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ALTERNATIVAS LOCALES ANTE EL JUEGO MUNDIAL DE LAS RSC (Sin Responsabilidad Social no hay salvación para el capital) Tomás R. Villasante, Tomás Alberich, Ángeles Espadas I. CONTEXTOS Y POSICIONES DE LA RSC. En los últimos años hablar, escribir y publicar sobre la Responsabilidad Social Corporativa o empresarial (RSC o RSE) se ha convertido en algo más que una moda: El Gobierno, con la participación de la CEOE y los sindicatos, han anunciado la creación de un Consejo Estatal de Responsabilidad Social Empresarial (RSE, oficialmente se utiliza más que RSC - Responsabilidad Social Corporativa, aunque este último término es el más conocido internacionalmente, copiado del inglés CSR). Este Consejo fomentaría la RSC en el mundo empresarial, a la vez que regularía lo que es y canalizaría la participación, recogiendo la opinión de algunos sindicatos y asociaciones. La Unión Europea y la ONU han promovido encuentros y conferencias sobre el tema, de los que han salido propuestas concretas y útiles códigos de conducta para el mundo empresarial. Basta para comprobarlo con navegar un rato por internet. Ver, por ejemplo, los Principios del Pacto Mundial de Naciones Unidas para las empresas y las recomendaciones del Foro Europeo Multistakeholder para la Responsabilidad Social Corporativa (junio 2004). Los stakeholders son todos los grupos de interés con quienes actúan las empresas y de los que se quieren recoger sus expectativas y retransmitir una nueva cultura empresarial (trabajadores sindicatos, proveedores, consumidores, autoridades públicas, organizaciones cívicas,...). Algunas de esas propuestas internacionales son claramente plausibles (y positivas), en cuanto que se pueden esquematizar en una recomendación a las empresas para que defiendan los Derechos Humanos, el medio ambiente, la no discriminación,… En el campo universitario español y en el de la formación es algo más que “un tema” que se haya ido incorporando a la enseñanza de las Ciencias Empresariales: está también presente en la formación en Ciencias Económicas, Marketing, formación del Tercer Sector,... Se han ido desarrollando cursos específicos y, al menos que conozcamos, se ha creado una nueva cátedra sólo para el tema (Cátedra en Análisis de la Responsabilidad Social de la Empresa, de la Universidad Antonio de Nebrija). No es objeto de este artículo hacer un repaso de la omnipresencia actual del concepto ni de su origen y evolución en las últimas décadas, si no más bien de cuales son sus causas originarias y principales “posiciones” o líneas de desarrollo sobre todo en el campo del desarrollo local, a partir de los tetralemas que se citan posteriormente, y algunas reflexiones y propuestas. Antes de eso sólo recordemos que el tema de la filantropía empresarial es bastante antiguo, tanto como el capitalismo mismo tal cual es. Al menos está constatado que lleva existiendo desde el siglo XVIII o XIX, según los lugares y con diferentes acepciones. Bauman, Z. (2006: 29) nos recuerda que: “Los filántropos [eran] considerados por sus contemporáneos como ‘socialistas utópicos’ y por esta razón aplaudidos por algunos como pioneros de la reforma moral, mientras que otros los contemplaban con sospecha y los sometían al ostracismo por subversivos... Los filántropos con motivación ética nunca pasaron de ser un fenómeno marginal respecto al movimiento principal del desarrollo capitalista. Pronto se puso de manifiesto que nadaban contracorriente...”. Es decir que estas actitudes han estado siempre presentes pero de una forma minoritaria. Una de las aparentes diferencias respecto de la actualidad es el paso progresivo desde una posición marginal a mayoritaria (en cuanto al discurso) dentro de lo que podríamos denominar como empresariado moderno. Pero es que ese empresariado y este tipo de capitalismo es, como veremos y hay que recordarlo aquí, sólo una parte del conjunto. Para enmarcar de donde nace semejante criatura -RSC- con tan acelerado crecimiento, recordemos brevemente la evolución de nuestra sociedad en las últimas décadas y cómo se han ido desarrollando diferentes posiciones dentro de lo que algunos, para simplificar, seguimos denominando “sistema capitalista”: Con la caída del Muro del Berlín (1989) se escenifica la victoria en la guerra fría de un bloque sobre el otro, que huye desordenadamente en su retirada. El sistema capitalista mundial, dirigido por una única superpotencia, ha triunfado (poco después se le empezará a llamar globalización, término más asumible que otros). El libre mercado y sus instituciones internacionales (FMI, Banco Mundial, GATT -luego Organización Mundial de Comercio -OMC,...) se imponen sin mayor resistencia. La posición “liberal” representada sobre todo por Estados Unidos, pero también por la Unión Europea, Japón,... se posicionan como vencedoras en todos los campos, también en el ideológico. Y permiten la convivencia en su seno de las opciones de los regímenes de “capitalismo autoritario”, aparentemente liberales en su base de libre mercado y muy controladas en los niveles políticos y macroeconómicos, como son los existentes en China, buena parte de los países del próximo oriente, la mayoría de los africanos, parte de los asiáticos,... No es algo nuevo para el sistema capitalista liberal, que no solo ha tolerado si no que en muchas ocasiones ha fomentado, cuando no directamente ha construido dictaduras que protegieran sus intereses de las amenazas socializantes, protegiendo un seudo libre mercado en Latinoamérica (golpes de estado de Chile, Argentina,...), protección a Araba Saudí y teocracias cercanas, regímenes corruptos de la península Indochina, Indonesia, etc. Es decir, y en resumen, si a todos estos les sumamos los países con régimen autoritario de la antigua URSS, constituyen la mayoría de los países del planeta que o son dictaduras o podríamos rescatar el término de “dictablandas”. A partir de esta victoria indiscutible sobre el bloque comunista ocurre que, por un lado, el país primera y ya única potencia mundial realmente existente, necesita nuevos enemigos (que no tarda en encontrar en la “amenaza terrorista”) y, por otro, y esto es más importante para el objeto de estas reflexiones, comienza la mayor ofensiva histórica contra el denominado Estado de Bienestar. Si se ha discutido mucho sobre la tesis de que uno de los factores que contribuyeron a la creación y desarrollo de este sistema de protección del bienestar fue precisamente que sirviera para contener a las masas obreras frente al posible espejismo ilusionante de las revoluciones socialistas de la URSS, China, etc., junto a evidentes necesidades internas de desarrollo del capitalismo de consumo, por las crisis de sobreproducción del capitalismo, la “prueba del nueve” la vimos a finales de los 80: paralelamente al debilitamiento del bloque alternativo soviético, el clan Thatcher- Reagan, desde su posición ideológica mundial predominante, trabajaba infatigablemente para acabar con los sistemas de protección social del Estado de Bienestar, con privatizaciones a todos los niveles y reducción del propio Estado (Social), que permitiera dar un paso adelante en la tasa de beneficios de las empresas en general y de las grandes corporaciones mundiales en particular, ampliando su cuota de mercado y su poder a nivel mundial. Ya que aparentemente “no hay alternativa posible” al sistema capitalista, se consiguió instaurar el “pensamiento 2 único” planetario. ¿Para qué guardar las apariencias de un estado protector?, lo mejor es el libre mercado total, absoluto y a todos los niveles. La globalización había llegado. Las consecuencias de este proceso son bien conocidas. Brevemente, algunas de ellas: aumento de las desigualdades internas (en las empresas), incremento de las desigualdades económicas y sociales nacionales, internacionales y mundiales. Ya en los años noventa se dijo que el capitalismo había ganado la guerra fría pero que iba camino de perder la “guerra” contra el hambre y la miseria, contra la pobreza, el deterioro del medio ambiente, etc. Aunque algunos nos preguntamos ¿y cuándo tuvo este sistema algún interés en acabar con estas precisamente denominadas plagas? (como si fueran por causa de alguna maldición). Como sistema nunca se lo planteó, aunque haya personas o doctrinas que lo hayan enunciado al menos como deseo. El desprestigio del sistema fue en aumento. La instauración de los nuevos sistemas de capitalismo salvaje a la vez que autoritario en Rusia y países excomunistas, las nuevas hambrunas y las guerras de exterminio en África y otras zonas, ligadas a la explotación de minerales y materias primas estratégicas (diamantes, oro,...), fuentes energéticas y por el petróleo, la implicación de las empresas multinacionales europeas y norteamericanas en el fomento de las guerras civiles y por el control de la energía; los nuevos escándalos de corrupción internos al sistema y por la ingeniería contable de Enron, Parmalat, Worl Com,… las catástrofes ecológicas de Bhopal, Exxon Valdez, Prestige,... el pinchazo de la burbuja especulativa empresarial-financiera ligada a las nuevas tecnologías y a las nuevas especulaciones (la reciente burbuja inmobiliaria por ejemplo), la corrupción político-empresarial, junto al permisivo sistema de transacciones internacionales que permite o tolera el tráfico de armas y de objetos paralegales (obras de arte, drogas, personas...), junto a la existencia creciente de los paraísos fiscales para la evasión de impuestos de las grandes fortunas, incluso en el interior de la Unión Europea, el escándalo de la explotación infantil en Asia para la fabricación de ropa y material deportivo para nuestro consumo, etc. conforman el panorama del sistema en los años noventa (un articulista se llegó a preguntar: “por favor ¿es que se quieren cargar al capitalismo desde dentro?”). ¿Cuáles fueron las respuestas? 1. Por un lado las propuestas de “Desarrollo Sostenible”, económico, social y medioambiental, a partir de 1992 (Cumbre de Río), principalmente a desarrollar por los Estados y las administraciones públicas (Agendas 21). 2. Por otro lado era necesario instaurar una nueva filosofía empresarial, una nueva ética en el libre mercado: la RSC. 3. Y en tercer lugar, en el triángulo de los tres sectores, formado por los citados Estado y Mercado, nos faltaba por el lado de los de abajo el Tercer Sector, los ciudadanos ¿qué hacer? La respuesta vino con la creación de nuevas ONG, nuevos movimientos de solidaridad que recorren imparables el mundo occidental desde los años 90: el movimiento del 0,7%, las organizaciones no gubernamentales de cooperación y ayuda al desarrollo y las nuevas asociaciones de voluntariado, como nueva base del sistema y que es o quiere ser a la vez alternativa, aunque sea light, asumible, al propio sistema. Por lo tanto y como conclusión de esta introducción, ¿cuales son las posiciones predominantes en el sistema capitalista actual? No podemos hablar del desarrollo local como algo aislado de la evolución mundial. Las Agendas Locales 21, la actuación de muchas ONG, la mayoría de las experiencias alternativas, han venido surgiendo desde lo local. No hay contradicción entre el reforzamiento global y las iniciativas locales: la “glocalización”. Johan Galtung (1984) nos enseñó a pensar de manera compleja ante las simplificaciones de los modelos. Antes de la caída del muro de Berlín ya nos indicaba 3 un “tetralema” donde otros muchos solo veían un dilema entre la URSS y USA. Así sobre el eje horizontal dónde se ponían las dos potencias (Rojo, a la izquierda la URSS, y Azul a la derecha USA) el situaba en un polo superior el Amarillo de Japón y China (mucho estado y mucho mercado al tiempo), y en el extremo inferior el Verde de los movimientos eco-pacifistas mundiales (poco estado y poco mercado, que hoy llamaríamos “otro mundo es posible”): Mucho Estado y Mercado AMARILLO Planificación de Estado ROJO Mitad Estado, mitad Mercado Lógica de Mercado AZUL VERDE Poco Estado y poco Mercado Aparece así un rombo de posiciones o modelos de referencia, donde cabe intercalar muchas posiciones concretas que han ido evolucionando en este cambio de siglo. En la parte superior de este esquema hay un triángulo, entre el Amarillo, el Rojo y el Azul, en el que podemos inscribir hoy nuevas posiciones que están en pugna entre la lógica dominante del Fondo Monetario Internacional (FMI) o la Organización Mundial del Comercio (OMC), y la competencia entre China y USA situada en los lados del triangulo. En la base estaría una cuarta posición de aquellos países que quieren salvar un capitalismo con Responsabilidad Social Corporativa. Brevemente podemos identificar estas posturas, para situar la RSC dentro de su contexto de aparición, en la época de la globalización, como un factor no accidental o esporádico si no que responde a unos juegos de fuerzas más amplios, y en lucha entre sí: 1.- Capitalismo Globalizado, predominante en buena parte del planeta. De esta lógica de hacer las cosas forman parte del sistema mundial: los movimientos especulativos de capitales y la especulación artificiosa para alterar los precios (cuyas nefastas consecuencias sobre la energía y los alimentos hemos visto también en 2008), los paraísos fiscales bien situados en todos los continentes, el tráfico de armas, de drogas (legales e ilegales), objetos de arte y de antigüedades, tráfico de personas… y en general las transacciones económicas ilegales y a-legales que en su conjunto significan buena parte del movimiento económico mundial. Las Corporaciones Transnacionales y muchas multinacionales1 que, en su conjunto, controlan el BM y el FMI formarían parte de esta lógica. Vemos aquí su parte legal y pública pero son las dos partes de la misma moneda que se ayudan mutuamente: las corporaciones mundiales funcionan en la legalidad pero buena parte de sus beneficios provienen de negocios seudo-legales y después se guardan en paraísos fiscales (o en fundaciones familiares como las de Liechtenstein). Su lógica -y sus 1 Distinguimos aquí entre las grandes corporaciones transnacionales, cuya lógica es mundial y que les da lo mismo el país o la nacionalidad donde actúan, su objetivo único es el beneficio para sus propietarios o accionistas, y las multinacionales, empresas que asentadas en diversos países pero que su sede central y sus beneficios principales van hacia el país que las vio nacer, es decir su accionariado principal tiene aún una cierta identidad nacional. 4 intereses- no es nacional es mundial. No parece que aquí quepa hablar de RSC. Lo local aquí casi no cuenta. 2.- Capitalismo de Estado, (Economías mixtas público-privadas). Capitalismo de base social empresarial en el libre mercado por la base en regímenes autoritarios o en dictaduras que fueron de izquierdas o proteccionistas (China principalmente). Que propugnan un Estado fuerte, con rasgos autoritarios y algunos sistemas protectores para la población. Hay bastantes estados autoritarios y sólo formalmente electorales que conviven con el sistema de mercado, sin que parezca que les interese mucho hablar de la RSC. Estos estados dicen atender ellos lo local, por lo que las empresas no deben preocuparse. 3.- Capitalismo Neoliberal. Preconizado por los “neocons” USA, posiciones del Partido Republicano y de los partidos más situados a la derecha en los diversos países. También en países como Rusia, o Pakistán, etc. aparecen estas posiciones en versiones más autoritarias, o a veces un poco más abiertas en la India y otros países emergentes, con posturas más “nacionales” o nacionalistas (defensa de un “capitalismo nacional abierto al libre mercado mundial”). El dogma de que el mercado todo lo regula bien es quien preside esta lógica, y por lo mismo la RSC no parece que esté propugnada tampoco por este modelo. La consecuencia, como en los anteriores, es la lucha frontal por la supervivencia caiga quien caiga, y creemos que con poco futuro para ellos mismos y para la humanidad. Lo local es sólo un dato más. 4.- Capitalismo auto-regulado. El capitalismo en países históricamente desarrollados (principalmente Unión Europea, demócratas norteamericanos, algunos posiciones de otros países como Japón,…) donde las empresas quieren un nuevo prestigio. El sistema no para de inventar nuevas estrategias para no sólo vender más y mejor, sino también “convencer” más. En estos países, los ideales de justicia, democracia y estado protector de los derechos humanos tienen gran importancia, a pesar de sus evidentes diferencias entre ellos. Y es en ellos donde la idea de una nueva ética para unas nuevas empresas, más humanas, más sociales, más responsables,... ha prendido con fuerza. Con la fuerza de ser su salvación interna y externa. De sustituir a un Estado de Bienestar que ha ido a menos y en que “lo público” y “lo local” ha sido desprestigiado sistemáticamente durante varios lustros. Ahora serán las empresas, mediante la solidaridad, el voluntariado,… las que sustituirán a los ideales de justicia social y estado redistributivo. Donde la socialdemocracia y las ideas progresistas avanzadas han encontrado en la RSC toda una línea de presente vendible y de futuro inmediato esperanzador, ante el desprestigio reinante en que se había subsumido la economía capitalista de finales de siglo. Se muestran como la mejor alternativa socialdemócrata tanto al Estado como al Mercado sin regulación. En esta línea se situarían las propuestas del Partido Demócrata norteamericano y las “nuevas cruzadas” de Al Gore, Billy Gates,… junto a las posiciones de los citados partidos socialdemócratas y de los centristas. Tenemos así un tetralema, cuatro alternativas dentro del capitalismo que son a su vez cuatro líneas estratégicas diversas, dentro todas ellas del pensamiento único, es decir, dentro del triangulo superior del rombo de Galtung, las posiciones que no ponen en cuestión el sistema de acumulación actual del capital (y que, por ejemplo, se reúnen todas ellas para debatir ampliamente en el foro anual de Davos): 5 Capitalismo Globalizado (especulación financiera,…) Capitalismo de Estado. (autoritario y protector) Capitalismo Neoliberal (neocons y autoritarios) Capitalismo auto-regulado (Estado de Bienestar a la baja, R. S. C. en alza) DIVERSAS POSICIONES DE RSC Dentro de la RSC también tenemos diferentes líneas y posturas. Desde su nacimiento ha estado presente la sospecha de que para algunos sólo pretendía ser un lavado de cara para las empresas o una nueva estrategia de marketing empresarial. Así lo podemos apreciar incluso en muchas de las definiciones que circulan sobre la RSC. Veamos, por ejemplo, lo que dice la Wikipedia (2008): “La Responsabilidad Social Corporativa (RSC), también llamada Responsabilidad Social Empresarial (RSE), puede definirse como la contribución activa y voluntaria de las empresas al mejoramiento social, económico y ambiental con el objetivo de mejorar su situación competitiva y su valor añadido. Las empresas han comenzado a adoptar la RSC no sólo como resultado de presiones de los consumidores, los proveedores, la comunidad, las organizaciones de activistas, los inversionistas, etc. (también llamados en conjunto stakeholders); la RSC es también una actividad estratégica adicional en la competencia comercial. La empresa desempeña un papel muy importante en la vida de las personas no sólo como generadora de empleo y de riqueza, sino como agente de desarrollo en las comunidades en la que están insertas. Las grandes empresas son conscientes de ello y aprovechan las expectativas que genera la RSC para obtener ventajas competitivas (ayudan ayudándose). La filantropía corporativa ha dejado de ser una actividad autónoma confiada a una fundación y cada vez más forma parte de las estrategias que contribuyen a realizar el objeto social de la empresa.” La definición es suficientemente explícita. Así, dentro de las RSC que se desarrollan en la actualidad, podemos también distinguir cuatro líneas principales que formarían un nuevo tetralema. Estas posiciones están más cerca de la base del tetralema de Galtung, y suelen darse a partir de experiencias más locales, pero no solo dentro de la acumulación de capital como única salvación. Si no en diversas modalidades de auto-regulación del mercado, entre diversas formas de actuación empresarial y diferentes maneras de participación de la propia sociedad: 6 “Capitalismo de ficción” RSC como puro marketing Desgravar impuestos Filantropía que desgrava (RSC y acciones de caridad) Economía local endógena Administración endógena (RSC es parte del desarrollo local) Planes Comunitarios Plataformas de movimientos sociales RSC en alternativas de cambio, desbordantes/transformadoras “Capitalismo de ficción”. RSC como puro marketing Vicente Verdu (2003) nos comenta en su libro las nuevas estrategias del capitalismo, basado en la presentación e innovación constantes de ficciones, que son muy útiles para las formas actuales de acumulación de capital. Tendríamos en esta línea a las principales empresas multinacionales, también a las españolas. Desde Repsol YPF que nos “vende” sus proyectos en Latinoamérica como lo mejor para el medio ambiente, para la protección de la naturaleza y el desarrollo de estos países y de sus comunidades (incluidos sus nuevas explotaciones en la selva....), igualmente a las grandes empresas eléctricas. También tendríamos los telemaratones solidarios televisivos o el “hazte donante de Carrefour” para acciones de solidaridad (cuando ibas a pagar la compra, personal de la empresa te preguntaba si además querías dar un donativo para la Fundación Carrefour). También casos como el de la tabacalera Fortuna que anunció el 0,7% de su facturación para ayuda al desarrollo. Sólo alguna ONG picó el anzuelo. El Código de Conducta de la Coordinadora de ONGD puso coto a estas prácticas. Los ejemplos de las contradicciones en estas campañas de puro marketing serían numerosos. Sólo uno más: cuando entramos en los nuevos coffe-shop de Starbucks nos anuncian mediante grandes fotos de escenas de la naturaleza (con personas en la selva...) su compromiso ético y la dedicación de parte de sus beneficios a ayudas al desarrollo, además el café que compran responde aparentemente a criterios de “comercio justo” y regalan folletos diversos sobre sus compromisos en RSC: con el medio ambiente, la equidad, salud, diversidad y certificación de Comercio Justo, incluso un tríptico con los indicadores utilizados y sus resultados en los últimos años; esto nos les impide que todo el café que sirven lo hagan en recipientes desechables (tazas, vasos , cubiertos... de papel o plástico), reduciendo así sus gastos en personal y convirtiéndose en las cafeterías que más basura generan, con sus consecuencias en contaminación, gasto energético... 7 Filantropía que desgrava (Desgravar impuestos: RSC y las acciones de caridad) Hay prestigiosas empresas españolas y europeas que han querido dar un paso más. Que no sea sólo marketing sin escrúpulos. Así han actuado sobre todo en la creación de Fundaciones para actuaciones internas y algunas externas. En ellas ha tenido importancia la base ideológica de muchos de sus dueños o directivos (solidaridad cristiana, socialdemócrata...) que han querido imbuir a sus corporaciones de toda una línea de desarrollo de filosofía empresarial, encontrando fácilmente una comunión entre sus ideas, los proyectos de caridad o asistenciales y la desgravación de impuestos para sus empresas, mediante el patrocinio. Por ejemplo tendríamos la Fundación de FCC dirigida por Esther Koplowich (creación de residencias para mayores y personas con discapacidad), Paideia creada y dirigida por ... (ex esposa de Amancio Ortega, dueños del imperio Inditex) En general se trata de acciones puntuales muy “focalizadas” a sectores muy concretos de la población, y que no afectan a un cambio importante o estructural en las sociedades. Incluso el ejemplo de la Caja de Navarra, que propugna los Presupuestos Participativos para dotar de servicios a determinados barrios de Pamplona, o de actuaciones a diferentes colectivos, van más allá que muchas administraciones públicas (que se resisten a que sea la ciudadanía quien decida sobre alguna parte de los presupuestos de inversión). Esta Caja permite que la gente que mete sus ahorros en ella pueda proponer acciones sociales con parte de los beneficios obtenidos, que de todas maneras su obra social debería acometer, pero de esta forma hay muchos colectivos y ONG que invitan a meter los ahorros en esta Caja y al tiempo que se apoyen sus proyectos. Se entra así en una competencia entre entidades y proyectos muy puntuales y locales, pero no deja de ser un tipo de participación de la sociedad en decisiones de la empresa. Administración endógena Economía local endógena. Pymes y RSC como parte del desarrollo local Las pequeñas empresas, las PYMES, y especialmente los comercios y microempresas con arraigo local han practicado desde siempre la RSC en algunos de sus postulados, antes de que se inventara con este nombre. La colaboración en iniciativas sociales, culturales, deportivas… por parte de comerciantes y del empresariado local es una tradición en nuestro país. Evidentemente esto ha ido parejo a la búsqueda de un prestigio. El que el origen haya sido más en unos casos como una forma de marketing y en otros por una solidaridad local, de “creérselo”, es difícil de distinguir y tal vez sea lo menos importante. El hecho está ahí y es lo interesante a reseñar. No existe en nuestro país un municipio, un pueblo de más de un centenar de habitantes o un barrio de una gran ciudad (que suman bastantes miles de unidades de población) en que algunos de los empresarios locales no colaboren permanentemente con las fiestas patronales u otros festejos, el club de fútbol u otros deportes, actividades culturales, actos sociales o campañas de solidaridad ante algún suceso o desgracia local... A veces simplemente sufragando anuncios, otras apareciendo directamente como patrocinadores o esponsors, regalando los trofeos, aportando sus cuotas, etc. Todo este proceso, con tradición de bastantes décadas en algunos casos, ha contribuido también a desarrollar la identidad local y una cultura propia de cada barrio, pueblo o grupo de población. 8 El desarrollo en los últimos años de la nueva prensa local gratuita y la comunicación con publicidad por internet ha favorecido estos movimientos económicos endógenos y deberían ser objeto de estudio. Con sus aspectos positivos y negativos: las administraciones públicas, y especialmente las autonómicas y locales, han multiplicado los gastos en publicidad. No hay día en que no veamos en la prensa anuncios y noticias (a veces es difícil distinguir lo uno de lo otro) sobre actividades de solidaridad, voluntariado, cooperación... de empresas y administraciones. Hay en España 5.800 asociaciones empresariales registradas (Sarriegui, 2008, citando la base de datos de la consultora Korazza). ¿Cuantas de ellas son de carácter local o territorial? lo desconocemos. Si podemos afirmar que todas las conocidas practican algún tipo de RSC ¿En qué contradicciones se mueve el empresariado local? Muchas. Las multinacionales de la distribución, las grandes empresas y las franquicias se han comido ya buena parte del pastel del consumo y de los servicios. En estas la decisión de colaborar con iniciativas locales no depende del responsable de la empresa a nivel local, si no de la dirección de la compañía o de la cadena correspondiente. Aspecto que no ocurre con el empresariado local real y las microempresas, en que son ellos directamente y por su conocimiento mutuo los que deciden qué iniciativas y propuestas apoyan y cuales no. Su relación con el tejido social va a ser determinante. La relación con los ayuntamientos y administraciones de cada lugar también es importante e influyente. Una administración local puede (y debe) ejercer el liderazgo y arrastrar a buena parte del empresariado local en actividades sociales que le interesan a esa administración, muchas veces antes que las planteadas por asociaciones o movimientos sociales. El problema es que la captación de recursos solidarios constituye un nuevo campo de competencia, pareciendo que se “debe” competir por estos recursos, cuando lo que se debería de buscar es la colaboración y cooperación entre las administraciones públicas locales, el mercado (empresariado local) y las entidades ciudadanas. Poniéndose de acuerdo en que iniciativas de cooperación se apoyan y en cuales se puede participar directamente, y controlando así más fácilmente a donde van los dineros para cooperación (algo que siempre preocupa) y cuales son los resultados, tanto en los proyectos de cooperación exterior cómo en los internos de cada región y localidad. Planes Comunitarios Plataformas de movimientos sociales Hay algunos ejemplos en que iniciativas locales se plantean ir más allá de una aportación social como marketing, como desgravación o como una solidaridad local con el deporte, o con alguna causa social. En algunos casos se entiende que el desarrollo local ha de ser integral y sustentable, y por lo tanto con una cierta planificación de las acciones y basado en un auto-diagnóstico participativo desde la propia comunidad. Estas características se cumplen raramente, pero al menos hay diversas formulaciones que lo intentan, tanto en Europa como en otros continentes. Entre los casos más conocidos puede estar el de Villa El Salvador (en Lima, Perú), donde una comunidad que hoy pasa de 300.000 habitantes planificó participadamente desde un principio (años 70) su desarrollo urbano e industrial, partiendo de la más absoluta pobreza (el General Velasco Alvarado les dio un desierto al sur de Lima, sin agua ni recursos). Hoy han desarrollado un modelo de urbanización donde cada barrio tiene su centro de salud y educativo (más del 90% de superación del analfabetismo), sus zonas verdes e incluso parque y piscina pública, un importante sector cooperativo con una zona industrial a la que van a comprar muchísimas personas de Lima, etc. La Planificación comunitaria, o incluso regional, de tipo 9 endógeno se puede plantear con algunas características que desbordan las lógicas de acumulación capitalistas, dando prioridad a otros valores no mercantiles, siempre de manera participativa, integral y sustentable. La película el Milagro de Candeal ilustra la posición de Carlihnos Brown, como la de otros grupos musicales de Salvador de Bahía, que invierten buena parte de sus beneficios en la mejora de su barrio de origen, dentro de una concepción recuperadora de las tradiciones e identidades locales. La clave está en saber quién decide sobre las inversiones, y cómo se hace el procedimiento democrático participativo, para que no se reproduzcan clientelismos, etc. (En otros textos desarrollamos las metodologías que serían apropiadas). Por supuesto también en estos casos las cuatro alternativas en la RSC pueden estar en muchos supuestos interrelacionadas o son complementarias unas de otras. La multinacional Telefónica y Movistar, con sus fundaciones y acciones de solidaridad se encontraría principalmente en la primera opción de marketing. Sin embargo contrata a Carlihnos Brown para el lanzamiento mundial (en 2005/6) del nuevo logotipo Movistar, campaña en el que invierte más de mil millones de euros, constituyendo una de las campañas de marketing más costosas de la historia. Y Carlihnos interviene como artista planetario, suponemos que gustoso, para obtener fondos para su plataforma de desarrollo de Candeal, que sería un ejemplo de la cuarta posición, la más popular (a veces populista) de la RSC. (Ver, a este respecto, las experiencias y propuestas de la Red CIMAS en: www.redcimas.org) II. LA COOPERACION DE LA ADMINISTRACION, LA RSC Y LA CIUDADANIA. Queremos aportar unas vías por las que se puede avanzar que permitan transformaciones sustanciales de los modelos actuales de acumulación y despilfarros que pueden llevar al suicidio al actual sistema. Sin duda ignorar el conflicto en que nos estamos metiendo no es la mejor solución, pues los sistemas que no usan RSC son los dominantes, y con unas pocas empresas que usen la RSC y para aplicarla a casos muy singulares, no va a cambiar sustancialmente el deterioro ambiental y social. Sustituir al Estado por la filantropía de algunas empresas seguirá siendo poner parches a una situación que precisa de cambios más en profundidad, tanto por parte del Estado, como de las empresas, como de la propia ciudadanía. Hay experiencias que están funcionando a escala regional y local y que podrían generalizarse a ámbitos sectoriales o incluso de países. Nos referimos a una “esfera pública” donde pueden converger las administraciones locales, las RSC de aquellas empresas que pudieran estar interesadas, y la propia ciudadanía a través de sus asociaciones del tercer sector o incluso en formas no organizadas. ¿Puede haber un mercado en donde los intereses no sean maximizar la acumulación de capital, si no dar viabilidad a los intereses públicos? Además de las muy diversas formas de economía social, muchas de las cuales tienen como principal objetivo la creación de empleo y autoempleo. Por ejemplo, tenemos experiencias de acuerdos entre Ayuntamientos, Universidades y Asociaciones ciudadanas para hacer unos Presupuestos Participativos en una ciudad, o un Plan Comunitario de un barrio, o la co-gestión de Centros sociales, o una Agenda Local 21. Y todos salimos ganando con modelos de formación-acción que dan tan buenos o mejores resultados que una consultora clásica, o que unos funcionarios adscritos a un servicio. Obviamente el papel de la administración pública en el impulso y desarrollo de estos espacios de cooperación es fundamental. Tomemos como ejemplo uno de los 10 ámbitos más destacados en los que opera la RSC: la Acción Social, principalmente en el ámbito local y cotidiano, aunque del mismo modo podríamos referirnos al marco de las relaciones laborales de las empresas y a la dimensión medioambiental de la RSC. Las administraciones públicas que, mediante el principio de Responsabilidad Pública están obligadas a ejercer como garantes de los derechos de los ciudadanos en estos temas, comparten ahora el espacio amplio de la responsabilidad social con una multiplicidad de actores sociales. En este sentido habría que señalar una cuestión fundamental respecto de la RSC: a pesar de que ésta supone una ampliación del principio de responsabilidad dado que se incluye e impulsa e desarrollarla a organizaciones sociales distintas del Estado, no obstante se trata de una responsabilidad “obligatoria” únicamente desde el punto de vista ético (no legal), para estos otros actores. En ese sentido podríamos decir por tanto, que con la RSC el concepto de responsabilidad social cobra nuevas dimensiones pero que pueden propiciar un debilitamiento del principio de Responsabilidad Pública. En cualquier caso, las administraciones públicas pueden (y deben) desempeñar un papel muy importante respecto de la RSC, teniendo una especial oportunidad e incidencia en el ámbito local, tanto desde el punto de vista del ejercicio de sus responsabilidades directas como efectivamente, fomentando, impulsando y controlando la de otros actores sociales. Así se recoge por ejemplo en las orientaciones de los documentos de Trabajo del Grupo de Expertos en RSC2. Se señala que “es necesario que la administración pública asuma un papel activo a través de políticas de promoción hacia una forma de gestión más responsable con la sociedad y con el entorno (Ibidem, pág: 3)”. Estos planteamientos -aunque formulados todavía en estos documentos de un modo excesivamente genérico- implicarían a la administración no sólo como impulsor y facilitador del desarrollo de la RSE en las empresas sino también la asunción de tales principios dentro de la propia administración y en sus contratos, convenios compras y suministros. En este sentido, “el Estado puede instrumentar sus relaciones con la empresa teniendo en cuenta cuestiones de RSE dentro de la esfera de sus actuación como contratista, consumidor, inversor o agente financiero” (Ibidem, pág: 5) Así, teniendo en cuenta que el actual (y previsiblemente futuro) nivel de externalización de la gestión de los servicios de la administración pública es muy elevado, el desarrollo efectivo de estas medidas podría tener una repercusión muy directa y especialmente significativa en el ámbito local si la administración profundizase y ampliase su compromiso en esa dirección. Nos referimos a que las administraciones públicas, especialmente las locales, incluyan cláusulas en los contratos públicos de servicios, de compras y suministros que primen a las empresas y organizaciones que contemplen medidas reales de Responsabilidad Social Corporativa, cumpliendo éstas unos requisitos que pueden ir en un doble sentido: interno y de compromiso social con el entorno en el que opera la empresa (no sólo entendido éste como donaciones de una parte de los beneficios). - Desde el punto de vista de condiciones internas podríamos hablar de empresas y entidades que se sostengan : a) Relaciones laborales con sus trabajadores dignas y que respeten: - La conciliación de la vida familiar y laboral. - La igualdad de oportunidades. - La integración de personas con dificultades (personas con discapacidad, exclusión social,…) mediante el desarrollo de proyectos para ellos o favoreciendo su contratación. 2 Documento de la VI sesión de trabajo de expertos en RSC. Las políticas públicas de fomento y desarrollo de la Responsabilidad Social de las Empresas en España. Disponible en : http://www.mtas.es 11 - Que limiten la subcontratación. b) Que carezcan de ánimo de lucro. c) Que participen sus trabajadores. - Desde el punto de vista del compromiso con el entorno: - Respeto por el medioambiente, sostenibilidad. - Respeto a la diferencia y singularidad cultural. - Compromiso y arraigo local y comunitario tanto desde el punto de vista de la creación de empleo como de la inversión de los beneficios. - Participación de la ciudadanía en las decisiones. A nuestro entender, la observancia de estas condiciones puede tener un impacto muy considerable en el desarrollo local, tanto desde el punto de vista de la creación de riqueza y de la permanencia de ésta en el propio entorno en el que se genera, como desde el de la integración social de las personas y del desarrollo de los proyectos vitales de éstas. Máxime si tenemos en cuenta que una parte muy importante de los servicios públicos cuya gestión está siendo externalizada, es responsabilidad de las administraciones locales (tanto municipales como provinciales) y que se materializan en prestaciones básicas muy extendidas o de carácter universalista (véase por ejemplo los servicios sociales, de atención a la dependencia u otros servicios de proximidad de ocupación del ocio y tiempo libre de mayores, menores, etc.). En ese sentido la nueva Ley de Contratos del Estado3 abre un camino interesante ya que incluye -aunque de modo muy “tímido”- algunas posibilidades de las que hemos apuntado. A sí lo hace por ejemplo respecto de las empresas de inserción y de las que tengan en su plantilla personas con minusvalía; también para los casos de productos en los que exista la alternativa de Comercio Justo o -para las entidades sin ánimo de lucro en el caso de contratos de carácter social o asistencial 4 . No obstante todas estas cuestiones se establecen únicamente como condiciones meramente potestativas (“podrá establecerse preferencia en las cláusulas administrativas”) y en todo caso, cuando se de igualdad de condiciones económicas o técnicas que sirvan de base para la adjudicación. Por otra parte las recomendaciones del Grupo de Expertos señalan también respecto de las prácticas de su propia organización que, así mismo, “la administración pública debe ser ejemplarizante en sus actuaciones para con sus empleados, integrando a personas con discapacidad, cumpliendo los requisitos de accesibilidad e incorporando planes de igualdad” (pág. 9). Todas estas cuestiones, si bien es cierto que son fundamentales en el desarrollo de la función pública, a nuestro entender, no se deben ya vincular al concepto de RSC sino, como señalábamos antes, al cumplimiento efectivo de la legalidad y al principio de responsabilidad pública en materia laboral, medioambiental, de igualdad de oportunidades, etc. así como a las obligaciones de ordenación, control y tutela pública para con las entidades privadas y sociales. En definitiva, al cumplimiento de los derechos de los ciudadanos y de los valores constitucionales y obligaciones a que está sujeta la administración. Finalmente queremos llamar la atención respecto de otra dimensión muy interesante sobre la que convendría profundizar desde el punto de vista de la responsabilidad social y que también se señala en el documento del Grupo de Expertos en RSC citado anteriormente: la faceta de la administración como “inversor y agente financiero”. El tipo de entidades financieras y de “productos”con los que opera la administración es una cuestión que cobra también una especial importancia si tenemos 3 4 Ley 30/2007 de 30 de Octubre. BOE num.261 de 31 de Octubre de 2007 Disposición adicional sexta de la Ley 12 en cuenta la cantidad y complejidad creciente de las operaciones financieras que ésta realiza en la actualidad. En este sentido una de las líneas de profundización en la responsabilidad social de la administración sería impulsar para sus propias inversiones la elección de entidades y productos financieros (que ya existen en el mercado) que observan criterios ecológicos y sociales en sus inversiones y operaciones así como, en el ámbito local, que mantengan un compromiso explícito con el desarrollo de la comunidad de que se trate. En definitiva, la cooperación en materia de responsabilidad social entre los distintos actores sociales en el espacio local presenta interesantes oportunidades de transformación social. Pero para que no se queden estas experiencias en casos puntuales o puro marketing, hay que precisar cuales son las condiciones para que sean creíbles a medio y largo plazo. Lo primero es que sus objetivos no sean el ánimo de lucro, la acumulación de capital, sino la acumulación de más calidad de vida. Lo segundo es que sean participativas, es decir, que la ciudadanía tanto no organizada como organizada pueda decidir y controlar la ejecución durante todo el proceso. Lo tercero es que sean proyectos integrales de los principales ámbitos superando el sectorialismo de tal o cual disciplina. Lo cuarto es que atiendan a la sostenibilidad en el tiempo de lo que se esté ejecutando, de forma que beneficie a las siguientes generaciones. No siempre se pueden garantizar todas estas condiciones, pero al menos debemos tenerlas claras para no engañarnos a nosotros mismos. Una RSC que lo que pretenda sea seguir con el mismo patrón de acumulación de capital, puede que durante un tiempo dé algún beneficio concreto a la localidad, pero no conseguirá que el desarrollo local sea endógeno y que se auto-propulse, y supere la situación estructural de partida. Una RSC que no cuente con la participación de la población de manera real, puede que durante un tiempo convenza a algunos dirigentes, pero a la larga no será apreciada por la gente. Las redes sociales quieren ver hechos palpables donde ellos han influido y de los que sentirse protagonistas, y pueden compartir honores, pero no que se sientan que les han tomado el pelo con promesas o con pequeñas dádivas. Una RSC que no apueste por coordinar salud, educación, seguridad y cultura,… como un todo integral, acabará por darse cuenta de que no aprovecha las sinergias locales de todo ello. Y solo así podrá tener efectos duraderos y sustentables. Tomás R. 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