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INSTITUTO HIJAS DE MARÍA AUXILIADORA Fundado por San Juan Bosco y por Santa María Dominica Mazzarello N. 890 Queridas hermanas: También este año el Rector Mayor nos ofrece el comentario al Aguinaldo. El mismo título –Educamos con el corazón de Don Bosco para el desarrollo integral de la vida de los jóvenes, sobre todo los más pobres y desfavorecidos, promoviendo sus derechos- es un programa de vida. Nuestro deseo es profundizar en la riqueza de estos contenidos valorando la pedagogía del corazón que nuestro Fundador vivió y propuso a sus hijos e hijas. Educar con el corazón de don Bosco significa renovar constantemente la opción de estar entre las y los jóvenes, especialmente los más pobres y en situación de riesgo; interesarse en promover sus derechos; mostrar coherencia con nuestra vocación, que es camino de santificación. La propuesta de educación preventiva que don Bosco nos dejó como consigna es extraordinariamente actual y algunas de sus intuiciones aún han de ser desarrolladas. Prevenir es una cualidad intrínseca a la educación; no sólo porque impide eventuales desviaciones, sino porque las experiencias que se ofrecen en un ambiente caracterizado por el espíritu de familia reafirman los resortes positivos de los jóvenes y los orientan hacia el bien. El relativismo de los valores, la fragmentación de los contenidos, la multiplicidad de las propuestas de la sociedad de hoy requieren una responsabilidad colectiva y sinérgica de las familias, de las fuerzas sociales y políticas, de las instancias educativas, de las comunidades eclesiales. Educar a los jóvenes es la mejor aportación que podemos ofrecer para hacer frente a los retos que la compleja realidad nos presenta cada día. Esto es particularmente urgente para las muchachas y muchachos desfavorecidos. Y no se trata sólo de que estemos profesionalmente preparadas, sino de que nos apasionemos por buscar su bien. Educarlos para pensar, para que vayan al fondo de su corazón y encuentren allí el deseo de bondad; ofrecerles la posibilidad de tener una experiencia de fe; hacerlos corresponsables del bien común, son dimensiones que traducen el proyecto de don Bosco de formar buenos cristianos y honrados ciudadanos. Hoy como ayer, la educación es cosa del corazón, es decir, fuerza que potencia las motivaciones interiores, despierta aquello que es auténticamente humano. Por esto en nuestra misión educativa apostamos por la confianza; por el lenguaje del corazón, expresión de la amorevolezza. Nos ponemos al lado de aquellos que por diversas razones no han podido experimentar este amor, para ayudarlos a salir de la incertidumbre, de la desorientación, de la falta de sentido en que se hallan. La carrera irresponsable en busca del tener y el desinterés por el ser, la ambición de poseer y la incapacidad de compartir, el consumismo que no sabe valorar, precisan de una nueva educación que sepa encajar las diversas exigencias según una jerarquía de valores, partiendo del valor primordial que es la persona humana. Exigen de nosotras un estilo de vida diferente, un conocimiento real de los jóvenes, una actitud de búsqueda y de escucha ante sus manifestaciones vitales. Piden una propuesta educativa de calidad en la que se responsabilice a los jóvenes, para que su vida esté repleta de significado y de conciencia social. Se trata, como afirma el Rector Mayor, de que relancemos al buen cristiano y al honrado ciudadano, conscientes de que nuestro papel exige compromiso y credibilidad. Los jóvenes nos reconocen como sus educadores o educadoras cuando nos permiten acceder a su inteligencia y a su corazón, cuando escuchan nuestra propuesta porque lo que ofrecemos tiene la autoridad del testigo. Podemos así ayudarlos a descubrir su identidad más profunda de hijos e hijas de Dios, el destino de su 2 existencia. El carisma educativo nos lanza a promover una cultura de la vida y ésta responde a una cultura de los derechos humanos. En la tercera parte del comentario al Aguinaldo encontramos valiosas indicaciones sobre la educación a los derechos humanos. El sistema preventivo es plataforma de diálogo para una nueva cultura de los derechos y de la solidaridad. Os invito a enriqueceros con el magisterio salesiano que el Rector Mayor nos ofrece para encontrar, también como comunidades educativas, caminos que nos conduzcan a comprender a los jóvenes en sus más profundas exigencias de vida; para promover sus derechos fundamentales y orientarlos a la responsabilidad de una dimensión social que construya la convivencia pacífica. El tema del CG XXII relanza para nosotras el compromiso de ser signos y testimonios del amor preventivo de Dios. Educar con el corazón de don Bosco nos ayuda a responder a esta llamada. Que las fiestas salesianas del mes, en particular la de nuestro Santo Fundador y Padre, nos ayuden a actualizar el sistema preventivo para que la vida de los jóvenes sea rica de sentido y de futuro. Sor Antonia Colombo Roma 1 enero 2008 3