Download nº 114 Cuadernos de Medicina PSicosomática
Document related concepts
no text concepts found
Transcript
E D S NO A C I T Á M O Y S O IC S P E A C N A I L IC N D E E E M D ática A Í m o s R T sico A P I e d U Q I cana i r S e P am Ibero sde erno d C ic med .cua www om ina.c R E D UA sta Revi 4 1 1 io - Jun o y a l-M Abri ÓRGANO OFICIAL DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE MEDICINA PSICOSOMÁTICA (SEMP) Y DE LA SOCIEDAD MARCÉ ESPAÑOLA DE SALUD MENTAL PERINATAL (MARES) Y DE LA SOCIETAT CATALANA DE RECERCA Y TERÀPIA DEL COMPORTAMENT/ SOCIEDAD CATALANA DE INVESTIGACIÓN Y TERAPIA DEL COMPORTAMIENTO (SCRITC) INCLUIDO EN LAS BASES DE DATOS BIBLIOGRÁFICOS INTERNACIONALES: PSICODOC E ISOC EXCERPTA MÉDICA - LATINDEX MIAR - CARHUS - ULRICH S ERIH - DIALNET Año 2 015 CUADERNOS DE MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y PSIQUIATRÍA DE ENLACE • Editor: J.Mª. Farré Martí. Hospital Universitario Dexeus (H.U.D.) Universitat Autònoma. (U.A.B.) Barcelona. Dirección Científica: J.J. García Campayo. Hospital Miguel Servet. Zaragoza. Editores Asociados: E. Baillès (SCRITC). U. Pompeu Fabra (UPF). Barcelona. R. Campos. Hospital Clínico Universitario (H.C.U.) Facultad de Medicina (F.M). Zaragoza. Ll. García-Esteve (MARES), H. Clinic. U. de Barcelona (HC.UB.). Barcelona. Editor Honorario: M. Álvarez Romero. Presidente de la SEMP. Sevilla. Editora Científica: N. Mallorquí. Barcelona. H.U.D. Barcelona. Sección de Salud Mental Perinatal y Reproductiva: COORDINACIÓN: G. Lasheras. H.U.D. Barcelona. B. Farré Sender. H.U.D. Barcelona. L. Ferraz. (FP) U.A.B. Barcelona. LL. García Esteve. H.C.U.B. Barcelona E. Gelabert. F. Psicología FP U.A.B. Barcelona. Sección de Psicosomática Infanto-Juvenil (SPMIJ): ASESOR: J. Toro. F.M.U.B. Barcelona. COORDINADORES: M. Agulló. Dp. Ensenyament Generalitat de Catalunya (DEGC) y A. Orobitg (H.U.D.) (Colab). Barcelona. J.A. Alda. H.S. Joan de Deu. Barcelona. A. Benito de la Iglesia. FP. U.Complutense.Madrid.(UCU) Sección de Conductas Adictivas Comportamentales COORDINACIÓN: S. Jiménez-Murcia. H.U. de Bellvitge. U.B. Barcelona. V. Ferrer-Olives. H.U.D (Colaboradora). Barcelona. V. González. Atención e Investigación de Socioadicciones (AIS). Barcelona. J.Mª Farré Martí. H.U.D. Barcelona. Sección de Sexología y Salud Mental ASESOR: F. López. F.P. U. Salamanca E. Maideu. H. Comarcal de Ripollès. Girona. COORDINACIÓN: C. Chiclana. FM. UCEU-San Pablo. Madrid. SAMP MIEMBROS: A.L. Montejo.(AESEXSAME). H.C.U.F.M. Salamanca. M. Contreras. Madrid. C. Giménez-Muniesa. C.S.P.T. Sabadell. M.L. Imaz. H.C.U.B. Barcelona. G. Mestre. H.U.D. Barcelona. I. Olza. Madrid. I. Rovira. HCUB. Barcelona S. Subirá. FP U.A.B. Barcelona. A. Torres. H.C.U.B. Barcelona. L. Ezpeleta. FP. UAB. Barcelona. N. Fort. Corporació Sanitària Parc Taulí (CSPT). Sabadell. C. Larroy. F.P.U.C.M. Madrid. L. Lázaro. H.U.C.B. Barcelona J. Méndez. U. de Murcia I. Moreno. Universidad Sevilla. M. Pamias. CSPT. Sabadell. M. Sánchez-Santacreu. H.U.D. (Colab.) Barcelona. Consejo Editorial: DIRECCIÓN: A. Lobo. H.C.U.F.M. U. Zaragoza. COORDINACIÓN: J.A. Monreal. C.S.P.T. Sabadell. J.J. de la Gándara. H.U. Burgos. Burgos. E. Echeburúa. U. del País Vasco. S. Sebastián. E. García-Camba. H. de la Princesa. (U.A.M.). Madrid. F. Labrador. U.C.M. Madrid. B. Sandín. UNED. Madrid. P.A. Soler Insa. H. Mutua de Terrassa. U.B. Terrassa. M. Valdés. F.M. U.B. Barcelona. M.A. Vallejo-Pareja. F.P. UNED. Madrid. G. Mestre. H.U.D. Barcelona. E. Oller-Ariño. H.U.D. Barcelona. J.Mª Farré. H.U.D. Barcelona. CUADERNOS DE MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y PSIQUIATRÍA DE ENLACE • Consejo Asesor: COORDINACIÓN: L. Ros (CR). CSPT. Sabadell. D.Vega (CR). H. Igualada. E. Álvarez. Barcelona A. Bados. Barcelona. R. Bayés. Barcelona. J. Blanch. Barcelona. A. Bulbena. Barcelona. A. Colodrón. Madrid J. Deus. Barcelona. S. Dexeus. Barcelona. F. Fernández. Barcelona. LL. García-Sevilla. Barcelona. F. Gutiérrez. Barcelona F. Martínez Pintor. Barcelona. J.C. Mingote. Madrid. J.J. Mira. Alicante. A. Moriñigo. Sevilla. J. Obiols. Barcelona. F. Ortuño. Pamplona. D.J. Palao. Sabadell. T. Palomo. Madrid. J.M. Peri. Barcelona. M. Planes. Girona. R.M. Raich. Barcelona. M. Roca. Palma de Mallorca. S. Ros Montalban. Barcelona. C. Saldaña. Barcelona. R. Sender. Barcelona. J. Soler. Barcelona. A. Tobeña. Barcelona R. Torrubia. Barcelona. J. Vallejo-Ruiloba. Barcelona. International Editorial Board: EDITOR: A. Lobo. H.C.U.F.M.U. Zaragoza. ASSISTANTS EDITORS: K. Gunnard. H.U.D. Barcelona & J.A. Monreal C.S.P.T. Sabadell. G. Cardoso. Lisboa. D. Clark. Londres. S. Fortes. Río de Janeiro. F. Huyse. Amsterdam. K. Lyketsos. Baltimore. I. Marks. Londres. Consejo de Redacción (CR): M. Rigatelli. Modena. P.M. Salkovskis. Londres. L. Salvador-Carulla. Sidney. W. Soëllner. Nuremberg D. Souery. Bruxelles. F. Tremeau. New York. S. Alario. Valencia. J. Arbesu. (SEMERGEN). Madrid. B. Gómez Vicente. Castellón de la Plana. J. Punti. (SPMIJ). Sabadell. M. Sánchez Matas. (SPMIJ). Barcelona. I. Tolosa. Barcelona. Psiquiatría de Enlace (CR): ASESOR: L. Pintor. HCUB. Barcelona. COORDINACIÓN: G. Parramon. H.U. Vall Hebrón. Barcelona. E. Aubá. Clínica U. Pamplona. Pamplona. S. Ruiz Doblado. H. de la Merced. Osuna (Sevilla). COORDINADOR: M. Agulló. DEGC. Barcelona. S. Morais. Viseu. M. González. S. de Chile y M. Valdebenito. S. de Chile. L. Restrepo. Medellín. M. Catalán. Sabadell. E. Salas. Barcelona. Secretaría de Redacción: R. Sáez. Barcelona N. Sardà. Barcelona. H. Domínguez-Cagnon. Barcelona El Dueto: Redacción en Portugal: Redacción en Chile: Redacción en Colombia: Documentalistas: CUADERNOS DE MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y PSIQUIATRÍA DE ENLACE • CUADERNOS ESTÁ INCLUIDO EN LAS BASES DE DATOS BIBLIOGRÁFICOS INTERNACIONALES PSICODOC E ISOC (BASE DE DATOS DEL CSIC) EXCERPTA MÉDICA – LATINDEX – MIAR – CARHUS ULRICH’S – ERIH – DIALNET CUADERNOS ES LA REVISTA OFICIAL DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE MEDICINA PSICOSOMÁTICA (SEMP), DE LA SOCIEDAD MARCÉ ESPAÑOLA DE SALUD MENTAL PERINATAL (MARES) y DE LA SOCIETAT CATALANA DE RECERCA I TERÀPIA DEL COMPORTAMENT/SOCIEDAD CATALANA DE INVESTIGACIÓN Y TERAPIA DEL COMPORTAMIENTO (SCRITC) EDITA m editorial édica COORDINA: MARISA PRIETO ISSN Electrónico: 1695-4238 Edición Electrónica: www.editorialmedica.com • E-mail: contacto@editorialmedica.com twitter: @psicosomatica_c Año 28 ! Nº 114 ! Abril - Mayo - Junio 2015 Redacción: I.U. Dexeus C/. Sabino Arana, 5-19- 3ª Planta. Consultas Externas Psiquiatría - 08028 Barcelona Fotocomposición, Fotomecánica y Maquetación: Grupo Fotocomposición. Madrid. Depósito Legal: M-31719-1986. Solicitado control O.J.D. LA REVISTA CUADERNOS no se identifica ni se hace responsable de las opiniones de los autores de los trabajos. Autorizado por el Ministerio de Sanidad y Consumo S.V.R. nº 542 ADMINISTRACIÓN REVISTA CUADERNOS - C/. Gamonal, 5 - 5ª Planta - Nº 9 - 28031 Madrid - ESPAÑA 4 C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 contenido Año 28 • Nº 114 Abril - Mayo - Junio 2015 Editorial Un sin parar... J.M. Farré . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 Editorial Invitada Diagnóstico psiquiátrico en niños y adolescentes. ¿A qué se debe su aumento? Luisa Lázaro . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 Notas Editoriales. J.M. Farré . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12 Artículos Originales Programa de rehabilitación cardíaca: estudio de la eficacia del tratamiento psicológico sobre el estado de ánimo. Cardiac rehabilitation program: study of the efectiveness the psychological treatment on the mood. Mª José Martín Martín, Marina Vega Boada, Mª José Vázquez Laprea, Felicitas García Ortun, Empar Álvarez Auñón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .13 Casos Clínicos Comorbilidad entre trastorno de ansiedad generalizada y trastorno de pánico con agorafobia. Caso clínico. Comorbidity between generalized anxiety disorder and agoraphobic panic disorder. Single-case. Mireia Ribas Canturri y Yolanda Martínez Ortega . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .23 Intervención cognitivo-conductual en un niño con TDAH. Cognitive-behavioral intervention on a child with ADAH. Isabel Xandri Márquez, Isabel Moya Colacios, María Giró Batalla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .35 Artículos de Revisión Una mirada sobre la psicología clínica en Unidades de Rehabilitación. UM OLHAR SOBRE A PSICOLOGIA CLÍNICA EM UNIDADES DE REABILITAÇÃO. A glance at clinical psychology in Rehabilitation Units. Susana Clara Morais . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .40 Artículos de Divulgación Soy yo, no el cáncer. I am not cancer. Ramón Bayés . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .51 Noticias de Psicosomática. G. Mestre e I. Tolosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57 Noticias de Salud Mental Perinatal..Gracia Lasheras, Borja Farré-Sender, Estel Gelabert, Liliana Ferraz, Gemma Mestre, Ingrid Rovira . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .64 Noticias de Psicosomática Infanto-Juvenil. Anaïs Orobitg . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 Comentario de Libros Manejando el dolor: la oportunidad psicológica José Carlos Mingote Adán, J.M: Farré . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 El rol importante de la familia en casos de bulimia. Katarina Gunnard . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76 Agenda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78 6 C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 editorial Un sin parar... “C uadernos...” ha entrado en un estado de hiperactividad que no solamente es el reflejo de la valía profesional de su staff, sino también del entusiasmo del Consejo de Redacción y Editorial que han constituido grupos de trabajo estables, cuyos frutos comienzan a notarse. La Sección de Salud Mental Perinatal –bajo la advocación de la Sociedad que representamos, la MARES–, sigue con su paso firme ofreciéndonos sus resúmenes de artículos de actualidad, algo impagable y que efectúa también la de Psicosomática Infanto-Juvenil (SPMIJ), y que es un valor firme y original de nuestra publicación. Pero también nos ofrece su resumen monográfico de la Jornada Anual de la MARES. Como cada año, se ha celebrado en Barcelona, bajo la organización conjunta del H.U. Dexeus (Dra. Mª Gracia Lasheras), el H. Clínic – Maternitat (Dra. Lluïsa García Esteve) y la Universidad Autónoma de Barcelona (profesora Susana Subirá), con un éxito total tanto científico como de asistencia masiva de público. Por su parte, la SPMIJ sigue con su expansión. Se han incorporado los Profesores Amado Benito de la Iglesia (UCM), Lourdes Ezpeleta (UAB), Cristina Larroy (directora de la Clínica de Psicología de la UCM), Javier Méndez, que retorna felizmente a Cuadernos (es Catedrático de la Universidad de Murcia) e Inmaculada Moreno (Universidad de Sevilla). A todos ellos nuestro agradecimiento y nuestra cálida bienvenida. Con este bagaje la Sección que asesora el profesor Dr. José Toro y coordinan Miquel Agulló y Anaïs Orobitg tendrá un impulso casi irresistible. No olvidemos que la SPMIJ, aparte su trabajo habitual de redacción en Cuadernos, es una auténtica organización autónoma y extremadamente original que se reúne regularmente con actividades docentes, fundamentalmente bibliográficas, que organiza la ponencia Marco de la Jornada Anual de Terapia del Comportamiento y estructura, investigaciones como la que ha ganado el premio –Beca de la Asociación Española de Sexualidad y Salud Mental (AESEXSAME)– sobre “Adolescencia y Sexo”. Cuadernos va más allá de una publicación científica y es un auténtico foro de debate, ideas y actividades. Las Secciones nuevas van configurándose. Así la de Conductas Adictivas Comportamentales (AC) ha coordinado la monografía “Adicción a las Nuevas Tecnologías”, Editorial Siglantana. Barcelona, que acaba de publicarse y tienen muy avanzado un magnífico monográfico histórico sobre AC que esperamos con el máximo interés. Y en cuanto a la novedosa Sección de Sexología y Salud Mental, asesorado por los veteranos –en el tema y en Cuadernos– Dres. López y Maideu, recupera un antiguo colaborador de Cuadernos –llegó a ser nuestro subdirector en las primeras etapas– el Dr. Enrique Oller Ariño, angiólogo y referente internacional en el estudio de la Disfunción Eréctil, y el Prof. A.L. Montejo. Se incorpora María Contreras, psicóloga. Madrid. Ello permitirá (a su coordinador, el Dr. Carlos Chiclana) poner en marcha sus brillantes ideas de redacción, pero también a semejanza de otras secciones, esponsorización de docencia e investigación. Hace poco el propio Dr. Chiclana dirigía un curso “Habilidades básicas en el abordaje de la Sexualidad y su patología”, que es un ejemplo de lo que decimos, ya que la sección se beneficiará de los acuerdos estables entre la SEMP y la AESEXSAME, dos sociedades muy próximas a Cuadernos. C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 7 En otro orden de cosas, pronto volverá uno de nuestros apartados más solicitados por ustedes, el de Líneas de Investigación. Daniel Vega y Verónica Ferrer, sus nuevos responsables, han elaborado documentos que agilizan la recepción de la información. Asimismo el Dueto renueva su formato y su staff. Se ha retirado, por propia iniciativa, Enric Tomás, al que desde aquí agradecemos profundamente su inestimable colaboración, y se incorpora Helena Domínguez Cagnon, Periodista y Psicóloga, que con esta doble titulación asegura la continuidad de la sección. En poco tiempo publicaremos el último Dueto de la anterior etapa –con el Dr. Maideu–, y preparamos ya las nuevas conversaciones con personajes emblemáticos de nuestra doble historia, la profesional y la ligada a los datos sociológicos. Habrán observado que la Sección de Artículos de Divulgación se enriquece con la pluma extraordinaria del profesor Ramón Bayés, uno de nuestros más incondicionales apoyos y valedores. Ahora ya es el turno de todos ustedes: envíennos artículos y animen a sus equipos para divulgar la conducta humana y la Psicosomática y la Salud Mental. Si reunimos suficientes papeles, tenemos el compromiso de una editorial para publicarlos en forma de una monografía, lo que sería una gran satisfacción para todos. La International Editorial Board toma impulso gracias a la labor del profesor A. Lobo y de sus colaboradores, los Dres. Katarina Gunnard y José Antonio Monreal. No ya por la ratificación de nombres absolutamente buques insignia en nuestro mundo (repasen la lista), y que han ratificado su apoyo y compromiso con Cuadernos, sino por la renovación de la Redacción en Colombia gracias a la presencia de la Dra. Diana Restrepo –a la que damos nuestra más cordial bienvenida–, así como por la dupla chilena, Dres. Matías González y Marcelo Valdebenito. Nos constan contactos con Argentina, Costa Rica y México, con lo cual se iría ampliando la red que conformaría nuestra segunda advocación “Revista Iberoamericana de Psicosomática”. Portugal cuenta con un magnífico trabajo de sensibilización por parte de la Dra. Susana C. Morais, nuestra ya veterana corresponsal en Viseu. Los primeros artículos de origen portugués han empezado a publicarse y pronto tendremos incorporaciones potentes en el Consejo Asesor; Portugal y Brasil son dos países absolutamente de referencia, como hemos demostrado contando desde los primeros momentos con los profesores Graça Cardoso de Lisboa y Susana Fortes de Rio de Janeiro. Y un gran “fichaje” de última hora, el Dr. Salvador Ros, psiquiatra de un prestigio indiscutible que además preside la Asociación Española de Psiquiatría Privada, con la que esperamos colaborar en próximas ediciones. Bienvenido sea, privada y públicamente… Y este es nuestro presente, procuraremos no perderlo y así prepararemos un futuro sólido para una publicación que cuenta con nuestro compromiso y sensibilidad. J.M. Farré Editor 8 C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 editorial invitada Diagnóstico psiquiátrico en niños y adolescentes. ¿A qué se debe su aumento? E n las últimas décadas estamos asistiendo a un aumento de los problemas de salud mental en niños y adolescentes, que frecuentemente se asocian a alteraciones funcionales en el ámbito familiar, social y académico. Los trastornos mentales afectan en España a cerca de un millón de menores de edad [1], siendo de enorme importancia identificar las razones que se hallan detrás de esta tendencia. Algunos de los trastornos que en los últimos años han originado más polémica sobre su prevalencia, como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad y los trastornos del espectro autista, quedan actualmente agrupados en los trastornos del neurodesarrollo [2]. Un estudio elaborado principalmente en países nórdicos con una cohorte de niños nacidos desde 1990 hasta 2007 muestra que el aumento de prevalencia para los trastornos neuropsiquiátricos ya referidos, y otros como el trastorno de Tourette y el trastorno obsesivocompulsivo, es atribuible a factores compartidos, no etiológicos, como la mayor disponibilidad de servicios de salud, la mayor conciencia de las dificultades neuropsiquiátricas percibidas tanto por profesionales como por familiares, así como a la ampliación de los criterios diagnósticos de algunas de estas patologías [3]. No obstante, otros factores etiopatogénicos también pueden estar detrás del aumento de patología a edades tempranas. El desarrollo del ser humano tiene lugar en base a la imprescindible interacción entre factores genéticos y ambientales. La psiquiatría del desarrollo enfatiza la relevancia de esta interacción en los mecanismos etiológicos de los trastornos mentales infantiles de larga evolución. En los últimos años se ha prestado mucha atención tanto a los factores genéticos, fundamentándose en la elevada heredabilidad asociada con los trastornos mentales más graves, como a la epigenética, o a cómo el ambiente modela los genes, especialmente en los primeros años de vida. Los factores genéticos y ambientales interaccionan mediante mecanismos complejos, causando diferencias entre los individuos en su exposición y sensibilidad a las influencias ambientales, cuyo estudio en psicopatología infantil se ha revitalizado en los últimos años. Un hecho importante a tener en cuenta en el aumento de los trastornos psiquiátricos en población infantil tiene que ver con el aumento de factores de riesgo. De especial importancia son las influencias ambientales tempranas en forma de anomalías perinatales experimentadas por la madre y el niño durante el embarazo, parto y primeros días de vida. Aquí caben factores como la mayor edad de los padres, la viabilidad de bebés cada vez más prematuros, la existencia de sustancias químicas ambientales como pesticidas, o las enfermedades neonatales que pueden provocar cambios neuroquímicos en una temprana época del desarrollo. Además, en las primeras etapas de la vida, la calidad de la crianza tiene consecuencias profundas y duraderas en diferentes aspectos del desarrollo. Así, una vinculación insegura puede provocar una vulnerabilidad a posteriores factores de riesgo, los cuales facilitarán la presencia de psicopatología en edades venideras. Pero, además de los trastornos del neurodesarrollo propiamente dichos, también estamos asistiendo a un aumento en la adolescencia de otros trastornos mentales que tendían a C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 9 iniciarse mayoritariamente en los primeros años de la edad adulta, como los primeros episodios psicóticos y los trastornos afectivos. Si bien algunas de las razones podrían ser un adelantamiento en la edad de inicio de estos trastornos en las últimas generaciones –sobre todo cuando existen familiares de primer grado con estos trastornos [4,5], o modificaciones en el neurodesarrollo puberal con una disminución progresiva de la edad de inicio de la pubertad–, otros guardan relación con cambios sociales como una menor supervisión y control familiar. La familia es uno de los principales factores de riesgo para la aparición y desarrollo de trastornos emocionales, conductuales y cognitivos. Factores como la existencia de trastornos psiquiátricos en padres, incrementan la posibilidad de que el hijo desarrolle ese trastorno o sea susceptible de padecer otra patología. Por otra parte, la conflictividad familiar con relaciones agresivas entre padres provoca una influencia negativa en la salud mental de los hijos. Los riesgos no residen tanto en la separación como en la conflictividad de la pareja: antes, durante y después de la separación. Finalmente, algunas estructuras familiares pueden ser también factores de riesgo, sobre todo si se asocian a una excesiva juventud de las madres, a un menor nivel cultural y económico de las familias, o a una pérdida temprana de los progenitores. El incremento de uso de servicios sin duda puede relacionarse con mejoras en el sistema de servicios de salud y práctica clínica, pero también puede relacionarse con el aumento de la proporción de estructuras familiares afectadas. Además de los factores de riesgo para el inicio de psicopatología, también hay que destacar el aumento de las conductas de riesgo, manifestadas mayoritariamente en los adolescentes y que pueden tener un factor decisivo en la aparición de trastornos psiquiátricos: consumo de cannabis y otras sustancias, precocidad en las relaciones sexuales y percepción errónea de estas, dietas alimentarias restrictivas o dedicación excesiva a redes sociales. La eclosión de nuevas tecnologías de información, aun siendo de enorme interés para los jóvenes, pueden ser también un factor de riesgo debido a la visualización de conductas violentas, la proliferación de contenidos sexuales cada vez más explícitos o la difusión de procedimientos para enfermar (trastornos de la conducta alimentaria), por citar algunos de ellos. No olvidemos, sobre todo en estos tiempos que nos toca vivir, factores como la pobreza y la adversidad social, que unida a otros factores de riesgo pueden favorecer la negligencia o maltrato y pueden asociarse a trastornos de la conducta perturbadora. En este punto es importante tener en cuenta los factores protectores, que hemos visto disminuir en los últimos años, y que pueden contrarrestar o disminuir los efectos de exposición a la adversidad: una cuidada crianza, la existencia cercana de abuelos o familia extensa que ayude al cuidado de los menores, la espiritualidad o creencias de las familias o los valores de la comunidad. Fomentar características personales como tenacidad, optimismo, autoeficacia y flexibilidad cognitiva permitirán a los menores adaptarse a los cambios ambientales, y mitigar y superar las secuelas psicológicas negativas en respuesta a la adversidad. Padres, profesionales y entidades relacionadas con la infancia han de ser conscientes de la importancia que tiene la promoción de los factores protectores y resistencia (resiliencia) en estas edades hasta la edad adulta. La mayor parte de los trastornos que aparecen en la edad adulta tienen su inicio en la infancia y adolescencia. Realizar un correcto diagnóstico es tarea exigible a todos los profesionales que se dedican a la salud mental infantil. El sobrediagnóstico puede asociarse a la estigmatización, con sus consecuencias psicológicas y a un tratamiento y medicalización a 10 C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 veces demasiado extendido en el tiempo, pero el infradiagnóstico también puede llevar a un sufrimiento innecesario y a una demora en la atención profesional que dificulte la eficacia del tratamiento en tiempos futuros. Se necesita el esfuerzo de todos los profesionales y el acercamiento entre ellos para fomentar el consenso y definir intervenciones tan efectivas como sea posible, y de acuerdo con lo que necesite no solo cada paciente, sino también sus familias. Protocolizar el tratamiento, pero también intentar personalizarlo y hacerlo a medida del paciente y familia, permitirá optimizar el resultado en esta importante etapa de la vida. Luisa Lázaro Jefe de Servicio de Psiquiatría y Psicología Infantil y Juvenil Institut Clínic de Neurociencias. Hospital Clínic. Barcelona REFERENCIAS 1. El libro Blanco de la Psiquiatría del Niño y del Adolescente, patrocinado por la Fundación Alicia Koplowitz. 2. American Psychiatric Association. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders. 5th Edition (DSM-5). 2013, Washington, D.C. 3. Atladottir HO, Gyllenberg D, Langridge A et al., The increasing prevalence of reported diagnoses of childhood psychiatric disorders: a descriptive multinational comparison. Eur Child Adolesc Psychiatry, 2015, 24(2): 173-83. DOI 10.1007/s00787-014-0553-8. 4. Engström C, Thornlund AS, Johansson EL, et al. Anticipation in unipolar affective disorder.J Affect Disord. 1995 Oct 9; 35(1-2):31-40. 5. Mérette C, Roy-Gagnon MH, Ghazzali N, et al. Anticipation in schizophrenia and bipolar disorder controlling for an information bias. Am J Med Genet. 2000 Feb 7; 96(1): 61-8. C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 11 CUADERNOS DE NOTAS EDITORIALES MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y PSIQUIATRÍA DE ENLACE REVISTA IBEROAMERICANA DE PSICOSOMÁTICA El pasado !" de abril tuvo lugar la Recepci#n como Acad$mico Correspondiente de M$rito del Ilmo% Sr% D% Manuel &lvarez Romero' Presidente de las Sociedades Espa(ola y Andaluza de Medicina Psicosom)tica y editor honorario de nuestra Revista% Su Discurso de Ingreso vers# sobre El paradigma Psicosom!tico" Una perspectiva Antropol#gica en la Medicina Actual y fue presentado por el Ilmo% Sr% D% Jos$ Manuel Gonz)lez Infante' Acad$mico de N*mero y Especialista en Psiquiatr+a% El propio Dr% Manuel &lvarez Romero expres# en un escrito que nos remiti# el sentir de su elecci#n: ,Deseo hacer part$cipe de esta distinci#n a todos los miembros de la SEMP" Y espero que mi intervenci#n en el acto% as$ como el trabajo que realice en esta Academia% sirva para un mejor conocimiento de la Medicina Psicosom!tica en su relaci#n con todas las disciplinas com& prendidas en el !mbito de las ciencias de la salud-% Cuadernos se honra con esta distinci#n' no solamente como #rgano oficial de la SEMP' que el Dr% &lvarez preside' sino porque la siente como suya; el Dr% &lvarez lleva muchos a(os colabo . rando con entusiasmo y profundidad con Cuadernos' como miembro de nuestra familia editora% Nuestra m)s sincera felicitaci#n% PREMIO CASOS CL!NICOS "#$ edici%n& Cuadernos de Medicina Psicosom'tica y Psiquiatr(a de Enlace' #rgano oficial de la Sociedad Espa)ola de Psicosom'tica "SEMP&' invita a profesionales del )mbito a seguir publicando casos cl+nicos% Recordar que' cada dos a(os' la SEMP y Cuadernos conceden a trav$s de un jurado estable. cido' un premio al mejor caso publicado en la revista% El premio est) dotado con *++! y la inscripci%n al Congreso bianual de la SEMP' que tendr) lugar en Sevilla del !/ al 0! de febrero de 01!"% Bases del Premio: Los manuscritos mantendr)n la estructura que se indica en las Normas de Publicaci#n de Cuadernos 2apartado: Casos Cl+nicos3 Se cumplir)n las normas generales de publicaci#n de la revista% Fecha l(mite de recepci%n de art(culos: ,- de septiembre #+,Las propuestas de publicaci#n deben enviarse a: Casosclinicos.cuadernos@gmail.com I IBERIAN MEETING OF SEXUALITY AND MENTAL HEALTH 11 y 12 de Septiembre de 2015 http://iberianmedsex.wix.com/i-iberian-meeting Guimaraes, PORTUGAL E-mail: iberian.medsex@gmail.com 12 C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 ARTÍCULO CUADERNOS DE MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y PSIQUIATRÍA DE ENLACE REVISTA IBEROAMERICANA DE PSICOSOMÁTICA Programa de rehabilitación cardíaca: estudio de la eficacia del tratamiento psicológico sobre el estado de ánimo Cardiac rehabilitation program: study of the efectiveness the psychological treatment on the mood María José Martín Martín*, Marina Vega Boada*, María José Vázquez Laprea*, Felicitas García Ortun**, Empar Álvarez Auñón*** Recibido: 05/02/2015 Aceptado: 16/03/2015 Resumen En el presente trabajo se evalúa la eficacia del tratamiento psicológico sobre el estado de ánimo de los pacientes que formaban parte del Programa de Rehabilitación Cardíaca. El estudio se realizó con una muestra de 31 pacientes diagnosticados de cardiopatía isquémica que formaban parte del programa de Rehabilitación Cardíaca del Hospital Universitari Mútua Terrassa y fueron derivados a Psicología por presentar sintomatología depresiva. Para valorar el estado de ánimo se utilizó el Inventario de Depresión de Beck (BDI) que fue administrado antes y después de la intervención psicológica. A su vez, se han analizado los ítems del cuestionario de forma pormenorizada. Los resultados muestran una disminución significativa de la sintomatología depresiva. Pal abras cl av e: tratamiento cognitivo conductual, depresión, cardiopatía isquémica, rehabilitación cardíaca. Summary In the present study we assess the effectiveness of psychological treatment on the mood of patients who were part of the cardiac rehabilitation program. *Servicio de Psiquiatría y Psicología Médica **Servicio de Rehabilitación ***Servicio de Cardiología Hospital Universitari Mútua Terrassa 08221 Terrassa, Barcelona Co rres po ndenci a: María José Martín Martín mjmartin@mutuaterrassa.cat C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 13 The study was conducted with a sample of 31 patients with ischemic heart disease that were part of the program of cardiac rehabilitation in the Hospital Universitari Mútua Terrassa and were referred to the psychology ward because of their depressive symptomatology. To assess their state of mind we used Beck’s Depression Inventory (BDI) which was administered before and after psychological intervention. At the same time, the items in the questionnaire were analyzed in detail.The results show a significant decrease of depressive symptomatology. Key wo rds : cognitive behavioral treatment, depression, ischemic heart disease, cardiac rehabilitation. INTRODUCCIÓN Las enfermedades cardiovasculares son de las primeras causas de muerte en el conjunto de la población española (Instituto Nacional de Estadística INE, 2013), siendo la principal causa en mujeres y la segunda en hombres (Sociedad Española de Cardiología SEC, 2012). La Rehabilitación Cardíaca (RC) es un sistema terapéutico de carácter multidisciplinar que tiene la finalidad de mejorar la capacidad funcional de los pacientes afectados de cardiopatías y así disminuir su mortalidad y morbilidad. Se aplica desde los años cincuenta en Estados Unidos y ha obtenido hasta la actualidad buenos resultados. La Organización Mundial de la Salud (OMS) en los años sesenta definió los Programas de Rehabilitación Cardíaca (PRC) como “el conjunto de actividades necesarias para asegurar a los pacientes del corazón, una condición física, mental y social óptima que los pueda permitir ocupar por sus propios medios un lugar tan normal como les sea posible en la sociedad” (Bravo y Espinosa, 2002). Según la National Heart, Lung and Blood Institute (2013) la RC es un programa multidisciplinar para ayudar a mejorar la salud y el bienestar de las personas que padecen problemas de corazón. Estos programas incluyen entrenamiento físico, educación sobre cómo llevar una vida sana y asesoramiento para reducir el estrés y ayudar a volver a llevar una vida activa. Por tanto, estos programas incluyen pautas de control de factores de riesgo, intervenciones a nivel psicológico y diferentes sistemas de entrenamiento físico. La Sociedad Europea de Cardiología (2008) considera la RC una estrategia terapéutica útil, especialmente en la prevención secundaria de la cardio- 14 patía isquémica. Desde hace años, la Asociación Americana de Cardiología conjuntamente con la Asociación Americana del Corazón, recomiendan los PRC como el tratamiento de elección para los pacientes con cardiopatía isquémica (Balady et al. 2011, Levine et al. 2011, Smith et al. 2011a, Anderson et al. 2013, Fihn et al. 2014) con grado I de recomendación en las Guías de Práctica Clínica actuales. Diversas publicaciones, de ensayos clínicos aleatorios sobre RC en pacientes con cardiopatía isquémica, demuestran que el programa ofrece varios beneficios a nivel cardiológico como es el aumento del VO2 pico entre el 11 y el 36 % (Piotrowicz, E. 2011), la reducción de la mortalidad total entre el 20-30 % y la reducción de la mortalidad cardíaca del 30 % (Hammil et al. 2010; Goel, Lennon, Tilbury y Squires Thomas, 2011; Heran et al. 2011; (Achttien, Staal, Van der Voort, Kemps y Koers, 2013). Entre los pacientes hospitalizados por cardiopatía isquémica hay una prevalencia del síndrome depresivo de un 20 %. La presencia de depresión durante la hospitalización por infarto se asocia a un aumento significativo de riesgo de muerte durante el año siguiente (Smith et al 2011b). Además, la depresión postinfarto está relacionada con mayor morbilidad y mortalidad (Thombs, Ziegelstein, Beck y Pilote, 2008). En la revisión realizada por Hare, Toukhsati, Johansson y Jaarsma (2013), acerca de los tratamientos para pacientes con cardiopatía y que presentan depresión, se concluye que la depresión afecta directamente a la calidad de vida de los pacientes y requiere de prevención, detección y tratamiento. El metanálisis realizado por Rutledge, Redwine, Linke y Mills (2013) demuestra la eficacia C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 de la RC en la reducción de la sintomatología depresiva y de la mortalidad. En la misma línea, en la revisión ya mencionada de Hare et al. (2013) se concreta la eficacia de la terapia cognitivo conductual en los PRC. Para Canales (2011a), el tratamiento psicológico tiene que formar parte del tratamiento de los pacientes con afecciones cardíacas, ya que diversos estudios muestran los beneficios obtenidos por los pacientes. Según Colquhoun et al. (2013), los pacientes con patologías cardíacas y depresión responden a la terapia cognitivo-conductual y al tratamiento multidisciplinar, mejorando los síntomas depresivos y la patología cardíaca. En el estudio de Fernández-Abascal, Martín y Domínguez (2003) queda demostrado que la intervención conductual no se limita a trabajar los factores de riesgo, sino que favorece la adherencia al tratamiento farmacológico. Las técnicas conductuales tienen como objetivo conseguir el mantenimiento de las funciones cardiovasculares y dotar al paciente de las habilidades necesarias para realizar un adecuado afrontamiento del estrés. En el Hospital Universitari Mútua Terrassa se lleva a cabo un PRC para pacientes con cardiopatía isquémica en el que participan profesionales de distintas disciplinas (cardiología, rehabilitación, fisioterapia, psicología y enfermería). La intervención psicológica que se lleva a cabo es de dos tipos. Por una parte, se realizan sesiones informativas grupales a las que también puede asistir algún familiar y, por otra, se hace tratamiento individual para aquellos pacientes que lo requieran. Los pacientes que realizan tratamiento psicológico individual son derivados a la psicóloga por la doctora especialista en rehabilitación y, habitualmente, presentan sintomatología depresiva y/o de ansiedad. El tratamiento se centra en reestructuración cognitiva, entrenamiento en relajación y activación conductual. El número de sesiones puede variar entre los casos, ya que está en función de la evolución de cada paciente. Este trabajo se ha realizado con la intención de valorar la eficacia del tratamiento cognitivo conductual llevado a cabo en el PRC de nuestro hospital (Hospital Universitari Mútua Terrassa). Con este objetivo, nos planteamos estudiar si hay diferencias en la sintomatología depresiva de los C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 pacientes con cardiopatía isquémica antes y después de la intervención psicológica individualizada. Además, nos interesó valorar de manera separada las puntuaciones de los factores del BDI (somático y cognitivo), tal y como se apoya en los múltiples estudios que han analizado la estructura latente en una variedad de muestras tanto psiquiátricas como médicas. MÉTODO Muestra La muestra está formada por 31 pacientes (9 mujeres y 22 hombres) con cardiopatía isquémica que formaban parte del programa de rehabilitación cardíaca y fueron derivados por la médica rehabilitadora a la especialista en psicología para tratamiento entre las fechas de mayo 2012 a mayo 2014. Se incluyeron en el estudio los pacientes menores de 75 años con cardiopatía isquémica estable (pacientes que han sufrido angina o infarto de miocardio). Se excluyeron aquellos pacientes con enfermedades isquémicas en fase aguda (angor inestable, infarto en fase aguda o aneurisma de aorta). Procedimiento Todos los pacientes de la muestra realizaron tratamiento psicológico, dado que formamos parte del grupo de rehabilitación cardíaca y no podemos privar de tratamiento a los pacientes que lo requieren; por tanto este estudio no dispone de grupo control. Al realizar intervención psicológica se trata de un estudio cuasiexperimental tipo antes y después. En la primera visita se recogieron los datos sociodemográficos y se administró el Inventario de Depresión de Beck (BDI) (Beck, Ward, Mendelson, Mock y Erbaugh, 1961), al finalizar la terapia se volvió a administrar el BDI. El tratamiento psicológico fue de tipo cognitivo conductual, centrado en entrenamiento en técnicas de relajación, reestructuración cognitiva y exposición para los pacientes que así lo requerían. El tratamiento fue realizado por la psicóloga adjunta del servicio de psiquiatría y psicología clínica, especialista en psicología clínica. 15 Todas las visitas tuvieron una duración de unos 30 minutos, las tres primeras visitas se realizaron con una periodicidad semanal espaciando el tiempo entre ellas a medida que se producía una evolución positiva en los pacientes. Dicha evolución positiva se evaluaba teniendo en cuenta básicamente la sintomatología depresiva que presentaban los pacientes a lo largo del tratamiento, basada en los criterios que establece el DSM IV TR. Instrumentos Se utilizó el Inventario de Depresión de Beck BDI (Beck, Ward, Mendelson, Mock y Erbaugh, 1961). Se trata de un cuestionario autoadministrado que consta de 21 ítems de respuesta múltiple y que mide la severidad de la depresión. Además, es una de las herramientas de evaluación más utilizadas para valorar estado de ánimo en investigación de pacientes que han sufrido un infarto de miocardio (Thombs, Ziegelstein, Beck y Pilote, 2008b) y que nos permite diferenciar entre los síntomas somáticos y cognitivos de la depresión (Wang, Gorenstein, 2013). Para la utilización de este cuestionario nos basamos en que el BDI, por sí solo, es uno de los cuestionarios más eficientes para detectar de manera temprana la depresión en pacientes con enfermedad coronaria (Ceccarini, Manzoni y Castelnuo- vo, 2014). Otro motivo relevante es que el BDI presenta una serie de cualidades que se adaptan a la necesidad tanto clínica como investigadora de nuestra unidad. Además, el BDI se ha convertido en el instrumento más utilizado para evaluar la depresión en el mundo. Así mismo, el BDI goza de buenas propiedades psicométricas y presenta características que favorecen su uso. Teniendo en cuenta que la principal labor de nuestra unidad es el trabajo clínico, la brevedad del instrumento, la fácil aplicación, corrección e interpretación nos permite monitorizar los progresos de los pacientes y evaluar los resultados de la terapia sin interrumpir nuestra principal labor terapéutica. Análisis de datos Se ha realizado un análisis descriptivo y una comparación de medias, con la prueba de T de Student para datos apareados, con el programa estadístico SPSS 19. RESULTADOS Los resultados que se muestran corresponden a 31 participantes, un 71 % son varones y un 29 % son mujeres (22 hombres y 9 mujeres). La media de edad era de 55 años. La franja de edad más fre- Gráfi co 1 16 C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 cuente estaba entre los 51 y los 60 años. En cuanto a la condición familiar, 27 de los casos convivían en pareja e hijos si tenían. La mayoría de la muestra concluyó los estudios obligatorios (15 casos) seguido de aquellos que completaron los estudios secundarios (10 casos). EL 90 % de la muestra no tenía antecedentes psiquiátricos. La media de visitas del tratamiento psicológico fue de 6,8; siendo lo más frecuente, los pacientes que necesitaron 5 visitas (10 casos) (Gráfico 1). Los 31 participantes obtuvieron una puntuación media en el BDI previo a la intervención de 19,19, puntuación que indica depresión moderada, con una desviación típica de 7,53 que indica variabilidad en los puntajes. De los 31 participantes uno no acudió a la última visita por lo que no respondió el BDI post. De los 30 participantes que completaron el BDI posterior al tratamiento la media fue de 8,78 y la desviación típica 5,88. Estos resultados indican la no presencia de depresión (Tabla 1). Analizando los ítems del BDI previo a la intervención, observamos que los pacientes puntuaron más alto en los ítems somáticos que en los ítems cognitivos con una media de 1,05 y 0,65 respectivamente. El ítem cognitivo que más puntuó en la muestra fue pesimismo con una media de 1,35 seguido de sentimientos de culpa con una media de 0,81. El ítem menor puntuado fue pensamiento o deseo suicida que obtuvo un valor medio de 0,32. El ítem somático que puntuó más alto fue falta de interés en el sexo con una media de 1,45. En segundo y tercer lugar destacaron los ítems falta de energía y cansancio con una media de 1,35 y 1,19 respectivamente (Tabla 2). La prueba T de Student de medidas repetidas nos permitió comparar el nivel de depresión antes y después del tratamiento psicológico individual, obteniendo con ella una t de 10,19 y un nivel de significación <0,001. Estos resultados nos permiten concluir que el nivel de depresión de los pacientes con cardiopatía isquémica se redujo entre las medidas efectuadas al inicio del tratamiento individual y al final de este (Tabla 3, Gráfico 2). Gráfi co 2 DISCUSIÓN Por razones éticas no podemos disponer de grupo control, dado que se realiza tratamiento psicológico a todos los pacientes que son derivados para esta finalidad. Los resultados de nuestro estudio muestran una clara reducción de la intensidad de los síntomas depresivos después de una intervención psicológica de tipo cognitivo conductual en pacientes con cardiopatía isquémica. Estos resultados coinciden con numerosas investigaciones en las que también se demuestra el beneficio de la terapia cognitivo conductual en pacientes con cardiopatía isquémica (Roest, Carney, Freedland, Martens, Denollet y de Jonge, 2013; Von Känel, 2012; Nickels, 2009; Dyer y Beck, 2007; García et al., 2007; Suls, 2013). En el metanálisis de Rutledge, Redwine, Lin- Tabl a 1 C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 17 Tabl a 2 Tabl a 3 ke, Mills (2013) se confirma la eficacia del conjunto de la RC y de la terapia psicológica en la reducción de la depresión y el riesgo de mortalidad, siendo la terapia cognitivo conductual la intervención psicológica más eficaz. También se desprende 18 de nuestro estudio el beneficio que aporta a los pacientes coronarios la intervención psicológica dentro del programa de Rehabilitación Cardíaca, dado que la mejoría del estado de ánimo favorece inevitablemente la desaparición de las ideas de suicidio. C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 Los estudios que analizan la estructura latente del BDI muestran que los pacientes coronarios recogen una diversidad de estructuras factoriales que podemos resumir en dos modelos más representativos. En primer lugar, el modelo bifactorial extrae un factor somático y otro cognitivo. En segundo lugar, el modelo jerárquico o modelo de Ward que identifica una dimensión general de depresión y dos dimensiones de menor orden (somática y cognitiva) (Thombs, Ziegelstein, Beck, Pilote; 2008, Del Pino Pérez, Ibáñez Fernández, Bosa Ojeda, Dorta González, Gaos Miezoso; 2012). En nuestro estudio, respecto a los dos factores establecidos, se observa que los pacientes obtienen puntuaciones más elevadas en el factor somático que en el cognitivo. La cardiopatía isquémica forma parte de las enfermedades llamadas “crónicas” (Canales, 2011c). Según Velasco y Sinibaldi (2001a) estos pacientes tienen que aprender a convivir con la enfermedad, pero tanto ellos como su familia presentan pocas habilidades para llevar a cabo una vida normalizada. En ellos existen creencias irracionales acerca de la recuperación y la vuelta a la normalidad que, al ver que no se cumplen, puede conllevar pensamientos de vergüenza o culpabilidad. Esta idea de culpabilidad queda plasmada en los resultados de nuestro estudio (Tabla 2) donde se objetivan puntuaciones elevadas en el ítem sentimiento de culpa, siendo este el segundo con una puntuación más elevada. La frustración resultado de no cumplir con unas expectativas de mejora puede verse reflejada en las altas puntuaciones muestrales que reciben los ítems pesimismo, auto-crítica y fracaso, ocupando estos la primera, tercera y cuarta posición en cuanto a puntuaciones más destacadas. Los datos de nuestra investigación, así como la literatura anterior, nos permiten concluir que la intervención de un profesional puede ser de gran ayuda para orientar determinadas expectativas y creencias del paciente después de sufrir un infarto. Más allá de lo que comentaban Velasco y Sinibladi (2001b) acerca de las creencias desadaptativas de los pacientes con enfermedad coronaria y sus familiares (expectativas poco realistas de la recuperación), también es frecuente el error de creer que realizar ejercicio físico después del accidente cardíaco puede acarrear una muerte súbita o un empeoramiento del estado de salud. Como resul- C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 tado, los pacientes restringen la actividad física, mantienen la depresión y consecuentemente detienen la recuperación y aumentan el riesgo de desarrollar otros problemas de salud. Estas afirmaciones confirman la interrelación de factores en la recuperación a la vez que subrayan la importancia del trabajo en equipo que se lleva a cabo en los PRC. Teniendo en cuenta estos factores interrelacionados, podemos concluir que eliminando ciertas creencias desadaptativas, se puede mejorar el bienestar tanto físico como mental. Existe comorbilidad entre sintomatología depresiva y enfermedad coronaria (Chavez, Ski, Thompson; 2012, Elderon, Whooley; 2012). En el trabajo de Musselman, Evans y Nemeroff (1998) estimaron que solo el 25 % o menos de los pacientes cardíacos con depresión mayor estaban diagnosticados y que, de éstos, la mitad recibían tratamiento gracias a los factores que tenían en común la depresión y la enfermedad coronaria, como por ejemplo el insomnio o la fatiga, ambos síntomas somáticos. Coinciden estos datos con los resultados obtenidos en nuestro estudio, en el cual se observa que los pacientes sufren síntomas que son comunes entre ambas patologías como son cambios en el patrón del sueño, falta de energía y falta de interés en el sexo. CONCLUSIONES A partir de los resultados obtenidos en el presente estudio, y tal y como apunta la literatura, podemos concluir que la terapia cognitivo conductual llevada a cabo dentro de un Programa de Rehabilitación Cardíaca es eficaz en el tratamiento de pacientes que sufren depresión. La mejora en la sintomatología depresiva que aporta el tratamiento psicológico redundará en diversos beneficios para el paciente como son la disminución de la morbilidad y de la mortalidad, además de una mejora en la calidad de vida. No tenemos que olvidar que las enfermedades coronarias siguen siendo la primera causa de muerte en España. Por lo tanto, se tendría que seguir buscando la manera de realizar una adecuada prevención primaria y seguir invirtiendo en los programas de rehabilitación cardíaca para disminuir la morbilidad, mortalidad y conseguir la recuperación de una vida normalizada. 19 BIBLIOGRAFÍA 1. Achtti en, R. J. , Staal , J. B. , Van der Vo o rt, S. , Kemps , H. M. , Ko ers , H. , !Hendri ks , E. J. (2013). Exercise-based cardiac rehabilitation in patients with coronary heart disease: a practice guideline. Neth Heart Journal 21: 429–438. 2. Anderson, J. L. , Adams, C. D. , Antman, E. M. , Bri dg es , C. R. , Cal i ff, R. M. , Cas ey, D. E. , Chav ey, W. E. , Fes mi re, F. M. , Ho ch man, J. S. , Lev i n, T. N. , Li nco ff, A. M. , Peters o n, E. D. , Thero ux , P. , Weng er, N. K. , Wri g ht, R. S. , Jnei d, H. , Etti ng er, S. M. , Gani ats , T. G. , Phi l i ppi des , G. J. , Jaco bs , A. K. , Hal peri n, J. L. , Al bert, N. M. , Creag er, M. A. , DeMets , D. , Guy to n, R. A. , Kus hner, F. G. , Ohman, E. M. , Stev ens o n, W. , Yancy, C. W. (2013). 2012 ACCF /AHA Focused Update Incorporated Into the ACCF/AHA 2007 Guidelines for the Management of Patients With Unstable An gina/Non–ST-Elevation Myocardial Infarction. A Report of the American College of Cardiology Foundation/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines. Journal of de American College of Cardiology; 61 (23): 179- 347. 3. Bal ady, G. J. , Ades , P. A. , Bi ttner, V. A. , Frankl i n B. A. , Go rdo n, N. F. , Tho mas , R. J. , To mas el l i , G. F. , Yancy, C. W. (2011). Referral, enrollment and delivery of cardiac rehabilitation secondary prevention programs al clinical centers and Beyond. Circulation 124: 29512960. 4. Beck A. T. , Ward, C. H. , Mendel s o n, M. , Mo ck, J. , Erbaug h, J. (1961). An inventory for measuring depression. Archives of Geneneral Psychiatry 4: 561-571. 5. B rav o Nav as , J. C. y Es p i n o s a Cal i an i , J. S. (2002). Rehabilitación Cardíaca y Atención Primaria. Ed. Panamericana. Programa de rehabilitación Cardíaca; 183-194. 6. Ceccarini, M. , Manzoni, G. M. , Castelnuovo, G. (2014). Assessing Depression in Cardiac Patients: What Measures Should Be Considered?. Hindawi Publishing Corporation. Depression Research ans Treatment. Vol.17-10. 7. Chav ez, C. A. , Ski , C. F. , Tho mps o n, D. R. (2012). Depression and coronary heart disease: apprehending the elusive black dog. Psychoso matic Medicine 74 (1): 33-38. 8. Co l quh o un , D. M, B un k e r, S . J. , Cl ark e , D. M. , Gl o zi er, N. , Hare, D. L. , Hi cki e, I. B. , Tato ul i s , J. , Tho mps o n, D. R. , To fl er, G. H. , Wilson, A. , Branagan, M. G. (2013). Screening, referral and treatment for depression in patients 20 with heart disease. Medical Journal Australian 198 (9): 483- 484. 9. De l Pi n o Pé re z , A. , Ib áñ e z Fe rn án de z , I. , B o s a Oj e da, F. , Do rt a Go n z ál e z , R. , Gao s Mi ezo s o , M. T. (2012). Modelos factoriales del Inventario de Depresión de Beck-II. Validación con pacientes coronarios y una crítica al modelo de Ward. Psicothema 24: 127132. 10. Dyer y, J. , Beck, N. (2007) Psychocardiology: Advancing the assessment and treatment of heart patients. Electronic Journal of Applied Psycho logy. Psychocardiology 3 (2): 3-12. 11. Elderon, L. , Whooley, M. A. (2012). Depresion and cardiovascular disease. International Journal of Cardiology 158 (3): 335-6. 12. Fernández-Abas cal , E. G. , Martí n, M. D. , Do mí ng uez, F. J. (2003). Factores de riesgo e intervenciones psicológicas eficaces en los tras tornos cardiovasculares. Psicohema, 15(4): 615630. 13. Fi hn, S. D. , Bl ankens hi p, J. C. , Al ex ander, K. P. , Bi ttl , J. A. , By rne, J. G. , Fl etcher, B. J. , Fo naro w, G. C. , Lang e, R. A. , Lev i ne, G. N. , Maddo x , T. M. , Nai du, S. S. , Ohman, E. M. , Smi th, P. K. (2014) ACCF/AHA/ACP/ AATS/PCNA/SCAI/STS Guideline for the Diag nosis and Management of Patients With Stable Ischemic Heart Disease. A Report of the American College of Cardiology Foundation/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines, and the American College of Phy sicians, American Association for Thoracic Surgery, Preventive Cardiovascular Nurses Asso ciation, Society for Cardiovascular Angiography and Interventions, and Society of Thoracic Surgeons. Circulation; 84 (18): 1929-1949. 14. Garcí a Vi cente, E. , Del Vi l l ar So rdo , V. , Garc í a y Garc í a, E. L. (2007). La depresión tras el infarto de miocardio. Anales de Medicina Interna 24 (7): 346-351. 15. Ghanbari -Fi ro o zabadi M. , Rahi mi anfar, A. A. , Reza Vafai i Nas ab M. , Namay andeh, S. M. , Emami . M. , Bo o s tani , F. , Sherafat, A. , Barzeg ar, K. (2014). A study of the effect of cardiac rehabilitation on heart failure patients’life quality. Journal of Medicine and Life; 7 (1): 51-4. 16. Go e l , K. , Le n n o n , R. J. , Ti l b ury , R. T. , S qui re s R. W, Th o mas , R. J. (2011). Impact of Cardiac Rehabilitation on Mortality and Cardiovascular Events After Percutaneous Coro nary Intervention in the Community. Circulation; 123: 2344-2352. C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 17. Hammi l l , B. G. , Curti s , L. H. , Schul man, K. A. , Wh e l l an , D. J. (2010) Relationship Between Cardiac Rehabilitation and Long-Term Risks of Death and Myocardial Infarction Among Elderly Medicare Beneficiaries. Circulation; 121: 63-70. 18. Hare, D. L. , To ukhs ati , S. R. , Jo hans s o n P. , Jaars ma T. (2013). Depression and cardiovascular disease: a clinical review. Euopean Heart Journal; 35 (21): 1365-1372. 19. He ran, B. S. , Che n J. , Ebrahi m, S. , Mo x ham, T. , Ol dri dg e, N. , Rees , K. , Tho mp s o n, D. R. , Tay l o r, R. (2011). Exercise-based cardiac rehabilitation for coronary heart disease. Cochrane Database Systematic Reviews, (7): CD001800. 20. Lawl er, P. R. , Fi l i o n, K. B. , Ei s enberg , M. J. (2011). Efficacy of exercise-based cardiac rehabilitation post–myocardial infarction: A systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials. American Heart Journal; 162 (4): 571-584. 21. Lev i ne, G. N. , Bates , E. R. , Bl ankens hi p, J. C. , Bai l ey, S. R. , Bi ttl , J. A. , Cercek, B. , Chambers , C. E. , El l i s , S. G. , Guy to n, R. A. , Ho l l e n b e rg , S . M. , Kh o t , U. N. , Lan g e , R. A. , Mauri , L. , Mehran, R. , Mo us s a, I. D. , Mukherjee, D. , Nal l amo thu, B. K. , Ti ng , H. H. (2011). Intervention: Executive Summary. A Report of the American College of Cardiology Foundation/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines and the Society for Cardiovascular Angiography and Interventions. Circulation 124: 2574-2609. 22. Li nden, W. , Sto s s el , C. , Mauri ce, J. (1996). Psychosocial interventions for patients with coronary artery disease: a meta-analysis. Archi ves of Internal Medicine 156: 745-52. 23. Patri ck, J. S. , Bl umenthal , J. A. (2011). Psy chiatric and Behavioral Aspects of Cardiovas cular Disease: Epidemiology, Mechanisms, and Treatment. Revista Española de Cardiología (En glish Edition) 64 (10): 924-933. 24. Musselman, D.L., Evans, D.L., Nemeroff, C.B. (1998). The relationship of depression to cardiovascular disease: Epidemiology, biology, and treatment. Archives of General Psychiatry 55: 580-92. 25. National Heart, Lung and Blood. (2014). What is cardiac Reahabilitation?. Recuperat 11 desembre 2013 a http://www. nhlbi. nih. gov/health/ health-topics/topics/rehab/ 26. Ni ckel s , M. W. , Pri v i tera, M. R. , Co l etta, M. , Sul l i v an, P. (2009). Treating depression: C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 Psychiatric consultation in cardiology. Cardio logy Journal 16 ( 3): 279-293. 27. Pi o tro wi cz, E. (2011). Cardiac rehabilitation can be effective in all stable patients. Cardiolo gy Journal 18: 607–609. 28. Ro e s t , A. M. , Carn e y , R. M. , Fre e dl an d, K. E. , Martens , E. J. , Deno l l et, J. , de Jo n g e, P. (2013). Changes in cognitive versus so matic symptoms of depression and event-free survival following acute myocardial infarction in the Enhancing Recovery In Coronary Heart Disease (ENRICHD) study. Journal Affective Disorderd; 149 (1-3): 335-341. 29. Rutl edg e, T. , Redwi ne, L. S. , Li nke, S. E. , Mi l l s , P. J. (2013). A Meta-Analyisis of Men tal Health Treatments and Cardiac Rehabilitation for Improving Clinical Outcomes and Depression Among Patients With Coronary Heart Di sease. Psychosomatic Medicine; 75 (4): 335-49. 30. Patri ck, J. S. , Bl umenthal , J. A. (2011). Psychiatric and Behavioral Aspects of Cardiovas cular Disease: Epidemiology, Mechanisms, and Treatment. Revista Española de Cardiología (En glish Edition) 64 (10): 924-933. 31. Smi th, S. C. , Benjami n, E. J. , Bo no w, R. O. , B raun , L. T. , Cre ag e r, M. A. , Fran k l i n , B . A. , Gi b b o n s , R. J. , Grun dy , S . M. , Hi rat z ka, L. F. , Jo ne s , D. W. , Ll o y d- Jo ne s , D. M. , Mi n i s s i an , M. , Mo s c a, L. , Pe t e rs o n, E. D. , Sacco , R. L. , Spertus , J. , Stei n, J. H. , Taubert, K. A. (2011). Secondary Prevention and Risk Reduction Therapy for Patients With Coronary and Other Atherosclerotic Vacular Disease: 2011 guidelines update from American Heart Associantion and Amercian College Cardiology Foundation Endorsed by the Wolrd Heart Federation and Preventive Cardiovascular Nuerses Association. Journal of the American College of Cardiology 58 (23): 2432-2446. 32. So ci edad Es paño l a de Cardi o l o g í a. (2008). Cardiología Preventiva y Rehabilitación. Recuperat 10 desembre 2014 a http://www. secardiologia.es/actualidad/notas-deprensa/4215. 33. So ci edad Es paño l a de Cardi o l o g í a. (2011). ¿Es eficaz la rehabilitación cardíaca?. Recuperat 10 desembre 2014 a http:/www. secardiologia. es/practica-clinicainvestigacion/blog-cardiologia-hoy/american-heart-journal/3637. 34. So ci edad Es paño l a de Cardi o l o g í a. (2012). Las unidades de rehabilitación cardiaca solo tienen capacidad para atender al 3 % de los infartados. Recuperat 10 desembre 2014 a http://www. secardiologia. es/actualidad/notas-de-prensa/ 4215. 21 35. So ci edad Es paño l a de Cardi o l o g í a. (2012). Las defunciones por enfermedad cardiovascular han disminuido casi un 1 % respecto al 2011. Recuperat 10 desembre 2014 a http://www.vademecum.es/noticia-120330. 36. Sul s , J. (2013). Anger and the heart: Perspectives on Cardiac Risk, Mechanisms and Interventions. Progress in Cardiovascular Diseases 55 (6): 538-47. 37. Tay l o r, R. S . , e t al . (2004). Exercise-based rehabilitation for patients with coronary heart disease: systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials. American Journal of Medicine 116: 682-92. 38. Tho mbs , B. D. , Zi eg el s tei n, R. C. , Beck, C. A, Pi l o te, L. (2008). A general factor model for the Beck Depression Inventory-II: Valida- 22 tion in a sample of patients hospitalized with acute myocardial infarction. Journal of Psycho somatic Research 65: 115–121. 39. Vel as co , L. y Si ni bal di , J. (2001). Manejo del Enfermo Crónico y su familia. México: Manual Moderno. 40. Vo n Kän e l , R. (2012) Psychosocial stress and cardiovascular risk: current opinion. Swiss Medical Weekly 142:w13502. 41. Wang , Y-P, Go rens tei n, C. (2013). Assessment of depresión in medical patients: A systematic review of the utility of the Beck Depession In ventory-II. Clinics 68: 1274-1287. 42. Wang , Y-P, Go rens tei n, C. (2013). Psycho metric properties of the Beck Depression Inven tori-II: a comprehensive review. Revista Brasi leira de Psiquiatría, 35: 416-431. C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 CUADERNOS DE CASO CLÍNICO MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y PSIQUIATRÍA DE ENLACE REVISTA IBEROAMERICANA DE PSICOSOMÁTICA Comorbilidad entre trastorno de ansiedad generalizada y trastorno de pánico con agorafobia. Caso clínico Comorbidity between generalized anxiety disorder and agoraphobic panic disorder. Single-case Mireia Ribas Canturri y Yolanda Martínez Ortega Divisió de Salut Mental. Fundació Althaia, Xarxa Assistencial i Universitària de Manresa. Recibido: 03/12/2014 Aceptado: 26/03/2015 Resumen En la práctica clínica es muy común la comorbilidad entre diversos trastornos, especialmente en los del grupo de ansiedad. El presente estudio de caso pretende estudiar las características psicopatológicas y clarificar el diagnóstico en una paciente de 31 años de edad con síntomas de pánico, agorafobia y ansiedad generalizada. Se realizó un análisis detallado de los síntomas, las conductas problema y el análisis funcional, concluyendo que presentaba un trastorno de pánico con agorafobia y un trastorno de ansiedad generalizada comórbido. El tratamiento consistió en 12 sesiones de terapia cognitivo-conductual y entrenamiento en mindfulness. La paciente alcanzó los objetivos que se habían establecido a corto plazo y refirió una disminución del malestar y de las conductas problema. Aun habiendo abandonado el tratamiento a la octava sesión, en el seguimiento a los 6 meses no cumplía criterios para ninguno de los trastornos. Los resultados hallados se limitan a un único caso, pero pueden ser de utilidad para valorar las dificultades diagnósticas que aparecen en la práctica clínica, así como para ejemplificar la utilidad del abordaje psicológico en los trastornos de ansiedad. Palabras clave: Comorbilidad, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de pánico y agorafobia. Summary Throughout clinical practice, comorbidity has proved to be very common among several disorders, especially in anxiety disorders. The present survey aims to study the psychopathologi- Co rres po ndenci a: Dra. Mireia Ribas Canturri C/ Doctor Llatjós s/n 08240 MANRESA (Barcelona). España. Correo electrónico: mireiarib@gmail.com C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 23 cal characteristics and clarify a 31-year-old patient’s diagnosis suffering from panic disorder, agoraphobia and generalized anxiety disorder. A detailed analysis of symptoms, problem behavior, functional behavior was carried out concluding that it was a case of comorbid panic disorder with agoraphobia and generalized anxiety disorder. The treatment consisted of a 12-session cognitive behavior therapy and mindfulness training. The patient reached the objectives set in a short term period and reported a decrease in discomfort and of problem behaviors. In spite of having stopped the treatment on the 8th session, six months later, she didn’t fulfill standards of any of the previous disorders. The results simply state it to be a single-case study. However, they can be of great use to value the diagnosis difficulties that can appear throughout clinical practice as well as to illustrate the utility of psychological performance in anxiety disorders. Key wo rds : Comorbidity, generalized anxiety disorder, panic disorder and agoraphobia. INTRODUCCIÓN La comorbilidad entre trastornos mentales es un fenómeno muy común. Respecto al trastorno de pánico (TP) y el trastorno de ansiedad generalizada (TAG) existe aún cierta controversia. Estudios epidemiológicos y de familia señalan que se trata de distintos trastornos, mientras que los expertos en la práctica clínica han confirmado mediante numerosos estudios que existe un grado elevado de coincidencias entre los dos trastornos en términos de fenomenología, características de personalidad y efectividad del tratamiento farmacológico (Mavissakalian y Zamar, 2000). Epidemiología Según la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, 1994), la prevalencia anual y a lo largo de la vida del TAG se ubica alrededor del 3-5 % respectivamente. Otros estudios muestran prevalencias anuales de 3,1 % y a lo largo de la vida de 5,7 % (Kessler, Berglund, Demler, Jin, Merikangas y Walters, 2005; Kessler, Wai Tat Chiu; Demler y Walters, 2005). Estudios epidemiológicos recientes indican que cerca del 3 % de la población ha sufrido a lo largo de un año algún trastorno de ansiedad de elevada prevalencia como el TAG y el trastorno de estrés postraumático (TEPT), (Sandin, Rodero, Santed y García-Campayo, 2006). Se calcula que entre el 67 %-93 % de los pacientes con TAG, sea este o no el principal diagnóstico, presentarán al menos otro problema asociado (Bados, 2009). Se estima que el 37 % de las personas con TAG 24 presentó, a lo largo del mes anterior, algún otro trastorno de ansiedad; siendo el TP, con o sin agorafobia, el segundo más prevalente (14 %) por detrás de la fobia social (21 %), según hallazgos de Hunt, Issakidis y Andrews (2002), citado en Bados (2009). Respecto a la prevalencia del TP, datos epidemiológicos obtenidos en distintos países encuentran una prevalencia anual entre el 1,5-3,5 % y, a lo largo de la vida de 1,6 %-2,2 % (Botella, 2001). Otros datos indican prevalencias anuales de 2,7 % y a lo largo de la vida de 4,7% para este trastorno (Kessler et al., 2005; Kessler et al., 2005). Se ha observado que del 65 % al 88 % de los pacientes con TP padecen también otros trastornos clasificados en el Eje I del DSM-IV (APA, 1994), siendo los más frecuentes otros trastornos de ansiedad seguidos de los trastornos del estado de ánimo. Estos últimos parecen aumentar a medida que la evitación agorafóbica es más grave. En un estudio de Mavissakalian y Zamar (2000) en el que comparaban el comportamiento anterior, durante y después de la terapia de 71 pacientes con TP y 46 con TAG, encontraron que dos terceras partes de los pacientes del grupo de TP cumplía criterios de TAG. Sus resultados apuntaban a un mayor número de similitudes que de diferencias entre ambos grupos. Tratamiento de elección para el TP Desde la aparición del DSM-III (APA, 1980) se han producido cambios centrales en el modo de entender este trastorno, desarrollándose programas C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 específicos de tratamiento (Botella, 2001). Con el paso del tiempo se ha puesto de manifiesto que la terapia cognitivo-conductual (TCC) especialmente diseñada para el TP es el tratamiento más eficaz, y suele incluir los siguientes componentes: psicoeducación de la ansiedad y el pánico, reestructuración cognitiva, exposición, entrenamiento en respiración y/o entrenamiento en habilidades de afrontamiento. Los tratamientos bien establecidos que han mostrado mayor eficacia son: el programa de tratamiento del control del pánico (TCP) del grupo Barlow y la terapia cognitiva (TC) del grupo Clark (Botella, 2001; Caballo, 2007). En ambos casos se trata de tratamientos manualizados muy claros y estructurados en los que el clínico puede hacer pequeñas variaciones para adaptarlos a las necesidades del paciente (Botella, 2001). Tratamiento de elección para el TAG Dentro del grupo de terapias validadas empíricamente, la TCC ha sido la que mejor eficacia ha demostrado en los pacientes con TAG (Rodríguez, 2010). Ensayos clínicos han demostrado que la TCC es un tratamiento eficaz en comparación con placebo, el no tratamiento, lista de espera y con la terapia de apoyo no directiva (Behar, Dobrow, Hekler, Mohlman y Staples, 2011). Además, las mejoras se mantienen un año después de la terapia. Sin embargo, las tasas de respuesta son variables a lo largo de los estudios (Borkovec y Ruscio, 2001). La actual ampliación en la conceptualización del TAG y su tratamiento ha dado paso a modelos basados en las terapias de tercera generación, integrando enfoques basados en la atención/aceptación con los modelos cognitivo-conductuales existentes (Behar et al., 2011). Beneficios del Mindfulness en los trastornos de ansiedad La atención plena o mindfulness (AP) ha sido incorporada durante las últimas décadas dentro de los tratamientos psicológicos, en especial de los trastornos de ansiedad y depresión. Se trata de entrenar la consciencia metacognitiva; atender a la calidad de la atención, con la finalidad de hacerse consciente de las reacciones automáticas y los procesos psicológicos sobreaprendidos que, con frecuencia, contribuyen al desequilibrio emocional y la conducta disfuncional (Miró et al., 2011). C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 Aunque todavía hacen falta más estudios aleatorizados y con grupos de control adecuados para establecer la eficacia de la AP en este tipo de trastornos, Miró et al. (2011) en una revisión sistemática hallaron resultados prometedores. Objetivos del estudio La elevada comorbilidad entre los trastornos de ansiedad, así como las similitudes entre algunos de ellos, dificulta en el ámbito clínico el diagnóstico de estos pacientes y, en consecuencia, su tratamiento y pronóstico. El presente trabajo pretende estudiar las características psicopatológicas y clarificar el diagnóstico en una paciente con síntomas de pánico, agorafobia y ansiedad generalizada, así como exponer el tratamiento que se planteó y los resultados obtenidos. IDENTIFICACIÓN DEL PACIENTE Lucía era una mujer de 31 años que vivía con su pareja desde hacía 7 años. Finalizó la enseñanza secundaria obligatoria (ESO). Trabajaba como camarera en una cafetería desde hacía 1 año y medio, y sabía que en un mes no le iban a renovar el contrato. Empezó a buscar trabajo activamente mientras ayudaba en el negocio familiar (bar-restaurante). En cuanto a las relaciones familiares, explicó tener buena relación con la parte materna. Por el contrario, apenas mantenía contacto con la familia paterna debido a la ausencia del padre durante su niñez. Datos evolutivos y psicobiografía No presentó dificultades en el desarrollo evolutivo. Tuvo una crianza monoparental por parte de la madre, dado que el padre las abandonó antes de que ella naciera. Terminada la enseñanza obligatoria decidió trabajar debido a dificultades económicas familiares. A lo largo de su historia laboral, Lucía trabajó como dependienta y como camarera. La paciente refirió haber tenido buena relación con los compañeros de trabajo y que en ningún caso le habían llamado la atención. Antecedentes médicos personales Tenía tendinitis en la musculatura adjunta al omóplato derecho desde los 29 años y presente to- 25 davía en el momento de la consulta, por lo que realizaba tratamiento fisioterapéutico y farmacológico. Antecedentes psiquiátricos personales Explicó que a los 15 años había realizado 4-5 sesiones con psicología por iniciativa de la madre. Al preguntarle por el motivo de consulta, dijo “estaba rebelde, lo normal en una adolescente” y dio algunos ejemplos como discusiones con la madre o absentismo escolar. No disponía de informes. Consumo de cánnabis en ámbitos lúdico-sociales de los 16 hasta los 22 años. Antecedentes psiquiátricos familiares La madre de Lucía recibió tratamiento antidepresivo durante 2 años a raíz de la separación de su segunda pareja. La paciente sospechaba que su padre tenía problemas de abuso de alcohol. ANÁLISIS DEL MOTIVO DE LA CONSULTA Acudió a urgencias a los 31 años tras presentar una crisis de ansiedad mientras conducía. Desde urgencias fue derivada al Centro de Salud Mental de Adultos (CSMA) de la misma localidad por presentar sintomatología ansiosa que le impedía “hacer vida normal”. Concretamente, Lucía explicó que durante el último mes había padecido ataques de pánico con taquicardia, dificultades para respirar, sensación de mareo, presión en el pecho, parestesias y miedo a perder el control. Las crisis duraban entre 10 y 15 minutos y se asociaban a situaciones agorafóbicas, tales como hacer cola en el supermercado, quedarse sola en casa, viajar en coche, etc. Debido al temor a experimentar más crisis, Lucía explicaba que evitaba dichas situaciones o bien intentaba afrontarlas, pero se marchaba al experimentar malestar. Mencionó algunas conductas de seguridad que utilizaba al intentar afrontar las situaciones (e.g. tomar valerianas, tener el coche siempre disponible, etc.). Además experimentaba preocupaciones en torno a distintos ámbitos de su vida cotidiana: rendimiento y futuro laboral, salud propia y de sus allegados, el estado de sus relaciones sociales. Dichas preocupaciones solían estar presentes a lo largo del día, generándole un estado de ansiedad cons- 26 tante por lo que decía sentirse desbordada, con tensión muscular y sensación de un nudo en el estómago. La paciente consideraba que no podía manejar su tendencia a preocuparse en exceso. Respecto al estado de ánimo, mostraba cierta apatía, labilidad emocional e irritabilidad, así como presencia de pensamientos automáticos negativos (“no puedo más, nunca me sentiré bien, me voy a quedar sola”, dijo). También presentaba dificultades en la conciliación y mantenimiento del sueño. La paciente explicaba que le resultaba difícil relajarse, y que algunas noches se despertaba nerviosa y no conseguía volver a dormirse. HISTORIA DEL PROBLEMA Se identificó el inicio del problema hacía 2 años. Inicialmente, la sintomatología se caracterizaba por la presencia de crisis de ansiedad inesperadas. Progresivamente aumentó la frecuencia de las crisis, y aparecieron conductas de evitación ante situaciones como quedarse sola en casa, viajar en coche, asistir a fiestas sin tener la posibilidad de marcharse, etc. Lucía evitaba dichas situaciones por temor a experimentar los síntomas físicos de ansiedad. Así mismo, presentaba preocupaciones acerca de la familia, la salud y el trabajo, que le generaban un estado de ansiedad prolongado a lo largo del día y una leve afectación del estado de ánimo que se caracterizaba por irritabilidad y apatía. Transcurrido aproximadamente un año, Lucía empezó a presentar problemas de conciliación y mantenimiento del sueño. Durante los 6 meses anteriores a la primera visita, las conductas evitativas habían disminuido, pero habían aumentado las conductas de huida y de seguridad. Seguía con el estado prolongado de ansiedad y preocupaciones desproporcionadas. También persistían los problemas de conciliación y mantenimiento del sueño, que consideraba afectaban a su rendimiento y estado de ánimo. ANÁLISIS Y DESCRIPCIÓN DE LAS CONDUCTAS PROBLEMA Análisis topográfico La paciente presentó 3 tipos de conductas problema que se manifestaron en distintos contextos: C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 evitación de situaciones agorafóbicas, el afrontamiento de las cuales le producía ataques de pánico o malestar intenso; hiperpreocupaciones y tendencia a la catastrofización; y perturbaciones del sueño. Las conductas problema se muestran en la Tabla 1. Análisis funcional Se identificaron, como antecedentes de las conductas problema, algunos rasgos de personalidad de la paciente (tendencia a preocuparse, sobreexigencia, elevado sentido de responsabilidad), así como variables contextuales que precipitaron el inicio del problema (encontrarse en situación de paro, elevado tiempo que pasaba sola, dificultades para encontrar empleo). Los síntomas de las conductas problema se muestran en la Tabla 2. Las consecuencias de las conductas problema eran: sentimientos de indefensión, ansiedad anticipatoria, evitación de situaciones agorafóbicas, cierto grado de apatía, hipostenia, sentimientos de impotencia, labilidad emocional, disminución de las AVD, problemas de sueño, aislamiento social, preocupación por su estado de salud y cómo este afectaba a su rendimiento y sus relaciones. Para ilustrar mejor el funcionamiento y mantenimiento del problema se expone un ejemplo que explicó la paciente: “Siempre he sido una chica ansiosa, muy preocupada por los demás y responsable. Cuando me quedé sin trabajo pasaba la mayor parte del tiempo pensando en si encontraría otro, tenía miedo de que echaran a mi pareja, no pudiésemos pagar el alquiler y nos echasen fuera del piso. A mi madre no podía pedirle dinero. Pensaba que discutiríamos, dejaríamos la relación y me quedaría sola. Ya no veo a la mayoría de mis amigos porque tengo miedo de ponerme nerviosa, otros viven fuera del pueblo y me siento incapaz de conducir. Además, en el trabajo los clientes me preguntan cómo estoy, yo intento disimularlo, pero me hundo y siento que no puedo más”. Diagnóstico diferencial y orientación diagnóstica (DSM-IV) Para el diagnostico diferencial se revisaron los principales trastornos de ansiedad y del estado de ánimo. Tabl a 1 Co nductas pro bl ema Ans i edad ante s i tuaci o nes ag o rafó bi cas Si tuaci ó n Hacer cola Asistir a fiestas, reuniones sociales Viajar en coche Quedarse sola en casa Esperar a una cita sola Intens i dad Frecuenci a Duraci ó n 6/10 8-9/10 8-9/10 7/10 6/10 > mitad de las ocasiones Casi en todas las ocasiones Casi en todas las ocasiones > mitad de las ocasiones Casi en todas las ocasiones 10 min 10 min 15 min 15 min 15 min Preo cupaci ó n ex ag erada y tendenci a a l a catas tro fi zaci ó n Situación Familia Amigos Ámbito laboral Salud propia y de los demás Intensidad Frecuencia Duración 8/10 9/19 9/10 8/10 Cada día Casi cada día Casi cada día Casi cada día Semanas 1 mes > 1 mes > 1 mes Intens i dad Frecuenci a Duraci ó n 7/10 8/10 Mitad de los días < mitad de los días 45-90 min 30-60 min Al teraci o nes del s ueño Al teraci ó n Dificultad de conciliación Dificultad de mantenimiento C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 27 Tabl a 2 Sí nto mas as o ci ado s a l as co nductas pro bl ema Fi s i o l ó g i co s Co g ni ti v o s Co nductual es Si tuaci o nes ag o rafó bi cas Presión en el pecho Hiperventilación Taquicardia Parestesias Sensación de mareo Inquietud psicomotriz Pensamientos relacionados con la aprensión a la ansiedad Pensamientos relacionados con la duración de la ansiedad Miedo a padecer un desmayo Miedo a la evaluación social Miedo a los ataques de pánico Atención a los síntomas Atención a las posibilidades de huir Evitación Huida Conductas de seguridad Renunciar a actividades Preo cupaci o nes ex ag eradas y catas tro fi zaci ó n Presión en el pecho Irritabilidad Tensión muscular Labilidad emocional Dificultad para relajarse Indecisión Rumiaciones Pensamientos catastróficos sobre situaciones presentes o futuras Anticipación de situaciones Valoraciones negativas de su estado relacionadas con preocupaciones Llamar por teléfono Asegurarse de las necesidades o estado de otras personas Hablar siempre de los temas de preocupación Al teraci o nes del s ueño Tensión muscular Estado elevado de activación Irritabilidad Presión en el pecho Impaciencia Rumiaciones sobre las preocupaciones Anticipación del estado al día siguiente Fobia simple: las conductas evitativas y de ansiedad se relacionaban con más de una situación fóbica. Trastorno de hipocondría: Las preocupaciones no solo se limitaban a la salud y no hacía comprobaciones relativas a la salud/enfermedad. Trastorno obsesivo-compulsivo: Las preocupaciones no eran obsesivas y no realizaba ni compulsiones ni rituales. Fobia social: Los miedos no estaban relacionados con las relaciones sociales, sino con la posibilidad de tener una crisis o de que pasase algo catastrófico. Trastorno depresivo mayor: No permanecía triste la mayor parte del tiempo, sino ansiosa. La sintomatología anímica estaba presente, pero era leve y no cumplía criterios para un diagnóstico de ese grupo. 28 Tomarse valerianas Mirar la TV Consultar la hora que es La paciente presentaba sintomatología compatible con dos trastornos, TP y TAG. Se descartó que los ataques de ansiedad fuesen resultado de una exacerbación de los síntomas del TAG, y que las preocupaciones solo se asociasen a las situaciones agorafóbicas. El diagnóstico multiaxial se presenta en la Tabla 3. ESTABLECIMIENTO DE LAS METAS DEL TRATAMIENTO Las expectativas hacia el tratamiento por parte de Lucía consistían en reducir su estado de constante ansiedad y recuperar sus ocupaciones habituales (relaciones sociales, actividades de la vida diaria). Se consideraron también las variables identificadas mediante el análisis funcional, y se estableció C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 Tabl a 3 Di ag nó s ti co mul ti ax i al DSM-IV Eje I Eje II Eje III Eje IV Eje V Trastorno de pánico con agorafobia (300.21). Trastorno de ansiedad generalizada (300.02). No existe afectación en este eje. Tendinitis en el omóplato derecho. Problemas relativos al grupo primario de soporte. GAF: 65. como meta general del tratamiento que la paciente lograse llevar una vida activa con actividades variadas. ESTUDIO DE LOS OBJETIVOS TERAPÉUTICOS A corto plazo los objetivos planteados fueron los siguientes: 1. Reducir el tiempo de conciliación a un máximo de 30 minutos y el número de despertares nocturnos a la mitad. 2. Ampliar la diversidad y el número de actividades incorporando 1 de cada área: social, física, lúdica, de exterior y de aprendizaje. 3. Disminuir el estado de ansiedad a un malestar subjetivo máximo de 5/10. 4. Entender la preocupación como algo no necesariamente positivo. 5. Aprender a detectar los pensamientos automáticos y a distanciarse de ellos. 6. Eliminar las conductas de evitación, de huida y las de seguridad en las situaciones agorafóbicas. A largo plazo se planteó: 1. Normalizar el patrón de sueño tardando un máximo de 20 minutos en conciliarlo y con despertares solo ocasionales. 2. Mantener la rutina de actividades variadas. 3. Reducir la ansiedad mantenida a lo largo del día a un malestar subjetivo máximo de 3/10. 4. Entender los pensamientos automáticos negativos como actividad mental. 5. Focalizar la atención hacia el presente ante preocupaciones anticipatorias. 6. Realizar las conductas agorafóbicas con un C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 malestar subjetivo máximo de 3/10 y sin conductas de seguridad. 7. Exponerse a posibles situaciones agorafóbicas futuras si sucediesen. SELECCIÓN DEL TRATAMIENTO MÁS ADECUADO Se partió de la TCC, modelo que ha demostrado su eficacia en ambos trastornos (TP y TAG). Se incluyeron los siguientes componentes de tratamiento: psicoeducación, activación conductual, reestructuración cognitiva, autoinstrucciones, relajación (respiración y relajación progresiva) y exposición gradual en vivo (Bados, 2009). Además, se incorporaron elementos de entrenamiento en mindfulness. El plan terapéutico consistió en 12 sesiones de 45 minutos. El tratamiento se dividió en 2 fases. Una primera fase intensiva de 8 sesiones semanales con el objetivo de enseñar las técnicas a la paciente y entrenarla en su aplicación. Una segunda fase de seguimiento, con 4 sesiones cada 2 meses, en la que se pretendía abordar los componentes entrenados en la primera fase e incidir en ellos según sus necesidades y dificultades, con el fin de generalizar las habilidades aprendidas. Los componentes de cada sesión aparecen en la Tabla 4. Se ofreció a la paciente la posibilidad de realizar una visita con psiquiatra para valorar la necesidad de tratamiento farmacológico. SELECCIÓN Y APLICACIÓN DE LAS TÉCNICAS DE EVALUACIÓN Y RESULTADOS OBTENIDOS EN ESTA FASE Para la evaluación del caso se seleccionaron los siguientes instrumentos: Exploración psicopatológica Durante la primera visita se procedió a realizar la exploración psicopatológica que hizo posible determinar la sintomatología y contexto que caracterizaba el cuadro clínico. Dicha sintomatología se ha especificado anteriormente en el apartado “Análisis del motivo de consulta”. Se identificó la presencia de crisis de ansiedad, estado ansioso prolongado a lo largo del día, preo- 29 Tabl a 4 Ses i o nes del tratami ento Ses i ó n Co nteni do Tareas entre s es i o nes Fas e i ntens i v a 1 2 3 4 5 6 7 8 Primera entrevista. Psicoeducación en TCC. Pautas de higiene del sueño. Evaluación psicométrica. Psicoeducación en el funcionamiento de la ansiedad para ambos trastornos. Activación conductual. Relajación muscular progresiva. Respiración diafragmática. Reestructuración cognitiva del valor de las preocupaciones. Reestructuración cognitivas de las consecuencias catastróficas. Jerarquía de las situaciones agorafóbicas. Autoinstrucciones. Exposición interoceptiva. Explicación de la exposición en vivo. Resolución de dificultades y motivación para continuar la exposición en vivo. Introducción al Mindfulness. Detección y observación de los pensamientos automáticos. Mindfulness, escaneo corporal. Autorregistro del sueño. Autorregistro de los ataques de pánico. Autorregistro de las preocupaciones. Relajación muscular progresiva 15 minutos/día. Respiración diafragmática 5 minutos/día. Incorporar una nueva actividad durante la semana. Experimentos conductuales. Exposición en vivo cada día. Exposición en vivo cada día. Detección de los pensamientos automáticos mediante Mindfulness en respiración 15 minutos/día. Escaneo corporal 20 minutos/día. Fas e de s eg ui mi ento 9 10 11 12 30 Exploración psicopatológica del estado actual. Evaluación psicométrica. Agregar las nuevas actividades como rutinas. Plantear la exposición a los ítems más difíciles de la jerarquía. Valoración del progreso a lo largo de la terapia y validación del esfuerzo. Planteamiento de los objetivos después de la terapia. Prevención de recaídas. Evaluación psicométrica retest. Según la principal dificultad u interferencia en las AVD. Exposición en vivo. Concretar objetivos para el estilo de vida y metas después de la terapia. Seguir practicando las técnicas aprendidas durante la terapia. C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 cupaciones exageradas asociadas a la familia, situación laboral, amigos y salud, cierto grado de irritabilidad y apatía, y dificultades en la conciliación y mantenimiento del sueño. Además se descartaron alteraciones en la orientación, nivel de conciencia, sensopercepción, lenguaje y alimentación. Autoinformes Beck Depression Inventory-II, BDI-II (Beck, Steer y Brown, 2011). Consta de 21 ítems con escala tipo Likert de 4 opciones de respuesta. La adaptación española ha mostrado buenas propiedades psicométricas, buena consistencia interna, siendo similar los estudios realizados con la versión original (Sanz, García-Vera, Espinosa, Fortún y Vázquez, 2005). Mayores puntuaciones indican mayor gravedad del cuadro. State-Trait Anxiety Inventory, STAI (Spielberger, Gorsuch y Lushene, 1970). Evalúa ansiedad estado y ansiedad rasgo, consta de 40 ítems en formato de respuesta tipo Likert de 4 puntos. Proporciona puntuaciones percentiles. Panic and Agorophobia Scale, PAS (Bandelow, 1995). Evalúa la gravedad del trastorno de pánico. Consta de 13 ítems, en formato de respuesta tipo Likert de 5 puntos, agrupados en 5 escalas: ataques de pánico, agorafobia, ansiedad anticipatoria, discapacidad y preocupación por la salud. A mayor puntuación en cada una, se considera mayor gravedad. Generalized Anxiety Disorder Inventory, GADI (Argyropoulos et al., 2007). Evalúa criterios DSMIV del TAG. Se utilizó la versión de 22 ítems, de respuesta tipo Likert de 5 puntos. Se considera que a mayor puntuación mayor gravedad de los síntomas. Inventario Clínico Multiaxial de Millon – III, MCMI-III (Millon, Davis y Millon, 1999). Consta de 175 ítems que evalúan 11 patrones clínicos de personalidad y 3 de la patología grave de la personalidad, además de diversos síndromes clínicos. En todas la pruebas se obtuvieron puntuaciones elevadas, que indicaban la presencia de síntomas depresivos, ataques de pánico, ansiedad anticipatoria, agorafobia y ansiedad asociada a las preocupaciones. En el MCMI-III, las puntuaciones más elevadas en las escalas de personalidad fueron en la “Esquizotípica” y la “Paranoide”. Respecto a las escalas clínicas, obtuvo puntuaciones eleva- C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 das en las escalas “Trastornos de ansiedad” y “Trastorno distímico”. Sin embargo, los resultados de las escalas de validez, con puntuaciones elevadas en las escalas de “Sinceridad” y “Devaluación” así como puntuaciones bajas en “Deseabilidad”, sugerían prudencia en la interpretación de los resultados. En la Tabla 5 figuran las puntuaciones obtenidas en los autoinformes. Tabl a 5 Res ul tado s de l a ev al uaci ó n Pruebas Puntuaciones BDI-II (PD) 46 STAI (PC) Estado 70 Rasgo 99 PASS (PD) 23 GADI (PD) 72 MCMI-III (PREV) 1. Esquizoide 61 2A. Fóbica (evitativa) 65 2B. Depresivo 57 3. Dependiente (sumisa) 53 4. Histriónica 19 5. Narcisista 50 6A. Antisocial 52 6B. Agresivo-Sádica 59 7. Compulsiva (rígida) 47 8A. Pasivo-Agresiva (negativista) 62 8B. Autodestructiva (masoquista) 48 S. Esquizotípica 86 C. Límite (borderline) 60 P. Paranoide 76 A. Trastorno de ansiedad 105 H. Trastorno somatoformo 88 N. Trastorno bipolar 71 D. Trastorno distímico 101 B. Dependencia del alcohol 59 T. Dependencia de sustancias 59 R. Trastorno de estrés postraumático 61 SS. Pensamiento psicótico 68 CC. Depresión mayor 88 PP. Trastorno delirante 93 X. Sinceridad 87 Y. Deseabilidad social 40 Z. Devaluación 96 V. Validez – PD Puntuación directa; PC Puntuación centil; PREV Prevalencia. 31 Autorregistros Se utilizaron autorregistros sobre la frecuencia, duración e intensidad de las conductas problema, así como el contexto en que sucedían. En total se utilizaron 4 autorregistros distintos: ataques de pánico, preocupaciones exageradas, problemas de sueño y AVD. Los autorregistros se implementaron para establecer la línea base y obtener información acerca de la evolución a lo largo del tratamiento. Observaciones durante las visitas Durante las sesiones, se observaba la posible presencia de sintomatología ansiosa y/o depresiva, el cumplimiento y dificultades en realizar las tareas entre sesiones, y la percepción subjetiva de bienestar/malestar de la paciente. APLICACIÓN DEL TRATAMIENTO Se mantuvo el diseño del tratamiento de una primera fase intensiva de 8 sesiones, a razón de una sesión por semana. Se considera que hubo una buena adherencia al tratamiento, la paciente realizaba los registros y decía seguir las indicaciones que se le sugerían. A lo largo de las sesiones se mostró colaboradora y comprometida. Sin embargo, después de la 8ªsesión, Lucía abandonó el tratamiento, sin llegar a realizar la fase de seguimiento. EVALUACIÓN DE LA EFICACIA DEL TRATAMIENTO Los resultados que se comentan en este apartado corresponden a la finalización de la fase intensiva del tratamiento. Se obtuvieron a partir de autorregistros, verbalizaciones de la paciente en consulta y observaciones de la terapeuta. No se dispone de datos cuantitativos de la evolución (medidas retest) debido al abandono del tratamiento. Los autorregistros realizados mostraron una disminución de las conductas de evitación (e.g. conducir, ir a fiestas, estar sola en casa y hacer cola). Respecto a las situaciones agorafóbicas, para reducir la ansiedad anticipatoria la paciente hacía uso de la respiración diafragmática. Durante las exposiciones, Lucía experimentaba un malestar subjetivo variable de entre 5-7 sobre 10, pero no ha- 32 cía uso de conductas de seguridad. En las ocasiones en que había realizado conductas de huida, regresaba rápidamente hasta que disminuía la ansiedad. A lo largo de la exposición y al finalizarla, se reforzaba ella misma con autoinstrucciones positivas (“yo puedo hacerlo, lo he conseguido”, decía). En cuanto a las preocupaciones, fue capaz de entenderlas como actividad mental y centrarse en la tarea que estuviera realizando, reduciendo así el tiempo que pasaba preocupada casi a la mitad. Ello se vio favorecido también por el aumento del número de AVD instrumentales (e.g. ir a la piscina 3 veces por semana, ir a tomar café acompañada 2 veces a la semana, dedicar 1 hora al día a actividades de bisutería, realizar una actividad lúdica con su pareja o una amiga 1 vez a la semana). Lucía hacía uso de la práctica informal del mindfulness ante preocupaciones. También utilizaba la relajación muscular progresiva los días que se sentía más tensa. El tiempo de conciliación del sueño se redujo a 30 minutos. Los despertares nocturnos se afrontaban con una actitud de aceptación que facilitaba la reconciliación. A lo largo de las sesiones, Lucía verbalizó sentirse más motivada y vital, planteándose emprender proyectos laborales a corto y medio plazo. La impresión clínica fue que Lucía aprendió y practicó las estrategias entrenadas durante las sesiones. Su actitud durante la terapia siempre fue colaboradora y proactiva. La paciente alcanzó en su mayor parte los objetivos planteados a corto plazo, e incorporó nuevas actividades logrando un estilo de vida más activo. SEGUIMIENTO Después de seis meses de finalizar la fase intensiva del tratamiento, se contactó telefónicamente con Lucía. Esta comentó que las mejorías clínicas se mantenían, de modo que no presentaba los síntomas que motivaron la consulta o bien estos no interferían en sus ocupaciones. Explicó que cuando experimentaba algún síntoma de ansiedad o alguna preocupación desproporcionada, seguía aplicando las estrategias entrenadas durante el tratamiento. Comentó que reinició sus estudios y se sentía capaz de afrontar nuevos estresores con C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 mayor sensación de autoeficacia. Lucía ya no cumplía criterios diagnósticos de TAG ni TP con agorafobia, así que se acordó realizar una última sesión para formalizar el alta de la institución y pedir su consentimiento informado para la realización de este trabajo retrospectivo. OBSERVACIONES Para establecer el diagnóstico diferencial se tuvo en cuenta el análisis de la sintomatología ansiosa y de los dominios cognitivo-conductuales relacionados con los síntomas. Buscar los mecanismos subyacentes a los trastornos en cada caso puede ayudar a esclarecer el diagnóstico, cobrando más importancia en los casos de comorbilidad donde la sintomatología se superpone. También consideraron las variables de vulnerabilidad y las precipitantes (e.g. las características de personalidad y la situación de desempleo, etc.). Este planteamiento se ajusta a modelos teóricos transdiagnósticos, que a partir del reconocimiento de los factores de vulnerabilidad compartidos por los diferentes trastornos de ansiedad, tratan de dar cuenta de las comunalidades observadas entre estos trastornos (Tortella-Feliu, 2014). Todo ello nos llevó a concluir que la sintomatología, a pesar de sus comunalidades, tenía entidad suficiente como para constituir dos trastornos en sí mismos. Aunque no se dispuso de medidas cuantitativas retest que permitieran establecer de manera objetiva la magnitud del cambio respecto a su estado inicial, los autorregistros que aportaba durante las visitas, así como la información que aportó tras 6 meses de haber abandonado el tratamiento, posibilitó conocer la estabilidad psicopatológica y el mantenimiento de los beneficios del tratamiento. Estudios de abandono en la práctica clínica revelan porcentajes que oscilan entre el 30 y 35 % de los casos con trastornos de ansiedad (Bados, 2009). Sería bueno disponer de más estudios que analizasen los motivos de abandono del tratamiento y cómo se podría mejorar la adherencia en estos casos. Trabajos sobre las variables predictoras de mejores resultados de tratamiento en pacientes con diagnóstico de TAG destacaron la ausencia de trastornos comórbidos del Eje I, estar casado o vivir en pareja, una relación marital no conflictiva y no encontrarse con un nivel socioeconómico bajo. C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 También se halló que la presencia de TP y un mayor número de diagnósticos comórbidos se asociaban a peores resultados en los siguientes 6 meses (Bados, 2009). En un estudio se comprobó que 5 sesiones de TCC pueden ser suficientes para aquellos pacientes con buen pronóstico, mientras que entre aquellos con mal pronóstico no hubo diferencias entre 9 y 15 sesiones de media; concluyendo que las características de los pacientes pueden tener una influencia más grande que la duración de la terapia en cuanto a recuperación se refiere (Durham et al., 2004). En el caso que aportamos, aun habiendo realizado la paciente únicamente 8 sesiones y presentando factores de mal pronóstico (e.g. abandono terapéutico) esta logró mantener los beneficios y que las conductas problema no interfiriesen en su vida diaria. En cuanto al mindfulness, como componente terapéutico en trastornos de ansiedad, algunos estudios mostraron que después de tres años de seguimiento, las personas mantenían la reducción de los niveles de ansiedad alcanzados tras el entrenamiento en Reducción del estrés basado en la atención plena (Miró et al., 2011). Sin embargo, para dilucidar esta cuestión todavía harían falta más estudios que confirmen estos resultados a largo plazo. Las limitaciones del presente trabajo incluyen el no disponer de datos cuantitativos longitudinales (retest), el hecho de haber realizado un tratamiento personalizado y no manualizado que dificulta la comparación con otros casos. Sin embargo, permite aportar una descripción detallada de la fenomenología del caso, así como la contextualización de sus características particulares y el planteamiento de un tratamiento ajustado a las necesidades e idiosincrasia de la paciente. BIBLIOGRAFÍA 1. Ameri can Ps y chi atri c As s o ci ati o n (1980). Diagnostic and statistical manual of mental di sorders (3ª ed.). Washington, DC: American Psy chiatric Association. (Barcelona Masson, 1984). 2. Ameri can Ps y chi atri c As s o ci ati o n (1994). Diagnostic and statistical manual of mental di sorders (4ª ed.). Washington, DC: American Psychiatric Association. (Barcelona Masson, 1994). 3. Argyropoulos, S. V. , Ploubidis, G. B. , Wright, T. S. , Pal m, M. E. , Ho o d, S. D. , Nas h, J. R. , 33 Tay l o r, A. C. , Fo rs h al l , S . E. , An de rs o n , I. M. , Nutt, D. J. y Po to kar, J. P. (2007). Development and validation of the generalized an xiety disorder inventory (GADI). Journal of Psy chopharmacology, 21(2): 145-152. 4. Bado s , A. (2009). Trastorno de Ansiedad Generalizada. Facultat de Psicologia: Departament de Personalitat, Avaluació i Tractament Psicolò gics. Universitat de Barcelona, UB. 5. Bandel o w, B. (1995). Assessing the efficacy of treatments for panic disorder and agoraphobia, II: The panic andagoraphobia scale. Internatio nal Clinical Psychopharmacology, 10(2): 73-81. 6. Beck, A. T, Steer, R. A. y Bro wn, G. K. (2011). BDI-II. Inventario de Depresión de Beck –II. Madrid: Pearson Educación, S.A. 7. Behar, E. , Dobrow, I. , Hekler, E. , Mohlman, J. y Staples, M. (2011). Modelos teóricos implicaciones en el tratamiento. RET, Revista de Toxi comanías, 63: 15-36. 8. Bo rko v ec, T. D. y Rus ci o , A. M. (2001). Psy chotherapy for generalized anxiety disorder. The Journal of clinical psychiatry, 62(11):37-42. 9. Bo tel l a, C. (2001). Tratamientos psicológicos eficaces para el trastorno de pánico. Psicothema, 13(3): 465-478. 10. Cabal l o , V. (2007). Manual para el tratamien to cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos. Trastornos por ansiedad, sexuales, afectivos y psicóticos. (Vol.1). Madrid: Siglo XXI. 11. Durham, R. C. , Fi s her, P. L. , Do w, M. G. , Sharp, D. , Po wer, K. G. , Swan, J. S. y Mo rt o n , R. V. (2004). Cognitive behaviour therapy for good and poor prognosis generalized anxiety disorder. A clinical effectiveness study. Clinical Psychology and Psychotherapy, 11: 145-157. 12. Kes s l er, R. C. , Berg l und, P. , Deml er, O. , Ji n, R. , Meri kang as , K. R. y Wal ters , E. E. (2005). Lifetime prevalence and age-of-onset distributions of DSM-IV disorders in the national comorbidity survey replication. Archives of General Psychiatry, 62: 593-602. 34 13. Kes s l er, R. C. , Wai Tat Chi u, Deml er, O. y Wal ters , E. E. (2005). Prevalence, severity, and comorbidity of 12-month DSM-IV disorders in the national comorbidity survey replication. Archives of General Psychiatry, 62: 617-627. 14. Mav i s s akal i an, M. R. y Zamar, N. (2000). Generalized Anxiety Disorder: Participation in Controlled Efficacy Trails. Comprehensive Psychiatry, 41(4): 253-258. 15. Mi l l o n, T. , Dav i s , R. y Mi l l o n, C. (1999). MCMI-III. Inventario Clínico Multiaxial de Millon – III. Madrid: TEA Ediciones, S. A. 16. Mi ró , M. T. , Pe re s t e l o - Pé re z , L. , Pé re z , J. , Ri v ero , A. , Go nzál ez, M. , De l a Fuente, J. y S e rran o , P. (2011). Eficacia de los tratamientos basados en mindfulness para los trastornos de ansiedad y depresión: una revisión sistemática. Revista de Psicopatología y Psicolo gía Clínica, 16(1): 1-14. 17. Ro drí g uez, R. (2010). Ansiedad rasgo y creencias relacionadas con trastornos de ansiedad: Una comparación entre el trastorno de ansiedad generalizada y otros cuadros de ansiedad. Perspecti vas en psicología, (7): 8-15. 18. Sandi n, B. , Ro dero , B. , Santed, A. , y Garc í a- Camp ay o . J. (2006). Sucesos Vitales Es tresantes y Trastorno de Pánico: Relación con el inicio del trastorno, la gravedad clínica y la agorafobia. Revista de Psicopatología y Psicología Clínica, 11(3): 179-190. 19. Sanz, J. , Garcí a-Vera, M. P. , Es pi no s a, R. , Fo rtún, M. y Vázquez, C. (2005). Adaptación española del Inventario para la Depresión de BeckII (BDI-II): 3. Propiedades psicométricas en pacientes con trastornos psicológicos. Clínica y salud 16(2): 121-142. 20. Spi el berg er, C. D. , Go rs uch, R. L. y Lus he ne, R. E. (1970). STAI. Manual for the State-Trait Inventory. Palo Alto: Consulting Psychological Press. 21. To rtel l a-Fel i u, M. (2014). Los trastornos de ansiedad en el DSM-5. Cuadernos de Medicina Psicosomática y Psiquiatría de enlace, 110: 62-69. C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 CUADERNOS DE CASO CLÍNICO MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y PSIQUIATRÍA DE ENLACE REVISTA IBEROAMERICANA DE PSICOSOMÁTICA Intervención cognitivo-conductual en un niño con TDAH Cognitive-behavioral intervention on a child with ADAH Isabel Xandri Márquez1, Isabel Moya Colacios2, Maria Giró Batalla3 Recibido: 03/12/2014 Aceptado: 23/04/2015 Resumen Presentamos el caso clínico de un niño de 10 años diagnosticado con TDAH. Queremos resaltar la intervención cognitivo conductual realizada dentro de un tratamiento multidisciplinar. Se realiza una derivación del médico de cabecera a la unidad de salud mental por problemas de conducta. La evaluación confirma el diagnóstico de TADH y se decide empezar el tratamiento farmacológico con metilfenidato y acordar varias sesiones con los padres. Paralelamente se realiza una intervención cognitivo-conductual de 4 sesiones donde aplicamos Mindfulness, Relajación Muscular Progresiva de Jacobson, Autoverbalizaciones Positivas y Mejora de la Autoestima. Al finalizar la intervención los padres deciden dejar la medicación y basarse en la dieta, ya que según investigaciones marroquíes tan solo con una dieta específica puede reducirse la sintomatología y expresión del TDAH. Pal abras cl av e: TDAH, intervención cognitivo-conductual, impulsividad, metilfenidato. Summary We present the case of a 10 years old boy diagnosed with ADHD, emphasizing the cognitive behavioral intervention therapy performed within multidisciplinary treatment. The patient is derived by his GP to the mental health unit for a study of his misconduct symptoms. As the study confirms the ADHD diagnosis, the methylphenidate treatment in being applie 1 Psicóloga especialista en psicología cognitivo-conductual y ciencias forenses. Prácticas profesionales en USM Badia del Vallès 2 Psicóloga Clínica. USM Badia del Vallès 3 Psiquiatra. USM Badia del Vallès. Unitat de Salut Mental de Badia Co rres po ndenci a: Isabel Xandri Márquez Ausiàs Marc, 65 08010 Barcelona isabel.xandri@gmail.com C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 35 as well as several sessions with parents. In parallel 4 sessions of cognitive behavioral therapy are performed with mindfulness, Jacobson’s Progressive Muscle Relaxation, Positive self-statements and self-steem improvement activities. After the intervention the parents decide to stop the medication relying only on a diet (according to Morocccan investigations the symptoms of ADHD can be reduced only with specific diet). Key wo rds : ADHD, cognitive behavioral intervention, impulsivity, methylphenidate. INTRODUCCIÓN El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una patología de alta prevalencia dentro del desarrollo neuropsicológico del niño –que afecta al 3-7 % de niños en edad escolar (GPC, 2010), el 5 % en población general (APA, 2001)– y que comprende un grupo de problemas relacionados con la falta de atención, la hiperactividad y la impulsividad, generando una importante dificultad para realizar eficientemente las actividades diarias y académicas en todos los contextos. Descrito por primera vez en 1845 en un libro de relatos infantiles del psiquiatra H. Hoffman el concepto ha ido evolucionando. Ha pasado de relacionarse con patologías orgánicas cerebrales con conceptos como la “impulsividad orgánica” (Kahn y Cohen, 1934) a corriente más biológica como el estudio de Barkley (1997) que demostraron que los hijos de progenitores con TDAH tienen un 50 % de experimentar las mismas dificultades. Hoy en día la evidencia nos guía hacia el entendimiento del TDAH como un trastorno de sintomatología y pronóstico heterogéneos y de etiología diversa. La sintomatología básica afecta sobre todo a las funciones ejecutivas, moduladas por el área prefrontal cerebral, de inhibición de respuesta, vigilancia, memoria de trabajo y planificación (O. Papazian, et al., 2006). No es de extrañar que el tratamiento del TDAH se entienda de manera multidisciplinar. Desde que Bradley (1937) usó por primera vez el Metilfenidato en niños con problemas conductuales secundarios a encefalitis viral este se ha convertido en el tratamiento básico, junto con las pautas conductuales a los padres y en algunos casos los entrenamientos en habilidades del niño. Existe una gran controversia sobre la sobrediagnosticación 36 del TDAH y la consecuente sobremedicación. A nivel divulgativo nos bombardean con información pseudocientífica que incluso llega a negar la patología, provocando la duda a la población de padres preocupados por sus hijos incomprendidos. DESCRIPCIÓN DEL CASO CLÍNICO H.G., varón de 10 años que estudia 5º de Primaria en un colegio de una ciudad dormitorio en la periferia de Sabadell. El mediano de 5 hermanos y familia de origen marroquí con nivel socioeconómico bajo. Actualmente su padre está desempleado desde hace 5 años y su madre no trabaja para cuidar de sus hijos. Temperamentalmente muy demandante con buena salud durante el primer año de vida y con otitis de repetición a partir del primer año. Empezó la deambulación con 2 años, no gateó. Empezó a hablar a partir de P-5, anteriormente solo señalaba. Control de los esfínteres a los 2-3 años. La madre destaca cierta angustia de separación, hasta los 9 años dormía con los padres. Y del primer año escolar destaca los constantes partes que recibía por problemas de conducta. Buena relación familiar y con muchos amigos. Juega al fútbol y le gustan los videojuegos. Siempre ha sido muy inteligente según sus profesores. MOTIVO DE CONSULTA Derivado por el pediatra por trastorno de conducta, problemas de mentiras en casa, en escolarización no acepta límites y últimamente roba a los padres. Tiene problemas con los profesores, comenta que todos le tienen manía. La madre comenta que es como si viviera en su propio mundo de mentira. C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 EVALUACIÓN Y ORIENTACIÓN DIAGNÓSTICA A la exploración a través de entrevista clínica con la madre, observación del niño e informe con escalas a los profesores, impresiona la clínica de TDAH; se busca confirmación a través de pruebas psicométricas. Se administró el WISC-IV mostrando unos resultados dentro de la normalidad. CV= 108; RP=91; MT=91; VP=82; CI Total=91. También se administró el CPT de Conners con un resultado 99 % clínico para TDAH. Tras la evaluación se diagnosticó: 314.01 (F90.2) Trastorno por déficit de atención con hiperactividad presentación combinada. (DSM-5). CONDUCTAS PROBLEMA Elevada actividad motora. No puede permanecer sentado durante una comida, precisa levantarse en clase y moverse constantemente. Se muerde las uñas. Elevada impulsividad. No respeta turnos, es contestón, en el fútbol se pelea con los compañeros y en la actualidad ha empezado a darse verbalmente con los profesores. Conflictos en el colegio. Realiza ruidos que molestan a los compañeros, conducta desafiante con los profesores. Recibe muchos partes y amonestaciones por parte de los profesores. Otros. Olvida la agenda o prendas de vestir. No anota los deberes. OBJETIVOS A CORTO PLAZO Aumentar la capacidad de concentración mientras realice actividades escolares. Disminuir las conductas disruptivas en el colegio. Redirigir la elevada actividad motora con nuevas actividades. OBJETIVOS A LARGO PLAZO Entrenar a los padres en técnicas conductuales para el manejo de situaciones problemáticas en casa. Aprender técnicas de relajación, autoconocimiento y tolerancia a la frustración. C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 Facilitar el aprendizaje y estudio para poder asumir los objetivos escolares. Disminuir la autoexigencia y aumentar la autoconfianza. PLAN TERAPÉUTICO Y EVOLUCIÓN DEL CASO VISITA 1. Psicoeducación. Detectamos que la madre de H.G. es muy exigente y esto provoca que H.G. se sienta incompetente debido a sus fracasos. Medicación: Se prescribe Rubifen 20mg 1-1-0. VISITA 2. Padres y profesores coinciden en la mejoría conductual tras el inicio del tratamiento farmacológico. Acordamos 4 sesiones, 1 a la semana durante 1 mes, a solas con H.G. para trabajar relajación y autoverbalizaciones positivas. SESIÓN 1. H.G. comenta que cuando se enfada nota tensión abdominal. Decidimos realizar mindfulness y relajación muscular progresiva de Jacobson acentuando la zona abdominal. Acordamos que realizará el entrenamiento 3 veces al día. SESIÓN 2. H.G. aparece muy motivado ya que ha aplicado las técnicas de relajación con éxito. Indica que detectó la tensión en el estómago en un partido de fútbol, aplicó la técnica tensionando y relajando donde notaba la tensión y consiguió jugar muy buen partido, recibiendo elogios del entrenador y sus compañeros. Le preocupa un examen de inglés que tiene la semana siguiente y decidimos trabajar a nivel cognitivo. Piensa que no lo hará bien, que se bloqueará. Le animamos a que utilice mindfulness justo cuando le den el examen y entrenamos la técnica. SESIÓN 3. El examen fue un éxito, obtuvo la segunda mejor nota de toda la clase. Empezamos el entrenamiento en autoverbalizaciones positivas. Encuentra dificultades en la tarea, ya que solo se le ocurren pensamientos negativos. Utilizamos a su superhéroe favorito, Spiderman, para que se imagine que es quien le aconseja. SESIÓN 4. Ha aparecido un nuevo personaje en el diálogo interno de H.G., explica que cuando le viene un mal pensamiento a la cabeza piensa que es Venom, enemigo de Spiderman quien le habla, e intenta darle la vuelta y convertirlo en positivo tal y como aprendió en la sesión anterior. Refuerzo de la aplicación de las técnicas aprendidas y le animamos a que siga utilizándolas. 37 VISITA 3. Control de la medicación e instrucción en pautas conductuales a los padres. Creación de un horario y establecer un sistema de puntos con premios. VISITA 4. Seguimiento. Padres, profesores y el propio H.G. están contentos con los resultados, pero los padres muestran reticencia con el tratamiento farmacológico, ya que H.G. ha disminuido de peso y se muestra desganado. Se decide realizar control con enfermería. VISITA 5. La madre acude sola indicando que ha decidido finalizar el tratamiento farmacológico por voluntad propia. Según estudios en Marruecos, los problemas atencionales y conductuales son tratables a través de la alimentación. Solicita un informe médico sobre la evolución y su decisión. VISITA 6. Seguimiento. Han reaparecido algunas conductas impulsivas, pero indican que en general tiene más autocontrol. Quedamos pendientes de próximos seguimientos. DISCUSIÓN Los trastornos por déficit de atención, con o sin hiperactividad, son un problema que afecta a niños de todo tipo de culturas e incide en todos los contextos del menor. En el caso presente, H.G. había podido seguir adelante en casa y en el colegio gracias a sus capacidades y a la guía de unos padres implicados en la vida de su hijo, pero los efectos del TDAH se hacen más evidentes conforme las necesidades educativas se hacen más estrictas, llegando incluso a minar la autoestima del niño ya que las dificultades añadidas le hacen pensar que no es tan capaz como sus compañeros. A H.G. la medicación le resultó muy beneficiosa y se lograron cambios verdaderamente significativos a nivel clínico y funcional, aun así los padres tomaron la decisión de retirarla y seguir trabajando en las capacidades de su hijo sin intermediarios farmacológicos. Según explica la madre, existen varios estudios árabes en los que gracias a una alimentación determinada se consigue apaciguar la sintomatología y expresión del TDAH, y creemos que sumado a una intervención cognitivo-conductual y un seguimiento de apoyo H.G. tiene muchas posibilidades de que el TDAH del que ha sido diagnosticado deje de afectarle en su día a día. La vinculación respetuosa, abierta y no crítica rea- 38 lizada con la familia, permite el mantenimiento de la intervención terapéutica a nivel cognitivoconductual y mantiene abierto el seguimiento evolutivo, con acuerdo familiar de valorar resultados y replantear la reintroducción del tratamiento farmacológico si fuera necesario. No hemos encontrado los estudios a los que se refiere la madre de H.G. No obstante, en los buscadores de internet sí que aparecen escritos sobre cómo el Corán puede dar lugar a ciertas interpretaciones en referencia a cómo debe ser la alimentación para prevenir o curar ciertas enfermedades. En uno de los hadits1 más reconocidos, Shahih Muslim, se indica que “hay una cura para cada enfermedad, y cuando se aplica el remedio la enfermedad se cura con el permiso de Allah, el exaltado y glorioso”, y en sus distintas interpretaciones se habla de alimentos para corregir la impulsividad u otros problemas, ya sean conductas, trastornos o enfermedades. La madre de H.G. comenta que la dieta que debe seguir es una dieta sana y variada, reduciendo la ingestión de azúcares y grasas, y potenciando el uso de frutos secos y dátiles. En relación a estas pautas de alimentación sí que hay numerosos estudios que investigan la posibilidad de una relación entre los hábitos alimentarios y la expresión fenotípica del TDAH. Algunas de las hipótesis que se barajan son la implicación de los ácidos grasos omega-3, el chocolate, la leche, los huevos, etc. (L.J. Stevens et al, 2011). Esta es una línea de investigación abierta y que puede suponer un recurso extra a añadir a la intervención de este trastorno. Además resulta muy atractiva a los padres y cuidadores que, como la madre de H.G., son reacios a dar un tratamiento farmacológico a sus hijos como primera y única opción. Nos gustaría que este caso fuera un referente y un modelo a seguir de intervención multidisciplinar y sobre todo cognitivo-conductual. Es importante tener en cuenta todos los contextos en los que se mueve el niño diagnosticado de TDAH, y siempre focalizar los esfuerzos de la intervención en las capacidades del niño y de su entorno. 1 Dentro del Islam, relatos trasmitidos oralmente sobre la vida de los enviados de Dios, entre ellos el profeta Muhammad. El conjunto de hadits constituyen los fundamentos de la sunna o pautas del comportamiento aceptadas por la mayoría de los musulmanes. C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 BIBLIOGRAFÍA 1. Ameri can Ps y chi atri c As s o ci ati o n. (2001). DSM-IV TR Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales-IV Texto revisado. Barcelona: Masson. 2. Bradl ey, C. (1937). The Behavior of Children Receiving Benzedrine. The American Journal of Psychiatry; (94), 577-585. 3. Kahn, E. y Co hen, L. H. (1934). Organic driveness: A brain stem syndrome and an experience. New England Journal of Medicine; (210), 748-56. 4. Mi ni s teri o de Ci enci a e Inno v aci ó n (2010) C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 Guía de Práctica Clínica sobre el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) en Niños y Adolescentes. http://www.guiasalud. es/egpc/TDAH/completa/apartado04/el%20TDA H.html Consultado el 4 de mayo de 2014. 5. Papazi an, O. , Al fo ns o , I. y Luzo ndo , R. J. (2006). Trastornos de las funciones ejecutivas, Revista de Neurología. (42); Supl 3: 45-50. 6. Stev ens , L. J. , Kuczek, T. , Burg es s , J. R. , Hurt, E. , Arno l d, L. E. (2011) Dietary sensitivities and ADHD symptoms: thirty-five years of research. Clin Pediatr (Phila). (50); 4:279– 293. 39 CUADERNOS DE ARTÍCULO DE REVISIÓN MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y PSIQUIATRÍA DE ENLACE REVISTA IBEROAMERICANA DE PSICOSOMÁTICA Una mirada sobre la psicología clínica en Unidades de Rehabilitación1 UM OLHAR SOBRE A PSICOLOGIA CLÍNICA EM UNIDADES DE REABILITAÇÃO A glance at clinical psychology in Rehabilitation Units Susana Clara Morais Recibido: 02/01/2015 Aceptado: 20/04/2015 Resumen El presente artículo tiene como objetivo el reflexionar sobre la psicología clínica en Unidades de Rehabilitación y revisar aspectos esenciales. Se hace una breve referencia a aspectos históricos y al estado actual de la psicología en el área de la rehabilitación. Se abordan también los aspectos psicológicos más relevantes en este dominio, así como las principales teorías de ajuste a la incapacidad y las especificidades de actuación del psicólogo clínico en este contexto, destacándose particularmente los objetivos de su intervención en servicios de rehabilitación y las particularidades de las acciones psicoterapéuticas en este ámbito. Se enfatiza que la actuación del psicólogo en este área se diferencia un poco de su actividad clínica en otros contextos de intervención, tanto por la naturaleza de la población estudiada, que abarca condiciones de salud incapacitantes y diversas enfermedades crónicas, como por la del trabajo, en equipos multi o interdisciplinares. Se hace alusión al lugar del psicólogo clínico en el equipo de rehabilitación. Pal abras cl av e: Psicología clínica. Rehabilitación. Resumo O presente artigo visa uma reflexão sobre a psicologia clínica em Unidades de Reabilitação e revê os aspectos essenciais referentes a este tema. É feita uma breve referência a aspectos históricos e ao estado actual da psicologia na área da reabilitação. São também abordados os Psicóloga clínica. Servicio de Medicina Física y de Rehabilitación y Unidad de Dolor Crónico. Centro Hospitalario Tondela-Viseu, E.P.E. Co rres po ndenci a: Dra. Susana Clara Morais Rua Mestre Álvaro Loureiro, Nº6, 2º direito, 3510-041 Viseu (Portugal) E-mail: susanaclaramorais@gmail.com 40 1 Este artículo está basado en la ponencia “A Interven ção da Psicologia Clínica em Serviços de Reabilitação”, incluida en una mesa sobre Psicología de la Salud y presentada en el IX Congreso Iberoamericano de Psicología y 2º Congreso de la Ordem dos Psicólogos Portugueses, que tuvo lugar en el Centro Cultural de Belém en Lisboa, del 9 al 13 de septiembre 2014. C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 aspectos psicológicos mais relevantes neste domínio, assim como as principais teorias de ajustamento à incapacidade e as especificidades de actuação do psicólogo clínico neste contexto, dando-se particular destaque aos objectivos da sua intervenção em serviços de reabilitação e às particularidades das acções psicoterapêuticas neste âmbito. Enfatiza-se que a actuação do psicólogo nesta área se diferencia um pouco da sua actividade clínica noutros contextos de intervenção, quer pela natureza da população envolvida, que abrange condições de saúde incapacitantes e diversas doenças crónicas, quer pela natureza do trabalho, em equipas multi ou interdisciplinares. É feita também uma alusão ao lugar do psicólogo clínico na equipa de reabilitação. Pal av ras -Chav e: Psicologia clínica. Reabilitação. Summary This paper aims a reflection on the clinical psychology in Rehabilitation Units and revises the essential aspects with regards to this subject. A brief reference is made to historical aspects and to the current state of psychology in the rehabilitation area. The most relevant psychological aspects in this area are also broached, as are the main theories of adjustment to disability and the specificities of the clinical psychologist’s actions within this context. Particular emphasis is placed on the objectives of his/her intervention in rehabilitation services and on the particularities of psychotherapeutic actions within this scope. Also noteworthy, is that a psychologist’s actions in this area differ somewhat from his/her clinical activity within other contexts of intervention. This is both due to the nature of the population involved –which covers disabling health conditions and various chronic illnesses– as well as to the nature of the work, in multidisciplinary or interdisciplinary teams. The position of the clinical psychologist in the rehabilitation team is also referred. Key wo rds : Clinical psychology. Rehabilitation. INTRODUCCIÓN Actualmente la rehabilitación es encarada como un proceso global que tiene como objetivo ayudar a la persona a alcanzar su máximo potencial en los aspectos: físico, psicológico, social, vocacional y educacional, teniendo en cuenta sus aspiraciones, proyectos de vida y las limitaciones que se derivan de su déficit fisiológico o anatómico y del condicionamiento ambiental (DeLisa, Currie, & Martin, 2002). La rehabilitación presupone un concepto holístico, envolviendo la participación de diversas especialidades, en la que el psicólogo está generalmente representado (DeLisa et al., 2002). A pesar de los cambios que se han producido en los cuidados de salud, la contribución de la psicología para mejorar la calidad de vida de los individuos con enfermedades crónicas e incapacidad debe continuar mereciendo un enfoque adecuado en este ám- C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 bito para constituirse como un objetivo central. El gran énfasis de la psicología sobre el ajuste psicológico y social a la incapacidad es un componente esencial de los servicios de rehabilitación de calidad (Rohe, 2002). Hay datos que sugieren que los ajustes psicológicos son muy importantes en la modulación del nivel de funcionamiento de las personas cuando estas se enfrentan a lesiones, trauma y dolor (Prevedini, Presti, Rabitti, Miselli, & Moderato, 2011). En efecto, hay un conjunto de factores personales que deben ser tenidos en consideración cuando se trabaja con pacientes que sufren de incapacidad física, que median la adaptación del paciente a la enfermedad crónica y a la adhesión al tratamiento como, por ejemplo: la ansiedad, la depresión, la autoeficacia, el locus de control, los estilos de “coping”, el soporte social, real o percibido, entre otros (Prevedini et al., 2011). 41 A partir de la experiencia de la autora, como psicóloga clínica, trabajando en un Servicio de Rehabilitación y en una Unidad de Dolor Crónico de un Hospital Central, y de la revisión de la literatura referente a la psicología clínica en rehabilitación, se pretende con esta reflexión, hacer una referencia a los aspectos psicológicos más relevantes en este dominio y una enfatización de los objetivos y del importante papel de la psicología clínica en este contexto tan específico de actuación. LA PSICOLOGÍA EN UNIDADES DE REHABILITACIÓN: APUNTE HISTÓRICO Y SITUACIÓN ACTUAL El campo de la psicología en el área de la rehabilitación fue inicialmente impulsado por las necesidades de rehabilitación de los veteranos que regresaban de las guerras mundiales, en la primera mitad del siglo XX. Fue después de la Segunda Guerra Mundial cuando, atendiendo a las necesidades psicológicas de las personas con deficiencia física, se produjo la aceptación de los psicólogos como proveedores de servicios de salud mental (Rohe, 2002). La psicología de rehabilitación fue reconocida como una división de la American Psychological Association (APA) en 1958 (Rohe, 2002). No obstante, este área no ha ocupado un lugar central en la psicología americana (Frank & Elliott, 2000). Grzesiak y Hicok (1994) mencionan que la tarea de delinear la historia de la psicoterapia con sujetos con incapacidad física de forma breve es difícil, sobre todo dada la escasez de literatura científica referente a ese tema, y apuntan algunos motivos para este hecho. Por un lado, los psicoterapeutas que trabajan con esta población son generalmente identificados con su área de formación (v.g., psicología clínica, psiquiatría), siendo secundariamente identificados con el área de la rehabilitación. Además de eso, tradicionalmente, la psicología en el área de la rehabilitación ha enfatizado procesos somatopsíquicos y modelos ambientales/ecológicos en lo que respecta a las dificultades psicológicas reactivas de las personas con incapacidades congénitas y adquiridas. Por otro lado, la mayor parte de la literatura, referente a la intervención en la rehabilitación física, se ha centrado en abordajes com- 42 portamentales por lo que la psicoterapia aplicada a individuos con incapacidades físicas no ha presentado diferencias significativas relativamente a intervenciones con individuos sin esas mismas incapacidades. Además de eso, aquellos autores consideran que en el abordaje de estos pacientes se han desatendido aspectos importantes, como la personalidad premórbida y la psicopatología, existiendo un enfoque casi exclusivo en otros aspectos, como por ejemplo, en los déficits existentes. A pesar de lo que se ha mencionado anteriormente, la preparación y la práctica de los psicólogos en el área de la rehabilitación está cambiando (Rohe, 2002). De hecho, este campo de la psicología ha crecido de forma significativa en las últimas décadas (Frank & Elliott, 2000). En este contexto, puede destacarse la contribución de la división de la psicología de la rehabilitación de la APA, que busca desarrollar el conocimiento y encontrar soluciones para problemas relacionados con la incapacidad y con el proceso de rehabilitación (Rohe, 2002). Existe una casuística diversa en los servicios de rehabilitación que tradicionalmente han sido objeto de intervención por parte de la psicología, incluyendo pacientes que sufrieron lesiones medulares, amputaciones, traumatismos craneoencefálicos y accidentes vasculares cerebrales. Con el desarrollo de la psicología en este área, otras situaciones pasaron a ser también abarcadas por estos cuidados, en esos servicios (Frank & Elliott, 2000). Esas áreas incluyen el dolor, la esclerosis múltiple, la población geriátrica, los quemados, los pacientes con déficits sensoriales y también la rehabilitación infantil. La psicología de rehabilitación, estando dedicada al estudio y a la aplicación del conocimiento y técnicas de intervención psicológica a los individuos con enfermedades crónicas e incapacitantes, abarca actualmente aspectos de la psicología clínica, psicología de la salud, aconsejamiento, psicología social y políticas de salud (Frank & Elliott, 2000). ASPECTOS PSICOLÓGICOS RELEVANTES EN EL ÁREA DE LA REHABILITACIÓN La mayor parte de los pacientes en unidades de rehabilitación son confrontados con la percepción C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 de pérdidas físicas, cognitivas y sociales permanentes. Ese descubrimiento viene muchas veces acompañado por niveles considerables de ansiedad, rabia, disforia, duelo y miedo (Rohe, 2002). No obstante, la fase aguda y la crónica conllevan el enfrentamiento de tareas psicológicas diferentes (Adams & Lindemann, 1974, como citados en Grzesiak & Hicok, 1994). En algunas situaciones agudas, la persona puede encontrarse con dos posibilidades: la de mejorar o la de morir. En contrapartida, la persona con un problema crónico se encuentra en un término medio entre esas dos hipótesis: no murió, pero tampoco está curada, lo que está es diferente. El tener que lidiar con el hecho de que la vida va a continuar, pero de una forma muy diferente, requiere una gran adaptación para el individuo que se ha quedado recientemente incapacitado (Grzesiak & Hicok, 1994). La experiencia clínica sugiere que, teniendo en cuenta la gravedad de las reacciones de esa población de pacientes, la misma se puede dividir en tres grupos. Un tercio de los pacientes afronta bien su situación, a través del recurso a estrategias previamente establecidas y con el apoyo de personas próximas. Otro tercio tiene dificultad, pero a través de intervenciones terapéuticas casi mínimas, consigue adaptarse a la crisis. El tercer grupo presenta grandes dificultades en encarar la situación. Estos pacientes tienen, con gran frecuencia, historias de dificultades de ajuste, que pueden asociarse a abuso de substancias químicas, perturbación mental grave e incapacidad para lidiar con ambientes estructurados (Rohe, 2002). El proceso de afrontar la enfermedad/lesión traumática, que varía de persona a persona, depende de un conjunto de condiciones, que incluyen la personalidad premórbida, el tipo de enfermedad o lesión, la edad en que ocurrió la lesión, la calidad del sistema de apoyo, el significado de la deficiencia y de la incapacidad para el paciente, y aspectos culturales. Ducharme, Gill, Biener-Bergman, y Fertitta (1992), al referirse al ajuste a la enfermedad/ lesión traumática en el sentido del afrontamiento de la situación con éxito, lo describen como una evolución gradual del aprendizaje del individuo para vivir con lo que se ha perdido, que conlleva una resolución del sentimiento de pérdida a través del duelo, el desarrollo de estrategias de “lucha” y una mejora a C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 nivel de las actitudes que validan el significado de la “nueva” vida poslesión. Es común una reacción a la enfermedad y lesión en que se produzca miedo y ansiedad, tristeza, lucha o negación, rabia, culpa, rechazo en participar activamente en la rehabilitación, comportamiento impaciente y exigente y, eventualmente, aceptación. Es importante tener en consideración que la reacción de duelo, en el sentido en que anteriormente fue referido, posee un valor adaptativo. Contrariamente, la depresión, no siendo en sí misma (Cardoso 2004) una consecuencia universal posdiagnóstico de enfermedad crónica/deficiencia, si estuviera presente debe ser evaluada y tratada. En la línea de investigación coordinada por McIntyre (2004), la depresión aparece como el cuadro psicopatológico más importante asociado a la enfermedad, particularmente a la de carácter prolongado. En los servicios de rehabilitación, las personas que experimentan depresión tienen frecuentemente menos independencia funcional y movilidad cuando reciben el alta hospitalaria (Umlauf & Frank, 1983, Richards, Kewman, & Pierce, 2000). En pacientes con lesión medular, el comportamiento depresivo ha sido asociado a estancias hospitalarias mayores y a menores resultados durante la rehabilitación (Malec & Neimeyer, 1983, en el manual de Richards et al., 2000). En estos pacientes, la depresión también ha sido asociada a la ocurrencia de complicaciones secundarias prevenibles, como las úlceras de decúbito y las infecciones del tracto urinario (Herrick, Elliot, & Crow, 1994). Los individuos con lesión medular, que no están hospitalizados y con sintomatología depresiva marcada, pasan más días en la cama, salen menos días de casa y tienen más gastos médicos (Tate, Forchheimer, Maynard, & Dijkers, 1994, ídem en Richards et al., 2000). Es importante tener en consideración la posibilidad de riesgo de suicidio en pacientes con depresión que están siendo tratados en unidades de rehabilitación. Ducharme et al. (1992) refieren que, en relación a las personas con deficiencias graves, se han identificado dos períodos de elevado riesgo de suicidio: la fase diagnóstica, en la cual la enfermedad y su pronóstico son inciertos, y la fase post-alta, en la cual el paciente se enfrenta a un nuevo nivel de comprensión de las consecuencias de la enfermedad e incapacidad. A este respecto, puede referirse que cerca del 6 % 43 de las muertes tras un traumatismo vertebro medular están claramente relacionadas con suicidio, siendo este valor varias veces superior a la tasa de la población general (Staas, Formal, Freedman, Fried, & Read, 2002). Además de la depresión, es importante considerar también la posibilidad de presencia de síntomas de ansiedad en los pacientes en rehabilitación, o incluso, de un trastorno de ansiedad. Por ejemplo, Castillo y Robinson (1993, citados en la monografía de Caplan & Moelter, 2000) presentaron una tasa del 11 % de trastorno de ansiedad generalizada, entre individuos no deprimidos que sufrieron accidente vascular cerebral. Otra cuestión que ha sido objeto de estudio es la imagen corporal. La imagen corporal se ha definido como una representación mental o esquema del propio cuerpo (Schilder, 1950, como citado en Livneh & Antonak, 2007). Las enfermedades crónicas y las incapacidades, con su impacto en la apariencia física, capacidades funcionales, experiencia de dolor y papeles sociales, se cree que alteran, o incluso distorsionan, la imagen corporal del individuo y el autoconcepto (Bramble & Cukr, 1998, como citados en Livneh & Antonak, 2007; Falvo, 1999, como citado en Livneh & Antonak, 2007). En un estudio conducido por Jorge, Brumini, Jones, y Natour (2010), los individuos con artritis reumatoide tenían una imagen corporal peor que los individuos sin esa condición. Aunque en la literatura respectiva al tema no se reportan resultados conclusivos (Ben-Tovim & Walker, 1995), hay autores que defienden que existen ciertas condiciones dolorosas y potencialmente incapacitantes o susceptibles de generar deformidad, como la artritis reumatoide, que tienen un impacto negativo en las actitudes del individuo en relación al cuerpo (e.g., Skevington, Blackwell, & Britton, 1987, como citados en Ben-Tovim & Walker, 1995). A este respecto, considero importante prestar atención a las necesidades psicológicas de las personas con condiciones de salud desfigurantes y/o incapacitantes. Se considera que la adaptación psicosocial con éxito a la enfermedad crónica y a la incapacidad refleja la integración de los cambios físicos y sensoriales en una imagen del cuerpo transformada y en la autopercepción (Livneh & Antonak, 1997, citados en Livneh & Antonak, 2007). Por su relación con la imagen corporal, cabe aquí también hacer una referencia a la sexualidad. 44 La sexualidad envuelve un intercambio entre componentes fisiológicos y psicológicos, y la incapacidad y la enfermedad pueden tener un impacto sobre cada una de esas áreas. El abordaje de la sexualidad, ampliamente definida, es una parte muy importante de la rehabilitación. En un artículo de revisión, Morais (2011) destaca que, de acuerdo con los conceptos actuales, la experiencia de dolor y las respuestas a la misma resultan de una compleja interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales. En la literatura sobre modulación del dolor los aspectos psicológicos han recibido una atención considerable. En este contexto, hay un conjunto de dimensiones (v.g., el funcionamiento biopsicosocial total) que se deben tener en consideración al optimizar la probabilidad de éxito terapéutico. Al ser evaluadas las cuestiones de ajuste, deben ser considerados también la familia y el sistema de soporte del paciente (Staas et al., 2002). Hay que mencionar que el impacto familiar es, además de emocional, con frecuencia, también físico y económico. CRECIMIENTO POSTRAUMÁTICO EN UNIDADES DE REHABILITACIÓN En las unidades de rehabilitación se encuentran, con frecuencia, personas que son verdaderos supervivientes a circunstancias traumáticas, como por ejemplo, a accidentes, a lesiones físicas graves (v.g., amputaciones, lesiones medulares) y al enfrentamiento con la muerte súbita de familiares. Hay gran evidencia de que los acontecimientos traumáticos pueden producir consecuencias físicas y psicológicas negativas (Tedeschi & Calhoun, 1996). A pesar de que los efectos negativos del trauma han sido ampliamente estudiados, se le ha prestado menor atención a la posibilidad de que puede ocurrir un impacto positivo en estas circunstancias. Existe bibliografía significativa que destaca la posibilidad de ocurrencia de por lo menos algún cambio positivo en personas que fueron expuestas a intensos acontecimientos traumáticos, derivados de su lucha con esas tragedias (Tedeschi & Calhoun, 1996). Se trata de un “crecimiento postraumático” que ha sido mencionado por personas que se enfrentaron a todo tipo de catástrofes personales (Vaz Serra, 2003) y que, de acuerdo con C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 Tedeschi y Calhoun (1996), se manifiesta generalmente: en un mayor aprecio por la vida y en un sentido refinado específico de prioridades, como lo son el perfeccionamiento de las relaciones interpersonales, una mayor fuerza personal, una apertura a nuevas posibilidades de vivir y en un desarrollo espiritual. Cito a este propósito un ejemplo clínico. El de una persona que se vio envuelta en una explosión en su casa y vivió directamente un traumatismo craneoencefálico de su esposa, fallecida dos meses más tarde. El siniestrado, que sufrió también quemaduras graves de tercer grado, en la cara, brazos y manos declaraba, pasados pocos meses: “…ahora sé lo que es realmente importante en la vida, antes pasaba el tiempo trabajando y no tenía tiempo para nada, ni para la familia, ahora sé que la prioridad son mis hijos… pienso que a pesar de todo lo que ocurrió y de lo que sufrí que hay que vivir la vida de una manera muy diferente…”. A partir de la experiencia traumática, puede reorganizarse y sentirse estimulado para reorientar valores y objetivos (Fullerton & Ursano, 1997, como citados en Vaz Serra, 2003). A pesar de las consecuencias psicológicas negativas que un acontecimiento traumático puede producir, como lo son las resultantes de una lesión medular, cabe mencionar que muchos de esos individuos afrontan bien su lesión, experimentan un ajuste psicológico adecuado, reportan una buena calidad de vida y plantean cambios de vida positivos (Kalpakjian et al., 2014). Es importante mencionar que el crecimiento no es un resultado inevitable del trauma, coexistiendo con sufrimiento personal (Tedeschi & Calhoun, 2004). MODELOS DE AJUSTE A LA INCAPACIDAD Las teorías de ajuste a la incapacidad son numerosas, pudiendo ser agrupadas en un continuum en el que en un extremo se encuentran las que priorizan los eventos cognitivos internos, o sea, el mundo mental y, en el otro, las teorías que enfatizan los eventos sociales y comportamentales externos. La teoría de las etapas, que enfatiza los eventos internos, es un modelo ampliamente defendido, pero que todavía no ha sido comprobado. De C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 acuerdo con dicho constructo, las personas que pasan por una crisis presentan una secuencia previsible y ordenada de respuestas emocionales. La mayoría de las teorías de las etapas describe una serie de tres a cinco pasos que comienzan con el impacto y que terminan con alguna forma de adaptación. Los modelos alternativos que más destacan son el comportamental y el de las habilidades de afrontamiento (Rohe, 2002). El modelo comportamental de ajuste a la incapacidad prioriza la importancia de los factores externos en el ajuste de un individuo. En ese modelo se le presta una mayor atención a los comportamientos observables y una menor atención a las cogniciones del paciente. De acuerdo con el modelo comportamental, la persona con incapacidad reciente se depara con cuatro tareas. El paciente debe permanecer en el ambiente de rehabilitación, eliminar comportamientos incongruentes con la incapacidad, adquirir comportamientos congruentes con la incapacidad y mantener el desempeño de comportamientos adecuados a la incapacidad (Rohe, 2002). El modelo de habilidades de afrontamiento, que comprende siete tareas adaptativas principales y siete habilidades de afrontamiento, enfatiza tanto factores cognitivos como los eventos externos en el ajuste a la incapacidad. Se basa en la teoría de la crisis formulada originalmente por Lindemann (1944, como citado en Rohe, 2002). De acuerdo con la teoría de la crisis, las personas necesitan un sentido de equilibrio psicológico y social. Después de un acontecimiento traumático ocurre un estado de crisis y desorganización. En el momento de la crisis, los patrones de comportamiento característicos del individuo no son eficaces para conseguir el equilibrio. No obstante, el mencionado estado de desequilibrio es temporal y una nueva armonía es alcanzada dentro de días o semanas (Rohe, 2002). Cada una de esas teorizaciones formales desconfirmó la idea generalizada de que la principal fuente de sufrimiento de la persona con deficiencia era la deficiencia en sí. Además de eso, la propia práctica clínica vino a demostrar que, tras la desaparición de la incapacidad, algunas personas continuaban manifestando disfunción emocional (Rohe, 2002). De una forma general, puede decirse que, aunque algunos teóricos hayan avanzado en las defi- 45 niciones de etapas de ajuste, cada persona tiende a ajustarse a la incapacidad de una manera propia y a su propio ritmo (Sipski & Alexander, 2002). LA INTERVENCIÓN DE LA PSICOLOGÍA CLÍNICA EN SERVICIOS DE REHABILITACIÓN El psicólogo clínico, en el área de la rehabilitación, ayuda al paciente a prepararse psicológicamente para una participación plena en el proceso de rehabilitación (DeLisa et al., 2002). La acción del psicólogo en servicios de rehabilitación puede incluir: evaluación del funcionamiento emocional, personalidad, coping, capacidad intelectual, realización académica, integridad neuropsicológica e incorporación de los resultados de esa evaluación en el plan de tratamiento. El psicólogo presta también intervención psicoterapéutica y aconsejamiento, a pacientes y a sus familiares. Cuando es necesario da al equipo de rehabilitación recomendaciones para lidiar con el paciente. (Rohe, 2002; Gadi & Cifu, 2003). La psicoterapia puede tener un papel vital en el alivio del sufrimiento de los pacientes con incapacidades (Langer, 1994). Debido a los períodos de permanencia cada vez más cortos de los pacientes internados en servicios de rehabilitación y a los problemas que enfrentan, que requieren una actuación a tiempo, los psicólogos que trabajan en ese área utilizan muchas veces formas de terapia con duración limitada, también conocidas como terapia breve (Butcher & Koss, como citados en Rohe, 2002). En este sentido y, a pesar de la existencia de una gran diversidad de psicoterapias, esos psicólogos recurren frecuentemente a la terapia cognitivo-conductual (TCC) (Rohe, 2002). La TCC demostró ser una intervención psicológica efectiva a la hora de ayudar a los pacientes a abordar varias enfermedades crónicas (Dorstyn, Mathias, & Denson, 2011; Sharpe, Sensky, Timberlake, Ryan, & Allard, 2003). De hecho, la utilización de esta forma de psicoterapia tiene muchas ventajas en programas de rehabilitación, por el hecho de ser estructurada, de ser de duración limitada y de implicar la definición de objetivos (Mehta et al., 2011). Además de eso, la TCC puede disponerse individualmente o en grupo, además de que es aplicable tanto en contexto ambulatorio como de internamiento. 46 Las formas alternativas de aplicación de la TCC (e.g., teléfono, internet, videoconferencia) pueden ser beneficiosas en relación a pacientes con dificultades en comparecer a las sesiones de terapia en régimen de ambulatorio. A este respecto, pueden mencionarse las potenciales ventajas de la terapia cognitivo-conductual en relación a otras modalidades de tratamiento, en el abordaje de la ansiedad y de la depresión en personas que sufrieron lesión medular. No son infrecuentes las dificultades de transporte para los tratamientos que pueden ser un obstáculo para personas que sufrieron lesión medular. De este modo, el hecho de existir la posibilidad de la TCC y poder ser aplicada en diferentes formatos puede permitir el darle la vuelta a esa cuestión (Mehta et al., 2011). Elliott y Kennedy (2004, como citados en Mehta et al., 2011) evaluaron varias intervenciones para el tratamiento de sintomatología depresiva, habiendo descrito efectos positivos de la TCC aplicada a pacientes con lesión medular que presentaban sintomatología afectiva muy marcada. En el estudio de revisión sistemática conducido por Mehta et al., que tenía como objetivo examinar la evidencia que apoyase la eficacia de la TCC en la mejora del funcionamiento psicosocial en individuos con lesión medular, los autores concluyeron que, a pesar de algunas limitaciones patentes en muchos estudios (e.g., recurso a muestras pequeñas, dificultad en la evaluación de la eficacia de cada componente individual del programa, ausencia de un seguimiento a largo plazo de los participantes), esta forma de psicoterapia es una promesa importante en la mejora del funcionamiento psicosocial, así como en la depresión, ansiedad, coping y ajuste poslesión medular. Sin embargo, consideran que, como la TCC puede abarcar varios componentes diferentes, es importante que sean determinados en estudios futuros los elementos de esa forma de psicoterapia que, individualmente o en conjunto, sean más efectivos en el tratamiento de las consecuencias emocionales de la lesión medular. Más recientemente, la tercera generación de terapias cognitivo-conductuales (Hayes, 2004) como, por ejemplo, la terapia de aceptación y compromiso, ha recibido una mayor atención y sido investigado su potencial contribución en el desarrollo de modelos que tengan como objetivo también ayudar a pacientes con enfermedades crónicas C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 (Soto, Barrenechea-Arando, & Estruch, 2013; Veehof, Oskam, Schreurs, & Bohlmeijer, 2010). Puede citarse, a título de ejemplo, un estudio conducido por MacCraken, Vowles, y Eccleston (2005) en que, tras la aplicación de un abordaje basado en la terapia de aceptación y compromiso a pacientes con condiciones de dolor crónico, durante 3 o 4 semanas, en un formato residencial o de internamiento inserido en un programa de tratamiento interdisciplinar, se obtuvieron mejoras significativas de esos pacientes a nivel del funcionamiento emocional, social, físico y de la utilización de los cuidados de salud. Además de eso, la mayoría de las mejorías se mantuvieron 3 meses después del tratamiento. La gran parte de esos resultados positivos estaba correlacionada con mejoras de la aceptación. De una forma general, puede decirse que el proceso psicoterapéutico en personas con deficiencia física no difiere mucho de aquel que es aplicado a otros individuos (Grzesiak & Hicok, 1994). El psicoterapeuta recurre a las técnicas que son consistentes con su estilo personal, formación teórica y principios relacionados con la práctica. En este ámbito de intervención, sin embargo, puede ser más necesario abordar cuestiones que envuelven trauma y pérdida (Grzesiak & Hicok, 1994). A pesar de la importancia de la psicoterapia en pacientes de rehabilitación, es importante referir que está contraindicada en pacientes que la rechacen o en aquellos con dificultades de comunicación significativas. Además de eso, si las dificultades provienen de factores específicos del ambiente de los pacientes (v.g., hospitalización prolongada, intervenciones médicas desagradables, prejuicios, equipo poco comprensivo), el foco de intervención del psicoterapeuta puede ser transferido del paciente al medio ambiente (Rohe, 2002). Otra intervención psicológica, también importante, que se utiliza en Servicios de Rehabilitación es el asesoramiento psicológico. Puede ser útil y estar indicado, por ejemplo, en la adaptación a la enfermedad crónica y a la incapacidad (v.g., en el ajuste a los cambios corporales y en el ajuste a los cambios en el funcionamiento sexual); en el desarrollo de capacidades para resolver problemas; en la confrontación con la fase terminal de determinadas enfermedades y la muerte (DeLisa et al., 2002). Trindade y Teixeira (2000) defien- C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 den que, a pesar de la existencia de varias perspectivas teóricas del aconsejamiento psicológico, la perspectiva cognitivo-conductual es la más apropiada a los contextos de salud y enfermedad, adaptándose mejor al ritmo de la prestación de cuidados de salud, tanto en los centros de salud como en los hospitales. De acuerdo con esos autores hay varios objetivos del aconsejamiento psicológico en salud, particularmente: poner a disposición ayuda en el sentido de dar respuesta a las necesidades psicológicas de personas saludables y enfermas; transmitir información personalizada; facilitar el cambio de comportamientos relacionados con la salud; identificar las principales preocupaciones del individuo en relación a la salud y ayudarlo a afrontarlas de forma eficaz; ayudar al individuo a tomar decisiones informadas en el ámbito de determinadas circunstancias concretas de salud/enfermedad en que se encuentra; identificar dificultades de comunicación y/o de relación con la y a implementar estrategias que permitan superar esas dificultades; el autoconocimiento y la autonomía, a fin de contribuir al desarrollo personal; orientar hacia otros apoyos especializados, y promover el desarrollo de habilidades sociales. Con respecto a este último aspecto, es importante referir que hay personas con incapacidad reciente que no obtienen ventajas con la aplicación de intervenciones psicoterapéuticas, pero que pueden beneficiarse con el entrenamiento en habilidades sociales (Rohe, 2002). Por eso mismo, y conociendo aspectos que sugieren que las interacciones sociales entre la persona con deficiencia y la que no tiene deficiencia son complejas, ambiguas e imprevisibles, las intervenciones que mejoren las dificultades de interacción social pueden ayudar a reducir el sufrimiento emocional, acelerar el proceso de reintegración a la comunidad y neutralizar el riesgo de futuros problemas clínicos (Rohe, 2002). EL LUGAR DEL PSICÓLOGO EN EL EQUIPO DE REHABILITACIÓN Los equipos de rehabilitación son generalmente multi o interdisciplinares. El modelo multidisciplinar, siendo análogo al modelo clásico de gestión en forma de pirámide, destaca la comunicación vertical entre supervisor y subordinados. Por su lado, el modelo interdisciplinar, fue desarrolla- 47 do para facilitar la comunicación lateral entre los miembros del equipo, siendo, por este motivo, teóricamente más adecuado a los equipos de rehabilitación (Melvin, 1980). El modelo de equipo interdisciplinar busca mejorar la comunicación e incentivar la sinergia de grupo, promoviendo de esta forma un sentido de autoridad y responsabilidad mutuas (Given & Simmons, 1977, citados en King, Nelson, Heye, Turturro, & Titus, 2002; Spencer, 1969, citado en King et al., 2002; Walton & Dutton, 1969, citados en King et al., 2002). El equipo de rehabilitación posee una estructura propia en la oferta de recursos de cuidados de salud, estando constituida por varios profesionales con diferentes formaciones (Rohe, 2002). Ese equipo trabaja en conjunto en el sentido de evaluar e identificar problemas, establecer objetivos terapéuticos e intervenir (Gadi & Cifu, 2003). El diagnóstico del paciente y el contexto en el que el mismo se encuentra (en régimen de ingreso o ambulatorio) determinan el grado de estructura interdisciplinar, así como los miembros específicos que componen el equipo (v.g., fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, logopeda, psicólogo, asistente social, enfermero de rehabilitación) (Gadi & Cifu, 2003). El objetivo general del psicólogo clínico en el área de la rehabilitación es contribuir para mejorar los resultados obtenidos en la rehabilitación de los pacientes (Rohe, 2002). Además de la actividad asistencial que el psicólogo desarrolla con los pacientes y sus familias, puede también desempeñar otras funciones, particularmente en la promoción de la cohesión del equipo, promoviendo o participando en reuniones para mejorar la cooperación interdisciplinar. CONCLUSIÓN El objetivo de este artículo ha sido plantear una revisión que es, a su vez, una reflexión sobre la psicología clínica en el ámbito de las Unidades de Rehabilitación. Aludidos a datos históricos con referencia a los aspectos psicológicos más relevantes en este área y a las principales teorías del ajuste a la incapacidad. También, por último, se ha pretendido definir el papel del psicólogo en unidades de Rehabilitación. Se trata de un dominio que, a pesar de las dificultades con que se ha enfrentado 48 desde la inclusión de los primeros psicólogos en servicios de rehabilitación, se encuentra en pleno desarrollo en las últimas décadas. Las reacciones emocionales asociadas a la enfermedad crónica y a las condiciones de salud incapacitantes son actualmente mejor entendidas, y la psicología clínica en este dominio de intervención tiene hoy una aceptación más consensual. Sin embargo, a pesar de la importancia que se viene dando a los aspectos psicosociales en pacientes de rehabilitación y de la relevancia creciente de la psicología en este área, se considera que esta problemática debe merecer mayor centralidad. Se trata de un área donde ciertamente se producirá un gran incremento en la investigación y en la divulgación científica, como viene siendo evidente en los últimos años. BIBLIOGRAFÍA 1. Ben-To v i m, D. I. , & Wal ker, M. K. (1995). Body Image, disfigurement and disability. Journal of Psychosomatic Research, 39(3): 283-291. 2. Capl an, B. , & Mo el ter, S. (2 0 0 0 ). Stro ke. In R. G. Fran k & T. R. Elliott (Eds. ), Handbook of rehabilitation psychology (pp. 75-108). Washington, DC: American Psychological Association. 3. Cardo s o , J. (2004). Sexualidade na doença crónica e na deficiência física. Revista Portuguesa de Clínica Geral, 20(3): 385-394. 4. DeLi s a, J. A. , Curri e, D. M. , & Marti n, G. M. (2002). Medicina de Reabilitação: Passado, Presente e Futuro. In J.A. DeLisa & B.M. Gans (Eds.), Tratado de Medicina de Reabilitação. Princípios e Prática (3ª ed., pp. 3-33). São Paulo: Manole. 5. Dorstyn, D. , Mathias, J. , & Denson, L. (2011). Efficacy of cognitive behavior therapy for the management of psychological outcomes following spinal cord injury: a meta-analysis. Journal of Health Psychology, 16(2): 374-391.doi: 10.1177/1359105310379063. 6. Ducharme, S. , Gill, K. , Biener-Bergman, S. , & Ferti tta, L. (1992). Função sexual: aspectos clínicos e psicológicos. In J. A. DeLisa (Ed.), Medicina de reabilitação. Princípios e prática (pp. 601-621). São Paulo: Manole. 7. Frank, R. G. , & El l i o tt, T. R. (2000). Rehabilitation Psychology: Hope for a Psychology of Chronic Conditions. In R.G. Frank & T.R. Elliott (Eds.), Handbook of rehabilitation psychology (pp. 3-8). Washington, DC: American Psychological Association. C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 8. Gadi , R. K. , & Ci f u, D. X. (2003). Physical Medicine and Rehabilitation: Philosophy, Patient Care Issues, and Physiatric Evaluation. In S. J. Garrison (Ed. ), Handbook of physical medicine and rehabilitation: the basics (2nd ed. , pp. 1-9). Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins. 9. Grzes i ak, R. C. , & Hi co k, D. A. (1994). A brief history of psychotherapy and physical disability. American Journal of Psychotherapy, 48(2): 240-250. 10. Hay es , S. C. (2004). Acceptance and commitment therapy, relational frame theory, and the third wave of behavioral and cognitive therapies. Behavior Therapy, 35: 639-665. 11. Herri ck, S. M. , El l i o tt, T. R. , & Cro w, F. (1994). Social support and the prediction of health complications among persons with spinal cord injuries. Rehabilitation Psychology, 39(4): 231-250. 12. Jo rg e, R. T. , Brumi ni , C. , Jo nes , A. , & Nato ur, J. (2010). Body image in patients with rheumatoid arthritis. Modern Rheumatology, 20(5): 491-495. doi: 10.1007/s10165-010-0316-4. 13. Kal pakji an, C. Z. , McCul l ums mi th, C. B. , Fann, J. R. , Richards, J. S. , Stoelb, B. L. , Hei nemann, A. W. , & Bo mbardi er, C. H. (2014). Post-traumatic growth following spinal cord in jury. The Journal of Spinal Cord Medicine, 37(2): 218-225. doi:10.1179/2045772313Y.0000000169. 14. Ki ng , J. C. , Nel s o n, T. R. , Hey e, M. L. , Turturro , T. C. , & Ti tus , M. N. (2002). Prescriçõ es, encaminhamentos, redação de instruções, e a função da equipe de reabilitação. In J. A. DeLisa & B.M Gans (Eds.), Tratado de Medicina de Reabilitação. Princípios e Prática (3ª ed. , pp. 287304). São Paulo: Manole. 15. Lang er, K. G. (1994). Depression and denial in psychotherapy of persons with disabilities. American Journal of Psychotherapy, 48(2): 181-194. 16. Li v neh, H. , & Anto nak, R. F. (2007). Psychological adaptation to chronic illness and disability. In A.E. Dell Orto & P.W. Power (Eds.), The Psychological and social impact of illness and disability: A primer for counselors (5th ed., pp. 125-144). New York, NY: Springer Publishing Company. 17. McCracken, L. M. , Vo wl es , K. E. , & Eccl es to n, C. (2005). Acceptance-based treatment for persons with complex, long standing chronic pain: a preliminary analysis of treatment outcome in comparison to a waiting phase. Behaviour Research and Therapy, 43(10) 1335-1346. doi:10.1016/j.brat.2004.10.003. 18. McInty re, T. M. (2004). Perda e sofrimento na C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 doença: contributo da psicologia da saúde. Psy chologica, 35: 167-179. 19. Me h t a, S . , Ore n c z uk , S . , Han s e n , K. T. , Aubut, J. A. L. , Hi tzi g , S. L. , Leg as s i c, M. , & Teas el l , R. W. (2011). An evidence-based review of the effectiveness of cognitive-behavioral therapy for psychosocial issues post spinal cord injury. Rehabilitation Psychology, 56(1): 15-25.doi:10.1037/a0022743. 20. Me l v i n , J. L. (1980). Interdisciplinary and multidisciplinary activities and the ACRM. Archives of Physical Medicine and Rehabilitation, 61(8): 379-380. 21. Mo rai s , S. C. (2011). Catastrofización y Do lor Crónico. Cuadernos de medicina psicosomática y psiquiatría de enlace, 98: 7-13. 22. Prev edi ni , A. B. , Pres ti , G. , Rabi tti , E. , Mi s el l i , G. , & Mo derato , P. (2011). Accep tance and Commitment Therapy (ACT): the foun dation of the therapeutic model and an overview of its contribution to the treatment of patients with chronic physical diseases. Giornale Italiano di Medicina del Lavoro ed Ergonomia, 33(1, Suppl. A), A53-A63. 23. Ri chards , J. S. , Kewman, D. G. , & Pi erce, C. A. (2000). Spinal cord injury. In R.G. Frank & T. R. Elliot, Handbook of rehabilitation psychology (pp. 11-27). Washington, DC: Ameri can Psychological Association. 24. Ro he, D. E. (2002). Aspectos Psicológicos da Reabilitação. In J.A. DeLisa & B.M. Gans (Eds.), Tratado de Medicina de Reabilitação. Princípios e Prática (3ª ed. , pp. 199-223). São Paulo: Manole. 25. Sharpe, L. , Sensky, T. , Timberlake, N. , Ryan, B . , & Al l ard, S . (2003). Long-term efficacy of a cognitive behavioural treatment from a randomized controlled trial for patients recently diagnosed with rheumatoid arthritis. Rheumato logy, 42(3): 435-441.doi:10.1093/rheumatology/ keg144 26. Si ps ki , M. L. , & Al ex ander, C. (2002). Sexualidade e Incapacidade Física. In J. A. DeLisa & B.M. Gans (Eds.), Tratado de Medicina de Reabilitação: princípios e prática (3ª ed., pp. 11651187). São Paulo: Manole. 27. So to , S. P. , Barrenechea-Arando , L. C. , & Es truch, J. M. (2013). Aplicación de la terapia de aceptación y compromiso en pacientes con fibromialgia: una experiencia clínica. Cuadernos de medicina psicosomática y psiquiatría de enlace, 106: 54-62. 28. Staas, W. E. , Formal, C. S. , Freedman, M. K. , Fri ed, G. W. , & Read, M. E. (2002). Medici - 49 na de Reabilitação: Passado, Presente e Futuro. In J. A. DeLisa & B. M. Gans (Eds. ), Tratado de Medicina de Reabilitação. Princípios e Prática (3ª ed., pp. 1325-1359). São Paulo: Manole. 29. Te de s c hi , R. G. , & Cal ho un, L. G. (1996). The Posttraumatic Growth Inventory: measuring the positive legacy of trauma. Journal of Traumatic Stress, 9(3): 455-471. 30. Te de s c hi , R. G. , & Cal ho un, L. G. (2004). Posttraumatic Growth: Conceptual Foundations and Empirical Evidence. Psychological Inquiry, 15(1): 1-18. doi: 10.1207/s15327965pli1501_01. 50 31. Tri n dade , I. , & Te i x e i ra, J. A. C. (2000). Aconselhamento psicológico em contextos de saúde e doença – Intervenção privilegiada em psicologia da saúde. Análise Psicológica, 18(1): 3-14. 32. Vaz S e rra, A. (2003). O Distúrbio de Stress Pós-Traumatico. Coimbra: Vale & Vale Editores. 33. Veehof, M. M. , Oskam, M. J. , Schreurs, K. M. , & Bo hl mei jer, E. T. (2011). Acceptance-based interventions for the treatment of chronic pain: A systematic review and meta-analysis. Pain, 152(3): 533-542. doi:10.1016/j.pain.2010.11.002. C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 CUADERNOS DE ARTÍCULO DE DIVULGACIÓN MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y PSIQUIATRÍA DE ENLACE REVISTA IBEROAMERICANA DE PSICOSOMÁTICA Soy yo, no el cáncer I Am Not Cancer Ramon Bayés Recibido: 05/02/2015 Aceptado: 09/03/2015 Resumen El artículo trata de delimitar, definir y valorar conceptos tan utilizados y controvertidos como persona, sufrimiento, dignidad y conciencia, planteando un debate sobre ellos desde el punto de vista de diferentes especialistas y del propio autor. Se sugiere la oportunidad de ampliar dichos conceptos a especies no humanas. Pal abras cl av e: Persona. Dignidad. Sufrimiento. Conciencia. Summary The article tries to delimit, define and evaluate concepts as used and controversial as person, suffering, dignity and consciousness, raising a debate about them from the point of view of different specialists and the author himself. It is suggested that the opportunity to extend these concepts to non-human species. Key wo rds : Person. Dignity. Suffering. Consciousness. “No somos hijos de los dioses. Somos primos de los chimpancés” Jesús Mosterín Profesor emérito de la Universitat Autònoma de Barcelona Co rres po ndenci a: Ramon Bayés Sopena AlfonsXII, 32, àtic 1ª 08006 Barcelona ramon.bayes@uab.cat C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 51 Esta mañana, al navegar sin rumbo por Internet, el titular “Soy yo, no el cáncer” (Revista Rose, 2014), que ha aparecido en la pantalla de mi ordenador, ha llamado poderosamente mi atención al recordarme otros momentos de mi vida en los que frases similares me han conducido a cuestionar el problema de mi identidad. Decía el malogrado director de cine François Truffaut: “No me gustan los paisajes ni las cosas, quiero a las personas, me atrae el interés por las ideas, por los sentimientos”. Siguiendo los pasos de Jenny Moix (2014) en una nueva sección de esta misma revista, me dispongo a interesarme por los míos. Hace muchos años conocí personalmente a Lanza del Vasto, un discípulo de Gandhi que había participado en huelgas de hambre de varias semanas en el curso de campañas de no violencia y, al preguntarle como resistía su cuerpo tanto tiempo sin alimento, me dijo: «Es fundamental perseverar a lo largo del ayuno en una idea clave: “Yo no soy mi cuerpo”». Recientemente, me sorprendió en un libro sobre cuidados paliativos (Gómez, 2014) la expresión apasionada que un enfermo con cáncer de lengua dirigía al médico que lo atendía: “¡Yo soy mucho más que mi enfermedad!, no me reduzca a un diagnóstico”. Anatole Broyard (1992), un crítico del New York Times enfermo también de cáncer, ha escrito: “Tal como encarga unos análisis de sangre y un escáner de mi estructura ósea, me gustaría que el médico me escanease a mí, que me palpase el espíritu además de la próstata. Sin este reconocimiento, no soy más que mi enfermedad”. “Soy yo, no el cáncer” para mi representa en este preciso momento mucho más que el título de un proyecto cuyo objetivo específico es mejorar la comprensión y la terapéutica del impacto y consecuencias de un diagnóstico de cáncer de mama avanzado. Situado, junto al lema principal de la campaña europea “Yo, aquí y ahora” (Novartis Oncology, 2004) parece apuntar a una realidad esencial del ser humano (Kabat-Zinn, 1990). O incluso, yendo todavía un poco más lejos, a la de todo ser vivo, ya que, como señala Sebastiao Salgado (2014) tras dedicar gran parte de su vida a fotografiar maravillosos rincones del Planeta, del Ártico a la Amazonia, con un respeto extremo por los seres que lo habitan, comenta: “Descubrí que me habían con- 52 tado una mentira durante toda mi vida, diciéndome que somos la única especie racional. En realidad, todas las especies tienen su propia racionalidad”. Palabras que, a su vez, me han hecho revivir mis antiguas incursiones en los laboratorios de la universidad, junto al microbiólogo y amigo Ricard Guerrero, en el mundo del aprendizaje de las bacterias (Bayés,1989); y a las palabras de Koshland (1977), cuando escribe que se observan en estos diminutos seres, fenómenos que en organismos considerados “superiores” serían descritos como “juicio, memoria, elección, adaptación y discriminación”. En otras palabras, no estoy tan seguro como parece indicar el título del artículo de Moix (2014) que, de una manera diferente e incomprensible para los humanos, un conejo no sepa que él es un algo vivo al que nosotros llamamos conejo. De vuelta al tema con el que he iniciado el artículo, Vicenta Almonacid, psicóloga clínica con amplia experiencia en oncología, comenta (Revista Rose, 2014): “el diagnóstico de cáncer de mama avanzado se diferencia de otras fases de la enfermedad en que la paciente se enfrenta a una dolencia sin posibilidad de curación... Se trata de un proceso complejo, difícil de asimilar y por otra parte mucho más desconocido que el diagnóstico de cáncer de mama localizado, en el que muchas mujeres parten de la premisa de que «se puede curar»”. La campaña “Yo, aquí y ahora” (Novartis Oncology, 2014) presenta los testimonios de diferentes mujeres con cáncer de mama avanzado para mostrarnos sus estrategias individualizadas de afrontamiento de la enfermedad. A pesar de la relevancia de este enfoque para los profesionales oncológicos, enfermas y familiares, y de mi interés por el tema, sin embargo, esta mañana, no es el cáncer ni las estrategias de las enfermas lo que ha atraído mi atención, sino la palabra “Yo”, la cual abre de nuevo un antiguo camino que nunca he llegado, ni posiblemente llegaré, a recorrer por completo: ¿qué es una persona? ¿cómo definir este “Yo”, cada “yo”, tenga cáncer o no? Tal vez si consiguiéramos responder satisfactoriamente esta pregunta, podríamos aprender algo más de nuestro ser en el mundo, tanto si somos enfermos, cuidadores, profesionales sanitarios o simples seres humanos que, una vez hecha su aparición en la Tierra, se limitan a pasar por la vida, C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 con cáncer o sin él, e intentan en algún momento entender algo de una verdad que, probablemente, solo sea posible alcanzar en instantes privilegiados de epifanía, usando la terminología de James Joyce o Virginia Woolf. La vida, para el hombre, pero también para la mariposa, para el ciervo y para la rosa, es solo un regalo efímero en un mundo bello y cruel regido, en gran medida, por las leyes de la supervivencia del más apto y, dentro de la sociedad humana occidental actual, por el capitalismo salvaje que sigue las directrices económicas de Milton Freeman y la Escuela de Chicago. “El hambre no existe fuera de las personas que la sufren –escribe, por su parte, Caparrós (2015) refiriéndose al contenido de su libro “El hambre”– El tema no es el hambre, son las personas”. Las personas individuales, no los grupos. Y, por cierto, una cabra o una planta –sea carnívora o no– pueden también sentir y morir de hambre. Quizás no haya mucho más por descubrir después de Darwin y los grandes pensadores y artistas de todas la culturas; tal vez no importe de quién proceda el regalo de la vida, ni siquiera de que exista algún ser que se dedique a dar y quitar regalos u observar desde su misterioso rincón silencioso cómo los regalos aparecen o desaparecen en la vida de los seres vivos. Tal vez, la única pregunta sin respuesta sea la que le plantea una niña de 12 años al Papa Francisco en una multitudinaria concentración católica en Filipinas: “Muchos niños son abandonados por sus padres. Muchos de ellos acaban siendo víctimas y les han pasado cosas malas, como adicción a las drogas o prostitución. ¿Por qué Dios permite esto, incluso si los niños no tienen culpa?” (Reuters, 2015), la cual nos conduce directamente a Dostoyevski cuando concluye que el sufrimiento de los niños es lo que nos impide tener fe en la existencia de Dios (Djermanovic, 2006). Nadie vive para siempre, nadie ha vivido en un pasado ni en un futuro. Solo podemos en algunos casos retrasar la muerte; nunca eliminarla. La muerte forma parte de la vida. Somos seres en el tiempo que tienen su oportunidad aquí y ahora, individuos, únicos, irrepetibles y cambiantes, Yoes susceptibles de padecer, deprimirse y alegrarse, confortar a los demás, y paradójicamente, también hacerles sufrir e incluso disfrutar con la violencia y el padecimiento de otros miembros de su propia es- C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 pecie; de continuar aprendiendo siempre mientras viven, construyendo, lamentándose o destruyendo, contando siempre con un proyecto de esperanza en la mochila –incluso el del suicidio– aunque, a veces, el mismo se trunque para ellos de forma súbita e inesperada. A algunos, quizás a muchos de nosotros nos importa cada persona, cada yo, como sugiere la campaña del cáncer antes mencionada. Otros, en cambio, parecen priorizar los valores y el entorno emocional generados por su grupo, olvidando que los que piensan, los que sienten, los que viven, los que sufren, es cada uno de los seres humanos que los constituyen. “Yo no quiero a los pueblos, amo a mis amigos” expresa, en mi opinión con aguda claridad, la judía Hannah Arendt, a través de una excelente película en la que prioriza su pensamiento crítico individual a una supuesta y esperada lealtad de su persona a la causa sionista (Margarethe von Trotta, 2012). Personalmente me siento en la penumbra, casi a oscuras; en este momento soy solo un ser humano confuso que se hace preguntas y se expone al formularlas en el presente artículo. No pretendo intervenir en el debate que expertos en bioética, como Peter Singer (1999) o Adela Cortina (2009) entre otros, han abierto a un nivel excesivamente elevado para mí; solo deseo, al escribir, aclarar un poco mis propias ideas. Tal vez la primera vez que inicié conscientemente este camino de búsqueda fue cuando hace años, en la década de los ochenta, en unas Jornadas sobre cáncer de mama, una compañera de mesa redonda, la oncóloga Carmen Alonso, citó las palabras de Eric Cassell (1982) “Los que sufren no son los cuerpos, son las personas”, las cuales –como el sorprendente e inesperado mandato explícito de Francesc Gomà en otro privilegiado momento de mi vida: “Tu misión en esta vida es dar clases en la universidad” (Bayés, 2009a)– cambiaron el curso de la misma. “Los que sufren no son los cuerpos, son las personas” me tranquilizó e interrumpió temporalmente mi búsqueda, pero al transcurrir los días, “¿Qué es una persona?” apareció otra vez en mi cielo vacío y únicamente la lectura casual de un texto de Gilbert Ryle (1949) me ayudó a dar un nuevo paso en la resolución del enigma. La persona, mientras vive, es, esencialmente, una bio- 53 grafía en curso, impredecible y cambiante. La persona, como cualquier otro ser, animal o vegetal, es única e irreemplazable. No tiene res extensa, La persona es un viaje. No pueden existir dos viajes iguales. Ni en los seres humanos ni en los demás seres. Ni siquiera en las montañas, los ríos o las puestas de sol que amamos un día en nuestra juventud. Es imposible. Begoña Román (2014), una brillante filósofa actual, ha definido a la persona humana como sigue: “la persona es un ser único (no hay dos exactamente iguales), complejo (con varias dimensiones, la biológica, la social, la psicológica, la espiritual), dinámico (porque es en el tiempo, tiene y hace historia), en relación (intra, inter y transpersonal) y con anhelo de plenitud (en busca de sentido, como afirma Frankl)”. Es, a mi juicio, una excelente definición que incluye muchas facetas importantes de la persona, pero ¿es suficiente?, ¿es completa? ¿es excesiva? ¿No podríamos escapar de una visión antropocéntrica y sintetizar diciendo que una persona es simplemente el viaje irrepetible de un ser vivo en búsqueda, ansiosa, indiferente o tranquila, de su plenitud? Y que son los individuos –cada indivi duo único, distinto y cambiante– los únicos que son susceptibles de alcanzarla? Escribe, por ejemplo, Mosterín (Sampedro, 2006): “Las naciones no existen. Existen los territorios y las poblaciones de distintas especies que viven en ellos, incluida la especie humana...”. Las especies animales no humanas, probablemente también poseen grados diversos de autoconsciencia (Pérez Acosta et al., 2001). Y, por tanto, se puede postular que cada uno de sus miembros podría, debería, ser considerado, en algunos aspectos –como mínimo, en lo que se refiere al dolor y el sufrimiento– persona (The Cambridge Declaration on Consciounness, 2012) que merece respeto y que en ningún momento debería ser objeto de indiferencia, tortura o crueldad. E incluso, si nos atreviéramos a ir un poco más allá, siguiendo a Jagdish Chandra Bose (1858-1937), tendríamos que incluir también como seres dignos de respeto a los individuos del mundo vegetal, los cuales, a pesar de no poseer neuronas, pueden, hipotéticamente, ser seres susceptibles de padecer algún tipo de dolor y sufrimiento. ¿Cómo sabemos si el rosal sufre cuando cortamos una rosa o el olivo cen- 54 tenario cuando es arrancado para que adorne la entrada de una entidad bancaria? En resumen, en este momento –tal vez de exceso o desvarío– encuentro a faltar en la definición de Begoña Román dos cosas: la relación del ser humano con su entorno no vivo y la posible dimensión autoconsciente, en una medida y forma desconocidas, de cada uno de los seres vivos de las especies no humanas que interactúan con él o entre ellas. Kant, sin duda un gigante del pensamiento, nos ha legado que “el hombre tiene dignidad y no solo precio”, lo cual –como subraya Diego Gracia (2013)– “es algo que suele olvidarse con inusitada frecuencia en los debates, en los que se opone, sistemáticamente dignidad a precio. El ser humano tiene precio. Lo que sucede es que no solo tiene precio sino dignidad. Cabría ir algo más allá de Kant y preguntarse si a los seres de la naturaleza no les sucederá algo hasta cierto punto similar, de modo que tengan precio, pero no solo precio sino también dignidad, bien que de una forma cualitativamente distinta a la del ser humano. Solo así se explica que aquello a lo que el desarrollo de la dignidad ha dado lugar, los derechos humanos, se haya acabado aplicando también a los animales y a la naturaleza como un todo”. En esta línea me atrevo a sugerir que el término “dignidad” comporta un estimable grado de ambigüedad (De Sousa, 2002; Hottois, 2011) y que, en el lenguaje cotidiano y bioético así como en la práctica clínica –tal vez no en el plano político donde ha mostrado una notable utilidad para combatir el sufrimiento desde las Constituciones de muchos países– podría sustituirse, sin disminuir su innegable valor positivo, simplemente por “respeto” (Bayés, 2009b), lo cual podría facilitar ampliar su ámbito de aplicación a los miembros individuales de las demás especies. Decía Jeremy Bentham (1781) que “un caballo o un perro adultos son, más allá de toda comparación, animales más racionales, así como también con mayor capacidad de comunicación, que un niño de un día, de una semana o, incluso, de un mes. Pero supongamos que esto no fuera así: ¿de qué serviría? El asunto no es ¿pueden razonar? Ni, tampoco, ¿pueden hablar? Sino, ¿pueden sufrir?”. En resumen, aun a riesgo de meterme en terrenos intelectualmente pantanosos, creo que tenemos C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 una obligación moral hacia cada uno de los individuos de nuestro entorno, humanos o no, ya que podemos influir en su desarrollo, plenitud y sufrimiento. Creo –otros defienden lo contrario– que no somos reyes absolutos en un mundo que está a nuestro servicio. Una excelente película polaca reciente (Pieprzyca, 2013) que describe el transcurso de una vida familiar durante treinta años, desde la óptica de un paralítico cerebral incapaz para comunicarse con los demás humanos pero capaz de razonar, muestra el daño o confort que podemos administrar sin apenas darnos cuenta a los individuos con los que no tenemos canales de comunicación abiertos. ¿Qué podemos saber del sufrimiento de los bebés, los moribundos, los discapacitados, los enfermos de Alzheimer, los delfines o las begonias? Como señala Jenny Moix (2014) más allá del título de su artículo: “Pensamos que es nuestra lógica la que toma las decisiones, cuando quizás nuestra lógica se limita a justificar nuestros actos. Nos hemos olvidado de que somos animales, vamos de racionales y quizás algún día nos daremos cuenta de que estamos haciendo el ridículo”. ¿Somos los seres humanos la única conciencia de la Tierra? Aunque últimamente empecemos a profundizar en el campo de la espiritualidad compasiva hacia los enfermos que mueren en las unidades de cuidados paliativos o cuya vida transcurre anónima en hogares olvidados o centros especiales y es, sin duda un gran avance en la historia de la atención humanitaria, en mi opinión, en muchos otros aspectos que se consideran normalizados en el seno de culturas muy diversas (desde la situación de los “intocables” de la India a las corridas de toros, las granjas industriales de gallinas ponedoras o la confección de ramos de flores para que luzca la novia) actuamos con indiferencia o distanciamiento ante la posible sensibilidad de los demás seres vivos que utilizamos en nuestro beneficio; sin tener en cuenta en alguna medida, aunque sea pequeña, su posibilidad de autoconciencia, tratándolos como simples armarios. Nos sentimos reyes absolutos del mundo y nos llenamos la boca con la importancia de la dignidad humana. Pero ¿hasta qué punto lo somos realmente? No podemos continuar mirando hacia otro lado. Según hacia donde dirijamos la vista encontraremos, como Sebastian Salgado (2014), la belleza C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 y armonía del cosmos pero, casi al lado, nos veremos obligados a confrontar Auschwitz, Hiroshima, las purgas de Stalin, el genocidio de Ruanda, los niños que mueren de hambre y enfermedad, y, tal vez menos olvidadas de lo que pensamos, las grandes matanzas de búfalos en los antiguos territorios indios, el abandono de mascotas, las luchas de perros, la contaminación de los ríos, la exterminación sistemática de peces en todos los mares de la Tierra, la deforestación de la Amazonia. ¡Cuántos “yoes” muertos, torturados, destruidos! ¡Cuánto sufrimiento ignorado, tolerado, desconocido! Peter Singer (1999) nos recuerda que la tala de bosques proporciona madera y trabajo, pero –incluso si no queremos tomar en consideración el sufrimiento del árbol– al coste de influir negativamente en el cambio climático, disminuir la calidad del agua, impedir la vida de los animales que precisan del bosque para desarrollarse, y negando a los miembros de las generaciones humanas futuras el inmenso placer de andar algún día por sus senderos y contemplar en toda su belleza, aunque sea por una breve primavera, como florece la vida. Y seguimos preguntando: ¿Qué sentido tiene la existencia? Creo que me iré de esta vida sin haber entendido gran cosa de ella. ¡Cuánto silencio! Me gustaría morir sintiéndome parte de un vínculo afectivo con los entornos y seres con los que comparto y he compartido la vida, de un todo solidario que no he sabido percibir y que no he llegado siquiera a descubrir. Creo que para eso, para fortalecer este vínculo y para intentar erradicar la violencia, la superioridad y el miedo de todos y cada uno de los individuos vivos, debería servir la inteligencia humana. Ramon Bayés 6 de febrero de 2015 BIBLIOGRAFÍA 1. Bay és , R. (1989). Aprendizaje en los sistemas biológicos de respuesta. En R. Bayés y J. L. Pi nillos (Eds. ) Aprendizaje y condicionamiento (pp. 447-475). Madrid: Alhambra. 2. B ay é s , R. (2009a). Sobre la felicidad y el sufrimiento. Quaderns de psicologia 11,1/2, 11-16. Disponible el 11/1/15 en http://www. quadernsdepsicologia.cat/article/view/508. 3. Bay és , R. (2009b). Sobre los usos del término 55 “di g n i dad”. Medi ci n a Pal i at i v a, 1 6 (4 ): 1 9 9 200. 4. B e n t h am, J. (1781), The Principles of Moral and Legislation. Cfr. Francione J. L. El error de Bentham (y Singer), Teorema XVIII/3, 39-60. 5. Bo s e, J. Ch. (1848-1937). Disponible el 18/ 1/15 en: http://en. wikipedia. org/wiki/Jagadish_Chandra_Bose. 6. B ro y ard, A. (1992). Intoxicated by my illness. Nueva York: Random House. Traducción: Ebrio de enfermedad. Segovia: La Uña Rota, 2013. 7. Caparró s , M. (2015). El hambre. Barcelona: Anagrama. 8. Cas s el l , E. J. (1982). The nature of suffering and the goals of medicine. The New England Journal of Medicine, 306: 639-45. 9. Co rti na, A. (2009). Las fronteras de la persona. El valor de los animales, la dignidad de los humanos. Madrid: Taurus. 10. De So us a Santo s , B. (2002). Hacia una concepción multicultural de los derechos humanos. El Otro Derecho, nº 28. Disponible el 2/2/15 en: https://www. google. es/#q=http:%2F%2Fwww. uba.ar%2Farchivos_ddhh%2Fimage%2FSousa% 2520-%2520Concepci%25C3%25B3n%2520 multicultural%2520de%2520DDHH.pdf. 11. Djermano v i c, T. (2006). Dostoyevski entre Rusia y Occidente. Barcelona: Herder. 12. Gó mez, J. (2014). La hora de la verdad: Los asuntos que no debes dejar pendientes. Barcelona: Plataforma. 13. Gracia, D. (2013). La construcción de valores. Madrid: Triacastela. 14. Ho tto i s , G. (2011). ¿Qué papel tiene el princi pio de dignidad en la toma de decisiones?. En M. Boladeras (Ed. ) Bioética: la toma de decisiones (pag. 17-48). Barcelona: Proteus. 15. Kab at - Zi n n , J. (1990). Full catastrophe living. Nueva York: Random House. Traducción: Vivir con plenitud las crisis (2ª ed.). Barcelona: Kairós, 2006. 16. Ko s hl and, D. E. (1977). A response regulador mo- 56 del in a simple sensory system. Science, 196: 1055-63. 17. Marg arethe v o n Tro tta (2012). Hannah Arendt. Disponible la referencia completa el 4(2/15 en: http://www.filmaffinity.com/es/film183601.html. 18. Mo i x , J. (2014). ¿Por qué mi conejo no sabe que es un conejo y yo creo que sé quién soy?: La conciencia. Cuadernos de Medicina Psicosomática y Psiquiatría de Enlace, 27 (112): 28-37. 19. No v arti s Onco l o g y (2014) The invisible wo man. Disponible el 9/1/15 en http://wearehereandnow.com/files/here-and-now-report.pdf. 20. Pi eprzy ca, M. (2013). Chce sie zyc (Life feels good). Disponible la referencia completa el 17/ 1/15 en: http://www.filmaffinity.com/es/ film1 52494.html. 21. Re ut e rs (2015). La pregunta que el Papa Fran cisco no pudo responder. http://www.elpais.com. uy/mundo/pregunta-que-papa-francisco-no. html. 22. Rev i s ta Ro s e. “Soy yo, no el cáncer” (2014). Disponible el 9/1/15 en: http://revistarose. es/ soy-yo-el-cancer/#. 23. Ro mán , B . (2014). Persona como ser en relación. En Benito, E. , Barbero, J y Dones, M. (Eds) Espiritualidad en clínica. Una propuesta de evaluación y acompañamiento espiritual en cui dados paliativos (pag. 21-27). Madrid: SECPAL. 24. Ry l e , G. (1949). The concept of mind. Nueva York: Barnes & Noble. Traducción: El concepto de lo mental. Buenos Aires: Paidós. 25. Sal g ado , S. (2014). De mi tierra a la Tierra. Madrid: La Fábrica. 26. Sampedro , J (2006). La apuesta por el indivi duo. El País, 5 de Marzo. Disponible el 17/1/15) en http://elpais.com/diario/2006/03/05/eps/1141 543607_850215.html. 27. Si ng er, P. (1999). Ética más allá de los límites de la especie. Teorema XVIII (3): 5-16. 28. The Cambri dg e Decl arati o n o n Co ns ci o us nes s (2012). Disponible el 16/1/15 en: http:// fcmconference.org/img/CambridgeDeclarationO nConsciousness.pdf. C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 CUADERNOS DE NOTICIAS DE PSICOSOMÁTICA MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y PSIQUIATRÍA DE ENLACE REVISTA IBEROAMERICANA DE PSICOSOMÁTICA Sección a cargo de G. Mestre e I. Tolosa Consejo de Redacción THE JOURNAL OF SEXUAL MEDICINE Personalidad, estrategias de afrontamiento y función sexual femenina The Influence of Personality and Coping on Female Sexual Function: A Population Survey Cruixent C, C Vaccaro, Fellner A, Kleeman S & Pauls R. J Sex Med 2015; 12: 109-115. Se han llevado a cabo gran cantidad de investigaciones sobre las disfunciones sexuales femeninas (DSF), aunque no se ha profundizado explícitamente en la relación existente entre estas y las influencias psicológicas, tales como los rasgos de personalidad o los mecanismos de adaptación, entre otros. Los autores plantearon como objetivo central hallar la relación y el impacto de los rasgos de personalidad y las estrategias de afrontamiento en la función sexual femenina. Una muestra representativa de 506 mujeres completó mediante una página web distintos cuestionarios sobre función sexual femenina, como el Índice de Función Sexual Femenina (FSFI), el Índice de Personalidad de Diez Ítems (TIPI) y la escala COPE. Cruixent et al. hallaron una puntuación media total del cuestionario FSFI de 24,56 (SD 6,77), con puntuaciones menores en el dominio de deseo. Encontraron una relación entre la función sexual femenina y rasgos de personalidad, dado que los sujetos con mayor tendencia a la introversión (r = 0,246; p <0,001), con puntuaciones reducidas en la dimensión de búsqueda de novedad (r = 0,159; p = 0,008), y con mayor inestabilidad emocional (r = 0,244, P <0,001) presentaban una función sexual significativamente peor. C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 57 Asimismo, la dimensión de la personalidad referida a la conciencia se asoció significativamente con una mejor satisfacción, deseo y orgasmo (P=0,029, P=0,002, P=0,005). En cuanto a las estrategias de afrontamiento, los autores hallaron una correlación significativa entre las dificultades presentadas en la función sexual y el uso de estrategias de afrontamiento negativas, como la autoculpa, autodistracción y desconexión conductual (r = -0,298, p <0,001, r = -0,360, p <0,001, r = - 0,398, P <0,001). Los resultados sugieren la relevancia de una evaluación adicional de la personalidad y las estrategias de afrontamiento en aquellas mujeres que presenten quejas sobre su respuesta sexual, a fin de mitigar las consecuencias negativas de estos dos factores relacionados. Programa multidisciplinar para la dispareunia y el funcionamiento sexual Impact of a multidisciplinary vulvodynia program on sexual functioning and dyspareunia Brotto LA, Yong P, Smith KB & Sadownik LA. J Sex Med, 2015;12:238–247. Durante muchos años, los enfoques multidisciplinares, que integran los tratamientos psicológicos, físicos, y médicos, han demostrado ser eficaces para el tratamiento del dolor crónico. Aún así, hasta la fecha, existen pocos datos empíricos para justificar la aplicación de este enfoque multidisciplinar hacia el tratamiento del dolor sexual crónico secundario a la vestibulodinia (PVD). Este estudio tuvo como objetivo evaluar un tratamiento de 10 semanas (programa multidisciplinario de vulvodinia [MVP]) que integraba formación en habilidades psicológicas, fisioterapia del suelo pélvico y el manejo médico de los resultados primarios de la dispareunia y el funcionamiento sexual, incluyendo la angustia. Un total de 132 mujeres con diagnóstico de PVD participaron en el programa MVP. De este grupo, n=116 (edad media 28,4 años, desviación estándar 7,1) proporcionaron datos completos en la evaluación post-MVP, y se obtuvieron datos completos de 84 mujeres hasta el período de seguimiento de 3 a 4 meses. Se hallaron niveles elevados de evitación de la intimidad (38,1 %) y las actividades que provocaban excitación sexual (40,7 %), así como la tendencia a centrarse en la excitación y satisfacción sexual de su pareja. Tras el tratamiento, más de la mitad de la muestra (53,8 %) informó mejorías significativas en la dispareunia. Se redujeron significativamente los efectos de la dispareunia (P = 0,001) y la angustia relacionada con el sexo (P <0,001), y se produjeron mejoras en la excitación sexual (P <0,001) y el funcionamiento sexual global (p = 0,001). Asimismo, se hallaron mejoras estadísticamente significativas en el deseo sexual, la lubricación, la función orgásmica y la satisfacción sexual. Éstas se mantuvieron durante el período de 2 a 3 meses de seguimiento. Este estudio proporciona un fuerte apoyo a la eficacia de un enfoque multidisciplinario (psicológico, médico y fisioterapéutico del suelo pélvico) para la mejora de la sintomatología propia de la dispareunia y todos los dominios de la función sexual en mujeres con PVD. El estudio también pone de relieve los beneficios de incorporar la educación sexual en las estrategias generales de manejo del dolor para esta población 58 C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 JOURNAL OF PSYCHOSOMATIC RESEARCH Tratamiento de reducción del estrés basado en Mindfulness, Síndrome de Tourette y Trastorno de Tic Crónico Mindfulness-based stress reduction for Tourette syndrome and chronic tic disorder: A pilot study Hannah E. Reese, , Zayda Vallejo, Jessica Rasmussen, Katherine Crowe, Elizabeth Rosenfield & Sabine Wilhelm. Volume 78, Issue 3, March 2015, Pages 293-298. Los autores de dicho estudio tuvieron como objetivo desarrollar un tratamiento de reducción del estrés basado en Mindfulness (MBSR-tics) para el Síndrome de Tourette (ST) y el Trastorno de Tic crónico (CTD). Los objetivos específicos de dicho estudio piloto se centraron en determinar la viabilidad, aceptabilidad y eficacia del tratamiento MBSR-tics aplicado en sujetos mayores de 16 años con diagnóstico de TS o CTD mediante un ensayo de 8 semanas. La muestra se compuso de 18 sujetos entre 16 y 67 años. Se llevó a cabo un ensayo abierto no controlado de MBSR-tics y la intervención consistió en 8 clases de 2 horas semanales y un retiro Mindfulness de 4 horas en la quinta o sexta semana del programa. Al inicio del tratamiento, al final de éste y durante el mes de seguimiento se llevaron a cabo evaluaciones sintomáticas. La MBSR-tics demostró ser una intervención viable y aceptable. Se produjo una mejoría significativa en la severidad de los tics y el deterioro consecuente. El 58,8 % de los sujetos fueron respondedores al tratamiento y los logros terapéuticos se mantuvieron durante el mes de seguimiento. Las mejoras en la severidad de los tics se correlacionaron con el aumento de los niveles de auto-reporte de atención plena. Este estudio piloto proporciona soporte preliminar para la viabilidad, aceptabilidad y eficacia de MBSR-tics para las personas mayores de 16 años con TS o CTD. Se requieren más ensayos controlados para ahondar en la temática en cuestión. C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 59 Trastorno por Atracón y Comorbilidad Psiquiátrica Comorbidity of mood and substance use disorders in patients with binge-eating disorder: Associations with personality disorder and eating disorder pathology Daniel F. Becker & Carlos M. Grilo. 7 February 2015 doi:10.1016/j.jpsychores.2015.01.016. El trastorno por atracón (BED) se asocia con tasas elevadas de trastornos del estado de ánimo y con el abuso de sustancias, pero la importancia de dicha comorbilidad es ambigua. A fin de profundizar en dicha comorbilidad, los autores compararon la psicopatología del trastorno de la personalidad y del trastorno de la conducta alimentaria mediante cuatro subgrupos de pacientes con diagnóstico de trastorno por atracón: sujetos con trastornos del estado de ánimo, sujetos con trastornos por uso de sustancias, sujetos con ambos trastornos, y grupo sin ninguno de ellos. La muestra se compuso de 347 pacientes que cumplían los criterios diagnósticos DSM-IV para el trastorno por atracón. Se utilizaron entrevistas semiestructuradas para evaluar trastornos de la personalidad y trastornos de la conducta alimentaria. Entre estos pacientes, 129 presentaban trastornos del humor, 34 cumplían criterios de trastorno por uso de sustancias, 60 presentaban ambos trastornos, y 124 no cumplía criterios para ninguno de los dos. Aunque los grupos no difirieron en el índice de masa corporal o la frecuencia de los atracones, sí que difirieron en la psicopatología del trastorno de la conducta alimentaria, presentando mayor peso y preocupaciones corporales el grupo con trastorno de estado de ánimo y el que presentaba ambas comorbilidades. No se observaron diferencias intergrupales con respecto a las edades de inicio de conductas alimentarias específicas, pero se hallaron algunas diferencias en las edades de inicio del trastorno. Los trastornos del estado de ánimo y del abuso de sustancias co-ocurren con frecuencia en los pacientes con TCA. En comparación con anteriores trabajos, el grupo adicional de comparación (los que presentan tanto los trastornos del estado de ánimo y el consumo de sustancias) y el grupo de control (los que no) proporcionaron una mejor discriminación en cuanto a la importancia de estas comorbilidades. Los autores sugieren que estos hallazgos deberían tenerse en cuenta para el tratamiento multidimensional del trastorno por atracón con comorbilidad psiquiátrica. 60 C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 JOURNAL OF BEHAVIORAL MEDICINE Exposición al trauma y enfermedad coronaria Trauma exposure and the subsequent risk of coronary heart disease among midaged women June Lee May-Ling, Deborah Loxton & Deirdre McLaughlin. February 2015, Volume 38, Issue 1, pp 57-65 Journal of Behavioral Medicine. El objetivo del presente estudio fue examinar si la exposición al trauma en forma de una historia de abuso o violencia física, mental, emocional o sexual predice la aparición de enfermedad coronaria (CHD) en las mujeres. Asimismo, este estudio tuvo como objetivo secundario examinar los efectos de la mediación, el estilo de vida y los factores relacionados con la salud en la relación abuso-CHD. Los autores basaron su investigación en los datos obtenidos durante más de 15 años, a partir del Estudio Longitudinal Australiano de Salud de la Mujer, un gran estudio de cohorte prospectivo. Se incluyeron en la muestra todos aquellos participantes de la cohorte 1946-1951 que no habían informado de enfermedades del corazón en las encuestas 1 (1996) y 2 (1998) y que habían proporcionado información sobre otras variables (n = 9.276). Las mujeres que informaron de la exposición a un trauma al inicio del estudio presentaban 1,54 más probabilidades (95 % intervalo de confianza 1,29-1,83) para informar de la aparición de cardiopatía coronaria que las que no informaron de ningún evento traumático. Los autores concluyen que la asociación entre el trauma y las enfermedades del corazón se explica en gran medida por factores psicológicos, lo que sugiere una vía directa entre la exposición al trauma y el riesgo de enfermedades del corazón. Sería necesario llevar a cabo más investigaciones en este campo de estudio con el objeto de profundizar entre ambas variables. C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 61 Terapia de Aceptación y Compromiso y Dolor Crónico Internet-based guided self-help intervention for chronic pain based on Acceptance and Commitment Therapy: A randomized controlled trial Hester R. Trompetter, Ernst T. Bohlmeijer, Martine M. Veehof, Karlein M. G. Schreurs. February 2015, Volume 38, Issue 1, pp 66-80 Journal of Behavioral Medicine. A lo largo de los años se han llevado a cabo distintas investigaciones relacionadas con el abordaje de la sintomatología propia del dolor crónico. Aun así, no se ha focalizado en exceso la atención en las intervenciones psicológicas basadas en aceptación y su influencia en la reducción de carga de dolor crónico. Este ensayo controlado aleatorio evaluó una intervención de autoayuda guiada mediante Internet basada en la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). Un total de 238 pacientes con dolor crónico de la población general se asignaron al azar a la condición de ACT (n = 82), 79 a una condición de control basada en escritura expresiva mediante Internet y 77 a una condición lista de espera. Los participantes completaron medidas de evaluación al inicio del estudio, al finalizar el tratamiento y a los 3 meses de seguimiento. En el seguimiento, los participantes de la condición de ACT habían reducido la interferencia del dolor en la vida diaria (resultado primario) en comparación con los participantes de la condición de escritura expresiva (d de Cohen = 0,47). Los que se adhirieron a la Terapia de Aceptación y Compromiso (48 %) mostraron una mejoría superior en la depresión, la intensidad del dolor, la inflexibilidad psicológica y el catastrofismo del dolor (d: 0,28 a 0,60). El 28 % de participantes que recibieron ACT mostraron mejoría general clínicamente relevante en la interferencia del dolor, así como en la intensidad del dolor y la depresión (frente a escritura expresiva y la lista de espera). Teniendo en cuenta estos resultados, los programas de ACT mediante Internet podrían ser una modalidad de tratamiento prometedor para la sintomatología propia del dolor crónico, aunque se necesitarían más estudios que confirmaran su efectividad y viabilidad. Estrés y Entrenamiento Effects of a 12-week endurance training program on the physiological response to psychosocial stress in men: a randomized controlled trial Sandra Klaperski, Bernadette von Dawans, Markus Heinrichs & Reinhard Fuchs. December 2014, Volume 37, Issue 6, pp 1118-1133 Journal of Behavioral Medicine. El presente estudio evaluó experimentalmente la hipótesis de adaptación a los fenómenos estresantes examinando si el entrenamiento de resistencia conduce a la reducción de la respuesta al estrés fisiológico provocado por un estresor psicosocial. Se asignaron aleatoriamente 149 hombres sanos a tres grupos distintos: uno de entrenamiento de 12 semanas de ejercicio, uno de entrenamiento en relajación, y un grupo control en lista de espera. Antes y después de la intervención se evaluó la aptitud física de los grupos y se compararon sus respuestas fisiológicas al estrés mediante la prueba de esfuerzo Trier Social para Grupos en términos de cortisol salival libre, frecuencia cardíaca (FC) y variabilidad de la frecuencia cardiaca (VFC); la muestra final estuvo compuesta por 96 sujetos. 62 C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 La práctica de ejercicio físico redujo significativamente la reactividad al estrés en los tres parámetros. Sin embargo, el programa de relajación redujo sólo el cortisol, pero no la frecuencia cardíaca ni la HRV reactividad. En el grupo control no se observó ningún cambio. Los hallazgos sugieren que la hipótesis de adaptación a los factores estresantes es válida para el parámetro cardiovascular, así como la reactividad al estrés endocrino. JOURNAL OF SEX AND MARITAL THERAPY Síndrome de Fatiga Crónica y Disfunciones Sexuales Femeninas The Effect of Fatigue and Fibromyalgia on Sexual Dysfunction in Women With Chronic Fatigue Syndrome Alicia Blazquez, Eva Ruiz, Luisa Aliste, Ana García-Quintana & José Alegre. DOI: 10.1080/0092623X.2013.864370 El síndrome de fatiga crónica está siendo estudiado cada vez más por investigaciones de gran interés. Aun así, hasta la fecha se han llevado a cabo pocos estudios que midan la relación existente entre éste y las disfunciones sexuales. Los autores profundizaron en la temática en cuestión, evaluando la disfunción sexual en mujeres con síndrome de fatiga crónica, mediante el Inventario Golombok Rust de Satisfacción Sexual. Asimismo, exploraron las correlaciones con la fatiga y otros síntomas. La disfunción sexual fue mayor en los pacientes con síndrome de fatiga crónica (n = 615) sobre todo en aquellas con mayor sintomatología neurovegetativa, fibromialgia concomitante, así como en las que presentaban el síndrome de Sjögren, o síndrome de dolor miofascial (p <0,05). Resulta relevante profundizar en dichas variables a fin de obtener más datos, esenciales para un mejor abordaje de dichas dificultades sexuales vinculadas a la fatiga crónica. C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 63 CUADERNOS DE NOTICIAS SALUD MENTAL PERINATAL MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y PSIQUIATRÍA DE ENLACE REVISTA IBEROAMERICANA DE PSICOSOMÁTICA NOTICIAS DE SALUD MENTAL PERINATAL Gracia Lasheras1,3, Borja Farré-Sender2,3, Estel Gelabert3,4, Liliana Ferraz3,4, Gemma Mestre2,5, Ingrid Rovira3,6 1 Psiquiatra. H. Universitario Dexeus (HUD). Coordinadora de la sección Psicólogo. HUD. 3 Sección de Salud Mental Perinatal y Reproductiva (SSMPR). 4 Psicóloga. Departament de Psicologia Clinica i de la Salut. UAB. Colaboradora SSMPR. 5 Psicóloga. Consejo de Redacción. Colaboradora SSMPR. 6 Psicóloga. H. Clínic de Barcelona, sede Maternitat. Colaboradora SSMPR. 2 1. La depresión no tratada en el primer trimestre del embarazo conduce a la depresión posparto: altas tasas de un estudio de seguimiento natural. Untreated depression in the first trimester of pregnancy leads to postpartum depression: high rates from a natural follow-up study. Esra Yazici Tulay Sati Kirkan, Puren Akcali Aslan, Nazan Aydin, Ahmet Bulent Yazici. Neuropsychiatric Disease and Treatment 2015:11 405–411 La depresión durante el embarazo ha demostrado ser un indicador de problemas de salud en el puerperio. Este es un estudio de seguimiento natural que presenta los resultados de un grupo de mujeres después del parto que experimentaron depresión durante el primer trimestre del embarazo. Tras un screening de 463 mujeres embarazas, se seleccionaron 78 mujeres con diagnóstico de depresión, medida con la EPDS primero, y la SCID-I para confirmar el diagnóstico de depresión. Además, se les administró el GHQ, una escala para medir el grado de funcionalidad (GAF) y otra medida de percepción de soporte (familiar y amistades); todas ellas fueron derivadas a un centro psiquiátrico para recibir tratamiento. Del total de mujeres, 78 fueron contactadas en el posparto y reevaluadas con las mismas escalas. Los resultados revelan que las mujeres (N=21, el 28,7 %) que habían recibido tratamiento durante el embarazo no presentaron depresión en el posparto (0 %), mientras que el resto (N=52, el 71,3 %), el 92 % (n = 48) presentaba un trastorno depresivo en el posparto (P>0,01). Asimismo, los resultados en cuanto al grado de (dis)funcionalidad y el apoyo social percibido eran peores para el grupo no tratado. En conclusión, la depresión no tratada durante el embarazo es un importante predictor en la depresión postparto. Este estudio natural de seguimiento presenta tasas muy llamativas de la depresión posparto en pacientes no tratadas durante el embarazo y asocia claramente las bondades de una detección y tratamiento de la depresión durante la gestación. 2. Estudio piloto aleatorizado y de viabilidad de un tratamiento para la depresión prenatal con seguimiento del bebe. Feasibility study and pilot randomised trial of an antenataldepression treatment with infant follow-up. MilgromJ, Holt C, Holt, CJ, Ross J, Ericksen J, Gemmill AW Arch Womens Ment Health 2015 Feb 24 64 C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 Existen pruebas sustanciales que vinculan la depresión prenatal, la ansiedad y el estrés con efectos negativos sobre el desarrollo fetal, generando problemas duraderos en el desarrollo infantil. Sin embargo, hay una escasez de investigación en programas de intervención diseñados para tratar la depresión y la ansiedad, y no hay estudios que incluyan el impacto en el lactante. El objetivo de este estudio era evaluar la eficacia de un tratamiento breve para la depresión y la ansiedad materna durante el embarazo en una muestra de mujeres con diagnóstico de trastorno depresivo. Los autores han desarrollado un tratamiento basado en terapia cognitivo-conductual para depresión y ansiedad prenatal y lo han evaluado en un ensayo de viabilidad. Este procedimiento fue seguido por un ensayo aleatorizado controlado (EAC) piloto, que recogía datos sobre la eficacia de la intervención breve y datos de seguimiento en los lactantes. El estudio de viabilidad (n=25) produjo resultados prometedores para la adhesión, la aceptabilidad y la mejora de la depresión y la ansiedad (Inventario de Depresión de Beck eInventario de Ansiedad de Beck). El EAC (n = 54) de nuevo mostró un excelente cumplimiento y aceptación, apoyando la eficacia del tratamiento. Se observaron reducciones importantes en la ansiedad durante el embarazo, y las mejoras en la depresión se mantuvieron a los 9 meses, lo que representa un efecto largo moderado. Los resultados a los nueve meses en el lactante mostraron varios efectos de moderados a fuertes, lo que favorece la intervención en ámbitos que incluyen la resolución de problemas, la autorregulación y la reactividad al estrés, que fueron independientes del estado de ánimo materno postnatal. En conclusión, el tratamiento de la depresión y ansiedad severa durante el embarazo con terapia cognitivo-conductual ( TCC ) breve parece factible y de resultado significativo. Para detectar efectos clínicamente más significativos sobre el impacto en el lactante, son necesarios estudios con EAC más amplios. 3. Tratamiento en grupo para la ansiedad perinatal: un estudio piloto. Cognitive-behavioral group treatment for perinatal anxiety: a pilot study. Sheryl M. Green, Erika Haber, Benicio N. Frey & Randi E. McCabe Arch Womens Ment Health 2015 Feb. DOI 10.1007/s00737-015-0498-z Los trastornos de ansiedad en el embarazo suelen ser más prevalentes que la depresión, y tan o más comunes durante el período del posparto. La terapia cognitivo-conductual (TCC) es un tratamiento psicológico bien establecido de la elección para la ansiedad; sin embargo, pocos estudios han examinado específicamente una intervención cognitivo-conductual dirigida a tratar la ansiedad perinatal. Este estudio piloto examinó la eficacia de un programa de tratamiento cognitivo-conductual en grupo (TCCG) adaptada específicamente para hacer frente a la ansiedad perinatal en 10 mujeres que estaban, o bien embarazadas, o dentro de los 12 meses después del parto. Las participantes fueron reclutadas de una clínica para mujeres en un hospital académico, con la ansiedad identificada como su principal foco de la angustia. Después de una entrevista de diagnóstico que confirma un trastorno de ansiedad primaria y la finalización de las medidas de evaluación, los participantes completaron un programa TCCG de 6 sesiones durante 6 semanas. Los resultados evidenciaron una reducción estadísticamente significativa en la ansiedad, pero también de los síntomas depresivos después del programa TCCG (todos p <0,05). Las participantes también reportaron una alta aceptación y satisfacción con este tratamiento para tratar su ansiedad perinatal. Estos hallazgos sugieren que la TCCG es un tratamiento prometedor para la ansiedad experimentada durante el período perinatal. El artículo presenta atractivos como la minuciosidad con la que se desarrollan las sesiones, la presentación de los casos con ejemplos y de las medidas. Su limitación principal es la baja muestra con la que cuenta C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 65 4. Estrés postraumático y trastorno de estrés postraumático después de la interrupción del embarazo y la pérdida de la reproducción: Una Revisión Sistemática. Posttraumatic Stress and Posttraumatic Stress Disorder after Termination of Pregnancy and Reproductive Loss: A Systematic Review. Vilt Daugirdait, Olga van den Akker and Satvinder Purewal Journal of Pregnancy Volume 2015, Article ID 646345, 14 pages El estrés postraumático (EPT) y el trastorno de estrés postraumático (TEPT) después de la pérdida reproductiva no se han identificado adecuadamente, a pesar de la creciente documentación centrada en la relación entre los estados psicológicos adversos asociados con pérdidas reproductivas e interrupciones del embarazo. El objetivo central de la presente revisión sistemática fue analizar las investigaciones sobre el estrés postraumático y el trastorno de estrés postraumático tras la interrupción del embarazo, el aborto involuntario, la muerte perinatal, la muerte fetal, la muerte neonatal, y la fecundación in vitro (FIV). Se revisaron las bases de datos electrónicas (AMED, British Nursing Index, CINAHL, MEDLINE, SPORTDiscus, PsycINFO, PubMed, ScienceDirect), realizando búsquedas de artículos mediante las directrices PRISMA, e incluyendo, finalmente, los datos de 48 estudios que cumplían con criterios de calidad metodológica como un adecuado tamaño de la muestra, una elevada tasa de respuesta o el uso de medidas validadas, entre otros. Según los resultados, la prevalencia de EPT fue mayor que la del TEPT en cualquiera de las condiciones de pérdida fetal. La sintomatología propia en ambos casos (EPT y TEPT) disminuye con el tiempo, es decir, el porcentaje de EPT y TEPT es más elevado durante las primeras semanas después de la pérdida reproductiva y, en la mayoría de los casos, desciende significativamente con el tiempo. La mayor edad gestacional de la pérdida se asocia con mayores niveles de EPT y TEPT. Generalmente, las mujeres refieren más sintomatología propia del EPT o TEPT que los hombres, aunque algunos de ellos también presentan sintomatología clínica de igual intensidad. Asimismo, tanto las características sociodemográficas (menor edad, educación inferior, e historia de traumas anteriores) como los factores psicosociales tienen una influencia relevante en el EPT y el trastorno de estrés postraumático después de una pérdida reproductiva. La historia previa de problemas de salud mental y la psicopatología clínica durante el embarazo (ansiedad, depresión y dolor perinatal), también son factores de riesgo para la aparición de EPT o TEPT. Por tanto, las pacientes con embarazos avanzados, una historia de traumas anteriores, de problemas de salud mental y perfiles psicosociales adversos, deben ser considerados como población de alto riesgo para el desarrollo de PTS o TEPT tras una pérdida reproductiva. La evidencia empírica sugiere que la efectividad de la terapia psicológica individual es reducida para la reducción de EPT o trastorno de estrés postraumático, ya que el tiempo lo hace por sí mismo. Por otro lado, la calidad de la relación de pareja actúa como factor protector para hacer frente a pérdidas reproductivas. Se trata de la primera revisión sistemática basada en estrés postraumático y trastorno de estrés postraumático después de la pérdida reproductiva. Sería necesaria más investigación focalizada en la temática en cuestión que hiciera frente a las limitaciones presentes en dicho estudio, como la falta de registro, en algunos casos, de datos como el tipo de pérdida reproductiva o la edad gestacional (lo que refleja la falta de investigación sobre la salud mental de las pacientes después de pérdida reproductiva) o la dificultad para sacar conclusiones sobre las consecuencias a largo plazo. 66 C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 5. La función del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal durante la depresión perinatal. Hypothalamic-pituitary-adrenal axis function during perinatal depression. Gelman PL, Flores-Ramos M, López-Martínez M, Fuentes CC, Grajeda JP. Neuroscience Bulletin. March, 2015. DOI:10.1007/s12264-014-1508-2 El funcionamiento anormal del eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA) ha resultado ser un hallazgo patológico de gran relevancia en las mujeres embarazadas diagnosticadas de un trastorno depresivo mayor. Éstas presentan elevados niveles de citoquinas pro-inflamatorias de cortisol, hormonas peptídicas del hipotálamo-hipófisis y catecolaminas, junto con reducidos niveles de dehidroepiandrosterona en el plasma. Durante el embarazo, el equilibrio del TH2 junto con el sistema inmune y los factores de la placenta, ejercen en un papel crucial en el desarrollo del aloinjerto fetal a término. Cuando estos factores se alteran, pueden generar una disfunción persistente del eje HPA que, consecuentemente, puede conducir a una transferencia abierta de cortisol y toxicidad para el feto, a expensas de la reducción de la actividad de 11!-hidroxiesteroide deshidrogenasa de tipo 2. Las modificaciones epigenéticas de la placenta pueden contribuir también a la desregulación del eje HPA. Los hallazgos conducen a los autores a concluir que resulta elemental detectar los trastornos afectivos en las mujeres embarazadas e implementar terapias centradas en la prevención de los efectos nocivos de los factores de estrés, a fin de promover el bienestar tanto madre como del bebé. 6. Asociación del abuso físico y sexual en la infancia con la violencia en el ámbito de la pareja, mal nivel de salud general y síntomas depresivos en mujeres embarazadas. Association of childhood physical and sexual abuse with intimate partner violence, poor general health and depressive symptoms among pregnant women. Barrios YV, Gelaye B, Zhong Q, Nicolaidis C, Rondon MB, García PJ, Sánchez PA, Sánchez SE, Williams MA. PLoS One. 10(1). Jan 2015. El abuso en la infancia se ha asociado a consecuencias severas en la salud a lo largo del ciclo vital. Algunos grupos de investigación han reportado como las mujeres víctimas de abuso en la infancia, especialmente de tipo sexual, podrían tener un gran riesgo de revictimización en la edad adulta. Además, estudios realizados en población europea y norteamericana sugieren una relación entre el abuso infantil y el riesgo de violencia en el ámbito de la pareja (VP). A su vez, estas mujeres víctimas de VP son más propensas a presentar síntomas psicopatológicos. El objetivo del estudio fue examinar las asociaciones entre el abuso físico y sexual en la infancia y el riesgo de la violencia de pareja (VP), así como con el estado de salud general y los síntomas de depresión antenatal en una cohorte de mujeres embarazadas peruanas. Para ello se obtuvo una muestra de 1521 mujeres embarazadas (antes de la semana 16 de gestación). Para evaluar la historia de abuso en la infancia, la VP y el estado de salud general percibido, entre otras variables, se utilizaron entrevistas estructuradas, y los síntomas depresivos durante el embarazo se evaluaron con el PHQ-9. Se utilizaron procedimientos de regresión logística multivariante para estimar la odds ratio ajustada (ORa) con intervalos de confianza del 95 % (IC95 %). Los resultados mostraron cómo, alrededor del 70 % de las mujeres evaluadas, refirieron antecedentes de abuso físico o sexual antes de los 18 años. El porcentaje de mujeres que sufrieron abuso físico o sexual por parte de su pareja en algún momento de su vida alcanzó el 39,1 %. La presencia de C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 67 cualquier tipo de abuso en la infancia se asoció con ser víctima de VP en algún momento de la vida (ORa 2,2; IC95 % 1,72-2,83). Concretamente, las mujeres con historia de abuso físico y sexual en la infancia presentaron un riesgo mucho mayor de VP física y sexual (ORa 7,14; IC95 % 4,15-12,26), en comparación con las mujeres que no reportaron ningún tipo de abuso infantil. La probabilidad de sufrir, en el último año, abusos físicos y sexuales por parte de su pareja fue 3,33 veces mayor entre las mujeres con un antecedentes de abuso físico y sexual en la infancia, en comparación con las mujeres que no sufrieron abusos cuando eran niñas (95 %CI 1,60-6,89). Además, el abuso infantil se asoció con una mayor probabilidad de un mal estado de salud percibida durante el embarazo (OR 1,32; IC95 % 1,04-1,68) y con síntomas de depresión antenatal (ORa 2,07, IC 95 % 1,58-2,71). En conclusión, el presente trabajo apoya estudios previos confirmando la elevada prevalencia de abuso en la infancia y de VP, así como de su interrelación. El abuso sexual y físico infantil se asocia con un mayor riesgo de VP, mal estado de salud general percibido y síntomas depresivos en el embarazo. La alta prevalencia de abusos en la infancia y sus efectos duraderos en la salud de las mujeres hacen necesarios esfuerzos de salud pública para su prevención y manejo. 7. Actitudes maternas, depresión y ansiedad en mujeres multíparas embarazadas y puérperas. Maternal attitudes, depression, and anxiety in pregnant and postpartum multiparous women. Sockol LE, Battle CL. Arch Womens Ment Health. Feb 2015. De acuerdo con el modelo cognitivo, las cogniciones desadaptativas pueden conferir un mayor riesgo a presentar respuestas emocionales y conductuales negativas en un contexto estresante. De este modo, las creencias disfuncionales sobre la maternidad podrían estar específicamente asociadas con la depresión y la ansiedad durante el período perinatal. La escala de Actitudes hacia la Maternidad (AToM) fue desarrollada para evaluar las creencias sobre la maternidad en madres primerizas, y sus puntuaciones se han asociado a síntomas depresivos y ansiosos durante el embarazo y posparto, incluso después de controlar por otros factores de riesgo. El objetivo de este estudio fue evaluar la fiabilidad y la validez de la escala AToM en una muestra de mujeres multíparas. También se compararon los resultados con los de la validación inicial para identificar posibles diferencias en los factores de riesgo para depresión y ansiedad y si esta asociación estaba influenciada por la variable paridad. Para ello se reclutaron a mujeres entre 18-45 años, embarazadas (2º o 3er trimestre de gestación) o que hubieran dado a luz en los 6 meses previos, y con al menos un hijo/a anterior. Un total de 381 mujeres completaron todas las medidas de evaluación. Se evaluaron factores de riesgo cognitivos, como las actitudes maternas y sesgos cognitivos generales (AToM, DAS); factores interpersonales, como el apoyo social percibido y la satisfacción marital (MSPSS, DYAD); síntomas psicológicos, como los síntomas depresivos (EPDS) y de ansiedad (BAI, STAI). Se realizaron análisis de regresión múltiple para evaluar las variables predictoras de los síntomas ansiosos y depresivos en las mujeres multíparas, así como para evaluar el papel de la paridad y su interacción con otros factores en la predicción de la sintomatología. Los resultados mostraron como las actitudes maternas, evaluadas mediante la AToM, se asociaron significativamente con los síntomas de depresión, incluso después de controlar por factores de riesgo demográficos, cognitivos e interpersonales. Las actitudes maternas también se asociaron con síntomas de ansiedad después de controlar los factores de riesgo demográficos, pero esta asociación no fue sig- 68 C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 nificativa después de considerar los factores de riesgo cognitivos e interpersonales. En comparación con las mujeres primíparas del estudio de validación inicial de la escala AToM, las mujeres multíparas reportaron niveles más bajos de apoyo social y de satisfacción marital. Las relaciones entre los factores de riesgo cognitivos e interpersonales y los síntomas de depresión y ansiedad fueron comparables entre las mujeres multíparas y primíparas. En conclusión, la escala AToM se sugiere como medida fiable y válida para ser utilizada en mujeres multíparas durante el embarazo y los 6 meses posteriores al parto. Los resultados del presente estudio aportan mayor evidencia sobre el papel de las actitudes maternas como factor de riesgo de malestar emocional, especialmente de síntomas depresivos durante el período perinatal, tanto en mujeres primíparas como multíparas. La evaluación de las actitudes maternas podría ser de ayuda a los clínicos para identificar a mujeres vulnerables a desarrollar síntomas depresivos y ansiosos. Del mismo modo, la adaptación de los tratamientos psicológicos actuales incluyendo el manejo de estas creencias, podría aumentar su eficacia. 8. Efectos de los trastornos mentales perinatales en el feto y en el niño. Effects of perinatal mental disorders on the fetus and child Alan Stein, Rebecca M Pearson, Sherryl H Goodman, Elizabeth Rapa, Atif Rahman, Meaghan McCallum, Louise M Howard, Carmine M Pariante. Lancet, 2014; 384:1800-19 Los trastornos mentales perinatales están asociados a un incremento del riesgo a sufrir problemas psicológicos y del desarrollo en la infancia: sin embargo, estos problemas no son inevitables. El presente artículo ha reunido la evidencia de otras publicaciones donde se asocian trastornos parentales y resultados en el feto/adolescente, en función del nivel de ingresos de los países de origen (altos – medios – bajos ingresos). También evaluaron mecanismos que subyacen en la transmisión de problemas, el papel de las variables mediadoras (vínculos subyacentes entre la patología de los padres y los resultados en la descendencia) y posibles moderadores (que cambian la fuerza de cualquier asociación). Mayormente, se han focalizado en depresión y ansiedad en el periodo perinatal, pero también evaluaron la evidencia para trastorno bipolar, otras psicosis, trastornos de personalidad y trastornos de la alimentación, priorizando estudios longitudinales. Resultados en la niñez, infancia y adolescencia: los estudios longitudinales han mostrado que la depresión prenatal está asociada a mayor riesgo para el niño de sufrir problemas emocionales (internalizantes) y a sufrir una depresión clínica en la adolescencia. Madres con depresión postnatal incrementaban las dificultades de una regulación emocional temprana, juntamente con alteraciones en el comportamiento social. Los riesgos asociados a la depresión prenatal y postnatal son independientes para cada una. Depresión y ansiedad son substancialmente comórbidas y muchos estudios han asociado la ansiedad prenatal con síntomas internalizantes en la infancia y adolescencia. Asimismo, la depresión y ansiedad prenatal y postnatal están asociados a conductas disruptivas externalizantes en la adolescencia (trastorno por déficit de atención e hiperactividad, conductas antisociales). Se ha observado que el vínculo del cuidador, cuando este ha tenido una depresión prenatal, es desorganizado (una forma insegura de vínculo). En cuanto al nivel de desarrollo cognitivo, se ha objetivado que la depresión prenatal de la madre se asocia a bajos niveles de inteligencia general del niño, aunque la persistencia de depresión postnatal parece ser de relevante importancia. Una pobre salud mental materna perinatal, C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 69 especialmente en mujeres con bajo nivel socioeconómico, está asociada a una insuficiencia ponderal y retraso en el crecimiento del niño con efectos persistentes hasta los 5 años. En contraste, madres con depresión crónica postnatal con un alto nivel de ingresos se asocia más a un sobrepeso infantil. En madres con trastornos de la alimentación también se ve aumentado el riesgo de una mala alimentación de la descendencia, añadiendo preocupaciones al niño sobre la forma del cuerpo, insatisfacción corporal y dietas restrictivas (sobre todo en niñas). Tradicionalmente la salud mental de las madres ha recibido más atención en las consecuencias del desarrollo de los hijos, pero el reconocimiento de la salud mental de los padres está aumentando. Esta puede afectar directamente a la calidad de sus interacciones, o por la genética, o bien, de forma indirecta por el apoyo dado a sus parejas y al ambiente familiar. La depresión postnatal de los padres (y de la madre) parecen tener efectos similares en los resultados de la conducta de los niños, mientras que la depresión materna está más asociada a dificultades emocionales. Factores mediadores y moderadores: un mediador es parte de la vía causal mientras un moderador se refiere a la fuerza de asociación entre la exposición y el resultado, también denominado como la modificación del efecto. Algunos de ellos son: 1. La programación materna (los cambios neurocognitivos que preparan a la madre para responder al cuidado de sus hijos). 2. Tanto la depresión como la ansiedad prenatal están asociadas a una reducción de la responsabilidad en el cuidado, problemas de vínculo y riesgo de maltrato infantil. 3. Los trastornos mentales perinatales están asociados a un mayor conflicto en la relación parental, separaciones y a violencia doméstica, cuya exposición crónica afectará en la descendencia. 4. La calidad de la crianza de los hijos es el :mediador más importante. Dos aspectos están asociados con el vínculo seguro: en primer lugar, interrupciones en la disponibilidad de los padres y la capacidad de respuesta adecuada a las señales de apego, y en segundo lugar, la capacidad de los padres para tratar a su hijo como un agente psicológico con pensamientos, sentimientos e intenciones. Otros potenciales moderadores importantes son: estatus socioeconómico, nivel de educación de los padres, la calidad de la crianza y la edad de los padres. El sexo parece inconsistente: las niñas parecen ser más susceptibles a trastornos emocionales y los niños a una peor conducta y cognición. Tratamiento y prevención: los esfuerzos deben ir directamente encaminados a mejorar la interacción madre-hijo para potenciar mejores resultados, vista la evidencia del rol mediador que tiene la crianza. Madres que recibieron psicoterapia en comparación con aquellas que no tuvieron tratamiento, se plasmó en un mejor vínculo entre ellos y mayor nivel de juego con el niño. Un meta-análisis concluyó que la intervención más efectiva para madres con depresión incluía masajes al niño, grupos de soporte, el video feedback o intervenciones con más de un componente. Las intervenciones psicológicas en sociedades con menor nivel socioeconómicos mostraron efectos positivos en la crianza y en el desarrollo del niño. Viendo la importancia de la relación entre los padres, correlaciones entre los síntomas de la madre y el padre, y la evidencia de que los padres pueden amortiguar el trastorno materno sobre el niño, este enfoque inclusivo podría mejorar los resultados para toda la familia. 9. Desarrollo de los niños en edad preescolar tras la exposición a antidepresivos durante el embarazo. Child developmental outcomes in preschool children following antidepressant exposure in pregnancy. Galbally M, Lewis AJ y Buist A Aust N Z J Psiquiatría. 2015 Feb 19. pii: 0004867415569800. 70 C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 El objetivo del estudio fue examinar el desarrollo de niños en edad preescolar que estuvieron expuestos a fármacos antidepresivos durante el embarazo y comparar éstos resultados con los obtenidos en los niños no expuestos. Los autores llevaron a cabo un estudio prospectivo con una muestra de 20 niños expuestos a fármacos antidepresivos en el embarazo y 21 niños no expuestos, en condición de casos controles. La evaluación del desarrollo se llevó a cabo mediante la tercera edición de la escala Wechsler de Inteligencia para Preescolar y Primaria, la Batería para la Evaluación del Movimiento en los Niños, el Inventario de Clasificación Conductual del Funcionamiento Ejecutivo en edad preescolar, y la Lista de Conductas de los niños de un rango de edad comprendido entre el año y medio y los cinco años. Asimismo, la sintomatología depresiva materna fue evaluada mediante el Inventario de Depresión de Beck-II, administrado durante el período de embarazo y en cuatro momentos temporales a lo largo de la lactancia y la primera infancia. Según los resultados obtenidos, los niños expuestos a fármacos antidepresivos en el embarazo no presentaron diferencias estadísticamente significativas en comparación con los niños no expuestos en ninguna de las medidas de desarrollo infantil aplicadas. Encontraron puntuaciones ligeramente más bajas en el desarrollo motor, con un pequeño tamaño del efecto, en dos escalas de la Batería para la Evaluación del Movimiento en niños: equilibrio (d de Cohen=0,36); el objetivo y la captura (d de Cohen =0,34). Dicho hallazgo es consistente con investigaciones previas, en las que no se encuentra ningún efecto negativo de los fármacos antidepresivos sobre la cognición ni la conducta de los niños. Asimismo, los resultados resultan similares con estudios anteriores que detectaron una leve tendencia a un desarrollo motor inferior, en comparación con los niños no expuestos a estos fármacos. Se requieren investigaciones futuras que focalicen su atención en el área del desarrollo motriz en niños con rangos de edad superiores a los de este estudio, usando instrumentos de medida que faciliten una evaluación completa. 10. Exposición en el embarazo de Olanzapina, Quetiapina, Risperidona, Aripiprazol y riesgos de malformaciones congénitas. Una revisión sistemática. Pregnancy exposure to Olanzapine, Quetiapine, Risperidone, Aripiprazole and risk congenital malformations. A systematic review. Zandra Nymand Ennis y Per Damkier Basic Clin Pharmacol Toxicol. 2015 Apr;116(4):315-20 La elección de un tratamiento antipsicótico durante el embarazo permanece sujeto a controversia, y aunque algunos países no lo desestimen, no existe ninguna indicación autorizada para los antipsicóticos de segunda generación (SGA) durante el embarazo. El uso de este tipo de antipsicóticos ha crecido rápidamente en la última década, y una proporción considerable de pacientes tratados con ellos son mujeres con edad fértil. La depresión es la indicación más común para el tratamiento farmacológico en mujeres embarazadas (63 %), seguido del trastorno bipolar (43 %) y dejando a la psicosis con un 13 % como tratamiento indicado. Se estima que en Reino Unido, de 3000 a 4000 embarazadas están expuestas a fármacos antipsicóticos cada año. Este cambio en el patrón de la prescripción puede estar relacionado con las indicaciones de uso, el aumento de la incidencia de la enfermedad y la larga duración del tratamiento. La discrepancia, por un lado, entre el aumento del uso clínico y exposición durante el embarazo, y los datos insatisfactorios de seguridad reproductiva por otro, hacen de este interés una gran preocupación. C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 71 Los autores del artículo, con el propósito de actualizar los datos disponibles sobre la seguridad en el primer trimestre de embarazo, han realizado una revisión sistemática para cuantificar la exposición en el primer trimestre y el riesgo de malformaciones congénitas asociadas con cuatro SGA comúnmente prescritos: olanzapina, quetiapina, risperidona y aripiprazol. De un total de 1113 posibles referencias que encontraron, finalmente 12 estudios fueron elegidos, buscando las fuentes y los datos sobre cada fármaco en el Registro de Nacimientos sueco. Los resultados de la exposición de estos fármacos durante el primer trimestre del embarazo fueron los siguientes: Olanzapina: de 1090 mujeres embarazadas expuestas identificadas en la literatura, 38 niños nacieron con malformaciones, siendo un ratio de malformación del 3,5 %. El riesgo relativo estimado con un IC del 95 % es de 1,0 (0,7-1,4). Quetiapina: se informaron de 16 malformaciones en 443 embarazadas expuestas, una ratio de 3,6 %. El riesgo relativo estimado con un IC del 95 % es de 1.5 (0,6-1,7). Risperidona: hubieron 22 malformaciones de 432 mujeres expuestas embarazadas, con una malformación del 5,1 %. El riesgo relativo estimado con un IC del 95 % es de 1,5 (0,9-2,2). Aripiprazol: 5 malformaciones sobre 100 mujeres embarazados fueron detectadas (el 5 %). El riesgo relativo estimado con un IC del 95 % es de 1,4 (0,5-3,1) Como tal, los datos de seguridad disponibles sugieren utilizar la olanzapina como fármaco de primera línea durante el embarazo en el primer trimestre, pues no está asociado a un mayor riesgo de malformaciones congénitas. La exposición en el primer trimestre de quetiapina o risperidona no aparece estar asociado a un doble riesgo mientras que los datos de aripiprazol son escasos. Si bien los datos recogidos solo hacen referencia a efectos malformativos, los resultados ofrecen cierta tranquilidad a los médicos que recetan SGA y a las mujeres embarazadas que reciben el tratamiento. 72 C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 NOTICIAS DE PSICOSOMÁTICA INFANTO-JUVENIL (SPMIJ) CUADERNOS DE MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y PSIQUIATRÍA DE ENLACE REVISTA IBEROAMERICANA DE PSICOSOMÁTICA Anaïs Orobitg1 1 Psicóloga. Consejo de Redacción (SPMIJ) The possible involvement of genetic variants of NET1 in the etiology of attention-deficit/hyperactivity disorder comorbid with oppositional defiant disorder Lu Liu, Jia Cheng, Haimei Li, Li Yang, Qiujin Qian and Yufeng Wang. Journal of Child Psychology and Psychiatry 2014. Este estudio pretendió investigar la posible relación del gen transportador de norepinefrina (NET1) para la comorbilidad del Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) con el Trastorno Negativista Desafiante (ODD). Su muestra fue de 1815 casos de TDAH, de los cuales 587 sujetos (32,3 %) presentaban ODD. Los resultados indicaron que el gen NET1 estaba asociado con el TDAH y su comorbilidad con el Trastorno Negativista Desafiante. Por tanto, resaltan la importancia de tener en cuenta la comorbilidad del ODD en los estudios genéticos para el TDAH. No obstante, mencionan que aún es necesario ampliar la muestra y realizar el estudio con distintas poblaciones. Characteristics of suicide notes of children and young adolescents: An examination of the notes from suicide victims 15 years and younger Anne Freuchen and Berit GrØholt Clinical Child Psychology and psychiatry 2015. Se analizaron las notas de suicidio de las víctimas de 15 años o más, con el objetivo de analizar el proceso que conlleva al suicidio en jóvenes adolescentes, así como también las características de estos. La muestra fue de 42 jóvenes, 23 de los cuales aportaron notas de suicidio. Los mensajes de estas notas se basaban en exponer la razón para el suicidio, expresar su amor y dar instrucciones. Los resultados revelaron diferencias significativas entre los grupos que habían redactado notas y los que no; los adolescentes que escribían notas mostraron más comportamientos suicidas que los que no habían escrito notas. C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 73 The relationship between self-Image and social anxiety in adolescence Maria Di Blasi, Paola Cavani, Laura Pavia, Rosa Lo Baido, Sabina La Grutta and Adriano Schimmenti. Child and Adolescent Mental Health 2015. Esta investigación pretende vincular la autoimagen negativa con problemas de comportamiento y síntomas psiquiátricos en la etapa de la adolescencia. La muestra fue de 1305 estudiantes de secundaria de edades comprendidas entre los 14 y 19 años. Los resultados mostraron que una cuarta parte de los estudiantes obtuvieron altos niveles de ansiedad social, y además, estos presentaban diferencias significativas en las subescalas de autoimagen, en comparación del resto de estudiantes. Por tanto, la autoimagen negativa está altamente asociada con elevados niveles de ansiedad social. Gestual communication in children with autism spectrum disorders during mother-child interaction Marilina Mastrogiuseppe, Olga Capirci, Simone Cuva and Paola Venuti. Autism 2015. El objetivo de este estudio fue investigar la comunicación gestual en niños con trastorno del espectro autista (TEA) en el momento de la interacción espontánea de la madre y el niño. La muestra fue de 60 niños, de aproximadamente 24 meses de edad, junto a sus madres. De estos 60 niños, 20 presentaban un trastorno del espectro autista, otros 20 niños padecían síndrome de Down y 20 niños más de desarrollo típico. Los resultados informaron que existían diferencias significativas en el número total de gestos producidos entre el grupo de TEA, el grupo de Síndrome de Down y el grupo de desarrollo típico. También se observaron diferencias entre los tres grupos en la distribución de los tipos de gestos. Y finalmente, los resultados revelaron correlaciones entre la producción gestual, el desarrollo cognitivo y las puntuaciones de gravedad del autismo. 74 C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 CUADERNOS DE COMENTARIO DE LIBROS MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y PSIQUIATRÍA DE ENLACE REVISTA IBEROAMERICANA DE PSICOSOMÁTICA Manejando el dolor: la oportunidad psicológica He ahí una “obra coral”(1) , interdisciplinar, desde la perspectiva de la Psiquiatría y la Psicología Psicosomática, centrada en la asistencia a la persona que consulta por dolor, dirigido a los profesionales sanitarios y a los pacientes que deseen aprender a tratar el dolor agudo y prevenir que se cronifique y se complique de forma indeseable. Cuenta con la participación de psicólogos clínicos, Vicente Brox Campos y Manuel López Espino; internistas y geriatras, Ricardo Franco Vicario, Luis Domínguez Ortega, Diego Cebrián Novella, Mercedes Ricote Belinchón, Almudena Aerosa Sastre, Betty Davies Urizar y Sara Cabrera García-Armenter; anestesiólogos, Alejandro Orth Castro y Paloma Rubio Pascual; oncólogos, Vicente Valentín Maganto y Maite Murillo González; psiquiatras, Enriqueta Ochoa Mangado y José Carlos Mingote Adán; y Javier León Iglesias, abogado (Doctor en Medicina y Presidente de la Federación de Asociaciones de Fibromialgia, Síndrome de Fatiga Crónica y Sensibilidad Química Múltiple) y también de pacientes-agentes que nos refieren su experiencia personal de dolor. Aunque numerosos estudios constatan la presencia de procesos dolorosos en la mayor parte de los enfermos, hasta ser uno de los principales problemas de salud pública, también es evidente que con frecuencia este problema asistencial se cronifica y se complica debido al empleo de pautas analgésicas ineficaces o incluso inexistentes, a pesar de la disponibilidad de medios terapéuticos eficaces para poder realizar un tratamiento adecuado. El dolor no se valora ni se trata de forma adecuada y eficaz por insuficiencia de formación en algesiología de los profesionales sanitarios, a pesar del gran arsenal terapéutico disponible. El aprendizaje del tratamiento analgésico eficaz del dolor agudo es una prioridad asistencial que puede realizarse de forma sencilla, óptima y reproducible, además de prevenir que llegue a cronificarse. El dolor crónico carece de sentido adaptativo e implica un sufrimiento personal capaz de mediar en diferentes C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 complicaciones médicas, psicológicas, familiares y repercusiones económicas. El libro nos ofrece orientaciones prácticas respecto a problemas concretos que se plantean en la consulta diaria con una visión multidisciplinar, tanto para realizar una valoración global como un tratamiento integral de los pacientes con dolor agudo y crónico a lo largo del ciclo vital. Para ello se precisa contar con conocimientos teóricos y habilidades técnicas, de comunicación e información al enfermo. Para ello se presentan diferentes casos clínicos que ejemplifican el manejo clínico de cada tipo de dolor y según la experiencia de los pacientes, que con su generosidad nos hacen partícipes de su experiencia personal. Existen algunos principios y reglas generales en el tratamiento analgésico que permiten establecer un plan terapéutico individualizado, seguro y eficaz para cada situación clínica y momento evolutivo de cada paciente. Para expresar la filosofía del cuidado personal que da sentido a todos los capítulos de la obra, acudamos a este texto de Cochrane(2): “Los alemanes soltaron en el barracón a un joven prisionero soviético. La sala estaba llena, y le ubiqué en mi habitación, ya que estaba agonizante y chillaba, y yo no quería que despertara a los demás pacientes. Le examiné. Tenía grandes cavitaciones bilaterales y grave roce pleural. Pensé que esto último era lo que le causaba el dolor y le hacía gritar. No tenía morfina, solo aspirina, y ésta no hacia ningún efecto”. “Me sentía desesperado. Yo casi no hablaba ruso, y nadie sabía hablarlo en la sala. Al final, y de forma instintiva, le senté en la cama y le abracé, y los gemidos pararon al momento. Murió apaciblemente entre mis brazos unas pocas horas después. No fue la pleuresía la que le hacía chillar de dolor, sino la soledad. Fue una maravillosa lección sobre atención al moribundo. Me avergoncé de mi error diagnóstico y mantuve la historia en secreto”. 75 La recomendación: No se trata de un libro más sobre dolor. Es el resultado del esfuerzo común de especialistas diversos que se enfrentan a los procesos dolorosos y a su calidoscopio de orígenes y repercusiones. Imprescindible para los clínicos afrontar el día a día doloroso de sus pacientes. Para no agobiarse, gracias a las soluciones ambientales y de tratamiento que se nos proponen. José Carlos Mingote Adán Consejo Asesor Psiquiatra H. Universitario 12 de Octubre. Madrid J.M. Farré Editor (1) Valentín, V. , Mingote, J. C. , López-Espino, M. DOLOR. Asistencia Clínica. Manejo en el ámbito Médico-Psicológico. 2015. Ediciones Díaz de Santos. Madrid. (2) Cochrane AL. One Man’s Medicine. London: BMJ (Memoir Club), 1989, p: 82. (Traducción de J. Repullo). El rol importante de la familia en casos de bulimia Una persona que sufre bulimia realiza atracones y luego los compensa para evitar el aumento de peso, mediante conductas inapropiadas como vómitos auto inducidos, abuso de laxantes, diuréticos u otros medicamentos, ayuno, o ejercicio excesivo. La persona con bulimia tiene una autoestima y evaluación de sí misma influida por la forma de su cuerpo y el peso. El nivel de gravedad de la enfermedad varía en función de la frecuencia de dichas conductas inapropiadas, y oscila de leve a extrema. Se estima que ente 1-4 % de mujeres padece de bulimia durante su vida. Probablemente, este porcentaje está subestimado debido al hecho que muchas mujeres con bulimia nunca se somete al tratamiento. La mayoría de casos de trastornos de la conducta alimentaría empieza en la adolescencia o la primera época de la edad adulta; 90 % de los casos son diagnosticados antes de los veinte años. Los padres, por lo tanto, tienen un papel crucial en prevenir y detectar estos tipos de trastornos. La Bulimia genera una serie de consecuencias negativas tanto para el paciente como para los familiares y personas cercanas. Resulta relevante que los padres dispongan de la máxima información posible sobre la sintomatología de estos trastornos y asimilen ciertas pautas que les 76 faciliten el abordaje de los TCA tanto la gestión emocional. Para tratar dichos factores, Idoia Dúo, María Paz López, Judith Pastor y Ana Rosa Sepúlveda, expone la intervención de los padres de la paciente con bulimia; pregunta por pregunta, situación por situación, consejo por consejo(1). El texto se dirige a los padres, ayudándoles a entender el problema y a ser “co-terapeutas” de su hija durante el tratamiento. Los capítulos están organizados de manera muy práctica por partes correspondiendo a los pasos de la detección y recuperación de bulimia en una adolescente. Al principio nos introduce en la enfermedad; su definición y sintomatología. Posteriormente, se centran en la comprensión del problema y en contestar los “por qué” de los padres, amén de los factores de riesgo relacionados a la familia y como pasar a la acción. Finalmente, los autores añaden un caso clínico de una joven, escrito por la madre. He ahí un libro que, subraya, a parte de la importancia de ayuda profesional en esta enfermedad, el rol nuclear de la familia. Contesta las posibles preguntas de un familiar e incorpora varios ejemplos de aspectos y situaciones problemáticos y sus C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 posibles soluciones. Una persona con una hija afectada por la bulimia, se sentirá identificada con las situaciones que son auténticas y comunes. Mención especial a los capítulos de “pasar a la acción” para que el familiar pueda actuar y ayudar con la sensación de que alguien, en este caso el libro, le está guiando y apoyando. Un libro que consigue ir más allá y proporciona no solo conocimiento sino empatía y soporte para los familiares que conviven con una persona con esta difícil enfermedad. La recomendación: Imprescindible como guía y soporte para miembros de la familia afectada por la bulimia. Un libro muy práctico, escrito en un lenguaje directo y vivo, para prestar entendimiento, pautas de acción y apoyo familiar. Los profesionales también agradecerán disponer de C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 una herramienta que complementará sus estrategias terapéuticas. Katarina Gunnard International Editorial Board Doctora en Psicología. Jefa de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria. Servicio de Psiquiatría, Psicología y Medicina Psicosomática. Hospital Universitario Dexeus, Barcelona kgunnard@psicodex.com www.psicodex.com (1) Bulimia nerviosa: Guía para familiares. Idoia Dúo, María Paz López, Judith Pastor, Ana Rosa Sepúlveda Ediciones Pirámide, 2014. 77 CUADERNOS DE AGENDA MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y PSIQUIATRÍA DE ENLACE REVISTA IBEROAMERICANA DE PSICOSOMÁTICA ACTIVIDADES CIENTÍFICAS FECHA INFORMACIÓN CIUDAD XVIII Congreso Nacional de Psiquiatría 24-26 Septiembre 2015 Viajes Halley Telf.: 91 455 00 28 Fax: 91 549 93 48 E-Mail: congresos@viajeshalley.es www.patologiadual.es/genero 15 IV Jornadas de Género de la SEPD 18-19 Noviembre 2015 www.patologiadual.es/genero 15 TOLEDO 29 Enero 2016 Verummedica Telf.: 934362235/606443265 Fax: 93 450 99 77 Website: www.verummedica.com E-mail: info@verummedica.com BARCELONA 19-21 Febrero 2016 www.semp.org.es SEVILLA 10-12 Marzo 2016 C&Events Soluciones Telf.:960 91 45 45 E-Mail: escuela@cevents.es Website: www.cevents.es www.socidrogalcohol.org ALICANTE 14-16 Abril 2016 Tilesa Kenesspain Telf.:+34 913 612 600 Fax: +34 913 559 208 Website: www.patologiadual.com E-Mail: jornadas@patologiadual.es MADRID XVII Simposio sobre trastornos Bipolares 46º Congreso de Sociedad Española de Medicina Psicosomática XLIII Jornadas Nacionales de Socidrogalohol XVIII Jornadas Nacionales de Patología Dual 78 SANTIAGO DE COMPOSTELA C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 NORMAS DE PRESENTACIÓN DE TRABAJOS 1. La revista de Cuadernos de Medicina Psicosomática y Psiquiatría de enlace publicará preferentemente trabajos (artículos originales, revisiones y casos clínicos en formato artículo) relacionados con las actividades investigadoras y clínicas del de la psicología clínica, psiquiatría y psicosomática. Siguiendo los modelos experimentales, tanto de origen biológico como –en el caso de las psicoterapias– los que han mostrado evidencia (v.g los cognitivo-conductuales). Dichos trabajos pueden ser publicados en lengua española o inglesa. 2. Los trabajos deben ser remitidos para su publicación al Dr. J.M Farré i Martí, al e-mail: psico.dex@quiron.es 3. Los originales no deben haber sido publicados anteriormente o presentados simultáneamente a otra publicación. Los derechos de reproducción por cualquier forma y medio son de la Revista de Cuadernos de Medicina Psicosomática y Psiquiatría de Enlace. Los autores deben declarar explícitamente si existen o no posibles conflictos de intereses y deben acompañar el manuscrito de todos los permisos correspondientes para reproducir material previamente publicado que se va a incluir en el manuscrito. 4. La presentación de los trabajos ha de atenerse a las normas de publicación de la APA (American Psychological Association). Siendo algunos de los requisitos básicos: a. Los trabajos tendrán una extensión máxima de 6000 palabras (que incluirá las referencias bibliográficas, figuras y tablas), en páginas tamaño DIN-A4 y tipo de letra Times New Roman cuerpo 12, con interlineado de 1,5 por una cara, con márgenes de 3 cms y numeración en la parte superior derecha. b. Los artículos pueden escribirse indistintamente en castellano e inglés. La primera página debe contener: título en castellano, inglés y portugués (si los autores fuesen de lengua original portuguesa y así lo desearan). Nombre, apellidos, profesión y lugar de trabajo de cada autor. Nombre y dirección del autor. Teléfono, Fax, Correo electrónico de contacto. La segunda página ha de incluir un resumen en castellano, inglés y portugués (si los autores fuesen de lengua original portuguesa y así lo desearan) (de no más de 250 palabras); y a continuación cuatro palabras-clave en castellano, inglés y portugués (si los autores fuesen de lengua original portuguesa y así o desearan). c. Los manuscritos mantendrán, en la medida de lo posible, la estructura siguiente: Introducción, Método, Resultados, Discusión/Conclusión (Discusión y Conclusión pueden emplearse en forma indistinta para el mismo texto) y Referencias. d. Las citas bibliográficas en el texto se harán con el apellido y años, entre paréntesis y separados por una coma. Si el nombre del autor forma parte de la narración se pone entre paréntesis sólo el año. Si se trata de dos autores se citan ambos. Cuando el trabajo tiene más de dos y menos de seis autores, se citan todos la primera vez; en las siguientes citas se pone sólo el nombre del primero seguido de “et al” y el año. Cuando haya varias citas en el mismo paréntesis se adopta el orden cronológico. Para identificar trabajos del mismo autor, o autores, de la misma fecha, sea añade al año las letras a, b, c, hasta done sea necesario, repitiendo el año. e. Las referencias bibliográficas deben presentarse al final del artículo y ordenadas alfabéticamente por el nombre del autor (o primer autor en caso de que sean varios) siguiendo los siguientes criterios: i. Libros: Autor (apellido, coma e iniciales de nombre y punto. En caso de varios autores, se separan con coma y antes del último con una “y”), punto, año (entre paréntesis), punto, título completo en cursiva, punto, lugar de edición, dos puntos, editorial, punto. C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 79 ii. Capítulos de libros colectivos o Actas: Autor (es) (apellido, coma e iniciales de nombre y punto. En caso de varios autores, se separan con coma y antes del último con una “y”), punto, año (entre paréntesis), punto, título del trabajo que se cita, punto, ”En” seguido de los nombres de los autores del libro (inicial, punto, apellido) seguido de “Eds.”, “Dir.”, o “Comps.” (entre paréntesis), coma, título del libro en cursiva y, entre paréntesis, la paginación del capítulo citado, punto, ciudad, dos puntos, editorial. iii. Artículos de revistas: Autor (apellido, coma e iniciales de nombre y punto. En caso de varios autores, se separan con coma y antes del último con una “y”), punto, año (entre paréntesis), punto título del artículo, punto, nombre de la revista completo en cursiva, coma, volumen, número entre paréntesis, coma, página inicial y final separadas por un guión. 5. Comentarios de Libros: serán presentados formato word, con letra Times New Roman de tamaño 12 con interlineado 1,5. Encabezado por el título y la correcta referenciación del libró en cuestión. Con una extensión no superior a 800 palabras. 6. Caso clínico. Los manuscritos mantendrán, en la medida de lo posible, la estructura siguiente, además de los ya indicados en el apartado 4 (excepto 4c): • Identificación del paciente • Análisis del motivo de la consulta • Historia del problema • Análisis y descripción de las conductas problema • Establecimiento de las metas del tratamiento • Estudio de los objetivos terapéuticos • Selección del tratamiento más adecuado • Selección y aplicación de las técnicas de evaluación y resultados obtenidos en esta fase • Aplicación del tratamiento • Evaluación de la eficacia del tratamiento • Seguimiento: especificar si se realizó y en qué periodos • Observaciones 7. A la recepción del trabajo se enviará acuse de recibo al autor principal, pasando directamente a evaluación –externa “por refeeres”– para su posterior publicación. Una vez producida la aceptación definitiva de un trabajo para su publicación (después de posibles modificaciones sugeridas) el autor principal recibirá acuse de aceptación. Los artículos serán publicados indistintamente en español y en inglés. Conflicto de intereses Todos los autores deben revelar cualquier conflicto de interés económico y/o personal con otras personas u organizaciones que podrían influir indebidamente su trabajo (causando un sesgo). Ejemplos de posibles conflictos de interés: el empleo, propiedad de acciones, honorarios, testimonio de expertos pagados, las solicitudes de patentes/registros y subvenciones u otras financiaciones. Si no hay conflictos de interés, por favor, indique lo siguiente: “el/los autores no presentan conflicto de intereses”. 80 C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 AUTHOR GUIDELINES: CUADERNOS DE MEDICINA PSICOSOMATICA Y PSIQUIATRIA DE ENLACE 1. “Cuadernos de Medicina Psicosomática y Psiquiatría de Enlace” preferably publishes manuscripts that include a focus on experimental and/or biological models as well as empirically proven therapies (e.g.: cognitive-behavioural therapy) in clinical psychology, psychiatry and/or psychosomatic medicine. The journal welcomes original research articles, meta-analyses and literature reviews, clinical cases in article format and letters to the editor. Suitable manuscripts will be either in Spanish or English. 2. Manuscripts should be submitted through the following e-mail address: psico.dex@quiron.es. They should be addressed to the attention of Dr. JM Farré i Martí. 3. Manuscripts are reviewed with the understanding that they are original, have not been published, and are not under simultaneous review elsewhere. All authors must approve of the submission, and before publication, the corresponding author should secure permission to name anyone listed under acknowledgments. Most manuscripts are sent to outside peer reviewers. The rights of reproduction in any form are property of “Cuadernos de Medicina Psicosomática y Psiquiatría de Enlace”. Authors must state whether potential conflicts of interest exist and in case of including previously published material in the manuscript, authors must also include all corresponding permissions. 4. Manuscripts must comply with the publication standards of APA (American Psychological Association). Being some of the basic requirements: a. Papers should not be longer than 6000 words (including references, figures and tables) in DIN-A4 size. The entire document should be in 12 point normal times New Roman, 1.5 spaced, with margins of 3 cm and the page number placed at the upper right. b. First page must contain: title in Spanish and English. Authors and affiliations; all names are listed together and separated by comas. Affiliations should be keyed to the author's name with superscript numbers and be listed as follows: Laboratory, Institute, Department, Organization, City, and Country. The Corresponding Author should be marked with an asterisk. Provide the exact contact address (this time including street name and city zip code) and email of the corresponding author in a separate paragraph. The second page should include an abstract in Spanish and English (maximum 250 words) with four key words also in Spanish and English. c. Manuscripts should be organized as follow: Introduction, Method, Results, Discussion/Conclusion and References. d. All citations in the text must be in the reference list and vice-versa. The references should only include articles that are published or accepted. In-text citations should be called according to the surname of the first author, followed by the year. For works by 2 authors include both surnames, followed by the year. For more than two and less than six authors, include all authors at the first citation and in the following ones include the first author followed by "et al.", followed by the year. For works of more than 6 authors include only the surname of the first author, followed by et al., followed by the year. If the author's name is part of the narrative, only the year shall be bracketed. To identify works by the same author, or authors, of the same date, be added to the year the letters a, b, c, as required, repeating the year. C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 81 e. References should be listed at the end of the manuscript in alphabetical order conferring the first author surname according to the following criteria: i. Books: Author (Surname, coma, first letter of the name and full stop; in case of multiple authors, separate with coma and before the last with a "y"), full stop, year (in parentheses), full stop, full title in italics, full stop, city of edition, colon, publisher, full stop. ii. Chapters in collective books: Author(s) (surname, coma, first latter of the name and full stop; for multiple authors, separate with coma and before the last author add "y" or “&”) , full stop, year (in parentheses), full stop, title, full stop, followed by the authors’ names of the book (first letter of the name, full stop, surname) followed by "Eds." (in parentheses), coma, book title in italics and in parentheses, chapter page, full stop, city, colon, publisher. iii. Journal articles: Author (surname, coma, first letter of the name and full stop; in case of multiple authors, separate with coma and before the last with a "y" or “&”), full stop, year (in parentheses), full stop, title of the article, full stop, name of the journal in italics, coma, volume, number in parentheses, coma, first and last page separated by a hyphen. 5. Book Reviews: will be submitted in .doc format and in 12 point normal New Roman Times with 1.5 spacing. Head title should be the book title followed by the book reference citation. Book reviews should not exceed 800 words. 6. Case study. The manuscripts will maintain, as far as possible, the following structure, in addition to those previously mentioned in paragraph 4 (except 4c): • Patient Identification • Analysis of the reason for consultation • History of the problem • Analysis and description of the problem behaviors • Establishment of treatment goals • Study of the therapeutic objectives • Selection of the most appropriate treatment • Selection and application of assessment techniques and results obtained in this phase • Treatment implementation • Evaluation of the treatment effectiveness • Follow-ups: specify whether they took place and in what periods • Remarks 7. Once the submission has been completed, the corresponding author will receive a confirmation email and the manuscript will be forwarded to referees for external evaluation. Corresponding author will be periodically updated with the manuscript status (suggested review modifications and/or manuscript acceptance). Conflict of interest All authors must disclose any financial and personal relationships with other people or organizations that could inappropriately influence their work (causing a bias). Examples of potential conflicts of interest include: employment, stock ownership, honoraria, paid expert testimony, patent applications/registrations, and grants or other funding. If there are no conflicts of interest then please state this: 'Conflicts of interest: none'. 82 C. Med. Psicosom, Nº 114- 2015 CARTAS AL EDITOR CUADERNOS DE MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y PSIQUIATRÍA DE ENLACE REVISTA IBEROAMERICANA DE PSICOSOMÁTICA Sección a cargo de J. Monreal, L. Ros y G. Mestre Las cartas al Editor serán consideradas para publicación si van acompañadas de una carta de presentación, indicando que son "para su publicación". Su objetivo debe ser comentar los artículos publicados en Cuadernos de Medicina Psicosomática y Psiquiatría de enlace. Límite de palabras = 500. Límite de referencias = 10. Las cartas deberán recibirse en un plazo de 6 meses desde la publicación del artículo. Aquellas que se reciban después del plazo límite no serán consideradas para su publicación. Las cartas consideradas serán enviadas al autor principal del artículo para que las responda en nombre del grupo, que tendrá la última palabra en el asunto. No se considerarán las cartas adicionales que discutan algún cambio publicado en las Cartas al Editor de la revista. Las cartas deberán incluir el título y el autor del artículo y el mes y año de publicación. LETTERS TO THE EDITOR Letters to the Editor will be considered for publication if they are accompanied by a cover letter stating that they are “for publication”. Their purpose should be to comment on articles published in Cuadernos de Medicina Psicosomática y Psiquiatría de enlace. Word limit = 500. Reference limit = 10. Letters must be received within 6 months of the article’s publication. Letters received after the deadline will not be considered for publication; those considered will be sent to the article’s corresponding author to reply on behalf of the group, wich will represent the final say on the matter. No additional letters discussing an exchange published in the Journal’s Letters to the Editor will be considered. Such letters must include the title and author of the article and the month and year of publication. C. Med. Psicosom, Nº 114 - 2015 83