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Sesión 3: Alergias e intolerancias: Dietoterapia & Diversidad de la Microbiota “Enfermedad Celíaca: tratamiento dietético y recuperación de la mucosa intestinal” Paula Crespo Escobar Instituto de Investigación Sanitaria La Fe, Valencia. Grupo de Enfermedad Celíaca e Inmunopatología Digestiva. INDICE DE CONTENIDOS 1. La Enfermedad Celiaca…………………………………………Pag 2 1.1.Factores exógenos.…………………………………………Pag 2 1.2.Factores genéticos…………………………………………Pag 5 1.3.Factores inmunológicos…………………………………Pag 5 1.4.Otros factores…………………………………………………Pag 7 2. Microbiota y Enfermedad Celiaca…………………………Pag 9 2.1.Enfermedad celiaca y probióticos…………………Pag 10 3. Bibliografía……………………………………………………………Pag 12 2 Paula Crespo Escobar Instituto de Investigación Sanitaria La Fe paula_crespo@iislafe.es www.eliehs.com www.dnsnutritionservices.com 1. LA ENFERMEDAD CELIACA La enfermedad celiaca (EC) es una intolerancia permanente a las proteínas del gluten (que se encuentra en cereales como el trigo, la cebada, el centeno), que se da en sujetos predispuestos genéticamente y que cursa con atrofia de las vellosidades intestinales, siendo por lo tanto una enteropatía de carácter autoinmune, que provoca severas alteraciones funcionales y morfológicas de la mucosa del intestino delgado. El único tratamiento es la eliminación del gluten en la dieta de por vida. Actualmente, la EC es una enfermedad de alta prevalencia, diagnosticada en todo el mundo, que afecta tanto a niños como a adultos y que puede manifestarse con formas clínicas típicas, atípicas o silentes. Por lo tanto, podemos decir que la patogénesis de la enfermedad celiaca comporta un complejo conjunto de interrelaciones entre factores exógenos, genéticos e inmunológicos. Veamos uno a uno y demos sentido al papel del gluten, la genética, el intestino y la autoinmunidad en la EC. 1.1.Factores exógenos El gluten, es el factor exógeno que desencadena la EC, pero ¿qué y cómo es el gluten?. Es importante conocer su estructura para entender mejor la enfermedad. Es la proteína de conservación más importante que contienen en el endospermo (Figura 1), los cereales como el trigo, la cebada y el centeno, con unas propiedades aglutinantes que proporcionan efectos deseables desde el punto de vista tecnológico: agente gelificante, emulgente, estabilizador, une moléculas de agua y funciona como sustancia portadora de aromas. A nivel estructural, el gluten a su vez está formado por prolaminas y glutelinas y ambos grupos se denominan diferentes en función de la especie de la que provienen. Tradicionalmente, se consideraban solo tóxicas las prolaminas pero se ha comprobado que algunas secuencias de las glutelinas también pueden tener un efecto tóxico para los celiacos. 3 Paula Crespo Escobar Instituto de Investigación Sanitaria La Fe paula_crespo@iislafe.es www.eliehs.com www.dnsnutritionservices.com Pero ¿qué es lo que hace que el gluten sea tóxico para los celiacos?. Como se ha dicho antes, el gluten es una proteína y para poder aprovechar las propiedades de las proteínas, éstas tienen que romperse en sus bloques de construcción básicos, llamados aminoácidos. Imagina las cadenas de las proteínas como un collar de perlas en el que cada perla es un aminoácido. Cada collar tiene múltiples perlas de 20 colores diferentes, el número de aminoácidos que hay en la naturaleza. La secuencia de colores y/o el número de perlas (aminoácidos) cambia de collar a collar (de proteína a proteína) y esta combinación, es lo que hace que cada proteína sea diferente, el número y la combinación de aminoácidos. Nuestras enzimas digestivas, rompen las proteínas primero en piezas llamadas péptidos (cadenas más pequeñas de aminoácidos) y después, éstos son posteriormente degradados hasta su nivel más básico, los aminoácidos. Estas moléculas son las que se absorben en el intestino y se reparten por el organismo para su aprovechamiento. Todas las proteínas que ingerimos, pueden degradarse hasta su nivel más básico (aminoácidos) excepto una, el gluten y en concreto sus dos componentes, gliadinas y gluteninas, que solo se degradan hasta péptidos (pequeñas cadenas de aminoácidos). Mientras que una proteína normal es capaz de degradarse en aminoácidos y absorberse en 6 horas, los derivados del gluten pueden resistir la digestión hasta 24 horas, un ejemplo más de su complejidad. Por lo tanto, estos péptidos derivados de las gliadinas y gluteninas (Figura 2 y 3) que no se degradan por completo, son las moléculas tóxicas para las personas predispuestas genéticamente que desarrollan celiaquía, y son los responsables de la respuesta inmunológica que se desencadena en estos pacientes, que veremos a continuación. Se han identificado más de 50 4 Paula Crespo Escobar Instituto de Investigación Sanitaria La Fe paula_crespo@iislafe.es www.eliehs.com www.dnsnutritionservices.com péptidos que pueden instigar la enfermedad, aunque solo 3 parecen ser los dominantes. En las siguientes figuras, podemos ver la estructura completa general de un grano de trigo y dónde se sitúa el gluten (Figura 1). En la Figura 2, la molécula de gluten y sus componentes y por último, más en detalle, la estructura de la gliadina (Figura 3) y aquellos péptidos (secuencias de determinados aminoácidos) que no terminan de degradarse por completo y provocan distintos efectos tóxicos en aquellas personas predispuestas genéticamente que pueden desarrollar enfermedad celiaca. 5 Paula Crespo Escobar Instituto de Investigación Sanitaria La Fe paula_crespo@iislafe.es www.eliehs.com www.dnsnutritionservices.com 1.2.Factores genéticos El factor ambiental descrito anteriormente, es fundamental para el desarrollo de la EC, sin embargo el hecho de que toda la población esté expuesta a él pero no resulte nocivo para la mayoría, demuestra que la susceptibilidad genética individual es crucial para el desarrollo de la enfermedad. Concretamente, la EC está fuertemente asociada con genes del Complejo Mayor de Histocompatibilidad, que codifican para las moléculas HLA de clase II, y más específicamente las moléculas heterodímeras DQ2 y DQ8. Los antígenos leucocitarios humanos (HLA), son proteínas que se encuentran en la cubierta exterior (membrana) de casi todas las células de nuestro organismo, siendo su concentración más alta en la superficie de los glóbulos blancos. Estos antígenos, son las principales herramientas del sistema inmune para el reconocimiento de las sustancias que nos llegan, determinan los caracteres propios del individuo y ponen en marcha la respuesta inmunitaria contra cualquier agresión externa. Concretamente, en la susceptibilidad al desarrollo de EC, el heterodímero HLA-DQ2 tiene un papel dominante por su implicación patogénica, ya que los péptidos derivados de la degradación parcial del gluten tienen una mayor afinidad por esta molécula. Estos péptidos se unen a la molécula HLA-DQ2, y esta unión es reconocida por los linfocitos T reactivos, que desencadenan la respuesta inmune. La molécula HLA-DQ8 actúa igual que la DQ2. Por lo tanto, para desarrollar la EC, el individuo tiene que presentar los haplotipos HLA-DQ2 y/o DQ8. Estos genes son un requisito pero no la única causa de la enfermedad. En la patogénesis de la celiaquía, hay más genes involucrados. 1.3.Factores inmunológicos Antes de adentrarnos de lleno en los factores inmunológicos implicados en el desarrollo de la EC, vamos a ubicar, conocer y entender el órgano donde se desencadena toda la respuesta inmune de la enfermedad, el intestino delgado. Nuestro abdomen aloja un intestino delgado de entre 3 y 6 metros de longitud, totalmente suelto, asa a asa. Está revestido por una capa de células que son extremadamente sensibles a una innumerable variedad de estímulos. Además, está poblado por una compleja comunidad de socios microbianos que son mucho más numerosos que las células del propio intestino, de estos hablaremos luego. 6 Paula Crespo Escobar Instituto de Investigación Sanitaria La Fe paula_crespo@iislafe.es www.eliehs.com www.dnsnutritionservices.com El intestino quiere ofrecernos la máxima superficie posible de absorción y para ello decide doblarse. Lo primero que podemos ver de él son los pliegues que de no ser por ellos, necesitaríamos un intestino delgado de hasta 18 metros de longitud para alcanzar la misma superficie de absorción. Si aumentamos el zoom de estos pliegues, en un solo milímetro cuadrado de la piel del intestino, encontramos 30 imperceptibles vellosidades donde se sitúan los enterocitos, encargados de la absorción de los nutrientes. Por último, aumentando más aún la resolución del microscopio, se puede ver como cada una de estas 30 células, está compuesta a su vez por varias protuberancias vellosas (microvellosidades), revestidas de una capa mucilaginosa de estructuras de azúcar, conocidas como glucocálix (Figura 4). Si lo alisáramos todo, pliegues, vellosidades y microvellosidades nuestro intestino delgado alcanzaría una superficie de 7 kilómetros de longitud. Una vez situado el intestino delgado y los enterocitos, resumamos brevemente de los factores inmunológicos de la enfermedad. En los pacientes celiacos, las vellosidades y mucosa del intestino se ven claramente afectadas y dañadas (Figura 5) cuando se realiza la biopsia en el diagnóstico (se observa una atrofia de las vellosidades). Estos daños provocados por el gluten se deben a una activación del sistema inmunitario adaptativo (sobre todo por la activación de los linfocitos T por la presencia de antígenos), como por la activación del sistema inmunitario innato. 7 Paula Crespo Escobar Instituto de Investigación Sanitaria La Fe paula_crespo@iislafe.es www.eliehs.com www.dnsnutritionservices.com Las lesiones intestinales propias de la enfermedad tiene una base autoinmune, caracterizada por la aparición de autoanticuerpos y la activación de linfocitos T de la lámina propia intestinal. La digestión del gluten a lo largo del tracto digestivo, da lugar a los péptidos de la gliadina que hemos comentado anteriormente. Estos péptidos, son resistentes a la proteólisis completa por las enzimas gástricas y pancreáticas debido a su alto contenido en glutamina y prolamina. Estos péptidos parcialmente digeridos son capaces de atravesar la mucosa del intestino delgado y penetrar en los tejidos conectivos adyacentes. Una vez la atraviesan, son sustrato de la enzima transglutaminasa tisular (TGt), muy importante para el diagnóstico. Esta enzima modifica los péptidos de gliadina mediante un proceso de desaminación (convierte la glutamina en ácido glutamínico) y genera epítopos inmunogénicos que tienen mayor afinidad por el complejo HLA-DQ2 y DQ8. Este complejo, presenta a los péptidos a los linfocitos T. Estos linfocitos activados, generan sustancias mensajeras que son las que provocan el daño en las mucosas, activando la respuesta inmunitaria. Y así es como los 3 factores, exógeno, genético e inmunológico, están conectados en la enfermedad celiaca. 1.4.Otros factores Además de los factores descritos anteriormente, otros factores ambientales también se han relacionado con la etiología de la enfermedad celiaca, como la edad de introducción del gluten, la lactancia materna y la composición de la microbiota, entre otros. 8 Paula Crespo Escobar Instituto de Investigación Sanitaria La Fe paula_crespo@iislafe.es www.eliehs.com www.dnsnutritionservices.com Respecto a los dos primeros, existía la hipótesis, basada en estudios observacionales retrospectivos, que la introducción precoz del gluten, entre los 4 y 6 meses, podría prevenir el desarrollo posterior de la enfermedad en aquellos sujetos genéticamente predispuestos. También, que la introducción del gluten durante la lactancia materna, podría prevenir. Sin embargo, los resultados de dos estudios multicentricos, prospectivos, aleatorizados de doble ciego, recientemente publicados, confirman que ni la introducción precoz del gluten ni la lactancia materna previenen significativamente el desarrollo posterior de la enfermedad en sujetos predispuestos genéticamente. Respecto al último factor, microbiota, hablaremos a continuación. 9 Paula Crespo Escobar Instituto de Investigación Sanitaria La Fe paula_crespo@iislafe.es www.eliehs.com www.dnsnutritionservices.com 2. MICROBIOTA Y ENFERMEDAD CELIACA Además de los factores anteriores, en los últimos años, han aumentado los estudios centrados en la microbiota en los que se han descrito alteraciones en la composición de la microbiota intestinal, tanto en biopsias intestinales como en heces de niños y adultos celíacos en comparación con la de controles, sugiriendo así que la microbiota podría ser clave en la patogénesis de la enfermedad. La mayoría de estudios realizados en este campo, comparan individuos sanos con pacientes celiacos tratados (con dieta exenta de gluten), encontrado cepas más patógenas en aquellos con EC. Por otro, también se han realizado estudios que comparan la microbiota de pacientes en el momento del diagnóstico (sin haber iniciado la dieta sin gluten) con aquellos celiacos que llevan dieta exenta de gluten, encontrando también diferencias. Además, se ha visto, que tras iniciar la dieta sin gluten, se restablece parcialmente la microbiota pero en ninguno de los estudios se ha encontrado que la microbiota de pacientes celiacos, que siguen estrictamente la dieta sin gluten, tenga la misma composición que los individuos sanos. Un estudio publicado recientemente, evaluó, según si tenían mayor o menor riesgo genético de desarrollo de EC (dependiendo del HLA), las posibles diferencias en la microbiota. De acuerdo a los análisis, en los individuos con menor riesgo, se observó un aumento en Actinobacterias y una disminución en el contenido de Firmicutes, Proteobacterias y Bacteroidetes, mientras que en los individuos con mayor riesgo genético, se encontró mayor contenido de Firmicutes, (Clostridium) y Proteobacterias y menor contenido de Actinobacterias. Por lo tanto, este estudio concluye que el genotipo de HLA que tenga el individuo, y por consiguiente la genética, influye en la composición de la microbiota (1). Otro estudio, analizó la evolución de la composición de la microbiota desde el nacimiento hasta los 24 meses en una población de riesgo. De acuerdo a los resultados, se observó que a los 7 días, predominaban Proteobacterias y Firmicutes. A los 30 días, las Proteobacterias disminuyeron mientras que las Actinobacterias aumentaron. A los 12 meses, la microbiota se componía principalmente de Firmicutes y Actinobacterias y las Proteobacterias suponían menos del 1%. A los 18 meses, el 90% de la microbiota correspondía a Firmicutes. Además, y en contraposición a los numerosos estudios realizados, apenas se encontraron Bacteroidetes, pero remarcan que debido a la metodología seguida, es difícil compararlo con otros resultados (2). Por lo tanto, las evidencias científicas existentes y encontradas hasta la fecha, sugieren la convergencia parcial de los mecanismos de acción de los 10 Paula Crespo Escobar Instituto de Investigación Sanitaria La Fe paula_crespo@iislafe.es www.eliehs.com www.dnsnutritionservices.com péptidos del gluten y de potenciales patógenos de la microbiota intestinal, que podría agravar la respuesta infamatoria y la alteración de la permeabilidad intestinal en la EC. Sin embargo, los resultados del análisis de la composición de la microbiota de los diferentes estudios no son concluyentes, y algunos contradictorios, por lo que, existe una falta de consenso si los cambios en la microbiota son causa o consecuencia del desarrollo de la enfermedad. 2.1.Enfermedad celiaca y probióticos. En base a los resultados obtenidos de los diferentes estudios que establecen una asociación entre la EC y la microbiota, se sugiere la posibilidad de modificar ese ecosistema intestinal mediante la administración de probióticos, con el fin reducir el riesgo de desarrollo de la enfermedad o bien, una vez ya desarrollada, restablecer ese desequilibro en la microbiota. Los probióticos, podrían favorecer la mejora de la tolerancia oral al gluten, reducir la severidad de la aparición de la enfermedad o bien recuperar el equilibrio de la microbiota. Para ello, se barajan diferentes mecanismos de actuación como un posible efecto inmunomodulador de los probióticos, posible capacidad para hidrolizar y reducir la toxicidad de los péptidos de gliadina, mejorar y restablecer los daños provocados en el epitelio intestinal o simplemente restaurar la composición del a microbiota de los individuos. Pero hay que tener en cuenta que, aunque se considera que se una vez finalizada la lactancia materna e iniciado progresivamente la alimentación sólida se alcanza ya una microbiota que se va a mantener más o menos estable hasta la edad adulta, hay que contar con los numerosos factores que van a condicionar y modular esta microbiota, tanto en cantidad como en calidad. Entre estos factores encontramos primero los propios de la microbiota, luego los propios del individuo que son los intrínsecos y extrínsecos. Respecto a los factores propios de la microbiota, está por un lado la producción de metabolitos, es decir la actividad metabólica, que alteren el ambiente del ecosistema, como el pH y otras condiciones que pueden favorecer o impedir el crecimiento de otras especies bacterianas. Por otro lado, también hay que tener en cuenta las características propias de las bacterias, como su capacidad de adhesión al epitelio intestinal, la capacidad de movilidad o esporulación de la especie, la resistencia a las condiciones específicas de la mucosa donde se encuentren, la capacidad fermentativa, etc. Todo ello también condicionará la composición final de la microbiota. 11 Paula Crespo Escobar Instituto de Investigación Sanitaria La Fe paula_crespo@iislafe.es www.eliehs.com www.dnsnutritionservices.com Y respecto a los factores propios del individuo, están los factores intrínsecos entre los que encontramos por ejemplo la producción de ácidos estomacales, secreciones pancreáticas y sales biliares que van a modificar sobretodo el pH de la mucosa y por lo tanto condicionaran el tipo de bacterias que puedan colonizar. También está la producción de sustancias antimicrobianas, de enzimas hidrolíticas, la motilidad intestinal, la producción de mucus, etc, factores que también modificarán las condiciones del hábitat que va a colonizar la microbiota. Otro factor intrínseco es la edad, que determinará muchas de las actividades de la flora. Y por último y muy importante, la genética, que como se ha demostrado en algún estudio nombrado anteriormente, los genes también determinan el tipo de microbiota colonizadora. Por otro lado, dentro de los factores propios del individuo, están los factores extrínsecos, donde los principales son el tipo de parto (natural o cesárea), la dieta, la historia clínica (enfermedades sufridas) y la toma de antibióticos del individuo. Este conjunto de factores también determinará, en gran medida, la cantidad y composición de la microbiota del intestino. Teniendo en cuenta los múltiples factores que pueden modificar significativamente la microbiota, y que los principales estudios llevados a cabo para comprobar la eficacia de los probióticos en el contexto de la EC, se han hecho sobretodo in vitro y en animales, es difícil asegurar, a día de hoy, que el uso de éstos pueda modular notablemente la etiopatogenia de la EC o prevenirla en aquellos individuos de riesgo. Por lo tanto, se necesitan más estudios in vivo para contrastar estos posibles efectos beneficiosos, que sin duda, son esperanzadores. 12 Paula Crespo Escobar Instituto de Investigación Sanitaria La Fe paula_crespo@iislafe.es www.eliehs.com www.dnsnutritionservices.com 3. BIBLIOGRAFÍA 1. Olivares M, Neef A, Castillejo G, et al. The HLA-DQ2 genotype selects for early intestinal microbiota composition in infants at high risk of developing coeliac disease Gut. 2015 Mar;64(3) 2. Sellitto M, Bai G, Serena G, et al. 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