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Los campos naturales de la región chaqueña, constituidos por grandes áreas de montes y cañadas,
se caracterizan por una pérdida gradual de las especies de alta palatabilidad y calidad nutricional,
siendo reemplazadas progresivamente por aquellas especies que podemos considerar malezas, ya
que no cumplen ninguna función en lo que respecta a la capacidad ganadera del campo sostuvo
el ingeniero José Luis Rey de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa
(AAPRESID).
La razón de esta sustitución se encuentra en cientos de años de pastoreo extensivo, durante los
cuales la hacienda (bovinos, ovinos y caprinos) introducida por el hombre y por lo tanto ajena al
ecosistema, ha realizado una permanente selección negativa de especies, seleccionando y
comiendo las más palatables, las que perdieron o disminuyeron su capacidad de producción de
semillas y por lo tanto paulatinamente han ido desapareciendo de estos campos, siendo ocupado
su lugar por aquellas especies de bajo valor forrajero, que la hacienda no consume y por lo tanto
se convierte en dominante, bajando drásticamente la capacidad productiva del campo natural y
en algunos casos originando desertización. En el caso de los montes, la depredación con el objeto
de obtener madera, o la quema, han originado la pérdida del monte alto, siendo reemplazado por
matas de bajo porte y renovales de chañar, conservándose algunos algarrobos, quebrachos
blancos y algunos colorados, ñandubays, etc. Bajo estos árboles es común encontrar cebadilla
criolla en el invierno, luego de las heladas, cuando se produce la caída de hojas de algunos
árboles, como así también algunos tréboles.
Según el ingeniero Rey el objetivo principal es tratar de recomponer la presencia de especies
forrajeras autóctonas (por lo general gramíneas) y en lo posible enriquecerla con otras que se
adapten sin ocasionar alteraciones importantes, por lo general se trata de incorporar leguminosas.
El especialista de AAPRESID agregó que hay que respetar la gramilla (Cynodon sp.) como
planta fijadora del suelo y colonizadora, además de buena palatabilidad. Hay que potenciar la
cebadilla criolla (Bromus sp.) el raygrass criollo (Lolium sp.) y paspalum, algunas leguminosas
autóctonas y melilotus.
Se presentan 2 situaciones diferentes, una son las cañadas y campos bajos con presencia o no de
espartillares, con napas más o menos altas y suelos con altos contenidos de sales. La otra son los
montes, más o menos espesos y de diferente composición.
Campos bajos y cañadas:
En estos casos la presencia de sales y espartillo definen la calidad del lote, si no hay espartillos,
la cuestión es bastante sencilla; basta con aplicar una dosis adecuada de glifosato a fines de
febrero o principios de marzo, con buena humedad, y eventualmente sembrar (si no se cuenta
con un banco de semillas natural), por el medio que sea (sembradora al voleo, fertilizadora,
avión, etc.) melilotus raygrass, etc.. En años sucesivos bastará la aplicación de glifosato para
favorecer la germinación del banco de semillas del suelo .
Si el suelo es salitroso, manchado, con presencia de espartillos, la estrategia es un poco más
complicada. Resulta conveniente quemar (por única vez) el espartillo durante el invierno, de
manera de eliminar las hojas viejas, altamente lignificadas, y favorecer el rebrote en primavera
de nuevas hojas. A fines de noviembre o diciembre es conveniente realizar una aplicación de
glifosato en dosis relativamente altas (unos 4 litros /Ha.), acompañado de aceite agrícola y un
adherente adecuado para hojas verticales. En febrero o marzo, ante un nuevo rebrote, volver a
aplicar dosis similares y luego de una lluvia, o con muy buena humedad en el suelo, realizar una
siembra de melilotus. La alta humedad en el suelo resulta fundamental para que el melilotus
pueda germinar con baja presión osmótica (las sales se encuentran diluidas en mucho agua) y por
lo tanto implantarse con mayor facilidad. Las viejas matas de espartillo, con mayor contenido de
materia orgánica, brindan una excelente cama de siembra, incluso para gramíneas, y el lote
comienza a cambiar, aumentando notablemente su receptividad, siendo necesaria también una
aplicación anual de glifosato para mantener controlado el espartillo.
Lógicamente, para poder realizar estas prácticas el medio adecuado para las aplicaciones es el
avión, mientras que para la siembra se pueden utilizar otros medios como fertilizadoras,
sembradoras a voleo, etc., sin tener mayor importancia la homogeneidad en la distribución de
semillas, ya que al año siguiente los medios naturales se encargan de emparejar la población.
Estos lotes se pueden sembrar luego con grama rhodes en la primavera, la cual va a brindar un
buen pasto de verano.
Montes:
Los montes se caracterizan por brindar un excelente abrigo del sol y el frío durante la mayor
parte del año. Su composición y densidad pueden ser variadas, pero las especies útiles como
cebadilla y raygrass recién aparecen cuando las heladas secan la vegetación existente y caen una
buena parte de las hojas de los árboles. Al recibir luz las semillas germinan y desarrollan.
Nosotros podemos adelantar el efecto de las heladas y al mismo tiempo combatir las malezas o
especies de baja palatabilidad realizando aplicaciones de glifosato durante el mes de marzo, con
buena humedad, mediante aplicaciones aéreas que van a provocar la caída de las hojas de los
árboles y al mismo tiempo controlar la vegetación existente. Esta aplicación nunca será perfecta,
ya que los árboles harán efecto de paraguas y su defoliación será mayor sobre la parte que recibe
de lleno la aplicación aérea, sin embargo resulta suficiente para adelantar el nacimiento de la
cebadilla, incrementando notablemente la capacidad productiva del monte.
En el caso de la Est. La Estelita, ubicada en la zona de Manucho (unos 20 Km. Al norte de
Esperanza), el resultado del primer año de tratamiento resultó realmente promisorio, en un lote
de monte desparejo, con abras con renovales, se mantuvo durante todo el invierno al lote de cola,
unos 800 novillitos de 250 Kgs. de promedio, y la composición de la pastura lograda y que se
puede observar en la foto fue de raygrass criollo, cebadilla, trifolium y melilotus, lo notable era
el predominio de raygrass y trifolium que evidentemente provenían del banco de semillas del
suelo, lo que induce este año a realizar en lotes nuevos solo la aplicación de glifosato.
Esa aplicación de glifosato es conveniente que lleve aceite agrícola y un buen adherente, ya que
a su vez y con aplicaciones a lo largo de varios años se puede llegar a controlar los renuevos de
chañar de bajo porte, manteniendo los árboles grandes que brindan protección. El objetivo, no
puede ser eliminar el monte, ya que este de por si es un excelente ecosistema para la ganadería,
sino modificarlo para recuperar y mejorar su capacidad productiva.
Lograda la producción de pasto, el manejo del mismo hará que los rendimientos mejoren, ya que
un simple franjeo con boyero eléctrico evitará que la hacienda pueda seleccionar el pasto y
ajustar el consumo. En los montes el boyero no tiene que ser necesariamente recto, se pueden
aprovechar los troncos para atar la línea y de paso brindar abrigo a lo largo de la misma.
En definitiva, hay más de 50 millones de hectáreas de estas características en el norte del país,
que mantienen unos 20 millones de cabezas, el solo hecho de mejorarlas puede aumentar su
receptividad en más de un 50 %, con similares costos de manejo. Hoy, más allá de crisis políticas
o sanitarias, hay ténicas de bajo costo que nos permiten mejorar la rentabilidad.