketing de distribución va a apoyarse sobre los elementos de comportamiento para comprender el proceso de elección entre varios puntos de venta (shopper) y los de elección y de compra, los comportamientos frente a los lineamientos, a las promociones, a los anticipos y, generalizando, a las ofertas del negocio (buyers). Ante la evolución de la distribución, de su poder y al hecho de que se ha convertido en una industria, no parece posible que los directores de marketing, jefes de producción y agencias de publicidad puedan encerrarse en un callejón sin salida sin ver la realidad del marketing distribuidor, y continuar encarando el mundo como si la distribución sólo tuviese una función pasiva en el flujo de los productos. La parte del sueño, la imagen de marca, la misma noción de marca, ¿son suficientes como para actuar de manera tal que sea posible desviar al shopper de sus costumbres y conducirlo hacia un nuevo punto de venta, para que se aleje de su circuito habitual y vaya al encuentro de nuevas secciones, nuevos productos, nuevas ofertas? Es evidente que no. Para comprender los mecanismos de elección del punto de venta hacen falta otros instrumentos de investigación. Estos ponen en evidencia los procesos de elección de los negocios y de los productos. Las nociones de flux, trafic y trafic inducido. Los clientes flux son los que eligieron un determinado punto de venta para un determinado tipo de compras, porque es el más cercano o inclusive porque es el de más fácil acceso; de cualquier manera, plantea menos problemas y desarrolla un mínimo de inconvenientes. Es el emplazamiento del punto de venta en una zona de influencia dada y en un sistema de competencia definido lo que va a determinar la cantidad de flux que puede esperar atribuirse de acuerdo con la propia naturaleza de las cosas. Sin embargo el shopper flux no es siempre un cliente leal especialmente entusiasta por su punto de venta. Es muy posible que viva negativamente su relación con el punto de venta que le es de más fácil acceso, eligiéndolo de todos modos en nombre de sus sacrosantas costumbres. El mismo shopper puede ser flux de diversos puntos de venta de la misma naturaleza en zonas de compra diferente. Los clientes pueden realizar sus compras cerca de sus hogares, de su lugar de trabajo o de cualquier otro lugar. Con este tipo de shopper lo que más es de temer es la sustracción del flux que pueda provocar la llegada de un competidor a la zona de influencia. El shopper flux en realidad sólo abandona sus costumbres cuando un punto de venta de más fácil acceso se interpone entre él y su punto de venta habitual, o cuando este último no respeta las elementales reglas del tipo de distribución que le corresponden en materia de precios, servicios, consejos y recepción. Los clientes trafic son shoppers que sólo frecuentan un punto de venta porque éste literalmente "ha comprado" su desplazamiento. Son difíciles de atraer porque esperan una recompensa tanto más importante cuanto más difícil sea el acceso al punto de venta. Funcionan según la relación molestia/recompensa. La mayor parte de los clientes trafic son clientes flux de otro punto de venta y son raros los clientes trafic puros que sólo reaccionen ante las promociones y las recompensas. La ubicación no basta para favorecer la creación del trafic. Es necesario que el punto de venta, el emblema, tengan una legitimidad, una imagen una credibilidad en materia de ofertas especiales, de promociones y de buenos negocios. Esta percepción general del punto de venta es más importante en el terreno de los hipermercados, comercios al mismo tiempo alimentarios y no alimentarios. Es el mismo fenómeno que se encuentra en los especializados en electrodomésticos y sobre todo en los dedicados a muebles de interior o las grandes superficies del bricolaje. El hecho es que "no es trafic el que quiere". Los clientes trafic inducidos son aquellos que acuden a un punto de venta dado porque además son clientes, flux o trafic, de otro punto de venta próximo. Un fast food puede tener una clientela de trafic inducido porque está ubicado en el parking de un área comercial de gran superficie. Estos clientes sólo llegan porque un punto de venta próximo hizo un esfuerzo por hacerlos acudir. Los clientes flux leales a su punto de venta se consideran como verdaderamente ligados con el emblema o el negocio. Se sienten "culpables" cuando, aún por una razón justificada, deben realizar sus compras en otros puntos de venta del mismo tipo o de otro diferente. La noción de lealtad es esencial porque, en cierta forma, constituye una manera simple de combatir la posibilidad de que un competidor, por su simple presencia, pueda desviar al flux de sus hábitos. Esta estrecha relación que se establece entre el punto de venta, su personal, la oferta, el ambiente de compras y el cliente flux leal, supera lo que significan las palabras satisfacción, fidelidad y apego de los clientes. El flux leal no es objetivo. En materia de estudio de marketing, su comportamiento, sus actitudes, sus motivaciones deben ser consideradas con muchas precauciones. La fidelidad de un flux es un verdadero capital para un emblema, una cadena de puntos de venta e inclusive par aun simple punto de venta del centro de la ciudad. Si un flux leal percibe que el punto de venta lo ha engañado, si de improviso de rompe el encanto, no sólo el distribuidor perderá para siempre a su cliente, sino que inclusive habrá creado un enemigo feroz que no tardará en contaminar estrepitosamente todo el barrio. A los flux leales les gusta que su punto de venta se defienda cuando llega un competidor. No soportan ver cómo el recién llegado hace ofertas especiales o publicidad sin que su amigo, su punto de venta, reaccione con inteligencia, seriamente, y no delimite su territorio. Los clientes flux desleales, por su parte, concurren a un lugar porque les es más fácil, más simple, no tienen ninguna relación especial con su punto de venta. Estadísticamente pueden ser considerados como clientes leales, pero en los hechos si otro punto de venta del mismo tipo llega a instalarse en su camino, sin vacilar dejarán de concurrir al punto de venta al que iban cada vez que lo necesitaban. De un día para otro estos clientes pueden desaparecer, aun cuando hayan sido considerados buenos clientes. Los estudios no han permitido identificar las razones de esta falta de lealtad. La existencia de esta tipología de clientes flux está provocada por la estrategia del distribuidor. Se considera que un cambio de director del punto de venta, por ejemplo, y por ello del management del negocio, conduce rápidamente a transformar a los clientes desleales en leales. Los clientes flux tienen además otra clasificación: Los clientes flux básicos son los que compran lo esencial de sus necesidades en un mismo punto de venta. Estos clientes básicos pueden ser flux tanto leales como desleales. Si son leales y básicos son de una alta rentabilidad para el distribuidor. A priori, solamente las compras por impulso pueden permitir a un distribuidor ganar más con este tipo de clientes. Los clientes flux semi-básicos son aquellos que en un punto de venta dado sólo compran la mitad de lo que necesitan. En alimentación, el semi-básico podrá ser flux de varios puntos de venta y hacer en su supermercado apenas una parte de las compras. Resulta un cliente particularmente interesante para hacer progresar las ventas. Es posible venderle más productos si se le hace conocer, por ejemplo, el punto de venta, el conjunto de la gama de ofertas, etc. Los clientes flux exclusivos representan un potencial considerable puesto que, concurren a otros puntos de venta para hacer el resto de sus compras. Gracias a esta categoría de clientes un punto de venta puede desviar una parte de los flux de la competencia y entablar un verdadero proceso de captación trabajando un único rubro, un tipo de producto sobre el cual él sabe hacer la diferencia. No es posible utilizar los mismos elementos para definir la naturaleza del cliente trafic por la propia circunstancia de la distancia que separa al cliente del punto de venta. La experiencia muestra que es mejor tomar en cuenta qué ha hecho que ese tipo de trafic se desplazara. Así se encuentran seis tipos de trafics: Los trafics de las fechas especiales corresponden a las acciones promocionales que se desarrollan en determinados momentos del año, oportunidades que los distribuidores eligen para hacer sus promociones. En este caso el calendario sirve de guía. Pascuas, navidad, el comienzo de clases, las rebajas o las ventas para el hogar son muchos de los acontecimientos que hacen que los consumidores "se huelan las promociones" y que es conveniente concurrir al punto de venta que tiene las mejores ofertas. En términos de comunicación, las palabras Pascuas, navidad, rebajas o blanco son palabras mágicas. Son indispensables. Los trafics de fechas especiales tienen por naturaleza una fuerte audiencia. Son esperados y es sabido que por todas partes hay buenas oportunidades para aprovechar, aun cuando no todos los puntos de venta sean tan interesantes como lo hacen entender sus promociones. Los trafics de los acontecimientos provocados son los creados por los puntos de venta sobre temas clásicos. Su aniversario, los 10 días locos, la fiesta de los precios, la presentación de las colecciones de verano, invierno u otoño son otros tantos temas provocados por el punto de venta que reciben los diferentes clientes trafic. Estos trafic provocados no deben ser confundidos con los trafics de fechas especiales o de calendario. En este caso es solamente el punto de venta o la cadena lo que están en promoción forzada y la credibilidad en el acontecimiento es lo que va a provocar el desplazamiento. Siempre es necesario recordar que los clientes trafic tienen una gran memoria de los acontecimientos provocados que les han sido presentados en el pasado. Los trafics de los acontecimientos provocados son resultado de acciones que giran en torno de un tema. Por lo general, la mayor parte de los temas se encuentran en todos los distribuidores de un mismo tipo de productos; sin embargo, ellos no se desgastan, a pesar de que la experiencia demuestre que los distribuidores, por su parte, se desgastan y desprestigian muy rápidamente con estos temas tan conocidos, como los aniversarios, los días locos, las rebajas, etc. Los trafics de las promociones efectivas no corresponden a determinados temas, sino a productos, por ejemplo en electrodomésticos, tal punto de venta realizará una reventa de viejos modelos de refrigeradores o máquinas de coser. En todos los casos, lo que va a crear el trafic es la fuerza del producto. Se trata de atraer al shopper trafic y de hacer comprar el máximo al buyer. Requieren mucha creatividad por parte de los distribuidores y en especial de los responsables de los servicios de compras. La manía que existe de copiarse los unos a los otros con frecuencia hace que una serie de productos promocionados sea realizada de inmediato por un competidor, lo que se traduce en una rápida saturación del mercado y la necesidad de encontrar otras ideas. Los trafics de curiosidad son los que acuden a la reapertura de un negocio después de su ampliación; es uno de los métodos para atraer a los shopper trafic. El público sabe por experiencia que una inauguración, una reapertura después de una ampliación o un cambio en el punto de venta arrastran por definición interesantes ofertas especiales. El trafic de curiosidad bien organizado es especialmente interesante. Actualmente, algunos negocios de bricolaje acostumbran a organizar eventos en sus parkings que logran desplazar a una cantidad impresionante de papanatas que acuden a ver unos coches de carrera, un concurso entre leñadores, etc. Estos trafic de curiosidad son todavía muy utilizados cuando se inaugura un negocio, cuando se amplía o se transforma. En cambio, el aspecto circense de este tipo de trafic se utiliza cada vez menos, no porque el público no acuda, sino porque, por una parte surgieron impedimentos de las municipalidades y por otra los responsables de promoción entre los distribuidores son hoy mucho más sofisticados y tienen más una cultura de negocios, de tecnócratas, que de saltimbanquis. Los trafic comparativos son los dedicados a ciertos tipos de compras y de mercados. Al cliente le gusta comparar los precios, la asistencia técnica y las posibilidades de elección. Los clientes a menudo recorren dos o tres distribuidores antes de decidirse. Tienen la preocupación, ante una compra importante en términos de inversión y de crédito, de comparar las ofertas y encontrar, si no la mejor solución, por lo menos la seguridad desde el comienzo de que hacen bien en comprar en el punto de venta que seleccionaron. Estos trafics comparativos son muy importantes y deben ser alimentados mediante una comunicación específica. En la mayoría de los casos estos trafics no son tenidos en cuenta por los distribuidores. El trafic de vietnamización es el que tiene objetivos muy específicos. Ya no se trata de trabajar sólo sobre un tema y un producto destinados a un objetivo determinado. Uno de los mejores ejemplos es la acción desarrollada por Makro en Bélgica sobre el deporte: jugadores de tenis durante la apertura del Roland Garros en Francia. Cada club recibió información referida a una promoción que incitaba a los jóvenes jugadores a ir a buscar un regalo, una oferta especial e inclusive a ganarse entradas mientras se celebraba la competición. Se trata evidentemente de un tema: el Roland Garros, con productos como raquetas de tenis, pelotas, calzado y equipos, simplemente concentrados en torno de un objetivo dado, que sensibiliza por el hecho de que se pensó en ellos. Las acciones de trafic de vietnamización, cuando están bien organizadas, tienen un extraordinario interés porque crean una relación de profunda convivencia entre el objetivo y el punto de venta. Además poseen la ventaja de ser operaciones no previstas por la competencia y, en consecuencia, no se aplica el principio del encadenamiento del contraataque, tan frecuente en las operaciones de trafic de promoción efectiva. El sistema de cupones no está incluido en los 6 tipos de trafics de base que acabamos de describir. A pesar de eser utilizado con preferencia en la distribución de alimentos, el sistema es un medio que también utilizan algunos distribuidores de productos no alimentarios y los especializados. Sin embargo, debe ser considerado como un medio para los diferentes trafics y flux analizados y no como un trafic en sí mismo. Está tan divulgado que es posible encontrar distribuidores que realizan folletos completos de cupones, incluso de páginas enteras en la prensa local o nacional, llenas de ofertas de cupones. Es el medio de mayor rendimiento en los países anglosajones y el menos efectivo en los latinos. Esto es probable debido a que en realidad su éxito depende esencialmente del cliente flux y no interesa a los trafics. Cualquiera que sea la respuesta, permanece el enigma de los cupones. Para una nueva definición del marketing de los puntos de venta: los 3 grandes tipos de puntos de venta. Es común definir los puntos de venta por su tamaño o la naturaleza de los productos que venden. Se habla de supermercados, hipermercados o pequeños puntos de venta del vecindario. También existen las grandes tiendas (department stores), o los comercios especializados de electrodomésticos. Encontramos puntos de venta vecinos o situados en centros comerciales (shopping centers), etc. En Francia, por ejemplo, se considera supermercado si abarca entre los 400 y 2.000 m2. Al adoptar las nociones de flux y de trafic pueden determinarse 3 tipos de puntos de venta. Los puntos de venta flux exclusivo son los que únicamente se alimentan de clientela flux. Esta zona flux se encuentra en un área de influencia de un radio de más o menos 3 a 5 minutos a pie. Los clientes acuden por la facilidad de acceso, esencialmente relacionada con la distancia. Para lograr su punto crítico estos puntos de venta no deben realizar ningún esfuerzo promocional costoso. La clientela en la zona de influencia permite equilibrar sus gastos. La experiencia muestra que la penetración del punto de venta, en términos de la cantidad de hogares/clientes que tiene el área de influencia, raramente excede el 10% del número total de clientes que se encuentran en ella. Logra su punto crítico a partir del momento en que cuenta con el 10% de los clientes del área de influencia (3 a 5 minutos a pie). Todos los puntos de venta conocen su "paso por caja". Por error, los distribuidores consideran que éste equivale al número de clientes, pero el mismo cliente puede volver varias veces durante el mismo mes. La experiencia muestra que de acuerdo con el tipo de productos que se vendan se requerirán superficies diferentes. La farmacia por lo general es un punto de venta flux exclusivo. El principio del punto crítico que se logra con sólo el 10% de los clientes que se encuentren en el área de influencia varía en función de los comercios y de las características del hábitat. De la misma manera debe considerarse el tipo de productos que se ofrezcan en el punto de venta en función del poder de compra de la zona de influencia. Cuando un tipo de punto de venta, por razones diferentes, no logra equilibrar sus gastos, por lo general se procura hacer de inmediato una promoción, crear trafic, ganar de alguna manera la penetración en los hogares hasta alcanzar el 15% o 20%. Este es un camino sin fin que lleva a una espiral infernal de aumento de gastos en publicidad, de exponerse a riesgos que no conducen a los resultados esperados, porque estos puntos de venta no están concebidos para realizar en forma permanente acciones de trafic. Cuando un negocio de flux exclusivo no puede equilibrar sus gastos naturalmente debe cerrarse; lo que no impide que se abra el mismo punto de venta 500 metros más lejos, en otra calle, en donde será más fácil que el flux acuda a hacer sus compras, sean o no leales. No se trata de una cuestión de distancia sino que lo que decide al cliente es una cuestión de facilidad de acceso al punto de venta. La llegada de un competidor a una zona de influencia incluye el riesgo de crear una sustracción del flux. De la misma manera, un punto de venta más alejado, pero que logra conquistar el trafic, expone al punto de venta dedicado al flux exclusivo a la pérdida de una cantidad importante de su clientela. Un punto de venta de este tipo tendrá muchas más posibilidades de resistir cuanto más haya sabido atraer la lealtad de su clientela. Estrategia de relación. El punto de venta flux exclusivo tiene la ventaja de ser, por lo general, de un tamaño pequeño y un personal muy en contacto con los clientes. Conseguir clientes leales se logra fácilmente. Estrategia de promoción de compras. La promoción en el punto de venta, ya sea vehiculizada mediante pequeños carteles o por el personal, permite 3 tipos de promoción de compras: la de compras impulsivas, la de compras olvidadas y la de compras de gran valor por unidad. Un buen ambiente de compra facilita el impulso e incita al cliente a comprar uno o varios artículos de más. Esta promoción de compras por impulso pesará gravemente sobre la rentabilidad de la empresa. En general se trata de productos placenteros, cuyo precio no se controla demasiado. Los márgenes habitualmente son sustanciales. Por ser puntos de venta de superficies pequeñas permiten vender al cliente productos simples de los que se olvida, simplemente porque no imagina que los pueda encontrar en ese punto de venta. Una eficaz publicidad del lugar de venta y una buena información en ese mismo lugar van a hacerlos resurgir en su memoria. Un buen merchandising puede también hacer pasar al cliente flux de uno a otro tipo de productos más caro, más rentable para el punto de venta. Un buen discurso de los vendedores o administradores puede hacer comprar un vino de mejor calidad o un reloj un poco más caro. Estrategia de promoción de ventas. El punto de venta de flux exclusivo puede hacer promoción fuera de él enviando publicidad de diferentes maneras: folletos, volantes, anuncios por radio local, carteles en la calle, inclusive en otros locales de la cadena. Todas estas acciones apuntan a resolver 3 problemas: aumentar la frecuencia de visita de los clientes, mejorar la penetración del punto de venta en su zona de influencia, y diferenciarse de la competencia. Si se trata de lograr el trafic deberá elegirse entre los tipos de promoción antes citados aquel que permita al punto de venta retener a los nuevos clientes con mayor eficacia. Los que funcionan mejor, por lo común, son los trafics de fechas especiales, en el caso de los puntos de venta de flux exclusivo. La publicidad sobre las horas de apertura es también un buen ejemplo. Todo punto de venta deberá diferenciarse de su competencia directa en la misma zona de influencia. El cliente actúa más por un proceso de comparación entre las ventajas y los inconvenientes de un punto de venta que por un proceso impulsivo, como lo hace cuando ejercita sus hábitos de consumidor. El shopper confía en su propia experiencia y recuerda a partir de un proceso ensayos/errores sus diferentes vivencias en los puntos de venta. La parte buyer del cliente se comporta de la misma manera. Generalmente la comparación entre los puntos de venta se hace a partir de los precios aplicados y de la imagen de los precios. El conjunto de servicios que ofrece el punto de venta constituye la imagen de sus servicios: la importancia de la oferta, su amplitud, la relación inconvenientes/recompensa vinculada con el emplazamiento del punto de venta, y el posicionamiento del mismo o de su emblema en función del precio de los servicios, de la oferta y de las esperanzas que crea el emblema. Para los puntos de venta flux exclusivos es indispensable la difusión de su emblema. Si está bien llevada debe alentar al cliente y colaborar con el trabajo de su personal para que se sientan apoyados por una fuerza superior y vivan la sensación de expresarse a nombre de algo grande e importante. La difusión del emblema también debe transmitir la noción de calidad y es una buena preparación del terreno para desarrollar las promociones de venta por medio de folletos o volantes dirigidos a los clientes del punto de venta. Una publicidad directa actúa mucho mejor cuando el emisor es conocido y reconocido. La difusión del emblema es un medio estratégico y no un medio táctico. No puede paliar las carencias en materia de calidad, de disponibilidad del producto o de acogida. El management centralizado conviene a los puntos de venta flux exclusivo. La función del director es fundamental. Los sistemas de franquicia responden bastante bien. Con un marketing sólido y centralizado, y la motivación, responsabilidad y libertad de los operadores en el punto de venta, a menudo se obtienen buenos resultados como en los casos de alquiler de vehículos, comercios de moda y restaurantes rápidos. Los puntos de venta de semiflux son aquellos que, como el tipo anterior, sólo consiguen su punto crítico mediante shoppers flux. Pero la zona de influencia es más amplia, e interviene aquí la noción del desplazamiento en automóvil. Un punto de venta de semiflux está compuesto por dos tipos de shopper flux: los shoppers flux de la zona de influencia llamada zona 1, que corresponde a una distancia de 3 a 5 minutos a pie; y los shoppers flux de la zona de influencia de una distancia de 3 a 8 ó 10 minutos en coche. Para alcanzar su punto crítico este punto de venta deberá equilibrar sus gastos gracias a una clientela que acuda a pie y otra que llegue mediante otro medio de locomoción, lo que incluye la existencia de facilidades de aparcamiento. En la primera zona de influencia, para lograr su equilibrio, el punto de venta sólo necesitará tener un 10% de participación. En la segunda zona de influencia deberá tener una penetración entre el 8% y el 10%, en ocasiones un poco más. Los puntos de venta de semiflux con un gran porcentaje de flux de la primera zona requieren, para lograr su punto crítico, que por lo menos el 60% de sus clientes ea flux de la primera zona de influencia. Generalmente se ven muy disminuidos cuando aparecen nuevos puntos de venta flux exclusivo y semiflux en su zona de influencia. Entonces es necesario buscar clientes en zonas más alejadas, y este esfuerzo está condenado al fracaso. El punto crítico debe ser alcanzado de forma natural. El corazón del punto de venta funciona bien gracias a la clientela del vecindario. Los puntos de venta de semiflux con la mayoría de clientes en la segunda zona cuentan, en general, con un 55% de clientes flux de la segunda zona y 45% de la primera. Estos puntos de venta permanecen sujetos a la regla que establece que el punto crítico debe ser alcanzado de forma natural sin que sea necesario desarrollar acciones trafic. Los clientes vienen de más lejos pero siempre estarán vinculados con el punto de venta por esa noción de comodidad. La comodidad puede adquirir un nuevo sentido, puesto que se tiene la posibilidad de utilizar un aparcamiento, y este nuevo elemento representará para el shopper un papel indudable en la elección de su punto de venta. No es raro que estos clientes que provienen de la segunda zona de influencia sean también clientes de otros puntos de venta. Es esencial, cuando se considera el marketing estratégico de estos puntos de venta, tener en cuenta la evolución de las ciudades y las disposiciones de las municipalidades, en especial las que se refieren al sentido del tránsito. De tanto frecuentar su punto de venta, el cliente de la primera zona termina por no percibirlo. La experiencia demuestra que un punto de venta se hace rápidamente viejo. Para conservar la clientela es esencial realizar un lifting general, es decir, una adecuación al gusto del momento, e inclusive un revamping, la reconstrucción de ciertos departamentos o de ciertos sectores del punto de venta. De cualquier manera, es peligroso remodelar porque los clientes flux de la primera zona de influencia pueden sentirse fácilmente desestabilizados por la modificación de sus costumbres. En ciertos países los supermercados, verdaderos puntos de venta de semiflux, desarrollan operaciones de tarjetas de fidelidad con puntajes por las compras, que tienen el mérito de retener a clientes frágiles como los de la segunda zona de influencia. Es necesario insistir sobre la necesidad de desarrollar una buena estrategiaproducto en términos de variedad y cantidad de surtido para poder crear con ello la diferencia con la competencia. Para conservar su clientela, el punto de venta de semiflux deberá estar presente en las cadenas de radio, en la t.v. cuando está permitido, y en los carteles, para adquirir verdaderamente presencia y legitimidad a los ojos de los shoppers, clientes o no. De ninguna manera pueden descuidar los trafics de fechas especiales, los de acontecimientos provocados y hasta los trafics exclusivos. En una cadena de puntos de venta de semiflux no todos los puntos tienen las mismas condiciones operatorias. La coherencia que dejan sobreentender emblemas nacionales como Casino, de hecho, sólo es una mera apariencia. Cada punto de venta es distinto. Cada punto de venta debe tener su estrategia de marketing propia. Un punto de venta, un mercado. Los puntos de venta de semiflux deben poder reaccionar con libertad frente a su mercado. El gran problema de la centralización reside en que el directivo de un punto de venta tiene finalmente un frágil libertad operativa. Está obligado a respetar una oferta, un sistema de precios y una difusión tipo. Cuando el horizonte competitivo se ensombrece es necesario que las sociedades centralizadas den prueba de una enorme amplitud y apliquen un management muy especial para que los directivos de los comercios y su entorno se mantengan motivados. Los puntos de venta flux y trafic difieren totalmente de los dos anteriormente descritos. Para lograr su punto crítico deben operar a partir de dos tipos de clientes muy diferentes: unos flux y otros trafic. La clientela flux proviene de la facilidad de acceso. La clientela trafic proviene de horizontes geográficos muy diferentes, lo que no quiere decir de cualquier parte. Estos clientes provocados acuden al punto de venta porque recibieron una información, un mensaje, una publicidad, donde se les ofrecía una recompensa tangible que superaba los inconvenientes producidos por la distancia que debían recorrer para acceder a él. Estos puntos de venta son completamente asimétricos, en términos de estrategia, a los dos anteriormente mencionados. El tipo clásico de punto de venta flux y trafic es el hipermercado tipo Carrefour. Son puntos de venta que sólo alcanzan su punto crítico con la condición de que exista una clientela trafic semanal o mensual, atraída por distintas formas de promoción. Las grandes tiendas son también puntos de venta flux y trafic. Es necesario que realicen quincenas, semanas de promociones, que desplieguen toda la gama de acciones trafic para lograr su punto crítico. Para comprender el funcionamiento estratégico de este tipo de punto de venta es necesario analizar la distribución entre clientes flux y clientes trafic, y la capacidad de comunicación del punto de venta o de la cadena de puntos de venta. Los puntos de venta flux y trafic con predominio de flux son los que concretan la mayor parte de la cifra de negocios requerida para alcanzar el punto crítico con los clientes flux. Los hipermercados y las grandes tiendas consiguen más del 70% de sus montos de negocio con clientes flux y apenas requieren un 30% de clientes trafic para acceder a su punto crítico. Cuanto más interesantes sean las promociones tanto mayor será el aflujo de los trafic alejados y, sobre todo, una cantidad menor de estos clientes necesarios para el punto crítico podrán sentirse interesados por las acciones trafic que desarrollan sus competidores. Estas promociones interesarán también a los clientes flux y constituirá un verdadero regalo para ellos. Cuanto más flux tenga un punto de venta flux y trafic, menos puede permitirse el lujo de realizar promociones estrepitosas y costosas en materia de precios. Estos puntos de venta tienen buena rentabilidad cuando la competencia no es severa. Cuando la competencia adquiere potencia el costo del punto crítico se hace demasiado elevado y es fundamental y necesario tomar la decisión de cambiar la proporción de flux y trafic, ya sea agrandando el punto de venta y ofreciendo mayores posibilidades de elección en términos de productos para atraer a los trafic más alejados, ya sea hasta desviar los flux de otros competidores y convertirlos en flux y trafic. Los puntos de venta flux y trafic con predominio de flux deben tomar grandes precauciones en la presentación de sus promociones. Siempre es necesario evitar que el cliente trafic alcance el artículo de la promoción sin ser conducido a circular por el local y sin tentarlo a que se deje llevar por las compras impulsivas. Los puntos de venta flux y trafic con predominio de trafic son los que viven ante todo de la promoción. Sun punto crítico en general está integrado por un 60% de clientes trafic y sólo un 40% de clientes flux. Estos puntos de venta no corren el riesgo de que se les sustraiga el flux, salvo que existan competidores más astutos. No arriesgan gran cosa cuando sus servicios de compra son especialmente rendidores y saben participar de las expectativas del consumidor en términos de productos durante los trafic de fechas especiales, de acontecimientos provocados o los de promoción efectiva. Las llaves del éxito están garantizadas por tres letras: EUD: estrategia, ubicación, difusión. Es necesario tener una aproximación estratégica y un gran conocimiento para contar con la posibilidad de hacer desviar a los clientes trafic de su camino hacia la competencia. Los directivos de los puntos de venta flux y trafic se verán siempre recompensados cuando tengan una actitud dinámica, sepan asumir los riesgos y tengan la firme voluntad de lograr el desplazamiento de los clientes trafic. Todos estos puntos de venta deben ser conscientes de la noción de share of voice y deben organizarse inclusive para hacer inversiones a mediano y largo plazo. Todos los emblemas de los comercios flux y trafic que han intentado reducir al máximo sus gastos de comunicación han sido rápidamente empujados fuera del circuito por la competencia. Además es necesario tener una verdadera pericia, la voluntad de comunicar bien y de hacerlo mejor. Debe ser un verdadero centro experimental de comunicación. En todo momento debe ensayar nuevas fórmulas, nuevos medios para estar listo a contraatacar, para sorprender al adversario con una verdadera creatividad estratégica. No hay que olvidar que lo que hace desplazar al consumidor es el producto y su precio. La oferta es lo que va a movilizar al cliente trafic. Es en este punto donde debe ubicarse la mayor creatividad. Los servicios de compra tienen una gran responsabilidad en la comunicación. El carácter inventivo, la voluntad de salir de lo común, pueden cambiar por completo el poder de un emblema flux y trafic en su zona de influencia. La estructura de las cadenas de puntos de venta flux y trafic debe estar concebida de manera tal que cada punto de venta pueda disponer de su futuro conservando la coherencia con la posición del emblema al que pertenece. Ante todo se requiere una organización flexible, tener por objetivo un verdadero sistema de dirección participativa, dentro de un marco especialmente eficaz e inteligente, con responsables de los puntos de venta capaces de tomar decisiones y que sepan delegar responsabilidades a los equipos de organización de cada local. Nada puede ser impuesto, todo debe ser aceptado y compartido. Los puntos de venta flux y trafic deben desarrollar estrategias de relación, de promoción de ventas y de creación de lealtad de la clientela; pero también, y sobre todo, deben preocuparse por la creación de trafic, la recepción de los clientes trafic, impulsar la circulación y la compra, y fomentar las compras por impulso. El punto de venta debe perfeccionar una verdadera estrategia de acciones en función de su posicionamiento en su mercado y del que tenga el emblema, así como la estrategia general de éste. Lograr que el trafic acuda es esencial, y lograr que se sienta como en su casa es indispensable. La ambientación del comercio va a representar un papel importante, las luces, el fondo musical, su decoración. El cliente trafic puede convertirse en un cliente leal si siente confianza. Se les hace olvidar las molestias del desplazamiento. Recordemos que el cliente trafic no siempre viene solo. Las personas que lo acompañan son aliados potenciales si se sienten bien en el recorrido y si, a su vez, finalmente tienen deseos de volver. Debe hacerse todo lo posible para que el cliente circule. Comprometerlo a permanecer el máximo de tiempo en el punto de venta. La insistencia sobre ciertos productos, las demostraciones, deben ser otros tantos elementos que lograrán que el cliente entre en el sistema para su mayor satisfacción y para la mejor rentabilidad del punto de venta. Es esencial que cada uno de los empleados vele para que el ambiente sea tal que el cliente tenga deseos de ir más lejos. Por definición, la promoción que atrajo al cliente trafic no deja un amplio margen. Si el cliente se enamora de un producto más caro o de otro, se irá con más cosas de las que pensaba comprar y se compensará el margen perdido en la promoción. En el marco de los centros comerciales y de los hipermercados se encuentra el fenómeno de trafic inducido (puntos de venta satélite en los parkings, etc.), aunque tienen menos jugo en el primer caso debido a que la capacidad de gasto de los clientes es limitada. Es conveniente analizar los problemas, las amenazas, las soluciones que se pueden encarar con intención estratégica. Nos es necesario definir: - El monto de negocios por m2/año, que llamaremos rendimiento. - La cantidad de hogares-cliente en relación con la ZPIU (zona de población industrial y urbana), que llamaremos penetración. - Los gastos anuales por hogar-cliente, que llamaremos riqueza. - La cantidad de hogares-cliente por m2, que llamaremos desempeño. - El tipo de frecuentación de la clientela, que determinaremos en términos de flux y trafic. Encontramos así varios tipos de puntos de venta: * El ofensivo, especialmente fuerte en clientes trafic, tiene a su alrededor una importante galería comercial, es decir, puntos de venta flux y trafic que esencialmente atraerán público de la zona primaria del punto de venta. Para triunfar debe contar con una sólida fama. La estrategia de precios debe ser ofensiva. Deberán desarrollarse promociones no sólo interesantes sino además sorpresivas. Deberá sorprender tanto al mercado como a sus competidores. Sus gastos en publicidad deberán ser considerables, por una parte, en la difusión del emblema, y por la otra en gran difusión promocional. Deberá tener en cuenta el desarrollo de todos los centros comerciales, de todas las zonas nuevas que lo circunden. * El esgrimista, tiene por naturaleza una intensa penetración en su zona de influencia. Sus puntos fuertes son consecuencia de las acciones promocionales que hace. Debe rever su merchandising general, reposicionar sus propias marcas, sus precios básicos y tratar de desarrollar un marketing de salida excepcional. El plan de acción de marketing debe ser consecuencia de un estudio previo de la zona de influencia y sobre todo de los circuitos de distribución organizados para las diferentes clientelas. Debe adaptarse perfectamente a la clientela y saber marcar la diferencia con la competencia. Debe tratar de comprender a fondo las promociones de marketing de salida de sus competidores semiflux, para poder comprender cuáles son las condiciones que atraen a los clientes trafic. Todo lo que concierne al análisis de la circulación en los puntos de venta, la búsqueda de las compras por impulso, el comprender y saber qué deben abarcar las variedades de productos, debe ser la prioridad para establecer un plan de recuperación. * El expuesto, tiene una posición flux como consecuencia de su ubicación. Si es pequeño no será fácil obtener el desplazamiento de los clientes porque carece de suficientes productos no alimentarios para atraer a los shopper trafic. De acuerdo con criterios de tamaño o topográficos, deberán elegirse acciones de naturaleza muy diferente. Es necesario controlar la política de precios del punto de venta en comparación con la competencia, así como buscar cuáles pueden ser los posibles posicionamientos para sus propias marcas. Será necesario crear nuevos motivos de atracción. El aumento de la superficie del punto de venta puede ser considerado como la respuesta para la posible solución siempre que lo permita la riqueza del respectivo mercado. El sistema cliente y los productos. Cuando el consumidor, convertido en cliente, entra en el punto de venta y pone en funcionamiento su aspecto buyer, las cosas cambian. De improviso el punto de venta, por su organización, su merchandising, representará un papel en la decisión de la compra, papel con el que el consumidor no contaba cuando soñaba con sus compras en la intimidad de su vida privada. Todos los puntos de venta constituyen un verdadero espectáculo de productos, un product show que representa un papel fundamental en el marketing de salida. Es necesario determinar cuáles son verdaderamente los elementos que definen el espectáculo. En el marco del punto de venta es necesario preocuparse por el comportamiento de compra; es decir, la forma en que los buyers eligen, seleccionan, comparan, tocan o no los productos, compran o no compran. Las compras previstas son aquellas que el buyer había pensado hacer antes de entrar al punto de venta. Eligió un emblema, un punto de venta en el marco de una voluntad de compra. Este será el producto que el buyer buscará ante todo en el punto de venta. A partir de las compras previstas se organizará su circulación. El cliente llevará una lista de productos escrita o simplemente grabada en su cerebro. Esta lista establecerá el camino que recorrerá en el punto de venta. Conocer bien las compras previstas es la base de la organización de la circulación del punto de venta. Por ejemplo, en Francia los yogures son previsibles en un 90%, el jamón cortado en un 80%, las medias en un 50% y los Cd’s en un 5%. Para cada tipo de comercio, de punto de venta, de tipo de producto y de marca podrá establecerse una lista de previsión de compras. El juego oportuno de ciertos distribuidores consiste en actuar, gracias a su merchandising por sector y por comercio, de forma tal que las compras previstas se vuelquen hacia otro tipo de productos, que ofrecen un mejor margen o no pueden ser comparados con los de los distribuidores de la competencia. Las compras no previstas constituyen para el punto de venta una fuente extraordinaria de crecimiento de su cifra de negocios y de beneficios. El coeficiente de impulso es un cálculo simple que permite determinar la relación entre las compras previstas y las no previstas. El embutido es una compra no prevista en más de un 90%, es decir, sobre 100 personas que llevan un embutido en su carrito sólo el 10% había previsto efectivamente comprarlo antes de entrar. Si el producto está bien a la vista y si la exhibición está bien hecha contará con todas las posibilidades de atrapar al shopper. La localización de un producto, o de una familia de productos no previstos en un punto de venta, debe articularse en relación con la de los productos previstos. En los almacenes con vendedores, cuando el vendedor sabe desenvolverse, organiza su venta de manera tal que la compra prevista de un pantalón no queda disociada de las no previstas (medias, una corbata). El análisis sobre el terreno muestra que los clientes buyer perciben dos tipos de compras: las compras decididas y las no decididas. Las compras decididas no se hacen por azar. Se tomó la decisión por todas las razones que se puedan imaginar, y el distribuidor debe tener el producto y la marca en su punto de venta. Cuando este producto es distinguido por una mayoría de clientes, existen muchas posibilidades de que se instale entre los distintos distribuidores en competición una puja en cuanto a los descuentos sobre este tipo de productos. Para el distribuidor, verdaderamente es una tentación muy grande esconder este producto sobre el que no va a poder ganar gran cosa y que para él va a convertirse en un verdadero impuesto. Coca Cola en USA es el ejemplo clásico de lo que los distribuidores llaman productos de referencia o de alta visibilidad. Estos productos deben estar en el punto de venta y es necesario que las comparaciones de precios no muestren grandes diferencias. Si el shopper no encuentra su producto en la góndola o en los stands de exhibición, puede transferir su compra sobre otro producto, otra marca que le parezca compatible; se dice entonces que él hace switch en sus compras. Puede también decidir no comprar y postergar su compra o tratar de encontrar el producto decidido en otro punto de venta. Se dice entonces que es skip. Si el producto es switch, se puede intentar reemplazar la marca decidida prevista por otra, sin que se produzcan efectos perjudiciales para el cliente leal. Cuando un producto es decidido skip es obligatorio tenerlo en el punto de venta. Las compras no decididas son aquellas en las que los clientes miran, tocan, comparan y luego deciden según qué los ha impresionado en las góndolas, las secciones o en el lugar de exposición en el punto de venta. Cuando el cliente es no decidido procede en 3 etapas para tomar una decisión: En una primera etapa el cliente va a tratar de encontrase, de reconocerse, frente a la oferta comercial que se le hace. Tiene necesidad, antes de hacer su elección, de tener puntos de referencia. El cliente, literalmente, va a leer la góndola con una clave de lectura que cambiará según el producto considerado, su conocimiento y los hábitos de consumo. La clave de lectura normativa objetiva es aquella en la que el cliente tiene una norma en su mente que es objetiva, puesto que se trata de un diámetro, de un tamaño; es decir, algo que se puede medir. En la lectura llamada secuencial (estar a mano) de góndola, la imagen del precio depende del respeto a esta clave de lectura. El conocimiento de esta lectura es esencial para organizar la exhibición de los productos. Cuando un comprador no está decidido sobre un perfume, la clave de lectura que utilizan se llama emergente. Toma en sus manos lo que más resalta en la góndola, lo que ve, lo que lo atrae. No basta con sólo hacer un embalaje que guste al consumidor, es necesario promover embalajes que establezcan una diferencia, que sean llamativos y no solamente bellos. La clave de lectura promocional es simple y está determinada porque los clientes sólo buscan una cosa: los productos que estén en promoción. La clave de lectura normativa subjetiva se da, por ejemplo, como si existiera una referencia que se correspondiera con la dureza de un embutido. Los clientes tienen en la mente una norma subjetiva que establece qué es lo que le confiere la calidad al embutido. En la clave de lectura económica el comprador lee los precios y busca dónde está la oferta del producto más caro y del más barato. En la clave de lectura tecnológica el cliente se interesa por lo que compone el producto. La clave de lectura circunstancial se encuentra con respecto a los productos donde se trata de artículos muy sujetos a los dictados de la moda, a las relaciones públicas y a la publicidad. En la clave de lectura emocional lo que va a tener una participación especial es su relación con el producto. El producto tiene para el cliente una carga afectiva. Leerá la góndola comenzando por el artículo que le produce la mayor emoción posible. La clave de lectura programada se da en los productos que se compran varias veces por mes. El cliente va a ir siempre a un mismo lugar, sistemáticamente, a buscar sus productos. Sentirá furia cuando se haya cambiado una familia de productos, es decir, cuando se vea forzado a reinscribir en su cerebro un nuevo código de lectura. Otras claves de lectura son la variedad de precios (intervalo de precios), el ensayo por curiosidad (con respecto a una novedad), y la situación (varios criterios motivan a quedarse con el primer producto). Es necesario comprender que las denominaciones dadas a estas claves de lectura en ningún caso quiere decir que el cliente más tarde no se interese por otros aspectos del producto. De la misma manera, se constata que para una familia de productos pueden encontrarse una o dos claves de lectura, de acuerdo con las diferentes clientelas. En consecuencia, es necesario prestar especial atención a la evolución de las claves de lectura para comprender la forma en que los clientes no decididos se acercan a la góndola. En una segunda etapa el comprador hará la comparación de los productos que están en sus manos. Aquí entrará en juego todo el esfuerzo de marketing del fabricante. El cliente buyer por unos segundos volverá a ser consumidor y repasará en su memoria todas las nociones que le aportaron la publicidad, la comunicación en general y la labor de marketing de los fabricantes. La primera etapa está más bien vinculada con los procesos del comportamiento, mientras que la segunda está vinculada más con los problemas sicológicos que con problemas típicamente comportamentales. La secuencia de comparación se desarrolla según 6 tipos de esquemas (y no ya comportamientos): El primer esquema es de tipo maximalista. Al comparar dos productos se trata de saber cuál es el que rinde más. El segundo esquema es de tipo minimalista. Al comparar dos productos se trata de saber cuál es el que produce menos inconvenientes, el que ocupa menos lugar. El tercer esquema es de tipo óptimo. Se intenta saber cuál es el que reduce todos los inconvenientes, todos los problemas que imagina el consumidor buyer. El cuarto esquema es de naturaleza concordante. Para que un producto triunfe es necesario que concuerden diferentes criterios: precio, tamaño y el conjunto de los elementos y de los factores que transmite la imagen. El quinto esquema es de tipo consecutivo. El buyer consumidor va a eliminar productos evaluando sucesivos criterios, e irá eliminando los productos en la medida en que no hayan mostrado rendimientos satisfactorios según su opinión. El último esquema es de tipo ponderativo. La comparación se hace equilibrando los pro y los contra de cada producto. Esta secuencia de comparación no se logra, en términos de análisis, en la misma forma que hace para identificar las claves de lectura. En una tercera etapa, el cliente buyer no decidido deberá elegir. Será considerada una serie de elementos relacionados con la autenticidad, la afinidad que se tenga con un producto, la coherencia que exista entre la etiqueta, la forma y el precio. Participará el aspecto institucional del producto y se intentará asegurar y comprobar si es verdad o no lo que promete el producto. El conjunto consumidor-buyer en el punto de venta actúa de acuerdo con 3 tipos de compras: las obligadas, las deseadas y las posibles. Las compras obligadas son todas aquellas sin las cuales el cliente no puede vivir o no puede vivir bien. Cuando el comprador se encuentra en las góndolas la presencia de todas las marcas en una superficie relativamente pequeña crea confusión. Las compras deseadas son las que corresponden a todos los productos que no son obligatorios, de los que se puede prescindir, pero con los que se sueña y que aportan una gratificación, un pequeño placer, algo diferente en la bruma cotidiana. Constituyen la base de las compras impulsivas. El cliente no se dirige directamente a estos productos sino que, al ir hacia sus compras obligadas, se roza (literalmente) con esos productos y poco a poco se va haciendo a la idea de comprarlos. En las compras posibles hay una especie de premeditación que tiene un especial interés para el distribuidor. Si se logra saber efectivamente cuál es la calidad latente de esas posibilidades de compra de productos, por tipo de cliente y por tipo de mercados, podrían realizarse acciones trafic o acciones de merchandising de salida específicamente adecuadas. Los consumidores tienen en mente una serie de productos que los están esperando y que desencadenarán un desplazamiento y conducirán a una compra. Marketing de salida. El merchandising del punto de venta y de las secciones. El merchandising general es la organización del punto de venta y la forma en que el distribuidor puede organizar las circulaciones. Deber Merchandising 2: la exhibición crea la Merchandising circulación circulación Compras no previstas 1: el producto crea la Compras previstas Merchandising 3: la exhibición y la Merchandising 4: la promoción crea las promoción crean las compras compras Querer Estos cuatro merchandising constituyen la base de un merchandising general del punto de venta. Para completar esta información es necesario tener en cuenta la frecuencia de las compras obligadas. La frecuencia de compra o de consumo es la noción que va a brindar la verdadera dinámica de este modelo. Si se colocan señales con emisores de rayos infrarrojos en un punto de venta y en el carrito del cliente un receptor con memoria, pueden seguirse paso a paso los desplazamientos de los clientes y controlar la relación que existe entre el desplazamiento y el valor de la compra a la salida del punto de venta. Cuando se toma el cuidado de preocuparse por saber cuál es la lista del cliente flux o trafic a la entrada del comercio y se controla en la salida de caja qué compró, es posible, mediante un cálculo simple y objetivo, medir exactamente cuál es el índice de impulso del punto de venta. El análisis de las necesidades medias permite comprender mejor la incidencia de la circulación sobre la gestión de la empresa. Se trata de la cifra obtenida al dividir la cifra total de negocios realizados en el punto de venta por el número de pasos por caja. Los medios electrónicos que en la actualidad están a disposición de los distribuidores, en especial las cajas escáner, permiten contar con información diaria y organizar auténticas reuniones estratégicas con respecto al marketing de salida. Desarrollar un plan de acciones promocionales en un punto de venta es de hecho decidirse a intentarlo todo para que, en el marco de su merchandising general, se tenga la voluntad de trabajar en profundidad las ventas de los diferentes sectores y zonas del punto de venta. Las cabeceras de góndola son exhibidores de productos que se ubican en los extremos de las góndolas, delante o detrás de ellas según el sentido de la circulación. Son especialmente buscadas por los fabricantes, quienes saben que cualquier producto allí colocado es comprado de forma natural por un número mayor que si se encontrara en otra parte de la góndola. La cuestión que se plantea al distribuidor es saber en qué condiciones es necesario aceptar la exigencia de estas ubicaciones. Cuando se desea realizar las promociones en los senderos centrales conviene exhibir ante todo las compras no previstas, ya sean obligadas, deseadas o posibles. Así mostradas serán vistas por el cliente y la experiencia demuestra que lo que vende no es la exhibición de los precios sino la exhibición del producto. Es necesario armar las cabeceras de góndola con todos los productos deseados que tienen publicidad en televisión. Estas cabeceras de góndola tienen la propiedad de acelerar la venta de los productos deseados, pero también la de dar una imagen de dinamismo al punto de venta. De forma más general, todos los nuevos productos merecen ser colocados en estas cabeceras. Tendrán la propiedad de interesar al público y luego permitirán al punto de venta tener una excelente tasa de penetración en la clientela. Esta tasa fomentará su lealtad sobre todo si la competencia es reticente a mostrar sus productos en primera línea. Los productos estacionales no previstos merecen también una cabecera de góndola. En fechas especiales pueden forzarse las ventas de estos productos colocándolos bien adelante. Los productos demasiado grandes o voluminosos sostienen perfectamente su exhibición en las cabeceras e inclusive amontonándolos en tarimas en los senderos más amplios. Los productos obligados de gran rotación, previstos, por lo general no requieren ser colocados en las cabeceras de góndola. Esto sólo debe hacerse si el punto de venta es sub-vendedor en esta familia de productos y quiere tratar de ganar esa parte del mercado con su clientela. La cabecera no debe jamás quitarle ventas a las góndolas ni obstaculizar la circulación. La cabecera queda determinada por 3 elementos: el producto, la forma de presentarlo y la ubicación. Estos 3 elementos serán los que determinarán el merchandising promocional. El responsable del punto de venta debe tener siempre presente la necesidad, la exigencia de hacer circular a los clientes. Es absolutamente necesario que se lo haga pasar de sector en sector, de punto en punto y, ante todo, evitar que el cliente advierta muy rápidamente que ya compró el máximo que pensaba gastar ese día. Los distribuidores japoneses definen la circulación en el punto de venta a partir de un término particularmente evocador. Llaman a esta circulación el flujo de oro e insisten en que nunca hay que tratar de contrariar ese flujo. En algunas organizaciones existe un egoísmo de las secciones y de los departamentos. Cada uno quiere marcar sus puntos. Esta voluntad de lucha a veces es positiva cuando se quiere acelerar la circulación. Decidir qué producto se va a destacar revela una voluntad estratégica. Hay que tener en cuenta diferentes elementos: - La naturaleza del producto en términos de deber, poder desear. - La especificidad del producto en términos de previsto, no previsto. - La calificación del producto en términos de marca (decidido, no decidido, implicante, no implicante). - La relación de consumo (alta o baja frecuencia de compra). - La realidad económica (producto considerado como caro por el consumidor, o como de acceso económico fácil). - La ventaja del precio (recompensa otorgada por el punto de venta en el marco de su clientela interna y no en el de una acción trafic). El conjunto de estos factores y elementos permitirá hacer una lista de selección de productos para colocar en las cabeceras de las góndolas o destacarlos. Se podrá atribuir un objetivo de venta a la cabecera y será posible evaluarlo. Esta voluntad de medir el éxito de las cabeceras de góndola, de los exhibidores, aportará al distribuidor un banco de datos, un conocimiento, un saber hacer que le permitirá evitar muchos errores. Se trata ahora de interesarse en la forma de presentar los productos bien elegidos. Hay 4 maneras de presentar una cabecera de góndola o de realizar una exhibición: la presentación llamada escaparate masivo, la exhibición destacada (la pared valorativa), el mixing, y el estacional. En el escaparate masivo se trata de colocar un solo producto en una presentación muy amplia. Se busca lograr un efecto precio, es decir, comunicar al cliente buyer la idea de que acaba de encallar en un acantilado de promociones, de precios. Los precios que se ofrezcan a los clientes deben ser verdaderamente interesantes. La exhibición destacada no debe confundirse con el escaparate masivo. Se trata de considerar diferentes productos que tienen la misma función. Se dice que los productos tienen una misma función cuando, aun siendo diferentes, sirven para un mismo tipo de uso. Por ejemplo, los ingredientes que se utilizan para sazonar las carnes, las ensaladas, los asados, corresponden a la función de dar gusto. Estos productos no son por fuerza complementarios, pueden utilizarse los unos sin los otros. El "mur de valeur" (pared valorativa) impresiona. Debe verse desde lejos. La publicidad en el lugar de ventas debe ser fuerte, agresiva. Aquí se vende el conjunto masivo producto-precio. Con producto de gran frecuencia de compra funcionará mejor; pueden realizarse una o dos veces al año. Muchos distribuidores se niegan a realizar "murs de valeur" porque estiman que en cierta forma alteran el ambiente del comercio y crean movimientos de clientes a veces incontrolables. Sin embargo, es muy valorado por el público, siempre a la búsqueda de nuevos negocios, cualquiera que sea el posicionamiento del punto de venta. Nada deleita más a un cliente que poder explicar a sus amigos que hizo un buen negocio y que sabe bien dónde debe ir a buscarlo. El "mur de valeur" como técnica de cabecera de góndola o de exhibición tiene la ventaja de que arrastra a la compra de productos obligados no previstos de los que el punto de venta no logra tener una venta suficiente. Los productos deben ser visibles desde lejos para que los clientes se aproximen e interesen. Está colocado con la intención de crear circulación. El mixing une los productos obligados previstos y los no previstos obligados o deseados, de diferentes familias. Lo que interesa es "disparar" al buyer mediante producto obligados previstos y aprovechar esta actitud para vender productos no previstos obligados y deseados en familias de productos muy diferentes. La mezcla de productos es entonces totalmente diferente de la del "mur de valeur". Se trata de actuar por sorpresa, sin gritar ¡atención! Los estacionales es la técnica que se dedica a los productos no previstos. Teniendo en cuenta la estación, retorno a clases, primavera, rebajas, se trata de tomar los productos obligados previstos y asociarlos con los productos deseados no previstos. Para que funcione se requiere que los productos sean propios del código estacional, por ejemplo, exhibiciones que vinculan las mesas de jardín con las sombrillas, servicios de aperitivos, etc. En la palabra merchandising es donde los intereses de los fabricantes y de los distribuidores divergen. De hecho, específicamente existen un merchandising de fabricante y uno de distribuidor. El fabricante se dirige ante todo a los responsables de compra de las cadenas de punto de venta, a los directores de cada local, de departamentos e inclusive a los jefes de sección. El fabricante quiere ante todo dialogar con la distribución para favorecer su marca. Más allá de todas las condiciones de negociación de precios, el fabricante debe ganar un lugar en las góndolas para su marca si quiere tener una posibilidad de entrar en la competencia por una parte del mercado. Para favorecer su relación con el distribuidor, en sus argumentos es necesario que siembre la duda sobre su competencia, les impida aparecer en las góndolas. Con mayor discreción debe hacer que disminuya la importancia de las ventas de otras marcas que el distribuidor puede a veces colocar en los mejores lugares de la sección. El merchandising distribuidor quiere que la logística sea simple y que en los depósitos de las góndolas se encuentren las soluciones más adecuadas para que éstas estén siempre bien ordenadas, llenas, sin plantear grandes problemas a los operadores. En el ámbito de una voluntad de facilitar el trabajo cotidiano del personal del local, el distribuidor intenta al mismo tiempo favorecer al cliente y aumentar su rentabilidad. Deben tomarse en consideración algunos elementos y factores para el estudio de las posibilidades que ofrece una acción de merchandising tanto al distribuidor como al fabricante: - La elasticidad de las ventas en función de la ubicación en las góndolas. - La elasticidad de las ventas en función del arreglo merchandising. Destaquemos que esta posibilidad de ordenamiento de la góndola sólo está considerada desde el punto de vista del aumento de las ventas del conjunto de los productos de la góndola y no desde el punto de vista del aumento de ventas de una determinada marca. - El brand share (cupo de la marca) por categoría. Determinar el número de productos, de marcas, de items que se deben seleccionar en una familia de productos. Hasta dónde llegar en términos de surtido manteniendo una estructura rentable. Se organiza en torno a dos ideas: el porcentaje de ventas de 3 top brands (marcas de prestigio) dentro de la familia, y el porcentaje de ventas necesario para cubrir el 50, el 67 y el 75% del mercado (para obtener la mitad, 2/3 o 3/4 de la demanda). Cuando los clientes pasan frente a una góndola se comprueba que algunos se detienen frente a sus productos y vuelven a partir, y otros tocan los productos y vuelven a ponerlos en su lugar; otros se detienen un instante y vuelven a partir sin haber tocado nada. Se llama coeficiente de transformación de una góndola al número de productos tomados y luego comprados en función del número de personas que pasaron frente a la góndola. Esta relación se obtiene por observación y tiene la ventaja de suministrar información precisa sobre la capacidad de una góndola organizada de determinada manera para crear ventas, en relación con otra góndola de productos ordenados de diferente manera. Es un control para determinar el famoso merchandising de seducción. Como la persistencia en la retina es de 3 imágenes por segundo, todo producto que esté presentado sobre menos de 27 centímetros tiene pocas posibilidades de ser visto. Es necesario disponer de un cierto número de frentes de productos simplemente para atraer las miradas de los clientes. Todo permite pensar que son los diferentes tipos de embalaje, los diferentes niveles de precio y los colores utilizados los que actúan mejor cuando se multiplican las marcas. Aquellos puntos de venta que han sobredimensionado ciertas góndolas, en realidad sobre-venden algunas familias de productos. La experiencia demuestra que tal situación no siempre es favorable, ya que una exageración en el desarrollo de ciertas góndolas arrastra una disminución en otras. El problema que se plantea es saber qué es lo que debe sobredimensionarse o qué es lo que debe llevarse a dimensiones de góndolas más correctas. Si se admite que las 3 misiones del merchandising son comunicar la política comercial del punto de venta, favorecer el desarrollo de las compras por impulso, y favorecer la rentabilidad de las góndolas, se comprende que todo esto sólo tiene sentido cuando el punto de venta está de acuerdo con la capacidad de consumo de los clientes. Amplitud y profundidad del surtido son los dos componentes de la política comercial de un distribuidor. Para definir estas dos nociones hay que conocer la oferta de los fabricantes, la evolución de las ventas de los diferentes productos y ante todo cómo se ubica el producto ante el cliente. La percepción de los productos por parte del consumidor es esencial para comprender qué significan profundidad y amplitud del surtido. Un punto de venta que tiene gran amplitud de surtido es el que presenta a sus clientes todas las funciones de un mismo producto, por ejemplo, para los baños de espuma, las funciones de limpieza, decoración, prestigio, etc. Un punto de venta que tiene gran profundidad de surtido es aquel que presenta muchos items para una misma función. Ciertos puntos de venta no rinden lo suficiente con respecto a ciertas familias de productos por la simple razón de que no se mantiene la variedad de su surtido. Cuando los puntos de venta de una misma cadena no tienen la misma superficie el problema es cómo hacer la selección del surtido en amplitud y profundidad, puesto que no es posible colocar la misma cantidad de productos en un punto de venta de 1.000 m 2 que en uno de 5.000 m2. La respuesta está en la noción de función. Hay que saber cuáles son las funciones que un punto de venta pequeño puede permitirse no tener o, por el contrario, cuál es la profundidad del surtido límite para una función dada. Esta geometría de la oferta permite satisfacer mejor al cliente. Para concretar el merchandising práctico de las góndolas el distribuidor debe adaptarse a los tipos de productos obligados, deseados, posibles, a la naturaleza de ellos, decidida o no decidida, y al hecho de que sean o no previstos. El merchandising práctico no es entonces un enfoque que pueda resolverse con un modelo clásico de elasticidad sino más bien una serie de sucesivos enfoques que precisen para cada sistema producto cuál debe ser el mejor merchandising posible. Se puede estimar que no quieren perderse ventas, es decir, tener todas las marcas presentes en las góndolas, en proporción con la demanda. También pueden limitarse las marcas por razones de espacio, de relación con los fabricantes y, por eso, intentar suprimir algunas. Cuando se es distribuidor se cuenta con todas las facilidades para ubicar todos los productos que se desee con la condición, por supuesto, de que estos productos respeten los criterios buscados por los buyers. Estos criterios son independientes de las marcas. Dependen del color, del peso, del volumen o del precio. Para administrar el merchandising del punto de venta se tratará de comprender de qué manera los diferentes criterios son considerados por los clientes y, a partir de allí, determinar el surtido con el objeto de introducirlos en el merchandising específico de compras obligadas o deseadas previstas, en su mayoría no decididas. El distribuidor podrá colocar su marca de distribuidor en buena ubicación y estructurar sus ventas en función de los criterios vinculados con la mejor rentabilidad posible. El principio de colocar los productos a la altura de los ojos adquiere todo su sentido en este tipo de merchandising. Si la marca del distribuidor está colocada a la altura de los ojos tendrá más posibilidades de ser escogida por el cliente que no está decidido, que resolverá lo que le sea más fácil. Es necesario tener en cuenta también la elección del lugar de los productos tomando en consideración la relación Utilización-Notoriedad (U-N). Si se quiere dar al cliente la impresión de que uno dispone de la mejor selección y que se está bien ubicado en el mercado, es preferible elegir proveedores que tengan productos bien conocidos. En el merchandising de seducción se busca desarrollar al máximo las compras por impulso, sin siquiera tomar en cuenta cualquier noción de una mejor rentabilidad. Si bien es necesario buscar las mejores ubicaciones posibles, las mejores estructuras de presentación para favorecer las compras por impulso, también es necesario interesar a los clientes por medio del uso de toda la batería de medios clásicos definidos bajo el nombre de stop sector, información y publicidad sobre el lugar de venta. Las marcas del distribuidor: funciones, objetivos y estrategias. En los años 90 la marca del distribuidor, en muchos tipos de distribución, forma parte integrante del mix-marketing del emblema. Este nuevo elemento participa en muchos casos en su posicionamiento, su comunicación y en las diferentes tácticas puestas en marcha para hacer leales a los clientes shoppers, buyers e inclusive, en muchos casos, para tratar de atraer a los que no sean clientes. La noción de marca del distribuidor no es nueva. Cuando Woolworth inventa su fórmula de distribución en la que todos los productos tienen el mismo precio, está obligado a lanzar su propia marca. Marks y Spencer, a comienzos de siglo, para lanzar su fórmula también estuvo obligado a valerse de una marca que le pertenece, Saint Michael, al no encontrar fabricantes que le proveyeran a los precios a los que quería vender. Fue necesario esperar los años 70 para ver reaparecer este concepto de marca del distribuidor bajo una nueva forma: los productos genéricos retomados en Francia por Carrefour con el nombre de productos libres y por GB en Bélgica con el de productos blancos. Estos se definen como productos económicos con calidad suficiente para satisfacer al cliente y con un embalaje blanco que es una garantía de economía. Rápidamente copiados, estos productos genéricos se encuentran en todos los emblemas y son comprados por todo tipo de consumidores. La generación de marcas del distribuidor de los años 80 se apoya por lo menos sobre 4 razones: - Evolución del distribuidor. La distribución era independiente de las estrategias de los fabricantes y de las marcas. Ya no se logra más una parte del mercado abriendo puntos de venta, se adquiere capturando clientes. La marca del distribuidor aparece como un medio de posicionamiento de la cadena, un elemento de la estrategia del grupo, un lazo de unión con el cliente, un medio para demostrar que es más barato conservando un excelente nivel de calidad. También es un elemento de negociación con los industriales. Es una nueva posibilidad para hacerles sentir a las marcas unos límites, en términos de partes del mercado, que ellas no deben sobrepasar. También es un medio para conservar el margen en el marco de la batalla de precios. - Evolución del fabricante. Ante la intensificación de la publicidad y el ingreso masivo y continuo de nuevos productos, los fabricantes deben vencer en la batalla por las góndolas para ganar o conservar su parte del mercado. Es necesario negociar el merchandising. - Evolución del consumidor en su relación con las marcas del distribuidor. En los 80 el consumidor permaneció fiel a sus marcas. Frente a todas las ofertas y la facilidad de compra el consumidor pasó de la sociedad de consumo a la sociedad del goce. No quiere tener más privaciones, quiere acceder a todas las ofertas, quiere gozar del sistema. Concibe que, en ciertos sectores del consumo, pueden y deben ensayarse todas las pequeñas marcas del distribuidor. El principio de ensayo-error se abrió camino rápidamente. Reconoce 3 tipos de mercados y 3 tipos de marcas: los mercados de preferencia absoluta con marcas fuertes, los mercados de preferencia relativa con marcas medias, y los mercados sin preferencia con marcas transparentes. Aparecen 3 grandes tipologías de consumidores frente a la compra de la marca del distribuidor: los buscadores de prestigio, los mix o realistas (a principio de mes prefieren comprar marcas pero a fines de mes no vacilan en comprar las marcas del distribuidor), y los promocionales. - Evolución del cliente. En los años 80 vio llegar nuevas formas de comprar, de aprovechar los buenos negocios, de equiparse a menor precio. Los eslóganes, la publicidad en radio y los folletos rompieron con los clásicos conceptos de lealtad. El emblema se convirtió, poco a poco, en una marca. Se tuvo confianza en estos puntos de venta, se los consideró como entidades modernas, lógicas, normales. Fue posible alcanzar los productos hasta ahora reservados a unos pocos. Al mismo tiempo, la marca sagrada parece más atractiva y misteriosa. La marca del distribuidor de los años 80 ejercerá una presión reactiva en la distribución. Son los fighting products (productos de lucha). Es necesario mantener los márgenes y conservar sus logros. El posicionamiento de los productos está vinculado en los precios en relación con las marcas nacionales. De un estado económico se pasará a un estado sicológico. Ciertos distribuidores empezarán a preocuparse por la relación marca del distribuidorcliente. En algunos casos se adelantarán a las innovaciones de los fabricantes, es decir, de las grandes marcas nacionales. El posicionamiento de la marca del distribuidor no se hará más por comparación con las marcas nacionales sino en función de las expectativas del cliente. Se pasará al merchandising estratégico, es decir, al que permite que el producto gane influencia sobre el cliente. El papel del producto del distribuidor confirmará el posicionamiento del emblema. Por ejemplo, Carrefour impone su marca, otorga un estatus a sus productos, implica al consumidor, le otorga una función y señala el camino que va de la marca del distribuidor a la private label. El objetivo es hacer comprender al cliente en qué consisten las ventajas, elegir el espacio comercial para la marca y definir un verdadero beneficio-consumidor en el marco de la función del producto; luego se trata de hacer realidad estas ventajas y por último comunicar estas ventajas en un mensaje en el embalaje, en el merchandising estratégico y la promoción relacionados con la marca del emblema. De acuerdo con los productos distribuidos, los puntos de venta y las organizaciones del emblema, se pueden determinar 4 grandes tipos de marcas del distribuidor: - Las marcas de distribución efectivas. Numerosos distribuidores en el mundo han decidido denominar con el nombre del emblema los productos que ellos fabrican o que hacen fabricar por terceros. Algunos aplican una estrategia horizontal que trata de hacer que todos los productos con la marca del emblema se identifiquen por un mismo tipo de embalaje, con iguales colores y diseños. Es clara la intención de afirmar la presencia de la marca del distribuidor. Otros prefieren una estrategia de embalaje vertical, introduciendo el producto y la marca del distribuidor de acuerdo con el código de marcas por familias de productos. El nombre del emblema se coloca en un lugar bien determinado bajo la forma de una verdadera firma perfectamente identificable, pero que no contradice el espíritu del embalaje desarrollado por le mercado y por el conjunto de fabricantes. - Las marcas del distribuidor de serie. Ciertos distribuidores han elegido no colocar sobre los productos fabricados en sus industrias o por terceros el nombre de su emblema sino crear verdaderos nombres de series. En cualquier momento es posible agregar o retirar una marca del distribuidor de serie, cualesquiera sean los problemas de calidad o de moda que puedan intervenir en la vida de una cadena. Destaquemos que ciertos distribuidores no encuentran inconvenientes en tener una parte de sus productos con la marca del emblema y otra parte con una marca del distribuidor de serie. - Las marcas del distribuidor contra-marcas. En este caso el distribuidor se comporta como un fabricante; introduce en sus góndolas las marcas que le pertenecen y que en cada circunstancia llevan un nombre diferente. Hay dos estrategias de embalaje: que el distribuidor llame a los especialistas en embalajes y trate de dar a sus productos una identidad propia, o que trate de que se parezcan lo más posible a los códigos de las marcas de los fabricantes con el objeto de no distinguirse de ellos. Permite introducir productos del distribuidor a diferentes niveles de precio y calidades. Muy a menudo los clientes no saben que la marca que compran pertenece al distribuidor. - Las marcas del distribuidor genéricas. El distribuidor busca, al hacer productos con embalajes simples, demostrar que le ofrece a su buyer un servicio suplementario al proponerle productos con la mejor relación calidad/precio. El inconveniente es que los clientes no tienen al comienzo una buena comprensión de la noción de esta relación. Estas marcas deben estar ubicadas en una oferta de precios muy interesante. La calidad de un producto del distribuidor está determinada por 3 componentes: la calidad genérica, la calidad esencial y la calidad recíproca. La calidad genérica es juzgada mejor o peor según la imagen de calidad que tenga el comercio. La limpieza del local, los servicios que preste, la recepción, son algunos de los tantos elementos que definen el nivel de calidad positivo o negativo, que se fundirá con la imagen del producto. La calidad recíproca se da en el proceso ensayo-error de los clientes. Tiene en cuenta al mismo tiempo tanto a los productos que resultaron positivos como a los de efectos negativos. La calidad esencial se define por la conciencia de comprometerse a mantener la continuidad del nivel de calidad. Su usencia es más peligrosa que un precio mal definido. Con frecuencia también se plantea el problema de los productos acreditados. En la gran mayoría de los casos, cuando el cliente regresa a su casa no desea mostrar a sus invitados que el champagne que ofrece proviene de un distribuidor, salvo cuando sea posible sostener que éste posee una legitimidad, un efecto de origen. La experiencia demuestra que en todos los productos llamados de prestigio la marca del distribuidor tiene pocas posibilidades de triunfar. Para las marcas del distribuidor efectivas y para las de serie sólo puede tenerse una comunicación muy general. No es posible desarrollar una acción idéntica a la de los fabricantes. Únicamente es posible en el caso de las marcas del distribuidor contra-marcas. Comunicación del emblema. Los clientes tratan de confirmar si la diferencia que proclaman los otros puntos de venta merece el desplazamiento o si en realidad no se están dejando hipnotizar por sus costumbres, por su relación con el punto de venta, por la comodidad moral que sienten al permanecer en un lugar que conocen, que han estado controlando muchas veces desde hace varios años. Quieren convencerse de que los otros emblemas que lo atraen con sus promociones, sus quincenas, sus ofertas especiales, efectivamente son sinceros, creíbles y merecen traicionar sus principios de lealtad. Su desplazamiento y su pérdida de tiempo ¿serán finalmente recompensados por una elección, un precio, una calidad o un servicio? ¿Encuentra la comodidad y el placer de la compra que logra en su punto de venta habitual? Un emblema del distribuidor es percibido por los clientes y no clientes a partir de 4 componentes: la legitimidad, el efecto de origen, el "top of mind", y la imagen. La legitimidad corresponde a la noción de credibilidad del ser. El cliente tiene que estar convencido de que el emisor de los mensajes es verdaderamente legítimo, es decir, que una mayoría de clientes lo reconocen como integrante de los puntos de venta que pueden vender los productos que se ofrecen en una promoción. Todos los puntos de venta de un mismo sector económico, de un mismo tipo o de una misma fórmula serán comparados con una referencia en materia de legitimidad. Desde el momento en que el cliente duda de la autenticidad del comercio, acepta con menos facilidad las ofertas que se le transmiten. Cuando se le habla de tal emblema o de tal punto de venta, él decodifica la información que se le ofrece con referencia al nivel de legitimidad que le merecen. Esta legitimidad no se logra simplemente con un esfuerzo publicitario o por medio de eslóganes. Ciertos emblemas la logran porque ella formaba parte del origen de la fórmula, por ejemplo, el hipermercado Carrefour o las hamburguesas McDonald’s. El premio a la innovación, a la invención, es una garantía de legitimidad siempre que el emblema al que corresponda continúe siendo dominante, avanzado para su tiempo y siempre muy por delante de quienes intentan copiarlo. Otros emblemas logran su legitimidad porque se han ido impuesto como referencia con el tiempo. Casino no inventó las cafeterías. Sainsbury no inventó el hipermercado. Para lograr esta legitimidad es necesario que aparezca a los ojos del gran público como el depositario de las leyes que definen la fórmula. Aparecen dos tipos de legitimidad: la legitimidad conferida como consecuencia de una innovación que ha tenido éxito, y la legitimidad adquirida que se obtiene por la acumulación a lo largo del tiempo del reconocimiento de los clientes de que las acciones del punto de venta y del emblema están de acuerdo con su discurso. En el marketing político la noción de legitimidad se hace más comprensible. Algunos ministros, perfectamente competentes, no les parecen a los electores a los electores capaces de cumplir del todo con ciertas misiones. Todos quedarán cuando el Ministro de Salud o de Economía se convierta en Primer ministro. Para serlo es necesario que los electores de todas las sensibilidades admitan que la persona tiene la legitimidad de defender el Estado y el país, no su partido. Sucede lo mismo en materia de distribución. El farmacéutico o el óptico siempre integran puntos de venta legítimos puesto que esta situación les es conferida por la ley, un diploma y un número clausus. La percepción del punto de venta será lo importante. El personal, los productos, la forma en la que el cliente es recibido van a desarrollar un rumor que se traducirá en una comunicación de boca en boca. Las estrategias de legitimidad pasan siempre por la transmisión de las opiniones. Esto plantea el problema de la comunicación en el lanzamiento de un punto de venta o de un emblema en una nueva zona de influencia. El recién llegado solamente cuenta con pocos días para provocar la favorable transmisión de opiniones y ofrecer pruebas de que es un verdadero punto de venta. Si no se actúa con fuerza, las malas lenguas se apresurarán a decir que este nuevo punto de venta en la región no es más que una copia del que ya existía. La noción de legitimidad está estrechamente vinculada con la lucha por la vida del emblema. Cuando aparece una fórmula los creadores luchan por imponerla en el mercado. El público es consciente de ese combate y asiste a él en carácter de espectador. Comenta con los que lo rodean la posibilidad de supervivencia de la fórmula. Forma su propia opinión, prueba, toca, ve y es conquistado o decepcionado. Cuando un emblema alcanza la legitimidad desarrolla un combate no sólo contra sus competidores sino contra sí mismo y contra sus principios de acción para demostrar que respeta los dogmas, las bases de su fórmula. Lucha para conservar su legitimidad con una actitud seria, real, altruista. El efecto de origen corresponde a la credibilidad de lo dicho, del discurso, de la expresión de un punto de venta en términos de comunicación. Un mensaje debe su credibilidad a la propia naturaleza de la fuente emisora. Este fenómeno no es exclusivo de la comunicación en la distribución. El esfuerzo de comunicación debe ser ante todo creíble para que su diferencia adquiera sentido. NO basta con decir, afirmar, repetir o martillar para ser creído; es imprescindible desarrollar una estrategia para ganr el efecto de origen. No se dice que uno es patriota, se lo prueba o se lo demuestra. No se dice que uno es más barato, se lo prueba o de lo demuestra. Probar es mantenerse; suceda lo que suceda, es aprovechar los incidentes para demostrar que se está comprometido con una voluntad. No es simplemente un cartelón de informaciones que proclama "queremos servirlo, estamos todos unidos para usted, lo cuidaremos". No son tampoco las fichas de garantía con todos sus sellos. Es la voluntad cotidiana de todos los responsables del punto de venta, desde la cajera al presidente, de aceptar que cuando uno se compromete a una política las pruebas son las que permiten demostrar las intenciones de la empresa. El probar es hacer que el emisor exista en su territorio de comunicación, ante todo en los momentos de crisis, en los momentos difíciles. La prueba transmitida de boca en boca no es suficiente para instalar un efecto de origen. Es una condición necesaria, pero también es necesario demostrarla. Ahora es necesario comunicar para convencer. La demostración debe conducir a la convicción del cliente, en especial si es shopper. Demostrar, convencer, es alistarse en un combate por el cliente. A medida que se convenzan, tomarán partido y se convertirán en prosélitos. Si el efecto de origen se gana, también puede perderse. El top of mind toma un sentido muy particular en la distribución, que no hay que confundir con las nociones de reputación espontánea o sugerida que utilizan los fabricantes en la promoción de sus productos. Significa simplemente la relación entre el emblema y su nivel de presencia en la mente del cliente para una determinada compra. El top of mind se logra con presencia y presión publicitaria vinculadas con la noción de actualidad. Subrayemos que el componente top of mind es evidentemente inseparable de las definiciones de legitimidad y efecto de origen. Un emblema que no haga más que top of mind estará muy presente en la mente de los consumidores, sin embargo, esta condición necesaria no será suficiente. La imagen es ubicada en dos niveles por el cliente: la imagen de percepción y la imagen determinante. Expresa su punto de vista a partir de 2 nociones: los mecanismos de percepción de compras y las funciones del comercio. La imagen percepción traduce la clasificación del emblema en términos de poder relativo. El shopper hace abstracción de su experiencia. Se refiere únicamente a la información que recibe y que lo conduce a clasificar al emblema como grande o pequeño. Si se desea tener una posición con respecto a un competidor, definir una política de puntos fuertes y puntos débiles, es necesario apoyarse sobre otras informaciones más sólidas, más concretas. Si bien los shoppers tienen una imagen general de los emblemas, también tienen una imagen particular bien definida de los puntos de venta que frecuentan o que pueden frecuentar. Esta imagen determinante se expresa ante todo a través de los mecanismos de percepción de compra. Esta imagen muy particular no se expresa en forma absoluta. Es una imagen comparada. La comparación de las imágenes da lugar a la constitución de un verdadero perfil de la imagen. En su mecanismo de percepción de compra, el shopper no tiene en cuenta los mismos mecanismos cuando compra artículos cotidianos que cuando compra productos especializados. Mientras que la legitimidad, el efecto de origen, el top of mind son elementos que pueden apreciarse por sí mismos, las imágenes de percepción y las determinantes deben ser observadas con muchas precauciones. Todas las investigaciones demuestran que la "mala fe" del cliente es mala fe que desea favorecer a su punto de venta en detrimento de los otros, sobre todo cuando éstos han alcanzado el rango de gran emblema y cuando la comparación se ha hecho con emblemas de segundo o tercer orden. Si el conocimiento del perfil de imágenes por comparación es necesario para comprender la imagen determinante, también hay que tener en cuenta la noción de función del punto de venta. Este debe responder a ciertas necesidades y deseos de sus clientes. Por lo general pueden considerarse 4 posibilidades de función para el punto de venta: - La función de entretenimiento. Aporta una respuesta a una necesidad subjetiva de distracción. Esta facultad de distraer en algunos casos puede convertirse en una de las razones por las que sea más frecuentado que otros. En el estudio de perfil de imagen será necesario comprender la incidencia de esta calificación en el análisis y la medición de los diferentes perfiles. Un punto de venta que incluya la función entretenimiento tendrá un premio sicológico en relación con los otros puntos de venta de la misma fórmula pero que adopten otras funciones. - La función prestigio. En este caso el punto de venta incluye un valor agregado. Concurrir a un determinado punto de venta indica que se forma parte de un grupo social. Se encontrarán puntos de venta de fórmulas muy diferentes que responderán a esta necesidad de pertenencia social, de diferenciarse y de no actuar como todos. - La función económica. Aportan una satisfacción nueva: la de poder hacer economías. No basta con que el punto de venta sea de oportunidades, es necesario que tenga en sus surtido y en sus secciones ofertas impresionantes en términos de ahorro. Es necesario también que esta economía se vea expresada en su apariencia. Esto no impide ofrecer productos de alta calidad, todo dentro de un contexto típicamente económico. - La función existencias. Los consumidores se sienten satisfechos porque pueden comprar de todo, rápidamente y al por mayor, sin preocuparse por el problema de las compras durante un cierto tiempo. El público no espera tener un bonito entorno. No repara tanto en los precios; sólo quiere encontrar fácilmente sus productos, comprar al máximo en un mínimo de tiempo. Imagen de percepción, imagen determinante y función del punto de venta son los 3 elementos que permitirán comprender de qué manera el cliente percibe la imagen del conjunto punto de venta-emblema. Cuando todo es perfecto en un punto de venta el cliente encuentra que eso es lo normal. El cliente espera de su distribuidor un compromiso, una especie de profesión de fe, que será el testimonio de la voluntad, del esfuerzo y del deseo que tiene el distribuidor de conquistar a su cliente trafic y conservar al flux. La profesión de fe de un emblema se inscribe en lo que se ha convenido en llamar el lema (claim). Este no es un eslogan publicitario que expresa las cualidades del emblema. Tampoco es una frase que suena bien, una onomatopeya o un juego de palabras que llama la atención y construye el top of mind. El claim es la expresión de una acción que definirá los límites que se impone el distribuidor. No se puede decir "en Publix comprar es un placer" si no se intenta, cotidianamente, ofrecer eso a los clientes. No se trata de producir un efecto publicitario sino de organizarse de manera tal que el cliente pueda palpar la voluntad de acción del emblema. Si el claim es una profesión de fe, una voluntad de todos los componentes de la empresa, también es el eje de toda la comunicación. Un claim tiene por definición una expresión comprensible para todos. Cuando Casino anuncia: "nosotros distribuimos calidad: es nuestra elección", su eje semántico es "no nos dejaremos llevar por la facilidad". El eje semántico aparece como la razón de ser del claim. De hecho, es la designación del enemigo, de esa fuerza del mal que se opone a la satisfacción del consumidor. Se comprende que el papel del eje semántico sea especialmente importante a nivel del management del emblema y del cambio de la estrategia de comunicación. El claim permanece durante años. Sólo un cambio del mercado, una evolución repentina del exterior de la empresa o un reposicionamiento de ésta, autorizan a cambiar de claim. Todos los que trabajan en la empresa deben comprender y admitir el eje semántico. Para el reclutamiento de los directivos o empleados es una clave esencial. No puede ingresar a la empresa una persona que no tenga las calidades para combatir por el eje semántico. La experiencia demuestra que los proyectos de la empresa o los planes de management no tienen posibilidades de sobrevivir si no generan un claim que se apoye sobre un eje y no sobre una lista de buenas intenciones de hacer mejor las cosas. En el ámbito de la comunicación será necesario dar vida al claim. De esta manera deben ser conjugados 3 tipos de acciones: las acciones espontáneas, las acciones preparadas y las acciones institucionales. Las acciones espontáneas corresponden a las codificación de la actualidad, en función del eje. Cada día de cada estación del año, los problemas por los que atraviesa el cliente son otras tantas buenas razones para conjugar el claim y aprovechar las ocasiones que ofrece la actualidad para hacerse oír y, ante todo, para demostrar a la clientela que se está allí y que se actúa. Las acciones preparadas son las que corresponden a la conjugación del claim en el marco de un plan de acción más estratégico. Se trata de hacer vivir el claim en el marco de una acción muy preparada. Las acciones institucionales consisten en participar en manifestaciones específicas, tales como el fútbol, las grandes competiciones o interesarse por la ayuda o la asistencia a determinados grupos humanos; revelan una voluntad de otorgar al claim una verdadera dimensión social. Una marca de emblema es un compromiso, una voluntad que se conjuga día tras día. La marca de emblema esta viva, no es estática. Crea un verdadero entusiasmo por parte de los clientes y una especie de connivencia con los no clientes. No puede reducirse a un eslogan publicitario ni a una de esas fabricaciones artificiales de imagen que pueden hacerse en el caso de los lanzamientos de productos. El emblema tiene un alma, hay que mostrarla. Si un competidor llega a la zona de influencia, los clientes esperan que su punto de venta responda. El eslogan publicitario, a fuerza de ser demasiado escuchado, envejece. Para comprender los problemas que plantea la comunicación del emblema, es necesario interesarse por los ciclos de vida de la comunicación de la distribución. - Primera etapa: nueva fórmula. Toda la historia de la distribución está llena de innovaciones que conducen a los puntos de venta que se conocen en la actualidad. La fórmula de comunicación está en el fondo de la profesión de fe. En esta primera fase hay que reconocerse y hay que convencer. - Segunda etapa: fase diferencial. Si una fórmula es interesante muy rápidamente varios comenzarán a imitarla. Los "copiadores" deben aportar al público y al mercado una diferencia activa. En la verdadera conquista por los mercados, se intentan comunicar ventajas e implantar lo más rápidamente posible los propios puntos de venta en las mejores zonas de influencia. Este periodo con frecuencia es muy delicado para el que lanzó la fórmula. Si bien tiene la ventaja del descubrimiento, tiene la desventaja de ver levantarse contra él mucho competidores directos o indirectos. Si uno se encuentra en la misma zona de influencia es necesario lograr una diferencia que deberá traducirse en la comunicación del emblema por una verdadera unique selling proposition (USP). - Tercera etapa: fase de fijación. El emblema deberá fijarse en la mente de los clientes y de los no clientes. En este nivel de evolución, aparentemente, todas las fórmulas se parecen. En todos los lugares en que la fórmula alcanzó su madurez y su densidad máxima, se plantea el problema de desarrollar la comunicación de manera tal que los clientes shoppers tengan las mejores razones del mundo para elegir determinado emblema. Es necesario expresar al mercado la lucha de la empresa por hacer lo máximo para sus clientes. La distribución construye sus emblemas a medida que transcurre el tiempo y no, como ocurre con ciertos productos, de forma muy rápida a partir de una o dos olas de publicidad. La noción de combate, subyacente en la noción de claim, sólo tiene sentido si los competidores son agresivos. Esta tercera fase es particularmente dramática; es donde deben adoptarse las opciones fundamentales que determinarán lo que serán las diferentes estrategias de comunicación en el futuro. - Cuarta etapa: fase ruido, el muro de la incomunicación. En realidad se va a machacar al cliente para que acuda. Se desencadenarán verdaderas campañas de descuento e inclusive se llegará a vender a pérdida. Es mucho menor la preocupación por las nociones de legitimidad y el efecto de origen. En el fondo, lo único que interesa es el top of mind. A fuerza de dar, de comunicar y de encantar, el shopper termina por perderse, por no comprender nada y cada vez se hace más difícil lograr su desplazamiento. Queda inmunizado a la comunicación. Se observa que todos los clientes parecen atacados por el síndrome de Cristóbal Colón. Nadie se interesa por el segundo, incluso siendo el mejor. Todo sucede como si después de la aparición de una fórmula o después de la fase diferencial, quien haya tenido la mejor comunicación ha quedado grabado en la mente de los clientes. El público no intentará más determinar las diferencias. Se contentará con hacer resurgir en su memoria el nombre del primero. Teniendo en cuenta este síndrome es posible diferenciar dos tipos de emblemas: los emblemas líderes en términos de comunicación y los emblemas challengers en términos de comunicación. Los líderes son los que están considerados como el número 1. Deben su ubicación al desarrollo de su comunicación a partir de las fases 1 y 2. En ningún momento traicionaron su claim ni su eje. Los challengers tienen una legitimidad, un efecto de origen, un top of mind auténtico, pero no están inscritos en la mente del consumidor como el número 1. La mayor parte son empresas de distribución que aparecieron después de la fase 1 de desarrollo de una fórmula. Muchas veces la han copiado y mejorado. Intentaron ocupar el primer lugar en la mente de los clientes y para ello desarrollaron acciones de comunicación que trataban de ofrecer un plus, en contrapartida con lo que pudiera ofrecerle el líder del mercado. Ambos se encuentran con un problema dramático: el de la incomunicación de los plus. Todas las acciones de comunicación parece que chocaran contra un muro. La comunicación cuesta cada vez más y tiene cada vez menos efectos. - Quinta etapa: fase dialéctica. Se intenta pasar al otro lado del muro de la incomunicación y desencadenar un nuevo tipo de estrategia. Los challenger se verán en la obligación de desarrollar una estrategia exclusivamente dirigida a destruir el síndrome de Cristóbal Colón. Este hace que todo lo que diga o haga favorezca a los líderes. En caso de no poder crear la diferencia, el challenger debe atacar el problema de la indiferencia; desestabilizar el mercado para que esos no clientes comiencen a dudar de sus certezas, de sus normas y del nombre de quien hasta entonces consideraban el primero. Antes que ofrecer mejor y más, el challenger invierte sus energías para hacer que el comprador dude del buen negocio que acaba de realizar comprándole al líder. Para el líder las cosas son totalmente distintas. Teme estar preparado para las agresiones de sus competidores. Debe, desde el momento en que llega a la cuarta fase y cuando siente que puede ser alcanzado, esforzarse por cambiar las reglas del juego. Debe conservar su carácter de líder, al mismo tiempo que hacer que los challengers parezcan obsoletos y decadentes. El síndrome de Cristóbal Colón juega a su favor. El líder debe mostrar que su personal está especialmente orgulloso de pertenecer al emblema. Los líderes de eslogan utilizan un eslogan que transmite una promesa al cliente, o simplemente su top of mind. Por lo general tiene la ventaja de contar con recursos para publicidad superiores a los del challenger de eslogan. Los líderes de claim tienen una posición en términos de comunicación especialmente sólida. Temen de forma especial la llegada de cualquier nueva fórmula de distribuidor puesto que es, por definición, una forma de cambiar las cosas, de redistribuir los papeles y de sembrar la duda en el espíritu de los clientes del líder. Está ubicado más ante una lucha de ideas que ante una comunicación de fines de la cuarta etapa del ciclo de vida de la comunicación en la distribución. Los challengers de claim tienen gran capacidad para atacar a los líderes de eslogan. Conducen a los challengers de eslogan a representar el papel de malos. El claim siempre es más fuerte que el eslogan en el espíritu de la gente. Los challengers de eslogan son los emblemas de distribución que por lo general llegan al mercado con una evidente voluntad de apoderarse rápidamente de parte de él. El objetivo consiste en tener una voz lo suficientemente fuerte como para lograr el mismo top of mind que la competencia. Pueden triunfar cuando no hay más que líderes de eslóganes envejecidos, es decir, que no cuentan con una capacidad de reacción inmediata. Para concluir, acerca de esta quinta fase, es necesario ser consciente de que para atravesar el muro de la incomunicación se imponen elecciones estratégicas, las que deben permitir saber si se quiere representar el papel de líder o de challenger. Los puntos de venta de flux exclusivos se ven enfrentados con 2 problemas de comunicación: La comunicación comercial, que se concreta en el punto de venta, tiene por objeto hacer comprender la oferta, el nivel de precios, el nivel de calidad y su pertenencia a una fórmula. Abarca la decoración del punto de venta, la publicidad en el lugar y en especial las discusiones que ocurren en la caja entre el comerciante y su clientela, y que son las que mejor permiten comunicar todas estas informaciones. Sin embargo, cuando la concurrencia se hace numerosa, estas buenas intenciones no son suficientes. La comunicación corporativa. Cuanto más agresiva se hace la competencia y cuanto más elevada es la densidad del punto de venta, tanto más el punto de venta debe ofrecer un aval, una seguridad a sus clientela. El shopper se siente más seguro de su elección cuando está convencido de que su punto de venta forma parte de una marca de emblema. Algunos puntos de venta no juzgan importante desarrollar grandes campañas de comunicación con el objeto de defender su emblema. Este es generalmente un error fatal. Un punto de venta es, ante todo, un sistema vivo. La comunicación está destinada a la clientela pero también al conjunto de los colaboradores. Renunciar a invertir para lograr una fuerte marca de emblema también significa correr grandes riesgos en términos de management y no tener seguridad sobre la conservación de sus mejores colaboradores y la posibilidad de atraer talentos del exterior. En la comunicación de los puntos de venta de semiflux, si bien la relación con el personal es importante, no es de la misma naturaleza. Si no se apoyan sobre un claim lo bastante fuerte, si su voluntad de servicio no se expresa a través de los grandes medios existen pocas posibilidades de que puedan hacer creer a sus clientes leales que hacen muy bien en preferir el servicio a los precios. Ciclos de vida de las empresas de distribución. Las sociedades que administran y organizan los puntos de venta y los emblemas evolucionan a través de un ciclo de vida particular que puede describirse en 3 etapas: la etapa tecnológica, la etapa funcional y la etapa financiera. La fórmula es indispensable para que la distribución exista, es la solución creativa de la relación mercado-punto de venta-emblema; la tecnología de la distribución es su metodología, el principio táctico que permite el funcionamiento de la fórmula. La fórmula de Casino se desarrolla gracias a su capacidad de saber organizar los puntos de venta, de saber alimentarlos y de poder conservar una calidad indiscutible en relación con el precio. En este caso, la tecnología básica consiste en el dominio de la circulación de los productos, de su almacenamiento y en condiciones de precios y de calidad especialmente efectivos. La tecnología de la empresa es su metodología, su management, consecuente con el carisma del fundador de la firma. Esta tecnología de la empresa puede ser de 2 naturalezas: de naturaleza humana o de naturaleza técnica. Ciertas fórmulas están construidas sobre el carisma, la inteligencia de su creador o de su animador. Esta tecnología de lo humano sólo puede expresarse si tras ella hay un rigor en la gestión, un método de compras, una capacidad de comunicación, etc. Sin embargo, la capacidad distintiva descansará sobre el hombre o los hombres que tienen ese algo especial que hace que la fórmula arraigue y exista. Otras fórmulas deben su éxito no sólo a los hombres sino al dominio de la técnica. En el transcurso de la fase tecnológica la fórmula o la empresa tendrá la posibilidad de desarrollarse según 2 principios absolutamente diferentes: El principio "on line", en el cual la empresa intenta desarrollar lo más rápidamente posible su fórmula. Se plantea el problema de saber si la fórmula va a ser lo suficientemente duradera y fuerte para que, a medida que transcurra el tiempo, pueda continuar siendo atractiva. Luego se planteará la cuestión de saber si la fórmula es fácilmente copiable por otras empresas de distribución, especialmente por las que ya están ubicadas en el mercado y que tienen gran capacidad de inversión financiera. Con frecuencia la fórmula tendrá la necesidad de pasar por el sistema de franquicia para lograr un desarrollo rápido. Por último, la fórmula va a ser confrontada al problema de su obsolescencia sino de lo que llamamos la marginalidad de su tecnología. El principio de crecimiento "on area", en el que una fórmula se desarrolla en densidad en una superficie geográfica restringida, desenvolviendo todas o parte de las fórmulas que existen en una misma especialidad para contactar clientes de naturaleza distinta. Estos grupos pueden tanto poseer puntos de venta como utilizar el sistema de franquicias para presentar en el mercado todas las fórmulas que existen. Se debe estar dispuesto a copiar o a comprar cualquier fórmula nueva con éxito que pudiera llegar a la zona. Impone también que se esté muy atento a los problemas de logística, es decir, el servicio de compras como los depósitos y los medios de reparto de las mercancías hacia los puntos de venta. Aquí el beneficio se determina por porciones de mercado y no por punto de venta. La duración de esta primera etapa del ciclo de vida de las empresas de distribución es variable, según el tipo de mercado, si se presentan o no nuevas fórmulas y si la elección ha sido hecha en términos de desarrollo siguiendo uno de los dos principios anteriormente descritos. El fin del primer ciclo aparece siempre de la misma manera. Cada vez se hace más difícil ganar porciones de mercado y el retorno de las inversiones de marketing es cada vez menos rendidor. En la segunda fase del ciclo de vida se trata de buscar un desarrollo en función de la necesidad genérica de los clientes. Los beneficios se concretan con una ecuación que no debe tener en cuenta el beneficio de los puntos de venta sino los beneficios por cliente que entra en la zona. En este caso cada tipo de punto de venta debe ser dejado libre en su táctica. Es esencial que exista un verdadero mix estratégico que permita optimizar los gastos de comunicación táctica para que cada fórmula pueda aportar al conjunto de la zona, en un momento dado, su contribución en términos de esfuerzos de atracción de los shopper trafic. Cada punto de venta de esta zona debe posicionarse claramente en una función vinculada con el tipo de productos vendidos. Esta conjugación de funciones es la que permite obtener la resultante óptima en términos de satisfacción del cliente y de rentabilidad de los sistemas. La estrategia de fase de función impone un gran rigor en las elecciones. La empresa debe considerar que estos objetivos fundamentales consisten en interesarse en los mecanismos de gastos de los clientes y, por una vez, dedicarse más a la parte consumidor del sistema cliente que a la parte shopper. Es un cambio radical. La propia organización de la empresa bebe reflejar esta voluntad de captura de las capacidades de consumo de los hogares. Es difícil organizar la convivencia de fórmulas diferentes en una misma superficie y solicitar a este conjunto que coordine las acciones de promoción con el objetivo de la sinergia del sistema. Debe tenerse una capacidad para establecer prioridades en función no de una determinada fórmula sino en relación con la tendencia de gastos del cliente en un momento dado del año, del ciclo económico del país o de las intenciones de gastos en general. Ciertas empresas de distribución pasan directamente de la fase tecnológica a la fase de diversificación de la distribución sin pasar por la fase de función. En este caso se trata de utilizar la tecnología de la empresa para interesarse por otros mercados. Por ejemplo, las empresas especializadas en la distribución de electrodomésticos se interesarán en la distribución de muebles, etc. Se trata de una fase clásica de evolución de las empresas y adquiere un sentido especial puesto que subraya el interés del distribuidor por otros tipos de distribución y no por una inversión de empresa industrial de servicio. Por lo general, el distribuidor aplicará sus métodos y sus conocimientos en empresas que todavía están en la fase tecnológica o que ya están en la fase de función. El problema se plantea al intentar comprender cuál es la compatibilidad de los conocimientos de la empresa con el nuevo mercado, con la nueva distribución considerada y de qué manera las culturas de esas empresas pueden o no completarse o conjugarse en el marco de un desarrollo armonioso. Las empresas que tratan de diversificarse en su tercera fase y que provienen directamente de la fase tecnológica deben soportar al mismo tiempo el propio desarrollo de su base de distribución junto con el de las empresas que constituyen el objeto de la diversificación. Será necesario enfrentar combates de naturalezas muy diferentes que pueden tanto poner en peligro los equilibrios financieros como obligar a consumir considerables energías humanas para enfrentar todos los problemas que se presenten. Con frecuencia las empresas que desean diversificarse se ven obligadas a asumir deudas importantes. Marketing de entrada. Para los puntos de venta de flux y trafic es una cuestión vital. Conviene desarrollar una serie de actividades conducidas a atraer, de manera segura, a los clientes flux de otros puntos de venta y hacerlo al menor coste. Lograr el desplazamiento de un shopper, desviarlo de sus costumbres, representa uno de los actos estratégicos más complejos. Para triunfar es necesario respetar ciertas reglas, cualquiera sea el tipo de distribución. - Evaluación de la influencia del comercio. Debe determinarse cuál es la influencia de un punto de venta en su zona o en la región geográfica que le interesa. - Conocimiento y delimitación de la competencia. Conviene comprender que es necesario dirigirse a los blancos, los shoppers, que se pueden definir por aproximación tipológica o por un principio de segmentación. Cuando se intenta dirigirse a los clientes de la competencia es necesario haber delimitado previamente cuál es la estrategia de ese o esos competidores. De la misma manera hay que conocer a la perfección las estrategias trafic de los competidores indirectos, es decir, los que en apariencia no cubren la misma especialidad pero que pueden vender productos directamente competitivos. - Conocimiento topográfico de la relación molestia-recompensa. El cruce de los puentes, las entradas en las autovías, las colinas, los accesos urbanos, son unos de los tantos elementos que hay que conocer perfectamente cuando se lanza una operación trafic. - Los principios de comunicación del emblema. No puede haber una acción de marketing de entrada rendidora si los problemas de posicionamiento del emblema no han sido previamente resueltos. Debe acordarse con un plan de comunicaciones dirigido a desarrollar acciones paraguas, es decir, comunicaciones cuyo objeto no sea presentar un mensaje o un servicio específico, sino más bien retomar el posicionamiento del emblema y el beneficio shopper del conjunto del mercado que interesa al punto de venta. - Facilidades de acceso al ambiente de compra. La señalización de direcciones, la iluminación del parking, inclusive la facilidad para encontrar la entrada del comercio, son unos de los tantos elementos aparentemente intrascendentes que tienen un significado muy importante. Por más sorprendente que pueda parecer, como la última imagen que se conserva de un punto de venta es la cajera, son el medio más importante de comunicación en el marketing de entrada. - Las condiciones previas de la imagen precio y el nivel de precios de un emblema. La comparación es un hecho natural en los clientes, Es evidente que el marketing de entrada debe impulsar el marketing de salida, es decir, las compras por impulso sobre todos los sectores del local. Los diferentes estudios realizados sobre el conocimiento de los precios por los shoppers muestran que hay que considerar 6 tipos de comparación. Los shoppers comparan los precios de todos los productos obligados, previstos y decididos juzgados como caros y cuya frecuencia de compra es, por lo menos, de 4 veces en el año; conocen perfectamente el precio de los productos obligados, previstos, decididos y conservables, son productos caros, muchas veces objeto de promociones trafic, con gran frecuencia de compra; conocen perfectamente los precios de los productos deseados decididos por la relación que hay entre la esperanza de compra y el precio real del objeto, se trata de productos caros que sólo compran una vez o muy de tarde en tarde pero con los cuales es posible que se haya soñado hace mucho tiempo; no puede establecer una comparación en los precios de los productos obligados no decididos, tiene una idea precisa del posicionamiento de los precios de los puntos de venta que frecuenta y el monto de su capacidad de consumo, es decir, el cliente sabe cuánto le cuesta su "alimentación total"; en los productos deseados no decididos costosos se comparan las posibilidades de precios que ofrece el distribuidor; por último, el shopper es especialmente sensible a los precios que ofrecen los distribuidores de productos estacionales, puede controlar en cuánto tiempo y en qué proporción bajarán los precios y se interesa en un verdadero sistema precio. - El conjunto producto medio. Para crear trafic es necesario decidirse a realizar promociones de productos totalmente diferentes. Esta relación debe permitir establecer en el marco del plan de acción comercial una verdadera estrategia de medios. Sirve para muy poco hacer promoción en un medio que no corresponde. - La elección de los productos. No es nada fácil. No sólo es necesario que el producto interese y se adapte al medio que se quiere utilizar, sino que además debe ser capaz de crear desplazamientos. El producto debe elegirse porque corresponde a una expectativa de los shoppers. Es imprescindible ubicarse en una actitud de análisis permanente de la demanda y no en el reflejo del marketing de la oferta. Reuniones de compradores, vendedores, gente de marketing y la agencia de publicidad son las que mejor permiten obtener resultados significativos en términos de trafic cliente. - Comunicación de la oferta. Siempre debe lograrse que el desplazamiento merezca la pena y deberá tenerse en cuenta el valor del beneficio del consumidor. Un folleto no es una obra de arte, es la estructura de una serie de caminos por los que se intenta que transite la mirada del shopper trafic. Cada centímetro cuadrado y cada segundo de pauta debe encontrar su efectiva rentabilidad.