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3.2.2 Cambio Climático En los últimos años el incremento generalizado de las temperaturas, las catástrofes naturales y la constatación del deterioro ambiental del planeta han puesto de manifiesto los efectos negativos del cambio climático sobre la salud, el bienestar social y la economía global. Todo ello ha convertido al cambio climático en uno de los principales retos a los que se enfrenta la comunidad internacional que, como respuesta ha acordado el Protocolo de Kioto, que asume el compromiso de reducir en un 5,2% sus emisiones de gases efecto invernadero (GEI) en los países desarrollados entre 2008 y 2012 con respecto a los valores de 1990. En este marco, España ha asumido un compromiso de limitar el crecimiento de sus emisiones de GEI al 15% frente a los niveles de 1990. El Gobierno quiere alcanzar estos objetivos y, al mismo tiempo, preservar la competitividad de la economía española y el empleo, compatibilizar la estabilidad económica y presupuestaria y garantizar la seguridad del abastecimiento energético. Gráfico 3.2.2.1. Evolución de las emisiones de GEI en España. 500.000 Sectores no energéticos 450.000 Residuos 400.000 Otros 350.000 300.000 Transporte 250.000 200.000 Industria y construcción 150.000 100.000 Otra transformación energética 50.000 20 04 20 02 20 00 19 98 19 96 19 94 19 92 19 90 0 Generación de electricidad y calor 1 Tal y como se aprecia en el Gráfico 3.2.2.1, en 2005 las emisiones de GEI superaron en un 52% las de 1990, aunque a lo largo de 2006 se muestra un cambio de tendencia (con una reducción de las emisiones del 4% según datos provisionales), parte gracias a una serie de medidas adoptadas por el Gobierno para favorecer el ahorro y la eficiencia energética, así como a unas condiciones climatológicas favorables. La tendencia entre 1990 y 2005 es consecuencia de un crecimiento económico rápido y sostenido y de un fuerte e inesperado aumento de la población, pero debe reconocerse el insuficiente esfuerzo realizado en ese período en materia de ahorro y eficiencia energética como se ha mostrado en las secciones precedentes. Así, la evolución de las emisiones pone de manifiesto las dificultades de conjugar la convergencia económica con la Unión Europea y la limitación del crecimiento de las emisiones de GEI. Los sectores que más han contribuido a este aumento de las emisiones han sido la generación de electricidad, el transporte y los residuos. Por lo que se refiere a la generación eléctrica, con un crecimiento del 72%, ha contribuido al 25% de las emisiones totales. Como se verá en el apartado de energía limpia, la fuerte demanda de electricidad ha sido superior a las mejoras de eficiencia y al aumento de la participación de las energías renovables. El transporte con un crecimiento de las emisiones del 83%, ha alcanzado el 24% del total de las emisiones, siendo el transporte por carretera, tanto de mercancías como privado, el principal responsable. Las emisiones procedentes de los residuos han crecido un 67% y, aunque sólo representan el 3% del total de las emisiones, ejercen otras presiones sobre el medioambiente. Además, no se prevé el desacoplamiento de los residuos respecto al crecimiento económico por lo que se debe potenciar su tratamiento y valorización energética como se verá en el apartado 3.2.2.C. Las proyecciones más recientes muestran, en el escenario tendencial, un incremento de las emisiones promedio próximo al 70% en 2008-2012 respecto al año base, mientras que en el escenario en el que se tienen en cuenta las medidas actualmente adoptadas, el crecimiento será del 50%.1 No todos los sectores 1 Aplicando la metodología desarrollada por la Universidad Politécnica de Madrid. 2 contribuyen por igual, los sectores difusos incrementarán sus emisiones medias en un 65%, en particular el transporte y el residencial, mientras que en los sectores industriales y energéticos el incremento será del 37%. Teniendo en cuenta estas proyecciones, el compromiso asumido por el Gobierno es que las emisiones del quinquenio 2008-2012 no superen en más del 37% a las del año base, lo que supone 22 puntos porcentuales de diferencia respecto al objetivo inicial, que se cubrirá con absorciones de sumideros (2 p.p.) y mecanismos de flexibilidad (20 p.p.). Ante este reto, es necesaria la implicación de todos lo sectores económicos. En el caso de los sectores energéticos e industriales, incluidos en la Directiva de Comercio de Emisiones y responsables del 45% de las mismas, las limitaciones establecidas por el Plan Nacional de Asignación 2008-2012 incentivarán a los agentes a internalizar el coste medioambiental generado. Para los sectores difusos, no existen unos límites establecidos cuya superación suponga una penalización en términos económicos, por lo que el Gobierno y las restantes Administraciones Públicas han identificado y puesto en marcha medidas adicionales de reducción de emisiones que se describen en esta sección. Junto a las emisiones globales de CO2, las emisiones locales (SO2, NOX, partículas) también tienen un importante impacto negativo sobre la salud, sobre todo en las grandes ciudades por su elevado volumen de tráfico. Los valores límite establecidos para estos contaminantes son cada vez más exigentes, en línea con las directrices europeas, lo que tendrá un impacto positivo sobre la calidad de vida de los ciudadanos. Por último, junto a los esfuerzos en reducción de emisiones para cumplir con los compromisos internacionales, las acciones de adaptación al cambio climático, cuyas primeras evidencias ya se observan, son esenciales en un país como España, muy vulnerable al cambio climático por sus características socioeconómicas y su situación geográfica. 3 A) Energía Limpia El sector energético es el responsable de aproximadamente un 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y se consituye como una pieza esencial en la lucha contra el cambio climático. Las emisiones GEI de origen energético han crecido un 63% entre 1990 y 2005, como consecuencia del uso intensivo de energías fósiles, empleadas como energías primarias en la producción de electricidad y como energía final en el resto de los sectores, especialmente en el transporte por carretera. En 2006, por primera vez en muchos años, las emisiones se redujeron en un 4,1%, gracias al impacto conjunto de diversos factores. Entre éstos destacan las diversas políticas adoptadas en materia medioambiental para la reducción del consumo (ver apartado 3.2.1): el Plan Nacional de Asignación 20052007, el Plan de Acción de la Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética y el Plan de Fomento de las Energías Renovables. Además, el aumento de la producción hidráulica y el incremento de los precios internacionales del petróleo y del gas tambien han contribuido a reducir la demanda de combustibles fósiles. Gráfico 3.2.2.2. Evolución de las emisiones de gases de efecto invernadero de origen energético (Kilotoneladas equivalentes de CO2). Evolución de las emisiones de gases de efecto invernader de origen energético (Kilotoneladas equivalentes de CO2) 400000 350000 300000 250000 200000 150000 100000 Procesado de la energía Transporte Industria 20 05 20 04 20 03 20 02 20 01 20 00 19 99 19 98 19 97 19 96 19 95 19 94 19 93 19 92 19 91 19 90 50000 Resto 4 Entre 1990 y 1996 las emisiones de GEI crecieron moderadamente (un 7,5%), por lo que la mayor parte del incremento se produce a partir de 1997 como se aprecia en el Gráfico xxx. De hecho, entre 1997 y 2006, la demanda de energía primaria creció un 35%, observándose por primera vez una moderación en el consumo en los años 2005 y 2006. Este importante aumento de la demanda de energía se ha cubierto fundamentalemte con gas, petróleo y fuentes de energía renovables. 160.000 7% 140.000 6% 120.000 5% 100.000 4% 80.000 3% 60.000 2% 40.000 1% 20.000 0% 0 1997 Petroleo tasa de crecimiento % ktep Gráfico 3.2.2.3. Evolución de la demanda de anergía primarias en España y su cobertura Evolución de la demanda de energía primarias en España y su cobertura -1% 1998 1999 Gas Natural 2000 Carbón 2001 2002 Nuclear 2003 2004 Renovables 2005 2006 Crecimiento demanda En cuanto al gas natural, destaca el significativo aumento de su participacción en la balanza energética que, entre 1997 y 2006, ha pasado del 10% al 21%. Ello se debe fundamentalmente al consumo procedente del sector eléctrico, que ha invertido en nuevas centrales térmicas de ciclos combinados de gas natural para cubrir el crecimiento de la demanda y el cierre de varias centrales térmicas de carbón. Las nuevas centrales de gas disfrutan de un mayor grado de eficiencia energética y unas menores emisiones de GEI por kWh, lo cual reduce el nivel de emisiones en la producción de electricidad. La demanda de petróleo ha registrado un aumento del 24% entre 1997 y 2006 y mantiene una participación del 45% en la balanza energética, un valor 5 superior al 38% de la media de los países de la UE. El principal impulso de este crecimiento ha sido el consumo de carburantes empleados en el transporte por carretera, que en los últimos años ha experimentado un aumento expectacular (ver apartado siguiente). Las energías renovables han adquirido un fuerte protagonismo en la cobertura de la demanda energética. Han aumentando a una tasa media anual del 4%, pasando de un producción de 7.000 ktep en 1997 a casi 9.000 ktep en el año 2006. No obstante, como consecuencia del fuerte crecimiento de la demanda de energía primaria, su participación en la balanza energética ha permanecido prácticamente constante en el entorno del 6%. La energía eólica es el sector de las renovables que ha presentado un mayor ritmo de crecimiento. Otras, como la solar y la biomasa, mantienen una participación mucho más reducida, a pesar de las grandes oportunidades que España presenta en este ámbito. Gráfico 3.2.2.4. Evolución de la producción eléctrica a partir de energías renovables en Régimen Espacial Evolución de la producción eléctrica a partir de energías renovables en Régmien Especial 35.000 30.000 25.000 20.000 15.000 10.000 5.000 0 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 SOLAR EÓLICA MINIHIDRÁULICA BIOMASA RESIDUOS TRAT. RESIDUOS 2006 En cuanto a los biocarburantes, su utilización se encuentra en un estado muy incipiente y apenas alcanzan un 1,8% del consumo total de carburantes. El bioetanol se emplea habitualmente como aditivo para las gasolinas en forma de ETBE, pero no se ha extendido en los usos como mezcla directa. El desarrollo del biodiesel ha disfrutado de un mayor éxito y en la actualidad se comercializa en 6 varios puntos geográficos de la Peninsula. Por último, uno de los sectores que más ha aumentado sus emisiones ha sido la transformación energética, que incluye el refino del petróleo y la producción de electricidad, un 62% entre 1990 y 2005, muy influido por el aumento del 92% en la demanda de electricidad, que ha provocado un incremento de las emisiones del 71% en ese período. Esto se debe a que en el año 1990 un 52% de la generación no producía emisiones y el incremento de la demanda se ha cubierto sobre todo con energías fósiles, que producen emisiones, aunque las energías renovables y las centrales de ciclo combinado han permitido limitar el incremento de las emisiones. En el futuro, una mayor penetración de las energías renovables y la introducción de tecnologías más eficientes permitirá reducir las emisiones específicas por kWh. Por ello, el principal reto al que se enfrenta el sector es conseguir disociar el crecimiento de las emisiones del incremento de la actividad económica. Objetivos La estrategia para alcanzar un desarrollo sostenible en el sector energético debe combinar dos objetivos: impulsar un uso eficiente de los recursos energéticos y fomentar procesos de transformación de la energía más eficientes y limpios, basados en tecnologías de baja emisión en dióxido de carbono. Con relación al uso eficiente de los recursos energéticos, los objetivos, indicadores y medidas se detallan en el apartado 3.2.1. En el ámbito de la energía limpia, España se ha fijado los siguientes objetivos: aumentar la participación de energías renovables hasta el 20% en el mix energético en 2020, incrementar la aportación de las energías renovables al consumo bruto de electricidad al 32% en el 2012 y al 37% en el 2020 y alcanzar una aportación mínima del 10% de biocombustibles en el consumo de carburantes en el 2020, implementar el “Plan de Acción de Biomasa” y la “Estrategia de la EU para los biocarburantes”, alcanzar la integración efectiva de la energía renovable en los sectores del transporte y edificación e introducir nuevas tecnologías bajas en emisión de CO2. 7 Los indicadores para el seguimiento de la consecución de estos objetivos son: el consumo anual de energía primaria por tipo de fuente, la potencia eléctrica instalada y energía generada de origen renovable y producción anual de biocombustibles. Actuaciones Para alcanzar los citados objetivos, la Administración ha puesto en marcha diversas medidas que giran en torno a tres ejes: el conocimiento de la demanda de energía, el incremento de la participación de las energías renovables y programas de I+D+i en tecnologías de energía limpia. En cuanto a las medidas para lograr un mejor conocimiento de la demanda de energía, se han iniado dos estudios de prospectiva energética a medio y largo plazo con el fin de determinar las necesidades del sector energético y establecer las directrices que incentiven al sector privado a desarrollar un entorno energético sostenible. Para el medio plazo, se está elaborando la revisión de la ”Planificación de los Sectores de Electricidad y Gas. Desarrollo de la Red de Transporte”, que es la herramienta a través de la cual la Administración puede incidir en el fomento de la generación eléctrica mediante tecnologías limpias. Actualmente está vigente la revisión 2005-2011 de la misma, y el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio ha iniciado la elaboración de la nueva Planificación 2007-2017, que será objeto de Evaluación Ambiental Estratégica de acuerdo a la Ley 9/2006. Para el largo plazo, el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio ha iniciado la elaboración de la “Prospectiva Energética 2030”, informe que servirá de base para la toma de decisiones en materia energética en los próximos años. La presente Estrategia deberá ser adaptada a las conclusiones que resulten de dicho informe. En cuanto a las medidas para aumentar la participación de las energías renovables destaca el Plan de Fomento de las Energías Renovables (PFER) 20002010, que, de acuerdo con la Ley 54/1997 del Sector Eléctrico, establece unos 8 objetivos que permitirán alcanzar, en el año 2010, el objetivo de un 12% de participación de las energías renovables en la demanda total de energía primaria. Este objetivo se mantiene en el nuevo Plan de Energías Renovables (PER) 20052010 que, sin embargo, propone una distribución diferente de los esfuerzos por áreas, de manera que factible la consecución de dicho objetivo global. Con ello se pretende alcanzar una contribución de las fuentes renovables del 12,1% del consumo de energía primaria en el año 2010, una cobertura con estas fuentes del 30,3% del consumo bruto de electricidad, y un consumo de biocarburantes del 5,83% sobre el consumo de gasolina y gasóleo previsto para el transporte. Por ello, se ha revisado recientemente el Real Decreto 463/2004 que establece la retribución de las energías renovables empleadas en la producción de energía eléctrica. Los mecanismos de retribución tienen en cuenta todos los objetivos marcados por el mencionado Plan y pueden ir adaptándose a la consecución de los mismos, reforzando los incentivos de aquellas tecnologías que hayan alcanzado un menor grado de desarrollo. En cuanto a los biocarburantes, la revisión de la Ley de Hidrocarburos para la transposición de las Directivas Europeas, establece los mecanismos para que las compañías a comercialicen un mínimo de biocombustibles en sus ventas de carburantes. Adicionalmente, para alcanzar estos objetivos se está considerando el desarrollo de las siguientes medidas en el medio plazo: - Incentivar actuaciones que favorezcan aquellas tecnologías menos desarrolladas como la biomasa, y la energía solar termoeléctrica y fotovoltaica, estimulando la inversión en desarrollo tecnológico que abarate los actuales costes de instalación. - Potenciar las pequeñas instalaciones fotovoltaicas de menos de 5 Kw., a través de la mejora de las primas de las condiciones de acceso a la red y de los trámites administrativos para la obtención de subvenciones y solicitudes de permiso de conexión. - Incrementar el aprovechamiento hidráulico mediante la rehabilitación de las minicentrales cerradas, la mejora de las existentes y la instalación de turbinas 9 en los embalses que carecen de ellas. - Dotar a las inversiones en energías renovables y cogeneración de un marco de mayor seguridad económica que contribuya a su fortalecimiento, mejorando las bonificaciones que en el Impuesto sobre Actividades Económicas se les otorga a las empresas que utilicen o produzcan estas energías, de forma que sean suficientemente competitivas frente a las alternativas convencionales. - Considerar el biogás, el biometanol, el bioETBE, los biocarburantes sintéticos, el biohidrógeno y el aceite vegetal puro como biocarburantes (según Directiva 2003/30/CE). - Modificación del Real Decreto 1700/2003 para establecer una integración efectiva de las energías renovables en el sector del transporte y edificación. - Incentivar la creación de nuevas plantas de biocarburantes que aumenten la capacidad y permitan satisfacer la demanda en el 2010 y su aumento en el periodo 2011-2020. - Incentivar las tecnologías basadas en el hidrogeno como combustible, teniendo en cuenta las implicaciones ambientales, en particular en lo que se refiere a la utilización de las energías renovables para la producción del hidrógeno. - Fomentar el cambio de combustibles de las calderas domésticas hacia combustibles más limpios, entre ellos la biomasa (pellets), sustituyendo progresivamente el consumo de carbón con el objetivo de conseguir su completa sustitución en el 2012. - Ayudar al desarrollo de proyectos que favorezcan estas energías en el marco del mecanismo de desarrollo limpio. Por último, en el eje de I+D+i para impulsar las energías limpias, el Gobierno está llevando a cabo una estrategia integrada en Energía y Cambio Climático que permitirá priorizar y focalizar las actuaciones en este ámbito, fomentando las ayudas a los proyectos de I+D+i en tecnologías de energía limpia. Esta estrategia se detalla ampliamente en el apartado 3.2.1. B) Sectores difusos Las emisiones de GEI de los sectores difusos, con un aumento del 70% entre 1990 y 2005, son las que más han crecido en los últimos años en España. En esta categoría se incluyen el sector de transporte que, tras un crecimiento del 83% 10 en el período, representa el 24% de las emisiones totales, y el sector residencial, comercial e institucional, que ha crecido un 52% y supone el 9% del total. El transporte en España es el sector que más energía consume, un 39% del consumo energético final, porcentaje que se ha mantenido estable durante los últimos años. De entre los distintos modos, la carretera es el principal consumidor (80% del total del sector transporte) y el que contribuye en mayor medida a generar el problema de emisiones del sector, con unos fuertes impactos tanto a nivel local como global. Como ilustra el Gráfico 1, el transporte aéreo aunque a mucha distancia de la carretera también contribuye con un porcentaje importante al consumo de energía final y es el modo que está creciendo a un mayor ritmo durante los últimos años, mientras que permanecen relativamente estables el transporte ferroviario y el marítimo. Gráfico 3.2.2.5. Consumo de energía por modos de transporte 30.000 25.000 ktep 20.000 15.000 10.000 5.000 0 2000 Carretera 2004 Ferrocarril Marítimo Aéreo Fuente: Ministerio de Industria El fuerte crecimiento de la demanda es el principal factor que explica el empeoramiento que se detecta en la intensidad energética del sector transporte en España. Pese a las mejoras de eficiencia introducidas en los motores, sobre todo por parte de las industrias del automóvil y la aeronáutica, la intensidad energética 11 del transporte profesional de viajeros y mercancías (uso de energía por unidad de VAB) ha aumentado un 1,3% entre 1990 y 2004. En el caso del transporte privado, el empeoramiento durante el mismo periodo es todavía más significativo: el consumo energético per capita ha aumentado un 43%. Las emisiones contaminantes procedentes del transporte se deben en su mayor parte a la carretera por el elevado peso que este modo tiene en el conjunto del sistema de transporte urbano e interurbano en España. La introducción de los catalizadores y la gasolina sin plomo han tenido éxito en la reducción de ciertos contaminantes, en concentraciones han Igualmente, las particular SO2, descendido mejoras CO2, benceno, notablemente tecnológicas hacen plomo durante previsible los y CO, cuyas últimos años. una disminución significativa de otros contaminantes, como es el caso del NO x, hasta niveles compatibles con la Directiva comunitaria 2001/81 de techos nacionales de emisión. Sin embargo, las mejoras tecnológicas no pueden por sí solas corregir el fuerte ritmo de incremento de emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero, que están fuertemente acopladas al consumo de combustibles fósiles. Como ilustra el Gráfico 2, entre 1990 y 2005 las emisiones de GEI asociadas al transporte se han incrementado un 83,1%, habiéndose acelerado la tasa de crecimiento desde finales de los años 90, en línea con el incremento en la movilidad de pasajeros y mercancías que se ha producido en los últimos años en España (ver sección 3.2.1.D) 12 Gráfico 3.2.2.6. Emisiones de GEI asociadas al transporte toneladas equivalentes CO2 110.000 100.000 Variación 1990-2005: +83,1% 90.000 80.000 70.000 60.000 2004 2002 2000 1998 1996 1994 1992 1990 50.000 Fuente: Inventario Naciones Unidas (UNFCCC, 2007) Por lo que se refiere a la contaminación local, la evaluación de la calidad del aire demuestra que los problemas en España son similares a los de otros países europeos y es en las grandes ciudades donde existen mayores niveles de contaminación por el tráfico de vehículos. Así, en el año 2005, se ha elevado el número de superaciones de los niveles límite de dióxido de nitrógeno en algunas ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia y Santiago de Compostela y de partículas con carácter general en toda España y en especial en los núcleos urbanos. Los valores límite establecidos por la normativa se reducen cada año para alcanzar el objetivo de 2010 y está previsto que éstos se endurezcan cuando se apruebe la nueva Directiva de Calidad del Aire. Uno de los principales problemas del sector transporte, en su dimensión de sector difuso que contribuye a las emisiones responsables del cambio climático, es la falta de internalización de los costes asociados a las emisiones por parte de los usuarios. Adicionalmente en comparación con otros países de la UE, España tiene un sistema de transporte excesivamente apoyado en la carretera, en detrimento de otros sectores más eficientes desde el punto de vista energético, y en nuestro país existe un fuerte acoplamiento de las emisiones a la actividad económica, derivado 13 de unos patrones de elevada movilidad de personas y mercancías que no son fáciles de modificar a corto y medio plazo. Por lo que se refiere al sector residencial, comercial e institucional, aunque tiene una participación reducida en el total, la tendencia indica que sus emisiones seguirán creciendo, por lo que se deberían establecer medidas para minimizar su impacto. En general, en España se parte de niveles de consumo energético en estos sectores inferiores a la media europea por las menores necesidades de calefacción. No obstante la fuerte penetración de equipos de aire acondicionado está contrarrestando este efecto climático e incluso superándolo. La edificación conlleva además problemas de sostenibilidad en la fase de construcción relacionados con el consumo de recursos (suelo, agua, energía, materiales de construcción). En los últimos años, los cambios en los patrones de urbanización, tales como la dispersión urbana y la proliferación de la segunda residencia, han acrecentado su impacto medioambiental. Objetivos Para frenar los fuertes incrementos de emisiones contaminantes asociados al sector transporte, se plantean los objetivos de: alcanzar el objetivo europeo de emisiones por vehículo por debajo de los 130 gramos CO2/100 Km, disminuir la intensidad energética del transporte en la economía y mejorar las emisiones de contaminantes, en algunos casos reduciendo los niveles y en otros disminuyendo las tasas de crecimiento. Para contener las emisiones del sector residencial, comercial e institucional el objetivo es la mejora de la eficiencia energética de los edificios, tanto en la envolvente edificatoria como en el equipamiento de la misma, así como aumento de la utilización de energías renovables. Estos objetivos vienen asociados a los siguientes indicadores: emisión específica media de CO2 de los turismos nuevos, intensidad energética del transporte privado de viajeros (per capita), intensidad energética del transporte de mercancías (tep/VAB), emisiones de gases de efecto invernadero generados por el transporte, y emisiones procedentes del sector residencial. 14 Actuaciones Para mejorar la eficiencia energética del sector del transporte pueden adoptarse varias medidas referentes a los vehículos y su utilización, así como algunas actuaciones sobre las grandes infraestructuras de transporte (terminales, estaciones, etc.). Entre estas medidas se encuentran, para el caso de los vehículos: el fomento mediante instrumentos económicos de la compra y uso de coches energéticamente eficientes y/o limpios, el desarrollo de programas de formación sobre conducción eficiente, el incremento del uso de biocombustibles, la utilización de flotas de autobuses de transporte público eficientes desde el punto de vista energético y medioambiental, y la introducción gradual de criterios de eficiencia energética en la contratación administrativa para el aumento de los vehículos limpios. Otras actuaciones a adoptar son: desarrollo de programas para la mejora de la calidad del aire, especialmente en el entorno urbano; acuerdos voluntarios entre las Administraciones públicas y empresas del sector del transporte; implantación de Sistemas de Gestión Ambiental en las empresas del sector del transporte; uso de las tecnologías más eficientes en generación eléctrica y térmica y de las energías renovables en las nuevas instalaciones de servicios del transporte, cuyos condicionantes de tamaño y ambientales lo permitan; y la instalación de elementos de iluminación de bajo consumo y alto rendimiento en nuevas infraestructuras y equipamientos externos de servicios del transporte, así como en la renovación de los existentes. Para reducir las emisiones de contaminantes se debe desarrollar el marco normativo que acompaña a la Nueva Ley de Calidad del Aire y Protección de la atmósfera, actualmente en tramitación parlamentaria. Entre las medidas a desarrollar se encuentran: la elaboración de un nuevo reglamento que incorpore la nueva directiva marco de calidad del aire, actualmente en negociación en la UE, y el reglamento Euro 5+ y Euro 6 que regula los estándares de emisiones (sobre todo en partículas y óxidos de nitrógeno en vehículos diesel) necesarios para homologar 15 vehículos y nuevas matriculaciones en España, 2 en línea con los objetivos europeos. Por lo que se refiere a la reducción de las emisiones del resto de sectores difusos, una importante medida es la reciente aprobación del Código Técnico de Edificación (CTE) que traspone la Directiva 2002/91 relativa a la eficiencia energética de los edificios, recoge los requisitos mínimos de eficiencia que debe contener los edificios nuevos o que se reformen y da respuesta a las principales deficiencias del sector. Las mejoras están encaminadas a reducir la demanda energética de climatización y mejorar el rendimiento energético de las instalaciones térmicas y de iluminación y, al mismo tiempo, obligar a que parte de las necesidades energéticas se cubra con energías renovables. Para fomentar la construcción eficiente, una medida a aplicar desde la Administración es el desarrollo de programas ejemplarizantes en los edificios públicos. Asimismo, es necesario estimular el uso de equipamiento más eficiente en el sector residencial (ofimática, electrodomésticos…), creando incentivos y/o incrementando los requisitos de los materiales puestos en el mercado en materia de eficiencia energética; elaborar una norma técnica de eficiencia energética en los equipos de aire acondicionado y extender la utilización de la etiqueta ecológica a todo el equipamiento del hogar; elaborar una norma técnica sobre eficiencia y ahorro energético en el alumbrado público y fomentar la utilización de bombillas de bajo consumo; establecer sistemas de programación de temperatura interior en centros comerciales y edificios públicos, evitando pérdidas de refrigeración a través de puertas de salida; explorar el diseño de instrumentos que incentiven medidas de ahorro energético en grandes superficies; extender la utilización de paneles solares térmicos en nuevas viviendas, independientemente de su tamaño; y, por último, desarrollar e intensificar campañas de sensibilización y concienciación ciudadana sobre la necesidad del ahorro energético para evitar derroches en actividades cotidianas tanto en el hogar como en el ámbito del sector servicios. Los datos básicos de la propuesta europea fija como fecha para EURO 5 entre 2009 y 2012 y para EURO 6 entre 2014 y 2016. 2 16 C) Reducción de emisiones en sectores no energéticos Los sectores no energéticos -agricultura, residuos y gases fluorados tienen una importante contribución a las emisiones globales de Gases de Efecto Invernadero (GEI). En el caso español, las emisiones de GEI de la agricultura, los residuos y otros sectores no energéticos suponen más del 14% de las emisiones totales pero, como se recoge en el informe Stern, a nivel mundial, supusieron el 35% de las emisiones en 2000. En el periodo 1990-2005, la agricultura ha incrementado sus emisiones un 12%, fundamentalmente por el aumento del CH4 (metano), y los residuos un 67%. Gráfico 3.2.2.7. Evolución de las emisiones en sectores no energéticos. 170 160 150 140 130 120 110 100 90 80 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 Agricultura Residuos Detrás del aumento de las emisiones de la agricultura se encuentra el fuerte aumento de la producción, especialmente de la ganadería, y de la agricultura intensiva. No obstante, la información sobre recursos agrícolas, tipología de cultivos y características de los procesos de laboreo utilizados es muy deficitaria. En el caso de los residuos, sus emisiones han aumentado un 67%, fundamentalmente las de metano y esto se debe al fuerte aumento del volumen de 17 residuos urbanos, con un crecimiento del 38,7% en el periodo 1990-2004, aunque, todavía se sitúa por debajo de la media europea, que alcanzaba en 2003 en 1,59 Kg. /hab y día frente a los 1,38 Kg. /hab y día generados en España, debido principalmente a la fuerte relación entre el nivel de vida y la generación de residuos. Las lagunas informativas y las carencias de series estadísticas que afectan a la actividad agraria se extienden también a la generación y tratamiento de residuos. En el contexto de una política integral de contención de los residuos, es necesario potenciar su tratamiento y su valorización energética, maximizando las opciones de utilización y reciclaje frente al proceso habitual de eliminación en vertederos. Aún así, dada la magnitud estimada del problema, se debe, en particular, aumentar la recogida selectiva, que todavía es insuficiente, y adecuar el marco normativo para residuos específicos. Por ejemplo, los residuos biodegradables tienen una excelente aplicación en España como mejoradores del suelo si con ellos se produce compost de calidad. Hasta el presente, la principal aplicación de los residuos ha sido energética a través del aprovechamiento del biogás, que se produce a partir de residuos biodegradables como residuos ganaderos, lodos de estaciones depuradoras de aguas residuales, fuentes industriales y la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos. En 2005, existían en España instalaciones de biogás con una potencia de 189 MW y una producción de 395 Ktep. El incremento de estas instalaciones se ha producido fundamentalmente en proyectos de desgasificación de vertederos, mientras que no se ha avanzado prácticamente en el tratamiento de residuos ganaderos por digestión anaerobia. Finalmente, las emisiones históricas de los gases fluorados (Hidrofluorocarbonos: HFCs; Perfluorocarbonos: PFCs; y Hexafluoruro de Azufre: SF6) presentan, globalmente, una tendencia a la baja en los últimos años que tenderá a mantenerse en el quinquenio 2008-2012. Objetivos El objetivo principal es avanzar en la reducción de emisiones en los sectores no energéticos, donde existe un enorme potencial de actuación. En el caso 18 del sector agrario, es preciso mejorar la gestión de los recursos agrarios y sus procesos, potenciar la agricultura sostenible y aumentar la información disponible. Dentro del sector de residuos el objetivo es su valorización y la mejora de la eficiencia energética de los procesos de gestión y tratamiento para lo que es necesario perfeccionar la planificación sobre residuos, impulsar la biometanización y recuperación de biogás en vertederos y potenciar el aprovechamiento energético de residuos forestales. En cuanto a los gases fluorados, el principal objetivo debe ser continuar con la tendencia del sector para conseguir reducciones de emisiones mediante la incorporación al ordenamiento jurídico interno de las disposiciones normativas europeas. Junto a esto, el fomento de la I+D+i en el ámbito agrario y la recogida y tratamiento de residuos mejorará el conocimiento en estas áreas y facilitará la adopción de medidas que perfeccionarán los procesos de producción, en el caso de la agricultura, y la gestión del tratamiento de residuos, facilitando así la reducción de las emisiones de GEI en estos sectores. Finalmente, el PNA 2008-2012 estableció como objetivo alcanzar un 2% de reducción de emisiones a través de absorción por sumideros. El éxito en el cumplimiento de los objetivos impuestos en cada uno de estos sectores se materializará en la evolución de los indicadores de emisiones de los distintos tipos de GEI en cada uno de ellos. Además, en el caso del sector agrario será conveniente analizar la evolución de las superficies de cultivos ecológicos y consumo de combustibles para vehículos de tracción agrícola, y en el de residuos, la cantidad de los mismos generados por habitante/año. Para analizar la evolución de los sumideros se registrarán los incrementos o reducciones de la superficie forestal. Medidas En este contexto, se han empezado a aplicar medidas en cada uno de los sectores no energéticos, siendo especialmente importantes aquellas desarrolladas en agricultura y residuos, pues las ganancias de eficiencia y la mejora de la 19 intensidad de carbono (IC) en éstos puede contribuir a generar mejoras medioambientales en otros sectores. En el ámbito de la agricultura, se está estudiando la creación de un Registro de Tierras Agrarias y otro relacionado con la actividad ganadera, que contendrán información sobre tipos de cultivos, técnicas de laboreo, especies ganaderas, datos de pastizales, etc. También, se promocionará e informará sobre el cumplimiento de las normativas relativas a la reducción de abonos minerales y la aplicación de códigos de buenas prácticas agrícolas. Además, el aumento de la I+D+i en agricultura permitirá la utilización de técnicas productivas menos agresivas con el entorno y con menor intensidad de carbono. Asimismo, es necesario incentivar las mejoras en la gestión y la utilización como compost de residuos sólidos agrícolas, ganaderos o urbanos y de lodos de depuradoras así como la racionalización de la gestión de estiércoles y la reducción de fertilizantes nitrogenados, que permitirá minimizar las emisiones de óxido nitroso. El continuo crecimiento de los residuos generados hace necesario no sólo aplicar medidas de concienciación para reducir la generación de residuos sino también aumentar las tasas de reciclaje y valoración como se ha visto en el apartado 3.2.1 C. Para ello, se impulsarán las campañas de sensibilización para la disminución de los residuos a nivel doméstico, comercial e institucional, promoviendo la reducción y la reutilización de los residuos en todos estos ámbitos. Adicionalmente, el Plan Integral de Residuos 2008-2012 contemplará, entre otros, aspectos relacionados con el aumento de las tasas de reciclaje y valoración, normas de calidad del compost en línea con las iniciativas europeas, incentivos a la aceleración de planes autonómicos y locales en materia de vertederos controlados que comprendan entre sus procedimientos los de biometanización y recuperación de biogás, apoyos a la recogida selectiva de materia orgánica en origen y clausura, sellado y restauración de vertederos incontrolados. Paralelamente, el Plan de Energías Renovables 2005-2010 incluye como objetivo el incremento de la potencia instalada en 94 MW entre 2005 y 2010 que supondrá 188 ktep adicionales, de los que la mayor parte (58%) provendrán de la 20 fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos y el resto de los residuos industriales (21%) y lodos de las depuradoras (17%). Para ello, el nuevo RD de energías renovables asegura una rentabilidad adecuada vía primas a la generación eléctrica proveniente de estas fuentes. Para continuar la tendencia en la reducción de emisiones de gases fluorados se incorporará al ordenamiento jurídico interno el Reglamento 842/2006, de 17 de mayo de 2006, sobre determinados gases fluorados de efecto invernadero y la Directiva 2006/40/CE, de 17 de mayo de 2006, relativa a las emisiones procedentes de sistemas de aire acondicionado de vehículos de motor. Finalmente, en el área de sumideros se están desarrollando actuaciones para incrementar la absorción de las emisiones y cumplir así con los objetivos establecidos en el PNA. Así, se aumentará la superficie forestal, mediante acciones de forestación y reforestación en tierras agrícolas, se restaurará la cubierta vegetal y se establecerán acciones preventivas para evitar los incendios forestales. Por otro lado, el establecimiento de un marco institucional y legislativo incentivará la participación del sector privado en el aumento de la capacidad de captación de carbono de los sumideros españoles. D) Instrumentos de Mercado La firma del Protocolo de Kyoto ha obligado tanto a la comunidad internacional, como al Gobierno español a elaborar mecanismos para conseguir sus objetivos de la forma más eficiente. Entre éstos se encuentran, por una parte, los instrumentos de mercado como los sistemas de comercio, los mecanismos de desarrollo limpio y la imposición medioambiental y, por otra, los acuerdos voluntarios y las recomendaciones. Entre los mecanismos de mercado, resulta destacable la entrada en funcionamiento en enero de 2005 del mercado de emisiones, el primer mercado europeo de carácter medioambiental. En su primera fase, los agentes europeos incluidos en la directiva de emisiones pueden aprender y mejorar su conocimiento ante la entrada en funcionamiento del régimen global del Protocolo de Kyoto en 2008. 21 Para comenzar a actuar en el mercado, los Gobiernos asignan a los sectores incluidos en la Directiva de Emisiones derechos de emisión, que posteriormente puedan ser transaccionados en el mercado. Al final de cada año cada agente debe presentar en un registro creado para este propósito suficientes derechos para cubrir sus emisiones. De no ser así estará sujeto a sanciones financieras. Este sistema provee un incentivo a los agentes para reducir sus emisiones, puesto que podrán obtener un beneficio adicional de la venta de sus derechos excendentarios o reducir el coste asociado a la compra de derechos en el mercado europeo. El Plan Nacional de Asignación (PNA) 2005-2007 es uno de los elementos centrales de este mecanismo, ya que determina los derechos a repartir por actividades, la reserva para nuevos entrantes, las expectativas de utilización de los mecanismos flexibles y la senda de cumplimiento. Los resultados de la puesta en marcha del comercio de derechos de emisión en España, que cubre más de 1000 instalaciones y alrededor del 45% de las emisiones de GEI, han sido satisfactorios, puesto que el porcentaje de incumplimiento y el número de incidencias ha sido bajo, a pesar de la brevedad del período en que se ha diseñado y puesto en marcha. Tanto en el año 2005 como en el año 2006 la mayoría de los sectores industriales han resultado excedentarios, frente al sector eléctrico que ha sido deficitario, de forma que globalmente se han producido déficits de derechos del 5,6% en 2005 y del 2,2% en 2006. Esto es debido a que en 2006 la industria aumentó ligeramente sus emisiones con respecto a 2005, pero por debajo de lo previsto y a que el sector eléctrico con capacidad para internalizar los costes medioambientales en el mercado mayorista, ha recibido una asignación un 4% menor a sus emisiones medias entre 2000 y 2002. Todo ello en un contexto de crecimiento de la demanda de electricidad entre 2000 y 2006 del 30% que debería dar lugar a mayores emisiones, y de fuertes oscilaciones en la hidraulicidad, que han facilitado el aumento de las emisiones en 2005 y su reducción en 2006. En resumen, lo más destacable de esta primera fase del sistema de comercio de emisiones es que, de forma directa, en los sectores incluidos en la 22 directiva, y de forma indirecta, a través del encarecimiento de la electricidad, los sectores están adecuando sus procesos productivos a la exigencia de promover un desarrollo económico menos intensivo en carbono. No obstante, los datos muestran que el crecimiento de las emisiones hasta 2006 en los sectores difusos ha sido tan elevado, que el segundo PNA debe ser más exigente para invertir la tendencia de crecimiento, que se ha constatado en los apartados anteriores. Además, para la elaboración y evaluación de los objetivos del segundo PNA, al ser el grado de exigencia de los objetivos mayor para España que para la media de la UE, los sectores incluidos en la Directiva experimentarán mayores recortes en España, lo que obliga a las empresas españolas a acudir a mercados internacionales de emisiones para comprar derechos de emisión, a pesar de su superior nivel de eficiencia. Por ello, es necesario asumir en el régimen post-Kioto unas reglas de juego que no distorsionen la competencia internacional y que incentiven la reducción de la intensidad de carbono de los sectores económicos de forma eficiente y equitativa. Objetivos El objetivo asumido por el Gobierno en el Plan Nacional de Asignación 2008-20123 es que las emisiones de GEI no superen en ese período en más del 37% las del año base, lo cual conlleva que se consigan reducciones por el 22% por encima del objetivo del 15%, un 2% a través de sumideros como se ha explicado en el apartado anterior, y un 20% a través de los mecanismos de flexibilidad. Actuaciones El Gobierno ha puesto en marcha una serie de medidas para alcanzar este objetivo que se han ido describiendo en los apartados anteriores, por lo que en este tan solo se abordarán las relativas al mercado de emisiones y la participación en el Mecanismo de Desarrollo Limpio y los Fondos de Carbono 3 Real Decreto 1370/2006, el 24 de noviembre y RDL xxxx/2007. 23 Tabla 3.2.2.1: Plan Nacional de Asignación 2008-2012 1990 61,61 12,50 Electricidad Cogeneración Otras electricidad Refinerías Acero Cemento Vidrio Cerámica Papel Nuevos Entrantes Total Comercio 12,64 13,83 22,72 1,77 4,30 2,29 2005 101,24 10,69 9,74 15,46 11,05 29,45 1,99 4,90 4,75 131,66 189,27 2008-2012 53,63 11,80 5,36 16,13 12,19 31,29 2,83 5,72 5,47 7,83 152,25 Reducción s/ 2005 -47% 10% -45% 4% 10% 6% 42% 17% 15% -20% Fuente: PNA 2008-2012 Por lo que se refiere al segundo período del mercado de emisiones, que entrará en funcionamiento en 2008, el Gobierno ha aprobado un Plan Nacional de Asignación que supone una reducción de la asignación anual media del 16% respecto al PNA 2005-2007 y una disminución de las emisiones del 20% respecto a 2005, tal y como se aprecia en la Tabla xxx. Los principales recortes los sufre el sector eléctrico por su capacidad de internalizar los costes y por una menor exposición a la competencia internacional. Las empresas que no sean capaces de reducir sus emisiones deberán acudir al mercado para comprar derechos de emisión o deberán promover proyectos de desarrollo limpio en otros países. El PNA 2008-2012 español fue aceptado por la Comisión Europea con ligeras modificaciones y fue considerado como un plan “ambicioso” frente a otros planes más laxos. Uno de los instrumentos adoptados para la consecución de los compromisos es la utilización de mecanismos basados en proyectos que ofrece el Protocolo de Kioto y, en particular, el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL). El Gobierno ha establecido como objetivo la compra de reducciones certificadas de emisiones (RCE) equivalentes a un 20% de la reducción necesaria 24 para alcanzar el objetivo del PNA 2008-2012, lo que supondrá una adquisición de 289 MTCO2 en ese quinquenio. El 55% de esta cantidad, 159 MTCO2, corresponde al los sectores difusos y será responsabilidad del Gobierno establecer los mecanismos para su compra. Por lo que se refiere a las medidas adoptadas por el Gobierno para adquirir esas 159 MT de CO2, cabe destacar la fuerte apuesta inicial a favor de los proyectos MDL, en especial en América Latina. El Gobierno ha desarrollado una importante actividad temprana en este terreno, lo que le ha garantizado el acceso a RCEs a través de organismos multilaterales a precios más reducidos y en proyectos que entrarán en funcionamiento en el período 2008-2012. En la Tabla xx se resumen las participaciones en diversos fondos de carbono a través de estos organismos, por un total de 60 Mton CO2. Dentro de la cartera de inversión comprometida por el Gobierno, se favorecen aquellos proyectos que garanticen el ahorro y la eficiencia energética, las energías renovables y una gestión ambientalmente correcta de los residuos. Las razones que motivan estas preferencias han tenido en cuenta las orientaciones de la política exterior y de cooperación al desarrollo de España. Fruto de estas consideraciones, España no sólo ha primado la adquisición de créditos procedentes de MDL frente a otras opciones de compra, sino que ha tratado que esta apuesta suponga también un compromiso con la sostenibilidad y el desarrollo económico de la población local que se beneficia de los proyectos. En definitiva, el gran reto al que se enfrenta el país, es, por un lado, limitar las emisiones de sectores difusos a través de políticas que incorporen la participación de las CCAA y de los ciudadanos y, por otro, hacer frente a nuevas compras de derechos de emisión minimizando el impacto presupuestario. 25 Tabla 3.2.2.2: Adquisiciones de RCEs por parte del Gobierno español. Institución RCE (Mton CO2) Fondos de Carbono Areas Ahorro y eficiencia energética, América Latina, Europa del energias renovables y gestión de Este y Norte de Africa residuos F. Español de Carbono 34 F. Biocarbono 2 F. C. Desarrollo Comunitario Iniciativa Iberoamericana de Carbono 4 Regiones marginales para inversores en proyectos Países con nivel de desarrollo muy bajo 9 Latinoamérica y caribe 5 Varios 6 60 Países miembros Banco Mundial Corporación Andina de Fomento Banco Europeo de Inversión y Banco Europeo Reconstrucción y Desarrollo Regiones F. Multilateral Créditos de Carbono Banco Asiático de Desarrollo F. C. Asia Pacífico TOTAL Secuestro y consercación de carbono en bosques y ecosistemas Proyectos de pequeña escala Ahorro y eficiencia energética y energias renovables Varios Ahorro y eficiencia energética y energias renovables Adicionalmente, los sectores incluidos en la Directiva deberán comprar RCEs en caso de que prevean déficits de emisiones en el período 2008-2012. Para favorecer la participación de empresas privadas en la adquisición de RCEs se creó la Autoridad Nacional Designada española (AND), cuyas funciones incluyen la emisión de cartas de aprobación de proyectos de MDL y de aplicación conjunta, necesarias para poder contabilizar en España las RCEs adquiridas. La actividad de las empresas españolas en este ámbito ha sido intensa: hasta mayo de 2007 la AND ha emitido 43 cartas de aprobación en sus 9 reuniones para proyectos que suman 97,6 Mton CO2. En definitiva, los instrumentos de mercado están funcionando correctamente en España y están permitiendo a las empresas y al Gobierno cumplir con sus obligaciones de forma eficiente. En el futuro, es previsible que más sectores entren a formar parte de este sistema, lo cual favorecerá comportamientos más eficientes y disminuirá la presión de los sectores difusos sobre las emisiones totales. 26 E) Adaptación España, por su situación geográfica y sus características socioeconómicas, es un país muy vulnerable al cambio climático, como se viene poniendo de manifiesto en los más recientes análisis e investigaciones. Así, a pesar de los esfuerzos nacionales e internacionales en la lucha contra el cambio climático a través de acciones de mitigación, reduciendo las emisiones de GEI a la atmósfera y promoviendo su secuestro, existe un consenso científico muy amplio sobre los futuros escenarios de cambio climático para los próximos decenios, que muestra un aumento gradual de las temperaturas en función de los niveles de concentración de GEI que se alcancen en la atmósfera, lo que muestra una estrecha vinculación entre la mitigación y la adaptación. Por ello, las acciones de adaptación al cambio climático, cuyas primeras evidencias ya se observan, se consideran absolutamente necesarias y complementarias a las acciones de mitigación. A diferencia de éstas últimas, que requieren una respuesta conjunta y coordinada a nivel internacional, las políticas de adaptación deben ser definidas e implementadas a nivel nacional o subregional, pues los impactos y las vulnerabilidades son específicos a cada lugar. A medida que vayan aumentando las temperaturas, mayores serán las necesidades de inversión para adaptación. Así, para el conjunto de los países de la OCDE, los costes adicionales estimados en nuevas infraestructuras y edificaciones más resistentes a la nueva climatología se sitúan entre los 15 y los 150 billones de dólares anuales, entre un 0,05 y un 0,5% del PIB de la OCDE.4 En este contexto, es previsible que algunos mercados respondan a las señales del nuevo escenario climático y desarrollen mejoras en sus sistemas de gestión de riesgos. No obstante, en muchos casos el Gobierno tendrá que establecer incentivos a la adaptación a través de la creación de un marco de actuación adecuado para el conjunto de las iniciativas en este ámbito, haciendo especial hincapié en los siguientes aspectos: 4 Estimaciones del Informe Stern. 27 - Disponibilidad de información climatológica de alta calidad, lo cual facilitará la transmisión de las señales del clima a los mercados, favoreciendo su proceso de adaptación y la eficiencia en su funcionamiento. - Planificación eficiente de los usos del suelo y construcción de infraestructuras adecuadas a los nuevos fenómenos meteorológicos. - Desarrollo de políticas de largo plazo para proteger bienes públicos especialmente sensibles al cambio climático, tales como planes de protección de parques naturales, planes de protección de costas y desarrollo de protocolos de actuación en situaciones de emergencia. - Creación de una red de seguridad financiera que dote de cobertura a los sectores más desfavorecidos de la sociedad, con dificultades para contratar seguros privados ante catástrofes de carácter medioambiental. Muchos sectores y sistemas ecológicos, económicos y sociales en España son vulnerables en mayor o menor medida al cambio climático y la evaluación de esta vulnerabilidad es uno de los principales objetivos de las políticas de adaptación. Entre los principales sectores y sistemas afectados por el cambio se encuentran: biodiversidad, recursos hídricos, bosques, sector agrícola, zonas costeras, turismo, pesca y ecosistemas marinos, salud, finanzas y construcción. La biodiversidad se verá afectada tanto en su vertiente animal como vegetal. Con respecto a la primera, cabe esperar cambios fenológicos en las poblaciones, con adelantos o retrasos en el inicio de actividad, llegada de migración o reproducción, expansión de especies invasoras y plagas. En el ámbito de la biodiversidad vegetal, la tendencia más significativa es un aumento de la aridez en las zonas del sur y la “mediterraneización” en el norte peninsular. Los últimos estudios que analizan los impactos del cambio climático en España concluyen que la variabilidad climática será aún más manifiesta, de forma que se agravarán problemas ya crónicos en buena parte del territorio español como son las temperaturas extremas y los eventos de sequía extrema. En este sentido, son esperables cambios significativos en las precipitaciones con una tendencia a la baja, previéndose una disminución del 8% (horizonte 2060) lo que implica una reducción media de los recursos hídricos del 17%. 28 Las zonas de mayor sensibilidad serán aquellas que actualmente tienen un perfil de mayores temperaturas y menores precipitaciones. En estas zonas los aportes de agua podrían disminuir en un 50%. Así, el impacto será más severo en las cuencas del Guadiana, Segura, Júcar y Guadalquivir así como en Canarias y Baleares. Por el contrario es previsible que aumenten las precipitaciones en el noreste peninsular aunque en verano se producirá un descenso generalizado en todo el territorio excepto en Canarias. El incremento de la temperatura del aire, de la concentración de CO2 en la atmósfera y los cambios en las precipitaciones estacionales implicarán un desigual impacto sobre los diferentes ecosistemas. De este modo se prevén diferencias claras entre los ecosistemas de la región atlántica y los de la región mediterránea, ya que en los primeros la subida de temperaturas y el ligero incremento de las precipitaciones invernales puede ir acompañada de un aumento de la productividad agrícola mientras que en los segundos la disminución de agua provocará una reducción. Los principales problemas del cambio climático en las zonas costeras se relacionan con los potenciales cambios en la frecuencia e intensidad de las tormentas y con el ascenso del nivel medio del mar. Suponiendo un escenario máximo de ascenso del nivel del mar de 0,5 metros, en el cantábrico oriental podría producirse la desaparición del 40% de las playas, siempre y cuando no se produzca un aumento de la alimentación de arena, y, en el caso del mediterraneo, las zonas más amenazadas serían los deltas del Ebro y Llobregat, la Manga del Mar Menor y las lagunas del Cabo de Gata. Esta elevación del nivel del mar unida al aumento de las temperaturas podría tener consecuencias muy negativas sobre el litoral español, con repercusiones sobre el sector turismo. Las interacciones entre el cambio climático y la salud humana son múltiples y complejas. En España, podría producirse un aumento de la morbi-mortalidad causada por las olas de calor, que aumentarán en frecuencia y duración, y de las enfermedades vectoriales subtropicales como el dengue, la malaria o la encefalitis. El sector de las aseguradoras puede ser uno de los que más rápida e intensamente se vea afectado por los cambios climáticos. Las tormentas e inundaciones tendrán un considerable impacto sobre las ramas del seguro del 29 ámbito patrimonial e industrial así como aquéllas que realicen coberturas frente a incendios. Objetivos Desde el Gobierno, se entiende la Adaptación como la respuesta a mediolargo plazo para minimizar los impactos del cambio climático y explotar las oportunidades que ofrece a nuestro país. De esta forma, el objetivo último de todas las actuaciones en esta materia, en el marco del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC), consiste en integrar la adaptación al cambio climático en la planificación de los distintos sectores socioeconómicos y sistemas ecológicos. En este sentido, es necesario incorporar en la estrategia española de I+D+i las necesidades más relevantes en materia de evaluación de impactos del cambio climático y transmitir la información así como promover la participación entre todos los agentes implicados en los distintos sectores y sistemas, con objeto de integrar en las políticas sectoriales la adaptación al cambio climático. El éxito en el cumplimiento de los objetivos impuestos en materia de adaptación será mayor cuantos más sectores y sistemas realicen evaluaciones y más medidas regulatorias, planificadoras y de ejecución tengan en consideración la adaptación al cambio climático. Actuaciones Las medidas de adaptación están orientadas a identificar en cada uno de los sectores y sistemas afectados por el cambio climático sus vulnerabilidades y oportunidades. La mayoría de las actuaciones es esta materia se enmarcan dentro del PNACC, y se realizarán mediante Programas de Trabajo elaborados por la Oficina Española de Cambio Climático y aprobados por la Comisión de Coordinación de Políticas de Cambio Climático (CCPCC). El primer Programa de Trabajo del PNACC se centra en la generación de escenarios climáticos regionales, la evaluación del impacto del cambio climático en los recursos hídricos, en la biodiversidad y en las zonas costeras. Hasta 2012 deberán abordarse los restantes sistemas ecológicos y sectores socioeconómicos. 30 En general, las actuaciones en materia de adaptación se centran en la evaluación de impactos en todos los sectores y la investigación de posibles escenarios climáticos futuros. Esto es así, por que este campo de actuación, a diferencia de la mitigación, todavía se encuentra en una fase muy incipiente y necesita nutrirse de conocimientos para poder materializar actuaciones a mediolargo plazo, desde construcción de nuevas infraestructuras a cambios en las variedades de cultivos, que no sólo permitan afrontar los retos que supone el cambio climático sino también aprovechar las oportunidades que ofrece. 31