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Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán Avances en Horticultura - Review Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán L.M. Poggi INTA Estación Experimental Agropecuaria La Consulta. CC 8 (5567) La Consulta, San Carlos, Mendoza, Argentina. lpoggi@laconsulta.inta.gov.ar Recibido: 17/9/08 Aceptado: 12/1/09 Resumen Poggi, L.M. 2009. Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán. Horticultura Argentina 28(65): 39-62. El cultivo de azafrán (Crocus sativus) por milenios ha sido producido por culturas y países típicamente de latitudes medias. Es exigente en mano de obra para la cosecha de flores y extracción de hebras. El alto costo de la mano de obra, hecho generalizado en el mundo, ha tornado la producción inviable en zonas tradicionalmente productivas. Esto ha determinado que el cultivo perdure en dos escenarios productivos: el tradicional, basado en prácticas ancestrales y empleo de mano de obra familiar, y el de países “desarrollados”, donde el cultivo está en retracción. Para continuar e incrementar la producción, se hace necesario proponer tecnologías alternativas para el aprovechamiento in- tensivo de los recursos. Estudios de fisiología de la floración, abren la posibilidad de plantear soluciones. La floración del azafrán es concentrada, se desarrolla entre 15 y 20 días y depende de la temperatura ambiente. El esquema de producción alternativa permitiría escalonar la producción de flores y su cosecha, basándose en el control de temperatura. El requerimiento de mano de obra sería menor que en el sistema tradicional, permitiendo elevar la producción. Las experiencias locales y los avances en el conocimiento de la fisiología, muestran que el azafrán puede constituirse en una interesante alternativa productiva, para pequeñas empresas de base tecnológica. Palabras claves adicionales: Crocus sativus, situación mundial, fisiología, floración, cosecha, cultivo intensivo. Abstract Poggi, L.M. 2009. Difficult and new technological perspectives for saffron cultivation. Horticultura Argentina 28(65): 39-62. For millennia, saffron (Crocus sativus) has been cropped by human cultures at middle latitudes. It is a very demanding crop of man labor, especially at flowers harvest and threads extraction. Besides its great market price, the increase in man labor cost, has lead to being impossible its cultivation in certain traditional areas. As a consequence, saffron crop has two visibly distinct sceneries: the traditional one, based in ancestral practices and family work, and that of “developed countries”, were the crop is in clear retraction. To continue and reverting the saffron production trend, alternative technologies for a more intensive utilization of the productive resources are being needed. Important studies on the flowering physiology are giving 1. Introducción En los siglos XII y XIII, el comercio renació con fuerza en Europa y la mayoría de los países se preocuparon de intercambiar sus productos con el fin de satisfacer las necesidades de una población en constante crecimiento. Entre las mercancías que se traían a Europa de lejanos países de Asia se encontraban, junto con el oro y la plata, sedas, tapices, piedras preciosas y, sobre todo, especias: pimienta, clavo de olor, canela y, el más valioso de todos, el Horticultura Argentina 28(65): Ene.-Abr. 2009 now possible ways of solution. Saffron flowering is highly concentrated in time, taking place of just 15 to 20 days. The process is strongly dependent on ambient temperature. An alternative production system would allowed to step the flower production and consequently the harvest, based essentially on temperature control. In that way, man labor requirement would be much lower than in the traditional system, allowing to raise the scale of production. Anyway, local experiences and advances on physiological knowledge, show that saffron can be an interesting alternative production for small size-enterprises with technology. Additional keywords: Crocus sativus, world situation, physiology, flowering, harvest, intensive cultivation. azafrán, que era utilizado como condimento, fármaco y colorante (Mathew, 1982). Algunos estudios arqueológicos e históricos indican que la domesticación del azafrán data de 2000 a 1500 años A.C. (Fernández, 2004). Esto puede apreciarse en pinturas que reproducen plantas o muestran gente recolectando el cultivo, como en la Figura 1, donde se observa un fragmento de la pintura Saffron Gatherers, fresco del asentamiento de la Edad de Bronce de Akrotiri, Santorini (Ferrence, 2004). A partir de esta época, son variadas y diver39 Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán Por ese alto valor económico, el azafrán especia ha sido denominado “oro rojo”, siendo también objeto de muy diversas adulteraciones y falsificaciones, aprovechando su nombre y su valor. La normalización de la calidad del azafrán especia ha avanzado en la cuantificación de determinados parámetros por métodos espectrofotométricos e incluso cromatográficos, intentando evitar la evaluación subjetiva de las características organolépticas que se realizaba antiguamente. Así, la Norma I.S.O. (International Standard Organization) 3632-1 y 2, corregida en 2003, describe detalladamente la valoración de las características químicas que definen las calidades del producto (Norma ISO, 2003). 2. Descripción de la planta Figura 1. Fresco con detalles de recolectores de flores azafrán, proveniente de Asia Menor (Extraído de Ferrence, 2004). sas las referencias sobre su uso en ritos y ceremonias religiosas, en medicina y en la gastronomía de diferentes culturas. Tiene una rica historia en India, mayormente en las comunidades hindúes, donde se lo usaba en rituales y en la tradicional medicina conocida como Ayurveda. El nombre Crocus encuentra su origen en Grecia, en la palabra krokos, que es el nombre de una pequeña ciudad donde aún actualmente se produce azafrán (Fernández, 2004). Siendo desconocido el origen de la palabra “azafrán”, es muy similar su denominación en distintas lenguas, habiendo sobrevivido casi sin alteración en árabe (záfaran), inglés (saffron), francés (safrane), italiano (zaferano) (Harper, 2001). Del mismo modo que se ha conservado su expresión idiomática, se ha mantenido a lo largo del tiempo su modo de cultivo, de recolección, de monda y de secado, como se puede comprobar en frescos encontrados que datan de 1600 A.C. En este sentido, continúa siendo un cultivo en el que la mano de obra es un factor económico decisivo para su producción y para la determinación del precio. La mano de obra interviene en la recolección individual y en la monda de cada una de las flores, para obtener el estigma con los tres filamentos unidos y separados del resto de los elementos florales. Básicamente, la mano de obra en el proceso de elaboración es causa del elevado valor económico del azafrán. Es la especia más cara del mundo; siendo su valor superior en cinco veces al de la vainilla y cerca de 30 veces al del cardamomo (Fernández, 2004; Interreg IIIC, 2004). 40 El azafrán (Crocus sativus L.) es una monocotiledónea que pertenece al orden Liliales, familia botánica Iridaceae. Dicha familia cuenta con unos 80 géneros y cerca de 1.500 especies. El género Crocus en particular es oriundo de una región montañosa y árida en Asia Menor (Anatolia, región asiática de Turquía, entre 36º y 40º de latitud Norte), pero ha sido cultivado desde la antigüedad en diversos países mediterráneos (Chichiricco, 1984; Gola et al., 1965). Se trata de un triploide estéril. Específicamente, diversos estudios citogenéticos han confirmado que la planta de azafrán es una autotriploide estéril (2n = 3x = 24) (Chichiricco, 1984; De Mastro & Ruta, 1993; Fernández & Abdullaev, 2004; Ghaffari, 1986), que produce anualmente “cormos de reemplazo”, que constituyen su única forma de propagación vegetativa (Mathew, 1982; Negbi, 1990). El origen botánico del azafrán no es claro. De acuerdo con Negbi (1990) la especie silvestre C. cartwrightianus Herb. (2n = 16) fue cosechada y consumida por los pobladores de Creta en la antigüedad. Luego mutó a C. sativus, la que fue seleccionada y domesticada. Sin embargo C. thomasii Ten., o C. pallasii Herb. también están indicadas como antecesores (Chichiricco, 1984; Tammaro, 1990). Nuevos estudios con AFLPs confirman a C. cartwrightianus y a C. thomasii como cercanas a C. sativus (Grilli Caiola, 2004). Es una planta herbácea, perenne y geófita, con una altura normal de 30 a 60 cm (Fernández, 2004; Navarro, 1998). Forma un tallo subterráneo casi esférico, llamado bulbo sólido o cormo, que cumple la función de propágulo (Fernández, 2004; Font Quer, 1965). Como se mencionó, produce cormos Horticultura Argentina 28(65): Ene.-Abr. 2009 Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán “de reemplazo” de distintos tamaños (Figuras 2 a 5), siendo los de 25 a 30 mm de diámetro ecuatorial aptos para florecer (Fernández, 2004; Font Quer, 1965). En estado de reposo, el cormo es un cuerpo achatado y blanquecino con yemas en la parte superior que se desarrollan y florecen en otoño. Este cormo se halla recubierto por una túnica reticulada de ásperas fibras de color terroso o marrón claro (Figura 3), que se la conoce vulgarmente en La Mancha (España) con el nombre de “cebolla” (Fernández, 2004). Las hojas emergen en coincidencia o inmediatamente después de que aparecen las flores en el otoño (fenómeno de histerantia característico en esta especie, cuando se producen condiciones de sequía en el otoño) (Fernández, 2004; Moya et al., 2003; Poggi & Silvapintos, 2007). Son lineares, casi cilíndricas, erectas, de color verde oscuro y marcadas longitudinalmente con una franja central blanquecina en la cara interna y una nervadura en su parte externa. El número de hojas, agrupadas (“manojo”), oscilan entre 6 y 10; su anchura suele ser de unos 2 mm y su altura sobrepasa la de las flores (Figuras 6 y 7). Ya avanzada la primavera estas hojas se secan. La actividad fotosintética de las mismas durante el invierno y temprano en la primavera hace posible la formación de los cormos de reemplazo en la base de las yemas (Fernández, 2004; Hagiladi et al., 1992; Navarro, 1998; Negbi, 1990; Perez Bueno, 1989). Los cormos de azafrán producen dos tipos de raíces, estructural y funcionalmente diferentes. Las raíces fibrosas, que emergen de un simple anillo en la base del cormo, son rectas y delgadas, de un milímetro de espesor, y su función es absorber nutrien- tes (Figura 8). Las raíces contráctiles tienen la apariencia de un órgano tuberoso y son más largas que las anteriores (Figura 8 y 9) (Fernández, 2004; Khalesi et al., 2004a). Tirando y empujando, estas últimas permiten que los cormos se muevan en el suelo y se ubiquen a profundidad y posición óptimas para reposar, respetando así la “ley de los niveles” que rige para todos los órganos subterráneos (Gola et al., 1965; Khalesi et al., 2004a; Khalesi et al., 2004b). Según un estudio realizado por Hagiladi et al. (1992) con plantas geófitas, el género Crocus pertenece al grupo de plantas cuyos propágulos se acomodan entre 0 y 30 cm de profundidad, junto con los géneros Anemone y Rancunculus. Las flores suelen ser de una a tres por tallo de la planta, que a su vez puede constar de dos o tres tallos dependiendo del tamaño del cormo. La flor consta de seis tépalos de color violáceo (Figuras 10, 11 y 14). Al nacer salen del suelo protegidas por brácteas membranosas blanquecinas (Fernández, 2004). El estigma destaca en la concavidad de la flor sobrepasando los tépalos, de color amarillo rojizo o anaranjado; de tres a cuatro centímetros de largo, que una vez desecados quedan reducidos a dos centímetros (Figuras 12 y 13). Finísimos en su base, devienen progresivamente más gruesos hasta alcanzar en su extremidad unos dos milímetros; son por lo general acanalados y rematados en forma de maza o pequeña trompa. El estigma trifurcado, rojizo y tos- Figura 2. Cormos con diámetro ecuatorial de más de 30 mm. Foto original de L. Poggi. Figura 3. Cormo “madre” con brotes. Foto original J.A. Portela. Horticultura Argentina 28(65): Ene.-Abr. 2009 41 Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán tado, constituyen la especia conocida como “azafrán” (Figura 13). Comúnmente se los conoce como “clavos del azafrán”. Al conjunto de la flor se la denomina “rosa del azafrán” (Hagiladi et al., 1992; Navarro, 1998; Negbi, 1990; Perez Bueno, 1989). El azafrán presenta constituyentes químicos específicos que han sido aislados e identificados (Figura 15). El denominado crocina es responsable de proporcionar un color amarillo dorado al alimento condimentado y la picrocrocina y safranal, que son responsables del sabor amargo y del aroma, respectivamente (Fernández, 2004; Hadizadeh et al., 2007; Leung, 1980; Winterhalter & Straubinger, 2000). Para diferenciar calidades, estos tres compuestos son cuantificados en la norma ISO 3632-1 corregida en 2003 (Norma ISO, 2003), mediante espectrofotometría UV-VIS de una solución acuosa (Fernández, 2004). La descripción de las distintas categorías admitidas para azafrán en hebras y polvo (Norma ISO, 2003) se sintetiza en la Tabla 1. El azafrán ha formado parte de la medicina tradicional de muchas culturas. Se ha usado desde tiempos remotos para ayudar en la digestión, aliviar la tos, aligerar la menstruación, relajar espasmos musculares, mejorar el estado de ánimo (antidepresivo), y calmar la ansiedad (Fernández, 2004; Leung, 1980; Perez Bueno, 1989). Su uso puede expandirse en el futuro, ya que ha sido demostrado que algunos de sus componentes tienen propiedades anticancerígenas y antitumorales. Asimismo, reduce los niveles de colesterol, aumenta la función mental y protege contra los efec- tos secundarios del agente quimioterápico cisplatino, entre otras funciones (Fernández, 2004). Figura 4. Cormo “de reemplazo” sobre cormo “madre”. Foto original de L. Poggi. Figura 5. Cormo madre y dos cormos de reemplazo. Foto original de L. Poggi. 42 3. Situación mundial. El azafrán, un mundo dividido en dos La superficie cultivada con azafrán abarca aproximadamente 55.000 ha a nivel mundial, con una producción total anual que alcanzan las 205 t. Son necesarias 150.000 flores para producir 1 kg de la especia (Fernández, 2004). Se produce en mayor medida en Irán, India, Grecia, Marruecos y España (Figura 16 y 17). También se registran algunas pequeñas producciones muy especializadas y reducidas en superficie, en países como Italia, Turquía, Suiza, Israel, Paquistán, Azerbaijan, China, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Japón, México y, recientemente, en Nueva Zelanda y Australia, en la región de Tasmania (Fernández, 2004; McGimpsey et al., 1997). Algunas de estas producciones pequeñas se las denomina “cosechas boutique” (Katzer, 2001). De la producción mundial, Irán produce el 78 %, esto es, alrededor de 160 t anuales (Mollalilabi, 2004). En India, la región de Kashmir produce entre 8 y 10 t de consumo exclusivo para su país (Dhar et al., 1988; Fernández, 2004). Grecia procesa entre 4 y 6 toneladas, localizadas exclusivamente en Macedonia (Kozani) y controladas en su totalidad por una cooperativa llamada Krokos Kozanis, cuentan con registro de denominación de origen otorgado por la Comisión de Regulación de Designaciones Horticultura Argentina 28(65): Ene.-Abr. 2009 Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán de Origen de la Comunidad Económica Europea desde 1999 (EC Reg. 378/1999) (Fernández, 2004). Marruecos produce entre 0,8 y 1 t. La producción de azafrán decrece rápidamente en algunos de los tradicionales países productores, como España, y se extinguió en otros, como Alemania e Inglaterra (Fernández, 2004). España, país líder por su reputación y excelencia en la producción de este condimento en las áreas de La Mancha y Teruel, actualmente produce entre 800 y 1.000 kg anuales, protegidos bajo la denominación de origen de Azafrán de La Mancha (EC Reg. 464/2001, Registro otorgado por La Comisión de Regulación de Designaciones de Origen de la Comunidad Económica Europea; MAPA, 2006). Existe una tendencia generalizada de disminución de la superficie cultivada de azafrán en ese país. En 1930 se encuentran registros de 11.282 ha cultivadas; para la mitad de los años ‘90 se registraron solamente 1.162 ha y en 2005 sólo se contó con 83 ha productivas (Fernández, 2004; MAPA, 1997; MAPA, 2006; Molina et al., 2004). Por otro lado, Italia produce 100 kg en las regiones de Sardinia, Aquila y Cascia. Turquía, 10 kg en Saffranbulli; Francia 4 o 5 kg en Gatinais y Quercy, y en Suecia solamente se produce 1 kg en Mund (Fernández, 2004). No se cuenta con estadísticas precisas de la producción en Argentina, pero se estima que se producen alrededor de 10 kg anuales (estimación personal). En el actual contexto internacional pueden distinguirse dos modelos productivos claramente dife- renciados; de aquí que se proponga la idea del azafrán como “un mundo dividido en dos”. Uno de estos modelos productivos avanza continuando con las prácticas ancestrales, asociadas a un cierto esquema cultural y socioeconómico, basado en la producción familiar, como es el caso de Irán (Figuras 18 y 19). El otro modelo está determinado por la necesidad de modernizar las prácticas de cultivo siguiendo los fuertes cambios en la estructura socioeconómica de los países desarrollados; como es el caso de la Unión Europea y, más precisamente, el de España. Un hecho ilustrativo del cambio productivo mundial lo muestra la comparación de superficies cultivadas: en 1971, en España e Irán se cultivaban 6.000 y 3.000 ha, respectivamente; actualmente, en España se producen menos de 100 ha, mientras que Irán alcanza cerca de 50.000 ha en producción (Fernández, 2004; MAPA, 1997; MAPA, 2006). Figura 6. Plantas de azafrán en etapa vegetativa. Foto original de L. Poggi. Figura 7. Cultivo de azafrán en San Carlos, Mendoza, Argentina. Foto original de L. Poggi. Horticultura Argentina 28(65): Ene.-Abr. 2009 3.1 El caso Irán Como se expresó, de un total de 205 t de azafrán producidas anualmente, Irán produce 160 t. Es decir, que el mundo hoy se abastece esencialmente de azafrán iraní. En la provincia de Khorasan, cuya superficie destinada al cultivo asciende a 46.000 ha, se obtiene un total de 137 t, esto representa el 85,6 % del total producido en Irán, alcanzando un rendimiento provincial de casi 3 kg·ha-1. La economía de muchas ciudades de la región de Khorasan depende del cultivo de azafrán, ya que se estima emplea unas 400.000 personas al año. La 43 Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán tándola a las disponibilidades de mano de obra familiar. 2) Íntimamente relacionado con la falta de mano de obra se encuentra el hecho de la progresiva mecanización del campo a partir de los ‘50, lo que ha supuesto la sustitución de muchos azafranales por otros cultivos de menor rentabilidad pero que permiten labores completamente mecanizadas, con Figura 8. Raíces contráctiles y corona de raíces filiformes. Foto original de J.A. el consiguiente ahorro de Portela. Figura 9. Detallle de raíz contráctil. Foto original de J.A. Portela. esfuerzo y tiempo. forma de cultivo que se desarrolla en esa zona es to3) El intervencionismo estatal en la fijación de talmente tradicional, manteniéndose los cormos en los precios de determinados productos agrarios de el suelo durante cuatro a ocho años y realizando las buen desarrollo en las zonas azafraneras, como los tareas de conducción en forma manual. Se ha avan- cereales y la remolacha, ha determinado la paulatina zado en el manejo de la fertilización, en el control decantación de los agricultores de estas comarcas hade malezas y en la sanidad de los cormos, pero estos cia esos cultivos. En particular, hacia la remolacha, avances siempre están orientados hacia una mayor por la garantía de venta a buenos precios y el menor producción dentro de un esquema de manejo tradi- sacrificio demandado por sus labores de cultivo. cional (Mollalilabi, 2004). 4) Asimismo, hay que considerar que en una producción tradicional el azafranal tiene ocupada la 3.2 El caso España tierra durante cuatro años, sin permitir ningún otro Los factores que han determinado el retroceso cultivo durante este tiempo. En consecuencia, quita en la superficie plantada en España son coinciden- movilidad al calendario agrícola y a la economía tes en los estudios de varios autores (De Juan et al., campesina. 5) En los últimos años ha venido produciéndose 2003; Fernández, 2004; Ministerio, 1998; Molina et al., 2004; Molina et al., 2005), pudiendo sintetizar- una creciente competencia en el mercado internase en los siguientes aspectos: cional de otros países productores de azafrán de 1) El éxodo rural que tiene lugar a partir de menor calidad que el español pero más baratos finales de la década de los ‘50 ha sido quizá el prin- (Irán, Grecia, Pakistán, India), dado el menor costo cipal factor limitante de este cultivo. En este senti- de la mano de obra en ellos. Al mismo tiempo, se do, hay que tener en cuenta que la rentabilidad eco- han incrementado las importaciones a España de esnómica del mismo es directamente proporcional al tos azafranes, que posteriormente se mezclan con empleo de trabajo familiar en las labores de planta- los autóctonos y se exportan como azafrán español. ción y recolección, evitándose en lo posible la con- Esta práctica ha supuesto una disminución del pretratación de mano de obra asalariada. Por el eleva- cio del producto en origen, siendo otro factor infludo número de jornales que demandan la plantación, yente en el retroceso del cultivo. A las razones de tipo socioeconómico anteriorla recolección y la preparación del producto, estas labores manuales representan el 95 % de los gastos mente expuestas, hay que añadir las de índole agrodel cultivo. Se ha medido que para obtener un kilo- nómica, que también actúan en detrimento de los gramo de azafrán seco se requieren como mínimo rendimientos de los últimos años. Éstas serían las 15 días de trabajo, solamente para cortar las flores siguientes: a) Las sequías padecidas últimamente, que han y desbriznarlas. Así pues, la emigración campesina desde los años ‘60 y ‘70 del siglo pasado ha supues- limitado mucho las producciones, determinando to el abandono del cultivo por muchas familias y la además que se perdiera parte de la simiente plantarestricción de la superficie dedicada al mismo, adap- da, reponiéndose de un año para otro en menor can44 Horticultura Argentina 28(65): Ene.-Abr. 2009 Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán Figura 10. Flores y plantas de azafrán. Foto original de J.A. Portela. Figura 11. Flores de azafrán. Foto original de J.A. Portela. tidad y peor calidad. Esto continuará restringiendo las producciones de años venideros. b) La dificultad de realización de las labores tradicionales por la paulatina desaparición de animales de trabajo en los pueblos. Los caballos han sido reemplazados por maquinaria agrícola, que produce lesiones en los cormos y determina además la progresiva compactación del suelo en profundidad; formándose una capa endurecida que compromete la permanencia del cultivo de azafrán por varios años, contribuyendo a la podredumbre de los cormos así como a su asfixia. c) La deficiente sanidad en el cultivo, que ha conducido a una elevada incidencia de enfermedades criptogámicas de mayor o menor gravedad, limitantes en la producción. Con el agravante de que al reproducirse vegetativamente, el propágulo de azafrán puede fácilmente transmitir las infecciones a la descendencia. En la actualidad, puede decirse que gran parte de la superficie plantada en España está infectada con Rhizoctonia crocorum, comúnmente llamada “Cáncer del azafrán”. Se trata de un patógeno muy agresivo, capaz de arrasar por completo con un azafranal, siendo la causa de considerables pérdidas anuales (Ministerio, 1998). Vale agregar aquí que la falta de práctica en la realización de tratamientos fungicidas, la forma de reproducción de la planta y el alto grado de clonación existente, con ausencia de renovación genética a través de la introducción de germoplasma, han sido factores que han facilitado la proliferación de enfermedades fúngicas y su propagación por las zonas productoras. Contra esto, a partir de 1983 se han realizado diversas campañas de concientización de los productores españoles acerca de la necesidad de tratar los propágulos con fungicida antes de la plantación, práctica hoy ya generalizada (Ministerio, 1998). d) La falta de renovación del material de partida, que ha llevado a la degeneración de los cormos de azafrán en las zonas productoras españolas. Para ilustrar este hecho basta con decir que, en las mejores condiciones de cultivo, el “techo” productivo se encontraría hoy alrededor de los 30 kg·ha-1. Esta cifra, aún si se la compara con los rendimientos medios provinciales de 8 kg·ha-1, está muy alejada de las producciones que citan los manuales agrícolas de finales del siglo XIX, de entre 80 y 90 kg·ha-1. Debido al mecanismo de reproducción vegetativa es evidente que la progenie presentará las mismas características genéticas y, en consecuencia, el mismo potencial productivo que la planta madre. Este hecho, favorable en sí, tiene sin embargo el gran inconveniente de facilitar la propagación de enfermedades sistémicas (virus, fitoplasmas) a toda la descendencia. Las virosis y su facilidad de transmisión en plantas de reproducción asexual, podrían ser explicaciones válidas del proceso degenerativo que viene arrastrando el cultivo de azafrán en España (De Juan et al., 2003; Fernández, 2004; Fernández & Abdullaev, 2004; Ministerio, 1998). Horticultura Argentina 28(65): Ene.-Abr. 2009 3.3 Nuevos escenarios Paradójicamente, frente a la evolución del caso español, nuevos intereses sobre el desarrollo de este cultivo se observan en países no tradicionales, como Nueva Zelanda, Estados Unidos, Argentina y Chile, e incluso en Francia e Italia, quienes presumiblemente no se orientarán hacia el modelo tradicional, o iraní. En estos nuevos escenarios, para asegurar el futuro del cultivo de azafrán deberán desarrollarse sin 45 Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán En el ciclo de vida del azafrán es posible diferenciar esencialmente tres etapas, vegetativa-reproductiva, dormancia y floración, que acompañan la natural evolución de las estaciones del año (Figura 20). Es muy importante destacar esta relación con el ambiente, ya que el azafrán es una especie absolutamente dependiente de la temperatura. Es una especie originaria -como se expuso anteriormente- de una región árida y de latitudes medias, presumiblemente con marcados contrastes estacionales, que condicionan sus posibilidades actuales de cultivo. De hecho, la planta de azafrán se presenta naturalmente adaptada a cumplir sus etapas de crecimiento durante otoño, invierno y primavera, debiendo escapar al verano en un estado de aparente reposo. Estado en el que, como se expondrá oportunamente, continúan sucediendo importantes cambios fisiológicos, que darán lugar al momento culminante del ciclo: la floración. Cabe aclarar que la etapa a la que se denomina aquí vegetativa-reproductiva, no involucra en sí reproducción sexual alguna. Como se ha mencionado en el apartado de descripción de la planta, el azafrán es un autotriploide estéril que produce anualmente cormos de reemplazo, constituyendo estos propágulos su único medio de propagación. Por lo tanto, la referencia a la reproducción se debe a que es la etapa en que se forman los propágulos, haciéndose esta diferencia aún cuando, en términos botánicos, no sea posible distinguirla del ciclo vegetativo. En la Figura 20 se destaca también que durante las etapas de dormancia y de floración tienen lugar las dos cosechas del cultivo: la de cormos de reemplazo y la de flores. Esto pone de relieve la importancia agronómica de estas dos etapas, ambas altamente demandantes de mano de obra; e implica además la existencia de dos fines productivos en el cultivo, propágulos y hebras, necesariamente distanciados en el tiempo, pero que podrían ser simultáneamente perseguidos por el agricultor. Durante el ciclo de vida del azafrán, la sucesión de etapas ontogénicas puede visualizarse a través de sucesos fisiológicos clave, que generalmente se dan hacia el comienzo o el final de alguna de las etapas. La Figura 21 muestra el ciclo en función del tiempo (meses) para las condiciones de San Carlos (Mendoza, Argentina), y las relaciones de las etapas con dichos sucesos. Se destaca que el ciclo de vida de la planta se prolonga por 15 meses, desde que el cormo de reemplazo reinicia el crecimiento vegetativo-reproductivo hasta que concreta la floración, al año siguiente. En consecuencia, tiene lugar una superposición (coexisten en el mismo momento) entre el proceso de la floración del ciclo anterior (final del primer ciclo), con el inicio de la etapa vegetativa-reproductiva del ciclo de vida actual (comienzo del segundo ciclo). Lógicamente, esto tiene también importantes consecuencias agronómicas, pues las acciones que Figura 12. Hebras de azafrán. Foto original de J.A. Portela. Figura 13. Detalle del estigma trifurcado de color rojo anaranjado brillante. (Extraída de Interreg IIIC, 2004). lugar a duda nuevas técnicas de producción, como así también rescatar material genético degradado, actualizar métodos de evaluación de calidad, y desarrollar un espectro de aplicación más amplio para el producto, particularmente en lo relacionado con la salud humana (Fernández, 2004; Fernández & Abdullaev, 2004). Promover la producción con estos horizontes demanda dedicar esfuerzos en investigación y desarrollo de tecnologías apropiadas de forma urgente. 4. Ciclo de vida del cultivo del azafrán 46 Horticultura Argentina 28(65): Ene.-Abr. 2009 Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán se lleven a cabo durante este período de superposición podrán afectar tanto la producción actual del cultivo, como la del ciclo siguiente. 4.1 Etapa vegetativa-reproductiva Esta etapa empieza con el reinicio de crecimiento, hacia mediados del verano y finaliza a mediados de la primavera, coincidiendo con el aumento de la temperatura (Figura 21). Al final de esta etapa se produce el marchitamiento de las hojas, coherente con el fin de la traslocación de fotosintatos a los cormos, determinando a partir de allí el comienzo del período de latencia o dormancia (Muñoz, 2000; citado en De Juan et al., 2003). Microscópicamente, se inicia el crecimiento de los primordios foliares a nivel de la yema apical (Molina et al., 2005). Posteriormente, al final del verano emergen las raíces y un mes después, a mediados del otoño, aparecen las hojas. Éstas permanecen en la planta hasta mediados de la primavera, cuando se elevan las temperaturas (Figura 21). En esta etapa, entonces, se desarrolla la biomasa foliar, que como fuente de fotosintatos será la responsable directa de la producción futura, dando lugar primero a la formación de cormos y estos, posteriormente, a las flores. La duración efectiva de esta etapa puede variar sustancialmente con la localidad, en función de las condiciones térmicas que presente la misma. En estudios realizados en España, bajo condiciones de clima templado con escasa amplitud térmica, como el marítimo, y a altitudes cercanas al nivel del mar, el período desde aparición de las hojas hasta la marchitez de las mismas, resultó ser de nueve y nueve meses y medio, en el caso de Jerez y Valencia, respectivamente (Figura 22). Mientras que, en clima templado mediterráneo y altitudes de más de 600 m.s.n.m., ese mismo período se extiende considerablemente a once meses, en el caso de Albacete y Segovia (Molina et al., 2005). En las condiciones de San Carlos (Mendoza, Argentina; 33º 44’ Sur y 940 m.s.n.m.), el período desde desdiferenciación de hojas hasta marchitez dura aproximadamente desde mediados de enero hasta mediados de noviembre (Figura 21), determinando un total de diez meses para la etapa vegetativareproductiva (observación personal). Esta situación es similar a la de las regiones de Segovia y Albacete expuesta por Molina et al. (2005). Como ya se expresó, la diferente duración de las etapas ontogénicas del cultivo en las distintas localidades está regida esencialmente por la temperatura ambiente. Por ejemplo, la duración de las hojas en la Horticultura Argentina 28(65): Ene.-Abr. 2009 Figura 14. Esquemas de una planta de azafrán. En el centro se distinguen el cormo (cuerpo marrón), el tallo floral conteniendo dos flores y los “manojos” de hojas. A la derecha, los estambres (amarillos) y el estigma (rojo). A la izquierda, detalle de una flor abierta; se observan los tépalos y el pistilo. (Extraído de Willard, 2001). planta es promovida por las bajas temperaturas invernales. Este es un aspecto de fundamental importancia para la producción de azafrán ya que, como ocurre en general en todos los cultivos (Evans, 1996), la acumulación de biomasa en las estructuras de propagación (cormos), es función directa de la cantidad de biomasa foliar producida y de su duración en la planta. Es de esperar, entonces, que la acumulación de biomasa en localidades con climas templados con gran alternancia de temperaturas invernales y con mayor permanencia de hojas en la planta, determine la existencia de regiones más aptas para la producción de cormos para multiplicación. No obstante, este es un aspecto sobre el que parece no haberse avanzado hasta el momento. Un aspecto de gran importancia para el cultivo de esta especie es que las yemas del ápice del cormo están ya completamente terminadas aún antes de que ocurra la senescencia de las hojas. De hecho, el tamaño y la forma de la yema apical permanecen invariables durante la primavera y el verano. Así, 47 Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán cormos levantados temprano (antes de que las hojas se marchiten), o tarde (luego de la marchitez de las hojas), están en idéntico estado morfológico, con el meristema apical protegido por una vaina de catáfilas (Molina et al., 2005). Y esto es así, aun cuando el “llenado” de los bulbos de reemplazo no haya finalizado todavía en la cosecha temprana. Lógicamente, cosechar los cormos antes de que se alcance el estado de marchitez de las hojas determinará una reducción del tamaño de los propágulos. Pero, el hecho de poder anticipar la cosecha a la finalización del “llenado”, determinaría cierta flexibilidad en la definición del momento más oportuno para levantar cormos destinados a producir flores; incluso sacrificando con ello el número total de flores por cormo, al cosechar propágulos más pequeños (Ministerio, 1998; Molina et al., 2004). En cambio, desde el otro enfoque productivo posible en este cultivo, para la producción de cormos de reemplazo la marchitez de las hojas marca indudablemente el momento de cosecha más adecuado. Esto asegura lograr propágulos de gran tamaño, capaces de generar una mejor respuesta en el inicio del siguiente ciclo productivo (Figura 20). Finalmente, vale comentar que existen antecedentes en el azafrán de la formación de bulbos hijos a partir de un cormo madre, sin que tenga lugar el crecimiento de órganos aéreos; fenómeno denominado como “pupación” (Botella et al., 2003). Esto ocurre también en otras especies bulbosas, como tulipán, iris o fresias, y sería consecuencia de la anormal exposición de los bulbos cosechados a bajas temperaturas durante la conservación, formándose bulbos hijos por redistribución de las reservas del bulbo madre (Aoba, 1974; Botella et al., 2003; Le Nard & De Hertogh, 1993). En este caso, los cormos en los que se dispara este proceso no manifiestan floración ni formación de hojas; sólo producen propágulos más pequeños que sus bulbos madre. 4.2 Etapa de dormancia o latencia Como se expuso en el apartado anterior, al producirse el marchitamiento de las hojas -evento fisiológico que marca el fin de la etapa vegetativareproductiva (Figura 21)- se inicia el período de latencia o dormancia (Muñoz, 2000; citado en De Juan et al., 2003; Molina et al., 2004; Molina et al., 2005). Presumiblemente, al igual que ocurre en el ajo (Allium sativum), con la senescencia de las hojas culminaría también la traslocación de inhibidores de brotación (Portela, 1996), que aseguran la superación de la estación adversa para el crecimiento. Algunos autores hablan de latencia y no de dormición porque, en la práctica, aducen que es un proceso dinámico con cambios graduales y permanentes (Muñoz, 2000; citado en De Juan et al., 2003). La misma discusión se ha planteado acerca de la dormición en el ajo (Argüello et al., 1983). Otros autores hablan de un letargo o dormición de 30 o 40 días en el verano (Molina et al., 2005). Los cormos recién cosechados están normalmente en este estado de latencia y no brotan si son plantados inmediatamente (Botella et al., 2003). Nuevamente, haciendo un paralelo con lo observado en ajo (Argüello et al., 1983), es de esperar que la dormancia del propágulo sea un proceso mediado por el balance entre inhibidores y promotores endógenos de la brotación, con posibilidad de modificarse artificialmente ese balance en función de las condiciones ambientales (fundamentalmente, térmicas) a las que se encuentren expuestos los cormos durante este período (Portela, 1996). Si bien el ápice permanece morfológicamente invariable durante esta etapa, que transcurre en el verano (Figura 20), sí tiene lugar en este período un cambio de estado fisiológico: la diferenciación floral, suceso que conduce a la planta al comienzo de la etapa siguiente (Figura 21). Se trata por lo tanto de un período de suma importancia para la producción de azafrán, de las condiciones ambientales en que transcurran los cormos su dormancia, dependerá marcadamente la diferenciación y posterior formaFigura 15. Estructura molecular de los compuestos más importantes del aza- ción de flores, de donde se obfrán. Los nombres figuran en inglés. (Extraído de Fernández, 2004). tendrán las hebras. 48 Horticultura Argentina 28(65): Ene.-Abr. 2009 Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán 4.3 Etapa de floración Esta etapa comienza con el inicio del crecimiento de las estructuras florales en el ápice, hacia mediados del verano (Figura 20), para finalizar con la antesis en el otoño (Figura 21), fenómeno éste coincidente con la reaparición de las hojas en el cultivo (Benschop, 1993). Este proceso está muy ligado a la temperatura. Por ello, existen diferencias en los tiempos en que puede tener lugar la floración según la localidad y las condiciones térmicas del ambiente. En observaciones hechas en una misma región productora de España (Albacete) en dos años consecutivos, la duración de la secuencia de morfogénesis floral varió en 12 días (Molina et al., 2005). En el pasado, las grandes diferencias en la duración de la etapa de floración reportadas en bibliografías de distintos países (De Juan et al., 2003; De Mastro & Ruta, 1993; Negbi, 1990), se creían debidas al diferente tamaño de los cormos. Sin embar- go, Molina et al. (2005) observaron que podía haber más de dos meses de diferencia entre inicio de floración y antesis, en grupos de cormos de un mismo plantel cultivados en diferentes localidades (Figura 22). Es decir, que la duración de esta etapa está principalmente determinada por las condiciones térmicas de la localidad (tal como ocurre en las demás etapas ontogénicas del cultivo). No hay primordio floral presente en los cormos al comienzo de la primavera (plena etapa vegetativa-reproductiva, Figura 21). La formación de flores requiere de una incubación previa de los cormos, para dar lugar a la diferenciación floral y al inicio de la morfogénesis de estructuras florales (Molina et al., 2005), lo que ocurre bajo un régimen de temperaturas relativamente altas (coherentes con el transcurso del verano). Esta incubación, no obstante, podría tener lugar tanto en condiciones naturales, en el suelo, como en condiciones controladas. Las temperaturas óptimas para la formación de Tabla 1. Definición de categorías de calidad y protocolos analíticos para ello, según las especificaciones de la Norma ISO 3632-1 (2003). Requerimientos Características Azafrán en hebras Azafrán en polvo Protocolo analítico Humedad y materia volátil, % (m/m), máxima 12 10 ISO 3632-2 Cláusula 9 Cenizas totales, % (m/m) en base seca, máximas 8 8 ISO 928 & 3632-2 Cláusula 10 Categorías I y II 1,0 1,0 ISO 930 & 3632-2 Cláusula 11 Categorías III 1,5 1,5 Solubilidad en agua fría, %(m/m), en base seca, máxima 65 65 ISO 941 Categoría I 70 70 Categoría II 55 55 ISO 3632-2 Cláusula 13 Categoría III 40 40 Mínimo 20 20 Máximo 50 50 Categoría I 190 190 Categoría II 150 150 Categoría III 100 100 Nitrógeno total, % (m/m), en base seca, máximo 3,0 3,0 ISO 1871 6 6 ISO 5498 Cenizas insolubles en ácido, % (m/m), en base seca, máximas: Amargura, expresado como lectura directa de la absorbancia de picrocrocina en 257 nm, en base seca, mínimo: Safranal (aroma), expresado como lectura directa de la absorbancia en 330 nm, en base seca. Todas las categorías: ISO 3632-2 Cláusula 13 Intensidad de color, expresado como lectura directa de la absorbancia de la crocina en 440 nm, en base seca, mínimo: Fibra cruda, % (m/m), en base seca, máxima Horticultura Argentina 28(65): Ene.-Abr. 2009 ISO 3632-2 Cláusula 13 49 Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán flores se ubican entre 23 ºC y 27 ºC. (Figuras 23 y 24). Temperaturas de más de 30 ºC o por debajo de 9 ºC llevan a menor producción de flores, o al aborto de algunas de ellas (Molina et al., 2004; Molina et al., 2005). La importancia de la temperatura de incubación se destaca en la Figura 24, en base a estudios realizados en condiciones controladas (Molina et al., 2005). Cormos expuestos a condiciones térmicas constantes de 25 ºC llegan a producir el doble de flores por cormo (3 en lugar de 1,5) que los incubados a 30 ºC. Este efecto es aún más importante si se considera el tiempo de incubación (Figura 24). El máximo número de flores formadas se obtiene, a ambas temperaturas, entre los 75 y 135 días, pero con una curva más amplia y valores máximos más sostenidos en los cormos incubados a 25 ºC. Molina et al. (2004) concluyen no obstante que, para asegurar una producción de azafrán aceptable (expresada en miligramos de hebras por cormo), la incubación a temperaturas óptimas podría extenderse entre 50 días como mínimo y 150 días como máximo. Períodos aún más extendidos darían lugar al aborto de flores. En otros estudios, con cormos incubados en cámara a 27 ºC o al aire libre, se observaron tiempos de emergencia más cortos, mayor peso seco de los brotes, mayor número de brotes y más área foliar a favor de los incubados en condiciones controladas. Esto se explica básicamente en que, al trabajar a temperaturas óptimas, más reservas en el cormo logran ser aprovechadas en el crecimiento y la producción (Koocheki et al., 2007). Por otro lado, si bien la temperatura de 30 ºC no resulta óptima para promover la máxima cantidad de flores por cormo (Figura 24), se observó que una corta exposición (20 días) de estos a esa condición térmica logra romper la dormición de la yema apical, adelantar la formación de las estructuras florales, acortar la duración de la antesis en el cultivo, y se pueden obtener más flores por cormo (Molina et al., 2004). Este efecto sería más marcado en cormos levantados antes de la senescencia de las hojas que en los cosechados con posterioridad a ese momento. Todo esto podría ser muy importante desde el punto de vista agronómico, pues implica que una preincubación de los propágulos en las condiciones nombradas permitiría acelerar la floración y aumentar la producción de flores, en cormos que podrán luego continuar con la incubación a temperaturas óptimas. El proceso morfogénico de los primordios florales en el ápice del cormo está muy bien descripto por Molina et al. (2005). El alargamiento de los primordios de hojas es significativo ya a los 50 días de la senescencia de las hojas del ciclo anterior. Las brácteas, primeras piezas florales que protegen el avance del capullo a través del suelo hasta la superficie, se inician en el día 55, y hacia el día 67 ya son visibles los estambres. Luego se da una rápida sucesión de eventos, con la formación de los tépalos y el gineceo. A 81 días de la total senescencia de las hojas, todas las partes de la flor están ya formadas. La formación de nuevas hojas y de flores se da en la misma secuencia temporal (son procesos simultáneos), tanto en cormos levantados una vez que las Distribución de la producción mundial de azafrán (%) Otros 14,6 % Producción mundial anual 205 t Marruecos 0,4 % Grecia 2,4 % India 4,4 % Irán 78 % Irán 160 t España 900 kg India 9 t Italia 100 kg Grecia 2,4 t Turquía 10 kg Marruecos 0,9 t Otros Figura 16. Distribución por países de la producción mundial de azafrán. (Adaptado de Fernández, 2004). 50 Horticultura Argentina 28(65): Ene.-Abr. 2009 Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán hojas del ciclo anterior se hubieran ya marchitado completamente (cosecha tardía), como con un mes de anticipación (cosecha temprana) (Figura 25; adaptada de Molina et al., 2004). Una yema diferenciada en el ápice posee el potencial de producir hasta tres flores. Este proceso está determinado por el tiempo de diferenciación de las Figura 17. Distribución de las regiones productoras de azafrán en el mundo. brácteas, primeras piezas Referencias: regiones de mayor cultivo en negro; naciones de mayor producción en florales, siendo más efi- rojo; naciones con producción menor en rosa; mercados principales en azul. ciente si se produce a las (Extraído de Hill, 2004). temperaturas óptimas de incubación anteriormente mencionadas (Molina et ratura constante de 17 ºC, no se produjeron alteraciones en el proceso de floración, habiéndose obteal., 2005). La emergencia y antesis de las flores formadas, nido la misma relación flores:bulbo que en el caso que determina el final de esta etapa, requiere tem- de cajas sometidas a un régimen de luz y oscuridad peraturas de alrededor de 17 ºC, más bajas que las (Ministerio, 1998). anteriormente mencionadas como óptimas para el Molina et al. (2004), por su parte, recomiendan desarrollo de los órganos florales (Ministerio, 1998; durante la estimulación de la floración en condicioMolina et al., 2004; Molina et al., 2005). Esto es nes controladas, el uso de fotoperíodos de 8/16 hocoincidente con condiciones ambientales de otoño. ras de luz y oscuridad, con luz de densidad de flujo No es muy clara la respuesta del cultivo del aza- de fotones de 20 mmol·m-2·s-1. No obstante, no explifrán al fotoperíodo para florecer (Koocheki et al., can el por qué de la necesidad de exponer los cor2007; Ministerio, 1998; Molina et al., 2004). Exis- mos a este fotoperíodo; en tanto que, la densidad de ten antecedentes de que la influencia de la luz sobre flujo de fotones recomendada resulta ser muy baja. el proceso de floración es nula. Se observó que en Es decir, que la planta de azafrán podría ser “neucormos colocados en cajas, en habitaciones cerra- tra” o indiferente al largo del día para la floración. Esdas y a oscuras en las que se mantenía una tempe- to es coherente con el hecho de que, en condiciones normales de plantación, los cormos deben enterrarse alrededor de 20 cm, profundidad a la que difícilmente pueda recibirse un elevado estímulo lumínico. Figura 18. Cosecha de azafrán en canastas. (Extraído de Interreg IIIC, 2004). Horticultura Argentina 28(65): Ene.-Abr. 2009 Figura 19. Forma tradicional de cultivo de azafrán. (Extraído de Interreg IIIC, 2004). 51 Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán La antesis determina el momento en que debe producirse la cosecha de las flores (Figura 20). Éstas no duran más que un día abiertas, exigiendo recolecciones diarias para facilitar la extracción de los estigmas (hebras), en óptimas condiciones. 5. Otro rumbo, otros horizontes: En busca de una producción intensiva. Comentarios acerca de la aplicación de un modelo de innovación tecnológica 5.1 Introducción La situación planteada respecto a la retracción de la superficie plantada actualmente en España, país referente y líder en el cultivo de azafrán, motivó a productores e investigadores españoles a buscar otro rumbo, ya que, como se mencionó anteriormente, la producción tradicional no es sostenible en ese actual contexto socioeconómico (Fernández, 2004; Ministerio, 1998; Molina et al., 2004). Para poder plantear la recuperación de este producto tradicional y milenario para España, se requirieron estudios exhaustivos y la participación de distintos grupos de investigadores, ligados a Universidades, comunidades y regiones tradicionalmente productoras de azafrán. En conjunto, parecen haber logrado dar el marco necesario para que se Verano Etapa VegetativaReproductiva Etapa de Dormancia Primavera Invierno Etapa VegetativaReproductiva produzca el salto tecnológico que el cultivo exigía (Interreg, 2004; Ministerio, 1998; Molina et al., 2004; Molina et al., 2005). La propuesta que resultó de ese trabajo conjunto se basa en extender el ciclo de producción, que normalmente era de 15 días al año, a cuatro meses o más a partir del estímulo artificial de los cormos a florecer en condiciones ambientales controladas. Permitiendo a su vez, mayor control de los procesos en el cultivo y el aprovechamiento más eficiente de la mano de obra disponible en la finca. Esta producción forzada (Figuras 26 y 27), encaminada a obtener estigmas florales durante gran parte del año, posibilita aprovechar la infraestructura ociosa de otros cultivos, como champiñón, setas y endibias en el caso de Castilla-La Mancha (De Juan et al., 2003). Este planteo, no obstante, exige material de multiplicación muy selecto para la producción, que no condicione los resultados esperados. A continuación se exponen las pautas de este nuevo planteo tecnológico y los fundamentos de los mismos. Se trata de una síntesis de los logros obtenidos en los distintos estudios españoles, complementada con los hallazgos presentados en otras fuentes bibliográficas. Salvando las distancias, este mismo esquema podría ser propuesto para las condiciones de producción de Mendoza (Argentina), en Cosecha de Cormos Otoño Etapa de Floración Cosecha de Flores Figura 20. Ciclo de vida del azafrán acompañando las estaciones del año. Se destacan los momentos en que tienen lugar las cosechas en el cultivo. Elaboración propia. 52 Horticultura Argentina 28(65): Ene.-Abr. 2009 Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán la que la viabilidad técnica y económica del planteo tradicional del cultivo se ven comprometidas por el contexto socioeconómico actual de la región. 5.2 Aspectos a tener en cuenta para el nuevo planteo tecnológico La clave de este esquema innovador está en lograr escalonar la floración en el tiempo. Para ello, y en base a los antecedentes expuestos en el capítulo anterior, los aspectos a considerar serían los siguientes: - Momento de recolección de cormos: tanto antes como después de que las hojas se marchiten (cosecha temprana y tardía, respectivamente). - Preincubación durante un corto período a 30 ºC. - Tiempo de incubación a temperatura óptima. Tomando como base la Figura 20, en la Figura 28 se muestran los momentos en los que se deberá intervenir el ciclo de vida del azafrán para lograr controlar y extender la floración. Todo ocurrirá fundamentalmente desde fines de la etapa reproductiva y hasta la de floración, operando primero sobre el momento de cosecha de los cormos y luego sobre las condiciones de conservación de los mismos durante la dormancia, en ambiente controlado. Verano Diferenciación 5.3 Descripción de la propuesta 5.3.1. Cosecha y selección de los cormos Está demostrada la influencia positiva del tamaño del cormo en la producción de flores y, por lo tanto, de estigmas frescos. De Maestro & Ruta (1993) han constatado un aumento del número de flores por cormo con el mayor tamaño de éste, conclusión análoga a la obtenida por Negbi et al. (1989) y De Juan et al. (2003). En diversos países de la Cuenca Mediterránea, las plantaciones se llevan a cabo con cormos bien desarrollados, de 20 a 25 mm de diámetro y 35 a 40 mm de altura (Tammaro, 1990). Invierno Primavera Verano Antesis Otoño Emergencia floral de raíces Aparición de hojas Ciclo 1 Ciclo 3 Sucesos Fisiológicos Otoño No obstante, será necesario considerar integralmente todo el ciclo productivo para lograr la validación de este planteo. Una vez asegurado el inicio del cultivo con propágulos selectos, la calidad de los cormos a incubar quedará esencialmente determinada durante la etapa vegetativa-reproductiva. En los apartados siguientes se discuten las posibilidades y limitaciones de la propuesta, orientada fundamentalmente a maximizar la producción escalonada de flores. Floración Ciclo 2 Etapas Ontogénicas Dormancia Etapa vegetativa - reproductiva E Sucesos Fisiológicos Etapa veg.-rep. F M A M J J A S O N D Emergencia Aparición Producción Marchitamiento de raíces de cormos de hojas de hojas Floración E F Diferenciación M A M Antesis floral hijos Ciclo productivo de 15 meses Cosechas Flores Cormos Figura 21. Etapas del cultivo de azafrán y superposición de ciclos en las condiciones de San Carlos (Mendoza, Argentina). Se muestra la ocurrencia de los sucesos fisiológicos clave, que indican en la mayoría de los casos el comienzo o el final de alguna de las etapas ontogénicas. Asimismo, se marcan los momentos de cosecha de cormos y flores practicados en el cultivo convencional. La duración efectiva de las etapas ontogénicas puede variar en función de las condiciones térmicas del año. Elaboración propia. Horticultura Argentina 28(65): Ene.-Abr. 2009 53 Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán Segovia Temperatura (ºC) 30 Valencia 30 I 20 I 20 R S F 10 F S B 10 R B 0 0 Albacete Temperatura (ºC) 30 Jerez 30 I 20 20 R S F 10 10 R I F S B Temperatura máxima Temperatura media Temperatura mínima B 0 E F M A M J J A S O N D Fecha 0 E F M A M J J A S O N D Fecha Figura 22. Ontogénesis de plantas de C. sativus en cuatro localidades de España. Los datos fenológicos fueron obtenidos por observaciones llevadas a cabo durante tres años consecutivos, que partieron de plantaciones de cormos uniformes. Símbolos: (B) comienzo de formación de cormos de reemplazo; (S) senescencia de hojas; (I) Inicio de floración en la yema dominante; (R) emergencia de raíces caulinares; (F) Antesis. (Adaptado de Molina et al., 2005). Entonces, es esencial partir de cormos grandes. Lo recomendable es que el diámetro ecuatorial de los mismos no sea inferior a 22,5 mm (Muñoz, 2000; citado en De Juan et al., 2003). Como se ha indicado al describir el ciclo del cultivo, hacia el invierno y principios de la primavera tiene lugar la etapa vegetativa-reproductiva, donde se forman los “cormos de reposición”. Asimismo, se ha determinado que las yemas del ápice están completamente formadas, aún antes de que ocurra la senescencia de las hojas. Es decir que, antes de haber alcanzado su máximo tamaño, los cormos se encuentran ya morfológicamente preparados para reiniciar el crecimiento y recibir el estímulo para formar primordios florales y foliares. Este hecho, determina cierta flexibilidad en la definición del momento para levantar los cormos. En principio, sería factible ampliar el período de floración determinando dos momentos de recolección: uno temprano, cosechando cormos antes de que finalice la etapa vegetativa-reproductiva (marchitez de hojas), para lograr la floración anticipada, 54 y otro tardío, cosechando los cormos una vez culminada la senescencia foliar, los que florecerán naturalmente más tarde. No obstante, la cosecha temprana determina una reducción del tamaño de los cormos de reemplazo. Por ello, existe una situación de compromiso que limita el grado en que será posible anticipar la recolección. El tamaño de los propágulos está relacionado con la cantidad de biomasa formada en la etapa vegetativa-reproductiva y el tiempo de llenado de los mismos. Entonces, para determinar el momento de cosecha de los cormos deberá monitorearse la evolución del crecimiento de los mismos, extrayendo pequeñas muestras periódicamente (Ministerio, 1998; Molina et al., 2004). Los cormos recolectados deberán ser clasificados por tamaño, reservando los que presenten más de 22,5 mm de diámetro ecuatorial y desechando los enfermos o los de tamaño menor. Preferentemente, se los someterá a un tratamiento preventivo con fungicida y nematicida antes de la plantación, a fin de reducir los riesgos de aparición posterior de enfermedades. Horticultura Argentina 28(65): Ene.-Abr. 2009 Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán 5.3.2 Incubación Una vez seleccionados, los cormos de buen tamaño, sanos y tratados preventivamente contra enfermedades, se pueden colocar en bandejas de alrededor de 17 L de capacidad, con una profundidad de entre 10 o 15 cm. En estas condiciones, se podrían acomodar hasta 80 y 85 cormos grandes (de más de 22,5 mm de diámetro ecuatorial). Empleando bandejas de 35 cm de ancho por 50 cm de largo se alcanzó así una densidad de plantación de 457 cormos·m-2 (Molina et al., 2004; Molina et al., 2005). Las bandejas pueden apilarse en una cámara a oscuras, con temperatura y humedad ambiental controladas. Las condiciones térmicas óptimas para la formación de flores (incubación), como ya se mencionó, se encuentran entre 23 ºC y 27 ºC (Figura 23). En tanto, la humedad relativa debe mantenerse entre 80 % y 85 % (Ministerio, 1998; Molina et al., 2004; Molina et al., 2005). Asimismo, la cámara deberá ventilarse periódicamente (por ejemplo, dos veces al día) para evitar que la concentración de CO2 sea excesiva (por encima de 400 ppm). Además de las condiciones ambientales, deberá considerarse la duración del período de incubación. Horticultura Argentina 28(65): Ene.-Abr. 2009 Flores por cormo (% del máximo) 100 80 60 40 20 0 15 20 25 30 35 Temperatura (ºC) Figura 23. Curva teórica de la influencia de la temperatura de incubación en la formación de flores. La incubación a 25 ºC muestra la mejor respuesta. El número de flores formadas estuvo en el rango de 2,4 a 2,8 flores· cormo-1. (Adaptado de Molina et al., 2005). 3 Flores por cormo En este sentido, la bibliografía menciona diversos tratamientos posibles. Molina et al. (2004; 2005) indican emplear un baño con una solución al 0,1 % de prochloraz, la que actúa preventivamente contra el ataque de hongos de los géneros Fusarium y Penicillum. Luego, los cormos son secados con aire forzado y almacenados de 3 a 4 días a temperatura ambiente, a la espera del inicio de la incubación. En tanto, en las directivas del Ministerio de Agricultura de Teruel (España) se recomienda un tratamiento preventivo contra hongos de los géneros Rhizoctonia y Sclerotinia mediante la inmersión de los cormos en un caldo con benomil, captan y tiabendazol (Ministerio, 1998). Otra cura posible de experimentar sería el embarrado, que se realiza actualmente en cultivos de ajo en Mendoza (Argentina) en base a una mezcla de una formulación comercial de carboxin-tiram, prochloraz y fenamifos (Piccolo, 1997). Los primeros son fungicidas clásicos de amplio espectro que realizan buen control de Penicillum spp. El segundo es un fungicida sistémico con acción sobre Fusarium spp., Penicillum spp. y Helmithosporium allii. El tercero es un nematicida clásico. Para esta combinación de productos, no obstante, no han sido estudiadas aún dosis y efectividad de control en el cultivo de azafrán. Incubado a 25 ºC 2,5 2 Incubado a 30 ºC 1,5 1 0,5 0 30 60 90 120 150 180 Días de incubación Figura 24. Curvas teóricas de la influencia de la duración de la incubación a 25 ºC y a 30 ºC en la formación de flores. Luego del tiempo de incubación, los cormos fueron forzados a florecer a 17 ºC. (Adaptado de Molina et al., 2005). Como también se expuso ya, para asegurar la máxima producción en hebras (estigmas), la incubación a 25 ºC debe superar los 50 días, lográndose la mayor formación de flores por cormo con incubaciones de entre 75 y 135 días (Figura 24); en tanto, más de 150 días de incubación producen aborto floral (Molina et al., 2004; Molina et al., 2005). Si bien la incubación a 25 ºC puede durar entre 50 y 150 días sin que se afecte significativamente la formación ni el tamaño de las flores (Molina et al., 55 Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán 2004), este tratamiento térmico sí afecta marcadamente el tiempo de emergencia de las mismas. Esto permite planificar el escalonamiento de la producción, lo que posibilitará un aprovechamiento más eficiente de los recursos productivos. Sería posible obtener más de 50 días de diferencia en el inicio de la floración con cormos levantados en un mismo momento pero tratados con distintos tiempos de incubación (Molina et al., 2004). Se ha comprobado también que una preincubación a 30 ºC por 20 días acorta la dormancia de las yemas y acelera el crecimiento y la formación de flores (Molina et al., 2004; Molina et al., 2005). Este efecto sería más marcado en propágulos levantados antes de que las hojas se marchiten totalmente. Sin embargo, deberá considerarse que una larga exposición a temperaturas de 30 ºC podría resultar en un efecto contrario (Figura 24). Tal como se expresó anteriormente, el estado de las yemas del cormo queda determinado poco antes de la senescencia del follaje. Por lo tanto, si bien la anticipación de la cosecha puede redundar en cormos más pequeños (por menor tiempo de “llenado”), anticipar la recolección permitirá adelantar el comienzo de la incubación y, por lo tanto, la floración. En base a todos estos criterios, habrá que planear entonces la preincubación y la incubación de los cormos, de acuerdo con el escalonamiento de floración deseado, de la cantidad de propágulos a plantar, de la infraestructura edilicia y de la mano de obra disponible. Largo de la yema (mm) 5.3.3 Promoción de antesis Una vez finalizado el período de incubación planeado, deberá forzarse a los cormos a florecer. La emergencia de las flores y la antesis requieren temperaturas algo más bajas que las anteriores, de alrededor de 17 ºC (Koocheki, 2007; Ministerio, 1998; Molina et al., 2004; Molina et al., 2005). A medida que se alargue la incubación, el número de días que se necesiten para que comience la antesis en estas condiciones térmicas será menor. Los cormos en las bandejas deberán entonces cubrirse con una capa de suelo; esto puede ser, por ejemplo, tierra y turba en partes iguales. Molina et al. (2004) recomiendan regar las bandejas con solución Hoagland (solución nutritiva completa con macro y micro nutrientes) y almacenarlas en oscuridad a temperatura óp10 tima (17 ºC). Koocheki et al. (2007), 10 por su parte, mencionan 8 Cosecha temprana que para hacer más efi8 Cosecha tardía ciente la producción, se5 ría apropiado mantener la cámara durante el día 6 a 17 ºC pero bajar la 5 temperatura a 7 ºC por la noche, buscando así dis4 minuir la respiración de 2,5 los cormos y la preserva2,5 ción de sus reservas. 1 1 1 1 2 Por otro lado, Molina et al. (2005) mencionan que sería posible 0 realizar una postincuba0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 ción conservando los cormos a 21 ºC por 6 Duración de la incubación a 25 ºC (días) días. Este tratamiento Figura 25. Crecimiento de yemas y morfogénesis de flores en cormos levantados antes apunta a lograr un made que las hojas se marchitaran (cosecha temprana: círculo vacío) y cuando las hojas yor desarrollo radical, estaban totalmente marchitas (cosecha tardía: círculo lleno). La diferencia en el tiemque se traduzca en mapo de cosecha fue de un mes. La incubación se realizó a 25 ºC y comenzó aproximayor tamaño de las flodamente en cada tratamiento un mes después de la cosecha de los cormos. Referencias: res. El fundamento de EF 1, yema en estado vegetativo; EF 2,5, estado de formación temprana de hoja; EF 5, esta práctica está en que formación temprana de estambres; EF 8, formación del perianto; EF 10, formación del un mayor sistema radigineceo. (Adaptado de Molina et al., 2004). 56 Horticultura Argentina 28(65): Ene.-Abr. 2009 Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán cal, generado en esas condiciones, produciría más citoquininas, que son las principales hormonas involucradas en el crecimiento de las flores. 5.3.4. Floración y cosecha De los antecedentes citados, surge que existe consenso respecto a que las condiciones térmicas deberán mantenerse iguales (17 ºC), aún después de que empiece a observarse el comienzo de la floración. No obstante, como ya se comentó, es menos clara la respuesta del azafrán al fotoperíodo para florecer. Por un lado, Molina et al. (2004; 2005) indican que las bandejas deben ser colocadas en condiciones de fotoperíodo corto, de 8/16 horas de luz/oscuridad. Para lo cual, proponen, se deberá disponer de lámparas fluorescentes de densidad de flujo de fotones de 20 mmol·m-2·s-1. Esta densidad, no obstante, es muy baja, prácticamente penumbra. En tanto, en las Directivas del Ministerio de Agricultura de la Diputación Provincial de Teruel (España) se indica que la planta de azafrán es “neutra” para la floración; es decir, que presenta indiferencia a la longitud del fotoperíodo para el desarrollo de este proceso (Ministerio). En consecuencia, la antesis podría ocurrir sin inconvenientes en bodegas o galpones mientras fuera posible mantener una temperatura constante de 17 ºC, sin grandes gastos de energía. Por su lado, Koocheki et al. (2007) indican, a partir de sus experiencias sobre cormos sometidos a di- Figura 26. Producción forzada experimental de azafrán bajo condiciones controladas. Foto original J.A. Portela. Horticultura Argentina 28(65): Ene.-Abr. 2009 ferentes fotoperíodos, que el tratamiento con 8/16 horas de luz/oscuridad genera resultados productivos similares, o con muy poca diferencia a favor, frente a la alternativa de mantenerlos en condiciones de luz natural. Sería entonces necesario estudiar estos tres planteos en conjunto, a fin de determinar las recomendaciones más ventajosas para el desarrollo de esta etapa productiva en condiciones controladas. Vale destacar aquí que la duración del período de antesis de un lote de cormos, previamente estimulados para florecer, es de aproximadamente 15 días (Molina et al., 2004; Molina et al., 2005). En esto, no habría diferencias ni con el momento de cosecha de los cormos ni con la duración de la incubación. Por último, bajo esta propuesta de forzado del cultivo de azafrán, una ventaja adicional a la de permitir sistematizar los momentos de cosecha, escalonándola y concentrándola, es que la mecanización del corte de las flores en bandeja sería más fácil de lograr que en plantas creciendo a campo. 5.3.5 Crianza de cormos En general, la bibliografía no es muy explícita en esta etapa del proceso. Tan solo se menciona que luego de la cosecha los bulbos deben ser plantados, para que transcurra naturalmente la etapa vegetativa-reproductiva que dará lugar a la obtención de nuevos cormos. Como simple antecedente, existen referencias acerca de que el uso de densidades de plantación de Figura 27. Detalle de medición de luz y temperatura en cámara. Foto original L. Poggi. 57 Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán Cosecha temprana Cosecha de Cormos Etapa de Dormancia Primavera Cosecha tardía Verano Invierno Etapa VegetativaReproductiva Incubación Etapa VegetativaReproductiva Otoño Cosecha de Flores Etapa de Floración Figura 28. Aplicación del modelo de innovación tecnológica en discusión, al ciclo de cultivo de azafrán. Las líneas punteadas encierran los momentos en que se deberá intervenir para extender el período de cosecha de flores. Elaboración propia. hasta 300 cormos·m2 permite obtener propágulos productivos y de buena calidad (De Juan et al., 2003). No obstante, en un planteo productivo sostenible de este cultivo deberá ponerse gran atención en la crianza de los cormos, pues sintetiza buena parte de los componentes del posterior rendimiento en hebras. Parece ser necesario entonces profundizar los estudios en este aspecto. 5.3.6 Requerimientos de infraestructura para el desarrollo tecnológico De acuerdo con lo expuesto hasta aquí, para la incubación de los cormos y el transcurso de la etapa de la floración de azafrán en condiciones forzadas será necesario un espacio oscuro, en el que resulte factible el control de la temperatura a distintos niveles (30 ºC, 25 ºC, 21 ºC o 17 ºC), además de que permita mantener la humedad relativa entre 80 % y 85 %. Asimismo, harán falta bandejas, preferentemente de plástico, y estanterías para apilar las mismas. En la práctica, si se decide seguir las experiencias de Molina et al. (2005), el mayor requerimiento de espacio será durante la antesis. Cada grupo o “escalón de cormos” en proceso de floración ocupará el lugar por un promedio de 13 días. Deberá preverse la posibilidad de disponer de lámparas fluorescentes (densidad de flujo de fotones de 20 mmol·m-2·s-1), en el sitio, que permitan generar un fotoperíodo de luz/ oscuridad de 8/16 horas. Otra posibilidad sería dejar las bandejas en un espacio (galpón), sin luz o con luz natural, en tanto fuera factible mantener la temperatura constante a 17 ºC. A modo de ejemplo, si se planean ocho tandas (grupos), de cormos en floración, la infraestructura se mantendría ocupada por 104 días. Tabla 2. Comparación de dos sistemas de producción para el cultivo de azafrán: forzado y tradicional local (Mendoza, Argentina). Peso medio de Cormos plantados Densidad de plan- Superficie ocupada Rendimiento Producción cormo (g) (kg) tación (cormos·m2) en floración (m2) (kg·ha-1) Tradicional 13,5 10 20 37 10 Forzada 20 10 480* 1** 80 Referencias: (*) La densidad indicada es la sugerida para el período en cámara desde incubación hasta antesis. (**) La superficie indicada se refiere al espacio efectivo utilizado en la cámara. 58 Horticultura Argentina 28(65): Ene.-Abr. 2009 Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán Parámetros de rendimiento HN HS Mayo Nov. Junio Dic. Julio Enero 101 Sept. Marzo (101) 13 86 29 Agosto Febrero 41 62 55 53 70 Dic. Junio 20 Flores· cormo-1 Azafrán· Azafrán· flor-1 cormo-1 (mg) (mg) 1,0 9,9 10,2 1,2 9,5 12,3 (101) 14 1,5 9,2 13,6 (103) 15 2,0 8,1 17,4 2,5 8,1 20,5 2,4 8,2 20,3 (108) 48 84 Nov. Mayo 20 (99) 72 Octubre Abril 17 (118) 42 11 (126) 13 2,6 7,9 20,2 (100) 19 1,0 11,4 13,6 2,4 9,2 22,1 3,1 8,8 27,1 2,9 9,0 24,8 2,4 7,1 17,2 0,3 7,0 1,7 Recolección Incubación 100 59 50 91 115 (109) 13 28 (119) 17 19 150 178 12 (134) 14 6 (164) 10 3 (188) Recolección Incubación Figura 29. Ejemplo de aplicación del forzado de la floración para expandir el período de cosecha de flores. Referencias: Para cada grupo de cormos se muestra el momento de recolección (línea roja punteada) y el comienzo de la incubación a 25 ºC (línea sólida azul). Se distinguen el período de incubación (en naranja), la promoción de la floración a 17 ºC (en verde) y el período de antesis (en rosa). Se indica asimismo la duración de cada etapa en días para cada grupo de cormos. Entre paréntesis se ha colocado la suma de días entre el período de incubación y el de promoción de la floración. En el costado derecho se han remarcado con flechas los tratamiento en los que se obtiene más de 17 mg·cormo-1, considerado como rendimiento aceptable. Permite observar que el período de recolección de flores puede extenderse desde septiembre a mediados de diciembre para las condiciones del Hemisferio Norte (HN), lo que determina una cosecha de tres meses y medio. Se indica asimismo, la equivalencia de los meses para el Hemisferio Sur (HS). Adaptado de Molina et al., 2004. 5.4 Comparación de casos hipotéticos de producción A fin de presentar un ejemplo concreto de aplicación de estos criterios, en la Figura 29 se muestra un esquema de producción propuesto por Molina et al. (2004). Como puede observarse, cosechando los cormos en forma temprana y tardía, y controlando los tiempos de incubación, sería posible obtener buenas producciones durante tres meses de cosecha. En la Tabla 2 se comparan dos sistemas de proHorticultura Argentina 28(65): Ene.-Abr. 2009 ducción: uno forzado, en base a datos extraídos de las experiencias españolas (Molina et al., 2004; Molina et al., 2005), y otro tradicional local, en base a datos de experiencias realizadas en San Carlos (Mendoza, Argentina; Poggi & Silvapintos, 2007). Cabe aclarar que esta comparación sirve simplemente para dar una idea del potencial de producción y de la superficie que ocupará uno u otro planteo productivo hasta la floración. Partiendo de un mismo lote de cormos (de 10 kg, aunque el número total de cormos fue un 50 % ma59 Poggi, L.M. - Problemáticas y nuevas perspectivas tecnológicas para la producción de azafrán yor en el tradicional local), el espacio utilizado en cada planteo es notablemente diferente; más de treinta veces mayor en el caso de la producción tradicional. Surge entonces que la superficie en la producción forzada estaría mucho más eficientemente aprovechada que en la producción tradicional, con los datos obtenidos de la experiencia local (Tabla 2). Se parte aquí del supuesto de que la producción forzada ocuparía un espacio efectivo total de 1 m2 para las etapas de incubación, promoción de floración y antesis (en cámara, durante cinco meses), acomodando los cormos en seis bandejas de 0,175 m2 cada una, a las densidades indicadas en la tabla. La infraestructura necesaria en ambos esquemas productivos será, lógicamente, totalmente diferente y habrá que realizar un análisis económico para evaluar su factibilidad. Lo más destacable de la comparación entre planteos es la productividad obtenida: el rendimiento en la producción forzada resultaría ser ocho veces mayor que el de la producción tradicional. A lo que se suma, además, la posibilidad de extender la cosecha por tres meses, en lugar de sólo 15 días en el planteo tradicional, con mayor factibilidad de mecanización de la recolección de flores. 6. Corolario y perspectiva El azafrán es un cultivo que por milenios ha sido producido por culturas y países típicamente de latitudes medias, que en algunos casos llegaron a identificarse como sinónimos de calidad del mismo. Muy exigente en mano de obra, especialmente para la cosecha de flores y extracción de hebras (estigmas), el cultivo de azafrán perdura hoy en dos escenarios productivos bien distintos: el tradicional, basado en prácticas ancestrales y en el empleo de mano de obra familiar, y el de países “desarrollados”, en los que el cultivo está en franca retracción. Para continuar e incrementar la producción en este segundo escenario se hace necesario proponer tecnologías alternativas que logren el aprovechamiento más intensivo de los recursos productivos. Una serie de importantes estudios de la fisiología de la floración de esta especie, principalmente desarrollados en España, abren hoy la posibilidad de plantear soluciones a esta situación. Basado esencialmente en el control de la temperatura ambiente, el esquema de producción alternativa permitiría concentrar y escalonar la producción de flores y, por consiguiente, su cosecha. Así, el requerimiento de mano de obra sería mucho menor 60 que en el sistema tradicional familiar, permitiendo elevar la escala de producción. Para las condiciones de cultivo de la Región Central Cordillerana-Serrana de Argentina, este planteo de producción intensiva deberá aún ser validado y adaptado, evaluando su factibilidad técnica y económica. No obstante, las experiencias locales recientes y los avances ya disponibles en el conocimiento de la fisiología de la especie, muestran que el azafrán puede constituirse en una interesante alternativa productiva, para pequeñas empresas de base tecnológica. 7. 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