Download Y qué pasa en Uruguay?
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Encuentro de dialogo entre vecinos y vecinas de Ciudad de la Costa por un Canelones Libre de Transgénicos! Qué es un transgénico? Un transgénico (Organismo Modificado Genéticamente, OMG) es un organismo vivo que ha sido creado artificialmente manipulando sus genes. Las técnicas de ingeniería genética consisten en aislar segmentos del ADN (el material genético) de un ser vivo (virus, bacteria, vegetal, animal e incluso humano) para introducirlos en el material de otro. Dicho de otra forma, es aquel alimento obtenido de un organismo al que se le incorporaron genes de otro, con el objetivo de producir una característica determinada. Pueden ser plantas, animales o microorganismos que no existen en la naturaleza, y que han sido creados artificialmente. La diferencia fundamental con las técnicas tradicionales de mejora genética es que las técnicas para los transgénicos permiten franquear las barreras entre especies para crear seres vivos que no existían en la naturaleza. Algunos de los peligros de estos cultivos para el medio ambiente y la agricultura son el incremento del uso de tóxicos en la agricultura, la contaminación genética, la contaminación del suelo, la pérdida de biodiversidad, el desarrollo de resistencias en insectos y "malas hierbas" o los efectos no deseados en otros organismos. Los efectos sobre los ecosistemas son irreversibles e imprevisibles. Los riesgos sanitarios a largo plazo de los Transgénicos presentes en nuestra alimentación o en la de los animales cuyos productos consumimos, no se están evaluando correctamente y su alcance sigue siendo desconocido. Nuevas alergias, aparición de nuevos tóxicos y efectos inesperados son algunos de los riesgos. El concepto sobre equivalencia sustancial, quiere decir que un maíz transgénico y uno no transgénico son sustancialmente lo mismo. Pero hay varias pruebas, por ejemplo con ratas, en donde se vio que el desarrollo del hígado, del bazo o la tasa anual de reproducción después de varias generaciones no es la misma si los animales se alimentan con transgénicos”. ¿Hay transgénicos en los alimentos que consumo? El maíz, la soja o sus derivados industriales están presentes en más del 60 % de los alimentos transformados, desde el chocolate hasta las papas fritas, pasando por la margarina y los platos preparados. Si la ley no obliga a etiquetar no sabemos si la leche, la carne o los huevos podrían provenir de animales alimentados con fardos transgénicos porque la legislación no obliga a etiquetar el producto final. No se ha constatado que los rendimientos de las cosechas aumenten con las plantas transgénicas, pero sí que disminuyan en muchos casos. ¿Los transgénicos son una solución al hambre? ¿Son todos los transgénicos malos? Cuando comenzó a conocerse la existencia de los alimentos transgénicos, muchos científicos justificaron la manipulación genética con el argumento de que estos alimentos terminarían con el hambre mundial. Estamos esperando todavía… La realidad es que los transgénicos son semillas diseñadas para asegurar las ventas de determinados agroquímicos, para aumentar el control y las enormes ganancias de las corporaciones sobre la agricultura, para concentrar cada vez más el poder y la producción de alimentos en manos de un puñado de empresas. ¿Qué tipos de transgénicos se cultivan? Actualmente, a escala comercial en el mundo se cultiva sobre todo maíz, soja, colza y algodón. Estas plantas tienen dos tipos de modificaciones genéticas: la propiedad insecticida (Bt) o la tolerancia a herbicidas. • Plantas Bt: son plantas que tienen una versión sintetizada (artificial) del gen bacteriano Bt (Bacillus thuringiensis), que hace que en la planta se produzca la toxina insecticida Bt, mortal para algunos tipos de insectos. Como estas plantas producen la toxina a lo largo de todo su desarrollo las poblaciones de insectos vulnerables al Bt se exponen a una alta concentración de forma continuada. Esto está provocando plagas resistentes al Bt. • Plantas tolerantes a herbicidas: son plantas que no mueren al ser tratadas con un herbicida determinado. Estas plantas sólo son tolerantes a los herbicidas de las mismas empresas que comercializan las semillas. Esta característica hace posible verter gran cantidad de estos químicos para matar las llamadas “malas hierbas” sin que mueran los cultivos transgénicos. El resultado es una mayor contaminación, porque tanto el suelo como las cosechas están sometidos a mayor cantidad de productos químicos. Además, las llamadas “malas hierbas” generan cierta tolerancia a estos productos, por lo que la cantidad de producto que se emplea tiene que ser cada vez mayor. En este proceso existe también el riesgo de que los genes de tolerancia a herbicidas pasen a otras plantas adventicias, por lo que pueden llegar a aparecer las llamadas “super malezas”. Y qué pasa en Uruguay? En Uruguay se cultivan transgénicos desde hace varios años. La mayoría de las veces, los consumimos sin saber que lo son, ya que no hay una ley que obligue a las empresas a detallar en los envases que ese alimento ha sido modificado genéticamente. Fueron introducidos en el año 1998 con la soja RR, resistente al herbicida Roundup y se estima que ya superó una superficie de 700.000 hectáreas, desplazando a otros cultivos como el trigo, la cebada y el sorgo. La soja es cultivada para su exportación a Europa y Asia como alimento para animales y es utilizada en Uruguay en alimentos procesados, como el aceite, la carne y leche de soja y los alfajores, entre tantos otros. Los demás productos transgénicos que se cultivan en nuestro país son dos variedades de maíz: el MON 810 de la empresa Monsanto, introducido en el año 2003, y el Bt 11 de Syngenta, incorporado a partir del año 2004. Los tres alimentos manipulados genéticamente están autorizados para el consumo directo. ¿Cómo sabemos si estamos ante un alimento transgénico? Actualmente no sabemos, porque en las etiquetas de estos alimentos no está indicado su origen. Sin embargo, hay información disponible que puede ayudarnos a elegir. De acuerdo al Instituto Nacional de Semillas, toda la soja plantada en Uruguay es transgénica. También tenemos maíz dulce transgénico, que es usado para el consumo directo, y maíz para alimentar a los animales (cuya carne, huevos o leche es luego consumida por la población). Los cultivos transgénicos necesitan más insumos artificiales que las variedades de cultivos locales. Si queremos eliminar el uso de agrotóxicos en la agricultura, debemos usar variedades locales adaptadas a las condiciones del clima y los suelos de la zona, los productores familiares en Uruguay pueden hacerlo y si son productores ecológicos mas segura y sana es tu alimentación. Es necesaria una evaluación seria de los impactos económicos, sociales y ambientales que ha causado la introducción legal e ilegal de estos cultivos. Consumidores/as y agricultores/as tenemos el derecho y la responsabilidad de conocer y decidir cómo y dónde se producen nuestros alimentos. ¿Quién está detrás de los transgénicos? Las principales multinacionales que controlan las semillas, los agrotóxicos y algunas de ellas tambien la produccion de medicamentos para humanos, son: Monsanto, Syngenta (antes Novartis), Dupont (al que pertenece Pioneer Hi-bred), Cargill, Bayer Crop Science, Bunge and Louis Dreyfuss y Dow. Monsanto, cuyas variedades cubren más del 90% de la superficie total sembrada con cultivos transgénicos (según su informe anual de 2003), comenzó a aumentar su producción del pesticida round up en la década de los 90, a pesar de que la patente de este herbicida a base de glifosato expiraba en el año 2000. Los transgénicos son una nueva fórmula de garantizar la venta de su principal producto. Venden semillas resistentes a un herbicida concreto de forma que el agricultor que se haga con sus semillas tenga que comprar también su herbicida. El resto de las empresas implicadas han adoptado el mismo método (de hecho el negocio de Monsanto se basa en las ventas de Roundup: la venta de semilla transgénica es sólo el instrumento para mantener y aumentar las ventas de productos químicos de síntesis). Consumidores/as y agricultores/as tenemos el derecho y la responsabilidad de conocer y decidir cómo y dónde se producen nuestros alimentos.