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Desarrollo de economías alternativas en América Latina: hacia la conformación de "otra economía"* Rincón Élita** Acosta Nebis*** RESUMEN En la actualidad, para la construcción de un mundo más civilizado, más justo y solidario, ecológicamente solvente y sustentable, es necesario la superación del capitalismo neoliberal. Esta investigación intenta debatir sobre la construcción de “otra economía” y la transición hacia un post-capitalismo. En todos los aspectos, la dinámica económica bajo la orientación neoliberal es depredadora, promotora de injusticias sociales, llevando a las poblaciones más vulnerables y frágiles a la explotación. Los activistas que proponen la construcción de “otra economía” y “otra sociedad”, reconocen el éxito material del modelo dominante. No obstante, el inicio del siglo XXI presentó un cuadro paradójico: dominación económica, política e ideológica consolidada, resistencias fragmentadas y, al mismo tiempo, un sinnúmero de denuncias de los resultados provocados por la aceleración del capitalismo, respaldado por el imperio norteamericano y sus representantes internacionales (FMI, BM, OMC, BID). Se concluye que las economías alternativas, entre ellas la economía social y solidaria, la economía para la vida, la economía ecológica y la economía feminista, tienen en común una visión del mundo post-capitalista, donde la reproducción de la vida constituye el objetivo central de la economía y la solidaridad humana, el elemento de articulación. Palabras Clave: Capitalismo neoliberal, economías alternativas, otra economía, post-capitalismo, solidaridad. Recibido: 20/03/15 Aceptado: 01/10/15 * Trabajo presentado en el 1er Encuentro Poder Popular y Gestión de Políticas Públicas. Hacedores de Hábitat. 2014 **Doctora en Ciencias Económicas. Profesora Titular e Investigadora de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad del Zulia. Directora del Centro Socioeconómico del Petróleo y Energías Alternativas, e-mail: rincon_elita@fces.luz.edu.ve ***Magíster en Economía, Mención Planificación del Desarrollo. Profesora Titular Jubilada de la Facultad Experimental de Ciencias de la Universidad del Zulia. Directora del Centro Experimental de Estudios Latinoamericanos “Dr. Gastón Parra Luzardo”. Correo: nebisacosta@yahoo.es. Cuadernos Latinoamericanos. Año 26 Julio - Diciembre Development of alternatives economies in Latin America: towards the establishment of “another economy”* Rincón Élita** Acosta Nebis*** ABSTRACT Nowadays, for building a more just, solidary and civilized world, environmentally solvent and sustainable, it is necessary the overcoming of neoliberal capitalism. This research attempts to discuss the construction of "another economy" and the transition to a post-capitalism. In all respects, the economic dynamics under the neoliberal orientation is predatory, promoter of social injustice, carrying exploitation to the most vulnerable and fragile populations. Activists that propose building "another economy" and "other company" recognize the material success of the dominant model. However, the beginning of the XXI century presented a paradoxical picture: economic domination, politics and ideology consolidated, fragmented resistance and at the same time, numerous reports of results caused by the acceleration of capitalism backed by the US empire and its representatives international (IMF, WB, WTO, IDB). We conclude that alternative economies, including: the social and solidarity economy, living economy, ecological economics and feminist economics, share a vision of postcapitalist world, where the reproduction of life is the goal center of the economy and human solidarity, the articulation element. Keywords: neoliberal capitalism, alternative economies, another economy, post-capitalism solidarity. INTRODUCCIÓN América Latina es un subcontinente con características económicas, sociales, políticas y culturales muy particulares, las cuales provienen de su historia y se han mantenido desde el período colonial hasta el presente. Historia que ha estado marcada por recurrentes crisis de diferente orden: políticas, sociales, económicas, ecológicas, culturales, entre otras, lo que conlleva a preguntar si tal situación implica una sucesión de crisis o una crisis global o histórica, que se inició en el periodo colonial, y ha prevalecido hasta el presente. La búsqueda, primero del progreso y luego del desarrollo en América Latina, ha constituido una aspiración constante para salir del atraso y la pobreza. El concepto de desarrollo es polémico, polisémico y dinámico; existe una gran controversia respecto a su comprensión y significado, y Cuadernos Latinoamericanos. Año 26 Julio - Diciembre Desarrollo de economías alternativas en América Latina: hacia la conformación de "otra economía" dada su complejidad, el desarrollo no puede ser definido de manera universalmente satisfactoria. En este sentido, el desarrollo debe ser considerado como una construcción social e histórica de los pueblos (Rincón, 2012). La historia de América Latina puede resumirse, como la larga lucha emprendida por las distintas clases y grupos sociales, que han integrado sus sociedades en cada fase de su desarrollo, por “construir” un proyecto de autodeterminación nacional, en el marco de la economía-mundo capitalista, que les permita salir del subdesarrollo y alcanzar niveles superiores de progreso social. En este sentido, desde la Independencia de los países latinoamericanos de sus respectivas potencias coloniales hasta la fecha, la búsqueda del desarrollo ha confrontando dos polos opuestos: un polo “conservador”, para el cual el desarrollo es asimilable a “modernización” y se resuelve con la adaptación pasiva de nuestros países a las necesidades de los centros capitalistas, y un polo “progresista”, que sin renunciar a la integración con la economía-mundo, postula la necesidad de contar con un proyecto nacional de desarrollo que atienda a las necesidades básicas de la población (Rincón, 2008). El modelo liberal primarioexportador reprodujo y consolidó el carácter dependiente de las sociedades latinoamericanas. 35 El modelo desarrollista de industrialización por sustitución de importaciones, constituyó el esfuerzo más serio realizado en la historia latinoamericana para construir un proyecto de desarrollo autónomo. Los resultados del modelo neoliberal han sido negativos, no ha habido crecimiento sostenido, y no se cubrieron las expectativas propuestas inicialmente: fortalecimiento de la planta productiva, desarrollo científico y tecnológico, y progreso social. En vez de avanzar en materia de desarrollo económico y social, América Latina ha retrocedido, lo que amenaza la estabilidad social y la gobernabilidad política (Guillén, 2007). El presente trabajo tiene como propósito plantear algunas propuestas para un proyecto de desarrollo y economías alternativas en América Latina en el siglo XXI. Estas propuestas están enmarcadas en tres aspectos: La revalorización del pensamiento crítico latinoamericano, la renovación del “otro desarrollo”, y la construcción de “otra economía”. 1.Revalorización del pensamiento crítico latinoamericano El advenimiento de las políticas neoliberales, trajo como consecuencia el abandono del pensamiento crítico latinoamericano sobre el desarrollo y su sustitución por Cuadernos Latinoamericanos. Año 26 Julio - Diciembre 36 Rincón Elita/ Acosta Nebis un pensamiento económico generado en los países centrales, enfocado de manera estrecha en los mercados y una metodología anclada en los modelos matemáticos y econométricos. El abandonar el pensamiento crítico latinoamericano sobre el desarrollo, significó dejar de lado los análisis integrales e históricos, que además de factores económicos, incluían relaciones sociales y políticas (Cibils, 2010). A partir de la crisis de la deuda externa a principios de los años ochenta del siglo pasado, América Latina experimentó transformaciones radicales o mejor dicho “retrocesos” de índole económica, política, social, ecológica y cultural. Este fenómeno puede catalogarse como un “cambio de paradigma” por el alcance que tuvo la transformación ideológica, en particular entre los gobiernos y sus asesores, en las dos últimas dos décadas del siglo pasado (Kay, 1998). Es importante destacar que el paradigma anterior al neoliberalismo, el desarrollismo, duró desde comienzos de los años 30 hasta mediados de los años ochenta del siglo XX, y que de manera similar se generó como respuesta a una crisis económica. Este período se caracterizó por una mayor participación del Estado en el manejo de la economía y por el intento de reducir los vínculos con la cada vez más amplia economía mundial, así como promover la industrialización. Este paradigma hizo que se produjera un pensamiento propio sobre la temática del desarrollo, asumida por las corrientes estructuralistas y de la dependencia, con la intención de interpretar sucesos que habían ocurrido. Las políticas neoliberales implementadas en América Latina durante las dos últimas décadas del siglo XX, marcaron el inicio de un nuevo modelo de desarrollo; se podría señalar a esta fase como de globalización neoliberal, posterior a otra de sustitución de importaciones; globalización que implicó la derrota del proyecto socialista y el triunfo del capitalismo a nivel mundial (Kay, 1998). Aunque el neoliberalismo pudiera anotarse algunos éxitos, principalmente en su capacidad para consolidarse como fuerza ideológica dominante entre los formuladores de políticas públicas, hasta ahora no ha demostrado ser capaz de resolver los problemas estructurales de vulnerabilidad ante fuerzas externas, exclusión social y pobreza que posee América Latina, sino que por el contrario les ha agravado. Dada la crisis del socialismo y el fracaso del neoliberalismo, en el siglo XX, es necesario para América Latina repensar un “paradigma alternativo del desarrollo” que Cuadernos Latinoamericanos. Año 26 Julio - Diciembre Desarrollo de economías alternativas en América Latina: hacia la conformación de "otra economía" pueda afrontar los problemas ya mencionados. Esta alternativa debe basarse en la contribución latinoamericana a la teoría del desarrollo, a saber, esencialmente la teoría de la dependencia y el estructuralismo (Kay, 1998). En este sentido, el rotundo fracaso de las políticas neoliberales de producir desarrollo en los países que las aplicaron, fracaso que no debería sorprender dado que no hay ejemplo en la historia del capitalismo de un país que se haya desarrollado con estas políticas, ha generado un renovado interés en las originales y relevantes contribuciones del “pensamiento crítico latinoamericano sobre el desarrollo” (Cibils, 2010). A comienzos del siglo XXI, ha tendido a crecer el malestar de diversos sectores de la población y de núcleos intelectuales y políticos, ante el modelo económico que se puso en marcha en América Latina y las políticas que lo impulsaron. No obstante, este malestar presenta como saldo positivo, en el campo intelectual, una creciente preocupación por el asunto del desarrollo y por las particularidades de las sociedades latinoamericanas (Osorio, 2004). Como expresión de este proceso, se han multiplicado los trabajos que vuelven la mirada a la producción teórica que se realizó entre los años cincuenta y setenta del siglo XX, en América Latina, en torno a estos temas, particularmente 37 a las teorías formuladas por la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL), el estructuralismo y las propuestas de la teoría de la dependencia. Esta vuelta al pasado va acompañado –no siempre en la pluma de los mismos autoresde los esfuerzos por levantar un “proyecto alternativo” a los modelos en marcha. Esta situación se explica, dado los enorme daños económicos y sociales que provocó “el capitalismo realmente existente”, y también por la estrecha vinculación que la academia latinoamericana mantiene con la política. En consecuencia, la discusión sobre una “propuesta sobre el desarrollo en América Latina”, y la formulación sobre un “proyecto alternativo”, pasa por retomar los debates formulados en América Latina en aquellos años donde se generó un pensamiento propio sobre el desarrollo (Osorio, 2004). Esta vuelta al pasado va acompañado –no siempre en la pluma de los mismos autoresde los esfuerzos por levantar un “proyecto alternativo” a los modelos en marcha. Esta situación se explica, dado los enorme daños económicos y sociales que provocó “el capitalismo realmente existente”, y también por la estrecha vinculación que la academia latinoamericana mantiene con la política. En Cuadernos Latinoamericanos. Año 26 Julio - Diciembre 38 Rincón Elita/ Acosta Nebis consecuencia, la discusión sobre una “propuesta sobre el desarrollo en América Latina”, y la formulación sobre un “proyecto alternativo”, pasa por retomar los debates formulados en América Latina en aquellos años donde se generó un pensamiento propio sobre el desarrollo (Osorio, 2004). Por su parte, el advenimiento del neoliberalismo desde la década de los setenta del siglo XX, implicó el abandono de las teorías y proyectos de desarrollo, y los debates que en torno a ellos se gestaban. La Ciencia Económica en América Latina sufrió un fuerte proceso de colonización por las ideologías y metodologías estadounidenses, priorizando el énfasis en los mercados, el laissez-faire, el individualismo metodológico y una exagerada tendencia a la matematización (Cibils, 2010). Sin embargo, el fracaso rotundo, público y notorio, de las políticas neoliberales en lo que se refiere a producir desarrollo, torna imprescindible una reevaluación de los aportes del pensamiento crítico latinoamericano sobre el desarrollo y el subdesarrollo. En este sentido, el desafío es, entonces, rescatar las contribuciones metodológicas y teóricas del pensamiento crítico latinoamericano sobre el desarrollo, y a la vez profundizarlas y adaptarlas al nuevo contexto político, social y económico nacional e internacional. Es fundamental recuperar el análisis histórico e integral característico de las corrientes estructuralistas y dependentistas, partiendo de caracterizaciones certeras de los capitalismos centrales y periféricos actuales, sus relaciones y el impacto que éstas tienen sobre las posibilidades de desarrollo (Rincón y Rincón, 2012). 2. Revisión y renovación del “otro desarrollo”: hacia una concepción integral del desarrollo. En 1975, apareció la noción del “otro desarrollo”, propuesta que replantea el problema del desarrollo en otros términos, una especie de “examen de conciencia” a todos y cada uno de los países que integran el globo. El examen comenzaba por preguntarse: desarrollo de qué, desarrollo por quién y para quién, desarrollo cómo, y a partir de allí se proponían las siguientes orientaciones que servirían de sustento al “otro desarrollo”; este sería, orientado según sus necesidades: endógeno, autosuficiente, ecológicamente solvente, y basado en transformaciones estructurales (Nerfin, 1978). El “otro desarrollo” se adelantó al concepto de “desarrollo sustentable”, que surgió en la década de los ochenta del siglo XX. Al mismo tiempo, el “otro Cuadernos Latinoamericanos. Año 26 Julio - Diciembre Desarrollo de economías alternativas en América Latina: hacia la conformación de "otra economía" desarrollo” significa liberación y emancipación política de los países en general, y una propuesta de desarrollo integral como eje que regula la vida social, económica, ambiental y cultural de todos los países del mundo. Los países latinoamericanos han olvidado la propuesta del “otro desarrollo”, lo que se considera un error, por lo que se propone reevaluarla y activarla como parte de la discusión que se lleva hoy en día al sub-continente, particularmente, en los países interesados en lograr un tránsito entre el capitalismo decadente y un socialismo en vías de construcción. Una posición similar a la planteada por Nerfin (1978), la asumió el economista venezolano Domingo Felipe Maza Zavala, quien propuso los siguientes aspectos, como fundamentales para la revisión de un “nuevo desarrollo”. El fracaso de la “ideología del desarrollo” da lugar al cuestionamiento de la propia noción de desarrollo, que ha llegado a ser como un señuelo, o espejismo, cuando no una falacia, o un mito como dice Furtado (1975), por ello procede la pregunta: ¿Es el desarrollo un invento de economistas y políticos, o una necesidad irrenunciable de la sociedad? Si se toma como modelo el desarrollo de los países ricos y poderosos, y se considera que sus magnitudes significativas y características funcionales se alejan cada vez más de las propuestas, 39 el desarrollo se presentaría como una utopía. De acuerdo con Maza (1999), para esa reflexión no basta el conocimiento únicamente económico; hay la necesidad de una integración de las disciplinas sociales, un diálogo de las disciplinas. En otras palabras, abordar el “problema del desarrollo” implicaría una perspectiva multidisciplinaria, interdisciplinaria y transdisciplinaria, como única forma de poder llegar a conclusiones más o menos válidas y ajustadas a la realidad compleja y cambiante (Rincón et al, 2014). En consecuencia, a lo que fue el desarrollo, se le han ido añadiendo, adjetivos y prefijos hasta llegar a la variedad de palabras disponibles en la actualidad, tales como: ecodesarrollo, desarrollo humano, desarrollo endógeno, desarrollo sostenible o sustentable, desarrollo cultural, postdesarrollo, maldesarrollo, codesarrollo, antidesarrollo, y así sucesivamente, denotando con ello el relativo “malestar con el desarrollo” y sus promesas incumplidas, amén de la proliferación de medios para alcanzar tan aparentemente heterogéneos fines (Tortosa, 2010). Los trabajos mostrando el citado malestar son abundantes, entre Cuadernos Latinoamericanos. Año 26 Julio - Diciembre 40 Rincón Elita/ Acosta Nebis ellos es importante destacar el del economista francés Gilbert Rist, titulado El desarrollo. Historia de una creencia occidental, quien fue uno de los que propulsó la revitalización y la activación del “otro desarrollo” para los países del Tercer Mundo (Rist, 1997). Cabe destacar que debemos entender la idea del desarrollo como multidimensional y multifactorial, donde se trata sobre la integralidad del ser humano, y de una visión que cada vez incorpora más su relación con la naturaleza y la sustentabilidad en un todo bien organizado; alrededor del cual surgen conceptos mucho más sustantivos como el de desarrollo sustentable, desarrollo humano, desarrollo cultural, entre otros (Preciado, 2011). En este sentido, se ha ido abriendo paso, la idea de que el desarrollo es un proceso integral que incluye dimensiones culturales, éticas, políticas, sociales, económicas, ambientales, entre otras; con una interrelación que es inherente al propio fenómeno del desarrollo (De Cambra, 1999). Un fenómeno de tal naturaleza precisa una aproximación transdisciplinar, superadora no sólo de la especialización disciplinaria académica convencional, sino también de la llamada colaboración “interdisciplinaria” o “multidisciplinaria”. El enfoque transdisciplinar adopta una perspectiva holística. Las circunstancias especiales de que sea la sociedad la que se desarrolla y no una o varias de las estructuras sectoriales de la nación, que el desarrollo tenga una amplia y trascendente finalidad social y política, y que la sociedad tenga el desempeño protagónico como sujeto, objeto y beneficiaria, le imprimen al fenómeno del desarrollo unas características y atributos especiales de alta complejidad, que lo apartan diametralmente de cualquier concepción simplista, reduccionista, disyuntivista y abstracta y, además, cartesiana. Es decir, lo alejan de los enfoques unidimensionales, sectorialistas, de dinámica lineal, y otros igualmente limitados que constituyen la concepción convencional de este fenómeno; particularmente los que han estado en boga en los últimos cincuenta años hasta hoy en día (Utria, 2002). El hecho de que sea la sociedad en su conjunto y en todas sus estructuras y procesos la que se desarrolla y no simplemente su economía o cualquiera otra de sus actividades, convierten el fenómeno del desarrollo en un proceso multidimensional y de la mayor complejidad. Asimismo, que el desarrollo tenga una finalidad social y política y de implicaciones Cuadernos Latinoamericanos. Año 26 Julio - Diciembre Desarrollo de economías alternativas en América Latina: hacia la conformación de "otra economía" históricas –y por tanto una función teleológica-, hace del desarrollo un fenómeno altamente complejo debido a la naturaleza esencialmente humana y política de los procesos involucrados en él, dado la multiplicidad de variables sociales, políticas, psicológicas, valóricas, culturales, etc., en que intervienen, y el alto contenido ideológico que entrañan objetivos, metas, acciones, estrategias y políticas involucradas. A todo se suma la complejidad que le agrega la subjetividad manifiesta en el hecho que el desarrollo se relaciona de manera íntima con las necesidades, aspiraciones y expectativas individuales y colectivas de la sociedad y en cada coyuntura de su devenir histórico. Igualmente, dado que en el fenómeno del desarrollo, los factores mencionados anteriormente no participan de manera aislada e independiente, sino que interactúan y se influyen entre sí siguiendo una dinámica de acciones directas, lineales y circulares y retroalimentaciones positivas o negativas, toda la complejidad señalada se acrecienta de forma exponencial. Por consiguiente, para enfrentar las características esenciales del desarrollo de la sociedad es necesario aproximarnos a esta realidad, con un “pensamiento complejo”. Uno de los autores que más ha trabajado el pensamiento 41 complejo es Edgar Morin (Morin, 2001). Una de las expresiones del fenómeno de la complejidad de la sociedad y su desarrollo, es su multidimensionalidad (Utria, 2002); lo que se refiere a la amplia y variada gama de contextos y planos de acción o dimensiones del conjunto de elementos o factores y procesos involucrados en su constitución estructural y orgánica, su funcionamiento y las relaciones entre dichos factores y, consecuentemente, en los procesos de desarrollo. 3. La construcción de “otra economía”: ¿hacia el postcapitalismo? Lo que moviliza a millones de activistas en todo el planeta es la convicción de que el mundo puede ser mejorado. Convicción simple, visionaria, pero asociada a las acciones que son la base del proceso civilizador. En la actualidad, para la construcción de un mundo más civilizado, más justo y solidario, ecológicamente solvente y sustentable, es necesaria la superación del capitalismo neoliberal. En todos los aspectos, la dinámica económica bajo la orientación neoliberal es depredadora, promotora de injusticias sociales, llevando a la explotación a las poblaciones más vulnerables y frágiles. Los activistas Cuadernos Latinoamericanos. Año 26 Julio - Diciembre 42 Rincón Elita/ Acosta Nebis que proponen la construcción de “otra economía” y “otra sociedad”, reconocen el éxito material del modelo dominante así como el crecimiento de su legitimidad en las últimas décadas (Cattani, 2005). El inicio del siglo XXI presentó un cuadro paradójico: dominación económica, política e ideológica consolidada, resistencias fragmentadas y, al mismo tiempo, un sinnúmero de denuncias de los resultados provocados por la aceleración del capitalismo, respaldado por el imperio norteamericano y sus representantes internacionales (FMI, BM, OMC, BID). Universidades, centros de investigación, intelectuales, con el apoyo de estadísticas confiables, han probado, científicamente, la exacerbación de la contradicción básica del sistema capitalista, es decir, de la apropiación privada cada vez más aguda de la producción social. El modelo económico dominante, el sistema capitalista, genera crisis en muchos órdenes de la realidad social. Generalmente, se han centrado en la crisis especulativafinanciera como el mayor problema de la economía capitalista; pero ésta crisis cíclica no puede ocultar que el propio sistema capitalista lleva consigo una serie de dificultades e inconvenientes que amenazan la mayor parte de la población mundial. Para señalar de manera resumida estos problemas inherentes al orden capitalista podemos destacar las siguientes crisis (Aizpuru et al, 2011): crisis ecológica, crisis climática, crisis alimentaria, crisis energética, crisis social, crisis del modelo laboral, crisis cultural y de valores, y crisis económica-financiera. De acuerdo con Houtart (2008), todo este conjunto de disfuncionamientos ha desembocado en una verdadera crisis de civilización, caracterizada por el riesgo de un agotamiento del planeta y de la extinción del ser vivo, lo que significa una crisis de sentido. La humanidad que renuncia a la razón y abandona la ética, pierde el derecho a existir. Para Dierckxsens (2008:10), “la crisis actual no expresa sólo los límites históricos del sistema capitalista, pues nos enfrentamos a una crisis de la modernidad que considera a la naturaleza como un objeto de explotación. En síntesis, estamos ante una crisis de la civilización occidental que integra estas distintas dimensiones”, mencionadas anteriormente. Después de la breve descripción que hemos hecho sobre las crisis del modelo económico-político que domina la sociedad actual, ahora es necesario plantear en que podría sustentarse la construcción de “otra economía”. Esta economía Cuadernos Latinoamericanos. Año 26 Julio - Diciembre Desarrollo de economías alternativas en América Latina: hacia la conformación de "otra economía" alternativa parte de la base de un cambio de mentalidad: no querer contribuir a la barbarie en la que consiste el mundo hoy; pero para empezar a construir el mundo que queremos ver realizado, necesitamos herramientas que empiecen a poner en práctica otro modelo. Después de la década perdida para América Latina y el Caribe en los años ochenta, y de dos décadas de crecimiento económico incipiente que contrasta con el enorme incremento en extensión e intensidad de la pobreza y diversas formas de exclusión, en todos los países de la región se vienen impulsando un sinnúmero de experiencias, no solamente de estrategias de sobrevivencia, sino de desarrollo de economías alternativas en diferentes escalas y con diversos actores (Gonzáles y Barkin, 2008). En este sentido, las economías alternativas, entre ellas la economía social y solidaria, la economía para la vida, la economía ecológica y la economía feminista, tienen en común una visión del mundo post-capitalista, donde la reproducción de la vida constituye el objetivo central de la economía y la solidaridad humana, el elemento de articulación (Gonzáles, 2009). A continuación se detallan cada uno de estos aportes latinoamericanos a la concepción de “otra economía”: 43 3.1.La “economía popular de solidaridad” de Luis Razeto (Chile) Plantea que no toda la economía popular es economía solidaria, ni toda la economía solidaria es parte de la economía popular, pues hay expresiones solidarias en otros niveles sociales y en organizaciones y actividades económicas no populares, como por ejemplo las formas cooperativas autogestionadas, entre otras. Esta economía incluye: microempresas y pequeños talleres y negocios; organizaciones económicas populares; iniciativas individuales no establecidas e informales; soluciones asistenciales e inserción en sistemas de beneficencia pública o privada. Un aspecto importante a destacar desde la economía popular de solidaridad es el aporte que hace y puede hacer para superar la pobreza, porque desarrolla la capacidad de los propios pobres para satisfacer sus necesidades. Un valor muy rescatable es justamente éste, pues se considera que la construcción de un mejor mañana, de un mejor futuro, se basa no sólo en la satisfacción de necesidades inmediatas, o en la adquisición de bienes materiales, sino en el desarrollo y acumulación de poder, entendido como el desarrollo de capacidades y habilidades propias, y de recursos para el relacionamiento, la comunicación y el ejercicio de la participación de manera activa en la construcción y destino de la persona y de su Cuadernos Latinoamericanos. Año 26 Julio - Diciembre 44 Rincón Elita/ Acosta Nebis entorno. La educación juega un papel fundamental en el desarrollo de capacidades, habilidades y criterios para el discernimiento en torno a la atención a las necesidades humanas fundamentales, que están lejos de una visión mercantilizada de los satisfactores y bienes necesarios para la vida. la economía de solidaridad, tiene efectos muy importantes en sus resultados concretos. Se denomina economía de solidaridad a un modo especial de hacer economía -de producir, de distribuir los recursos y los bienes, de consumir y de desarrollarseque presenta un conjunto de características que se consideran alternativas respecto de los modos económicos capitalista y estatista predominantes. Se trata de un modo de hacer economía que implica comportamientos sociales y personales nuevos, tanto en el plano de la organización de la producción y de las empresas, como de los sistemas de asignación de recursos y distribución de los bienes y servicios producidos, y en los procedimientos y mecanismos del consumo y la acumulación. En la producción, el “factor C” se manifiesta en la cooperación en el trabajo que acrecienta la eficiencia de la fuerza laboral; en el uso compartido de conocimientos e informaciones que dan lugar a un importante elemento de creatividad social; en la adopción colectiva de las decisiones; en una mejor integración funcional de los distintos componentes sociales de la empresa u otra forma de organización económica que reduce la conflictividad y los costos que de ésta derivan; en la satisfacción de necesidades de convivencia y participación, implicando que la operación de la unidad productiva proporciona a sus integrantes una serie de beneficios adicionales, no contabilizados monetariamente, pero reales y efectivos; en el desarrollo personal de los sujetos involucrados en las empresas, derivado de la comunicación e intercambio entre personalidades distintas, etc. En la economía convencional de mercado normalmente se habla de dos factores económicos básicos: capital y trabajo; pero en la economía popular de solidaridad hay un factor que Razeto (1993), ha llamado “factor C”: cooperación, comunidad, compañerismo, coordinación, cuya acción conjunta, incorporada a Se considera que la educación de hoy debe sumarse a la formación de sujetos que asuman y desarrollen este “factor C”, lo que implica, ciertamente, un proceso de re-educación en la sociedad. Las experiencias muestran que esto lleva a que la formación de un grupo, asociación o comunidad, que opera cooperativa y cordialmente, Cuadernos Latinoamericanos. Año 26 Julio - Diciembre Desarrollo de economías alternativas en América Latina: hacia la conformación de "otra economía" proporciona un conjunto de beneficios a cada integrante y un mejor rendimiento y eficiencia a la unidad económica como un todo, debido a una serie de economías de escala, economías de asociación y externalidades, implicadas en la acción comunal y comunitaria. 3.2. La “economía social centrada en el trabajo” de José Luis Coraggio (Argentina) Una economía social centrada en el trabajo y no en el capital, se entiende como un sistema de relaciones de producción, distribución y consumo orientado por la satisfacción de las necesidades de todos, legitimadas democráticamente en cada situación histórica. No admite el principio de escasez como una condición natural, sino como una construcción política, y propone una redistribución fuerte de la riqueza y los medios de producción, más no sólo de los ingresos. Está centrada en la integración de todos los trabajadores y trabajadoras al conocimiento y la creación colectiva, privilegiando formas asociadas, cooperativas y solidarias, y una relación armónica con los ecosistemas. Los intercambios se realizan en mercados solidarios, regulados, a fin de lograr precios justos y no de explotación. La administración del sector público y la normatividad son dirigidas por criterios definidos por la comunidad, de manera directa o a 45 través de representantes legítimos que “mandan obedeciendo” según los deseos y acuerdos de esa comunidad. Sus valores, que tienen que ver con la educación, están arraigados en las mejores tradiciones de nuestros pueblos y en una ética universal de lo humano; sus criterios de eficiencia no están basados en la ganancia y la acumulación sin límite, sino en la reproducción ampliada de la vida. Sus formas de propiedad y apropiación son múltiples, y la responsabilidad social en el uso de recursos está regida por normas morales y penalizaciones sociales consensuadas. Pasar de la reproducción del capital a la reproducción de la vida (en el marco de una perspectiva alternativa: de la economía popular a la economía del trabajo), según Coraggio (2004), es una propuesta que parte de cuestionar la categoría central de acumulación de capital para interpretar los fenómenos económicos locales, y para pensar las vías de desarrollo a mayores escalas. Teórica y prácticamente, es necesario que surja otro sentido alternativo para la sociedad humana, con una fuerza comparable y capaz de encarnarse de manera masiva en imaginarios y estructuras económicas. Para ello debe tener no sólo plausibilidad y conectarse con los deseos de la ciudadanía, sino incorporarse en Cuadernos Latinoamericanos. Año 26 Julio - Diciembre 46 Rincón Elita/ Acosta Nebis las prácticas fundamentales con un alto grado de automatismo — como ocurre con la acumulación de capital— y ser dialéctico, de modo que el avance en su realización lleve a nuevas tensiones que induzcan nuevos desarrollos. Esa categoría puede ser la de reproducción ampliada de la vida humana. Poner en el centro la reproducción ampliada de la vida humana no supone negar la acumulación, sino subordinarla a la reproducción de la vida, estableciendo otro tipo de unidad entre la producción (como medio), y la reproducción (como sentido). Desde un punto de vista teórico, esto implica modelos (no economicistas), que consideren otra relación jerárquica entre los equilibrios necesarios para la vida. Aunque debe atenderse a los equilibrios macroeconómicos, no se les pone por encima de los equilibrios psicosociales que requiere la vida humana, de los equilibrios sociales que faciliten la convivencia en paz de la humanidad, ni de los equilibrios naturales, el respeto de todos los cuales haría sustentable el desarrollo de la vida social en este planeta. Supone asimismo asumir, como contradicción dinámica, la contraposición entre la lógica de la reproducción del capital y la lógica de reproducción de la vida humana. Finalmente implica ver en el conjunto de trabajadoras y trabajadores —que pueden existir dentro o fuera de relaciones capitalistas inmediatas—, la base social del sujeto histórico de ese desarrollo sustentable. 3.3. La “economía para la vida” de Franz Hinkelammert y Henry Mora (Costa Rica) Una economía para la vida supone una recuperación radical del sujeto y de la subjetividad que cuestione, en el plano del pensamiento, el objetivismo de la tradición positivista tan enraizado en nuestra sociedad “moderna”. Al reducir a la persona humana a individuo propietario y calculador de sus utilidades, el mercado totalizado suprime el otro polo de esta persona humana, que es el sujeto. En cuanto sujeto, el ser humano enfrenta un entorno de competitividad compulsiva y vive interpelando al dominador y posesivo, que no puede vivir si el otro no vive también. La vida no se puede afirmar si no es afirmándose a la vez ante la muerte. Y cuando se habla de “vida” se refiere a la vida real de los seres humanos reales; por tanto una economía para la vida se ocupa de las condiciones que hacen posible esta vida a partir del hecho de que el ser humano es un ser natural, corporal, necesitado. Se ocupa, entonces, de las condiciones materiales (biofísicas y socioinstitucionales), que hacen posible y sostenible la vida a partir de la satisfacción de las necesidades, el Cuadernos Latinoamericanos. Año 26 Julio - Diciembre Desarrollo de economías alternativas en América Latina: hacia la conformación de "otra economía" goce de todos y todas, y por tanto, el acceso a valores de uso que hacen posible esta satisfacción y este goce (Hinkelammert y Mora, 2005). Desde este punto de vista, la economía debe tomar en cuenta el carácter multidimensional de la vida humana, y analizarla en función de las condiciones de posibilidad de esta vida, a partir de la reproducción y el desarrollo de las dos fuentes originales de toda riqueza: el ser humano en cuanto sujeto y la naturaleza externa. La corporalidad es, por tanto, un concepto clave de una economía para la vida, pero no se trata solamente de una corporalidad individual, sino de la corporalidad del sujeto en comunidad. La comunidad tiene siempre una base y una dimensión corporal. Se trata del nexo corporal entre los seres humanos, y de éstos con la naturaleza. 3.4. La “economía feminista” de Natalia Quiroga (México) Esta propuesta está vinculada, en sus inicios, con las luchas específicas de los movimientos de mujeres y feministas que cuestionaban el androcentrismo de las sociedades occidentales, y que dieron lugar, en 1975, a que la Organización de las Naciones Unidas iniciara en México, no sólo el primer Año Internacional de la Mujer, sino también la primera Década de la Mujer (1975-1985); 47 lo cual contribuyó a impulsar el reconocimiento del papel distintivo de la mujer en la sociedad y la necesidad de que la Ciencia Económica fuera interpelada a partir de las visiones teóricas y prácticas de las mujeres, así como de las relaciones de género. Vale precisar que, en las ciencias sociales, se entiende la categoría género como la simbolización o construcción socio-cultural que alude a la relación entre los sexos; el problema central de las mujeres en la sociedad no es un problema de biología, sino del lugar social que, como género, ocupan; es decir, con la categoría género nos referimos básicamente a las relaciones sociales entre los sexos. En el horizonte de una economía que tenga como sentido la reproducción ampliada de todas y todos se hace indispensable romper con la base materialcultural del capitalismo, es decir, con el patriarcado. En la relación entre capitalismo y patriarcado, tanto hombres como mujeres son víctimas de un sistema que elabora representaciones culturales acerca de lo femenino y lo masculino, para asegurar la continuidad de una sociedad jerárquica y desigual en lo simbólico y en lo material. En la literatura sobre el género, hay acuerdo en que el patriarcado es un sistema más antiguo que la propia sociedad occidental y que Cuadernos Latinoamericanos. Año 26 Julio - Diciembre 48 Rincón Elita/ Acosta Nebis asume formas específicas en el capitalismo. La división social del trabajo entre hombres y mujeres tuvo un carácter fundante de las sociedades humanas y es incluso anterior a la propiedad privada. Originalmente, esta división se basó en las características biológicas de los hombres y las mujeres, pero conforme la organización social fue complejizándose, y la propiedad privada se fue convirtiendo en el eje de la economía, esa división originaria del trabajo se fue convirtiendo en desigualdad, discriminación y exclusión. En esta desigualdad se ha basado la asignación de los recursos, que en la economía capitalista se ha traducido en una especialización del trabajo entre lo público (lo productivo) para los hombres, y lo privado (reproductivo) para las mujeres. Esa visión que establece una separación tajante entre la esfera pública (donde se actúa movido por la búsqueda del máximo placer individual sin tener ningún otro elemento en cuenta), y la privada (donde la mujer debe garantizar el desarrollo familiar armónico y libre de conflicto), ha impedido entender el verdadero funcionamiento de la economía; en ella, lo productivo y lo reproductivo se encuentran cotidianamente integrados, y estas polaridades no se verifican, dado el conflicto, la explotación, la cooperación y la solidaridad, entre muchos otros comportamientos presentes en los dos ámbitos. Las economistas feministas, de acuerdo con Quiroga (2009), han puesto de manifiesto que en la relación con el capitalismo las mujeres se encargan del cuidado de la vida humana, y con este trabajo garantizan que la producción de mercancías se haga posible. El que las mujeres hagan este trabajo sin remuneración, favorece que el salario pagado por los capitalistas evada los costos de la reproducción de la fuerza de trabajo. Es así que una parte de la actividad realizada en el hogar sería no el momento final del disfrute del consumo, sino una condición de existencia del sistema económico. Se trata entonces de reconocer que existen tiempos de reproducción y de regeneración que han sido invisibilizados por el tiempodinero, porque se desarrollan en un contexto distinto del mercantil, y por tanto no pueden ser evaluados mediante criterios de mercado. Una educación integral tiene que considerar la complejidad de la vida diaria, los distintos tiempos que la configuran, las relaciones entre unos y otros, y las tensiones que se generan para intentar gestionarla en su globalidad, teniendo como objetivo fundamental la vida humana. 3.5. La “economía ecológica” de Cuadernos Latinoamericanos. Año 26 Julio - Diciembre Desarrollo de economías alternativas en América Latina: hacia la conformación de "otra economía" David Barkin (México) Aunque la economía ecológica moderna todavía no ofrece un claro consenso sobre su contenido y sus metodologías, sus practicantes están comprometidos con la búsqueda de caminos a fin de contribuir a superar los diversos obstáculos para la construcción de una sociedad más justa y mejor posicionada, en camino hacia la sustentabilidad. La economía ecológica ofrece principios éticos y metodológicos mínimos para un análisis diferente de los problemas examinados por otros economistas. Los principios éticos incluyen: equidad intergeneracional, justicia social y gestión sustentable; y los metodológicos: la multidisciplinariedad, el pluralismo metodológico y la apertura histórica. Los economistas ortodoxos reconocen los problemas del abuso del sistema natural por el productivo. Aunque muchos aceptan que sus soluciones llevan a remedios inadecuados, no encuentran otra forma de abordar el conflicto más que incorporar al proceso de producción cálculos del costo de la degradación ambiental y del consumo de los recursos naturales más cercanos a los daños efectivos que la producción ocasiona a la sociedad y al planeta. Esta línea de pensamiento es 49 apoyada por otra, afincada en el optimismo tecnológico, que asevera que el uso de recursos norenovables (y aun los renovables), a ritmos que amenazan con la continuidad del sistema actual de producción y consumo, no debe preocuparnos, porque la humanidad siempre ha contado con la creatividad necesaria para suplir los recursos consumidos, así como las especies y ecosistemas destruidos. La economía ecológica aboga por lo que llama la sustentabilidad “dura”, que propone estrictos límites en los consumos para recuperar ecosistemas deteriorados y detener el agotamiento de los recursos naturales. Para avanzar en esta dirección, sus adeptos insisten en nuevos enfoques y metodologías para imponer estrictos controles sobre la destrucción de la naturaleza y el consumo de sus recursos. Consideran que los mercados no pueden responder de manera adecuada para proteger estos recursos, ya que el desigual reparto del ingreso y del poder deja en manos de los ricos la decisión de cómo y dónde proteger, descobijando a los pobres (quienes han sufrido de siglos de destrucción, expoliación y explotación), produciendo las hirientes brechas que caracterizan al mundo contemporáneo. Cuadernos Latinoamericanos. Año 26 Julio - Diciembre 50 Rincón Elita/ Acosta Nebis La economía ecológica, entonces, tiene implícito en sus metodologías, un modelo de comportamiento social que rechaza la idea de un mundo homogéneo que progresa en una sola dirección hacia la urbanización y la industrialización. No sólo reconoce y pretende fortalecer la inmensa diversidad productiva y tecnológica que ha perdurado a pesar de las presiones homogeneizadoras de la economía mundial, también replantea una forma de democracia participativa; y con ello fomenta nuevos mecanismos para colaborar con los grupos sociales que luchan por defender estas diversidades e impulsan las iniciativas locales para ampliar las oportunidades, defender los recursos y revertir los procesos de destrucción. estancamientos. Es hora de apartar las pretensiones de los tecnócratas de mantener los principios doctrinarios del FMI y del BM, que estuvieron en la base de todas las políticas económicas de esas dos décadas, para retomar los caminos iniciados por el pensamiento crítico latinoamericano. En este sentido, necesitamos no sólo una estrategia de crecimiento, sino también una estrategia de desarrollo alternativa. Reflexiones finales Como los antiguos maestros de las ciencias sociales, se necesita que el pensamiento acerca del desarrollo sea más integral. El “pensamiento único” que se impuso durante el neoliberalismo fue dogmático, tecnocrático y pretendió ser hegemónico. Más que nunca se requiere reflexión interdisciplinaria que incorpore una base ética, Hoy, cuando el modelo neoliberal naufraga sin haber demostrado sus virtudes dinamizadoras y modernizantes, la revalorización de la teoría latinoamericana del desarrollo (principalmente el estructuralismo y la teoría de la dependencia) se vuelve una tarea no solamente necesaria sino imprescindible para la construcción de estrategias alternativas de desarrollo. Es hora de reflexionar, de buscar alternativas, de tender hacia cambios sustanciales, de generar esperanzas en una población cansada de dos décadas, ochenta y noventa del siglo XX, de una perspectiva histórica y un conocimiento científico con el aporte de diferentes disciplinas, hasta alcanzar una reflexión filosófica. En fin, se requiere una sabiduría para apreciar la complejidad de los problemas actuales del desarrollo; sobre todo se necesitan políticos, economistas, sociólogos, geógrafos, historiadores, antropólogos, filósofos, ingenieros, empresarios, dirigentes sociales, entre otros, que tengan esa sabiduría de la reflexión interdisciplinaria y crítica ante los cambios de época que vivimos, con sus riesgos y oportunidades. Referencias Bibliográficas Cuadernos Latinoamericanos. 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