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TEMA 11: LA CONCEPCIÓN DE LA FILOSOFÍA COMO MATEMÁTICA UNIVERSAL EN DESCARTES Un saber cierto que exige e impone la razón • Descartes había llegado a la convicción que sólo la matemática podía satisfacer su honda necesidad de verdad, y no las teorías metafísicas ni la erudición farragosa de las disciplinas empíricas • Con arreglo, pues, al modelo matemático intentará transformar todas las ciencias. Su filosofía quiere ser una matemática universal • La certeza de las matemáticas viene dada, en primer lugar, porque su objeto no puede ser negado por la experiencia, pues es puro y simple; y, en segundo lugar, porque su proceder consiste en una secuencia sintética que observa y respeta el orden. Sin embargo, hay que preguntarse por el porqué de los caracteres de pureza y simplicidad, y por el cómo de su constitución y alumbramiento, e indagar asimismo el fundamento del proceder sintéticodeductivo y sus supuestos. El término de referencia de todo ello no será sino la razón • La matemática cumple, pues, en Descartes un papel propedéutico e indicativo, pues muestra un modo de saber cierto a ejemplo del cual pueden construirse las reglas del método y el método mismo. • El saber matemático remite a la razón como aquello donde tan sólo puede encontrarse el fundamento de lo adecuado y verdadero de tal proceder. De ahí el intento de Descartes de generalizar este modo de proceder, en cuyo caso no se trata ya de un saber propio de la matemática, sino del saber cierto que exige e impone la razón Caracterización del método Unidad de la ciencia y unidad del método • El problema del método para Descartes consistirá, por tanto, en buscar el camino o las condiciones de un saber cierto y seguro, de validez general para toda ciencia, y en fundamentar ese saber en aquello que ha producido la historia del saber y sus realizaciones, esto es, la razón • El fundamento para distinguir lo verdadero de lo falso no es otro que la razón. Desde ella ha de determinarse qué es y cómo ha de entenderse el saber, para después determinar las reglas adecuadas a seguir en orden a alcanzarlo, en lo que en último término consistiría el método • El espíritu, el intelecto, la razón, consisten para Descartes en la capacidad humana para distinguir lo verdadero de lo falso • La tarea metódica remite, pues, al yo, a la razón. La ciencia ha de ser una y, correlativamente, esta unidad de la ciencia exige la unidad del método. El método como ayuda a la luz natural del entendimiento • • • • • En su aspecto externo, pues, el método consiste en una serie de reglas. • Lo primario para Descartes es la actividad del espíritu y la manera de su ejercicio impuesta por su propia naturaleza; sólo y desde ellas cabe percibir y reconocer, y por tanto, establecer las reglas del método • La razón, pues, abandonada a su luz natural actúa por sí sola. Si la razón utiliza su luz y sus capacidades naturales sin la influencia de factores perturbadores y de respeto de aquellas materias que no sobrepasen su capacidad, no puede errar. Las operaciones de la mente Intuición y deducción Las principales operaciones de la mente en el ejercicio del conocimiento son dos: La intuición: Conocimiento evidente que brota de la luz de la sola razón La deducción: En la deducción está implicada la intuición, puesto que hemos de ver clara y distintamente la verdad de cada proposición antes de proceder al paso siguiente. Intuición y deducción son los dos caminos para el conocimiento cierto El orden: los momentos analítico y sintético • Si nos habla Descartes, de las dos vertientes en las que ha de observarse el orden: 1. En un primer momento debemos reducir paso a paso proposiciones implicadas y obscuras a aquellas que son más simples. Se trata del método de análisis o “de resolución” y que consiste en definitiva, en descomponer los múltiples datos del conocimiento en sus elementos más simples. 2. En un segundo momento debemos comenzar por los primeros principios o proposiciones más simples, percibidas intuitivamente, a las que se ha llegado últimamente en el análisis, y a partir de ellas procedemos a deducir ordenadamente, de manera que no omitamos ningún paso y con la seguridad de que cada nueva proposición se sigue realmente de la precedente La aplicación del método a la filosofía Por la duda a la primera verdad • El método debe llevar a cabo, ante todo, una tarea analítica o inductiva para, en un segundo momento, practicar la deducción sistemática. En ese primer momento se exige del método que proporcione un primer principio caracterizado por la certeza más absoluta, del que luego podamos partir para deducir, en la segunda parte del método, el ámbito entero de la experiencia • Descartes pone al descubierto un hecho de certeza irrefutable y es que, para dudar, para soñar, para ser engañado, es preciso que esté pensando y, por tanto, que exista. La duda me demuestra que yo existo como un ser pensante, consciente. • La proposición cogito ergo sum es verdadera tantas veces cuantas yo la piense o exprese, y esa verdad es de tal naturaleza que sólo en mi conciencia puedo encontrarla, sin que pueda comparársele en certeza ninguna otra referida al mundo externo. La claridad y la distinción como condiciones de la verdad • La certeza del ser de la conciencia es la verdad fundamental y originaria que encuentra Descartes aplicando el momento analítico del método • En Descartes el principio cogito ergo sum no es tanto una experiencia cuanto la primera verdad racional de su filosofía. Su evidencia no es la de una conclusión, sino la de la inmediata certeza intuitiva. Esto es importante porque Descartes ha llegado a esa certeza aplicando el método analítico con el que buscaba, como había dejado establecido Galileo, los últimos elementos de suyo evidentes partiendo de los cuales hay que explicar todo lo demás Lo que Descartes busca son las verdades elementales de la conciencia. Esta es la aplicación que Descartes hace del método matemático a la filosofía, y es lo que caracteriza a su pensamiento como racionalismo. El principio del método sintético sea éste: Es verdadero todo aquello que es tan claro y distinto como la autoconciencia, esto es, lo que se presenta tan clara y tan indudablemente a los ojos del espíritu como su propia existencia • • Las ideas innatas y su significado epistemológico • Las ideas cuya evidencia no se deriva de ningunas otras ideas, sino que la poseen ellas mismas, fundada en sí mismas, son las ideas a las que Descartes llama ideas innatas. Al llamarlas así, Descartes entiende que tales ideas han sido puestas en el alma humana por Dios • La idea de Dios es la primera a la que se dota, en el desarrollo sintético de su método, de la misma claridad y distinción o de la evidencia intuitiva de la luz natural de que es portadora la propia autoconciencia • Esta prueba de la existencia de Dios parte, en Descartes, del conocimiento de que la autoconciencia individual se conoce a sí misma como algo finito y, por tanto imperfecto, conocimiento que no puede provenir más que del concepto de un ser absolutamente perfecto • Semejante concepto, que hallamos en nostros mismos, ha de tener una causa, que no puede encontrarse en nosotros ni en otras cosas finitas, cualesquiera que sean. Pues el principio de causalidad exisge que en la causa se encierre tanta realidad como en el efecto de ella. • NO PODRÍAMOS TENER LA IDEA DE UN SER PERFECTÍSIMO SI ELLA MISMA NO HUBIESE SIDO INTRODUCIDA EN NOSOTROS POR TAL SER • La teoría del conocimiento cartesiana tiene la importancia de haber destruido la ilusión escéptico-hipotética de un demonio engañoso, ya que la perfección de Dios implica su veracidad y es imposible que nos haya creado de tal modo que, por necesidad nos equivoquemos • La prueba de la existencia de Dios dada en la tercera meditación tiene otro sentido más amplio: la autoconciencia no sólo está cierta de sí misma, sino también de una realidad espiritual superior, Dios como la fuente unitaria de todo conocimiento • Y así funda Descartes el racionalismo moderno, al permitirle esta combinación de pensamientos, atribuir la suprema certeza a todos los principios evidentes, clara y distintamente de la razón