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EN LA GLOBALIZACIÓN: GANADORES Y PERDEDORES Revista Somos MUJERES Por Martha Lamela Ríos El proceso de cambio en nuestra sociedad, crece aceleradamente. Todos los espectro políticos, sociales, económicos y culturales, están generando una alarmante dependencia hacia las grandes potencias. La globalización es consecuencia de la telecomunicación instantánea. Proceso inherente al avance científico y tecnológico que han dinamizado y cambiado toda la visión del mundo, dando lugar a la pérdida de las fronteras geográficas para dar paso a las grandes fronteras económicas. Sólo observemos televisión por cable, naveguemos en Internet, o simplemente comprobemos cómo sufren nuestras débiles economías con la caída de la Bolsa de Valores de Tokio, Brasil o nos afecta el problema asiático. ¿QUIEN GANA? Según la Dra. Alice Amsted, economista y especialista en globalización; asistimos a una fase de internacionalización, y observamos países que han experimentado un fuerte crecimiento, a la par de las instituciones que toman decisiones a nivel de comercio exterior. Los ganadores son aquellos cuya participación en el producto mundial creció, porque supieron jugar en el sistema internacional, donde llevan como arma su capacidad tecnológica. Finaliza. Diariamente los medios de comunicación nos recuerdan que vivimos en un mundo donde no existen barreras. No es raro informarnos acerca de empresas japonesas que están avanzando en el mercado de Estados Unidos y viceversa. Tampoco es raro observar, como empresas transnacionales, estiran sus brazos de “pulpo gigante”, por todo el mundo, especialmente en países subdesarrollados, a quienes los absorbe poco a poco. Por otro lado, Urteaga Medina, consultor de comercio internacional, afirma que el principal y más importante efecto de la integración global ha sido el comercio internacional, que se expande desde la Segunda Guerra Mundial; pero ahora este comercio se ha concentrado en el Asia Oriental, Brasil, México. Con las características mencionadas, podemos identificar a Estados Unidos, los países de la Comunidad Europea, Japón, junto a los países del Sur Este Asiático (Tigres Asiáticos), quienes con su alta producción tecnológica, sus transnacionales con ingentes utilidades, imponen políticas de comercialización y consumo en los países de menor desarrollo. ¿QUIEN PIERDE? Naturalmente que la mayoría de países de América del Sur, Africa y muchos de Centro América y Asia; los que han sido marginados porque el flujo internacional de bienes y servicios de inversión y funcionamiento se mueven entre Estados Unidos, Europa y Japón, quienes ostentan un mayor desarrollo económico. Este nuevo orden afecta a países con un bajo nivel de desarrollo que están siendo “conquistados” por empresas transnacionales como la Telefónica de España o Bell South de capital norteamericano, en el rubro de las comunicaciones, cuyas inversiones multimillonarias, condicionan el consumo y buscan sus máximas utilidades, sin importarles el desarrollo del país a donde llegan, hasta cumplir sus objetivos económicos. Asia Oriental y Sud Oeste GANADORES PERDEDORES Producción Personal con activos Utilidad Trabajadores calificados Firmas y empleados flexibles Grandes empresas Acreedores Sexo masculino Mercados internos Cultura global Africa, América Latina Empleados Personal sin activos Salarios bajos Personal no calificado Firmas y empleados rígidos Pequeñas empresas Deudores Mujer sin espacio Productores básicos Cultura local ¿A LLORAR AL RIO? No. Frente a esta realidad se ha de tomar conciencia de lo que significa competir internacionalmente. Valorar nuestras fortalezas y potenciar nuestras debilidades como país y mercado. Crecer como región. Se ha de encontrar nuevos caminos que nos conduzcan a sumar esfuerzos. Trabajar en equipo a nivel de pueblo y gobierno, para visualizar un futuro mejor. El proceso de la globalización es positivo, en muchos aspectos, para el desarrollo de la humanidad; pero también significa perjuicio para muchos países que no están preparados para el nuevo sistema económico imperante; que exige mecanismos, cuya aplicación en países como el nuestro, lo lleva al desastre económico. Seguir este modelo de economía globalizada, significa reducir o eliminar los derechos de aduana, los sistemas de cuotas y restricciones administrativas, bajar los aranceles etc. Mecanismos que eliminan la producción nacional, pues llegan las transnacionales, en avalancha, a invertir, dejando en la quiebra el área productiva del país, convirtiéndonos así en meros consumidores. “La globalización tiene su lado oscuro. En algunas instancias no sólo será doloroso, sino que causará un daño potencial severo”, pronosticó Hans Travel, presidente de Peruplast. GLOBALIZACIÓN Y ECONOMÍA Irónicamente, hace algún tiempo, un titular decía: “Inca Kola a la Conquista del Mundo”, refiriéndose a la asociación de la bebida nacional con la multinacional Coca Cola. Por lógica, ha sido la Coca Cola, compañía de Atlanta, USA, quien conquistó a la única bebida gaseosa que le hacía competencia en nuestro país, como ninguna otra en Latinoamérica. Ahora veremos con nostalgia que la peruanísima Inca Kola, “la de sabor nacional”, tuvo que ser absorbida para globalizarse. Este es el único camino a seguir frente a las multimillonarias empresas que se expanden por el mundo. En el Congreso de las Américas, celebrado en Puerto Rico, se trató de visualizar la globalización económica: Ana Teresa Vásquez, delegada de Costa Rica, manifestó que las transnacionales han ocupado el espacio de las industrias nativas, restando la oportunidad de desarrollar mercados de exportación. Rafael Cumsille, chileno, denunció acciones monopólicas de libre mercado por parte de las potencias, en lugar de dar paso a los países en desarrollo, acaparando sus mercados y negando la integración de estas comunidades. Enrique Salvador, argentino, dijo que “no se sabe quien se beneficia; pero sí quien se perjudica”. Que “los gobiernos han abierto las puerta de par en par a las empresas transnacionales, mientras que el acceso a los mercados de las grandes potencias es casi imposible. Empresas de 50 a 60 años tuvieron que ser vendidas a compañías de Estados Unidos ante la desigualdad de competencia”. Raúl Cuello, economista, declaró que la competencia no se da entre iguales, no contamos con mecanismos de protección, ni tecnología, capitales o mano de obra calificada. La mentalidad para entender la globalización requiere de paradigmas diferentes a las formas tradicionales de entender el mundo de los negocios y competir. Ante todo requerimos estar abiertos al medio y a lo que ocurre en el entorno. Dejar de ver obstinadamente a Estados Unidos, Europa o Japón, como únicos mercados o posibles socios. Entre latinos, manejar de manera consciente nuestras alianzas, fortalecer el Mercosur, la Comunidad de Países Andinos, etc. GLOBALIZACIÓN Y DESEMPLEO Entre 1960-1990 aumentó en 400 millones los trabajadores a nivel mundial, y el número de personas en edad de trabajo que ingresó al mercado laboral sobrepasó la capacidad de los países para generar empleos. Los trabajadores menos calificados son los que más sufren. Uno de los problemas de la economía mundial es el desempleo, tanto en los países industrializados como del tercer mundo. Los índices son alarmantes. Desde hace dos décadas, la tecnología sustituye la mano de obra. Lo que hacían, hace diez años, 16 obreros, hoy lo hace sólo uno gracias a la robótica, informática y la electrónica. Los analistas consideran que por el momento las perspectivas sobre la creación de empleos son sombrías, los empleadores apuestan por las máquinas y la tecnología, disminuyendo la mano de obra. La falta de empleo en el mundo, que va más allá del tema económico para convertirse en problema social, agravado a extremos impensables en los países subdesarrollados, está íntimamente ligado con el poder adquisitivo de los trabajadores. En Latinoamérica deben estar conscientes que la mano de obra ya no garantiza el desarrollo, sino que a través de un esfuerzo sostenido para mejorar todos los aspectos, garantizará una alta productividad. Nueve de cada diez peruanos no tienen un “empleo adecuado”, y el elevado desempleo y la crisis en los salarios reales, se registra desde finales de los años setenta. Frente al problema, existe una voceada liberalización del mercado de trabajo que traerá consigo la “solución”. Si la economía peruana se globaliza y crece…¿solucionará el problema?. Mientras tanto, muchos encuentran la solución de este problema en la salida del país hacia otros mercados laborales, buscando oportunidades que sus países de origen les niegan. GLOBALIZACIÓN E INMIGRACIÓN El sueño de un futuro mejor, y la globalización de las comunicaciones, ha hecho que la movilidad de los inmigrantes, vaya creciendo en cifras alarmantes. Razón por la que muchos países con alta receptividad de estos recursos humanos, hayan tomado medidas drásticas, para no ver afectadas sus economías. Por ejemplo, las leyes de protección impiden a los mexicanos cruzar a los Estados Unidos; los africanos a Francia; los albaneses a Italia; amén de los peruanos, que al parecer no nos quiere nadie. Sin embargo, al margen de las drásticas legislaciones que impiden el ingreso masivo de inmigrantes, la tendencia va creciendo. Ingresan a laborar por salarios mucho más bajos de los establecidos en el país, y más altos al salario de donde provienen. La mayoría de inmigrantes son del sector de bajos recursos (desempleados, bajo nivel de instrucción y capacitación, etc.) dispuestos a ubicarse en tareas domésticas, limpieza, vigilancia, mesonería, obreros, etc. De allí que se vaya dando flujos migratorios no sólo en países de la región, sino que han aumentado hacia Europa, Norteamérica, Asia. El Perú, desde hace aproximadamente doce años, se ha convertido en proveedor de servidumbre y mano de obra barata para países como Japón (más de 80 mil), Italia y Argentina (más de 50 mil), Chile y España (más de 100 mil) sin llevar la cuenta de peruanos ilegales, la mayoría mujeres. Este año (2000) se dice que se suman un millón de peruanos los que han emigrado por diversas razones. Si en 1997 salían un peruano por minuto; en 1999 se calculaba, que salían al exterior, dos peruanos por minuto. Otro de los problemas que sufren los inmigrantes son la xenofobia y el racismo, hechos que los hacen vivir en la marginalidad, sufrir desprecios y hasta encontrar la muerte. A pesar de esta cruda realidad, siguen saliendo de su país, para encontrar en otros lares, la solución a sus precarias economías. Los salarios que perciben, son cuidados y almacenados para la manutención de su núcleo familiar que espera ansioso. Actitud ésta, que significa soledad, condiciones de vida infrahumanas, hacinamiento, mala alimentación, exceso de trabajo, y recibir trato indecoroso. Esta es la realidad de “buscar la visa para un sueño”. Y como dijera María Emma Mejía, ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, “las dimensiones del comercio entre naciones y la vertiginosa velocidad de los medios de comunicación, han colocado al planeta frente a la globalización que, así como inspira encanto, también inspira terror”. Ernesto Zierer, catedrático de la UNT señala, en su artículo “La otra Globalización”, fenómenos que se vienen dando y son motivo de preocupación: Surgimiento y consolidación de nuevos modelos económicos a expensas de la seguridad social, de particular perjuicio para los países no industriales. Penetración, sin un adecuado control, de compañías trasnacionales en las economías nacionales, y el surgimiento de situaciones competitivas “desleales”, lo cual impide la implantación y el funcionamiento de una economía social de mercado. Creciente desocupación en muchos países, inclusive en países industriales. Ingerencia de las organizaciones internacionales en la toma de decisiones de los pueblos, al margen de los auténticos intereses de éstos. Generación de problemas ecológicos que tienen implicancia para la supervivencia de la humanidad. Expansión global del delito organizado en múltiples modalidades. Difusión, a nivel mundial, de los antivalores a través de los sistemas de redes de información. Abandono de los valores culturales nacionales y sustitución por aquellos que “encajan” en el proceso de la globalización económica. Mercantilización de los sistemas educativos formales y de los servicios de salud. Surgimiento de problemas y fuerzas imprevisibles, en el orden económico y político, que desarrollan su propia dinámica con efectos frecuentemente negativos. Restricciones a la libertad del individuo por los sistemas en que se encuentra inmerso, y en cuyo funcionamiento no puede influir, precisamente por ser “globales”. Difusión e imposición de una ciencia y de tecnologías sin ética.