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Avances Radiología intervencionista Ricardo García Mónaco Osvaldo Velán Resumen. La radiología intervencionista es fundamental en el manejo diagnóstico y terapéutico de diversas patologías del tórax, por ser menos invasiva ha reemplazado a la cirugía en algunas circunstancias. En este capítulo se describe y se ilustra el papel de la radiología intervencionista comenzando con su rol en la patología vascular, pasando por los procedimientos percutáneos y finalmente se describen procedimientos terapéuticos de gran utilidad y de reciente implementación como la ablación por radiofrecuencia de procesos tumorales Introducción Procedimientos endovasculares La radiología intervencionista es útil para el diagnóstico y la terapéutica de los diferentes tipos de lesiones pleurales pulmonares y mediastinales. Las ventajas de las técnicas intervencionistas sobre las quirúrgicas se basan en su menor invasividad, los bajos índices de morbimortalidad, la escasa o nula necesidad de anestesia general, el menor costo y la atención ambulatoria o con internación mínima. Sus resultados son muy buenos en pacientes seleccionados, con indicaciones precisas y realizados por médicos experimentados, en un ambiente tecnológicamente adecuado. Los procedimientos diagnósticos y terapéuticos se realizan bajo una guía imagenológica, utilizando radioscopia, tomografía computarizada (TC), ecografía y sus combinaciones. Para acceder al tórax y realizar los procedimientos, las vías de acceso endovascular y percutánea son las más utilizadas. En este capítulo, se comentarán los alcances e indicaciones de las diferentes prácticas de la radiología intervencionista torácica, agrupándolas de acuerdo a la vía de acceso. El tórax es un amplio sector anatómico que abarca numerosos territorios vasculares: arterias pulmonares, bronquiales, pleurales y de la pared torácica, las venas pulmonares y sistémicas; todas ellas, pasibles de tener afecciones que pueden tratarse por vía endovascular. La función principal de la vascularización pulmonar es realizar la hematosis. Está compuesta por las arterias, capilares y venas pulmonares que se hallan comunicadas con el ventrículo derecho y la aurícula izquierda. Puede accederse a través del cateterismo selectivo, con un abordaje percutáneo de la vena femoral, yugular o braquial. La vascularización bronquial tiene como función principal irrigar la vía aérea y el intersticio, a partir de las arterias bronquiales que se originan en la aorta torácica. También otras arterias sistémicas como la mamaria interna, las intercostales, las diafragmáticas entre otras, pueden contribuir a la vascularización bronquial en situaciones patológicas. Se accede a todas ellas a través del cateterismo selectivo, con un abordaje percutáneo de la arteria femoral. 216 Avances | Tórax El territorio venoso sistémico torácico tiene como función principal recibir la sangre venosa corporal y derivarla a la aurícula derecha. Está compuesto por las venas subclavias, troncos innominados, vena cava superior (VCS) y sus respectivas venas tributarias. Se accede a través del cateterismo selectivo, con un abordaje percutáneo de la vena femoral, yugular o braquiales. Las técnicas de radiología intervencionista endovascular más utilizadas en la patología torácica son la embolizacion, la angioplastia con o sin stent y la repermeabilización endovascular mecánica y/o farmacológica. A continuación se abordará el rol de cada una de ellas en el manejo terapéutico de la hemoptisis masiva, las fístulas arteriovenosas (FAV) pulmonares, el tromboembolismo pulmonar (TEP), el síndrome de la VCS y para la extracción de cuerpos extraños vasculares intratorácicos. Se excluye el tratamiento endovascular de las patologías de la aorta torácica, por exceder el propósito de este capítulo. Embolización de la hemoptisis masiva La hemoptisis masiva, definida habitualmente como un sangrado mayor a 300 mL/24 h, constituye una emergencia médica con una mortalidad reportada de hasta el 75% con un tratamiento conservador. La causa de muerte suele ser la asfixia, a diferencia de las hemorragias en otros territorios, donde el compromiso vital depende de la exanguinación. El tratamiento clásico, la cirugía pulmonar en emergencia, presenta una elevada mortalidad (35%), razón por la cual, se ha dejado de practicar. Utilizada por primera vez en Francia por Remy y colaboradores, la embolización bronquial ha demostrado ser eficaz y segura para controlar la hemoptisis. Las causas de hemoptisis masiva son variables, siendo las más frecuentes las enfermedades inflamatorias crónicas como la tuberculosis, las bronquiectasias o la bronquitis crónica; también el cáncer bronquial o las metástasis de tumores hipervasculares, como el hipernefroma; en los niños o jóvenes la causa más frecuente es la fibrosis quística del páncreas con compromiso pulmonar. En el algoritmo diagnóstico del paciente con hemoptisis masiva es fundamental establecer el sitio de origen del sangrado y la etiología. Para ello, además de la anamnesis y el examen físico, son importantes los estudios complementarios como la radiografía simple de tórax, la TC, la broncoscopia y la angiografía bronquial. De todos ellos, la TC y la angiografía son los más relevantes, ya que permiten la evaluación del parénquima pulmonar, de los bronquios y de la vasculatura bronquial. La broncoscopia fue clásicamente considerada como el método primario para el estudio de la hemoptisis masiva. Puede contribuir a localizar la hemorragia en pacientes con enfermedad difusa, determinando el origen bronquial derecho o izquierdo del sangrado. Sin embargo, en la mayoría de los pacientes con sangrado masivo, no es posible realizar un diagnóstico o un tratamiento endoscópico ya que la vía aérea está llena de sangre. Desde la aparición de la TC multidetector (TCMD), algunos autores sugieren la superioridad de la TC sobre la broncoscopia. Efectivamente, la TCMD permite estudiar todo el tórax en pocos segundos, demostrando no sólo la lesión causante de la hemoptisis, sino también, la vascularización bronquial y sistémica. La sensibilidad de la TCMD para identificar las arterias involucradas en la hemoptisis es del 80% y por lo tanto, facilita y acorta los tiempos del procedimiento de embolización. Actualmente, se considera el primer estudio que debe realizarse en la evaluación de la hemoptisis masiva, no siendo estrictamente necesaria la realización de una broncoscopia como estudio inicial. La hemoptisis masiva puede originarse en cualquier vaso en contacto con el árbol traqueobronquial. En la mayor parte de los casos, la arteria bronquial es la responsable de la hemorragia. Menos frecuentemente, la hemorragia puede provenir de la arteria pulmonar o de la aorta torácica, producto de una fístula aortobronquial. El sangrado bronquial suele producirse por erosión de las paredes vasculares como consecuencia de los procesos patológicos previamente mencionados. La embolización se realiza en la sala de angiografía digital, a través de un acceso endovascular Radiología intervencionista 217 por punción percutánea de la arteria femoral, capilar, para evitar la recidiva sintomática por con la técnica Seldinger y con cateterismo arte- reconstitución, a través de colaterales. La emrial selectivo bajo estricto control radioscópico. bolización se realiza con agentes embólicos no El procedimiento comienza con una arteriogra- reabsorbibles. Los más utilizados son las mifía selectiva de las arterias bronquiales, que sue- cropartículas de polivinil alcohol o las microeslen originarse en la arteria torácica a la altura de feras de 500 micrones de diámetro. Si bien se T5 o T6. Existen diversas variantes anatómicas ha reportado el uso de otros agentes embólicos pudiendo existir una o dos arterias para cada como el espongostan, coils o histoacryl, actualbronquio. El 70% de los individuos tiene dos ar- mente no se recomiendan. El espongostan, por terias bronquiales izquierdas, y cada una de ellas que es un material reabsorbible que se recanalidebe cateterizarse si la hemoptisis es del lado za en el corto plazo con la consecuente recidiva izquierdo. Otro dato anatómico importante es hemorrágica; los coils producen obstrucciones que la arteria bronquial derecha frecuentemen- proximales que pueden interferir en un catetete se origina en un tronco común con la arteria rismo futuro ante la eventualidad de una recidiintercostal. Es posible que, de este tronco se ori- va; finalmente, con histoacryl se han reportado gine una arteria radiculomedular anterior, que complicaciones graves. La embolización es altamente efectiva para el debe ser identificada para evitar complicaciones control de la hemoptisis, con desaparición comgraves como la isquemia medular. Casi siempre, la angiografía hiperselectiva pleta de los síntomas en el 96% de los pacientes. permite localizar el sector responsable de la he- Es posible que ocurra una recidiva hemorrágica moptisis. Los signos angiográficos característi- en los meses o años subsiguientes a la embolicos de un territorio bronquial patológico son el zación; este hecho ha sido reportado entre el aumento de calibre de la arteria bronquial, la hi- 20-52% de los casos. Esto no es sorprendente pervascularidad peribronquial y las fístulas ar- ya que la embolización sólo trata la hemoptisis teriovenosas broncopulmonares. En ocasiones, y no la enfermedad de base. La recidiva hemopuede identificarse una extravasación de medio rrágica suele ser consecuencia de la progresión de contraste como signo de hemorragia activa o de la enfermedad, y si en un control angiográfila existencia de seudoaneurismas arteriales, aun- co las arterias bronquiales son normales o están que son hallazgos infrecuentes. En ocasiones, el ocluidas deberán examinarse selectivamente las sitio de sangrado no corresponde sólo a las ar- arterias sistémicas. Las complicaciones de la embolización bronterias bronquiales sino a otras arterias sistémicas. Lo que sucede sobre todo, en pacientes con quial son raras si se toman las precauciones neengrosamiento y adherencias pleurales, donde cesarias para identificar la vascularización de la existe abundante vascularización transpleural. médula espinal y se elige el material embólico Las arterias más frecuentemente involucradas adecuado. En ocasiones, los pacientes sufren un son las intercostales, la diafragmática superior, dolor retroesternal por isquemia esofágica o tos la arteria mamaria interna y otras ramas de las por irritación bronquial, que suele desaparecer en pocos días. La necrosis esofágica es excepcioarterias subclavia y axilar. Una vez identificado el sitio de origen de la nal ya que existe abundante circulación colatehemoptisis a través de los signos angiográficos ral periesofágica. La complicación más temida mencionados, es necesario ocluir el territorio es la isquemia de la médula espinal, por pasaje inadvertido de los agentes embólicos a la arteria patológico por embolización (Figura 1). En presencia de una arteria radiculomedu- espinal, que puede ser prevenida por un profunlar originada en la arteria bronquial es necesario do conocimiento de la anatomía vascular y una colocar un microcatéter para lograr un cateteris- técnica meticulosa. La embolización bronquial es una técnica semo distal y suficientemente seguro para evitar el pasaje de los agentes embólicos a dicha arteria. gura y eficaz para cohibir la hemoptisis masiva La oclusión de los vasos involucrados en cuando se lleva a cabo por un equipo médico la hemoptisis debe ser bien distal en el lecho experimentado, con profundo conocimiento de 218 Avances | Tórax a b ABD c d Figura 1 Hemoptisis masiva tratada exitosamente con embolización. a Radiografía de tórax con lesión quística; b TC que muestra engrosamiento de la cisura mayor y lesiones cavitadas de pared gruesa en el segmento apical del lóbulo inferior derecho; c cateterismo de arteria bronquial derecha que muestra hipervascularización (flechas) como signos típicos de la enfermedad inflamatoria crónica; d control posembolización que muestra la correcta vascularización bronquial. ABD: arteria bronquial derecha. la anatomía vascular funcional y con un equipamiento técnico adecuado. En la actualidad, la embolizacion arterial es el método terapéutico de elección para la hemoptisis masiva.3, 8 Embolización de las fístulas arteriovenosas pulmonares Las FAV pueden definirse como “comunicaciones patológicas entre arterias y venas”. Las FAV pulmonares son raras, y con frecuencia, se asocian a la enfermedad de Rendu-Osler-Weber. Algunos reportes de la bibliografía mencionan que esta asociación se produce entre el 60% al 90% de los pacientes con fístulas arteriovenosas pulmonares. Pueden ser únicas o múltiples. La mayoría de las veces las fístulas están constituidas por un pedículo arterial único que drena en una vena pulmonar. Ocasionalmente, las FAV son complejas, con numerosas arterias aferentes y varias venas de drenaje. La ausencia de vasos capilares, característica de esta patología, provoca un rápido tránsito arteriovenoso del flujo sanguíneo pulmonar, alterando el mecanismo normal de la hematosis. Radiología intervencionista Si bien algunas FAV pulmonares pueden ser asintomáticas, es frecuente que los pacientes tengan síntomas por disfunción de la hematosis. El más habitual es la disnea, aunque también puede haber sintomatología neurológica secundaria a abscesos cerebrales o eventos isquémicos. Las manifestaciones neurológicas son consecuencia de la ausencia de filtro capilar pulmonar en los territorios fistulosos, lo que permite el pasaje de émbolos, incluso sépticos, al territorio arterial sistémico. Raramente alguno de los vasos que componen las FAV pueden romperse hacia la vía aérea y ocasionar hemoptisis, o hacia la pleura y ocasionar un hemotórax. El examen físico de los pacientes con FAV pulmonares suele evidenciar cianosis periférica y dedos en martillo. En estos pacientes los exámenes sanguíneos muestran una disminución de la PO2 y una policitemia compensadora. Todos estos signos y síntomas son consecuencia de la reducción de la hematosis en los sectores pulmonares comprometidos por las fístulas arteriovenosas. El diagnóstico es simple y rápido en pacientes con antecedentes familiares de la enfermedad de Rendu Osler Weber. La radiografía simple y la TC pulmonar permiten detectar las fístulas arteriovenosas en casi todos los casos. La TCMD es el método de elección para el diagnóstico y evaluación preterapéutica de los pacientes. Es conveniente incluir en el algoritmo diagnóstico una TC o una RM cerebral para descartar lesiones cerebrales isquémicas. Su presencia indica la necesidad de una terapéutica urgente de las FAV, aun en pacientes asintomáticos. Existen diferentes tipos de FAV pulmonares. Las simples son aquellas cuyas aferencias arteriales, únicas o múltiples se originan en una arteria segmentaria, mientras que las complejas son aquellas cuyas aferencias arteriales se originan en más de una arteria segmentaria. Algunos pacientes pueden presentar ambos tipos de FAV, incluso hasta un patrón difuso con múltiples fistulas de diversas características. Clásicamente, las FAV se trataban por cirugía, pero la evolución de las técnicas de radiología intervencionista han desplazado la indicación de cirugía que actualmente es excepcional. 219 La embolización se indica para evitar eventos neurológicos o mejorar la hipoxemia de los pacientes; este procedimiento permite obtener una cura anatómica, y en casi todos los casos, mejorar la sintomatología. Se realiza con técnica angiográfica a través del cateterismo de las arterias pulmonares previo acceso de la vena femoral. El objetivo es ocluir la FAV, para lo cual se deben embolizar las arterias aferentes arteriales lo más distalmente posible, para evitar la oclusión de las ramas arteriales pulmonares normales. Sin embargo, el catéter no debe ser colocado muy distalmente, por ejemplo en la vena de drenaje, por el riesgo de migración de los agentes embólicos. La oclusión de las FAV debe ser total y definitiva; los coils, los oclusores tipo Amplatzer o los balones desprendibles son los agentes embólicos recomendados. Actualmente, los últimos dos se utilizan menos, en primer lugar, por la mejor estabilidad de la generación actual de coils, y en segundo lugar, por la aparición del Amplatzer. Este último se utiliza sobre todo en las FAV de mayor tamaño por su buen anclaje intravascular (Figura 2). Es importante calibrar correctamente el agente oclusivo utilizado con el tamaño de la arteria patológica, ya que si es muy pequeño puede producir una migración hacia el territorio arterial sistémico. El procedimiento debe realizarse con monitoreo cardíaco y heparinización sistémica, ya que la manipulación cardiopulmonar de los catéteres asociada a la existencia de un shunt arteriovenoso de derecha a izquierda y la policitemia habitual de estos pacientes representan per se un riesgo de embolización sistémica durante la intervención. La complicación más temida es la migración del agente oclusor al torrente arterial sistémico con la subsecuente embolización cerebral, aunque es muy rara si el procedimiento lo llevan a cabo médicos experimentados, que han tomado las precauciones previamente mencionadas. La tolerancia al procedimiento suele ser buena, aunque, en ocasiones, se puede producir un infarto pulmonar con derrame pleural localizado que suele resolverse rápidamente. Los resultados de la embolización de FAV pulmonares son muy satisfactorios. El cierre de 220 Avances | Tórax a b * * d c Figura 2 Disnea y policitemia. a TCMD que muestra FAV pulmonar en lóbulo inferior izquierdo; nótese la arteria pulmonar (flecha) y su fístula con la vena pulmonar (cabeza de flecha) que se encuentra dilatada; b cateterismo de la arteria pulmonar preembolizacion que muestra la arteria segmentaria aferente (flecha) y la dilatación venosa (cabeza de flecha) secundaria al jet de la FAV; nótese la correlación anatómica con la Figura 2a; c control angiográfico posembolizacion que confirma el cierre y desaparición de la FAV; d radiografía de tórax localizada que muestra el dispositivo Amplatzer (asterisco) con el que se ocluyó la FAV pulmonar. la FAV se acompaña de una rápida mejoría de la saturación de oxígeno. La disnea y la cianosis desaparecen también en forma rápida permitiendo al paciente una actividad normal en forma inmediata. El cierre de las FAV de mayor tamaño también previene la aparición de eventos neurológicos futuros (Figura 3). En casos de hemorragias originadas en este territorio, la embolización resulta en el cese de la misma. En el tratamiento actual de las FAV pulmonares, el diagnóstico por imágenes y la intervención percutánea son fundamentales, no sólo para lograr un diagnóstico certero, sino también para realizar la evaluación y estrategia terapéutica adecuadas. Hoy en día, la embolización es considerada el método terapéutico de elección para las FAV pulmonares.14, 15 Radiología intervencionista 221 a b c d Figura 3 Disnea, policitemia y antecedentes de infarto cerebeloso. a TC que muestra FAV bilaterales múltiples (flechas); b RM que muestra secuela de infarto en hemisferio cerebeloso derecho; c angiografia pulmonar bilateral que confirma múltiples FAV pulmonares bilaterales (flechas); d control angiográfico posembolización que confirma el cierre y desaparición de las FAV. Repermeabilización endovascular en el tromboembolismo pulmonar El TEP es una afección grave y sumamente frecuente. Es una de las causas más frecuentes de muerte súbita y una de las mayores causas de morbimortalidad intrahospitalaria. Se estima que el 11% de los pacientes muere en la primera hora posterior al episodio agudo de tromboembolismo. En los pacientes que sobreviven al evento inicial, existe 30% de mortalidad si no se arriba rápidamente al diagnóstico. La mortalidad del TEP disminuye notablemente en aquellos a quienes se les realiza un tratamiento rápido y adecuado. Es por estos motivos que, ante la sospecha de un TEP, deben utilizarse rápidamente los medios disponibles para arribar al diagnóstico correcto. 222 Avances | Tórax Existen numerosos procedimientos de imagen, laboratorio y hasta invasivos para la detección del TEP. La TCMD es el método de elección diagnóstica, sobre todo, para pacientes hemodinámicamente estables. El tratamiento habitual del TEP es la anticoagulación, y sólo se indica el tratamiento endovascular en aquellos casos donde el TEP compromete seriamente la vida del paciente o existen riesgos de una hipertensión pulmonar crónica. De tal manera que la indicación principal de las técnicas intervencionistas está dirigida a pacientes con TEP masivo o que tengan enfermedad cardiopulmonar previa que produzca una insuficiencia ventricular derecha aguda con compromiso hemodinámico. En estos pacientes, la mortalidad del TEP es la regla con tratamiento conservador, por lo cual es necesario realizar rápidamente un tratamiento invasivo para desobstruir las arterias pulmonares y reducir la hipertensión pulmonar. Antes, el tratamiento era la embolectomía quirúrgica, pero en los últimos años, ha sido desplazada por las técnicas de recanalización endovascular. Efectivamente, en el TEP masivo existe indicación de realizar una técnica de la radiología a intervencionista, la fragmentación mecánica y farmacológica de los trombos (trombólisis), por cateterismo selectivo. Este procedimiento permite eliminar los trombos principales y restaurar rápidamente el flujo sanguíneo pulmonar con la consecuente mejoría sintomática (Figura 4). Es por ello que, ante la sospecha de TEP masivo en un paciente hemodinámicamente inestable no debe perderse el tiempo en estudios diagnósticos no invasivos como la TC u otros, sino enviarlo directamente a la sala de angiografía para confirmar el diagnóstico e implementar el tratamiento endovascular. La angiografía se realiza por cateterismo selectivo de las arterias pulmonares luego de la punción de la vena femoral o basílica, bajo estricto monitoreo cardiológico, ya que la manipulación intracardíaca del catéter puede inducir arritmias cardíacas. Una vez comprobada la obstrucción de los troncos arteriales pulmonares principales se deben eliminar los trombos para restaurar el flujo sanguíneo pulmonar. La técnica más utilizada para ello es la fragmentación mecánica del trombo pulmonar, ya sea con el mismo catéter b Figura 4 Disnea súbita e inestabilidad hemodinámica. a Angiografía pulmonar que muestra un TEP masivo en pulmón derecho; b angiografía que muestra revascularización pulmonar, luego de la fragmentación endovascular de los trombos y fibrinólisis selectiva (Gentileza de Mario Fava, Chile). Radiología intervencionista de angiografía o eventualmente, con balones de angioplastia. Ello permite una rápida mejoría de las condiciones hemodinámicas pulmonares, que se logra al fragmentar el trombo central principal. Estos fragmentos se dispersan hacia las ramas intrapulmonares distales, permitiendo incrementar el área seccional desobstruida y disminuir, por ende, la resistencia vascular periférica. La racionalidad del tratamiento se basa en que el área seccional pulmonar periférica es cuatro veces mayor a la de la arteria pulmonar principal. Por lo tanto, a igual volumen de trombo, la obstrucción es mayor en la arteria principal que cuando este se desplaza a las arterias periféricas. Otra ventaja de la fragmentación pulmonar es el efecto sinérgico que se obtiene con la infusión local de trombolíticos, que suelen asociarse en forma complementaria. Efectivamente, la fragmentación trombótica permite aumentar el área y la superficie expuesta a la acción trombolítica, permitiendo un mayor efecto y la reducción de la dosis total de los agentes trombolíticos. Simultáneamente el paciente debe estar heparinizado, requiriendo controles hematológicos estrictos de los niveles de anticoagulación y de la concentración de fibrinógeno plasmático. Este monitoreo es importante para disminuir la posibilidad de complicaciones hemorrágicas, que son poco frecuentes cuando la infusión de trombolíticos se realiza en forma intratrombótica. La extracción endovascular de los trombos puede realizarse en forma complementaria con el objetivo de acelerar el proceso de desobstrucción pulmonar con técnicas de tromboaspiración mecánica endovascular. Esta técnica combinada de fragmentación, tromboaspiración y fibrinólisis permite una rápida mejoría de los parámetros angiográficos, hemodinámicos y gasométricos, con la consecuente sobrevida de la mayoría de los pacientes; por lo tanto, actualmente es la terapéutica de elección para el TEP masivo y grave.4 Tratamiento endovascular de la estenosis pulmonar La estenosis de la arteria pulmonar es una condición anatómica relacionada con algunas 223 anomalías cardiovasculares congénitas en pacientes pediátricos, y con algunas enfermedades adquiridas como vasculitis, estenosis posquirúrgicas y otras, en los pacientes adultos. Los síntomas característicos obedecen a la hipertensión y sobrecarga ventricular consecuente, que pueden eliminarse con la restitución del calibre de la arteria pulmonar. Ocasionalmente, los pacientes pueden tener hemoptisis por la hipervascularización arterial compensatoria de las arterias bronquiales. El tratamiento de elección de la estenosis pulmonar es la angioplastia con eventual colocación de stent, dependiendo de la etiología de la lesión y la edad del paciente. En pacientes pediátricos, en los que esta alteración se asocia a otras anomalías, la cirugía toma un papel preponderante, mientras que en casos aislados, el tratamiento de elección es el percutáneo con angioplastia. No se aconseja utilizar stents en estos pacientes, debido al futuro crecimiento de la arteria pulmonar; se pueden colocar cuando el niño alcanza un tamaño corporal adecuado. Por otro lado, en pacientes adultos, la angioplastía constituye la primera línea de tratamiento, con tasas de reestenosis del 20% cuando se utiliza de manera aislada, requiriendo en estos casos nuevas intervenciones. La utilización de stents, reduce esta tasa a aproximadamente 3%. El procedimiento requiere la utilización de balones de angioplastia o de stents de calibre importante teniendo en cuenta el diámetro habitual de las arterias pulmonares. Los resultados del tratamiento endovascular son muy satisfactorios, permitiendo la reducción de la hipertensión ventricular derecha y por ende, de la sintomatología del paciente (Figura 5).5 Tratamiento endovascular del síndrome de vena cava superior El síndrome de vena cava superior (SVCS) es el conjunto de signos y síntomas ocasionados por la obstrucción del flujo venoso en la VCS con rémora sanguínea que compromete la región céfalo-cérvico braquial. Dicha obstrucción es secundaria a la compresión extrínseca de la VCS, la invasión de la pared venosa o la trombosis 224 Avances | Tórax a b Figura 5 Disnea e hipertensión pulmonar y antecedente de trasplante pulmonar. a Angiografía pulmonar que muestra estenosis del tronco de la arteria pulmonar (flecha); b angiografia pulmonar posterior al stent que confirma la desaparición de la estenosis; c radiografía simple que muestra el stent en la arteria pulmonar (flechas). c endoluminal, ya sea en forma aislada o combinada. Este síndrome suele presentar comienzo insidioso y se expresa clínicamente por edema facial, cianosis, ingurgitación yugular, somnolencia, disnea, alteraciones visuales, cefaleas y circulación colateral. Las causas que ocasionan la obstrucción de la VC suelen ser malignas, principalmente el adenocarcinoma de pulmón o los tumores mediastinales. Existen otras causas menos frecuentes, de origen benigno, como la fibrosis mediastínica o la trombosis secundaria a la permanencia de catéteres venosos centrales. El diagnóstico de SVCS, además del cuadro clínico-semiológico característico se confirma con TC, especialmente con TCMD. Este estudio permite visualizar con precisión la VCS, sus principales vías de derivación, el parénquima pulmonar y el mediastino. De esta manera, permite conocer la patología tumoral, que causa el SVCS en más del 90% de los casos, además de evaluar la vena cava, definir exactamente la extensión de la oclusión y el tipo de circulación venosa colateral. El SVCS es una situación clínica grave y sumamente molesta para el enfermo que la padece. El tratamiento médico conservador no produce mayores beneficios por lo cual es necesario realizar un tratamiento invasivo para liberar el flujo dentro de la VC. La cirugía a cielo abierto, a través de un by pass venoso, se utilizó en décadas anteriores, pero por su complejidad, complicaciones y malos resultados, ha sido abandonada. La radioterapia es el principal tratamiento para los tumores malignos, frecuentemente asociada Radiología intervencionista 225 a una quimioterapia sistémica, que al disminuir los pacientes en diálisis o alimentación parenteel tamaño tumoral disminuye la compresión de ral prolongada. La repermeabilización endovascular del SVCS la VC. Sin embargo, este tratamiento es indirecto, dirigido al tumor y no a la vena obstruida, por es actualmente el tratamiento de elección tanto lo cual, sus resultados son variables, demora se- en patologías benignas como en muchas situamanas en disminuir los síntomas y tiene alta re- ciones malignas por sus buenos resultados que cidiva. Es por ello que la orientación terapéutica favorecen la evolución clínica del paciente.6 actualmente está dirigida a obtener una rápida repermeabilización de la VCS, que permita la recuperación del flujo sanguíneo y por ende, una Extracción de cuerpos extraños inmediata desaparición de los síntomas. Esto se vasculares logra con técnicas de angioplastia y colocando un stent por vía endovascular, a través de la punEl uso de catéteres venosos centrales es muy ción de la vena femoral y el cateterismo selectivo. frecuente en pacientes internados en terapia La colocación del stent autoexpandible permite, intensiva o en aquellos bajo tratamiento oncopor su fuerza radial, recuperar el lumen y el flujo lógico o nutrición parenteral. Estos catéteres se venosos con la consecuente desaparición de los colocan por punción percutánea yugular o subsíntomas (Figura 6). clavia colocando su extremo distal en la VCS o En casos de existencia de trombos endolu- en la aurícula derecha, y sirven para la adminisminales, es conveniente eliminar los mismos a tración prolongada de drogas quimioterápicas, través de técnicas de tromboaspiración o even- antibióticos u otros medicamentos. tualmente, fibrinólisis si la trombosis es muy exLa rotura y migración de un fragmento de tensa, para evitar su pasaje al pulmón y ocasionar catéter hacia las cavidades cardíacas o arteria un TEP. Hay que tener en cuenta que la brusca pulmonar es una complicación infrecuente. Sin reapertura de la VCS ocasionada por la coloca- embargo, las consecuencias que pueden surgir de ción del stent, provoca un inmediato aumento la rotura y migración de un fragmento de catéter de la precarga que puede ocasionar una insufi- son frecuentes y graves. Publicaciones previas reciencia cardíaca en algunos pacientes. Es por ello portan una morbilidad secundaria al catéter mique antes del tratamiento endovascular hay que grado en el 40-70% de los pacientes y una morindicar un balance hídrico negativo al paciente y talidad que oscila entre el 24% y 38%. Las comestar preparado para manejar los síntomas que plicaciones más graves obedecen a trastornos de pudieren aparecer. Si se toman las precauciones ritmo cardíaco refractarias al tratamiento médico, mencionadas el procedimiento suele ser bien to- trombosis venosa con riesgo de tromboembolia lerado y la morbimortalidad escasa. pulmonar, endocarditis, septicemias y perforacioLa utilización de endoprótesis vasculares nes de las válvulas o de las paredes cardíacas. autoexpansibles como terapéutica de recanaSin lugar a dudas, las medidas preventivas lización en el SVCS de causa maligna ofrece para evitar la rotura y migración del catéter son la excelentes resultados en manos de equipos ex- mejor forma de obviar estos problemas. Por ello perimentados, permitiendo una rápida remisión es aconsejable que todas las maniobras de introdel cuadro clínico para un posterior tratamiento ducción y extracción de catéteres sean realizadas de quimioterapia y/o radioterapia en casos de por personal experimentado. Los accidentes más malignidad, todo lo cual, impacta positivamente comunes con catéteres venosos se producen por sobre la calidad de vida del paciente afectado. problemas de fijación del catéter, por plicaturas a En los casos de SVCS de origen benigno el nivel de la piel o entre la costilla y la clavícula, por tratamiento endovascular no requiere necesa- roturas durante el momento de extracción o inriamente introducir un stent ya que habitual- troducción y en intentos de desobstrucción a tramente la angioplastia produce buenos resulta- vés de inyección con jeringas a alta presión. Estos dos. Su aplicación principal son los pacientes accidentes pueden disminuirse con la utilización con catéteres venosos centrales crónicos como de guías metálicas, tanto para la introducción 226 Avances | Tórax a b * * d c e f Figura 6 Disnea, edema toracocefálico y circulación venosa colateral. a Edema facial y cervical; b TC que muestra un tumor en mediastino con trombosis de la VCS; c flebografía ascendente bilateral que muestra oclusión de ambas venas subclavias (asteriscos), troncos innominados y VCS con abundante circulación colateral a través de venas mediastínicas superiores y ácigos (flechas); d angiografía selectiva que muestra trombo extenso en la VCS (flecha); e control angiográfico posterior a la repermeabilización endovascular de la VCS con tromboaspiración y stent; f desaparición del edema cervicofacial inmediatamente después del tratamiento endovascular. Radiología intervencionista como la extracción, el uso de radioscopia durante las maniobras de introducción o la infusión de fibrinolíticos en lugar de jeringas a presión para desobstruir un catéter ocluido. El uso de catéteres centrales radiopacos es imperativo, ya que ante la eventualidad de una migración puede detectarse por radioscopia el sitio en donde se encuentre alojado. El tratamiento de elección ante tal situación es la extracción del catéter migrado, que deberá hacerse en forma urgente en pacientes sintomáticos y/o inmunodeprimidos. Hace algunos años el único método de extracción era la toracotomía a cielo abierto, siendo esta una cirugía mayor con una mortalidad estimada del 4%. La introducción de métodos no quirúrgicos, como la extracción endovascular, desplazó a la cirugía por su simplicidad, eficacia y baja morbilidad si es realizada por un equipo bien entrenado en angiografía terapéutica. La cirugía a cielo abierto no está indicada ni aun en un hospital que carece de un equipo entrenado en terapéutica endovascular, ya que los pacientes pueden ser trasladados transitoriamente sin dificultad la mayoría de las veces a un centro capacitado para extraer el cuerpo extraño por vía endovascular. La extracción de los catéteres rotos y migrados al corazón o las arterias pulmonares se realiza en forma percutánea utilizando la técnica del lazo. Para ello es necesario utilizar una guía metálica doblada en sí misma y colocada dentro de un catéter formando un lazo en su extremo distal o sistemas lazo manufacturados que están disponibles en el mercado. Este sistema se introduce a través de un introductor 6 French colocado por vía venosa femoral percutánea, bajo anestesia local y monitoreo cardiológico continuo. La progresión del sistema se realiza bajo radioscopia para permitir la prensión y extracción atraumática del fragmento de catéter migrado (Figura 7). La extracción de elementos de la VCS, inferior o de la aurícula derecha se realiza en forma rápida con este sistema. Si el fragmento de catéter se encuentra en el ventrículo derecho o en las arterias pulmonares, no es conveniente utilizar el sistema de lazo directamente porque puede dañar las válvulas cardíacas o el endocardio. En estos casos, se debe atrapar y extraer el catéter hacia la aurícula derecha o vena cava. Para ello, es 227 necesario utilizar un catéter de angiografía pigtail para acceder a la arteria pulmonar, enganchar el fragmento de catéter migrado y posicionarlo en la vena cava. A continuación, puede introducirse el sistema de lazo y extraer el cuerpo extraño como se describió anteriormente. Esta maniobra evita una potencial complicación traumática de la manipulación endocárdica de un sistema rígido como es el sistema del lazo. La técnica del lazo es altamente eficaz para extraer los catéteres centrales fracturados y migrados. Los potenciales inconvenientes que pueden existir son la fragilidad del catéter venoso que puede fragmentarse durante la extracción y reemigrar, agravando el cuadro, o la fijación parcial del catéter venoso al endotelio que puede dificultar su extracción, aunque son situaciones infrecuentes. El diagnostico de rotura y migración debe realizarse en forma temprana, para permitir una extracción precoz por vía percutánea endovascular evitando las consecuencias deletéreas en estos pacientes habitualmente en estado crítico.7 Procedimientos percutáneos El acceso percutáneo bajo guía tomográfica es el más utilizado para acceder a la pleura, el pulmón o el mediastino. Su indicación principal es la biopsia percutánea. En ocasiones, la ecografía o la radioscopia también pueden ser de utilidad. Biopsia pulmonar, pleural y mediastinal La biopsia percutánea (BP) pulmonar es un procedimiento habitual y establecido, con alta sensibilidad para el diagnóstico de malignidad y con morbilidad limitada. Sin embargo, desde la aparición de nuevas tecnologías y prácticas alternativas, su rol está en permanente revisión. Se puede considerar que, en general, una BP está indicada cuando su resultado puede modificar una estadificación o cuando influye en una conducta terapéutica. Pero también es necesario reconocer que estas indicaciones varían de institución 228 Avances | Tórax a b d Figura 7 Fragmentación y migración intravascular del catéter venoso central. a Sistema lazo utilizado para la recuperación de cuerpos extraños vasculares; b esquema donde se grafica la metodología de uso del sistema lazo; c radiografía durante el procedimiento de extracción que muestra el lazo (cabeza de flecha) en el momento de la captura del catéter fragmentado (flecha); d fragmento de catéter extraído del paciente. c a institución dependiendo en gran parte de la posibilidad de acceso a nuevos procedimientos y tecnologías. A continuación se expondrán dos ejemplos para avalar lo dicho. En una institución en la que funciona una PET/TC (Positron Emission Tomography) a los pacientes con probable atipia de pulmón se les realiza este procedimiento para estadificar la lesión; su resultado puede definir una intervención quirúrgica sin necesidad de una confirmación histopatológica previa. Por otra parte, estas mismas instituciones suelen estar equipadas con TCMD con cortes en el rango de décimas de milímetros que identifican en las TC indicadas por diferentes motivos una cantidad elevada de pequeños nódulos pulmonares de características inespecíficas para los que no existen métodos no invasivos, inclusive el PET, que determinen con certeza su benignidad. A estos conceptos debemos agregar que cualquier método invasivo, como una biopsia percutánea, una videolaparoscopia o una toracotomía también presentan riesgo potencial de complicaciones leves y graves. Si además se suman los antecedentes del paciente y su estado actual, se llega a un punto donde definir o no la realización de una biopsia percutánea no resulta una tarea sencilla. Avala lo dicho el resultado de biopsias Radiología intervencionista pulmonares con alta sospecha de atipia que resultaron neumonías seudotumorales, abscesos, quistes, granulomas, etc. (Figura 8). Pero finalmente, a un grupo de pacientes se le deberá realizar una biopsia y es en este punto donde se deben analizar ciertos aspectos técnicos y metodológicos. Si la biopsia es de un nódulo pulmonar es aconsejable definir cuál es el procedimiento más adecuado. La posición del nódulo resulta de gran importancia ya que a aquellos de posición central se accede mejor a través de una biopsia broncoscópica, mientras que los nódulos periféricos se punzan bajo la guía de la TC, que es el método de elección para las biopsias guiadas por imágenes. El tamaño y la localización del nódulo son factores limitantes; a los nódulos muy pequeños (< 8 mm) de ubicación central, suele ser difícil realizarles una biopsia. En ocasiones, el esqueleto (costillas, escápula) se convierte en un escudo infranqueable. La BP se realiza con agujas delgadas (calibre 20 ó 22, a veces, 18) y con anestesia local; la internación de los pacientes no es necesaria. La técnica bajo TC está bien reglada; consiste en localizar el nódulo, determinar la puerta de entrada, la profundidad de la aguja y su angulación. Con estos parámetros se realiza la punción y se corrobora la localización de la aguja con un nuevo corte tomográfico. Si la aguja se encuentra en la lesión (caso a 229 contrario se reposiciona) se procede a la toma del material (Figura 9). El procesamiento del material incluye: 1 Extendidos que se tiñen en el momento de la punción y se observan en el microscopio. 2 Citología diferida. 3 Fijación del material remanente con formol para su posterior examen anatomopatológico. 4 Eventuales cultivos de la muestra. Resulta de suma importancia obtener suficiente material para el examen histopatológico. El punto 1 probablemente sea el más importante; se refiere a la presencia de un patólogo entrenado que participa del procedimiento. Su diagnóstico de células atípicas o de proceso claramente benigno (polimorfonucleares en un material purulento) significa que no es necesario agredir al paciente con una nueva toma. Las muestras insuficientes requieren nueva punción y por último, queda un grupo de pacientes con hallazgos de probable lesión benigna o linfoproliferativa que requieren nuevas tomas con abundante material. Se desaconseja la BP en pacientes con trastornos de la coagulación o con enfisema grave con alto riesgo de complicarse con un neumotórax. Las complicaciones de la BP no son frecuentes y suelen ser leves. Las de mayor incidencia son el neumotórax y la hemorragia pulmonar. b Figura 8 Biopsia de lesión pulmonar espiculada en varón de 52 años de edad, con tabaquismo crónico. a Punción; b control a los dos meses. AP: absceso de pulmón. 230 Avances | Tórax Tratamiento del neumotórax Figura 9 Biopsia de pequeño nódulo (7 mm) periférico en varón de 56 años de edad. AP: adenocarcinoma. Las biopsias de mediastino están indicadas para identificar una masa de origen incierto y en la sospecha de metástasis ganglionares de un cáncer de pulmón. Secundariamente se utiliza la punción para verificar la existencia de una infección posoperatoria. Se accede al mediastino por diversas vías, incluyendo las transesternal y paraesternal para las masas del mediastino anterior, y las transvertebrales y paravertebrales para las masas del mediastino posterior (Figura 10). Por vía transesofágica se accede mediante la ecografía endoscópica. En ocasiones las biopsias se realizan por vía transpulmonar. 1, 2, 11 Figura 10 Biopsia de tumor en la ventana aortopulmonar. AP: metástasis de adenocarcinoma (de pulmón). Clásicamente, el drenaje de neumotórax se ha tratado con métodos quirúrgicos. Sin embargo, el drenaje percutáneo es una excelente alternativa para el neumotórax iatrogénico y también, en ocasiones, para el espontáneo. La mayoría de los neumotórax suelen ser secundarios a punciones biopsias, y el radiólogo intervencionista debe estar bien familiarizado con su diagnóstico y tratamiento. Habitualmente, son asintomáticos, autolimitados y desaparecen entre las 24 y 48 horas. Sólo en casos de incremento de tamaño del neumotórax en los controles sucesivos se indica la realización de un drenaje percutáneo bajo la guía de la TC. Una técnica sencilla consiste en colocar al paciente en decúbito dorsal en posición cómoda con ambos brazos junto al cuerpo y elegir un corte tomográfico que muestre la mayor distancia entre la superficie del pulmón colapsado y la pared anterior del tórax. En ese nivel, se coloca a través de un espacio intercostal una aguja tipo Abbocath calibre 16 cuyo extremo queda libre dentro de la cavidad aérea. A continuación, se conecta la aguja a una llave de tres vías con un pequeño intermediario interpuesto y se procede a la aspiración del neumotórax con una jeringa de 50 cm3. El pulmón se reexpande hasta tocar el extremo de la aguja (que por sus características no daña a la superficie pulmonar); en ese momento, con el extremo de la aguja tapado por la superficie del pulmón, la aspiración se bloquea; se retira a continuación la aguja unos milímetros y se continúa de esa manera con sucesivos pasos hasta lograr la expansión pulmonar total. Se retira la aguja y se deja al paciente en observación durante una hora; si no se detecta nuevo colapso pulmonar se le da de alta y se lo cita para un control al día siguiente. El método es seguro y reemplaza con éxito la colocación de grandes tubos que son dolorosos y requieren internación (Figura 11). Radiología intervencionista 1 2 231 3 Llave 2 vías Jeringa b 1 Aguja 2 Figura 11 Técnica de drenaje de neumotórax. a Elementos utilizados para la realización del drenaje; nótese que la llave de dos vías presenta dos posiciones habituales, (1) en posición abierta y (2) en posición cerrada; b gráfico que muestra momentos del drenaje del neumotórax y la posición de la aguja: (1) momento inicial, (2) intermedio con leve extracción de la aguja y (3) aguja retirada casi en su totalidad con su extremo en la cavidad pleural. a Drenaje percutáneo de acumulaciones líquidas La mayoría de las acumulaciones líquidas de la pleura, el mediastino o el pericardio pueden drenarse por vía percutánea bajo la guía de las imágenes. Actualmente se discute acerca de cuál es el mejor momento para realizar el drenaje y si debe ser guiado por las imágenes o por vía laparoscópica, teniendo en cuenta que los avances paralelos en cirugía mínimamente invasiva (por ejemplo, la toracoscopia videoasistida) disminuyó en forma significativa la morbilidad del acceso quirúrgico convencional. El drenaje percutáneo (DP) del derrame pleural libre se realiza mejor bajo ecografía mientras que para el derrame pleural tabicado y en las acumulaciones mediastinales, la TC constituye el método de elección. En los derrames pericárdicos puede accederse al blanco mediante una ecografía o una TC. Junto a la elección de las imágenes, no es menor la elección de catéteres de pequeño calibre que con buenos resultados, menor morbilidad y mejor aceptación por parte de los pacientes reemplazan a los tubos de drenaje de gran calibre. Es importante no demorar el DP de las acumulaciones infecciosas pleurales ya que el empiema presenta elevados índices de mortalidad y en estados avanzados, la fibrosis impide la reexpansión del pulmón; por lo que se requerirá una decorticación quirúrgica. Para prevenir esta situación, algunos profesionales utilizan la instilación de fibrinolíticos con resultados variados aunque satisfactorios (teniendo en cuenta que están contraindicados cuando existe un sangrado intrapleural no controlado). La técnica del DP es similar a otros procedimientos intervencionistas, ya que comienza con una punción para certificar la existencia de líquido y sus características. Líquidos espesos o acumulaciones con sangre requieren catéteres gruesos con grandes orificios de drenaje. Se pueden utilizar catéteres de punta recta o curva. Los catéteres de diámetro más pequeño son mejor tolerados por los pacientes pero pueden obliterarse con mayor facilidad. No existe indicación de anestesia general, a menos que las condiciones particulares del paciente así lo requieran. En presencia de acumulaciones multiloculadas se pueden utilizar varios catéteres, teniendo en cuenta que estos casos presentan más posibilidades de fracaso del tratamiento. Una vez colocado el drenaje, se lo conecta con un sistema que provoca aspiración continua. Se retiran los catéteres cuando dejan de drenar previo una TC de control para verificar la evacuación completa de la acumulación líquida. Casi siempre se drenan acumulaciones supuradas, pero también puede utilizarse el método en acumulaciones reaccionales y en 232 Avances | Tórax efusiones pleurales malignas no controladas con medidas sistémicas, evacuando el líquido con pequeños catéteres e inyectando luego, alguna sustancia que promueva la esclerosis pleural. La mayoría de los fracasos del DP se producen en estadios crónicos de derrames pleurales. El drenaje de acumulaciones mediastinales y pericárdicas es un reto terapéutico; usualmente, se trata de pacientes en estado crítico con una complicación posquirúrgica cardíaca, una perforación esofágica o tumores avanzados complicados con derrames malignos. El primer intento de drenaje suele hacerse bajo ecografía por vía subxifoidea y subcostal. Cuando este falla o no es posible se utiliza la guía de la TC. Para las acumulaciones anteriores se usa una vía de acceso paraesternal o a través de la brecha quirúrgica esternal cuando es suficientemente ancha; para las acumulaciones posteriores, el acceso suele ser paravertebral (Figura 12). Se utilizan catéteres delgados que se introducen con la técnica de Seldinger y dilatadores. Una vez colocados, se extrae la máxima cantidad del contenido de las acumulaciones y se conectan a diversos dispositivos que producen una aspiración continua con presión negativa, hasta que dejan de drenar y mejora la condición clínica de los pacientes. Como en otros drenajes, a se realiza un control previo a la extracción del catéter. Para el control local de acumulaciones pericárdicas malignas, pueden instilarse localmente drogas antineoplásicas o alquilantes (por ejemplo, cisplatino y mitomicina C). El DP puede ser también una alternativa válida para el drenaje de quistes pericárdicos sintomáticos.1, 2, 9, 10 Ablación de tumores por radiofrecuencia El tratamiento de tumores con ondas de radiofrecuencia (RF) se basa en que las células tumorales son más sensibles al calor que los tejidos normales; temperaturas tan bajas como 40 °C pueden producir necrosis coagulativa y muerte celular. La ablación con ondas RF ha sido utilizada inicialmente para el tratamiento de los tumores hepáticos, y más tarde, en los tumores renales. El tratamiento con ondas RF es el método de elección para el tratamiento del osteoma osteoide. Su aplicación en lesiones torácicas es relativamente reciente y no se encuentra difundida totalmente. Las ondas RF pueden utilizarse en algunos pacientes con tumores primarios no de células pequeñas cuando no son candidatos para una intervención quirúrgica por el estado b Figura 12 Drenaje de absceso posquirúrgico. a Sonda colocada dentro del absceso por vía intercostal; b control inmediato luego de evacuar 140 cm3 de pus. Radiología intervencionista evolutivo del tumor, por morbilidad coexistente (enfisema pulmonar con pobre estado funcional respiratorio, otra neoplasia abdominal, etc.), cirugías previas repetidas en el mismo pulmón o por elección del paciente (por ejemplo, rechazo de la cirugía). También se utiliza como una alternativa válida en algunas lesiones metastásicas, ya sea para el control local oncológico o como terapéutica paliativa para disminuir o suprimir el dolor provocado por invasión nerviosa tumoral, por ejemplo en la parrilla costal, teniendo en cuenta que muchos pacientes fallecen con un tratamiento inadecuado del dolor. El tratamiento con ondas RF no se contrapone a la utilización de quimioterapia y radioterapia. Las aplicaciones de ondas RF se realizan con el paciente sedado o bajo anestesia general con control de frecuencia cardíaca y oximetría. En cuanto a su posición en la camilla del tomógrafo dependerá de la ubicación de la lesión y de su vía de acceso. El método guía de elección es la TC helicoidal con reconstrucciones multiplanares inmediatas ya que localiza con precisión el tumor, determina la mejor vía de acceso y permite evaluar la posición de los electrodos de la RF dentro de la lesión (Figura 13). Los electrodos alcanzan habitualmente una temperatura de 90 °C que se mantiene entre 10 y 15 minutos. 233 Dado que se trata habitualmente de lesiones de alrededor de 3 cm de diámetro, se utilizan cánulas con 9 electrodos que se abren como las varillas de un paraguas dentro de la lesión (ver Figura 13). Cuando los tumores son muy grandes, de manera que no pueden ser cubiertos en una sola aplicación, se va corriendo la aguja para involucrar a todo el volumen tumoral. Son criterios de exclusión para la aplicación de ondas RF las lesiones que se encuentran próximas (<1 cm) a vasos o vías aéreas principales y alteración de los factores de coagulación. Luego del tratamiento, los pacientes pueden quedar con un dolor residual que se controla con drogas antiálgicas y antiinflamatorias. Se debe realizar un control dentro de la hora de finalizado el procedimiento para verificar que no se ha producido un neumotórax, que es la complicación más frecuente. Complicaciones poco comunes son el sangrado pulmonar y el derrame pleural, así como el dolor intenso que requiere narcóticos para su alivio. La respuesta al tratamiento se evalúa con los controles radiológicos sucesivos y eventualmente, con biopsias percutáneas, considerándose actualmente una excelente alternativa en pacientes seleccionados.12 b Figura 13 Ablación por radiofrecuencia de un tumor pulmonar; se observa la ubicación de los electrodos de temperatura. a 234 Avances | Tórax Conclusiones La radiología intervencionista torácica es fundamental en el manejo diagnóstico y terapéutico de varias patologías torácicas, habiendo reemplazado a varios tipos de cirugía que eran el tratamiento de elección hace unos pocos años. Los constantes desarrollos y avances tecnológicos no sólo consolidarán el rol del intervencionismo sino que, probablemente, se amplíen sus indicaciones en un futuro próximo. Referencias bibliográficas 1.Akhan O, Ozkan O, Akinci D, et al. Image-guided catheter drainage of infected pleural effusions. Diagn Interv Radiol 2007; 13(4): 204-9. 2.Bruning R, Muehlstaedt M, et al. 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