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EL MERCADO CENTRAL DE BUENOS AIRES Un organismo formidable en su condición de regulador de precios y en su capacidad de dar trabajo, espera hoy una revaloración de sus potencialidades. E l Mercado Central de Buenos Aires, como espacio construido y como institución, es producto de un acuerdo jurisdiccional entre la Ciudad de Buenos Aires, la Provincia de Buenos Aires y el Estado Nacional, diseñado en los años 1964-67 y puesto en marcha en 1984, sin reflexión alguna sobre los cambios globales producidos en la economía y los cambios locales experimentados por el sistema político en ese período. Este anacronismo estructural explica en buena parte lización, reforma del Estado) transformaron profundamente los límites, alcances y condiciones del escenario, sin que el proyecto MCBA los reconociera. Así, en 1984 se inauguró una institución de 1964, un organismo anacrónico, que cargaba además con un atraso tecnológico de origen: el proyecto ferroviario, del todo desactualizado para los años ‘80, era ya viejo en los años ‘60. La red ferroviaria del MCBA nunca funcionó y los escasos trenes que circularon al comienzo fueron ex- Por Pedro C. Sonderéguer* porosidad de los controles (de todo tipo: sanitarios, fiscales), la excesiva extensión, la debilidad ejecutiva de la compleja estructura de gobierno, han dado pie a todos los excesos y tentaciones de la economía y el comercio, sin hablar de cuestiones ambientales. Así, un organismo formidable en su condición de regulador de precios y en su capacidad de dar trabajo, espera hoy una revaloración de sus potencialidades. El mercado mayorista más importante del país las dificultades de su funcionamiento y los problemas de gestión que han acompañado su historia desde el comienzo: arcaísmo de sus instalaciones y excesiva complejidad de la ingeniería institucional, que compromete a tres estructuras del estado, con presidencia rotatoria y grandes dificultades en los procesos de decisión. El mercado frutihortícola de la Región Metropolitana El Mercado Central de Buenos Aires fue concebido como centro único de concentración de productos frutihortícolas para el Área Metropolitana de Buenos Aires, localizado en una ubicación central del área de distribución. Sin embargo, para su inauguración las condiciones (económicas, técnicas, logísticas) de la comercialización habían cambiado y, por otra parte, la red vial y ferroviaria existente enfrentaba serios déficits de funcionamiento. Las políticas implementadas desde mediados de la década de 1970 (apertura económica, desregulación, desindustria- perimentales y anecdóticos. Revaloración de sus potencialidades Así, por un lado, el MCBA es un raro ejemplo de continuidad de la acción del Estado: concebido durante el gobierno del Dr Arturo Illia (196366), en ocasión de la visita del Presidente Charles de Gaulle, en el marco de los acuerdos de cooperación científica entonces firmados con Francia, el proyecto es terminado en 1967 durante el gobierno del Gral. Onganía, con la participación de la francesa Société Centrale pour l’Equipement (SCET), construido durante los gobiernos de la dictadura 1977-83, inaugurado por el Dr Raúl Alfonsín en 1984 y puesto en marcha y gestionado durante los sucesivos gobiernos de la democracia reinstaurada de los últimos 30 años. Al mismo tiempo, y por las mismas razones, el MCBA es también un ejemplo de rigidez funcional, con serias dificultades para encarar su propia modernización, dificultades que se pagan con el deterioro en la gestión. La El Mercado Central de Buenos Aires ocupa un terreno de 540 hectáreas en el antiguo predio de Los Tapiales, en La Matanza, Prov. de Buenos Aires, delimitado por la Autopista Ricchieri y el río Matanza, muy cerca de la General Paz. Es una superficie en la que entraría 9 veces el barrio de Puerto Madero (60 Has), o una vez y media el Parque 3 de Febrero (menos de 400 Has), o más de dos veces el Mercado Internacional de Rungis (Francia), que sirvió de modelo al Mercado Central y tiene 232 Has. Es el mercado mayorista frutihortícola más importante del país, abastece a más de once millones de personas y alberga a cerca de 700 empresas que comercializan anualmente casi un millón y medio de toneladas de especies frutihortícolas. Cuenta con 12 naves cubiertas y 6 semicubiertas, varios pabellones de servicios y depósitos, 6 tinglados de playas libres, y una serie de instalaciones, talleres y edificios, que incluyen 2 laboratorios de control de calidad. Tiene conexión directa, aunque prácticamente sin uso, a la red nacional ferroviaria y un área ocupada de 280 has, lo que supone un área de reserva de otras 260 has. La Corporación Mercado Central de Buenos Aires está dirigida por un directo- rio conformado por un representante del gobierno de la Nación, uno de la provincia de Buenos Aires y una de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Los mandatos tienen una duración de cuatro años y la presidencia de la Corporación es rotativa. Enorme impacto sobre la vida de la ciudad Ingresan cada día al Mercado unos 430 empleados de la Corporación, 2.000 changarines, 2.900 trabajadores que se desempeñan en los más de 600 puestos de venta, hasta 1.000 camiones diarios en los días pico y un promedio de 3.500 vehículos minoristas. La actividad comienza a la madrugada y se extiende hasta pasadas las 10 de la noche. En ese mundo se desarrollan cotidianamente innumerables transacciones de todo tipo: venta al menudeo y marginalidad. En total, cada día, más de 10.000 personas trabajan, compran y venden, mientras reafirman y probablemente superan la característica vida colorida de los mercados concentradores de todos los tiempos y lugares (viejo Abasto de Buenos Aires, Halles del París de hace unas décadas, Central de Abasto o La Merced de México). Ese complejo universo tiene un enorme impacto sobre la vida y la economía de la ciudad. Concebido como mercado concentrador, regulador de precios, centro logístico de alcance regional, sede de poderosas empresas, espacio de trabajo e intercambio, hoy el Mercado Central de Buenos Aires se ha transformado en un organismo desactualizado. Ha perdido participación en la oferta de alimentos, su status actual no permite establecer precios con eficacia y transparencia y necesita encarar un proceso de modernización de sus servicios para adecuarlos a las actuales condiciones de exportación y abastecimiento del mercado interno, como surge de los propios documentos del organismo.(www.mercadocentral.gob.ar).(www.academia. edu/5920227/Mercado_Central_de_Buenos_Aires._Observatorio_Urbano_Ambiental_UNLa_2003). Décadas de obsolescencia en su concepción Una conducción pensada para alcanzar consensos pero sometida a constantes reemplazos en la estructura organizativa y la carencia de una visión estratégica, han obstaculizado la gestión ejecutiva, impidiendo la adecuación del proyecto a los cambios sucedidos desde su concepción. De este modo, el Mercado Central ha perdido primero la exclusividad y luego el liderazgo en la comercialización frutihortícola, ha disminuido su participación relativa dentro del Área Metropolitana, y no ha sabido aprovechar las posibilidades que le brindan la accesibilidad y su posición central en el Corredor Puerto- Aeropuerto, para la localización de nuevas actividades. Hoy enfrenta las consecuencias de haber atravesado décadas de cambios cruciales en la economía y desarrollo técnico sin realizar modificaciones en su estrategia de inserción (comercial, económica) ni en su funcionamiento. Puede decirse – como efectivamente ha sido dicho— que la interminable sucesión de directores, a veces sin experiencia suficiente, y una conducción errática son los responsables del deterioro de la institución. Puede pensarse también que las causas deben buscarse sobre todo en una des adecuación de origen, en un anacronismo insalvable de partida, propios de un organismo que arrastra décadas de obsolescencia en su concepción y en sus infraestructuras, pensado y diseñado para otro escenario de la economía. *Docente en la Universidad Nacional de Lanús. Néstor Kirchner: “Esta Argentina con crecimiento, trabajo, producción e inclusión, es la contracara de la Argentina de la crisis.” Pág. 14 Cada 17 - Nº 53