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Lunes, 7 de Abril Cinco sentidos. La Resurrección de Jesús nos da unos ojos nuevos, una nueva forma de ver la vida, de actuar, de ama. Usemos los sentidos con esta nueva luz: Usa tu vista, para ver la belleza de la vida, para ver el interior de las personas. No los uses para criticar maliciosamente cómo se ven o se visten los demás, o para juzgar a las personas, sólo por sus apariencias. oídos Usa tus , para escuchar a tu prójimo, y poder ofrecerle una palabra de aliento, para escuchar los sonidos agradables que te ayudan a olvidar las dificultades y edifican tu interior. No los uses como un arma, o para escuchar cuando se habla mal de los demás. Usa tu olfato para percibir el olor de las flores, del perfume, del amor. No lo impregnes con los malos olores como lo son el odio, el egoísmo, la traición. Usa tu gusto para saborear el triunfo de tus metas alcanzadas, de los logros obtenidos con esfuerzo y dedicación. No lo uses para saborear las derrotas de otros. Usa tu tacto para sentir y dar amor, para tocar a las persona con tus deseos positivos, con tu caridad. No lo uses para pedir injustificadamente. A veces miramos sin ver, oímos sin escuchar, olemos sin percibir, probamos sin saborear, tocamos superficialmente. Usa tus sentidos sabiamente, no se trata de cuántos tengas, sino de cómo los utilizas. Martes, 8 de Abril OLER A DIOS A un Maestro Espiritual le preguntaron en qué consistía eso de experimentar y vivir la fe. Él sin pensárselo dos veces contestó: “Consiste en oler a Dios”. Viendo la extrañeza que causó su respuesta, la aclaró mejor contándoles esta historia: “Un día Dios llamó a tres personas y le regaló a cada una un pequeño frasco que contenía el perfume de la Vida Eterna. La primera de ellas, abrumada por tal regalo del mismísimo Dios, fue corriendo a por una cadenita de oro para colgarse el pequeño frasco del cuello. Eso le recordaría a Dios y le haría tenerlo siempre presente. La segunda marchó deprisa a su casa, derramó el perfume en un recipiente y comenzó a analizar su composición química hasta obtener la fórmula. Se la aprendió de memoria e hizo que los demás se la aprendieran para que supieran en qué consistía el perfume de la Vida Eterna. La tercera persona abrió el pequeño frasco y vació todo el Perfume sobre su cabeza y se marchó a perfumar el mundo”. Terminada la Historia preguntó: “¿Quién de los tres dejó de oler como hombre para oler a Dios?”. Los que le escuchaban contestaron evidentemente que el tercero. Y él añadió: “Pues en eso consiste experimentar y vivir la fe: en oler a Dios”. No se trata de composiciones químicas, de adornos que nos recuerden a Dios, se trata de que los demás puedan olerlo, sentirlo, verlo, a través de nuestras vidas ¡QUE PASES UN BUEN DÍA! Miércoles, 9 de abril SED HIJOS DE LA LUZ ¿Han visto nuestros ojos la luz? Pues caminad hacia ella. Dejaos inundar por esta luz; vuestros ojos, vuestro rostro, vuestras manos, vuestro corazón... Todo vuestro ser lleno de luz. Brillad como una luna recibiendo el resplandor de esa Luz. La vida la dan la lucha, el gozo y la búsqueda de la Luz, el conocimiento y la verdad. ¡Dios da la vida! ¡El amor da la vida! ¡Y la vida se da a sí misma! Sed gente despierta, sabios de verdad, sencillos de corazón, con inteligencia para conocer el corazón del hombre, vuestro propio corazón. Dejaos seducir por la luz. Caed rendidos a sus pies como el cántaro sediento de agua fresca. ¡No cerréis los ojos! ¡Hay una luz para ver, para vivir de verdad! Y esa Luz es la presencia de Dios, la presencia de los hijos de la Luz. Dejad todos los caminos abiertos para que la luz, y lo nuevo, y la alegría sean vuestros, para que sea vuestra la vida. Amén. Jueves, 10 de abril CAMINO DE EMAUS (Lc 24,13-35) Aquel mismo día, dos de ellos iban camino de una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén y conversaban de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos, pero algo en sus ojos les impedía reconocerlo. Él les preguntó: — ¿Qué conversación es esa que os traéis por el camino? Se detuvieron cariacontecidos, y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó: — ¿Eres tú el único peregrino en Jerusalén que no se ha enterado de lo ocurrido estos días en la ciudad? Él les preguntó: — ¿De qué? Le contestaron: —Lo de Jesús Nazareno, profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo. Cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el liberador de Israel. Pero, además de todo eso, con hoy son ya tres días que ocurrió. Algunas mujeres de nuestro grupo nos han dado un susto fueron muy de mañana al sepulcro y no encontraron su cuerpo. Volvieron contando que habían visto una aparición de ángeles que les han dicho que estaba vivo. Y algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron tal y como habían dicho las mujeres. Pero a él no le vieron. Entonces Jesús les replicó: — ¡Qué torpes sois y qué lentos para creer en todo lo que dijeron los profetas! ¿No tenía el Mesías que padecer todo eso para entrar en su gloria? Y tomando pie de Moisés y los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura. Cerca ya de la aldea donde iban, hizo ademán de ir adelante, pero ellos le apremiaron diciendo: —Quédate con nosotros, que está atardeciendo y el día va ya de caída. Él entró para quedarse con ellos. Estando recostado con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo ofreció. Se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció de la vista. Entonces se dijeron uno a otro: — ¿No estábamos en ascuas mientras nos hablaba por el camino haciéndonos comprender la Escritura? Y levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron a los once con los demás compañeros, que afirmaban: —Realmente, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón. Ellos, por su parte, contaron lo acaecido por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. El encuentro con Jesús hace que arda nuestro corazón, nos anima a caminar, a anunciar, a amar, … Los discípulos reconocieron a Jesús al partir el pan. ¿Cuándo lo reconocemos nosotros? ¿Hacemos que los demás reconozcan a Dios por medio de nuestras obras, de nuestra ayuda, de nuestra alegría,… a través de nuestra vida? Viernes, 11 de abril LA MANO Un editorial, en el Día de Acción de Gracias, habló de una profesora que pidió a sus alumnos de primero año que hiciesen un dibujo de alguna cosa con la cual estuviesen agradecidos. Ella pensó que seguramente todos ellos eran hijos de familias pobres no tendrían mucho que agradecer, así que dibujarían platos de comida, o alguna cosa por el estilo. Sin embargo, la profesora quedó sorprendida con el dibujo que hizo uno de sus alumnos... Era una mano, dibujada de forma sencilla e infantil. Pero, ¿de quién era la mano? Toda la clase quedó encantada con aquel dibujo. "Creo que debe ser la mano de Dios", dijo un niño "No, yo creo que que es la mano de un granjero que está dando de comer de comer a las gallinas", dijo otro. Cuando finalmente todos volvieron a su trabajo, la profesora se aproximo a su alumno y le preguntó de quien era la mano. "Es su mano, profesora" -murmuró él. Entonces la profesora se acordó que, en varias ocasiones, en el recreo, ella le había cogido de la mano a él, que era un niño raquítico e desamparado. Ella hacía esto frecuentemente con los niños. Pero aquello significaba mucho para este alumno. Tal vez esa debería ser la acción de gracias de todos, no por las cosas materiales que nos dan, sino por la oportunidad de todas las cosas pequeñas con las que nos podemos dar a los otros A veces se nos olvida agradecer los pequeños detalles que la gente tiene con nosotros, estemos atentos y veremos como descubrimos muchos regalos que los demás nos hacen cada día y seamos agradecidos.