Download Què és la Globalització?
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Què vol dir viure en un món Globalitzat? L’aldea Global Si reduíssim la població a 100 persones... 52 dones i 48 homes 57 asiàtics, 21 europeus, 8 africans i 4 americans 70 no serien blancs i 30 serien blancs 80 viurien en condicions infrahumanes i només 20 viurien bé les 10 persones més riques tindrien una esperança de vida 30 anys superiors a les 10 persones més pobres 14 persones estarien desnutrides 2 persones tindrien accés a Internet les 20 persones més riques acumularien el 86% de la riquesa només 1 persona acumularia tanta riquesa com 57 persones juntes... i aquesta persona seria home, nord-americà i blanc ... Algunes xifres de l’estat del món 1.100 milions de persones en pobresa extrema (>1$/dia) 36 milions d’infectats pel HIV 800 milions de persones pateixen fam 434 milions de persones no tenen accés al aigua potable 10 milions de nens i nenes moren abans d els 5 anys per causes evitables Distribució de la riquesa El 10% de la població mundial gaudeix del 70% de les riqueses. Els 358 milionaris més rics tenen més que 2.300 milions de persones (45% població) 1963 - 1999 PIB mundial passa de 3,1 a 30 bilions € (PIB/càpita x 3) 1.600 milions de persones redueixen els seus ingressos 1820 EL 20 % MÉS RIC ERA 3 COPS MÉS RIC QUE EL 20 % MÉS POBRE 1960 EL 20 % MÉS RIC ERA 30 COPS MÉS RIC QUE EL 20 % MÉS POBRE 2000 EL 20 % MÉS RIC ERA 74 COPS MÉS RIC QUE EL 20 % MÉS POBRE Què és la Globalització? “Jo definiria la Globalització com la llibertat que té la meva empresa per invertir on li plagui, quan li plagui, per tal de produir el que vulgui, mitjançant la compra dels recursos i venent-os onsegulga que vulgui, havent de fer front al mínim de limitacions de drets laborals i de convencions socials” Empresari anònim Globalización - De Wikipedia, la enciclopedia libre – http://es.wikipedia.org/ Globalización es un término moderno especialmente usado para describir los cambios en las sociedades y la economía mundial que resultan en un incremento sustancial del comercio internacional y el intercambio cultural. El término fue utilizado por primera vez en 1985, por Theodore Levitt en The Globalization of Markets para describir las transformaciones que venía sufriendo la economía internacional desde mediados de la década de los 60. Toni Comín define este proceso como "un proceso fundamentalmente económico que consiste en la creciente integración de las distintas economías nacionales en un único mercado capitalista mundial". La globalización es el proceso por el que la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo unifica mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter global. Así, los modos de producción y de movimientos de capital se configuran a escala planetaria, mientras los gobiernos van perdiendo atribuciones ante lo que se ha denominado la "sociedad en red". En éste marco se registra un gran incremento del comercio internacional y las inversiones, debido a la caída de las barreras arancelarias y la interdependencia de las naciones. En los ámbitos económicos empresariales, el término se utiliza para referirse casi exclusivamente a los efectos mundiales del comercio internacional y los flujos de capital, y particularmente a los efectos de la liberalización y desregulación del comercio y las inversiones, lo que a su vez suele denominarse como “libre comercio” (en inglés: free trade). Etimológicamente, ciertos autores consideran más adecuado en español el término mundialización, galicismo derivado de la palabra francesa mondialisation, en lugar de globalización, anglicismo procedente del inglés globalization, puesto que en español "global" no equivale a "mundial", como sí ocurre en inglés. Sin embargo, el Diccionario de la Real Academia Español registra la entrada "globalización", entendida como la "tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales" (DRAE 2006, 23a. Edición), mientras que la entrada "mundialización" no está en el Diccionario. Factores que impulsan su desarrollo: Apertura de mercados. Desarrollo de los medios de comunicación y transporte, especialmente Internet. Crecimiento y fusiones entre empresas. Privatización de empresas públicas. Desregulación financiera internacional. Beneficios potenciales: Economía y mercado globales, que puede llevar a un mejor aprovechamiento de los recursos. Acceso universal a la cultura y la ciencia. Mayor desarrollo científico-técnico. Mayor capacidad de maniobra frente a las fluctuaciones de las economías nacionales. Cooperación internacional. Sistema global de protección de los derechos humanos. Riesgos: Falta de control sobre los mercados y las Empresas Multinacionales (gobernancia). Aumento de los desequilibrios económicos, sociales y territoriales. Concentración de la riqueza y aumento de la desigualdad social. Alguns articles ¿Globalización o globocolonización? Frei Betto - Alai-amlatina Vivimos en tiempos de globalización. Esta traduce el fenómeno actual: gracias a los medios de comunicación (radio, TV, Internet) el mundo se "encogió". Otrora, el futuro tardaba. De la ventana de la casa, veíamos la arquitectura externa modificarse con el cambio de la tienda por el supermercado; el antiguo bazar da paso a la comida rápida, la carretera gana en asfalto. Hoy, por la ventana electrónica de la TV, el mundo se transforma cada segundo a nuestros ojos. La red de computadoras posibilita a un muchacho de São Paulo enamorar a una china de Beijing sin que ninguno de los dos salga de su casa. Todos los días, miles de millones de dólares se transfieren electrónicamente de un país a otro en el juego de la especulación, ocupación de ricos, pasando de la Bolsa de Valores de Nueva York a la de Londres o de ésta a la de París. Caen las fronteras culturales y económicas, se aflojan las políticas y morales. La generación de nuestros padres presenció la era de las invenciones (teléfono, radio, automóvil, etc.). Nuestra generación vive en la era de las innovaciones. Ahora tenemos Internet, TV de bolsillo, teléfono celular, etc. Estas innovaciones tecnológicas rompen las barreras del tiempo y del espacio. Del tiempo, en la medida en que, en una cinta de vídeo, podemos ver "viva" a una persona que ya murió. Del espacio, porque lo que pasa en China entra por la TV a la sala de nuestra casa. ¿Como valor, la globalización es positiva? De un lado, sí. Gracias a ella las guerras entre naciones se vuelven más difíciles. Basta ver el papelón que Estados Unidos y el Reino Unido hacen en Iraq. En nombre de la democracia, asesinan niños y torturan sin escrúpulos, y todo es exhibido en el horario de mayor audiencia. La globalización tiene sus sombras y luces. Destruye las culturas propias de cada pueblo y nación, corroe los valores étnicos y éticos, privilegia la especulación en detrimento de la producción. Por otro lado, vuelve más vulnerable al capitalismo. Hoy, una caída de la Bolsa de Nueva York repercute en todo el mundo. Bajo la avalancha electrónica que reduce la felicidad al consumo, entramos por dos callejones sin salida. El primero, el mimetismo: tendencia a imitar. "Lo que es bueno para Estados Unidos es bueno para Brasil", dicen algunos. Nuestra cultura es reducida a mero entretenimiento de quien se acerca a la parafernalia expuesta en las vitrinas de los centros comerciales. Recorremos aceleradamente el trayecto que conduce de la esbeltez física a la ostentación pública de bienes, haciendo como que nada tenemos que ver con la deuda social. Al segundo callejón se entra por el fanatismo religioso y por la intolerancia que insiste en ignorar el pluralismo y la democracia, no sólo como igualdad de derechos y oportunidades sino también como derecho de ser diferente. Pero la globalización tiene sus luces. A Pedro Álvares Cabral le tomó 43 días para venir de Portugal a Brasil. Hoy, el viaje en avión dura nueve horas. En el siglo XIX, la encíclica social Rerum Novarum, del Papa León XIII, demoró cuatro años para llegar a América Latina. Hoy, vemos instantáneamente lo que sucede al otro lado del mundo. El "mundo, mundo, vasto mundo..." del poeta se transformó en una pequeña aldea -la aldea global, donde la TV aproxima a cada uno de nosotros a los hechos que merecen ser noticia. En el siglo XXI, cerca de 6,5 mil millones de habitantes del planeta Tierra están tan próximos unos a otros que no es fácil que alguien pueda estar a solas, aunque esté solo, al menos que deje de lado su parafernalia electrónica: radio, CD, TV, móvil y ordenador. Hay una mundialización de la economía. Las naciones- estados, económicamente autosuficientes, tienden a desaparecer. El presidente del Banco de Boston o de la Honda tiene más importancia -y poder- que el presidente o el primer ministro de muchos países. Los ejecutivos del mundo de los negocios acumulan más poder que los políticos del parlamento o del Poder Ejecutivo. Hay también una globalización de la pobreza: los países industrializados del Norte del mundo albergan menos de un cuarto de la población mundial y consumen un 70% de la energía del mundo, un 75% de los metales, un 85% de la madera y un 60% de los alimentos, según informa la ONU. Del otro lado del mundo, más de mil millones de personas sobreviven con menos de 1 dólar por día. En la primera mitad del siglo XX, el capitalismo tenía interés en fortalecer el Estado, del que las grandes empresas "mamaban" recursos financieros, exenciones fiscales y privilegios legales (como aún sucede en Brasil). Ahora, las empresas transnacionales, que controlan la economía del Planeta, insisten en privatizar las empresas estatales. O sea, quieren debilitar el Estado y fortalecer el mercado: menos leyes, más competitividad desenfrenada. Desde el correo y la previsión social, hasta la educación, redes hospitalarias y escolares, los neoliberales quieren privatizarlo todo, incluyendo playas, calles y el aparato policial: basta darse la vuelta y constatar el número creciente de calles cerradas con controles y garitas, y la multiplicación de empresas de seguridad privada. Corremos el riesgo de que todos los derechos sociales sean transformados en mercancías, a las cuáles sólo tienen acceso quienes pueden pagar por ellas. ¿Son positivos los valores de la globalización? No siempre coinciden los valores que tenemos con los valores que queremos. La globalización tiende a destruir un valor importante: nuestra identidad como nación. Un brasileño no es igual a un estadounidense o a un hindú. Cada pueblo tiene sus raíces, su cultura, su modo de encarar la vida. ¿No es verdad que un nativo de Minas Gerais adoraría encontrar, al viajar por el mundo, un "tute" de fríjol? ¿El nordestino no se muere de ganas de una carne de sol con fríjol revuelto? Es posible que, en el futuro, el mundo tenga un sólo gobierno. Pero, antes, es preciso alcanzar la paz, y para ello no hay otro camino que la justicia entre los pueblos. (Traducción ALAI) - Frei Betto es escritor, autor de "A Obra do Artista uma visão holística do Universo" (Ática), entre otros libros. El desafío ético de la globalización Zygmunt Bauman20-06-2006 - Rebelión (EXTRACTO) "Globalización" significa que todos dependemos unos de otros. Las distancias importan poco ahora. Lo que suceda en un lugar puede tener consecuencias mundiales. Gracias a los recursos, instrumentos técnicos y conocimientos que hemos adquirido, nuestras acciones abarcan enormes distancias en el espacio y en el tiempo. Por muy limitadas localmente que sean nuestras intenciones, erraríamos si no tuviéramos en cuenta los factores globales, pues pueden decidir el éxito o el fracaso de nuestras acciones. Lo que hacemos (o nos abstenemos de hacer) puede influir en las condiciones de vida (o de muerte) de gente que vive en lugares que nunca visitaremos y de generaciones que no conoceremos jamás. Seamos conscientes o no, éstas son las condiciones bajo las que hacemos hoy nuestra historia común. Aunque buena parte (y muy posiblemente toda o casi toda) la historia que se va tejiendo dependa de decisiones humanas, las condiciones bajo las que se toman estas decisiones escapan a nuestro control. Una vez derribados la mayoría de los límites que antes confinaban nuestra potencial acción a un territorio que podíamos inspeccionar, supervisar y controlar, hemos dejado de poder protegernos, tanto a nosotros como a los que sufren las consecuencias de nuestras acciones, de esta red mundial de interdependencias. No se puede hacer nada para dar marcha atrás a la globalización. Uno puede estar "a favor" o "en contra" de esta nueva interdependencia mundial. Pero sí hay muchas cosas que dependen de nuestro consentimiento o resistencia a la equívoca forma que hasta la fecha ha adoptado la globalización. Cuando un ser humano sufre indignidad, pobreza o dolor, no podemos tener certeza de nuestra inocencia moral. No podemos declarar que no lo sabíamos, ni estar seguros de que no hay nada que cambiar en nuestra conducta para impedir o por lo menos aliviar la suerte del que sufre. Puede que individualmente seamos impotentes, pero podríamos hacer algo unidos. Y esta unión está hecha de individuos y por los individuos. Las responsabilidades que estamos dispuestos a asumir no se han aventurado tan lejos como la influencia que nuestra conducta diaria ejerce sobre las vidas de personas cada vez más lejanas. (*) Zygmunt Bauman es Sociólogo, catedrático en varias universidades del mundo, fue el primer pensador que definió categóricamente la globalización. Y de prevenir al mundo de sus consecuencias. Empresas pesqueras europeas esquilman a los países africanos Globalización playera Gustavo Duch Guillot11-09-2006 Rebelión Europa con sus grandes empresas pesqueras al frente (la noruega Nutreco y la gallega Pescanova) han dejado agotados nuestros caladeros. En los mares calientes y agonizantes sólo sobreviven las medusas. En las playas las niñas y niños se remojan con cuidado de no rozar estos bichos gelatinosos y urticantes. Los pescadores artesanales de nuestras costas, desde tierra firme, contemplan el mar con nostalgia. Las mismas flotas europeas, con sus poderosos barcos, salen a la conquista de otros mares con el aliento y las ayudas económicas de fondos públicos estatales y europeos. Las paellas de los chiringuitos de la playa se aderezan en muchas ocasiones con langostinos de Mozambique de la marca Pescanova que controla el 40% de los langostinos que se pescan en Mozambique. La presencia de Pescanova en países empobrecidos es muy significativa: en Namibia, por ejemplo, se hace con 100 toneladas diarias de pescado. Es decir, en términos nutritivos, con medio millón de raciones de pescado diario. Pescanova podría estudiar un nuevo slogan publicitario: lo bueno sale gratis. A mi gato le he comprado el nuevo producto de Nestle. Las latitas Gourmet Diamant de láminas de atún en delicado pastel de gelatina con langostinos enteros y pelados. El pasado 26 de julio se firmó un nuevo convenio entre Marruecos y la Unión Europea que permite 119 licencias a la flota comunitaria. De éstas cien serán para España lo que significa un cupo adicional de 1.333 toneladas para la pesca industrial pelágica (anchoa, caballa y arenque). A cambio la Unión Europea pagará a Marruecos una compensación financiera de 36,1 millones de euros al año (144,4 millones en cuatro años). Por el momento no he podido averiguar que hará Hassan con este aguinaldo anticipado. Tal vez también le compra latas Gourmet a su gato. En Marruecos, Namibia y otros países africanos los pescadores artesanales no pueden ganarse la vida porque su mar ha sido vendido. Muchos de ellos ya han reconvertido su actividad económica. Ahora venden sus cayucos para que sus paisanos (o ellos mismos) crucen el Mediterráneo. * Gustavo Duch Guillot es Director de Veterinarios sin Fronteras Para que funcione la globalización Comprender el fenómeno ayuda a formular remedios y tratar las causas subyacentes Joseph E. Stiglitz – El Pais - 17-09-2006 He escrito repetidamente sobre los problemas de la globalización: un régimen de comercio global injusto que impide el desarrollo, un sistema económico global inestable que provoca crisis recurrentes en las que los países pobres se ven lastrados una y otra vez por una deuda insostenible, y un régimen global de la propiedad intelectual que niega el acceso a medicamentos asequibles que salvan vidas, incluso cuando el sida hace estragos en el mundo en desarrollo. También he escrito sobre las anomalías de la globalización: el dinero debería fluir de los países ricos a los pobres, pero en los últimos años ha ido en el sentido contrario. Aunque los ricos tienen más capacidad para soportar los riesgos de las fluctuaciones de las divisas y los tipos de interés, son los pobres los que soportan la mayor parte de esta volatilidad. De hecho, he protestado tan fuerte y ruidosamente por los problemas de la globalización que muchos han llegado a la conclusión errónea de que pertenezco al movimiento antiglobalización. Pero yo creo que la globalización tiene un potencial enorme, siempre que se gestione adecuadamente. Hace unos setenta años, durante la Gran Depresión, John Maynard Keynes formuló su teoría del desempleo, que analizaba cómo la acción del Gobierno podía reinstaurar el pleno empleo. Aunque los conservadores le vilipendiaron, Keynes en realidad hizo más por salvar al sistema capitalista que todos los financieros promercado juntos. Si se hubiera seguido a los conservadores, la Gran Depresión habría sido todavía peor y la exigencia de una alternativa al capitalismo habría sido más fuerte. Asimismo, a menos que reconozcamos y abordemos los problemas de la globalización, será difícil mantenerla. La globalización no es inevitable: ya ha habido reveses en el pasado, y pueden volver a producirse. Los partidarios de la globalización tienen razón al decir que posee potencial para mejorar el nivel de vida de todo el mundo. Pero no lo ha hecho. Ya no se pueden pasar por alto las preguntas formuladas por los jóvenes trabajadores franceses que dudan sobre cómo va a mejorar su situación la globalización si implica aceptar unos salarios más bajos y una protección laboral más endeble. Tampoco se puede responder a esas preguntas con la nostálgica esperanza de que algún día todo el mundo se beneficiará. Como señalaba Keynes, a largo plazo, todos estamos muertos. La creciente desigualdad en los países industrializados avanzados fue una consecuencia de la globalización prevista desde hace mucho, pero rara vez anunciada. La plena integración económica supone la equiparación de los trabajos no especializados en todo el mundo y, aunque estamos muy lejos de alcanzar esta meta, la presión descendente que recae sobre los que están más abajo es evidente. En la medida en que los cambios tecnológicos han contribuido a lo que prácticamente es un estancamiento de los salarios reales para los trabajadores poco especializados en Estados Unidos y otros lugares durante las últimas tres décadas, los ciudadanos poco pueden hacer. Pero pueden hacer algo respecto a la globalización. La teoría económica no dice que todo el mundo vaya a beneficiarse de la globalización; sólo que los beneficios netos serán positivos y que, por tanto, los vencedores podrán compensar a los perdedores y, aun así, salir ganando. Pero los conservadores afirman que para seguir siendo competitivos en un mundo globalizado deben recortarse los impuestos y reducir el Estado de bienestar. Esto se ha hecho en EE UU, donde los impuestos se han vuelto menos progresistas y las subvenciones fiscales se han otorgado a los ganadores (aquellos que se benefician de la globalización y los cambios tecnológicos). En consecuencia, Estados Unidos y otros que siguen su ejemplo se están convirtiendo en países ricos con gente pobre. La vía escandinava Pero los países escandinavos han demostrado que existe otra vía. Por supuesto, el Gobierno, al igual que el sector privado, debe esforzarse por ser eficaz. Pero las inversiones en educación e investigación, junto con una sólida red de seguridad social, pueden llevar a una economía más productiva y competitiva, con más seguridad y un nivel de vida más alto para todo el mundo. Una red de seguridad fuerte y una economía próxima al pleno empleo ofrecen un entorno propicio para que todos los interesados -trabajadores, inversores y empresarios- sean partícipes de los riesgos que requieren las nuevas inversiones y empresas. El problema es que la globalización económica ha dejado atrás a la globalización de la política y las mentalidades. Dependemos más de los demás, lo cual aumenta la necesidad de actuar juntos, pero no disponemos de marcos institucionales para hacerlo de manera eficaz y democrática. La necesidad de organizaciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio nunca ha sido tan grande, y la confianza en estas instituciones rara vez ha sido tan escasa. La única superpotencia del mundo, Estados Unidos, ha demostrado su desdén por las instituciones supranacionales y ha trabajado asiduamente para socavarlas. El amenazador fracaso de la ronda de desarrollo de conversaciones sobre comercio y la larga demora de la exigencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de un alto el fuego en Líbano no son más que los últimos ejemplos del menosprecio de Estados Unidos por las iniciativas multilaterales. El mejorar nuestra comprensión de los problemas de la globalización nos ayudará a formular remedios -algunos, pequeños; otros, grandes- orientados a ofrecer un alivio sintomático y abordar las causas subyacentes. Hay una amplia gama de medidas que pueden beneficiar a la gente de los países desarrollados y en vías de desarrollo, lo cual otorgaría a la globalización la legitimidad popular de la que actualmente carece. En otras palabras, se puede transformar la globalización; de hecho, está claro que será transformada. La cuestión es si ese cambio nos vendrá impuesto por una crisis o como resultado de una deliberación y un debate cuidadoso y democrático. Los cambios impulsados por crisis entrañan el riesgo de provocar una reacción contra la globalización, o una remodelación fortuita de la misma, que simplemente allanaría el terreno para más problemas en el futuro. Por el contrario, el hacerse con el control del proceso brinda la posibilidad de rehacer la globalización, de modo que por fin esté a la altura de su potencial y sus promesas: un nivel de vida más alto para todo el mundo. GLOBALITZACIÓ I CAPITALISME IMPACTES ALTERNATIVES INCREMENT DE LES DESIGUALTATS REDISTRIBUCIÓ DE LA RIQUESA REFORMES FISCALS I RENDA BÀSICA + COOPERACIÓ N/S GUERRES CADA COP + DESTRUCTIVES I INCREMENT DE LES DESPESES MILITARS EDUCACIÓ PER LA PAU / DESMILITARITZACIÓ / REDUCCIÓ DESPESES MILITARS /OBJECCIÓ FISCAL INCREMENT DE L’ABAST I MORTALITAT PER MALALTIES INFECCIOSES I SOVINT CURABLES LLIURE ACCÉS AL CONEIXEMENT CIENTÍFIC (TECNOLÒGIC, MÈDIC, INDUSTRIAL ...) I CULTURAL DEPENDÈNCIA ECONÒMICA DEUTE EXTERN CANCEL·LACIÓ TOTAL SENSE IMPUNITAT / RESTITUCIÓ DEL DEUTE HISTÒRIC, SOCIAL I ECOLÒGIC INESTABILITAT ECONÒMICA I ESPECULACIÓ FINANCERA CONTROL DELS MOVIMENTS DE CAPITALS TAXA TOBIN EXPLOTACIÓ I PRECARIETAT LABORAL CONTROL I PENALITZACIÓ VIOLACIÓ DRETS LABORALS I DDHH / SINDICATS INTERNACIONALS / TREBALL COOPERATIU COMERÇ DESIGUAL (ALIMENTACIÓ COM UNA MERCADERIA) SOBIRANIA ALIMENTARÍA (DRET A L’ALIMENTACIÓ I AGRICULTURA SOSTENIBLE) DESTRUCCIÓ AMBIENTAL CANVI CLIMÀTIC, ENERGIES RENOVABLES / CONSUM RESPONSABLE DESAPARICIÓ D’ESPÈCIES I DESTRUCCIÓ DE LA (ENERGÈTIC, ALIMENTARI I ALTRES) / CONTROL I BIODIVERSITAT, SOBRECONSUM I SOBRE-EXPLOTACIÓ DE PENALITZACIÓ PER DESTRUCCIÓ DEL MEDI AMBIENT RECURSOS PÈRDUA DE SOBIRANIA I MANCA DE DEMOCRÀCIA DEMOCRÀCIA PARTICIPATIVA / REFORMA DE LES INSTITUCIONS GLOBALS (BM, FMI, OMC, NNUU) / REESTATALITZACIÓ DELS RECURSOS PRIVATITZATS I REFORMA AGRÀRIA